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LA
BIBLIA
EPÍSTOLAS DE SAN PABLO
Carta a los Hebreos
PRIMERA
PARTE |
CRISTO,
SUPERIOR A LOS MEDIADORES DE LA LEY |
Capítulo
1 |
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El
Hijo de Dios, postrer Apóstol del Padre |
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1 |
Muchas
veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros
padres por ministerio de los profetas; |
2 |
últimamente,
en estos días, nos habló por su Hijo, a quien constituyó
heredero de todo, por quien también hizo los siglos; |
3 |
que,
siendo la irradiación de su gloria e impronta de su sustancia,
y el que con su poderosa palabra sustenta todas las cosas, después
de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó
a la diestra de la Majestad en las alturas, |
4 |
hecho
tanto mayor que los ángeles, cuando heredó un nombre
más excelente que ellos. |
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Cristo,
superior a los ángeles |
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5 |
Pues
¿a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Tú
eres mí Hijo, yo te he engendrado hoy?”; y luego: “Yo
seré para El padre, y El será Hijo para mí”. |
6 |
Y
cuando de nuevo introduce a su Primogénito en el mundo dice:
“Adórenle todos los ángeles de Dios.” |
7 |
De
los ángeles dice: “El que hace a sus ángeles
espíritus y a sus ministros llamas de fuego”. |
8 |
Pero
al Hijo: “Tu trono, ¡oh Dios!, subsistirá por
los siglos de los siglos; cetro de equidad es el cetro de tu reino. |
9 |
Amaste
la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso te ungió
Dios, tu Dios, con óleo de alegría sobre tus compañeros.” |
10 |
Y:
“Tú, Señor, al principio, fundaste la tierra,
y los cielos son la obra de tus manos. |
11 |
Ellos
perecerán, pero tú permaneces, y todos, como un vestido,
envejecerán, |
12 |
y
como un manto los envolverás, y como un vestido se mudarán;
pero tú permaneces el mismo, y tus años no se acabarán”. |
13 |
¿Y
a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Siéntate
a mi diestra, mientras pongo a tus enemigos por escabel de tus pies?”. |
14 |
¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados
para servicio en favor de los que han de heredar la salud? |
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Capítulo
2 |
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Perseverancia
en la fe |
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1 |
Por
tanto, es menester que con la mayor diligencia atendamos a lo que
hemos oído, no sea que nos deslicemos. |
2 |
Pues
si la palabra promulgada por los ángeles fue firme, hasta
el punto de que toda transgresión y desobediencia recibió
justa retribución, |
3 |
¿cómo
lograremos nosotros rehuirla, si tenemos en poco tan gran salud,
que, habiendo comenzado a ser promulgada por el Señor, fue
entre nosotros confirmada por los que le oyeron, |
4 |
atestiguándola
Dios con señales, prodigios y diversos milagros y participaciones
del Espíritu Santo, conforme a su voluntad? |
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|
El
mundo, sujeto a Jesús |
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5 |
Que
no fue a los ángeles a quienes sometió el mundo venidero
de que hablamos. |
6 |
Ya
lo testificó alguien en cierto lugar al decir: “¿Qué
es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre
para que tú le visites? |
7 |
Hicístele
poco menor que a los ángeles, coronástele de gloria
y de honor, |
8 |
todo
lo pusiste debajo de sus pies.” Pues al decir que “se
lo sometió todo,” es que no dejó nada que no
le sometiera. Al presente no vemos aún que todo le esté
sometido, |
9 |
pero
sí vemos al que Dios hizo poco menor que a los ángeles,
a Jesús, coronado de gloria y honor por haber padecido la
muerte, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos. |
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|
Razón
de la muerte de Jesús |
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10 |
Pues
convenía que aquel para quien y por quien son todas las cosas,
que se proponía llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase
por las tribulaciones al autor de la salud de ellos. |
11 |
Porque
todos, así el que santifica como los santificados, de uno
solo vienen, y, por tanto, no se avergüenza de llamarlos hermanos, |
12 |
diciendo:
“Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la
asamblea te alabaré”. |
13 |
Y
luego: “Yo pondré en El mi confianza.” Y aún:
“Heme aquí a mí y a los hijos que me dio el
Señor”. |
14 |
Pues
como los hijos participan en la sangre y en la carne, de igual manera
El participó de las mismas para destruir por la muerte al
que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, |
15 |
y
librar a aquellos que por el temor de la muerte estaban toda la
vida sujetos a servidumbre. |
16 |
Pues,
como es sabido, no socorrió a los ángeles, sino a
la descendencia de Abraham. |
17 |
Por
esto hubo de asemejarse en todo a sus hermanos, a fin de hacerse
Pontífice misericordioso y fiel en las cosas que tocan a
Dios, para expiar los pecados del pueblo. |
18 |
Porque en cuanto El mismo padeció siendo tentado, es capaz
de ayudar a los tentados. |
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Capítulo
3 |
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Cristo
superior a Moisés |
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1 |
Vosotros,
pues, hermanos santos, que participáis de la vocación
celeste, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra
confesión, Jesús; |
2 |
fiel
al que le hizo, como lo fue Moisés en toda su casa. |
3 |
Y
es tenido por digno de tanta mayor gloria que Moisés, cuanto
mayor que la gloria de la casa es la del que la fabricó. |
4 |
Pues
toda casa es fabricada por alguno, pero el Hacedor de todas las
cosas es Dios. |
5 |
Y
Moisés fue fiel en toda su casa, como ministro que había
de dar testimonio de las cosas que se habían de decir; |
6 |
pero
Cristo está como Hijo sobre su casa, que somos nosotros,
si retenemos firmemente hasta el fin la confianza y la gloria de
la esperanza. |
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|
|
La
incredulidad y la cólera de Dios |
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|
7 |
Por
lo cual, según dice el Espíritu Santo: “Si oyereis
su voz hoy, |
8 |
no
endurezcáis vuestros corazones como en la rebelión,
como el día de la tentación en el desierto, |
9 |
donde
vuestros padres me tentaron y me pusieron a prueba, y vieron mis
obras |
10 |
durante
cuarenta años; por lo cual me irrité contra esta generación,
y dije: Andan siempre extraviados en su corazón y no conocen
mis caminos, |
11 |
y
así juré en mi cólera que no entrarían
en mi descanso.” |
12 |
Mirad,
hermanos, que no haya entre vosotros un corazón malo e incrédulo,
que se aparte del Dios vivo; |
13 |
antes
exhortaos mutuamente cada día, mientras perdura el “hoy,”
a fin de que ninguno de vosotros se endurezca con el engaño
del pecado. |
14 |
Porque
hemos sido hechos participantes de Cristo en el supuesto de que
hasta el fin conservemos la firme confianza del principio; |
15 |
mientras
se dice: “Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros
corazones como en la rebelión”. |
16 |
¿Quiénes,
en efecto, se rebelaron después de haber oído? ¿No
fueron todos los que salieron de Egipto bajo la dirección
de Moisés? |
17 |
¿Y
contra quiénes se irritó por espacio de cuarenta años?
¿No fue contra los que pecaron, cuyos cadáveres cayeron
en el desierto? |
18 |
¿Y
a quiénes sino a los desobedientes juró que no entrarían
en el descanso? |
19 |
En efecto, vemos que no pudieron entrar por su incredulidad. |
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Capítulo
4 |
|
Hay
que entrar en el descanso de Dios |
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1 |
Temamos,
pues, no sea que, perdurando aún la promesa de entrar en
su descanso, alguno de vosotros crea haber llegado tarde. |
2 |
Porque
igual que a ellos, se dirige también a nosotros este mensaje:
y no les aprovechó a aquéllos haber oído la
palabra, por cuanto la oyeron sin fe los que la escucharon. |
3 |
Entremos,
pues, en el descanso los que hemos creído, según que
dijo: “Como juró en su cólera: No entrarán
en mi descanso”, aunque estuviesen acabadas lasd obras desde
la creación del mundo. |
4 |
Pues
en cierto pasaje habla así del día séptimo:
“Y descansó Dios en el día séptimo de
todas sus obras”. |
5 |
Y
en éste dice de nuevo: “No entrarán en mi descanso”. |
6 |
Queda,
pues, que algunos han de entrar en el descanso, y aquellos a quienes
primero se les comunicó la buena nueva no entraron a causa
de su contumacia ; |
7 |
de
nuevo señala un día, “hoy,” declarando
por David después de tanto tiempo lo que arriba queda dicho:
“Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. |
8 |
Pues
si Josué los hubiera introducido en el descanso, no hablaría
(David) de otro día después de lo dicho. |
9 |
Por
tanto, queda otro descanso para el pueblo de Dios. |
10 |
Y
el que ha entrado en su descanso, también descansa de sus
obras, como Dios descansó de las suyas. |
11 |
Démonos
prisa, pues, a entrar en este descanso, a fin de que nadie caiga
en este mismo ejemplo de desobediencia. |
12 |
Que
la palabra de Dios es viva, eficaz y tajante más que una
espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma
y del espíritu, hasta las coyunturas y la médula,
y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. |
13 |
Y
no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes
son todas desnudas y manifiestas a los ojos de aquel a quien hemos
de dar cuenta. |
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|
|
Jesucristo,
gran sacerdote |
|
|
14 |
Teniendo,
pues, un gran Pontífice que penetró en los cielos,
Jesús, el Hijo de Dios, mantengámonos adheridos a
la confesión. |
15 |
No
es nuestro Pontífice tal que no pueda compadecerse de nuestras
flaquezas, antes fue tentado en todo a semejanza nuestra, fuera
del pecado. |
16 |
Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de recibir misericordia
y hallar gracia para el oportuno auxilio. |
|
|
SEGUNDA
PARTE |
EL
SACERDOCIO DE CRISTO, SUPERIOR AL SACERDOCIO LEVÍTICO |
Capítulo
5 |
|
|
1 |
Pues
todo pontífice tomado de entre los hombres, en favor de los
hombres es instituido para las cosas que miran a Dios, para ofrecer
ofrendas y sacrificios por los pecados, |
2 |
para
que pueda compadecerse de los ignorantes y extraviados, por cuanto
él está también rodeado de flaqueza, |
3 |
y
a causa de ella debe por sí mismo ofrecer sacrificios por
los pecados, igual que por el pueblo. |
4 |
Y
ninguno se toma por sí este honor, sino el que es llamado
por Dios, como Arón. |
5 |
Y
así Cristo no se exaltó a sí mismo, haciéndose
Pontífice, sino el que le dijo: “Hijo mío eres
tú, hoy te he engendrado”. |
6 |
Y
conforme a esto dice en otra parte: “Tú eres sacerdote
para siempre según el orden de Melquisedec”. |
7 |
Habiendo
ofrecido en los días de su vida mortal oraciones y súplicas
con poderosos clamores y lágrimas al que era poderoso para
salvarle de la muerte, fue escuchado por su reverencial temor. |
8 |
Y
aunque era Hijo, aprendió por sus padecimientos la obediencia, |
9 |
y
al ser consumado, vino a ser para todos los que le obedecen causa
de salud eterna, |
10 |
declarado
por Dios Pontífice según el orden de Melquisedec. |
|
|
|
Estado
imperfecto de los destinatarios |
|
|
11 |
Sobre
lo cual tenemos mucho que decir, de difícil inteligencia,
porque os habéis vuelto torpes de oídos. |
12 |
Pues
los que después de tanto tiempo debíais ser maestros,
necesitáis que alguien de nuevo os enseñe los primeros
rudimentos de los oráculos divinos, y os habéis vuelto
tales, que tenéis necesidad de leche en vez de manjar sólido. |
13 |
Pues
todo el que se alimenta de leche no es capaz de entender la doctrina
de la justicia, porque es aún niño; |
14 |
mas el manjar sólido es para los perfectos, los que en virtud
de la costumbre tienen los sentidos ejercitados en discernir lo
bueno de lo malo. |
|
|
Capítulo
6 |
|
Propósito
del autor |
|
|
1 |
Por
lo cual, dejando a un lado las doctrinas elementales sobre Cristo,
tendamos a lo perfecto, no echando de nuevo los fundamentos de la
penitencia, de las obras muertas y de la fe en Dios, |
2 |
la
doctrina sobre los bautismos, la imposición de las manos,
la resurrección de los muertos y el juicio eterno. |
3 |
Y
esto es lo que vamos a hacer si Dios lo permite. |
4 |
Porque
quienes, una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo, |
5 |
gustaron
lo hermoso de la palabra de Dios y los prodigios del siglo venidero, |
6 |
y
cayeron en la apostasía, es imposible que sean renovados
otra vez a penitencia, pues de nuevo crucifican para sí mismos
al Hijo de Dios y le exponen a la afrenta. |
7 |
Porque
la tierra, que a menudo absorbe la lluvia caída a menudo
sobre ella y produce plantas útiles para el que a cultiva,
recibirá las bendiciones de Dios; |
8 |
pero
la que produce espinas y abrojos es reprobada y está próxima
a ser maldita, y su fin será el fuego. |
|
|
|
Palabras
de esperanza y de aliento |
|
|
9 |
Aunque
hablamos de este modo, sin embargo, confiamos y esperamos de vosotros,
carísimos, algo mejor y más conducente a la salvación. |
10 |
Que
no es Dios injusto para que se olvide de vuestra obra y del amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los
santos y perseverando en servirlos. |
11 |
Deseamos
que cada uno de vosotros muestre hasta el fin la misma diligencia
por el logro de la esperanza, |
12 |
no
emperezándoos, sino haciéndoos imitadores de los que
por la fe y la longanimidad han alcanzado la herencia de las promesas. |
13 |
Cuando
Dios hizo a Abraham la promesa, como no tenía ninguno mayor
por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: |
14 |
“Te
bendeciré abundantemente, te multiplicaré grandemente”. |
15 |
Y
así, esperando con longanimidad, alcanzó la promesa. |
16 |
Porque
los hombres suelen jurar por alguno mayor, y el juramento pone entre
ellos fin a toda controversia y les sirve de garantía. |
17 |
Por
lo cual, queriendo Dios mostrar solemnemente a los herederos de
la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso el juramento, |
18 |
a
fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible
que Dios mienta, tengamos firme consuelo los que corremos hasta
dar alcance a la propuesta esperanza. |
19 |
La
cual tenemos como segura y firme áncora de nuestra alma,
y que penetra hasta el interior del velo, |
20 |
adonde entró por nosotros como precursor Jesús, instituido
Pontífice para siempre, según el orden de Melquisedec. |
Capítulo
7 |
|
El
sacerdocio de Melquisedec, superior al de Leví |
|
|
1 |
Pues
este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios altísimo,
que salió al encuentro de Abraham cuando volvía de
derrotar a los reyes, y le bendijo, |
2 |
a
quien dio las décimas de todo, se interpreta primero rey
de justicia, y luego también rey de Salem, es decir, rey
de paz. |
3 |
Sin
padre, sin madre, sin genealogía, sin principio de sus días
ni fin de su vida, se asemeja en eso al Hijo de Dios, que es sacerdote
para siempre. |
4 |
Y
ved cuan grande es éste, a quien dio el patriarca Abraham
el diezmo de lo mejor del botín. |
5 |
Los
hijos de Leví que reciben el sacerdocio tienen a su favor
un precepto de la Ley, en virtud del cual pueden recibir el diezmo
del pueblo, esto es, de sus hermanos, no obstante ser también
ellos de la estirpe de Abraham. |
6 |
Al
contrario, aquél, que no venía de Abraham, recibió
los diezmos de Abraham y bendijo a aquel a quien fueron hechas las
promesas. |
7 |
No
cabe duda que el menor es bendecido por el mayor. |
8 |
Y
aquí son ciertamente los hombres mortales los que reciben
los diezmos, pero allí uno de quien se da testimonio que
vive. |
9 |
Y,
por decirlo así, en Abraham, el mismo Leví, que recibe
los diezmos, los pagó. |
10 |
Porque
aún se hallaba en la entraña de su padre cuando le
salió al encuentro Melquisedec. |
|
|
|
Imperfección
del sacerdocio levítico |
|
|
11 |
Pues
si la perfección viniera por el sacerdocio levítico,
(pues bajo él recibió el pueblo la Ley) ¿qué
necesidad había de suscitar otro sacerdote, según
el orden de Melquisedec, y no denominarlo según el orden
de Arón? |
12 |
Mudado
el sacerdocio, de necesidad ha de mudarse también la Ley. |
13 |
Pues
bien: aquel de quien esto se dice, pertenece a otra tribu, de la
cual ninguno se consagró al altar. |
14 |
Pues
notorio es que Nuestro Señor nació de Judá,
a cuya tribu nada dijo Moisés tocante al sacerdocio. |
15 |
Y
esto es aún mucho más evidente en el supuesto de que,
a semejanza de Melquisedec, se levanta otro Sacerdote, |
16 |
instituido
no en virtud del precepto de una ley carnal, sino de un poder de
vida indestructible, |
17 |
pues
de El se da este testimonio: “Tú eres sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec”. |
18 |
Con
esto se anuncia la abrogación del precedente mandato a causa
de su ineficacia e inutilidad, |
19 |
pues
la Ley no llevó nada a la perfección, sino que fue
sólo introducción a una esperanza mejor, mediante
la cual nos acercamos a Dios. |
|
|
|
El
sacerdocio de Cristo, confirmado con juramento |
|
|
20 |
Y
por cuanto no fue hecho sin juramento — pues aquéllos
fueron constituidos sacerdotes sin juramento, |
21 |
mas
éste lo fue con juramento por el que le dijo: “Juró
el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote
para siempre” — , |
22 |
de
tanta mejor alianza, se ha hecho fiador Jesús. |
23 |
Y
de aquéllos fueron muchos los hechos sacerdotes, por cuanto
la muerte les impidió permanecer; |
24 |
pero
éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
perpetuo. |
25 |
Y
es por tanto perfecto su poder para salvar a los que por El se acercan
a Dios, y siempre vive para interceder por ellos. |
26 |
Y
tal convenia que fuese nuestro Pontífice, santo, inocente,
inmaculado, apartado de los pecadores y más alto que los
cielos; |
27 |
que
no necesita, como los pontífices, ofrecer cada día
víctimas, primero por sus propios pecados, luego por los
del pueblo, pues esto lo hizo una sola vez ofreciéndose a
sí mismo. |
28 |
En suma, la Ley hizo pontífices a hombres débiles,
pero la palabra del juramento, que sucedió a la Ley, instituyó
al Hijo para siempre perfecto.
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Capítulo
8 |
|
Cristo
pontífice entra en el santuario del cielo |
|
|
1 |
El
punto principal de todo lo dicho es que tenemos un Pontífice
que está sentado a la diestra del trono de la Majestad de
los cielos; |
2 |
ministro
del santuario y del tabernáculo verdadero, hecho por el Señor,
no por el hombre. |
3 |
Pues
todo pontífice es instituido para ofrecer oblaciones y sacrificios,
por lo cual es preciso que tenga algo que ofrecer. |
4 |
Si
El morara en la tierra, ni podría ser sacerdote, habiendo
ya quienes, al tenor de la Ley, ofrecen oblaciones. |
5 |
Estos
sacerdotes sirven en un santuario que es imagen y sombra del celestial,
según fue revelado a Moisés cuando se disponía
a ejecutar el tabernáculo: “Mira — se le dijo
— , y hazlo todo según el modelo que te ha sido mostrado
en el monte”. |
6 |
Pero
nuestro Pontífice ha obtenido un ministerio tanto mejor cuanto
El es mediador de una más excelente alianza, concertada sobre
mejores promesas. |
7 |
Pues
si aquella primera estuviera exenta de defecto, no habría
lugar a una segunda. |
8 |
Sin
embargo, vituperándolos, dice: “He aquí que
vendrán días, dice el Señor, en que concertaré
con la casa de Israel y con la casa de Judá un pacto nuevo, |
9 |
no
conforme al pacto hecho con sus padres el día en que los
tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, puesto
que ellos no permanecieron fieles en su alianza y yo me mostré
negligente con ellos, dice el Señor. |
10 |
Este
será el pacto que yo haré con la casa de Israel después
de aquellos días, dice el Señor: Imprimiré
mis leyes en su mente, y en sus corazones las escribiré.
Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. |
11 |
Y
nadie enseñará a su conciudadano ni a su hermano,
diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán,
desde el menor hasta el mayor, |
12 |
porque
me mostraré indulgente con sus iniquidades, y de sus pecados
jamás me acordaré”. |
13 |
Al
decir “un pacto nuevo”, declara envejecido el primero.
Ahora bien, lo que envejece y se hace anticuado está a punto
de desaparecer. |
|
|
LA
EXPIACIÓN DE CRISTO, MÁS EFICAZ QUE LA EXPIACIÓN
DEL SACERDOCIO LEVÍTICO |
Capítulo
9 |
|
El
santuario de la antigua alianza |
|
|
1 |
Y
el primer pacto tenía su ceremonial y su santuario terrestre. |
2 |
Fue
construido un tabernáculo, y en él una primera estancia,
en que estaban el candelabro, y la mesa, y los panes de la proposición.
Esta estancia se llamaba el Santo. |
3 |
Después
del segundo velo, otra estancia del tabernáculo, que se llamaba
el Santo de los Santos, |
4 |
en
el que estaba el altar de oro de los perfumes y el arca de la alianza,
cubierta toda ella de oro, y en ella un vaso de oro que contenía
el maná, la vara de Arón, que había reverdecido,
y las tablas de la alianza. |
5 |
Encima
del arca estaban los querubines de la gloria, que cubrían
el propiciatorio. De todo lo cual nada hay que decir en particular. |
6 |
Dispuestas
así las cosas, en la primera estancia del tabernáculo
entraban cada día los sacerdotes, desempeñando sus
ministerios; |
7 |
pero
en la segunda, una sola vez en el año entraba el pontífice
solo, no sin haber ofrecido la sangre en expiación de sus
ignorancias y las del pueblo. |
8 |
Quería
mostrar con esto el Espíritu Santo que aún no estaba
expedito el camino del santuario mientras el primer tabernáculo
subsistiese. |
9 |
Era
esto figura que miraba a los tiempos presentes, pues en aquel se
ofrecían oblaciones y sacrificios, que no eran eficaces para
hacer perfecto en la conciencia al que ministraba, |
10 |
pues
eran sólo sobre alimentos, bebidas y diferentes lavatorios
y preceptos de una justicia carnal establecidos hasta el tiempo
de la rectificación. |
|
|
|
La
purificación de los pecados por Cristo |
|
|
11 |
Pero
Cristo, constituido Pontífice de los bienes futuros y penetrando
en un tabernáculo mejor y más perfecto, no hecho por
manos de hombres, esto es, no de esta creación; |
12 |
ni por la sangre de los machos cabríos y de los becerros,
sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en
el santuario, realizada la redención eterna. |
13 |
Porque
si la sangre de los machos cabríos y de los toros y la aspersión
de la ceniza de la vaca santifica a los inmundos y les da la limpieza
de la carne, |
14 |
¡cuánto
más la sangre de Cristo, que por el espíritu eterno
a sí mismo se ofreció inmaculado a Dios, limpiará
nuestra conciencia de las obras muertas para dar culto al Dios vivo! |
15 |
Por
esto es el mediador de una nueva alianza, a fin de que, por su muerte,
para redención de las transgresiones cometidas bajo la primera
alianza, reciban los que han sido llamados las promesas de la herencia
eterna. |
|
|
|
Necesidad
de la muerte de Cristo |
|
|
16 |
Porque
donde hay testamento es preciso que intervenga la muerte del testador. |
17 |
El
testamento es valedero por la muerte, pues nunca el testamento es
firme mientras vive el testador. |
18 |
Y
ni el primero fue otorgado sin sangre; |
19 |
porque,
habiendo leído al pueblo todos los preceptos de la Ley de
Moisés, tomando éste la sangre de los becerros y de
los machos cabríos, con agua y lana teñida de grana
e hisopo, asperjó el libro y a todo el pueblo, |
20 |
diciendo:
“Esta es la sangre de la alianza que Dios ha contraído
con vosotros”. |
21 |
Y
el mismo tabernáculo y los vasos del culto los asperjó
del mismo modo con sangre, |
22 |
y,
según la Ley, casi todas las cosas han de ser purificadas
con sangre, y no hay remisión sin efusión de sangre. |
|
|
|
Necesidad
del sacrificio de Cristo |
|
|
23 |
Era,
pues, necesario que las figuras del santuario celestial fuesen purificadas,
pero el santuario mismo del cielo había de serlo con más
excelentes sacrificios; |
24 |
que
no entró Cristo en un santuario hecho por mano de hombres,
figura del verdadero, sino en el mismo cielo, para comparecer ahora
en la presencia de Dios a favor nuestro. |
25 |
Ni
para ofrecerse muchas veces, a la manera que el pontífice
entra cada año en el santuario en sangre ajena; |
26 |
de
otra manera sería preciso que padeciera muchas veces desde
la creación del mundo. Pero ahora una sola vez, al cumplirse
los siglos, se manifestó para destruir el pecado por el sacrificio
de sí mismo. |
27 |
Y
por cuanto a los hombres les está establecido morir una vez,
y después de esto el juicio, |
28 |
así
también Cristo, después de haberse ofrecido una sola
vez para tomar sobre sí los pecados de todos, por segunda
vez aparecerá, sin pecado, a los que le esperan para recibir
la salud. |
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Capítulo
10 |
|
Impotencia
de la Ley para santificar |
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|
1 |
Pues
como la Ley sólo es la sombra de los bienes futuros, no la
verdadera realidad de las cosas, en ninguna manera puede con los
sacrificios que cada año sin cesar se ofrecen, siempre los
mismos, perfeccionar a quienes los ofrecen. |
2 |
De
otro modo cesarían de ofrecerlos, por no tener conciencia
ninguna de pecado los adoradores una vez ya purificados. |
3 |
Pero
en esos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados, |
4 |
por
ser imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos
borre los pecados. |
5 |
Por
lo cual, entrando en este mundo, dice: “No quisiste sacrificios
ni oblaciones, pero me has preparado un cuerpo. |
6 |
Los
holocaustos y sacrificios por el pecado no los recibiste. |
7 |
Entonces
dije: He aquí que vengo — en el volumen del libro está
escrito de mí — para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad”. |
8 |
Habiendo
dicho arriba: “Los sacrificios, las ofrendas y los holocaustos
por el pecado no los quieres, no los aceptas”, siendo todos
ofrecidos según la Ley, |
9 |
dijo
entonces: “He aquí que vengo para hacer tu voluntad”.
Abroga lo primero para establecer lo segundo. |
10 |
En virtud de esta voluntad somos nosotros santificados por la oblación
del cuerpo de Jesucristo, hecha una sola vez. |
|
|
|
Los
antiguos sacrificadores y Cristo |
|
|
11 |
Y
mientras que todo sacerdote asiste cada día para ejercer
su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que
nunca pueden quitar los pecados; |
12 |
éste,
habiendo ofrecido un sacrificio por los pecados, para siempre se
sentó a la diestra de Dios, |
13 |
esperando
lo que resta “hasta que sean puestos sus enemigos por escabel
de sus pies”. |
14 |
De
manera que con una sola oblación perfeccionó para
siempre a los santificados. |
15 |
Y
nos lo certifica el Espíritu Santo, porque después
de haber dicho: |
16 |
“Esta
es la alianza que contraeré con vosotros, dice el Señor:
después de aquellos días depositaré mis leyes
en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, |
17 |
y
de sus pecados e iniquidades no me acordaré más”. |
18 |
Pues donde hay remisión ya no hay oblación por el
pecado. |
|
|
|
Exhortación
y resumen |
|
|
19 |
Teniendo,
pues, hermanos, en virtud de la sangre de Jesús, firme confianza
de entrar en el santuario |
20 |
que
El nos abrió, como camino nuevo y vivo a través del
velo, esto es, de su carne; |
21 |
y
teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, |
22 |
acerquémonos
con sincero corazón, con fe perfecta, purificados los corazones
de toda conciencia mala y lavado el cuerpo con el agua pura. |
23 |
Retengamos
firmes la confesión de la esperanza, pues es fiel el que
la ha prometido. |
24 |
Miremos
los unos por los otros para excitarnos a la caridad y a las buenas
obras; |
25 |
no
abandonando vuestra asamblea, como es costumbre de algunos, sino
exhortándoos, y tanto más cuanto que vemos que se
acerca el día. |
26 |
Porque
si voluntariamente pecamos después de recibir el conocimiento
de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados, |
27 |
sino
una terrible expectación del juicio y ardiente fuego que
va a devorar a los adversarios. |
28 |
Si
el que menosprecia la Ley de Moisés, sin misericordia es
condenado a muerte sobre la palabra de dos o tres testigos, |
29 |
¿de
cuánto mayor castigo pensáis que será digno
el que pisotea al Hijo de Dios y reputa por profana la sangre de
la alianza en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu
de la gracia? |
30 |
Porque
conocemos al que dijo: “Mía es la venganza; yo retribuiré.”
Y luego: “El Señor juzgará a su pueblo.” |
31 |
Terrible
cosa es caer en las manos del Dios vivo. |
|
|
|
Exhortación
a la perseverancia en sufrir por el Evangelio |
|
|
32 |
Recordad
los días pasados, en los cuales, después de iluminados,
soportasteis una grave lucha de padecimientos; |
33 |
de
una parte fuisteis dados en espectáculo a las públicas
afrentas y persecuciones; de otra os habéis hecho partícipes
de los que así están. |
34 |
Pues
habéis tenido compasión de los presos, y recibisteis
con alegría el despojo de vuestros bienes, conociendo que
teníais una hacienda mejor y perdurable. |
35 |
No
perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa. |
36 |
Porque
tenéis necesidad de paciencia, para que, cumpliendo la voluntad
de Dios, alcancéis la promesa. |
37 |
“Porque
aun un poco de tiempo, y el que ha de venir llegará sin tardar. |
38 |
Mi
justo vivirá de la fe, pero no se complacerá ya mi
alma en el que cobarde se oculta.” |
39 |
Pero nosotros no somos tímidos para perdición, sino
de los que perseveran fieles para ganar el alma.
|
|
|
Capítulo
11 |
|
La
fe y su valor en la historia de los patriarcas |
|
|
1 |
Ahora
bien, es la fe la garantía de lo que se espera, la prueba
de las cosas que no se ven, |
2 |
pues
por ella adquirieron gran nombre los antiguos. |
3 |
Por
la fe conocemos que los mundos han sido dispuestos por la palabra
de Dios, de suerte que de lo invisible ha tenido origen lo visible. |
4 |
Por
la fe, Abel ofreció a Dios sacrificios más excelentes
que Caín y por ellos fue declarado justo, dando Dios testimonio
a sus ofrendas; y por ella habla aun después de muerto. |
5 |
Por
la fe fue trasladado Henoc sin pasar por la muerte, y no fue hallado,
porque Dios le trasladó. Pero antes de ser trasladado recibió
el testimonio de haber agradado a Dios, |
6 |
cosa
que sin la fe es imposible. Que es preciso que quien se acerque
a Dios crea que existe y que es remunerador de los que le buscan. |
7 |
Por
la fe, Noé, avisado por divina revelación de lo que
aún no se veía, movido de temor, fabricó el
arca para salvación de su casa; y por aquella misma fe condenó
al mundo, haciéndose heredero de la justicia según
la fe. |
8 |
Por
la fe, Abraham, al ser llamado, obedeció y salió hacia
la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber
adónde iba. |
9 |
Por
la fe moró en la tierra de sus promesas como en tierra extraña,
habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de
la misma promesa. |
10 |
Porque
esperaba él ciudad asentada sobre firmes cimientos, cuyo
arquitecto y constructor sería Dios. |
11 |
Por
la fe, la misma Sara recibió el vigor, principio de una descendencia,
y esto fuera ya de la edad propicia, por cuanto creyó que
era fiel el que se lo había prometido. |
12 |
Y
por eso de uno, y éste ya sin vigor para engendrar, nacieron
hijos numerosos como las estrellas del cielo y como las arenas incontables
que hay en las riberas del mar. |
13 |
En
la fe murieron todos sin recibir las promesas; pero viéndolas
de lejos y saludándolas y confesándose peregrinos
y huéspedes sobre la tierra, |
14 |
pues
los que tales cosas dicen dan bien a entender que buscan la patria. |
15 |
Que
si se acordaran de aquélla de donde habían salido,
tiempo tuvieron para volverse a ella. |
16 |
Pero
deseaban otra mejor, esto es, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza
de llamarse Dios suyo, porque les tenía preparada una ciudad. |
17 |
Por
la fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue puesto a prueba,
y ofreció a su unigénito, el que había recibido
las promesas, |
18 |
y
de quien se había dicho: “Por Isaac será nombrada
tu descendencia”, |
19 |
pensando
que hasta de entre los muertos podría Dios resucitarle; por
donde le recuperó también para servir de símbolo
en el instante de peligro. |
20 |
Por
la fe dio Isaac las bendiciones de los bienes futuros a Jacob y
a Esaú. |
21 |
Por
la fe, Jacob, moribundo, bendijo a cada uno de los hijos de José,
apoyándose en la extremidad de su báculo. |
22 |
Por la fe, José, estando para acabar, se acordó de
la salida de los hijos de Israel y dio órdenes acerca de
sus huesos. |
23 |
Por
la fe, Moisés, recién nacido, fue ocultado durante
tres meses por su padres, que, viendo al niño tan hermoso,
no se dejaron amedrentar por el decreto del rey. |
24 |
Por
la fe, Moisés, llegado ya a la madurez, rehusó ser
llamado hijo de la hija de Faraón, |
25 |
prefiriendo
ser afligido con el pueblo de Dios a disfrutar de las ventajas pasaj
eras del pecado, |
26 |
teniendo
por mayor riqueza que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo,
porque ponía los ojos en la recompensa. |
27 |
Por
la fe abandonó el Egipto sin miedo a las iras del rey, pues,
como si viera al Invisible, perseveró firme en su propósito. |
28 |
Por
la fe celebró la Pascua y la aspersión de la sangre,
para que el exterminador no tocase a los primogénitos de
Israel. |
29 |
Por
la fe atravesaron el mar Rojo, como por tierra seca; mas, probando
a pasar los egipcios, fueron sumergidos. |
30 |
Por
la fe cayeron los muros de Jericó después de haber
sido rodeados siete días. |
31 |
Por
la fe, Rahab, la meretriz, no pereció con los incrédulos,
por haber acogido benévolamente a los espías. |
32 |
¿Y
qué más diré? Porque me faltaría el
tiempo para hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón,
de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas, |
33 |
los
cuales por la fe subyugaron reinos, ejercieron la justicia, alcanzaron
promesas, obstruyeron la boca de los leones, |
34 |
extinguieron
la violencia del fuego, escaparon al filo de la espada, convalecieron
de la enfermedad, se hicieron fuertes en la guerra, desbarataron
los campamentos de los extranjeros. |
35 |
Las
mujeres recibieron sus muertos resucitados; otros fueron sometidos
a tormento, rehusando la liberación por alcanzar una resurrección
mejor; |
36 |
otros
soportaron irrisiones y azotes, aún más, cadenas y
cárceles; |
37 |
fueron
apedreados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada,
anduvieron errantes, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, necesitados,
atribulados, maltratados; |
38 |
aquellos
de quienes no era digno el mundo, perdidos por los desiertos y por
los montes, por las cavernas y por las grietas de la tierra. |
39 |
Y
todos éstos, con ser recomendables por su fe, no alcanzaron
la promesa, |
40 |
porque Dios tenía previsto algo mejor sobre nosotros, para
que sin nosotros no llegasen ellos a la perfección. |
|
|
Capítulo
12 |
|
Exhortación |
|
|
1 |
Teniendo,
pues, nosotros tal nube de testigos que nos envuelve, arrojemos
todo el peso del pecado que nos asedia, y por la paciencia corramos
el combate que se nos ofrece, |
2 |
puestos
los ojos en el autor y perfeccionador de nuestra fe, Jesús;
el cual, en vez del gozo que se le ofrecía, soportó
la cruz, sin hacer caso de la ignominia, y está sentado a
la diestra del trono de Dios. |
3 |
Traed,
pues, a vuestra consideración al que soportó tal contradicción
de los pecadores contra sí mismo, para que no decaigáis
de ánimo rendidos por la fatiga. |
|
|
|
La
corrección divina |
|
|
4 |
Aún
no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra
el pecado, |
5 |
y
os habéis ya olvidado de la exhortación que a vosotros
como a hijos se dirige: “Hijo mío, no menosprecies
la corrección del Señor y no desmayes reprendido por
El; |
6 |
porque
el Señor, a quien ama, le reprende, y azota a todo el que
recibe por hijo”. |
7 |
Aguantad
con vistas a la corrección. Como con hijos se porta Dios
con vosotros. ¿Pues qué hijo hay a quien su padre
no corrija? |
8 |
Pero,
si no os alcanzase la corrección, de la cual todos han participado,
argumento sería de que erais bastardos y no legítimos. |
9 |
Por
otra parte, hemos tenido a nuestros padres carnales, que nos corregían,
y nosotros los respetábamos; ¿no hemos de someternos
mucho más al Padre de los espíritus para alcanzar
la vida? |
10 |
En
efecto, aquéllos, según bien les parecía, nos
corregían para proporcionarnos una felicidad de pocos días;
pero éste, mirando a nuestro provecho, nos corrige, para
hacernos participantes de su santidad. |
11 |
Ninguna
corrección parece por el momento agradable, sino dolorosa;
pero al fin ofrece frutos apacibles de justicia a los ejercitados
por ella. |
|
|
|
Hay
que tener alientos |
|
|
12 |
Por
lo cual, enderezad las manos caídas y las rodillas debilitadas, |
13 |
y
enderezad vuestros pasos, para que lo que es cojo no se disloque,
antes bien sea curado. |
14 |
Procurad
la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor; |
15 |
mirando
bien que ninguno sea privado de la gracia de Dios, que ninguna raíz
amarga, al brotar, cause turbación, inficcionando a muchos, |
16 |
no
sea que aparezca un fornicario, como Esaú, que vendió
su primogenitura por una comida. |
17 |
Bien
sabéis cómo, queriendo después heredar la bendición,
fue desechado y no halló lugar de penitencia, aunque con
lágrimas lo buscó. |
|
|
|
Excelencia
de la nueva alianza |
|
|
18 |
Que
no os habéis allegado al monte tangible, al fuego encendido,
al torbellino, a la oscuridad, a la tormenta, |
19 |
al
sonido de la trompeta y a la voz de las palabras, que quienes las
oyeron rogaron que no se les hablase más; |
20 |
porque
no podían soportar esta orden: Si un animal toca el monte,
será apedreado. |
21 |
Y
tan terrible era la aparición, que Moisés dijo: “Estoy
aterrado y tembloroso”. |
22 |
Pero
vosotros os habéis allegado al monte de Sión, a la
ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial y a las miríadas
de ángeles, a la asamblea, |
23 |
a
la congregación de los primogénitos, que están
escritos en los cielos, y a Dios, Juez de todos, y a los espíritus
de los justos perfectos, |
24 |
y
al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión
de la sangre, que habla mejor que la de Abel. |
25 |
Mirad
que no recuséis al que habla, porque si aquéllos,
recusando al que en la tierra les hablaba, no escaparon al castigo,
mucho menos nosotros si desechamos al que desde el cielo nos habla, |
26 |
cuya
voz entonces estremecía la tierra y ahora hace esta promesa:
“Todavía una vez, yo conmoveré no sólo
la tierra, sino también el cielo.” |
27 |
Este
“todavía una vez” muestra el cambio de las cosas
movibles, por razón de haberse ya cumplido, a fin de que
permaneciesen las no conmovibles. |
28 |
Por
lo cual, ya que recibimos el reino inconmovible, guardemos la gracia,
por la cual serviremos agradablemente a Dios con temor y reverencia, |
29 |
porque mostró Dios ser un fuego devorador. |
|
|
Capítulo
13 |
|
Diversos
preceptos morales |
|
|
1 |
Permanezca
entre vosotros la fraternidad; |
2 |
no
os olvidéis de la hospitalidad, pues por ella algunos, sin
saberlo, hospedaron a ángeles. |
3 |
Acordaos
de los presos como si vosotros estuvierais presos con ellos, y de
los que sufren malos tratos, como si estuvierais en su cuerpo. |
4 |
El
matrimonio sea tenido por todos en honor; la unión conyugal
sea sin mancha, porque Dios ha de juzgar a los fornicarios y a los
adúlteros. |
5 |
Sea
vuestra vida exenta de avaricia, contentándoos con lo que
tengáis, porque el mismo Dios ha dicho: “No te dejaré
ni te desampararé”. |
6 |
De
manera que animosos podemos decir: “El Señor es mi
ayuda, no temeré; ¿qué podrá hacerme
el hombre?”. |
7 |
Acordaos
de vuestros jefes, que os predicaron la palabra de Dios, y, considerando
el fin de la vida, imitad su fe. |
8 |
Jesucristo
es el mismo ayer y hoy y por los siglos. |
9 |
No
os dejéis llevar de doctrinas varias y extrañas; porque
es mejor fortalecer el corazón con la gracia que con viandas,
de las que ningún provecho sacaron los que a ellas se apegaron. |
10 |
Nosotros
tenemos un altar, del que no tienen facultad de comer los que sirven
el tabernáculo. |
11 |
Los
cuerpos de aquellos animales cuya sangre, ofrecida por los pecados,
es introducida en el santuario por el pontífice, son quemados
fuera del campamento. |
12 |
Por
lo cual también Jesús, a fin de santificar con su
propia sangre al pueblo, padeció fuera de la puerta. |
13 |
Salgamos,
pues, a El fuera del campamento, cargados con su oprobio, |
14 |
que
no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. |
15 |
Por
El ofrezcamos de continuo a Dios sacrificio de alabanza, esto es,
el fruto de los labios que bendicen su nombre. |
16 |
De
la beneficencia y de la mutua asistencia no os olvidéis,
que en tales sacrificios se complace Dios. |
17 |
Obedeced
a vuestros pastores y estadles sujetos, que ellos velan sobre vuestras
almas, como quien ha de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con
alegría y sin gemidos, que esto sería para vosotros
sin utilidad. |
18 |
Orad
por nosotros. Confiados en que tenemos buena conciencia y que queremos
vivir bien en todo. |
19 |
Sobre
todo os ruego que hagáis oración para que yo os sea
pronto restituido. |
20 |
El
Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre
de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor
Jesús, |
21 |
os
haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo
en vosotros lo que es grato en su presencia, por Jesucristo, a quien
sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. |
|
|
|
Conclusión |
|
|
22 |
Os
ruego, hermanos, que deis acogida a este discurso de exhortación,
porque en verdad os he escrito brevemente. |
23 |
Sabe
que ha sido puesto en libertad nuestro hermano Timoteo, en cuya
compañía, si viniere pronto, os he de ver. |
24 |
Saludad
a todos vuestros jefes y a todos los santos. Os saludan los de Italia. |
25 |
La gracia sea con todos vosotros. Amén.
|
|
|
C.R.Y&S
| |