|   | 
            
             EL 
                  LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID  
                  Libro 
                  Tercero.81-89 
                  81 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Exhortación 
                          a celebrar dignamente la Pascua.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          maestro del coro. Sobre “la getea”. De Asaf.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Saltad 
                          de júbilo en honor de Dios, nuestra fuerza;  | 
                       
                      
                        2  | 
                         aclamad al Dios de Jacob.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Entonad 
                          un cántico, tocad los címbalos, la dulce cítara y el 
                          arpa.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Haced 
                          resonar en el novilunio la trompeta, en el plenilunio, 
                          en nuestra fiesta.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Porque 
                          ésta es la Ley de Israel, el precepto del Dios de Jacob;   | 
                       
                      
                        6   | 
                        un 
                          testimonio impuesto a José cuando salió de la tierra 
                          de Egipto. Oí un lenguaje que no conocía:   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        “Te 
                          he quitado la carga de sobre el hombro; tus manos cesaron 
                          de cargar con los cestos.   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Me 
                          gritaste en la tribulación y te liberé, y te respondí 
                          oculto entre los truenos, te probé en las aguas de Meribá.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Oye, 
                          pueblo mío, que quiero amonestarte. ¡Oh Israel, si tú 
                          me escucharas!   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        No 
                          haya en ti dios ajeno, no adores a ningún dios extranjero.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Yo 
                          soy Yavé, tu Dios, que te hice subir de la tierra de 
                          Egipto; ensancha tu boca, y yo la llenaré.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Pero 
                          no oyó mi pueblo mi voz, no me obedeció.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Y 
                          lo abandoné a su obstinado corazón que siguieran sus 
                          consejos.   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        ¡Oh, 
                          si mi pueblo me oyera y marchara Israel por mis caminos,  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        presto 
                          humillaría yo a sus enemigos y volvería mi mano contra 
                          sus opresores!  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Le 
                          adularían los que aborrecen a Dios, y su tiempo habría 
                          pasado para siempre;   | 
                       
                      
                        | 17 | 
                         los mantendría de la flor del trigo y de miel (salida) 
                          de la roca los saciaría". 
                          | 
                       
                    
                   
                  82 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Increpación 
                          contra los jueces injustos   | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        1  | 
                        Salmo 
                          de Asaf. Está Dios en el consejo divino, en medio 
                          de los dioses juzga:   | 
                       
                      
                        2  | 
                        “¿Hasta 
                          cuándo juzgaréis falsamente, haciendo con los impíos 
                          acepción de personas?” Selah.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Haced 
                          justicia al débil y al huérfano; tratad justamente al 
                          desvalido y al menesteroso;   | 
                       
                      
                        4  | 
                        librad 
                          al débil y al pobre, sacadlo de las garras del impío.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Pero 
                          no saben ni entienden, andan en tinieblas; vacilan todos 
                          los cimientos de la tierra.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Yo 
                          dije: “Sois dioses, todos vosotros sois hijos del Altísimo;  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        pero 
                          moriréis como hombres, caeréis como cualquiera de los 
                          príncipes.”   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Levántate, 
                          ¡oh Dios!, juzga la tierra, pues dominas sobre todas 
                          las gentes.  | 
                       
                    
                   
                  83 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Deprecación 
                          contra los enemigos aliados contra Israel  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |  Cántico. 
                          Salmo de Asaf.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        No 
                          permanezcas silencioso, ¡oh Dios!,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        no 
                          enmudezcas, no te aquietes, ¡oh Dios!   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Mira 
                          que bravean tus enemigos y yerguen la cabeza los que 
                          te aborrecen.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Tienden 
                          asechanzas a tu pueblo y se conjuran contra tus protegidos.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Dicen: 
                          “Venid y borrémoslos de entre las naciones; no haya 
                          más memoria del nombre de Israel.”   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Pues 
                          todos a una se han confabulado, se han ligado estrechamente 
                          contra ti:   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        las 
                          tiendas de Edom y los ismaelitas, Moab y los agarenos,  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Gebal, 
                          Ammón y Amalec, los filisteos con los habitantes de 
                          Tiro.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        También 
                          se ha unido a ellos Asur, dando su brazo a los hijos 
                          de Lot. Selah.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Hazles 
                          como hiciste a Madián, a Sísara, a Yabín en el torrente 
                          Cisón,  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        que 
                          fueron exterminados en Endor y vinieron a ser estiércol 
                          de la tierra.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Trata 
                          a éstos y a sus jefes como a Oreb y a Zeb, corno a Zebaj 
                          y a Salmaná y a todos sus príncipes,   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        que 
                          dijeron: “¡Apoderémonos de las moradas de Dios!”   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Trátalos, 
                          Dios mío, como a hoja arrastrada por el torbellino, 
                          como a pajuela llevada por el viento.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Como 
                          abrasa el fuego la selva y como quema la llama los montes,   | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        persíguelos 
                          así con tu tormenta, atérralos con tu huracán.  | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Cubre 
                          su rostro de ignominia y busquen tu nombre, ¡oh Yavé!   | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Sean 
                          para siempre confundidos y aterrados, sean llenos de 
                          vergüenza y perezcan,   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                         y reconozcan que tu nombre es Yavé y que sólo eres el 
                          Altísimo sobre toda la tierra. 
                          | 
                       
                    
                   
                  84 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Anhelo 
                          de la presencia de Dios en el templo  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro del coro. Sobre la “getea.” Salmo de los hijos 
                          de Coré.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        ¡Cuán 
                          amables son tus moradas, oh Yavé de los ejércitos!   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Mi 
                          alma ha suspirado hasta desfallecer por los atrios de 
                          Yavé,  | 
                       
                      
                        3   | 
                         mi corazón y mi carne saltan de júbilo por el Dios vivo.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Halla 
                          una casa el pájaro, y la golondrina donde poner sus 
                          polluelos; cerca de tus altares, ¡oh Yavé de los ejércitos, 
                          Rey mío y Dios mío!   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Bienaventurados 
                          los que moran en tu casa y continuamente te alaban. Selah.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Bienaventurado 
                          el hombre que tiene en ti su fortaleza y anhela tus 
                          senderos.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Aun 
                          pasando por el valle de las balsameras, lo convertirán 
                          en fuente, como cubierto de las bendiciones de la lluvia 
                          otoñal;   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        y 
                          marcharán cada vez más animosos para ver al Dios de 
                          los dioses en Sión.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Oye 
                          mi oración, ¡oh Yavé de los ejércitos!; apresta el oído, 
                          ¡oh Dios de Jacob! Selah.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Escudo 
                          nuestro, Dios, mira y contempla el rostro de tu ungido.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Porque 
                          más que mil vale un día en tus atrios, y prefiero estar 
                          en el umbral de la casa de mi Dios a morar en las tiendas 
                          del impío.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Porque 
                          sol y escudo es Yavé, Dios, y da Yavé la gracia y la 
                          gloria y no niega los bienes a los que caminan en integridad.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        ¡Oh 
                          Yavé de los ejércitos! ¡Bienaventurado el hombre que 
                          en ti confía!  | 
                       
                    
                   
                  85 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          pidiendo la salud del pueblo  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro de coro. Salmo de los hijos de Coré.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Has 
                          sido complaciente con tu tierra, ¡oh Yavé!  | 
                       
                      
                        2  | 
                         Has hecho volver a los cautivos de Jacob.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Has 
                          perdonado la iniquidad de tu pueblo y has ocultado todos 
                          sus pecados.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Has 
                          apartado todo tu furor y has alejado el ardor de tu 
                          cólera.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Vuélvete 
                          a nosotros, Dios de nuestra salvación, y haz cesar tu 
                          resentimiento contra nosotros.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        ¿Vas 
                          a estar irritado siempre contra nosotros y vas a prolongar 
                          tu cólera de generación en generación?   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        ¿No 
                          vas a devolvernos la vida para que tu pueblo pueda gozarse 
                          en ti?   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Haznos 
                          ver, ¡oh Yavé!, tu piedad y danos tu ayuda salvadora.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Yo 
                          escucho lo que dice Dios, Yavé: que sus palabras son 
                          paz para su pueblo y para sus piadosos y para cuantos 
                          se vuelven a El de corazón.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Sí, 
                          su salvación está cercana de los que le temen, para 
                          habitar la gloria en nuestra tierra.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Se 
                          han encontrado la piedad y la fidelidad, se han dado 
                          el abrazo la justicia y la paz;   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        brota 
                          de la tierra la fidelidad y mira la justicia desde los 
                          cielos.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Yavé 
                          mismo otorgará el bien, y nuestra tierra dará sus frutos.   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Va 
                          delante de su faz la justicia, y la paz seguirá sus 
                          pasos.  | 
                       
                    
                 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Petición 
                          del auxilio divino  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        | Oración. 
                          De David.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Inclina, 
                          Yavé, tus oídos y óyeme, porque estoy afligido y soy 
                          un menesteroso.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Guarda 
                          mi alma, pues que soy tu devoto; salva, mi Dios, a tu 
                          siervo, que en ti confía.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Ten 
                          piedad de mí, ¡oh Yavé!, pues te invoco todo el día.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Alegra 
                          el alma de tu siervo, porque a ti, ¡Señor!, alzo mi 
                          alma.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Pues 
                          tú eres, Señor, indulgente y bueno y de gran piedad 
                          para los que te invocan.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Escucha, 
                          ¡oh Yavé!, mi oración y atiende a la voz de mi plegaria.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        En 
                          el día de mi angustia te llamo, porque me has de escuchar.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        No 
                          hay, Señor, en los dioses semejante a ti, y nada hay 
                          que iguale tus obras.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Todas 
                          las gentes que tú hiciste, vengan, Señor, a postrarse 
                          ante ti y honren tu nombre.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Pues 
                          que tú eres grande y obras maravillas, tú eres el solo 
                          Dios.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Enséñame, 
                          ¡oh Dios!, tus caminos, para que ande yo en tu fidelidad 
                          y mi corazón únicamente tema tu nombre.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Yo 
                          te alabaré, Señor, Dios mío, con todo mi corazón, y 
                          glorificaré tu nombre por siempre.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Pues 
                          tu piedad ha sido grande para mí por haber liberado 
                          mi alma del fondo del averno.  | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        ¡Oh 
                          Dios!, gentes soberbias se alzan contra mí, una banda 
                          de violentos buscan mi alma, y no te prestan ninguna 
                          atención.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Pero 
                          tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, magnánimo 
                          y de gran piedad y fidelidad.   | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Vuélvete 
                          hacia mí y ten piedad de mí; fortalece a tu siervo y 
                          salva al hijo de tu esclava.   | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Haz 
                          conmigo un signo de bondad, y, viéndolo, confúndanse 
                          los que me odian; pues tú eres Yavé, que me socorres 
                          y me consuelas.  | 
                       
                    
                 
                  87 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        La 
                          gloria de la Jerusalén mesiánica  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        | De 
                          los hijos de Coré. Salmo-cántico. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                         Fundación suya sobre los santos montes.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Ama 
                          Yavé las puertas de Sión más que todas las moradas de 
                          Jacob.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Muy 
                          gloriosas cosas se han dicho de ti, ciudad de Dios. Selah.    | 
                       
                      
                        4  | 
                        Contaré 
                          a Rahab y a Babilonia entre los que me conocen; he aquí 
                          a la Filistea y a Tiro juntamente con Etiopía. ¡Estos 
                          allí nacieron!   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Y 
                          Sión dirá: “Este y el otro han nacido en ella, y es 
                          el Altísimo el que la sostiene.”   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Inscribirá 
                          Yavé en el libro de los pueblos: “Este nació allí.” Selah.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Y 
                          cantarán saltando de júbilo: “En ti están mis fuentes 
                          todas.”  | 
                       
                    
                   
                  88 
                  
                    
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          de un afligido   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |  Al 
                          maestro del coro. Cántico de los hijos de Coré. Sobre 
                          la “enfermedad.” Para la “aflicción.” Maskil. De Emán 
                          ezraíta.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        ¡Oh 
                          Yavé, Dios mi Salvador!  | 
                       
                      
                        2  | 
                         Grito de día y gimo de noche ante ti.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Llegue 
                          mi oración a tu presencia, inclina tu oído a mi clamor.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Pues 
                          harta de males está mi alma, y mi vida al borde del 
                          sepulcro.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Ya 
                          me cuentan entre los que bajan a la fosa; soy ya hombre 
                          sin fuerzas.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Abandonado 
                          entre los muertos, como los traspasados que yacen en 
                          el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas, y que fueron 
                          arrancados a tus manos.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Hasme 
                          puesto en lo profundo de la hoya, entre las tinieblas, 
                          las sombras abismales.   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Pesa 
                          tu ira sobre mí y has desencadenado contra mí todos 
                          tus furores.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Has 
                          alejado de mí a mis conocidos, me has hecho para ellos 
                          abominable; estoy encerrado y no tengo salida.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Mis 
                          ojos languidecen por la aflicción; te invoco, ¡oh Yavé!, 
                          todo el día, y tiendo mis manos hacia ti.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        ¿Harás 
                          tú ya prodigio alguno para los muertos? ¿Se levantarán 
                          las sombras para alabarte?   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        ¿Contará 
                          alguno en el sepulcro tu piedad y en el averno tu fidelidad?   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        ¿Será 
                          conocido prodigio alguno tuyo en las tinieblas, ni tu 
                          justicia en la tierra del olvido?  | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        A 
                          ti clamo, pues, ¡oh Yavé!, y mis plegarias van a ti 
                          desde la mañana.   | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        ¿Por 
                          qué, ¡oh Yavé!, me rechazas y me escondes tu rostro?  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Soy 
                          un mísero afligido y lánguido desde mi mocedad, soportando 
                          tus terrores hasta desfallecer.   | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Derrámanse 
                          sobre mí tus furores y me aniquilan tus espantos.   | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Todo 
                          el día me rodean como aguas, y todas a una me envuelven.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Has 
                          alejado de mí amigos y compañeros, y son mis parientes 
                          las tinieblas.  | 
                       
                    
                 
                  89 
                  
                    
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        |   | 
                        Quejas 
                          por el abatimiento del rey a pesar de las promesas hechas 
                          a David   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |  Maskil. 
                          De Etán, ezraíta.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Cantaré 
                          siempre las piedades de Yavé  | 
                       
                      
                        2  | 
                         y daré a conocer por mi boca de generación en generación 
                          tu fidelidad.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Porque 
                          dijiste: “La piedad es eterna.” Cimentaste en los cielos 
                          tu fidelidad.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        “He 
                          hecho alianza con mi elegido, he jurado a David, mi 
                          siervo:   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Afirmaré 
                          por siempre tu prole y estableceré tu trono por generaciones.” Selah.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Los 
                          cielos cantan tus maravillas, ¡oh Yavé!, y tu fidelidad 
                          en la asamblea de los santos.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        ¿Quién 
                          sobre las nubes comparable a Yavé, quién semejante a 
                          Yavé entre los hijos de Dios?   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Terrible 
                          es Dios en el consejo de los santos, grande y formidable 
                          sobre todos los que le rodean.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Yavé, 
                          Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Eres poderoso, 
                          oh Yavé!, ceñido de tu fidelidad.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Tú 
                          dominas la soberbia del mar; cuando se embravecen sus 
                          olas, tú las contienes.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Tú 
                          hollaste a Rahab como a un traspasado, y con la fuerza 
                          de tu brazo dispersaste a tus enemigos.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Tuyos 
                          son los cielos, tuya la tierra; el orbe y cuanto lo 
                          llena tú lo formaste.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Tú 
                          creaste el aquilón y el austro; el Tabor y el Hermón 
                          saltan (al oír) tu nombre.   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Tú 
                          tienes un brazo lleno de vigor; fuerte es tu mano, y 
                          excelsa tu diestra.  
                          | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        La 
                          justicia y el juicio son el sostén de tu trono, y la 
                          piedad y la verdad tus heraldos.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Bienaventurado 
                          el pueblo que sabe exclamar: andará, ¡oh Yavé!, a la 
                          luz de tu faz.   | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Se 
                          alegrarán cada día en tu nombre y se enorgullecerán 
                          en tu justicia.  | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Porque 
                          tú eres el esplendor de nuestra fuerza, y por tu benevolencia 
                          se acrecienta nuestro poderío.  | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Pues 
                          de Yavé es nuestro escudo, y nuestro rey del Santo de 
                          Israel.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Tú 
                          en otro tiempo hablaste en visión a tus piadosos, y 
                          dijiste: “He dado mi ayuda a un valiente, he exaltado 
                          a un elegido del pueblo;   | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        he 
                          hallado a David, mi siervo; le he ungido con mi óleo 
                          consagrado,   | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        al 
                          que mi mano sostendrá constantemente y mi brazo fortalecerá.   | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        No 
                          le sorprenderá enemigo ni le abatirá el inicuo.   | 
                       
                      
                        | 24 | 
                        Exterminará 
                          ante él a sus opresores y quebrantará a los que le aborrecen.   | 
                       
                      
                        | 25 | 
                        Serán 
                          con él mi fidelidad y mi piedad, y en mi nombre se alzara 
                          su poder.   | 
                       
                      
                        | 26 | 
                        Pondré 
                          su mano en el mar, y su diestra en los ríos.  | 
                       
                      
                        | 27 | 
                         El me invocará, diciendo: “Tú eres mi padre, mi Dios 
                          y la Roca de mi salvación.”   | 
                       
                      
                        | 28 | 
                        Y 
                          yo le haré mi primogénito, el más excelso de los reyes 
                          de la tierra.   | 
                       
                      
                        | 29 | 
                        Yo 
                          guardaré con él eternamente mi piedad, y mi alianza 
                          con él será fiel.   | 
                       
                      
                        | 30 | 
                        Haré 
                          subsistir por siempre su descendencia, y su trono como 
                          los días del cielo.   | 
                       
                      
                        | 31 | 
                        Si 
                          traspasan sus hijos mi Ley y no caminan según mis juicios,   | 
                       
                      
                        | 32 | 
                        si 
                          violan mis preceptos y no guardan mis mandamientos,  | 
                       
                      
                        | 33 | 
                        castigaré 
                          con la vara sus transgresiones y con azotes sus iniquidades.   | 
                       
                      
                        | 34 | 
                        Pero 
                          no apartaré de él mi piedad ni faltaré a mi fidelidad.  | 
                       
                      
                        | 35 | 
                        No 
                          quebrantaré mi alianza y no retractaré cuanto ha salido 
                          de mis labios.   | 
                       
                      
                        | 36 | 
                        Una 
                          cosa he jurado por mi santidad, no engañaré a David.  | 
                       
                      
                        | 37 | 
                        Su 
                          descendencia durará eternamente, y su trono (permanecerá) 
                          ante mí cuanto el sol,   | 
                       
                      
                        | 38 | 
                        y 
                          como la luna subsistirá eternamente, y será testigo 
                          fiel en la nube.”  | 
                       
                      
                        | 39 | 
                        Pero, 
                          con todo, has rechazado, despreciado, y te has irritado 
                          contra tu ungido.   | 
                       
                      
                        | 40 | 
                        Has 
                          roto la alianza con tu siervo, has profanado, (echando) 
                          a tierra, su diadema.   | 
                       
                      
                        | 41 | 
                        Has 
                          abierto brechas en todas las murallas, has reducido 
                          a escombros sus fortalezas.   | 
                       
                      
                        | 42 | 
                        Cuantos 
                          pasan por el camino la saquean; es el oprobio de sus 
                          vecinos.   | 
                       
                      
                        | 43 | 
                        Has 
                          robustecido la diestra de sus opresores, has alegrado 
                          a todos sus adversarios.   | 
                       
                      
                        | 44 | 
                        Has 
                          embotado el filo de su espada y no le has socorrido 
                          en el combate.   | 
                       
                      
                        | 45 | 
                        Has 
                          hecho desvanecer su brillo, echando por tierra su trono.   | 
                       
                      
                        | 46 | 
                        Has 
                          acortado los días de su juventud y le has cubierto de 
                          oprobio.  | 
                       
                      
                        | 47 | 
                        ¿Hasta 
                          cuándo, Yavé, estarás siempre escondido y arderá tu 
                          ira como fuego?   | 
                       
                      
                        | 48 | 
                        Acuérdate 
                          de cuan breve es la vida y de cuan para poco hiciste 
                          a todos los hijos de los hombres.   | 
                       
                      
                        | 49 | 
                        ¿Quién 
                          es el hombre que viva y no haya de ver la muerte? ¿Quién 
                          puede librar su alma del poder del “seol”?  | 
                       
                      
                        | 50 | 
                        ¿Dónde 
                          están tus antiguas piedades, ¡oh Señor!, las que por 
                          tu fidelidad juraste a David?   | 
                       
                      
                        | 51 | 
                        Acuérdate, 
                          Señor, del oprobio de tus siervos y de cómo llevo yo 
                          en mi seno las afrentas de los pueblos,  | 
                       
                      
                        | 52 | 
                        las 
                          que arrojan tus enemigos, ¡oh Yavé!, sobre los pasos 
                          de tu ungido.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                         | 
                        Doxología 
                          final del libro  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        | 53 | 
                        Bendito 
                          sea Yavé por siempre. Amén. Amén.  | 
                       
                    
                 
                    
              C.R.Y&S  | 
              |