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EL
LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID
Libro
Tercero.73-80
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Vanidad
de la dicha de los impíos |
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Salmo
de Asaf. |
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1 |
¡Ciertamente
Dios es bueno para el hombre recto, para los limpios
de corazón! |
2 |
Estaban
a punto de deslizarse mis pies, por nada resbalaban
mis pasos, |
3 |
pues
tuve envidia de los insensatos viendo la paz de los
impíos. |
4 |
Pues
no hay para ellos tormentos; están sanos y rollizos. |
5 |
No
tienen parte en las humanas aflicciones y no son atribulados
como los otros hombres. |
6 |
Por
eso la soberbia los ciñe como collar, y los cubre la
violencia como vestido. |
7 |
Sus
ojos se les saltan de puro gordos y dejan traslucir
los antojos del corazón. |
8 |
Motejan
y hablan malignamente, y altaneramente declaran sus
propósitos perversos. |
9 |
Ponen
su boca en el cielo, y su lengua se agita por la tierra. |
10 |
Por
eso el pueblo se vuelve tras ellos, y se sorben a boca,
llena esas aguas. |
11 |
Y
dicen: “¿Lo sabe acaso Dios, lo conoce el Altísimo?” |
12 |
Helos
ahí: son impíos, pero tranquilos constantemente aumentan
la fortuna. |
13 |
En
vano, pues, he conservado limpio mi corazón y he lavado
mis manos en la inocencia; |
14 |
y
fui flagelado de continuo y castigado cada mañana. |
15 |
Pero
si dijere: “Hablaré como ellos,” renegaría de la generación
de tus hijos. |
16 |
Púseme
a pensar para entender esto, pues era cosa ardua a mis
ojos; |
17 |
hasta
que penetré en el misterio de Dios y puse atención a
sus postrimerías. |
18 |
Ciertamente
los pones tú en resbaladero y los precipitas en la ruina. |
19 |
¡Cómo
en un punto son asolados! Acaban, y son consumidos por
el espanto. |
20 |
Son
como sueño del que se despierta; y tú, Señor, cuando
despertares, despreciarás su apariencia. |
21 |
Cuando
se exacerbaba mi corazón y sentía un aguijón en mis
riñones, |
22 |
es
porque era un necio y no sabía nada; era para ti como
un bruto animal. |
23 |
Pero
yo estaré siempre a tu lado, pues tú me has tomado de
la diestra |
24 |
Me
gobiernas con tu consejo y al fin me acogerás en gloria. |
25 |
¿A
quién tengo yo en los cielos? Fuera de ti, en nada me
complazco sobre la tierra. |
26 |
Desfallece
mi carne y mi corazón; la roca de mi corazón y mi porción
es Dios por siempre. |
27 |
Porque
los que se alejan de ti perecerán; arruinas a cuantos
te son infieles. |
28 |
Pero
mi bien es estar apegado a Dios, tener en el Señor Yavé
refugio para poder anunciar todas tus obras (en las
puertas de la hija de Sión). |
74
|
La
desolación del templo destruido |
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|
Maskil
de Asaf. |
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|
1 |
¿Por
qué, ¡oh Dios!, nos has rechazado para siempre? ¿Por
qué arde tu furor contra las ovejas de tu redil |
2 |
Acuérdate
de tu comunidad, que desde antiguo adquiriste, la que
redimiste como tribu de tu heredad; del monte Sión,
en que pusiste tu morada. |
3 |
Dirige
tus pisadas hacia estas ruinas sin fin. El enemigo lo
ha saqueado todo en el santuario. |
4 |
Rugían
tus enemigos en el lugar de tu asamblea y pusieron allí
por trofeos sus enseñas. |
5 |
Parecían
como gente que alza el hacha en medio de tupido bosque. |
6 |
Y
hasta las esculturas a una destruyeron con hachas y
martillos. |
7 |
Prendieron
fuego a tu santuario y echaron a tierra y profanaron
la morada de tu nombre. |
8 |
Decían
en sus corazones: “Destruyámoslos de un golpe.” Han
quemado todos los lugares de asamblea de Dios en el
país. |
9 |
Ya
no vemos señales prodigiosas a favor nuestro; ya no
hay ningún profeta, ni nadie entre nosotros que sepa
hasta cuándo. |
10 |
¿Hasta
cuándo, ¡oh Dios!, insultará el opresor y sin cesar
blasfemará tu nombre el enemigo? |
11 |
¿Por
qué retraes tu mano y retienes tu diestra en el seno? |
12 |
Pues
Dios es ya de antiguo mi rey, el que obra salvaciones
en la tierra. |
13 |
Con
tu poder dividiste el mar y rompiste en las aguas las
cabezas de los monstruos. |
14 |
Tú
aplastaste la cabeza del Leviatán y le diste en pasto
a las fieras del desierto. |
15 |
Tú
hiciste brotar fuentes y torrentes y secaste ríos caudalosos. |
16 |
Tuyo
es el día, tuya es la noche; tú estableciste la luna
y el sol. |
17 |
Tú
marcaste los límites a la tierra; tú fijaste el verano
y el invierno. |
18 |
Acuérdate
de esto: el enemigo blasfema de Yavé, y un pueblo insensato
ultraja tu nombre. |
19 |
No
entregues a las fieras el alma de tu tortolilla, no
tengas por tanto tiempo en olvido a tus afligidos. |
20 |
Mira
a tu alianza, pues está la desdichada tierra llena de
violencias. |
21 |
Que
no se vea confuso el afligido, y el pobre y el menesteroso
alaben tu nombre. |
22 |
Álzate,
¡oh Dios!, y defiende tu causa. Acuérdate de los ultrajes
que continuamente te hace el insensato. |
23 |
No
olvides los gritos de tus enemigos, el tumulto siempre
creciente de los que se alzan contra ti. |
75
|
Dios,
juez de los enemigos de su pueblo |
|
|
Al
maestro de coro. Al tasjet. Salmo de Asaf. Cántico. |
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|
1 |
Dámoste
gracias, ¡oh Dios!, dámoste gracias; |
2 |
invocamos tu nombre y narramos tus proezas. |
3 |
Cuando
me tome el tiempo (oportuno), juzgaré justamente. |
4 |
Aunque
la tierra vacile con todos sus habitantes, yo afirmaría
sus columnas. Selah. |
5 |
Yo
dije a los arrogantes: "No os ensoberbezcáis, y a los
impíos: No irgáis vuestra cabeza. |
6 |
No
levantéis en alto vuestras frentes, no habléis con erguida
cerviz". |
7 |
Ciertamente,
ni de oriente ni de occidente, ni del desierto ni de
las montañas (vendrá la salvación). |
8 |
Pues
Dios es quien juzga, y a unos humilla y ensalza a otros. |
9 |
Pues
tiene Yavé en su mano el cáliz del espumoso vino lleno
de mixtura, y lo derrama sobre unos y otros; beberán
hasta las heces, beberán todos los impíos de la tierra. |
10 |
Mientras
que yo siempre cantaré y entonaré salmos al Dios de
Jacob. |
11 |
Yo
quebrantaré toda la fuerza de los impíos, y se acrecentará
el poder de los justos.
|
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76
|
Canto
triunfal después de la victoria |
|
|
Al
maestro del coro. A las cuerdas. Salmo de Asaf. Cántico. |
|
|
1 |
Dios
se da a conocer en Judá, |
2 |
grande
es su nombre en Israel. |
3 |
Tiene
en Salem su tabernáculo, su morada en Sión. |
4 |
Allí
rompe los rayos del arco, el escudo, la espada y todo
aparato bélico. |
5 |
Eras
resplandeciente y majestuoso, más que los montes eternos. |
6 |
Los
fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño,
y no encontraron los hombres de guerra sus manos. |
7 |
A
tu amenaza, Dios de Jacob, quedaron pasmados carros
y caballos. |
8 |
Eres
terrible, y ¿quién puede mantenerse ante ti frente a
la violencia de tu cólera? |
9 |
Desde
los cielos, tú haces oír la sentencia, y la tierra se
estremece y calla. |
10 |
Cuando
se levanta Dios para juzgar, para salvar a todos los
oprimidos de la tierra. Selah. |
11 |
Aun
el furor del hombre redunda en tu alabanza, y de los
salvados de la cólera te ceñirás. |
12 |
Haced
votos a Yavé, vuestro Dios, y cumplidlos; cuantos están
en derredor traigan dones al Terrible, |
13 |
pues
Él abate el coraje de los príncipes y es terrible
a los reyes de la tierra. |
77
|
Los
antiguos portentos, consuelo del pueblo elegido |
|
|
Al
maestro del coro. Para Iditún. Salmo de Asaf. |
|
|
1 |
Yo
alzo mi voz a Dios y clamo, |
2 |
alzo mi voz a Dios y El me escucha. |
3 |
En
el día de mi tribulación yo busqué al Señor, y se alzaban
a El mis manos sin descanso por la noche. |
4 |
Me
acuerdo de Dios y gimo; medito, y languidece mi espíritu. Selah. |
5 |
Tú
mantienes abiertos los párpados de mis ojos, y me siento
turbado y sin palabras. |
6 |
Pienso
en los días antiguos, recuerdo los años lejanos. |
7 |
Medito
por la noche en mi corazón, reflexiono e inquiero en
mi espíritu: |
8 |
“¿Acaso
el Señor (nos) rechazará por los siglos y no volverá
a sernos de nuevo favorable? |
9 |
¿Cesó
para siempre su piedad? ¿Se acabó lo que prometió para
generaciones y generaciones? |
10 |
¿Se
ha olvidado Dios de hacer clemencia? ¿Cerró airado su
misericordia?” Selah. |
11 |
Me
digo: “Mi dolor es éste: que se ha mudado la diestra
del Altísimo.” |
12 |
Me
acuerdo de las obras portentosas de Yavé, recuerdo tus
antiguas maravillas. |
13 |
Medito
en todas tus obras y reflexiono sobre tus hazañas. |
14 |
¡Oh
Dios!, santos son tus caminos. ¿Qué dios es grande como
nuestro Dios? |
15 |
Tú
eres el Dios que obras prodigios; tú mostraste tu poder
entre los pueblos; |
16 |
con
tu brazo rescataste a tu pueblo: a los hijos de Jacob
y de José. |
17 |
Viéronte
las aguas, ¡oh Dios!, viéronte las aguas y se turbaron,
y temblaron los mismos abismos. |
18 |
Arrojaron
las nubes las aguas, y dieron los nublados su voz, y
tus saetas se dispararon. |
19 |
Estalló
tu trueno en el torbellino, alumbraron los relámpagos
el orbe, y, sacudida, tembló la tierra. |
20 |
Fue
el mar tu camino, y tu senda la inmensidad de las aguas,
sin que tus huellas fuesen conocidas. |
21 |
Condujiste
como grey a tu pueblo por mano de Moisés y de Aarón. |
78
|
La
historia de los padres, enseñanzas para los hijos. |
|
|
Maskil.
De Asaf. |
|
|
1 |
Atiende,
pueblo mío, a mi enseñanza, dad vuestros oídos a las
palabras de mi boca. |
2 |
Abriré
en sentencias mi boca, evocaré los arcanos del pasado: |
3 |
Lo
que hemos oído y sabemos, lo que nos contaron nuestros
padres. |
4 |
No
lo encubriremos a sus hijos, contando a las generaciones
posteriores las glorias de Yavé y su poderío y los prodigios
que ha obrado. |
5 |
Pues
dio una norma en Jacob y estableció una ley en Israel:
que mandó a nuestros padres enseñar a sus hijos, |
6 |
para
que las conociese la generación venidera y los hijos
que habían de nacer se las contasen a sus propios hijos, |
7 |
para
que éstos pusieran en Dios su confianza, y no olvidasen
las gestas de Dios, y guardasen sus mandatos, |
8 |
y
no se hiciesen como sus padres, gente contumaz y rebelde,
generación de corazón inconstante y de espíritu infiel
a su Dios. |
9 |
Los
hijos de Efraím, muy diestros arqueros, volvieron la
espalda el día del combate. |
10 |
No
guardaron la alianza de Dios y rehusaron seguir su ley. |
11 |
Dieron
al olvido sus gestas y las maravillas que les hizo ver. |
12 |
Ante
sus padres habría obrado portentos en la tierra de Egipto,
en el campo de Tanis. |
13 |
Hendió
el mar para darles paso, y paró las aguas como si les
pusiera un dique. |
14 |
Los
guiaba de día en la nube, y durante toda la noche con
resplandor de fuego. |
15 |
Hendió
las rocas en el desierto y les dio a beber copiosas
aguas. |
16 |
Hizo
salir arroyos de la piedra, hizo correr las aguas como
ríos. |
17 |
Y,
con todo, volvieron a pecar contra El y a rebelarse
contra el Altísimo en el desierto.
|
18 |
Tentaron
a Dios en su corazón y pidieron comida a su gusto. |
19 |
Hablaron
contra Dios, diciendo: “¿Podrá Dios preparar mesa en
el desierto?” |
20 |
Hirió
la peña, y brotaron las aguas y fluyeron torrentes.
“Pero ¿podrá también darnos pan y preparar en el desierto
carne a su pueblo?” |
21 |
Oyólo
Yavé y se indignó, y fuego se encendió contra Jacob
y subió la ira contra Israel. |
22 |
Porque
no creían en Dios y no confiaban en su salvación. |
23 |
Dio
orden a las nubes en lo alto, abrió las puertas del
cielo. |
24 |
Y
llovió sobre ellos el maná para que comieran, dándoles
trigo de los cielos. |
25 |
Comió
el hombre pan de fuertes, y les dio comida hasta la
saciedad. |
26 |
Hizo
soplar en el cielo el viento solano, y con su poder
hizo venir el austro, |
27 |
y
llover como polvo sobre ellos la carne, como arenas
del mar aves aladas. |
28 |
Hízolas
caer dentro del campamento y en derredor de las tiendas
de éste. |
29 |
Y
comieron y se hartaron del todo, y así les dio lo que
ansiaban. |
30 |
Pero
apenas habían acabado de saciar su avidez y aún tenían
en su boca la comida, |
31 |
cuando montó en cólera Dios contra ellos, e hirió de
muerte a los robustos y abatió a la flor de Israel. |
32 |
Con
todo, volvieron a pecar y no dieron crédito a sus maravillas. |
33 |
Y
consumió en un soplo sus días, y sus años con súbitos
terrores. |
34 |
Cuando
los hería de muerte, le buscaban, se convertían y se
apresuraban hacia Dios, |
35 |
acordándose
que era Dios su roca, y el Altísimo su redentor. |
36 |
Y
le halagaban con su boca, pero con su lengua le mentían, |
37 |
y
su corazón no era constante hacia El, ni eran fieles
a su alianza. |
38 |
Pero
es misericordioso y perdonaba la iniquidad, y no los
exterminó, refrenando muchas veces su ira para que no
se desfogara su cólera. |
39 |
Se
acordó de que eran carne, un soplo que pasa y no vuelve. |
40 |
¡Cuántas
veces le provocaron en el desierto y le contristaron
en la soledad! |
41 |
Volvieron
a tentar a Dios y enojaron al Santo de Israel. |
42 |
No
se acordaban de su mano ni del día en que los redimió
de la opresión, |
43 |
ni
de cómo obró en Egipto sus prodigios, y sus portentos
en la región de Tanis, |
44 |
mudando
sus ríos en sangre para que no pudieran beber de sus
canales; |
45 |
mandando
contra ellos tábanos que los devorasen y ranas que los
infestasen; |
46 |
dando
sus cosechas al pulgón, y los frutos de sus fatigas
a la langosta; |
47 |
devastando
con el granizo sus viñas, y sus sicómoros con la piedra; |
48 |
dando
al pedrisco sus ganados, y al rayo sus rebaños. |
49 |
Derramó
sobre ellos el ardor de su cólera, la ira, el furor,
la angustia, como un tropel de malignos espíritus. |
50 |
Dio
vía libre a su enojo; ni sustrajo sus almas a la muerte,
y abandonó sus vidas a la peste, |
51 |
e
hirió a todos los primogénitos de Egipto, a las primicias
viriles en las tiendas de Cam. |
52 |
En
cambio, sacó a su pueblo como un rebaño y los condujo
como grey por el desierto, |
53 |
guiándolos
seguros y sin temor, mientras cubría el mar a sus enemigos. |
54 |
Los
llevó hasta su santa frontera, al monte este que su
diestra conquistó. |
55 |
Arrojó
ante ellos a las naciones, y, dividiendo en lotes su
heredad, hizo habitar en las tiendas de aquéllos a las
tribus de Israel. |
56 |
Pero
tentaron e irritaron al Dios Altísimo y no guardaron
sus mandatos. |
57 |
Se
extraviaron y fueron infieles como sus padres, y se
volvieron como arco engañoso. |
58 |
Le
irritaron con sus altos y le provocaron con sus esculturas. |
59 |
Lo
oyó Dios y se indignó, tomando gran aversión a Israel. |
60 |
Y
abandonó el tabernáculo de Silo, la tienda de su morada
entre los hombres. |
61 |
Entregó
a la cautividad su fuerza, y su magnificencia a las
manos del opresor. |
62 |
Entregó
su pueblo a la espada y se enfureció contra su heredad. |
63 |
Devoró
el fuego a sus jóvenes, y sus vírgenes no tuvieron canto
nupcial. |
64 |
Sus
sacerdotes cayeron bajo la espada, sin que los lloraran
sus viudas. |
65 |
Mas
despertóse entonces el Señor corno quien duerme, corno
el valiente dominado por el vino, |
66 |
e
hirió a sus opresores por la espalda, cubriéndoles de
eterna ignominia. |
67 |
Y
tomó aversión a la tienda de José, y no eligió a la
tribu de Efraím, |
68 |
sino
que escogió a la tribu de Judá, el monte de Sión, monte
de su predilección. |
69 |
Edificó
su santuario alto como los cielos y (firme) como la
tierra, que cimentó por los siglos. |
70 |
Eligió
a David, su siervo, y le tomó de las majadas de las
ovejas; |
71 |
de
tras de las ovejas de cría le tomó para que apacentase
a Jacob, su pueblo; a Israel, su heredad. |
72 |
Y
él con corazón íntegro los apacentó, y las condujo con
la prudencia de sus manos. |
79
|
Oración
pidiendo la restauración de las ruinas y el castigo
de los enemigos |
|
|
Salmo
de Asaf. |
|
|
1 |
¡Oh
Dios!, han entrado las gentes en tu heredad, han profanado
tu santo recinto y han reducido Jerusalén a un montón
de escombros. |
2 |
Dieron
los cadáveres de tus siervos por pasto a las aves del
cielo, y la carne de tus piadosos a las fieras de la
tierra. |
3 |
Derramaron
como agua su sangre en los alrededores de Jerusalén,
sin que hubiese quien les diera sepultura. |
4 |
Somos
el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y el ludibrio
de los que nos rodean. |
5 |
¿Hasta
cuándo, ¡oh Yavé!, habrás de estar airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo? |
6 |
Derrama
tu ira sobre las gentes que no te conocen, sobre los
reinos que no invocan tu nombre, |
7 |
porque
han devorado a Jacob, han asolado sus moradas. |
8 |
No
recuerdes para nuestro mal las iniquidades de antaño;
apresúrate y sálgamos al encuentro tus misericordias,
que estamos abatidos sobremanera. |
9 |
Socórrenos,
¡oh Dios!, Salvador nuestro!, por la gloria de tu nombre,
líbranos y perdona nuestros pecados por tu nombre. |
10 |
¿Por
qué van a decir las gentes: “Dónde está su Dios”? Sea
notoria a las gentes y a nuestros ojos la venganza de
la sangre derramada de tus siervos. |
11 |
Llegue
a tu presencia el gemido de los cautivos; conforme a
la grandeza de tu brazo, conserva a los condenados a
muerte. |
12 |
Haz
recaer sobre nuestros vecinos el séptuplo en su seno,
la afrenta con que te escarnecieron, ¡oh Señor! |
13 |
Pero
nosotros, tu pueblo, grey de tu pastizal, te alabaremos
eternamente y narraremos tus alabanzas de generación
en generación. |
80
|
Oración
por el pueblo perseguido |
|
|
Al
maestro del coro. Sobre “los lirios del testimonio.” Salmo
de Asaf. |
|
|
1 |
¡Oh
Pastor de Israel!, apresta el oído. |
2 |
Tú que conduces a José como un rebaño, que te sientas
sobre los querubines, muéstrate esplendoroso |
3 |
ante
Efraím, Benjamín y Manasés. Despierta tu poder, ven
y sálvanos. |
4 |
¡Oh
Dios!, restáuranos; haz esplender tu rostro, y seremos
salvos. |
5 |
¡Oh
Yavé, Dios de los ejércitos! ¿Hasta cuándo estarás enojado
contra la oración de tu pueblo? |
6 |
Les
das a comer pan de lágrimas, les haces beber lágrimas
en abundancia; |
7 |
nos
has hecho objeto de contienda para nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros. |
8 |
Dios
de los ejércitos, restáuranos; haz esplender tu rostro
y seremos salvos. |
9 |
Tú
arrancaste de Egipto una vid, arrojaste a las gentes
y la transplantaste. |
10 |
Le
pusiste en derredor una albarrada, y extendió sus raíces
y llenó la tierra. |
11 |
Cubriéronse
los montes de su sombra, y sus sarmientos llegaron a
ser como los cedros de Dios; |
12 |
extendió
sus ramas hasta el mar, y hasta el río sus retoños. |
13 |
¿Por
qué has derribado su albarrada y la vendimian los que
pasan por el camino? |
14 |
La
devastan los jabalíes del monte y pastan en ella las
bestias del campo. |
15 |
¡Dios
de los ejércitos, vuélvete ya; mira desde los cielos
y contempla y visita esta viña! |
16 |
Esta
viña que ha plantado tu diestra, el renuevo que tú hiciste
fuerte. |
17 |
Los
que la abrasan por el fuego y la asolan perezcan por
el enojo de tu faz. |
18 |
Sea
tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo
de hombre a quien para ti corroboraste; |
19 |
y
no nos apartaremos más de ti; nos darás la vida e invocaremos
tu nombre. |
20 |
Yavé, Dios de los ejércitos, restáuranos; haz esplender
tu faz sobre nosotros, y seremos salvos.
|
C.R.Y&S |
|