|   | 
            
                   EL 
                  LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID  
                  Libro 
                  Segundo.61-72  
                  
                    
                      
                        61  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          después del triunfo   | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          maestro del coro. Sobre las cuerdas. Salmo de David.   | 
                       
                      
                        1  | 
                        Oye, 
                          ¡oh Dios!, mi clamor, atiende a mi oración.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Desde 
                          el cabo de la tierra clamo a ti cuando se angustia mi 
                          corazón.  | 
                       
                      
                        3   | 
                         Elévame sobre la roca y dame el reposo,   | 
                       
                      
                        4  | 
                        pues 
                          tú eres mi refugio, la torre fortificada frente al enemigo.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Sea 
                          yo tu huésped por siempre en tu tabernáculo, me acogeré 
                          al amparo de tus alas. Selah.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Pues 
                          tú, ¡oh Dios!, has escuchado mis votos y me diste la 
                          heredad de los que temen tu nombre.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Añade 
                          días a los días del rey, y sus años duren de generación 
                          en generación.   | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        Siéntese 
                          siempre a la presencia de Dios y guárdenle la benevolencia 
                          y la fidelidad.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                         Así podré cantar siempre tu nombre, cumpliendo mis votos 
                          cada día. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        62  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Solo 
                          en Dios hay que esperar  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          maestro el coro. Sobre Yedutún. Salmo de David.   | 
                       
                      
                        1  | 
                        Sólo 
                          en Dios se aquieta mi alma,  | 
                       
                      
                        2  | 
                         pues de El viene mi salvación.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        El 
                          sólo es mi Roca y mi salvación, mi ciudadela; no vacilaré 
                          jamás.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        ¿Hasta 
                          cuándo habéis de ensañaros contra un hombre, golpeando 
                          todos en brecha, contra pared inclinada, como contra 
                          muro ruinoso?   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Sólo 
                          buscan derribarle; se deleitan con la mentira; bendicen 
                          con su boca, y en su corazón maldicen. Selah.  | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Sólo 
                          en Dios aquiétate, alma mía, porque de El viene lo que 
                          espero.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        El 
                          solo es mi Roca y mi salvación, mi ciudadela; no vacilaré.  | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        En 
                          Dios está mi salvación y mi gloria; Dios es mi fuerte 
                          roca y mi asilo.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Confía 
                          en El, ¡oh pueblo!, en todo tiempo. Derramad ante El 
                          vuestros corazones, porque Dios es nuestro asilo.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Como 
                          un soplo son los hijos del vulgo, una mentira los de 
                          abolengo. Puestos en balanza suben, juntos pesan menos 
                          que un soplo.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        No 
                          confiéis en la violencia, ni en la rapiña os gloriéis. 
                          Si abundan las riquezas, no apeguéis vuestro corazón.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Una 
                          vez habló Dios, y estas dos cosas le oí: que sólo en 
                          Dios está el poder.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                         Y en ti, Señor, está la piedad, pues das a cada uno 
                          segun sus obras. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        63  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          de David fugitivo en el desierto  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Salmo 
                          de David. Cuando estaba en el desierto de Judá.   | 
                       
                      
                        1  | 
                        Elohim, 
                          tú eres mi Dios; a ti te busco solícito; sedienta de 
                          ti está mi alma;  | 
                       
                      
                        2  | 
                         mi carne languidece en pos de ti como tierra árida, 
                          sedienta, sin aguas.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        ¡Cómo 
                          te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu 
                          gloria!   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Porque 
                          es tu piedad mejor que la vida. Te alabarán mis labios.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Así 
                          te bendeciré toda mi vida, y en tu nombre alzaré mis 
                          manos.  | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Como 
                          de medula y de grosura se saciará mi alma, y mi boca 
                          te cantará con labios jubilosos.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Aun 
                          en mi lecho me acuerdo de ti; en ti medito en las vigilias,   | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        pues 
                          tú eres mi auxilio, y salto de gozo a la sombra de tus 
                          alas.  | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Mi 
                          alma está apegada a ti, y tu diestra me sostiene.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Pero 
                          los que buscan perder mi alma irán a las profundidades 
                          de la tierra.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Serán 
                          dados a la espada, serán pasto de chacales.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                         Y el rey se gozará en Dios, se gloriarán los que juran 
                          en El, pues la boca de los mentirosos se cerrará. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        64  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Los 
                          consejos del impío, frustrados por Dios   | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          maestro del coro. Salmo de David.   | 
                       
                      
                        1  | 
                        Oye, 
                          ¡oh Dios!, la voz de mis quejas, defiende mi vida del 
                          terrible enemigo.  | 
                       
                      
                        2  | 
                        Protégeme 
                          de la conjuración de los malvados,   | 
                       
                      
                        3   | 
                        de 
                          la conspiración de los obradores de iniquidad,   | 
                       
                      
                        4  | 
                        que 
                          afilan como espada su lengua y lanzan como flechas amargas 
                          palabras   | 
                       
                      
                        5   | 
                        para 
                          tirar en secreto contra el inocente y asaetearle de 
                          improviso sin temor.  | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Obstínanse 
                          en sus malvados designios, se conciertan para tender 
                          ocultamente lazos, diciendo: “¿Quién los verá   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        y 
                          escrutará nuestros secretos?” Los escruta el que conoce 
                          el interior del hombre, el corazón profundo.  | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        Pero 
                          disparará Dios contra ellos una saeta, y de improviso 
                          serán heridos.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Su 
                          lengua se volverá contra ellos, y cuantos los vean moverán 
                          su cabeza,   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        y 
                          temerán todos los hombres, y proclamarán la obra de 
                          Dios, y comprenderán su modo de obrar.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                         Y el justto se regocijará en Yavé, y en El confiará, 
                          y se felicitarán todos los rectos de corazón. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        65  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Acción 
                          de gracias por una abundante cosecha   | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          maestro del coro. Salmo de David. Cántico.   | 
                       
                      
                        1  | 
                        A 
                          ti, ¡oh Dios!, se te debe la alabanza en Sión,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        y 
                          a ti el cumplimiento de los votos;   | 
                       
                      
                        3   | 
                        a 
                          ti, que escuchas las plegarias, a ti recurren todos 
                          los hombres.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Prevalecen 
                          sobre nosotros las obras de iniquidad, y nuestras transgresiones 
                          tú las perdonas.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        ¡Bienaventurado 
                          aquel a quien eliges para estar cerca de ti, habitando 
                          en tus atrios! Nos saciaremos de los bienes de tu casa, 
                          de la santidad de tu templo.  | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Tú 
                          nos respondes fielmente con portentos, ¡oh Dios de nuestra 
                          salvación, esperanza de todos los confines de la tierra 
                          y de las islas lejanas!  | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Con 
                          tu fuerza afirmas los montes, ceñido de tu poder;  | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        aplacas 
                          el furor de los mares, y el estrépito de las olas, y 
                          el tumulto de los pueblos.  | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Temen 
                          tus prodigios los habitantes de los confines y haces 
                          exultar las salidas de la mañana y de la tarde.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Tú 
                          visitas la tierra y la colmas, en mil maneras la enriqueces. 
                          Con grandes ríos y abundantes aguas preparas sus trigos. 
                          Pues así lo dispones:   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        regando 
                          sus surcos, allanando sus terrones, temperándola con 
                          la lluvia y bendiciendo sus gérmenes.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        La 
                          coronas con toda suerte de bienes, y tus sendas destilan 
                          abundancia.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Chorrean 
                          los pastizales del desierto, y los collados se ciñen 
                          de alegría.   | 
                       
                      
                        | 14  | 
                         Vístense las praderías de rebaños de ovejas, y los valles 
                          se cubren de mieses. Se lanzan gritos de júbilo y se 
                          canta. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        66  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Acción 
                          de gracias por una liberación   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        Al 
                          maestro del coro. Cántico.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        ¡Aclamad 
                          a Dios la tierra toda!  | 
                       
                      
                        2  | 
                         Salmodiad la gloria de su nombre, dadle la gloria de 
                          alabanza.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Decid 
                          a Dios: ¡Cuán admirables son tus obras! Por la grandeza 
                          de tu poder te lisonjearán tus enemigos.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Póstrese 
                          toda la tierra ante ti y entone salmos a tu nombre. Selah.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Venid 
                          y ved las maravillas de Dios, admirables gestas en favor 
                          de los hijos del hombre.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        El 
                          transformó el mar en tierra seca, atravesaron el río 
                          a pie enjuto. Alegrémonos de ello.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        El 
                          con su poder domina por la eternidad; sus ojos observan 
                          a las gentes, a los rebeldes, para que no se levanten 
                          contra El. Selah.  | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        Bendecid, 
                          ¡oh pueblos!, a nuestro Dios; haced oír la voz de sus 
                          alabanzas.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        El 
                          ha conservado en vida nuestra alma, no ha dejado que 
                          vacilaran nuestros pies.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Pues 
                          tú, ¡oh Dios!, nos has probado, nos has probado como 
                          se prueba la plata;  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        nos 
                          hiciste caer en la red, pusiste grave peso sobre nuestros 
                          lomos.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Hiciste 
                          cabalgar hombres sobre nuestras cabezas. Pasamos por 
                          el fuego y por el agua, pero nos sacaste a refrigerio.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Entraré 
                          en tu casa con holocaustos, te cumpliré mis votos,  | 
                       
                      
                        | 14  | 
                        los 
                          que pronunciaron mis labios y profirió mi boca en mi 
                          angustia.   | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Te 
                          ofreceré en holocausto víctimas pingües con perfume 
                          de carneros; te sacrificaré bueyes y machos cabríos. Selah.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Vosotros 
                          todos cuantos teméis a Dios, venid y escuchad, y os 
                          contaré cuanto ha hecho por mí.  | 
                       
                      
                        |  17 | 
                        Le 
                          invocaré con mi boca, le cantaré himnos con mi lengua.  | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Si 
                          hubiera tenido iniquidad en mi corazón, no me hubiera 
                          escuchado el Señor.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Pero 
                          me oyó Dios y atendió a la voz de mi plegaria.   | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        ¡Bendito 
                          sea Dios, que no desechó mi oración ni me negó su piedad! 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        67  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Conozcan 
                          a Dios todos los pueblos   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        Al 
                          maestro del coro. A las cuerdas. Salmo. Cántico   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Apiádese 
                          Dios de nosotros y bendíganos,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        haga 
                          resplandecer su faz sobre nosotros. Selah.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Para 
                          que se conozcan en la tierra tus caminos y tu salvación 
                          entre todas las gentes.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Alábente, 
                          ¡oh Dios!, los pueblos, celébrente los pueblos todos.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Alégrense 
                          las naciones y salten de gozo, porque tú gobiernas a 
                          los pueblos con equidad y riges a las naciones de la 
                          tierra. Selah.    | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Alábente, 
                          ¡oh Dios!, los pueblos, celébrente los pueblos todos.  | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Dio 
                          la tierra sus frutos. Que Elohim, nuestro Dios, nos 
                          bendiga.   | 
                       
                      
                        | 8  | 
                         Bendíganos Dios, y témanle todos los confines de la 
                          tierra. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        68  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Canto 
                          triunfal  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |  Al 
                          maestro del coro. Salmo de David. Cántico.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        ¡Alzase 
                          Dios! Se dispersan sus enemigos y huyen a su vista los 
                          que le odian.  | 
                       
                      
                        2  | 
                        Se 
                          desvanecen como se desvanece el humo;   | 
                       
                      
                        3   | 
                        como 
                          al fuego se funde la cera, perecen los impíos ante la 
                          presencia de Dios.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        ¡Alégrense, 
                          por el contrario, los justos y exulten, salten de de 
                          júbilo en presencia de Dios!   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Cantad 
                          a Dios, ensalzad su nombre, allanad el camino al que 
                          viene cabalgando por el desierto; Yavé es su nombre; 
                          exultad ante El.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        El 
                          padre de los huérfanos, el defensor de las viudas, es 
                          Dios en su santo tabernáculo.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Dios, 
                          que da casa a los desamparados, que pone al libertad 
                          a los cautivos. Sólo los rebeldes se quedarán al seco.  | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        ¡Oh 
                          Dios! Cuando tú salías a la cabeza de tu pueblo, cuando 
                          avanzabas por el desierto. Selah.  | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Tembló 
                          la tierra, y los cielos se derritieron; tembló el Sinaí 
                          ante Dios, el Dios de Israel.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Tú 
                          hacías llover, ¡oh Dios!, una lluvia generosa sobre 
                          tu heredad, y cuando ésta desfallecía, tú la sostenías.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Tu 
                          familia habitó en ella; tú preparaste, ¡oh Dios!, tus 
                          bienes a los menesterosos.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Da 
                          su voz de mando el Señor; vienen en tropel los portadores 
                          de buenas nuevas:  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        “Huyen 
                          los reyes de los ejércitos, huyen; aun la mujer casera 
                          participa en el botín.”   | 
                       
                      
                        | 14  | 
                        Y 
                          mientras vosotros reposáis entre los oviles, las alas 
                          de la paloma se han cubierto de plata, y sus plumas, 
                          de oro brillante.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Al 
                          dispersar el Omnipotente por ella a los reyes, cayó 
                          la nieve sobre el Selmón.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Monte 
                          de Dios es el monte de Basán; montaña rica en cumbres 
                          la montaña de Basán.   | 
                       
                      
                        |  17 | 
                        ¿Por 
                          qué miráis con envidia, montes encumbrados, al monte 
                          que eligió Dios para morada suya, en el que por siempre 
                          habitará Yavé?   | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Los 
                          carros de Dios son millares de millares; viene entre 
                          ellos Yavé del Sinaí a su santuario.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Subiste 
                          a lo alto, apresando cautivos, recibiendo hombres como 
                          presentes, aun a los rebeldes contra la morada de Yavé 
                          Dios.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Bendito 
                          sea todos los días el Señor; El lleva nuestra carga, 
                          es el Dios de nuestra salvación. Selah.  | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Dios 
                          es Dios nuestro para salvar, y a Yavé, nuestro Señor, 
                          pertenecen las salidas de la muerte,   | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        pues 
                          Dios rompe la cabeza a sus enemigos, y el cráneo cabelludo 
                          al que persiste en su maldad.   | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        Dijo 
                          el Señor: “Haré volver de Basán, yo haré volver de las 
                          profundidades del mar,  | 
                       
                      
                        | 24 | 
                        para 
                          que puedas lavar tus pies en la sangre, y que la lengua 
                          de tus perros tenga parte en los enemigos.”  | 
                       
                      
                        | 25 | 
                        Aparece 
                          tu cortejo, ¡oh Dios!, el cortejo de mi Dios, de mi 
                          Rey, en el santuario.   | 
                       
                      
                        | 26 | 
                        Preceden 
                          los cantores, detrás los músicos, en medio las vírgenes 
                          con címbalos.   | 
                       
                      
                        | 27 | 
                        Bendecid 
                          a Dios en las asambleas, al Señor de la fuente de Israel.   | 
                       
                      
                        | 28 | 
                        Allí 
                          está Benjamín, el más joven, a la cabeza; allí los príncipes 
                          de Judá en muchedumbre, allí los príncipes de Zabulón 
                          y los de Neftalí.  | 
                       
                      
                        | 29 | 
                        Manda, 
                          ¡oh Dios!, conforme a tu poder; confirma, ¡oh Dios!, 
                          lo que has hecho por nosotros.   | 
                       
                      
                        | 30  | 
                        Por 
                          tu templo en Jerusalén, te ofrecerán dones los reyes.  | 
                       
                      
                        | 31 | 
                        Espanta 
                          a las fieras del cañaveral, la manada de los toros con 
                          los novillos de los pueblos; prostérnense con barras 
                          de plata; dispersa a los pueblos que se deleitan en 
                          la guerra.   | 
                       
                      
                        | 32 | 
                        Vendrán 
                          príncipes de Egipto, y Etiopía se apresurará a presentar 
                          sus manos a Dios.  | 
                       
                      
                        | 33 | 
                        Reinos 
                          de la tierra, cantad a Dios, entonad salmos al Señor. Selah.   | 
                       
                      
                        | 34 | 
                        Al 
                          que cabalga sobre los cielos eternos, al que hace oír 
                          su voz, su voz potente.   | 
                       
                      
                        | 35 | 
                        Dad 
                          a Dios el poder; su majestad está sobre Israel, y su 
                          poder sobre las nubes.   | 
                       
                      
                        | 36 | 
                        Eres 
                          terrible, ¡oh Dios!, en tu santuario. Es el Dios de 
                          Israel, el que da a su pueblo poder y fuerza. ¡Bendito 
                          sea Dios!  | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        69  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          del pueblo vejado  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        Al 
                          maestro del coro. Sobre “Los lirios.” De David.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Sálvame, 
                          ¡oh Dios!, porque las aguas han entrado hasta el alma.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Húndome 
                          en profundo cieno, donde no puedo hacer pie;  | 
                       
                      
                        3   | 
                         me sumerjo en aguas profundas, y me arrastra la corriente.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Cansado 
                          estoy de clamar, se abrasa mi garganta y desfallecen 
                          mis ojos en espera de mi Dios.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Son 
                          más que los cabellos de mi cabeza los que sin causa 
                          me aborrecen; más fuertes que mis huesos los que injustamente 
                          me combaten, y tengo que pagar lo que nunca robé.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Tú, 
                          ¡oh Dios!, conoces mi estulticia y no se te ocultan 
                          mis pecados.  | 
                       
                      
                        7   | 
                        No 
                          sean confundidos por mi causa los que en ti esperan, 
                          ¡oh Señor, Yavé de los ejércitos! No sean por mí contundidos 
                          los que a ti te buscan, ¡oh Dios de Israel!   | 
                       
                      
                        8   | 
                        Pues 
                          por ti sufro afrentas y cubre mi rostro la vergüenza.  | 
                       
                      
                        9   | 
                        He 
                          venido a ser extraño para mis hermanos, y extranjero 
                          para los hijos de mi madre.   | 
                       
                      
                        10  | 
                        Porque 
                          me consume el celo de tu casa; los denuestos de los 
                          que te vituperan caen sobre mí.   | 
                       
                      
                        11  | 
                        Cuando 
                          lloro y ayuno, toman pretexto para insultarme.  | 
                       
                      
                        12  | 
                        Por 
                          vestido me cubro de saco, y he venido a ser fábula para 
                          ellos.   | 
                       
                      
                        13  | 
                        Cuchichean 
                          contra mí los que se sientan en las puertas; soy la 
                          cantilena de los bebedores de licores.  | 
                       
                      
                        14   | 
                        Yo 
                          por eso oro a ti, ¡oh Yavé!, en tiempo oportuno, joh 
                          Dios! Por tu inmensa piedad, escúchame, por la verdad 
                          de tu salvación.   | 
                       
                      
                        15  | 
                        Sácame 
                          del lodo para que no me sumerja, y sea librado de los 
                          que me aborrecen y de lo profundo de las aguas.  | 
                       
                      
                        16  | 
                        No 
                          me anegue el ímpetu de las aguas, no me trague la hondura, 
                          no cierre el pozo su boca sobre mí.   | 
                       
                      
                         17  | 
                        Óyeme, 
                          Yavé, que es benigna tu piedad; mírame según la muchedumbre 
                          de tus misericordias.  | 
                       
                      
                        18  | 
                        No 
                          escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy en angustia: 
                          apresúrate a oírme.   | 
                       
                      
                        19  | 
                        Acércate 
                          a mi alma y redímela; líbrame por causa de mis enemigos.   | 
                       
                      
                        20  | 
                        Tú 
                          conoces el oprobio, el vituperio, la afrenta que se 
                          me hace; todos mis opresores los tienes a tu vista.  | 
                       
                      
                        21  | 
                        El 
                          oprobio me destroza el corazón y desfallezco; esperé 
                          que alguien se compadeciese, y no hubo nadie; alguien 
                          que me consolase, y no lo hallé.   | 
                       
                      
                        22  | 
                        Diéronme 
                          a comer veneno, y en mi sed me dieron a beber vinagre.   | 
                       
                      
                        23  | 
                        Sea 
                          para ellos su mesa lazo, y tropiezo para sus amigos.  | 
                       
                      
                        24  | 
                        Oscurézcanse 
                          sus ojos y no vean, y que sus lomos vacilen siempre.   | 
                       
                      
                        25  | 
                        Derrama 
                          sobre ellos tu ira; alcáncelos el furor de tu cólera;  | 
                       
                      
                        26  | 
                        asoladas 
                          sean sus moradas, y no haya quien habite sus tiendas.   | 
                       
                      
                        27  | 
                        Porque 
                          persiguieron al que tú habías herido y acrecentaron 
                          el dolor del que tú llagaste.   | 
                       
                      
                        28  | 
                        Añade 
                          esta iniquidad a sus iniquidades, y no tengan parte 
                          en tu justicia.   | 
                       
                      
                        29  | 
                        Que 
                          sean borrados del libro de la vida y no sean inscritos 
                          con los justos.  | 
                       
                      
                        30   | 
                        En 
                          verdad que estoy afligido y dolorido; sosténgame, ¡oh 
                          Dios!, tu ayuda,   | 
                       
                      
                        31  | 
                        y 
                          cantaré cánticos al nombre de Dios y le ensalzaré con 
                          alabanzas.   | 
                       
                      
                        32  | 
                        Más 
                          gratas a Dios que un becerro, más que un toro de cuernos 
                          y uñas.   | 
                       
                      
                        33  | 
                        Lo 
                          verán los afligidos y se alegrarán, y que viva vuestro 
                          corazón, los que buscáis a Dios.   | 
                       
                      
                        34  | 
                        Porque 
                          oye Yavé a los indigentes y no desdeña a sus cautivos.   | 
                       
                      
                        35  | 
                        Alábenle 
                          los cielos y la tierra, los mares y cuanto en ellos 
                          se mueve,   | 
                       
                      
                        36  | 
                         pues salvará Dios a Sión y reedificará las ciudades 
                          de Judá, y habitarán allí y la poseerán.  
                          | 
                       
                      
                        37  | 
                        Y 
                          la heredará la descendencia de tus siervos, y morarán 
                          en ella los que aman su nombre.  | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        70  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Ardiente 
                          petición desocorro  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        Al 
                          maestro del coro. De David. Para memoria.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Ven, 
                          ¡oh Dios!, a librarme; apresúrate, ¡oh Yavé!, a socorrerme.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Sean 
                          confundidos y avergonzados los que buscan mi vida,  | 
                       
                      
                        3   | 
                         puestos en huida y cubiertos de ignominia los que se 
                          alegran de mi mal.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Vuelvan 
                          avergonzados la espalda los que gritan: “¡Ea! ¡Ea!”  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Alégrense 
                          y regocíjense en ti cuantos te buscan, y sin cesar repitan: 
                          “Sea Dios engrandecido,” los que aman tu salvación.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                         Yo soy un pobre menesteroso. Apresúrate, ¡oh Dios!, 
                          a prestarme auxilio; tú eres mi ayuda y mi libertador; 
                          ¡oh Yavé!, no tardes. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        71  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          de un Justo en su ancianidad   | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        1  | 
                        A 
                          ti, Yavé, me acojo; no sea jamás confundido.   | 
                       
                      
                        2  | 
                        en 
                          tu justicia líbrame y sálvame, inclina a mí tus oídos 
                          y sálvame.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Sé 
                          para mí roca de refugio donde pueda ampararme. Tú has 
                          resuelto mi salvación, porque eres mi baluarte y mi 
                          fortaleza.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Sálvame, 
                          Dios mío, de las manos del malvado, de las manos del 
                          perverso y del violento.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Porque 
                          tú, ¡oh Señor!, eres mi esperanza, mi confianza desde 
                          mi juventud.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Sobre 
                          ti me apoyé desde el seno, desde las entrañas de mi 
                          madre tú fuiste mi apoyo; yo siempre te alabaré.  | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        He 
                          sido para muchos objeto de asombro, pero tú fuiste mi 
                          poderoso asilo.   | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        Llénese 
                          mi boca de tus alabanzas, de tu gloria continuamente.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        No 
                          me rechaces en el tiempo de la vejez; cuando se debiliten 
                          mis fuerzas, no me abandones.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Porque 
                          hablan contra mí mis enemigos, y los que me espían se 
                          conjuran entre sí,   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        diciendo: 
                          “Dios le ha dejado; perseguidle y cogedle, que no habrá 
                          quien le libre.”   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        ¡Oh 
                          Dios!, no te alejes de mí; acude presto, ¡Dios mío!, 
                          en mi socorro.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Sean 
                          confundidos y exterminados mis enemigos; cúbranse de 
                          vergüenza y de ignominia los que buscan mi mal.  | 
                       
                      
                        | 14  | 
                        Yo 
                          siempre esperaré, y a tus alabanzas añadiré nuevas alabanzas.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Proclamará 
                          mi boca tu justicia, todos los días tu salvación, porque 
                          no conozco su número.   | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Entraré 
                          en las proezas del Señor; recordaré, ¡oh Yavé!, sólo 
                          tu justicia.   | 
                       
                      
                        |  17 | 
                        Tú, 
                          ¡oh Dios!, me adoctrinaste desde mi juventud, y hasta 
                          ahora he pregonado tus prodigios.  | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        No 
                          me abandones, pues, ¡oh Dios!, en la vejez y en la canicie 
                          hasta que anuncie tu poderío a esta generación y tus 
                          proezas a la venidera.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Y 
                          tu justicia, ¡oh Dios!, tan excelsa, porque tú haces 
                          grandes cosas. ¿Quién, ¡oh Dios!, como tú?  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Tú 
                          me has hecho probar muchas angustias y calamidades, 
                          pero de nuevo me darás vida y de nuevo me harás subir 
                          de los abismos de la tierra.   | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Acrecienta 
                          mi magnificencia y vuelve a consolarme.  | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        Y 
                          yo alabaré, ¡Dios mío!, al sonido del arpa, tu fidelidad; 
                          te salmodiaré a la cítara, ¡oh Santo de Israel!   | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        Te 
                          cantarán mis labios entonando salmos, y mi alma, por 
                          ti rescatada.   | 
                       
                      
                        | 24 | 
                        Mi 
                          lengua ensalzará tu justicia todo el día por haber confundido 
                          y avergonzado a los que buscan mi mal. 
                          | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        72  | 
                       
                      
                        |   | 
                        El 
                          rey Mesías  | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        1  | 
                        De 
                          Salomón. Otorga, ¡oh Dios!, al rey tu juicio, y tu justicia 
                          al hijo del rey,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        para 
                          que juzgue a tu pueblo con justicia, y a tus oprimidos 
                          con equidad.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Aporten 
                          los montes la paz para el pueblo, y los collados la 
                          justicia.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Haga 
                          justicia a los oprimidos del pueblo, salve a los hijos 
                          del menesteroso y quebrante a los opresores.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Que 
                          dure tanto como el sol y permanezca ante la luna de 
                          generación en generación.   | 
                       
                      
                        | 6  | 
                        Que 
                          descienda como la lluvia sobre el césped, como aguaceros 
                          que riegan la tierra.   | 
                       
                      
                        | 7  | 
                        Florezca 
                          en sus días la justicia y haya mucha paz mientras dure 
                          la luna.   | 
                       
                      
                        | 8  | 
                        Que 
                          domine de mar a mar, del río hasta los confines de la 
                          tierra.   | 
                       
                      
                        | 9  | 
                        Ante 
                          El se inclinarán los habitantes del desierto y sus enemigos 
                          morderán el polvo.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Los 
                          reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán sus dones, 
                          y los soberanos de Seba y de Saba le pagarán tributo.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Postraránse 
                          ante él todos los reyes y le servirán todos los pueblos.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Porque 
                          salvará al indigente que implora y al pobre que no tiene 
                          quien le ayude.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Tendrá 
                          piedad del débil y del menesteroso y salvará las almas 
                          de los pobres.   | 
                       
                      
                        | 14  | 
                        Rescatará 
                          sus almas de la opresión y de la violencia, y será preciosa 
                          su sangre a los ojos de él.   | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Que 
                          viva, pues, y désele oro de Seba; que se ore por él 
                          continuamente y que se le bendiga todo el día.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Habrá 
                          abundancia de trigo en el país; en las cimas de los 
                          montes ondularán las mieses como árboles del Líbano 
                          y florecerán en las ciudades como la hierba de la tierra.   | 
                       
                      
                        |  17 | 
                        Será 
                          su nombre bendito por siempre; durará mientras dure 
                          el sol, y se bendecirán en él todas las familias de 
                          la tierra, y todas las naciones le aclamarán bienaventurado.  | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        |   | 
                        Doxología 
                          final del libro segundo  | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Sea 
                          bendito el nombre de Yavé, Dios de Israel, el único 
                          que hace maravillas.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Y 
                          bendito sea por siempre su glorioso nombre, y llénese 
                          de su gloria toda la tierra. Amén. Amén.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Aquí 
                          acaban las preces de David, hijo de Jesé.  | 
                       
                      
                         | 
                         
                        
  | 
                       
                    
                   
                    
              C.R.Y&S  | 
              |