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EL
LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID
Libro
Segundo.42-50
42 |
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Ardientes
deseos del desterrado por ver nuevamente el santuario |
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Al
maestro del coro. Maskil. (Salmo) de los hijos de Coré. |
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1 |
Como
anhela la cierva las corrientes de las aguas, |
2 |
así
te anhela mi alma, ¡oh Dios! |
3 |
Mi
alma está sedienta de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo iré
y veré la faz de Dios? |
4 |
Mis
lágrimas son día y noche mi pan cuando me dicen cada
día: “¿Dónde está tu Dios?” |
5 |
Lo
recuerdo, y mi alma se expansiona, pues atravesaba yo
por medio de los nobles hacia la casa de Dios entre
los gritos de alegría y alabanza, en festiva algazara. |
6 |
¿Por
qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí?
Espera en Dios, que aún le alabaré; es la salvación
de mi faz y mi Dios. |
7 |
Abatida
está mi alma. Por eso me acuerdo de ti desde la tierra
del Jordán, desde las cumbres del Hermón y del monte
Misar. |
8 |
Un
remolino llama a otro remolino; con el rumor de tus
cascadas, todas tus ondas y tus olas pasan sobre mí. |
9 |
De
día dispensa Yavé su gracia, y de noche me acompaña
su cántico, una oración al Dios de mi vida. |
10 |
Digo
a Dios: “¡Oh Roca mía! ¿Por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué he de andar en luto bajo la opresión del enemigo?” |
11 |
Mientras
quebrantan mis huesos, mis opresores se burlan de mí,
diciéndome continuamente: “¿Dónde está tu Dios?” |
12 |
¿Por
qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí?
Espera en Dios, que aún le alabaré. El es la salvación
de mi rostro, y mi Dios. |
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43 |
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1 |
Júzgame,
¡oh Dios! y defiende mi causa; líbrame de esta gente
sin piedad, del hombre pérfido y malvado. |
2 |
Pues
que eres tú mi refugio, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué
he de andar en luto bajo la opresión del enemigo? |
3 |
Manda
tu luz y verdad; ellas me guiarán y me llevarán a tu
monte santo, a tus tabernáculos. |
4 |
¡Oh
si pudiera acercarme al altar de Dios, al Dios de mi
alegría, y cantarle a la cítara, oh Dios, Dios mío! |
5 |
¿Por
qué te abates, alma mía? ¿Por qué te turbas contra mí?
Espera en Dios, que aún le alabaré. ¡El es la salvación
de mi rostro y mi Dios! |
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44 |
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Lamentación
por el estado de opresión en que se halla el pueblo |
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Al
maestro del coro. Maskil. De los hijos de Coré. |
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1 |
Con
nuestro oído, ¡oh Dios!, hemos oído; |
2 |
nos
contaron nuestros padres la obra que tú hiciste en sus
días, en los tiempos antiguos. |
3 |
Tú
con tu mano desposeíste a las gentes y los plantaste
a ellos. Afligiste a los pueblos y los arrojaste. |
4 |
Pues
no se apoderaron de la tierra por su espada, ni les
dio su brazo la victoria, sino tu diestra, tu brazo,
la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos. |
5 |
Tú,
¡oh Dios!, eres mi Rey, tú das victorias a Jacob. |
6 |
Por
ti batiremos a nuestros enemigos, en tu nombre pisotearemos
a nuestros adversarios. |
7 |
Pues
no confío en mi arco, ni mi espada me dará la victoria. |
8 |
Pues
eres tú el que nos salvas de nuestros opresores y el
que confundes a cuantos nos odian. |
9 |
Nosotros
nos gloriaremos en Yavé todos los días y alabaremos
por siempre tu nombre. Selah. |
10 |
Pero
ahora nos has rechazado y nos has hecho caer en la ignominia,
no sales ya con nuestros ejércitos. |
11 |
Nos
has hecho volver la espalda ante el opresor, y los que
nos aborrecían nos han expoliado. |
12 |
Nos
has entregado como ovejas destinadas al matadero y nos
has dispersado entre las gentes. |
13 |
Has
vendido de balde a tu pueblo, y no ganaste mucho con
su venta. |
14 |
Nos
has hecho el oprobio de nuestros vecinos, el ludibrio
y la mofa de cuantos nos rodean. |
15 |
Nos
has hecho la fábula de las gentes, meneo de cabeza entre
los pueblos. |
16 |
Mi
ignominia está todo el día delante de mí; cubre mi rostro
la vergüenza. |
17 |
Ante
los gritos de insulto y de blasfemia, ante el enemigo
ávido de venganza. |
18 |
Todo
esto ha venido sin haberte olvidado ni haber roto tu
alianza. |
19 |
No
se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se salieron de
tu camino nuestros pasos. |
20 |
Pues
tú nos aplastaste en lugar de chacales y nos cubriste
de sombras de muerte. |
21 |
Si
hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, si hubiéramos
tendido nuestras palmas a dioses extraños, |
22 |
¿no
habría de saberlo Dios, que conoce los secretos del
corazón? |
23 |
Antes
por tu causa somos degollados cada día y somos considerados
como ovejas para el matadero. |
24 |
¡Despierta!
¿Por qué estás dormido, Señor? ¡Desperézate! ¡No nos
abandones para siempre! |
25 |
¿Por
qué escondes tu rostro, olvidándote de nuestra miseria
y opresión? |
26 |
Pues
está nuestra alma postrada en el polvo, y nuestro vientre
pegado a la tierra. |
27 |
¡Levántate
y ayúdanos! ¡Rescátanos por tu piedad! |
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45 |
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Canto
Nupcial |
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Al
maestro del coro. “A los lirios”. Maskil. De los hijos
de Coré. Canto de amor. |
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1 |
Bulle
en mi corazón un bello discurso, al rey dedico mi poema. |
2 |
Es
mi lengua como cálamo de veloz escriba. |
3 |
Eres
el más hermoso de los hijos de los hombres; en tus labios
la gracia se ha derramado; por eso te bendijo Dios para
siempre. |
4 |
Cíñete
tu espada sobre el muslo, ¡oh héroe!; tus galas y preseas. |
5 |
Y
marcha, cabalga por la verdad y la justicia; enséñete
tu diestra portentosas hazañas. |
6 |
Agudas
son tus saetas; ante ti caerán los pueblos; desfallecen
los corazones de los enemigos del rey. |
7 |
Tu
trono subsistirá por siempre jamás, cetro de equidad
es el cetro de tu reino. |
8 |
Amas
la justicia y aborreces la iniquidad; por eso Yavé,
tu Dios, te ha ungido con el óleo de la alegría más
que a tus compañeros. |
9 |
Mirra,
áloe, casia (exhalan) tus vestidos; desde los palacios
de marfil los instrumentos de cuerda te alegran. |
10 |
Hijas
de reyes vienen a tu encuentro, y a tu diestra está
la reina con oro de Ofir. |
11 |
Oye,
hija, y mira; inclina tu oído; olvida tu pueblo y la
casa de tu padre. |
12 |
Prendado
está el rey de tu hermosura; pues que él es tu señor,
póstrate ante él. |
13 |
La
hija de Tiro viene con dones, los ricos del pueblo te
halagarán. |
14 |
Toda
radiante de gloria entra la hija del rey; su vestido
está tejido de oro. |
15 |
Entre
brocados es llevada al rey. Detrás de ella, las vírgenes,
sus compañeras, son introducidas a ti. |
16 |
Con
alegría y algazara son conducidas, entran en el palacio
del rey. |
17 |
A
tus padres sucederán tus hijos, los constituirás por
príncipes de toda la tierra. |
18 |
Yo quisiera recordar tu nombre de generación en generación.Por
eso los pueblos te alabarán por siempre jamás.
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46 |
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Dios,
protector de su pueblo |
|
Al
maestro del coro. De los hijos de Coré. Para voces altas.
Cántico. |
1 |
Dios
es nuestro amparo y nuestra fortaleza, |
2 |
una
ayuda muy asequible en las tribulaciones. |
3 |
Por
eso no hemos de temer aunque tiemble la tierra, aunque
se conmuevan los montes en el seno del mar, |
4 |
y
se agiten y espumen sus olas, y retiemblen los montes
a su empuje. Selah. (Yavé de los ejércitos
está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra Roca). |
5 |
Un
río con sus brazos alegra la ciudad de Dios, el santuario
donde mora el Altísimo. |
6 |
En
medio de ella está Dios; no será conmovida. Dios la
socorrerá desde el clarear de la mañana. |
7 |
Túrbanse
las naciones, vacilan los reinos; dio su voz, se derrite
la tierra. |
8 |
Yavé
de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob
es nuestra ciudadela. Selah. |
9 |
Venid
y ved las proezas de Yavé, los prodigios que obró sobre
la tierra. |
10 |
El
es quien hace cesar la guerra hasta los confines de
la tierra. El rompe el arco, troncha la lanza y hace
arder los escudos en el fuego. |
11 |
“Cesad
y reconoced que yo soy Dios, excelso entre las gentes,
exaltado en la tierra.” |
12 |
Yavé
de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob
es nuestra ciudadela. Selah.
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47 |
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Venida
de las gentes al reino de Dios |
|
Al
maestro de coro. De los hijos de Coré. |
1 |
¡Oh
pueblos todos!, batid palmas, |
2 |
aclamad
a Dios con voces jubilosas. |
3 |
Porque
es Yavé el Altísimo, el terrible, el gran Rey sobre
toda la tierra. |
4 |
El
nos someterá a los pueblos y pondrá las naciones bajo
nuestros pies. |
5 |
El
nos ha elegido como su heredad, el orgullo de Jacob,
a quien El amó. Selah. |
6 |
Se
eleva Dios entre aclamaciones, Yavé (se alza) al son
de las trompetas. |
7 |
¡Cantad
a Dios, cantadle! ¡Cantad a nuestro Rey, cantadle! |
8 |
Porque
es el Rey de toda la tierra, cantad a Dios con maestría. |
9 |
Reina
Dios sobre las gentes, se sienta Dios en su santo trono. |
10 |
Los príncipes de los pueblos se han reunido con el pueblo
del Dios de Abraham, pues de Dios son los grandes de
la tierra, ensalzado sobremanera.
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48 |
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Canto
a la liberación de Jerusalén |
|
Cántico.
Salmo de los hijos de Coré. |
1 |
Grande
es Yavé |
2 |
y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo. |
3 |
Bello
promontorio, alegría de toda la tierra, el monte de
Sión, en los confines del aquilón; es la ciudad del
gran Rey. |
4 |
Dios
en sus alcázares se dio a conocer como ciudadela. |
5 |
Pues
he aquí que los reyes se habían aliado, y unidos avanzaban. |
6 |
En
cuanto la vieron, quedaron espantados, y, aterrados,
se dieron a la fuga. |
7 |
Apoderóse
de ellos el terror, una angustia como de mujer en parto; |
8 |
como
viento solano, que destroza las naves de Tarsis. |
9 |
Como
lo habíamos oído, así lo hemos visto en la ciudad de
Yavé de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios.
Dios la hará subsistir por siempre. Selah. |
10 |
Considerarnos,
¡oh Dios!, tu piedad en medio de tu templo. |
11 |
Como
tu nombre, ¡oh Dios!, así tu alabanza llega hasta los
confines de la tierra; tu diestra está llena de justicia. |
12 |
Alégrese
el monte de Sión, salten de júbilo las hijas de Judá
por tus juicios. |
13 |
Dad
vueltas a Sión, girad en torno; contad sus torres. |
14 |
Poned
atención a sus murallas; considerad sus alcázares, para
poder contarlo a las generaciones venideras. |
15 |
Porque
éste es Dios, nuestro Dios por siempre jamás; El es
quien nos guía. Al muth.
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49 |
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Todo
hombre es mortal, pero el justo tiene la firme esperanza
en la inmortalidad |
|
Al
maestro de coro. Salmo de los hijos de Coré. |
1 |
¡Oíd
esto, pueblos todos! |
2 |
¡Prestad
oído todos los moradores del orbe: |
3 |
plebeyos
y nobles, ricos y pobres juntamente! |
4 |
Mi
boca va a proferir sentencias sabias, y la meditación
de mi corazón palabras sensatas. |
5 |
Tenderé
mis oídos al proverbio, y al arpa expondré mi enigma. |
6 |
¿Por
qué he de temer los días de desventura, cuando la iniquidad
de los que pisan mis talones me cerca, |
7 |
los que confían en su opulencia y se glorían de la abundancia
de sus riquezas? |
8 |
Nadie
puede rescatar al hombre de la muerte, nadie puede dar
a Dios su rescate; |
9 |
pues
muy caro es el precio de rescate de la vida, y ha de
renunciar por siempre |
10 |
a
continuar viviendo indefinidamente sin ver la fosa. |
11 |
Pues
verá cómo los sabios mueren, desaparecen juntamente
el necio y el exulto, y dejan a otros sus haciendas. |
12 |
Las
tumbas son sus casas para siempre, sus moradas de generación
en generación, aunque dieron sus nombres a las tierras. |
13 |
Pero
el hombre no perdura en su esplendor, es semejante a
las bestias, que perecen. |
14 |
Tal
es el camino de los que confían en sí mismos, y el fin
de los que se complacen en su boca. Selah. |
15 |
Como
rebaño son echados al seol, la muerte los pastorea,
los justos los dominan; a la mañana, su figura se desvanece
en el seol, lejos de su morada. |
16 |
Pero
Dios rescatará mi alma de las manos del seol,
pues me tomará. Selah. |
17 |
No
temas, pues, cuando un hombre se enriquece y se acrecienta
la gloria de su casa. |
18 |
Porque
a su muerte nada se llevará consigo, ni le seguirá su
gloria. |
19 |
Aunque
se haya halagado durante su vida: “Te alabarán porque
te trataste bien”, |
20 |
tendrá
que irse a la morada de sus padres para no ver jamás
la luz. |
21 |
El hombre en esplendor no perdura, y se asemeja a las
bestias, que perecen.
|
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50 |
|
El
culto aceptable a Dios |
|
Salmo
de Asaf. |
1 |
El Dios de dioses, Yavé, habla, convoca a la tierra
desde el levante al poniente. |
2 |
Desde
Sión, dechado de hermosura, Dios se mostró esplendoroso. |
3 |
Viene
nuestro Dios, y no en silencio; le precede un fuego
devorador, en su derredor cruje furiosa tempestad, |
4 |
Convoca
desde arriba a los cielos y a la tierra para juzgar
a su pueblo: |
5 |
“¡Reunid
a mis piadosos, que sellaron con un sacrificio mi alianza!” |
6 |
Que
los cielos promulguen su justicia, porque es Dios el
que juzga. |
7 |
¡Oye,
pueblo mío, que te hablo yo; que testimonio contra ti,
oh Israel! Yo soy Elohim, tu Dios. |
8 |
No
te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos,
que están siempre ante mí. |
9 |
No
tomaré becerros de tu casa ni machos cabríos de tus
apriscos. |
10 |
Porque
mías son todas las bestias de la selva y los miles de
animales de los montes. |
11 |
Yo
conozco todas las aves de los cielos, y todo lo que
en el campo se mueve me pertenece. |
12 |
Si
tuviera hambre, no te lo diría a ti, porque mío es el
mundo y cuanto lo llena. |
13 |
¿Como
yo acaso la carne de los toros? ¿Bebo acaso la sangre
de los cabritos? |
14 |
Ofrece
a Dios sacrificios de alabanza y cumple tus votos al
Altísimo. |
15 |
E
invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú
me glorificarás. |
16 |
Pero
al impío dícele Dios: ¿Quién eres tú para enumerar mis
mandamientos y tomar en tu boca mi alianza, |
17 |
tú
que aborreces la disciplina y echas a la espalda mis
palabras? |
18 |
Si
ves a un ladrón, corres con él, y tienes tu parte con
el adúltero. |
19 |
Abandonas
tu boca al mal, y tu lengua urde el engaño. |
20 |
Sentado
hablas contra tu hermano, y contra el hijo de tu madre
esparces la calumnia. |
21 |
Esto
haces, y ¿voy a callarme? ¿Creíste que era yo como tú?
Yo quisiera corregirte poniendo esto ante tus ojos. |
22 |
Entended,
pues, los que os olvidáis de Dios, no sea que os destroce,
sin que haya quien os libre. |
23 |
El
que me ofrece sacrificios de alabanza me glorifica;
y a quien sigue el camino, le mostraré la salvación
de Dios.
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C.R.Y&S |
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