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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

EL LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID

Libro Primero.31-41

31
 
Plegaria de un  angustiado y acción de gracias por la liberación
  Al director del coro. Salmo de David.
1
En ti, ¡oh Yavé!, confío;
2
no sea yo nunca confundido, líbrame en tu justicia.
3
Inclina a mí tus oídos, apresúrate a librarme; sé para mí roca inexpugnable, ciudadela para mi salvación.
4
Pues tú eres mi roca, mi ciudadela; por amor de tu nombre tú me guiarás y conducirás.
5
Me sacarás de la red que me han tendido, porque tú eres mi fortaleza.
6
En tus manos encomiendo mi espíritu. Tú me has rescatado, Yavé, Dios fiel.
7
Tú aborreces a los servidores de los vanos ídolos, pero yo a Yavé me confío.
8
Me alegraré y me gozaré en tu piedad, pues has visto mi aflicción y has considerado las aflicciones de mi alma.
9
No me entregaste en manos del enemigo, afirmaste mis pies en la anchura.
10
Ten piedad de mí, ¡oh Yavé! porque estoy angustiado. La tristeza consume mis ojos, mi alma y mis entrañas. Pues mi vida se consume en el dolor, y mis años en gemidos.
11
Mi vigor enflaquece por la aflicción, y mis huesos se consumen.
12
Soy el oprobio de todos mis opresores, objeto de terror para mis vecinos y de espanto para cuantos me conocen. Los que me ven en la calle, huyen de mí.
13
Como muerto he sido olvidado en los corazones, soy como una vasija de desecho.
14
Pues he oído el murmurar de muchos, espanto en derredor, cuando a una se confabulaban contra mí y tramaban arrebatarme la vida.
15
Pero yo a ti me confío, oh Yavé!, yo digo: Tú eres mi Dios.
16
En tus manos están mis destinos. Líbrame de las manos de mis enemigos y de mis perseguidores.
17
Haz resplandecer tu faz sobre tu siervo y sálvame en tu piedad.
18
Yavé, que no sea yo confundido, pues te invoco. Confundidos sean los malvados, y mudos bajen al seol.
19
Que callen los labios mentirosos, que, soberbios y despectivos, dicen insolencias contra el justo.
20
Qué grande es tu bondad, oh Yavé!, que guardas para los que te temen, que muestras a los que a ti se acogen delante de los hijos de los hombres.
21
Tú los guardas, al amparo de tu rostro, de las altanerías de los hombres, y como en una tienda los pones a cubierto de las lenguas pendencieras.
22
¡Bendito sea Yavé, que en mí hace admirable su piedad como en ciudad fortificada!
23
Pero yo dije en mi turbación: “He sido arrojado de ante tus ojos.” Pero tú has oído mi voz suplicante cuando a ti clamé.
24
Amad a Dios vosotros todos sus piadosos; a los fieles guarda Yavé, y paga con creces a los soberbios.
25
Esforzaos y fortaleced vuestro corazón todos cuantos esperáis en Yavé.
 
32
 
Confesión de los pecados y acción de gracias por el perdón
  De David. Maskil.
1
Bienaventurado a quien le ha sido perdonada su transgresión, a quien le ha sido remitido su pecado.
2
Bienaventurado aquel a quien no imputa Yavé su iniquidad y en cuyo espíritu no hay falsedad.
3
Mientras callé, consumíanse mis huesos, gimiendo durante todo el día.
4
Pues día y noche tu mano pesaba sobre mí, y tornóse mi vigor en sequedades del estío. Selah.
5
Te confesé mi pecado y no oculté mi iniquidad. Dije: “Confesaré a Yavé mi pecado,” y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Selah.
6
Por eso te invocarán todos los piadosos al tiempo propicio, y la inundación de las copiosas aguas no llegará a ellos.
7
Tú eres mi asilo; de la angustia me guardas, de cantos de liberación me rodeas, Selah.
8
Yo te enseñaré y te instruiré en el camino que debes seguir; seré tu consejero y estarán mis ojos sobre ti.
9
No seas sin entendimiento, como el caballo y el mulo: con la brida y el freno hay que sujetar su ímpetu; de lo contrario, no se acercan a ti.
10
Muchos son los dolores del impío, pero la piedad cercará al que se confía a Yavé.
11
¡Alegraos en Yavé y regocijaos, justos! Saltad de gozo todos los rectos de corazón.

33
 
Alabanza del poder y la providencia del Señor
   
1
Aclamad, justos, a Yavé; bien está a los rectos la alabanza,
2
Alabad a Yavé con la cítara, ensalzadle con el arpa de diez cuerdas.
3
Cantadle un cántico nuevo y tañed bien con júbilo la lira.
4
Porque es recta la palabra de Yavé, y toda su obra conforme a verdad.
5
El ama la justicia y el derecho, y de la bondad de Yavé está llena la tierra.
6
Por la palabra de Yavé fueron hechos los cielos, y todo su ejército por el aliento de su boca.
7
El reúne como en odre las aguas del mar y hace estanques de los abismos.
8
Tema a Yavé toda la tierra, témanla todos los habitantes del universo,
9
porque dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue.
10
Frustra Yavé el consejo de las gentes y anula las maquinaciones de los pueblos.
11
El consejo de Yavé permanece para siempre; los designios de su corazón, de generación en generación.
12
Venturoso el pueblo cuyo Dios es Yavé, el pueblo que El se eligió por heredad.
13
Mira Yavé desde los cielos, contempla a todos los hijos de los hombres.
14
Desde la morada en que se asienta observa todos los habitantes de la tierra.
15
El ha plasmado todos los corazones y conoce a fondo todas sus obras.
16
No es la muchedumbre de los ejércitos lo que salva al rey, ni se libra el guerrero por su mucha fuerza.
17
Vano es para la victoria el caballo, pues con todo su vigor no libra.
18
He aquí que los ojos de Yavé están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su piedad,
19
para salvar sus almas de la muerte, para hacerlos vivir en tiempo de hambre.
20
Nuestra alma espera en Yavé; El es nuestro auxilio y nuestro escudo.
21
Pues en El se regocija nuestro corazón, en su santo nombre está nuestra confianza.
22
Sea, Yavé, sobre nosotros tu piedad, como esperamos en ti.
   
34
 
Alabanza deDios, protector del justo
De David, cuando se fingió loco ante Abimelec, que le echó de sí, pudiendo así escapar.
1
Alef. Yo bendeciré a Yavé en todo tiempo;
2
su alabanza estará siempre en mi boca.
3
Bet. En Yavé se gloriará mi alma; lo oirán los humildes, y se alegrarán.
4
Guímel. ¡Engrandeced conmigo a Yavé, ensalcemos a una su nombre!
5
Dálet. Yo he buscado a Yavé, y El me ha respondido, librándome de todos mis terrores.
6
He. Volveos todos a El y seréis iluminados, y vuestros rostros no serán confundidos.
7
Zain. Clamó este pobre, y Yavé escuchó y le salvó de todas sus angustias.
8
Jet. Acampa el ángel de Yavé en derredor de los que le temen y los salva.
9
Tet. Gustad y ved cuan bueno es Yavé. Bienaventurado el varón que a El se acoge.
10
Yod. Temed a Yavé vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.
11
Kaf. Empobrecen los ricos y pasan hambre, pero a los que buscan a Yavé no les falta bien alguno. Selah.
12
Lamed. Venid, hijos, y oídme, y os enseñaré el temor de Yavé.
13
Mem. ¿Quién es el hombre que ama la vida y desea ver días felices?
14
Nun. Preserva del mal tu lengua, tus labios de palabras mentirosas.
15
Sámec. Aléjate del mal y haz el bien, busca y persigue la paz.
16
Ayin. Los ojos de Yavé están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus clamores.
17
Fe. La faz de Yavé contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria.
18
Sade. Clamaron los justos, y Yavé los oyó y los libró de todas sus angustias.
19
Qof. Yavé está próximo a los contritos de corazón y salva a los de espíritu abatido.
20
Resh. Muchas son las calamidades del justo, pero de todas ellas le libra Yavé.
21
Shin. Toma a su cuidado todos sus huesos, y ni uno solo de ellos será roto.
22
Tau. La malicia matará al impío, y los que aborrecen al justo expiarán.
23
Yavé redime el alma de sus siervos, y no expiarán cuantos a El se acogen.
   
35
 
Plegaria del justo contra sus perseguidores.
  De David.
1
Contiende, ¡oh Yavé!, con mis contrincantes, combate a los que luchan contra mí.
2
Empuña el escudo y la adarga y álzate en ayuda mía.
3
Enristra la lanza y cierra al encuentro de mis enemigos; di a mi alma: “Yo soy tu salvación.”
4
Sean confundidos y avergonzados los que buscan mi vida. Retrocedan, cubiertos de ignominia, los que maquinan el mal.
5
Sean como paja al viento; persígalos el ángel de Yavé.
6
Sea su camino tiniebla y resbaladero, y el ángel de Yavé los acose.
7
Porque sin causa me tendieron la red, sin motivo cavaron una fosa a mi alma.
8
Sorpréndalos inesperadamente la ruina, y sean capturados en la red que tendieron, y caigan en la fosa que cavaron.
9
Y mi alma se alegrará en Yavé y se gozará en su salvación.
10
Todos mis huesos dirán: ¿Quién semejante a ti, ¡oh Yavé!, que libras al desvalido del poderoso, al pobre y al afligido de quien le despoja?
11
Alzáronse testigos violentos para demandarme lo que no sabía.
12
Pagáronme mal por bien para abatir mi alma.
13
Yo, empero, cuando ellos estuvieron enfermos, me vestí de saco, afligiendo con el ayuno mi alma, y repetía en mi pecho las plegarias.
14
Me porté (con ellos) como con un amigo, como con un hermano; como si llevase luto por mi madre, (andaba) sombrío y encorvado.
15
Pero ellos se alegraban de mi vacilación y se confabulaban y reunían contra mí, hiriéndome sin yo saberlo, gritando sin descanso.
16
Se burlan de mí, haciendo mofa. y rechinan contra mí sus dientes.
17
¿Hasta cuándo, ¡oh Señor!, estarás de espectador? Libra mi alma de los que rugen, mi única de los cachorros de león.
18
Te alabaré en medio de la gran asamblea, te ensalzaré en medio de un pueblo poderoso.
19
No se alegren de mí mis falsarios enemigos, no se guiñen el ojo los que sin motivo me aborrecen.
20
Pues tú tienes palabras de paz, y contra los mansos de la tierra traman palabras fraudulentas.
21
Abren contra mí sus bocas, diciendo: “¡Ah, ah! Lo vieron nuestros ojos.”
22
¿No lo ves, Yavé? ¡No calles! ¡Señor mío, no te alejes de mí!
23
¡Despierta y álzate en favor de mi derecho, Dios mío y Señor mío, sal en mi defensa!
24
Júzgame según tu justicia, Yavé, Señor mío, y no se alegren de mí.
25
Que no puedan decir en su corazón: “¡Eah! Este era nuestro deseo.” Que no digan: “¡Lo hemos devorado!”
26
Sean juntamente confundidos y avergonzados cuantos se gozan de mi mal.
27
Sean cubiertos de vergüenza y confusión los que se muestran arrogantes contra mí.
28
Exulten y alégrense los que aman mi justicia, y digan siempre: “¡Ensalzado sea Yavé, que se deleita en la paz de su siervo!”
29
Y mi lengua proclamará tu justicia, todo el día tu alabanza.
   
36
 
Bondad de Dios y maldad del impío
Al maestro del coro. De David, siervo de Yavé.
   
1
Oráculo de malicia tiene el impío en lo íntimo de su corazón;
2
no hay ante sus ojos temor de Dios.
3
Pues lisonjéase a sus propios ojos demasiado para descubrir y odiar su pecado.
4
Las palabras de su boca son falsedad y fraude; ha renunciado a ser cuerdo y a obrar bien.
5
En su lecho maquina iniquidad, emprende caminos no buenos, no rechaza el mal.
6
¡Oh Yavé! tu piedad se levanta hasta los cielos, tu fidelidad hasta las nubes.
7
Tu justicia es como los montes de Dios, tus juicios son un inmenso abismo. Hombres y bestias tú socorres, ¡oh Yavé!
8
¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu piedad! Los hijos de los hombres a la sombra de tus alas se acogen.
9
Sácianse de la abundancia de tu ca­sa y los abrevas en el torrente de tus delicias;
10
porque en ti está la fuente de la vida, en tu luz vemos la luz.
11
Extiende tu piedad a los que te conocen y tu justicia a los rectos de corazón.
12
No me pise el pie del soberbio ni me eche fuera la mano del impío.
13
Allí han caído los obradores de iniquidad, están postrados, sin poder levantarse. 
   
37
 
La providencia divina sobre el justo y sobre el impío
De David.
   
1
Alef. No te impacientes por los malvados, no envidies a los que hacen el mal,
2
porque, como el heno, presto se mustiarán, y cual la hierba verde se agostarán.
3
Bet. Tú confía en Yavé y obra el bien; habita en la tierra y apaciéntate de seguridad.
4
Haz de Yavé tus delicias, y te dará lo que tu corazón desea.
5
Guímel. Encomienda a Yavé tus caminos, confía en El, y El obrará.
6
Y hará salir como la luz tu justicia, y tu derecho como el mediodía
7
Dálet. Aquiétate en Yavé y espera en El; no te impacientes por la prosperidad de sus caminos, de los que obran la iniquidad.
8
He. Depón el enojo y deja la cólera. No te excites, que a mal sólo conduce.
9
Porque los malvados serán exterminados, pero los que esperan en Yavé poseerán la tierra.
10
Wau. Aún un poco, y el impío ya no será; le buscarás en su lugar, y no estará.
11
Los afligidos poseerán la tierra y gozarán de gran paz.
12
Zain. Maquina el impío contra el justo y rechina sus dientes contra él.
13
El Señor se ríe de él, porque ve que viene su día.
14
Jet. Desenvainaron los malvados su espada, entesaron su arco para abatir al pobre y al miserable, para asesinar a los de camino recto.
15
Su espada penetrará en su corazón, y se quebrantarán sus arcos.
16
Tet. Mejor le es al justo lo poco que la gran opulencia de los impíos.
17
Porque los brazos de los impíos serán rotos, mientras que Yavé sostiene a los justos.
18
Yod. Conoce Yavé los días de los íntegros, y su posesión será por siempre.
19
No serán confundidos al tiempo malo, y en los días de hambre serán saciados.
20
Kaf. Pues los impíos perecerán, y los enemigos de Yavé, como la lozanía de los prados, se marchitarán, se desvanecerán como el humo.
21
Lamed. Pide prestado el impío y no puede pagar, el justo se compadece y da.
22
Pues los benditos de Yavé heredarán la tierra, mientras que sus malditos serán exterminados.
23
Mem. Por Yavé se afirman los pasos del varón cuyo camino le place.
24
Si cayere, no permanecerá postrado, porque Yavé le sostiene su mano.
25
Nun. Mozo fui y ya soy viejo, y no vi abandonado al justo, ni a su prole mendigar el pan.
26
Todos los días se compadece y presta, y es bendecida su posteridad.
27
Samec. Apártate del mal y haz el bien, y habitarás por siempre.
28
Porque ama Yavé el juicio y no desampara a sus piadosos. Ayin, Serán guardados para siempre. La progenie de los impíos será extirpada.
29
Los justos poseerán la tierra y morarán en ella por siempre.
30
Pe. La boca del justo medita sabiduría, y su lengua proclama el derecho.
31
La ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan.
32
Sade. El malvado espía al justo y busca cómo darle muerte.
33
Yavé no le abandonará a su mano y no permitirá que sea condenado en el juicio.
34
Qof. Confía en Yavé y guarda sus caminos, y El te ensalzará para que poseas la tierra, y verás la exterminación de los impíos.
35
Resh. He visto al impío prepotente y extenderse como cedro del Líbano;
36
y he pasado, y ya no era; le busqué, y no le hallé.
37
Sin. Guarda la integridad y practica el derecho, pues hay porvenir para el hombre pacífico.
38
Pero los impíos a una serán exterminados, y la posteridad de los malvados será extirpada.
39
Tau. De Yavé viene la salvación de los justos, es su refugio al tiempo de la angustia.
40
Yavé los socorre y los libra; del impío los libra y los salva, porque se acogen a El.
   
38
 
Oración de un pecador arrepentido
Salmo de David. Para la memoria.
   
1
No me reprendas, Yavé, en tu furor,
2
ni me corrijas en tu ira.
3
Pues tus saetas han penetrado en mí y pesa sobre mí tu mano.
4
Nada hay sano en mi carne a causa de tu ira; nada íntegro en mis huesos a causa de mis pecados.
5
Pues mis iniquidades pasan sobre mi cabeza, pesan sobre mí como pesada carga.
6
Mis llagas son fétidas y purulentas a causa de mi locura.
7
Estoy encorvado y en gran manera abatido, en luto camino todo el día.
8
Pues mis lomos están llenos de ardores y no hay en mi carne parte sana.
9
Estoy desfallecido y sobremanera acabado y doy rugidos por la conmoción de mi corazón.
10
Señor, ante ti es­tán todos mis deseos y no se te ocultan mis gemidos.
11
Mi corazón palpita, me abandona mi fuerza, y hasta la luz de mis ojos no está conmigo.
12
Mis amigos y mis compañeros se estacionan lejos de mis llagas, mis allegados se mantienen lejos.
13
Tiéndenme lazos los que buscan mi vida, y los que buscan mi mal dicen desventuras; todo el día están maquinando engaños.
14
Pero yo, como sordo, no oigo, y soy como mudo, que no abre la boca.
15
Soy como hombre que no oye, y en cuya boca no hay respuesta.
16
Porque es en ti, Yavé, en quien confío, y Tú, Señor, Dios mío, serás quien responde.
17
Porque digo: “Qué no se gocen de mi (mal) ni se engrían contra mí cuando resbale mi pie.”
18
Pues yo estoy para caer, y mi dolor está constantemente ante mí.
19
Porque confieso mi culpa y estoy acongojado por mi pecado.
20
Y mis enemigos vivientes son poderosos 13, y se multiplican los que injustamente me odian.
21
Y los que vuelven mal por bien me hostigan por seguir el bien.
22
¡No me abandones, oh Yavé; Dios mío, no estés alejado de mí!
23
¡Corre en mi auxilio, Señor mío, mi salvación!
   
39
   
 
Deprecación del Justo Atribulado.
Al maestro de coro. De Iditún. Salmo de David.
   
1
Yo me dije: Velaré sobre mi conducta para no pecar con mi lengua;
2
pondré freno a mi boca mientras tenga al impío frente a mí.
3
Quedé silencioso, mudo; del bien me abstuve, pero mi dolor se exacerbaba.
4
Me ardía el corazón en mi interior, se encendía el fuego en mi meditación y prorrumpí con mi lengua.
5
Dame a conocer, ¡oh Yavé!, mi fin y cuál sea la medida de mis días; que sepa cuán caduco soy.
6
Has reducido a un palmo mis días, y mi existencia delante de ti es la nada; no dura más que un soplo todo hombre.
7
Pasa el hombre como una sombra, por un soplo solo se afana; amontona sin saber para quién.
8
Y ahora, ¿qué puedo esperar, Señor? Mi esperanza está en ti.
9
Líbrame de todas mis iniquidades, no me hagas objeto de escarnio de los insensatos.
10
Enmudezco, no abro mi boca, porque tú eres el que obras.
11
Desvía de mí tu azote; el rigor de tu mano me consume.
12
Tú corriges al hombre castigando la iniquidad, y consumes, como la polilla, lo que le es más querido. Cierto que todo hombre es un soplo. Selah.
13
Oye, ¡oh Yavé!, mi plegaria; da oídos a mis clamores; no seas insensible a mis lágrimas.
14
Porque yo no soy más que un extranjero para ti, un advenedizo, como todos mis padres. Aparta de mí tu mirada (airada), para que yo respire antes de que me vaya y ya no sea.
   
40
 
Acción de Gracias por el auxilio recibido y petición de nuevo auxilio
Al maestro del coro. Salmo de David.
   
1
Confiadamente esperé en Yavé,
2
y El se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
3
Y me sacó de una horrible hoya, de fangosa charca. Y afirmó mis pies sobre roca y afianzó mis pasos.
4
Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Que lo vean muchos y teman y confíen en Yavé.
5
Bienaventurado el varón que en Yavé puso su confianza y no se vuelve a los soberbios ni mentirosos apóstatas.
6
Tú, ¡oh Yavé!, Dios mío, has multiplicado tus maravillas y tus designios en favor nuestro. Nadie hay semejante a ti. Yo quisiera anunciarlas, hablar de ellas, pero sobrepasan todo número.
7
No te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda; me has dado oído abierto; no pides ni holocausto ni sacrificio expiatorio.
8
Entonces dije: “¡He aquí que vengo!” En el rollo del libro me está prescrito
9
hacer tu complacencia; Dios mío, me es grato, y tu Ley está en medio de mis entrañas.
10
He proclamado la justicia en la gran asamblea, he aquí que no he cerrado mis labios; Yavé, tú lo sabes.
11
No he tenido encerrada tu justicia en mi corazón, he anunciado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado tu piedad y tu fidelidad a la numerosa asamblea.
12
No apartes de mí, ¡oh Yavé!, tu misericordia; tu piedad y tu fidelidad me guardarán por siempre.
13
Porque me rodean males sin número, se me echan encima mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Superan en número a los cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón.
14
Agrádate en librarme, ¡oh Yavé; corre, ¡oh Yavé!, en mi ayuda.
15
Sean confundidos y avergonzados a una los que buscan mi vida para perderla. Vuelvan las espaldas, llenos de vergüenza, los que en mi mal se solazan.
16
Estremézcanse de ignominia los que me gritan: ¡Ea, ea!
17
Salten de gozo y alégrense en ti todos los que te buscan, digan siempre: “¡Ensalzado sea Yavé!” Los que aman tu salvación.
18
Cuanto a mí, pobre y menesteroso, mi Señor cuidará de mí. Tú eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío, no tardes!
   
41
 
Oración de un enfermo grave
Al maestro del coro. Salmo de David.
   
1
Bienaventurado el que se preocupa por el necesitado y el desvalido;
2
en el día malo le librará Yavé.
3
Le guardará Yavé y le dará vida. Será dichoso sobre la tierra y no lo entregará a la animosidad de sus enemigos.
4
Le sostendrá Yavé en el lecho del dolor; le aliviará sobre su lecho en su enfermedad.
5
Yo digo: ¡Oh Yavé, ten piedad de mí! ¡Sana mi alma, porque pequé contra ti!
6
Mis enemigos hablan hostilmente contra mí: “¿Cuándo se morirá y perecerá su nombre?”
7
Si vienen a verme, hablan mentirosamente; su corazón rezuma maldad, y, saliendo fuera, se desahogan en palabras.
8
Reunidos los que me odian, murmuran contra mí y maquinan el mal contra mí:
9
"Un mal infernal se ceba en él; se acostó para no volver a levantarse."
10
Aun el que tenía paz conmigo, aquel en quien me confiaba y comía mi pan, alzó contra mí su calcañal.
11
Pero tú, ¡oh Yavé!, ten piedad de mí; haz que me levante, y entonces les daré su merecido.
12
En esto conoceré que te complaces en mí, en que no triunfe mi enemigo sobre mí;
13
y tú me mantendrás incólume y me guardarás por siempre en tu presencia.
14
¡Bendito sea Yavé, Dios de Israel, por los siglos de los siglos! Amén. Amén.
   

 

C.R.Y&S