|   | 
            
                   EL 
                  LIBRO DE LOS SALMOS DEL REY DAVID  
                  Libro 
                  Primero.31-41 
                  
                    
                      
                        31  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Plegaria 
                          de un  angustiado y acción de gracias por la liberación  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Al 
                          director del coro. Salmo de David.  | 
                       
                      
                        1  | 
                        En 
                          ti, ¡oh Yavé!, confío;  | 
                       
                      
                        2  | 
                        no 
                          sea yo nunca confundido, líbrame en tu justicia.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Inclina 
                          a mí tus oídos, apresúrate a librarme; sé para mí roca 
                          inexpugnable, ciudadela para mi salvación.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Pues 
                          tú eres mi roca, mi ciudadela; por amor de tu nombre 
                          tú me guiarás y conducirás.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Me 
                          sacarás de la red que me han tendido, porque tú eres 
                          mi fortaleza.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        En 
                          tus manos encomiendo mi espíritu. Tú me has rescatado, 
                          Yavé, Dios fiel.  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Tú 
                          aborreces a los servidores de los vanos ídolos, pero 
                          yo a Yavé me confío.   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Me 
                          alegraré y me gozaré en tu piedad, pues has visto mi 
                          aflicción y has considerado las aflicciones de mi alma.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        No 
                          me entregaste en manos del enemigo, afirmaste mis pies 
                          en la anchura.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Ten 
                          piedad de mí, ¡oh Yavé! porque estoy angustiado. La 
                          tristeza consume mis ojos, mi alma y mis entrañas. Pues 
                          mi vida se consume en el dolor, y mis años en gemidos.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Mi 
                          vigor enflaquece por la aflicción, y mis huesos se consumen.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Soy 
                          el oprobio de todos mis opresores, objeto de terror 
                          para mis vecinos y de espanto para cuantos me conocen. 
                          Los que me ven en la calle, huyen de mí.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Como 
                          muerto he sido olvidado en los corazones, soy como una 
                          vasija de desecho.  | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Pues 
                          he oído el murmurar de muchos, espanto en derredor, 
                          cuando a una se confabulaban contra mí y tramaban arrebatarme 
                          la vida.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Pero 
                          yo a ti me confío, oh Yavé!, yo digo: Tú eres mi Dios.   | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        En 
                          tus manos están mis destinos. Líbrame de las manos de 
                          mis enemigos y de mis perseguidores.  | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Haz 
                          resplandecer tu faz sobre tu siervo y sálvame en tu 
                          piedad.  | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Yavé, 
                          que no sea yo confundido, pues te invoco. Confundidos 
                          sean los malvados, y mudos bajen al seol.  | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Que 
                          callen los labios mentirosos, que, soberbios y despectivos, 
                          dicen insolencias contra el justo.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Qué 
                          grande es tu bondad, oh Yavé!, que guardas para los 
                          que te temen, que muestras a los que a ti se acogen 
                          delante de los hijos de los hombres.  | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Tú 
                          los guardas, al amparo de tu rostro, de las altanerías 
                          de los hombres, y como en una tienda los pones a cubierto 
                          de las lenguas pendencieras.  | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        ¡Bendito 
                          sea Yavé, que en mí hace admirable su piedad como en 
                          ciudad fortificada!   | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        Pero 
                          yo dije en mi turbación: “He sido arrojado de ante tus 
                          ojos.” Pero tú has oído mi voz suplicante cuando a ti 
                          clamé.  | 
                       
                      
                        | 24 | 
                        Amad 
                          a Dios vosotros todos sus piadosos; a los fieles guarda 
                          Yavé, y paga con creces a los soberbios.   | 
                       
                      
                        | 25 | 
                        Esforzaos 
                          y fortaleced vuestro corazón todos cuantos esperáis 
                          en Yavé.  | 
                       
                      
                        |   | 
                         | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        32  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Confesión 
                          de los pecados y acción de gracias por el perdón  | 
                       
                      
                        |   | 
                        De 
                          David. Maskil.  | 
                       
                      
                        1  | 
                        Bienaventurado 
                          a quien le ha sido perdonada su transgresión, a quien 
                          le ha sido remitido su pecado.  | 
                       
                      
                        2  | 
                        Bienaventurado 
                          aquel a quien no imputa Yavé su iniquidad y en cuyo 
                          espíritu no hay falsedad.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Mientras 
                          callé, consumíanse mis huesos, gimiendo durante todo 
                          el día.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Pues 
                          día y noche tu mano pesaba sobre mí, y tornóse mi vigor 
                          en sequedades del estío.  Selah.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Te 
                          confesé mi pecado y no oculté mi iniquidad. Dije: “Confesaré 
                          a Yavé mi pecado,” y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Selah.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Por 
                          eso te invocarán todos los piadosos al tiempo propicio, 
                          y la inundación de las copiosas aguas no llegará a ellos.  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Tú 
                          eres mi asilo; de la angustia me guardas, de cantos 
                          de liberación me rodeas, Selah.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Yo 
                          te enseñaré y te instruiré en el camino que debes seguir; 
                          seré tu consejero y estarán mis ojos sobre ti.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        No 
                          seas sin entendimiento, como el caballo y el mulo: con 
                          la brida y el freno hay que sujetar su ímpetu; de lo 
                          contrario, no se acercan a ti.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Muchos 
                          son los dolores del impío, pero la piedad cercará al 
                          que se confía a Yavé.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        ¡Alegraos 
                          en Yavé y regocijaos, justos! Saltad de gozo todos los 
                          rectos de corazón.  | 
                       
                      
                         | 
                           | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        33  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Alabanza 
                          del poder y la providencia del Señor  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Aclamad, 
                          justos, a Yavé; bien está a los rectos la alabanza,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        Alabad 
                          a Yavé con la cítara, ensalzadle con el arpa de diez 
                          cuerdas.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Cantadle 
                          un cántico nuevo y tañed bien con júbilo la lira.   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Porque 
                          es recta la palabra de Yavé, y toda su obra conforme 
                          a verdad.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        El 
                          ama la justicia y el derecho, y de la bondad de Yavé 
                          está llena la tierra.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Por 
                          la palabra de Yavé fueron hechos los cielos, y todo 
                          su ejército por el aliento de su boca.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        El 
                          reúne como en odre las aguas del mar y hace estanques 
                          de los abismos.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Tema 
                          a Yavé toda la tierra, témanla todos los habitantes 
                          del universo,   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        porque 
                          dijo El, y fue hecho; mandó, y así fue.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Frustra 
                          Yavé el consejo de las gentes y anula las maquinaciones 
                          de los pueblos.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        El 
                          consejo de Yavé permanece para siempre; los designios 
                          de su corazón, de generación en generación.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Venturoso 
                          el pueblo cuyo Dios es Yavé, el pueblo que El se eligió 
                          por heredad.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Mira 
                          Yavé desde los cielos, contempla a todos los hijos de 
                          los hombres.   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Desde 
                          la morada en que se asienta observa todos los habitantes 
                          de la tierra.  | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        El 
                          ha plasmado todos los corazones y conoce a fondo todas 
                          sus obras.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        No 
                          es la muchedumbre de los ejércitos lo que salva al rey, 
                          ni se libra el guerrero por su mucha fuerza.   | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Vano 
                          es para la victoria el caballo, pues con todo su vigor 
                          no libra.   | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        He 
                          aquí que los ojos de Yavé están sobre los que le temen, 
                          sobre los que esperan en su piedad,   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        para 
                          salvar sus almas de la muerte, para hacerlos vivir en 
                          tiempo de hambre.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Nuestra 
                          alma espera en Yavé; El es nuestro auxilio y nuestro 
                          escudo.   | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Pues 
                          en El se regocija nuestro corazón, en su santo nombre 
                          está nuestra confianza.   | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        Sea, 
                          Yavé, sobre nosotros tu piedad, como esperamos en ti.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        34  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Alabanza 
                          deDios, protector del justo  | 
                       
                      
                        De 
                          David, cuando se fingió loco ante Abimelec, que le echó 
                          de sí, pudiendo así escapar.  | 
                       
                      
                        1  | 
                        Alef. Yo bendeciré a Yavé en todo tiempo;   | 
                       
                      
                        2  | 
                        su 
                          alabanza estará siempre en mi boca.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Bet. 
                          En Yavé se gloriará mi alma; lo oirán los humildes, 
                          y se alegrarán.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Guímel. ¡Engrandeced conmigo a Yavé, ensalcemos a una su nombre!   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Dálet. Yo he buscado a Yavé, y El me ha respondido, librándome 
                          de todos mis terrores.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        He. 
                          Volveos todos a El y seréis iluminados, y vuestros rostros 
                          no serán confundidos.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Zain. 
                          Clamó este pobre, y Yavé escuchó y le salvó de todas 
                          sus angustias.   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Jet. 
                          Acampa el ángel de Yavé en derredor de los que le temen 
                          y los salva.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Tet. 
                          Gustad y ved cuan bueno es Yavé. Bienaventurado el varón 
                          que a El se acoge.   | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Yod. Temed a Yavé vosotros sus santos, pues nada falta a 
                          los que le temen.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Kaf. Empobrecen los ricos y pasan hambre, pero a los que 
                          buscan a Yavé no les falta bien alguno. Selah.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Lamed. Venid, hijos, y oídme, y os enseñaré el temor de Yavé.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Mem. ¿Quién es el hombre que ama la vida y desea ver días 
                          felices?   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Nun. 
                          Preserva del mal tu lengua, tus labios de palabras mentirosas.   | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Sámec. 
                          Aléjate del mal y haz el bien, busca y persigue la paz.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Ayin. 
                          Los ojos de Yavé están sobre los justos, y sus oídos, 
                          atentos a sus clamores.  | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Fe. La faz de Yavé contra los que hacen el mal, para borrar 
                          de la tierra su memoria.   | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Sade. Clamaron los justos, y Yavé los oyó y los libró de todas 
                          sus angustias.  | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        Qof. 
                          Yavé está próximo a los contritos de corazón y salva 
                          a los de espíritu abatido.  | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Resh. Muchas son las calamidades del justo, pero de todas 
                          ellas le libra Yavé.   | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Shin. Toma a su cuidado todos sus huesos, y ni uno solo de 
                          ellos será roto.  | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        Tau. La malicia matará al impío, y los que aborrecen al justo 
                          expiarán.  | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        Yavé 
                          redime el alma de sus siervos, y no expiarán cuantos 
                          a El se acogen.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        35  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Plegaria 
                          del justo contra sus perseguidores.  | 
                       
                      
                        |   | 
                        De 
                          David.  | 
                       
                      
                        1  | 
                        Contiende, 
                          ¡oh Yavé!, con mis contrincantes, combate a los que 
                          luchan contra mí.  | 
                       
                      
                        2  | 
                        Empuña 
                          el escudo y la adarga y álzate en ayuda mía.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Enristra 
                          la lanza y cierra al encuentro de mis enemigos; di a 
                          mi alma: “Yo soy tu salvación.”   | 
                       
                      
                        4  | 
                        Sean 
                          confundidos y avergonzados los que buscan mi vida. Retrocedan, 
                          cubiertos de ignominia, los que maquinan el mal.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Sean 
                          como paja al viento; persígalos el ángel de Yavé.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Sea 
                          su camino tiniebla y resbaladero, y el ángel de Yavé 
                          los acose.   | 
                       
                      
                        7  | 
                        Porque 
                          sin causa me tendieron la red, sin motivo cavaron una 
                          fosa a mi alma.   | 
                       
                      
                        8  | 
                        Sorpréndalos 
                          inesperadamente la ruina, y sean capturados en la red 
                          que tendieron, y caigan en la fosa que cavaron.   | 
                       
                      
                        9  | 
                        Y 
                          mi alma se alegrará en Yavé y se gozará en su salvación.   | 
                       
                      
                        10  | 
                        Todos 
                          mis huesos dirán: ¿Quién semejante a ti, ¡oh Yavé!, 
                          que libras al desvalido del poderoso, al pobre y al 
                          afligido de quien le despoja?  | 
                       
                      
                        11  | 
                        Alzáronse 
                          testigos violentos para demandarme lo que no sabía.  | 
                       
                      
                        12  | 
                        Pagáronme 
                          mal por bien para abatir mi alma.  | 
                       
                      
                        13  | 
                        Yo, 
                          empero, cuando ellos estuvieron enfermos, me vestí de 
                          saco, afligiendo con el ayuno mi alma, y repetía en 
                          mi pecho las plegarias.   | 
                       
                      
                        14  | 
                        Me 
                          porté (con ellos) como con un amigo, como con un hermano; 
                          como si llevase luto por mi madre, (andaba) sombrío 
                          y encorvado.  | 
                       
                      
                        15  | 
                        Pero 
                          ellos se alegraban de mi vacilación y se confabulaban 
                          y reunían contra mí, hiriéndome sin yo saberlo, gritando 
                          sin descanso.   | 
                       
                      
                        16  | 
                        Se 
                          burlan de mí, haciendo mofa. y rechinan contra mí sus 
                          dientes.  | 
                       
                      
                        17  | 
                        ¿Hasta 
                          cuándo, ¡oh Señor!, estarás de espectador? Libra mi 
                          alma de los que rugen, mi única de los cachorros de 
                          león.  | 
                       
                      
                        18  | 
                        Te 
                          alabaré en medio de la gran asamblea, te ensalzaré en 
                          medio de un pueblo poderoso.  | 
                       
                      
                        19  | 
                        No 
                          se alegren de mí mis falsarios enemigos, no se guiñen 
                          el ojo los que sin motivo me aborrecen.   | 
                       
                      
                        20  | 
                        Pues 
                          tú tienes palabras de paz, y contra los mansos de la 
                          tierra traman palabras fraudulentas.  | 
                       
                      
                        21  | 
                        Abren 
                          contra mí sus bocas, diciendo: “¡Ah, ah! Lo vieron nuestros 
                          ojos.”   | 
                       
                      
                        22  | 
                        ¿No 
                          lo ves, Yavé? ¡No calles! ¡Señor mío, no te alejes de 
                          mí!  | 
                       
                      
                        23  | 
                        ¡Despierta 
                          y álzate en favor de mi derecho, Dios mío y Señor mío, 
                          sal en mi defensa!   | 
                       
                      
                        24  | 
                        Júzgame 
                          según tu justicia, Yavé, Señor mío, y no se alegren 
                          de mí.   | 
                       
                      
                        25  | 
                        Que 
                          no puedan decir en su corazón: “¡Eah! Este era nuestro 
                          deseo.” Que no digan: “¡Lo hemos devorado!”  | 
                       
                      
                        26  | 
                        Sean 
                          juntamente confundidos y avergonzados cuantos se gozan 
                          de mi mal.   | 
                       
                      
                        27  | 
                        Sean 
                          cubiertos de vergüenza y confusión los que se muestran 
                          arrogantes contra mí.  | 
                       
                      
                        28  | 
                        Exulten 
                          y alégrense los que aman mi justicia, y digan siempre: 
                          “¡Ensalzado sea Yavé, que se deleita en la paz de su 
                          siervo!”   | 
                       
                      
                        29  | 
                        Y 
                          mi lengua proclamará tu justicia, todo el día tu alabanza.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                 
                  
                    
                      
                        36  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Bondad 
                          de Dios y maldad del impío  | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro del coro. De David, siervo de Yavé. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Oráculo 
                          de malicia tiene el impío en lo íntimo de su corazón;  | 
                       
                      
                        2  | 
                         no hay ante sus ojos temor de Dios.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Pues 
                          lisonjéase a sus propios ojos demasiado para descubrir 
                          y odiar su pecado.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Las 
                          palabras de su boca son falsedad y fraude; ha renunciado 
                          a ser cuerdo y a obrar bien.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        En 
                          su lecho maquina iniquidad, emprende caminos no buenos, 
                          no rechaza el mal.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        ¡Oh 
                          Yavé! tu piedad se levanta hasta los cielos, tu fidelidad 
                          hasta las nubes.   | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Tu 
                          justicia es como los montes de Dios, tus juicios son 
                          un inmenso abismo. Hombres y bestias tú socorres, ¡oh 
                          Yavé!   | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        ¡Cuán 
                          preciosa es, oh Dios, tu piedad! Los hijos de los hombres 
                          a la sombra de tus alas se acogen.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Sácianse 
                          de la abundancia de tu casa y los abrevas en el torrente 
                          de tus delicias;  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        porque 
                          en ti está la fuente de la vida, en tu luz vemos la 
                          luz.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Extiende 
                          tu piedad a los que te conocen y tu justicia a los rectos 
                          de corazón.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        No 
                          me pise el pie del soberbio ni me eche fuera la mano 
                          del impío.   | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Allí 
                          han caído los obradores de iniquidad, están postrados, 
                          sin poder levantarse.   | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        37  | 
                       
                      
                        |   | 
                        La 
                          providencia divina sobre el justo y sobre el impío  | 
                       
                      
                        | De 
                          David. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Alef. No te impacientes por los malvados, no envidies a los 
                          que hacen el mal,  | 
                       
                      
                        2  | 
                        porque, 
                          como el heno, presto se mustiarán, y cual la hierba 
                          verde se agostarán.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Bet. 
                          Tú confía en Yavé y obra el bien; habita en la tierra 
                          y apaciéntate de seguridad.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Haz 
                          de Yavé tus delicias, y te dará lo que tu corazón desea.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Guímel. Encomienda a Yavé tus caminos, confía en El, y El obrará.  | 
                       
                      
                        6   | 
                        Y 
                          hará salir como la luz tu justicia, y tu derecho como 
                          el mediodía  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Dálet. Aquiétate en Yavé y espera en El; no te impacientes 
                          por la prosperidad de sus caminos, de los que obran 
                          la iniquidad.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        He. Depón el enojo y deja la cólera. No te excites, que 
                          a mal sólo conduce.  | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Porque 
                          los malvados serán exterminados, pero los que esperan 
                          en Yavé poseerán la tierra.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Wau. Aún un poco, y el impío ya no será; le buscarás en su 
                          lugar, y no estará.   | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Los 
                          afligidos poseerán la tierra y gozarán de gran paz.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Zain. Maquina el impío contra el justo y rechina sus dientes 
                          contra él.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        El 
                          Señor se ríe de él, porque ve que viene su día.  | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Jet. 
                          Desenvainaron los malvados su espada, entesaron su arco 
                          para abatir al pobre y al miserable, para asesinar a 
                          los de camino recto.   | 
                       
                      
                        | 15 | 
                        Su 
                          espada penetrará en su corazón, y se quebrantarán sus 
                          arcos.  | 
                       
                      
                        | 16 | 
                        Tet. Mejor le es al justo lo poco que la gran opulencia de 
                          los impíos.  | 
                       
                      
                        | 17 | 
                        Porque 
                          los brazos de los impíos serán rotos, mientras que Yavé 
                          sostiene a los justos.  | 
                       
                      
                        | 18 | 
                        Yod. 
                          Conoce Yavé los días de los íntegros, y su posesión 
                          será por siempre.   | 
                       
                      
                        | 19 | 
                        No 
                          serán confundidos al tiempo malo, y en los días de hambre 
                          serán saciados.   | 
                       
                      
                        | 20 | 
                        Kaf. 
                          Pues los impíos perecerán, y los enemigos de Yavé, como 
                          la lozanía de los prados, se marchitarán, se desvanecerán 
                          como el humo.   | 
                       
                      
                        | 21 | 
                        Lamed. 
                          Pide prestado el impío y no puede pagar, el justo se 
                          compadece y da.  | 
                       
                      
                        | 22 | 
                        Pues 
                          los benditos de Yavé heredarán la tierra, mientras que 
                          sus malditos serán exterminados.  | 
                       
                      
                        | 23 | 
                        Mem. Por Yavé se afirman los pasos del varón cuyo camino 
                          le place.   | 
                       
                      
                        | 24 | 
                        Si 
                          cayere, no permanecerá postrado, porque Yavé le sostiene 
                          su mano.  | 
                       
                      
                        | 25 | 
                        Nun. 
                          Mozo fui y ya soy viejo, y no vi abandonado al justo, 
                          ni a su prole mendigar el pan.  | 
                       
                      
                        | 26 | 
                        Todos 
                          los días se compadece y presta, y es bendecida su posteridad.  | 
                       
                      
                        | 27 | 
                        Samec. Apártate del mal y haz el bien, y habitarás por siempre.  | 
                       
                      
                        | 28 | 
                        Porque 
                          ama Yavé el juicio y no desampara a sus piadosos. Ayin, Serán guardados para siempre. La progenie de los impíos 
                          será extirpada.  | 
                       
                      
                        | 29 | 
                        Los 
                          justos poseerán la tierra y morarán en ella por siempre.  | 
                       
                      
                        | 30 | 
                        Pe. La boca del justo medita sabiduría, y su lengua proclama 
                          el derecho.   | 
                       
                      
                        | 31 | 
                        La 
                          ley de su Dios está en su corazón, sus pasos no vacilan.  | 
                       
                      
                        | 32 | 
                        Sade. El malvado espía al justo y busca cómo darle muerte.  | 
                       
                      
                        | 33 | 
                        Yavé 
                          no le abandonará a su mano y no permitirá que sea condenado 
                          en el juicio.  | 
                       
                      
                        | 34 | 
                        Qof. Confía en Yavé y guarda sus caminos, y El te ensalzará 
                          para que poseas la tierra, y verás la exterminación 
                          de los impíos.  | 
                       
                      
                        | 35 | 
                        Resh. 
                          He visto al impío prepotente y extenderse como cedro 
                          del Líbano;   | 
                       
                      
                        | 36 | 
                        y 
                          he pasado, y ya no era; le busqué, y no le hallé.  | 
                       
                      
                        | 37 | 
                        Sin. Guarda la integridad y practica el derecho, pues hay 
                          porvenir para el hombre pacífico.  | 
                       
                      
                        | 38 | 
                        Pero 
                          los impíos a una serán exterminados, y la posteridad 
                          de los malvados será extirpada.   | 
                       
                      
                        | 39 | 
                        Tau. De Yavé viene la salvación de los justos, es su refugio 
                          al tiempo de la angustia.   | 
                       
                      
                        | 40 | 
                        Yavé 
                          los socorre y los libra; del impío los libra y los salva, 
                          porque se acogen a El.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        38  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          de un pecador arrepentido  | 
                       
                      
                        | Salmo 
                          de David. Para la memoria. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        No 
                          me reprendas, Yavé, en tu furor,  | 
                       
                      
                        2  | 
                         ni me corrijas en tu ira.   | 
                       
                      
                        3   | 
                        Pues 
                          tus saetas han penetrado en mí y pesa sobre mí tu mano.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Nada 
                          hay sano en mi carne a causa de tu ira; nada íntegro 
                          en mis huesos a causa de mis pecados.   | 
                       
                      
                        5   | 
                        Pues 
                          mis iniquidades pasan sobre mi cabeza, pesan sobre mí 
                          como pesada carga.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Mis 
                          llagas son fétidas y purulentas a causa de mi locura.  | 
                       
                      
                        7  | 
                        Estoy 
                          encorvado y en gran manera abatido, en luto camino todo 
                          el día.   | 
                       
                      
                        8  | 
                        Pues 
                          mis lomos están llenos de ardores y no hay en mi carne 
                          parte sana.  | 
                       
                      
                        9  | 
                        Estoy 
                          desfallecido y sobremanera acabado y doy rugidos por 
                          la conmoción de mi corazón.   | 
                       
                      
                        10  | 
                        Señor, 
                          ante ti están todos mis deseos y no se te ocultan mis 
                          gemidos.   | 
                       
                      
                        11  | 
                        Mi 
                          corazón palpita, me abandona mi fuerza, y hasta la luz 
                          de mis ojos no está conmigo.  | 
                       
                      
                        12  | 
                        Mis 
                          amigos y mis compañeros se estacionan lejos de mis llagas, 
                          mis allegados se mantienen lejos.  | 
                       
                      
                        13  | 
                        Tiéndenme 
                          lazos los que buscan mi vida, y los que buscan mi mal 
                          dicen desventuras; todo el día están maquinando engaños.   | 
                       
                      
                        14  | 
                        Pero 
                          yo, como sordo, no oigo, y soy como mudo, que no abre 
                          la boca.   | 
                       
                      
                        15  | 
                        Soy 
                          como hombre que no oye, y en cuya boca no hay respuesta.   | 
                       
                      
                        16  | 
                        Porque 
                          es en ti, Yavé, en quien confío, y Tú, Señor, Dios mío, 
                          serás quien responde.  | 
                       
                      
                        17  | 
                        Porque 
                          digo: “Qué no se gocen de mi (mal) ni se engrían contra 
                          mí cuando resbale mi pie.”   | 
                       
                      
                        18  | 
                        Pues 
                          yo estoy para caer, y mi dolor está constantemente ante 
                          mí.   | 
                       
                      
                        19  | 
                        Porque 
                          confieso mi culpa y estoy acongojado por mi pecado.  | 
                       
                      
                        20  | 
                        Y 
                          mis enemigos vivientes son poderosos 13, y se multiplican 
                          los que injustamente me odian.   | 
                       
                      
                        21  | 
                        Y 
                          los que vuelven mal por bien me hostigan por seguir 
                          el bien.  | 
                       
                      
                        22  | 
                        ¡No 
                          me abandones, oh Yavé; Dios mío, no estés alejado de 
                          mí!  | 
                       
                      
                        23  | 
                        ¡Corre 
                          en mi auxilio, Señor mío, mi salvación!  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        39  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        |   | 
                        Deprecación 
                          del Justo Atribulado.  | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro de coro. De Iditún. Salmo de David.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Yo 
                          me dije: Velaré sobre mi conducta para no pecar con 
                          mi lengua;   | 
                       
                      
                        2  | 
                        pondré 
                          freno a mi boca mientras tenga al impío frente a mí.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Quedé 
                          silencioso, mudo; del bien me abstuve, pero mi dolor 
                          se exacerbaba.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Me 
                          ardía el corazón en mi interior, se encendía el fuego 
                          en mi meditación y prorrumpí con mi lengua.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Dame 
                          a conocer, ¡oh Yavé!, mi fin y cuál sea la medida de 
                          mis días; que sepa cuán caduco soy.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Has 
                          reducido a un palmo mis días, y mi existencia delante 
                          de ti es la nada; no dura más que un soplo todo hombre.  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Pasa 
                          el hombre como una sombra, por un soplo solo se afana; 
                          amontona sin saber para quién.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Y 
                          ahora, ¿qué puedo esperar, Señor? Mi esperanza está 
                          en ti.   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        Líbrame 
                          de todas mis iniquidades, no me hagas objeto de escarnio 
                          de los insensatos.  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Enmudezco, 
                          no abro mi boca, porque tú eres el que obras.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Desvía 
                          de mí tu azote; el rigor de tu mano me consume.   | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        Tú 
                          corriges al hombre castigando la iniquidad, y consumes, 
                          como la polilla, lo que le es más querido. Cierto que 
                          todo hombre es un soplo. Selah.  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        Oye, 
                          ¡oh Yavé!, mi plegaria; da oídos a mis clamores; no 
                          seas insensible a mis lágrimas.   | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        Porque 
                          yo no soy más que un extranjero para ti, un advenedizo, 
                          como todos mis padres. Aparta de mí tu mirada (airada), 
                          para que yo respire antes de que me vaya y ya no sea.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        40  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Acción 
                          de Gracias por el auxilio recibido y petición de nuevo 
                          auxilio  | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro del coro. Salmo de David. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Confiadamente 
                          esperé en Yavé,   | 
                       
                      
                        2  | 
                        y 
                          El se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Y 
                          me sacó de una horrible hoya, de fangosa charca. Y afirmó 
                          mis pies sobre roca y afianzó mis pasos.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Puso 
                          en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro 
                          Dios. Que lo vean muchos y teman y confíen en Yavé.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Bienaventurado 
                          el varón que en Yavé puso su confianza y no se vuelve 
                          a los soberbios ni mentirosos apóstatas.   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Tú, 
                          ¡oh Yavé!, Dios mío, has multiplicado tus maravillas 
                          y tus designios en favor nuestro. Nadie hay semejante 
                          a ti. Yo quisiera anunciarlas, hablar de ellas, pero 
                          sobrepasan todo número.  | 
                       
                      
                        7  | 
                        No 
                          te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda; me has 
                          dado oído abierto; no pides ni holocausto ni sacrificio 
                          expiatorio.  | 
                       
                      
                        8  | 
                        Entonces 
                          dije: “¡He aquí que vengo!” En el rollo del libro me 
                          está prescrito   | 
                       
                      
                        9  | 
                        hacer 
                          tu complacencia; Dios mío, me es grato, y tu Ley está 
                          en medio de mis entrañas.  | 
                       
                      
                        10  | 
                        He 
                          proclamado la justicia en la gran asamblea, he aquí 
                          que no he cerrado mis labios; Yavé, tú lo sabes.  | 
                       
                      
                        11  | 
                        No 
                          he tenido encerrada tu justicia en mi corazón, he anunciado 
                          tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado tu piedad 
                          y tu fidelidad a la numerosa asamblea.  | 
                       
                      
                        12  | 
                        No 
                          apartes de mí, ¡oh Yavé!, tu misericordia; tu piedad 
                          y tu fidelidad me guardarán por siempre.  | 
                       
                      
                        13  | 
                        Porque 
                          me rodean males sin número, se me echan encima mis iniquidades, 
                          y no puedo levantar la vista. Superan en número a los 
                          cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón.   | 
                       
                      
                        14  | 
                        Agrádate 
                          en librarme, ¡oh Yavé; corre, ¡oh Yavé!, en mi ayuda.   | 
                       
                      
                        15  | 
                        Sean 
                          confundidos y avergonzados a una los que buscan mi vida 
                          para perderla. Vuelvan las espaldas, llenos de vergüenza, 
                          los que en mi mal se solazan.   | 
                       
                      
                        16  | 
                        Estremézcanse 
                          de ignominia los que me gritan: ¡Ea, ea!   | 
                       
                      
                        17  | 
                        Salten 
                          de gozo y alégrense en ti todos los que te buscan, digan 
                          siempre: “¡Ensalzado sea Yavé!” Los que aman tu salvación.   | 
                       
                      
                        18  | 
                        Cuanto 
                          a mí, pobre y menesteroso, mi Señor cuidará de mí. Tú 
                          eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío, no tardes!  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                  
                    
                      
                        41  | 
                       
                      
                        |   | 
                        Oración 
                          de un enfermo grave  | 
                       
                      
                        | Al 
                          maestro del coro. Salmo de David. | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                      
                        1  | 
                        Bienaventurado 
                          el que se preocupa por el necesitado y el desvalido;   | 
                       
                      
                        2  | 
                        en 
                          el día malo le librará Yavé.  | 
                       
                      
                        3   | 
                        Le 
                          guardará Yavé y le dará vida.  Será 
                            dichoso sobre la tierra y no lo entregará a la animosidad 
                            de sus enemigos.  | 
                       
                      
                        4  | 
                        Le 
                          sostendrá Yavé en el lecho del dolor; le aliviará sobre 
                          su lecho en su enfermedad.  | 
                       
                      
                        5   | 
                        Yo 
                          digo: ¡Oh Yavé, ten piedad de mí!  ¡Sana 
                            mi alma, porque pequé contra ti!   | 
                       
                      
                        6   | 
                        Mis 
                          enemigos hablan hostilmente contra mí: “¿Cuándo se morirá 
                          y perecerá su nombre?”  | 
                       
                      
                        | 7 | 
                        Si 
                          vienen a verme, hablan mentirosamente; su corazón rezuma 
                          maldad, y, saliendo fuera, se desahogan en palabras.  | 
                       
                      
                        | 8 | 
                        Reunidos 
                          los que me odian, murmuran contra mí y maquinan el mal 
                          contra mí:   | 
                       
                      
                        | 9 | 
                        "Un 
                          mal infernal se ceba en él; se acostó para no volver 
                          a levantarse."  | 
                       
                      
                        | 10 | 
                        Aun 
                          el que tenía paz conmigo, aquel en quien me confiaba 
                          y comía mi pan, alzó contra mí su calcañal.  | 
                       
                      
                        | 11 | 
                        Pero 
                          tú, ¡oh Yavé!, ten piedad de mí; haz que me levante, 
                          y entonces les daré su merecido.  | 
                       
                      
                        | 12 | 
                        En 
                          esto conoceré que te complaces en mí, en que no triunfe 
                          mi enemigo sobre mí;  | 
                       
                      
                        | 13 | 
                        y 
                          tú me mantendrás incólume y me guardarás por siempre 
                          en tu presencia.  | 
                       
                      
                        | 14 | 
                        ¡Bendito 
                          sea Yavé, Dios de Israel, por los siglos de los siglos! 
                          Amén. Amén.  | 
                       
                      
                        |   | 
                          | 
                       
                    
                   
                    
              C.R.Y&S  | 
              |