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LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

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CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

PROVERBIOS

 

TERCERA PARTE

SENTENCIAS DE LOS SABIOS

17
Inclina tu oído y escucha las palabras del sabio, y aplica tu corazón para entenderlas,
18
pues te será agradable conservarla en tu interior y tenerlas aseguradas en tus labios.
19
Para que pongas en Yavé tu confianza, te señalo hoy tus caminos.
20
¿No te he escrito treinta ya treinta sentencias para darte consejo y enseñanza?
21
¿Palabras sinceras para enseñarte verdad, para que sepas responder a quien te pregunte?
22
No robes al pobre porque es pobre, ni quebrantes en las puertas al desvalido.
23
Porque Yavé defenderá su causa y despojará a los que le despojan.
24
No te acompañes del iracundo ni te vayas con el colérico,
25
para que no aprendas sus manejos y no pongas lazos a tu vida.
26
No seas de los que dan la mano y salen fiadores de un deudor;
27
de otro modo, si no tienes con qué pagar, te quitarán de debajo de ti la cama.
28
No traslades los linderos antiguos que pusieron tus padres.
29
¿Has visto a uno solícito en sus cosas? Pues ante los reyes estará, no quedará entre gente oscura.
   
Capítulo 23
A la mesa
   
1
Cuando te sientes a la mesa de un señor, mira bien a quién tienes delante.
2
Y pon un cuchillo a tu garganta si sientes mucho apetito.
3
No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso.
4
No te empeñes en hacerte rico, pon coto a tu ambición.
5
Pones en ello tus ojos y desaparece luego, porque luego se hace alas y, como águila remonta el vuelo hacia el cielo.
6
No comas con el envidioso ni codicies sus manjares.
7
Porque será como un torbellino en su alma. “Come y bebe,” te dirá; pero su corazón no está contigo.
8
Y vomitarás el bocado que comiste y habrás perdido tus blandas palabras.
9
No hables a oídos del necio, que despreciará tus sensatas razones.
10
No traslades los antiguos linderos ni te metas en la heredad de los huérfanos,
11
porque su defensor es fuerte, que sentenciará por ellos contra ti.
 
 
Docilidad
 
12
Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de los sabios.
13
No ahorres a tu hijo la corrección, que porque le castigues con la vara no morirá.
14
Hiriéndole con la vara librarás su alma del sepulcro.
15
Hijo mío, si eres sabio, se alegrará mi corazón.
16
Y se alegrarán mis entrañas si tus labios hablan cosas rectas.
17
No envidies a los pecadores, antes persevera siempre en el temor de Yavé;
18
porque ciertamente tendrás un porvenir; no verás defraudada tu esperanza.
19
Óyeme, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón por buen camino.
20
No te vayas con los bebedores de vino ni con los comedores de carne.
21
Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir andrajos.
22
Escucha a tu padre, al que te engendró, y cuando envejeciere tu madre no la desprecies.
23
Compra verdad y no la vendas, sabiduría, enseñanza e inteligencia.
24
Mucho se alegrará el padre del justo y el que engendró a un sabio se gozará en él.
25
Alégrense, pues, tu padre y tu madre y gócese la que te engendró.
26
Dame, hijo mío, tu corazón y pon tus ojos en mis caminos.
27
Sima profunda es la ramera, y pozo estrecho la extraña.
28
También ella, como el ladrón, está al acecho y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
 
 
El borracho
 
29
¿A quién los ayes, a quién los lamentos, a quién las contiendas, a quién las quejas, a quién las heridas sin causa, a quién los negrales en los ojos?
30
A quien se para mucho ante el vino, a los que se van en busca de la mixtura.
31
No mires mucho al vino cuando rojea y cuando espuma en el vaso;
32
entra suavemente, pero al fin muerde como sierpe y pica como áspid.
33
Y tus ojos verán cosas extrañas y hablarás sin concierto;
34
Te parecerá estar acostado en medio del mar y estar durmiendo en la punta de un mástil.
35
“Me han pegado, y no me ha dolido; me han tundido, y no lo he sentido; cuando me despierte, volveré a buscarlo.”
   
Capítulo 24
1
No tengas envidia del malvado ni desees estar con ellos,
2
porque su corazón maquina la ruina y sus labios no hablan más que para dañar.
3
Con la sabiduría se edifica la casa y con la prudencia se afirma.
4
Con la ciencia se llenan las cámaras de todo lo más preciado y deleitoso.
5
Hace más el sabio que el valiente, el hombre de ciencia más que el fuerte;
6
porque con estratagemas se hace la guerra, y la victoria está en la muchedumbre de los consejeros.
7
Demasiado sublime es para el necio la sabiduría; no abrirá su boca en las puertas.
8
El que maquina el mal será llamado hombre de malos pensamientos.
9
El pensamiento del necio es el pecado, y es abominable a los hombres el petulante.
10
Si eres flojo en el tiempo bueno, ¿qué fuerza tendrás en el día de la desventura?
 
 
Deberes para con el prójimo
 
11
Libra al que es llevado a la muerte; al que está en peligro de muerte, reténlo.
12
Que si luego dijeres: “No lo sabía,” ¿no lo sabrá el que pesa los corazones? Bien lo sabe el que vela por tu vida y dará a cada uno según sus obras.
13
Come miel, hijo mío, que es buena, y el panal es muy dulce al paladar.
14
Así es, sábelo, la sabiduría para tu alma; si la encuentras, tendrás buen porvenir, y tu esperanza no quedará incumplida.
15
No aceches, ¡oh impío!, la morada del justo, no saquees su casa.
16
Porque el justo, siete veces cae y se levanta; pero el impío sucumbirá en la desventura.
17
No te goces en la caída de tu enemigo, no se alegre tu corazón al verle resbalar.
18
No lo vea Dios y le desagrade y aparte de sobre él su ira.
19
No te encolerices con los perversos, no tengas envidia del impío.
20
Porque el impío no tendrá buen fin, y la lámpara del malvado será apagada.
21
Teme, hijo mío, a Yavé y al rey, y no te mezcles con los rebeldes;
22
porque de improviso viene sobre ellos la perdición, y la calamidad de entrambos, ¿quién la conoce?
 
 
Nuevos proverbios de los sabios
 
23
También éstas son sentencias de los sabios. No está bien tener acepción de personas en el juicio.
24
Al que dice al culpable: “Tú tienes la razón,” le detesta el pueblo y le maldicen las gentes;
25
pero al que rectamente juzga todo le va bien y sobre él desciende fausta bendición.
26
Da un beso en los labios quien da una buena respuesta.
27
Dispón tu obra de fuera y prepáratela en el campo; luego la edificarás tu casa.
28
No testifiques de ligero contra el prójimo; ¿quieres acaso engañar con tus labios?
29
No digas: “Como me ha tratado a mí, le trataré yo a él, y le devolveré a cada uno según sus obras.”
 
 
El perezoso
 
30
Pasé junto al campo del perezoso y junto a la viña del insensato.
31
Y todo eran cardos y ortigas que habían cubierto su haz; y su albarrada estaba destruida.
32
A su vista me puse a reflexionar; aquello fue para mí una lección.
33
Un poco dormir, un poco adormilarse, un poco cruzar las manos descansando.
34
Y sobreviene como vagabundo la miseria, y como hombre armado tu indigencia.
   

CUARTA PARTE

PARÁBOLAS DE SALOMÓN RECOGIDAS POR LOS SABIOS DE EZEQUÍAS

 

C.R.Y&S