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PRIMERA
PARTE |
VOCACIÓN
DEL PROFETA Y ORÁCULOS SOBRE LA REPROBACIÓN DE JUDÁ
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Capítulo 1 |
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1 |
Palabras
de Jeremías, hijo de Helcías, del linaje de los sacerdotes
que habitaban en Ananot, tierra de Benjamín, |
2 |
a quien
llegó la palabra de Yavé en los días de Josías,
hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero
de su reinado, |
3 |
y después
en tiempo de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá,
hasta la deportación de Jerusalén en el mes quinto. |
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Vocación
y misión del profeta |
4 |
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Llegóme la palabra
de Yavé, que decía: |
5 |
Antes
que te formara en el vientre te conocí, antes de que tú
salieses del seno materno te consagré y te designé
para profeta de pueblos. |
6 |
Y dije:
¡Ah Señor, Yavé! He aquí que no sé
hablar, pues soy un niño. |
7 |
Y me
dijo Yavé: No digas: Soy un niño, pues irás
a donde te envíe yo y dirás lo que yo te mande. |
8 |
No
tengas temor ante ellos, que yo estaré contigo para salvarte,
dice Yavé. |
9 |
Tendió
Yavé su mano, y, tocando mi boca, me dijo: He aquí
que pongo en tu boca mis palabras. |
10 |
Mira
que te constituyo hoy sobre naciones y reinos para arrancar y destruir,
para arruinar y asolar, para edificar y plantar. |
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Dos
visiones |
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11 |
Y me
llegó palabra de Yavé, que me decía: ¿Qué
ves, Jeremías? Yo le contesté: Veo una vara de almendro. |
12 |
Y me
dijo: Bien ves, Jeremías; pues yo velaré sobre mis
palabras para cumplirlas. |
13 |
De
nuevo me llegó la palabra de Yavé, que me decía:
¿Qué ves, Jeremías? Yo contesté: Veo
una olla hirviendo y de cara al septentrión. |
14 |
Y me
dijo Yavé: Del septentrión se desencadenará
el mal sobre todos los moradores de la tierra; |
15 |
pues
he aquí que voy a convocar a todos los reinos del septentrión,
dice Yavé, para que vengan y extiendan cada uno su trono
a la entrada de las puertas de Jerusalén, y sobre todos sus
muros, y sobre todas las ciudades de Judá. |
16 |
Y pronunciaré
contra ellos mis sentencias por todas sus maldades, pues me abandonaron
para incensar a dioses extraños y adorar la obra de sus manos. |
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Confirmación
en la misión |
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17 |
Tú,
pues, ciñe tus lomos, yérguete y diles todo cuanto
yo te mandare. No tiembles ante ellos, no sea que yo te haga temblar
ante ellos. |
18 |
Y he
aquí que te pongo desde hoy como ciudad fortificada, como
férrea columna y muro de bronce, frente a la tierra toda,
para los reyes de Judá y sus príncipes, los sacerdotes
y el pueblo del país. |
19 |
Y te
combatirán, pero no te podrán, porque yo estaré
contigo para salvarte, dice Yavé. |
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Capítulo 2 |
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La
apostasía de Israel |
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1 |
Vínome
la palabra de Yavé, diciéndome: |
2 |
Anda
y clama a los oídos de Jerusalén: Así habla
Yavé: Me acuerdo en favor tuyo del afecto de tu adolescencia,
del amor de tus desposorios, de tu seguirme en el desierto, tierra
donde no se siembra, |
3 |
(Era)
Israel lo santo de Yavé, la primicia de sus frutos. Quien
de ella comía, pecaba, y caía sobre él la
desgracia, oráculo de Yavé. |
4 |
Oíd
la palabra de Yavé, casa de Jacob y todas las familias de
la casa de Israel. |
5 |
Así
dice Yavé: ¿Qué injusticia hallaron en mí
vuestros padres para alejarse de mí e irse en pos de la vanidad
de los ídolos, para hacerse vanos? |
6 |
Y no
dijeron: ¿Dónde está Yavé, el que nos
subió de la tierra de Egipto, el que nos condujo a través
del desierto, tierra de estepas y de barrancos, tierra árida
y tenebrosa, tierra por donde no transita nadie y donde nadie habita? |
7 |
Yo
os introduje en tierra fértil para que comierais sus frutos
y sus bienes, y en cuanto en ella entrasteis, contaminasteis mi
tierra e hicisteis abominable mi heredad. |
8 |
Tampoco
los sacerdotes preguntaron: ¿Dónde está Yavé?;
los depositarios de la Ley me desconocieron y los pastores se insurreccionaron
contra mí. También los profetas se hicieron profetas
de Baal y se fueron tras de los que nada valen. |
9 |
Por
eso todavía he de entrar en juicio con vosotros, oráculo
de Yavé, y con los hijos de vuestros hijos contenderé. |
10 |
Pasad,
pues, hasta las islas de Kittim y ved, mandad a Cedar e informaos
bien, a ver si jamás sucedió cosa como ésta. |
11 |
¿Hubo
jamás pueblo alguno que cambiase de dios, con no ser dioses
ésos? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que nada
vale. |
12 |
Pasmaos,
cielos, de esto y horrorizaos, estupefactos sobremanera, oráculo
de Yavé. |
13 |
Pues
un doble mal ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, la fuente
de aguas vivas, para excavarse cisternas agrietadas, incapaces de
retener el agua. |
14 |
¿Es
por ventura Israel un siervo, un siervo nacido en casa? ¿Cómo,
pues, ha venido a ser presa? Cachorros de león rugieron sobre
él, dieron su rugido. |
15 |
Han
hecho de su tierra un desierto, han quemado y despoblado sus ciudades. |
16 |
Hasta
los habitantes de Menfis y de Tafnis te quebrantaron la coronilla. |
17 |
¿Todo
esto no lo ha traído sobre ti el haberte apartado de Yavé,
tu Dios? |
18 |
Y ahora,
¿qué es lo que buscas camino de Egipto? ¿Beber
las aguas del Sijor? ¿Y qué es lo que buscas camino
de Asiria? ¿Beber las aguas del río? |
19 |
Sírvante
de castigo tus perversidades, y de escarmiento tus apostasías.
Reconoce y advierte cuán malo y amargo es apartarte de Yavé,
tu Dios, y no poseer mi temor, oráculo del Señor,
Yavé de los ejércitos. |
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|
En
busca de ídolos |
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20 |
Porque
desde antiguo quebrantaste tu yugo, rompiste tus coyundas y dijiste:
No serviré; pues sobre todo collado alto y bajo todo árbol
frondoso te acostaste y prostituíste. |
21 |
Y yo
te planté de vid generosa, toda ella de legítimos
plantones. ¿Cómo, pues, te me has convertido en sarmientos
degenerados de vid ajena?. |
22 |
Pues
aunque te laves con nitro, por mucha lejía que emplees, permanecerá
marcada tu iniquidad ante mí, oráculo del Señor,
Yavé. |
23 |
¿Cómo
dices: No estoy manchada, no me he ido en pos de los baales? Repara
en tu conducta en el valle, reconoce lo que hiciste, camella joven,
ligera, titubeante en sus caminos. |
24 |
Asna
salvaje, habituada al desierto, en el ardor de su pasión
olfatea el viento; su celo, ¿quién lo reducirá?
El que la busque no tendrá que fatigarse, la hallará
en su mes (de celos). |
25 |
Evita
que tus pies estén descalzos, que tus fauces estén
sedientas. Pero tú dices: Es en vano, no; pues amo los extranjeros
y tras ellos me voy. |
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Profunda
degradación |
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26 |
Como
queda confundido el ladrón al ser sorprendido, así
será confundida la casa de Israel. Ellos, sus reyes, sus
príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, |
27 |
que
dicen a un leño: “Tú eres mi padre,” y
a una piedra: “Tú me engendraste.” Pues vuelven
hacia mí la espalda, y no su rostro, pero al tiempo de su
desgracia dicen: Álzate y sálvanos. |
28 |
¿Dónde
están tus dioses que te hiciste? ¡Que se alcen ellos
si pueden salvarte al tiempo de tu desventura! Pues tantos son tus
dioses cuantas tus ciudades, ¡oh Judá!, y cuantas son
las calles de Jerusalén, tantos son los altares a Baal. |
29 |
¿Por
qué pretendéis litigar conmigo? Todos os habéis
rebelado contra mí, oráculo de Yavé. |
30 |
En
vano os he castigado; vuestros hijos no aceptaron la corrección.
La espada ha devorado a vuestros profetas como león devastador. |
31 |
Oíd
los de esta generación la palabra de Yavé: ¿Por
ventura soy yo para Israel un desierto o una tierra tenebrosa ?
¿Por qué dice mi pueblo: Somos libres, no iremos más
en pos de ti? |
32 |
¿Se
olvida por ventura la doncella de sus galas, y de su ceñidor
la esposa? Pues mi pueblo se ha olvidado de mí ya desde días
sin cuento. |
33 |
¡Qué
bien amañas tus caminos para buscar el amor! También
a las maldades avezaste tus caminos. |
34 |
Hasta
en tus palmas de la mano se descubre sangre de vidas de pobres inocentes,
no de sorprendidos en conatos de robo. |
35 |
Y dices:
“Soy inocente, su cólera se ha apartado ya de mí.”
Heme aquí para juzgarte por decir: “No he pecado.” |
36 |
¿Cómo
te apresuras sobremanera a cambiar tus caminos? También de
Egipto serás avergonzada, como lo fuiste de Asiria. |
37 |
También
de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque
Yavé ha rechazado aquellos en quien confías, y no
tendrás éxito con ellos. |
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Capítulo 3 |
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1 |
Si
un hombre despide a su mujer y ella se aparta de él, si viniere
a ser de otro hombre, ¿volverá aquél a ella
de nuevo? ¿No será del todo profanada esta mujer?
Tú, pues, que con tantos amantes fornicaste, ¿podrás
volver a mí? Oráculo de Yavé. |
2 |
Alza
tus ojos hacia los collados y mira dónde no has sido profanada.
Junto a los caminos te asentabas en acecho a ellos, como el árabe
en el desierto. Contaminaste la tierra con tus fornicaciones y perversidades. |
3 |
Y fueron
retenidos los aguaceros y no hubo lluvia de primavera. Y tú
tenías frente de prostituta, no querías avergonzarte. |
4 |
¿Por
ventura no me invocas desde ahora: “Padre mío, tú
eres el esposo de mi juventud”? |
5 |
¿Va
a durar por siempre su cólera? ¿La mantendrá
hasta el fin? Mas, mientras (esto) dices, sigues cometiendo las
maldades que puedes. |
6 |
Y me
dijo el Señor en tiempo del rey Josías: ¿Has
visto lo que ha hecho Israel? Se fue por todo monte alto, y bajo
todo árbol frondoso para fornicar allí. |
7 |
Yo
dije: Después de haber hecho todas estas cosas, vuelve a
mí. Pero no se volvió. Vio esto su pérfida
hermana Judá. |
8 |
Vio
que por todo cuanto había adulterado la rebelde Israel habíala
despedido y dado el libelo de repudio, pero no temió la pérfida
Judá, su hermana, sino que fue y fornicó ella también. |
9 |
Y sucedió
que, por la ligereza de su prostitución, contaminó
la tierra y adulteró con la piedra y con el leño; |
10 |
y tampoco
con todo esto su pérfida hermana Judá se volvió
a mí de corazón, sino mentidamente, oráculo
de Yavé. |
11 |
Y
me dijo Yavé: La apóstata Israel se ha justificado
al lado de la pérfida Judá. |
12 |
Anda
y grita estas palabras hacia el septentrión y di: Vuélvete,
apóstata Israel, oráculo de Yavé; no apartaré
mi rostro de vosotros, porque soy misericordioso, oráculo
de Yavé; no es eterna mi cólera. |
13 |
Reconoce,
pues, tu maldad, pues contra Yavé, tu Dios, has pecado, dispersando
tus caminos hacia los extraños, bajo todo árbol frondoso,
y desoyendo mi voz, oráculo de Yavé. |
14 |
Volved,
hijos rebeldes, oráculo de Yavé, porque yo soy vuestro
dueño, y os tomaré uno de una ciudad y dos de una
familia, y os introduciré de nuevo en Sión. |
15 |
Yo
os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán
sabiamente. |
16 |
Y sucederá
que, cuando os multipliquéis y fructifiquéis sobre
la tierra, en aquellos días — oráculo de Yavé
— no dirán ya: “Ah, el arca de la alianza de
Yavé!”. No se acordarán ya de ella, se les irá
de la memoria, ni la echarán de menos ni harán otra. |
17 |
En
aquel tiempo será llamada Jerusalén trono de Yavé,
y se congregarán en torno a ella todas las gentes en el nombre
de Yavé, a Jerusalén, y no seguirá más
la obstinación de su corazón malo. |
18 |
En
aquellos días vendrán juntamente la casa de Judá
y la casa de Israel, juntos vendrán de la tierra del septentrión
a la tierra que di en heredad a vuestros padres. |
19 |
Y yo
me pregunté: ¿Cómo voy a contarte entre los
hijos y darte una tierra deliciosa, la heredad más preciosa
entre las naciones? Y me contestaba: Me llamarás “mi
padre” y no te separarás de mí. |
20 |
Sin
embargo, como la mujer infiel a su marido, así has sido tú
infiel a mí, casa de Israel, oráculo de Yavé. |
21 |
Una
voz se deja oír sobre las peladas alturas, llantos y súplicas
de los hijos de Israel por haber pervertido su camino y haberse
olvidado de Yavé, su Dios. |
22 |
Convertíos,
hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeldías. Henos
aquí, venimos a ti, pues tú eres Yavé, nuestro
Dios. |
23 |
Ciertamente
sólo mentira (nos ha venido) de los altos, ruido de los montes.
Verdaderamente en Yavé, nuestro Dios, está la salvación
de Israel. |
24 |
La
vergüenza (de los ídolos) ha devorado el trabajo de
nuestros padres desde nuestra juventud: sus rebaños, sus
vacadas, sus hijos y sus hijas. |
25 |
¡Yacemos
en nuestro oprobio y nos cubre nuestra vergüenza! Porque hemos
pecado contra Yavé, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres
desde nuestra juventud y hasta el día de hoy, y hemos desoído
la palabra de Yavé, nuestro Dios. |
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|
Capítulo 4 |
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|
1 |
Si
te conviertes, Israel — oráculo de Yavé —
, volverás a mí. Si quitas de delante de mí
tus abominaciones, no andarás errante. |
2 |
Si
juras por la vida de Yavé con verdad, con derecho y con justicia,
serán en ti bendecidos los pueblos y en ti se gloriarán. |
3 |
Pues
así dice Yavé a los hombres de Judá y de Jerusalén:
Roturaos un erial y no sembréis en cardizales. |
4 |
Circuncidaos
para Yavé y quitad los prepucios de vuestros corazones, varones
de Judá y habitantes de Jerusalén. No sea que salga
como fuego mi ira y se encienda, sin que haya quien lo apague, por
la maldad de vuestras obras. |
|
|
|
Inminente
castigo |
|
|
5 |
Anunciad
en Judá y proclamad en Jerusalén, clamad y tocad las
trompetas por la tierra, gritad con toda fuerza y decid: ¡Congregaos
y vayamos a las ciudades amuralladas! |
6 |
Levantad
bandera hacia Sión, salvaos, no os detengáis, porque
voy a hacer venir la desgracia del septentrión, una gran
catástrofe. |
7 |
El
león ha subido de su espesura, el devastador de pueblos está
en marcha, ha salido de su lugar para devastar tu tierra y asolar
tus ciudades hasta no dejar en ellas morador. |
8 |
Vestíos,
pues, de saco, llorad y lamentaos, porque no se ha apartado de nosotros
la ira encendida de Yavé. |
9 |
Y sucederá
en aquel día — oráculo de Yavé —
que desfallecerá el corazón del rey y el de los magnates,
se consternarán los sacerdotes, se pasmarán los profetas |
10 |
y
exclamarán: ¡Ah Señor, Yavé! Ciertamente
has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo:
“Tendréis paz,” y la espada ha llegado hasta
el alma. |
11 |
En
aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén:
Un viento cálido sopla de las dunas del desierto sobre los
caminos de la hija de mi pueblo; viento no de limpia ni de abaleo; |
12 |
un
viento impetuoso me llega. Ahora voy también yo a pronunciar
castigos contra ellos. |
13 |
He
aquí que sube como denso nublado; sus carros son como el
torbellino; sus caballos, más veloces que las águilas.
¡Ay de nosotros! ¡Estamos perdidos! |
14 |
Limpia
de maldades tu corazón, Jerusalén, para que puedas
ser salva. ¿Hasta cuándo se albergarán en tu
interior tus perversos pensamientos? |
15 |
¡Se
anuncia una voz desde Dan y se hace oír la desventura desde
el monte de Efraím! |
16 |
Recordadlo
a las naciones, proclamadlo en Jerusalén: Vienen los asaltantes
de lejanas tierras, lanzan sus gritos contra las ciudades de Judá, |
17 |
la
rodean como guardias rurales por haberse rebelado ella contra mí,
oráculo de Yavé. |
18 |
Esto
es lo que te han traído tu conducta y tus acciones. He aquí
que tu maldad es amarga, pues hiere tu corazón. |
19 |
¡Ay
mis entrañas, ay mis entrañas! ¡Desfallezco!
¡Paredes de mi corazón! ¡Mi corazón se
agita! ¡No puedo callarme! Ya oigo el sonido de la trompeta,
el estrépito de la batalla. |
20 |
Ya
se anuncia desastre sobre desastre, pues toda la tierra ha sido
devastada. De repente invadieron mis tiendas, en un instante mis
territorios. |
21 |
¿Hasta
cuándo he de ver banderas y oír el sonar de los clarines? |
22 |
Porque
mi pueblo está loco, me ha desconocido. Son hijos necios
y no son inteligentes: sabios para el mal, ignorantes para el bien. |
23 |
Miré
a la tierra, y he aquí que era vacío y confusión;
y a los cielos, y no había luz. |
24 |
Miré
los montes, y he aquí que temblaban, todos los collados se
conmovían. |
25 |
Miré,
y no se veía un hombre, y las aves del cielo habían
huido todas. |
26 |
Miré,
y he aquí que el vergel era un desierto, y todas sus ciudades
eran ruinas ante Yavé, ante el furor de su cólera. |
27 |
Pues
así dice Yavé: Toda la tierra será un desierto,
pero no consumaré la destrucción. |
28 |
Llorará
la tierra y se entenebrecerán los cielos arriba, porque yo
lo anuncié, y no me arrepentiré; yo lo he resuelto,
y no desistiré de ello. |
29 |
Al
vocerío de la caballería y de los saeteros, todas
las ciudades emprenden la huida, penetraron en las selvas y escalaron
las rocas; todas las ciudades fueron abandonadas, sin que en ellas
quedara un morador. |
30 |
Y tú
la desolada, ¿qué harás? Si te vistes de púrpura,
te adornas con joyas de oro, te rasgas los ojos con los afeites,
en vano te acicalarás: tus amantes te desprecian, buscan
tu vida. |
31 |
Ciertamente
oigo gritos como de mujer en parto, angustias como de primeriza.
Es la voz de la hija de Sión, que gime y extiende sus manos.
¡Ay de mí! pues desfallece mi alma ante los asesinos. |
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Capítulo 5 |
|
Maldad
imperdonable |
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1 |
Recorred
las calles de Jerusalén, ved e informaos; buscad por sus
plazas a ver si halláis un varón, uno solo, que obre
justicia, que busque fidelidad, y le perdonaré. |
2 |
Pero
cuando dicen: ¡Viva Yavé! juran en falso. |
3 |
¿No
es la fidelidad, ¡oh Yavé!, lo que buscan tus ojos?
Los has castigado, no se han dolido; los destruíste, pero
rehusaron aceptar la corrección; tienen la cara más
dura que una piedra, no quieren convertirse. |
4 |
Yo
me decía: Sólo la gente baja es insensata y desconoce
los caminos de Yavé, el derecho de su Dios. |
5 |
Voy
a dirigirme a los grandes, y les hablaré, porque éstos
conocerán los caminos de Yavé, el derecho de su Dios,
pero todos a una han quebrado el yugo, han roto las coyundas. |
6 |
Por
eso los herirá el león en la selva, los devastará
el lobo del desierto, y el tigre rondará sus ciudades. Cuantos
salgan de ellos serán despedazados, porque se han multiplicado
sus crímenes y se aumentaron sus apostasías. |
7 |
¿Cómo
podré perdonarte? Tus hijos se han apartado de mí
y juran por aquello que no es dios. |
8 |
Yo
los harté, y se dieron a adulterar y se fueron en tropel
a la casa de la prostituta. Sementales bien gordos y lascivos, relinchan
ante la mujer de su prójimo. |
9 |
¿No
habré de pedirles cuenta de todo esto? Oráculo de
Yavé. De un pueblo como éste, ¿no habré
yo de tomar venganza? |
10 |
Escalad
sus bancales y arrasadlos, sin destruirlos totalmente; arrancad
sus sarmientos, pues no son de Yavé. |
11 |
Porque
se ha rebelado contra mí la casa de Israel y la casa de Judá,
oráculo de Yavé. |
12 |
Renegaron
de Yavé, y dijeron: No es El, ni vendrá sobre nosotros
ningún mal, no veremos guerra ni hambre. |
13 |
Los
profetas son puro flato y no han tenido oráculo de Yavé.
Así les resultaron a ellos. |
14 |
Por
eso así habla Yavé, Dios de los ejércitos:
Porque habéis dicho todo esto, mis palabras serán
en tu boca fuego, y este pueblo, cual montón de leña,
que los abrasará. |
15 |
Contra
vosotros voy a traer un pueblo, de lejos un pueblo, ¡oh casa
de Israel! — oráculo de Yavé —; un pueblo
fuerte, un pueblo de antiguo abolengo, un pueblo cuya lengua desconoces,
del que no comprenderás lo que hable. |
16 |
Su
aljaba es como sepulcro abierto; todos ellos valerosos, |
17 |
y devorará
tus cosechas y tu pan, a tus hijos y a tus hijas. Devorará
tus rebaños y tus vacadas, tus viñas y tus higueras;
demolerá tus ciudades amuralladas, en las que confías. |
18 |
Pero
tampoco en aquellos días — oráculo de Yavé
— os consumiré del todo. |
19 |
Y cuando
te pregunten: ¿Por qué ha hecho Yavé, nuestro
Dios, todo esto con nosotros? les dirás: Como os apartasteis
de mí y servísteis a dioses extraños en vuestra
propia tierra, así habréis de estar sometidos a los
extranjeros en tierra no vuestra. |
20 |
Predicad
esto en la casa de Jacob, pregonadlo en Judá, diciendo: |
21 |
Oíd
esto, pueblo necio e insensato, que tiene ojos y no ve, tiene oídos
y no oye. |
22 |
¿No
me temeréis a mí? — oráculo de Yavé
— . ¿No temblaréis ante mí, que de arenas
he hecho muro para el mar, barrera perpetua que no podrá
traspasar; que, aunque se conmueva, no lo logrará, y, aunque
se embravezcan sus olas, no podrá atravesarla? |
23 |
Pero
este pueblo tiene un corazón rebelde y contumaz; se apartaron
y desertaron |
24 |
y no
se dijeron en su corazón: Temamos a Yavé, nuestro
Dios, que da las lluvias tempranas y las tardías a su tiempo,
semanas fijas para la siega guarda para nosotros. |
25 |
Vuestras
maldades han trastornado todo esto, vuestros pecados os han robado
el bienestar. |
|
|
|
Los
ricos |
|
|
26 |
Hay
en mi pueblo malvados que acechan como cazadores en emboscada y
tienden sus redes para cazar hombres. |
27 |
Como
se llena de pájaros la jaula, así está llena
su casa de rapiñas. Así se han engrandecido, así
se han enriquecido, |
28 |
así
engordaron y se pusieron lustrosos, y traspasaron mis palabras malvadamente;
no juzgaron el derecho del huérfano, y prosperan; no hacen
justicia a la causa de los pobres. |
29 |
¿No
habré de pedirles yo cuenta de esto? — oráculo
de Yavé — . De un pueblo como éste, ¿no
habré yo de tomar venganza? |
|
|
|
Profetas
y sacerdotes |
|
|
30 |
Una
cosa horrenda y abominable ha acontecido en la tierra: |
31 |
los
profetas profetizaron mentira, los enseñan por su propia
cuenta, y mi pueblo gustaba de esto. ¿Qué cosas, pues,
habrán de acontecer al fin? |
|
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Capítulo 6 |
|
La
guerra contra Jerusalén |
|
|
1 |
¡Huid,
hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén! Tocad
las trompetas en Tecua y alzad bandera sobre Bet-Akerem, porque
es del septentrión de donde amenaza el infortunio y la gran
ruina. |
2 |
¿Es
que ha venido a ser semejante a un prado delicioso la hija de Sión? |
3 |
Acuden
a ella pastores con sus rebaños, clavan en derredor suyo
las tiendas, cada uno apacienta su porción. |
4 |
Moved
guerra contra ella. ¡Arriba, la asaltaremos al mediodía!
¡Ay de nosotros, que ya cae el día, que ya se tienden
las sombras de la noche! |
5 |
¡Arriba,
vamos a asaltarla por la noche, asolemos sus palacios! |
6 |
Porque
así dice Yavé de los ejércitos: Cortad sus
árboles y haced de ellos empalizadas contra Jerusalén;
es la ciudad castigada. Dentro de ella todo es injusticia. |
7 |
Como
mana el agua en los pozos, así mana en ella la iniquidad;
no se oye en ella sino injusticia y violencia; a mi vista hay siempre
dolencias y heridas. |
8 |
Déjate
amonestar, Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti
y te convierta en desierto, en tierra inhabitada. |
|
|
|
Amenazas
del profeta |
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9 |
Así
dice Yavé de los ejércitos: Haz cuidadoso rebusco,
como en las viñas, de los restos de Israel; vuelve tu mano,
como vendimiador, entre los sarmientos, |
10 |
¿A
quién hablaré? ¿A quién amonestaré
que me oiga? He aquí que tienen oídos incircuncisos,
no pueden oír nada. La palabra de Yavé es para ellos
objeto de escarnio, no gustan de ella. |
11 |
¡Yo
estoy lleno de la cólera de Yavé, estoy cansado de
contenerla! Derrámala sobre los niños de la calle y
sobre los jóvenes congregados a un tiempo. Porque serán
tomados marido y mujer, viejos y adultos. |
12 |
Sus
casas pasarán a manos de extraños, los campos y también
las mujeres, pues extenderé mi mano sobre los moradores de
la tierra, oráculo de Yavé. |
13 |
Porque,
desde el pequeño al grande, todos están ávidos
de rapiña; desde el profeta al sacerdote, todos cometen fraude. |
14 |
Pretenden
curar la desgracia de mi pueblo como cosa leve, diciendo: ¡Paz,
paz! cuando no hay paz. |
15 |
Serán
confundidos por haber obrado abominablemente. Y no se avergüenzan.
Por eso caerán entre los que caigan. Al tiempo de la cuenta
resbalarán, oráculo de Yavé. |
16 |
Así
dice Yavé: Haced alto en los camino y ved, preguntad por
las sendas antiguas: ¿Es ésta la senda buena? Pues
seguidla y hallaréis reposo para vuestras almas. Pero dijeron:
“No la seguiremos.” |
17 |
Yo
os había dado atalayadores: ¡Atención a la voz de la
trompeta! Pero ellos dijeron: ¡No queremos oírla! |
18 |
Por
eso oíd, pueblos; entiende, congregación, lo que les
acaecerá. |
19 |
Oye
tú, tierra: He aquí que yo traeré una desventura
sobre este pueblo; éste es el fruto de sus malos designios,
porque no atendieron a mis palabras y despreciaron mi ley. |
20 |
¿A
mí qué el incienso de Saba y las cañas
aromáticas de tierras lejanas? Vuestros holocaustos no me
son gratos, vuestros sacrificios no me deleitan. |
21 |
Por
eso así dice Yavé: He aquí que yo pondré
tropiezos a este pueblo, y en ellos tropezarán padres e hijos;
vecinos y prójimos perecerán juntamente. |
|
|
|
El enemigo |
|
|
22 |
Así
dice Yavé: Mira, viene de la tierra del septentrión
un pueblo, una gran nación surge de los confines de la tierra. |
23 |
Empuña
el arco y el venablo, es cruel y despiadado. Su estrépito
es como el del mar enfurecido, y cabalga sobre caballos; está
aparejado como hombre de guerra contra ti, hija de Sión. |
24 |
Ya
oímos su noticia; desfallecieron nuestros brazos, nos oprime
la angustia, dolores como mujer de parto. |
25 |
No
salgáis al campo, no andéis por los caminos, porque
la espada del enemigo, el terror, nos rodea. |
26 |
Vístete
de saco, hija de mi pueblo; revuélcate en la ceniza. Llora
como se llora por el primogénito, llora amargamente, porque
de repente vendrá sobre nosotros el invasor. |
|
|
|
Jeremías,
fiel contraste |
|
|
27 |
Te
he puesto por explorador de mi pueblo, cual fortaleza, para conocer
y examinar su conducta. |
28 |
Todos
son sumamente rebeldes, andan sembrando calumnias, son bronce y
hierro, todos ellos son corrompidos. |
29 |
Se
infla el fuelle, por el fuego es consumido el plomo. En vano fundió
el orífice, pues las escorias no se desprendieron. |
30 |
Serán
llamados plata de desecho, porque Yavé los ha desechado. |
|
|
Capítulo 7 |
|
|
1 |
Palabra de Yavé que
llegó a Jeremías, diciéndole: |
2 |
Ponte
a la puerta del templo y pronuncia estas palabras y di: Oíd
la palabra de Yavé todos los de Judá que entráis
por estas puertas para adorar a Yavé. |
3 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad
vuestros caminos y vuestras obras, y yo moraré con vosotros
en este lugar. |
4 |
No
pongáis vuestra confianza en palabras engañosas, diciendo:
¡Oh el templo de Yavé, el templo de Yavé! ¡Éste
es el templo de Yavé! |
5 |
Pues
si mejoráis vuestros caminos y acciones, si hacéis
justicia entre unos y otros, |
6 |
si
no oprimís al peregrino, al huérfano y a la viuda;
si no vertéis en este lugar sangre inocente, si no os vais
tras de dioses extraños para vuestro mal, |
7 |
entonces
yo permaneceré con vosotros en este lugar, en la tierra que
di a vuestros padres por los siglos de los siglos. |
8 |
He
aquí que confiabais en palabras engañosas, que de
nada sirven. |
9 |
Pues
¿qué? ¡Robar, matar, adulterar, perjurar, quemar
incienso a Baal e irse tras dioses ajenos que no conocíais, |
10 |
y venir
luego a mi presencia en esta casa, en que se invoca mi nombre, diciendo:
Ya estamos salvos, |
11 |
para
luego hacer todas estas abominaciones! ¿Es acaso a vuestros
ojos esta casa, donde se invoca mi nombre, una cueva de bandidos?
Mirad, también yo lo veo, oráculo de Yavé. |
12 |
Id,
pues, a mi lugar de Silo, donde al principio establecí mi
nombre, y ved lo que hice con él por las impiedades de mi
pueblo Israel. |
13 |
Pues
ahora, por haber hecho estas cosas — oráculo de Yavé
— y porque os amonesté a tiempo repetidas veces y no
me escuchasteis, os llamé y no respondisteis, |
14 |
haré
de esta casa en que se invoca mi nombre, en que confiáis
vosotros, y de este lugar que di a vosotros y a vuestros padres,
lo que hice de Silo; |
15 |
y os
arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos,
a toda la progenie de Éfraím. |
16 |
Y tú
no me ruegues por este pueblo ni eleves por ellos clamor y súplica,
no me porfíes, porque no te oiré. |
17 |
Porque
¿no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá
y en las plazas de Jerusalén? |
18 |
Los
hijos recogen la leña, los padres prenden el fuego, y las
mujeres amasan la harina para hacer tortas a la reina del cielo
y libar a los dioses extraños para ofenderme. |
19 |
Pero
¿me ofenden a mí, oráculo de Yavé? ¿No
es más bien a ellos, para su vergüenza? |
20 |
Por
tanto, así dice el Señor Yavé: He aquí
que mi ira y furor se derramarán sobre este lugar, sobre
hombres y animales, sobre arboledas y campos y sobre los frutos
de la tierra, y arderán y no se extinguirán. |
|
|
|
Obediencia,
no sacrificios |
|
|
21 |
Así
dice Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid
vuestros holocaustos a los sacrificios y comed la carne. |
22 |
Cuando
yo saqué de Egipto a vuestros padres, no fue de holocaustos
y sacrificios de lo que les hablé y ordené, |
23 |
sino
que les di este mandato: Oíd mi voz y seré vuestro
Dios y vosotros seréis mi pueblo, y seguid los caminos que
yo os mando, y os irá bien. |
24 |
Pero
ellos no (me) escucharon, no (me) dieron oídos, y siguieron
sus consejos en la dureza de su mal corazón, y se pusieron
detrás, no delante de mí. |
25 |
Desde
el día que vuestros padres salieron de Egipto hasta hoy,
os he enviado a mis siervos, los profetas, día tras día
sin cesar, |
26 |
pero
no me escucharon, no me prestaron oído, y endurecieron su
cerviz y obraron peor que sus padres. |
27 |
Dirás
todo esto, y no escucharán; los llamarás, y no te
reprenderán. |
28 |
Diles,
pues: Es una nación que no oye la voz de Yavé, su
Dios; que no acepta corrección; ha perecido la fidelidad
y ha desaparecido de su boca. |
29 |
Córtate
tu larga cabellera y tírala, y entona por las desoladas alturas
una lamentación, pues ha echado Yavé de sí
y repudiado a la generación que provocó su ira. |
30 |
Pues
hicieron los hijos de Judá la maldad ante mis ojos, oráculo
de Yavé. Han instalado sus abominaciones en la casa en que
se invoca mi nombre, profanándola. |
31 |
Y edificaron
los altos de Tofet, que está en el valle de Ben-Hinón, para
quemar allí a sus hijos y sus hijas, cosa que ni yo les mandé
ni pasó siquiera por mi pensamiento. |
32 |
Por
eso he aquí que vienen días — oráculo
de Yavé — en que no se le llamará más
Tofet y valle de Ben-Hinón, sino valle de la mortandad, y se enterrará
en Tofet por falta de lugar, |
33 |
y los
cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del
cielo y de las bestias de la tierra, sin que haya quien las espante. |
34 |
Y haré
que deje de oírse en las ciudades de Judá y en las
plazas de Jerusalén el son de los cantos de alegría
y de regocijo, los cantos del esposo y de la esposa, porque no habrá
más que desolación en esta tierra. |
|
|
Capítulo 8 |
|
Ruina
y desolación |
|
|
1 |
En
aquel tiempo — oráculo de Yavé — sacarán
de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá, los de
sus príncipes y sacerdotes, los de los profetas y los de
los habitantes de Jerusalén, |
2 |
y los
esparcirán al sol, a la luna y a toda la milicia celestial,
que ellos amaron, y a la que sirvieron, tras de la cual se fueron,
y que consultaron y adoraron; nadie los recogerá ni sepultará;
serán como estiércol sobre la superficie de la tierra. |
3 |
Cuantos
restos de esta mala generación sobrevivan preferirán
la muerte a la vida en todos los lugares a que los arrojé,
oráculo de Yavé de los ejércitos. |
|
|
|
Contumacia |
|
|
4 |
Y les
dirás: Así dice Yavé: ¿Por ventura quien
cae no hace por levantarse? ¿Quién se desvía
no vuelve? |
5 |
¿Por
qué, pues, la rebeldía de este pueblo, Jerusalén,
y su aversión? Se ha aferrado a la mentira y rehúsa convertirse. |
6 |
Yo
estoy atento y escucho; no hay quien hable rectamente, nadie que
se arrepienta de su maldad, diciendo: ¿Qué es lo que
he hecho? Todos corren desenfrenadamente su carrera, como caballo
lanzado impetuosamente a la batalla, |
7 |
La
cigüeña en el cielo conoce su estación; la tórtola,
la golondrina y la grulla guardan los tiempos de sus migraciones,
¡pero mi pueblo no conoce el derecho de Yavé! |
|
|
|
Falsa confianza en la Ley
|
|
|
8 |
¿Cómo
os decís: Somos sabios y la Ley de Yavé está
con nosotros? Ciertamente la convirtieron en mentira las mentirosas
plumas de los escribas. |
9 |
Han
sido confundidos los sabios, avergonzados, descubiertos. He aquí
que desecharon la palabra de Yavé; ¿qué sabiduría
les queda? |
10 |
Por
eso daré sus mujeres a extraños, sus campos a otros
propietarios, porque, desde el pequeño al grande, todos se
llenaron de rapiñas; desde el profeta al sacerdote, todos
se dieron al fraude, |
11 |
y curaban
las llagas de mi pueblo a la ligera, diciendo: “Paz, paz,”
cuando no había paz. |
12 |
Serán
confundidos, porque hicieron abominaciones y no se avergonzaron,
no conocen siquiera la vergüenza; por eso caerán
con los caídos, al tiempo de la cuenta tropezarán,
dice Yavé. |
13 |
Los
aniquilaré — oráculo de Yavé —
; no quedará racimo en la viña ni higo en la higuera,
y se marchitarán las hojas, y les daré (gentes) que
los trasladen. |
|
|
|
Ruina
sin esperanza |
|
|
14 |
¿Por
qué nos estamos sentados? Reuníos, vayamos a las ciudades
amuralladas y perezcamos allí, pues Yavé, nuestro
Dios, nos va a aniquilar, nos ha dado a beber agua de adormideras
por haber pecado contra El. |
15 |
¡Esperábamos
la paz, y no ha habido bien alguno; el tiempo de curación,
y he aquí el pavor! |
16 |
Ya
se oye desde Dan el relinchar de los caballos. Al estruendo de los
relinchos de sus corceles tiembla la tierra toda. Ya vienen a devorar
la tierra y cuanto hay en ella, la ciudad y cuantos la habitan. |
17 |
Pues
he aquí que voy a enviar contra vosotros serpientes, víboras,
contra las que no hay conjuro posible, y os morderán, oráculo
de Yavé. |
18 |
Mi
mal es sin remedio, mi corazón desfallece. |
19 |
He
aquí el grito de angustia de la hija de mi pueblo desde lejana
tierra. ¿No estaba por ventura en Sión Yavé?
¿No estaba en ella su rey? ¿Por qué, pues,
provocaron mi ira con sus ídolos, con dioses extraños? |
20 |
Pasó
la siega, se concluyó el otoño, y no hemos sido salvados. |
21 |
Estoy
quebrantado por el quebranto de la hija de mi pueblo, estoy cubierto
de luto, se ha apoderado de mí el espanto. |
22 |
¿Por
ventura no había bálsamo en Galaad ni había
médicos allí? ¿Cómo, pues, no surgió
la curación de la hija de mi pueblo? |
23 |
¡Quién
me diera que mi cabeza se hiciera agua, y mis ojos fuentes de lágrimas,
para llorar día y noche las llagas de la hija de mi pueblo! |
|
|
Capítulo 9 |
|
Dolor
del profeta por la ruina de su pueblo |
|
|
1 |
¡Ojalá
tuviera en el desierto un albergue de caminantes! Y dejaría
a mi pueblo y me iría lejos de ellos, pues todos son adúlteros,
gavilla de ladrones. |
2 |
Tensan
su lengua como un arco; la mentira y no la fidelidad predominan
en la tierra. Pues caminan de iniquidad en iniquidad, y a mí
no me conocen — oráculo de Yavé — . |
3 |
Guárdese
cada uno de su prójimo y nadie confíe en su hermano,
pues todos los hermanos engañan siempre, todos los amigos
calumnian. |
4 |
Cada
uno se burla de su prójimo, no habla verdad. Se han avezado
sus lenguas a mentir, se han cansado de obrar mal. |
5 |
Fraude
sobre fraude, engaño sobre engaño, rehúsan
conocerme, oráculo de Yavé. |
6 |
Por
eso así dice Yavé de los ejércitos: He aquí
que los fundiré en el crisol y los probaré, ¿pues
que otra cosa voy hacer ante la hija de mi pueblo ? |
7 |
Sus
lenguas son saetas mortíferas, las palabras de su boca son
dolo. “Paz,” dicen a su prójimo, y tienden la
insidia en su corazón. |
8 |
¿No
habré de pediros cuentas de todo esto?, oráculo de
Yavé. ¿De un pueblo como éste no he de tomar
yo venganza? |
9 |
Llorad
y gemid sobre los montes, lamentaos por los pastizales del desierto,
porque están desolados, no hay quien pase por ellos ni se
oye el balar de los rebaños. Desde las aves del cielo hasta
las bestias, todos huyeron y se fueron. |
10 |
Y de
Jerusalén haré un montón de ruinas, cubil de
chacales; y de las ciudades de Judá, desolación, donde
no habitará nadie. |
11 |
¿Quién
será el hombre sabio que entienda esto, al cual pueda dirigirse
la palabra de la boca de Yavé, y haga saber la causa por
que pereció la tierra, que ha sido asolada como desierto,
sin que nadie pase (por ella)? |
12 |
Y dijo
Yavé: Porque han abandonado la ley que les di y no han escuchado
mi voz ni procedieron según ella, |
13 |
sino
que, según la pertinacia de su corazón, se fueron
tras los baales, como les enseñaron sus padres, |
14 |
por
eso, así dice Yavé de los ejércitos, Dios de
Israel: He aquí que daré de comer a este pueblo ajenjo,
y le daré a beber agua de adormideras, |
15 |
y los
dispersaré por entre las gentes que no conocieron ni ellos
ni sus padres, y haré que los persiga la espada hasta consumirlos. |
|
|
|
De
la ruina a la conversión |
|
|
16 |
Así dice Yavé de los ejércitos: Atended, llamad
a las plañideras, que vengan; enviad por las hábiles
y vengan, |
17 |
que
se apresuren y eleven sobre nosotros lamentaciones,y descienda de
nuestros ojos el llanto, y manen agua nuestros párpados, |
18 |
porque
de Sión se oyen voces y lamentos. ¡Cómo hemos
sido destruidos y avergonzados sobremanera! Porque nos echan de
la tierra, nos arrojan de nuestras moradas. |
19 |
Porque
oíd, mujeres, la palabra de Yavé, y perciban vuestros
oídos la palabra de su boca, para que enseñéis
a vuestras hijas a lamentarse y enseñen unas a otras endechas. |
20 |
Pues
la muerte ha subido por nuestras ventanas y penetró en nuestras
moradas, acabó con los niños en las calles, con los
mancebos en las plazas. |
21 |
Habla
así: Oráculo de Yavé: Los cadáveres
de los hombres yacen como estiércol sobre el campo, como
queda tras el segador el manojo, sin haber quien lo recoja. |
22 |
Así
dice Yavé: Que no se gloríe el sabio en su sabiduría,
que no se gloríe el fuerte de su fortaleza, que no se gloríe
el rico de su riqueza. |
23 |
El
que se gloríe, gloríese en esto: en ser inteligente
y conocerme a mí, pues yo soy Yavé, que hago misericordia,
derecho y justicia sobre la tierra, pues en esto es en lo que yo
me complazco, oráculo de Yavé. |
24 |
He
aquí que vienen días — oráculo de Yavé
— en que yo pediré cuenta a todos, circuncisos e incircuncisos. |
25 |
A Egipto,
a Judá, a Edom, a los hijos de Ammón, a Moab, a los
que se rapan las sienes y habitan el desierto, pues todos estos
pueblos son incircuncisos; pero todo Israel es incircunciso de corazón. |
|
|
Capítulo 10 |
|
Consejos
a los desterrados |
|
|
1 |
Oíd,
casa de Israel, lo que os dice Yavé. |
2 |
Así
dice Yavé: No os acostumbréis a los caminos de las
gentes, no temáis los signos celestes,pues son los gentiles
los que temen de ellos, |
3 |
pues
los estatutos de esos pueblos son vanidad; leños cortados
en el bosque, obra de las manos del artífice con la azuela, |
4 |
se
decoran con plata y oro, y los sujetan a martillazos con clavos
para que no se muevan. |
5 |
Son
como espantajos de melonar, y no hablan; hay que llevarlos, porque
no andan; no les tengáis miedo, pues no pueden haceros mal,
ni tampoco bien. |
6 |
No
hay semejante a ti, ¡oh Yavé!; tú eres grande,
y grande y poderoso es tu nombre. |
7 |
¿Quién
no te temerá, Rey de las naciones? Pues a ti se te debe el
temor, y no hay entre todos los sabios y en todos sus reinos nadie
como tú. |
8 |
Todos
a uno son estúpidos y necios, doctrina de vanidades, (son)
un leño; |
9 |
plata
laminada venida de Tarsis, oro de Ofir, obra de escultor y de orfebre,
vestida de púrpura y jacinto; obra de diestros (artífices)
son ellos. |
10 |
Pero
Yavé es verdadero Dios, el Dios vivo y Rey eterno. Si El
se aira, tiembla la tierra, y todas las naciones son impotentes
ante su cólera. |
11 |
Así,
pues, habéis de decirles: Dioses que no han hecho ni los
cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo
de los cielos. |
12 |
El
con su poder ha hecho la tierra, con su sabiduría cimentó
el orbe y con su inteligencia tendió los cielos. |
13 |
A su
voz se congregan las aguas en el cielo; El hace subir las nubes
desde los confines de la tierra, convierte los rayos en lluvia y
saca los vientos de sus escondrijos. |
14 |
Embrutecióse
el hombre sin conocimiento; todo orífice se avergüenza
de su ídolo, porque es mentira su estatua fundida y no
hay aliento en ellos, |
15 |
son
nada, obra ridícula. En el tiempo de su castigo perecerán. |
16 |
No
es ésta la herencia de Jacob, pues El es el Hacedor de todo,
e Israel es su tribu hereditaria; su nombre es Yavé de los
ejércitos. |
17 |
Recoge
de la tierra tu hato, moradora de la ciudad asediada, |
18 |
pues
así dice Yavé: He aquí que voy a lanzar a los
habitantes del país esta vez para ponerlos en angustia y
que me encuentren. |
19 |
¡Ay
de mí por mi quebranto! ¡Doloroso es mi golpe! Pero
yo digo: Ciertamente es mi dolencia, debo soportarlo. |
20 |
Mi
tienda está devastada, y todas mis cuerdas rotas; mis hijos
me han abandonado, no existen ya; hay quien despliegue mi tienda
y levante mis lonas. |
21 |
Pues
fueron unos insensatos los pastores, y no buscaron a Yavé;
por eso no prosperaron, y todos sus rebaños han sido dispersados. |
22 |
He
aquí que llega el rumor de una noticia, viene gran alboroto
de la tierra del septentrión para reducir las ciudades de
Judá a desolación, a guarida de chacales. |
23 |
Bien
sé, Yavé, que no está en mano del hombre trazarse
su camino, no es dueño el hombre de caminar ni de dirigir
sus pasos. |
24 |
Corrígeme,
Yavé, pero conforme a juicio, no con ira, no sea que me aniquiles. |
25 |
Derrama
tu furor sobre las gentes que te desconocen y sobre los pueblos
que no invocan tu nombre, que han devorado a Jacob, le han consumido
y han devastado su morada. |
|
|
|
|