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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

ISAÍAS

 
QUINTA PARTE
 
ISRAEL, LIBRE DEL CAUTIVERIO BABILÓNICO
40
 
La Gloria de Yavé en la liberación de Israel
 
1
Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios;
2
hablad al corazón de Jerusalén y gritadle que se cumplió su servidumbre, que está pagada su culpa, que ha recibido de manos de Yavé el doble por todos sus pecados.
3
Una voz grita: Abrid camino a Yavé en el desierto, enderezad en la estepa una calzada a vuestro Dios.
4
Que se alcen todos los valles y se rebajen todos los montes y collados; que se allanen las cuestas y se nivelen los declives.
5
Porque va a mostrarse la gloria de Yavé, y a una la verá toda carne, porque ha hablado la boca de Yavé.
6
Una voz dice: Grita. Y yo respondo: ¿Qué he de gritar? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
7
Sécase la hierba, marchítase la flor cuando pasa sobre ellos el soplo de Yavé. Ciertamente hierba es el pueblo.
8
Sécase la hierba, marchítase la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.
9
Sube a un alto monte, mensajera de buenas nuevas de Sión; alza con fuerza, tu voz, mensajera de buenas nuevas de Jerusalén. Álzala, no temas; di a las ciudades de Judá: He aquí a vuestro Dios.
10
He aquí al Señor, Yavé de los ejércitos, que viene con fortaleza, y su brazo dominará a favor suyo; he aquí que El viene con su salario y va delante de El su paga.
11
El apacentará su rebaño como pastor, El le reunirá con su brazo, El llevará en su seno a los corderos y cuidará a las paridas.
12
¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano, y apalpó los cielos, y determinó en un tercio todo el polvo de la tierra, pesó en la romana las montañas, o en la balanza los collados?
13
¿Quién ha determinado el espíritu de Yavé, quién fue su consejero y le instruyó?
14
¿Con quién deliberó para recibir instrucciones, que le enseñase el camino de la justicia, le adoctrinara en la ciencia y le diera a conocer el camino del entendimiento?
15
He aquí que las naciones son como gotas de agua en el caldero y son reputadas como polvillo en la balanza, y levantan las islas como el polvillo el viento.
16
El Líbano no basta para combustible,
17

ni sus animales para el holocausto. Todos los pueblos son delante de El como nada, son reputados por El como nada y vanidad.

 
 
Vanidad de los ídolos
 
18
¿A quién, pues, compararéis a Dios y a qué imagen haréis que se le asemeje?
19
El ídolo es fundido por el artífice, el orfebre la reviste de oro y le adorna con cadenillas de plata.
20
El que es pobre para la ofrenda, escoge madera incorruptible y busca un buen artífice para erigir un ídolo que no se tambalea.
21
¿No lo sabéis? ¿No lo habéis oído? ¿No os lo han revelado desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde la fundación de la tierra?
22
Está El sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. El tiene los cielos como un toldo y los despliega como una tienda de morada.
23
El torna en nada a los príncipes, y en vanidad a los jueces de la tierra.
24
Apenas plantados, apenas sembrados, apenas ha echado su tronco raíces en la tierra, sopla sobre ellos y se secan, y como pajuela los arrastra el huracán.
25
¿A quién me asemejaréis, de forma que se me iguale, dice el Santo?
26
Alzada en lo alto vuestros ojos y mirada: ¿Quién los creó? El que saca numerado su ejército, y todos los llama por su nombre, y por la gran fuerza y enorme potencia ninguno falta.
27
¿Por qué dices tú, Jacob; hablas tú, Israel: Mi camino está oculto a Yavé, y mi derecho se escapa a mi Dios?
29
¿No sabes tú, no has oído, que Yavé es Dios eterno, creador de los confines de la tierra? No se fatiga ni se cansa, insondable es su inteligencia.
30
El da vigor al fatigado y multiplica las fuerzas del débil.
31
Y se cansan los jóvenes y se fatigan, y los jóvenes llegan a flaquear;
32
pero los que confían en Yavé renuevan las fuerzas, echan alas como de águila, corren sin cansarse y caminan sin fatigarse.



41
 
Yavé suscita un Libertador
 
1
Enmudeced, islas, ante mí, y renueven los pueblos su fuerza, acérquense y hablen, entremos en juicio.
2
¿Quién ha suscitado desde el levante a aquel a quien la justicia le sale al encuentro a su paso?¿(Quién) entrega ante él las naciones y abate los reyes? Su espada los reduce a polvo, y sus arcos los dispersa como brizna de paja.
3
Los persigue, pasa en pazpor senda en que sus pies no habían entrado.
4
¿Quién lo ha hecho y realizado? El que desde el principio llamó a las generaciones. Yo, Yavé, soy el primero y seré en los últimos tiempos.
5
Las islas le ven y tiemblan, y se espantan los confines de la tierra. Se acercan y juntos vienen (al juicio).
6
Uno a otro se ayudan, uno a otro se dicen: Ánimo.
7
El escultor anima al orfebre; el que pule con el martillo, al que golpea el yunque, diciendo: Bien está esta soldadura. Y la afirma con clavos para que no se mueva.
 
 
Promesa de Liberación de Israel
 
8
Pero tú, Israel, eres mi siervo. Yo te elegí, Jacob, progenie de Abraham, mi amigo.
9
Yo te traje de los confines de la tierra y te llamé de las regiones lejanas, diciéndote: Tú eres mi siervo. Yo te elegí y no te he rechazado.
10
No temas, que yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré y vendré en tu ayuda, y con la diestra victoriosa te sostendré.
11
Confundidos serán y cubiertos de ignominia todos los que se irritan contra ti. Serán reducidos a nada, aniquilados, los que contienden contigo.
12
Buscarás y no hallarás a los que te atacan; serán reducidos a nada los que te combaten.
13
Porque yo, Yavé, tu Dios, fortaleceré tu diestra, y yo te digo: No temas, yo voy en tu ayuda.
14
No temas, gusanillo de Jacob, coquito de Israel. Yo te ayudo, dice Yavé, y tu redentor es el Santo de Israel.
15
He aquí que te pongo como agudo rastrillo, nuevo y armado de dientes. Trillarás y pulverizarás los montes y desharás en menuda paja los collados.
16
Los bieldarás, y el viento los levantará, y el huracán los dispersará. Y te regocijarás en Yavé, y en el Santo de Israel te gloriarás.
17
Los pobres, los menesterosos, buscan el agua y no la hallan; su lengua está seca por la sed, pero yo, Yavé, los oiré; yo, Dios de Israel, no los abandonaré.
18
Yo haré brotar manantiales en las alturas peladas, y fuentes en medio de los valles. Tornaré el desierto en estanque, y la tierra seca en corrientes de aguas.
19
Yo plantaré en el desierto cedros y acacias, mirtos y olivos. Yo plantaré en la estepa cipreses, olmos y alerces juntamente.
20
Para que todos vean y comprendan y todos consideren y entiendan que es la mano de Yahvé la que ha hecho esto, y el Santo de Israel el que lo ha creado.
21
Presentad vuestro alegato, dice Yavé; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob:
22
Que se acerquen y anuncien lo que está por venir. Que manifiesten las cosas pasadas, para que las tengamos en cuenta y conozcamos el fin de ellas, o hacednos oír las cosas venideras.
23
Anunciadnos lo por venir, para que sepamos que sois dioses. Veamos: haced bien o haced mal, para que nos admiremos y lo veamos de una vez.
24
He aquí que no sois nada, y vuestra obra nada. Abominable es quien os elige.
25
Yo le he suscitado del septentrión, y ya llega, el que invoca mi nombre del lado de levante, y pisa los príncipes como se pisa el polvo, y como el alfarero pisa la arcilla.
26
¿Quién antes lo anunció para que le conociéramos de antemano, para que pudiéramos decir: Justo? Nadie le anunció, nadie lo ha hecho oír, nadie os oyó una palabra.
27
Yo el primero lo anuncié a Sión y di a Jerusalén un mensajero de buena nueva.
28
Miro, y no hay nadie; no hay entre ellos ningún consejero, para que yo les preguntara y me respondieran algo.
29

He aquí que todos son nada, y su obra es nada, y sus ídolos, viento y vacuidad.

42
 
1
He aquí a mi Siervo, a quien sostengo yo; mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él; él dará el derecho a las naciones.
2
No gritará, no hablará recio ni hará oír su voz en las plazas.
3
No romperá la caña cascada ni apagará la mecha que se extingue.
4
Expondrá fielmente el derecho, sin cansarse ni desmayar, hasta que establezca el derecho en la tierra; las islas están esperando su ley.
5
Así dice Dios, Yavé, que creó los cielos y los tendió, el que extendió la tierra y sus brotes, el que da al pueblo que (está) sobre ella el aliento, y el soplo a los que por ella andan.
6
Yo, Yavé, te he llamado en la justicia y te he tomado de la mano. Yo te he formado y te he puesto por alianza del pueblo y para luz de las gentes,
7
para abrir los ojos de los ciegos, para sacar de la cárcel a los presos, del calabozo a los que moran en las tinieblas.
8
Yo soy Yavé, tal es mi nombre; no doy mi gloria a ningún otro ni a los ídolos mi alabanza.
9
He aquí que las cosas antiguas han llegado, y anuncio otras nuevas; antes de que germinen las voy a hacer oír.
 
 
Canto triunfal en honor de Yavé
 
10
Cantad a Yavé un cántico nuevo, su alabanza desde los confines de la tierra. Estremézcase el mar y cuanto en él se contiene, las islas con sus habitantes.
11
Alcen su voz el desierto y sus ciudades y las aldeas que habita Cedar. Lancen gritos de júbilo los habitantes de Sela y den gritos de alegría en lo alto de los montes.
12
Que den gloria a Yavé, que expresen su alabanza en las islas.
13
Yavé saldrá como un héroe, como guerrero se excita en su ardor. Lanzará gritos y alaridos y se portará como un héroe contra sus enemigos.
 
 
Israel será vengado y liberado
 
14
Mucho tiempo callé, estuve en silencio, me contuve; como mujer en parto gemiré, suspiraré y jadearé a la vez.
15
Devastaré montes y collados y agostaré todo su verdor; convertiré en islas las corrientes de las aguas y secaré los lagos.
16
Llevaré a los ciegos por un camino ignorado, los conduciré por senderos desconocidos. Ante ellos tornaré en luz las tinieblas, y en llano lo escarpado. Estas cosas haré yo y los dejaré.
17
Retrocederán cubiertos de ignominia los que confían en los ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: Vosotros sois nuestros dioses.
18
¡Oíd, sordos; mirad, ciegos, y ved!
19
¿Quién es ciego sino mi Siervo? ¿Quién sordo como el mensajero que yo envío? ¿Quién es ciego como mi familiar, y ciego como el siervo de Yavé?
20
Muchas cosas has visto sin poner en ellas atención; abiertos tenías los oídos, pero no oíste.
21
Habíase complacido Yavé en su justicia, en hacer grande y magnífica la ley,
22
y he ahí a este pueblo saqueado y hollado, puesto en cepos, encerrado en mazmorras; destinado al pillaje, sin que nadie los libre; despojados, sin que nadie diga: Restituid.
23
¿Quién de vosotros dará oído a estas cosas, quién atento las escuchará para lo por venir?
24
¿Quién entregó Jacob a los saqueadores, Israel a los despojadores? ¿No fue Yavé contra quien hemos pecado, cuyos caminos no quisimos seguir, cuya ley no obedecimos?
25

Y El derramó el fuego de su ira con los furores de la guerra, que se encendieron en torno a él, pero no comprendió; le quemaron, mas no hizo caso.


43
 
1
Ahora, pues, así dice Yavé, que te creó, Jacob; que te formó, Israel: No temas, porque yo te he rescatado, yo te llamé por tu nombre y tú me perteneces.
2
Porque, si atraviesas las aguas, yo seré contigo; si por ríos, no te anegarás. Si pasas por el fuego, no te quemarás; las llamas no te consumirán.
3
Porque yo soy Yavé, tu Dios, Santo de Israel, tu Salvador; yo doy a Egipto por rescate tuyo, doy por ti a Etiopía y Seba.
4
Porque eres a mis ojos de muy gran estima, de gran precio y te amo, y entrego por ti hombres y pueblos a cambio de tu vida.
5
No temas, porque yo soy contigo; yo traeré tu descendencia desde oriente y te reuniré desde occidente.
6
Diré al septentrión: Entrega, y al mediodía: No retengas. Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra,
7
a todos cuantos llevan mi nombre, que yo los creé, formé e hice para mi gloria.
8
Que salga el pueblo ciego, aunque tiene ojos; los sordos, aunque tienen oídos.
9
Los pueblos se han reunido a una y se congregaron las naciones. ¿Quién de entre ellos anuncia esto y nos hace oír cosas antiguas? Que presenten sus pruebas para justificarse, y, oyéndolas, se diga: Verdad.
10
Vosotros sois mis pruebas, dice Yavé; mi siervo, a quien yo elegí para que aprendáis y me creáis y comprendáis que soy yo. Antes de mí no fue formado dios alguno, y ninguno habrá después de mí.
11
Yo, yo soy Yavé, y fuera de mí no hay salvador.
12
Soy yo el que he anunciado, he salvado y he hecho oír, y no hay otro entre vosotros; vosotros sois mis testigos, dice Yavé.
13
13 Yo soy Dios (desde la eternidad), y también desde ahora lo soy . Nadie puede librar de mis manos; lo que hago, ¿quién lo volverá?
 
 
Salida de Babilonia
 
14
Así habla Yavé, vuestro redentor, el Santo de Israel: Por vosotros envié yo a Babilonia, y rompí los cerrojos de vuestra cárcel, y los caldeos sobre las naves de su jolgorio.
15
Yo soy Yavé, vuestro Santo; el creador de Israel, vuestro rey.
16
Así habla Yavé, el que abre caminos en el mar y senderos en la muchedumbre de las aguas;
17
el que hace salir carros y caballos, a los ejércitos y los fuertes guerreros; se echan a tierra juntamente, sin que se levanten, extinguidos como mecha que se apaga.
18
No os acordéis de las cosas anteriores ni prestéis atención a las cosas antiguas,
19
pues he aquí que voy hacer una obra nueva, que ya está germinando; ¿no la conocéis? Ciertamente voy a poner un camino en el desierto, y ríos en la estepa,
20
y me glorificarán las bestias del campo, los chacales y los avestruces, porque di agua en el desierto, y torrentes en la estepa,
21

para abrevar a mi pueblo, a mi elegido, al pueblo que hice para mí, que cantará mis loores.

 
 
La liberación es pura Misericordia de Yavé
 
22
Pero tú, Jacob, no me invocaste, ni te has fatigado por mí, Israel.
23
No me ofreciste ovejas en holocausto, no me honraste con tus sacrificios; yo no te he abrumado con ofrendas ni te importuné con el incienso.
24
No me compraste caña aromática con plata ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino que me atormentaste con tus pecados y me apenaste con tus iniquidades.
25
Soy yo, soy yo quien por amor de mí borro tus pecados y no me acuerdo más de tus rebeldías.
26
Hazme recordar, entremos juntos en juicio, habla tú para justificarte.
27

Pecó tu primer padre, y tus mediadores faltaron contra mí, y tus príncipes profanaron mi santuario, y entregué a Jacob al anatema, y a Israel al oprobio.

   
44
 
Efusión del espíritu de Yavé y conversión de las gentes
 
1
Pero ahora escucha, Jacob, mi siervo; Israel, a quien elegí yo.
2
Así habla Yavé, que te ha hecho, y en el seno materno te formó, y te socorre: No temas, siervo mío, Jacob, y Yeshurum, a quien yo elegí,
3
porque yo derramaré aguas sobre el (suelo) sediento, y arroyos sobre la (tierra) seca, y efundiré mi espíritu sobre tu simiente, y mi bendición sobre tus retoños,
4
y germinarán como la hierba entre agua, como álamos junto a las corrientes de aguas.
5

Este dirá: Yo soy de Yavé; aquél tomará el nombre de Jacob, y el otro escribirá en su mano: De Yavé, y será apellidado con el nombre de Israel.

 
 
Vanidad de los ídolos
 
6
Así habla Yavé, el rey de Israel, su redentor, Yavé de los ejércitos: Yo soy el primero y el último y no hay otro Dios fuera de mí.
7
¿Quién como yo? Que venga y grite, que anuncie y se compare conmigo. ¿Quién desde antiguo hizo oír lo por venir? Que nos anuncien lo que ha de suceder.
8
No os atemoricéis, no temáis. ¿No lo anuncié yo antes ya, y lo predije tomándoos por testigos? ¿Acaso hay Dios fuera de mí? No hay Roca, yo no la conozco.
9
Todos los forjadores de ídolos son nada, y sus favoritos no sirven de nada, y son testigos ellos mismos, no ven nada, no saben nada para vergüenza suya.
10
¿Quién forja un dios, quién funde un ídolo para no servir de nada?
11
He aquí que todos sus devotos serán confundidos; los que los hacen son hombres. Que se junten, que vengan todos; temblarán cubiertos de vergüenza.
12
Un herrero aguza el cincel, forja en la fragua su obra, hace la imagen a golpe de martillo y la forja con su robusto brazo; incluso tiene hambre y está sin fuerzas; no bebe agua, está desfallecido.
13
Quien trabaja en madera tira la cuerda de medir, lo marca con el lápiz, lo ejecuta con los cinceles, lo marca con el compás. Hace así como una semejanza de hombre, para que habite en una casa. de un hombre bello.
14
Córtanse cedros, se toma un roble o una encina, se deja crecer fuerte entre los árboles del bosque; se planta un pino, que la lluvia hace crecer,
15
y sirven al hombre para el fuego; toma de ellos para calentarse, enciende para cocer el pan. Además hace con ellos dioses, ante los cuales se prosterna; hace estatuas, que adora.
16
Ha quemado el fuego la mitad, sobre sus brasas asa carne, y se sacia comiendo el asado. Caliéntase luego diciendo: ¡Ea! me caliento, veo la lumbre.
17
Con el resto se hace un dios, un ídolo, que adora prosternándose ante él, y a quien suplica diciendo: Sálvame, porque tú eres mi dios.
18
No saben, no entienden, porque están cerrados sus ojos y no ven, están cerrados sus corazones y no entienden.
19
No reflexionan, no tienen conocimiento ni inteligencia para decir: He quemado la mitad al fuego, sobre sus brasas he cocido el pan, he asado la carne y me la he comido; lo que con el resto haga será una abominación; me prosternaré ante un tronco de madera.
20
Se alimenta de ceniza, un corazón engañado le extravía, y no salva su alma, diciéndose: ¿No es mentira lo que tengo en mi diestra?
 
 
Sólo Yavé es grande
 
21

Ten en la memoria estas cosas, Jacob e Israel, porque tú eres mi siervo; yo te he formado, tú eres mi siervo, Israel; no te olvidaré.

22
Yo he borrado como nube tus culpas, como niebla tus pecados. Vuelve a mí, que yo te he rescatado.
23
Cantad, cielos, porque Yavé lo ha hecho; resonad, profundidades de la tierra; saltad de júbilo las montañas, cantad todos, árboles de la selva, porque Yavé ha rescatado a Jacob y en Israel se glorifica.
24
Así dice Yavé, tu redentor, el que en el seno te formó: Yo soy Yavé, el que lo ha hecho todo, el que solo despliega los cielos y afirma la tierra. ¿Quién conmigo?
25
El que deshace las señales de los embusteros y a los adivinos enloquece; el que obliga a los sabios a retroceder y envuelve en locura su sabiduría,
26
pero mantiene la palabra de sus siervos y cumple los designios de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: Serás habitada, y a las ciudades de Judá: Seréis reedificadas; yo levantaré sus ruinas;
27
aquel que dice al abismo: ¡Sécate! y deseca sus corrientes;
28
el que dice a Ciro: Tú eres mi pastor, y él hará lo que yo quiera; y dice a Jerusalén: ¡Serás reedificada! y al templo: ¡Serás fundado de nuevo!


45
 
Ciro, el Libertador de Israel
 
1
Así dice Yavé a su ungido, Ciro, a quien tomé de la diestra para derribar ante él las naciones, y yo desceñiré las cinturas de los reyes, para abrir ante él las puertas y para que no se cierren las entradas.
2
Yo iré delante de ti y allanaré los ribazos. Yo romperé las puertas de bronce y arrancaré los cerrojos de hierro.
3
Yo te entregaré los tesoros escondidos y las riquezas de los escondrijos, para que sepas que yo soy Yavé, el Dios de Israel, que te llamó por tu nombre.
4
Por amor de mi siervo Jacob, por amor de Israel, mi elegido, te he llamado por tu nombre, te he dado un nombre glorioso, aunque tú no me conocías.
5
Soy yo, Yavé, no es ningún otro; fuera de mí no hay Dios. Yo te he ceñido, aunque no me conocías,
6
para que sepan desde el levante del sol y desde el poniente que no hay ninguno fuera de mí.
7
Yo soy Yavé, no hay ningún otro; el que formó la luz y creó las tinieblas, el que da la paz y crea la desdicha. Yo soy, Yavé, quien hace todo esto.
8

Gotead, cielos, desde arriba, y que las nubes destilen la justicia. Abrase la tierra y produzca el fruto de la salvación, y germine a la vez la justicia. Yo, Yavé, lo he creado.

 
 
Inutilidad de toda oposición a Dios
 
9
¡Ay del que contiende con su Hacedor! Es el tiesto de los tiestos de la tierra. ¿Dice acaso el barro al alfarero: Qué es lo que haces? Y su obra: ¿No tienes manos?
10
¡Ay del que al padre dice!: ¿Por qué engendraste?; y a la mujer: ¿Por qué me pariste?
11
Así dice Yavé, el Santo de Israel y su hacedor: ¿Me vais a interrogar sobre el futuro, sobre mis hijos; sobre la obra de mis manos, me vais a dar órdenes?
12
Yo hice la tierra y creé sobre ella al hombre; mis manos desplegaron los cielos y yo mando a todos su ejército.
13
Y yo le suscité para justicia y allané todos sus caminos. El reedificará mi ciudad y libertará a mis desterrados, no por precio ni por dones, dice Yavé de los ejércitos.
 
 
La conversión de las gentes
 
14
Así habla Yavé: La labor de Egipto, y la ganancia de Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, pasarán a ti y serán tuyos, y te seguirán, y te servirán esposados, y se postrarán ante ti, y suplicantes te dirán: Sólo tú tienes un Dios, no hay ningún otro; los dioses no existen ya.
15
En verdad que tienes contigo un Dios escondido, el Dios de Israel, Salvador.
16
Cubiertos de confusión y de ignominia están todos a una, se van avergonzados los forjadores de ídolos.
17
Israel es salvado por Yavé con salvación eterna; no seréis avergonzados ni confundidos por toda la eternidad.
18
Porque así habla Yavé, el que creó los cielos, el Dios que formó la tierra, la hizo y la afirmó. No la creó para yermo, la formó para que fuese habitada. Soy yo Yavé, y ningún otro.
19
No he hablado yo en secreto, en un oscuro rincón de la tierra. No he dicho yo a la progenie de Jacob: Buscadme en vano. Soy yo Yavé, que hablo justicia y proclamo lo recto.
20
Reunios, venid, acercaos juntamente los sobrevivientes de las naciones. No tienen entendimiento los que llevan ídolos de madera y ruegan a un dios incapaz de salvar.
21
Hablad y exponed, consultaos unos a otros: ¿Quién ha hecho oír esto desde antiguo y lo anunció desde entonces? ¿No soy yo Yavé, y no hay más que yo? No hay Dios justo ni salvador fuera de mí.
22
Volveos a mí y seréis salvos, confines todos de la tierra. Porque yo soy Dios, y no hay otro.
23
Por mí he jurado, salió la justicia de mi boca, una palabra irrevocable. Porque doblaráse ante mí toda rodilla y jurará toda lengua,
24
diciendo: Ciertamente en Yavé tengo justicia y fuerza, a El vendrán cubiertos de ignominia todos los inflamados contra El.
25

En Yavé será justificada y glorificada toda la progenie de Israel.

   
46
 
Caída de los ídolos
 
1
Postrado Bel, abatido Nebo, sus simulacros son puestos sobre animales y bestias de carga; las cosas que llevabais han sido un peso, una carga para el fatigado (animal).
2
Están encorvados, doblegados a la vez; no pudieron salvar la carga, y ellos mismos van al cautiverio.
3
Oídme, casa de Jacob, y todo el resto de la casa de Israel, que habéis sido cargados (sobre mí) desde el vientre, llevados desde el seno.
4
Yo mismo hasta la vejez y hasta la canicie (os) portaré. Como ya hice, (os) llevaré, (os) portaré y os preservaré.
5
¿A quién queréis compararme, y equipararme, y asemejarme, de forma que fuésemos iguales?
6
Aquéllos sacan oro de la bolsa, pesan la plata en la balanza, pagan al orfebre y hacen un dios, se postran y le adoran,
7
le cargan a hombros, le llevan, le ponen en un lugar, y allí se está, no se mueve de su sitio. Claman a él, pero no responde, no les libra de sus tribulaciones.
8
Acordados de esto y entendedlo, reflexionada de nuevo, transgresores.
9
Recordad los tiempos pasados desde antiguo, porque yo soy Dios, y no hay más Dios fuera de mí.
10
Yo anuncio desde el principio lo último, y de antemano lo que no se ha hecho. Yo digo: Mis designios subsistirán, y cumplo toda mi voluntad.
11
Yo llamo del levante al ave de presa, de lejana tierra al hombre de mi consejo. Como lo he dicho, así lo llevaré a cabo; corno lo he planeado, así lo realizaré.
12

Oídme, hombres de duro corazón, que estáis lejos de la justicia.

13
Yo haré que se os acerque mí justicia; ya no está lejos, y no tardará mi salvación. Yo pondré en Sión la salud, y mi gloria en Israel.
   
47
 
Caída de Babilonia
 
1
Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia. No más trono, siéntate en la tierra, hija de los caldeos. Ya no te llamarán más la delicada y tierna.
2
Toma la muela y ve a moler la harina; quítate el velo, pon haldas en cinta, descubre tus pantorrillas y pasa los ríos.
3
Descubierta será tu desnudez y se verán tus vergüenzas.
4
Yo tomaré venganza implacable, dice nuestro redentor; Yavé de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
5
Siéntate en silencio, súmete en tinieblas, ¡hija de los caldeos! Ya nunca más te llamarán soberana de los reinos.
6
Estaba yo airado contra mi pueblo, y dejé profanar mi heredad y la entregué en tus manos. Tú no tuviste piedad e hiciste pesar tu yugo sobre los ancianos.
7
Tú decías: Yo seré siempre, por siempre señora, y no reflexionaste, no pensaste en tu fin.
8
Escucha, pues, esto, voluptuosa, que te sientas tan segura, que dices en tu corazón: Yo, y nadie más que yo; no enviudaré ni conoceré la orfandad.
9
Ambas cosas te vendrán de repente, en un mismo día: la orfandad y la viudez en toda su plenitud vendrán sobre ti a pesar de tus numerosos agüeros y de tus poderosos encantamientos.
10
Tú estabas fiada en tu maldad, y decías: No me ve nadie. Tu sabiduría y tu ciencia te engañaron, y decías en tu corazón: Yo y no más que yo.
11
Pero va a caer sobre ti un mal que no sabrás conjurar, y caerá sobre ti una ruina que no podrás borrar; vendrá de repente sobre ti una devastación, sin que lo sepas.
12
Acude, pues, con tus encantamientos, con tus muchas hechicerías, con que te fatigas desde la niñez; quizá puedan servirte, quizá puedan hacerte terrible.
13
Estás cansada de tanto consultar. Que se presenten, pues; que te salven los que dividen los cielos, y observan las estrellas, y hacen la cuenta de los meses, de lo que ha de venir sobre ti.
14
Helos aquí como briznas de paja que ha consumido el fuego; no podrán salvar sus vidas del poder de las llamas; brasas, pero no para calentarse a ellas, ni hoguera para sentarse ante ella.
15

Eso serán para ti aquellos por quienes te afanaste, tus mercaderes desde tu juventud. Cada cual vagará por su camino, y no habrá quien te salve.

   
48
 
Israel sale de Babilonia por pura gracia
 
1
Oíd esto, casa de Jacob, los que llevan el nombre de Israel, los salidos de las entrañas de Judá, los que juran por el nombre de Yavé y celebran el Dios de Israel, pero sin verdad y sin justicia,
2
porque llevan el nombre de la ciudad santa y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es Yavé de los ejércitos.
3
Lo que ha pasado, ya ha tiempo lo predije, de mi boca salió. Yo lo hice oír, y de improviso obré, y todo se ha cumplido.
4
Porque sabía que eres duro y es tu cerviz una barra de hierro, que tienes una frente de bronce.
5
Yo te predije esto hace tiempo, antes de que sucediera te lo di a saber, para que no dijeras: Lo ha hecho mi ídolo; mi estatua, mi simulacro lo mandó.
6
Ya lo has oído, míralo todo ello, y ahora vosotros, ¿no lo anunciaréis? Yo te he hecho oír cosas nuevas desde ahora, cosas ocultas que no conocías.
7
Ahora han sido creadas y no hace tiempo, antes de hoy no las habías oído, para que no dijeras: Ya lo sabía yo.
8
No lo habías oído ni lo conocías, ni desde antiguo se había abierto tu oído. Porque sabía que eres pérfido, y tu nombre es rebelde desde el seno materno.
9
Yo por mi nombre difiero mi ira, y por amor de mi gloria me contengo frente a ti, para no exterminarte.
10
He aquí que te probé al fuego, y no había plata; te he pasado por la hornaza de la aflicción.
11
Es por mí, por amor de mí lo hago, porque ¿cómo (mi nombre) sería profanado?, y mi gloria a nadie se la doy.
12
Óyeme, Jacob, e Israel, a quien he llamado; soy yo, yo el primero, y aun también el postrero.
13
Mi mano cimentó la tierra, mi diestra desplegó los cielos, y los llamé y luego aparecieron.
14
Reunios todos y oíd: ¿Quién de entre ellos anunció estas cosas? Aquel a quien ama Yavé, cumplirá su voluntad contra Babilonia y contra la raza de los caldeos.
15
Yo, yo he hablado, yo le he llamado, yo le guío y hago prosperar sus caminos.
16
Acercaos a mí y oíd esto: Desde el principio no os he hablado en secreto; cuando las cosas se hacían, allí estaba yo. Y ahora Yavé me ha enviado con su espíritu.
17
Así habla Yavé, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy Yavé, tu Dios, que para utilidad tuya te enseña y te pone en el camino que has de seguir.
18
¡Ahí, si hubieses atendido a mis mandamientos, tu paz sería como un río, y tu justicia como las olas del mar.
19
Y sería como arena tu simiente, y los frutos de tus entrañas como sus granos, y no sería extirpado ni exterminado tu nombre delante de mí.
20
Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos, con gritos de exultación anunciad, proclamad esto, publicadlo hasta los confines de la tierra; decid: Rescató Yavé a su siervo Jacob.
21
No tendrán sed en el desierto por el cual los guía; hará que broten para ellos aguas de la roca, abrirá la peña y brotarán las aguas.
22

Pero no hay paz para los malvados, dice Yavé.