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SEXTA
PARTE
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ISRAEL,
LIBERTADO POR EL SIERVO DE YAVÉ
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49 |
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1 |
Oídme,
islas; atended, pueblos lejanos: Yavé me llamó desde
el seno materno, desde las entrañas de mi madre me llamó
por mi nombre. |
2 |
Y
puso mi boca como cortante espada, me ha guardado a la sombra de
su mano, hizo de mí aguda saeta y me guardó en su
aljaba. |
3 |
El
me ha dicho: Tú eres mi siervo, en ti seré glorificado. |
4 |
Yo
me dije: Por demás he trabajado, en vano y por nada consumí
mis fuerzas; pero mi causa está en manos de Yavé,
mi recompensa en mi Dios. |
5 |
Y
ahora dice Yavé, el que desde el seno materno me formó
para siervo suyo, para devolverle a Jacob, para congregarle a Israel
, pues soy honrado a los ojos de Yahvé, y mi Dios es mi fuerza. |
6 |
Dijo:
Ligera cosa es para mí que seas tú mi siervo, para
restablecer las tribus de Jacob y reconducir a los salvados de Israel.
Yo te he puesto para luz de las gentes, para llevar mi salvación
hasta los confines de la tierra. |
7 |
Así
dice Yavé, el Redentor de Israel, su Santo, al menospreciado
de alma, abominado de las gentes, al esclavizado por los soberanos:
Reyes verán y se levantarán, príncipes se prosternarán
a causa de Yavé, que es fiel; el Santo de Israel, que te
ha elegido. |
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La
Liberación de los exilados |
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8 |
Así
habla Yavé: Al tiempo de la gracia te escucharé, el
día de la salvación vendré en tu ayuda y te
formaré y te pondré por alianza de mi pueblo, para
restablecer al país, para repartir las heredades devastadas. |
9 |
Para
decir a los presos: Salid, y a los que moran en tinieblas: Venid
a la luz. En todos los caminos serán apacentados y en todas
las alturas peladas tendrán sus pastos. |
10 |
No
padecerán hambre ni sed, ni les afligirá el viento
solano ni el sol, porque los guiará el que de ellos se ha
compadecido, y los llevará a manantiales de agua. |
11 |
Yo
transformaré todos los montes en caminos, y se levantarán
mis calzadas. |
12 |
He
aquí que vienen ellos de lejos, éstos del septentrión
y del mar, aquéllos de la tierra de Sinim. |
13 |
Exultad, cielos, y salta de gozo, tierra; que los montes prorrumpan
en júbilo, porque ha consolado Yavé a su pueblo, ha
tenido compasión de sus afligidos. |
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Restauración
de Sión |
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14 |
Sión
decía: Yavé me ha abandonado, y mi Señor se
ha olvidado de mí. ¿Puede acaso una mujer olvidarse
de su mamoncillo, no compadecerse del hijo de sus entrañas? |
15 |
Aunque
ellas se olvidaran, yo no te olvidaría. |
16 |
He
aquí que te tengo grabada sobre las palmas de las manos,
y tus muros están siempre delante de mí. |
17 |
Vienen
aprisa tus reconstructores, y tus aseladores y destructores se van
de ti. |
18 |
Levanta
en torno tus ojos y mira, todos se reunieron para venir a ti. Por
mi vida, dice Yavé, que te revestirás de ellos como
de ornamento, y te ceñirás de ellos como novia. |
19 |
Porque
tus ruinas y devastaciones y tu país asolado serán
estrechos para los moradores, y se alejarán los que te devoraban. |
20 |
Aún
dirán a tus oídos los hijos de tu orfandad: El lugar
es demasiado estrecho para mí, hazme sitio para que habite
en ella. |
21 |
Y
tú dirás en tu corazón: ¿Quién
me ha parido éstos? Yo no tenía hijos y era estéril.
A éstos, ¿quién los ha criado? Yo había
quedado sola; ¿de dónde vienen éstos? |
22 |
Así
habla el Señor, Yavé: He aquí que tenderé
mi mano a las gentes y alzaré mi bandera a las naciones,
y traerán en el seno a tus hijos, y en hombros a tus hijas. |
23 |
Reyes
serán tus ayos, y sus princesas tus nodrizas; postrados ante
ti, rostro a tierra, lamerán el polvo de tus pies. Y sabrás
que yo soy Yavé y que los que en mí confían
no serán confundidos. |
24 |
¿Se
le quita al guerrero el botín? ¿Se le escapan al poderoso
los cautivos? |
25 |
Porque
así habla Yavé: Si aun al guerrero se le quitaran
los cautivos, si el botín del poderoso le fuera arrebatado,
con tus adversarios lucharé y salvaré a tus hijos. |
26 |
Y
a tus opresores haré comer su propia carne, y se embriagarán
de su sangre como de mosto, y reconocerá toda carne que yo
soy Yavé, tu salvador y tu redentor, el Fuerte de Jacob.
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50 |
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1 |
Así
dice Yavé: ¿Dónde está el libelo de
repudio de vuestra madre, por el cual la he repudiado yo? ¿O
cuál es aquel de mis acreedores a quien os haya vendido yo?
He aquí que por vuestros crímenes fuisteis vendidos,
y por vuestros pecados fue repudiada vuestra madre. |
2 |
¿Por
qué, cuando yo venía, no hallaba a nadie, y, cuando
llamaba, nadie me respondía? ¿Habráse acortado
mi mano para redimir o no tendré ya fuerza para librar? He
aquí que con mi amenaza seco el mar y torno en desierto los
ríos, hasta pudrirse sus peces por falta de agua y morir
de sed sus vivientes. |
3 |
Yo
revisto los cielos de negrura y los cubro como de saco. |
4 |
El
Señor, Yavé, me ha dado lengua de discípulo
para saber sostener con palabras al cansado. Cada mañana
despierta mis oídos para que oiga como discípulo; |
5 |
el
Señor, Yavé, me ha abierto los oídos, y yo
no me resisto, no me echo atrás. |
6 |
He
dado mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los
que me arrancaban la barba. Y no escondí mi rostro ante las
injurias y los esputos. |
7 |
Pero
el Señor, Yavé, me socorre, y por eso no fui confundido,
por eso hice mi rostro como de pedernal, sabiendo que no sería
confundido. |
8 |
Cerca
está mi Justificador; ¿quién contenderá
conmigo? Comparezcamos juntos; ¿quién es mi demandante?
Que se acerque a mí. |
9 |
He
aquí que el Señor, Yavé, me asiste; ¿quién
me condenará? He aquí que todos ellos se gastarán
como un vestido, la polilla los consumirá. |
10 |
¿Quién
de vosotros terne a Yavé, escucha la voz de su Siervo? El
que ande en tinieblas, privado de resplandor, que confíe
en el nombre de Yavé y se apoye en su Dios.
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11 |
He
aquí que todos vosotros encendéis fuego, encendéis
saetas; caminad a la luz de vuestro fuego y entre las saetas que
habéis encendido. Por mi mano os sucederá esto, en
tormento yaceréis. |
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51 |
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Exhortación
a los israelitas fieles |
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1 |
Oídme
vosotros los que seguís la justicia, los que buscáis
a Yavé. Considerad la roca de que habéis sido tallados
y la cantera de que habéis sido sacados. |
2 |
Mirad
a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz. Porque sólo
a él le llamé yo, le bendije y le multipliqué. |
3 |
Porque
Yavé se apiadará de Sión, se compadecerá
de todas su ruinas, y tornará su desierto en vergel, y su
estepa en paraíso de Yavé, donde habrá gozo
y alegría, alabanza y rumor de cánticos. |
4 |
Atended,
pueblos, a mi voz; prestadme oído, naciones. Que de mí
vendrá la doctrina, y mi derecho para luz de los pueblos. |
5 |
Mi
justicia se acerca, ya sale mi salvación, y mi brazo hará
justicia a los pueblos. A mí me esperarán las islas
y en mi brazo confiarán. |
6 |
Alzad
vuestros ojos al cielo y mirad abajo hacia la tierra. Porque se
disiparán los cielos como humo, y se consumirá como
un vestido la tierra, y morirán como las moscas sus habitantes,
pero mi salvación durará por la eternidad, y mi justicia
no tendrá fin. |
7 |
Oídme
vosotros los que conocéis justicia; tú, pueblo en
cuyo corazón está mi ley. No temáis las afrentas
de los hombres, no os asusten sus ultrajes. |
8 |
Porque
como a una vestidura los comerá el gusano, como a lana los
roerá la polilla. Pero mi justicia durará por la eternidad,
y mi salvación de generación en generación. |
9 |
Despierta,
despierta, revístete de fortaleza, brazo de Yavé.
Despierta, como los tiempos anteriores, en las generaciones antiguas.
¿No eres tú quien destrozaste a Rahab y atravesaste
al dragón? |
10 |
¿No
eres tú quien secaste el mar, las aguas del gran abismo,
y tornaste las profundidades del mar en camino para que pasasen
los redimidos? |
11 |
Volverán
los rescatados de Yahvé y vendrán a Sión con
júbilo, y una alegría eterna sobre sus cabezas; se
apoderará de ellos el gozo y la alegría, huirán
penas y gemidos. |
12 |
Yo,
yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para
temer a un hombre mortal, a un hijo de hombre, que perece como el
heno, |
13 |
olvidándote
de Yavé, tu Hacedor, que desplegó los cielos y fundó
la tierra, para estar temiendo continuamente todo el día
ante el furor del opresor cuando se dispone a destruirte? Y ¿dónde
está la cólera del opresor? |
14 |
Bien
pronto será liberado el cautivo, y no morirá en la
fosa, no le faltará el pan. |
15 |
Yo
soy Yavé, tu Dios, que levanto el mar, haciendo embravecer
sus olas, y cuyo nombre es Yavé de los ejércitos. |
16 |
Yo
pondré en tu boca mi palabra y te esconderé a la sombra
de mi mano, al desplegar los cielos y fundar la tierra y al decir
a Sión: Tú eres mi pueblo. |
17 |
Despierta,
despierta, levántate, Jerusalén, tú que has
bebido de la mano de Yavé el cáliz de su ira, tú
que has bebido hasta las heces el cáliz que aturde. |
18 |
No
hubo nadie que la guiara de todos los hijos que ella parió.
Ninguno la sostuvo con su mano de cuantos hijos crió. |
19 |
Vinieron
a tu encuentro dos males, ¿quién se duele de ti? Ruina
y azote, hambre y espada, ¿quién se compadece de ti? |
20 |
Tus
hijos yacen desfallecidos en las encrucijadas de los caminos, como
antílopes cazados a lazo, ebrios de la ira de Yavé,
de los furores de tu Dios. |
21 |
Por
eso oye, pues, malaventurada, ebria, pero no de vino. |
22 |
Así
habla tu Señor, Yavé, tu Dios, que aboga por su pueblo:
He aquí que tomaré de tu mano la copa embriagadora,
el cáliz de mi ira, y no lo beberás ya más. |
23 |
Y lo pondré en la mano de los opresores, que te decían:
Encórvate para que pasemos por encima, poniendo como suelo
tu dorso, como camino para los que pasan.
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52 |
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1 |
Levántate,
levántate, revístete de tu fortaleza, ¡oh Sión!;
viste tus bellas vestiduras, Jerusalén, ciudad santa, que
ya no volverá a entrar en ti incircunciso ni inmundo. |
2 |
Sacúdete
el polvo, levántate, Jerusalén cautiva; desata las
ligaduras de tu cuello, ¡cautiva hija de Sión! |
3 |
Porque
así dice Yavé: De balde fuisteis vendidos y sin precio
seréis rescatados. |
4 |
Pues
así habla el Señor, Yavé: A Egipto bajó
mi pueblo en otro tiempo para habitar allí como peregrino,
y Asur lo oprimió sin razón. |
5 |
Y
ahora ¿qué hago yo aquí, dice Yavé,
puesto que ha sido tomado gratis mi pueblo? Sus dominadores aullan,
y continuamente, dice Yavé, es blasfemado mi nombre. |
6 |
Por
eso mi pueblo conocerá mi nombre el día que yo diga:
Heme aquí. |
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Alegría
de la restauración |
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7 |
¡Qué
hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia
la paz, que trae la buena nueva, que pregona la salvación,
diciendo a Sión: Reina tu Dios! |
8 |
Escucha
Tus atalayadores alzan la voz, y todos a una cantan jubilosos, porque
ven con sus ojos el retorno de Yavé a Sión. |
9 |
Exultad
jubilosamente a una, ruinas de Jerusalén, porque se ha apiadado
Yavé de su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. |
10 |
Yavé
ha desnudado su santo brazo a los ojos de todos los pueblos, y verán
todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios. |
11 |
Retiraos,
retiraos, salid de allí, no toquéis nada inmundo.
Salid de en medio de ella, purificaos los que lleváis los
utensilios de Yavé. |
12 |
Pero
no salgáis a la desbandada, no partáis como fugitivos,
porque va Yavé a vuestro frente, y vuestra retaguardia es
el Dios de Israel. |
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|
Poema
del Siervo de Yavé |
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13 |
He
aquí que mi Siervo prosperará, será elevado,
ensalzado y puesto muy alto. |
14 |
Como
de él se pasmaron muchos, tan desfigurado estaba su aspecto,
que no parecía ser de hombre, |
15 |
así
se admirarán muchos pueblos, y los reyes cerrarán
ante él su boca, porque vieron lo que no se les había
contado y comprendieron lo que no habían oído. |
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53 |
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1 |
¿Quién
creerá lo que hemos oído?l ¿A quién
fue revelado el brazo de Yavé? |
2 |
Sube
ante él como un retoño, como raíz de tierra
árida. No hay en él parecer, no hay hermosura para
que le miremos, ni apariencia para que en él nos complazcamos. |
3 |
Despreciado
y abandonado de los hombres, varón de dolores y familiarizado
con el sufrimiento, y como uno ante el cual se oculta el rostro,
menospreciado sin que le tengamos en cuenta. |
4 |
Pero
fue él ciertamente quien soportó nuestros sufrimientos
y cargó con nuestros dolores, mientras que nosotros le tuvimos
por castigado, herido por Dios y abatido. |
5 |
Fue
traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados.
El castigo de nuestra paz fue sobre él, y en sus llagas hemos
sido curados. |
6 |
Todos
nosotros andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno
su camino, y Yavé cargó sobre él la iniquidad
de todos nosotros. |
7 |
Maltratado,
mas él se sometió, no abrió la boca, como cordero
llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores. |
8 |
Fue
arrebatado por un juicio inicuo, sin que nadie defendiera su causa,
pues fue arrancado de la tierra de los vivientes y herido de muerte
por el crimen de su pueblo. |
9 |
Dispuesta
estaba entre los impíos su sepultura, y fue en la muerte
igualado a los malhechores, a pesar de no haber cometido maldad
ni haber mentira en su boca. |
10 |
Quiso
Yavé quebrantarle con padecimientos. Ofreciendo su vida en
sacrificio por el pecado, verá descendencia que prolongará
sus días, y el deseo de Yavé prosperará en
sus manos. |
11 |
Por
la fatiga de su alma verá y se saciará de su conocimiento.
El Justo, mi Siervo, justificará a muchos y cargará
con las iniquidades de ellos. |
12 |
Por
eso yo le daré por parte suya muchedumbres, y dividirá
la presa con los poderosos por haberse entregado a la muerte y haber
sido contado entre los pecadores, llevando sobre sí los pecados
de muchos e intercediendo por los pecadores. |
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54 |
|
Gloria
de la nueva Sión |
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1 |
Regocíjate,
estéril, que no has parido; entona un grito de alegría
y exulta, tú que no has estado de parto. Porque los hijos
de la abandonada son más numerosos que los hijos de la casada,
dice Yavé. |
2 |
Ensancha
el espacio de tu tienda, extiende las lonas de tus moradas, no te
cohibas, alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas, |
3 |
porque
te extenderás a derecha e izquierda, y tu descendencia poseerá
las naciones y poblará las ciudades desiertas. |
4 |
Nada
temas, que no serás confundida; no te avergüences, que
no serás afrentada. Porque te olvidarás de la vergüenza
de tu juventud y no volverás a recordar el oprobio de tu
viudez. |
5 |
Porque
tu marido es tu Hacedor; Yavé de los ejércitos es
su nombre, y tu Redentor es el Santo de Israel, que es el Dios del
mundo todo. |
6 |
Como
mujer abandonada y desolada de espíritu, te ha llamado Yavé.
Y la esposa de la juventud, ¿podrá ser repudiada?
dice tu Dios. |
7 |
Por
un breve momento te abandoné, pero con gran misericordia
te recojo. |
8 |
En
un rapto de cólera oculté de ti un instante mi rostro,
pero con amor eterno me apiadé de ti, dice Yavé, tu
Redentor. |
9 |
Me
sucede como en los días de Noé, cuando juré
que las aguas de Noé no inundarían más la tierra.
Así juro yo no enojarme contra ti ni amenazarte. |
10 |
Que
se retiren los montes, que tiemblen los collados, no se apartará
de ti mi amor, ni mi alianza de paz vacilará, dice el que
se apiada de ti, Yavé. |
11 |
¡Pobrecita,
azotada por la tempestad, sin consuelo! He aquí que voy a
poner tus piedras de jaspe, y tus cimientos de zafiro. |
12 |
Te
haré almenas de rubí y puertas de carbunclo, y toda
tu cerca de piedras preciosas. |
13 |
Y
todos tus hijos serán adoctrinados por Yavé, y grande
será la paz de tus hijos. |
14 |
Serás
fundada sobre la justicia, estarás lejos de opresión,
pues no habrás de temer, y del terror, pues no se te acercará. |
15 |
Si
te atacare alguno, no será de parte mía, y quien te
ataque caerá ante ti. |
16 |
He
aquí que yo he hecho al herrero, que sopla el fuego de las
brasas y forja armas según su oficio; también he hecho
yo al destructor para aniquilar. |
17 |
Toda arma forjada contra ti no prosperará, y a toda lengua
que contra ti se alce en juicio, condenarás. Tal es la heredad
de los servidores de Yavé y la justicia que de mí
les vendrá, oráculo de Yavé.
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55 |
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1 |
¡Oh
vosotros los sedientos, venid a las aguas, aun los que no tenéis
dinero! Venid, comprad y comed; venid, comprad sin dinero, sin pagar,
vino y leche. |
2 |
¿A
qué gastar vuestro dinero no en pan, y vuestro trabajo no
en hartura? Escuchadme y comeréis lo bueno y os deleitaréis
con manjares suculentos. |
3 |
Dadme
oídos y venid a mí, escuchadme y vivirá vuestra
alma, y haré con vosotros un pacto sempiterno, el de las
firmes misericordias de David. |
4 |
De
él he hecho un testimonio para las gentes, un jefe y maestro
de los pueblos. |
5 |
He
aquí que llamarás a pueblos que te son desconocidos,
y pueblos que no te conocen correrán a ti, por Yavé,
tu Dios; por el Santo de Israel, que te glorifica. |
6 |
Buscad
a Yavé, mientras pueda ser hallado; llamadlo en tanto que
está cerca. |
7 |
Deje
el impío sus caminos, y el malvado sus pensamientos, y vuélvase
a Yavé, que tendrá de él misericordia; a nuestro
Dios, que es rico en perdones. |
8 |
Porque
no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni mis caminos son
vuestros caminos, dice Yavé. |
9 |
Cuanto
son los cielos más altos que la tierra, tanto están
mis caminos por encima de los vuestros, y por encima de los vuestros
mis pensamientos. |
10 |
Como
baja la lluvia y la nieve de los cielos y vuelven allá sin
haber empapado y fecundado la tierra y haberla hecho germinar, dando
la simiente para sembrar y el pan para comer, |
11 |
así
la boca que sale de mi boca no vuelve a mí vacía,
sino que hace lo que yo quiero y cumple su misión. |
12 |
Sí,
partiréis con regocijo y seréis conducidos en paz.
Montes y collados prorrumpirán en gritos de júbilo
ante vosotros, y todos los árboles del campo batirán
palmas. |
13 |
En
vez de los espinos crecerá el ciprés; en vez de las
ortigas, el mirto. Y servirá esto de renombre a Yavé,
de señal eterna, imperecedera. |
|
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56 |
|
Vocación
de las gentes |
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1 |
Así
dice Yavé: Guardad el derecho, practicad la justicia, que
pronto va a venir mi salvación y a revelarse mi justicia. |
2 |
Bienaventurado
el varón que esto hiciere, y el hijo del hombre que a ello
se asiere, y que guarde el sábado sin profanarlo y guarde
sus manos de toda obra mala. |
3 |
Que
no diga el extranjero allegado a Yavé: “Ciertamente
me va a excluir Yavé de su pueblo,” Que no diga el
eunuco: “Yo soy un árbol seco.” |
4 |
Porque
así dice Yavé a los eunucos que guardan mis sábados,
y eligen lo que me es grato, y se adhieren firmemente a mi pacto: |
5 |
Yo
les daré en mi casa, dentro de mis muros, poder y nombre
mejor que hijos e hijas. Yo les daré un nombre eterno, que
no se borrará. |
6 |
Y
a los extranjeros allegados a Yavé, para servirle y amar
su nombre, para ser sus servidores, a todo el que guarda el sábado
sin profanarlo y se adhiere firmemente a mi pacto, |
7 |
yo
les llevaré a mi monte santo, y los recrearé en mi
casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán
gratos en mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración
para todos los pueblos. |
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|
|
Los
malos pastores de Israel |
|
|
8 |
Oráculo
del Señor, Yavé, que reúne los dispersos de
Israel: A los reunidos yo allegaré otros. |
9 |
Todas
las bestias del campo, venid a córner; todas las fieras de
la selva. |
10 |
Mis
guardianes son ciegos todos, no entienden nada. Todos son perros
mudos, que no pueden ladrar; soñadores, se acuestan, son
amigos de dormir. |
11 |
Son
perros voraces, insaciables; son pastores que no entienden, siguen
cada uno su camino, cada cual busca su interés. |
12 |
Venid, voy en busca de vino, y nos embriagaremos de licores, y mañana
será como hoy, día grande, muy grande.
|
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57 |
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Idolatrías
de Israel |
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1 |
El
justo perece, y no hay quien pare mientes; desaparecen los piadosos,
y no hay quien entienda que el justo es arrebatado ante el mal |
2 |
para
entrar en la paz. Descansan en sus lechos los que siguen su camino
recto. |
3 |
Acercaos,
pues, vosotros, hijos de la bruja, generación de la adúltera
y de la prostituta. |
4 |
¿De
quién os burláis, a quien hacéis muecas y sacáis
la lengua? ¿No sois vosotros hijos de pecado, raza de mentira? |
5 |
Encendidos
de concupiscencia bajo el terebinto y bajo todo árbol frondoso,
sacrificando niños en el lecho de los torrentes, en los huecos
de las peñas? |
6 |
Los
lisos chinarros del torrente serán tu parte: he ahí
tu porción. A ellos hiciste tus libaciones y elevaste ofrendas.
¿Me voy a consolar con eso? |
7 |
Sobre
un monte alto, bien alto, pusiste tu cama; también subiste
allí para sacrificar. |
8 |
Detrás
de la puerta y el umbral pusiste tu distintivo, pues, lejos de mí,
te descubriste y subiste a tu lecho, lo ensanchaste y te prostituíste
con aquellos cuyo comercio deseaste, compartiendo su lecho. Contemplaste
la estela, |
9 |
corriendo
a Moloc con ungüentos, multiplicando tus unciones, enviando
lejos tus embajadores, haciéndolos descender hasta el seol. |
10 |
Por
el largo viaje te fatigaste; no dijiste: Renuncio. Hallaste el vigor
de tu mano; por eso no enfermaste. |
11 |
¿De
quién temes, que te asustas, para renegar de mí, para
no acordarte de mí ni hacerme caso? ¿No me he callado
y he cerrado los ojos, y tú no me temiste? |
12 |
Pues
ahora voy a pregonar tu justicia y tus obras, que de nada te servirán. |
13 |
Grita,
que te salven tus ídolos. A todos los llevará el viento,
un soplo los arrebatará. Pero el que en mí confía
heredará la tierra y poseerá mi monte santo. |
|
|
|
Promesa
de perdón a los arrepentidos |
|
|
14 |
Y
se dirá: Abrid, abrid camino, allanadlo, quitad los tropiezos
del camino de mi pueblo; |
15 |
porque
así dice el Altísimo, cuya morada es eterna y cuyo
nombre es santo: Yo habito en un lugar elevado y santo, pero también
con el contrito y humillado, para hacer revivir el espíritu
de los humillados y reanimar los corazones contritos. |
16 |
Pues
yo no quiero estar siempre contendiendo, ni quiero estar siempre
enojado, porque sucumbiría ante mí todo espíritu
y las almas que yo he creado. |
17 |
Por
la iniquidad de su avaricia yo me irrité, y ocultándome,
le castigué sañudo, y, rebelde, marchó por
los caminos de su corazón. |
18 |
Sus
caminos los he visto yo, pero yo le sanaré, le conduciré
y le consolaré a él y a sus afligidos, |
19 |
haciendo
que sus labios prorrumpan en acción de gracias: Paz, paz
al que está lejos y al que está cerca, dice Yavé;
yo le curaré. |
20 |
Pero
los impíos son como un mar proceloso, que no puede aquietarse
y cuyas olas remueven cieno y lodo. |
21 |
No hay paz, dice Yavé, para los impíos.
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58 |
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Los
pecados de Israel |
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1 |
Clama
a voz en cuello sin cesar, alza tu voz como trompeta y echa en cara
a mi pueblo sus iniquidades, y a la casa de Jacob sus pecados. |
2 |
Día
tras día me buscan y quieren saber mis caminos, como si fueran
un pueblo que ama la justicia, sin apartarse del derecho de su Dios.
Me piden leyes justas, y se complacen en acercarse a Dios. |
3 |
¿A
qué ayunar, si tú no lo ves? ¿A qué
humillar nuestras almas, si no te das por entendido? Sí,
pero en el día de ayuno os vais tras vuestros negocios y
oprimís a todos vuestros servidores. |
4 |
Ayunáis
para mejor reñir y disputar y para herir inicuamente con
el puño. No ayunéis como lo hacéis ahora, si
queréis que en lo alto se oiga vuestra voz. |
|
|
|
El
ayuno grato a Yavé |
|
|
5 |
¿Es
acaso así el ayuno que yo escogí, el día en
que el hombre se mortifica? ¿Encorvar la cabeza como un junco
y acostarse con saco y ceniza? ¿A eso llamáis ayuno
y día agradable a Yavé? |
6 |
¿Sabéis
qué ayuno quiero yo? dice el Señor Yavé: Romper
las ataduras de iniquidad, deshacer los haces opresores dejar libres
a los oprimidos y quebrantar todo yugo; |
7 |
partir
tu pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo, vestir al
desnudo y no volver tu rostro ante tu hermano. |
8 |
Entonces
brotará tu luz como la aurora, y pronto germinará
tu curación e irá delante de ti tu justicia, y detrás
la gloria de Yavé. |
9 |
Entonces
llamarás y Yavé te oirá; le invocarás,
y El dirá: Heme aquí. Cuando quites de ti el yugo,
el gesto amenazador y el hablar altanero; |
10 |
cuando
des de tu pan al hambriento y sacies el alma indigente, brillará
tu luz en la oscuridad, y tus tinieblas serán cual mediodía. |
11 |
Yavé
será siempre tu pastor, y en el desierto hartará tu
alma y dará vigor a tus huesos. Serás como huerto
regado, como fuente de aguas que no se agotan; |
12 |
y
serán edificadas por ti las antiguas ruinas, y alzarás
los cimientos de generaciones y generaciones, y te llamarán
reparador de brechas y restaurador de sendas para habitar. |
13 |
Cuando
te abstengas de pisotear el sábado y de ocuparte en tus negocios
en mi día santo, y llames al sábado delicioso, y venerable
al (día) santo de Yavé, y le honres no haciendo tus
viajes, ni arreglando tu negocio ni hablando de él, |
14 |
entonces
te gozarás en Yavé, y te haré remontar sobre
las alturas de la tierra, y te daré a comer la herencia de
Jacob, tu padre, pues la boca de Yavé ha hablado.
|
|
|
|
59 |
|
Poder
salvador de Yavé, mas para los que se enmiendan |
|
|
1 |
He
aquí que no se ha acortado la mano de Yavé para salvar
ni se ha hecho duro su oído para oír, |
2 |
sino
que vuestras iniquidades han hecho una separación entre vosotros
y vuestro Dios; vuestros pecados hacen que El oculte su rostro para
no oíros; |
3 |
porque
vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos
de iniquidad; vuestros labios hablan mentira y vuestra lengua susurra
impiedad. |
4 |
No
hay quien clame por la justicia, nadie que juzgue con verdad. Confían
en vanidades y hablan falsedades, conciben fatigas y paren desventuras. |
5 |
Incuban
huevos de áspides y tejen telas de araña, y el que
come de sus huevos muere; si se los rompe, sale un basilisco. |
6 |
Sus
telas no sirven para vestir, ni con sus obras puede uno arroparse;
sus obras son obras de iniquidad, y en sus manos hay obra de violencia. |
7 |
Corren
tras el mal sus pies y se dan prisa a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos son pensamientos de iniquidad, y a su paso dejan
el estrago y la ruina. |
8 |
No
conocen el camino de la paz, no hay en sus sendas justicia; sus
veredas son tortuosas; quien por ellas va no conoce la paz. |
9 |
Por
eso se alejó de nosotros el juicio, por eso no nos alcanza
la justicia. Esperamos luz, y he ahí tinieblas; resplandor,
y caminamos en la oscuridad. |
10 |
Vamos
palpando, como ciegos, la pared, y andamos a tientas, como quien
no tiene ojos. Tropezamos en pleno día como en el crepúsculo;
habitamos en tinieblas, como muertos. |
11 |
Gruñimos
todos como osos y gemimos como palomas. Esperamos el juicio, pero
nada; la salvación, pero está lejos de nosotros. |
12 |
Porque
son ante ti numerosas nuestras iniquidades, y nuestros pecados dan
testimonio contra nosotros. Con nosotros están nuestros crímenes,
y conocemos nuestras iniquidades: |
13 |
rebelarse
y renegar de Yavé, alejarse de nuestro Dios, hablar perfidia
e insurrección, concebir y meditar en el corazón palabras
de mentira; |
14 |
y
se ha alejado el derecho, y se ausentó la justicia, y tropezó
la buena fe en las plazas, y no halla lugar la rectitud. |
15 |
La
fidelidad ha sido desterrada, y el que evita el mal es expoliado.
Viólo Yavé, y no plugo a sus ojos que no existiese
justicia. |
16 |
Y
vio que no había ningún hombre, y le asombró
que no hubiera intercesor. Entonces salvóle su brazo y vino
en su ayuda su justicia. |
17 |
Y se revistió de la justicia como de coraza, y puso en su
cabeza el casco de la salvación, y se vistió de vestiduras
de venganza, y se cubrió de celo como de manto. |
18 |
Como
son las obras, así es su retribución; ira contra sus
enemigos, represalia contra sus adversarios. A las islas dará
la paga. |
19 |
Y
temerán desde el poniente el nombre de Yavé, y desde
el nacimiento del sol su gloria, porque vendrá como torrente
impetuoso, empuj ado por el soplo de Yavé. |
20 |
Mas
para Sión vendrá como redentor, y para los convertidos
del pecado en Jacob, dice Yavé. |
21 |
En
cuanto a mí, he aquí mi alianza con ellos, dice Yavé:
El espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras,
que yo pongo en tu boca, no faltarán de tu boca ni de la
de tu descendencia, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dice
Yavé desde ahora para siempre. |
|
|
|
60 |
|
Gloria
de la futura Jerusalén |
|
|
1 |
Levántate
y resplandece, pues ha llegado tu luz, y la gloria de Yavé
alborea sobre ti, |
2 |
pues
he aquí que está cubierta de tinieblas la tierra y
de oscuridad los pueblos. Sobre ti viene la aurora de Yavé
y en ti se manifiesta su gloria. |
3 |
Las
gentes andarán en tu luz, y los reyes a la claridad de tu
aurora. |
4 |
Alza
en torno tus ojos y mira: Todos se reúnen y vienen a ti,
llegan de lejos tus hijos, y tus hijas son traídas a ancas. |
5 |
Entonces
mirarás y resplandecerás, palpitará y se ensanchará
tu corazón, pues vendrán a ti los tesoros del mar,
llegarán a ti las riquezas de los pueblos. |
6 |
Te
cubrirán muchedumbres de camellos, de dromedarios de Madián
y de Efa. Todos vienen de Saba, trayendo oro e incienso, pregonando
las glorias de Yavé. |
7 |
En
ti se reunirán los ganados de Cedar; los carneros de Nabayot
estarán a tu servicio. Subirán como (víctimas)
gratas sobre mi altar, y yo glorificaré la casa de mi gloria. |
8 |
¿Quiénes
son aquellos que vuelan como nube, como palomas a su palomar? |
9 |
Sí,
se reúnen las naves para mí con los navíos
de Tarsis a la cabeza, para traer de lejos a tus hijos con su oro
y su plata, para el nombre de Yavé, tu Dios; para el Santo
de Israel, que te glorifica. |
10 |
Extranjeros
reedificarán tus muros, y sus reyes estarán a tu servicio,
pues si en mi ira te herí, en mi clemencia he tenido piedad
de ti. |
11 |
Tus
puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni
de día ni de noche, para traerte los bienes de las gentes,
con sus jefes por guías al frente, |
12 |
porque
las naciones y reinos que no te sirvan a ti perecerán y las
gentes serán totalmente exterminadas. |
13 |
Vendrá
a ti la gloria del Líbano, los cipreses, los olmos y los
alerces juntamente, para embellecer mi santuario, y voy a honrar
el lugar de mis pies. |
14 |
A
ti vendrán humillados los hijos de tus tiranos, y se postrarán
a tus pies cuantos te infamaron. Y te llamarán la ciudad
de Yavé, la Sión del Santo de Israel. |
15 |
De
abandonada que eras, odiada y sin viandantes, te haré eterno
prodigio, delicia de los siglos. |
16 |
Mamarás
la leche de las gentes, los pechos de los reyes, y sabrás
que yo, Yavé, soy tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de
Jacob. |
17 |
En
vez de cobre traeré en ti oro; en vez de hierro, plata; bronce
en vez de madera, y hierro en vez de piedras. Te daré por
magistrado la paz, y por soberano la justicia. |
18 |
No
se hablará ya más de violencia en tu tierra, de saqueo
y de ruina en tu territorio. Tus muros los llamarás “salud,”
y a tus puertas “alabanza.” |
19 |
Ya
no será el sol tu lumbrera de día, ni te alumbrará
el resplandor de la luna, sino que Yavé será tu eterna
lumbrera, y tu Dios será tu esplendor. |
20 |
Tu
sol no se pondrá jamás, ni menguará tu luna,
porque será Yavé tu eterna luz; acabáronse
los días de tu luto. |
21 |
Tu
pueblo será un pueblo de justos, poseerá la tierra
para siempre, renuevos del plantío de Yavé, obra de
mis manos para resplandecer. |
22 |
Del
más pequeño saldrá un millar, y del menor,
una nación poderosa. Yo, Yavé, a su tiempo lo aceleraré. |
|
|
|
61 |
|
|
1 |
El
espíritu del Señor, Yavé, está sobre
mí, pues Yavé me ha ungido, me ha enviado para predicar
la buena nueva a los abatidos y sanar a los de quebrantado corazón,
para anunciar la libertad de los cautivos y la liberación
a los encarcelados. |
2 |
Para
publicar el año de gracia de Yavé y un día
de venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los tristes |
3 |
y dar
a los afligidos de Sión, en vez de ceniza, una corona; el
óleo del gozo en vez del luto, alabanza en vez de espíritu
abatido. Se les llamará terebintos de justicia, plantación
de Yavé para (su gloria). |
4 |
Ellos
reedificarán las ruinas antiguas y levantarán los
asolamientos del pasado. Restaurarán las ciudades asoladas,
los escombros de muchas generaciones. |
5 |
Habrá
extranjeros para apacentar tus ganados, y extraños serán
tus labradores y viñadores |
6 |
Y vosotros
seréis llamados sacerdotes de Yavé y nombrados ministros
de nuestro Dios. |
7 |
Comeréis
lo exquisito de las naciones y os adornaréis de su magnificencia.
Porque tuvieron el doble en cuanto a vergüenza y fue su parte
el oprobio y la confusión, recibirán el doble también
sobre la tierra y gozarán de eterna alegría. |
8 |
Porque
yo, Yavé, soy amante del derecho y aborrezco el rapaz latrocinio.
Por eso les daré fielmente su recompensa y haré con
ellos una alianza eterna. |
9 |
Su
descendencia será conocida en los pueblos, y su posteridad
en medio de las gentes. Y quien los viere reconocerá que
son la progenie bendita de Yavé. |
|
|
|
Agradecimiento
a Yavé de la Jerusalén restaurada |
|
|
10 |
Altamente
me gozaré en Yavé, y mi alma saltará de júbilo
en mi Dios, porque me vistió de vestiduras de salvación
y me envolvió en manto de justicia, como esposo que se ciñe
la frente con diadema, y como esposa que se adorna con sus joyas. |
11 |
Porque,
como produce la tierra sus gérmenes y como hace brotar el
huerto sus semillas, así el Señor, Yavé, hará
brotar la justicia y la alabanza ante todas las gentes. |
|
|
|
62 |
|
Ya
viene la salvación |
|
|
1 |
Por
amor de Sión yo no callaré, y por Jerusalén
no pararé hasta que resplandezca su justicia como luz esplendente,
y su salvación como antorcha encendida; |
2 |
y
verán las naciones tu justicia, y todos los reyes tu gloria,
y se te dará un nombre nuevo que la boca de Yavé determinará; |
3 |
serás
en la mano de Yavé corona de gloria, real diadema en la palma
de tu Dios. |
4 |
No
te llamarán más ya la “Desamparada,” ni
se llamará más tu tierra “Desolada,” sino
que te llamarán a ti “Mi complacencia en ella,”
y a tu tierra “Desposada,” porque en ti se complacerá
Yavé, y tu tierra tendrá esposo. |
5 |
Como
mancebo que se desposa con una doncella, así el que te edificará
se desposará contigo. Y como la esposa hace las delicias
del esposo, así harás tú las delicias de tu
Dios. |
6 |
Sobre
tus murallas, ¡oh Jerusalén!, he puesto centinelas,
que no callarán ni de día ni de noche. Vosotros, los
que hacéis que se acuerde Yavé, no os calléis, |
7 |
y
no le deis tregua hasta que restablezca y ponga a Jerusalén
por alabanza en la tierra. |
8 |
Juró
Yavé por su diestra y por su brazo poderoso: No daré
más tu trigo para comida de tus enemigos, ni los extraños
beberán tu mosto, por el que te afanaste. |
9 |
Porque
los que hagan la recolección la comerán y alabarán
a Yavé, y los que hagan la vendimia beberán en los
atrios de mi santuario. |
10 |
Franquead,
franquead las puertas, allanad el camino del pueblo, terraplenad,
terraplenad la calzada, alzad bandera sobre los pueblos. |
11 |
He
aquí que Yavé proclama a todos los confines de la
tierra: Decid a la hija de Sión: He aquí que llega
tu salvación, viene con su recompensa y le precede su retribución. |
12 |
Les llamarán pueblo santo, los rescatados de Yavé,
y a ti te llamarán la “Deseada,” la “ciudad”
no desamparada.
|
|
|
|
63 |
|
Plegaria
pidiendo la liberación. |
1 |
¿Quién
es aquel que avanza de Edom, rojos los vestidos, de Bosra; aquel
tan magnífico en su vestido, avanzando en la plenitud de
su fuerza? Yo soy el que habla en justicia, el poderoso para salvar. |
2 |
¿Cómo
está, pues, rojo tu vestido, y tus ropas como las del que
pisa en el lagar? |
3 |
He
pisado en el lagar yo solo, y no había conmigo nadie de las
gentes. Los he pisado en mi furor y los he hollado en mi ira, y
su jugo ha salpicado mis vestiduras y he manchado todas mis ropas. |
4 |
Porque
estaba en mi corazón el día de la venganza, y llegaba
el año de mis redimidos. |
5 |
Miré,
y no había quien ayudara; me maravillé de que no hubiera
quien (me) apoyase, |
6 |
y
salvóme mi brazo, y me sostuvo mi furor, y aplasté
a los pueblos en mi ira y los embriagué en mi furor, derramando
en la tierra su jugo. |
7 |
Cantaré
las misericordias de Yavé, las alabanzas de Yavé,
todo lo que ha hecho con nosotros, lleno de bondad para la casa
de Israel; lo que ha hecho por nosotros en su misericordia y conforme
a la muchedumbre de sus gracias. |
8 |
Dijo:
Ciertamente son mi pueblo, son hijos que no engañarán.
Y fue su Salvador |
9 |
en
todas sus angustias. No fue un mensajero, un ángel; su faz
misma los salvó; en su amor y clemencia, El mismo los rescató,
y los soportó y sostuvo todos los días de la antigüedad. |
10 |
Pero
ellos se rebelaron y contristaron su santo espíritu, y se
les cambió en enemigo y combatió contra ellos. |
11 |
Entonces
su pueblo se acordó de los días antiguos de Moisés.
¿Dónde está el que los sacó del mar,
el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso
en medio de él su santo espíritu? |
12 |
¿El
que hizo marchar a la diestra de Moisés su brazo glorioso;
el que delante de ellos hendió las aguas, haciéndose
así un renombre eterno; |
13 |
el
que los condujo por los abismos como a caballo por el desierto,
sin que tropezaran? |
14 |
Como
a la bestia que desciende al valle, el espíritu de Yavé
los hizo reposar. Así condujiste tú a tu pueblo para
forjarte un renombre glorioso. |
15 |
Mira
desde los cielos y ve desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde
está tu celo y tu fortaleza, la emoción de tus entrañas?
¿y tus misericordias hacia mí se han contenido? |
16 |
Porque
tú eres nuestro padre, pues Abraham no nos conoce ni Israel
nos reconoce, pero tú eres, ¡oh Yahvé! nuestro
Padre, y “Redentor nuestro” es tu nombre desde la eternidad. |
17 |
¿Por
qué, ¡oh Yavé! nos dejas errar fuera de tus
caminos y endureces nuestro corazón contra tu temor? Vuélvete
por amor de tus siervos, de las tribus de tu heredad. |
18 |
¿Por
qué han ultrajado los impíos tu Santo, nuestros enemigos
han hollado tu santuario? |
19 |
Somos desde mucho ha como aquellos sobre los que no dominas, sobre
los que no es invocado tu nombre.
|
|
|
|
64 |
|
|
1 |
¡Oh
si rasgaras los cielos y bajaras, de suerte que los montes se estremecieran
ante ti, |
2 |
como
fuego abrasador que quema la leña seca, como fuego que hace
hervir el agua! Para dar a conocer a tus enemigos tu nombre y hacer
temblar a los pueblos gentiles ante ti |
3 |
al
hacer tus inesperados prodigios. (Descendiste y ante ti se tambalearon
las montañas) |
4 |
de
que no se oyó jamás. Ni oyeron oídos, ni ojos
vieron Dios, fuera de ti, que (así) obrara con los que en
él confían. |
5 |
Tú
te adelantas a los que obran justiciay se acuerdan de tus caminos.
He aquí que te irritaste, pues hemos pecado, por nuestra
infidelidad y nuestra defección. |
6 |
Todos
nosotros fuimos impuros, y toda nuestra justicia es como vestido
inmundo, y nos marchitamos como hojas todos nosotros, y nuestras
iniquidades como viento nos arrastran. |
7 |
Y
nadie invoca tu nombre ni despierta para unirse a ti. Porque has
ocultado tu rostro de nosotros y nos has entregado a nuestras iniquidades. |
8 |
Mas
ahora, ¡oh Yavé!, tú eres nuestro Padre; nosotros
somos la arcilla, y tú nuestro alfarero, todos somos obra
de tus manos. |
9 |
¡Oh
Yavé! no te irrites demasiado, no estés siempre acordándote
de la iniquidad. Ve, mira que todos nosotros somos tu pueblo. |
10 |
Tus
ciudades santas están hechas un desierto, Sión es
una estepa, Jerusalén un lugar asolado. |
11 |
Nuestro
santo y magnífico templo, donde te alababan nuestros padres,
ha sido presa del fuego. Todas nuestras cosas queridas están
en ruinas. |
12 |
Y ante todo esto, ¿vas a contenerte, ¡oh Yavé!
vas a callarte para humillarnos del todo?
|
|
|
|
65 |
|
Respuesta
de Yavé |
|
|
1 |
Déjeme
consultar por los que no me interrogaban, déjeme hallar por
los que no me buscaban. Yo decía: Heme aquí, heme
aquí, a gente que no invocaba mi nombre. |
2 |
Todo
el día tendía yo mis manos a un pueblo rebelde, que
iba por caminos malos, en pos de sus pensamientos. |
3 |
Un
pueblo que me provocaba a ira descaradamente y sin cesar, sacrificando
en los huertos y quemando incienso sobre ladrillos; |
4 |
que
va a sentarse en los sepulcros y pasa la noche en lugares secretos;
que come carne de puerco, y en cuyas ollas hay manjares inmundos; |
5 |
que
dice: Quédate aquí, no te llegues a mí, que
te santificaría. Es como humo en mis narices, fuego encendido
todo el día. |
6 |
He
aquí que está escrito delante de mí, y no callaré
sin darles su paga y retribuirles con medida colmada. |
7 |
Vuestras
iniquidades y las iniquidades de vuestros padres, dice Yavé,
que quemaron incienso en los montes y me ultrajaron en los collados.
Yo les mediré en el seno el salario de sus obras pasadas. |
8 |
Así
dice Yavé: Como cuando hay jugo en un racimo se dice: No
lo eches a perder, que hay en él bendición, así
haré yo por amor de mis siervos: no los destruiré
del todo, |
9 |
sino
que sacaré de Jacob una progenie, y de Judá un heredero
de mis montes, y los habitarán mis elegidos y morarán
allí mis siervos. |
10 |
Y
será Sarón prado para los carneros, y el valle de
Acor dehesa para los bueyes del pueblo que me ha buscado. |
11 |
Pero
vosotros, los que dejáis a Yavé y olvidáis
mi santo monte, los que aderezáis mesa para Gad y llenáis
la copa para Meni, |
12 |
os
destinaré a la espada, y todos sucumbiréis a la matanza,
porque, cuando os llamaba, no me respondisteis, y cuando os hablaba
no me escuchasteis; hacíais lo que es malo a mis ojos y elegíais
lo que me desagradaba. |
13 |
Por
eso dice el Señor, Yavé: He aquí que mis siervos
comerán, y vosotros tendréis hambre. Mis siervos beberán,
y vosotros tendréis sed. Mis siervos cantarán, gozarán,
y vosotros seréis confundidos. |
14 |
Mis
siervos cantarán, lleno de júbilo el corazón;
pero vosotros gemiréis con el corazón dolorido y aullaréis
con el espíritu quebrantado. |
15 |
Dejaréis
vuestro nombre como maldición para mis elegidos: “El
Señor, Yavé, te mate,” y a sus siervos les dará
otro nombre. |
16 |
Todo
el que en la tierra quiera bendecirse, se bendecirá en el
Dios fiel. Todo el que en la tierra jurare, jurará por el
nombre del Dios fiel, pues las angustias pasadas se darán
al olvido y estarán ocultas a mis ojos. |
17 |
Porque
he aquí que voy a crear unos cielos nuevos y una tierra nueva,
y ya no se recordará lo pasado ni vendrá más
a la mente. |
18 |
Sino
que se gozarán en gozo y alegría eterna de lo que
voy a crear yo, porque he aquí que voy a crear para Jerusalén
alegría, y para su pueblo gozo. |
19 |
Y
será Jerusalén mi alegría, y mi pueblo mi gozo,
y no se oirán más en ella llantos ni clamores. |
20 |
No
habrá allí niño de pocos días, ni viejo
que no cumpla los suyos, pues el más joven morirá
a los cien años, y no llegar a los cien años será
tenido por maldición. |
21 |
Construirán
casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán
su fruto. |
22 |
No
edificarán para que habite otro, no plantarán para
que coma otro. Porque según los días de los árboles
serán los días de mi pueblo, y mis elegidos consumirán
la obra de sus manos. |
23 |
No
se afanarán en vano ni parirán para una muerte prematura,
pues serán la progenie bendita de Yavé, ellos y sus
descendientes. |
24 |
Y
sucederá que antes que ellos llamen, responderé yo;
todavía no habrán acabado de hablar, y ya les habré
escuchado. |
25 |
El
lobo y el cordero pacerán juntos; el león, como el
buey, comerá paja, y la serpiente comerá polvo. No
se hará mal ni corrupción en todo mi monte santo,
dice Yavé.
|
|
|
|
66 |
|
La
nueva Jerusalén, de la que serán excluídos
los malvados |
|
|
1 |
Así
dice Yavé: El cielo es mi trono, y la tierra el escabel de
mis pies. ¿Qué casa podrías edificarme? ¿En
qué lugar moraría yo? |
2 |
Todo
eso, mis manos lo hicieron; todo esto es mío, dice Yavé.
Y a éste es al que yo miro: al humilde y abatido de espíritu,
al que tiembla ante mi palabra. |
3 |
Hay
quien sacrifica un buey y mata un hombre, quien inmola un cordero
y desnuca un perro, quien presenta en ofrenda sangre de puerco,
quien quema incienso y se postra ante un ídolo. Así
como ellos eligen sus caminos y en sus abominaciones se complace
su alma, |
4 |
así
yo me complaceré en sus calamidades, y traeré sobre
ellos lo que se temen. Porque llamé, y nadie me respondió;
hablé, y nadie me escuchó. Hicieron lo que era malo
a mis ojos y escogieron lo que a mí desagradaba. |
5 |
Oíd
la palabra de Yavé vosotros los que teméis su palabra:
Han dicho vuestros hermanos, los que os aborrecen y os niegan por
causa de mi nombre: “¡Que haga Yavé muestra de
su gloria, para que veamos vuestro contento!” Pero han de
ser confundidos. |
6 |
Voces,
alborotos de la ciudad, voces que salen del templo. Es la voz de
Yavé, que da a sus enemigos el pago merecido. |
7 |
Antes
de ponerse de parto ha parido; antes de que la sobrevinieran los
dolores dio a luz un varón. |
8 |
¿Quién
oyó cosa semejante? ¿Quién vio nunca tal? ¿Es
dado a luz un país en un día? ¿Una nación
nace toda de una vez ? Pues apenas ha sentido los dolores, ya Sión
ha parido a sus hijos. |
9 |
¿Voy
yo a abrir el seno materno para que no haya alumbramiento? dice
Yavé. ¿Voy yo, el que hace parir, a cerrarlo? dice
tu Dios. |
10 |
Alegraos
con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis.
Llenaos con ella de alegría los que con ella hicisteis duelo. |
11 |
Para
mamar hasta saciaros del pecho de sus consolaciones, para mamar
en delicia de los pechos de su gloria. |
12 |
Porque
así dice Yavé: He aquí que voy a derramar sobre
ella la paz como río y la gloria de las naciones como torrente
desbordado. Y sus niños de pecho serán llevados a
la cadera y acariciados sobre las rodillas. |
13 |
Como
cuando a uno le consuela su madre, así yo os consolaré
a vosotros, y en Jerusalén seréis consolados. |
14 |
Y
vosotros lo veréis, y latirá de gozo vuestro corazón,
y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano de
Yavé se dará a conocer a sus siervos, y (su) furor
a sus enemigos. |
15 |
Porque
he aquí que llega Yavé en fuego, y es su carro un
torbellino, para tornar su ira en incendio, y sus amenazas en llamas
de fuego. |
16 |
Porque
va Yavé a juzgar por el fuego, y por la espada a toda carne,
y caerán muchos a los golpes de Yavé. |
17 |
Los
que se santifican y purifican para ir a los jardines tras uno que
está en medio, que comen carne de puerco y manjares abominables
y ratas, juntamente perecerán, dice Yavé. |
18 |
Yo
conozco sus obras y sus pensamientos. Y vendré para reunir
a todos los pueblos y lenguas, que vendrán para ver mi gloria. |
19 |
Yo
les daré una señal, y mandaré sobrevivientes
de ellos a Tarsis, a las naciones de Put, de Lud, de Mosoc, de Ros,
de Tubal y de Yaván, de las islas lejanas, que no han oído
nunca mi nombre y no han visto mi gloria, y pregonarán mi
gloria entre las naciones. |
20 |
Y
de todas las naciones traerán a vuestros hermanos ofrendas
a Yavé en caballos, en carros, en literas, en mulos y en
dromedarios, a mi monte santo, a Jerusalén, dice Yavé,
como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros
al templo de Yavé. |
21 |
Y
también yo elegiré de entre ellos sacerdotes y levitas,
dice Yavé. |
22 |
Porque
así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a
crear subsistirán ante mí, dice Yavé, así
subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre, |
23 |
y
de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda
carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yavé, |
24 |
y
al salir verán los cadáveres de los que se rebelaron
contra mí, cuyo gusano nunca morirá y cuyo fuego no
se apagará, y serán horror a toda carne. |
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