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CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

ISAÍAS

 
TERCERA PARTE
 
APOCALIPSIS DE ISAÍAS
24
 
Devastación universal
   
1
He aquí que Yavé devasta la tierra, la asola y trastorna su faz, dispersando a sus habitantes.
2
Y será del pueblo como del sacerdote, del siervo como de su amo, de la criada como de su señora, del que compra como del que vende, del que presta como del que toma prestado, del acreedor como del deudor.
3
La tierra será totalmente devastada y entregada al pillaje, porque Yavé ha pronunciado esta palabra.
4
La tierra está en duelo, marchita; el orbe languidece y se marchita, la clase alta del pueblo se debilita.
5
La tierra está profanada bajo sus moradores, que traspasaron la ley, falsearon el derecho, rompieron la alianza eterna.
6
Por eso la maldición devora la tierra, y son culpables sus moradores. Por eso arderán los moradores de la tierra y quedarán pocos hombres.
7
Está en duelo el mosto, y la vid languidece, y suspiran todos los alegres de corazón.
8
Ha cesado la alegría de los tambores, se acabó el regocijo de los exultantes, ha cesado el júbio de la cítara.
9
Ya no beben el vino entre cantares, y las bebidas son amargas al que las bebe.
10
Ha sido quebrantada la ciudad de la confusión, cerradas todas las casas, sin que nadie entre en ellas.
11
Gritería por el vino en las calles, se oscureció toda alegría, desterróse de la tierra el júbilo.
12
La desolación ha quedado en la ciudad, y la puerta, abatida, en ruinas.
13
Porque así será en la tierra, en medio de los pueblos, como cuando se sacude el olivo, como cuando se hace el rebusco una vez concluida la recolección.
14
Aquéllos alzan sus voces, lanzan gritos de alegría, desde el mar cantan la majestad de Yavé.
15
Por eso en el oriente glorifican a Yavé en las costas del mar, el nombre de Yavé, Dios de Israel.
16
Desde los confines de la tierra oímos cantar: ¡Gloria al justo! Pero yo digo: ¡Desgraciado de mí, desgraciado de mí, ay de mí! Los pérfidos han obrado pérfidamente, los pérfidos han obrado pérfidamente.
17
Terror, hoya, red sobre ti, habitante de la tierra.
18
Y sucederá que el que huya de la voz de pánico caerá en la hoya, y el que salga del medio de la hoya se enredará en la red, porque ábrense las cataratas en lo alto y tiemblan los fundamentos de la tierra.
19
La tierra se rompe con estrépito, la tierra retiembla, se conmueve.
20
La tierra vacila como un ebrio, es sacudida como una choza. Pesan sobre ella sus pecados, y caerá para no volver a levantarse.
21

Y será en aquel día que visitará Yavé la milicia de los cielos en la altura, y abajo a los reyes de la tierra.

22
Y serán encerrados presos en la mazmorra, encarcelados en la prisión, y después de muchos días serán visitados.
23
Y la luna se sonrojará, y avergonzaráse el sol, porque Yavé de los ejércitos reinará en el monte de Sión y en Jerusalén y (resplandecerá) su gloria ante sus ancianos.


25
 
La impiedad, abatida
   
1
Yavé, tú eres mi Dios; yo te ensalzaré y alabaré tu nombre, porque has cumplido maravillas, designios de mucho ha en fidelidad y verdad.
2
Porque hiciste de la ciudad un montón de piedras, de la ciudad fuerte una ruina. Ya la ciudadela de los extranjeros no es ciudad, y no será jamás reedificada.
3
Por eso te glorificará un pueblo fuerte y te temerá la ciudad de las naciones poderosas.
4
Porque fuiste tú un refugio para el humilde, refugio para el pobre en su angustia, cobijo contra la tempestad, sombra contra el calor, pues el aliento de los tiranos es como una borrasca de invierno.
5
Cómo calor sobre tierra seca, apaciguarás el tumulto de los extranjeros; como el calor a la sombra de una nube, el cántico de los tiranos se extingue.
 
 
Cántico de los redimidos
 
6
Y preparará Yavé de los ejércitos a todos los pueblos sobre este monte un festín de suculentos manjares; un festín de vinos generosos, de manjares grasos y tiernos, de vinos generosos clarificados,
7
y sobre este monte hará desaparecer el velo que oculta a todos los pueblos, la cortina que cubre a todas las naciones.
8
Y destruirá la muerte para siempre, y enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros, y alejará el oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra, porque Yavé ha hablado.
9
Y se dirá en aquel día: He aquí a nuestro Dios, hemos esperado en El que nos salvará. Ahí está Yavé, a quien esperábamos; gócemenos y alegrémonos en su salvación.
10
Porque la mano de Yavé descansará sobre este monte, pero Moab será pisoteado debajo de El, como se pisotea la paja en el muladar.
11
Y tenderá sus manos en su interior, como las tiende el nadador para nadar; pero Yavé abatirá su soberbia y los esfuerzos de sus manos.
12

Y la fortaleza elevada de tus murallas ha abatido, ha hecho caer y derribado hasta el polvo.


26
 
1
En aquel día cantarán este cántico en la tierra de Judá: Tenemos una ciudad fuerte; por muro y antemuro nos da El la salvación.
2
Abrid las puertas, que entre un pueblo justo, que se mantiene fiel.
3
Su firme ánimo conservará la paz, porque en ti pone su confianza.
4
Confiad siempre en Yavé, pues Yavé es la roca eterna.
5
El destruyó a los que habitan en las alturas, derribó la ciudad soberbia.
6
La derribó hasta la tierra, la arrojó al polvo, y es hollada por pies, por los pies de los pobres y los pasos de los humildes.
 
 
La esperanza del justo
 
7
La senda de los justos es recta, derecho el camino que tú abres al justo.
8
Nosotros ciertamente te esperamos en la senda de tus juicios, ¡oh Yavé! Tu nombre, tu memoria es el anhelo del alma.
9
Deséate mi alma por la noche, y mi espíritu te busca dentro de mí, pues cuando (aparezcan) sobre la tierra tus juicios, aprenderán justicia los habitantes del orbe.
10
Si al impío se le hace gracia, no aprende la justicia, y en la tierra de lo recto hace el mal y no ve la majestad de Dios.
11
Alzada está tu mano, ¡oh Yavé!; no la ven; verán, confundidos, tu celo por el pueblo, y el fuego de tus enemigos los devorará.
12
Depáranos la paz, ¡oh Yavé!, pues cuanto hacemos eres tú quien para nosotros lo hace.
13
Yavé, Dios nuestro, otros señores, que no tú, se enseñorearon de nosotros; sólo por ti celebramos tu nombre,
14
Los muertos no revivirán, no se levantarán las sombras, porque los visitaste y destruíste y borraste todo recuerdo de ellos.
15
Multiplicaste al pueblo, ¡oh Yavé!, multiplicaste a tu nación, te has glorificado, ensanchaste todos los confines de la tierra.
16
En la angustia, ¡oh Yavé!, te han visitado, han derramado plegarias cuando tú los castigabas.
17
Como la mujer encinta, cuando llega el parto, se retuerce y grita en sus dolores, así estábamos nosotros ante ti, Yavé.
18
Concebimos, nos retorcimos como si pariésemos viento, no dimos salvación a la tierra ni nacieron habitantes del orbe.
19
Revivirán tus muertos, mis cadáveres se levantarán; despertad y cantad los que yacéis en el polvo, porque rocío de luces es tu rocío, y la tierra parirá sombras.
20
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra tus puertas tras de ti, ocúltate por un poco, mientras pasa la cólera.
21

Porque he aquí que Yavé va a salir de su lugar para castigar la iniquidad de los moradores de la tierra, y la tierra descubrirá su sangre, no encubrirá más sus asesinados.


27
 
1
Aquel día castigará Yavé con su espada pesada, grande y poderosa, al leviatán serpiente huidiza; al leviatán serpiente tortuosa, y matará al monstruo que está en el mar.
2
En aquel día se dirá: Cantad a la viña deliciosa; yo, Yavé, la guardo,
3
yo la riego a cada momento para que no falte su follaje, yo la guardo día y noche
4
sin enojo. ¡Quién me diera espinas y abrojos en batalla! Marcharía contra ellos y los quemaría juntamente,
5
a no ser que se pongan bajo mi protección y hagan la paz conmigo, hagan conmigo la paz.
6
Días vendrán en que Jacob echará raíces, e Israel echará flores y retoños y llenará la faz del mundo con su fruto.
7
¿Le hirió (Yavé) como hirió a los que le herían?¿Le mató como mató a los que le mataban?
8
Expulsándole le ha combatido, echándole con su soplo impetuoso en día de viento solano.
9
Por eso, con esto se expió el crimen de Jacob, y éste es todo el fruto del alejamiento de su pecado: que ponga todas las piedras del altar como piedras calizas dispersadas, de modo que no se levanten aseras y estelas solares.
10
Pues la ciudad fuerte quedó solitaria, morada desamparada y abandonada como el desierto. Allí se apacienta el becerro, allí se echa y allí ramonea.
11
Cuando sus ramas están secas, se rompen, vienen las mujeres y les prenden fuego, pues es un pueblo sin conocimiento; por eso el que lo hizo no tuvo piedad de él, el que lo formó no se compadeció de él.
12
Y sucederá aquel día: sacudirá Yavé espigas desde el río hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis recogidos uno a uno, hijos de Israel.
13
Y acontecerá aquel día: se tocará la gran trompeta, y vendrán los perdidos en la tierra de Asur y los dispersos en la tierra de Egipto, y se prosternarán ante Yavé en el monte santo de Jerusalén.