|   | 
      
        
        
          
            
              |   | 
              SEGUNDA 
                
                
                
                PARTE  | 
             
            
              |   | 
              ORÁCULOS 
                
                
                
                CONTRA LAS NACIONES GENTILES   | 
             
            
               | 
              13  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                Contra Babilonia  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Babilonia, que vio Isaías, hijo de Amós:   | 
             
            
              2  | 
              Alzad 
                
                
                
                bandera sobre lo alto de un monte desnudo, gritadles, hacedles señas 
                
                
                
                con las manos para que entren por las puertas de los príncipes.  | 
             
            
              3   | 
              Yo 
                
                
                
                mando a mi ejército consagrado para la guerra, y llamo a 
                
                
                
                mis valientes para ejecutar mi ira, a los que triunfan para mi gloria.   | 
             
            
              4  | 
              Murmullo 
                
                
                
                de muchedumbres en los montes, ruido de muchas gentes, de reinos, 
                
                
                
                de gentes reunidas. Yavé de los ejércitos revista 
                
                
                
                al ejército que va a combatir.  | 
             
            
              5   | 
              Viene 
                
                
                
                de tierra lejana, de los confines de los cielos, Yavé con 
                
                
                
                los instrumentos de su furor para asolar la tierra toda.  | 
             
            
              6   | 
              Lamentaos, 
                
                
                
                que se acerca el “día de Yavé,” que vendrá 
                
                
                
                como azote del Todopoderoso,   | 
             
            
              7   | 
              y 
                
                
                
                desfallecerán todos los brazos y se helarán todos 
                
                
                
                los corazones de los hombres;  | 
             
            
              8   | 
              se 
                
                
                
                llenarán de terror y de angustia, y de dolor se retorcerán 
                
                
                
                como parturienta. Se mirarán con estupor unos a otros y se 
                
                
                
                encenderán en llama sus rostros.  | 
             
            
              9  | 
              Ved 
                
                
                
                que se acerca el día de Yavé, y cruel, con cólera 
                
                
                
                y furor ardiente, para hacer de la tierra un desierto y exterminar 
                
                
                
                a los pecadores.  | 
             
            
              10  | 
              Las 
                
                
                
                estrellas del cielo y sus luceros no darán su luz; el sol 
                
                
                
                se esconderá en naciendo, y la luna no hará brillar 
                
                
                
                su luz.  | 
             
            
              11   | 
              Yo 
                
                
                
                castigaré al mundo por sus crímenes, y a los malvados 
                
                
                
                por sus iniquidades. Yo haré cesar la insolencia de los soberbios 
                
                
                
                y abatiré la altivez de los opresores.   | 
             
            
              12  | 
              Yo 
                
                
                
                haré que sean los hombres más escasos que el oro fino, 
                
                
                
                más que el oro de Ofir.   | 
             
            
              13  | 
              Yo 
                
                
                
                haré estremecer a los cielos, y temblará la tierra 
                
                
                
                en su lugar ante la indignación de Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                el día del furor de su ira.  | 
             
            
              14  | 
              Entonces, 
                
                
                
                como cierva asustadiza, como ovejas sin pastor, se irá cada 
                
                
                
                uno a su pueblo, huirá cada uno a su tierra.   | 
             
            
              15  | 
              Cuantos 
                
                
                
                fueren habidos serán degollados, cuantos fueren tomados caerán 
                
                
                
                a la espada.   | 
             
            
              | 16 | 
              Sus 
                
                
                
                hijos serán estrellados a sus ojos, sus casas incendiadas, 
                
                
                
                sus mujeres violadas.   | 
             
            
              | 17 | 
              Yo 
                
                
                
                despertaré contra ellos a los medos, que no se cuidan de 
                
                
                
                la plata, que no codician el oro.   | 
             
            
              | 18 | 
              Y 
                
                
                
                los arcos aplastarán a los mancebos, y no harán gracia 
                
                
                
                al fruto del vientre ni tendrán sus ojos piedad de los niños.  | 
             
            
              | 19 | 
              Entonces 
                
                
                
                Babilonia, la flor de los reinos, ornamento de la soberbia de los 
                
                
                
                caldeos, será como Sodoma y Gomorra, que Dios destruyó.   | 
             
            
              | 20 | 
              No 
                
                
                
                volverá jamás a ser habitada, ni poblada en los siglos 
                
                
                
                venideros. No alzará allí el árabe su tienda, 
                
                
                
                ni se apacentarán allí los ganados.   | 
             
            
              | 21 | 
              Morarán 
                
                
                
                allí las fieras, y los buhos llenarán sus casas. Habitarán 
                
                
                
                allí los avestruces, y harán allí los sátiros 
                
                
                
                sus danzas.  | 
             
            
              22  | 
              En 
                
                
                
                sus palacios aullarán los chacales, y los lobos en sus casas 
                
                
                
                de recreo. Está para llegar su tiempo, no se alargarán 
                
                
                
                mucho sus días.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
                 
        
          
            
               | 
              14  | 
             
            
              |   | 
              Promesa 
                
                
                
                de liberación y canto triunfal  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Porque 
                
                
                
                Yavé se apiadará de Jacob, todavía escogerá 
                
                
                
                a Israel, y los hará descansar en su tierra; a ellos se unirán 
                
                
                
                los extranjeros, se unirán a la casa de Jacob.  | 
             
            
              2  | 
              Los 
                
                
                
                tomarán los pueblos y los llevarán a su lugar,y la 
                
                
                
                casa de Israel los tendrá en heredad, como siervos y siervas, 
                
                
                
                en la tierra de Yavé. Cautivarán a los que los habían 
                
                
                
                cautivado y dominarán a sus opresores.   | 
             
            
              3   | 
              Y 
                
                
                
                sucederá que el día en que Yavé te dará 
                
                
                
                el reposo de tus fatigas, de tus penas y de la dura servidumbre 
                
                
                
                a que estuviste sometido,  | 
             
            
              4  | 
              entonarás 
                
                
                
                esta sátira contra el rey de Babionia, y dirás. ¿Cómo 
                
                
                
                se acabó el opresor y pasó la vejación?   | 
             
            
              5   | 
              Rompió 
                
                
                
                Yavé la vara de los impíos, el cetro de los tiranos.  | 
             
            
              6   | 
              El 
                
                
                
                que castigaba los pueblos con furor, sin cansarse de fustigar; el 
                
                
                
                que en su cólera subyugaba las naciones bajo un yugo sin 
                
                
                
                piedad.  | 
             
            
              7   | 
              Toda 
                
                
                
                la tierra está en paz, toda en reposo, exulta de alegría.   | 
             
            
              8   | 
              Hasta 
                
                
                
                los cipreses se alegraron de ti, los cedros del Líbano. Desde 
                
                
                
                que yaces, no sube contra nosotros el leñador.  | 
             
            
              9  | 
              El 
                
                
                
                seol se conmueve en sus profundidades a causa tuya, para ir al encuentro 
                
                
                
                de tu llegada, y por ti despiertan las sombras, todos los grandes 
                
                
                
                de la tierra; haces levantar de sus tronos a todos los reyes de 
                
                
                
                las naciones.   | 
             
            
              10  | 
              Y 
                
                
                
                todos a voces te dicen: ¿También tú te debilitaste 
                
                
                
                como nosotros y has venido a ser semejante a nosotros?   | 
             
            
              11   | 
              Ha 
                
                
                
                bajado al seol tu gloria al son de tus arpas; bajo ti se extienden 
                
                
                
                los gusanos, y gusanos son tu cobertura.  | 
             
            
              12  | 
              ¿Cómo 
                
                
                
                caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora, echado 
                
                
                
                por tierra el dominador de las naciones?  | 
             
            
              13  | 
              Y 
                
                
                
                tú decías en tu corazón: Subiré a los 
                
                
                
                cielos; en lo alto, sobre las estrellas del cielo, elevaré 
                
                
                
                mi trono, y me asentaré en el monte de la asamblea, en las 
                
                
                
                profundidades del aquilón.   | 
             
            
              14  | 
              Subiré 
                
                
                
                sobre las cumbres de las nubes y seré igual al Altísimo.   | 
             
            
              15  | 
              Pues 
                
                
                
                bien, al seol has bajado, a las profundidades del abismo.  | 
             
            
              | 16 | 
              Los 
                
                
                
                que te ven te contemplan, sobre ti piensan: ¿Es éste 
                
                
                
                el que hacía temblar la tierra, el que trastornaba los reinos,  | 
             
            
              | 17 | 
              el 
                
                
                
                que hacía del mundo un desierto, devastaba las ciudades y 
                
                
                
                no liberaba a sus cautivos?  | 
             
            
              | 18 | 
              Todos 
                
                
                
                los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su morada;   | 
             
            
              | 19 | 
              pero 
                
                
                
                tú has sido arrojado de tu sepulcro como rama abominable; 
                
                
                
                revestido de asesinados, los muertos por la espada, con lo que descienden 
                
                
                
                a sepulcros de piedra; como cadáver pisoteado,   | 
             
            
              | 20 | 
              no 
                
                
                
                tendrás con ellos sepultura, porque arruinaste tu tierra, 
                
                
                
                asesinaste a tu pueblo. No se hablará jamás de la 
                
                
                
                raza de los impíos.  | 
             
            
              | 21 | 
              Preparad 
                
                
                
                un matadero para los hijos por la iniquidad de sus padres, no se 
                
                
                
                levanten para conquistar la tierra y llenar el mundo de ruinas.   | 
             
            
              | 22 | 
              Yo 
                
                
                
                me alzaré contra ellos, dice Yavé de los ejércitos. 
                
                
                
                Yo aniquilaré de Babilonia su nombre y sus restos, su raza 
                
                
                
                y su germen, dice Yavé de los ejércitos.  | 
             
            
              | 23   | 
              Yo 
                
                
                
                la haré hura de erizos, fangosa charca, y la barreré 
                
                
                
                con la escoba de la destrucción, dice Yavé de los 
                
                
                
                ejércitos.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                contra Asiria   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              | 24 | 
              Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos lo ha jurado, diciendo: Sí, lo que 
                
                
                
                yo he decidido llegará, lo que yo he resuelto se cumplirá:   | 
             
            
              | 25 | 
              destruiré 
                
                
                
                al asirio en mi tierra, y le hollaré en mis montes, y les 
                
                
                
                quitaré de encima su yugo, y arrojarán su carga de 
                
                
                
                sobre sus espaldas.  | 
             
            
              | 26 | 
              He 
                
                
                
                ahí la resolución tomada contra toda la tierra, he 
                
                
                
                ahí la mano tendida contra todos los pueblos.  | 
             
            
              | 27 | 
              Porque 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos lo ha decidido, ¿quién 
                
                
                
                se le opondrá? Tendida está su mano, ¿quién 
                
                
                
                la apartará?  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                contra Filistea   | 
             
            
              |   | 
                 | 
             
            
              |   | 
              El 
                
                
                
                año de la muerte del rey Ajaz se dio este oráculo:   | 
             
            
              | 29 | 
              No 
                
                
                
                te alegres tú, Filistea toda, por haberse roto la vara que 
                
                
                
                te hería, porque de la raza de la serpiente nacerá 
                
                
                
                un basilisco, y su fruto será un dragón volador.   | 
             
            
              | 30 | 
              Los 
                
                
                
                pobres se apacentarán en mis pastos y los indigentes reposarán 
                
                
                
                seguros. Yo haré morir de hambre a tu posteridad y destruiré 
                
                
                
                lo que de ti queda.  | 
             
            
              | 31 | 
              Gime, 
                
                
                
                ¡oh puerta! grita, ¡oh ciudad!; cae desfallecida, Filistea 
                
                
                
                toda, porque viene del aquilón una humareda y ninguno se 
                
                
                
                separa de sus batallones;   | 
             
            
              32  | 
              y 
                
                
                
                ¿qué responderá a los mensajeros del gentil? 
                
                
                
                Yavé fundó a Sión, y a ella se acogerán 
                
                
                
                los desvalidos del pueblo.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              15  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                Contra Moab  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Moab: Ved, asolada de noche, Ar-Moab está en ruinas; 
                
                
                
                asolada de noche, está en ruinas Quir-Moab.  | 
             
            
              2  | 
              La 
                
                
                
                hija de Dibón ha subido a los altos para llorar, y Moab se 
                
                
                
                lamenta por Nebo y por Madaba. Todas las cabezas están rasuradas; 
                
                
                
                todas las barbas, afeitadas.   | 
             
            
              3   | 
              Salen 
                
                
                
                por las calles vestidos de saco, por los terrados, por las plazas. 
                
                
                
                Todos dan alaridos, se deshacen en llanto.   | 
             
            
              4  | 
              Hesebón 
                
                
                
                y Eleale lanzan gritos, cuyos ecos se oyen hasta Jahas. Por eso 
                
                
                
                Moab siente desfallecer sus ríñones, y su alma desmaya.  | 
             
            
              5   | 
              Salen 
                
                
                
                gritos del corazón de Moab, sus huidos llegan a Segor y a 
                
                
                
                Eglat-Selisiya; ciertamente suben llorando la cuesta de Luhit, en 
                
                
                
                verdad por el camino de Joronaím van dando gritos de angustia;   | 
             
            
              6   | 
              se 
                
                
                
                han secado las aguas de Timrim, pues se ha secado el heno, se ha 
                
                
                
                marchitado la hierba, no hay verdor.  | 
             
            
              7   | 
              Por 
                
                
                
                eso llevan sus ahorros y sus provisiones al otro lado del torrente 
                
                
                
                de los Sauces.   | 
             
            
              8   | 
              Pues 
                
                
                
                el clamor rodea las fronteras de Moab, los lamentos llegan hasta 
                
                
                
                Eglaím, y hasta Beer-Elim llegan sus alaridos,  | 
             
            
              9  | 
               porque las aguas de Dimón están llenas de sangre, 
                
                
                
                y todavía mandaré sobre Dimón nuevos (males), 
                
                
                
                leones para los escapados de Moab y para los supervivientes de la 
                
                
                
                tierra. 
                | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              16  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Enviad 
                
                
                
                la hija del señor de la tierra desde la Roca del desierto 
                
                
                
                al monte de la hija de Sión,   | 
             
            
              2  | 
              y 
                
                
                
                sucederá que como ave fugitiva, como nidada dispersa, serán 
                
                
                
                las hijas de Moab por los vados del Arnón.  | 
             
            
              3   | 
              Resuelve, 
                
                
                
                decide, haz a tu sombra como de noche en pleno mediodía, 
                
                
                
                oculta a los desterrados, no descubras al fugitivo.  | 
             
            
              4  | 
              Hospédense 
                
                
                
                en ti los desterrados de Moab, sé para ellos cobijo ante 
                
                
                
                el devastador, hasta que acabe el opresor, cese el devastador y 
                
                
                
                sea consumado fuera del país el pisoteador.   | 
             
            
              5   | 
              Y 
                
                
                
                el trono se afirmará por la clemencia, y se sentará 
                
                
                
                sobre él en fidelidad, en la tienda de David, un juez que 
                
                
                
                buscará el derecho y será pronto a la justicia.  | 
             
            
              6   | 
              Hemos 
                
                
                
                oído del orgullo de Moab, orgulloso en extremo; su arrogancia, 
                
                
                
                su orgullo, su insolencia, su vana palabrería.  | 
             
            
              7   | 
              Por 
                
                
                
                eso laméntese Moab por Moab, sean todos lamentos, suspiren 
                
                
                
                profundamente conmovidos por las tortas de uvas pasas de QuirJareset,   | 
             
            
              8   | 
              porque 
                
                
                
                las viñas de Hesebón están marchitas. Los señores 
                
                
                
                de las naciones han pisoteado la viña de Sibma. Sus ramas 
                
                
                
                se extendían hasta Jazer, sus sarmientos iban a perderse 
                
                
                
                en el desierto, se expandían y pasaban el mar.  | 
             
            
              9  | 
              Por 
                
                
                
                eso uno mis llantos a los llantos de Jazer por la viña de 
                
                
                
                Sibma, y os riego con mis lágrimas, Hesebón y Eleale, 
                
                
                
                sobre cuyos frutos y cosechas caía el grito del lagarero.   | 
             
            
              10  | 
              Ha 
                
                
                
                desaparecido el gozo y la alegría del vergel, ya no hay cantos 
                
                
                
                ni gritos de júbilo en las viñas, ya no se pisa el 
                
                
                
                vino en los lagares, ya cesó el canto del lagarero.   | 
             
            
              11   | 
              Por 
                
                
                
                eso mis entrañas vibran como un arpa por Moab, y mi corazón 
                
                
                
                por Quir-Jareset.   | 
             
            
              12  | 
              Y 
                
                
                
                sucederá que, cuando Moab se presente y se esfuerce sobre 
                
                
                
                los lugares altos y entre en su santuario para orar, no podrá.  | 
             
            
              13  | 
              Esta 
                
                
                
                es la palabra que sobre Moab pronunció Yavé en otro 
                
                
                
                tiempo:   | 
             
            
              14  | 
              Y 
                
                
                
                ahora habló Yavé diciendo: Dentro de tres años, 
                
                
                
                como años de jornalero, será abatida la gloria de 
                
                
                
                Moab con toda su turba, y quedará de ella bien poco, sin 
                
                
                
                importancia.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              17  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Damasco   | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Damasco: Ved a Damasco borrada del número de las ciudades, 
                
                
                
                no es más que un montón de ruinas.  | 
             
            
              2  | 
              Sus 
                
                
                
                ciudades, abandonadas para siempre, serán para los ganados; 
                
                
                
                se tumbarán y no habrá quien los despierte.   | 
             
            
              3   | 
              Cesará 
                
                
                
                de Efraím la fortaleza, y de Damasco el reino, y del resto 
                
                
                
                de Aram será lo que de la gloria de los hijos de Israel, 
                
                
                
                dice Yavé de los ejércitos.  | 
             
            
              4  | 
              Será 
                
                
                
                en aquel tiempo atenuada la gloria de Jacob, y enflaquecerá 
                
                
                
                la grasa de su carne,   | 
             
            
              5   | 
              y 
                
                
                
                será corno cuando el segador recoge la mies y su brazo siega 
                
                
                
                las espigas, y será como cuando se espiga en el valle de 
                
                
                
                Refaím.  | 
             
            
              6   | 
              Queda 
                
                
                
                un rebusco como después de cosechada la aceituna, dos o tres 
                
                
                
                olivas en la punta de la copa, cuatro o cinco en las ramas del árbol, 
                
                
                
                dice Yavé, Dios de Israel.  | 
             
            
              7   | 
              Aquel 
                
                
                
                día se volverá el hombre hacia su Hacedor, sus ojos 
                
                
                
                mirarán al Santo de Israel.  | 
             
            
              8   | 
              Y 
                
                
                
                no se volverá a los altares, obras de sus manos; no mirarán 
                
                
                
                a lo que hicieron sus dedos, a las aseras ni a los cipos del sol.  | 
             
            
              9  | 
              Aquel 
                
                
                
                día serán tus ciudades fuertes abandonadas como las 
                
                
                
                ciudades de los amorreos y jeveos que dejaron ante los hijos de 
                
                
                
                Israel, y habrá desolación.   | 
             
            
              10  | 
              Porque 
                
                
                
                te olvidaste del Dios de tu salud y no te acordaste de la roca de 
                
                
                
                tu fuerza. Por esto plantaste los jardines de Adonis y los sembraste 
                
                
                
                de pámpanos extranjeros;   | 
             
            
              11   | 
               el día mismo que los plantaste, lo cercaste, y en la mañana 
                
                
                
                hiciste florecer a tu semilla; se desvaneció la cosecha en 
                
                
                
                el día de la angustia, y el dolor es irremediable.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Eiopía  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              12  | 
              ¡Ay! 
                
                
                
                estruendo de muchos pueblos; braman como el bramido del mar; estrépito 
                
                
                
                de naciones, como el estrépito de aguas copiosísimas;   | 
             
            
              13  | 
              y 
                
                
                
                le increpa, y huye lejos, aventado como el tamo de las montañas 
                
                
                
                ante el viento, como el remolino de polvo por el huracán.   | 
             
            
              14  | 
              A 
                
                
                
                la hora de la tarde será el espanto y antes de la mañana 
                
                
                
                habrá desaparecido. Esta será la suerte de los que 
                
                
                
                nos despojan, la suerte de los que nos saquean.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              18  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de la tierra del zumbido de alas detrás de los ríos 
                
                
                
                de Cus, la que envía mensajeros por el mar en naves de juncos 
                
                
                
                sobre las aguas!  | 
             
            
              2  | 
              Id, 
                
                
                
                veloces mensajeros, al pueblo de elevada talla y piel brillante, 
                
                
                
                a la nación temible y lejana,   | 
             
            
              3   | 
              a 
                
                
                
                la nación fuerte y pisoteadora, cuya tierra está surcada 
                
                
                
                de ríos. Todos vosotros, los moradores del mundo, los habitantes 
                
                
                
                de la tierra, cuando sobre el monte se alce la bandera, mirad; cuando 
                
                
                
                oigáis sonar la trompeta, escuchad.  | 
             
            
              4  | 
              Porque 
                
                
                
                he aquí lo que ha dicho Yavé: Yo miro tranquilo desde 
                
                
                
                mi morada, como calienta sereno un sol brillante, como nube de rocío 
                
                
                
                en el calor de la siega.  | 
             
            
              5   | 
              Porque 
                
                
                
                antes de la vendimia, cuando se ha terminado la floración 
                
                
                
                y la flor se convierte en maduros racimos, cortará los sarmientos 
                
                
                
                con la podadera, y aun quitará y arrancará las cepas;  | 
             
            
              6   | 
              serán 
                
                
                
                abandonados todos a los buitres de los montes y a las bestias del 
                
                
                
                país; allí pasarán los buitres el verano, y 
                
                
                
                las bestias del país el invierno.   | 
             
            
              7   | 
              En 
                
                
                
                aquel tiempo traerán ofrendas a Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                del pueblo de alta talla y piel brillante, del pueblo temible lejano, 
                
                
                
                de la nación fuerte y pisoteadora, cuya tierra está 
                
                
                
                surcada de ríos, a la morada del nombre de Yavé, al 
                
                
                
                monte de Sión.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              19  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                Sobre Egipto  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Egipto: Ved cómo Yavé, montado sobre ligera 
                
                
                
                nube, llega a Egipto; ante El tiemblan todos los ídolos de 
                
                
                
                Egipto, y el corazón de Egipto se derrite en su interior.   | 
             
            
              2  | 
              “Armaré 
                
                
                
                a Egipto contra Egipto, y lucharán hermanos contra hermanos, 
                
                
                
                amigos contra amigos, ciudad contra ciudad, reino contra reino.  | 
             
            
              3   | 
              Y 
                
                
                
                el espíritu de Egipto será vaciado en su interior, 
                
                
                
                y desbarataré sus consejos, y preguntarán a los ídolos 
                
                
                
                y a los hechiceros, a los evocadores y adivinos.   | 
             
            
              4  | 
              Y 
                
                
                
                entregaré a Egipto en manos de duro dueño, y un rey 
                
                
                
                fuerte se adueñará de ellos, dice el Señor, 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos.”  | 
             
            
              5   | 
              Las 
                
                
                
                aguas del mar se agotarán, y el río se consumirá, 
                
                
                
                se secará,  | 
             
            
              6   | 
              y 
                
                
                
                apestarán los canales, bajarán y se secarán 
                
                
                
                los ríos de Egipto; juncos y cañas se mustiarán.  | 
             
            
              7   | 
              Las 
                
                
                
                praderas sobre el Nilo, a las riberas del Nilo, cuanto el Nilo hace 
                
                
                
                brotar, se secará, se disipará y dejará de 
                
                
                
                ser.   | 
             
            
              8   | 
              Y 
                
                
                
                gemirán los pescadores, y se lamentarán cuantos echan 
                
                
                
                en el Nilo el anzuelo, y cuantos extienden la red en las aguas languidecerán.  | 
             
            
              9  | 
              Y 
                
                
                
                se avergonzarán los que trabajan en lino; peinadoras y tejedores 
                
                
                
                palidecerán.   | 
             
            
              10  | 
              Sus 
                
                
                
                tejedores serán oprimidos, y todos los obreros apesadumbrados.  | 
             
            
              11   | 
              Los 
                
                
                
                príncipes de Zoán son del todo locos; los sabios consejeros 
                
                
                
                del faraón son de necio consejo. ¿Corno decís 
                
                
                
                al faraón: Somos hijos de sabios, hijos de antiguos reyes?   | 
             
            
              12  | 
              ¿Dónde 
                
                
                
                están, pues, tus sabios? Infórmente y dente a saber 
                
                
                
                lo que Yavé de los ejércitos ha determinado sobre 
                
                
                
                Egipto.   | 
             
            
              13  | 
              Los 
                
                
                
                príncipes de Zoán son del todo locos, los príncipes 
                
                
                
                de Menfis van errados, los jefes de sus tribus engañan a 
                
                
                
                Egipto.   | 
             
            
              14  | 
              Yavé 
                
                
                
                ha derramado en su interior un espíritu de vértigo, 
                
                
                
                y descarrían a Egipto en cuanto hacen, como se tambalea un 
                
                
                
                borracho al vomitar.   | 
             
            
              15  | 
              Y 
                
                
                
                no habrá para Egipto obra alguna, háganlo cabeza y 
                
                
                
                cola, palmera y junco.  | 
             
            
              | 16 | 
              Aquel 
                
                
                
                día serán los egipcios como mujeres, se aterrarán 
                
                
                
                y temblarán ante la mano agitada de Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                que hace blandir sobre ellos.   | 
             
            
              | 17 | 
              Y 
                
                
                
                será la tierra de Judá motivo de espanto para Egipto; 
                
                
                
                quienquiera que la oiga nombrar, temblará ante los designios 
                
                
                
                de Yavé de los ejércitos que decidió sobre 
                
                
                
                él.  | 
             
            
              | 18 | 
              En 
                
                
                
                aquel día habrá en tierra de Egipto cinco ciudades 
                
                
                
                que hablarán la lengua de Canaán y jurarán 
                
                
                
                por Yavé de los ejércitos, y de ellas una se llamará 
                
                
                
                la Ciudad del Sol.   | 
             
            
              | 19 | 
              Aquel 
                
                
                
                día habrá en medio de la tierra de Egipto altar para 
                
                
                
                Yavé,y en sus fronteras estelas de Yavé.  | 
             
            
              | 20 | 
              Esto 
                
                
                
                será para Yavé de los ejércitos señal 
                
                
                
                y testimonio en la tierra de Egipto, y cuando llamen a Yavé 
                
                
                
                en sus tribulaciones, Yavé les mandará un salvador, 
                
                
                
                que luchará y los salvará.   | 
             
            
              | 21 | 
              Yavé 
                
                
                
                hará que los egipcios le conozcan, y Egipto conocerá 
                
                
                
                aquel día a Yavé, y le ofrecerán sacrificios 
                
                
                
                y oblaciones, y harán votos a Yavé, y los cumplirán.  | 
             
            
              | 22 | 
              Y 
                
                
                
                Yavé castigará a Egipto hiriendo y sanando, y se convertirán 
                
                
                
                a Yavé, que se dejará mover a compasión y lo 
                
                
                
                curará.  | 
             
            
              | 23   | 
              Aquel 
                
                
                
                día habrá un camino de Egipto a Asiria, y Asiria irá 
                
                
                
                a Egipto, y Egipto a Asiria, y Egipto juntamente con Asiria servirán 
                
                
                
                a Yavé.   | 
             
            
              | 24 | 
              Aquel 
                
                
                
                día Israel será tercero con Egipto y Asiria, como 
                
                
                
                bendición en medio de la tierra.  | 
             
            
              | 25 | 
               Bendición de Yavé de los ejércitos, que dice: 
                
                
                
                Bendito mi pueblo de Egipto, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, 
                
                
                
                mi heredad. 
                | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              20  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Egipto y Etiopía  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              El 
                
                
                
                año en que el Tartán vino a Azoto mandado por Sargón, 
                
                
                
                rey de Asiria, y combatió Azoto y la tomó,   | 
             
            
              2  | 
              en 
                
                
                
                aquel tiempo habló Yavé por Isaías, hijo de 
                
                
                
                Amós, diciendo: Ve, quítate de tus lomos el saco y 
                
                
                
                descálzate los pies. Hízolo así Isaías, 
                
                
                
                andando desnudo y descalzo,   | 
             
            
              3   | 
              y 
                
                
                
                dijo Yavé: Como anduvo Isaías, mi siervo, desnudo 
                
                
                
                y descalzo tres años, señal y pronóstico sobre 
                
                
                
                Egipto y Etiopía,  | 
             
            
              4  | 
              así 
                
                
                
                llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los 
                
                
                
                desterrados de Etiopía, mozos y viejos, desnudos y descalzos, 
                
                
                
                al aire las nalgas, la desnudez de Egipto.   | 
             
            
              5   | 
              Y 
                
                
                
                los que contaban con Etiopía y se enorgullecían de 
                
                
                
                Egipto, quedarán consternados y confusos,   | 
             
            
              6   | 
              y 
                
                
                
                los moradores de esta tierra dirán: Mirad a los que eran 
                
                
                
                nuestra esperanza, a los que pensábamos acogernos para que 
                
                
                
                nos sirvieran de refugio y protección contra el rey de Asiría. 
                
                
                
                ¿Cómo escaparemos nosotros ?  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              21  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Babilonia   | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre el desierto del mar. Como huracán del Negeb desencadenado, 
                
                
                
                viene del desierto, de la tierra espantosa.   | 
             
            
              2  | 
              Me 
                
                
                
                ha sido mostrada una dura visión: saqueadores saqueando, 
                
                
                
                aseladores asolando. Sube Elam, asedia Media. Yo hago cesar todo 
                
                
                
                gemido.   | 
             
            
              3   | 
              Por 
                
                
                
                eso mis riñones se han llenado de espasmo; soy presa de dolores 
                
                
                
                como de parturienta; y aturdido, ya no oigo; espantado, ya no veo.   | 
             
            
              4  | 
              Pasmóse 
                
                
                
                mi corazón, el terror me invadió; la hora del crepúsculo, 
                
                
                
                por mí deseada, se trocó para mí en espanto.  | 
             
            
              5   | 
              Han 
                
                
                
                puesto la mesa, han tendido el mantel, se come, se bebe. ¡Arriba, 
                
                
                
                príncipes, a engrasar el escudo!   | 
             
            
              6   | 
              Porque 
                
                
                
                así me ha dicho el Señor: Ve, pon un atalaya que comunique 
                
                
                
                lo que vea,   | 
             
            
              7   | 
              y 
                
                
                
                si ve un tropel de caballos, de dos en dos, tiros de asnos, tiros 
                
                
                
                de camellos,   | 
             
            
              8   | 
              que 
                
                
                
                mire atentamente, muy atentamente, y que grite: “Ya veo.” 
                
                
                
                Así estoy yo, Señor, en atalaya, sin cesar todo el 
                
                
                
                día, y me quedo en mi puesto toda la noche.  | 
             
            
              9  | 
              Y 
                
                
                
                he aquí que llegan tropeles de gente, tiros de caballos, 
                
                
                
                y comenzaron a hablar, diciendo: ¡Cayó, Babilonia ha 
                
                
                
                caído, y todas las estatuas de sus dioses yacen por tierra 
                
                
                
                destrozadas!   | 
             
            
              10  | 
              ¡Oh 
                
                
                
                mi (pueblo) trillado e hijo mío de la era! lo que he oído 
                
                
                
                de parte de Yavé de los ejércitos, del Dios de Israel, 
                
                
                
                yo te lo he hecho saber.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Edom  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              11   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Edom. Danme voces desde Seir: Centinela, ¿qué 
                
                
                
                hora es de la noche? Centinela, ¿qué hora es de la 
                
                
                
                noche?  | 
             
            
              12  | 
              El 
                
                
                
                centinela dice: Viene la mañana y también la noche. 
                
                
                
                Preguntad si queréis, volved a venir.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Arabia   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              13  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Arabia. Pasad la noche en el bosque, en la estepa, caravanas 
                
                
                
                de Dedán.   | 
             
            
              14  | 
              Al 
                
                
                
                encuentro de los sedientos traed agua; habitantes de la tierra de 
                
                
                
                Tema, con su pan id al encuentro de los fugitivos.  | 
             
            
              15  | 
              Porque 
                
                
                
                van huyendo de la espada, de la espada desenvainada, ante los tensos 
                
                
                
                arcos y ante la violencia de la batalla.  | 
             
            
              | 16 | 
              Porque 
                
                
                
                así me ha dicho Yavé: Dentro de un año, como 
                
                
                
                año de jornalero, se acabará toda la gloria de Cedar,  | 
             
            
              | 17 | 
               y el resto del número de arcos de los valientes hijos de 
                
                
                
                Cedar será reducido, porque Yavé, Dios de Israel, 
                
                
                
                ha hablado. 
                | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              22  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                Sobre Jerusalén  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre el valle de la Visión. ¿Qué tienes para 
                
                
                
                subirte así, toda, a los terrados,   | 
             
            
              2  | 
              ciudad 
                
                
                
                turbulenta, llena de tumulto, ciudad alegre? Tus heridos no son 
                
                
                
                heridos a la espada y no han muerto en el combate.   | 
             
            
              3   | 
              Tus 
                
                
                
                caudillos huyeron todos a la vez, han sido apresados sin arco; y 
                
                
                
                todos tus valientes han sido tomados en masa, huían lejos.  | 
             
            
              4  | 
              Por 
                
                
                
                eso os digo: Apartad la mirada de mí; lloraré amargamente; 
                
                
                
                no os esforcéis en consolarme por la devastación de 
                
                
                
                la hija de mi pueblo.   | 
             
            
              5   | 
              Porque 
                
                
                
                es día de alboroto, de conculcación y de consternación 
                
                
                
                de parte del Señor, Yavé de los ejércitos. 
                
                
                
                En el valle de la Visión, derrumbamiento de murallas, griterío 
                
                
                
                en la montaña.  | 
             
            
              6   | 
              Y 
                
                
                
                Elam ha tomado la aljaba, Aram ha montado a caballo, Quir ha desenfundado 
                
                
                
                el escudo.  | 
             
            
              7   | 
              Tus 
                
                
                
                valles mejores están llenos de carros, acampan los jinetes 
                
                
                
                junto a la puerta.  | 
             
            
              8   | 
              Y 
                
                
                
                descubrirá el velo de Judá, y miraréis aquel 
                
                
                
                día al arsenal de la casa del bosque,  | 
             
            
              9  | 
              y 
                
                
                
                veréis que las brechas de la ciudad de David son numerosas, 
                
                
                
                y recogeréis las aguas del estanque inferior.  | 
             
            
              10  | 
              Contaréis 
                
                
                
                las casas de Jerusalén, y derribaréis las casas para 
                
                
                
                fortalecer las murallas.   | 
             
            
              11   | 
              Y 
                
                
                
                haréis depósito entre los dos muros para las aguas 
                
                
                
                de la piscina vieja, pero no miraréis al que ha hecho esto, 
                
                
                
                no veréis al que de mucho ha las preparó.  | 
             
            
              12  | 
              El 
                
                
                
                Señor, Yavé de los ejércitos, os invita en 
                
                
                
                ese día a llorar, a gemir, a rasurar la cabeza, a ceñir 
                
                
                
                el saco.  | 
             
            
              13  | 
              Mas 
                
                
                
                he aquí que hay júbilo y alegría, matanza de 
                
                
                
                bueyes y de ovejas, comida de carne y bebida de vino. “¡Comamos 
                
                
                
                y bebamos, que mañana moriremos!”  | 
             
            
              14  | 
              Pero 
                
                
                
                se ha revelado Yavé de los ejércitos a mis oídos: 
                
                
                
                Ciertamente no será perdonado este pecado hasta que muráis.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Sobna, mayordomo de palacio  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              15  | 
              Así 
                
                
                
                dice el Señor, Yavé de los ejércitos: Anda 
                
                
                
                y ve a ese cortesano, a Sobna, el superintendente de palacio:   | 
             
            
              | 16 | 
              ¿Qué 
                
                
                
                tienes tú aquí o a quién tienes tú aquí 
                
                
                
                para labrarte aquí un sepulcro? Se está labrando su 
                
                
                
                sepulcro en la altura, se talla una morada en la roca.  | 
             
            
              | 17 | 
              He 
                
                
                
                aquí que Yavé te lanzará con ímpetu 
                
                
                
                varonil, te echará a rodar, ¡oh gran señor! 
                
                
                
                como una bola; con ímpetu te lanzará como una bola 
                
                
                
                sobre la vasta tierra. Allí morirás y allí 
                
                
                
                serán tus carros gloriosos, ¡oh vergüenza de la 
                
                
                
                casa de tu señor!   | 
             
            
              | 18 | 
              Te 
                
                
                
                depondré de tu cargo y te arrancaré de tu lugar.  | 
             
            
              | 19 | 
              Y 
                
                
                
                aquel día llamaré yo a mi siervo Eliaquim, hijo de 
                
                
                
                Helcías,  | 
             
            
              | 20 | 
              y 
                
                
                
                le revestiré de tu túnica y le ceñiré 
                
                
                
                de tu cinturón, y pondré en sus manos tu poder. Y 
                
                
                
                él será un padre para los habitantes de Jerusalén 
                
                
                
                y para la casa de Judá.   | 
             
            
              | 21 | 
              Y 
                
                
                
                pondré sobre su hombro la llave de la casa de David; y abrirá, 
                
                
                
                y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.   | 
             
            
              | 22 | 
              Y 
                
                
                
                le hincaré como clavo en lugar seguro, y será trono 
                
                
                
                glorioso de la casa de su padre.  | 
             
            
              | 23   | 
              Y 
                
                
                
                le colgarán toda la gloria de la casa de su padre, los vástagos 
                
                
                
                y descendientes, todos los utensilios pequeños, desde las 
                
                
                
                copas hasta los odres.  | 
             
            
              | 24 | 
              Aquel 
                
                
                
                día, dice Yavé de los ejércitos, el clavo que 
                
                
                
                estuvo hincado en lugar seguro será arrancado y caerá, 
                
                
                
                y se romperá el peso que de él pendía, pues 
                
                
                
                así lo dice Yavé.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              23  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                Sobre Tiro  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Oráculo 
                
                
                
                sobre Tiro. Gemid, naves de Tarsis; vuestro puerto está destruido; 
                
                
                
                a la vuelta de la tierra de Quittim les dieron la noticia;   | 
             
            
              2  | 
              los 
                
                
                
                habitantes de la costa del mar han enmudecido; el mercader de Sidón 
                
                
                
                que atraviesa los mares,  | 
             
            
              3   | 
              cuyas 
                
                
                
                mensajeros van sobre la muchedumbre de las aguas, cuya ganancia 
                
                
                
                eran la simiente de Sijor, la cosecha del Nilo, y se convirtió 
                
                
                
                en el emporio de los pueblos.  | 
             
            
              4  | 
              Avergüénzate, 
                
                
                
                Sidón, pues el mar habla, la fortaleza del mar, el baluarte 
                
                
                
                del mar, dice: No he concebido y no he parido, no he criado muchachos 
                
                
                
                ni he educado doncellas.  | 
             
            
              5   | 
              Cuando 
                
                
                
                Egipto sepa la noticia, temblarán al conocer la nueva de 
                
                
                
                Tiro.  | 
             
            
              6   | 
              Pasad 
                
                
                
                a Tarsis, lamentaos, moradores de la costa.  | 
             
            
              7   | 
              ¿Es 
                
                
                
                ésta vuestra ciudad alegre, la de antiguo origen, que iba 
                
                
                
                por sus pies a lejanas regiones para morar en ellas?   | 
             
            
              8   | 
              ¿Quién 
                
                
                
                decretó tal cosa contra Tiro la coronada, cuyos mercaderes 
                
                
                
                eran príncipes, cuyos negociantes eran grandes de la tierra?   | 
             
            
              9  | 
              Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos lo decretó para profanar el orgullo 
                
                
                
                de toda gloria, para humillar a todos los grandes de la tierra.  | 
             
            
              10  | 
              Pasa 
                
                
                
                a tu tierra, como el Nilo, hija de Tarsis; ya no hay ceñidor.  | 
             
            
              11   | 
              Yavé 
                
                
                
                tendió su mano sobre el mar e hizo temblar a los reinos; 
                
                
                
                Yavé ordenó la destrucción de las fortalezas 
                
                
                
                de Canaán.  | 
             
            
              12  | 
              Y 
                
                
                
                dijo: No te volverás a regocijar, violada doncella, hija 
                
                
                
                de Sidón. Levántate y vete a la tierra de Quittim, 
                
                
                
                que ni aún allí habrá reposo para ti.  | 
             
            
              13  | 
              He 
                
                
                
                aquí la tierra de los caldeos; tal pueblo no existía; 
                
                
                
                Asur lo fundó para los animales del desierto; alzaron sus 
                
                
                
                torres, arrasaron sus palacios, han reducido a ruinas.  | 
             
            
              14  | 
              Gemid, 
                
                
                
                naves de Tarsis, que vuestro puerto ha dejado de existir.  | 
             
            
              15  | 
              Y 
                
                
                
                sucederá aquel día que Tiro será olvidada setenta 
                
                
                
                años, los años de la vida de un rey, y al cabo de 
                
                
                
                setenta años le ocurrirá a Tiro como dice el canto 
                
                
                
                de la ramera:   | 
             
            
              | 16 | 
              “Toma 
                
                
                
                la cítara, y recorre la ciudad, ramera olvidada; toca lo 
                
                
                
                mejor que puedas, multiplica las canciones, a ver si se acuerdan 
                
                
                
                de ti.”  | 
             
            
              | 17 | 
              Y 
                
                
                
                sucederá que al cabo de setenta años visitará 
                
                
                
                Yavé a Tiro, y volverá a su salario, y se prostituirá 
                
                
                
                a todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra,  | 
             
            
              | 18 | 
               pero su ganancia y su salario serán consagrados a Yavé; 
                
                
                
                no serán guardados ni atesorados, sino que serán para 
                
                
                
                los que habitan ante Yavé, para nutrirlos hasta la saciedad 
                
                
                
                y vestirlos con esplendor. 
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