|   | 
      
        
           
        
          
            
              PRIMERA 
                
                
                
                PARTE  | 
             
            
              
                 PRIMEROS 
                  
                  
                  
                  VATICINIOS DE ISAÍAS CONTRA JUDÁ E ISRAEL 
                  
               | 
             
            
               | 
              1  | 
             
            
              |   | 
              Vanidad 
                
                
                
                del culto exterior sin la santidad exterior  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Visión 
                
                
                
                que Isaías, hijo de Amós, tuvo acerca de Judá 
                
                
                
                y de Jerusalén en tiempos de Ozías, Joatam, Ajaz y 
                
                
                
                Ezequías, reyes de Judá.  | 
             
            
              2  | 
              ¡Oíd, 
                
                
                
                cielos! Apresta el oído, tierra! Que habla Yavé: Yo 
                
                
                
                he criado hijos y los he engrandecido, pero ellos se han rebelado 
                
                
                
                contra mí.  | 
             
            
              3   | 
              Conoce 
                
                
                
                el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo, pero 
                
                
                
                Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.  | 
             
            
              4  | 
              ¡Oh 
                
                
                
                gente pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza malvada, hijos 
                
                
                
                desnaturalizados! Se han apartado de Yavé, han renegado del 
                
                
                
                Santo de Israel, le han vuelto la espalda.  | 
             
            
              5   | 
              ¿A 
                
                
                
                qué castigaros todavía, si aún os vais a rebelar? 
                
                
                
                Toda la cabeza está enferma; el corazón todo, lánguido.   | 
             
            
              6   | 
              Desde 
                
                
                
                la planta de los pies hasta la cabeza no hay en él nada sano. 
                
                
                
                Heridas, hinchazones, llagas pútridas, ni curadas, ni vendadas, 
                
                
                
                ni suavizadas con aceite.  | 
             
            
              7   | 
              Vuestra 
                
                
                
                tierra está devastada; vuestras ciudades, pasto de las llamas. 
                
                
                
                A vuestros ojos los extranjeros devoran vuestra tierra, asolada 
                
                
                
                como en la destrucción de Sodoma.   | 
             
            
              8   | 
              Ha 
                
                
                
                quedado Sión como cabaña en un viñedo, como 
                
                
                
                choza en un melonar, como ciudad sitiada.   | 
             
            
              9  | 
              Si 
                
                
                
                Yavé no nos hubiera dejado un resto, seríamos como 
                
                
                
                Sodoma, nos asemejaríamos a Gomorra.  | 
             
            
              10  | 
               Oíd la palabra de Yavé, príncipes de Sodoma; 
                
                
                
                aprestad el oído a la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.  | 
             
            
              11   | 
              ¿A 
                
                
                
                mí qué, dice Yavé, toda la muchedumbre de vuestros 
                
                
                
                sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, del sebo de 
                
                
                
                vuestros bueyes cebados. No quiero sangre de toros, ni de ovejas, 
                
                
                
                ni de machos cabríos.   | 
             
            
              12  | 
              ¿Quién 
                
                
                
                pide eso a vosotros, cuando venís a presentaros ante mí, 
                
                
                
                hollando mis atrios?   | 
             
            
              13  | 
              No 
                
                
                
                me traigáis más esas vanas ofrendas. El incienso me 
                
                
                
                es abominable; neomenias, sábados, convocaciones festivas, 
                
                
                
                las fiestas con crimen me son insoportables.  | 
             
            
              14  | 
              Detesto 
                
                
                
                vuestros novilunios, y vuestras convocatorias me son pesadas; estoy 
                
                
                
                cansado de soportarlas.   | 
             
            
              15  | 
              Cuando 
                
                
                
                alzáis vuestras manos, yo aparto mis ojos de vosotros; cuando 
                
                
                
                multiplicáis las plegarias, no escucho. Vuestras manos están 
                
                
                
                llenas de sangre.  | 
             
            
              | 16 | 
              Lavaos, 
                
                
                
                limpiaos, quitad de ante mis ojos la iniquidad de vuestras acciones. 
                
                
                
                Dejad de hacer el mal,   | 
             
            
              | 17 | 
              aprended 
                
                
                
                a hacer el bien, buscad lo justo, restituid al agraviado, haced 
                
                
                
                justicia al huérfano, amparad a la viuda.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Invitación 
                
                
                
                a la conversión   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              | 18 | 
              Venid 
                
                
                
                y entendámonos, dice Yavé. Aunque vuestros pecados 
                
                
                
                fueran como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque 
                
                
                
                fuesen rojos como la púrpura, vendrían a ser como 
                
                
                
                la lana.  | 
             
            
              | 19 | 
              Si 
                
                
                
                vosotros queréis, si sois dóciles, comeréis 
                
                
                
                los bienes de la tierra.  | 
             
            
              | 20 | 
              Si 
                
                
                
                no queréis y os rebeláis, seréis devorados 
                
                
                
                por la espada. Lo dice la boca de Yavé.  | 
             
            
              | 21 | 
              ¿Cómo 
                
                
                
                te has prostituido, Sión, ciudad fiel, llena de justicia? 
                
                
                
                Antes moraba en ella la equidad, y ahora los asesinos.  | 
             
            
              22  | 
              Tu 
                
                
                
                plata se ha tornado escoria, tu vino generoso se ha aguado,   | 
             
            
              | 23 | 
              tus 
                
                
                
                príncipes son prevaricadores y compañeros de bandidos. 
                
                
                
                Todos aman el soborno y van tras los presentes. No hacen justicia 
                
                
                
                al huérfano, y la causa de la viuda no tiene acceso a ellos.  | 
             
            
              | 24 | 
              Por 
                
                
                
                eso proclama el Señor, Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                el Fuerte de Israel: ¡Ay! voy a vengarme de mis adversarios 
                
                
                
                y a tomar revancha de mis enemigos.   | 
             
            
              | 25 | 
              Y 
                
                
                
                volverá mi mano contra ti, y purificaré en la hornaza 
                
                
                
                tus escorias, y separaré todas tus partículas de plomo.   | 
             
            
              | 26  | 
              Y 
                
                
                
                te restituiré tus jueces como eran antes, y tus consejeros 
                
                
                
                como al principio, y después serás llamada ciudad 
                
                
                
                de justicia, ciudad fiel.   | 
             
            
              | 27 | 
              Sión 
                
                
                
                será redimida por la rectitud, y sus convertidos en justicia.   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Castigo 
                
                
                
                de los pecadores   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              | 28 | 
              Los 
                
                
                
                impíos, los pecadores, todos a una serán quebrantados; 
                
                
                
                los desertores de Yavé serán aniquilados.   | 
             
            
              | 29 | 
              Entonces 
                
                
                
                os avergonzaréis de los árboles que tanto estimabais 
                
                
                
                y seréis llenos de confusión ante los jardines que os 
                
                
                
                elegisteis,  | 
             
            
              | 30 | 
              pues 
                
                
                
                seréis como terebinto despojado de su follaje, y como jardín 
                
                
                
                que carece de agua.  | 
             
            
              | 31 | 
              Y 
                
                
                
                el robusto será como estopa, y su obra como chispa, y arderán 
                
                
                
                ambos juntamente, y no habrá quien lo apague.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
                 
        
          
            
               | 
              14  | 
             
            
              |   | 
              Promesa 
                
                
                
                de liberación y canto triunfal  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Porque 
                
                
                
                Yavé se apiadará de Jacob, todavía escogerá 
                
                
                
                a Israel, y los hará descansar en su tierra; a ellos se unirán 
                
                
                
                los extranjeros, se unirán a la casa de Jacob.  | 
             
            
              2  | 
              Los 
                
                
                
                tomarán los pueblos y los llevarán a su lugar,y la 
                
                
                
                casa de Israel los tendrá en heredad, como siervos y siervas, 
                
                
                
                en la tierra de Yavé. Cautivarán a los que los habían 
                
                
                
                cautivado y dominarán a sus opresores.   | 
             
            
              3   | 
              Y 
                
                
                
                sucederá que el día en que Yavé te dará 
                
                
                
                el reposo de tus fatigas, de tus penas y de la dura servidumbre 
                
                
                
                a que estuviste sometido,  | 
             
            
              4  | 
              entonarás 
                
                
                
                esta sátira contra el rey de Babionia, y dirás. ¿Cómo 
                
                
                
                se acabó el opresor y pasó la vejación?   | 
             
            
              5   | 
              Rompió 
                
                
                
                Yavé la vara de los impíos, el cetro de los tiranos.  | 
             
            
              6   | 
              El 
                
                
                
                que castigaba los pueblos con furor, sin cansarse de fustigar; el 
                
                
                
                que en su cólera subyugaba las naciones bajo un yugo sin 
                
                
                
                piedad.  | 
             
            
              7   | 
              Toda 
                
                
                
                la tierra está en paz, toda en reposo, exulta de alegría.   | 
             
            
              8   | 
              Hasta 
                
                
                
                los cipreses se alegraron de ti, los cedros del Líbano. Desde 
                
                
                
                que yaces, no sube contra nosotros el leñador.  | 
             
            
              9  | 
              El 
                
                
                
                seol se conmueve en sus profundidades a causa tuya, para ir al encuentro 
                
                
                
                de tu llegada, y por ti despiertan las sombras, todos los grandes 
                
                
                
                de la tierra; haces levantar de sus tronos a todos los reyes de 
                
                
                
                las naciones.   | 
             
            
              10  | 
              Y 
                
                
                
                todos a voces te dicen: ¿También tú te debilitaste 
                
                
                
                como nosotros y has venido a ser semejante a nosotros?   | 
             
            
              11   | 
              Ha 
                
                
                
                bajado al seol tu gloria al son de tus arpas; bajo ti se extienden 
                
                
                
                los gusanos, y gusanos son tu cobertura.  | 
             
            
              12  | 
              ¿Cómo 
                
                
                
                caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora, echado 
                
                
                
                por tierra el dominador de las naciones?  | 
             
            
              13  | 
              Y 
                
                
                
                tú decías en tu corazón: Subiré a los 
                
                
                
                cielos; en lo alto, sobre las estrellas del cielo, elevaré 
                
                
                
                mi trono, y me asentaré en el monte de la asamblea, en las 
                
                
                
                profundidades del aquilón.   | 
             
            
              14  | 
              Subiré 
                
                
                
                sobre las cumbres de las nubes y seré igual al Altísimo.   | 
             
            
              15  | 
              Pues 
                
                
                
                bien, al seol has bajado, a las profundidades del abismo.  | 
             
            
              | 16 | 
              Los 
                
                
                
                que te ven te contemplan, sobre ti piensan: ¿Es éste 
                
                
                
                el que hacía temblar la tierra, el que trastornaba los reinos,  | 
             
            
              | 17 | 
              el 
                
                
                
                que hacía del mundo un desierto, devastaba las ciudades y 
                
                
                
                no liberaba a sus cautivos?  | 
             
            
              | 18 | 
              Todos 
                
                
                
                los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su morada;   | 
             
            
              | 19 | 
              pero 
                
                
                
                tú has sido arrojado de tu sepulcro como rama abominable; 
                
                
                
                revestido de asesinados, los muertos por la espada, con lo que descienden 
                
                
                
                a sepulcros de piedra; como cadáver pisoteado,   | 
             
            
              | 20 | 
              no 
                
                
                
                tendrás con ellos sepultura, porque arruinaste tu tierra, 
                
                
                
                asesinaste a tu pueblo. No se hablará jamás de la 
                
                
                
                raza de los impíos.  | 
             
            
              | 21 | 
              Preparad 
                
                
                
                un matadero para los hijos por la iniquidad de sus padres, no se 
                
                
                
                levanten para conquistar la tierra y llenar el mundo de ruinas.   | 
             
            
              | 22 | 
              Yo 
                
                
                
                me alzaré contra ellos, dice Yavé de los ejércitos. 
                
                
                
                Yo aniquilaré de Babilonia su nombre y sus restos, su raza 
                
                
                
                y su germen, dice Yavé de los ejércitos.  | 
             
            
              | 23   | 
              Yo 
                
                
                
                la haré hura de erizos, fangosa charca, y la barreré 
                
                
                
                con la escoba de la destrucción, dice Yavé de los 
                
                
                
                ejércitos.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                contra Asiria   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              | 24 | 
              Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos lo ha jurado, diciendo: Sí, lo que 
                
                
                
                yo he decidido llegará, lo que yo he resuelto se cumplirá:   | 
             
            
              | 25 | 
              destruiré 
                
                
                
                al asirio en mi tierra, y le hollaré en mis montes, y les 
                
                
                
                quitaré de encima su yugo, y arrojarán su carga de 
                
                
                
                sobre sus espaldas.  | 
             
            
              | 26 | 
              He 
                
                
                
                ahí la resolución tomada contra toda la tierra, he 
                
                
                
                ahí la mano tendida contra todos los pueblos.  | 
             
            
              | 27 | 
              Porque 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos lo ha decidido, ¿quién 
                
                
                
                se le opondrá? Tendida está su mano, ¿quién 
                
                
                
                la apartará?  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Oráculo 
                
                
                
                contra Filistea   | 
             
            
              |   | 
                 | 
             
            
              |   | 
              El 
                
                
                
                año de la muerte del rey Ajaz se dio este oráculo:   | 
             
            
              | 29 | 
              No 
                
                
                
                te alegres tú, Filistea toda, por haberse roto la vara que 
                
                
                
                te hería, porque de la raza de la serpiente nacerá 
                
                
                
                un basilisco, y su fruto será un dragón volador.   | 
             
            
              | 30 | 
              Los 
                
                
                
                pobres se apacentarán en mis pastos y los indigentes reposarán 
                
                
                
                seguros. Yo haré morir de hambre a tu posteridad y destruiré 
                
                
                
                lo que de ti queda.  | 
             
            
              | 31 | 
              Gime, 
                
                
                
                ¡oh puerta! grita, ¡oh ciudad!; cae desfallecida, Filistea 
                
                
                
                toda, porque viene del aquilón una humareda y ninguno se 
                
                
                
                separa de sus batallones;   | 
             
            
              32  | 
              y 
                
                
                
                ¿qué responderá a los mensajeros del gentil? 
                
                
                
                Yavé fundó a Sión, y a ella se acogerán 
                
                
                
                los desvalidos del pueblo.  | 
             
            
              
  | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              2  | 
             
            
              |   | 
              Gloria 
                
                
                
                del Israel mesiánico  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Lo 
                
                
                
                que vio Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá 
                
                
                
                y Jerusalén.   | 
             
            
              2  | 
              Y 
                
                
                
                sucederá a lo postrero de los tiempos que el monte de la 
                
                
                
                casa de Yavé será consolidado por cabeza de los montes, 
                
                
                
                y será ensalzado sobre los collados, y se apresurarán 
                
                
                
                a él todas las gentes,   | 
             
            
              3   | 
              y 
                
                
                
                vendrán muchedumbres de pueblos, diciendo: Venid y subamos 
                
                
                
                al monte de Yavé, a la casa del Dios de Jacob, y El nos enseñará 
                
                
                
                sus caminos, e iremos por sus sendas, porque de Sión ha salido 
                
                
                
                la Ley, y de Jerusalén la Palabra de Yavé.   | 
             
            
              4  | 
              El 
                
                
                
                juzgará a las gentes, y dictará sus amonestaciones 
                
                
                
                a numerosos pueblos, que de sus espadas harán rejas de arado, 
                
                
                
                y de sus lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra 
                
                
                
                gente, ni se ejercitarán para la guerra.   | 
             
            
              5   | 
              Venid, 
                
                
                
                ¡oh casa de Jacob! y caminemos a la luz de Yavé.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Prosigue 
                
                
                
                el castigo de los pecadores  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              6   | 
              Ciertamente 
                
                
                
                has rechazado a tu pueblo, a la casa de Jacob, por estar llena de 
                
                
                
                adivinos y hechiceros, como los filisteos, y haber pactado con los 
                
                
                
                extranjeros.  | 
             
            
              7   | 
              Su 
                
                
                
                tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin, 
                
                
                
                llena de caballos y carros sin fin.   | 
             
            
              8   | 
              Está 
                
                
                
                su tierra llena de ídolos; se prosternan ante la obra de 
                
                
                
                sus manos, ante lo que sus dedos fabricaron.  | 
             
            
              9  | 
              Todo 
                
                
                
                hombre será derribado, todo mortal humillado, no los perdonarás.   | 
             
            
              10  | 
              Meteos 
                
                
                
                en los escondrijos de las peñas, escondeos en el polvo, ante 
                
                
                
                la presencia aterradora de Yavé, ante el fulgor de su majestad 
                
                
                
                (cuando venga a castigar la tierra).  | 
             
            
              11   | 
              Las 
                
                
                
                altivas frentes de los hombres serán abatidas y será 
                
                
                
                humilada la soberbia humana, y sólo Yavé será 
                
                
                
                exaltado aquel día.   | 
             
            
              12  | 
               Porque llegará el día de Yavé de los ejércitos 
                
                
                
                sobre todos los altivos y engreídos, sobre todo lo que se 
                
                
                
                yergue, para humillarlo;   | 
             
            
              13  | 
              sobre 
                
                
                
                todos los altos y erguidos cedros del Líbano, sobre las robustas 
                
                
                
                encinas de Basán,   | 
             
            
              14  | 
              sobre 
                
                
                
                todos los montes altos y sobre todos los altos collados,   | 
             
            
              15  | 
              sobre 
                
                
                
                las altas torres y sobre toda muralla fortificada,   | 
             
            
              | 16 | 
              sobre 
                
                
                
                todas las naves de Tarsis y sobre todos los monumentos preciosos,   | 
             
            
              | 17 | 
              y 
                
                
                
                será abatida la altivez del hombre, y la soberbia humana 
                
                
                
                humillada,   | 
             
            
              | 18 | 
              y 
                
                
                
                sólo Yavé será exaltado aquel día, y 
                
                
                
                desaparecerán todos los ídolos.   | 
             
            
              | 19 | 
              Meteos 
                
                
                
                en los escondrijos de las rocas, escondeos en el polvo, ante la 
                
                
                
                presencia aterradora de Yavé, ante el fulgor de su majestad, 
                
                
                
                cuando venga a castigar la tierra.   | 
             
            
              | 20 | 
              Aquel 
                
                
                
                día arrojará el hombre, entre topos y murciélagos, 
                
                
                
                sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que se hizo 
                
                
                
                para adorarlos,  | 
             
            
              | 21 | 
              para 
                
                
                
                meterse en las hendiduras de las rocas y en las anfractuosidades 
                
                
                
                de las peñas, ante la presencia aterradora de Yavé 
                
                
                
                y el fulgor de su majestad, cuando surja a castigar la tierra.   | 
             
            
              22  | 
              Retiraos 
                
                
                
                del hombre, cuya vida es un soplo. ¿Qué estima podéis 
                
                
                
                hacer de él?  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              3  | 
             
            
              |   | 
              Castigo 
                
                
                
                de Judá  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Porque 
                
                
                
                he aquí que el Señor, Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                quitará a Jerusalén y a Judá todo apoyo y sostén, 
                
                
                
                el sostén de pan y el sostén de agua,   | 
             
            
              2  | 
              el 
                
                
                
                guerrero, el hombre de armas, el juez, el profeta, el adivino y 
                
                
                
                el anciano,   | 
             
            
              3   | 
              el 
                
                
                
                jefe de cincuenta, el grande y el consejero, el mago y el hechicero.  | 
             
            
              4  | 
              Y 
                
                
                
                les dará mozos por príncipes, y reinará sobre 
                
                
                
                ellos el capricho,   | 
             
            
              5   | 
              y 
                
                
                
                las gentes se revolverán los unos contra los otros, cada 
                
                
                
                uno contra su compañero, y el mozo se alzará contra 
                
                
                
                el anciano, y el villano contra el noble.  | 
             
            
              6   | 
              Y 
                
                
                
                se echarán unos sobre otros, diciendo en la casa de su padre: 
                
                
                
                “Tú tienes un manto, ven y sé nuestro jefe, 
                
                
                
                y toma en tus manos esta ruina.”  | 
             
            
              7   | 
              Y 
                
                
                
                el otro en aquel día les responderá: “No quiero 
                
                
                
                ser médico, y en mi casa no hay ni pan ni vestido; no quiero 
                
                
                
                ser jefe del pueblo.”  | 
             
            
              8   | 
              Sí, 
                
                
                
                Jerusalén está al borde de la ruina, porque sus palabras 
                
                
                
                y sus obras todas son contra Yavé, para irritar los ojos 
                
                
                
                de su majestad.   | 
             
            
              9  | 
              Sus 
                
                
                
                frentes dan testimonio contra ellos, pues llevan, como Sodoma, sus 
                
                
                
                pecados a la vista, no los disimulan. ¡Ay de ellos, que se 
                
                
                
                acarrean su propia ruina!   | 
             
            
              10  | 
              Bienaventurado 
                
                
                
                el justo, porque habrá bien, comerá el fruto de sus 
                
                
                
                obras   | 
             
            
              11   | 
              ¡Ay 
                
                
                
                del impío, porque habrá mal, recibirá el pago 
                
                
                
                de las obras de sus manos!   | 
             
            
              12  | 
              Mi 
                
                
                
                pueblo está oprimido por caprichosos, y se han apoderado 
                
                
                
                de él exactores. Pueblo mío, los que te guían 
                
                
                
                te descarrían, han torcido el camino por el que ibas.  | 
             
            
              13  | 
              Yavé 
                
                
                
                está en pie para acusar, se alza para juzgar a los pueblos.   | 
             
            
              14  | 
              Yavé 
                
                
                
                vendrá a juicio contra los ancianos y los jefes de su pueblo, 
                
                
                
                porque habéis devorado la viña, y los despojos del 
                
                
                
                pobre llenan vuestras casas,   | 
             
            
              15  | 
              porque 
                
                
                
                habéis aplastado a mi pueblo y habéis machacado el 
                
                
                
                rostro de los pobres, dice el Señor, Yavé de los ejércitos.  | 
             
            
              | 16 | 
              Dice 
                
                
                
                Yavé: Ya que tan engreídas son las hijas de Sión, 
                
                
                
                y caminan con la cabeza erguida, mirando con desvergüenza, 
                
                
                
                pisando como si bailaran y haciendo sonar las ajorcas de sus pies,   | 
             
            
              | 17 | 
              el 
                
                
                
                Señor afeitará la cabeza de las hijas de Sión 
                
                
                
                y decalvará Yavé sus frentes.   | 
             
            
              | 18 | 
              Aquel 
                
                
                
                día quitará el Señor sus atavíos, ajorcas, 
                
                
                
                redecillas y lunetas,   | 
             
            
              | 19 | 
              collares, 
                
                
                
                pendientes, brazaletes,   | 
             
            
              | 20 | 
              cofias, 
                
                
                
                cadenillas, cinturones, pomos de olor y amuletos,  | 
             
            
              | 21 | 
              anillos, 
                
                
                
                arillos,   | 
             
            
              | 22 | 
              vestidos 
                
                
                
                preciosos, túnicas, mantos, bolsitos,  | 
             
            
              | 23 | 
              espejos 
                
                
                
                y velos, tiaras y mantillas.  | 
             
            
              | 24 | 
              Y 
                
                
                
                en vez de perfumes, habrá hediondez, y en vez de cintura, 
                
                
                
                un cordel, y en vez de trenzas, calvicie, y en vez de vestido suntuoso, 
                
                
                
                saco, y en vez de hermosura, vergüenza.  | 
             
            
              | 25 | 
              Y 
                
                
                
                tus hombres caerán a la espada, y tus héroes en la 
                
                
                
                batalla.  | 
             
            
              26  | 
              Sus 
                
                
                
                puertas gemirán y se lamentarán.  | 
             
            
               | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              4  | 
             
            
              |   | 
              Gloria 
                
                
                
                al resto salvado  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              En 
                
                
                
                aquel día, siete mujeres echarán mano a un hombre, 
                
                
                
                diciendo: “Comeremos de nuestro pan, nos vestiremos con nuestras 
                
                
                
                ropas, pero que podamos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.”  | 
             
            
              2  | 
              En 
                
                
                
                aquel día será el renuevo de Yavé gloria y 
                
                
                
                ornato, y el fruto de la tierra, grandeza y honra de los que de 
                
                
                
                Israel quedaren.   | 
             
            
              3   | 
              Y 
                
                
                
                los restos de Sión, los supervivientes de Jerusalén, 
                
                
                
                serán llamados santos, y todos los hombres inscritos entre 
                
                
                
                los vivos de Jerusalén,  | 
             
            
              4  | 
              cuando 
                
                
                
                lave el Señor la inmundicia de las hijas de Sión limpie 
                
                
                
                en Jerusalén las manchas de sangre, al viento, al viento 
                
                
                
                de la devastación.  | 
             
            
              5   | 
              Y 
                
                
                
                Yavé creará sobre todo el lugar del monte de Sión, 
                
                
                
                y sobre sus asambleas, una nube humeante de día y un resplandor 
                
                
                
                de fuego y llama durante la noche, pues sobre toda gloria habrá 
                
                
                
                un dosel.   | 
             
            
              6   | 
              Y 
                
                
                
                una tienda como sombra de día, contra el calor, y como refugio 
                
                
                
                y abrigo contra el turbión y el aguacero. 
                | 
             
            
               | 
                
                | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              5  | 
             
            
              |   | 
              La 
                
                
                
                parábola de la viña   | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Voy 
                
                
                
                a cantar a mi amado el canto de mi amigo a su viña: Tenía 
                
                
                
                mi amado ua viña en un fértil recuesto.   | 
             
            
              2  | 
              La 
                
                
                
                cavó, la descantó y la plantó de vides selectas. 
                
                
                
                Edificó en medio de ella una torre, e hizo en ella un lagar, 
                
                
                
                esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones,   | 
             
            
              3   | 
              Ahora, 
                
                
                
                pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad 
                
                
                
                entre mí y mi viña.   | 
             
            
              4  | 
              “¿Qué 
                
                
                
                más podía yo hacer por mi viña que no lo hiciera? 
                
                
                
                ¿Cómo, esperando que diese uvas, dio agrazones?”  | 
             
            
              5   | 
              Voy, 
                
                
                
                pues, a deciros ahora lo que haré de mi viña: Destruiré 
                
                
                
                su albarrada, y será ramoneada. Derribaré su cerca 
                
                
                
                y será hollada.   | 
             
            
              6   | 
              Quedará 
                
                
                
                desierta, no será podada ni cavada; crecerán en ella 
                
                
                
                los cardos y las zarzas, y aún mandaré a las nubes 
                
                
                
                que no lluevan sobre ella.  | 
             
            
              7   | 
              Pues 
                
                
                
                bien, la viña de Yavé de los ejércitos es la 
                
                
                
                casa de Israel, y los hombres de Judá son su amado plantío. 
                
                
                
                Esperaba de ellos juicio, pero sólo hubo sangre vertida; 
                
                
                
                justicia, y hete aquí gritería.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Amenazas 
                
                
                
                contra los perversos  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              8   | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que añaden casas a casas, de los que juntan campos 
                
                
                
                y campos, hasta acabar el término, siendo los únicos 
                
                
                
                propietarios en medio de la tierra!   | 
             
            
              9  | 
              A 
                
                
                
                mis oídos ha llegado, de parte de Yavé de los ejércitos, 
                
                
                
                que las muchas casas serán asoladas, las grandes y magníficas 
                
                
                
                quedarán sin moradores,   | 
             
            
              10  | 
              y 
                
                
                
                diez yugadas de viña producirán un bath, y un jómer 
                
                
                
                de simiente sólo dará un efah.  | 
             
            
              11   | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que se levantan con el alba para seguir la embriaguez, y 
                
                
                
                se quedan por la noche hasta que el vino los caldea   | 
             
            
              12  | 
              En 
                
                
                
                cuyos banquetes hay arpas, cítaras, panderos, flautas, vino, 
                
                
                
                y no reparan en las obras de Yavé ni ven las obras de sus 
                
                
                
                manos.   | 
             
            
              13  | 
              Por 
                
                
                
                eso mi pueblo será llevado cautivo, sin que se dé 
                
                
                
                cuenta, y sus grandes serán consumidos por el hambre, y su 
                
                
                
                vulgo se secará de sed.  | 
             
            
              14  | 
              Por 
                
                
                
                eso el seol ensanchará su seno y abrirá su boca sin 
                
                
                
                medida, y allá bajará su nobleza y su plebe, su bullicio 
                
                
                
                y alegría;  | 
             
            
              15  | 
              y 
                
                
                
                el hombre será humillado, y abatidos los varones, y bajados 
                
                
                
                los ojos altivos,   | 
             
            
              | 16 | 
              y 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos exaltado en el juicio, y el 
                
                
                
                Dios santo santificado en la justicia.   | 
             
            
              | 17 | 
              Corderos 
                
                
                
                pacerán allí como en su pastizal y cabritos devorarán 
                
                
                
                las destruidas posesiones de los ricos.  | 
             
            
              | 18 | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que se arrastran el pecado con cuerdas de falsedad y corno 
                
                
                
                (con) coyundas de carro!   | 
             
            
              | 19 | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que dicen: Que venga pronto, que se dé prisa su obra, 
                
                
                
                para que la veamos; que venga, que llegue, acabe su plan el Santo 
                
                
                
                de Israel, y sepámoslo nosotros!  | 
             
            
              | 20 | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que de la luz hacen 
                
                
                
                tinieblas, y de las tinieblas luz; y dan lo amargo por dulce, y 
                
                
                
                lo dulce por amargo!   | 
             
            
              | 21 | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que son sabios a sus ojos y son prudentes delante de sí 
                
                
                
                mismos!   | 
             
            
              22  | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que son valientes para beber vino, y fuertes para mezclar 
                
                
                
                licores;   | 
             
            
              23  | 
              de 
                
                
                
                los que por cohecho dan por justo lo impío, y quitan al justo 
                
                
                
                su justicia!   | 
             
            
              24  | 
              Por 
                
                
                
                eso, como la lengua de fuego devora el rastrojo y como se consume 
                
                
                
                en la llama la hierba seca, su raíz se tornará podredumbre, 
                
                
                
                y su flor será arrebatada como el polvo. Porque han rechazado 
                
                
                
                la Ley de Yavé de los ejércitos y han despreciado 
                
                
                
                la palabra del Santo de Israel  | 
             
            
              25  | 
              Por 
                
                
                
                eso se ha encendido la cólera de Yavé contra su pueblo, 
                
                
                
                y ha tendido contra él su mano, y le ha herido, y tiemblan 
                
                
                
                los montes, y yacen los cadáveres en medio de los caminos 
                
                
                
                como estiércol. Mas con todo esto no se ha aplacado su cólera, 
                
                
                
                y su ma-no queda tendida.  | 
             
            
              26  | 
              Alzará 
                
                
                
                pendón a gente lejana y llamará silbando a los del 
                
                
                
                cabo de la tierra, que vendrán pronto y velozmente.  | 
             
            
              27  | 
              No 
                
                
                
                hay entre ellos cansado ni vacilante, ni dormido ni somnoliento.  | 
             
            
              28  | 
              No 
                
                
                
                se quitan de sus lomos el cinturón, ni se desatan la correa 
                
                
                
                de sus zapatos. Sus flechas son agudas, y tensos sus arcos. Los 
                
                
                
                cascos de sus caballos son de pedernal, y las ruedas de sus carros 
                
                
                
                un torbellino.  | 
             
            
              29  | 
              Su 
                
                
                
                bramido es de león; ruge como cachorro de león, gruñe 
                
                
                
                y arrebata la presa y se la lleva, sin que nadie pueda quitársela.   | 
             
            
              30  | 
               Habrá aquel día un bramar contra ellos, como bramido 
                
                
                
                del mar; mirarán a la tierra, y no habrá sino tiniebla 
                
                
                
                y tribulación; se oscurecerá la luz en los cielos. 
                | 
             
            
              
  | 
              
  | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              6  | 
             
            
              |   | 
              Vocación 
                
                
                
                de Isaías al ministerio profético   | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              El 
                
                
                
                año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor 
                
                
                
                sentado sobre su trono alto y sublime, y sus haldas henchían 
                
                
                
                el templo.   | 
             
            
              2  | 
              Había 
                
                
                
                ante El serafines, que cada uno tenía seis alas: con dos 
                
                
                
                se cubrían el rostro y con dos se cubrían los pies,   | 
             
            
              3   | 
              y 
                
                
                
                con las otras dos volaban, y los unos y los otros se gritaban y 
                
                
                
                se respondían: Santo, Santo, Santo, Yavé de los ejércitos! 
                
                
                
                Está la tierra llena de su gloria.  | 
             
            
              4  | 
              A 
                
                
                
                estas voces temblaron las puertas en sus quicios,  | 
             
            
              5   | 
              y 
                
                
                
                la casa se llenó de humo. Yo me dije: “¡Ay de 
                
                
                
                mí, perdido soy, porque, siendo un hombre de impuros labios, 
                
                
                
                que habita en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con 
                
                
                
                mis ojos al Rey, Yavé de los ejércitos!”   | 
             
            
              6   | 
              Pero 
                
                
                
                uno de los serafines voló hacia mí, teniendo en sus 
                
                
                
                manos un carbón encendido, que con las tenazas tomó 
                
                
                
                del altar,   | 
             
            
              7   | 
              y, 
                
                
                
                tocando con él mi boca, dijo: “Mira, esto ha tocado 
                
                
                
                tus labios; tu culpa ha sido quitada, y borrado tu pecado.”  | 
             
            
              8   | 
              Y 
                
                
                
                oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién 
                
                
                
                enviaré y quién irá de nuestra parte? Y yo 
                
                
                
                le dije: Heme aquí, envíame a mí.  | 
             
            
              9  | 
              Y 
                
                
                
                El me dijo: Ve y di a ese pueblo: Oíd, y no entendáis;  | 
             
            
              10  | 
              ved, 
                
                
                
                y no conozcáis. Endurece el corazón de ese pueblo, 
                
                
                
                tapa sus oídos, cierra sus ojos. Que no vea con sus ojos, 
                
                
                
                ni oiga con sus oídos, ni entienda su corazón, y no 
                
                
                
                sea curado de nuevo.  | 
             
            
              11   | 
              Y 
                
                
                
                yo le dije: ¿Hasta cuándo, Señor? y respondió: 
                
                
                
                Hasta que las ciudades queden asoladas, sin habitantes, y las casas 
                
                
                
                sin moradores, y la tierra de labor hecha un desierto.  | 
             
            
              12  | 
               Hasta que Yavé arroje lejos a los hombres y sea grande la 
                
                
                
                desolación en la tierra.  
                | 
             
            
              13  | 
              Si 
                
                
                
                quedare un décimo, será también para el fuego, 
                
                
                
                como la encina o el terebinto, cuyo tronco se abate.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              7  | 
             
            
              |   | 
              Isaías 
                
                
                
                y Ajaz  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              Y 
                
                
                
                sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Joram, hijo de Ozías, 
                
                
                
                rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pecaj, hijo 
                
                
                
                de Romelía, rey de Israel, subieron contra Jerusalén 
                
                
                
                para combatirla, pero no pudieron tomarla.  | 
             
            
              2  | 
              Y 
                
                
                
                tuvo noticia la casa de David de que Siria y Efraím se habían 
                
                
                
                confederado, y tembló su corazón y el corazón 
                
                
                
                del pueblo, como tiemblan los árboles del bosque a impulsos 
                
                
                
                del viento.  | 
             
            
              3   | 
              Entonces 
                
                
                
                dijo Yavé a Isaías: Sal luego al encuentro de Ajaz, 
                
                
                
                tú y tu hijo Sear-Yasub, al cabo del acueducto de la piscina 
                
                
                
                Superior, camino del campo del Batanero, y dile:  | 
             
            
              4  | 
              Mira 
                
                
                
                bien no te inquietes, no ternas nada y ten firme corazón 
                
                
                
                ante esos dos tizones humeantes, ante el furor de Rasín el 
                
                
                
                sirio y del hijo de Romelía.   | 
             
            
              5   | 
              Ya 
                
                
                
                que Siria ha resuelto tu ruina con Efraím y el hijo de Romelía, 
                
                
                
                diciendo:   | 
             
            
              6   | 
              Subamos 
                
                
                
                contra Judá, apoderémonos de él, enseñoreémonos 
                
                
                
                de él y démosle por rey al hijo de Tabeel.   | 
             
            
              7   | 
              He 
                
                
                
                aquí lo que dice el Señor, Yavé: Eso no se 
                
                
                
                logrará, no será así,   | 
             
            
              8   | 
              porque 
                
                
                
                la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rasín,  | 
             
            
              9  | 
              y 
                
                
                
                la cabeza de Efraím es Samaria, y la cabeza de Samaria el 
                
                
                
                hijo de Romelía. Vosotros, si no tenéis fe, no permaneceréis.  | 
             
            
              10  | 
              Y 
                
                
                
                dijo Isaías a Ajaz:   | 
             
            
              11   | 
              Pide 
                
                
                
                a Yavé, tu Dios, una señal en las profundidades del 
                
                
                
                seol o arriba en lo alto.   | 
             
            
              12  | 
              Y 
                
                
                
                contestó Ajaz: No le pediré, no quiero tentar a Yavé.   | 
             
            
              13  | 
              Entonces 
                
                
                
                dijo Isaías: Oye, pues, casa de David: ¿Os es poco 
                
                
                
                todavía molestar a los hombres, que molestáis también 
                
                
                
                a mi Dios?   | 
             
            
              14  | 
              El 
                
                
                
                Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí 
                
                
                
                que la virgen grávida da a luz, y le llama Emmanuel.   | 
             
            
              15  | 
              Y 
                
                
                
                se alimentará de leche y miel, hasta que sepa desechar lo 
                
                
                
                malo y elegir lo bueno.   | 
             
            
              | 16 | 
              Pues 
                
                
                
                antes que el niño sepa desechar lo malo y elegir lo bueno, 
                
                
                
                la tierra por la cual temes de esos dos reyes, será devastada.   | 
             
            
              | 17 | 
              Y 
                
                
                
                hará venir Yavé sobre ti, sobre tu pueblo y sobre 
                
                
                
                la casa de tu padre días cuales nunca vinieron desde que 
                
                
                
                Efraím se separó de Judá.  | 
             
            
              | 18 | 
              Y 
                
                
                
                en esos días silbará Yavé a los mosquitos que 
                
                
                
                están en los cabos de los ríos de Egipto y a la abeja 
                
                
                
                que está en la tierra de Asiria,  | 
             
            
              | 19 | 
              y 
                
                
                
                vendrán y se abatirán en masa sobre valles y torrentes, 
                
                
                
                y sobre los huecos de las rocas, y sobre los zarzales, y sobre los 
                
                
                
                matorrales todos.   | 
             
            
              | 20 | 
              En 
                
                
                
                esos días afeitará el Señor con navaja alquilada 
                
                
                
                del lado de allá del río, y rasurará las cabezas, 
                
                
                
                los pelos del cuerpo, y raerá la barba.  | 
             
            
              | 21 | 
              En 
                
                
                
                aquel día tendrá uno una vaca y dos ovejas, comerá 
                
                
                
                mantequilla,  | 
             
            
              22  | 
              por 
                
                
                
                la gran cantidad de leche que darán, pues de mantequila y 
                
                
                
                miel se alimentarán todos los que quedaren en la tierra.   | 
             
            
              23  | 
              En 
                
                
                
                aquel día, el lugar donde había mil vides por valor 
                
                
                
                de mil ciclos de plata   | 
             
            
              24  | 
              se 
                
                
                
                cubrirá de cardos y de zarzas. Y se entrará allá 
                
                
                
                con arco y saetas, pues toda la tierra será espinas y cardos.  | 
             
            
              25  | 
              Y 
                
                
                
                a los montes que se cavaban y escardaban no se irá ya, por 
                
                
                
                temor de las espinas y los cardos. Quedarán para pasto de 
                
                
                
                bueyes y para ser pisoteados por el ganado.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              8  | 
             
            
              |   | 
              La 
                
                
                
                destrucción de Samaria y Damasco  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Díjome 
                
                
                
                Yavé: Torna una tabla grande y escribe en ella con estilo 
                
                
                
                de hombre: A Maher-salal-jas-baz.   | 
             
            
              2  | 
              Y 
                
                
                
                tómame dos testigos fieles, Urías el sacerdote y Zacarías, 
                
                
                
                hijo de Jaberequías.   | 
             
            
              3   | 
              Acerquéme 
                
                
                
                a la profetisa, que concibió y parió un hijo, y Yavé 
                
                
                
                me dijo: Llámale Maher-salal-jas-baz,   | 
             
            
              4  | 
              porque 
                
                
                
                antes que el niño sepa decir “padre mío, madre 
                
                
                
                mía,” las riquezas de Damasco y el botín de 
                
                
                
                Samaría serán llevados ante el rey de Asiria.  | 
             
            
              5   | 
              Y 
                
                
                
                me habló de nuevo Yavé y me dijo:   | 
             
            
              6   | 
              Por 
                
                
                
                haber despreciado este pueblo las aguas de Siloé, que corren 
                
                
                
                mansamente, y haber temblado ante Rasín y el hijo de Romelía,  | 
             
            
              7   | 
              va 
                
                
                
                a traer contra él el Señor aguas de un río 
                
                
                
                caudaloso e impetuoso, al rey de Asiria y toda su magnificencia, 
                
                
                
                y subirá sobre todos sus diques, y se desbordará por 
                
                
                
                todas sus riberas,   | 
             
            
              8   | 
              y, 
                
                
                
                llegando hasta Judá, la inundará y cubrirá, 
                
                
                
                llegándole hasta el cuello. Y, desplegadas sus alas, cubrirá 
                
                
                
                la plenitud de tu tierra, ¡oh Emmanuel!  | 
             
            
              9  | 
              Aprended, 
                
                
                
                pueblos, que seréis quebrantados; apresta del oído 
                
                
                
                todos vosotros, los de lejanas tierras. Armaos, que vais a ser quebrantados; 
                
                
                
                apercibios, que seréis quebrantados.   | 
             
            
              10  | 
              Trazad 
                
                
                
                planes, que serán deshechos; haced proyectos, que no se lograrán, 
                
                
                
                porque está Dios con nosotros.  | 
             
            
              11   | 
              Así 
                
                
                
                me ha hablado Yavé mientras se apoderaba de mí su 
                
                
                
                mano y me advertía que no siguiese el camino de este pueblo. 
                
                
                
                Me dijo:  | 
             
            
              12  | 
              No 
                
                
                
                llaméis conjuración a lo que este pueblo llama conjuración. 
                
                
                
                No tengáis miedo ni temor de lo que él teme.   | 
             
            
              13  | 
              A 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos habéis de santificar, 
                
                
                
                de El habéis de temer, de El tened miedo.  | 
             
            
              14  | 
              El 
                
                
                
                será piedra de escándalo y piedra de tropiezo para 
                
                
                
                las dos casas de Israel, lazo y red para los habitantes de Jerusalén.   | 
             
            
              15  | 
              Y 
                
                
                
                muchos de ellos tropezarán, caerán y serán 
                
                
                
                quebrantados, y se enredarán en el lazo y serán tomados.  | 
             
            
              | 16 | 
              Guardaré 
                
                
                
                el testimonio, sellaré esta enseñanza para mis discípulos.  | 
             
            
              | 17 | 
              Y 
                
                
                
                esperaré en Yavé, que oculta su rostro a la casa de 
                
                
                
                Jacob; en El esperaré.   | 
             
            
              | 18 | 
              Henos 
                
                
                
                aquí a mí y a mis dos hijos, que me dio Yavé 
                
                
                
                como señales y presagios en Israel, de parte de Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos, que mora en el monte de Sión.  | 
             
            
              | 19 | 
              Y 
                
                
                
                todavía os dirán, sin embargo: Consultad a los evocadores 
                
                
                
                y a los adivinos, que murmuran y susurran: ¿No debe un pueblo 
                
                
                
                consultar a sus dioses y a sus muertos sobre la suerte de los vivos?  | 
             
            
              | 20 | 
              Por 
                
                
                
                la ley y el testimonio, si no hablan según esta palabra, 
                
                
                
                no hay aurora para ellos.  | 
             
            
              | 21 | 
              Tribulación 
                
                
                
                y hambre invadirán la tierra, y, enfurecidos por el hambre, 
                
                
                
                maldecirán a su rey y a su Dios.   | 
             
            
              22  | 
              Alzarán 
                
                
                
                sus ojos arriba, luego mirarán a la tierra, pero sólo 
                
                
                
                habrá angustia y tinieblas, oscuridad y tribulación; 
                
                
                
                mas se pasará la noche,   | 
             
            
              23  | 
              y 
                
                
                
                ya no habrá tinieblas para el pueblo que andaba en angustia. 
                | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              9  | 
             
            
              |   | 
              Después 
                
                
                
                del castigo, Israel será liberado por el Rey Mesías   | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Como 
                
                
                
                al principio cubrió de oprobio a la tierra de Zabulón 
                
                
                
                y de Neftalí, a lo último llenará de gloria 
                
                
                
                el camino del mar y la otra ribera del Jordán, la Galilea 
                
                
                
                de los gentiles.  | 
             
            
              2  | 
              El 
                
                
                
                pueblo que andaba en tinieblas, vio una luz grande. Sobre los que 
                
                
                
                habitan en la tierra de sombras de muerte resplandeció una 
                
                
                
                brillante luz.  | 
             
            
              3   | 
              Multiplicaste 
                
                
                
                la alegría, has hecho grande el júbilo, y se gozan 
                
                
                
                ante ti, como se gozan los que recogen la mies, como se alegran 
                
                
                
                los que reparten la presa.  | 
             
            
              4  | 
              Rompiste 
                
                
                
                el yugo que pesaba sobre ellos, el dogal que oprimía su cuello, 
                
                
                
                la vara del exactor como en el día de Madián,   | 
             
            
              5   | 
              y 
                
                
                
                han sido echados al fuego y devorados por las llamas las botas jactanciosas 
                
                
                
                del guerrero y el manto manchado en sangre.   | 
             
            
              6   | 
              Porque 
                
                
                
                nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo que tiene 
                
                
                
                sobre los hombros la soberanía, y que se llamará maravilloso 
                
                
                
                consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la 
                
                
                
                paz,   | 
             
            
              7   | 
              para 
                
                
                
                dilatar el imperio y para una paz ilimitada sobre el trono de David 
                
                
                
                y de su reino, para afirmarlo y consolidarlo en el derecho y en 
                
                
                
                la justicia desde ahora para siempre jamás. El celo de Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos hará esto.  | 
             
            
              8   | 
              Una 
                
                
                
                palabra ha enviado el Señor contra Jacob, y ha caído 
                
                
                
                en Israel.  | 
             
            
              9  | 
              Y 
                
                
                
                llegará a conocimiento de todo el pueblo, de Efraím 
                
                
                
                y de los habitantes de Samaría. Los que en la soberbia y 
                
                
                
                orgullo de su corazón se decían:  | 
             
            
              10  | 
              Han 
                
                
                
                caído los ladrillos, pero edificaremos con sillares; han 
                
                
                
                sido cortados los sicómoros, pero en su lugar pondremos cedros.   | 
             
            
              11   | 
              Yavé 
                
                
                
                fortalecerá contra ellos a sus adversarios e incitará 
                
                
                
                a sus enemigos,   | 
             
            
              12  | 
              la 
                
                
                
                Siria al este y los filisteos al oeste, que a boca llena devorarán 
                
                
                
                a Israel. Ni con todo esto se aplacará su ira, antes seguirá 
                
                
                
                todavía su mano extendida.  | 
             
            
              13  | 
              Pero 
                
                
                
                el pueblo no se ha vuelto al que le hería, no ha buscado 
                
                
                
                a Yavé de los ejércitos.  | 
             
            
              14  | 
              Y 
                
                
                
                Yavé cortará de Israel la cabeza y la cola, la palma 
                
                
                
                y el junco en un mismo día.   | 
             
            
              15  | 
              Los 
                
                
                
                ancianos, los magnates: he ahí a la cabeza; el profeta, doctor 
                
                
                
                de mentiras: he ahí la cola.  | 
             
            
              | 16 | 
              Porque 
                
                
                
                los que guían al pueblo se descarrían, y los guiados 
                
                
                
                van perdidos.   | 
             
            
              | 17 | 
              Por 
                
                
                
                eso el Señor no se complace en sus mancebos, ni tiene piedad 
                
                
                
                de sus huérfanos y sus viudas. Porque todos son impíos 
                
                
                
                y malvados, y toda boca dice despropósitos. Ni con esto se 
                
                
                
                aplaca su ira, antes seguirá tendida su mano.  | 
             
            
              | 18 | 
              Porque 
                
                
                
                la iniquidad se ha encendido como fuego, que devora cardos y zarzas 
                
                
                
                y consume la maleza del bosque, subiendo el humo en remolinos.  | 
             
            
              | 19 | 
              Por 
                
                
                
                el furor de Yavé de los ejércitos se abrasará 
                
                
                
                la tierra y el pueblo será presa del fuego.   | 
             
            
              | 20 | 
              Despedazan 
                
                
                
                a derecha, y se quedan con hambre; devoran a izquierda, y no se 
                
                
                
                sacian. Cada cual devora la carne de su prójimo y nadie se 
                
                
                
                apiada de su hermano. Manasés contra Efraím, Efraím 
                
                
                
                contra Manasés, y ambos a dos contra Judá.   | 
             
            
              | 21 | 
               Ni con todo esto se aplaca su ira, antes seguirá todavía 
                
                
                
                tendida su mano. 
                | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              10  | 
             
            
              |   | 
               | 
             
            
              1  | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones 
                
                
                
                tiránicas   | 
             
            
              2  | 
              para 
                
                
                
                apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los 
                
                
                
                desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los 
                
                
                
                huérfanos!   | 
             
            
              3   | 
              ¿Qué 
                
                
                
                haréis el día de la visitación, del huracán 
                
                
                
                que viene de lejos? ¿A quién os acogeréis para 
                
                
                
                que os proteja? ¿Qué será de vuestros tesoros?  | 
             
            
              4  | 
              De 
                
                
                
                no ir curvados entre los cautivos, habrán caído entre 
                
                
                
                los muertos. Ni con todo esto se aplacará la ira de Yavé, 
                
                
                
                antes seguirá todavía tendida su mano.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              El 
                
                
                
                reino de Asiria será destruido  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              5   | 
              ¡Ay 
                
                
                
                de ti, Asur, vara de mi cólera!, el bastón de mi furor 
                
                
                
                está en sus manos.  | 
             
            
              6   | 
              Yo 
                
                
                
                le mandé contra una gente impía, le envié contra 
                
                
                
                el pueblo objeto de mi furor, para que saquease e hiciera de él 
                
                
                
                su botín y le pisase como se pisa el polvo de las calles.  | 
             
            
              7   | 
              Pero 
                
                
                
                él no tuvo los mismos designios, no eran éstos los 
                
                
                
                pensamientos de su corazón. Su deseo era desarraigar, exterminar 
                
                
                
                pueblos en gran número.   | 
             
            
              8   | 
              Porque 
                
                
                
                él dice: Reyes son todos mis príncipes.  | 
             
            
              9  | 
              ¿No 
                
                
                
                ha sido ésta la suerte de Calno, la de Carquemis; la de Jamat 
                
                
                
                no ha sido la de Arpad; y la de Samaria la misma de Damasco?  | 
             
            
              10  | 
              Así 
                
                
                
                se apoderó mi mano de reinos de ídolos, más 
                
                
                
                en número que los de Jerusalén y Samaria.  | 
             
            
              11   | 
              ¿No 
                
                
                
                podré hacer con Jerusalén y sus ídolos lo que 
                
                
                
                hice con Samaria y los suyos?  | 
             
            
              12  | 
              Pero 
                
                
                
                sucederá que, cuando el Señor haya realizado toda 
                
                
                
                su obra sobre el monte de Sión y de Jerusalén, castigará 
                
                
                
                el Señor al rey de Asiría por el orgullo de su corazón 
                
                
                
                y la altivez de sus ojos   | 
             
            
              13  | 
              El 
                
                
                
                se dice: Con la fuerza de mi brazo he hecho esto, con mi sabiduría 
                
                
                
                y mi prudencia, y borré las fronteras de los pueblos, y saqueé 
                
                
                
                sus tesoros, y, todopoderoso, derribé a los que se sentaban 
                
                
                
                en sus tronos.   | 
             
            
              14  | 
              Mi 
                
                
                
                mano ha tomado la riqueza de los pueblos como se toma un nido; como 
                
                
                
                quien se apodera de huevos abandonados, me he apoderado yo de la 
                
                
                
                tierra toda. Y nadie sacudió las alas, ni abrió el 
                
                
                
                pico, ni dio un chillido.  | 
             
            
              15  | 
              ¿Se 
                
                
                
                ensoberbece el hacha contra el que la maneja, la sierra contra el 
                
                
                
                que la mueve? Como si la vara dirigiera al que la levanta, corno 
                
                
                
                si el bastón levantara al que no es madera.   | 
             
            
              | 16 | 
              Mas, 
                
                
                
                por eso, el Señor Yavé de los ejércitos herirá 
                
                
                
                de flaqueza a ese cuerpo tan robusto. Y debajo de su gloria encenderá 
                
                
                
                un fuego, como fuego de incendio.   | 
             
            
              | 17 | 
              Y 
                
                
                
                la luz de Israel se convertirá en fuego, y su Santo en llama, 
                
                
                
                para quemar y devorar en un solo día sus cardos y sus espinas.   | 
             
            
              | 18 | 
              Y 
                
                
                
                la hermosura de su bosque y de su vergel quedará del todo 
                
                
                
                destruida, y será como el consumirse de un enfermo.   | 
             
            
              | 19 | 
              Y 
                
                
                
                los árboles que de su selva queden serán tan pocos, 
                
                
                
                que un niño podrá contarlos.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Israel 
                
                
                
                será liberado  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              | 20 | 
              En 
                
                
                
                aquel día, el resto de Israel y los sobrevivientes de la 
                
                
                
                casa de Jacob no se apoyarán ya sobre el que los hirió, 
                
                
                
                sino que se apoyarán con fidelidad en Yavé, el Santo 
                
                
                
                de Israel.  | 
             
            
              | 21 | 
              Volverá 
                
                
                
                un resto, un resto de Jacob, al Dios fuerte.   | 
             
            
              22  | 
              Porque, 
                
                
                
                aunque fuera tu pueblo Israel corno las arenas del mar, sólo 
                
                
                
                un resto volverá. Decretada está la destrucción, 
                
                
                
                que acarreará la justicia.   | 
             
            
              23  | 
              Y 
                
                
                
                este decreto de destrucción lo ejecutará Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos en toda la tierra. Por eso dice el Señor 
                
                
                
                Yavé de los ejércitos:   | 
             
            
              24  | 
              Pueblo 
                
                
                
                mío, que habitas en Sión, no ternas que Asur te hiera 
                
                
                
                con la vara y alce contra ti su bastón como Egipto.   | 
             
            
              25  | 
              Dentro 
                
                
                
                de poco tiempo, dentro de muy poco, mi cólera llegará 
                
                
                
                al fin, y mi furor los destruirá.  | 
             
            
              26  | 
              Yavé 
                
                
                
                de los ejércitos levantará contra ellos el azote, 
                
                
                
                como cuando hirió a Madián en la roca de Joreb, y 
                
                
                
                el mar con su báculo, como lo levantó un día 
                
                
                
                en Egipto,   | 
             
            
              27  | 
              y 
                
                
                
                en ese día quitará su peso de sobre tus espaldas, 
                
                
                
                y su yugo de sobre tu cuello.  | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              |   | 
              Inminencia 
                
                
                
                de la invasión   | 
             
            
              |   | 
              
  | 
             
            
              28  | 
              Ya 
                
                
                
                avanza del lado de Rimón, ha llegado a Ayot, pasa por Magrón 
                
                
                
                y deja en Micmas su impedimento.  | 
             
            
              29  | 
              Han 
                
                
                
                pasado el desfiladero, y durante la noche han acampado en Guebá; 
                
                
                
                Rama está temblando, Gabaá de Saúl está 
                
                
                
                en fuga;   | 
             
            
              | 30 | 
              lanza 
                
                
                
                gritos la hija de Galim, escucha Lais, respóndele Anatot.   | 
             
            
              | 31 | 
              Madmena 
                
                
                
                huye, los habitantes de Gabim han escapado.   | 
             
            
              | 32 | 
              Hoy 
                
                
                
                todavía hace alto en Nob, y alza su mano contra el monte 
                
                
                
                de la hija de Sión, contra el monte de Jerusalén.  | 
             
            
              | 33 | 
              He 
                
                
                
                aquí que Yavé de los ejércitos desgajará 
                
                
                
                con fuerza las ramas; y las cimeras serán cortadas, y las 
                
                
                
                altas abatidas.  | 
             
            
              34  | 
              La 
                
                
                
                madera del bosque será cortada a hierro, y echados a tierra 
                
                
                
                los cedros del Líbano.  | 
             
            
               | 
               
              
  | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              11  | 
             
            
              |   | 
              El 
                
                
                
                del Mesías, reino de paz y universal   | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Y 
                
                
                
                brotará un retoño del tronco de Jesé y retoñará 
                
                
                
                de sus raíces un vástago.  | 
             
            
              2  | 
              Sobre 
                
                
                
                el que reposará el espíritu de Yavé, espíritu 
                
                
                
                de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo 
                
                
                
                y de fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Yavé  | 
             
            
              3   | 
              Y 
                
                
                
                su respirar será en el temor de Yavé. No juzgará 
                
                
                
                por vista de ojos ni argüirá por oídas de oídos,  | 
             
            
              4  | 
              sino 
                
                
                
                que juzgará en justicia al pobre y en equidad a los humildes 
                
                
                
                de la tierra. Y herirá al tirano con la vara de su boca, 
                
                
                
                y con el soplo de sus labios matará al impío.   | 
             
            
              5   | 
              La 
                
                
                
                justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad 
                
                
                
                el ceñidor de su cintura.  | 
             
            
              6   | 
              Habitará 
                
                
                
                el lobo con el cordero, y el leopardo se acostará con el 
                
                
                
                cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y 
                
                
                
                un niño pequeño los pastoreará.   | 
             
            
              7   | 
              La 
                
                
                
                vaca pacerá con la osa, y las crías de ambas se echarán 
                
                
                
                juntas, y el león, como el buey, comerá paja.   | 
             
            
              8   | 
              El 
                
                
                
                niño de teta jugará junto a la hura del áspid, 
                
                
                
                y el recién destetado meterá la mano en la caverna 
                
                
                
                del basilisco.   | 
             
            
              9  | 
              No 
                
                
                
                habrá ya más daño ni destrucción en 
                
                
                
                todo mi monte santo, porque estará llena la tierra del conocimiento 
                
                
                
                de Yavé, como llenan las aguas el mar.  | 
             
            
              10  | 
              En 
                
                
                
                aquel día, el renuevo de la raíz de Jesé se 
                
                
                
                alzará como estandarte para los pueblos, y le buscarán 
                
                
                
                las gentes, y será gloriosa su morada.   | 
             
            
              11   | 
              En 
                
                
                
                aquel día de nuevo la mano del Señor redimirá 
                
                
                
                al resto del pueblo, a lo que reste de Asur y de Egipto, de Patros, 
                
                
                
                de Cus, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del mar.   | 
             
            
              12  | 
              Alzará 
                
                
                
                su estandarte en las naciones, y reunirá a los dispersos 
                
                
                
                de Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los 
                
                
                
                cuatro confines de la tierra.   | 
             
            
              13  | 
               13 Y cesará la envidia de Efraím, y serán destruidos 
                
                
                
                los enemigos de Judá, y Judá no será más 
                
                
                
                enemigo de Efraím.   | 
             
            
              14  | 
              Y 
                
                
                
                se alzarán contra la costa de los filisteos a occidente, 
                
                
                
                y juntos saquearán a los hijos de oriente; Edom y Moab les 
                
                
                
                servirán, y los hijos de Ammón les estarán 
                
                
                
                sujetos.  | 
             
            
              15  | 
              Y 
                
                
                
                secará Yavé la lengua del mar de Egipto, y levantará 
                
                
                
                su mano sobre el río con el terror de su soplo, y herirá 
                
                
                
                sus siete brazos, que podrán pasarse a seco.   | 
             
            
              | 16 | 
              Y 
                
                
                
                abrirá camino a los restos de su pueblo, a los que quedarán 
                
                
                
                de Asur, como los abrió para Israel el día de su salida 
                
                
                
                de Egipto.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
        
          
            
               | 
              12  | 
             
            
              |   | 
              Cántico 
                
                
                
                de liberación  | 
             
            
              |   | 
                | 
             
            
              1  | 
              Y aquel 
                
                
                
                día dirás: Yo te alabo, Yavé, porque te irritaste 
                
                
                
                contra mí, pero se aplacó tu cólera, y me has 
                
                
                
                consolado.  | 
             
            
              2  | 
              Este 
                
                
                
                es el Dios de mi salvación, en él confío y 
                
                
                
                nada temo, porque mi fuerza y mi canto es Yavé. El ha sido 
                
                
                
                para mí la salud.  | 
             
            
              3   | 
              Sacaréis 
                
                
                
                con alegría el agua de las fuentes de la salud, y diréis 
                
                
                
                aquel día:   | 
             
            
              4  | 
              Alabad 
                
                
                
                a Yavé, cantad a su nombre, pregonad sus obras en medio de 
                
                
                
                los pueblos, proclamad que su nombre es sublime.  | 
             
            
              5   | 
              Cantad 
                
                
                
                a Yavé, que hace cosas grandes; que lo sepa la tierra toda.  | 
             
            
              6   | 
              Exulta, 
                
                
                
                jubila, moradora de Sión, porque grande es en medio de vosotros 
                
                
                
                el Santo de Israel.  | 
             
            
              
  | 
                 | 
             
          
         
           | 
        |