web counter

cristoraul.org

CRISTO RAUL CONTRA EL ANTICRISTO

LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO

CREACION DEL UNIVERSO SEGUN EL GÉNESIS

 
 

LA SAGRADA BIBLIA

ANTIGUO TESTAMENTO

ISAÍAS

 

PRIMERA PARTE

PRIMEROS VATICINIOS DE ISAÍAS CONTRA JUDÁ E ISRAEL

1
 
Vanidad del culto exterior sin la santidad exterior
 
1
Visión que Isaías, hijo de Amós, tuvo acerca de Judá y de Jerusalén en tiempos de Ozías, Joatam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá.
2
¡Oíd, cielos! Apresta el oído, tierra! Que habla Yavé: Yo he criado hijos y los he engrandecido, pero ellos se han rebelado contra mí.
3
Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo, pero Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.
4
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza malvada, hijos desnaturalizados! Se han apartado de Yavé, han renegado del Santo de Israel, le han vuelto la espalda.
5
¿A qué castigaros todavía, si aún os vais a rebelar? Toda la cabeza está enferma; el corazón todo, lánguido.
6
Desde la planta de los pies hasta la cabeza no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas pútridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
7
Vuestra tierra está devastada; vuestras ciudades, pasto de las llamas. A vuestros ojos los extranjeros devoran vuestra tierra, asolada como en la destrucción de Sodoma.
8
Ha quedado Sión como cabaña en un viñedo, como choza en un melonar, como ciudad sitiada.
9
Si Yavé no nos hubiera dejado un resto, seríamos como Sodoma, nos asemejaríamos a Gomorra.
10
Oíd la palabra de Yavé, príncipes de Sodoma; aprestad el oído a la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
11
¿A mí qué, dice Yavé, toda la muchedumbre de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, del sebo de vuestros bueyes cebados. No quiero sangre de toros, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12
¿Quién pide eso a vosotros, cuando venís a presentaros ante mí, hollando mis atrios?
13
No me traigáis más esas vanas ofrendas. El incienso me es abominable; neomenias, sábados, convocaciones festivas, las fiestas con crimen me son insoportables.
14
Detesto vuestros novilunios, y vuestras convocatorias me son pesadas; estoy cansado de soportarlas.
15
Cuando alzáis vuestras manos, yo aparto mis ojos de vosotros; cuando multiplicáis las plegarias, no escucho. Vuestras manos están llenas de sangre.
16
Lavaos, limpiaos, quitad de ante mis ojos la iniquidad de vuestras acciones. Dejad de hacer el mal,
17
aprended a hacer el bien, buscad lo justo, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
 
 
Invitación a la conversión
 
18
Venid y entendámonos, dice Yavé. Aunque vuestros pecados fueran como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque fuesen rojos como la púrpura, vendrían a ser como la lana.
19
Si vosotros queréis, si sois dóciles, comeréis los bienes de la tierra.
20
Si no queréis y os rebeláis, seréis devorados por la espada. Lo dice la boca de Yavé.
21
¿Cómo te has prostituido, Sión, ciudad fiel, llena de justicia? Antes moraba en ella la equidad, y ahora los asesinos.
22
Tu plata se ha tornado escoria, tu vino generoso se ha aguado,
23
tus príncipes son prevaricadores y compañeros de bandidos. Todos aman el soborno y van tras los presentes. No hacen justicia al huérfano, y la causa de la viuda no tiene acceso a ellos.
24
Por eso proclama el Señor, Yavé de los ejércitos, el Fuerte de Israel: ¡Ay! voy a vengarme de mis adversarios y a tomar revancha de mis enemigos.
25
Y volverá mi mano contra ti, y purificaré en la hornaza tus escorias, y separaré todas tus partículas de plomo.
26
Y te restituiré tus jueces como eran antes, y tus consejeros como al principio, y después serás llamada ciudad de justicia, ciudad fiel.
27
Sión será redimida por la rectitud, y sus convertidos en justicia.
 
 
Castigo de los pecadores
 
28
Los impíos, los pecadores, todos a una serán quebrantados; los desertores de Yavé serán aniquilados.
29 Entonces os avergonzaréis de los árboles que tanto estimabais y seréis llenos de confusión ante los jardines que os elegisteis,
30
pues seréis como terebinto despojado de su follaje, y como jardín que carece de agua.
31
Y el robusto será como estopa, y su obra como chispa, y arderán ambos juntamente, y no habrá quien lo apague.

 

14
 
Promesa de liberación y canto triunfal
   
1
Porque Yavé se apiadará de Jacob, todavía escogerá a Israel, y los hará descansar en su tierra; a ellos se unirán los extranjeros, se unirán a la casa de Jacob.
2
Los tomarán los pueblos y los llevarán a su lugar,y la casa de Israel los tendrá en heredad, como siervos y siervas, en la tierra de Yavé. Cautivarán a los que los habían cautivado y dominarán a sus opresores.
3
Y sucederá que el día en que Yavé te dará el reposo de tus fatigas, de tus penas y de la dura servidumbre a que estuviste sometido,
4
entonarás esta sátira contra el rey de Babionia, y dirás. ¿Cómo se acabó el opresor y pasó la vejación?
5
Rompió Yavé la vara de los impíos, el cetro de los tiranos.
6
El que castigaba los pueblos con furor, sin cansarse de fustigar; el que en su cólera subyugaba las naciones bajo un yugo sin piedad.
7
Toda la tierra está en paz, toda en reposo, exulta de alegría.
8
Hasta los cipreses se alegraron de ti, los cedros del Líbano. Desde que yaces, no sube contra nosotros el leñador.
9
El seol se conmueve en sus profundidades a causa tuya, para ir al encuentro de tu llegada, y por ti despiertan las sombras, todos los grandes de la tierra; haces levantar de sus tronos a todos los reyes de las naciones.
10
Y todos a voces te dicen: ¿También tú te debilitaste como nosotros y has venido a ser semejante a nosotros?
11
Ha bajado al seol tu gloria al son de tus arpas; bajo ti se extienden los gusanos, y gusanos son tu cobertura.
12
¿Cómo caíste del cielo, lucero brillante, hijo de la aurora, echado por tierra el dominador de las naciones?
13
Y tú decías en tu corazón: Subiré a los cielos; en lo alto, sobre las estrellas del cielo, elevaré mi trono, y me asentaré en el monte de la asamblea, en las profundidades del aquilón.
14
Subiré sobre las cumbres de las nubes y seré igual al Altísimo.
15
Pues bien, al seol has bajado, a las profundidades del abismo.
16
Los que te ven te contemplan, sobre ti piensan: ¿Es éste el que hacía temblar la tierra, el que trastornaba los reinos,
17
el que hacía del mundo un desierto, devastaba las ciudades y no liberaba a sus cautivos?
18
Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su morada;
19
pero tú has sido arrojado de tu sepulcro como rama abominable; revestido de asesinados, los muertos por la espada, con lo que descienden a sepulcros de piedra; como cadáver pisoteado,
20
no tendrás con ellos sepultura, porque arruinaste tu tierra, asesinaste a tu pueblo. No se hablará jamás de la raza de los impíos.
21
Preparad un matadero para los hijos por la iniquidad de sus padres, no se levanten para conquistar la tierra y llenar el mundo de ruinas.
22
Yo me alzaré contra ellos, dice Yavé de los ejércitos. Yo aniquilaré de Babilonia su nombre y sus restos, su raza y su germen, dice Yavé de los ejércitos.
23
Yo la haré hura de erizos, fangosa charca, y la barreré con la escoba de la destrucción, dice Yavé de los ejércitos.
 
 
Oráculo contra Asiria
 
24
Yavé de los ejércitos lo ha jurado, diciendo: Sí, lo que yo he decidido llegará, lo que yo he resuelto se cumplirá:
25
destruiré al asirio en mi tierra, y le hollaré en mis montes, y les quitaré de encima su yugo, y arrojarán su carga de sobre sus espaldas.
26
He ahí la resolución tomada contra toda la tierra, he ahí la mano tendida contra todos los pueblos.
27
Porque Yavé de los ejércitos lo ha decidido, ¿quién se le opondrá? Tendida está su mano, ¿quién la apartará?
 
 
Oráculo contra Filistea
 
 
El año de la muerte del rey Ajaz se dio este oráculo:
29
No te alegres tú, Filistea toda, por haberse roto la vara que te hería, porque de la raza de la serpiente nacerá un basilisco, y su fruto será un dragón volador.
30
Los pobres se apacentarán en mis pastos y los indigentes reposarán seguros. Yo haré morir de hambre a tu posteridad y destruiré lo que de ti queda.
31
Gime, ¡oh puerta! grita, ¡oh ciudad!; cae desfallecida, Filistea toda, porque viene del aquilón una humareda y ninguno se separa de sus batallones;
32
y ¿qué responderá a los mensajeros del gentil? Yavé fundó a Sión, y a ella se acogerán los desvalidos del pueblo.


2
 
Gloria del Israel mesiánico
 
1
Lo que vio Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén.
2
Y sucederá a lo postrero de los tiempos que el monte de la casa de Yavé será consolidado por cabeza de los montes, y será ensalzado sobre los collados, y se apresurarán a él todas las gentes,
3
y vendrán muchedumbres de pueblos, diciendo: Venid y subamos al monte de Yavé, a la casa del Dios de Jacob, y El nos enseñará sus caminos, e iremos por sus sendas, porque de Sión ha salido la Ley, y de Jerusalén la Palabra de Yavé.
4
El juzgará a las gentes, y dictará sus amonestaciones a numerosos pueblos, que de sus espadas harán rejas de arado, y de sus lanzas, hoces. No alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra.
5
Venid, ¡oh casa de Jacob! y caminemos a la luz de Yavé.
 
 
Prosigue el castigo de los pecadores
 
6
Ciertamente has rechazado a tu pueblo, a la casa de Jacob, por estar llena de adivinos y hechiceros, como los filisteos, y haber pactado con los extranjeros.
7
Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin, llena de caballos y carros sin fin.
8
Está su tierra llena de ídolos; se prosternan ante la obra de sus manos, ante lo que sus dedos fabricaron.
9
Todo hombre será derribado, todo mortal humillado, no los perdonarás.
10
Meteos en los escondrijos de las peñas, escondeos en el polvo, ante la presencia aterradora de Yavé, ante el fulgor de su majestad (cuando venga a castigar la tierra).
11
Las altivas frentes de los hombres serán abatidas y será humilada la soberbia humana, y sólo Yavé será exaltado aquel día.
12
Porque llegará el día de Yavé de los ejércitos sobre todos los altivos y engreídos, sobre todo lo que se yergue, para humillarlo;
13
sobre todos los altos y erguidos cedros del Líbano, sobre las robustas encinas de Basán,
14
sobre todos los montes altos y sobre todos los altos collados,
15
sobre las altas torres y sobre toda muralla fortificada,
16
sobre todas las naves de Tarsis y sobre todos los monumentos preciosos,
17
y será abatida la altivez del hombre, y la soberbia humana humillada,
18
y sólo Yavé será exaltado aquel día, y desaparecerán todos los ídolos.
19
Meteos en los escondrijos de las rocas, escondeos en el polvo, ante la presencia aterradora de Yavé, ante el fulgor de su majestad, cuando venga a castigar la tierra.
20
Aquel día arrojará el hombre, entre topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que se hizo para adorarlos,
21
para meterse en las hendiduras de las rocas y en las anfractuosidades de las peñas, ante la presencia aterradora de Yavé y el fulgor de su majestad, cuando surja a castigar la tierra.
22
Retiraos del hombre, cuya vida es un soplo. ¿Qué estima podéis hacer de él?

 

3
 
Castigo de Judá
 
1
Porque he aquí que el Señor, Yavé de los ejércitos, quitará a Jerusalén y a Judá todo apoyo y sostén, el sostén de pan y el sostén de agua,
2
el guerrero, el hombre de armas, el juez, el profeta, el adivino y el anciano,
3
el jefe de cincuenta, el grande y el consejero, el mago y el hechicero.
4
Y les dará mozos por príncipes, y reinará sobre ellos el capricho,
5
y las gentes se revolverán los unos contra los otros, cada uno contra su compañero, y el mozo se alzará contra el anciano, y el villano contra el noble.
6
Y se echarán unos sobre otros, diciendo en la casa de su padre: “Tú tienes un manto, ven y sé nuestro jefe, y toma en tus manos esta ruina.”
7
Y el otro en aquel día les responderá: “No quiero ser médico, y en mi casa no hay ni pan ni vestido; no quiero ser jefe del pueblo.”
8
Sí, Jerusalén está al borde de la ruina, porque sus palabras y sus obras todas son contra Yavé, para irritar los ojos de su majestad.
9
Sus frentes dan testimonio contra ellos, pues llevan, como Sodoma, sus pecados a la vista, no los disimulan. ¡Ay de ellos, que se acarrean su propia ruina!
10
Bienaventurado el justo, porque habrá bien, comerá el fruto de sus obras
11
¡Ay del impío, porque habrá mal, recibirá el pago de las obras de sus manos!
12
Mi pueblo está oprimido por caprichosos, y se han apoderado de él exactores. Pueblo mío, los que te guían te descarrían, han torcido el camino por el que ibas.
13
Yavé está en pie para acusar, se alza para juzgar a los pueblos.
14
Yavé vendrá a juicio contra los ancianos y los jefes de su pueblo, porque habéis devorado la viña, y los despojos del pobre llenan vuestras casas,
15
porque habéis aplastado a mi pueblo y habéis machacado el rostro de los pobres, dice el Señor, Yavé de los ejércitos.
16
Dice Yavé: Ya que tan engreídas son las hijas de Sión, y caminan con la cabeza erguida, mirando con desvergüenza, pisando como si bailaran y haciendo sonar las ajorcas de sus pies,
17
el Señor afeitará la cabeza de las hijas de Sión y decalvará Yavé sus frentes.
18
Aquel día quitará el Señor sus atavíos, ajorcas, redecillas y lunetas,
19
collares, pendientes, brazaletes,
20
cofias, cadenillas, cinturones, pomos de olor y amuletos,
21
anillos, arillos,
22
vestidos preciosos, túnicas, mantos, bolsitos,
23
espejos y velos, tiaras y mantillas.
24
Y en vez de perfumes, habrá hediondez, y en vez de cintura, un cordel, y en vez de trenzas, calvicie, y en vez de vestido suntuoso, saco, y en vez de hermosura, vergüenza.
25
Y tus hombres caerán a la espada, y tus héroes en la batalla.
26
Sus puertas gemirán y se lamentarán.


4
 
Gloria al resto salvado
 
1
En aquel día, siete mujeres echarán mano a un hombre, diciendo: “Comeremos de nuestro pan, nos vestiremos con nuestras ropas, pero que podamos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.”
2
En aquel día será el renuevo de Yavé gloria y ornato, y el fruto de la tierra, grandeza y honra de los que de Israel quedaren.
3
Y los restos de Sión, los supervivientes de Jerusalén, serán llamados santos, y todos los hombres inscritos entre los vivos de Jerusalén,
4
cuando lave el Señor la inmundicia de las hijas de Sión limpie en Jerusalén las manchas de sangre, al viento, al viento de la devastación.
5
Y Yavé creará sobre todo el lugar del monte de Sión, y sobre sus asambleas, una nube humeante de día y un resplandor de fuego y llama durante la noche, pues sobre toda gloria habrá un dosel.
6

Y una tienda como sombra de día, contra el calor, y como refugio y abrigo contra el turbión y el aguacero.


5
 
La parábola de la viña
 
1
Voy a cantar a mi amado el canto de mi amigo a su viña: Tenía mi amado ua viña en un fértil recuesto.
2
La cavó, la descantó y la plantó de vides selectas. Edificó en medio de ella una torre, e hizo en ella un lagar, esperando que le daría uvas, pero le dio agrazones,
3
Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad entre mí y mi viña.
4
“¿Qué más podía yo hacer por mi viña que no lo hiciera? ¿Cómo, esperando que diese uvas, dio agrazones?”
5
Voy, pues, a deciros ahora lo que haré de mi viña: Destruiré su albarrada, y será ramoneada. Derribaré su cerca y será hollada.
6
Quedará desierta, no será podada ni cavada; crecerán en ella los cardos y las zarzas, y aún mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.
7
Pues bien, la viña de Yavé de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su amado plantío. Esperaba de ellos juicio, pero sólo hubo sangre vertida; justicia, y hete aquí gritería.
 
 
Amenazas contra los perversos
 
8
¡Ay de los que añaden casas a casas, de los que juntan campos y campos, hasta acabar el término, siendo los únicos propietarios en medio de la tierra!
9
A mis oídos ha llegado, de parte de Yavé de los ejércitos, que las muchas casas serán asoladas, las grandes y magníficas quedarán sin moradores,
10
y diez yugadas de viña producirán un bath, y un jómer de simiente sólo dará un efah.
11
¡Ay de los que se levantan con el alba para seguir la embriaguez, y se quedan por la noche hasta que el vino los caldea
12
En cuyos banquetes hay arpas, cítaras, panderos, flautas, vino, y no reparan en las obras de Yavé ni ven las obras de sus manos.
13
Por eso mi pueblo será llevado cautivo, sin que se dé cuenta, y sus grandes serán consumidos por el hambre, y su vulgo se secará de sed.
14
Por eso el seol ensanchará su seno y abrirá su boca sin medida, y allá bajará su nobleza y su plebe, su bullicio y alegría;
15
y el hombre será humillado, y abatidos los varones, y bajados los ojos altivos,
16
y Yavé de los ejércitos exaltado en el juicio, y el Dios santo santificado en la justicia.
17
Corderos pacerán allí como en su pastizal y cabritos devorarán las destruidas posesiones de los ricos.
18
¡Ay de los que se arrastran el pecado con cuerdas de falsedad y corno (con) coyundas de carro!
19
¡Ay de los que dicen: Que venga pronto, que se dé prisa su obra, para que la veamos; que venga, que llegue, acabe su plan el Santo de Israel, y sepámoslo nosotros!
20
¡Ay de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que de la luz hacen tinieblas, y de las tinieblas luz; y dan lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
21
¡Ay de los que son sabios a sus ojos y son prudentes delante de sí mismos!
22
¡Ay de los que son valientes para beber vino, y fuertes para mezclar licores;
23
de los que por cohecho dan por justo lo impío, y quitan al justo su justicia!
24
Por eso, como la lengua de fuego devora el rastrojo y como se consume en la llama la hierba seca, su raíz se tornará podredumbre, y su flor será arrebatada como el polvo. Porque han rechazado la Ley de Yavé de los ejércitos y han despreciado la palabra del Santo de Israel
25
Por eso se ha encendido la cólera de Yavé contra su pueblo, y ha tendido contra él su mano, y le ha herido, y tiemblan los montes, y yacen los cadáveres en medio de los caminos como estiércol. Mas con todo esto no se ha aplacado su cólera, y su ma-no queda tendida.
26
Alzará pendón a gente lejana y llamará silbando a los del cabo de la tierra, que vendrán pronto y velozmente.
27
No hay entre ellos cansado ni vacilante, ni dormido ni somnoliento.
28
No se quitan de sus lomos el cinturón, ni se desatan la correa de sus zapatos. Sus flechas son agudas, y tensos sus arcos. Los cascos de sus caballos son de pedernal, y las ruedas de sus carros un torbellino.
29
Su bramido es de león; ruge como cachorro de león, gruñe y arrebata la presa y se la lleva, sin que nadie pueda quitársela.
30

Habrá aquel día un bramar contra ellos, como bramido del mar; mirarán a la tierra, y no habrá sino tiniebla y tribulación; se oscurecerá la luz en los cielos.

6
 
Vocación de Isaías al ministerio profético
   
1
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre su trono alto y sublime, y sus haldas henchían el templo.
2
Había ante El serafines, que cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro y con dos se cubrían los pies,
3
y con las otras dos volaban, y los unos y los otros se gritaban y se respondían: Santo, Santo, Santo, Yavé de los ejércitos! Está la tierra llena de su gloria.
4
A estas voces temblaron las puertas en sus quicios,
5
y la casa se llenó de humo. Yo me dije: “¡Ay de mí, perdido soy, porque, siendo un hombre de impuros labios, que habita en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Yavé de los ejércitos!”
6
Pero uno de los serafines voló hacia mí, teniendo en sus manos un carbón encendido, que con las tenazas tomó del altar,
7
y, tocando con él mi boca, dijo: “Mira, esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y borrado tu pecado.”
8
Y oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá de nuestra parte? Y yo le dije: Heme aquí, envíame a mí.
9
Y El me dijo: Ve y di a ese pueblo: Oíd, y no entendáis;
10
ved, y no conozcáis. Endurece el corazón de ese pueblo, tapa sus oídos, cierra sus ojos. Que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni entienda su corazón, y no sea curado de nuevo.
11
Y yo le dije: ¿Hasta cuándo, Señor? y respondió: Hasta que las ciudades queden asoladas, sin habitantes, y las casas sin moradores, y la tierra de labor hecha un desierto.
12

Hasta que Yavé arroje lejos a los hombres y sea grande la desolación en la tierra.

13
Si quedare un décimo, será también para el fuego, como la encina o el terebinto, cuyo tronco se abate.

 

7
 
Isaías y Ajaz
 
1
Y sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Joram, hijo de Ozías, rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla, pero no pudieron tomarla.
2
Y tuvo noticia la casa de David de que Siria y Efraím se habían confederado, y tembló su corazón y el corazón del pueblo, como tiemblan los árboles del bosque a impulsos del viento.
3
Entonces dijo Yavé a Isaías: Sal luego al encuentro de Ajaz, tú y tu hijo Sear-Yasub, al cabo del acueducto de la piscina Superior, camino del campo del Batanero, y dile:
4
Mira bien no te inquietes, no ternas nada y ten firme corazón ante esos dos tizones humeantes, ante el furor de Rasín el sirio y del hijo de Romelía.
5
Ya que Siria ha resuelto tu ruina con Efraím y el hijo de Romelía, diciendo:
6
Subamos contra Judá, apoderémonos de él, enseñoreémonos de él y démosle por rey al hijo de Tabeel.
7
He aquí lo que dice el Señor, Yavé: Eso no se logrará, no será así,
8
porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rasín,
9
y la cabeza de Efraím es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Romelía. Vosotros, si no tenéis fe, no permaneceréis.
10
Y dijo Isaías a Ajaz:
11
Pide a Yavé, tu Dios, una señal en las profundidades del seol o arriba en lo alto.
12
Y contestó Ajaz: No le pediré, no quiero tentar a Yavé.
13
Entonces dijo Isaías: Oye, pues, casa de David: ¿Os es poco todavía molestar a los hombres, que molestáis también a mi Dios?
14
El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la virgen grávida da a luz, y le llama Emmanuel.
15
Y se alimentará de leche y miel, hasta que sepa desechar lo malo y elegir lo bueno.
16
Pues antes que el niño sepa desechar lo malo y elegir lo bueno, la tierra por la cual temes de esos dos reyes, será devastada.
17
Y hará venir Yavé sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre días cuales nunca vinieron desde que Efraím se separó de Judá.
18
Y en esos días silbará Yavé a los mosquitos que están en los cabos de los ríos de Egipto y a la abeja que está en la tierra de Asiria,
19
y vendrán y se abatirán en masa sobre valles y torrentes, y sobre los huecos de las rocas, y sobre los zarzales, y sobre los matorrales todos.
20
En esos días afeitará el Señor con navaja alquilada del lado de allá del río, y rasurará las cabezas, los pelos del cuerpo, y raerá la barba.
21
En aquel día tendrá uno una vaca y dos ovejas, comerá mantequilla,
22
por la gran cantidad de leche que darán, pues de mantequila y miel se alimentarán todos los que quedaren en la tierra.
23
En aquel día, el lugar donde había mil vides por valor de mil ciclos de plata
24
se cubrirá de cardos y de zarzas. Y se entrará allá con arco y saetas, pues toda la tierra será espinas y cardos.
25
Y a los montes que se cavaban y escardaban no se irá ya, por temor de las espinas y los cardos. Quedarán para pasto de bueyes y para ser pisoteados por el ganado.

 

8
 
La destrucción de Samaria y Damasco
   
1
Díjome Yavé: Torna una tabla grande y escribe en ella con estilo de hombre: A Maher-salal-jas-baz.
2
Y tómame dos testigos fieles, Urías el sacerdote y Zacarías, hijo de Jaberequías.
3
Acerquéme a la profetisa, que concibió y parió un hijo, y Yavé me dijo: Llámale Maher-salal-jas-baz,
4
porque antes que el niño sepa decir “padre mío, madre mía,” las riquezas de Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asiria.
5
Y me habló de nuevo Yavé y me dijo:
6
Por haber despreciado este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y haber temblado ante Rasín y el hijo de Romelía,
7
va a traer contra él el Señor aguas de un río caudaloso e impetuoso, al rey de Asiria y toda su magnificencia, y subirá sobre todos sus diques, y se desbordará por todas sus riberas,
8
y, llegando hasta Judá, la inundará y cubrirá, llegándole hasta el cuello. Y, desplegadas sus alas, cubrirá la plenitud de tu tierra, ¡oh Emmanuel!
9
Aprended, pueblos, que seréis quebrantados; apresta del oído todos vosotros, los de lejanas tierras. Armaos, que vais a ser quebrantados; apercibios, que seréis quebrantados.
10
Trazad planes, que serán deshechos; haced proyectos, que no se lograrán, porque está Dios con nosotros.
11
Así me ha hablado Yavé mientras se apoderaba de mí su mano y me advertía que no siguiese el camino de este pueblo. Me dijo:
12
No llaméis conjuración a lo que este pueblo llama conjuración. No tengáis miedo ni temor de lo que él teme.
13
A Yavé de los ejércitos habéis de santificar, de El habéis de temer, de El tened miedo.
14
El será piedra de escándalo y piedra de tropiezo para las dos casas de Israel, lazo y red para los habitantes de Jerusalén.
15
Y muchos de ellos tropezarán, caerán y serán quebrantados, y se enredarán en el lazo y serán tomados.
16
Guardaré el testimonio, sellaré esta enseñanza para mis discípulos.
17
Y esperaré en Yavé, que oculta su rostro a la casa de Jacob; en El esperaré.
18
Henos aquí a mí y a mis dos hijos, que me dio Yavé como señales y presagios en Israel, de parte de Yavé de los ejércitos, que mora en el monte de Sión.
19
Y todavía os dirán, sin embargo: Consultad a los evocadores y a los adivinos, que murmuran y susurran: ¿No debe un pueblo consultar a sus dioses y a sus muertos sobre la suerte de los vivos?
20
Por la ley y el testimonio, si no hablan según esta palabra, no hay aurora para ellos.
21
Tribulación y hambre invadirán la tierra, y, enfurecidos por el hambre, maldecirán a su rey y a su Dios.
22
Alzarán sus ojos arriba, luego mirarán a la tierra, pero sólo habrá angustia y tinieblas, oscuridad y tribulación; mas se pasará la noche,
23
y ya no habrá tinieblas para el pueblo que andaba en angustia.

 

9
 
Después del castigo, Israel será liberado por el Rey Mesías
   
1
Como al principio cubrió de oprobio a la tierra de Zabulón y de Neftalí, a lo último llenará de gloria el camino del mar y la otra ribera del Jordán, la Galilea de los gentiles.
2
El pueblo que andaba en tinieblas, vio una luz grande. Sobre los que habitan en la tierra de sombras de muerte resplandeció una brillante luz.
3
Multiplicaste la alegría, has hecho grande el júbilo, y se gozan ante ti, como se gozan los que recogen la mies, como se alegran los que reparten la presa.
4
Rompiste el yugo que pesaba sobre ellos, el dogal que oprimía su cuello, la vara del exactor como en el día de Madián,
5
y han sido echados al fuego y devorados por las llamas las botas jactanciosas del guerrero y el manto manchado en sangre.
6
Porque nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo que tiene sobre los hombros la soberanía, y que se llamará maravilloso consejero, Dios fuerte, Padre sempiterno, Príncipe de la paz,
7
para dilatar el imperio y para una paz ilimitada sobre el trono de David y de su reino, para afirmarlo y consolidarlo en el derecho y en la justicia desde ahora para siempre jamás. El celo de Yavé de los ejércitos hará esto.
8
Una palabra ha enviado el Señor contra Jacob, y ha caído en Israel.
9
Y llegará a conocimiento de todo el pueblo, de Efraím y de los habitantes de Samaría. Los que en la soberbia y orgullo de su corazón se decían:
10
Han caído los ladrillos, pero edificaremos con sillares; han sido cortados los sicómoros, pero en su lugar pondremos cedros.
11
Yavé fortalecerá contra ellos a sus adversarios e incitará a sus enemigos,
12
la Siria al este y los filisteos al oeste, que a boca llena devorarán a Israel. Ni con todo esto se aplacará su ira, antes seguirá todavía su mano extendida.
13
Pero el pueblo no se ha vuelto al que le hería, no ha buscado a Yavé de los ejércitos.
14
Y Yavé cortará de Israel la cabeza y la cola, la palma y el junco en un mismo día.
15
Los ancianos, los magnates: he ahí a la cabeza; el profeta, doctor de mentiras: he ahí la cola.
16
Porque los que guían al pueblo se descarrían, y los guiados van perdidos.
17
Por eso el Señor no se complace en sus mancebos, ni tiene piedad de sus huérfanos y sus viudas. Porque todos son impíos y malvados, y toda boca dice despropósitos. Ni con esto se aplaca su ira, antes seguirá tendida su mano.
18
Porque la iniquidad se ha encendido como fuego, que devora cardos y zarzas y consume la maleza del bosque, subiendo el humo en remolinos.
19
Por el furor de Yavé de los ejércitos se abrasará la tierra y el pueblo será presa del fuego.
20
Despedazan a derecha, y se quedan con hambre; devoran a izquierda, y no se sacian. Cada cual devora la carne de su prójimo y nadie se apiada de su hermano. Manasés contra Efraím, Efraím contra Manasés, y ambos a dos contra Judá.
21

Ni con todo esto se aplaca su ira, antes seguirá todavía tendida su mano.

 

10
 
1
¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas
2
para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!
3
¿Qué haréis el día de la visitación, del huracán que viene de lejos? ¿A quién os acogeréis para que os proteja? ¿Qué será de vuestros tesoros?
4
De no ir curvados entre los cautivos, habrán caído entre los muertos. Ni con todo esto se aplacará la ira de Yavé, antes seguirá todavía tendida su mano.
 
 
El reino de Asiria será destruido
 
5
¡Ay de ti, Asur, vara de mi cólera!, el bastón de mi furor está en sus manos.
6
Yo le mandé contra una gente impía, le envié contra el pueblo objeto de mi furor, para que saquease e hiciera de él su botín y le pisase como se pisa el polvo de las calles.
7
Pero él no tuvo los mismos designios, no eran éstos los pensamientos de su corazón. Su deseo era desarraigar, exterminar pueblos en gran número.
8
Porque él dice: Reyes son todos mis príncipes.
9
¿No ha sido ésta la suerte de Calno, la de Carquemis; la de Jamat no ha sido la de Arpad; y la de Samaria la misma de Damasco?
10
Así se apoderó mi mano de reinos de ídolos, más en número que los de Jerusalén y Samaria.
11
¿No podré hacer con Jerusalén y sus ídolos lo que hice con Samaria y los suyos?
12
Pero sucederá que, cuando el Señor haya realizado toda su obra sobre el monte de Sión y de Jerusalén, castigará el Señor al rey de Asiría por el orgullo de su corazón y la altivez de sus ojos
13
El se dice: Con la fuerza de mi brazo he hecho esto, con mi sabiduría y mi prudencia, y borré las fronteras de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y, todopoderoso, derribé a los que se sentaban en sus tronos.
14
Mi mano ha tomado la riqueza de los pueblos como se toma un nido; como quien se apodera de huevos abandonados, me he apoderado yo de la tierra toda. Y nadie sacudió las alas, ni abrió el pico, ni dio un chillido.
15
¿Se ensoberbece el hacha contra el que la maneja, la sierra contra el que la mueve? Como si la vara dirigiera al que la levanta, corno si el bastón levantara al que no es madera.
16
Mas, por eso, el Señor Yavé de los ejércitos herirá de flaqueza a ese cuerpo tan robusto. Y debajo de su gloria encenderá un fuego, como fuego de incendio.
17
Y la luz de Israel se convertirá en fuego, y su Santo en llama, para quemar y devorar en un solo día sus cardos y sus espinas.
18
Y la hermosura de su bosque y de su vergel quedará del todo destruida, y será como el consumirse de un enfermo.
19
Y los árboles que de su selva queden serán tan pocos, que un niño podrá contarlos.
 
 
Israel será liberado
 
20
En aquel día, el resto de Israel y los sobrevivientes de la casa de Jacob no se apoyarán ya sobre el que los hirió, sino que se apoyarán con fidelidad en Yavé, el Santo de Israel.
21
Volverá un resto, un resto de Jacob, al Dios fuerte.
22
Porque, aunque fuera tu pueblo Israel corno las arenas del mar, sólo un resto volverá. Decretada está la destrucción, que acarreará la justicia.
23
Y este decreto de destrucción lo ejecutará Yavé de los ejércitos en toda la tierra. Por eso dice el Señor Yavé de los ejércitos:
24
Pueblo mío, que habitas en Sión, no ternas que Asur te hiera con la vara y alce contra ti su bastón como Egipto.
25
Dentro de poco tiempo, dentro de muy poco, mi cólera llegará al fin, y mi furor los destruirá.
26
Yavé de los ejércitos levantará contra ellos el azote, como cuando hirió a Madián en la roca de Joreb, y el mar con su báculo, como lo levantó un día en Egipto,
27
y en ese día quitará su peso de sobre tus espaldas, y su yugo de sobre tu cuello.
 
 
Inminencia de la invasión
 
28
Ya avanza del lado de Rimón, ha llegado a Ayot, pasa por Magrón y deja en Micmas su impedimento.
29
Han pasado el desfiladero, y durante la noche han acampado en Guebá; Rama está temblando, Gabaá de Saúl está en fuga;
30
lanza gritos la hija de Galim, escucha Lais, respóndele Anatot.
31
Madmena huye, los habitantes de Gabim han escapado.
32
Hoy todavía hace alto en Nob, y alza su mano contra el monte de la hija de Sión, contra el monte de Jerusalén.
33
He aquí que Yavé de los ejércitos desgajará con fuerza las ramas; y las cimeras serán cortadas, y las altas abatidas.
34
La madera del bosque será cortada a hierro, y echados a tierra los cedros del Líbano.


11
 
El del Mesías, reino de paz y universal
   
1
Y brotará un retoño del tronco de Jesé y retoñará de sus raíces un vástago.
2
Sobre el que reposará el espíritu de Yavé, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Yavé
3
Y su respirar será en el temor de Yavé. No juzgará por vista de ojos ni argüirá por oídas de oídos,
4
sino que juzgará en justicia al pobre y en equidad a los humildes de la tierra. Y herirá al tirano con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios matará al impío.
5
La justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad el ceñidor de su cintura.
6
Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo se acostará con el cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y un niño pequeño los pastoreará.
7
La vaca pacerá con la osa, y las crías de ambas se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja.
8
El niño de teta jugará junto a la hura del áspid, y el recién destetado meterá la mano en la caverna del basilisco.
9
No habrá ya más daño ni destrucción en todo mi monte santo, porque estará llena la tierra del conocimiento de Yavé, como llenan las aguas el mar.
10
En aquel día, el renuevo de la raíz de Jesé se alzará como estandarte para los pueblos, y le buscarán las gentes, y será gloriosa su morada.
11
En aquel día de nuevo la mano del Señor redimirá al resto del pueblo, a lo que reste de Asur y de Egipto, de Patros, de Cus, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del mar.
12
Alzará su estandarte en las naciones, y reunirá a los dispersos de Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra.
13

13 Y cesará la envidia de Efraím, y serán destruidos los enemigos de Judá, y Judá no será más enemigo de Efraím.

14
Y se alzarán contra la costa de los filisteos a occidente, y juntos saquearán a los hijos de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Ammón les estarán sujetos.
15
Y secará Yavé la lengua del mar de Egipto, y levantará su mano sobre el río con el terror de su soplo, y herirá sus siete brazos, que podrán pasarse a seco.
16
Y abrirá camino a los restos de su pueblo, a los que quedarán de Asur, como los abrió para Israel el día de su salida de Egipto.

 

12
 
Cántico de liberación
   
1
Y aquel día dirás: Yo te alabo, Yavé, porque te irritaste contra mí, pero se aplacó tu cólera, y me has consolado.
2
Este es el Dios de mi salvación, en él confío y nada temo, porque mi fuerza y mi canto es Yavé. El ha sido para mí la salud.
3
Sacaréis con alegría el agua de las fuentes de la salud, y diréis aquel día:
4
Alabad a Yavé, cantad a su nombre, pregonad sus obras en medio de los pueblos, proclamad que su nombre es sublime.
5
Cantad a Yavé, que hace cosas grandes; que lo sepa la tierra toda.
6
Exulta, jubila, moradora de Sión, porque grande es en medio de vosotros el Santo de Israel.