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EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIA
TERCERA PARTE
INTRODUCCION AL ÉXODO CONCORDANCIA ENTRE LOS
ACONTECIMIENTOS DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO
MILENIO A.C. A FAVOR DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.
1
La revolución en la ciencia histórica, a través de la Arqueología, que tuvo
lugar a finales del siglo XIX no pudo ejercer influencia de ninguna clase en la
estructura neopagana de la ciencia del siglo XX por razones obvias. Si ya el
Mal a escala individual es de por sí suficiente para ejercer una presión
sistemática sobre la mente de las naciones, la caída de las naciones en las dos
guerras mundiales del XX por lógica había de anular cualquier efecto, en pro
del acercamiento de la Criatura a su Creador, que la revolución arqueológica de
la segunda parte del XIX puso sobre la mesa. La devastación masiva de
generaciones enteras, a nivel mundial, ejerció en la mentalidad de la ciencia
una presión tremenda, causando el empujón que se echaba de menos para desterrar
de su conciencia cualquier tipo de valor moral, cruzando de esta manera, por
inercia, la línea que separa el Bien del Mal, para moverse, en todo punto, como
lo demuestra la Edad Atómica, dentro de la esfera del Delito contra la Humanidad,
esfera legalizada por el poder simbiótico Ciencia-Industria-Política.
En circunstancias normales la Revolución Arqueológica del XIX hubiera
debido conducir a la Búsqueda del ejército del Faraón de Moisés bajo las aguas
del Mar Rojo. El frenesí intelectual que comenzó a vivirse a ambos lados del
Atlántico a raíz de la resurrección de Nínive, Acad, Ur, Larsa, Nippur…,
sus leyendas, sus dioses y sus reyes, dirigía el movimiento de los maestros del
Oriente Próximo Antiguo, los Maspero, Rawlingson y compañía, a
la playa sobre cuyas rocas Moisés mantuvo levantado su brazo... pero … entonces
... la Primera Guerra Mundial se hizo.
El horror desplegado durante aquellos años no consumió sin embargo la
capacidad de las naciones para aterrorizarse mutuamente y, apenas a las nuevas
generaciones les salió la barba, el Infierno de nuevo se hizo.
Si con la Primera Guerra Mundial la conciencia científica, ya de por sí
anticristiana en sus axiomas, sufrió un varapalo fatal, el efecto de la Segunda
Guerra Mundial sobre esa conciencia fue definitivo a la hora de dar la
comunidad científica el paso al otro lado de la línea que separa el Bien y Mal.
A partir de la Segunda Guerra Mundial al Científico de la Edad Atómica se le
impuso, como condición sine qua non para ejercer su título, su conversión en
Enemigo de la Creación de los Cielos y de la Tierra por el Dios de Cristo;
ergo, en enemigo del Género Humano.
Las grandes matanzas que a día de Hoy está ejerciendo
la Transgenia en las naciones paupérrimas y desprotegidas, la India
un ejemplo, son el efecto del trabajo dentro de la Esfera Legal del Delito
contra la Humanidad en el que se mueve el monstruo simbiótico
Ciencia-Industria-Política.
Los entre 600 y 700 megatones lanzados contra la Biosfera, tal cual si un
mundo alienígena se hubiese propuesto destruir la vida humana sobre la Tierra,
demuestran que la Edad Atómica se levantó para cometer el Pecado del Primer
Hombre: creerse más allá de las leyes de la Creación, arrogarse, en nombre de
la Ciencia, el Poder de la destrucción del Hábitat del Hombre sobre la Tierra.
Visto, pues, que la Ciencia dejó de ser un instrumento de Civilización y se
puso de rodillas al servicio de sus socios naturales, el Caso Patarroyo una
excepción, y otras donde los hubiere, la Guerra de los Drones el nuevo juguete,
como lo fuera en su día la bomba atómica, con el que el monstruo se entretiene
a día de Hoy, y porque los historiadores y los filósofos están muertos, y
porque los teólogos no son, a día de Hoy, otra cosa que instrumentos de
capitalización de la Fe al servicio de unos y otros, nos toca a nosotros,
aquéllos que amamos la Inteligencia sobre todas las cosas, resumir el trabajo
de los maestros y cerrar de una vez y para siempre el Problema del Origen de la
Civilización, respecto a cuyo problema la Historia de Moisés y el Éxodo de los
Israelitas forman un episodio central, de valor específico y maravilloso en el
concierto del Renacimiento de la Civilización en su Nueva Naturaleza Espiritual
Cristiana.
Recuperando entonces el hilo que en la Introducción al Génesis dejamos para
ser recuperado en este momento, tenemos que volver a reafirmar la Cronología
desde el Quinto Milenio al presente.
Considerando que una discusión sobre lo que es Historia Pura, a saber, los
hechos de los reyes de Sumer, Acad, Ur, Babilonia, Susa, etcétera, están
ya recopilados en Manuales Académicos, nos queda mantenernos en la posición ya
expuesta por algunos maestros, si bien su alejamiento de la posición oficial
determinó que sus pensamientos no alcanzasen el valor de Hechos y se quedasen
sólo en el mundo de las opiniones, o lo que es lo mismo, en palabras de necios.
Afortunadamente lo que le compete a la Universidad Oficial es la Vulgaridad
y la Mediocridad, de aquí que el genio sea algo tan raro, no porque el genio sea
extraño a la naturaleza humana, más bien porque la comodidad del que no tiene
que pensar y sólo debe limitarse a aprenderse una lección y repetirla como un
papagayo es siempre más sutil e ingrávida que el trabajo de abstracción que la
personalidad del genio requiere. Para el movimiento de la Civilización
la compacticidad de este gremio de Mediocridad Universitaria es un
obstáculo tremendo a superar, porque a falta de la individualidad arrolladora e
innovadora del genio, el científico mediocre del Gremio sigue las pautas de
comportamiento del menor esfuerzo, y siendo la Ciencia de la Destrucción la que
menos esfuerzo requiere, es por ahí por donde, arrastrado por su Vulgaridad, se
dirige, de esta manera deviniendo la Mediocridad que la Academia exige para recibir
el título el peor enemigo de la Civilización. A día de hoy, aparte de los
Nuevos Modelos de Guerra que se han impuesto los Neo-Imperios del Siglo XXI, la
Mediocridad ha abierto un nuevo frente a su Ciencia: la Salvación de la
Humanidad mediante el desarrollo de una Tecnología Anti-Meteoritos.
Las Vulgaridad de la Comunidad Científica al servicio de los poderes
financieros de las potencias militares de nuestro siglo es patética. ¡Qué
felices las décadas aquellas con las que se regalaban años paradisiacos,
utópicos, los unos a los otros los historiadores del final del siglo XIX y
principios del siglo XX!
Grandes maestros de las más grandes universidades del planeta se
repartieron décadas de felicidad paradisiaca, apenas nacido ese Siglo XX
llamado a realizar sin Cristo lo que Dios con los Cristianos no había podido.
¡Qué sueño aquel el de los Historiadores Británicos, Franceses, y Alemanes
de finales del Siglo XIX, todos Testigos vivos de la Gran Revolución
Arqueológica que dejó en ridículo a aquella Ciencia Moderna que en su
anticristianismo visceral le negó a la Biblia incluso la existencia de las
ciudades de Nínive y Ur.
¿El propio Tiglat Pileser III no fue objeto de escarnio por
los historiadores de la primera parte del siglo XIX?
En la opinión de sus majestades divinas científicas: Ur, Nínive,
Acad..., ¡cuentos de viejas!
¡Y qué cuentos! Unos cuentos que hoy se estudian en toda las Universidades
del Mundo como si fuesen sus protagonistas los mismos dioses que bajaron al
principio del cielo y condujeron de la mano a las primeras familias de las
naciones a las puertas de la Civilización.
El ridículo hecho por sus progenitores no le sirvió de ejemplo a sus hijos,
quienes, en cuanto se recuperaron del delito cometido, regresaron a la cruzada
antibíblica tan patéticamente defendida por los dueños de las espaldas sobre
las que hicieron su camino, según el dicho. Apenas recuperados del shock: “la
Biblia tenía razón, existieron Ur y Nínive”, los discípulos de tan
avezados maestros, pues que no podían volver a enterrar lo que sus maestros
habían desenterrado, sí podían pervertir la Cronología de manera que la Biblia
volviese a ser un cuento de viejas, algo más sabias, pero al fin y al cabo:
viejas.
Increíble pero cierto, James Breasted, gran historiador egiptólogo,
abrió la batalla poniendo a un pelele, Amenofis IV, Tutankamón para los
turistas, de pie sobre la gloria de un gigante, Moisés, trasponiendo así las
fechas en dos siglos. Según el antibiblicismo natural a todo
científico que se precie, y sin una buena carga de antibiblicismo no
se puede ser buen científico, y menos aspirar a la gloria de los siglos, el
Fundador del Monoteísmo Universal, Moisés el Hebreo, se inspiró en un faraón
pelele para construir el edificio del Monoteísmo Universal que, recogido por Jesucristo,
alcanzó la cota de Divinidad que vemos viva en la Iglesia Católica Romana.
La lógica dice que lo inferior toma por modelo lo superior a fin de
levantarse de su postración. Pero, para cuando Breastad el
Historiador irrumpe en los trabajos de los grandes Arqueólogos de la segunda
mitad del Siglo XIX, las leyes de la Lógica hacía ya tiempos que habían sido
desechadas de los manuales científicos. Con la bendición de las universidades
de todo el mundo Breadsted, el Historiador de Egipto, pudo permitirse
levantar la locura de ser Tutankamón el modelo de Moisés, y no viceversa. Esta
demencia una vez impuesta le abrió la puerta a la descolocación de toda la
Cronología Bíblica, que en lugar de ser inspiradora de acontecimientos, devino
imitadora de hombres y pueblos en decadencia.
2
Cronología Final del Éxodo
En la cuestión de la Cronología absoluta siempre hay unos flecos, e incluso
pasa con estos siglos lo que con las estrellas, dependiendo del manual de
Astronomía cada uno da una distancia distinta a la Tierra. Los manuales de
Historia Antigua padecen el mismo defecto. De cualquier forma, obligarnos a
tomar por un acontecimiento absolutamente desligado del proceso causa-efecto
Éxodo y Caída de los Hicsos, aparte de ser un ejercicio apto sólo para inteligencias
mediocres, es además un signo de despotismo universitario que refleja en toda
su potencia las pocas luces de los Historiadores Modernos.
Con todo, el final de la discusión, en la que entrar es signo de
mediocridad y propio de esclavos científicos, el tema no se cerrará sino cuando
en este Siglo el mismo Dios que hundiera al Faraón de Moisés bajo las aguas del
Mar Rojo ponga sobre la mesa los restos del ejército Hicso. ¡Una Revolución
Mundial pide permiso!
Tenemos entonces que la legitimidad de la Cronología del Éxodo en cuanto el
Motor del Cambio de Dinastía que le devolvió a los Egipcios su Independencia
del reino de los Hicsos viene atestiguada por la Arqueología, que le da a la
última destrucción de Jericó, tras la cual desaparece la ciudad de Josué, la
fecha del 1550 a.C.
Josué y su Invasión de la Palestina bíblica no pudo, en consecuencia,
haberse realizado ni antes ni después de esta fecha.
Sin ir más lejos esta fecha coincide con la llegada al trono
de Amosis I, quien, tras tomar la ciudad de Avaris, consiguió
expulsar definitivamente a los hicsos de Egipto, aproximadamente hacia
1550 a. C.
Las fechas no son tontas. Son los hombres los que en sus prejuicios se
pierden y entre ser sabios delante de Dios o ignorantes delante de los hombres
prefieren lo segundo a lo primero. Tanto la desaparición final de Jericó como
la reconquista de Egipto son sucesos que tienen lugar a ambos lados del Mar
Rojo, y ambos están conectados por un mismo Hecho Divino: la destrucción del
ejército del ultimo faraón Hicso por Moisés, Fundador del Monoteísmo Universal.
Sería aprovechando esta Caída Final, sin por ello anular la Guerra de
Reconquista que Amosis I estuvo dirigiendo, que el ejército egipcio
barrió de su tierra aquella dinastía extranjera que se hizo dueña de la tierra
del Nilo unas generaciones después de la muerte de José el Hebreo.
Dos veces, pues, salvaron los hijos de Israel a Egipto de su miseria y
postración; la primera sería José, hijo de Israel, la segunda Moisés, hijo de
Leví, hijo de Israel.
La discusión sobre si Dios puede o no puede abrir las aguas de un mar es
carne para animales políticos, y siendo de mi condición no emplear mi tiempo en
conversaciones con quienes ofrecen la ignorancia como el estado de felicidad
que le conviene al hombre, considero mejor conservar el oro de este tiempo y
pasar a desenredar algunos de los dogmas clásicos que, a tenor de la
ignorancia, encontraron sus puertas hacia el sancta sanctorum de la teología de
todos los tiempos.
3
Sobre el ángel de Dios que hablaba cara a cara con Moisés
Una vez descubierto cómo Dios creó los Cielos y la Tierra, en su parte
teológica siguiendo la Historia Divina de Jesús, y en su parte científica
siguiendo los derroteros de la Introducción a la CSXXI, a nosotros nos toca
desechar todas las opiniones, y especialmente con más fuerza las teológicas que
se atrevieron a poner en duda la Veracidad de la Sagrada Escritura e
inventándose disciplinas subteológicas quisieron validar sus
argumentos, apto sólo para fieles de ellos, más de ellos que de Dios, sobre el
valor metafórico de la Palabra Divina.
En Dios no hay metáfora, y no porque el Padre de la Poesía no ame el verso;
en Dios no hay Metáfora cuando se trata de su Verbo. Dios dijo y Dios hizo,
punto y final. Se puede saber o no se puede saber cómo hizo Dios la Luz; si se
sabe, se debe a la Inteligencia, si no se sabe a la
Ignorancia, mas el Dogma no está en el Conocimiento sino en la Fe:
“Dios dice y así se hace”. Y cualquier argumento que quiera añadirle o quitarle
punto o coma a esta Fe es rebelión abierta contra la Naturaleza misma de la
Creación.
Por esto todos los Traductores de la Biblia que para justificar su
Ignorancia cambiaron el Texto sufrieron las consecuencias de su Delito, Pena ya
determinada cuando dijera Dios: “Al que añada o le quite a las palabras de la
profecía de este libro yo le añadiré las plagas descritas en este libro”. Que
Alemania fuese la tierra sobre la que cayeran esas plagas no debe maravillarnos
a quienes conocemos la manipulación tan monstruosa del Texto que los Traductores
Alemanes, comenzando por Lutero, consumaron.
Y aunque el título de este párrafo sonare a discusión fecunda, cierro el
tema con la Llave suya: “A Dios no le ha visto nadie jamás, sino sólo el Hijo”.
Quien hablaba cara a cara con Moisés, en consecuencia, no fue Dios en
persona sino uno de aquellos hijos de Dios a los que se dirigía su “Hagamos al
hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”; y de entre los cuales salieron
aquellos hijos de Dios sobre los que el mismo Moisés escribiera que “viendo hermosas
a las hijas de los hombres se unieron a ellas y les nacieron los héroes de muy
antiguo”.
Independientemente de la discusión de si con quien hablaba con Moisés era
uno de ésos “padres de héroes”, sobre lo cual la respuesta es firme: “No, un
absoluto no”, se entiende que la Afirmación de Jesús : “A Dios nadie le ha
visto jamás”, tenía que concluirse con una sentencia a muerte contra Cristo por
echar abajo la teología que los Luteros judíos habían creado contra
el Texto, que, aunque dice claramente que no Dios sino “un ángel que llevaba el
nombre de Dios era quien hablaba cara a cara con Moisés”, los teólogos judíos
habían logrado darle al Texto el nuevo sentido por el que, contra el que
alzándose Cristo, tenía que morir Jesús.
No olvidemos que la Caída del Reino del Edén no significó que Dios
abandonase a su hijo, el Hombre, a su suerte final. Dios condenó por un tiempo
al Género Humano a vivir sin su Creador; hasta que el hombre y la creación
entera comprendiésemos que sin el Creador todo el Edificio de la Creación se
viene abajo.
Evidentemente el Hombre se sintió Abandonado de su Creador. Un Abandono que
recoge el mismo Hijo de Dios, y que desde la Cruz Él lanza a los siglos
venideros. No que el Hijo de Dios se sintiese abandonado; pues su Resurrección
era invencible. Pero sí que, a la par que nos abría la puerta a un fin de esta
situación, de la que su Resurrección era el Anuncio Vivo más poderoso, nos daba
la clave del drama de nuestro mundo: El Origen de toda la Tragedia del Género
Humano se halla en el Alejamiento del Creador de su Criatura, alejamiento
provocado por el Pecado, es decir, querer ser el Hombre la fuente de la ley.
De aquí el Decálogo. La Fuente de la Ley Universal es Dios. Apartarse de la
Ley sobre cuyas raíces ha fundado Dios su Creación es negarse a vivir, y, en
consecuencia, querer morir.
La Ley no es un Invento de Dios, la Ley es la expresión final y visible del
Espíritu de la Vida, que está en Dios y en Dios se hace Dios, de manera que
quien no vive a la luz de la Ley que rige el Universo y promueve su Crecimiento
por la Eternidad, siendo el Infinito su Horizonte Legal, ese sujeto, desde el
ciudadano más grande al más pequeño del Reino de Dios, se condena a sí mismo a
la muerte.
El Árbol de la Vida no puede subsistir sin la Fuente Divina que le da la
Existencia. Este Agua es la Ley: Ley que el propio Dios tiene por Código Moral
Personal de Conducta. Es en el seno de esta Ley que el Creador se relaciona con
su Creación. Es en el seno de esta Ley que todas las criaturas encuentran el principio
y Crecimiento de su Civilización. Y esta Ley es el Puente que conduce a todos
los Pueblos de la Creación al Paraíso de Dios, en el que la Vida, una vez
sujeta a la Muerte, por la Ley se viste de Inmortalidad a la Imagen y Semejanza
de la Indestructibilidad de Dios; y vida eterna.
Hay otro tema que deberíamos tocar, a saber, una vez abierto el Sello de
acceso al Conocimiento Científico de la Creación según el Génesis, y por Cristo
Raúl expuesto a la Lectura de todos, cabe la pregunta: ¿Acaso Moisés tenía
conocimiento científico sobre lo que estaba escribiendo cuando escribió “y Dijo
Dios “Haya Luz”; y la Luz se hizo”?
La respuesta es obvia: Moisés fue un Escriba a las órdenes de la Casa del
Faraón. El Escriba copia al dictado de su señor. La gloria de Moisés el Egipcio
estuvo en pasar de ser un Siervo del Faraón a ser un Siervo de Dios que con su
Gloria salvó a Israel, su Pueblo, de la Esclavitud, y le dio una patria entre
las naciones para ser suya hasta el Fin de los Siglos.
CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA
SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C., A FAVOR DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.
1750. los hicsos conquistan Avaris
1595. fin de la primera dinastia de babilonia. Murshilish I,
nieto de Khattushilish I, destruye Aleppo y Babilonia en este año
1573-1550 . los egipcios expulsan a los hicsos, Exodo y Caída de
Jericó
La Cronología final de la época Medio-Oriental en relación a la Historia de
la Biblia nos permite dibujar los Acontecimientos desde una nueva perspectiva.
La desmembración de la Cronología del cuerpo de la Arqueología en orden a
apartar a la Historia Universal de la Historia Divina causó a finales del XIX
d.C. un desplazamiento de los Hechos que condujo a situar el Exodo en el siglo
XIII a.C.
La inposibilidad de armonizar los acontecimientos relatados en la Biblia y
nuestro conocimiento de la Civilización y Cultura Monárquica Egipcia nos aparta
de darle viso de trascendencia histórica a una cronología oficial cuyo origen
es antibíblic o por el mero hecho de ser sus autores
anti-eclesiásticos.
El primer factor que anula semejante desplazamiento del nacimiento de
Moisés al siglo XIII a.C. tiene en la Endogamia Monolítica de la Casa Faraónica
su llave maestra. Creer que una Dinastía Imperial fundada en la Endogamia
Ultracerrada de la Familia Faraónica pudiese admitir en su seno al hijo de una
esclava, caso Moisés, es proceder a una lobotomización del intelecto, es negar
todos los conocimientos almacenados sobre la Mentalidad de la Dinastía
Faraónica.
Los románticos, en desprecio a la verdad histórica, pueden llamar a su
favor las telenovelas de nuestro tiempo de la misma manera que los románticos
entre los arqueólogos invocaron los derechos humanos para defender una
barbaridad tan grande como es la adopción del hijo de una esclava por
una princesa de sangre faraónica.
En verdad que hay que tener los pies bien hundidos en el anticristianismo
más feroz para contra la propia inteligencia cegarse los ojos y pasar por alto
semejante barbarismo.
Inútil sería meterse en una reconstrucción de la mentalidad endogámica
faraónica que vimos en su aspecto más brutal en la historia de Cleopatra VII.
El Racismo es cosa nueva. Los pueblos antiguos no entendían de racismo tal
cual nosotros lo entendemos. Se ve en las Artes Escultóricas y Pictóricas de
los Monumentos Egipcios que el fenotipo del Egipto faraónico y el fenotipo del
Israelita Hebreo eran realidades que puestas delante de un espejo únicamente un
ciego podía asimilar original y reflejo en tanto que las dos caras del mismo
sujeto.
Creer que un Israelita Hebreo, hijo de esclavos, podía ser adoptado, en
pleno siglo XIII a.C, por la Casa Faraónica como príncipe es en verdad
exigirnos que nos cortemos la cabeza o que nos desprendamos del cerebro.
La diferencia en fenotipo entre el Egipcio Faraónico y el Israelita Hebreo,
amén de que a la mentalidad imperial dinástica dicha adopción le resultaba una
abominación impensable de ser acometida, por príncipe o princesa de la época,
hecho que jamás se registró en los Anales, Crónicas o Historias Fabulosas del
Imperio de los Faraones; dicho fenotipo hubiese delatado al "niño salvado
de las aguas" delante de la Corte apenas la princesa hubiese intentado
colarle al Faraón y a sus hijos tal abominación.
Bajo la naturaleza endogámica faraónica que permanecería vigente durante la
era ptolemaica hasta dar su último coletazo en Cleopatra VII, no cabe abrirle
al Moisés del Exodo las puertas de la Corte del Faraón. Así que bajar del siglo
XVI al siglo XIII de los Ramsésidas el Exodo es retornar a la petición de
dejarnos arrancar el cerebro. O bien se le niega Realidad alguna a la
Historia de este Héroe Bíblico, o se niega la Cronología Oficial para el Exodo
que sitúa el Paso del Mar Rojo en algún punto del Siglo XIII. Frente a la Mentalidad
Endogámica Faraónica no cabe itra eleccción.
Un Hecho semejante, la adopción de un esclavo por una princesa faraónica
únicamente podía caber en la Corte de los Faraones Hicsos. Procedentes ambos,
el Israelita Hebreo y el Pueblo de los Hicsos del mismo Tronco, dos ramas del
mismo fenotipo, la adopción por una princesa hicsa del hijo de una esclava
israelita venía a quedar al nivel de una española en plena adopción de un niño
francés o italiano.
Del otro lado, la Endogamia de la dinastía hicsa se reducía al carácter
militar típico de todo acto de invasión y conquista. Aquella reacción del poder
hicso al crecimiento de la población israelita no fue registrada jamás como
propia, en ninguna época, de la corte egipcia nativa; y no existen registros de
semejante medida, en general, y en especial contra los Israelitas, por la
sencilla razón de que no le cabía al Egipcio semejante barbarismo. Únicamente
una corte no nativa, la Hicsa, que se sentía invasora y siempre alerta de que
el golpe de Estado que dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, se les
volviera como boomerang de mano de los Israelitas podía dar su bendición a
semejante Medida genocida.
Esto de un sitio.
Del otro, regresemos al Golpe de Estado que los Hicsos dieron contra sus
anfitriones, los Egipcios, en el 1750 a. C.
Desde este año, 1750, hasta el año de su Caída, allá por el 1550, década
arriba o década abajo está en el aire, los Hicsos tienen dos siglos de dominio
absoluto durante los cuales los Egipcios se retiraron al Sur y desde el Sur
esperaron su momento. ¿Qué acontecimiento les permitió de golpe y porrazo
lanzarse contra un Invasor que durante dos siglos habían impuesto su ley en el
Nilo? Las fuerzas militares egipcias durante el periodo anterior a la Caida de
los Hicsos se nos descubre nula.
También está Jericó, la ciudad amurallada que no pudo resistir el asedio de
las trompetas de Josué. Los Arqueólogos reconocen que en esa fecha esas
murallas cayeron, pero que lo hicieron por efecto de un terremoto.
No sabemos en qué data se basan para decir que la región sufrió un
terremoto. A menos que el terremoto se centrara exclusivamente bajo los pies de
Jericó es de creer que el prejuicio antibíblico cegó el pensamiento de los
Padres de la Arqueología del Próximo Oriente Antiguo, y, aun teniendo la concordancia
de las fechas, anclados en el antibiblicismo se negaron a relacionar entre sí
los acontecimientos.
Primero :
en el 1750, aproximadamente, entra en Egipto el pueblo que no conocio a
José, los Hicsos.
Durante otros dos siglos, hasta el 1550, aproximadamente, con lo que van
cuatro los siglos desde José a Moisés, los Hicsos dominan todopoderosos el
Imperio de los Faraones.
En este mismo siglo, el XVI a. C., los Hititas se rearman y se lanzan a la
conquista de Siria y Babilonia.
Políticamente hablando el Faraón Hicso tenía que enfrentarse a este
problema de expansión del imperio Hitita. De hecho, una vez caído el Poder
Hicso, el Faraón Egipcio entabló relaciones con el Nuevo Poder del Norte.
Quiero decir, los Israelitas eran una población esclava que podía ser
utilizada como caballo de Troya por los Hititas. Una población de esclavos
suspirando por la Libertad es siempre un peligro interno predispuesto a la
revolución si cuenta con apoyo externo. El Faraón Hicso no podía lanzarse a la
guerra con el Rey Hitita dejando a sus espaldas este ejército de esclavos. El
Decreto de Asesinato de todos los niños hebreos venía a hundir el dedo en la
llaga sangrante del peso de la esclavitud, y a la vez marcaba cualquier
insurrección con el hierro del exterminio. De hecho los Hititas no cruzaron la
Línea Roja de Influencia Hicsa sobre las ciudades estados de la Palestina
Bíblica.
Los Egipcios estaban a la expectativa. El ascenso del Poder Hitita podía
ser usado por el Egipcio contra el Poder Hicso. Atrapado entre el Norte y el
Sur quedaba en medio un ejército de esclavos a la espera de un Libertador por
su Dios enviado para conducirlos a la tierra de sus padres.
El Infanticidio en masa sería una buena medida política en aras de mantener
a raya a ese ejército de esclavos forjados en el trabajo desde la cuna a la
tumba.
Es de creer, tomando como termómetro el parón de los Hititas y el
silencio de los Egipcios, que el Hicso supo frenar la amenaza y crear una nueva
balanza de poder internacional.
Fue precisamente entonces, cuando el Hicso se encontraba afianzado en su
trono, que, sin venir a cuento, sale de la nada aquel "niño salvado de las
aguas", en mala hora - se diría el Hicso- , para pagarle al Hicso con la
moneda que el Hicso le había pagado al Hebreo : la muerte de todos los
primogénitos hicsos.
Dios hizo lo que le es natural a Dios cuando Dios quiere mostrarse como
Dios, hundió hasta el abismo el trono Hicso y regresó a la Corte al Egipcio.
Ahora empieza el problema. ¿Cayó Jericó por un terremoto aislado en el
espacio, que no dejó sentir sus ondas sino exclusivamente sobre las murallas de
Jericó?
La Concordancia Cronológica no puede ser más firme.
En el Siglo XX-XIX a.C., aproximadamente, José es Virrey del Faraón.
Dos siglos más tarde, XVIII, los Hicsos conquistan el trono de los
Faraones.
Dos siglos después, XVI, Moisés libera a los Hebreos y le pasa el mando a
Josué.
Mientras éste abre la Conquista de la Palestina el Egipcio regresa a su
Casa. Un regalo del Cielo, una Gracia del Dios de Moisés.
Jericó se hunde en el 1550 aproximadamente. El Terror se apodera de todos
los reinos de la Palestina. Comienza una reestructuración del Mundo Antiguo en
dirección a la Venida del Redentor, cuyos principales actores serán David,
Salomón, Nabucodonosor y Ciro el Grande, Alejandro Magno y Octavio Ausgusto.
Regresaremos a esta Concordancia en otra fecha
Pero en esto como en tantas cosas otras se trata de ir contandos gotas del
océano. Sin ir más lejos vemos cómo las zonas de influencia entre el Hicso y el
Hitita, establecidas a raíz de la conquista de Aleppo y Babilonia por el
Hitita, es respetada por el Hebreo. Josué extiende la expansión de las tribus
dentro de ese marco geopolítico. Poniendo el Jordán como frontera
n acional Josué impide una confrontación directa con un reino hitita en su
momento imperial más dulce. No se puede olvidar que en la ciencia de la guerra
de campos de batalla el Hebreo, que acababa de salir de cuatro siglos de
islamiento era un guerrero bisoño. Un enfrentamiento directo con el reino
Hitita era lo último que podía regalarse Josué.
Quiero decir, la estructura geopolítica de la región y la conquista de
Palestina por los Hebreos concuerdan en el Tiempo con una precisión que no deja
lugar a dudas a la hora de enmarcar este Acontecimiento, de Carácter y valor universal,
en el siglo XVI antes de Cristo. Primero provocando la Caída de la Dinastía
Hicsa en Egipto y la Restauración de la Dinastía Faraónica Nativa; y después
deviniendo el epicentro causante del terremoto que hundió las Murallas de
Jericó y expansión del terror entre las ciudades estados a este lado del
Jordán.
Observamos además que los Hititas respetaron el marco geopolítico
establecido tras su conquista de Aleppo y Babilonia, una conquista que le
preparó al Hebreo su entrada en la Tierra Prometida, y nosotros vemos cómo la
acción Divina preparatoria del Exodo. Absurdo es creer, conociendo el hambre de
imperio de la Babilonia de aquellos tiempos, que de no haberle dado fin el
Hitita a su reino, Babilonia se hubiese mantenido con los brazos cruzados ante
las consecuencias del Exodo.
Si al contrario se nos quiere hacer creer en un asunto de coincidencias
nuestra respuesta no puede ser sino la que le conviene a quien se ha arrancado
los ojos de la inteligencia y sólo ve en las tinieblas lo que imagina ver. El
hecho es que entre la imaginación subjetiva y la realidad objetiva existe una
muralla a un lado de la cual está la ignorancia y al otro lado la locura. En
este siglo las ciencias históricas, al igual que el conjunto de las ramas del
Árbol de las ciencias tendrán que elegir a qué lado se sitúan; dependiendo de
esa decisión se tomarán las medidas correspondientes y necesarias para situar
ese Árbol en el Jardín que por naturaleza le pertenece : el Jardín de la
Verdad.
CUARTA PARTE
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS SAPIENCIALESREY SALOMÓNSABIDURIA, ECLESIASTES CANTAR DE LOS CANTARES.
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