A 200.000
años luz
Aquí tenemos
al tercer miembro de nuestro Universo, que es una forma de hablar
como otra cualquiera. Tengamos siempre presente que desde el
principio de los tiempos el crecimiento de nuestro pensamiento
científico ha estado luchando contra un obstáculo
insuperable por naturaleza, cual ha sido tener que cartografiar
los Cielos tomando como banco de datos la información
administrada a nuestra inteligencia por los sentidos. Es lo
que siempre se ha dado por llamar "homocentrismo".
La Tierra era el centro del Sistema Solar, después el
Sol devino el centro de los Cielos, y en el Siglo XX le tocó
el turno a nuestros Cielos (la Vía Láctea) ser el centro del Universo Local - es decir, nuestra lucha es contra el Lactocentrismo.
Desde esta óptica
del Siglo XX, superada, desfasada y obsoleta, por mucho que
mantengan las universidades su imperio lactocéntrico,
decimos que la Pequeña Nube de Magallanes es nuestro
segundo vecino y el hermano inseparable de la Gran Nube de Magallanes.
¡Cuestión de clasicismos! Si en cambio trasladamos
el Centro del Universo Local a Andrómeda, situación
que le corresponde por ser el Centro Gravitatorio General de
la Región Local, como se deduce a partir de las dimensiones
de su sistema; en este caso, volcando el Centro Gravitatorio
de la Región Local hacia Andrómeda, que la Pequeña
Nube de Magallanes sea nuestro segundo vecino en la distancia
ni gana ni pierde relevancia, porque de hecho es la verdad.
Si su hermana la Gran
Nube de Magallanes se encuentra a unos 169-170.000 años
luz de nuestro Sistema Solar, su hermana Pequeña nos
ronda a una distancia aproximada de unos treinta mil años
luz más allá en la distancia, en unión
a la cual parecen formar los dos ojos con los que el Universo
contemplan nuestra Tierra: absolutamente admiradas ambas Hermanas
Magallanes de la ceguera humana para no ver en ellas el
prototipo del cuerpo astrofísico de la Familia Láctea. De aquí
que, contra lo que los ojos nos muestran, y tal vez por eso
de cargar sobre los ojos la culpa del "homocentrismo"
los merlines del Siglo XX clasificaran a las Hermanas como "Galaxias",
eso sí, irregulares, cuando la irregularidad que nos
presentan las Hermanas Magallanes, -ellas y el conjunto de la
Familia Láctea, exceptuando a Andrómeda-, no se
emparenta con la especie de las galaxias sino con la de los
cúmulos globulares.
Obviamente esta devolución
del concepto arquetípico impuesto a las universidades,
academias e institutos por el Ateísmo Científico
del Siglo XX, ha de chocar con la imagen ya instalada en la
mente de las naciones. Pero que la verdad del Futuro choque
con los Dogmas del Presente, consagrados en el Pasado por el
Poder instaurado oficialmente es un fenómeno que sólo
le debe extrañar a los muertos; desde Sócrates
y Jesucristo la Verdad ha venido librando sus batallas contra
todo tipo de instituciones.
Volviendo pues al
tema: La configuración astrofísica de SMC o Pequeña
Nube de Magallanes se suma a la Figura de su Hermana Grande,
y al igual que su hermana Grande, la Pequeña Nube de
Magallanes se ajusta al modelo astrofísico cuyos patrones
regulan los cuerpos de los miembros de nuestra Familia Láctea.
Quiero decir, el Cuerpo de las Hermanas Magallanes contienen
todos los elementos clásicos propios de nuestros Cielos:
cúmulos abiertos, cúmulos globulares, nebulosas,
novas, supernovas... de donde podemos deducir sin ningún
miedo a hacer el ridículo que vista desde dentro las
Hermanas Magallanes contienen su propia bóveda de navegación
constelacional. De hecho si nosotros viéramos la Vía
Láctea desde una cualquiera de las Magallanes la apariencia
que presentarían nuestros Cielos sería un reflejo
del prototipo que todos los cuerpos de nuestra Familia Láctea,
exceptuando Andrómeda, presentan al Cosmos. ¡Este
prototipo lo llaman Galaxias irregulares!
Ahora bien galaxias
iregulares son las que Arp definió en su famoso catálogo
de Galaxias irregulares, y en todo su Catálogo jamás
de los jamases Arp incluyó una que se pareciese, ni remotamente,
a eso que llaman los astrónomos "galaxias iregulares"
cuando aplican el término a nuestra Familia Láctea.
Es más, ni en el Catálogo UGC, ni en el PGC, ni
en el MGC, ni en ningún catálogo dedicado a las
Galaxias se halla entre las especies cósmicas de galaxias
irregulares un prototipo, afín siquiera, o sólo
parecido al que dicen pertenecer "nuestras galaxias irregulares".
O sea, que las galaxias irregulares de nuestra familia Láctea
pertenecen a un grupo cósmico que no existe en ninguna
parte del Cosmos excepto en la Familia Láctea... Yo no
sé qué le parecerá esta lógica de
la ciencia a quien esté leyendo esta página dedicada
a la Pequeña Nube de Magallanes, personalmente me suena
a otra pieza suelta del discuro de la locura a que fue sometido
el Siglo XX por los padres de la Edad Atómica.
(UGC)
UPPSALA General Catálogo 12,939 cuerpos celestes
La absoluta carencia
de imaginación científica de los profesionales
de la Astronomía del Siglo XX fue uno de los agujeros
negros sobre cuyos bordes la capacidad humana para comprender
el Universo bailó el último waltz antes de la
definitiva ruina a que el modelo cosmológico anticreacionista
condujo a las naciones. Tuvieron ojos que penetraban en los
bordes del mismo Cosmos, y sin embargo fueron incapaces de ver
lo que tenían delante de las narices.
Abajo e inmediatamente
van algunos ejemplos-testigos de la estructura láctea
de la Pequeña Nube de Magallanes, de cuyo testimonio
podemos deducir con certeza invencible la existencia de una
Bóveda Celeste, al estilo de la nuestra, haciendo las
veces de Carta de Navegación Interconstelacional interna.