Resumen
cronológico
Los primeros asentamientos en Mesopotamia parece que tuvieron
Asiria por primer estrato, donde se instalaron en pequeños
poblados antes o alrededor del séptimo milenio a.C. Las
fases prehistóricas de Hassuna, Samarra y Halaf son anteriores
a la ocupación de Sumeria. Hablando sobre estos periodos Diomedes dice:
Durante
el séptimo milenio anterior a nuestra era empezaron a surgir
pueblos agrícolas, hasta entonces confinados en los Montes
Zagros... El desarrollo de sistemas de irrigación permitió
que la agricultura se extendiera por la zona central mesopotámica
para alcanzar, después, las fértiles tierras de
aluvión del sur, donde, más tarde, se edificarían
las primeras ciudades, comenzando, así, la primera revolución
urbana y la formación de los primeros estados.
La
cultura más antigua, la de Hassuna (6500 a.C.), se asentó
en el norte, en la zona de lluvias. Su actividad se basaba en
el cultivo de cereales, la cría de ganado ovino, bovino
y de cerda, complementada con la caza de bóvidos, gacelas
y onagros. Las casas fueron evolucionando desde una sencilla construcción
cuadrada de barro secado al sol, hasta otras con varias estancias
para el trabajo y la vida doméstica, que incluían
un almacén y un patio. La primera cerámica pintada,
el primer horno de cerámica de dos cámaras, los
indicios de fundición de cobre y plomo, los adornos personales
de coralina y turquesa y el uso de sellos de impresión
para marcar la propiedad privada, sugieren que la cultura Hassuna
era innovadora, tecnológicamente sofisticada y que los
horizontes económicos se encontraban en clara expansión.
La
cultura de Samarra, parcialmente coincidente con la localización
de la Hassuna, se asentó en la región central -
norte del curso del Tigris, más al sur de la zona de lluvias,
y allí se iniciaron sencillos procedimientos de irrigación
artificial y los cultivos de híbridos, tales como la cebada
de seis carreras, trigo para la elaboración de pan y lino
de semilla larga. Las decoración de la cerámica
incluía imágenes de muchachas de ondulantes cabellos
y de numerosos animales. También se hacían figuritas
femeninas con caras pintadas y tocadas con sofisticados peinados.
Hacia
el 6000, llegaron nuevos colonos más al norte y occidente,
y la cultura Halaf sustituyó a la cultura Hassuna. La cultura
Halaf se extendió por casi todo el territorio que hoy ocupan
Irak y Siria y sobrevivió durante unos 600 años.
Su arquitectura era diferente, se caracterizaba por un tipo de
casa redonda y abovedada de hasta diez metros de diámetro.
Introdujeron nuevos ritos funerarios: los enterramientos se realizaban
en profundos pozos excavados en la tierra y también se
realizaban complejos ritos de incineración y el depósito
de los restos en vasijas que se enterraban bajo el suelo de la
casa.
La
cuarta cultura detectada fue la Ubaid (5800 a.C.), que se prolongó
1500 años y alcanzó las llanuras áridas de
Mesopotamia mediante una economía basada en la agricultura
de regadío. De esta cultura hay testimonios en casi todo
el actual Irak. Las inundaciones primaverales del Eufrates eran
aprovechadas para obtener cosechas abundantes que servían
para mantener a un mayor número de pobladores. Muchos de
los poblados de entonces no tenían nada que envidiar a
muchos de los que hoy se extienden por nuestras naciones modernas,
exceptuando la televisión y demás electrodomésticos,
y las redes de conducción de agua y residuos, donde las
haya ...
Periodos
de los que se puede decir, como se ve, que tuvieron lugar antes
del Diluvio, y durante la Era que daría lugar a la Civilización
que viera nacer al Adán de la Biblia, cuya Caída
dirigió la Historia de esta Primera Mesopotamia hacia su
ruina. Si es verdad que la arqueología nos permite reconstruir
sus costumbres y ciudades hay una verdad aún más
grande todavía, que los historiadores pasan de largo y
sobre la cual los arqueólogos hacen mutis, a saber: muchos
cachibaches y restos de cultura... pero ninguna de las rescatadas
hasta ahora presentan semejanza con lo que nosotros entendemos
Cultura de Guerra. Todos los cachibaches rescatados tienen función
social, familiar, ritual, de caza y pesca, pero hasta el día
de hoy nada que pueda decirnos que aquellos primeros hombres fueron
guerreros a imagen y semejanza nuestra y criados bajo las leyes
de un mundo en guerra civil perpetua. Los naturalistas y sus fans
darwinistas se sirven de teorías contra las evidencias
para callar las evidencias que contra sus teorías han puesto
en nuestras manos los arqueólogos, como en este siglo ha
de verse sin falta.
La
imagen arquetípica que todos tenemos sobre el Neolítico
y cómo aquella revolución desembocó en un
centro común, habiendo sido originado el conjunto en parte
distintas del mundo, sitúa el nacimiento de Sumeria como
punta de lanza de esa fuerza humana en movimiento desde siglos
atrás, que lenta pero inexorablemente, siguiendo a sus
protosacerdotes, viajaron por las tierras al encuentro de un gran
sueño, promesa dada a los pueblos por los dioses primitivos
de sus padres y que nos sirve a nosotros para entender que el
nacimiento del Tiempo en cuanto concepto, aparte de la agricultura,
fue el factor revolucionario que transformó la relación
del hombre con la naturaleza y le dio la energía para dar
el salto del Antropos Racional, pero animal, al Sapiens Sumerio,
un hombre en toda la regla en cuya mente el tiempo existía
como realidad en sus vertientes más abstractas, esto es:
Pasado, Presente y Futuro. Sobre estos cimientos edificarían los
primeros pobladores sus ciudades, desde sus murallas contemplarían
el Futuro del Género Humano. El Hombre, en efecto, se había
trascendido.
Las ciudades-estado
Aquél
mundo de los Primeros Sumerios, en cuyas tumbas y ciudades muertas
no hemos encontrado signos que nos permitan relacionar su Sociedad
con una Cultura de Guerra, desapareció un día. Sencillamente
se esfumó bajo las aguas de un Diluvio, negado primero
por los genios y sabios del XIX, para ser corregidos finalmente
por los del último tercio del XX en razón de la
resurrección de documentos perdidos, no bíblicos,
tratando el tema del Diluvio como un Hecho.
Cómo
una Sociedad que no conocía la Cultura de la Guerra pasó
de Caín y Abel a la destrucción masiva de sus valores
originales... se explica desde el Fenómeno de la Caída.
Que Caín matara a su hermano no de un lanzazo o de un flechazo,
aunque el asesinato fue premeditado, y sí con una quijada
de asno, nos sirve para atribuirle a su ingenio criminal la ausencia
de definición de un instrumento de caza en tanto en cuanto
arma homicida. Una vez cometido el crimen el cambio de cultura
trajo la transformación de las identificaciones y significados,
deviniendo los cuchillos de caza en espadas asesinas y las flechas
rituales en instrumentos de muerte y desolación. Los intrumentos
que antes tenían una función puramente social: Cultivar,
labrar, cazar, se convirtieron en las primeras armas de homicidio,
y siguiendo la carrera la tierra comenzó a ser regada con
sangre humana, mal abono, cuyo fruto serían "espinas
y abrojos".
El
mundo antes del Diluvio y entre las Culturas referidas
arriba duerme en la laguna del olvido. Tanto más imposible
su reconstrucción cuanto que los genios quieren proyectar
nuestra Cultura de Guerra a una Cultura que andanba
desnuda, es decir: sin conocimiento de la función
homicida que puede tener incluso un peine en las manos
de un asesino. Obviando esta inmensa oscuridad, que
los historiadores del siglo pasado pasaron por alto,
las crónicas del mundo que conocemos comenzaron a
ser realidad a este lado de las orillas del Diluvio.
El primer documento que nos ha llegado es la Lista
Real Sumeria.
II
Las
ciudades-estados
Parece
que Kish desempeñó un cierto papel relevante en los
comienzos. Después del 2500, gobernantes victoriosos
como Mesannipadda de Ur y Eannatum de Lagash se denominaron
frecuentemente "reyes de Kish" y reclamaron el dominio
de los territorios norteños (Norte de la futura Babilonia).
...Aunque el número de
inscripciones crece sin cesar durante los siglos XXVII
y XXVI, no contamos con textos que permitan trazar
un relato histórico seguido y propiamente tal, que
no es posible construir sólo con la evidencia arqueológica
disponible, aunque sea tan rica como la de las tumbas
de la III Dinastía de Ur, con sus hecatombes de servidores
del rey y de la reina enterrados. A partir del 2520
ya disponemos de más información, gracias a crónicas
sobre Lagash y su núcleo central, Girsu, y sus relaciones
con su vecina y rival, Umma.
...Estas fuentes consisten
en un amplio conjunto de inscripciones referidas a
nueve gobernantes y a los edificios que alzaron, de
sus fundaciones y guerras y, en el caso de Urukagina,
de sus providencias sociales; y, además, un archivo
de unas 1.200 tablillas del templo de Baba, la diosa
de Girsu, de tiempos de Lugalanda y Urukagina (primera
mitad del s. XXIV).
Durante largo tiempo Lagash y Umma se disputaron la
fértil comarca de Guedena. Mesilim, otro "rey de Kish",
arbitró el asunto trazando la frontera entre ambos
estados, pero la guerra resurgió y, tras un largo
enfrentamiento, Eannatum de Lagash logró, mediante
un enrevesado conjuro a seis dioses, detener al enemigo.
El elaborado texto que narra el suceso está en la
famosa Estela de los Buitres.
La guerra siguió con alternativas hasta que, bajo
Urukagina, Lagash y sus lugares sagrados sufrieron
graves daños de Lugalzagesi que, a su vez, sería vencido
por Sargón de Acad.
...Esta rivalidad persistente
no parece exclusiva, sino que fue multilateral, pues
se menciona ocasionalmente a otras ciudades enemigas,
con alianzas variables y efímeras. En los textos se
menciona a Kish, Umma e incluso a la lejana Mari,
en el Eufrates medio, que ya aparecen en un listado
en tiempos de Eannatum. La mayor parte de estas batallas
eran de infantería, aunque también se mencionan carros
de guerra tirados por onagros.
...El señor de Lagash solía
titularse "ensi" que acaso equivalga a "gobernador"
o "príncipe" y raramente "lugal" (rey, soberano),
que sí emplea el gobernante de Umma. Con el tiempo
estos títulos se jerarquizaron (acaso en tiempos de
Acad) y lugal fue rango superior a ensi.
...Funcionamiento. Sabemos
muy poco del funcionamiento de estos estados y aún
menos de los inicios de los que estuvieron compuestos
por más de una ciudad. Lagash, por vez primera, comprendió
no sólo su ciudad central, Girsu, sino las ciudades
de Lagash y Nina (hoy Zurghul) y numerosas localidades
menores, así como el puerto de Guabba.
...La expresión de un texto
de Urukagina "desde los límites de Ningirsu -el dios
de Girsu- hasta el mar" sugiere algo más de 200 km
de extensión. El concepto de ciudad-templo (Falkenstein)
ha estado en vigor largo tiempo: el templo sería el
centro organizador y gobernante, como representación
de un dios propietario de la totalidad de la tierra;
en consecuencia, la tierra de propiedad privada habría
sido una excepción. Esta concepción partió de la importancia
que se dio a un párrafo de los textos de las llamadas
"reformas de Urukagina", que dice que, en Girsu, en
el campo del ensi, el dios Ningirsu ha sido repuesto
como propietario, del mismo modo que se advierte igual
cosa para el campo de la esposa del ensi y del heredero
respecto de la diosa Baba. Los archivos del templo
de Baba en época de Lugalanda y Urukagina muestran
que la administración está dirigida por la esposa
del ensi o por un sangu (vicario administrador) que
se ocupa de la ordenación de las actividades económicas:
comerciales, agrarias y hortícolas, frutales, pecuarias
y de transformación agropecuaria, pesca y pagos en
especie a comerciantes y trabajadores del templo.
...Pero extrapolar los
datos es arriesgado, pues los archivos del templo
de Baba en Girsu sólo informan sobre una parte del
total de la administración del propio templo y, además,
por un corto espacio de tiempo. Como es lógico, el
sector privado, que no depende del templo, no es mencionado
en los registros. Que el sector privado existe se
prueba en la existencia de recibos de compraventa
de tierras en época presargónida en varias localidades,
tanto en sumerio como en acadio. Se trata de tierras
o bien de un particular, o, según otros estudiosos,
de propiedad indivisa de un grupo familiar.
...Aunque una parte notable
de la población estaba obligada a trabajar para el
templo y a vender y comprar en él, aún no se sabe
si ése era el sistema permanente. Es probable que
nunca existieran cuentas detalladas sobre la demografía.
Se cree que en las ciudades más antiguas el gobierno
podía constreñir a parte de los habitantes a efectuar
corveas para obras públicas como los edificios comunitarios
y monumentales, los diques y canales, etc., que exigirían
una leva. No se menciona la participación de personas
obligadas a estos trabajos o en situación de servidumbre
o esclavitud.
...Apenas hay evidencia
de esclavos varones antes de Ur III e, incluso en
esa época y en la paleobabilónica no parece que el
trabajo esclavo fuera económicamente relevante. Otra
cosa sucede con las esclavas de las que el templo
de Baba tenía 188 y el de la diosa Nanshé 180, sobre
todo en trabajos con harina y tejidos. Los esclavos,
según los textos, procedían de la guerra o de operaciones
de compraventa y no podían acceder a propiedades personales
mediante su trabajo.
En una inscripción, Entemena de Lagash blasona de
haber "permitido a los hijos de Uruk, Larsa y Badtidibira
volver con sus madres" y de haberlos "devuelto a las
manos" de los respectivos dioses de sus ciudades,
mediante una disposición que probablemente buscó paliar
injusticias peligrosas mediante alguna cancelación
general de deudas o cosa similar.
...Un grupo de inscripciones
del último soberano de la I Dinastía de Lagash, Urukagina,
en el III milenio, ha sido considerado como el primer
conjunto de medidas "sociales" conocido. Pero, leyendo
entre líneas, se advierte que había tensiones entre
el palacio y el clero de los templos: en aparente
contradicción con sus propios intereses, Urukagina
describe lacrimosamente el estado del clero: ya que
es el único dinasta que no exhibe genealogía en los
textos, algunos han apuntado que se trate de un usurpador,
acaso impuesto por el clero o necesitado de justificación
moral por éste. Una interpretación más afinada de
los documentos de restauración de los dioses en la
propiedad de sus campos puede ser que, sencillamente,
el ensi y su familia devolvieron los campos a los
sacerdotes del dios o regalaron tierras del palacio
a los templos. Otras medidas tienden a limitar la
posibilidad de servidumbre por deudas o de pérdida
de la hacienda y los aperos por igual causa y añaden
regulaciones sobre precios, raciones alimentarias
para los horticultores y tarifas de bodas y entierros.
Lo que no se sabe aún es si la situación conocida
en Lagas es generalizable o no.
...En Mari se introdujo
la escritura a mediados del s. XXVI y ello permite
conocer algo sobre su vida y su población semítica.
Ebla (como probablemente otros centros sirios aún
desconocidos) se benefició de los avances de Mari
y, por caminos similares, la influencia mesopotámica
llegó al Elam, incluida Susa, y al Irán. Por el O.
llegó a las montañas libanesas y, con Lugalzagesi
aparece mencionado ya el Mar Superior (Mediterráneo).
Las inscripciones de Urnanshé de Lagash mencionan,
por el E., la isla de Dilmún (Bahrein), probablemente
un puerto de intercambio con la costa de Omán y el
Indo.
III.
ACAD
Hacia
el 2350 sucede un hecho relevante en la historia de
Mesopotamia. Por primera vez surge un imperio cuyos
protagonistas fueron los acadios, así llamados por
su capital (Acad, Akkad, Agadé), elegida por el rey
Sargón (llamado el Grande o el Antiguo y, también,
Sargón de Acad); la ciudad no ha sido identificada
y probablemente estuvo en el Eufrates, entre Sippar
y Kish. Desde estas fechas, la Baja Mesopotamia es
denominada "país de Sumer y Acad".
Los acadios, semitas, no eran "invasores" ni nuevos
en escena, pues habían creado ciudades en la zona
en el IV milenio. Las menciones más antiguas de acadios
en los textos son del s. XXVII, época en la que constan
escribas acadios. Las viejas listas reales sumerias
sitúan a la I Dinastía de Kish junto a una serie de
reyes de nombre acadio inmediatos al Diluvio. En Mari,
el acadio fue probablemente escrito desde el principio.
Sargón de Acad. Según la Lista Real sumeria, los primeros
cinco gobernantes de Acad fueron Sargón, Rimúsh, Manishtusu,
Naram-Sin y Sharkalisharri, por un total de 142 años,
de los que 56 son de Sargón.
Sargón, se dice, fue un copero del rey Urzababa de
Kish. Una leyenda acadia dice que fue abandonado al
nacer, salvado por un río y recogido por un granjero.
La diosa Ishtar se enamoró de él.
No hay datos históricos sobre la juventud de Sargón,
aunque nada se opone a que ocupara algún cargo en
la corte. Apenas han sobrevivido documentos sargónidas
y nuestra información procede de textos de Nippur
paleobabilónicos, resumidos y alterados. Según éstos,
Sargón luchó contra las ciudades sumerias de la frontera
meridional de Babilonia, derribó sus murallas, apresó
a 50 ensis y "arrojó sus armas al mar".
Se dice que apresó a Lugalzagesi de Uruk, dueño de
Umma y enemigo de Urukagina de Lagash: Sargón lo unció
a un yugo y lo llevó ante el dios Enlil de Nippur.
Los acadios gobernaron como ensis las ciudades del
Sur desde el Mar Inferior (Golfo Pérsico). Junto a
las 34 batallas que ganó en el Sur, Sargón relata
sus conquistas en el Norte: Mari, Tuttul (donde veneró
al dios Dagan / Dagon), Ebla, el "bosque de cedros"
libanés y las "montañas de plata", sin contar otras
luchas en Elam y en los Zagros.
Al puerto de Acad llegaban naves de Meluhha (Indo),
Magán (Omán) y Dilmún (Bahrein).
Pero relatos tan impresionantes no guardan orden cronológico
y no permiten asegurar que tanta actividad generase
propiamente un imperio. La tradición acadia, milenaria,
aún mencionaba en los ss. VIII-VII a. C. una lista
de no menos de 65 ciudades y países como partes del
Imperio de Acad, con límites en Magán y en Kapturu
(Creta), lo que resulta inverosímil en el III milenio.
Sargón nombró a una de sus hijas sacerdotisa de la
Luna en Ur: tomo allí el nombre de Enheduanna, desarrolló
actividad intelectual notable (himnos y cánticos)
y fue sucedida en el puesto por Enmenanna, hija de
Naram Sin.
Sargón murió muy anciano. Copias de antiguas inscripciones
dicen de su hijo Rimúsh que libró numerosas batallas
en Sumer e Irán, como si el Imperio de Sargón, en
realidad, no hubiera sido tal. No sabemos qué grado
de coherencia tuvo ni de qué orden fue su control,
pero es dudoso que perdieran grandemente su antigua
autonomía.
Las copias de inscripciones de Manishtusu, Naram-Sin
y Sharkalisharri narran sus muertes violentas, guerras,
luchas intestinas y regicidios. Parece que, fuera
del entorno inmediato de la región babilónica, las
expediciones acadias tuvieron motivación comercial
y no imperial. Acad o, mejor, su rey necesitaba mercancías,
dinero y oro para financiar las guerras, los edificios
y el sistema administrativo. Por otro lado, inscripciones
auténticas de Naram Sin aparecen en lugares que llegan
a distar más de 1.000 km: Diyarbakir (alto Tigris),
Nínive, Tell Brak (alto Jabur, con una guarnición
acadia), Susa, Marad, Puzrish-Dagán, Adab (hoy Bismayáh),
Nippur, Ur y Girsu. Si no fue un imperio, en todo
caso Acad logró una vasta zona de influencia.
El penúltimo rey de Acad, Naram Sin, no se tituló
sólo "rey de Kish", sino "rey de las cuatro partes
del Mundo" (o sea, universal). Mandó escribir su nombre
junto al signo cuneiforme usado para los dioses y
se tituló "dios de Acad" ¿Fue una verdadera deificación?
En cuanto a la capital, parece que el rey asumiese
directamente la función de dios protector. Documentos
coetáneos de Nippur documentan que se tomaba juramento
"por Naram Sin", exactamente igual que antes por los
dioses.
En Girsu hay documentos que fechan con fórmulas como
"en el año en que Naram Sin puso los cimientos del
templo de Enlil en Nippur y del templo de Inanna en
Zabalam", lo que implica que dichas ciudades lo tenían
como soberano.
Influencia
de Acad. El acadio ganó prestigio cultural, se equiparó
al sumerio y desbordó Mesopotamia. Elam varió su escritura
para adoptar la variedad acadia del cuneiforme, incluso
para escribir en elamita. El estillo llamado Acadio
Antiguo, de gran empaque, se convirtió en un canon,
incluso para el periodo bailónico posterior, y lo
mismo sucedió con las artes plásticas, que alcanzxaron
rara perfección. En general, la posteridad guardó
de la época acadia una imagende grandeza imperial
y eficiencia.
El final de la dinastía.
De los sucesores de Sharkalisharri (2217-2193) sólo
quedan sus nombres y escasas inscripciones. No conocemos
los detalles de la lucha dinástica. Pero sí dos factores
de deterioro como fueron la invasión por el NO de
los nómadas amurru (amorritas o amorreos), llamados
martu por los sumerios, y la infiltración de los guti
o guteos, procedentes de la región entre el Tigris
y los Zagros, aunque parece que también estaban asentados
en el Eufrates medio. Pero quizás fuese a la inversa
y los recién llegados resultasen estimulados por la
debilidad dinástica.
Los amorritas, en Ur (Ur III), ya en parte sedentarizados,
convivieron con sumerios y acadios. Los guti desempeñaron
un papel más efímero, aunque pervivió una dinastía
guti hasta el s. XVII a. C. La Lista Real sumeria
señala un reino guti en Sumer durante unos cien años,
pero nadie cree que fuese un imperio centralizado
y estable y su primer cincuentenio parece coincidir
con el último de Acad. No se les conoce una capital,
no dejaron testimonios escritos y los que se les refieren
son pocos. Probablemente su influencia no sobrepasó
Umma por el Norte.
Gudea.
La vecina Lagash disfrutó en ese siglo de independencia,
entre Sharkalisharri y el comienzo de Ur III, y fue
en cierta forma una ciudad hegemónica. Brilló en ella
el ensi Gudea, contemporáneo de Urnamu de Ur III,
gran constructor y legislador, que relató, entre otras
cosas, la reconstrucción del templo de Eninnu, el
templo de Ningirsu en Girsu, con un poema sumerio
de 1.363 líneas grabado en dos cilindros de 30 cm.
Es el texto más largo conocido en sumerio tras la
Estela de los Buitres de Eannatum.
Gudea, símbolo del renacimiento sumerio tras el Imperio
de Acad, cuya huella, empero, no desaparece: el mismo
título de "dios de la ciudad" que asume Gudea evoca
el de "dios de Acad" de Naram Sin. El himno ilustra
sobre la fuerza de trabajo utilizada, conseguida por
medio de levas por todo el país, que lo seguía "como
un solo hombre". Pero sólo los archivos conservados
de la III Dinastía de Ur, su coetánea, permiten profundizar
algo en el detalle organizativo de los estados de
la época.
IV.
LA DINASTIA DE UR III
Utuhegal
de Uruk derribó el poder guti al vencer al rey Tiriqan
y se tituló "rey de las cuatro partes del Mundo".
Fue hermano del Ur Namu que fundó la III Dinastía
de Ur (llamada así porque es la tercera vez que aparecen
sus reyes en la Lista Real sumeria). Bajo Ur Namu
y sus sucesores Shulgi, Amar-Suena, Shu-Sin e Ibbi-Sin
la dinastía reinó entre 2112 y 2004 a. C.
Ur Namu fue, al comienzo, "gobernador de Ur bajo Utuhegal
y no se sabe cómo llegó al trono. Eliminó el poderío
de Lagash y con ello hizo de Ur la capital del comercio
a larga distancia con Dilún, Magán y Meluhha. Asumió
por vez primera el título de "rey de Sumer y Acad"
y a él se deben los imponentes zigurats de Ur y Uruk,
que se concluyeron bajo su gobierno.
El llamado Código de Ur Namu (que algunos a tribuyen
a su hijo Shulgi) es el ejemplo más antiguo de un
tipo literario prestigioso al que pertenecieron luego
los llamados códigos de Lipit Ishtar (en sumerio)
y de Hammurabi (en acadio). Son colecciones de sentencias
y veredictos a menudo expresados en frase condicional:
"Si sucede tal cosa, la consecuencia legal será tal
otra." Tiene prólogo y epílogo y se cree que tuvo
forma de estela, pues el texto se conserva por copias
paleobabilonias, todas incompletas además. No tiene
la forma sistemática de un código propiamente dicho
y se refiere a gran variedad de asuntos, como el del
adulterio con mujer casada, el desfloramiento de vírgenes
(que no sean esclavas), el divorcio, la acusación
falsa, la fuga de esclavos, las heridas corporales
y asuntos de litigios sobre cultivo y riegos.
Hasta su extinción, la III Dinastía no parece que
sufriese rebeliones como padecieron los acadios y
la impresión que dan las fuentes es la de una larga
paz. Se mencionan expediciones al exterior, cerca
de los Zagros (la futura Asiria) y del Elam en procura
de materiales estratégicos; parece haberse preferido
la diplomacia y las bodas políticos a la guerra.
Shulgi residió en Ur, pero cuidó mucho de Nipur, la
residencia de Enlil, el principal dios sumerio, que
le confirió su realeza y, con ella, honores de tipo
divino, parecidos a los del acadio Naram Sin, que
incluyeron altares, sacrificios y capillas y el uso
de apodos oficiales, transformados en nombres personales,
como Utuhegal (El Dios Sol es exuberante) o Shulgiegal
(Shulgi es exuberante).
Administración.
El
más alto dignatario tras el rey fue el sukkhal-mah
o "correo supremo", especie de visir. El Imperio se
dividió en unas 40 provincias a cuyo frente hubo ensis,
jefes de la administración civil y judicial, dependientes
del poder central incluso en los casos en que estos
cargos fueron hereditarios, pero sin capacidad de
política bélica propia y, al parecer, removibles o
trasladables. Cada provincia estaba sujeta a un tributo,
negociado con el poder central. Un procedimiento significativo
fue la bala (ciclo, turno) por la que determinadas
provincias (parece que las del Sur) debían abastacer
al centro de animales para el sacrificio. Muchas provincias
coincidían con las antiguas ciudades-estado, pero
otras fueron de nueva creación.
Un registro de Urnamu describe cuatro nuevas provincias
al Norte de Nippur, cuyos límites se precisan con
la apostilla de que "el rey Urnamu ha confirmado el
campo del dios Tal para el dios Cual". En algunas
ciudades (Uruk, Mari, Der -junto a la actual Badrah-)
el administrador fue un sakkana , especie de gobernador
y general.
Las fuentes muestran a Ur III como un Estado muy centralizado
bajo la autoridad de un rey absoluto, aunque necesitado
de la lealtad de los ensis. Parece que hay más propiedad
y actividad "privada" de la que se pensaba; esto es,
actividad de dueños de tierras cuyas rentas no dependen
directamente de un templo ni del palacio. Las fuentes
disponibles son, en su mayoría, públicas, de donde
la abundancia de información sobre su sector que,
sin duda, fue muy importante y omnipresente: así lo
demuestran los archivos de Puzrish-Dagán, un enorme
almacén extramuros de Nippur, que suministraba animales
de sacrificio a los templos y que regulaba el comercio
y la artesanía de la lana y de la piel. Archivos semejantes
se han hallado en Umma, Girsu, Nippur y Ur.
Estas estructuras oficiales eran controladas por una
competente burocracia atenta a la administración eficaz
y al cuidado contable, servida por una buena red de
correos. Aunque ya se han pblicado casi 25.000 documentos
administrativos de Ur III (contratos, créditos, alquileres
de tierras templarias, compras de esclavos, etc.),
no todos han podido ser estudiados o evaluados aún,
de forma que una visión orgánica del conjunto no es
posible todavía ni evaluar bien el sector "no oficial",
mucho menos representado, ni la situación del país
septentrional, en la que los hallazgos han sido bastante
menores.
Etnias.
A
finales del III milenio, Mesopotamia es un territorio
étnicamente variado. Predomina el elemento acadio
y el uso de esa lengua no deja de crecer a costa del
sumerio. El tercer grupo notable, con lengua propia
(tipo semita-cananeo) ya se menciona en tiempos de
Sharkalisharri: el amorrita que, en Ur III, ya tiene
miembros en la cúspide administrativa, aunque los
más parecen haber vivido en régimen nomádico y tribal.
Una inscripción del rey Shu Sin, que mandó edificar
una muralla a campo través "para mantener fuera a
los Tidnum" (tribu amorrita) muestra el nivel de su
presión en el s. XXI a. C. Su esplendor se dio en
el periodo paleo-babilonio. El cuarto grupo mesopotámico
fue el hurrita, importante en el Norte de la región,
cerca de la actual Kirkuk.
Verosímilmente, el ámbito territorial del imperio
de Ur III no sobrepasó al de Acad y no se mencionan
lugares anatolios ni -lo que sorprende y no se explica
bien- egipcios (esto, tanto en Ur III como en la fase
paleobabilónica), aunque sí, ocasionalmente, Gubla
(Biblos). El sumerio, que decayó como lengua común,
se conservó como lengua literaria, religiosa y de
prestigio y, en general, la literatura hímnica y las
comunicaciones protocolarias y de cancillería alcanzaron
un alto nivel de elaboración.
Decadencia.
La
correspondencia regia, dos elegías sobre la destrucción
de Ur y Sumer en general y un archivo de Isín en que
se narra cómo el rey usurpador (Ishbi Erra) de la
ciudad eliminó a su soberano, el rey de Ur, nos permiten
conocer con algún detalle el final de la III Dinastía
de Ur. Ibbi Sin guerreaba en Elam cuando Ishbi Erra
de Mari logró del rey el mando militar en Isín y Nippur
exagerando el peligro amorrita a la vez que negociaba
con el supuesto enemigo y con varios ensis de la zona
"amenazada". En el décimo año del reinado de Ibbi
Sin, y tras demostrar mediante augurios que Enlil
le había retirado el favor para entregarlo a Ishbi
Erra, actuó como soberano, controló Nippur (la ciudad
de Enlil) y proclamó su soberanía sobre Mesopotamia
meridional, Ur incluida. Ibbi Sin siguió en el trono
durante catorce años de poderío decreciente. En tal
situación, una hambruna castigó a Ur que fue asediada
y destruida por los elamitas con ayuda de algunos
grupos iranios. Ibbi Sin cayó prisionero y la caída
de Ur dejó una fuerte huella en la memoria mesopotámica
como muestra de la ira de Enlil.
V.
PERIODO PALEOBABILONIO
Isín
y Larsa.
La
actividad segregacionista de Ishbi Erra supuso la
creación de una dinastía que duró desde 2017 hasta
1794. La fragmentación cundió (Der, Eshnunna, Sippar,
Kish, Larsa). Durante casi un siglo, hubo cierta hegemonía
de Isín: Ishbi Erra recuperó Ur y expulsó a los elamitas
a los que también venció su hijo, Shuilishu, que recuperó
la estatua de la diosa de Ur, Nanna, botín elamita.
Hasta el reinado de Lipit Ishtar (1934-1924) los reyes
de Isín imitan tanto a los de Ur que no se aprecia
ruptura de continuidad cultural a pesar de las pugnas
internas.
El Código de Lipit Ishtar está entre el de Urnamu
y el de Hammurabi, pero más cerca del primero que
del segundo no sólo literaria, sino conceptualmente:
por ejemplo, aún no aplica la norma penal característica
de Hammurabi (lex talionis: ojo por ojo, diente por
diente).
Fragmentación
política.
Algunos
autores señalan que el cambio que marca el tránsito
entre el periodo de Ur III y el paleobailonio es el
paso de una población predominante de sumerios y acadios
a una de acadios y amorritas. Parece que, en efecto,
hubo una serie de "usurpaciones" de tronos por "jeques"
de tribus amorritas, aunque ése no sea el caso de
Ishbi Erra en Isín, pues procedía de Mari y era acadio,
a juzgar por su nombre, del mismo modo que parecen
amorritas los nombres de la nueva dinastía de Larsa.
El quinto rey amorrita de Larsa, Gungunum (1932-1906),
tomó Ur y se erigió en rival de Isín.
Hasta la episódica unificación que protagonizó Hammurabi,
la situación aparece tornadiza, movediza y socialmente
alterada y empeorada. El amplio archivo de Mari (1810-1750)
es nuestra mejor fuente sobre la actividad diplomática
y las variables alianzas entre estados, el espionaje
mutuo, etc., más atendible que las autoexaltaciones
de los gobernantes de los estados. Otra fuente importante
para los siglos XX-XVIII es la literatura de presagios
o profecías, largos textos en que se examinan conductas
de animales o apariencias de objetos (gotas de aceite
sobre el agua, aspecto de los recién nacidos, volutas
del humo de incienso, etc.) y que concluyen con una
"predicción" (naturalmente, a posteriori aunque con
apariencia de augurio): "El rey dará muerte a sus
dignatarios y distribuirá sus bienes a los templos",
"Un hombre poderoso tomará el trono de una ciudad
extranjera", "Una tierra se alzará contra su pastor
pero no se librará de él", "El rey destituirá a su
visir", "Se cerrarán las puertas de la ciudad y padecerá
una calamidad", etc.
Sociedad.
Las
fuentes, desde Gungunum de Larsa, dejan conocer algo
del sector privado, que concierta créditos de plata
o grano (cebada). Se aprecian los apuros del hombre
corriente, abrumado por las deudas que pueden llevarle
a la ruina, la cárcel, la servidumbre, la venta de
los hijos o la de la propia persona, pues sobre la
plata se cobra un interés del 20% y del 33% sobre
el grano, que aumenta si se supera el vencimiento
(normalmente, la estación de la cosecha).
Hay cartas sobre la redención de familiares en manos
del acreedor, que puede reunir una gran fortuna en
bienes raíces o en especies metálicas o naturales.
Esta amenaza para el equilibrio social mínimo fue
percibida por algunos reyes, que prescribieron amnistías
de deudas o alivios forzosos de las mismas.
El comercio privado no era el principal, pero existía,
aunque con los riesgos previsibles por no disponer
de los medios estatales. Pudo darse, también, algún
caso de "secularización" de las propiedades templarias.
Aunque es de suponer que el palacio siempre pudo teóricamente
proceder a ella, y lo hizo a veces, como bajo Urukagina
de Lagash, ahora el proceso que se aprecia consista
en la concesión de una propiedad (tierra o renta)
de un templo a un particular, que puede venderla o
transmitirla en herencia.
El proceso se conoce en Ur, donde los reyes otorgan
mercedes (aunque no la propiedad, sino el usufructo),
pero también en el templo del dios Sol de Sippar,
servido por mujeres que hacen vida en un convento
o gagum y que pertenecen a las principales familias
de la ciudad pero que no pueden casarse. Su comunidad
religiosa administra abundantes propiedades, tanto
en tierra como en plata, con las que efectúa enriquecedores
préstamos y alquileres.
La tendencia descentralizadora comienza en Isín y
concluye en el 72 año del linaje de Kudur Mabuk de
Larsa (1834-1763), jeque de una tribu amorrita (con
nombre elamita), que ayudó a su hijo Warad Sin a consolidarse
en el trono.
Esta usurpación amorrita dio a Larsa un nuevo esplendor.
Bajo Warad Sin y el largo reinado de su hermano Rim
Sin una gran parte de la Babilonia meridional, Nippur
incluida, fue de nuevo unificada bajo el control de
Larsa (1794). Larsa fue conquistada por Hammurabi
en 1763.
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