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TERCERA PARTE
PASIÓN Y RESURRECCIÓN DEL SALVADOR
Capítulo
14 |
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La
conspiración de los judíos |
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1 |
Faltaban
dos días para la Pascua y los Ácimos, y buscaban los príncipes
de los sacerdotes y los escribas cómo apoderarse de El con
engaño y darle muerte, |
2 |
porque
decían: No en la fiesta, no sea que se alborote el pueblo. |
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La
unción de Betania |
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3 |
Hallándose
en Betania, en casa de Simón el leproso, cuando estaba recostado
a la mesa, vino una mujer trayendo un vaso de alabastro lleno
de un ungüento de nardo auténtico de gran valor, y, rompiendo
el vaso de alabastro, se lo derramó sobre la cabeza. |
4 |
Había
algunos que, indignados, se decían unos a otros: ¿Para qué
se ha hecho este derroche de ungüento? |
5 |
Porque
pudo venderse en más de trescientos denarios y darlo a los
pobres. Y murmuraban de ella. |
6 |
Jesús
dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Una buena obra es la
que ha hecho conmigo; |
7 |
porque
a los pobres siempre los tenéis con vosotros, y cuando queráis
podéis hacerles bien; pero a mí no siempre me tenéis. |
8 |
Ha
hecho lo que ha podido, anticipándose a ungir mi cuerpo para
la sepultura. |
9 |
En verdad os digo: dondequiera que se predique el Evangelio,
en todo el mundo se hablará de lo que ésta ha hecho, para
memoria de ella. |
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La
traición de Judas |
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10 |
Judas
Iscariote, uno de los doce, se fue a los príncipes de los
sacerdotes para entregárselo. |
11 |
Ellos,
al oírle, se alegraron y prometieron darle dinero, y buscaba
ocasión oportuna para entregarle. |
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Preparación
de la última cena |
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12 |
El
primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba la Pascua,
dijéronle los discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos para
que preparemos la Pascua y la comas? |
13 |
Envió
dos de sus discípulos y les dijo: Id a la ciudad y os saldrá
al encuentro un hombre con un cántaro de agua; seguidle, |
14 |
y
donde él entrare, decid al dueño: El Maestro dice: ¿Dónde
está mi departamento, en que pueda comer la Pascua con mis
discípulos? |
15 |
El
os mostrará una sala alta, grande, alfombrada, dispuesta.
Allí haréis los preparativos para nosotros. |
16 |
Sus discípulos se fueron, y vinieron a la ciudad, y hallaron
como les había dicho, y prepararon la Pascua. |
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Anuncio
de la traición |
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17 |
Llegada
la tarde, vino con los doce, |
18 |
y,
recostados y comiendo, dijo Jesús: En verdad os digo que uno
de vosotros me entregará; uno que come conmigo. |
19
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Comenzaron
a entristecerse y a decirle uno en pos de otro: ¿Soy yo? |
20 |
El
les dijo: Uno de los doce, el que moja conmigo en el plato,
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21 |
pues el Hijo del hombre sigue su camino, según de El está
escrito; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será
entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido. |
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Institución
de la Eucaristía |
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22 |
Mientras
comían, tomó pan, y, bendiciéndolo, lo partió, se lo dio y
dijo: Tomad, éste es mi cuerpo. |
23 |
Tomando
el cáliz, después de dar gracias, se lo entregó, y bebieron
de él todos. |
24 |
Y
les dijo: Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada
por muchos. |
25
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En
verdad os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta
aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. |
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Tristes
predicciones |
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26 |
Dichos
los himnos, salieron para el monte de los Olivos. |
27 |
Díjoles
Jesús: Todos os escandalizaréis, porque escrito está: Heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas; |
28 |
pero
después de haber resucitado os precederé a Galilea. |
29 |
Mas
Pedro le dijo: Aun cuando todos se escandalizaren, no yo. |
30 |
Jesús
le respondió: En verdad te digo que tú hoy, esta misma noche,
antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres. |
31 |
Pero
él más y más insistía: Aunque fuera preciso morir contigo,
jamás te negaré. Otro tanto decían todos. |
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La
agonía en Getsemaní |
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32 |
Llegaron a un lugar cuyo nombre era Getsemaní, y dijo a sus
discípulos: Sentaos aquí mientras voy a orar. |
33 |
Tomando
consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor
y angustia, |
34 |
y
les decía: Triste está mi alma hasta la muerte; permaneced
aquí y velad. |
35 |
Adelantándose
un poco, cayó en tierra, y oraba que, si era posible, pasase
de El aquella hora. |
36 |
Decía:
Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas
no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. |
37 |
Vino
y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes?
¿No has podido velar una hora? |
38 |
Velad
y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está
pronto, mas la carne es flaca. |
39 |
De
nuevo se retiró y oró haciendo la misma súplica. |
40 |
Viniendo
otra vez, los encontró dormidos, porque estaban sus ojos pesados;
y no sabían qué responderle. |
41 |
Llegó
por tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta.
Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en mano
de los pecadores. |
42
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Levantaos;
vamos. Ya se acerca el que ha de entregarme. |
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La
prisión de Jesús |
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43 |
En
aquel instante, cuando aún estaba El hablando, llegó Judas,
uno de los doce, y con él un tropel con espadas y garrotes,
de parte de los escribas y de los ancianos. |
44 |
El
traidor les había dado esta señal, diciendo: A quien besare
yo, ése es; prendedle y llevadlo a buen recaudo. |
45 |
Al
instante llegó y se le acercó, diciendo: Rabí, y le besó.
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46 |
Ellos
le echaron mano y se apoderaron de El. |
47 |
Pero
uno de los presentes, sacando la espada, hirió a un siervo
del pontífice y le quitó una oreja. |
48
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Tomando
la palabra Jesús, les dijo: ¿Como contra ladrón habéis salido
con espadas y garrotes para prenderme? |
49 |
Todos
los días estaba yo en medio de vosotros en el templo enseñando
y no me prendisteis; mas para que se cumplan las Escrituras. |
50 |
Y
abandonándole, huyeron todos. |
51 |
Un
cierto joven le seguía envuelto en una sábana sobre el cuerpo
desnudo, y trataron de apoderarse de él; |
52 |
mas
él, dejando la sábana, huyó desnudo. |
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Jesús
ante el Sanedrín |
53 |
Condujeron
a Jesús al pontífice y se juntaron todos los príncipes de
los sacerdotes, los ancianos y los escribas. |
54 |
Pedro
le siguió de lejos, hasta entrar dentro del atrio del pontífice;
y sentado con los servidores, se calentaba a la lumbre. |
55
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Los
príncipes de los sacerdotes y todo el sanedrín buscaban un
testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo hallaban.
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56 |
Porque
muchos testificaban falsamente contra El, pero no eran acordes
sus testimonios. |
57 |
Algunos
se levantaron a testificar contra El, y decían: |
58 |
Nosotros
le hemos oído decir: Yo destruiré este templo, hecho por mano
de hombre, y en tres días levantaré otro que no será hecho
por manos humanas. |
59 |
Ni
aun así, sobre esto, era concorde su testimonio. |
60 |
Levantándose
en medio el pontífice, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes
nada? ¿Qué es esto que testifican contra ti? |
61 |
El
se callaba y no respondía palabra. De nuevo el pontífice preguntó
y dijo: ¿Eres tú el Mesías, el hijo del Bendito? |
62 |
Jesús
dijo: Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra
del Poder y venir sobre las nubes del cielo. |
63 |
El
pontífice, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué necesidad tenemos
ya de testigos? |
64
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Acabáis
de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? Y todos contestaron ser
reo de muerte. |
65 |
Comenzaron
algunos a escupirle y le cubrían el rostro y le abofeteaban,
diciendo: Profetiza. Y los criados le daban bofetadas. |
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Las
negaciones de Pedro |
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66 |
Estando
Pedro abajo, en el atrio, llegó una de las siervas del pontífice |
67 |
y,
viendo a Pedro a la lumbre, fijó en él sus ojos y le dijo:
Tú también estabas con el Nazareno, con Jesús. |
68
|
El
negó, diciendo: Ni sé ni entiendo lo que tú dices. Salió fuera
al vestíbulo y cantó el gallo. |
69 |
Pero
la sierva, viéndole, comenzó de nuevo a decir a los presentes:
Este es de ellos. |
70 |
El
de nuevo negó, y, pasando un poco, otra vez los presentes
decían a Pedro: Efectivamente, tú eres de ellos, porque eres
galileo. |
71 |
Pero
él se puso a maldecir y a jurar: No conozco a ese hombre que
vosotros decís. |
72 |
Y
al instante, por segunda vez cantó el gallo. Se acordó Pedro
de la palabra que Jesús le había dicho: Antes que el gallo
cante dos veces, tú me negarás tres, y rompió a llorar. |
Capítulo
15 |
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Cristo
ante Pilato |
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1 |
En
cuanto amaneció celebraron consejo los príncipes de los sacerdotes
con los ancianos y escribas; y todo el Sanedrín; atando a
Jesús, le llevaron y entregaron a Pilato. |
2 |
Le
preguntó Pilato: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le
respondió, diciendo: Tú lo has dicho. |
3 |
E
insistentemente le acusaban los príncipes de los sacerdotes.
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4 |
Pilato
de nuevo le interrogó, diciendo: ¿No respondes nada? Mira
de cuántas cosas te acusan. |
5 |
Pero
Jesús ya no respondió nada, de manera que Pilato quedó maravillado.
|
6 |
Por
la fiesta solía soltárseles un preso, el que pedían. |
7 |
Había
uno llamado Barrabás, encarcelado con sedicioso que en una
revuelta habían cometido un homicidio; |
8 |
y
subiendo la muchedumbre, comenzó a pedir lo que solía otorgárseles. |
9 |
Pilato
les preguntó diciendo: ¿Queréis que os suelte al rey de los
judíos? |
10 |
Pues
conocía que por envidia se lo habían entregado los príncipes
de los sacerdotes. |
11 |
Pero
los príncipes de los sacerdotes excitaban a la turba para
que les soltase a Barrabás. |
12 |
Pilato
de nuevo preguntó, y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de
este que llamáis rey de los judíos? |
13 |
Ellos
otra vez gritaron: ¡Crucifícale! Pero Pilato les dijo: ¿Pues
qué mal ha hecho? |
14 |
Y
ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale! |
15 |
Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a
Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, le entregó
para que le crucificasen. |
|
|
|
Después
de la flagelación |
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16 |
Los
soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio,
y convocaron a toda la cohorte, |
17 |
y
le vistieron una púrpura y le ciñeron una corona tejida de
espinas, |
18 |
y
comenzaron a saludarle: Salve, rey de los judíos. |
19
|
Y
le herían en la cabeza con una caña y le escupían, e hincando
la rodilla, le hacían reverencias. |
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|
|
La
crucifixion |
|
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20 |
Después
de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura y le vistieron
sus propios vestidos y le sacaron para crucificarle, |
21 |
y
requisaron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que
venía del campo, el padre de Alejandro y Rufo, para que llevase
la cruz. |
22 |
Le
llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la
calavera, |
23 |
y
le dieron vino mirrado, pero no lo tomó. |
24 |
Le
crucificaron y se repartieron sus vestidos, echando suertes
sobre ellos qué había de tomar cada uno. |
25
|
Era
la hora de tercia cuando le crucificaron. |
26 |
El
título de su causa estaba escrito: El Rey de los judíos. |
27 |
Crucificaron
con El a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda,
|
28 |
y
se cumplió la escritura que dice: “Fue contado entre los malhechores.” |
29 |
Los
transeúntes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: ¡Ah!
tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas en tres
días, |
30 |
sálvate
bajando de la cruz. |
31 |
Igualmente
los príncipes de los sacerdotes se mofaban entre sí con los
escribas, diciendo: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. |
32 |
¡El
Mesías, el rey de Israel! Baje ahora de la cruz para que lo
veamos y creamos. Y los que estaban con El crucificados le
ultrajaban. |
33 |
Llegada
la hora sexta, hubo oscuridad sobre la tierra hasta la hora
de nona. |
34 |
Y
a la hora de nona gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí,
¿lama sabachtaní? Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado? |
35 |
Algunos
de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elias.
|
36 |
Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en una
caña y se la dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene
Elías a bajarle. |
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|
Muerte
de Jesús |
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37 |
Jesús,
dando una voz fuerte, expiró. |
38 |
Y
el velo del templo se partió en dos partes de arriba abajo. |
39 |
Viendo
el centurión, que estaba frente a El, de qué manera expiraba,
dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. |
40 |
Había
también unas mujeres que de lejos le miraban, entre las cuales
estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor
y de José, y Salomé, |
41 |
las
cuales, cuando El estaba en Galilea, le seguían y le servían,
y otras muchas que habían subido con El a Jerusalén. |
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|
La
sepultura de Jesús |
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42 |
Llegada
ya la tarde, porque era la Paresceve, es decir, la víspera
del sábado, |
43 |
vino
José de Arimatea, ilustre consejero del sanedrín, el cual
también esperaba el reino de Dios, y se atrevió a presentarse
a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. |
44 |
Pilato
se maravilló de que ya hubiera muerto, y, haciendo llamar
al centurión, le preguntó si en verdad había muerto ya. |
45 |
Informado
del centurión, dio el cadáver a Jóse, |
46 |
el
cual compró una sábana, lo bajó, lo envolvió en la sábana
y lo depositó en un monumento que estaba cavado en la peña,
y volvió la piedra sobre la entrada del monumento. |
47 |
María
Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía. |
Capítulo
16 |
|
Las
mujeres visitan el sepulcro |
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1 |
Pasado
el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé
compraron aromas para ir a ungirle. |
2 |
Muy
de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto
salió el sol, vinieron al monumento. |
3 |
Se
decían entre sí: ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada
del monumento? |
4 |
Y
mirando, vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. |
5 |
Entrando
en el monumento, vieron un joven sentado a la derecha, vestido
de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. |
6 |
El
les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado;
ha resucitado, no está aquí; mirad el sitio en que le pusieron. |
7 |
Pero
id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea:
allí le veréis, como os ha dicho. |
8 |
Saliendo, huían del monumento, porque el temor y el espanto
se habían apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada. Tal
era el miedo que tenían. |
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|
Aparición
a Magdalena |
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9 |
Resucitado
Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primero
a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. |
10 |
Ella
fue quien lo anunció a los que habían vivido con El, que estaban
sumidos en la tristeza y el llanto; |
11 |
pero,
oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron. |
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|
Aparición
a unos caminantes |
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12 |
Después
de esto se mostró en otra forma a dos de ellos que iban de
camino y se dirigían al campo. |
13 |
Estos,
vueltos, dieron la noticia a los demás; ni aun a éstos creyeron. |
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|
Aparición
a los once |
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14 |
Al
fin se manifestó a los Once, estando recostados a la mesa,
y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto
no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre
los muertos. |
15 |
Y
les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda
criatura. |
16 |
El
que creyere y fuere bautizado, se salvará; mas el que no creyere,
se condenará. |
17 |
A
los que creyeren les acompañarán estas señales: en mi nombre
echarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, |
18 |
tomarán
en las manos serpientes, y si bebieren ponzoña, no les dañará;
pondrán las manos sobre los enfermos, y estos se encontrarán
bien. |
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|
|
Fin
del evangelio |
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19
|
El
Señor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado
a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios. |
20 |
Ellos
se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos
el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes.
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