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PROVERBIOS
PRIMERA PARTE
EXHORTACIÓN
AL ESTUDIO DE LA SABIDURÍA
Capítulo
1 |
Título
y argumento |
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1 |
Proverbios
de Salomón, hijo de David, rey de Israel. |
2 |
Para
conocer la sabiduría y la instrucción, para entender sensatos
dichos, |
3 |
alcanzar
la disciplina y discreción, justicia, equidad y rectitud; |
4 |
para
procurar astucia a los simples, perspicacia y circunspección a
los jóvenes. |
5 |
Oyéndolos,
el sabio crecerá en doctrina y el entendido adquirirá destreza. |
6 |
Para
entender los proverbios y los dichos agudos, las palabras de los
sabios y sus enigmas. |
7 |
El
principio de la sabiduría es el temor de Yavé; y son necios
los que desprecian la sabiduría y la disciplina. |
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|
PRIMERA
PARTE |
EXHORTACIÓN
AL ESTUDIO DE LA SABIDURÍA |
|
Las
malas compañías |
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8 |
Escucha,
hijo mío, las instrucciones de tu padre y no desdeñes las enseñanzas
de tu madre, |
9 |
porque
serán corona de gloria en tu cabeza y collar en tu cuello. |
10 |
Hijo
mío, si los malos prentenden seducirte, no consientas; si te
dicen: |
11 |
“Ven
con nosotros, pongamos asechanzas para derramar sangre, tendamos
sin razón los lazos contra el puro, |
12 |
traguémoslos
vivos, como el seol; enteros, como los que bajan al
sepulcro. |
13 |
Hallaremos
toda suerte de riquezas, henchiremos nuestras casas de despojos. |
14 |
Caerá
tu suerte entre nosotros, no habrá más que una bolsa para todos.” |
15 |
No
te vayas con ellos, hijo mío; ten tus pies muy lejos de sus
sendas, |
16 |
porque
corren sus pies al mal y se apresuran a derramar sangre. |
17 |
Pues
en vano se tiende la red a los ojos de las aves aladas. |
18 |
Con ello acechan para derramar sangre y traman contra ellos
mismos. |
19 |
Así acaba todo el que codicia la rapiña; quita la vida a los
que tienen tal vicio |
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|
Exhortación
de la sabiduría |
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20 |
La
sabiduría está clamando fuera, alza su voz en las plazas. |
21 |
Clama
encima de los muros, en las entradas de las puertas de la ciudad,
y va diciendo: |
22 |
¿Hasta
cuándo, simples, amaréis la simpleza, y, mofadores, os complaceréis
en la petulancia, y aborreceréis, necios, la ciencia? |
23 |
Volveos
a mis requerimientos. Yo derramaré sobre vosotros mi espíritu
y os daré a saber mis palabras. |
24 |
Pues
os he llamado, y habéis rehúsado; tendí mis brazos, y nadie
se dio por entendido; |
25 |
antes
desechasteis todos mis consejos y no accedisteis a mis requerimientos. |
26 |
También
yo me reiré de vuestra ruina y me burlaré cuando venga sobre
vosotros el terror; |
27 |
cuando
sobrevenga como huracán el espanto y como torbellino os sorprenda
la ruina; cuando sobrevenga la adversidad y la angustia; |
28 |
entonces
me llamarán, y yo no responderé; me buscarán, pero no me hallarán. |
29 |
Por
haber aborrecido el saber y no haber elegido el temor de Dios. |
30 |
Y
no haberse agradado de mis consejos y haber menospreciado mis
requerimientos. |
31 |
Comerán
el fruto de su proceder y se hartarán de sus consejos. |
32 |
Porque
ese desvío llevará a los simples a la muerte, y la tranquilidad
de los necios los perderá. |
33 |
Pero quien me escuche vivirá tranquilo, seguro y sin temor de
mal. |
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|
Capítulo
2 |
Excelencias
de la sabiduría |
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|
1 |
Hijo
mío, si recibes mis palabras y guardas dentro de ti mis mandamientos, |
2 |
dando
atento oído a la sabiduría e inclinando tu corazón a la prudencia; |
3 |
si
invocas a la inteligencia y a voces llamas a la prudencia; |
4 |
si
la buscas como se busca la plata, cual si excavaras un tesoro, |
5 |
entonces
tendrás el temor de Yavé y hallarás el conocimiento de Dios. |
6 |
Porque
Yavé da la sabiduría y de su boca derrama ciencia e inteligencia. |
7 |
Asiste
a los justos y se hace escudo de los que proceden rectamente. |
8 |
Defiende
las sendas del juicio y guarda el camino de sus piadosos. |
9 |
Entenderás
entonces justicia, y equidad, toda vía buena. |
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|
La
sabiduría aparta de las malas compañías |
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10 |
Cuando
entre en tu corazón la sabiduría y sea dulce a tu alma la ciencia, |
11 |
velará
sobre tí la prudencia y te preservará la inteligencia. |
12 |
Para
librarte de los caminos de los malos, de los hombres de perversos
razonamientos; |
13 |
que,
dejadas las sendas rectas, van por caminos tenebrosos. |
14 |
Se
gozan en hacer el mal y se huelgan en la perversidad del vicio, |
15 |
siguen
caminos tortuosos y se extravían en sus andanzas. |
16 |
Te
preservará de la mujer ajena, de la extraña que halaga con sus
palabras, |
17 |
que
deja al compañero de su mocedad y se olvida de la alianza jurada
por su Dios. |
18 |
Su
casa lleva a la muerte, y sus caminos a la región de las sombras. |
19 |
Cuantos
entran no vuelven más, ni alcanzan las veredas de la vida. |
20 |
Así
seguirás el camino de los buenos y guardarás las sendas de los
justos; |
21 |
pues
los rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en
ella; |
22 |
mas los impíos serán arrancados de la tierra y los pérfidos
serán desarraigados.
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Capítulo
3 |
Frutos
de la honestidad |
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|
1 |
Hijo
mío, no te olvides de mis enseñanzas, conserva mis preceptos
en tu corazón, |
2 |
porque
te darán vida larga y te aumentarán el bienestar. |
3 |
Que
no te abandonen jamás la bondad y la fidelidad; átatelas al
cuello, escríbelas en tu corazón, |
4 |
y
hallarás favor y buena opinión ante Dios y ante los hombres. |
5 |
Confía
en Yavé de todo corazón y no te apoyes en tu prudencia. |
6 |
En
todos tus caminos piensa en El, y El allanará todas tus sendas. |
7 |
No
te tengas por sabio, teme a Dios y evita el mal. |
8 |
Que
será sanidad para tu carne y refrigerio para tus huesos. |
9 |
Honra
a Dios de tu hacienda, de las primicias de todos tus frutos, |
10 |
y estarán llenos tus graneros y rebosará de mosto tu lagar. |
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|
Excelencias
de la sabiduría |
|
|
11 |
No
desdeñes, hijo mío, la corrección de tu Dios; no te enoje que
te corrija. |
12 |
Porque al que Yavé ama le corrige, y aflige al hijo que le es
más caro. |
13 |
Bienaventurado
el que alcanza la sabiduría y adquiere inteligencia. |
14 |
Porque
es su adquisición mejor que la de la plata y es de más provecho
que el oro. |
15 |
Es
más preciosa que las perlas y no hay tesoro que la iguale. |
16 |
Lleva
en su diestra la longevidad, y en su siniestra la riqueza y
los honores. De su boca brota la justicia y lleva en la lengua
la ley y la misericordia. |
17 |
Sus
caminos son caminos deleitosos y son paz todas sus sendas. |
18 |
Es
árbol de vida para quien la consigue; quien la abraza es bienaventurado. |
19 |
Con
la sabiduría fundó Yavé la tierra, con la inteligencia consolidó
los cielos. |
20 |
Con su ciencia hendieron los abismos oceánicos, y las nubes
destilan rocío. |
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|
Felicidad
del justo |
|
|
21 |
Hijo
mío, no la pierdas nunca de vista; guarda siempre la prudencia
y el consejo, |
22 |
que
serán vida para tu alma y gracia para tu cuello. |
23 |
Entonces
harás confiado tu camino y no tropezará tu pie. |
24 |
Cuando
te acostares no sentirás temor; te acostarás y dormirás dulce
sueño. |
25 |
No
tendrás temor de repentinos pavores ni de la ruina de los impíos
cuando venga. |
26 |
Porque Yavé será tu confianza y preservará tu pie de quedar
preso. |
|
|
|
Atenciones
debidas al prójimo |
|
|
27 |
No
niegues un beneficio al que lo necesita, siempre que en tu poder
esté el hacérselo. |
28 |
No
le digas al prójimo: “Vete y vuelve, mañana te lo daré,” si
lo tienes a mano. |
29 |
No
trames mal alguno contra tu prójimo mientras él confía en tí, |
30 |
No
pleitees con nadie sin razón si no te ha hecho agravio. |
31 |
No
envidies al violento ni elijas sus caminos, |
32 |
porque
el perverso es abominado de Yavé, que sólo tiene sus intimidades
con los justos. |
33 |
En
la casa del injusto está la maldición de Yavé, que bendice la
morada del justo. |
34 |
Escarnece
a los escarnecedores y da su gracia a los humildes. |
35 |
Gloria
heredarán los sabios, mas los necios adquirirán ignominia. |
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|
Capítulo
4 |
Lección
paternal |
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|
1 |
Oíd,
hijos míos, la doctrina de un padre y atended bien para aprender
prudencia. |
2 |
Porque
la doctrina que os enseño es buena; no abandonéis, pues, mis
enseñanzas. |
3 |
También
yo fui hijo tierno de mi padre, unigénito bajo la mirada de
mi madre; |
4 |
y
él me enseñaba diciéndome: "Retenga mis palabras tu corazón,
guarda mis mandatos y vivirás. |
5 |
Adquiere
la sabiduría; no la olvides, no te apartes de los dichos de
mi boca. |
6 |
No
la abandones, y te guardará; ámala, y ella te custodiará. |
7 |
Con
lo mejor de tus riquezas adquiere la sabiduría, con todo lo
que posees compra la inteligencia. |
8 |
Tenla
en gran estima, y ella te ensalzará y te honrará si la abrazas. |
9 |
Pondrá en tu cabeza corona de gracia, te ceñirá espléndida diadema". |
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|
La
recta senda |
|
|
10 |
Oye,
hijo mío, y recibe mis palabras, y se multiplicarán los años
de tu vida. |
11 |
Que
te enseño el camino de la sabiduría y te encamino por el recto
sendero. |
12 |
Así,
cuando anduvieres no serán constreñidos tus pasos, y aun corriendo
no tropezarás. |
13 |
Retén
firmemente la disciplina, no la dejes; guárdala, mira que es
tu vida. |
14 |
No
te metas por las sendas del impío, no vayas por el camino de
los malos. |
15 |
Esquívale,
no pases por él; tente apartado de él, pasa de lejos. |
16 |
Esos
no duermen tranquilos si no han hecho el mal; huye de ellos
el sueño si no han hecho tropezar. |
17 |
Comen
el pan de la maldad y beben el vino de la violencia. |
18 |
Mas
la senda de los justos es como luz de aurora, que va en aumento
hasta ser pleno día. |
19 |
Al
contrario, el camino del impío es como la tiniebla, pues no
ven dónde tropiezan. |
20 |
Hijo
mío, atiende a mis palabras, inclina tu oído a mis razones. |
21 |
No
se aparten nunca de tus ojos, guárdalas dentro de tu corazón; |
22 |
que
son vida para quien las acoge y sanidad para su carne, |
23 |
Guarda
tu corazón con toda cautela, porque de él brotan manantiales
de vida. |
24 |
Lejos
de ti toda falsía de la boca, y aparta de ti toda iniquidad
de los labios. |
25 |
Mira
siempre de frente con tus ojos, vayan tus párpados derechos
ante ti. |
26 |
Nivela
la senda de tus pies y sean rectos tus caminos. |
27 |
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda y aparta del mal
todos tus pasos.
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Capítulo
5 |
Huye
de las malas mujeres |
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|
1 |
Hijo
mío, atiende a la sabiduría, da oídos a la inteligencia, |
2 |
para
guardar el consejo y mantener en tus labios la ciencia. |
3 |
Miel
destilan los labios de la mujer extraña, y es su paladar más
suave que el aceite. |
4 |
Pero
su fin es más amargo que el ajenjo, punzante como espada de
dos filos. |
5 |
Van
sus pies derechos a la muerte, llevan sus pasos al sepulcro. |
6 |
No
va por el camino de la vida; va errando por el camino sin saber
adónde. |
7 |
Óyeme,
pues, hijo mío, y no te apartes de las razones de mi boca. |
8 |
Aleja
tu camino de ella y no te acerques a la puerta de su casa. |
9 |
Para
no dar tu honor a los extraños, y tus años a un cruel; |
10 |
no
sea que se harten los extraños de tu hacienda y vayan tus trabajos
a casa de un forastero. |
11 |
Y
al fin tengas que llorar cuando veas consumidos tu carne y tu
cuerpo. |
12 |
Y
hayas de exclamar: ¡Ay de mí, que odié la disciplina y mi corazón
despreció la corrección! |
13 |
No
escuché la voz de los que me educaban y no di oídos a los que
me enseñaban. |
14 |
Por poco no he llegado al extremo de mis males, en medio de
la congregación y de la asamblea. |
15 |
Bebe
el agua de tu cisterna, los raudales de tu pozo. |
16 |
¿Quieres
derramar fuera tus fuentes, por las plazas las aguas de tu río? |
17 |
Tenlas
para ti solo, no para que contigo las beban los extraños. |
18 |
Bendita
tu fuente, y gózate en la compañera de tu mocedad. |
19 |
Cierva
carísima y graciosa gacela; embriáguente siempre sus amores
y recréente siempre sus caricias. |
20 |
¿Para
qué andar loco, hijo mío, tras la extraña y abrazar en tu seno
a una extranjera? |
21 |
Los
caminos del hombre están a los ojos de Yavé. El ve todas sus
sendas. |
22 |
El
impío queda preso en su propia iniquidad y prendido en los lazos
de su culpa. |
23 |
Morirá por falta de disciplina, y por su gran necedad andará
errante.
|
|
|
Capítulo
6 |
Evitar
los empeños |
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|
1 |
Hijo
mío, si saliste fiador por tu prójimo, si has estrechado la
mano del extraño, |
2 |
si
te has ligado con tu palabra y te has dejado prender por las
palabras de tu boca. |
3 |
Haz
esto, hijo mío, para librarte, ya que has caído en manos de
tu prójimo; ve, y postrándote, importuna a tu prójimo. |
4 |
No
des sueño a tus ojos, ni somnolencia a tus párpados. |
5 |
Ponte a salvo como de la mano del cazador el corzo, como el
pájaro del lazo del pajarero. |
|
|
|
La
pereza |
|
|
6 |
Ve,
¡oh perezoso!, a la hormiga; mira sus caminos y hazte sabio. |
7 |
No
tiene juez, ni inspector, ni amo. |
8 |
Y
se prepara en el verano su mantenimiento, reúne su comida al
tiempo de la mies. O ve a la abeja y aprende cómo trabaja y
produce rica labor, que reyes y vasallos buscan para sí y todos
apetecen, y siendo como es pequeña y flaca, es por su sabiduría
tenida en mucha estima. |
9 |
¿Hasta
cuándo, perezoso, acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño? |
10 |
Un
poco dormitar, un poco adormecerse, un poco cruzar las manos
para descansar, |
11 |
y
sobreviene como vagabundo la miseria y como hombre armado la
indigencia. |
12 |
El
hombre perverso, un hombre inicuo, anda en mendacidad de boca, |
13 |
hace
guiños con los ojos, refriega los pies, habla con los dedos; |
14 |
maquina
perversidades su corazón y suscita en todo tiempo discordias. |
15 |
Por eso vendrá sobre él de improviso la ruina y será quebrantado
súbitamente y sin remedio. |
|
|
|
Cosas
odiosas a Dios |
|
|
16 |
Seis
cosas aborrece Yavé,y aun siete abomina su alma: |
17 |
ojos
altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente. |
18 |
Corazón
que trama iniquidades, pies que corren presurosos al mal. |
19 |
Testigo falso, que difunde calumnias y enciende rencores entre
hermanos. |
|
|
|
Huye
de la mujer disoluta |
|
|
20 |
Guarda,
hijo mío, los mandatos de tu padre y no des de lado las enseñanzas
de tu madre. |
21 |
Ten
siempre ligado a ellos tu corazón, enlázalos a tu cuello. |
22 |
Te
servirán de guía en tu camino y velarán por ti cuando durmieres,
y cuando despiertes te hablarán; |
23 |
porque
antorcha es el mandamiento, y luz la disciplina, y camino de
vida la corrección del que te enseña. |
24 |
Para
que te guarden de la mala mujer, de los halagos de la mujer
ajena. |
25 |
No
codicies su hermosura en tu corazón, no te dejes seducir por
sus miradas; |
26 |
porque
si la prostituta busca un pedazo de pan, la casada va a la caza
de una vida preciosa. |
27 |
¿Puede
alguno llevar fuego en su regazo sin quemarse los vestidos? |
28 |
¿Quién
andará sobre brasas sin que se le abrasen los pies? |
29 |
Así
el que se acerca a la mujer ajena: no saldrá indemne quien la
toca. |
30 |
¿No
es tenido en poco el ladrón cuando roba para saciar su hambre,
si la tiene? |
31 |
Y
si es sorprendido, tendrá que pagar el séptuplo de toda la hacienda
de su casa. |
32 |
Pero
el adúltero es un mentecato; sólo quien quiere arruinarse a
sí mismo hace tal cosa. |
33 |
Se
hallará con palos e ignominia y su afrenta no se borrará nunca. |
34 |
Porque
los celos del marido le ponen furioso y no perdona el día de
la venganza. |
35 |
No se contentará con una indemnización y no aceptará dones por
grandes que sean.
|
|
|
Capítulo
7 |
Los
halagos seductores |
|
|
1 |
Hijo
mío, guarda mis palabras y pon dentro de ti mis enseñanzas. |
2 |
Guarda
mis preceptos y vivirás, sea mí ley como la niña de tus ojos. |
3 |
Átatelos
al dedo, escríbelos en la tabla de tu corazón. |
4 |
Di
a la sabiduría: “Tú eres mi hermana,” y llama a la inteligencia
tu pariente, |
5 |
para
que te preserven de la mujer ajena, de la extraña de lúbricas
palabras. |
6 |
Estaba
yo un día en mi casa a la ventana, mirando a través de las celosías, |
7 |
y
vi entre los simples un joven, entre los mancebos un falto de
juicio, |
8 |
que
pasaba por la calle junto a la esquina e iba camino de su casa. |
9 |
Era
el atardecer, cuando ya oscurecía, al hacerse de noche, en la
tiniebla. |
10 |
Y
he aquí que le sale al encuentro una mujer con atavío de ramera
y astuto corazón. |
11 |
Era
parlanchina y procaz y sus pies no sabían estarse en casa; |
12 |
ahora
en la calle, ahora en la plaza, acechando por todas las esquinas. |
13 |
Agarróle
y le besó, y le dijo con toda desvergüenza: |
14 |
"Tenía
que ofrecer un sacrificio y hoy he cumplido ya mis votos; |
15 |
por
eso te he salido al encuentro; iba en busca tuya y ahora te
hallo. |
16 |
He
ataviado mi lecho con tapices, con telas de hilo recamado de
Egipto; |
17 |
he
perfumado mi cama con mirra, áloe y cinamomo. |
18 |
Ven,
embriaguémonos de amores hasta la mañana, hartémonos de caricias; |
19 |
pues
mi marido no está en casa, ha salido para un largo viaje. |
20 |
Se
ha llevado la bolsa y no volverá hasta el plenilunio.” |
21 |
Con
la suavidad de sus palabras le rindió y con sus halagos le sedujo; |
22 |
y
se fue tras ella entontecido, como buey que se lleva al matadero,
como ciervo cogido en el lazo |
23 |
hasta
que una flecha le atraviesa el flanco, o como el pájaro que
se precipita en la red, sin saber que le va en ella la vida. |
24 |
Óyeme,
pues, hijo mío, y atiende a las palabras de mi boca. |
25 |
No
dejes ir tu corazón por sus caminos, no yerres por sus sendas. |
26 |
Porque
a muchos ha hecho caer traspasados y son muchos los muertos
por ella. |
27 |
Su casa es el camino del sepulcro, que baja a las profundidades
de la muerte. |
|
|
Capítulo
8 |
Invitación
de la sabiduría |
|
|
1 |
¿No
está ahí clamando la sabiduría y dando voces la inteligencia? |
2 |
En
las colinas, junto a los caminos, en los cruces de las veredas
se para; |
3 |
en
las puertas, en las entradas de la ciudad, en los umbrales de
las casas da voces: |
4 |
A
vosotros, mortales, clamo, y me dirijo a todos los hombres. |
5 |
Entended,
¡oh simples!, la cordura, y vosotros, necios, entrad en la discreción. |
6 |
Escuchad,
que voy a deciros nobles palabras y abriré mi boca a sentencias
de rectitud. |
7 |
Sí;
mi boca dice la verdad, pues aborrezco los labios inicuos. |
8 |
Todos
mis dichos son conformes a la justicia; nada hay en ellos de
tortuoso y perverso. |
9 |
Todos
son rectos para la persona inteligente y razonables para el
que tiene la sabiduría. |
10 |
Recibid
mi enseñanza, mejor que la plata, y la ciencia, mejor que el
oro fino; |
11 |
pues la sabiduría vale más que las perlas, y cuanto hay de codiciable
no puede comparársele. |
|
|
|
Excelencia
de la sabiduría |
|
|
12 |
Yo,
la sabiduría, habito con la astucia y he hallado la ciencia
de la meditación. |
13 |
Temer
a Dios es aborrecer el mal; la soberbia, la arrogancia, el mal
camino, la boca perversa, las detesto. |
14 |
Mío
es el consejo y la habilidad; mía la inteligencia, mía la fuerza. |
15 |
Por
mí reinan los reyes y los príncipes decretan lo justo. |
16 |
Por
mí mandan los jefes y los nobles juzgan la tierra. |
17 |
Amo
a los que me aman, y el que me busca me hallará. |
18 |
Conmigo
están la riqueza y la gloria, sólida fortuna y justicia. |
19 |
Mi
fruto es mejor que el oro puro; mi ganancia, mejor que la plata
acrisolada. |
20 |
Voy
por las sendas de la justicia, por los senderos de la equidad. |
21 |
Para heredar ricamente a los que me aman y henchir sus tesoros. |
|
|
|
Origen
de la sabiduría y su obra en la creación |
|
|
22 |
Yavé
me poseyó al principio de sus caminos, antes de sus obras, desde
antiguo. |
23 |
Desde
la eternidad fui yo establecida; desde los orígenes, antes que
la tierra fuese. |
24 |
Antes
que los abismos, fui engendrada yo; antes que fuesen las fuentes
de abundantes aguas. |
25 |
Antes
que los montes fuesen cimentados, antes que los collados fui
yo concebida. |
26 |
Antes
que hiciese la tierra, ni los campos, ni el polvo primero de
la tierra. |
27 |
Cuando
afirmó los cielos, allí estaba yo; cuando trazó unn círculo
sobre la faz del abismo. |
28 |
Cuando
condensó las nubes en lo alto, cuando daba fuerza a las fuentes
del abismo. |
29 |
Cuando
fijó sus términos al mar para que las aguas no traspasasen sus
linderos. Cuando echó los cimientos de la tierra. |
30 |
Estaba
yo con El como arquitecto, siendo siempre su delicia, solazándome
ante El en todo tiempo, |
31 |
recreándome
en el orbe de la tierra, siendo mis delicias los hijos de los
hombres. |
32 |
Oídme,
pues, hijos míos; bienaventurado el que sigue mis caminos. |
33 |
Escuchad
la instrucción y sed sabios, y no la menospreciéis. |
34 |
Bienaventurado
quien me escucha y vela a mi puerta cada día, guardando las
jambas de mis puertas. |
35 |
Porque
el que me halla a mí halla la vida y alcanzará el favor de Yavé. |
36 |
Y al contrario, el que me ofende, a sí mismo se daña, y el que
me odia, ama la muerte.
|
|
|
Capítulo
9 |
El
banquete de la sabiduría |
|
|
1 |
La
sabiduría se ha edificado su casa, labró sus siete columnas. |
2 |
Mató
sus víctimas y mezcló su vino, aderezó la mesa. |
3 |
Mandó
sus doncellas a invitar desde lo alto de la ciudad. |
4 |
El
que es simple venga acá; al que no tiene sentido hablo. |
5 |
Venid
y comed mi pan y bebed mi vino, que he mezclado. |
6 |
Dejaos de simplezas, y viviréis, y andad por la senda de la
inteligencia. |
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Consejos |
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7 |
El
que corrige al petulante se acarrea afrenta, y el que te reprende
al impío ultraje. |
8 |
No
reprendas al petulante, que te aborrecerá; reprende al sabio,
y te amará. |
9 |
Da
consejos al sabio, y se hará más sabio todavía; enseña al justo,
y acrecerá su saber. |
10 |
El
principio de la sabiduría es el temor de Yavé; conocer al Santo,
eso es inteligencia. |
11 |
Pues
por mí se aumentarán tus días y se te añadirán años de vida. |
12 |
Si
eres sabio, para ti lo serás; si eres petulante, tú lo pagarás. |
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La
necedad |
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13 |
Señora
necedad es alborotadora, es simplona, nada sabe. |
14 |
Se
sienta a la puerta de su casa o en una silla, en lo más alto
de la ciudad. |
15 |
Para
invitar a los que pasan y siguen recto su camino. |
16 |
El
que es simple venga acá; al que no tiene sentido hablo. |
17 |
Son
dulces las aguas hurtadas, y el pan de tapadillo el más sabroso. |
18 |
Y
no se dan cuenta de que allí está la muerte y de que sus invitados
van al profundo del averno.
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C.R.Y&S |
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