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EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIA

I

 

INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO

 

CRISTO RAÚL DE YAVÉ &SIÓN

 

 

PRIMERA PARTE

 

I

 

INTRODUCCIÓN GENERAL

 

 

La Biblia tal cual la conocemos se basa en un Principio Universal Supremo, que comprende en su cuerpo literario el espíritu de la Ley, el alma Moral de la Sociedad y la razón Metafísica de la Historia en cuanto Movimiento del Género Humano en el Tiempo y el Espacio, y por extensión: de la Creación entera. Este Principio es la Biblia. Sea en cuanto Religión aplicada a la Humanidad en tanto que Ser, el Cristianismo; sea en cuanto Acto aplicado a una Raza en tanto que elegida, el Judaísmo, la Biblia es el Principio inconmovible que mantiene la Historia Universal en evolución constante desde el Caos y la Anarquía: a la Armonía y el Derecho naturales a la Inteligencia del Ser. El Hombre es anterior a todo libro escrito y como Ayer igualmente en un Mañana hipotético el Hombre puede sobrevivir sin libro alguno. Pero la Civilización no puede subsistir sin la Biblia; la Civilización es el fruto de la Biblia.

Antes de Cristo no hubo Civilización.

La Civilización comienza con el cristianismo, y es en el cristianismo y durante su proceso de crecimiento y edificación que la Civilización se fue formando hasta devenir consciente de su Ser. Por supuesto, esta declaración debe parecerles una negación a los historiadores profesionales y, por ende, a todo el que ha sido habituado a creer en sus ideas y enseñanzas; pero lo cierto es que antes de Cristo las sociedades se basaron en un principio de Fuerza Animal Bruta sin conexión alguna con la Naturaleza de lo que es La Civilización. Todos los progresos del Mundo Antiguo tuvieron una única realidad, el Poder. Todos los progresos habidos durante los días de los imperios antiguos tuvieron exclusivamente el Poder como meta. Ahora bien, la Civilización es todo lo contrario a dicha meta. La Civilización es un espacio de convivencia para pueblos procedentes de distintos orígenes entregados a compartir la Existencia en el Tiempo a la luz de una misma Ley Universal. No vemos que este Sentido haya tenido arte ni parte en los imperios del Mundo Antiguo; y, concediendo, podemos decir que esta Idea encontró en el Imperio de Ciro su primer exponente, idea que Alejandro intentó rescatar y César Augusto quiso materializar.

El fracaso estaba en la propia semilla. No se puede imponer la Civilización por la Fuerza. La Civilización, en tanto en cuanto Espacio de Convivencia en la Paz y en la Libertad implica la Fraternidad entre las naciones, y jamás el Concepto de Superioridad de Raza que animó los imperios antiguos y ha seguido viajando por los siglos hasta desembocar en la Ideología que la Alemania Nazi importó del Fascismo inherente a la Concepción Darwinista de una Humanidad dividida en Débiles y Fuertes. La Concepción darwinista sobre una especie humana dual no fue sino la resurrección de la antigua ideología imperialista que dividió a la Humanidad es esclavos y libres, y desde esta base forjara su ley de fuego y hierro. Evidentemente, al Mundo Británico de los días de Charles Darwin esa resurrección de la Vieja Ideología de la dualidad Esclavos-Libres en su forma Fuerte-Débiles le venía a su Imperio, basado en el Fuego y el Hierro, como anillo al dedo, y de él hizo la Ciencia Anglosajona su Nuevo Evangelio. La Alemania de la primera parte del Siglo XX no hizo sino aplicarse el cuento.

Alemania vivió durante el período de entreguerras mundiales una generación de genios y sabios de la talla de Werner von Braun, Heisenberg, Plank, Konrad Lorenz, Einstein, y un largo etcétera, creyentes acérrimos todos y uno por uno de la Teoría Fascista Dual de Darwin, Teoría que exponía al pueblo Alemán a aplicarse la conclusión debida: el Alemán, vista su Inteligencia, era la Raza Fuerte llamada a dominar el mundo, y si para ello tenía que aplastar al Débil, el Débil sería aplastado, sin misericordia ni piedad.

Malignidad, en efecto, se puede ver en el Credo Nazi, pero en ningún momento incongruencia. Hitler y su generación pusieron en obras lo que el Credo Darwinista sostenía con palabras.

La Historia de la Civilización, por consiguiente, es la Historia de la Civilización Cristiana. La Igualdad de todos los hombres sobre la que se fundó la Sociedad Cristiana es la Roca sin cuyo Fundamento no existe Civilización. Llamar Civilización al Imperio Asirio, al Babilonio, al Medo, al Romano, es un ejercicio de estupidez tan vasto que no merece pérdida de nuestro tiempo.

Dicho esto, si desde el principio de su Historia el Cristianismo estuvo sujeto a proceso de persecución y destrucción, por lógica la Civilización tenía que estarlo. Como lo estuvo. A nadie se le oculta que la destrucción del Imperio Romano corrió paralela al intento de la destrucción de la Civilización Cristiana en su Infancia Ontológica. Desde los días de Arrio y de Atila, desde los de Mahoma hasta Stalin, la Civilización y el cristianismo han crecido y se han desarrollado en lucha desgarradora constante contra una sucesión imparable de fuerzas destructoras, externas e internas, consecuencias de las cuales fueron revoluciones y guerras mundiales, el fin interno de cuyo proceso era la Destrucción del Cristianismo y su Civilización.

Tenemos que felicitarnos por la Victoria. El cristianismo y la Civilización siguen en pie. Y aunque al presente se quiera separar Civilización y cristianismo en base a razones subjetivas el hecho es que esas fuerzas dejarán de existir y cristianismo y Civilización consumarán su proceso de creación en la Adhesión de todas las naciones al Reino de Dios.

Así pues, desde la Semilla que en Abraham y sus padres comenzó a echar raíces en la Historia, hasta el Nacimiento del Verdadero Fundador de la Civilización en la Tierra, nuestro Jesucristo, un Mundo de animales y bestias racionales buscó la eternidad de su Sociedad Salvaje basando su victoria en el Poder de la Fuerza Bruta. Pero el salto de una Sociedad Animal-Racional a la Civilización Espiritual-Ontológica sólo puede basarse en el Poder de Aquel Creador del Universo que creó al Hombre a su Imagen y Semejanza a fin de establecer entre la Creación y Dios una Sociedad basada en el Ser en tanto en cuanto sujeto de Deber y de Derecho. Es decir, engendrar en el devenir de lo Humano un hijo de Dios.

Este Proceso, expuesto a su fracaso apocalíptico desde los orígenes de la Historia Universal escrita, cual se refleja en la Biblia, es el que viene a ser retomado- Redención mediante- con el Nacimiento de Jesús, y en la Muerte de Cristo se abre a toda la Humanidad, extendiendo Jesucristo con su Resurrección lo que se hizo a título individual al dominio universal. Es decir, visto que desde su Nacimiento el Cristianismo, en la Persona de su Fundador, como acabo de decir, ha estado sometido a constante presión destructora, su fruto: la Civilización (Cristiana por en cuanto sin el Cristianismo jamás se hubiera producido el salto de la Sociedad Animal-Político-Racional a la Civilización del Derecho; y precisamente porque éste era el Fin del Cristianismo que Dios puso sobre la faz de la Historia al hacerse hombre su Hijo), la Civilización Cristiana ha sido objeto de constantes ataques destructores, ya desde fuera como desde dentro. Pero mientras exista la Biblia el Cristianismo seguirá su evolución histórica hasta unir la Plenitud de las Naciones del Género Humano en un Único Reino Universal, cuya Corona reposa en la Cabeza del Hijo Unigénito de Dios. Este es el Fin de la Historia: la Glorificación del Hijo de Dios.

Dada esta Meta se entiende que Dios y su Libro hayan sido objetos de persecución y exterminio por parte de todos los poderes ciegos que tuvieron y tienen en la Unificación del Género Humano en un sólo Cuerpo su enemigo público número uno. La Coronación del Hijo Unigénito de Dios como Rey Universal, Único y Sempiterno, sobre la Creación entera de Dios es una Declaración de Abrogación de todas las Coronas del Universo y un Manifiesto de Libertad por el que la Obediencia Debida de criatura a criatura queda abolida en Exaltación Omnipotente del Poder de Aquel en cuyas Manos Dios ha dispuesto que estén todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra: Por la Eternidad.

La Biblia es, pues, ante todo, y sobre todo, la Crónica de una Revolución Universal que le afecta a la Creación entera y establece la Historia del Futuro de la Eternidad desde un Principio Nuevo. Desde el Prólogo mismo de la Biblia, La Creación del Universo, Dios se manifiesta su Autor y expone la Fragilidad de su Libro a los ojos de un Mundo cuya Ignorancia sobre las Causas de la Revolución del Reino de Dios, que en la Biblia encuentra su Prehistoria, era tan grande como inmensa la diferencia entre la Inteligencia del Creador y su Criatura.

En efecto, el “animal racional” en su versión política o en su versión filosófica es una criatura impotente frente al abismo que separa la Sola Razón Humana de la Inteligencia Divina. Y sin embargo el Hombre fue creado para alcanzar la Inteligencia sin límites a imagen y semejanza de la Naturaleza de la Inteligencia de su Creador.

Pero privado de esta elevación su Historia tenía, por lógica, que escribir en las páginas del Universo la Crónica de una Guerra Civil Perpetua cuyo Fin, por ley, habría de conducir a todo el Mundo a su Apocalipsis Final.

La Biblia es, por consiguiente, la Crónica de la Fundación del Reino Universal de Dios, Padre e Hijo, en el Espíritu Santo, (Antiguo Testamento), y el Establecimiento de la Civilización bajo cuya Bandera y Estandarte Cristianos el Mundo se encuentra en este momento en tensión final: Obediencia a la Corona del Hijo de Dios o Rebelión contra la Voluntad de Dios, su Padre (Nuevo Testamento).

En el camino la Historia Universal es reflejada en una Familia, la de Noé, que se hace Tribu en Abraham el Hebreo, y se desarrolla hasta devenir Nación, la Judía, en cuyos hijos e hijas todo lo bueno y todo lo malo encontró cuerpo a fin de que en su carne y en su sangre la Humanidad, como se lee, recibiéramos un Curso Divino sobre la Ciencia del bien y del mal, cuyo desconocimiento ocasionó la ruina temporal de nuestro Género.

Desde el conocimiento de esta Ciencia del Bien y del Mal se entiende la naturaleza del ataque de la Razón contra la Fe y su interés en reducir a fábula el Libro de los Orígenes del Género Humano.

Mi trabajo en Prehistoria y Fundación del Reino de Dios fue entrar en la Historia de esa Familia, Tribu y Nación Hebrea a la luz de la Historia Universal rescatada de su tumba por la Arqueología, contra cuya Historia la Razón, antes de la Arqueología, se lanzó con la furia de una bestia depredadora dispuesta a devorar página por página cada uno de los libros de las Sagradas Escrituras. La necesidad es obvia. Aun cuando la dialéctica de la Razón del XIX contra la Veracidad Histórica de la Biblia ha sido desmantelada por la Arqueología, enfangado el Siglo XX en el Apocalipsis de su destrucción total, los Historiadores del XXI aún no han deshecho lo que la Razón hiciera, y sigue circulando en el mundo la montaña de sentencias sin fundamento científico que los profetas del Socialismo y del Evolucionismo escribieron contra el Cristianismo.

Aun cuando no lo crean, ellos pasarán, ya están pasando: “Pero mi Palabra no pasará jamás”.

 

FUNDACION DEL REINO UNIVERSAL

 

La segunda parte del Libro de Dios, el Evangelio, trata de la Batalla entre la Vida y la Muerte, del Cielo contra el Infierno, y glorifica la Victoria del Espíritu Santo contra el espíritu Maligno; de Cristo sobre el Diablo.

Dice el Libro de Dios en su tercera parte que llegado el Día Anunciado les ordenó Dios a todos sus hijos presentarse ante su Trono y deponer sus coronas a sus pies. De lo que se lee se ve que unos lo hicieron y otros se negaron, y en consecuencia los Rebeldes que no lo hicieron fueron perseguidos, destronados y arrojados del Cielo.

De la lectura del Nuevo Testamento se desprende que mientras los príncipes Fieles persiguieron a los Rebeldes, Dios llamó a su Primogénito, le dio a conocer la Doctrina del Reino de los Cielos e inmediatamente le envió a nuestro mundo, donde se encarnó en María, la Virgen de Nazaret, y nació bajo el reinado de los Herodes en Belén de Judá durante los días del censo universal decretado por Octavio César Augusto, sobre cuya historicidad hay mucho que decir .... a su tiempo.

Ignorante y desconocedor de las medidas revolucionarias que su Padre había proyectado y empezaban a materializarse a raíz de su Encarnación, el Hijo de Dios descubrió a Cristo durante el episodio que Él mismo vivió en el Templo, a la edad de los doce años aproximadamente. En Cristo descubrió Jesús el Pensamiento de Dios, y lo que es más importante, descubrió el Origen del Espíritu Santo, que estaba en su Padre, Único Dios Verdadero e Increado que conocieron el Infinito y la Eternidad.

Se desprende de la lectura del Nuevo Testamento que Dios le descubrió a su Hijo tanto la identidad del verdadero Enemigo de su Reino cuanto la Naturaleza de la Revolución que únicamente y nadie más que Cristo Jesús, el Rey Mesías, el heredero de todas las promesas escritas en el Antiguo Testamento, nacido del espíritu de Yavé: “espíritu de inteligencia y sabiduría, de entendimiento y fortaleza, de consejo y temor de Dios”, podía y debía abrir.

Estando sin embargo sujeto por su Origen a la estructura del Mundo Antiguo, y porque de entre todos los príncipes del Cielo Jesús era el Rey de reyes, también a Él le tocaba obedecer y sujetarse al decreto de Abolición del Imperio que su Padre dictara y estuvo en la causa de la Batalla en el Cielo, de la que habla en Su Libro, el Apocalipsis. Al igual que lo hicieron los Príncipes del Cielo, también el Rey de reyes y Señor de señores debía poner su Corona a los pies de Dios.

Y así fue; Jesús, el Primogénito de los hijos de Dios puso su Corona a los pies del Trono de su Padre.

De manera que sujeto a la condición de los particulares que bajo riesgo y cuenta propia emprenden una revolución sin contar con más fuerza que el amor a la Verdad, también Jesús fue atrapado por los poderes reaccionarios de este mundo, y, consecuentemente, entregado a los jueces de Cristo para que fuera contado entre los malhechores por enemigo de la Nación al caso.

 

EL MISTERIO DE CRISTO.

 

Pero lo que no sabía nadie, porque nadie podía saberlo, era que al regresar a su Mundo Jesucristo lo hacía como Rey Todopoderoso a imagen y semejanza de su Padre, y que Glorificado de esta manera llevaba a su Casa una Nueva familia, su propia Familia, a nacer, pero que estaba en Él: Una Esposa, la Iglesia Católica, engendrada para unir a todo el Universo en una misma Religión, unos Hermanos, cuyo Poder es el de Dios, que está en su Palabra, y una Descendencia, nacida para unir todo su Reino en una misma Inteligencia.

He aquí el Misterio del Espíritu Santo, que es Cristo: La Cabeza es Cristo Jesús; el Tronco es la Iglesia Católica, y los Miembros los Hijos de Dios. Aquí está el espíritu de Inteligencia:

“Tengo por cierto que los padecimientos del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse en nosotros; porque la expectación ansiosa de la creación está esperando la manifestación de los hijos de Dios, pues las criaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la esperanza de que también ellas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios”.

¿Cómo puede, pues, decir la Iglesia Ortodoxa que el Espíritu Santo no procede del Hijo, siendo el Nombre Nuevo de Jesús: "Cristo"? Siendo este Cristo Jesús la Cabeza del Espíritu Santo hecho Hombre, y siendo las iglesias su Cuerpo, ¿cómo puede moverse el Cuerpo sin la Cabeza o vivir sin recibir todo de su Cabeza? Y lo que es objeto de Juicio contra los siervos de Dios: ¿Cómo podrá la Cabeza moverse libremente si el Cuerpo está dividido y se niega a seguir la dirección marcada por su Mente?

Pero esta División de las iglesias, por la que el Cuerpo y la Cabeza habían de entrar en Conflicto y por el Cuerpo ser denigrada la Cabeza, ya había sido dada por descontada en razón de los acontecimientos que la Necesidad de la Muerte de Cristo vino a poner sobre la mesa de la Historia. La Liberación del Diablo en el Año Mil, (su consecuencia primera: la División entre Oriente y Occidente en el 1054), venía dictada por la Necesidad de mostrarle Dios a todos sus hijos que la Destrucción de quien fuera antes príncipe del Imperio del Paraíso, miembro de la Casa de Dios, vendría dada como efecto de su absoluta negación a someterse a la Civilización del Reino de Dios, contra la que conjurara al precio de ser desterrado por la Eternidad.

Habiendo sido liberado Satán en el año Mil y conociendo a Dios bien hubiera podido doblar sus rodillas, reconocer su Error y en razón de ser sólo eso, una Criatura, pedirle Misericordia al Creador de todos, hasta que su Arrepentimiento hubiese movido el Corazón de Dios a Perdón. Contrariamente a lo que se hubiese podido esperar de una Criatura tomada del Polvo Cósmico y revestida de Inmortalidad Indestructible por el Poder del Señor y Dios de la Eternidad, el Diablo, la Serpiente Antigua, el Dragón, cuya Cabeza fue Satanás, se mantuvo en su Conjura a eternidad contra el Reino de Dios. Una Rebeldía a eternidad que Dios ya había visto pero contra la que no se podía hacer nada, excepto profetizarle a las iglesias las consecuencias de esta Necesidad de Liberación del enemigo de Cristo, que por lógica buscaría dividir las iglesias para conducir a las naciones cristianas desde la guerra civil, la Guerra de los Treinta Años, a la Guerra Mundial de Gog y Magog, Stalin contra Hitler, de la que confiaba obtener el Diablo la Destrucción del Cristianismo y, por tanto, humillar a Dios ante su Creación al no poder consumar su Voluntad de Conducir la Plenitud de las Naciones al Encuentro de su Reino.

Así acaba la Biblia; así cerró Dios su Libro.

Su Hijo hecho Hombre selló con su sangre su Contenido hasta el Día en que la Expectación de la Creación se consumase y el Nacimiento del Primogénito del Testador, sobre el que escribiría su Nombre Nuevo, Cristo, y el Nombre de su Dios, Yavé, y el Nombre del Monte de Dios, Sión, nacido para Heredar el Espíritu de Inteligencia, viniese a Luz, y la Puerta quedase abierta para que todo el mundo entrase y viese el Contenido del Libro contra el que los sabios de las naciones se levantaron para negar su Origen Divino 

   

II

 

INTRODUCCIÓN ESPECIAL AL ANTIGUO TESTAMENTO

 

 

La Historia del Género Humano sin el conocimiento del Antiguo Testamento es imposible siquiera de conceptuar. Cuando al principio del siglo XIX se rechazó la historicidad de los libros veterotestamentarios se hizo pensando en la ausencia de los documentos que avalasen la existencia de los personajes y países bíblicos. Amparados en aquella ausencia las escuelas intelectuales del XIX arremetieron contra el Cristianismo en forma cada vez más violenta hasta desembocar, de la mano del anticristianismo científico-cultural del XIX, en las masacres mundiales y regionales del XX acometidas por los Estados Bolcheviques contra las iglesias de las naciones donde instaló el Comunismo su imperio de terror y muerte. El Socialismo nació para destruir al Cristianismo y con él enterrar la Historia del Género Humano bajo la Cultura de la Bestia que asolara el XX.

El final del XIX, sin embargo, trajo con su muerte una revolución arqueológica de la mano de la cual esos personajes y aquellos países bíblicos salieron de sus tumbas para dejar por verdaderos necios a todos aquéllos seudo-sabios de finales del XVIII y principios del XIX que usaron la ausencia de dichos Documentos como palanca contra el Cristianismo. Con todo, la Cosecha Anticristiana y Anticivilizadora se había hecho, las mieses estaban prestas, los segadores en sus sitios a la espera de la orden de la Batalla Final. A semejanza de un campo capaz de dar dos cosechas en un mismo año, el Siglo XX dio dos cosechas de Destrucción Total.

Si el Socialismo del XIX fue teórico, el Socialismo del XX fue práctico, y bajo su práctica criminal y genocida decenas y decenas de millones de seres humanos fueron privados de la vida a la manera que se recoge la mies: aplastando la Bestia Socialista bajo sus patas todo lo que se le puso en el camino. El Socialismo Bolchevique, o Comunismo, y el “Nacional-Socialismo”, o Nazismo, siendo hijos de la misma madre putativa, el Ateísmo del XIX, las dos bestias fratricidas-asesinas se lanzaron la una contra la otra hasta hacer del mundo una cuba donde las naciones, como viñas, fueron pisoteadas a la salud del Socialismo del Siglo XX, y del vino bebieron todas las naciones, que, emborrachadas de sangre, comieron carne humana hasta hartarse.

Sumido el Siglo XX en el mundo del Infierno Socialista, la Revolución Arqueológica de finales del XIX quedó aparcada, y la Ciencia de la Historia, aterrorizada por su Objeto a tiempo real, se perdió en alguna parte de la Nada, para volver a luz en la carne de un mutante sin capacidad intelectual ni carácter científico alguno que, bajo el nombre de Novela Histórica, quiso suplir la tarea de los Historiadores de la Segunda Parte del XX, y usar el escándalo y las lagunas sin solución, como minas de oro. El amor a la Verdad que implica la existencia misma de la Mente Científica, después de las Dos Grandes Guerras, fue enterrado, y puesto en su lugar el amor a la fama dorada de los Nobeles, los Medallones Académicos y demás bagatelas con las que satisfacer la mente de “los sabios” de la Ciencia de la Posguerra.

Aunque a estas alturas, y a pesar del Anticristianismo de la Ciencia del XX, únicamente los analfabetos vocacionales (centrando la Cuestión en la Civilización fundada por el Cristianismo) son los únicos que desconocen la Cronología Histórico Poli-Milenaria del Mundo en el que vivimos, los Media supliendo la ausencia de Conocimiento con imágenes estereotipadas creadas para el Control del Orden en el Caos que caracteriza el Nuevo Pragmatismo del Ateísmo del XXI, que lenta pero sin pausa va imponiendo su Nuevo Orden Mundial a caballo de la Razón de su Animalidad para luchar contra los problemas de un Planeta aquejado de Muerte Biológica por toda perspectiva de Futuro, y contra este Orden Mundial sin Futuro ni Pasado en el Origen del Universo: el Cristianismo del Siglo XXI sienta su Base en el Conocimiento Histórico de la Memoria del Género Humano, Plataforma sobre la que todo el Edificio del Futuro se alza en la Verdad, madre de la Justicia, cuya hija, la Paz, es la única Casa donde la Prosperidad de las Naciones encuentra su “tierra de leche y miel”. Y todo lo que sea fundar el Futuro del Siglo XXI sobre bases pragmáticas es luchar contra la extinción biológica de la Tierra escondiendo la cabeza en la arena.

Obviamente el Antiguo Testamento es la Plataforma Histórica sobre la que replantearse la Concepción de la Ciencia no como un instrumento para la Evolución de la Guerra y la Imposición de Paz a cambio de pérdida de Libertad, que es el objetivo y fin de la Política del Orden Global del XXI. ¿Para qué quiero la Paz si no soy libre? ¿Puede ser la democracia la cobertura para una justificación de la Dictadura en razón de una necesidad para combatir el caos que observamos en el mundo? ¿No es mejor morir libres que vivir esclavos, ya de una ideología, ya de un grupo de intereses, ya sea de lo que y de quién sea?

El Antiguo Testamento es ante todo y sobre todo la Lucha de la Libertad del Hombre en tanto que Género, representado por la Casa de Adán y la Nación de Israel, contra las fuerzas dictatoriales de los grupos monárquicos que existieron por todo el planeta desde los últimos días del Neolítico. Y a este punto de la Historia tenemos que dirigirnos si queremos comprender esa Lucha, pues es desde esta superficie que comienza la andadura de Adán en la Historia de la Tierra. A medida que avancemos en el curso del 2020 ya descifraremos en términos históricos cada paso que recoge el Antiguo Testamento, con objeto de situarlo en relación a la Historia Universal en tanto que Evolución desde la materia al espíritu.

Así pues, el Valor del Antiguo Testamento, siendo un escalómetro respecto al cual referir la Sucesión de los Imperios desde el Tercer Milenio a.C. hasta nuestra Era es de primer orden. Si su desconocimiento precede a la esclavización de la Memoria de la Humanidad a los intereses de ciertos grupos de Poder, su Conocimiento es el principio de la Liberación del Hombre en tanto que Ser respecto a las cadenas mentales que, vistiéndose de pro, pretenden sumir bajo las botas del imperio de intereses grupales la Libertad más sagrada que existe, la Libertad del espíritu. No en vano el Socialismo del Siglo XXI tiende por ley a la lobotomización de la Memoria del Ser Humano mediante la amputación de la Educación religiosa. ¿Qué más asesino que ese ateo que bajo el imperio del progreso es capaz de masacrar por millones a quienes presentan un Plan de Futuro diametralmente opuesto? ¿No es el Ateísmo Científico quien ha conducido al Planeta al límite de su existencia biológica mediante su Radiografía Termonuclear de la Tierra? ¿Qué más manipulable que un analfabeto bíblico?

Desde el Cuarto Milenio a.C. el Género Humano vivió una epopeya irrepetible que, por su Consumación en el Nacimiento del Cristianismo, resuelve la existencia de las naciones en el seno de una Comunidad Universal unida en un mismo Espíritu. Desde Jesús a nuestros días el Futuro del Género Humano ha dependido del espíritu cristiano para avanzar desde la Caída de la Civilización Clásica a nuestra generación, superando por el camino tragedias que, de no haber impregnado Dios al Hombre de su Pasión por la Libertad, jamás hubiera podido darse nuestro Siglo.

Es en este contexto que las iglesias, sin distinción, pues Dios a todas las dejó bajo “la ley de la fe que se corrompe”, para tener misericordia de todas en la Obediencia a su Voluntad Unificadora Presente, bajo esa ley todas las iglesias, sin excepción, han dejado escritas páginas de errores incalificables en el Libro de la Vida. Y sin embargo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

De todos los errores de las iglesias el Derecho del Individuo a interpretar la Biblia es el más grande y el núcleo y el seno donde echaron dientes y uñas todas las herejías de los primeros siglos, su consecuencia fatal más palpable la División del Reino de Dios en la Tierra, efecto de cuya División, ajustando el hecho al Decreto: “Todo reino en Sí dividido será destruido”, la Muerte, el Diablo y el Infierno esperaban cosechar la Destrucción del Cristianismo de la Mano de aquél que pusiera la Primera Piedra. Ahora bien, ¿dónde está quién puede leer en la Omnisciencia del Dios Increado y decir “Yo puedo interpretar la Palabra de Dios”? Y con todo, esta demencia es la que implica el Derecho a la Interpretación de la Biblia. La Biblia no se interpreta: la Biblia se vive. Fue a causa de ese “derecho” de los teólogos Judíos que la Nación bíblica de Israel fue reducida a escombros y sus supervivientes desterrados de la heredad de sus padres a sufrir la Pena que firmaron contra sus hijos: “Caiga Su sangre sobre nosotros”.

¿Cómo interpretar lo que está claro como el agua? La Interpretación de la Biblia implica en la mente del intérprete la carencia total de inteligencia en aquel a quien se le “interpreta” lo que por su propia claridad supone una ofensa hacia el que lee la Biblia.

La Biblia es Luz, no existe en el Libro de Dios un solo pasaje oscuro o parte tenebrosa del que emane confusión.

La Biblia es Verdad. Quien escribe es el Dios de la Eternidad y del Infinito, quien lee es polvo sacado de las cenizas de la tumba de un Cosmos Increado, que Dios resucitó por su Poder y su Inteligencia.

La Biblia es Vida: El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Jesús es la Cabeza de Cristo, Cristo es la Cabeza de las Iglesias, Dios es la Cabeza de Cristo Jesús. Todo lo que esté de más y todo lo que esté de menos es enmendarle la plana a Dios. ¿Y dónde está el necio que se atreverá a ponerle el dedo en la boca a Dios? ¿Celulario? ¿Calvino? ¿Santo Tomás? ¿Lutero?

El Antiguo Testamento fue escrito para su Hijo por el Dios de la Sabiduría de la mano de sus Siervos los Profetas. Siendo Dios Padre quien le hablaba a su Hijo a través de sus Profetas: era imposible que hombre alguno, habiendo Dios retirado su Espíritu del hombre, sin excepción, lo mismo del Judío que del Gentil, pudiera comprender el Pensamiento y la Palabra del Creador de los Cielos y de la Tierra. Y habiendo quedado demostrado en la Cruz que sin el espíritu de Inteligencia nadie puede comprender a Dios, siendo la Fe la Gracia por la que sin Hablar la Lengua de Dios el Hombre entiende a Dios en el Amor a Cristo, y precisamente porque se escribió: “pero la creación espera ansiosa la manifestación de los hijos de Dios”, esto es, la Descendencia de Cristo, siendo quien escribía hijo de Dios, de la Descendencia de Abraham, no habiéndose manifestado la Descendencia de Cristo, siendo para esta Descendencia que se escribiera el Nuevo Testamento, el deseo de Comprender era universal en el Cristianismo, y la desolación por la imposibilidad de entrar en la Mente Divina fue el principio y origen de la Interpretación, que, prosperando, dividió a la Casa de Dios en la Tierra y la ha expuesto al Juicio del Dios que dijo: “Toda Casa en Sí dividida no subsistirá”. Y habiendo sido Dios quien dijo “Haya Luz”: y hubo Luz, y firmado con su sangre del Decreto contra la División de su Reino y Casa en la Tierra, esto es, las iglesias, quien interpretó la Biblia a la luz de su Razón, ése trabajó para el Diablo, pues todo el que es de Dios, aún sin conocer la Mente de Dios, permanece en Dios.

Ahora bien, el Decreto siendo Omnipotente es Maravilloso, y previendo la Obra del Diablo en los Celularios, Luteros y Borgias, diciendo “en Sí” dejó la puerta abierta a la Obediencia en la Unificación, de esta manera en su Omnisciencia Todopoderosa señalando la naturaleza del Futuro en su Testamento.

El Antiguo Testamento es, pues, ante todo y sobre todo el Discurso a la luz del día de Dios para su Hijo. Pues la Caída del Género Humano provocó un Cataclismo en la Creación que debía ser combatido por Dios. Y pues que el Espíritu de Dios es el enemigo “de la generación de aquellos hijos rebeldes” que se alzaron contra Su Ley, y utilizaron al hombre como hacha con el que declararle la guerra, a fin de derribar la Ley “aquella generación malvada y perversa” esperaba tentar al Hijo de Dios con el fruto de la Ciencia del bien y del. La Muerte, el Diablo y el Infierno usaron al hombre como peón y la Tierra como campo de batalla.

Siguiendo las reglas del Encuentro a Muerte entre el hijo de Eva y el hijo de la Muerte, Dios le habló a su Hijo utilizando por Tinta la sangre de los Profetas. El objetivo supremo del Discurso era elevar públicamente y para siempre delante de toda la Creación la Naturaleza del Espíritu Santo de Dios. De aquí que se escribiera: El Verbo se Hizo Hombre.

Y si digo que la elevación se hizo pública y para siempre lo hago pensando en quien no ha entendido aún que el Espíritu Santo es el Ser del Dios Vivo, y que habiendo sido puesto en tela de juicio esta Naturaleza por aquélla “generación malvada, rebelde y perversa” de entre los hijos de Dios “no de esta creación” fue por esta Duda que entró el Infierno en la Creación. La Maldad de aquélla “generación infernal” fue llevada al extremo de Tentar al Hijo de Dios con la fruta de la Ciencia del Bien y del Mal, es decir: la Guerra.

El Hombre devino un simple instrumento, un hacha de Guerra en las manos de una generación de “dioses” conjurados en Rebelión ad eternum contra el Reino de Dios; y dado que no pudieron llevar a Dios directamente a poner entre su Espíritu y sus hijos “no de esta creación” un Muro de Separación, una Ley de Impunidad Específica en razón de la cual el Poder devenía un Olimpo de “dioses” más allá del Bien y del Mal, es decir, más allá de la Justicia, ésa “generación homicida y diabólica” quiso conseguir, ganando para su Causa al Hijo de Dios, lo que no pudieron conseguir atacando directamente a Su Padre.

El Hombre, usado como un Hacha de Guerra para fines infernales, no pierde esta condición durante el transcurso de los tiempos de la Biblia. Durante todo el tiempo Veterotestamentario el ser humano sigue siendo un Instrumento. Y lo será, sin excepción, durante todo el tiempo del Nuevo Testamento igualmente.

Pero si en el caso del Maligno y sus “dioses infernales” el Hombre es un instrumento para la perdición de la Creación entera; en el caso de Dios el hombre se convierte en instrumento al servicio de su Creador a la manera que lo es un soldado al servicio de su General, de esta manera engendrando Dios en el Hombre primero Profetas y luego Apóstoles, “los primeros” como “los últimos” todos al servicio del mismo Señor, y todos, lo mismo “los últimos” como los “primeros”, sujetos a la ley que rige la relación Señor-Siervo, donde el Señor manda y el Siervo obedece, consistiendo todo el trabajo del Siervo en hacer lo que se le dice.

Todos pues, lo mismo “los primeros”, los Profetas, como “los últimos”, los Apóstoles, estuvieron sujetos, esclavizados, a la misma Ley de Silencio. Ley de Silencio que había de permanecer hasta el Final de la Guerra de Dios contra el Infierno, cuando Dios extendería la Libertad sobre sus hijos, de la Descendencia de Cristo, y su Inteligencia cubriría, de la Mano de su Padre, toda la Tierra.

Concluyendo: la Tierra, donde el Futuro de la Creación ha sido puesto en juego, fue, como se ha visto en la División de las iglesias, el campo de batalla elegido por quienes le declararon la Guerra al Reino de Dios a la salud de la transformación de la Casa de los hijos de Dios en un Olimpo de dioses, todos ellos más allá de la Justicia, todos ellos bajo una Ley de Impunidad eterna en razón de la cual las Naciones pasarían a ser peones en el Tablero de la Existencia, con las que “los nuevos dioses” podrían jugar a la Guerra para matar el tiempo, concibiendo nacimientos y muertes de imperios sin pagar jamás el precio por sus crímenes.

Fue contra esta Idea Infernal que se alzó Dios en Cólera ante el cadáver de su hijo pequeño, nuestro Adán, Cólera que los “intelectuales de la ciencia” condenaron, demostrando de esta manera su Ignorancia suprema cuando de lo que se trata es del pensamiento de Dios, ¿o acaso pretenden maldecir la Justicia de Dios por Incorruptible? A esta pregunta tendrá que responder la Ciencia en este Siglo, y según la respuesta cada cual se juzgará a sí mismo, y cada cabeza tendrá su parte, quien con el Diablo sueñe con la Guerra como un derecho Natural del Poder, al Infierno, “la muerte es su parte”; quien con Dios aborrece ese Derecho y firma el Decreto de Dios contra la Ciencia del Bien y de Mal, amando la Ley, sin Excepcionalidad, sobre todas las cosas, sobre su cabeza y para su gozo la vida eterna está dispuesta.

Sobre la marcha iremos entrando en los pormenores de la Guerra del Reino de Dios contra el Infierno, en mente siempre que la Tierra es un Campo de Batalla en estado de Guerra desde la Caída de Adán. Olvidar esto es letal y conduce al primer paso en falso en dirección a la perdición de la propia inteligencia, es decir : confundir la Cólera de Dios con el Juicio de un Juez Implacable y sin Misericordia quien, aun siendo su hijo el transgresor, descarga el peso total de la máxima pena dispuesta para dicha transgresión; de un sitio, y del otro: no ver que el Hombre fue un instrumento al servicio de una causa no humana : Tentar del Hijo de Dios con el Fruto del Árbol Maldito, ¡la Guerra!

Todo el Antiguo Testamento es una acción de suspense, en cuya trama la creación entera guarda el aliento a la espera de la Respuesta del Hijo de Dios. ¿Comería el Hijo de Dios, o no comería? En definitiva, ¿encontraría el Hijo de Dios agradable la Idea de la transformación de la Casa de “los dioses” en un Olimpo más allá del Bien y del Mal?

 

   

SEGUNDA PARTE

INTRODUCCION A LA HISTORIA DEL GÉNERO HUMANO

 

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Y

LA RESPUESTA DE DIOS AL PROBLEMA DEL BIEN Y DEL MAL

 

 

DIA CUARTO

CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

 

I

 

En la Historia Divina de Jesucristo, y de especial forma en la Creación del Universo entré en las raíces de estos dos grandes problemas filosóficos. Es hora de entrar en ellos no tanto desde el Origen de la Vida y de la Ciencia del Bien y del Mal cuanto desde su realidad aplicada a la estructura de la Historia Universal del Género Humano.

Según se lee, siempre siguiendo la Línea de Tiempo marcada por el Génesis, el Árbol de la Vida en la Tierra surge bajo las aguas. Pero recapitulemos brevemente la secuencia creacional a fin de no comenzar desde un punto en el vacío. Creada la Tierra, Dios procede a crear el primero de todos los elementos naturales, el Hielo. Una vez rodeada la Esfera Terrestre de un Manto de Hielos, Dios procede a su ruptura en dos grandes bloques, de cuya sublimación y descongelación surgen el Agua y el Aire. El Calentamiento del Núcleo produce el Fuego que expande el Radio de la Esfera Terrestre y levanta las Plataformas Continentales, produciendo Dios la creación de los océanos y mares. El levantamiento de los continentes y el descenso de las aguas traen a flote la primera gran rama del Árbol de la Vida, el Reino de las Plantas. Estamos en el Día Tercero, en el Tercer Acto de la Creación del Género Humano.

Humanamente ablando digamos antes de dar a luz es necesario crear el alimento del que esa criatura vivirá. En lo que se refiere a la Creación de la Célula Madre de la que nacerá el Árbol de la Vida esta Acción es una realidad cuyo Conocimiento es exclusivo del Poder y Sabiduría de Dios. No se debe confundir Desconocimiento con Ignorancia. Ni se puede pretender negar la Realidad de la Participación de la Inteligencia Natural en la Divina en razón de estos límites que separan al Creador de su Creación. Negar a Dios por el Hecho de esta Línea de Demarcación entre Creador y Creación es un suicidio, su extensión al prójimo un homicidio, y su imposición a nivel de poblaciones es un genocidio.

Por Amor el Creador del Universo le abre su Inteligencia a su Creación, pero negarle por no crear un dios en nosotros es una rebelión con razón en la locura.

Existen límites de Conocimiento que pertenecen exclusivamente a la Naturaleza Divina y debemos contemplar los Hechos de su Acción desde la Historia, jamás desde la óptica de quien dice: O descubro cómo se crea la Vida o Niego a Dios.

Así pues, el Reino de las Plantas fue el primero de los reinos que el Árbol de la Vida trajo a luz en la Historia de nuestro Universo. Su nacimiento se produjo bajo las aguas, sobre el propio lecho oceánico, de manera que conforma las aguas bajaron, el Océano Madre se multiplicó y trajo a superficie los grandes Bosques hasta entonces marinos, y éstos, expuestos en las costas a la luz del Sol, comenzaron su Adaptación a la Vida en tierra firma.

La existencia de restos de vida marina en las alturas de los continentes no se debe interpretar desde un levantamiento posterior al descenso de las Aguas del Océano. El acto de la creación de las Raíces del Árbol de la Vida y el Descenso de las Aguas del Océano que Dios creó en el Segundo Día, producto de la Ruptura del Manto de Hielos y la Creación de la Atmósfera Primaria, estos dos Acontecimientos Históricos fueron de la mano. De manera que cuando los océanos y los mares equilibran su nivel con los continentes la Vida llena ya las aguas: Las primeras ramas de las que emergerían todas las especies terrestres llenaban los lechos marinos, las plantas se habían hecho bosques de algas prehistóricas cubriendo las inmensidades de los lechos contiguos a las costas.

Al término de este Tercer Día el reino de las Plantas se había adaptado a la vida terrestre. Los Prehistóricos Bosques de Algas Marinas, origen de la Flora de la Tierra, dieron a luz la Primera generación del Bosque Prehistórico Terrestre, cuyo ejemplar era el de un árbol gigantesco entre millones de árboles gigantes unidos en una misma Naturaleza y Función Histórica: La Transformación de la Química de la Atmósfera Primaria.

Recordemos que la Creación de la Atmósfera Primaria tuvo por Fuerza Motriz la Reactivación del Núcleo de la Tierra. El Transformador astrofísico puso en acción la Fuerza de Expansión del Radio de la Tierra, productora del Levantamiento de las Plataformas Continentales mediante una Actividad Vulcanológica Global que, sin romper el Anillo Litosférico, sí que le dio a la Atmósfera primaria una Naturaleza Química en la que la Vida tal cual la conocemos hubiese sido imposible. La Habilitación por de Fotosíntesis de aquella Atmósfera Primaria en una Nueva sería el trabajo por Dios encomendado a este reino del Bosque Prehistórico.

Observamos entonces que Dios se refiere en su Jeroglífico Bíblico al Principio Motor de sus Actos, dejando el Tiempo al Tiempo, pues nadie creerá que la Transformación de la Atmósfera Primaria, producida como efecto de la expansión del Radio Geofísico, fuese a ser cosa de aquí te pillo aquí te mato. Estamos hablando de un Creador de Naturaleza Vital Eterna para quien el Tiempo de su Existencia Increada tiene el Infinito por Medida. Su vista no abarca los horizontes entre los cuales nuestros sentidos y nuestros pensamientos desarrollan su existencia. La Creación de Universos implica un Conjunto de Leyes Naturales con raíz en la Eternidad y nada ni nadie puede saltarse esas leyes. La Ciencia de la creación no se basa en la manipulación de ese Árbol de leyes que vienen de la Eternidad y gobiernan el Movimiento en el Cosmos desde el Infinito en el Tiempo. La Relación de Dios con el Espacio, el Tiempo la Materia procede y se basa en la Perfecta Integración de la Naturaleza Divina en este Árbol de Leyes. La Naturaleza tiene un Curso y Dios ama ese Curso. Tiene la Eternidad por delante. ¿Dónde están las prisas?

Luego cuando hablamos de la creación debemos siempre tener en el pensamiento este Factor. El Creador actúa acorde a su Naturaleza Divina, jamás acorde a la naturaleza de la Criatura. Pero volvamos a la Tarde del Día Tercero. Porque en Día Cuarto se produce una Maravilla.

Como ya dije, antes de parir al niño la naturaleza, creando la leche en el cuerpo de su madre, dispone el alimento del que vivirá. Siguiendo esta regla Dios mira al fruto final de esta Creación del Reino de las Plantas: Alimentar a la Vida Animal, de todas las especies, que más tarde saldrían de las Aguas.

El Creador asume como natural la Función Geohistórica del Reino del Bosque Prehistórico. Su Pensamiento está puesto más allá, en la Creación del Hombre, y de aquí que refiriese la Creación del Universo a la Historia del Género Humano. Acaba este Tercer Día dejando Dios que el reino del Bosque Prehistórico, único habitante de la Tierra bajo el Sol, hiciera su trabajo, que no era poco.

También tenemos nosotros que ver que dada la estructura química de aquella Atmósfera Primaria la naturaleza genómica o celular de la Primera generación del Árbol Prehistórico y la del árbol actual sean dos secuencias muy diferentes. Uno de los grandes defectos de los hijos de las universidades es su incapacidad manifiesta para abrir la serie de transformaciones que la Vida ha experimentado desde su Origen a nuestros días. Aun cuando hablan de una creación de la Biosfera partiendo de una Vulcanología Global, pasan de largo por la naturaleza química de esa Atmósfera Primaria y su relación con las primeras generaciones de la Vida en la Tierra. Es el mismo defecto que padecen los Historiadores de las distintas disciplinas históricas a la hora de la recreación de los escenarios naturales en los que se desarrollaron los tiempos antiguos; proyectan las condiciones naturales existentes en la actualidad a los tiempos más remotos pasando por alto que miles de guerras han asolado la faz del planeta y provocado una desertización contra natura de los hábitats en los que tuvieron lugar los acontecimientos referidos a las civilizaciones de la Antigüedad. La Imposición Ideológica de la Universidad al Pensamiento Creador del ser humano en pro del Ateísmo Científico natural a la Mediocridad Académica Mundial y en contra del Cristianismo ha sido uno de los grandes males padecidos por el Siglo XX contra el que este Siglo luchará sin descanso.

Entonces, regresando al tema principal, al término del Día Tercero del Génesis el Acontecimiento Universal Histórico tiene en la Transformación por Fotosíntesis de la Atmósfera Primaria, altamente enrarecida por su Origen Vulcanológico, trabajo de coloso. Mas para comprender un poco mejor este escenario debemos pasar al Día Cuarto.

 

II

 

Vista la secuencia geohistórica extendida por el Génesis ante nuestros ojos podríamos aventurarnos a predecir que al Alba del Día Cuarto diría Dios: “Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su especie.” ¡Qué más lógico! Es creado el Árbol de la Vida bajo las aguas, el Reino de las Plantas sale a flote, coloniza las tierras bajo el Sol, transforma la Atmósfera Primaria en una Secundaria apta para la vida, y la explosión de vida animal de toda especie comienza su andadura. ¡Qué más natural!

Pero no. El Hombre no es Dios. De repente, cuando nadie se lo esperaba, y todos los presentes predecían el siguiente Acontecimiento, el Salto de la Vida del seno de las aguas a tierra firme, el Hijo de Dios abre su Boca y dice: “Haya en el Firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los cielos, para alumbrar la Tierra.”

Todo el mundo, los hijos de Dios, se quedan perplejos. Los hijos de Dios, testigos de nuestra Creación desde el Principio, se miran unos a otros. Miran al Hijo de Dios. ¿Qué? ¿Qué está pasando?

Que el Verbo se hizo carne, que la Palabra se hizo Hombre, que el Hijo de Dios es Jesucristo y que este Jesús es el Dios que dijo “Haya Luz”, y la Tierra se vistió de un Manto de Hielos cubriendo su Globo de Polo Norte a Polo Sur; y luego dijo: “Haya Firmamento en medio de las aguas, que separe unas de otras”, y hubo Atmósfera Primaria y Océano Madre; y después abriendo su Boca dijo: “Júntense en un lugar las aguas de debajo de los cielos y aparezca lo seco”, y las aguas del Océano Madre, por la presión del Manto Magmático, creador del levantamiento de la Litosfera, siguieron bajando hasta dividirse en nuevos océanos y mares; y diciendo el Hijo de Dios luego: “Haga brotar la tierra hierba verde, hierba con semilla y árboles frutales, cada uno con su fruto según su especie y con su simiente, sobre la tierra”, las Plantas Marinas saltaron a tierra firme, elevaron su Tronco hasta las alturas y colonizando el mundo comenzaron su Reino, el Reino del Bosque Prehistórico, su sentido existencial expuesto en dos brazos: Uno: la Transformación por Fotosíntesis de la Química del Aire entonces en vigor, y el otro su propia transformación genómica a medida que se producía la transformación química de la Atmósfera.

¿Qué más natural y lógico que dados estos pasos que Dios dijera?: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos”, pero no, el Hijo de Dios, para sorpresa de todos los hijos de Dios, rompe la predicción científica que todos se habían hecho en sus cabezas y levantando su Voz a los Cielos dice: “Haya en el Firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los cielos, para alumbrar la Tierra.”

Entendamos por qué esta apertura entre la Sabiduría Todopoderosa de Dios y la capacidad de su Criatura para ponerse a la altura de su Creador.

   

III

 

La Creación de los Cielos parte de un Principio Cosmológico Natural. Cuando Dios se levantó como el Creador del Nuevo Cosmos, Materia, Espacio y Tiempo comenzaron a moverse al ritmo de Dios. Las galaxias fueron transformadas por Dios en canteras de estrellas en número infinito de las que extraer todo la Materia necesaria para la Creación de universos. En términos naturales podemos decir que la ley de los gases es la ley que gobierna la relación materia-energía dentro del espacio gravitatorio de una galaxia. La materia astrofísica interna está sujeta a una presión termodinámica de los que proceden por efecto unos parámetros visibles cambiantes en el espacio y el tiempo. La masa astrofísica y el valor del campo gravitatorio le dan a una galaxia su forma y su tamaño. El denominador común cósmico es esta presión gravitatoria que equipara una galaxia a un globo de gas caliente cambiando su forma externa acorde al juego de fuerzas astrofísicas internas. Si a este globo le abrimos un agujero, pinchando su horizonte gravitatorio, el efecto será un río de estrellas propulsado al espacio cosmológico libre. Es el efecto que obtenemos al pinchar un globo caliente. El efecto en la galaxia será igual al de propulsión reactiva ocasionado en un globo. Lo que a nosotros en este caso nos interesa es el chorro de aire caliente, en forma de río de estrellas disparada hacia el campo intergaláctico como consecuencia del pinchazo en una galaxia concreta. Soltando nuestra imaginación al aire podemos decir que tendríamos verdaderas estrellas fugaces recorriendo el espacio libre entre las galaxias cuales águilas brillantes haciendo un fabuloso viaje de una alta montaña a la otra.

En el caso que nos ocupa, Dios transforma las galaxias en altas cordilleras desde las que hacer emerger ríos de estrellas que bajando desde las alturas dirige por lechos Gravitatorios abiertos en el campo de la Creación hacia un Océano Gravitatorio que previamente Él ha creado. Así es cómo Dios, Padre de Jesucristo, creó nuestros Cielos.

Ahora comprendamos lo siguiente.

La Creación de un Universo desde este Principio de Acción pertenece al Espíritu del Creador. Quiero decir, dimensiones gravitatorias, masa astrofísica, son parámetros abiertos a su Inteligencia en razón de la Naturaleza del Árbol de la Vida que se dispone a levantar.

Entendemos que una vez extendida una Plancha Gravitatoria en un Espacio Abierto Libre de Materia, los Ríos de estrellas que Dios puede dirigir desde distintas Cumbres en el Cosmos a ese Lecho Oceánico serán tantos como en su Espíritu Creador Él lo disponga. Lo que tenemos que ver en la entrada de estos ríos en un Lecho Gravitatorio es el encuentro de distintas corrientes salvajes en un mismo lecho. Viniendo desde distintos puntos en el Espacio pondrán en movimiento rotatorio este Lecho; de un sitio. Del otro, acorde al valor de la Densidad Gravitatoria de este Campo la presión termodinámica de sobre la masa astrofísica final será de un valor o de otro.

Este es el Origen de nuestros Cielos. Cuando Dios le cedió a su Hijo la Palabra tales fueron los Cielos en los que se produjeron los acontecimientos descritos. La Masa Astrofísica General estaba en equilibrio pero sujeta aún a la Presión Gravitatoria Original. Quiero decir, el Radio de los Cielos era Inferior al actual. El Nivel de Energía Gravitatoria en el seno del cual la Tierra vive su Historia desde el Segundo hasta el Cuarto Día venía definido por una estructura astrofísica determinada por la ley termodinámica natural entre el encuentro de esos ríos en el lecho gravitatorio que Dios levantó como Plancha para la Creación del Edificio de los Cielos. La cantidad de masa por unidad astrofísica de espacio, el año luz, fue superior a la presente. La radiación que llegaba a la Tierra durante estos dos Días fue superior a la que gozamos al presente. Ese nivel de radiación extinguiría toda vida sobre la Tierra en las condiciones actuales. Bajo aquel Nivel de energía estelógica el Árbol de la Vida no hubiese podido dar el Salto de la vida en el Agua a la Vida Mamífera. Los Cielos y la Tierra necesitaban un Nuevo Equilibrio de Energía que permitiese este Salto. Es la Acción que el Hijo de Dios llama cuando abre la Palabra de Dios vino de su Boca.

 

IV

 

En este orden tenemos que desechar la adaptación que la Cosmología del Siglo XX hizo de la Cosmología Newtoniana. Newton padeció el defecto de todos los genios de todos los tiempos. La Historia de la Ciencia nos enseña cómo cada vez que una ley era descubierta el descubridor adapta todo el universo a su ley. Se descubre la ley de la Música y todo el universo es una sinfonía. Se descubre la ley de la mecánica cuántica y todo el cosmos es un artilugio cuántico.

Esto, sumado a la limitación de conocimiento Astronómico al servicio de Newton le condujo a la proyección de una ley local al universo en su conjunto.

Si la raíz es antinatural, el árbol dará frutos envenenados. 

No había que ser un genio para llevar a su última consecuencia antinatural la ley de la Gravedad Universal de Newton.

Lo que tiene valor en un área local no puede ser proyectado al universo sino después de una comprobación de ese valor sobre todas las áreas locales. Así pues, saltándose este principio era fácil asumir que, puesto que todas las masas se atraen, independientemente de la Gravedad, toda la Masa del Cosmos se encuentra en Expansión o en Contracción. La Cosmología del Siglo XX se decidió por la Contracción.

La Revolución de la Radioastronomía negó esta conclusión. La Universidad se niega a cambiar su Doctrina Ideológica.

Bien, el hecho es que el Cosmos no se contrae, y por tanto la ley universal de Newton es una falacia. Las masas no se atraen por el hecho de ser masa. El valor de la Gravedad y la naturaleza de la Materia determinan que se atraigan o se repelan y con qué valor se realiza esta acción.

Parece más que evidente que de aplicarse la Ley de la Gravedad Universal a un cúmulo globular su propia existencia es una herejía contra la cosmología infantil del Siglo XX. Parece, más que evidente que de ser legal la Ley de la Gravedad Newtoniana aplicada a la cosmología la contracción de los Cielos debiera haber ya borrado del Firmamento el Mapa de las Constelaciones del que se ha servido toda vida en el Aire para sus Migraciones durante miles y millones de años.

Sin necesidad de ir más allá en una crítica contra una cosmología infantil, que sería como ponerse a discutir con un niño, la ley universal que rige el comportamiento de la Materia y la Energía en el Espacio es la ley de la Transformación de la Gravedad por las Estrellas. en Fuerzas físicas Esta Transformación es la que gobierna el equilibrio en el Universo.

Pero como esta ley ya ha quedado resuelta en la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI, Creación del Universo según el Génesis, dejo aquí el tema y recupero el camino por la Noche del Tercer Día a la Mañana del Cuarto Día.

 

V

 

Ni el Cielo fue Azul durante el Tercer Día, ni las Constelaciones brillaron en el Firmamento. Primero, porque el color del cielo depende de la composición química del aire. Y segundo, porque Dios no había actuado sobre la masa astrofísica celeste desde que la creara.

Ciertamente el encuentro de ríos salvajes sobre un lecho produce una primera acción giratoria alrededor de un centro común, pero conforme pasa el tiempo las aguas se calman y el mar creado se estabiliza.

Sin embargo, la presión gravitatoria es fuerte en este Origen, y se entiende que con el paso del tiempo igualmente esa presión se vaya reduciendo a medida que la masa trasforme la Gravedad en fuerzas, y cayendo la presión interna se produzca una nueva redimensión del radio de las distancias interestelares acorde a las naturalezas de las fuerzas producidas.

Esta secuencia natural implica una cantidad de años, a contar en términos astrofísicos.

Menor la presión gravitatoria: mayor la expansión, hasta alcanzar un nuevo equilibrio final. ¿Pero qué pasará si aceleramos la transición a una nueva presión creadora de un nuevo equilibrio final? Y lo más importante ¿cómo lo haríamos?

Físicamente hablando, una vez conocida la ley universal que gobierna la relación materia-energía en el Cosmos, tendríamos que acelerar el proceso de transformación de la Gravedad en fuerzas estelógicas. Es decir, en un Acto de Omnipotencia y Todopoder subiríamos la producción de luz y energía cósmica haciendo que la reducción de la presión gravitatoria que en tiempo natural se produciría en millones astrofísicos de años se produjese en años naturales. La consecuencia, una Iluminación Masiva de los Cielos provocando como efecto la Expansión de Equilibrio Final que sólo se obtendría mediante el paso de los Años Astrofísicos. Esta Acción Creadora es la que emprendió el Hijo de Dios al Amanecer del Cuarto Día de la Historia del Género Humano.

Las consecuencias que esta Acción tuvieron en nuestra Historia Universal la veremos en el Día que sigue.

Observamos que si por una parte Dios descubre la Plenitud de la Naturaleza Divina de su Hijo delante de todos sus hijos, cuyo Omnipotente y Todopoderosa Palabra es el Principio a cuya Ley se sujeta la Creación entera, por la otra parte abre la inteligencia de todos a la Unidad de Acción en el Acto Creador del Hijo de Dios con su Padre, en quien tiene toda Omnisciencia y Sabiduría para darle a los Cielos la Nueva Forma que entonces adquirió, la de una Carta Constelacional de Vuelo para las Migraciones de todas las Aves que habrían de ser creadas, de un sitio, y de otro servirle a todos los seres vivos terrestres en la Estabilidad de los Cielos una Referencia de Estabilidad en su propia existencia.

La Creación de esta Magnífico y Maravilloso Árbol de las Constelaciones, cuya belleza despertó en nuestra Inteligencia la Idea de la perfección Divina, no debe hacernos olvidar el Fin Metafísico natural a las Dimensiones de nuestro Universo: “Separar la Luz de las Tinieblas”.

El Campo Cósmico Abierto está sujeto a grandes corrientes de materia nebular flotante. Atraídas por los campos gravitatorios estas Nubes de Materia Cósmicas se abalanzan sobre las galaxias, moviéndose libremente entre unas y otras. Su combustión hace que las galaxias aumenten su brillo, de donde descubrimos su naturaleza de grandes hornos astrofísicos en los que esas Nubes son reducidas a materia microcósmica, de un sitio, y del otro a ser transformadas en cunas de planetas.

Creado nuestro Universo, no se podía esperar que tarde o temprano estas grandes Nubes que sobrevuelan el espacio cósmico abierto fueran a pasar de largo por nuestros Cielos. Dios cuenta con este encuentro desde el Principio de la Creación de un Nuevo Universo, y articula el Edificio Astrofísico que sustentará la Nueva Vida acorde a su Sabiduría y Todopoder.

En el caso de nuestro Universo seguía operativa la misma Ley. Tarde o temprano las Nubes intergalácticas descenderían sobre los Cielos. Teniendo esto en el horizonte, Dios creó las dimensiones de nuestros Cielos acorde a este encuentro que habría de producirse y que elevaría la temperatura interna del Campo acorde a la distribución de masa en su interior.

En un campo altamente concentrado de materia la elevación de la temperatura será más alta que en otro campo de menor concentración. En fin, las variables con las que el Hijo de Dios jugó durante este Cuarto Día fueron muchas y no menos impresionantes de la primera a la última. El Resultado Final es su Victoria, y esta Victoria suya somos Nosotros.

Queda la cuestión del Tiempo. ¡¡Cuánto duró esta Configuración de los Cielos en el Árbol de las Constelaciones!!

Cabe decir lo que dije. Dios no mide el tiempo acorde a nuestra naturaleza. Él tiene una Alma Creadora, la Creación es su Pasión. Esto se ve en la belleza con la que vistió el Árbol de las Constelaciones y en la Inmensidad de los dos Muros de Defensa que le dio a los Cielos. Los Doscientos Guerreros que lucen el Escudo Globular son un Diálogo de Todopoder y Omnipotencia, pero también de Amor y de Pasión por la Vida, el Fruto Final de toda su Acción. Los miles de Cúmulos Estelares que defienden las Fronteras entre el Campo del Árbol de las Constelaciones y los Guerreros Globulares son el Libro de Ciencia más hermoso y profundo que pueda inteligencia alguna abrir.

Finalmente, ¡cómo hacer posible el Viaje entre las Estrellas sin esta Carta de Navegación Interconstelacional levantando en el Espacio este Paisaje Fijo que le da al Campo del Universo su geografía propia, donde se transforman las estrellas en montañas y las distancias entre ellas en valles y llanuras, caminos hacia el Universo de los universos, el Mundo que Dios creó para ser su Casa, su Tierra, su Paraíso, su Reino!

VI

 

En efecto, en el Universo del Tercer Día el desplazamiento por los Cielos suponía meterse en un laberinto en el que la salida sería una odisea perdida. La concentración de materia y su distribución al alimón sujeta a las fuerzas naturales producto de la agrupación caótica en un lecho común de ríos de estrellas procedentes de diferentes galaxias, el movimiento en ese bosque cerrado en movimiento sin punto de referencia estático era un suicidio. Únicamente Dios podía internarse en ese laberinto y desde dentro darle una Nueva Forma, crear desde el Caos una Armonía Perfecta, convertir los caminos sin salida en autopistas de vuelo perfectamente cartografiadas hasta el punto de poner el piloto automático en rumbo a la constelación que se quiera.

Obra perfecta, obra maravillosa en todas sus partes declarando la Divinidad de su Autor, Jesucristo, el Hijo de Dios, la Palabra que se hizo Hombre, la Palabra que estaba al Principio, cuyo Verbo es el de Dios, porque Dios está en El. El hizo todas las cosas y sin El nada de lo que existe existiría. Y lo que existe por El existe, pues su Padre todo lo hace por Amor a Él, y sin El nada puede permanecer en la existencia, pues todo el que no ama al Hijo no puede permanecer en la Creación de su Padre, YAVÉ Dios, el Autor de la Biblia, Señor del Infinito y de la Eternidad, quien con su Poderoso Brazo Increado le dio al Cosmos la Nueva Forma que mantiene, ser Su Creación. Y nada ni nadie puede vivir en esta Creación de Dios si no tiene a su Hijo por Rey y Señor.

Como Ayer, así Hoy y por siempre.

 

DIA QUINTO

 

CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

 

 

Justo es que reemprendiendo este camino recuerde la necesidad de liberarse de la imagen estática del Hijo de Dios grabada en nuestra mente por los siglos pasados, y alcemos la cabeza para mirar de frente al Rostro Vivo de nuestro Creador. ¿Tendré que recordar las palabras del Espíritu Santo?:

“¿Quién os enseñó a ver al Señor como muerto? ”

EL es la Vida. El recibió un Nombre Nuevo: “Cristo”, el Nombre del Mesías, el Campeón elegido por Dios para ser el Vengador de la sangre de su hijo Adán. ¡El Mayor vengó la muerte del Menor!

Pero Aquel hijo de Dios que se hizo Hombre para que la Ley se cumpliera, pues dice: “De la sangre de un hombre por la mano de otro hombre reclamaré justicia ”, cumplimiento de Obligación Moral Divina que implicaba la Encarnación de Aquel Hijo nacido de la Naturaleza Increada de Dios. Este Elegido para ser el Campeón del Hombre y enfrentarse en un Duelo a Muerte al Diablo, Este Hombre es Aquel Dios quien con su Todopoderosa Palabra dijera: “Haya estrellas en el Firmamento de los Cielos para separar la Luz de las Tinieblas”.

Pues, en efecto, la misma Ley que llamó en “el Día de YAVÉ, Día de Venganza”, a Victoria al hijo de Adán, hijo de Dios, le abrió la Puerta de la Justicia a cualquiera de los hijos de Dios, de nuestra creación o “no de esta creación”, del Cielo o de la Tierra, pues siendo hijo de Dios el muerto, cualquier hijo de Dios, cumpliendo el primer aspecto, ser hombre, podía ser levantado para ser el Campeón de Dios y el Vengador del Hombre.

Quiso Dios que su Unigénito, Aquel mismo que con su Todopoderosa Palabra y Omnipotente Brazo nos creó, se levantara para vengar la Muerte de su hermano Menor.

No creía el Homicida que la Encarnación de un Hijo de Dios en el seno de una Virgen fuese posible, y ya se jactaba el Asesino de su victoria sobre el hijo del Hombre cuando la Encarnación se hizo. Y aquí nació el dilema de la visualización de Jesucristo “como muerto” contra cuya imagen se levantó el Espíritu Santo para recordarles a todos los Fieles que el Señor Vive, y es ante El, el Hijo de Dios en persona que debemos acercarnos y vivir en su Presencia.

Es natural que la Distancia en el Tiempo haya levantado de nuevo esta Imagen Estática, de la que ahora debemos desprendernos. El Hijo de Dios está tan vivo como yo y como tú, quienes, aunque no nos veamos nos manifestamos el uno al otro, uno escribiendo y el otro leyendo. La carne no debe cegarnos los ojos reduciendo la mirada a una estatua enmarcada en una Cruz. El Hijo de Dios Vive.

Aquel Jesús, Dios Hijo, que se hizo Hombre contra la creencia en la Concepción Inmaculada de Cristo en el seno de una Virgen por obra y gracia de Dios Padre, Señor del Infinito y de la Eternidad, quien con su Todopoderoso Brazo redujo un Cosmos a Polvo vagando por un Abismo de un Pozo sin Fondo; Este mismo Jesús hecho Hombre por nuestra Causa y Vida, y porque su Imagen es la de un hombre en nuestra mentes, no debe hacernos olvidar que este Jesús es el Verbo de Dios quien con su Todopoderosa Palabra “Hizo los dos grandes luminares, el mayor para presidir el día, y el menor para presidir la noche, y las estrellas, y los puso en el Firmamento de los cielos para alumbrar la Tierra, y presidir el día y la noche, y separar la Luz de las Tinieblas. Y vio Dios ser bueno, y hubo tarde y mañana, día cuarto”.

Estamos hablando de Dios, y de aquí que anunciando su Encarnación dijera su Padre: “Dios con Nosotros”.

 

EL ÁRBOL DE LA VIDA

I

Dijo luego Dios: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos.” Y así fue. Y creó Dios los grandes monstruos del agua y todos los animales que bullen en ella, según su especie, y todas las aves aladas, según su especie. Y vio Dios ser bueno, y los bendijo diciendo: “Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves.” Y hubo tarde y mañana, día quinto.

Recogemos el hilo de la narración de la Historia del Género Humano.

Resumamos lo expuesto en la primera Parte.

La Creación del Árbol de la Vida en la Tierra se produce bajo las aguas “que estaban debajo del Firmamento que separa las aguas que están debajo del firmamento de las aguas que están sobre el firmamento”. Sería bajo las aguas del Océano que las raíces de todas las especies comienzan su Evolución en creciente desde el barro a las primeras Plantas, que colonizan los fondos marinos y según las aguas se retiran se adaptan a la existencia en tierra firme.

Las condiciones térmicas de aquella Tierra dominada por aquellos Dos Grandes Bloques de Hielo en retirada hacia los Polos Geográficos, la Química de aquella Atmósfera surgida de un proceso de Vulcanismo Global, sumadas a la elevada presión gravitatoria a que estaba sujeto el Sistema Solar en el seno de aquellos Cielos, nos plantan delante de un escenario sin conexión ninguna con los presupuestos, contra natura, forjados por la fantasía de los cosmólogos del Siglo XX, y su mitología pseudo-científico cretino-ficticia haciendo nacer la Tierra en la barriga de una Vaca Sagrada devorando polvo hasta parir la Vida.

Liberados de aquella ciencia-ficción, tejida a medida de la mediocridad de la Universidad del Siglo XX, smoking que la Astronomía debió asumir como propio aun cuando su Revolución Tecnológica le metiera fuego, que lo hizo, a aquel Cosmos existente únicamente en la cabeza de los Ciegos, Einstein su prototipo, castillo en el aire cuyas ruinas, momificadas en maravillosos iconos ante los que arrodillarse, o quedar fuera del Sacerdocio Universitario, dogmas infalibles desde los que medir lo que es herejía y lo que es servidumbre; liberados de esa religión para ciegos, abrimos la Puerta y nos adentramos en la Verdadera Historia del Universo, Cuna del Género Humano, cogidos de la Mano de las Sagradas Escrituras.

El Árbol de las Constelaciones creado, el Árbol de la Vida en su Primera forma: el Reino de las Plantas cubriendo ya las grandes extensiones de tierras que la retirada de los Grandes Bloques de Hielo fue dejando a medida que el Cuarto Día fue pasando, este Quinto Día comienza sobre un Nuevo Escenario.

Primero: la Presión Gravitatoria sobre el Sistema Solar se ha aligerado en razón de la Expansión del Diámetro de los Cielos por el Hijo producida.

Segundo: la cantidad de energía fotónica, en todo el espectro, que llega de las estrellas a la Tierra ha descendido.

Tercero: la naturaleza química de la Atmósfera ha experimentado una transformación profunda como efecto de la Fotosíntesis.

Cuarto: la disminución de la densidad de gases enrarecidos en la atmósfera le ha dado un nuevo color al cielo. Las condiciones climatológicas a cielo abierto han cambiado.

La suma de estos efectos causa una densidad gravitatoria menor a nivel de superficie terrestre, que incide directamente en el Reino de las Plantas, elevando sus magnitudes físicas en esta misma proporción.

Así pues, independientemente de los detalles que este ensayo deje en el aire, que serán muchos según el área desde el que se penetre en su visión general, durante todo el Día Cuarto el Árbol de la Vida había seguido creciendo bajo las aguas de los océanos y mares en que se dividió el Océano Madre.

La explosión de vida fue enorme. Dadas estas nuevas condiciones gravitatorias la propia vida experimentó esta transformación de estado, surgiendo, como dice el Texto Divino, los grandes monstruos del agua, cepas de las que luego emergería el Mundo de los Dinosaurios.

Sobre las dimensiones de estas primeras cepas vivientes bueno es decir unas palabras.

La disminución de la presión gravitatoria en los Cielos bajó la densidad de la gravedad en la superficie de la Tierra, cierto, pero aparte de este dato nosotros sabemos que las primeras generaciones de todo sistema basado en una organización compleja suele edificarse sobre el gigantismo. Recordemos los primeros ordenadores y comparemos con los nuevos. Los primeros y antiguos teléfonos con los actuales. Esta ley de reducción del tamaño acorde a la perfección de la tecnología procede de la propia vida. Es siguiendo esta ley que Dios habla de Monstruos. Se trata de las primeras formas gigantes que pueblan las aguas en razón de la simplicidad de sus formas orgánicas. Tenemos en los cetáceos sus descendientes actuales; tomando como punto de referencia a estos parientes lejanos podemos hacernos una idea del tamaño de sus primeros padres, “los monstruos del agua y de todos los animales que bulleron en ella” durante la Mañana de este Quinto Día.

Aquella explosión de las primeras ramas del Árbol de la Vida vino acompañada de un Descenso constante del Nivel de las Aguas del Planeta.

Dios había creado un Nuevo Equilibrio Geofísico entre Núcleo y Litosfera cuyos parámetros le sirvieron de marco al Crecimiento del Árbol de la Vida a través de las distintas Eras Biohistóricas.

La Retirada de los Dos Grandes Bloques de Hielo hacia los Polos geográficos siguió su Curso, de manera que la presión biológica se fue haciendo mayor según la Evaporación de las aguas fue creciendo por la elevación de la Temperatura Biosférica.

Menor la masa de Hielos Terráqueos mayor la temperatura de la Biosfera. Esta Presión Biológica creció hasta sacar el Árbol de la Vida su Tronco sobre la superficie de las aguas y la Gran Rama de las Primeras Aves dio el Gran Salto de la Vida acuática a la Vida aérea. La Vida Marina transformó sus Aletas en Alas.

La Otra Gran Rama del Árbol de la Vida dio su Salto de las Aguas directamente a tierra firme: comenzó con este Gran Doble Salto su Historia el Mundo de los Dinosaurios.

La secuencia que se debe seguir es el Principio y el Fin. La contradicción en la Palabra parece grande, pero es pura apariencia. El Principio es: “hiervan de animales las aguas”, y el Fin: “Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves”.

Al decir Animales en las aguas se sitúa el origen de las especies animales, de todos los géneros, en la vida marina, que saldrá vía costa transformando las aletas en patas, proceso de evolución que se llevó en Eras los años que se llevara.

No quiero insistir en el tema del Tiempo; quien está siendo la Estrella de la Historia es el Hijo de Dios, cuya Naturaleza Increada tiene un Reloj de Tiempo acorde a su realidad Divina.

Entendemos que los pasos de aquella transformación de aletas en pata y de aletas en alas, maravilla aparte, no se produjo en una generación, sino que dibujó en la Historia una trayectoria ascendente continua.

Observamos que existen aún peces alados, resquicio final de aquel proceso que tuvo principio y fin, y vida marina mamífera conviviendo sobre los dos elementos, agua y tierra, igualmente resquicios de la última generación con la que se cerró el Gran Salto de la Vida Animal Marina a la Vida Animal terrestre.

Y ya estamos en el Aire, volando sobre la tierra bajo el firmamento de los cielos. El mundo que vemos desde las alturas es un Bosque Prehistórico cuyos árboles siguen la misma ley de gigantismo natural a las primeras especies de los sistemas complejos. Este Bosque Prehistórico cubre toda la tierra que vemos desde el aire. Es un Bosque que produce semilla y fruto, y de cuyo fruto se alimentan todas las Aves de esta Era.

Antes de crear la Vida provee Dios de Alimento; proveyó de alimento con las Cepas de este Bosque a la Vida Marina, y ahora vuelve a proveer a toda vida de Alimento con el fruto y la semilla de este Bosque.

El cielo tiene un Nuevo Color, pero no es todavía el Azul.

El Bosque Prehistórico fue el primer hábitat de todas las Especies que saltaron del Agua al Aire. Hacen del Bosque su Hogar y desde el Bosque comienzan a ver cómo el Gran Salto de la Vida Animal, de todos los Géneros, se abre camino desde las costas, y alimentándose del Bosque inician la Era de los Dinosaurios, aquellos Grandes Leñadores de Bosques, cuyas mandíbulas fueron hachas y cuyas dentaduras, en su hambre de gigantes herbívoros, cuyo manjar era el propio árbol, fueron sierras mecánicas derribando árboles.

La reproducción de estos gigantes llena la tierra que ellos mismos liberan. Reproduciéndose sin cesar, con alimento sin fin para vivir holgadamente, los leñadores de los Bosques Prehistóricos tienen una Era por delante para crear Valles y Llanuras en los que las Aves acabarán poniendo sus Huevos. Pero entre el Principio, el Gran Salto, y el Fin, reproducción en tierra firme, la Biosfera vive una Nueva Revolución.

La Fibra Vegetal va un paso por delante de la Evolución de toda vida. En primeras instancias transformó la Química de la Atmósfera, haciendo posible así la vida en ella para todas las especies y sus géneros. Esta Transformación le afectó a su propia fibra, de manera que cuando se produce el Gran Salto la Fibra Vegetal había evolucionado para adaptarse a la Atmósfera que ella misma había producido. La Fotosíntesis sólo había hecho empezar su Trabajo.

En el Día del Gran Salto la composición química de la Atmósfera tenía en el Carbono su elemento fundamental básico. Y el Bosque seguía respirando.

La Nueva Dinámica, transformación a toda potencia del Carbono, como elemento atmosférico rey, al Oxígeno, viene a lomos de un Bosque Prehistórico todopoderoso.

No menos todopoderosos fueron los Leñadores del Bosque, creando Valles y Llanuras en los que sus géneros, todos herbívoros, se multiplicaron hasta el infinito. Dieta herbívora sobre la que es necesario decir algo.

Desgraciadamente para el Género Humano la Ciencia se lavó las manos en lo que le concierne a la Verdad, y haciendo de Pilatos entregó la Historia a los intereses ideológicos y políticos de una Universidad entregada a la servidumbre en razón de su ilimitada universal mediocridad.

Para ocultar esta naturaleza de sierva del Poder la Universidad se creó ídolos, los vistió de números y letras y se los dio a los pueblos por nuevos dioses. Creó una Mitología Cosmológica tocando todos los sectores del Árbol de las ciencias, entre los cuales la Dieta Carnívora del Mundo de los Dinosaurios fue otra más de los ritos a cumplir para llegar a tener un sitio en el templo de los esclavos del Poder del Ateísmo Científico.

El segundo mito que se creó fue el de la Extinción del Mundo de los Dinosaurios por la caída de una estrella del abismo.

De donde se ve, se deduce y se entiende que lo que le es común a todos los intelectos mediocres es la ficción, no la Ciencia, y montando la primera sobre la segunda hacen vivir a todo el mundo en una fantasía insalubre y desgraciada cuya meta es, como se viera en el Siglo XX: la Aniquilación del Género Humano por conflicto insuperable entre la Realidad y la Ciencia-Ficción de la Universidad.

Es verdad que habiendo Dios reducido la Historia de la Creación del Universo a un Jeroglífico, de esta manera omnisciente cerrando el acceso a su Memoria, el efecto fue la frustración de la inteligencia, que habiendo sido creada para elevarse a la Imagen y Semejanza de la Divina se vio discapacitada y disminuida a la de las bestias. Ahora bien, lo uno no justifica lo otro. Al ignorante lo que le conviene es cerrar la boca. Máxime habiéndonos Dios dado por Maestro a su propio Hijo.

Y pues que debe distinguirse entre Desconocimiento e Ignorancia, diré que la Fe con el Conocimiento del Creador conduce a la Ciencia verdadera de todas las cosas, porque donde hay Fe hay lucha, esperanza en la victoria; pero la ignorancia sin la Fe conduce a la Ciencia-Ficción de la Guerra biológica, verdad que el Siglo XX puso en Acción y este Siglo XXI quiere superar.

Los datos están sobre la mesa de aquellos pocos científicos verdaderos que ya han defendido la Dieta Herbívora del Mundo de los Dinosaurios.

Debido a la lobotomización intelectual de los pueblos, y la reducción del ser humano común a la condición de bestias dispuestas para el sacrificio, la mitología universitaria exportada a los Mass media de un mundo carnívoro y caníbal inter-dinosáurico es de minas de salomón. Pero con la verdad no se puede jugar sin correr el riesgo de, en lugar de armar a la presa para cazar al cazador, echarlo a correr hacia los brazos del depredador

Pero desde la defensa a ultranza de la Universidad de las dos naturalezas humanas, las de los elegidos y las de los comunes, se entiende la transformación final del Ateísmo Científico en Religión.

El Fin marca los medios. Pero el Fin no justifica los medios sino a ojos de un criminal.

El Fin en este caso era la creación de grandes llanuras y valles, ecosistema global en el que se produciría el Gran Salto de la Vida del Mundo de los Dinosauros al Mundo de los Mamíferos. Dos mundos que no podían coexistir. Uno tenía que dejar paso al otro, lo viejo a lo nuevo.

Este paso se produjo naturalmente. No por colapso ni por tragedia.

Los Pulmones del Nuevo Reino de las Plantas estaban transformando la Atmósfera a ritmo todopoderoso.

El Nuevo Elemento, el Oxígeno, comenzó a ser primario. Y como había venido sucediendo y seguiría sucediendo, a medida que el Reino de las Plantas transformaba su Hábitat Natural adaptaba su Fibra a este nuevo medio Biosférico.

Estos dos factores, la elevación del Oxígeno a Elemento Fundamental Básico de la Atmósfera y la transformación de la Fibra del Árbol, determinaron paulatina y escalonadamente la Desaparición de todas las especies componentes del mundo de los Dinosaurios.

La Falacia de la Cosmología del XX suponiendo que la Atmósfera es igual a sí misma desde el Origen de la Vida en la Tierra a nuestros días dice todo lo que me callo sobre el nivel de la inteligencia de la Universidad. No ser capaz de recrear un proceso tan simple como la necesidad de transformación química de una atmósfera con origen en un proceso de fusión de la Corteza de la Tierra demuestra que la Universidad del siglo XX fue dirigida por verdaderos discapacitados intelectuales, cuya herencia sigue aún gobernando el mundo de la Ciencia.

Desde el Aire y desde el Bosque, pues, vimos crecer el Mundo de los Dinosaurios, extenderse, dominar, reinar, gozar, vestir la Tierra de una explosión maravillosa de Vida de todos los géneros y especies, un Paraíso de Vida en abundancia, regalo de Dios para los ojos de sus hijos.

Los Grandes Leñadores talaron los Bosques Prehistóricos de Fibra Dulce cuyos restos podemos contemplar en el Bosque Prehistórico de Piedra en los Estados Unidos de América. Abrieron Valles y Llanuras. Parecía que la Tierra fuera a ser de aquellos todopoderosos leñadores hasta el fin del mundo. Y en verdad lo fueron, hasta el fin de su Mundo fueron los reyes del Planeta.

Innecesario es hacer números. Lo que no vemos con los ojos no es bueno que lo pintemos con las manos. La Era de los Dinosaurios no fue creada para hacer de la Tierra su Paraíso por la eternidad. Aquella Tierra era un gran jardín de vida del que trasplantar sus especies a un Paraíso, este Sí, creado para subsistir eternamente y llenarse de Especies y sus géneros de todos los Mundos creados por Dios, Creador de Universos.

Los dioses, sus hijos, iban y venían de su Mundo al nuestro llevándose de la Tierra familias de Animales y Aves de todas las especies y géneros con las que Dios viste su Paraíso.

Volviendo a nosotros, con el paso del Tiempo el Oxígeno reinó la Atmósfera, y marcó el Fin del Mundo de los Dinosaurios y el Principio del Mundo de los Mamíferos.

Las Aves, la vida que se había refugiado en el Bosque ante el avance de la tala de su Hábitat Natural, libres las llanuras y los Valles de sus reyes y señores durante aquel reino de millones de años, comenzaron a bajar a tierra firme y a reproducirse en contacto directo con el suelo.

En este Nuevo Escenario se reprodujeron, y se multiplicaron durante los millones de años que Dios dejó al Árbol de la Vida seguir su curso, extender sus ramas, dar origen a nuevas generaciones y proceder estas a la adaptación final a esta Nueva Biosfera en la que el Oxígeno vino a ser el elemento rey, y la nueva fibra del Árbol se internaba en su fase final de transformación para ser su Fruto el Plato preferido de la Dieta de toda Vida, una vez estos procesos se consumasen durante la Noche del Día Quinto.

Así fue: Y vio Dios ser bueno … Y hubo tarde y mañana, día quinto.

 

II

 

Entendemos que al Hablar de tarde y mañana se habla de Noche, es decir un Tiempo en el que las leyes naturales toman el gobierno de todo el Cuerpo de la Tierra. El telón cae, Los hijos de Dios se retiran. Baste a cada día su afán. La Creación de un Mundo es un espectáculo inolvidable.

Desde el Origen Astrofísico del Nuevo Universo a la Expectación de la Belleza de su Árbol Constelacional, desde el Misterio de la Naturaleza de las Raíces del Árbol de la Vida en el Mundo donde plantará Dios su Semilla hasta el descubrimiento de la línea filogenética que recorrerá el tronco del árbol de las especies hasta dar a luz vida para ser formada a la Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, el Misterio se perpetúa de Noche en Noche, se revela de Día en Día.

Dios pone todas las leyes en marcha, dirige durante el Día el Movimiento Universal y una vez todas las claves y factores en sus sitios, deja que la Sabiduría trabaje a sus anchas y sorprenda a todos los hijos de Dios para cuando al Alba regresen al Escenario.

Este es el Espectáculo de la Creación a que el Género Humano ha sido invitados a asistir cuando, delante de todos, Dios dijo: “Mi Padre hará mayores Obras que ésta, de suerte que quedéis maravillados”. Esta fue la Revolución que tuvo su Comienzo con la Creación de nuestro Universo. Y que fue amenazada de colapso a raíz de la Tragedia que supuso convertir la Tierra en campo de batalla donde aquellos “hijos rebeldes”, de los que habla Moisés en su Cántico, decidieron jugarse contra destierro Eterno la Conversión del Reino de Dios en un Imperio de dioses más allá del Bien y del Mal.

Semejante Acto de Locura dejó perplejo a Dios Hijo y encendió en Cólera a Dios Padre. Porque habiendo Dios alzado una Pena de Destierro Eterno contra quien volviera a poner sobre la mesa esa Ambición, propia de quien quiere hacer del Paraíso un Infierno, y diciendo “El que coma, morirá”, creyendo esos “hijos rebeldes” que tentando a Dios Hijo podrían obligar a Dios Padre a ceder y bendecir la Tiranía de los dioses como Forma de Gobierno, vinieron a encontrarse con la Unidad en el Espíritu Santo del Padre y del Hijo, de aquí que el Apóstol y Evangelista escribiera “encarnado por Obra y Gracia del Espíritu Santo”. Escribiendo esto dejó Dios claro que la Tentación había fracasado. Y fracasó porque nunca tuvo Futuro, pues como vuelve a decir el Apóstol y Evangelista: “Al principio era el Verbo … y el Verbo es Dios”.

Victoria que el propio Dios Padre declaró en Moisés, antes del Nacimiento al escribir en su Génesis: “Y creó Dios, … Y dijo Dios … y Dios hizo … Y Dios vio ser bueno …”,  de esta forma declarando el Dios del Infinito y de la Eternidad, Padre de ese que dijo “Haya Luz”, que la Unidad entre Padre e Hijo está sellada por el Espíritu de Dios, de aquí que su Sierva, la Iglesia Católica, reunida en Concilio por el Espíritu Santo, confesara esta Unidad diciendo: “Dos personas distintas y un solo Dios Verdadero”. Declaración Universal Eterna expresada en el Texto del Génesis, en el que si el que habla es el Hijo, y Él es el Brazo de la Acción, la Omnisciencia que mueve ese Brazo es el Padre, de esta forma siendo dos Personas y un único Dios. A cuya Unidad vino a sumarse el Espíritu Santo hecho Hombre, es decir, Cristo, Cabeza de una Casa, formada por todos los hijos de Dios, de la Tierra y del Cielo, su Esposa, y Madre de su Descendencia, Descendencia que recibe de su Padre de los Cielos la Vida Eterna, cumpliéndose así el Fin de esta Creación, “hagamos al Hombre a nuestra Imagen y nuestra Semejanza”. 

Mas como: baste a cada día su afán, aquí dejo este trabajo por hoy. En cuyo terreno entraremos el día que viene.

 

 

 

DIA SEXTO

 

EL ENIGMA DEL PRIMER HOMBRE

 

I

 

El Día Sexto fue un gran día.

Un misterio envuelto en un enigma está a punto de encontrar la clave que permitirá ver de qué rama, y qué línea filogenética será la que llevaba en su seno la vida inteligente.

La expectación ante este acontecimiento fue inmensa, maravillosa, sublime.

La Creación es un milagro en vivo, un acontecimiento abierto a seres para quienes, por nuestro origen en la Materia, es en realidad un vestido demasiado grande, pero que nos hace sentir de maravilla en razón de quien habiéndonos creado a sus hijos a su Imagen y Semejanza comprende que mantenernos lejos de este Escenario sería una negación de nuestro propio Origen Divino. 

¿Se puede ser hijo de Dios y tener cerrada la Puerta a la Contemplación de la Creación de Universos? ¿Por muy maravilloso que un Mundo sea de verdad no se convierte en una cárcel infernal si sus fronteras cierran sus muros a la libertad de quienes han sido creados para ser hijos de Dios?

Somos hijos del Dios Creador de todas las cosas y en cuanto tales hemos nacido para disfrutar viendo a Nuestro Padre levantando Universos con sus Mundos, ¿o no somos sino un animal más de un Paraíso que en realidad no es sino una especie de Zoológico Cósmico creado por ese mismo Dios que nos llama hijos para que nos quedemos tranquilos en nuestra jaula de oro?

La respuesta a esta cuestión ha sido ya respondida. La Presencia de los hijos de Dios durante los Días de la Semana de nuestra Creación lo dice todo. Nunca estuvo en el Corazón de Dios crear un Zoológico de proporciones cósmicas en el que sus hijos vivirían en jaulas, maravillosas, anchas como Mundos, pero jaulas al fin y al cabo para quienes teniendo sus Almas en el Espíritu Creador de Dios necesitan vivir la Libertad en el marco de esa Razón.

Ninguna retórica, discurso, sabiduría, dialéctica o ciencia puede dar mayor cuenta de la Veracidad y Pureza del Corazón de Dios que el Argumento de la Presencia de sus hijos a su Alrededor cuando abriendo su Hijo su Boca, dijo: “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra Semejanza”.

¿Invitados a contemplar a Dios en su salsa? ¿Únicamente eso, “invitados”?

¡Más! Mucho más. Invitados a contemplar y a participar. Pero vayamos por partes.

Aquéllos que estuvieron presentes, y son testigos de la Creación de nuestro Universo y de nuestro Mundo, después de haber visto todo lo que vieron en los Días anteriores, y comprendiendo que lo mejor estaba por venir, como quien no puede dormir porque se le hace imposible la espera del día que ha de nacer, aguardaron el Alba de este Nuevo Acto con el corazón en un puño.

Alegría al despertar; la Noche del Día Quinto fue larga, y también sencillamente Divina. Las cuestiones volaron por las arterias desde el corazón a la cabeza, se hicieron pensamientos: ¿Qué grandioso despliegue de nuevas especies sin número activaría el Árbol de la Vida en la faz de la Tierra?

La experiencia con sus Mundos propios, cada uno una Rama del Árbol de la Vida de la Creación, les descubría a todos los hijos de Dios que la Vida Inteligente es el Fruto final de la Creación de cada Nuevo Universo, y que cada Rama, aunque saliendo del mismo Tronco Cósmico del Árbol de la Vida y siendo todas regadas por la misma Savia Universal, cada Rama despliega un Nuevo número infinito de nuevas especies. El Amor a la Creación es Amor a la Vida. Y la Vida y Dios comparten la Eternidad desde la Increación. Si pues las Ramas del Árbol de la Vida son infinitas ¡cómo entonces atreverse a predecir el curso que seguirá en cada Universo la Línea Filogenética portadora de la Inteligencia! Un misterio que descubrirían los hijos de Dios en este Nuevo Día.

Y sin embargo la experiencia que Dios les había invitado a vivir ¿a qué podría compararse?

¡Cuál de aquellos hijos de Dios que siguieron a su Padre al otro lado de las Murallas del Cosmos no recuerda, aun Hoy, a aquella Tierra abandonada en las Tinieblas, al otro lado de las Costas del Océano de las Galaxias!

Señor, una imagen en la penumbra, un recuerdo vagabundo recorriendo la oscuridad, hundiéndose en el pozo sin fondo de la memoria donde acaban desapareciendo esas cosas que no queremos recordar o no merecen la pena ser tenidas en cuenta.

Una Planeta sin apariencia, un pedrusco más en el Abismo, el planeta Tierra, perdido en la inmensidad de una escombrera, golpeado por inmensas moles a la deriva, resistiendo los golpes de restos de estrellas muertas, ruinas de galaxias flotando en la niebla del Infinito, una vez orgullo del Espacio ahora fantasmas rocosos sin hermosura, privados del menor átomo de energía. ¿Cuánto tiempo tardarían los muros de aquel Planeta en venirse abajo? ¿Qué futuro era el suyo?

A su lado un soldado grande como un gigante mitológico levantaba su escudo protegiendo a su señora. Era la Luna. Contra su escudo se estrellaban las grandes moles en su camino al Océano de las Galaxias, a su paso cubriendo su piel de esas cicatrices heroicas de miles de cráteres, como viruela en el rostro del coloso.

¿Cuál de los hijos de Dios se acordaba ya, al alba de este Día Sexto, de aquella reina y de su escudero, abandonadas por Dios en aquel cementerio, sobre el que los dioses les contaron su existencia, pero que hasta entonces nunca conocieron? Sólo eso, la palabra de los dioses.

En eso, al Alba del Día Cero de la Semana de nuestra Creación, Dios conduce a sus hijos a aquel Cementerio “del Abismo que estaba cubierto por las Tinieblas”, restos de un Cosmos contra el que Dios desplegó su Infinita Fuerza hasta convertir la Materia a polvo y piedra vagando por el Espacio Vacío, privado por la Eternidad de Energía.

La Obscuridad absoluta, el Silencio de los muertos. El Pozo del Abismo, ¿quién quiere caer en su fondo, el fondo del infinito?

Mal sitio para ser condenado a Destierro Eterno, una Caída sin fin en el Abismo. La temperatura es el cero absoluto. No hay luz. No hay Vida. Allí, flotando en aquel Abismo cubierto por las Tinieblas, el terror en sus mentes ante la idea de ser desterrados de la Creación y arrojados a este Abismo, estaban todos, antes del Principio de nuestro Universo, arropados todos por el Calor del Corazón de Padre del Creador de la Luz y de las Tinieblas, el Señor YAVÉ Dios, el Brazo cuya Fuerza desplegara los rayos de energía antimateria que redujeron a polvo galaxias sin número.

En la distancia un Océano luminoso, el Nuevo Cosmos, rugiendo con la alegría de una tsunami creadora extendiendo las aguas de la Creación hasta el horizonte que nunca acaba; una fuente de luz, sólo eso, ¡pero qué luz!

La idea del Destierro perdiéndose en sus venas, Dios hizo una Maravilla y desde la Nada, si visto con los ojos de la cara, creó Dios un Sol y Nueve Planetas, con sus Lunas. En la medida que cada inteligencia capta las leyes de la Ciencia de la Creación y las adapta a su naturaleza, todos los hijos de Dios presentes en el Acto de la Creación del Sistema Solar se maravillaron conforme en sus inteligencias iba Dios haciendo vivibles a sus ojos los procesos del Salto de la Energía generada por el Cosmos desde la Materia Microfísica a la Astrofísica.

La transformación de la energía dinámica en materia dentro de un campo dividido en unidades de vuelo tal que la multiplicación de la masa al fin de la unidad recorrida dobla su velocidad original por sí misma, siendo el número de unidades de vuelo un infinito pone en ejecución una producción hasta el infinito de masa tras un tiempo de viaje controlado cuyo término es la implosión astrofísica en el origen de las estrellas. Este proceso elevado al infinito es la raíz de las galaxias.

En bruto parece siempre más sencillo esta creación general. Reducimos una galaxia a energía cósmica mediante la aceleración hasta el infinito de su tiempo de existencia; rodeamos este cañón de energía cósmica de un campo gravitatorio o de espacio-tiempo donde la velocidad se multiplica y con ella la masa de los haces. En campo abierto esto supondría una producción de materia hasta el infinito; pero este proceso de crecimiento hasta el infinito de masa tiene por límite la Implosión Astrofísica. De aquí la geometría original de las galaxias.

El Origen de las Galaxias es una Explosión en cadena una vez alcanzado la masa micro astrofísica este Límite de Crecimiento. Mas en el caso de la Creación del Sistema Solar, Dios ejecuta este proceso general sobre un haz específico. A fin de que sus hijos entiendan el Proceso General en el Origen de la Expansión del Nuevo Cosmos Dios reproduce el proceso de Creación de las Galaxias a nivel Particular.

Sin Dios no existe Expansión. Dios es la Fuente de Energía de la que se alimentan las Murallas de la Creación. A este Nivel las galaxias son cañones disparando gigantescos rayos de haces todopoderosamente cargados de energía potencial que al ser absorbidos por este Campo Transformador de Materia Microfísica en Materia Astrofísica hace de Ciclotrón con paredes que no se agrietan y en cuyo Anillo Espiral la materia es conducida al Punto de Implosión Astrofísica. He ahí el Origen del Gran Big Bang. Y he aquí el Sistema Solar.

Este Pequeño Big Bang genera el Sol y Nueve Planetas, con sus Lunas. La Implosión Astrofísica expande el Campo de energía creadora, lo hace suyo y la luz Solar viste de color el espacio que le es propio. 

La Física de este Proceso es tan infinitamente compleja que únicamente reduciéndolo a la expresión más sencilla puede dibujarse en la inteligencia. El origen de los Planetas y sus Lunas está en este Campo Creador de Materia Astrofísica. La transformación de la energía cósmica en materia astrofísica ejecuta una traducción de los distintos valores naturales de los miembros componentes del rayo inducido al Salto de una dimensión a la otra. Esto de un sitio.

Del otro lado, de la forma que es absorbida el agua por un agujero abierto en el lecho que la sostiene, el Campo Creador del Sistema Solar fue extendido en un espacio donde la materia flotante a la deriva era atraída hacia su interior por la naturaleza Gravitatoria del Sol. Esta materia flotante acompaña en el viaje a la energía cósmica derivada y se hace un cuerpo con los distintos núcleos que se van produciendo en el Viaje de una dimensión a la otra. Este Viaje acaba cuando el núcleo mayor alcanza su Implosión Astrofísica, se libera de toda la materia, la expulsa de su cuerpo y hace suyo el campo gravitatorio. Los demás núcleos se relacionarán en delante con este Astro.

Durante el Viaje unos planetas han adquirido un Núcleo más caliente, otros más fríos, unos más densos, otros menos sólidos, dependiendo de la densidad natural de su Núcleo, densidad que define su reacción al Nivel de la Densidad Gravitatoria del Campo creador, ley de reacción que determina la potencia de Transformación de esa Energía en Materia Astrofísica. Y por tanto determina el tamaño de todos los cuerpos resultantes.

Este Salto es Invisible y sólo detectable a nuestros ojos por el remolino que forma en el campo el descenso en espiral de la materia cósmica atraída hasta su Puerta Interdimensional. Aquí en este Puerta se produce la Implosión Astrofísica. Un Pequeño Big Bang en el caso de nuestro Sistema Solar, un Big Bang de dimensiones cósmicas cuando son cientos de millones de estrellas las que cruzan esta Puerta de Implosión Astrofísica.

¡Maravilla para los ojos! ¡Gozo para la Inteligencia! Admiración. Este es el principio de la Vida de todos los hijos de Dios: la Aplicación controlada desde su Principio hasta su Fin por Dios de las Leyes del Universo.

Hasta aquí lo que nos concierne sobre el Origen del Sistema Solar. Así fue creada la Tierra.

 

II

 

No hay palabras en el diccionario ni la lengua puede articular frases que puedan definir la grandeza de este Espectáculo, su belleza, su magnificencia. Es necesario vivirlo para entenderlo. Invitación que el Hijo de Dios nos ha dado y mantiene abierta para todo hombre de toda raza y condición.

Nosotros, volvamos al misterio envuelto en un enigma cuya llave nos ha sido dada por su Creador.

¡Cosa curiosa, pues! Dios recoge en su Mano su creación, el Sol y su Familia, y deja a la Tierra en las Tinieblas. ¿Es el desecho que no cuadra en la ecuación? ¿Se ha equivocado Dios en sus números? ¿Le ha salido una hija nacida para ser abandonada a su suerte en las tinieblas al otro lado de las Costas de la Creación? Dios es Dios, quién se atreverá a preguntarle ¿no la quieres? Dios calla. Dios se va. La Tierra se queda atrás, ¿Dios no vuelve?

Pasa el tiempo. Un cuerpo astrofísico se nutre de su propio campo gravitatorio. Es la fuente de energía que mantiene su núcleo activo, la fuente de su calor, de su pulso. Como toda energía su transformación constante reduce su nivel en el tiempo y debilita su escudo en el espacio. Si Dios no vuelve este escudo se debilita y la Tierra arrastrada a la deriva hasta finalmente ser reducida a escombros. No es por tanto un término arbitrario ni metafórico el que Dios emplea cuando escribe, hablando de ella:

Al Principio la Tierra estaba “confusa y vacía”.

Respecto a esta VACUIDAD ya lo he dicho todo en la Creación del Universo según el Génesis. En esta Sección toca hablar de la CONFUSIÓN, que ya he hecho.

Las razones que Dios tuvo para dejar a la Tierra en las Tinieblas se relacionan con la necesidad de multiplicar el peso de su Corteza y de acelerar la Sublimación de su Atmósfera, al máximo natural a la temperatura del Cero Absoluto a que estaba expuesta la Tierra.

La Omnipotencia de Dios es referida a su Poder para producir un efecto en el mínimo tiempo natural admisible. Esto implica, científicamente hablando, un conocimiento hasta el infinito de todas las propiedades y parámetros tanto del cuerpo sobre el que se produce la acción cuanto del medio en el que se realiza dicha acción. Y evidentemente esta acción relacionada con el fin que se quiere crear. En este caso una Masa de Hielos dispuesta para subsistir durante las eras geológicas que el Árbol de la Vida en la Tierra pediría para dar su Fruto: Vida a Imagen y Semejanza del hijo de Dios.

Los resultados están a la vista.

Dios se fue. Introdujo el Sistema Solar en los Cielos, y Dios regresó al Abismo cubierto por las Tinieblas.

Aquí es el Hijo de Dios quien toma el Testigo de la Acción, deviene la Estrella del Espectáculo y abriendo su Boca dice: “Hágase la Luz”. Sobre lo cual ya he dicho todo lo que tenía que decir en la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI.

 

III

 

Creada la Luz, el Hijo de Dios conduce el Viaje a través del Campo de las Galaxias a sus hermanos e introduce Tierra en el Sistema Solar. Ya conocemos lo que sucedió inmediatamente. Su Núcleo es reactivado y es creado el Firmamento que separa la Biosfera del Espacio Exterior. Son creados los mares y los océanos y el reino de las Plantas emerge de las aguas para colonizar las tierras bajo el Sol.

El Árbol de la Vida pone sus pies sobre los continentes, extiende sus raíces y pare el Árbol Prehistórico, ese Transformador de la Atmósfera Primaria que hará posible el Salto de la Vida Animal de las Aguas a la vida bajo el Sol.

Cuando ya parecía todo enfilado hacia la secuencia de este Salto, el Hijo de Dios maravilla a todos sus hermanos y mostrando su Brazo Todopoderoso, el Brazo de Dios, causa la Expansión de los Cielos, configura su Estructura y crea el Árbol de las Constelaciones. Rodea el Hijo de Dios a los Cielos de un ejército de Cúmulos Estelares Masivos, cuyos campos gravitatorios se entrelazan formando una red de hornos Estelógicos en los que la Materia Nebular Intergaláctica es atrapada y reducida a partículas. La materia flotante que escapa a esta Barrera devendrá madre de Nebulosas.

Llega la Noche del Cuarto Día. Viene el Día Quinto. Es el Día del Mundo de los Dinosaurios. Toda la acción se produce en este Día entre los Trópicos, franja que será devorada y en la que en su subsuelo descansa el Bosque Prehistórico y todos los organismos que regresaron a la tierra de la que salieron. Al presente es la fuente del combustible basado en sus restos.

El Fin del Mundo de los Dinosaurios es el Principio del Mundo de los Mamíferos. El Oxígeno condujo al Mundo de los Dinosaurios a las páginas de la Historia.

La Noche extiende sobre el Quinto Día su manto de Tiempo. La Naturaleza gobierna los acontecimientos. Sus leyes son perfectas. Mantienen todos los cambios que tienen lugar en la Biosfera sobre la Autopista de la creación de Vida Inteligente, y Vida a Imagen y semejanza de la vida del Hijo de Dios, vida creada para gozar de la Existencia eterna natural a Dios.

El Alba del Día Sexto anuncia el Traspaso del Gobierno de las Leyes de la Naturaleza a a las manos del Hijo de Dios, quien abriendo su Boca dice:

Dijo luego Dios: “Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su especie.” Y así fue. Hizo Dios todas las bestias de la tierra según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios ser bueno.

 

IV

 

Un Nuevo Día ha comenzado. Y como cada Día, este Día trae nuevas maravillas. El Espectáculo de la Creación pasó de lo macrocósmico a lo microcósmico: De las estrellas a las células.

En este Día se va a pasar de la Razón Animal a la Inteligencia Universal a la Imagen y Semejanza de la Divina.

El Mundo de los Dinosaurios pasó. Una Nueva Atmósfera ha sucedido a la Protohistórica. El color del cielo es azul. La Fibra Vegetal se ha adaptado a esta Nueva Atmósfera que ella misma transformara. En el Firmamento lucen las estrellas.

Y la Luna, hasta entonces oculta por las condiciones meteorológicas naturales al Mundo de los Dinosaurios, luce alegre en la Noche. El Mundo de los Mamíferos ha nacido.

Los hijos de Dios se asoman a esta Nueva Era el pensamiento puesto en sus propios orígenes. Seres con origen en otras estrellas, en otros planetas, tal vez en otros universos vecinos, contemplan admirados el despliegue de Vida que el Árbol de las Especies extiende sobre la Tierra. Nuevas aves, animales y bestias son sin número. La Tierra es un paraíso de Fauna y Flora, no inferior ni superior al que lo fueron sus Mundos, pero sí distinto. La Rama de la que procederá la Vida Inteligente marca la naturaleza de las especies que acompañará su Línea Filogenética durante el Viaje de los millones de años que transcurren desde la Razón Animal a la Inteligencia a imagen y semejanza de la del Creador.

Innecesario por su situación más allá de mi imaginación, el despliegue de especies que llenaron la Mañana de este Sexto Día, me centro exclusivamente en la Línea Filogenética de la que surgiría la Inteligencia.

Durante todo el tiempo que los Dinosaurios reinaron las líneas mamíferas existieron y compartieron un hábitat común, el Bosque Prehistórico. El peligro para todas esas especies no se basaba en la dieta carnívora de los gigantes leñadores, sino en su voracidad vegetariana. Su incursión en el Bosque suponía, como no podía ser de otra forma, una exposición constante a ser aplastados y devorados por mandíbulas cuyo paladar no tenía ojos para aquellos habitantes. Todo lo que caía en sus bocas o se encontraba bajo sus patas desaparecía. Era la ley del Bosque Prehistórico. No había ni bien ni mal. Sólo había que salir corriendo. El Dinosaurio no era un depredador, era un leñador.

Fue en aquel ambiente que la rama de los Simios, adaptada a la vida arborícola por evolución de las alas en brazos y piernas, comenzó su andadura entre los primeros mamíferos con origen en el Salto del Agua al Aire. Y entre ellos surgió una familia que se alzó con un lenguaje de comunicación universal anunciando el peligro. Era el Ántropos, el más viejo de todos los Mamíferos, cuya línea filogenética se remontaba a la primera ola que diera el Gran Salto. Los Simios fue la especie de acompañamiento entre cuyas familias el Ántropos encontró su pueblo. Éste creó un Lenguaje de Comunicación Racional anunciando el peligro que, reconocido por todos, los alejaba de las lindes del Bosque.

Una vez pasados los Dinosaurios los Mamíferos de todos los géneros salieron a campo abierto y llenaron los valles y montes. También emergieron los reptiles. El tamaño físico de todas las criaturas tenía ahora un nuevo patrón universal.

La Tierra seguía siendo un Paraíso. Los hijos de Dios bajaban y se llevaban al Mundo del que venían ejemplares de todas las familias, géneros y especies, pues la Puerta entre el Cielo y la Tierra estaba abierta.

Desde el Bosque, en el que el hijo del Ántropos, el Homo Sapiens, vivía aún como Jefe natural de la especie de acompañamiento con la que vivía desde los orígenes, el Homo Sapiens contempló estos seres que aparecían y desaparecían en los valles bajando y subiendo del Cielo. Estos seres tenían una particularidad que los hacía únicos en la Tierra. Caminan sobre dos piernas. La Imitación, principio de la Inteligencia, se hizo en el Homo Sapiens. Y bajando el Homo Sapiens a tierra firme comenzó la adaptación de su cuerpo a la vida sobre sus dos piernas. Terminado este proceso de transformación de sus pies aerodinámicos antropoides en pies humanos, dijo el Hijo de Dios:

“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre ella.”

 

V

 

Como en todas las cosas y vengo diciendo desde el principio, todo proceso de transformación natural implica “tiempo”. De vivir en el Bosque a ser el señor de las bestias había un camino muy largo por delante, que escribió en la Historia el Periodo que llamamos el Paleolítico.

En cuanto a la confusión de familias Sapiens tenemos que entender que las especies de acompañamiento antropoides siguieron a su Jefe Natural en su odisea fuera del Bosque, y que en el camino del Tiempo unas llegaron lejos y otras más aún, pero sólo la Línea del Homo Sapiens, hija del Ántropos, siguió su curso hasta el Hombre.

La Aventura de este Homo Sapiens durante la Edad que llamamos del Paleolítico fue un movimiento in crescendo que lo condujo a la autoconsciencia de su propio Género, y cuya última etapa la vemos en los Museos de Pintura que nos han dejado en la Europa del Sur, en cuyas pinturas observamos ya cómo la Imitación de los hijos de Dios que una vez le sacara del Bosque ahora vuelve a sacarle de las Cuevas y de sus Montes y le conduce al Valle, a campo abierto, donde comienza a imponer su Maravillosa Adaptación al Movimiento Bípedo natural a los dioses.

Este Homo Sapiens es consciente de ser una Línea única en sí misma, separada ya de los Simios, e igual sólo a sí misma.

Entre aquel Homo Sapiens que abandonó el Bosque y este Nuevo Homo Sapiens que baja de los montes, abandona sus Cuevas y se introduce en los valles y ríos a reclamar el mundo, existe un Mundo de aventuras y gozo. Protegido por la Impresión en el Instinto Animal de las Bestias que causa el Andar de aquel Homo Sapiens, propio de los dioses, el Homo Sapiens reina. Es el Animal más evolucionado del Planeta. Tanto por su Cerebro como por su Constitución Dinámica, el Homo Sapiens de esta época es el Animal con el potencial más poderoso del planeta.

Cuando el Hijo de Dios, en Obediencia a su Padre, les dice a sus hermanos, “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y semejanza”, el contacto entre dioses y hombres comienza.

 

VI

 

Aquí tendríamos que llamar a estrado la Historia de las religiones, poner sobre la mesa el testimonio de todas las mitologías al respecto del origen del Neolítico como el efecto sobrenatural del acercamiento de los dioses a los hombres.

El Neolítico es el Capítulo de la Historia Universal que se escribe desde el Verbo del Hijo de Dios, el Verbo que después vino a hacerse Hombre por las razones que la Santa Madre Iglesia Católica nos ha revelado y todos, con independencia de que unos crean y otros no, y otros duden. El Origen del Neolítico, punto de inflexión hacia la Civilización, se genera en el acercamiento de los hijos de Dios a las distintas familias humanas.

El Homo Sapiens era el Animal más evolucionado del Planeta, pero seguía siendo un Animal. Su existencia en estado salvaje entre las bestias y animales del Mundo de los Mamíferos de todas las especies de la Era del Paleolítico, cual se deduce de las Pinturas en sus Hogares de Piedra y se infiere de sus construcciones megalíticas, fue una existencia maravillosa en un Planeta exultante de vida que había dejado atrás edades de Hielo y se había encaminado a una Edad Templada, ya presente, como se ve en el retrato que se hacen ellos mismos, siempre desnudos.

El Homo Sapiens lleva en sus genes la fuerza de la Vida. Él es el fruto del Árbol de la Vida que echó sus raíces en la Tierra, desplegó su tronco desde las Aguas y extendió sus ramas por todos los Continentes. La Evolución Natural había llegado a su Fin.

Pero la Meta de la Creación, no. Es el Creador quien recoge en sus manos el Movimiento, y desde este momento comienza la Historia Sobrenatural del Hombre.

 

VII

 

Dios reparte las primeras familias humanas entre sus hijos, los dioses de las primeras mitologías y religiones, estableciendo en la Tierra zonas de influencia con el fin de proceder a levantar en nosotros el concepto de Civilización, a la vez que proyectar las civilizaciones de origen de cada uno de sus hijos en los Pueblos Originales del Género Humano. Este fue el Proyecto que Dios puso en manos de sus hijos. Este fue el Principio del Neolítico.

El término de aquel Proyecto era unir a todos los pueblos de la Tierra en un Reino, cuya Corona se le daría Dios al Primer hombre a quien Él llamaría “hijo”. De aquí que los pueblos de aquellos tiempos dijeran que “la corona bajó del Cielo”, queriendo decir con esto que la elección del primer rey que conoció el mundo recibió la corona por elección Divina. Y el mismo Dios en el Cántico de Moisés dice “Distribuyó Dios las familias de los hombres entre sus hijos, pero Jacob es la porción de YAVÉ”. Siendo Jacob hijo de Adán se entiende que, por el que estaba, se refiriera Dios al que no estaba, su Elegido para ser el rey de los hombres, el Primer Hombre: hijo de Dios, nuestro Adán, padre de Jacob, padre de David, padre de Jesús, el hijo de María, hijo de Sara, hijo de Eva.

Observamos también que la proyección de las distintas Civilizaciones naturales a los hijos de Dios sobre nuestro Mundo es la causa de las particularidades que, después de la Caída, marcaron diferencias en las respuestas mentales y los comportamientos de los pueblos nacidos de aquella fase civilizadora, hasta el punto de levantar barreras de encuentro que conforme pasó el tiempo se hicieron verdaderos muros contra el entendimiento entre Miembros de una Misma Familia Biológica, el Ser Humano.

Como siempre, los milenios que se emplearon en la Edad del Neolítico se comprende desde la Naturaleza Sobrenatural de quien abriera nuestra Historia a su Mundo.

El éxito del Proyecto de Formación del Hombre a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios contó con la bendición del Creador de la Tierra. De haber fracasado o de no haberle gustado el resultado no hubiese bendecido la multiplicación de los seres humanos en ella. La Ley de la reproducción es firme:

“creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”.

De donde se ve y se entiende que el ataque actual de los poderes contra el Macho de la especie Humano es un delito contra Dios y el Género Humano. Esto de un sitio, del otro que la reproducción procede de la unión del Macho y la Hembra y todo lo que traspase este límite y anule la Necesidad del Macho y de la Hembra en el Acto de Reproducción del ser humano es Delito contra el Hombre y contra su Creador.

E igualmente en el orden de la Reproducción, y en este orden, Macho y Hembra devienen Padre y Madre. Mas en el contexto de la Sobrenaturaleza Humana, es decir, en el orden de los hijos de Dios, el Hombre y la Mujer son dos seres personalizados, individualizados, que tienen su existencia consciente en cuanto Creación. De manera que tan delito es negar la existencia del Macho y de la Hembra como Dos seres que devienen una sola Realidad en el Acto de la Procreación, en el que se complementan y existen como si fueran una sola Vida, cuanto es delito negarles a ambos esa Personalidad Consciente, Autosuficiente e Individual a imagen de la Vida de nuestro Creador.

Como ya he dicho y se entiende del conocimiento de la vida en la Tierra, la llamada extinción de las especies procede de diferentes focos naturales, y uno de ellos es la pérdida de fuerza reproductora que todas las especies experimentan conforme el Tiempo pasa. Ninguna célula tiene por sí capacidad para reproducirse hasta el infinito.

Independientemente de las medidas, incluso los virus pierden fuerza de multiplicación hasta extinguirse por ellos mismos una vez alcanzado el número de multiplicación que le es natural a su cepa.

Este sentido de la extinción ha nublado la razón animal del ateísmo científico por en cuanto al querer proyectar la sobrenaturaleza reproductora de la especie humana a las demás especies sus genios tenían que concluir que la extinción procede de mecanismos violentos inscritos en la naturaleza. ¡Para nada! La extinción de las especies es un mecanismo natural en el orden de la Vida. La fuerza reproductora de las cepas de las especies no tiene el Infinito por fuerza. El Tiempo las consume y las especies comienzan de forma natural su cuesta hacia la extinción.

En el caso humano la Bendición Divina sobre la base de la Reproducción del Macho y de la Hembra elevó este número al Infinito. Ciertamente observamos que la multiplicación de los seres humanos a partir del Neolítico es exponencial. Las familias que viven aisladas y se mueven aisladas, comienzan a crecer, se hacen tribus, sus desplazamientos se amplían; su fuerza se hace mayor y su dominio de las tierras crece. Se atreve a dejar las cuevas y los montes, se construye poblados y finalmente dan lugar a la creación de las primeras ciudades.

El ritmo de crecimiento de las familias humanas de las que descenderán Adán y Eva y su Pueblo es imparable. Y con este crecimiento se hace mayor el poder en movimiento.

Este Movimiento se consuma en Mesopotamia, la región en la que familias venidas de todas las regiones conocidas, África, Europa y Asia, se unen en un solo pueblo, con sus ciudades. Sus dioses les inspiraron este movimiento hacia el Paraíso. Dios les da un rey. Las Civilizaciones en las que han sido formadas las mentes de las distintas familias humanas empiezan a fundirse en una sola y única. El Hombre alza su mirada a los siglos.

Hombres y mujeres de todas las familias se unen en el acto de reproducción en plena libertad, siempre bajo la ley de la Unión Sagrada del Macho y la Hembra en una sola realidad, la Familia, en cuyo seno ambos devienen Padre y Madre.

Es una Sociedad creada desde la bendición de Dios y alimentada por la Fuerza Divina. El Hombre, él y ella, es Alma Viviente. Su ser se rige por la ley natural en tanto que Creación, y por la ley divina en cuanto Persona a la Imagen y Semejanza de su Creador.

Elegido el Rey, el Primer Hombre, el nuevo hijo de Dios, Dios comienza a cerrar este Día, diciendo: “Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento”.

La revolución Agrícola del Neolítico se cierra. La Dieta del Homo Sapiens, viviendo de las semillas y frutos del Bosque desde el Principio de los tiempos, amplía su Dieta al Cultivo de la tierra. La Agricultura deviene el pan de cada día.

El Rey cultiva la tierra, es un labrador. No hay Ocupación Social más general y elevada que ésta. El Cultivo de la tierra es la base de la existencia de la vida del Hombre, ¿qué otra ciencia o arte puede ser más digna y trascendente para la vida de la Humanidad que la del labrador, la del agricultor?

La tierra es bendecida con la Fuerza creadora con la que Dios invistiera el acto reproductor del Hombre. La tierra ve elevada su fuerza al infinito; le es dada fuerza para mantener seres vivos en esa misma proporción. La lucha por el sustento queda resuelta.

El Árbol de la Vida ha llegado a su Plenitud. La Revolución Agrícola del Neolítico no sólo le abre horizontes a la civilización del Hombre, sino que la implica en las Alimentación de todas las especies. Con ella comienza la Domesticación de los Mamíferos.

El Reino del Hombre ha sido formado. Su reino extiende su cetro por las Primeras Ciudades de Mesopotamia y desde sus puertas contemplan los Milenios.

El Ser humano es consciente del Tiempo, de su Vida en el Tiempo, de su Acción en el Tiempo. El reino de los hombres, con su rey, Adán, Formado a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, recibe la Misión Sagrada de Extender el Reino de Dios, al que su Corona sirve, a los confines de la Tierra.

Esto consumado, cae la Tarde, viene la Noche del Día Sexto. Dios deja a las leyes de su Creación seguir su Curso.

El Día Séptimo es de Día de Descanso. Dios cree consumada la Revolución que puso en movimiento al abrir su Creación a todos sus hijos. Todos han visto lo que nunca vieron y creído lo que algunos pusieron en Duda, la Naturaleza Divina de Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Reino de Dios.

Todos han sido visto y todos han participado en la Creación de este Nuevo Reino. Todos han obedecido y gozado siendo parte del Acto Creador. Pero ahora viene, le toca a su Hijo Menor, Adán, y a su Pueblo, coger el testigo de la Historia de su Mundo con la que se escribirá la Historia del Género Humano.

Todo ha sido perfecto. El Corazón de Dios descansa. Los ojos de Dios ven el Futuro del reino de Adán, su hijo Menor. Las ciudades se multiplicarán, las familias humanas de todos los rincones de las regiones se sumarán a la Civilización, vendrán a ser Ciudadanos del reino de Dios, cuya Corona en el Mundo ha puesto el Dios de los dioses en la cabeza de su hijo Adán. La Paz y el Amor que proceden de la Fraternidad Universal serán regadas por la Sabiduría, que le abrirá la Omnisciencia Creadora a la Inteligencia Humana, levantando su Mundo hasta alcanzar la gloria de la libertad de los hijos de Dios.

Es la visión de un Padre cuyo Corazón está exultante por el nacimiento de un hijo nuevo. No hay en su Pensamiento de Padre ningún acontecimiento fuera de este cuadro histórico. Las leyes de la sobrenaturaleza que Él le ha comunicado a su Creación harán su trabajo. Nada que temer, ninguna nube en el horizonte.

El paisaje desde el Edén cubre los Milenios de ciudades y la inteligencia de sus habitantes con ciencias hasta entonces por descubrir y que Dios hará llover como lluvia de sabiduría regando la esperanza de vida Inmortal de todos los hombres.

La Tarde se va. Dejemos que caiga la Noche.

 

DIA SÉPTIMO

 

EL ABOGADO DEL DIABLO

 

 

La palabra emerge del alma con un mensaje en su interior. Su naturaleza es crear una impresión en la inteligencia, ésta la transforma en imagen y se produce la comunicación. Es gracias a esta comunicación que existe la civilización. No la sociedad. La sociedad, entendida como una distribución del trabajo por la existencia de una comunidad de individuos de la misma especie existe, no es extraña a la Naturaleza. En la Naturaleza el Instinto es la ley y todas las especies obedecen a la ley natural sin que su obediencia cause un conflicto interno en la comunidad ni en el individuo. El conflicto comienza cuando el instinto natural es alienado de su función por la inteligencia. El hombre vive en este conflicto por causa de un proceso patológico de su aparato intelectual, que quiere anular la existencia natural del Instinto, cuya Fuerza es su fuerza y sin cuya fuerza el edificio de su existencia se viene abajo. El Instinto y la Inteligencia existen como parte de un todo. En el Animal la Inteligencia es suplida por sus propiedades físicas: alas, aletas, garras, garras, piernas, brazos, cornamentas …; el hecho de no entrar en conflicto el Instinto Natural con la estructura específica hace del Animal una criatura perfecta en el marco de su hábitat natural. ¿No estaría mejor el águila volando a su aire que vigilando el nido donde su hembra cuida de sus aguiluchos? ¿O la hembra cazando a su antojo que protegiendo a sus crías que por la necesidad de ella la expone un ataque depredador? El Instinto es parte de la existencia. Sin el Instinto la existencia no se concibe. El Instinto es la Conexión Universal entre todas las criaturas. Es el link que nos comunica a un mismo Origen. La Inteligencia, la propiedad humana, no puede romper este link sin exponerse a su extinción. El Instinto es el que hace al hombre y a la mujer, padre y madre. El instinto no destruye la inteligencia. La enriquece.

La Palabra, pues, surge de un Alma movida por un sentido instintivo natural: La Vida. Es en la Palabra donde está la Vida del Hombre. Sin la Palabra el hombre deja de ser hombre. Callar al Hombre, cerrarle la boca, censurar su acto de expresión, es un delito contra la Humanidad. Si al hombre se le quita la Palabra, la Civilización comienza su decadencia, la Sociedad emprende la ruta a su ruina, el link social se rompe. La Revolución contra este Delito contra la Humanidad deviene un Deber del Hombre, es el Derecho a la Vida el que acoge su Movimiento contra el autor de semejante Delito.

La Inteligencia, en definitiva, no es más que la elevación del Instinto a su expresión más alta: la Palabra.

Pero observamos que los siglos, las ideologías, las religiones, las ciencias, han levantado una serie de muros, un verdadero laberinto que hace interminable el viaje de la Palabra desde su origen a su destino: la Comunicación. La manipulación del edificio de la Sociedad al servicio del Gobierno, cuando éste doblega al Estado y lo esclaviza a su voluntad, se complementa con el delito contra la Humanidad que es Censurar la Palabra, Prohibir la Libertad de Expresión, encadenar el Instinto del Libertad, tanto de Movimiento como de Palabra, al Interés de un Think Tank de Poder cuyo comportamiento patológico convierte al Gobierno en un clan mafioso.

Esto forma parte de las leyes de la Ciencia del Bien y del Mal. EL Libro de la Historia Universal nos abre sus páginas a las múltiples formas que estos enfermos patológicos tienen de usar sus Instintos de Clan instalado en el delito contra la Humanidad para aplastar la Libertad del Instinto Natural a la Palabra, al Movimiento, al Trabajo en Sociedad, a la Participación de todos en el Crecimiento de la Civilización. Este clan, este Think Tank lo reduce todo a su Interés Grupal.

Tenemos Inteligencia para analizar, deducir y actuar. El Origen de esta Inteligencia es la Verdad.

Cerremos con esta última Parte este Ensayo sobre el Árbol de la Vida y la Respuesta de Dios a la Ciencia del Bien y del Mal, ensayo Complementario a la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI, o la Creación del Universo según el Génesis.

Partiré de unos principios existenciales básicos:

 

I

 

La Verdad es Hija de Dios,

el Hombre es Hijo de Dios,

la Verdad es el Hijo de Dios

el Hombre y el Hijo de Dios son una sola cosa en la Verdad

Y sin la Verdad el Hombre no existe

 

Expuesto este Principio de existencia regresamos a la Historia del Género Humano que dejé en la Noche del Sexto Día.

A fin de levantarnos con este Nuevo Día en el interior del Corazón y del Pensamiento de quien en su Espíritu engendró al Hombre, recapitulemos.

La Cuestión de existencia de Vida fuera de la Tierra ha quedado ya zanjada. En términos directos: Dios es Vida, y Dios existe antes de que la Tierra fuera creada. Su Hijo vino a ser Testigo Vivo de este Hecho. Se hizo hombre para que viésemos y tocásemos a Dios. La existencia de Dios no es un espejismo. Requerido el Testimonio, los llamados a darlo pusieron su sangre como Prueba Invencible de lo que vieron y tocaron. Por supuesto, andando el tiempo el Ateísmo regresó de la tumba; sus causas se entenderán siguiendo este relato.

Creados los Cielos y la Tierra y todo lo que contienen, han contenido y contendrán, Dios pasó a la fase más esperada, el Nacimiento de un hijo, el Primer Hombre.

Su Nacimiento fue rodeado de una Ley protectora de su Vida cuyos términos abrían la Pena de Destierro Eterno contra cualquiera de los “dioses” que se atreviera a importar a la Tierra la Historia de sus Guerras. No que no fueran conocida sus Crónicas. Como ya he expuesto en el Segundo Libro de la Historia Divina de Jesucristo, Dios tenía Necesidad de abrirle a su Hijo los acontecimientos que vivió su Reino durante las Semanas anteriores a la Semana de la Creación de nuestro Universo.

La Ley que Dios Padre le da al Hombre en el Edén es Ley para todos los hijos de Dios. No hay excepción.

Al Hombre se le da a conocer la Ciencia del Bien y del Mal en cuanto Memoria del Mundo de los hijos de Dios. Pero leer un libro no es ser tentado por el contenido de ese libro. Ni mucho menos. Era necesario que el Hijo de Dios leyese ese Libro en la Mente de su Padre, y para esto Dios debía atraer la atención de su Hijo Jesús mediante la Declaración de esta Ley que pena a Muerte su Transgresión.

Y así sucedió. La Ley atrajo la atención de Jesús, y mirando a su Padre encontró en su Mente la causa de su Fuerza.

En cuanto al Hombre esa Memoria es Historia, que no le tocaba en absoluto y no influía para nada en su Futuro. Dios había formado a su Criatura Humana sin experiencia en la Ciencia del Bien y del Mal. Se lee: DESNUDO.

Darle a conocer la Historia de las Guerras de los hijos de Dios no era en absoluto una invitación a querer conocer en carne propia qué es la Guerra. Al contrario, Dios formó al Hombre reflejando en su Alma su Respuesta a la Ciencia del bien y del mal.

Dios no tenía nada que temer. El Hombre era su hijo pequeño, el Nuevo Miembro de su Familia. No albergaba su Corazón de Padre ninguna tiniebla sobre el Futuro de la Civilización Mundial que arrancaba con Adán, su hijo.

Por el lado de los hijos de Dios, no de esta Creación, no de nuestro mundo, Dios lo había dejado claro. Su Espíritu no puede convivir ni tener parte con la Ciencia del Bien y del Mal. La Guerra es, era y será siempre una Abominación a sus ojos.

La Palabra de Dios es Ley. Dice, y así se hace. El Universo entero dobla sus rodillas ante su Verbo, ante el Sonido de la Todopoderosa Voz de su Creador. Pues Dios no puede negar a Dios.

 

Su Palabra es Ley

y su Palabra es Dios,

la Ley es Dios.

 

La Obediencia de sus hijos a Su Voluntad durante todo el Periodo de la formación de las familias humanas fue perfecta. Todos habían participado del Proyecto de la Formación del Reino de Adán con alegría y disposición feliz. Los tiempos de las guerras entre los hijos de Dios, “no de esta creación” eran ya Historia. Todos los hijos de Dios comprendieran que habían pisado una línea roja intraspasable, y no cabía otro movimiento que tirar para atrás y avanzar hacia adelante por el Camino de la Verdad. Y esta Verdad es que Dios no puede soportar la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal. Su Palabra Final: “El que come, muere”, es su Última Palabra.

Al nacer el Alba del Séptimo Día, Dios estaba exultante y feliz. Su Paraíso se había vestido con un nuevo árbol de especies sin número, y su Casa tenía sus puertas abiertas a este Nuevo Hijo nacido para ser rey de la plenitud de las naciones del Género Humano y vivir en la Casa de Dios como Príncipe entre los Príncipes de su Reino, sobre cuya Casa Jesús era Rey de reyes y Señor de señores. Alegría pues.

Aquí, en la Tierra, las primeras ciudades del Reino del Primer Hombre comenzaron su historia. La política del Reino de Dios en la Tierra tenía en la Paz su Corona. Fundada para extenderse por las Cuatro Regiones y seguir creciendo durante los milenios hasta comprender en su trono todas las naciones del mundo, la Justicia que procede del Amor de Dios a su Creación fue la Columna Vital de su Gobierno.

No había ninguna prisa, ni ninguna fuerza era necesario para atraer a las familias aún no participantes de este Reino a formar parte de su Civilización. El uso de cualquier Fuerza había sido prohibido por Dios. El Amor que impregna la Paz haría el trabajo. Pues Dios seguiría moviendo toda su Creación hacia el Fin Histórico Mundial que concibiera en su Espíritu antes de dar Principio a la Creación de Cielos y Tierra.

Parece ser, y no sólo parece ser, sino que pasó, que en algún punto del Tiempo todo aquel Edificio de un Reino edificado sobre un número inmenso de naciones se vino abajo cuando apenas los Edificadores metieron mano. Al despertar del Día Séptimo y nacer el Octavo, el Sueño se transformó en Pesadilla. ¿Qué había pasado durante la Noche del Día Séptimo?

Al regresar Dios de su Mundo se encuentra el reino del Edén en pleno caos. El caos se ha hecho. Las Primeras Ciudades han disuelto su unión monárquica, se han rebelado contra la Nueva Política del rey “cuya corona bajó del Cielo”. El rey, Adán, quiere extender su Corona a los pueblos no civilizados empleando la Fuerza. Adán se ha vuelto loco, dice que el poder de Dios para emplear la Fuerza y conducir su reino a la guerra de expansión hasta los confines del mundo. ¡Se ha proclamado dios entre los hombres!

Las ciudades se levantan. Hay Revolución. El Hombre no reconoce más Dios que el Dios de dioses.

Los pueblos habían conocido y amado la Verdad: los dioses son criaturas como el propio ser humano. Los hijos de Dios son tan de carne y hueso como el propio Adán. Proclamarse “dios entre los hombres” es un Delito de rebelión contra la Verdad. Y no sólo esto, Adán vino de repente con una Imagen de Dios que no era la Imagen que fue edificada y vivía en sus almas. El Dios a cuya imagen quería levantarse Adán no era un Padre, era un demonio. Aquellos hombres jamás doblarían sus rodillas delante de esa Imagen, ni vivirían de rodillas ante semejante locura.

La Revolución Civil se hizo. Las ciudades se proclamaron Estados Independientes. Cada una se dio un rey. La Guerra había encontrado el camino de regreso a la Creación.

Estamos en el Quinto Milenio antes de Cristo. El Sueño de un Reino Mundial edificado sobre la Paz y la Salud de todos los pueblos ha sido reducido a polvo. Una lanza maligna ha atravesado el costado del Futuro del Género Humano. La Guerra ha sido declarada. El rey que Dios le diera a los pueblos ha comido del fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. La Transgresión es un hecho. Dios dijo que la Muerte sería la Sentencia sobre quien Transgrediera su Palabra. Y Dios no podía negarse a sí mismo por amor a un hijo suyo.

La Trampa fue de manual. Caído en su Abismo, atrapado en la ruptura de su reino, Adán tuvo tiempo de reflexionar qué había pasado.

Pero yo, en lugar de abrir su mente voy a abrir la de quien vistiéndose de ángel de luz y afirmando venir en nombre de Dios, se atrevió a usar al Hombre como hacha de guerra contra la Ley y conociendo la Sentencia, en pleno uso de sus facultades mentales, no se detuvo ante el Destierro Eterno de la Creación por la Ley decretado contra todo el que se alzase en Guerra contra la Paz de Dios, que era que los hijos de Dios dejasen a Adán extender su reino hasta los confines del mundo durante los milenios por venir. El trabajo de los hijos de Dios acabó en el momento en que Adán fue consagrado Rey de los hombres.

Empecemos por el principio, es decir, cómo fue concebida en la mente de Satán la Traición contra Dios.

Antes de la Revolución Fratricida las primeras ciudades de Mesopotamia tuvieron en sus manos un futuro. En Unión con el Rey que Dios les dio la Civilización del Hombre se extendería de manera visible a los ojos de aquellos mismos que recibieron la Misión de Civilizar a los primeros pueblos de nuestro mundo.

La Sabiduría Divina había obrado un Prodigio Maravilloso. Las civilizaciones no de este Mundo, proyectadas al Nuestro, una vez Unificadas darían nacimiento a una Nueva que manteniendo las particularidades de sus orígenes traería a luz una Nueva Civilización con Vocación Universal.

Las Civilizaciones de los Cinco Mundos creados por Dios habían mantenido sus propiedades específicas sin alcanzar una Unificación que las fundiesen y engendrasen una Sociedad Universal cuya Consciencia las uniese al Árbol de la Vida, de cuya Tronco emergemos todos y por cuya Savia somos todos alimentados por la Eternidad. Es el Árbol de la Vida de la Creación, que Dios cultiva en su Paraíso. Es Su Universo, su Realidad, su Mundo.

Esta realidad es la que vio Satán. Mas en lugar de admirarse y alegrarse y adorar a Dios porque con el Hombre llevaba a su Reino un Pueblo que sería como la argamasa que mantiene unido a todo el Edificio, en lugar de maravillarse, Satán se ofendió.

En efecto, en adelante los Príncipes gobernarían los cuerpos de sus reinos, pero el Hombre, con su Filosofía Divina sobre la Unidad del Ser de todos los Pueblos de la Creación en un mismo Árbol de Naciones, gobernaría el Alma de todos los Pueblos. La Consciencia del Alma Humana extendería sus Principios por todos los reinos. Estos Principios serían los que gobernarían el Comportamiento de todos los Ciudadanos de la Creación de entonces en adelante.

La Ofensa dio paso a la Envidia. Una Envidia que ya existía, y que Dios, como Padre, quiso curar mostrando con los hechos que su Hijo Jesús no se sienta en Su Trono por elección y capricho, se sienta en el trono de Dios porque su Hijo Jesús es Su Igual, Ese a quien Dios llama: “TÚ-Dios”.

Cerrada esta Envidia, Satán crió otra. Ahora proyectó su Envidia contra una Criatura en su Infancia Ontogénica, un Niño sin conocimiento de la Maldad, de la Mentira, de la Traición, de la Envidia, de todas las pasiones malignas que forman el tejido del Árbol de la Ciencia del bien y del mal. Según Satán, no sólo les quitaba Dios a todos sus hijos el Gobierno de las almas de todos los pueblos sobre los que los coronara, sino que además esta nueva estrella era la de un Mono, una bestia cavernícola…. ¿Y este Mono cavernícola iba a recibir ese Poder Universal?

La decisión de intervenir en el Futuro del reino de Adán no era fácil de tomar. Era una locura. Dios ya había dado a conocer su Ley. Cualquiera que interfiriese en el Futuro del Reino de Adán lo pagaría con la Muerte. Satán sabía lo que esto significaba, Destierro por la Eternidad en el Abismo al otro lado de las Costas del Cosmos, una Caída libre en un pozo cuyo fondo es el Infinito. ¡El Infierno!

El pensamiento que condujo a Satán a decidirse a jugársela de aquella forma se traduce en la demencia de creer que exponiendo al Hijo Amado de Dios a la contemplación en vivo y en directo de la Ciencia del bien y del mal podía atraerlo a su campo: ¡¡Tentarlo con la Guerra como medio natural de entretenimiento de los dioses!!

Si conquistaba al Hijo de Dios, vencía a su Padre. Movido por la bendición de su Hijo a la transformación del Reino en un Olimpo de dioses, por amor a Jesús, su Hijo Amado, Dios procedería a dar su bendición. Ergo, la Ley sería abolida y la Sentencia anulada.

Esta serie de razonamientos demenciales condujo a Satán a acercarse a Adán y pretendiendo venir en nombre de Dios lo engañó afirmándole que en cuanto hijo de Dios era dios y tenía en su mano el Poder sobre la vida y la muerte de todos los hombres. Su trabajo era expandir su Reino, no esperar que viniesen por sí mismos los pueblos aún no integrados en su corona.

Satán sabía que Adán era un Filósofo, su Alma estaba consagrada a la Sabiduría. En tanto que hijo de la Sabiduría la mente de Adán contemplaba los Milenios desde el Pensamiento de Dios. De por sí ese hombre nunca extendería la mano a la Guerra como Medio de Expansión de su Reino. Su Alma había sido forjada por el propio Dios. Pero ese hombre tenía un talón de Aquiles, su mujer, la reina del Edén. Si lograba tentar a ésta, si Eva era ganada para la Nueva Política del Orden Mundial Satánico, y usando el amor que le tenía su marido lograba mover su reino hacia esta Política Global …

Eva cayó en la trampa. La visión de un mundo gobernado por la mano de un nuevo dios, su marido, extendiendo sus fronteras a caballo de la Fuerza que procede de la Guerra … Era la Voluntad de Dios que ellos se proclamasen dioses en la Tierra. Ella sabría cómo ganarse a su hombre.

La “serpiente” se mueven reptando alrededor de su víctima; no tratan directamente con su presa, lo mueve todo hasta llevarla a su terreno. La serpiente que Satán llevaba dentro contaba con que la reina acabaría por llevar al rey al terreno de la Transgresión. El Amor del hombre por su mujer, haría el resto.

Engañado, Adán, convencido por Eva, cayó.

La Nueva Política de expansión de la corona mediante la Fuerza causó la Revolución Civil y la ruptura de las Ciudades con la Corona. Adán era la cabeza del reino, pero todos los hombres que lo formaban habían sido formados a la Imagen y semejanza de Dios. Todos conocían la Palabra de Dios sobre esa Política, y todos tenían la Palabra por Ley.

Cuando Adán comprendió lo que había pasado, ya era demasiado tarde. La Serpiente que incendiara el Mundo de los dioses había abierta su boca de dragón e incendiado la Tierra la convirtió en el campo de batalla de los dioses contra el Espíritu Santo de la Ley. Adán había sido utilizado como hacha de guerra con la que se declaraba abierta la Tercera Guerra Universal de los dioses, Señor, ¡¡contra Dios!!

 

II

 

Terrible demencia es alzarse contra quien puede aplastarte moviendo una pestaña. ¿Se alza la hormiga contra el león? ¿Confía el cervatillo en enfrentarse al león y vencerlo? ¿El cordero se come al lobo?

La mentira tiene las patas cortas pero las manos muy largas. Fastuosos teólogos adoradores de sí mismos cual bestias que idolatran el sonido de sus propias voces, incapaces de comprender la naturaleza del Acontecimiento de la Caída del Primer Hombre, incapacidad visible en la imposibilidad de abrir la Puerta del Génesis, tentados por el mismo Satán que arrastrara al mundo de Adán a la Guerra Civil creyeron que comiendo ellos del árbol prohibido no serían ellos condenados por Dios, y en este razonamiento Maligno condujeron a sus pueblos a la Guerra Mundial Europea llamada de los Treinta Años.

Caídos los Reformadores Protestantes en la Tentación de Satán vinieron a erigirse en su Abogado acusando a Dios de haber sido el Autor Intelectual de la Trama conducente a la Caída del Género Humano bajo las ruedas de la Guerras de los hijos de Dios contra la Civilización del Reino de Dios. Al igual que en su Caída se proclamaron Adán y Eva divinos, estos abogados del Diablo se proclamaron divinos y como divinos exigieron ser tratados por sus adoradores.

El efecto final de la Reforma Protestante, la Guerra de los Treinta Años, es el Discurso contra sus divinidades que descubre a Satán como el Dios Oculto de Lutero, Calvino, Enrique Octavo, Cromwell y todos sus discípulos a lo largo de estos siglos.

Vinieron a decir estos discípulos de Satán, y mantienen aún hoy día sus discípulos divinos, pastores de las iglesias reformadas presbiterianas, calvinistas, etcétera, que Dios planeó desde antes del principio de la Creación de los Cielos y de la Tierra esta Tragedia Infernal que lleva sufriendo el Género Humano desde aquel maldito día.

Niegan aquellos abogados del Diablo y niegan sus discípulos vivos, que Dios sea Padre del Hombre.

Niegan que Dios sea Amor. 

Niegan que Dios abomine de la Guerra.

Niegan que hubo Caída.

Afirman que todo fue un Teatro.

Afirman que la Tragedia del Género Humano es una Comedia Divina.

Afirman que Dios no conoce más Ley que la ley del Terror y que por ella gobierna todas las cosas.

Asesinos de hombres y criminales por placer, justificaron sus crímenes en la elección diabólica de un dios satánico que contrata desde antes de su nacimiento a Adolfo para ser Hitler y a Satán para ser el Diablo.

No hay responsabilidad penal. Es todo una Mentira. La Caída, la Redención, todo es una Comedia en la que Dios se lava las manos en el río de sangre que ÉL mismo genera en el Universo. Es su forma de entretenerse en la Eternidad, y a los que alaban su Show les da parte en sus crímenes y bendice sus guerras, que lo entretienen con sus fuegos, sus miserias, sus plagas, sus emperadores, sus genocidios …

Este es el Discurso en su Defensa que poniéndolo Satán en la boca de Calvino fue defendida por la espada del Imperio Británico.

Lejos de esta miserable conducta de almas desgraciadas que en su orgullo prefirieron adorar a Satán antes que seguir a Cristo en su sufrimiento de soportar las Negaciones de los sucesores de San Pedro, yo os dejo con la respuesta a Dios a la Traición de sus hijos rebeldes y la Caída de su hijo pequeño, narrada en el Libro Segundo de la Historia Divina de Jesucristo.

 

 

 

 

 

TERCERA PARTE

INTRODUCCION AL ÉXODO

 

CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C. A FAVOR DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.

 

1

 

La revolución en la ciencia histórica, a través de la Arqueología, que tuvo lugar a finales del siglo XIX no pudo ejercer influencia de ninguna clase en la estructura neopagana de la ciencia del siglo XX por razones obvias. Si ya el Mal a escala individual es de por sí suficiente para ejercer una presión sistemática sobre la mente de las naciones, la caída de las naciones en las dos guerras mundiales del XX por lógica había de anular cualquier efecto, en pro del acercamiento de la Criatura a su Creador que la revolución arqueológica de la segunda parte del XIX puso sobre la mesa. La devastación masiva de generaciones enteras, a nivel mundial, ejerció en la mentalidad de la ciencia una presión tremenda, causando el empujón que se echaba de menos para desterrar de su conciencia cualquier tipo de valor moral, cruzando de esta manera, por inercia, la línea que separa el Bien del Mal, para moverse, en todo punto, como lo demuestra la Edad Atómica, dentro de la esfera del Delito contra la Humanidad, esfera legalizada por el poder simbiótico Ciencia-Industria-Política.

En circunstancias normales la Revolución Arqueológica del XIX hubiera debido conducir a la Búsqueda del ejército del Faraón de Moisés bajo las aguas del Mar Rojo. El frenesí intelectual que comenzó a vivirse a ambos lados del Atlántico a raíz de la resurrección de Nínive, Acad, Ur, Larsa, Nippur…, sus leyendas, sus dioses y sus reyes, dirigía el movimiento de los maestros del Oriente Próximo Antiguo, los Maspero, Rawlingson y compañía, a la playa sobre cuyas rocas Moisés mantuvo levantado su brazo... pero … entonces ... la Primera Guerra Mundial se hizo.

El horror desplegado durante aquellos años no consumió sin embargo la capacidad de las naciones para aterrorizarse mutuamente y, apenas a las nuevas generaciones les salió la barba, el Infierno de nuevo se hizo.

Si con la Primera Guerra Mundial la conciencia científica, ya de por sí anticristiana en sus axiomas, sufrió un varapalo fatal, el efecto de la Segunda Guerra Mundial sobre esa conciencia fue definitivo a la hora de dar la comunidad científica el paso al otro lado de la línea que separa el Bien y Mal. A partir de la Segunda Guerra Mundial al Científico de la Edad Atómica se le impuso, como condición sine qua non para ejercer su título, su conversión en Enemigo de la Creación de los Cielos y de la Tierra por el Dios de Cristo; ergo, en enemigo del Género Humano.

Las grandes matanzas que a día de Hoy está ejerciendo la Transgenia en las naciones paupérrimas y desprotegidas, la India un ejemplo, son el efecto del trabajo dentro de la Esfera Legal del Delito contra la Humanidad en el que se mueve el monstruo simbiótico Ciencia-Industria-Política.

Los entre 600 y 700 megatones “666 el número de la Bestia” lanzados contra la Biosfera, tal cual si un mundo alienígena se hubiese propuesto destruir la vida humana sobre la Tierra, demuestran que la Edad Atómica se levantó para cometer el Pecado del Primer Hombre: creerse más allá de las leyes de la Creación, arrogarse, en nombre de la Ciencia, el Poder de la destrucción del Hábitat del Hombre sobre la Tierra.

Visto, pues, que la Ciencia dejó de ser un instrumento de Civilización y se puso de rodillas al servicio de sus socios naturales, el Caso Patarroyo una excepción, y otras donde los hubiere, la Guerra de los Drones el nuevo juguete, como lo fuera en su día la bomba atómica, con el que el monstruo se entretiene a día de Hoy, y porque los historiadores y los filósofos están muertos, y porque los teólogos no son, a día de Hoy, otra cosa que instrumentos de capitalización de la Fe al servicio de unos y otros, nos toca a nosotros, aquéllos que amamos la Inteligencia sobre todas las cosas, resumir el trabajo de los maestros y cerrar de una vez y para siempre el Problema del Origen de la Civilización, respecto a cuyo problema la Historia de Moisés y el Éxodo de los Israelitas forman un episodio central, de valor específico y maravilloso en el concierto del Renacimiento de la Civilización en su Nueva Naturaleza Intelectual Jesucristiana.

Recuperando entonces el hilo que en la Introducción al Génesis dejamos para ser recuperado en este momento, tenemos que volver a reafirmar la Cronología desde el Quinto Milenio al presente.

Considerando que una discusión sobre lo que es Historia Pura, a saber, los hechos de los reyes de Sumer, Acad, Ur, Babilonia, Susa, etcétera, están ya recopilados en Manuales Académicos, nos queda mantenernos en la posición ya expuesta por algunos maestros, si bien su alejamiento de la posición oficial determinó que sus pensamientos no alcanzasen el valor de Hechos y se quedasen sólo en el mundo de las opiniones, o lo que es lo mismo, en palabras de necios.

Afortunadamente lo que le compete a la Universidad Oficial es la Vulgaridad y la Mediocridad, de aquí que el genio sea algo tan raro, no porque el genio sea extraño a la naturaleza humana, más bien porque la comodidad del que no tiene que pensar y sólo debe limitarse a aprenderse una lección y repetirla como un papagayo es siempre más sutil e ingrávida que el trabajo de abstracción que la personalidad del genio requiere.

Para el movimiento de la Civilización la compacticidad de este gremio de Mediocridad Universitaria es un obstáculo tremendo a superar, porque a falta de la individualidad arrolladora e innovadora del genio, el científico mediocre del Gremio sigue las pautas de comportamiento del menor esfuerzo, y siendo la Ciencia de la Destrucción la que menos esfuerzo requiere, es por ahí por donde, arrastrado por su Vulgaridad, se dirige, de esta manera deviniendo la Mediocridad que la Academia exige para recibir el título el peor enemigo de la Civilización. A día de hoy, aparte de los Nuevos Modelos de Guerra que se han impuesto los Neo-Imperios del Siglo XXI, la Mediocridad ha abierto un nuevo frente a su Ciencia: la Salvación de la Humanidad mediante el desarrollo de una Tecnología Anti-Meteoritos.

La Vulgaridad de la Comunidad Científica al servicio de los poderes financieros de las potencias militares de nuestro siglo es patética. ¡Qué felices las décadas aquellas con las que se regalaban años paradisiacos, utópicos, los unos a los otros los historiadores del final del siglo XIX y principios del siglo XX! Grandes maestros de las más grandes universidades del planeta se repartieron décadas de felicidad paradisiaca, apenas nacido ese Siglo XX llamado a realizar sin Cristo lo que Dios con los cristianos no había podido.

¡Qué sueño aquel el de los Historiadores Británicos, Franceses, y Alemanes de finales del Siglo XIX, todos Testigos vivos de la Gran Revolución Arqueológica que dejó en ridículo a aquella Ciencia Moderna que en su anticristianismo visceral le negó a la Biblia incluso la existencia de las ciudades de Nínive y Ur! ¿El propio Tiglat Pileser III no fue objeto de escarnio por los historiadores de la primera parte del siglo XIX? En la opinión de sus majestades divinas científicas: Ur, Nínive, Acad..., ¡cuentos de viejas!

¡Y qué cuentos! Unos cuentos que hoy se estudian en toda las Universidades del Mundo como si fuesen sus protagonistas los mismos dioses que bajaron al principio del cielo y condujeron de la mano a las primeras familias de las naciones a las puertas de la Civilización.

El ridículo hecho por sus progenitores no le sirvió de ejemplo a sus hijos, quienes, en cuanto se recuperaron del delito cometido, regresaron a la cruzada antibíblica tan patéticamente defendida por los dueños de las espaldas sobre las que hicieron su camino, según el dicho. Apenas recuperados del shock: “la Biblia tenía razón, existieron Ur y Nínive”, los discípulos de tan avezados maestros, pues que no podían volver a enterrar lo que sus maestros habían desenterrado, sí podían pervertir la Cronología de manera que la Biblia volviese a ser un cuento de viejas, algo más sabias, pero al fin y al cabo: viejas.

Increíble pero cierto, James Breasted, gran historiador egiptólogo, abrió la batalla poniendo a un pelele, Amenofis IV, Tutankamón para los turistas, de pie sobre la gloria de un gigante, Moisés, trasponiendo así las fechas en dos siglos.

Según el antibiblicismo natural a todo científico que se precie, y sin una buena carga de antibiblicismo no se puede ser buen científico, y menos aspirar a la gloria de los siglos, el Fundador del Monoteísmo Universal, Moisés el Hebreo, se inspiró en un faraón pelele para construir el edificio del Monoteísmo Universal que, recogido por Jesucristo, alcanzó la cota de Divinidad que vemos viva en la Iglesia Católica Romana.

La lógica dice que lo inferior toma por modelo lo superior a fin de levantarse de su postración. Pero, para cuando Breastad el Historiador irrumpe en los trabajos de los grandes Arqueólogos de la segunda mitad del Siglo XIX, las leyes de la Lógica hacía ya tiempos que habían sido desechadas de los manuales científicos. Con la bendición de las universidades de todo el mundo Breadsted, el Historiador de Egipto, pudo permitirse levantar la locura de ser Tutankamón el modelo de Moisés, y no viceversa. Esta demencia una vez impuesta le abrió la puerta a la descolocación de toda la Cronología Bíblica, que en lugar de ser inspiradora de acontecimientos, devino imitadora de hombres y pueblos en decadencia. 

 

2

Cronología Final del Éxodo

 

En la cuestión de la Cronología absoluta siempre hay unos flecos, e incluso pasa con estos siglos lo que con las estrellas, dependiendo del manual de Astronomía cada uno da una distancia distinta a la Tierra. Los manuales de Historia Antigua padecen el mismo defecto. De cualquier forma, obligarnos a tomar por un acontecimiento absolutamente desligado del proceso causa-efecto Éxodo y Caída de los Hicsos, aparte de ser un ejercicio apto sólo para inteligencias mediocres, es además un signo de despotismo universitario que refleja en toda su potencia las pocas luces de los Historiadores Modernos.

Con todo, el final de la discusión, en la que entrar es signo de mediocridad y propio de esclavos científicos, el tema no se cerrará sino cuando en este Siglo el mismo Dios que hundiera al Faraón de Moisés bajo las aguas del Mar Rojo ponga sobre la mesa los restos del ejército Hicso. ¡Una Revolución Mundial pide permiso!

Tenemos entonces que la legitimidad de la Cronología del Éxodo en cuanto el Motor del Cambio de Dinastía que le devolvió a los Egipcios su Independencia del reino de los Hicsos viene atestiguada por la Arqueología, que le da a la última destrucción de Jericó, tras la cual desaparece la ciudad de Josué, la fecha del 1550 a.C.

Josué y su Invasión de la Palestina bíblica no pudo, en consecuencia, haberse realizado ni antes ni después de esta fecha.

Sin ir más lejos esta fecha coincide con la llegada al trono de Amosis I, quien, tras tomar la ciudad de Avaris, consiguió expulsar definitivamente a los hicsos de Egipto, aproximadamente hacia 1550 a. C.

Las fechas no son tontas. Son los hombres los que en sus prejuicios se pierden y entre ser sabios delante de Dios o ignorantes delante de los hombres prefieren lo segundo a lo primero. Tanto la desaparición final de Jericó como la reconquista de Egipto son sucesos que tienen lugar a ambos lados del Mar Rojo, y ambos están conectados por un mismo Hecho Divino: la destrucción del ejército del ultimo faraón Hicso por Moisés, Fundador del Monoteísmo Universal.

Sería aprovechando esta Caída Final, sin por ello anular la Guerra de Reconquista que Amosis I estuvo dirigiendo, que el ejército egipcio barrió de su tierra aquella dinastía extranjera que se hizo dueña de la tierra del Nilo unas generaciones después de la muerte de José el Hebreo.

Dos veces, pues, salvaron los hijos de Israel a Egipto de su miseria y postración; la primera sería José, hijo de Israel, la segunda Moisés, hijo de Leví, hijo de Israel.

La discusión sobre si Dios puede o no puede abrir las aguas de un mar es carne para animales políticos, y siendo de mi condición no emplear mi tiempo en conversaciones con quienes ofrecen la ignorancia como el estado de felicidad que le conviene al hombre, considero mejor conservar el oro de este tiempo y pasar a desenredar algunos de los dogmas clásicos que, a tenor de la ignorancia, encontraron sus puertas hacia el sancta sanctorum de la teología de todos los tiempos.

 

3

Sobre el ángel de Dios que hablaba cara a cara con Moisés

 

Una vez descubierto cómo Dios creó los Cielos y la Tierra, en su parte teológica siguiendo la Historia Divina de Jesús, y en su parte científica siguiendo los derroteros de la Introducción a la CSXXI, a nosotros nos toca desechar todas las opiniones, y especialmente con más fuerza las teológicas que se atrevieron a poner en duda la Veracidad de la Sagrada Escritura e inventándose disciplinas subteológicas quisieron validar sus argumentos, apto sólo para fieles de ellos, más de ellos que de Dios, sobre el valor metafórico de la Palabra Divina.

En Dios no hay metáfora, y no porque el Padre de la Poesía no ame el verso; en Dios no hay Metáfora cuando se trata de su Verbo. Dios dijo y Dios hizo, punto y final. Se puede saber o no se puede saber cómo hizo Dios la Luz; si se sabe, se debe a la Inteligencia; si no se sabe, a la Ignorancia; mas el Dogma no está en el Conocimiento sino en la Fe: “Dios dice y así se hace”. Y cualquier argumento que quiera añadirle o quitarle punto o coma a esta Fe es rebelión abierta contra la Naturaleza misma de la Creación.

Por esto todos los Traductores de la Biblia que para justificar su Ignorancia cambiaron el Texto sufrieron las consecuencias de su Delito, Pena ya determinada cuando dijera Dios: “Al que añada o le quite a las palabras de la profecía de este libro yo le añadiré las plagas descritas en este libro”.

Que Alemania fuese la tierra sobre la que cayeran esas plagas no debe maravillarnos a quienes conocemos la manipulación tan monstruosa del Texto que los Traductores Alemanes, comenzando por Lutero, consumaron.

Y aunque el título de este párrafo sonare a discusión fecunda, cierro el tema con la Llave suya: “A Dios no le ha visto nadie jamás, sino sólo el Hijo”.

Quien hablaba cara a cara con Moisés, en consecuencia, no fue Dios en persona sino uno de aquellos hijos de Dios a los que se dirigía su  Hijo:“Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”; y de entre los cuales salieron aquellos hijos de Dios sobre los que el mismo Moisés escribiera que “viendo hermosas a las hijas de los hombres se unieron a ellas y les nacieron los héroes de muy antiguo”.

Independientemente de la discusión de si con quien hablaba con Moisés fue uno de ésos “padres de héroes”, sobre lo cual la respuesta es firme: “No, un absoluto no”, se entiende que la Afirmación de Jesús: “A Dios nadie le ha visto jamás”, tenía que concluirse con una sentencia a muerte contra Cristo por echar abajo la teología que los Luteros judíos habían creado contra el Texto, que, aunque claramente dice que no Dios sino “un ángel que llevaba el nombre de Dios era quien hablaba cara a cara con Moisés”, los teólogos judíos habían logrado darle al Texto el nuevo sentido por el que, contra el que alzándose Cristo, tenía que morir Jesús.

No olvidemos que la Caída del Reino del Edén no significó que Dios abandonase a su hijo, el Hombre, a su suerte. Dios condenó por un tiempo al Género Humano a vivir sin su Creador; hasta que el hombre y la creación entera comprendiésemos que sin el Creador todo el Edificio de la Creación se viene abajo.

Evidentemente el Hombre se sintió Abandonado de su Creador. Un Abandono que recoge el mismo Hijo de Dios, y que desde la Cruz Él lanza a los siglos venideros. No que el Hijo de Dios se sintiese abandonado; pues su Resurrección era invencible. Pero sí que, a la par que nos abría la puerta al fin de esta situación, de la que su Resurrección era el Anuncio Vivo más poderoso, nos daba la clave del drama de nuestro mundo: El Origen de toda la Tragedia del Género Humano se halla en el Alejamiento del Creador de su Criatura, alejamiento provocado por el Pecado, es decir, querer ser el Hombre la fuente de la ley.

De aquí el Decálogo. La Fuente de la Ley Universal es Dios. Apartarse de la Ley sobre cuyas raíces ha fundado Dios su Creación es negarse a vivir, y, en consecuencia, querer morir.

La Ley no es un Invento de Dios, la Ley es la expresión final y visible del Espíritu de la Vida, que está en Dios y en Dios se hace Dios, de manera que quien no vive a la luz de la Ley que rige el Universo y promueve su Crecimiento por la Eternidad, siendo el Infinito su Horizonte Legal, ese sujeto, desde el ciudadano más grande al más pequeño del Reino de Dios, se condena a sí mismo a la muerte.

El Árbol de la Vida no puede subsistir sin la Fuente Divina que le da la Existencia. Este Agua es la Ley: Ley que el propio Dios tiene por Código Moral Personal de Conducta. Es en el seno de esta Ley que el Creador se relaciona con su Creación. Es en el seno de esta Ley que todas las criaturas encuentran el principio y Crecimiento de su Civilización. Y esta Ley es el Puente que conduce a todos los Pueblos de la Creación al Paraíso de Dios, en el que la Vida, una vez sujeta a la Muerte, por la Ley se viste de Inmortalidad a la Imagen y Semejanza de la Indestructibilidad de Dios; y vida eterna.

Hay otro tema que deberíamos tocar, a saber, una vez abierto el Sello de acceso al Conocimiento Científico de la Creación según el Génesis, y por Cristo Raúl expuesto a la Lectura de todos, cabe la pregunta: ¿Acaso Moisés tenía conocimiento científico sobre lo que estaba escribiendo cuando escribió “y Dijo Dios “Haya Luz”; y la Luz se hizo”?

La respuesta es obvia: Moisés fue un Escriba a las órdenes de la Casa del Faraón. El Escriba copia al dictado de su señor. La gloria de Moisés el Egipcio estuvo en pasar de ser un Siervo del Faraón a ser un Siervo de Dios que con su Gloria salvó a Israel, su Pueblo, de la Esclavitud, y le dio una patria entre las naciones para ser suya hasta el Fin de los Siglos.

 

CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C., A FAVOR DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.

 

1750. los hicsos conquistan Avaris

1595. fin de la primera dinastía de babilonia. Murshilish I, nieto de Khattushilish I, destruye Aleppo y Babilonia en este año

1573-1550 . los egipcios expulsan a los hicsos, Éxodo y Caída de Jericó

 

La Cronología final de la época Medio-Oriental en relación a la Historia de la Biblia nos permite dibujar los Acontecimientos desde una nueva perspectiva. La desmembración de la Cronología del cuerpo de la Arqueología en orden a apartar a la Historia Universal de la Historia Divina causó a finales del XIX d.C. un desplazamiento de los Hechos que condujo a situar el Éxodo en el siglo XIII a.C.

La imposibilidad de armonizar los acontecimientos relatados en la Biblia y nuestro conocimiento de la Civilización y Cultura Monárquica Egipcia nos aparta de darle viso de trascendencia histórica a una cronología oficial cuyo origen es antibíblico por el mero hecho de ser sus autores anti eclesiásticos.

El primer factor que anula semejante desplazamiento del nacimiento de Moisés al siglo XIII a.C. tiene en la Endogamia Monolítica de la Casa Faraónica su llave maestra. Creer que una Dinastía Imperial fundada en la Endogamia ultracerrada de la Familia Faraónica pudiese admitir en su seno al hijo de una esclava, caso Moisés, es proceder a una lobotomización del intelecto, es negar todos los conocimientos almacenados sobre la Mentalidad de la Dinastía Faraónica.

Los románticos, en desprecio a la verdad histórica, pueden llamar a su favor las telenovelas de nuestro tiempo de la misma manera que los románticos entre los arqueólogos invocaron los derechos humanos para defender una barbaridad tan grande como es la adopción del hijo de una esclava por una princesa de sangre faraónica.

En verdad que hay que tener los pies bien hundidos en el anticristianismo más feroz para contra la propia inteligencia cegarse los ojos y pasar por alto semejante barbarismo.

Inútil sería meterse en una reconstrucción de la mentalidad endogámica faraónica que vimos en su aspecto más brutal en la historia de Cleopatra VII.

El Racismo es cosa nueva. Los pueblos antiguos no entendían de racismo tal cual nosotros lo entendemos. Se ve en las Artes Escultóricas y Pictóricas de los Monumentos Egipcios que el fenotipo del Egipto faraónico y el fenotipo del Israelita Hebreo eran realidades que puestas delante de un espejo únicamente un ciego podía asimilar original y reflejo en tanto que las dos caras del mismo sujeto.

Creer que un Israelita Hebreo, hijo de esclavos, podía ser adoptado, en pleno siglo XIII a. C., por la Casa Faraónica como príncipe es en verdad exigirnos que nos cortemos la cabeza o que nos desprendamos del cerebro.

La diferencia en el fenotipo entre el Egipcio Faraónico y el Israelita Hebreo, amén de que a la mentalidad imperial dinástica dicha adopción le resultaba una abominación impensable de ser acometida por príncipe o princesa de la época, hecho que jamás se registró en los Anales, Crónicas o Historias Fabulosas del Imperio de los Faraones; dicho fenotipo hubiese delatado al “niño salvado de las aguas” delante de la Corte apenas la princesa hubiese intentado colarle al Faraón y a sus hijos tal abominación.

Bajo la naturaleza endogámica faraónica que permanecería vigente durante la era ptolemaica hasta dar su último coletazo en Cleopatra VII, no cabe abrirle al Moisés del Éxodo las puertas de la Corte del Faraón. Así que bajar del siglo XVI al siglo XIII de los Ramsésidas el Éxodo es retornar a la petición de dejarnos arrancar el cerebro. O bien se le niega Realidad alguna a la Historia de este Héroe Bíblico, o se niega esa Cronología Oficial para el Éxodo que sitúa el Paso del Mar Rojo en algún punto del Siglo XIII. Frente a la Mentalidad Endogámica Faraónica no cabe otra elección.

Un Hecho semejante, la adopción de un esclavo por una princesa faraónica únicamente podía caber en la Corte de los Faraones Hicsos. Procedentes ambos, el Israelita Hebreo y el Pueblo de los Hicsos del mismo Tronco, dos ramas del mismo fenotipo, la adopción por una princesa hicsa del hijo de una esclava israelita venía a quedar al nivel de una española en plena adopción de un niño francés o italiano.

Del otro lado, la Endogamia de la dinastía hicsa se reducía al carácter militar típico de todo acto de invasión y conquista. Aquella reacción del poder hicso al crecimiento de la población israelita no fue registrada jamás como propia, en ninguna época, de la corte egipcia nativa; y no existen registros de semejante medida, en general, y en especial contra los Israelitas, por la sencilla razón de que no le cabía al Egipcio semejante barbarismo. Únicamente una corte no nativa, la Hicsa, que se sentía invasora y siempre alerta de que el golpe de Estado que dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, se les volviera como boomerang de mano de los Israelitas podía dar su bendición a semejante Medida genocida.

Esto de un sitio.

Del otro, regresemos al Golpe de Estado que los Hicsos dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, en el 1750 a. C.

Desde este año, 1750, hasta el año de su Caída, allá por el 1550, década arriba o década abajo está en el aire, los Hicsos tienen dos siglos de dominio absoluto durante los cuales los Egipcios se retiraron al Sur y desde el Sur esperaron su momento. ¿Qué acontecimiento les permitió de golpe y porrazo lanzarse contra un Invasor que durante dos siglos habían impuesto su ley en el Nilo? Las fuerzas militares egipcias, durante el periodo anterior a la Caída de los Hicsos, se nos descubre nula.

También está Jericó, la ciudad amurallada que no pudo resistir el asedio de las trompetas de Josué. Los Arqueólogos reconocen que en esa fecha esas murallas cayeron, pero que lo hicieron por efecto de un terremoto.

No sabemos en qué data se basan para decir que la región sufrió un terremoto. A menos que el terremoto se centrara exclusivamente bajo los pies de Jericó es de creer que el prejuicio antibíblico cegó el pensamiento de los Padres de la Arqueología del Próximo Oriente Antiguo, y, aun teniendo la concordancia de las fechas, anclados en el antibiblicismo se negaron a relacionar entre sí los acontecimientos.

Primero :

en el 1750, aproximadamente, entra en Egipto el pueblo que no conoció a José, los Hicsos.

Durante otros dos siglos, hasta el 1550, aproximadamente, con lo que van cuatro los siglos desde José a Moisés, los Hicsos dominan todopoderosos el Imperio de los Faraones.

En este mismo siglo, el XVI a. C., los Hititas se rearman y se lanzan a la conquista de Siria y Babilonia.

Políticamente hablando el Faraón Hicso tenía que enfrentarse a este problema de expansión del imperio Hitita. De hecho, una vez caído el Poder Hicso, el Faraón Egipcio entabla relaciones con el Nuevo Poder del Norte.

Quiero decir, los Israelitas fueron una población esclava que podía ser utilizada como caballo de Troya por los Hititas. Una población de esclavos suspirando por la Libertad es siempre un peligro interno predispuesto a la revolución si cuenta con apoyo externo. El Faraón Hicso no podía lanzarse a la guerra con el Rey Hitita dejando a sus espaldas este ejército de esclavos. El Decreto de Asesinato de todos los niños hebreos venía a hundir el dedo en la llaga sangrante del peso de la esclavitud, y a la vez marcaba cualquier insurrección con el hierro del exterminio. De hecho, los Hititas no cruzaron la Línea Roja de Influencia Hicsa sobre las ciudades estados de la Palestina Bíblica.

Los Egipcios estaban a la expectativa. El ascenso del Poder Hitita podía ser usado por el Egipcio contra el Poder Hicso. Atrapado entre el Norte y el Sur quedaba en medio un ejército de esclavos a la espera de un Libertador por su Dios enviado para conducirlos a la tierra de sus padres.

El Infanticidio en masa sería una buena medida política en aras de mantener a raya a ese ejército de esclavos forjados en el trabajo desde la cuna a la tumba.

Es de creer, tomando como termómetro el parón de los Hititas y el silencio de los Egipcios, que el Hicso supo frenar la amenaza y crear una nueva balanza de poder internacional.

Fue precisamente entonces, cuando el Hicso se encontraba afianzado en su trono, que, sin venir a cuento, sale de la nada aquel “niño salvado de las aguas”, en mala hora - se diría el Hicso-, para pagarle al Hicso con la moneda que el Hicso le había pagado al Hebreo : la muerte de todos los primogénitos hicsos.

Dios hizo lo que le es natural a Dios cuando Dios quiere mostrarse como Dios, hundió hasta el abismo el trono Hicso y regresó a la Corte al Egipcio.

Ahora empieza el problema. ¿Cayó Jericó por un terremoto aislado en el espacio, que no dejó sentir sus ondas sino exclusivamente sobre las murallas de Jericó?

La Concordancia Cronológica no puede ser más firme.

En el Siglo XX a.C., aproximadamente, José es Virrey del Faraón.

Dos siglos más tarde, XVIII, los Hicsos conquistan el trono de los Faraones.

Dos siglos después, XVI, Moisés libera a los Hebreos y le pasa el mando a Josué.

Mientras éste abre la Conquista de la Palestina el Egipcio regresa a su Casa. Un regalo del Cielo, una Gracia del Dios de Moisés.

Jericó se hunde en el 1550 aproximadamente. El Terror se apodera de todos los reinos de la Palestina. Comienza una reestructuración del Mundo Antiguo en dirección a la Venida del Redentor, cuyos principales actores serán David, Salomón, Nabucodonosor y Ciro el Grande, Alejandro Magno y Octavio Ausgusto.

Regresaremos a esta Concordancia en otra fecha

Pero en esto como en tantas otras cosas se trata de ir contando gotas del océano. Sin ir más lejos vemos cómo las zonas de influencia entre el Hicso y el Hitita, establecidas a raíz de la conquista de Aleppo y Babilonia por el Hitita, es respetada por el Hebreo. Josué extiende la expansión de las tribus dentro de ese marco geopolítico. Poniendo el Jordán como frontera nacional Josué impide una confrontación directa con un reino hitita en su momento imperial más dulce. No se puede olvidar que en la ciencia de la guerra de campos de batalla el Hebreo, que acababa de salir de cuatro siglos de aislamiento, era un guerrero bisoño. Un enfrentamiento directo con el reino Hitita era lo último que podía regalarse Josué.

Quiero decir, la estructura geopolítica de la región y la conquista de Palestina por los Hebreos concuerdan en el Tiempo con una precisión que no deja lugar a dudas a la hora de enmarcar este Acontecimiento, de carácter y valor universal, en el siglo XVI antes de Cristo. Primero provocando la Caída de la Dinastía Hicsa en Egipto y la Restauración de la Dinastía Faraónica Nativa; y después deviniendo el epicentro causante del terremoto que hundió las Murallas de Jericó y expansión del terror entre las ciudades estados a este lado del Jordán.

Observamos además que los Hititas respetaron el marco geopolítico establecido tras su conquista de Aleppo y Babilonia, una conquista que le preparó al Hebreo su entrada en la Tierra Prometida, y nosotros vemos cómo la acción Divina preparatoria del Éxodo. Absurdo es creer, conociendo el hambre de imperio de la Babilonia de aquellos tiempos, que de no haberle dado fin el Hitita a su reino, Babilonia se hubiese mantenido con los brazos cruzados ante las consecuencias del Éxodo.

Si al contrario se nos quiere hacer creer en un asunto de coincidencias, nuestra respuesta no puede ser sino la que le conviene a quien se ha arrancado los ojos de la inteligencia y sólo ve en las tinieblas lo que imagina ver. El hecho es que entre la imaginación subjetiva y la realidad objetiva existe una muralla a un lado de la cual está la ignorancia y al otro lado la locura. En este siglo las ciencias históricas, al igual que el conjunto de las ramas del Árbol de las ciencias tendrán que elegir a qué lado se sitúan; dependiendo de esa decisión se tomarán las medidas correspondientes y necesarias para situar ese Árbol en el Jardín que por naturaleza le pertenece: el Jardín de la Verdad.

 

 

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