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EL LIBRO DE LAS INTRODUCCIONES A LA BIBLIAI
INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO
CRISTO RAÚL DE YAVÉ
&SIÓN
PRIMERA PARTE
I
INTRODUCCIÓN GENERAL
La Biblia tal cual la conocemos se basa
en un Principio Universal Supremo, que comprende en su cuerpo literario el
espíritu de la Ley, el alma Moral de la Sociedad y la razón Metafísica de la
Historia en cuanto Movimiento del Género Humano en el Tiempo y el Espacio, y
por extensión: de la Creación entera. Este Principio es la Biblia. Sea en
cuanto Religión aplicada a la Humanidad en tanto que Ser, el Cristianismo; sea
en cuanto Acto aplicado a una Raza en tanto que elegida, el Judaísmo, la Biblia
es el Principio inconmovible que mantiene la Historia Universal en evolución
constante desde el Caos y la Anarquía: a la Armonía y el Derecho naturales a la
Inteligencia del Ser. El Hombre es anterior a todo libro escrito y como Ayer
igualmente en un Mañana hipotético el Hombre puede sobrevivir sin libro alguno.
Pero la Civilización no puede subsistir sin la Biblia; la Civilización es el
fruto de la Biblia.
Antes de Cristo no hubo Civilización.
La Civilización comienza con el cristianismo,
y es en el cristianismo y durante su proceso de crecimiento y edificación que
la Civilización se fue formando hasta devenir consciente de su Ser. Por
supuesto, esta declaración debe parecerles una negación a los historiadores
profesionales y, por ende, a todo el que ha sido habituado a creer en sus ideas
y enseñanzas; pero lo cierto es que antes de Cristo las sociedades se basaron
en un principio de Fuerza Animal Bruta sin conexión alguna con la Naturaleza de
lo que es La Civilización. Todos los progresos del Mundo Antiguo tuvieron una
única realidad, el Poder. Todos los progresos habidos durante los días de los
imperios antiguos tuvieron exclusivamente el Poder como meta. Ahora bien, la
Civilización es todo lo contrario a dicha meta. La Civilización es un espacio
de convivencia para pueblos procedentes de distintos orígenes entregados a
compartir la Existencia en el Tiempo a la luz de una misma Ley Universal. No
vemos que este Sentido haya tenido arte ni parte en los imperios del Mundo
Antiguo; y, concediendo, podemos decir que esta Idea encontró en el Imperio de
Ciro su primer exponente, idea que Alejandro intentó rescatar y César Augusto
quiso materializar.
El fracaso estaba en la propia semilla.
No se puede imponer la Civilización por la Fuerza. La Civilización, en tanto en
cuanto Espacio de Convivencia en la Paz y en la Libertad implica la Fraternidad
entre las naciones, y jamás el Concepto de Superioridad de Raza que animó los
imperios antiguos y ha seguido viajando por los siglos hasta desembocar en la
Ideología que la Alemania Nazi importó del Fascismo inherente a la Concepción
Darwinista de una Humanidad dividida en Débiles y Fuertes. La Concepción darwinista
sobre una especie humana dual no fue sino la resurrección de la antigua
ideología imperialista que dividió a la Humanidad es esclavos y libres, y desde
esta base forjara su ley de fuego y hierro. Evidentemente, al Mundo Británico
de los días de Charles Darwin esa resurrección de la Vieja Ideología de la
dualidad Esclavos-Libres en su forma Fuerte-Débiles le venía a su Imperio,
basado en el Fuego y el Hierro, como anillo al dedo, y de él hizo la Ciencia
Anglosajona su Nuevo Evangelio. La Alemania de la primera parte del Siglo XX no
hizo sino aplicarse el cuento.
Alemania vivió durante el período de
entreguerras mundiales una generación de genios y sabios de la talla de Werner
von Braun, Heisenberg, Plank, Konrad Lorenz, Einstein, y un largo
etcétera, creyentes acérrimos todos y uno por uno de la Teoría Fascista Dual de
Darwin, Teoría que exponía al pueblo Alemán a aplicarse la conclusión debida:
el Alemán, vista su Inteligencia, era la Raza Fuerte llamada a dominar el
mundo, y si para ello tenía que aplastar al Débil, el Débil sería aplastado,
sin misericordia ni piedad.
Malignidad, en efecto, se puede ver en
el Credo Nazi, pero en ningún momento incongruencia. Hitler y su generación
pusieron en obras lo que el Credo Darwinista sostenía con palabras.
La Historia de la Civilización, por
consiguiente, es la Historia de la Civilización Cristiana. La Igualdad de todos
los hombres sobre la que se fundó la Sociedad Cristiana es la Roca sin cuyo
Fundamento no existe Civilización. Llamar Civilización al Imperio Asirio, al
Babilonio, al Medo, al Romano, es un ejercicio de estupidez tan vasto que no
merece pérdida de nuestro tiempo.
Dicho esto, si desde el principio de su
Historia el Cristianismo estuvo sujeto a proceso de persecución y destrucción,
por lógica la Civilización tenía que estarlo. Como lo estuvo. A nadie se le
oculta que la destrucción del Imperio Romano corrió paralela al intento de la
destrucción de la Civilización Cristiana en su Infancia Ontológica. Desde los
días de Arrio y de Atila, desde los de Mahoma hasta Stalin, la
Civilización y el cristianismo han crecido y se han desarrollado en lucha
desgarradora constante contra una sucesión imparable de fuerzas destructoras,
externas e internas, consecuencias de las cuales fueron revoluciones y guerras
mundiales, el fin interno de cuyo proceso era la Destrucción del Cristianismo y
su Civilización.
Tenemos que felicitarnos por la
Victoria. El cristianismo y la Civilización siguen en pie. Y aunque al presente
se quiera separar Civilización y cristianismo en base a razones subjetivas el
hecho es que esas fuerzas dejarán de existir y cristianismo y Civilización
consumarán su proceso de creación en la Adhesión de todas las naciones al Reino
de Dios.
Así pues, desde la Semilla que en
Abraham y sus padres comenzó a echar raíces en la Historia, hasta el Nacimiento
del Verdadero Fundador de la Civilización en la Tierra, nuestro Jesucristo, un
Mundo de animales y bestias racionales buscó la eternidad de su Sociedad
Salvaje basando su victoria en el Poder de la Fuerza Bruta. Pero el salto de
una Sociedad Animal-Racional a la Civilización Espiritual-Ontológica sólo puede
basarse en el Poder de Aquel Creador del Universo que creó al Hombre a su
Imagen y Semejanza a fin de establecer entre la Creación y Dios una Sociedad
basada en el Ser en tanto en cuanto sujeto de Deber y de Derecho. Es decir,
engendrar en el devenir de lo Humano un hijo de Dios.
Este Proceso, expuesto a su fracaso
apocalíptico desde los orígenes de la Historia Universal escrita, cual se
refleja en la Biblia, es el que viene a ser retomado- Redención mediante- con
el Nacimiento de Jesús, y en la Muerte de Cristo se abre a toda la Humanidad,
extendiendo Jesucristo con su Resurrección lo que se hizo a título individual
al dominio universal. Es decir, visto que desde su Nacimiento el Cristianismo,
en la Persona de su Fundador, como acabo de decir, ha estado sometido a
constante presión destructora, su fruto: la Civilización (Cristiana por en
cuanto sin el Cristianismo jamás se hubiera producido el salto de la Sociedad
Animal-Político-Racional a la Civilización del Derecho; y precisamente porque
éste era el Fin del Cristianismo que Dios puso sobre la faz de la Historia al
hacerse hombre su Hijo), la Civilización Cristiana ha sido objeto de constantes
ataques destructores, ya desde fuera como desde dentro. Pero mientras exista la
Biblia el Cristianismo seguirá su evolución histórica hasta unir la Plenitud de
las Naciones del Género Humano en un Único Reino Universal, cuya Corona reposa
en la Cabeza del Hijo Unigénito de Dios. Este es el Fin de la Historia: la
Glorificación del Hijo de Dios.
Dada esta Meta se entiende que Dios y su
Libro hayan sido objetos de persecución y exterminio por parte de todos los
poderes ciegos que tuvieron y tienen en la Unificación del Género Humano en un
sólo Cuerpo su enemigo público número uno. La Coronación del Hijo Unigénito de
Dios como Rey Universal, Único y Sempiterno, sobre la Creación entera de Dios
es una Declaración de Abrogación de todas las Coronas del Universo y un
Manifiesto de Libertad por el que la Obediencia Debida de criatura a criatura
queda abolida en Exaltación Omnipotente del Poder de Aquel en cuyas Manos Dios
ha dispuesto que estén todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra: Por
la Eternidad.
La Biblia es, pues, ante todo, y sobre
todo, la Crónica de una Revolución Universal que le afecta a la Creación entera
y establece la Historia del Futuro de la Eternidad desde un Principio Nuevo.
Desde el Prólogo mismo de la Biblia, La Creación del Universo, Dios se
manifiesta su Autor y expone la Fragilidad de su Libro a los ojos de un Mundo
cuya Ignorancia sobre las Causas de la Revolución del Reino de Dios, que en la
Biblia encuentra su Prehistoria, era tan grande como inmensa la diferencia
entre la Inteligencia del Creador y su Criatura.
En efecto, el “animal racional” en su
versión política o en su versión filosófica es una criatura impotente frente al
abismo que separa la Sola Razón Humana de la Inteligencia Divina. Y sin embargo
el Hombre fue creado para alcanzar la Inteligencia sin límites a imagen y
semejanza de la Naturaleza de la Inteligencia de su Creador.
Pero privado de esta elevación su
Historia tenía, por lógica, que escribir en las páginas del Universo la Crónica
de una Guerra Civil Perpetua cuyo Fin, por ley, habría de conducir a todo el
Mundo a su Apocalipsis Final.
La Biblia es, por consiguiente, la
Crónica de la Fundación del Reino Universal de Dios, Padre e Hijo, en el
Espíritu Santo, (Antiguo Testamento), y el Establecimiento de la Civilización
bajo cuya Bandera y Estandarte Cristianos el Mundo se encuentra en este momento
en tensión final: Obediencia a la Corona del Hijo de Dios o Rebelión contra la
Voluntad de Dios, su Padre (Nuevo Testamento).
En el camino la Historia Universal es
reflejada en una Familia, la de Noé, que se hace Tribu en Abraham el Hebreo, y
se desarrolla hasta devenir Nación, la Judía, en cuyos hijos e hijas todo lo
bueno y todo lo malo encontró cuerpo a fin de que en su carne y en su sangre la
Humanidad, como se lee, recibiéramos un Curso Divino sobre la Ciencia del bien
y del mal, cuyo desconocimiento ocasionó la ruina temporal de nuestro Género.
Desde el conocimiento de esta Ciencia
del Bien y del Mal se entiende la naturaleza del ataque de la Razón contra la
Fe y su interés en reducir a fábula el Libro de los Orígenes del Género Humano.
Mi trabajo en Prehistoria y Fundación
del Reino de Dios fue entrar en la Historia de esa Familia, Tribu y Nación
Hebrea a la luz de la Historia Universal rescatada de su tumba por la
Arqueología, contra cuya Historia la Razón, antes de la Arqueología, se lanzó
con la furia de una bestia depredadora dispuesta a devorar página por página
cada uno de los libros de las Sagradas Escrituras. La necesidad es obvia. Aun
cuando la dialéctica de la Razón del XIX contra la Veracidad Histórica de la
Biblia ha sido desmantelada por la Arqueología, enfangado el Siglo XX en el
Apocalipsis de su destrucción total, los Historiadores del XXI aún no han
deshecho lo que la Razón hiciera, y sigue circulando en el mundo la montaña de
sentencias sin fundamento científico que los profetas del Socialismo y del
Evolucionismo escribieron contra el Cristianismo.
Aun cuando no lo crean, ellos pasarán,
ya están pasando: “Pero mi Palabra no pasará jamás”.
FUNDACION DEL REINO
UNIVERSAL
La segunda parte del Libro de Dios, el
Evangelio, trata de la Batalla entre la Vida y la Muerte, del Cielo contra el
Infierno, y glorifica la Victoria del Espíritu Santo contra el espíritu
Maligno; de Cristo sobre el Diablo.
Dice el Libro de Dios en su tercera
parte que llegado el Día Anunciado les ordenó Dios a todos sus hijos
presentarse ante su Trono y deponer sus coronas a sus pies. De lo que se lee se
ve que unos lo hicieron y otros se negaron, y en consecuencia los Rebeldes que
no lo hicieron fueron perseguidos, destronados y arrojados del Cielo.
De la lectura del Nuevo Testamento se
desprende que mientras los príncipes Fieles persiguieron a los Rebeldes, Dios
llamó a su Primogénito, le dio a conocer la Doctrina del Reino de los Cielos e
inmediatamente le envió a nuestro mundo, donde se encarnó en María, la Virgen
de Nazaret, y nació bajo el reinado de los Herodes en Belén de Judá durante los
días del censo universal decretado por Octavio César Augusto, sobre cuya
historicidad hay mucho que decir .... a su tiempo.
Ignorante y desconocedor de las medidas
revolucionarias que su Padre había proyectado y empezaban a materializarse a
raíz de su Encarnación, el Hijo de Dios descubrió a Cristo durante el episodio
que Él mismo vivió en el Templo, a la edad de los doce años aproximadamente. En
Cristo descubrió Jesús el Pensamiento de Dios, y lo que es más importante,
descubrió el Origen del Espíritu Santo, que estaba en su Padre, Único Dios
Verdadero e Increado que conocieron el Infinito y la Eternidad.
Se desprende de la lectura del Nuevo
Testamento que Dios le descubrió a su Hijo tanto la identidad del verdadero
Enemigo de su Reino cuanto la Naturaleza de la Revolución que únicamente y
nadie más que Cristo Jesús, el Rey Mesías, el heredero de todas las promesas
escritas en el Antiguo Testamento, nacido del espíritu de Yavé: “espíritu
de inteligencia y sabiduría, de entendimiento y fortaleza, de consejo y temor
de Dios”, podía y debía abrir.
Estando sin embargo sujeto por su Origen
a la estructura del Mundo Antiguo, y porque de entre todos los príncipes del
Cielo Jesús era el Rey de reyes, también a Él le tocaba obedecer y sujetarse al
decreto de Abolición del Imperio que su Padre dictara y estuvo en la causa de
la Batalla en el Cielo, de la que habla en Su Libro, el Apocalipsis. Al igual
que lo hicieron los Príncipes del Cielo, también el Rey de reyes y Señor de
señores debía poner su Corona a los pies de Dios.
Y así fue; Jesús, el Primogénito de los
hijos de Dios puso su Corona a los pies del Trono de su Padre.
De manera que sujeto a la condición de
los particulares que bajo riesgo y cuenta propia emprenden una revolución sin
contar con más fuerza que el amor a la Verdad, también Jesús fue atrapado por
los poderes reaccionarios de este mundo, y, consecuentemente, entregado a los
jueces de Cristo para que fuera contado entre los malhechores por enemigo de la
Nación al caso.
EL MISTERIO DE CRISTO.
Pero lo que no sabía nadie, porque nadie
podía saberlo, era que al regresar a su Mundo Jesucristo lo hacía como Rey
Todopoderoso a imagen y semejanza de su Padre, y que Glorificado de esta manera
llevaba a su Casa una Nueva familia, su propia Familia, a nacer, pero que
estaba en Él: Una Esposa, la Iglesia Católica, engendrada para unir a todo el
Universo en una misma Religión, unos Hermanos, cuyo Poder es el de Dios, que
está en su Palabra, y una Descendencia, nacida para unir todo su Reino en una
misma Inteligencia.
He aquí el Misterio del Espíritu Santo,
que es Cristo: La Cabeza es Cristo Jesús; el Tronco es la Iglesia Católica, y
los Miembros los Hijos de Dios. Aquí está el espíritu de Inteligencia:
“Tengo por cierto que los padecimientos
del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de
manifestarse en nosotros; porque la expectación ansiosa de la creación está
esperando la manifestación de los hijos de Dios, pues las criaturas están
sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la
esperanza de que también ellas serán libertadas de la servidumbre de la
corrupción para participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios”.
¿Cómo puede, pues, decir la Iglesia
Ortodoxa que el Espíritu Santo no procede del Hijo, siendo el Nombre Nuevo de
Jesús: "Cristo"? Siendo este Cristo Jesús la Cabeza del Espíritu
Santo hecho Hombre, y siendo las iglesias su Cuerpo, ¿cómo puede moverse el
Cuerpo sin la Cabeza o vivir sin recibir todo de su Cabeza? Y lo que es objeto
de Juicio contra los siervos de Dios: ¿Cómo podrá la Cabeza moverse libremente
si el Cuerpo está dividido y se niega a seguir la dirección marcada por su
Mente?
Pero esta División de las iglesias, por
la que el Cuerpo y la Cabeza habían de entrar en Conflicto y por el Cuerpo ser
denigrada la Cabeza, ya había sido dada por descontada en razón de los
acontecimientos que la Necesidad de la Muerte de Cristo vino a poner sobre la
mesa de la Historia. La Liberación del Diablo en el Año Mil, (su consecuencia
primera: la División entre Oriente y Occidente en el 1054), venía dictada por
la Necesidad de mostrarle Dios a todos sus hijos que la Destrucción de quien
fuera antes príncipe del Imperio del Paraíso, miembro de la Casa de Dios,
vendría dada como efecto de su absoluta negación a someterse a la Civilización
del Reino de Dios, contra la que conjurara al precio de ser desterrado por la
Eternidad.
Habiendo sido liberado Satán en el año
Mil y conociendo a Dios bien hubiera podido doblar sus rodillas, reconocer su
Error y en razón de ser sólo eso, una Criatura, pedirle Misericordia al Creador
de todos, hasta que su Arrepentimiento hubiese movido el Corazón de Dios a
Perdón. Contrariamente a lo que se hubiese podido esperar de una Criatura
tomada del Polvo Cósmico y revestida de Inmortalidad Indestructible por el
Poder del Señor y Dios de la Eternidad, el Diablo, la Serpiente Antigua, el
Dragón, cuya Cabeza fue Satanás, se mantuvo en su Conjura a eternidad contra el
Reino de Dios. Una Rebeldía a eternidad que Dios ya había visto pero contra la
que no se podía hacer nada, excepto profetizarle a las iglesias las
consecuencias de esta Necesidad de Liberación del enemigo de Cristo, que por
lógica buscaría dividir las iglesias para conducir a las naciones cristianas
desde la guerra civil, la Guerra de los Treinta Años, a la Guerra Mundial
de Gog y Magog, Stalin contra Hitler, de la que confiaba obtener
el Diablo la Destrucción del Cristianismo y, por tanto, humillar a Dios ante su
Creación al no poder consumar su Voluntad de Conducir la Plenitud de las
Naciones al Encuentro de su Reino.
Así acaba la Biblia; así cerró Dios su
Libro.
Su Hijo hecho Hombre selló con su sangre
su Contenido hasta el Día en que la Expectación de la Creación se consumase y
el Nacimiento del Primogénito del Testador, sobre el que escribiría su Nombre
Nuevo, Cristo, y el Nombre de su Dios, Yavé, y el Nombre del Monte de
Dios, Sión, nacido para Heredar el Espíritu de Inteligencia, viniese a
Luz, y la Puerta quedase abierta para que todo el mundo entrase y viese el
Contenido del Libro contra el que los sabios de las naciones se levantaron para
negar su Origen Divino
II
INTRODUCCIÓN ESPECIAL AL
ANTIGUO TESTAMENTO
La Historia del Género Humano sin el
conocimiento del Antiguo Testamento es imposible siquiera de conceptuar. Cuando
al principio del siglo XIX se rechazó la historicidad de los
libros veterotestamentarios se hizo pensando en la ausencia de los
documentos que avalasen la existencia de los personajes y países bíblicos.
Amparados en aquella ausencia las escuelas intelectuales del XIX arremetieron
contra el Cristianismo en forma cada vez más violenta hasta desembocar, de la
mano del anticristianismo científico-cultural del XIX, en las masacres
mundiales y regionales del XX acometidas por los Estados Bolcheviques contra
las iglesias de las naciones donde instaló el Comunismo su imperio de terror y
muerte. El Socialismo nació para destruir al Cristianismo y con él enterrar la
Historia del Género Humano bajo la Cultura de la Bestia que asolara el XX.
El final del XIX, sin embargo, trajo con
su muerte una revolución arqueológica de la mano de la cual esos personajes y
aquellos países bíblicos salieron de sus tumbas para dejar por verdaderos
necios a todos aquéllos seudo-sabios de finales del XVIII y principios del
XIX que usaron la ausencia de dichos Documentos como palanca contra el
Cristianismo. Con todo, la Cosecha Anticristiana
y Anticivilizadora se había hecho, las mieses estaban prestas, los
segadores en sus sitios a la espera de la orden de la Batalla Final. A
semejanza de un campo capaz de dar dos cosechas en un mismo año, el Siglo XX
dio dos cosechas de Destrucción Total.
Si el Socialismo del XIX fue teórico, el
Socialismo del XX fue práctico, y bajo su práctica criminal y genocida decenas
y decenas de millones de seres humanos fueron privados de la vida a la manera
que se recoge la mies: aplastando la Bestia Socialista bajo sus patas todo lo
que se le puso en el camino. El Socialismo Bolchevique, o Comunismo, y el “Nacional-Socialismo”,
o Nazismo, siendo hijos de la misma madre putativa, el Ateísmo del XIX, las dos
bestias fratricidas-asesinas se lanzaron la una contra la otra hasta
hacer del mundo una cuba donde las naciones, como viñas, fueron pisoteadas a la
salud del Socialismo del Siglo XX, y del vino bebieron todas las naciones, que,
emborrachadas de sangre, comieron carne humana hasta hartarse.
Sumido el Siglo XX en el mundo del
Infierno Socialista, la Revolución Arqueológica de finales del XIX quedó
aparcada, y la Ciencia de la Historia, aterrorizada por su Objeto a tiempo
real, se perdió en alguna parte de la Nada, para volver a luz en la carne de un
mutante sin capacidad intelectual ni carácter científico alguno que, bajo el
nombre de Novela Histórica, quiso suplir la tarea de los Historiadores de la
Segunda Parte del XX, y usar el escándalo y las lagunas sin solución, como
minas de oro. El amor a la Verdad que implica la existencia misma de la Mente
Científica, después de las Dos Grandes Guerras, fue enterrado, y puesto en su
lugar el amor a la fama dorada de los Nobeles, los Medallones Académicos y
demás bagatelas con las que satisfacer la mente de “los sabios” de la Ciencia
de la Posguerra.
Aunque a estas alturas, y a pesar del
Anticristianismo de la Ciencia del XX, únicamente los analfabetos vocacionales
(centrando la Cuestión en la Civilización fundada por el Cristianismo) son los
únicos que desconocen la Cronología Histórico Poli-Milenaria del Mundo en el
que vivimos, los Media supliendo la ausencia de Conocimiento con imágenes
estereotipadas creadas para el Control del Orden en el Caos que caracteriza el
Nuevo Pragmatismo del Ateísmo del XXI, que lenta pero sin pausa va imponiendo
su Nuevo Orden Mundial a caballo de la Razón de su Animalidad para luchar
contra los problemas de un Planeta aquejado de Muerte Biológica por toda
perspectiva de Futuro, y contra este Orden Mundial sin Futuro ni Pasado en el
Origen del Universo: el Cristianismo del Siglo XXI sienta su Base en el
Conocimiento Histórico de la Memoria del Género Humano, Plataforma sobre la que
todo el Edificio del Futuro se alza en la Verdad, madre de la Justicia, cuya
hija, la Paz, es la única Casa donde la Prosperidad de las Naciones encuentra
su “tierra de leche y miel”. Y todo lo que sea fundar el Futuro del Siglo XXI
sobre bases pragmáticas es luchar contra la extinción biológica de la Tierra
escondiendo la cabeza en la arena.
Obviamente el Antiguo Testamento es la
Plataforma Histórica sobre la que replantearse la Concepción de la Ciencia no
como un instrumento para la Evolución de la Guerra y la Imposición de Paz a
cambio de pérdida de Libertad, que es el objetivo y fin de la Política del
Orden Global del XXI. ¿Para qué quiero la Paz si no soy libre? ¿Puede ser la
democracia la cobertura para una justificación de la Dictadura en razón de una
necesidad para combatir el caos que observamos en el mundo? ¿No es mejor morir
libres que vivir esclavos, ya de una ideología, ya de un grupo de intereses, ya
sea de lo que y de quién sea?
El Antiguo Testamento es ante todo y
sobre todo la Lucha de la Libertad del Hombre en tanto que Género, representado
por la Casa de Adán y la Nación de Israel, contra las fuerzas dictatoriales de
los grupos monárquicos que existieron por todo el planeta desde los últimos
días del Neolítico. Y a este punto de la Historia tenemos que dirigirnos si
queremos comprender esa Lucha, pues es desde esta superficie que comienza la
andadura de Adán en la Historia de la Tierra. A medida que avancemos en el
curso del 2020 ya descifraremos en términos históricos cada paso que recoge el
Antiguo Testamento, con objeto de situarlo en relación a la Historia Universal
en tanto que Evolución desde la materia al espíritu.
Así pues, el Valor del Antiguo
Testamento, siendo un escalómetro respecto al cual referir la
Sucesión de los Imperios desde el Tercer Milenio a.C. hasta nuestra Era es de
primer orden. Si su desconocimiento precede a la esclavización de la Memoria de
la Humanidad a los intereses de ciertos grupos de Poder, su Conocimiento es el
principio de la Liberación del Hombre en tanto que Ser respecto a las cadenas
mentales que, vistiéndose de pro, pretenden sumir bajo las botas del imperio de
intereses grupales la Libertad más sagrada que existe, la Libertad del
espíritu. No en vano el Socialismo del Siglo XXI tiende por ley a
la lobotomización de la Memoria del Ser Humano mediante la amputación
de la Educación religiosa. ¿Qué más asesino que ese ateo que bajo el imperio
del progreso es capaz de masacrar por millones a quienes presentan un Plan de
Futuro diametralmente opuesto? ¿No es el Ateísmo Científico quien ha
conducido al Planeta al límite de su existencia biológica mediante su
Radiografía Termonuclear de la Tierra? ¿Qué más manipulable que un analfabeto
bíblico?
Desde el Cuarto Milenio a.C. el Género
Humano vivió una epopeya irrepetible que, por su Consumación en el Nacimiento
del Cristianismo, resuelve la existencia de las naciones en el seno de una
Comunidad Universal unida en un mismo Espíritu. Desde Jesús a nuestros días el
Futuro del Género Humano ha dependido del espíritu cristiano para avanzar desde
la Caída de la Civilización Clásica a nuestra generación, superando por el
camino tragedias que, de no haber impregnado Dios al Hombre de su Pasión por la
Libertad, jamás hubiera podido darse nuestro Siglo.
Es en este contexto que las iglesias,
sin distinción, pues Dios a todas las dejó bajo “la ley de la fe que se
corrompe”, para tener misericordia de todas en la Obediencia a su Voluntad
Unificadora Presente, bajo esa ley todas las iglesias, sin excepción, han
dejado escritas páginas de errores incalificables en el Libro de la Vida. Y sin
embargo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
De todos los errores de las iglesias el
Derecho del Individuo a interpretar la Biblia es el más grande y el núcleo y el
seno donde echaron dientes y uñas todas las herejías de los primeros siglos, su
consecuencia fatal más palpable la División del Reino de Dios en la Tierra,
efecto de cuya División, ajustando el hecho al Decreto: “Todo reino en Sí
dividido será destruido”, la Muerte, el Diablo y el Infierno esperaban cosechar
la Destrucción del Cristianismo de la Mano de aquél que pusiera la Primera Piedra.
Ahora bien, ¿dónde está quién puede leer en la Omnisciencia del Dios Increado y
decir “Yo puedo interpretar la Palabra de Dios”? Y con todo, esta demencia es
la que implica el Derecho a la Interpretación de la Biblia. La Biblia no se
interpreta: la Biblia se vive. Fue a causa de ese “derecho” de los teólogos
Judíos que la Nación bíblica de Israel fue reducida a escombros y sus supervivientes
desterrados de la heredad de sus padres a sufrir la Pena que firmaron contra
sus hijos: “Caiga Su sangre sobre nosotros”.
¿Cómo interpretar lo que está claro como
el agua? La Interpretación de la Biblia implica en la mente del intérprete la
carencia total de inteligencia en aquel a quien se le “interpreta” lo que por
su propia claridad supone una ofensa hacia el que lee la Biblia.
La Biblia es Luz, no existe en el Libro
de Dios un solo pasaje oscuro o parte tenebrosa del que emane confusión.
La Biblia es Verdad. Quien escribe es el
Dios de la Eternidad y del Infinito, quien lee es polvo sacado de las cenizas
de la tumba de un Cosmos Increado, que Dios resucitó por su Poder y su
Inteligencia.
La Biblia es Vida: El Padre es Dios, el
Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios; el Espíritu Santo procede del Padre y
del Hijo. Jesús es la Cabeza de Cristo, Cristo es la Cabeza de las Iglesias,
Dios es la Cabeza de Cristo Jesús. Todo lo que esté de más y todo lo que esté
de menos es enmendarle la plana a Dios. ¿Y dónde está el necio que se atreverá
a ponerle el dedo en la boca a Dios? ¿Celulario? ¿Calvino? ¿Santo Tomás?
¿Lutero?
El Antiguo Testamento fue escrito para
su Hijo por el Dios de la Sabiduría de la mano de sus Siervos los Profetas.
Siendo Dios Padre quien le hablaba a su Hijo a través de sus Profetas: era
imposible que hombre alguno, habiendo Dios retirado su Espíritu del hombre, sin
excepción, lo mismo del Judío que del Gentil, pudiera comprender el Pensamiento
y la Palabra del Creador de los Cielos y de la Tierra. Y habiendo quedado
demostrado en la Cruz que sin el espíritu de Inteligencia nadie puede
comprender a Dios, siendo la Fe la Gracia por la que sin Hablar la Lengua de
Dios el Hombre entiende a Dios en el Amor a Cristo, y precisamente porque se
escribió: “pero la creación espera ansiosa la manifestación de los hijos de
Dios”, esto es, la Descendencia de Cristo, siendo quien escribía hijo de Dios,
de la Descendencia de Abraham, no habiéndose manifestado la Descendencia de
Cristo, siendo para esta Descendencia que se escribiera el Nuevo Testamento, el
deseo de Comprender era universal en el Cristianismo, y la desolación por la
imposibilidad de entrar en la Mente Divina fue el principio y origen de la
Interpretación, que, prosperando, dividió a la Casa de Dios en la Tierra y la
ha expuesto al Juicio del Dios que dijo: “Toda Casa en Sí dividida no
subsistirá”. Y habiendo sido Dios quien dijo “Haya Luz”: y hubo Luz, y firmado
con su sangre del Decreto contra la División de su Reino y Casa en la Tierra,
esto es, las iglesias, quien interpretó la Biblia a la luz de su Razón, ése
trabajó para el Diablo, pues todo el que es de Dios, aún sin conocer la Mente
de Dios, permanece en Dios.
Ahora bien, el Decreto siendo
Omnipotente es Maravilloso, y previendo la Obra del Diablo en los
Celularios, Luteros y Borgias, diciendo “en Sí” dejó la puerta
abierta a la Obediencia en la Unificación, de esta manera en su Omnisciencia
Todopoderosa señalando la naturaleza del Futuro en su Testamento.
El Antiguo Testamento es, pues, ante
todo y sobre todo el Discurso a la luz del día de Dios para su Hijo. Pues la
Caída del Género Humano provocó un Cataclismo en la Creación que debía ser
combatido por Dios. Y pues que el Espíritu de Dios es el enemigo “de la
generación de aquellos hijos rebeldes” que se alzaron contra Su Ley, y
utilizaron al hombre como hacha con el que declararle la guerra, a fin de
derribar la Ley “aquella generación malvada y perversa” esperaba tentar al Hijo
de Dios con el fruto de la Ciencia del bien y del. La Muerte, el Diablo y el
Infierno usaron al hombre como peón y la Tierra como campo de batalla.
Siguiendo las reglas del Encuentro a
Muerte entre el hijo de Eva y el hijo de la Muerte, Dios le habló a su Hijo
utilizando por Tinta la sangre de los Profetas. El objetivo supremo del
Discurso era elevar públicamente y para siempre delante de toda la Creación la
Naturaleza del Espíritu Santo de Dios. De aquí que se escribiera: El Verbo se
Hizo Hombre.
Y si digo que la elevación se hizo
pública y para siempre lo hago pensando en quien no ha entendido aún que el
Espíritu Santo es el Ser del Dios Vivo, y que habiendo sido puesto en tela de
juicio esta Naturaleza por aquélla “generación malvada, rebelde y perversa” de
entre los hijos de Dios “no de esta creación” fue por esta Duda que entró el
Infierno en la Creación. La Maldad de aquélla “generación infernal” fue llevada
al extremo de Tentar al Hijo de Dios con la fruta de la Ciencia del Bien y del
Mal, es decir: la Guerra.
El Hombre devino un simple instrumento,
un hacha de Guerra en las manos de una generación de “dioses” conjurados en
Rebelión ad eternum contra el Reino de Dios; y dado que no pudieron
llevar a Dios directamente a poner entre su Espíritu y sus hijos “no de esta
creación” un Muro de Separación, una Ley de Impunidad Específica en razón de la
cual el Poder devenía un Olimpo de “dioses” más allá del Bien y del Mal, es
decir, más allá de la Justicia, ésa “generación homicida y diabólica” quiso
conseguir, ganando para su Causa al Hijo de Dios, lo que no pudieron conseguir
atacando directamente a Su Padre.
El Hombre, usado como un Hacha de Guerra
para fines infernales, no pierde esta condición durante el transcurso de los
tiempos de la Biblia. Durante todo el tiempo Veterotestamentario el
ser humano sigue siendo un Instrumento. Y lo será, sin excepción, durante todo
el tiempo del Nuevo Testamento igualmente.
Pero si en el caso del Maligno y sus
“dioses infernales” el Hombre es un instrumento para la perdición de la
Creación entera; en el caso de Dios el hombre se convierte en instrumento al
servicio de su Creador a la manera que lo es un soldado al servicio de su
General, de esta manera engendrando Dios en el Hombre primero Profetas y luego
Apóstoles, “los primeros” como “los últimos” todos al servicio del mismo Señor,
y todos, lo mismo “los últimos” como los “primeros”, sujetos a la ley que rige
la relación Señor-Siervo, donde el Señor manda y el Siervo obedece,
consistiendo todo el trabajo del Siervo en hacer lo que se le dice.
Todos pues, lo mismo “los primeros”, los
Profetas, como “los últimos”, los Apóstoles, estuvieron sujetos, esclavizados,
a la misma Ley de Silencio. Ley de Silencio que había de permanecer hasta el
Final de la Guerra de Dios contra el Infierno, cuando Dios extendería la
Libertad sobre sus hijos, de la Descendencia de Cristo, y su Inteligencia
cubriría, de la Mano de su Padre, toda la Tierra.
Concluyendo: la Tierra, donde el Futuro
de la Creación ha sido puesto en juego, fue, como se ha visto en la División de
las iglesias, el campo de batalla elegido por quienes le declararon la Guerra
al Reino de Dios a la salud de la transformación de la Casa de los hijos de
Dios en un Olimpo de dioses, todos ellos más allá de la Justicia, todos ellos
bajo una Ley de Impunidad eterna en razón de la cual las Naciones pasarían a
ser peones en el Tablero de la Existencia, con las que “los nuevos dioses” podrían
jugar a la Guerra para matar el tiempo, concibiendo nacimientos y muertes de
imperios sin pagar jamás el precio por sus crímenes.
Fue contra esta Idea Infernal que se
alzó Dios en Cólera ante el cadáver de su hijo pequeño, nuestro Adán,
Cólera que los “intelectuales de la ciencia” condenaron, demostrando de esta
manera su Ignorancia suprema cuando de lo que se trata es del pensamiento de
Dios, ¿o acaso pretenden maldecir la Justicia de Dios por Incorruptible? A esta
pregunta tendrá que responder la Ciencia en este Siglo, y según la respuesta
cada cual se juzgará a sí mismo, y cada cabeza tendrá su parte, quien con el
Diablo sueñe con la Guerra como un derecho Natural del Poder, al Infierno, “la
muerte es su parte”; quien con Dios aborrece ese Derecho y firma el Decreto de
Dios contra la Ciencia del Bien y de Mal, amando la Ley, sin Excepcionalidad,
sobre todas las cosas, sobre su cabeza y para su gozo la vida eterna está
dispuesta.
Sobre la marcha iremos entrando en los
pormenores de la Guerra del Reino de Dios contra el Infierno, en mente siempre
que la Tierra es un Campo de Batalla en estado de Guerra desde la Caída de
Adán. Olvidar esto es letal y conduce al primer paso en falso en dirección a la
perdición de la propia inteligencia, es decir : confundir la Cólera de Dios con
el Juicio de un Juez Implacable y sin Misericordia quien, aun siendo su hijo el
transgresor, descarga el peso total de la máxima pena dispuesta para dicha transgresión;
de un sitio, y del otro: no ver que el Hombre fue un instrumento al servicio de
una causa no humana : Tentar del Hijo de Dios con el Fruto del Árbol Maldito,
¡la Guerra!
Todo el Antiguo Testamento es una acción
de suspense, en cuya trama la creación entera guarda el aliento a la espera de
la Respuesta del Hijo de Dios. ¿Comería el Hijo de Dios, o no comería? En
definitiva, ¿encontraría el Hijo de Dios agradable la Idea de la transformación
de la Casa de “los dioses” en un Olimpo más allá del Bien y del Mal?
SEGUNDA PARTE
INTRODUCCION A LA HISTORIA
DEL GÉNERO HUMANO
EL ÁRBOL DE LA VIDA
Y
LA RESPUESTA DE DIOS AL
PROBLEMA DEL BIEN Y DEL MAL
DIA CUARTO
CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN
EL GÉNESIS
I
En la Historia Divina de Jesucristo, y
de especial forma en la Creación del Universo entré en las raíces de estos dos
grandes problemas filosóficos. Es hora de entrar en ellos no tanto desde el
Origen de la Vida y de la Ciencia del Bien y del Mal cuanto desde su realidad
aplicada a la estructura de la Historia Universal del Género Humano.
Según se lee, siempre siguiendo la Línea
de Tiempo marcada por el Génesis, el Árbol de la Vida en la Tierra surge bajo
las aguas. Pero recapitulemos brevemente la secuencia creacional a fin de no
comenzar desde un punto en el vacío. Creada la Tierra, Dios procede a crear el
primero de todos los elementos naturales, el Hielo. Una vez rodeada la Esfera
Terrestre de un Manto de Hielos, Dios procede a su ruptura en dos grandes
bloques, de cuya sublimación y descongelación surgen el Agua y el Aire. El Calentamiento
del Núcleo produce el Fuego que expande el Radio de la Esfera Terrestre
y levanta las Plataformas Continentales, produciendo Dios la creación de
los océanos y mares. El levantamiento de los continentes y el descenso de las
aguas traen a flote la primera gran rama del Árbol de la Vida, el Reino de las
Plantas. Estamos en el Día Tercero, en el Tercer Acto de la Creación del Género
Humano.
Humanamente ablando digamos antes de dar
a luz es necesario crear el alimento del que esa criatura vivirá. En lo que se
refiere a la Creación de la Célula Madre de la que nacerá el Árbol de la Vida
esta Acción es una realidad cuyo Conocimiento es exclusivo del Poder y
Sabiduría de Dios. No se debe confundir Desconocimiento con Ignorancia. Ni se
puede pretender negar la Realidad de la Participación de la Inteligencia
Natural en la Divina en razón de estos límites que separan al Creador de su
Creación. Negar a Dios por el Hecho de esta Línea de Demarcación entre Creador
y Creación es un suicidio, su extensión al prójimo un homicidio, y su
imposición a nivel de poblaciones es un genocidio.
Por Amor el Creador del Universo le abre
su Inteligencia a su Creación, pero negarle por no crear un dios en
nosotros es una rebelión con razón en la locura.
Existen límites de Conocimiento que
pertenecen exclusivamente a la Naturaleza Divina y debemos contemplar los
Hechos de su Acción desde la Historia, jamás desde la óptica de quien dice: O
descubro cómo se crea la Vida o Niego a Dios.
Así pues, el Reino de las Plantas fue el
primero de los reinos que el Árbol de la Vida trajo a luz en la Historia de
nuestro Universo. Su nacimiento se produjo bajo las aguas, sobre el propio
lecho oceánico, de manera que conforma las aguas bajaron, el Océano Madre se
multiplicó y trajo a superficie los grandes Bosques hasta entonces marinos, y
éstos, expuestos en las costas a la luz del Sol, comenzaron su Adaptación a la
Vida en tierra firma.
La existencia de restos de vida marina
en las alturas de los continentes no se debe interpretar desde un levantamiento
posterior al descenso de las Aguas del Océano. El acto de la creación de las
Raíces del Árbol de la Vida y el Descenso de las Aguas del Océano que Dios creó
en el Segundo Día, producto de la Ruptura del Manto de Hielos y la Creación de
la Atmósfera Primaria, estos dos Acontecimientos Históricos fueron de la mano.
De manera que cuando los océanos y los mares equilibran su nivel
con los continentes la Vida llena ya las aguas: Las primeras ramas de las que
emergerían todas las especies terrestres llenaban los lechos marinos, las
plantas se habían hecho bosques de algas prehistóricas cubriendo las
inmensidades de los lechos contiguos a las costas.
Al término de este Tercer Día el reino
de las Plantas se había adaptado a la vida terrestre. Los Prehistóricos Bosques
de Algas Marinas, origen de la Flora de la Tierra, dieron a luz la Primera
generación del Bosque Prehistórico Terrestre, cuyo ejemplar era el de un árbol
gigantesco entre millones de árboles gigantes unidos en una misma Naturaleza y
Función Histórica: La Transformación de la Química de la Atmósfera Primaria.
Recordemos que la Creación de la
Atmósfera Primaria tuvo por Fuerza Motriz la Reactivación del Núcleo de la
Tierra. El Transformador astrofísico puso en acción la Fuerza de Expansión del
Radio de la Tierra, productora del Levantamiento de las Plataformas
Continentales mediante una Actividad Vulcanológica Global que, sin romper el
Anillo Litosférico, sí que le dio a la Atmósfera primaria una Naturaleza
Química en la que la Vida tal cual la conocemos hubiese sido imposible. La
Habilitación por de Fotosíntesis de aquella Atmósfera Primaria en una Nueva
sería el trabajo por Dios encomendado a este reino del Bosque Prehistórico.
Observamos entonces que Dios se refiere
en su Jeroglífico Bíblico al Principio Motor de sus Actos, dejando el Tiempo al
Tiempo, pues nadie creerá que la Transformación de la Atmósfera Primaria,
producida como efecto de la expansión del Radio Geofísico, fuese a ser cosa de
aquí te pillo aquí te mato. Estamos hablando de un Creador de Naturaleza Vital
Eterna para quien el Tiempo de su Existencia Increada tiene el Infinito por
Medida. Su vista no abarca los horizontes entre los cuales nuestros sentidos y
nuestros pensamientos desarrollan su existencia. La Creación de Universos
implica un Conjunto de Leyes Naturales con raíz en la Eternidad y nada ni nadie
puede saltarse esas leyes. La Ciencia de la creación no se basa en la
manipulación de ese Árbol de leyes que vienen de la Eternidad y gobiernan el
Movimiento en el Cosmos desde el Infinito en el Tiempo. La Relación de Dios
con el Espacio, el Tiempo la Materia procede y se basa en la Perfecta
Integración de la Naturaleza Divina en este Árbol de Leyes. La Naturaleza tiene
un Curso y Dios ama ese Curso. Tiene la Eternidad por delante. ¿Dónde están las
prisas?
Luego cuando hablamos de la creación
debemos siempre tener en el pensamiento este Factor. El Creador actúa acorde a
su Naturaleza Divina, jamás acorde a la naturaleza de la Criatura. Pero
volvamos a la Tarde del Día Tercero. Porque en Día Cuarto se produce una
Maravilla.
Como ya dije, antes de parir al niño la
naturaleza, creando la leche en el cuerpo de su madre, dispone el alimento del
que vivirá. Siguiendo esta regla Dios mira al fruto final de esta Creación
del Reino de las Plantas: Alimentar a la Vida Animal, de todas las especies, que
más tarde saldrían de las Aguas.
El Creador asume como natural la Función
Geohistórica del Reino del Bosque Prehistórico. Su Pensamiento está puesto más
allá, en la Creación del Hombre, y de aquí que refiriese la Creación del
Universo a la Historia del Género Humano. Acaba este Tercer Día dejando Dios
que el reino del Bosque Prehistórico, único habitante de la Tierra bajo el Sol,
hiciera su trabajo, que no era poco.
También tenemos nosotros que ver que
dada la estructura química de aquella Atmósfera Primaria la naturaleza genómica
o celular de la Primera generación del Árbol Prehistórico y la del árbol actual
sean dos secuencias muy diferentes. Uno de los grandes defectos de los hijos de
las universidades es su incapacidad manifiesta para abrir la serie de
transformaciones que la Vida ha experimentado desde su Origen a nuestros días.
Aun cuando hablan de una creación de la Biosfera partiendo de una Vulcanología
Global, pasan de largo por la naturaleza química de esa Atmósfera Primaria y su
relación con las primeras generaciones de la Vida en la Tierra. Es el mismo
defecto que padecen los Historiadores de las distintas disciplinas históricas a
la hora de la recreación de los escenarios naturales en los que se
desarrollaron los tiempos antiguos; proyectan las condiciones naturales
existentes en la actualidad a los tiempos más remotos pasando por alto que
miles de guerras han asolado la faz del planeta y provocado una desertización
contra natura de los hábitats en los que tuvieron lugar los acontecimientos
referidos a las civilizaciones de la Antigüedad. La Imposición Ideológica de la
Universidad al Pensamiento Creador del ser humano en pro del Ateísmo Científico
natural a la Mediocridad Académica Mundial y en contra del Cristianismo ha sido
uno de los grandes males padecidos por el Siglo XX contra el que este Siglo
luchará sin descanso.
Entonces, regresando al tema principal,
al término del Día Tercero del Génesis el Acontecimiento Universal Histórico
tiene en la Transformación por Fotosíntesis de la Atmósfera Primaria, altamente
enrarecida por su Origen Vulcanológico, trabajo de coloso. Mas para comprender
un poco mejor este escenario debemos pasar al Día Cuarto.
II
Vista la secuencia geohistórica
extendida por el Génesis ante nuestros ojos podríamos aventurarnos a predecir
que al Alba del Día Cuarto diría Dios: “Brote la tierra seres animados según su
especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su especie.” ¡Qué más
lógico! Es creado el Árbol de la Vida bajo las aguas, el Reino de las Plantas
sale a flote, coloniza las tierras bajo el Sol, transforma la Atmósfera
Primaria en una Secundaria apta para la vida, y la explosión de vida animal de
toda especie comienza su andadura. ¡Qué más natural!
Pero no. El Hombre no es Dios. De
repente, cuando nadie se lo esperaba, y todos los presentes predecían el
siguiente Acontecimiento, el Salto de la Vida del seno de las aguas a tierra
firme, el Hijo de Dios abre su Boca y dice: “Haya en el Firmamento de los
cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a
estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los cielos, para alumbrar
la Tierra.”
Todo el mundo, los hijos de Dios, se
quedan perplejos. Los hijos de Dios, testigos de nuestra Creación desde el
Principio, se miran unos a otros. Miran al Hijo de Dios. ¿Qué? ¿Qué está
pasando?
Que el Verbo se hizo carne, que la
Palabra se hizo Hombre, que el Hijo de Dios es Jesucristo y que este Jesús es
el Dios que dijo “Haya Luz”, y la Tierra se vistió de un Manto de Hielos
cubriendo su Globo de Polo Norte a Polo Sur; y luego dijo: “Haya Firmamento en medio
de las aguas, que separe unas de otras”, y hubo Atmósfera Primaria y Océano
Madre; y después abriendo su Boca dijo: “Júntense en un lugar las aguas de
debajo de los cielos y aparezca lo seco”, y las aguas del Océano Madre, por la
presión del Manto Magmático, creador del levantamiento de la Litosfera,
siguieron bajando hasta dividirse en nuevos océanos y mares; y diciendo el
Hijo de Dios luego: “Haga brotar la tierra hierba verde, hierba con
semilla y árboles frutales, cada uno con su fruto según su especie y con su
simiente, sobre la tierra”, las Plantas Marinas saltaron a tierra firme,
elevaron su Tronco hasta las alturas y colonizando el mundo comenzaron su
Reino, el Reino del Bosque Prehistórico, su sentido
existencial expuesto en dos brazos: Uno: la Transformación por Fotosíntesis
de la Química del Aire entonces en vigor, y el otro su propia transformación
genómica a medida que se producía la transformación química de la Atmósfera.
¿Qué más natural y lógico que dados
estos pasos que Dios dijera?: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la
tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos”, pero no, el Hijo de Dios,
para sorpresa de todos los hijos de Dios, rompe la predicción científica que
todos se habían hecho en sus cabezas y levantando su Voz a los Cielos dice:
“Haya en el Firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche
y servir de señales a estaciones, días y años; y luzcan en el Firmamento de los
cielos, para alumbrar la Tierra.”
Entendamos por qué esta apertura entre
la Sabiduría Todopoderosa de Dios y la capacidad de su Criatura para ponerse a
la altura de su Creador.
III
La Creación de los Cielos parte de un
Principio Cosmológico Natural. Cuando Dios se levantó como el Creador del Nuevo
Cosmos, Materia, Espacio y Tiempo comenzaron a moverse al ritmo de Dios. Las
galaxias fueron transformadas por Dios en canteras de estrellas en número
infinito de las que extraer todo la Materia necesaria para la Creación de
universos. En términos naturales podemos decir que la ley de los
gases es la ley que gobierna la relación materia-energía dentro del espacio
gravitatorio de una galaxia. La materia astrofísica interna está sujeta a
una presión termodinámica de los que proceden por efecto unos parámetros
visibles cambiantes en el espacio y el tiempo. La masa astrofísica y el
valor del campo gravitatorio le dan a una galaxia su forma y su tamaño. El
denominador común cósmico es esta presión gravitatoria que equipara una
galaxia a un globo de gas caliente cambiando su forma externa acorde al juego
de fuerzas astrofísicas internas. Si a este globo le abrimos un agujero, pinchando
su horizonte gravitatorio, el efecto será un río de estrellas propulsado al
espacio cosmológico libre. Es el efecto que obtenemos al pinchar un globo
caliente. El efecto en la galaxia será igual al de propulsión
reactiva ocasionado en un globo. Lo que a nosotros en este caso nos interesa es
el chorro de aire caliente, en forma de río de estrellas disparada hacia el
campo intergaláctico como consecuencia del pinchazo en una galaxia concreta.
Soltando nuestra imaginación al aire podemos decir que tendríamos verdaderas
estrellas fugaces recorriendo el espacio libre entre las galaxias cuales
águilas brillantes haciendo un fabuloso viaje de una alta montaña a la otra.
En el caso que nos ocupa, Dios
transforma las galaxias en altas cordilleras desde las que hacer emerger ríos
de estrellas que bajando desde las alturas dirige por lechos Gravitatorios
abiertos en el campo de la Creación hacia un Océano Gravitatorio que previamente
Él ha creado. Así es cómo Dios, Padre de Jesucristo, creó nuestros Cielos.
Ahora comprendamos lo siguiente.
La Creación de un Universo desde este
Principio de Acción pertenece al Espíritu del Creador. Quiero decir, dimensiones
gravitatorias, masa astrofísica, son parámetros abiertos a su Inteligencia en
razón de la Naturaleza del Árbol de la Vida que se dispone a levantar.
Entendemos que una vez extendida una
Plancha Gravitatoria en un Espacio Abierto Libre de Materia, los Ríos de
estrellas que Dios puede dirigir desde distintas Cumbres en el Cosmos a ese
Lecho Oceánico serán tantos como en su Espíritu Creador Él lo disponga. Lo que
tenemos que ver en la entrada de estos ríos en un Lecho Gravitatorio es el
encuentro de distintas corrientes salvajes en un mismo lecho. Viniendo desde
distintos puntos en el Espacio pondrán en movimiento rotatorio este Lecho;
de un sitio. Del otro, acorde al valor de la Densidad Gravitatoria de este
Campo la presión termodinámica de sobre la masa astrofísica final será de un
valor o de otro.
Este es el Origen de nuestros Cielos.
Cuando Dios le cedió a su Hijo la Palabra tales fueron los Cielos en los que se
produjeron los acontecimientos descritos. La Masa Astrofísica General estaba en
equilibrio pero sujeta aún a la Presión Gravitatoria Original. Quiero decir, el
Radio de los Cielos era Inferior al actual. El Nivel de Energía Gravitatoria en
el seno del cual la Tierra vive su Historia desde el Segundo hasta el Cuarto
Día venía definido por una estructura astrofísica determinada por la ley
termodinámica natural entre el encuentro de esos ríos en el lecho gravitatorio
que Dios levantó como Plancha para la Creación del Edificio de los Cielos. La
cantidad de masa por unidad astrofísica de espacio, el año luz, fue superior a
la presente. La radiación que llegaba a la Tierra durante estos dos Días fue
superior a la que gozamos al presente. Ese nivel de radiación extinguiría toda
vida sobre la Tierra en las condiciones actuales. Bajo aquel Nivel de energía
estelógica el Árbol de la Vida no hubiese podido dar el Salto de la vida en el
Agua a la Vida Mamífera. Los Cielos y la Tierra necesitaban un Nuevo Equilibrio
de Energía que permitiese este Salto. Es la Acción que el Hijo de Dios
llama cuando abre la Palabra de Dios vino de su Boca.
IV
En este orden tenemos que desechar la
adaptación que la Cosmología del Siglo XX hizo de la Cosmología Newtoniana.
Newton padeció el defecto de todos los genios de todos los tiempos. La Historia
de la Ciencia nos enseña cómo cada vez que una ley era descubierta el
descubridor adapta todo el universo a su ley. Se descubre la ley de la Música y
todo el universo es una sinfonía. Se descubre la ley de la mecánica cuántica y
todo el cosmos es un artilugio cuántico.
Esto, sumado a la limitación de
conocimiento Astronómico al servicio de Newton le condujo a la proyección de
una ley local al universo en su conjunto.
Si la raíz es antinatural, el árbol dará
frutos envenenados.
No había que ser un genio para llevar a
su última consecuencia antinatural la ley de la Gravedad Universal de Newton.
Lo que tiene valor en un área local no
puede ser proyectado al universo sino después de una comprobación de ese valor
sobre todas las áreas locales. Así pues, saltándose este principio era fácil
asumir que, puesto que todas las masas se atraen, independientemente de la
Gravedad, toda la Masa del Cosmos se encuentra en Expansión o en Contracción.
La Cosmología del Siglo XX se decidió por la Contracción.
La Revolución de la Radioastronomía negó
esta conclusión. La Universidad se niega a cambiar su Doctrina Ideológica.
Bien, el hecho es que el Cosmos no se
contrae, y por tanto la ley universal de Newton es una falacia. Las masas no se
atraen por el hecho de ser masa. El valor de la Gravedad y la naturaleza
de la Materia determinan que se atraigan o se repelan y con qué valor se
realiza esta acción.
Parece más que evidente que de aplicarse
la Ley de la Gravedad Universal a un cúmulo globular su propia existencia es
una herejía contra la cosmología infantil del Siglo XX. Parece, más que
evidente que de ser legal la Ley de la Gravedad Newtoniana aplicada a la
cosmología la contracción de los Cielos debiera haber ya borrado del Firmamento
el Mapa de las Constelaciones del que se ha servido toda vida en el Aire para
sus Migraciones durante miles y millones de años.
Sin necesidad de ir más allá en una
crítica contra una cosmología infantil, que sería como ponerse a discutir con
un niño, la ley universal que rige el comportamiento de la Materia y la Energía
en el Espacio es la ley de la Transformación de la Gravedad por las Estrellas. en
Fuerzas físicas Esta Transformación es la que gobierna el equilibrio en el
Universo.
Pero como esta ley ya ha quedado
resuelta en la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI, Creación del
Universo según el Génesis, dejo aquí el tema y recupero el camino por la Noche
del Tercer Día a la Mañana del Cuarto Día.
V
Ni el Cielo fue Azul durante el Tercer
Día, ni las Constelaciones brillaron en el Firmamento. Primero, porque el color
del cielo depende de la composición química del aire. Y segundo, porque Dios no
había actuado sobre la masa astrofísica celeste desde que la creara.
Ciertamente el encuentro de ríos
salvajes sobre un lecho produce una primera acción giratoria alrededor de un
centro común, pero conforme pasa el tiempo las aguas se calman y el mar creado
se estabiliza.
Sin embargo, la presión gravitatoria es
fuerte en este Origen, y se entiende que con el paso del tiempo igualmente esa
presión se vaya reduciendo a medida que la masa trasforme la Gravedad en
fuerzas, y cayendo la presión interna se produzca una nueva redimensión
del radio de las distancias interestelares acorde a las naturalezas de las
fuerzas producidas.
Esta secuencia natural implica una
cantidad de años, a contar en términos astrofísicos.
Menor la presión gravitatoria: mayor la
expansión, hasta alcanzar un nuevo equilibrio final. ¿Pero qué pasará si
aceleramos la transición a una nueva presión creadora de un nuevo equilibrio
final? Y lo más importante ¿cómo lo haríamos?
Físicamente hablando, una vez conocida
la ley universal que gobierna la relación materia-energía en el Cosmos,
tendríamos que acelerar el proceso de transformación de la Gravedad en fuerzas
estelógicas. Es decir, en un Acto de Omnipotencia y Todopoder subiríamos la
producción de luz y energía cósmica haciendo que la reducción de la presión
gravitatoria que en tiempo natural se produciría en millones astrofísicos de
años se produjese en años naturales. La consecuencia, una Iluminación Masiva de
los Cielos provocando como efecto la Expansión de Equilibrio Final que sólo se
obtendría mediante el paso de los Años Astrofísicos. Esta Acción Creadora es la
que emprendió el Hijo de Dios al Amanecer del Cuarto Día de la Historia
del Género Humano.
Las consecuencias que esta Acción
tuvieron en nuestra Historia Universal la veremos en el Día que sigue.
Observamos que si por una parte Dios
descubre la Plenitud de la Naturaleza Divina de su Hijo delante de todos sus
hijos, cuyo Omnipotente y Todopoderosa Palabra es el Principio a cuya Ley se
sujeta la Creación entera, por la otra parte abre la inteligencia de todos a la
Unidad de Acción en el Acto Creador del Hijo de Dios con su Padre, en quien
tiene toda Omnisciencia y Sabiduría para darle a los Cielos la Nueva Forma
que entonces adquirió, la de una Carta Constelacional de Vuelo para las
Migraciones de todas las Aves que habrían de ser creadas, de un sitio, y de
otro servirle a todos los seres vivos terrestres en la Estabilidad de los
Cielos una Referencia de Estabilidad en su propia existencia.
La Creación de esta Magnífico y
Maravilloso Árbol de las Constelaciones, cuya belleza despertó en nuestra
Inteligencia la Idea de la perfección Divina, no debe hacernos olvidar el Fin
Metafísico natural a las Dimensiones de nuestro Universo: “Separar la Luz de
las Tinieblas”.
El Campo Cósmico Abierto está sujeto a
grandes corrientes de materia nebular flotante. Atraídas por los campos
gravitatorios estas Nubes de Materia Cósmicas se abalanzan sobre las galaxias,
moviéndose libremente entre unas y otras. Su combustión hace que las galaxias
aumenten su brillo, de donde descubrimos su naturaleza de grandes hornos
astrofísicos en los que esas Nubes son reducidas a materia microcósmica, de un
sitio, y del otro a ser transformadas en cunas de planetas.
Creado nuestro Universo, no se podía
esperar que tarde o temprano estas grandes Nubes que sobrevuelan el espacio
cósmico abierto fueran a pasar de largo por nuestros Cielos. Dios cuenta con
este encuentro desde el Principio de la Creación de un Nuevo Universo, y
articula el Edificio Astrofísico que sustentará la Nueva Vida acorde a su
Sabiduría y Todopoder.
En el caso de nuestro Universo seguía operativa
la misma Ley. Tarde o temprano las Nubes intergalácticas descenderían sobre los
Cielos. Teniendo esto en el horizonte, Dios creó las dimensiones de nuestros
Cielos acorde a este encuentro que habría de producirse y que elevaría la
temperatura interna del Campo acorde a la distribución de masa en su
interior.
En un campo altamente concentrado de
materia la elevación de la temperatura será más alta que en otro campo de menor
concentración. En fin, las variables con las que el Hijo de Dios jugó
durante este Cuarto Día fueron muchas y no menos impresionantes de la primera a
la última. El Resultado Final es su Victoria, y esta Victoria suya somos
Nosotros.
Queda la cuestión del Tiempo.
¡¡Cuánto duró esta Configuración de los Cielos en el Árbol de las
Constelaciones!!
Cabe decir lo que dije. Dios no mide el
tiempo acorde a nuestra naturaleza. Él tiene una Alma Creadora, la Creación es
su Pasión. Esto se ve en la belleza con la que vistió el Árbol de las
Constelaciones y en la Inmensidad de los dos Muros de Defensa que le dio a los
Cielos. Los Doscientos Guerreros que lucen el Escudo Globular son un Diálogo de
Todopoder y Omnipotencia, pero también de Amor y de Pasión por la Vida, el
Fruto Final de toda su Acción. Los miles de Cúmulos Estelares que defienden las
Fronteras entre el Campo del Árbol de las Constelaciones y los Guerreros
Globulares son el Libro de Ciencia más hermoso y profundo que pueda
inteligencia alguna abrir.
Finalmente, ¡cómo hacer posible el Viaje
entre las Estrellas sin esta Carta de Navegación Interconstelacional levantando
en el Espacio este Paisaje Fijo que le da al Campo del Universo su geografía
propia, donde se transforman las estrellas en montañas y las distancias entre
ellas en valles y llanuras, caminos hacia el Universo de los universos, el
Mundo que Dios creó para ser su Casa, su Tierra, su Paraíso, su Reino!
VI
En efecto, en el Universo del Tercer Día
el desplazamiento por los Cielos suponía meterse en un laberinto en el que la
salida sería una odisea perdida. La concentración de materia y su distribución
al alimón sujeta a las fuerzas naturales producto de la agrupación caótica en
un lecho común de ríos de estrellas procedentes de diferentes galaxias, el
movimiento en ese bosque cerrado en movimiento sin punto de referencia estático
era un suicidio. Únicamente Dios podía internarse en ese laberinto y desde dentro
darle una Nueva Forma, crear desde el Caos una Armonía Perfecta, convertir
los caminos sin salida en autopistas de vuelo perfectamente cartografiadas
hasta el punto de poner el piloto automático en rumbo a la constelación que se
quiera.
Obra perfecta, obra maravillosa en todas
sus partes declarando la Divinidad de su Autor, Jesucristo, el Hijo de Dios, la
Palabra que se hizo Hombre, la Palabra que estaba al Principio, cuyo Verbo es
el de Dios, porque Dios está en El. El hizo todas las cosas y sin El nada de lo
que existe existiría. Y lo que existe por El existe, pues su Padre todo lo
hace por Amor a Él, y sin El nada puede permanecer en la existencia, pues todo
el que no ama al Hijo no puede permanecer en la Creación de su Padre, YAVÉ Dios,
el Autor de la Biblia, Señor del Infinito y de la Eternidad, quien con su
Poderoso Brazo Increado le dio al Cosmos la Nueva Forma que mantiene, ser
Su Creación. Y nada ni nadie puede vivir en esta Creación de Dios si no
tiene a su Hijo por Rey y Señor.
Como Ayer, así Hoy y por siempre.
DIA QUINTO
CREACIÓN DEL UNIVERSO
SEGÚN EL GÉNESIS
Justo es que reemprendiendo este camino
recuerde la necesidad de liberarse de la imagen estática del Hijo de Dios
grabada en nuestra mente por los siglos pasados, y alcemos la cabeza para mirar
de frente al Rostro Vivo de nuestro Creador. ¿Tendré que recordar las
palabras del Espíritu Santo?:
“¿Quién os enseñó a ver al Señor como
muerto? ”
EL es la Vida. El recibió un Nombre
Nuevo: “Cristo”, el Nombre del Mesías, el Campeón elegido por Dios para ser el
Vengador de la sangre de su hijo Adán. ¡El Mayor vengó la muerte del Menor!
Pero Aquel hijo de Dios que se hizo
Hombre para que la Ley se cumpliera, pues dice: “De la sangre de un hombre por
la mano de otro hombre reclamaré justicia ”, cumplimiento de Obligación Moral
Divina que implicaba la Encarnación de Aquel Hijo nacido de la Naturaleza
Increada de Dios. Este Elegido para ser el Campeón del Hombre y enfrentarse en
un Duelo a Muerte al Diablo, Este Hombre es Aquel Dios quien con su
Todopoderosa Palabra dijera: “Haya estrellas en el Firmamento de los Cielos
para separar la Luz de las Tinieblas”.
Pues, en efecto, la misma Ley que llamó
en “el Día de YAVÉ, Día de Venganza”, a Victoria al hijo de Adán, hijo de Dios,
le abrió la Puerta de la Justicia a cualquiera de los hijos de Dios, de nuestra
creación o “no de esta creación”, del Cielo o de la Tierra, pues siendo hijo de
Dios el muerto, cualquier hijo de Dios, cumpliendo el primer aspecto, ser
hombre, podía ser levantado para ser el Campeón de Dios y el Vengador del
Hombre.
Quiso Dios que su Unigénito, Aquel mismo
que con su Todopoderosa Palabra y Omnipotente Brazo nos creó, se levantara para
vengar la Muerte de su hermano Menor.
No creía el Homicida que la Encarnación
de un Hijo de Dios en el seno de una Virgen fuese posible, y ya se jactaba el
Asesino de su victoria sobre el hijo del Hombre cuando la Encarnación se hizo.
Y aquí nació el dilema de la visualización de Jesucristo “como muerto” contra
cuya imagen se levantó el Espíritu Santo para recordarles a todos los Fieles
que el Señor Vive, y es ante El, el Hijo de Dios en persona que debemos
acercarnos y vivir en su Presencia.
Es natural que la Distancia en el Tiempo
haya levantado de nuevo esta Imagen Estática, de la que ahora debemos
desprendernos. El Hijo de Dios está tan vivo como yo y como tú, quienes, aunque
no nos veamos nos manifestamos el uno al otro, uno escribiendo y el otro
leyendo. La carne no debe cegarnos los ojos reduciendo la mirada a una estatua
enmarcada en una Cruz. El Hijo de Dios Vive.
Aquel Jesús, Dios Hijo, que se hizo
Hombre contra la creencia en la Concepción Inmaculada de Cristo en el seno de
una Virgen por obra y gracia de Dios Padre, Señor del Infinito y de la
Eternidad, quien con su Todopoderoso Brazo redujo un Cosmos a Polvo vagando por
un Abismo de un Pozo sin Fondo; Este mismo Jesús hecho Hombre por nuestra Causa
y Vida, y porque su Imagen es la de un hombre en nuestra mentes, no debe
hacernos olvidar que este Jesús es el Verbo de Dios quien con su Todopoderosa
Palabra “Hizo los dos grandes luminares, el mayor para presidir el día, y el
menor para presidir la noche, y las estrellas, y los puso en el Firmamento de
los cielos para alumbrar la Tierra, y presidir el día y la noche, y separar la
Luz de las Tinieblas. Y vio Dios ser bueno, y hubo tarde y mañana, día cuarto”.
Estamos hablando de Dios, y de aquí que
anunciando su Encarnación dijera su Padre: “Dios con Nosotros”.
EL ÁRBOL DE LA VIDA
I
Dijo luego Dios: “Hiervan de animales
las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el Firmamento de los Cielos.”
Y así fue. Y creó Dios los grandes monstruos del agua y todos los animales que
bullen en ella, según su especie, y todas las aves aladas, según su especie. Y
vio Dios ser bueno, y los bendijo diciendo: “Procread y multiplicaos, y henchid
las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves.” Y hubo tarde y
mañana, día quinto.
Recogemos el hilo de la narración de la
Historia del Género Humano.
Resumamos lo expuesto en la primera
Parte.
La Creación del Árbol de la Vida en la
Tierra se produce bajo las aguas “que estaban debajo del Firmamento que separa
las aguas que están debajo del firmamento de las aguas que están sobre el
firmamento”. Sería bajo las aguas del Océano que las raíces de todas las
especies comienzan su Evolución en creciente desde el barro a las primeras
Plantas, que colonizan los fondos marinos y según las aguas se retiran se
adaptan a la existencia en tierra firme.
Las condiciones térmicas de aquella
Tierra dominada por aquellos Dos Grandes Bloques de Hielo en retirada hacia los
Polos Geográficos, la Química de aquella Atmósfera surgida de un proceso de
Vulcanismo Global, sumadas a la elevada presión gravitatoria a que estaba
sujeto el Sistema Solar en el seno de aquellos Cielos, nos plantan delante de
un escenario sin conexión ninguna con los presupuestos, contra natura, forjados
por la fantasía de los cosmólogos del Siglo XX, y su mitología
pseudo-científico cretino-ficticia haciendo nacer la Tierra en la barriga de
una Vaca Sagrada devorando polvo hasta parir la Vida.
Liberados de
aquella ciencia-ficción, tejida a medida de la mediocridad de la
Universidad del Siglo XX, smoking que la Astronomía debió asumir como propio
aun cuando su Revolución Tecnológica le metiera fuego, que lo hizo, a aquel
Cosmos existente únicamente en la cabeza de los Ciegos, Einstein su
prototipo, castillo en el aire cuyas ruinas, momificadas en maravillosos iconos
ante los que arrodillarse, o quedar fuera del Sacerdocio Universitario, dogmas
infalibles desde los que medir lo que es herejía y lo que es servidumbre;
liberados de esa religión para ciegos, abrimos la Puerta y nos adentramos en la
Verdadera Historia del Universo, Cuna del Género Humano, cogidos de la Mano de
las Sagradas Escrituras.
El Árbol de las Constelaciones creado,
el Árbol de la Vida en su Primera forma: el Reino de las Plantas cubriendo ya
las grandes extensiones de tierras que la retirada de los Grandes Bloques de
Hielo fue dejando a medida que el Cuarto Día fue pasando, este Quinto Día
comienza sobre un Nuevo Escenario.
Primero: la Presión Gravitatoria sobre
el Sistema Solar se ha aligerado en razón de la Expansión del Diámetro de los
Cielos por el Hijo producida.
Segundo: la cantidad de energía
fotónica, en todo el espectro, que llega de las estrellas a la Tierra ha
descendido.
Tercero: la naturaleza química de la
Atmósfera ha experimentado una transformación profunda como efecto de la
Fotosíntesis.
Cuarto: la disminución de la densidad de
gases enrarecidos en la atmósfera le ha dado un nuevo color al cielo. Las
condiciones climatológicas a cielo abierto han cambiado.
La suma de estos efectos causa una
densidad gravitatoria menor a nivel de superficie terrestre, que incide
directamente en el Reino de las Plantas, elevando sus magnitudes físicas en
esta misma proporción.
Así pues, independientemente de los
detalles que este ensayo deje en el aire, que serán muchos según el área desde
el que se penetre en su visión general, durante todo el Día Cuarto el Árbol de
la Vida había seguido creciendo bajo las aguas de los océanos y mares en que se
dividió el Océano Madre.
La explosión de vida fue enorme. Dadas
estas nuevas condiciones gravitatorias la propia vida experimentó esta
transformación de estado, surgiendo, como dice el Texto Divino, los grandes
monstruos del agua, cepas de las que luego emergería el Mundo de los
Dinosaurios.
Sobre las dimensiones de estas primeras
cepas vivientes bueno es decir unas palabras.
La disminución de la presión
gravitatoria en los Cielos bajó la densidad de la gravedad en la superficie de
la Tierra, cierto, pero aparte de este dato nosotros sabemos que las primeras
generaciones de todo sistema basado en una organización compleja suele
edificarse sobre el gigantismo. Recordemos los primeros ordenadores y
comparemos con los nuevos. Los primeros y antiguos teléfonos con los actuales.
Esta ley de reducción del tamaño acorde a la perfección de la tecnología
procede de la propia vida. Es siguiendo esta ley que Dios habla de Monstruos.
Se trata de las primeras formas gigantes que pueblan las aguas en razón de la
simplicidad de sus formas orgánicas. Tenemos en los cetáceos sus descendientes
actuales; tomando como punto de referencia a estos parientes lejanos podemos
hacernos una idea del tamaño de sus primeros padres, “los monstruos del agua y
de todos los animales que bulleron en ella” durante la Mañana de este Quinto
Día.
Aquella explosión de las primeras ramas
del Árbol de la Vida vino acompañada de un Descenso constante del Nivel de las
Aguas del Planeta.
Dios había creado un Nuevo Equilibrio
Geofísico entre Núcleo y Litosfera cuyos parámetros le sirvieron de marco al
Crecimiento del Árbol de la Vida a través de las distintas Eras Biohistóricas.
La Retirada de los Dos Grandes Bloques
de Hielo hacia los Polos geográficos siguió su Curso, de manera que la presión
biológica se fue haciendo mayor según la Evaporación de las aguas fue creciendo
por la elevación de la Temperatura Biosférica.
Menor la masa de Hielos Terráqueos mayor
la temperatura de la Biosfera. Esta Presión Biológica creció hasta sacar el
Árbol de la Vida su Tronco sobre la superficie de las aguas y la Gran Rama de
las Primeras Aves dio el Gran Salto de la Vida acuática a la Vida aérea. La
Vida Marina transformó sus Aletas en Alas.
La Otra Gran Rama del Árbol de la Vida
dio su Salto de las Aguas directamente a tierra firme: comenzó con este Gran
Doble Salto su Historia el Mundo de los Dinosaurios.
La secuencia que se debe seguir es el
Principio y el Fin. La contradicción en la Palabra parece grande, pero es pura
apariencia. El Principio es: “hiervan de animales las aguas”, y el Fin:
“Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre
la tierra las aves”.
Al decir Animales en las aguas se
sitúa el origen de las especies animales, de todos los géneros, en la vida
marina, que saldrá vía costa transformando las aletas en patas, proceso de
evolución que se llevó en Eras los años que se llevara.
No quiero insistir en el tema del
Tiempo; quien está siendo la Estrella de la Historia es el Hijo de Dios, cuya
Naturaleza Increada tiene un Reloj de Tiempo acorde a su realidad Divina.
Entendemos que los pasos de aquella
transformación de aletas en pata y de aletas en alas, maravilla aparte, no se
produjo en una generación, sino que dibujó en la Historia una trayectoria
ascendente continua.
Observamos que existen aún peces alados,
resquicio final de aquel proceso que tuvo principio y fin, y vida marina
mamífera conviviendo sobre los dos elementos, agua y tierra, igualmente
resquicios de la última generación con la que se cerró el Gran Salto de la Vida
Animal Marina a la Vida Animal terrestre.
Y ya estamos en el Aire, volando sobre
la tierra bajo el firmamento de los cielos. El mundo que vemos desde las
alturas es un Bosque Prehistórico cuyos árboles siguen la misma ley de
gigantismo natural a las primeras especies de los sistemas complejos. Este
Bosque Prehistórico cubre toda la tierra que vemos desde el aire. Es un Bosque
que produce semilla y fruto, y de cuyo fruto se alimentan todas las Aves de
esta Era.
Antes de crear la Vida provee Dios de
Alimento; proveyó de alimento con las Cepas de este Bosque a la Vida Marina, y
ahora vuelve a proveer a toda vida de Alimento con el fruto y la semilla de
este Bosque.
El cielo tiene un Nuevo Color, pero no
es todavía el Azul.
El Bosque Prehistórico fue el primer
hábitat de todas las Especies que saltaron del Agua al Aire. Hacen del Bosque
su Hogar y desde el Bosque comienzan a ver cómo el Gran Salto de la Vida
Animal, de todos los Géneros, se abre camino desde las costas, y alimentándose
del Bosque inician la Era de los Dinosaurios, aquellos Grandes Leñadores de
Bosques, cuyas mandíbulas fueron hachas y cuyas dentaduras, en su hambre de
gigantes herbívoros, cuyo manjar era el propio árbol, fueron sierras mecánicas
derribando árboles.
La reproducción de estos gigantes llena
la tierra que ellos mismos liberan. Reproduciéndose sin cesar, con alimento sin
fin para vivir holgadamente, los leñadores de los Bosques Prehistóricos tienen
una Era por delante para crear Valles y Llanuras en los que las Aves acabarán
poniendo sus Huevos. Pero entre el Principio, el Gran Salto, y el Fin, reproducción
en tierra firme, la Biosfera vive una Nueva Revolución.
La Fibra Vegetal va un paso por delante
de la Evolución de toda vida. En primeras instancias transformó la Química de
la Atmósfera, haciendo posible así la vida en ella para todas las especies y
sus géneros. Esta Transformación le afectó a su propia fibra, de manera que
cuando se produce el Gran Salto la Fibra Vegetal había evolucionado para adaptarse
a la Atmósfera que ella misma había producido. La Fotosíntesis sólo había hecho
empezar su Trabajo.
En el Día del Gran Salto la composición
química de la Atmósfera tenía en el Carbono su elemento fundamental básico. Y
el Bosque seguía respirando.
La Nueva Dinámica, transformación a toda
potencia del Carbono, como elemento atmosférico rey, al Oxígeno, viene a lomos
de un Bosque Prehistórico todopoderoso.
No menos todopoderosos fueron los
Leñadores del Bosque, creando Valles y Llanuras en los que sus géneros, todos
herbívoros, se multiplicaron hasta el infinito. Dieta herbívora sobre la
que es necesario decir algo.
Desgraciadamente para el Género Humano
la Ciencia se lavó las manos en lo que le concierne a la Verdad, y haciendo de
Pilatos entregó la Historia a los intereses ideológicos y políticos de una
Universidad entregada a la servidumbre en razón de su ilimitada universal
mediocridad.
Para ocultar esta naturaleza de sierva
del Poder la Universidad se creó ídolos, los vistió de números y letras y se
los dio a los pueblos por nuevos dioses. Creó una Mitología Cosmológica tocando
todos los sectores del Árbol de las ciencias, entre los cuales la Dieta
Carnívora del Mundo de los Dinosaurios fue otra más de los ritos a cumplir para
llegar a tener un sitio en el templo de los esclavos del Poder del Ateísmo
Científico.
El segundo mito que se creó fue el de la
Extinción del Mundo de los Dinosaurios por la caída de una estrella del abismo.
De donde se ve, se deduce y se entiende
que lo que le es común a todos los intelectos mediocres es la ficción, no la
Ciencia, y montando la primera sobre la segunda hacen vivir a todo el mundo en
una fantasía insalubre y desgraciada cuya meta es, como se viera en el Siglo
XX: la Aniquilación del Género Humano por conflicto insuperable entre la
Realidad y la Ciencia-Ficción de la Universidad.
Es verdad que habiendo Dios reducido la
Historia de la Creación del Universo a un Jeroglífico, de esta manera
omnisciente cerrando el acceso a su Memoria, el efecto fue la frustración de la
inteligencia, que habiendo sido creada para elevarse a la Imagen y Semejanza de
la Divina se vio discapacitada y disminuida a la de las bestias. Ahora bien, lo
uno no justifica lo otro. Al ignorante lo que le conviene es cerrar la boca.
Máxime habiéndonos Dios dado por Maestro a su propio Hijo.
Y pues que debe distinguirse entre
Desconocimiento e Ignorancia, diré que la Fe con el Conocimiento del Creador conduce
a la Ciencia verdadera de todas las cosas, porque donde hay Fe hay lucha,
esperanza en la victoria; pero la ignorancia sin la Fe conduce a la
Ciencia-Ficción de la Guerra biológica, verdad que el Siglo XX puso en Acción y
este Siglo XXI quiere superar.
Los datos están sobre la mesa de
aquellos pocos científicos verdaderos que ya han defendido la Dieta Herbívora
del Mundo de los Dinosaurios.
Debido a la lobotomización intelectual
de los pueblos, y la reducción del ser humano común a la condición de bestias
dispuestas para el sacrificio, la mitología universitaria exportada a los Mass
media de un mundo carnívoro y caníbal inter-dinosáurico es de minas de salomón.
Pero con la verdad no se puede jugar sin correr el riesgo de, en lugar de armar
a la presa para cazar al cazador, echarlo a correr hacia los brazos del
depredador
Pero desde la defensa a ultranza de la
Universidad de las dos naturalezas humanas, las de los elegidos y las de los
comunes, se entiende la transformación final del Ateísmo Científico en
Religión.
El Fin marca los medios. Pero el Fin no
justifica los medios sino a ojos de un criminal.
El Fin en este caso era la creación de
grandes llanuras y valles, ecosistema global en el que se produciría el Gran
Salto de la Vida del Mundo de los Dinosauros al Mundo de los Mamíferos. Dos
mundos que no podían coexistir. Uno tenía que dejar paso al otro, lo viejo a lo
nuevo.
Este paso se produjo naturalmente. No
por colapso ni por tragedia.
Los Pulmones del Nuevo Reino de las
Plantas estaban transformando la Atmósfera a ritmo todopoderoso.
El Nuevo Elemento, el Oxígeno, comenzó a
ser primario. Y como había venido sucediendo y seguiría sucediendo, a medida
que el Reino de las Plantas transformaba su Hábitat Natural adaptaba su Fibra a
este nuevo medio Biosférico.
Estos dos factores, la elevación del
Oxígeno a Elemento Fundamental Básico de la Atmósfera y la transformación de la
Fibra del Árbol, determinaron paulatina y escalonadamente la Desaparición de todas
las especies componentes del mundo de los Dinosaurios.
La Falacia de la Cosmología del XX
suponiendo que la Atmósfera es igual a sí misma desde el Origen de la Vida en
la Tierra a nuestros días dice todo lo que me callo sobre el nivel de la
inteligencia de la Universidad. No ser capaz de recrear un proceso tan simple
como la necesidad de transformación química de una atmósfera con origen en un
proceso de fusión de la Corteza de la Tierra demuestra que la Universidad del
siglo XX fue dirigida por verdaderos discapacitados intelectuales, cuya
herencia sigue aún gobernando el mundo de la Ciencia.
Desde el Aire y desde el Bosque, pues,
vimos crecer el Mundo de los Dinosaurios, extenderse, dominar, reinar,
gozar, vestir la Tierra de una explosión maravillosa de Vida de todos los
géneros y especies, un Paraíso de Vida en abundancia, regalo de Dios para los
ojos de sus hijos.
Los Grandes Leñadores talaron los
Bosques Prehistóricos de Fibra Dulce cuyos restos podemos contemplar en el
Bosque Prehistórico de Piedra en los Estados Unidos de América. Abrieron Valles
y Llanuras. Parecía que la Tierra fuera a ser de aquellos todopoderosos
leñadores hasta el fin del mundo. Y en verdad lo fueron, hasta el fin de su
Mundo fueron los reyes del Planeta.
Innecesario es hacer números. Lo que no
vemos con los ojos no es bueno que lo pintemos con las manos. La Era de los
Dinosaurios no fue creada para hacer de la Tierra su Paraíso por la
eternidad. Aquella Tierra era un gran jardín de vida del que trasplantar sus
especies a un Paraíso, este Sí, creado para subsistir eternamente y llenarse de
Especies y sus géneros de todos los Mundos creados por Dios, Creador de
Universos.
Los dioses, sus hijos, iban y venían de
su Mundo al nuestro llevándose de la Tierra familias de Animales y Aves de
todas las especies y géneros con las que Dios viste su Paraíso.
Volviendo a nosotros, con el paso del
Tiempo el Oxígeno reinó la Atmósfera, y marcó el Fin del Mundo de los
Dinosaurios y el Principio del Mundo de los Mamíferos.
Las Aves, la vida que se había refugiado
en el Bosque ante el avance de la tala de su Hábitat Natural, libres las
llanuras y los Valles de sus reyes y señores durante aquel reino de millones de
años, comenzaron a bajar a tierra firme y a reproducirse en contacto directo
con el suelo.
En este Nuevo Escenario se reprodujeron,
y se multiplicaron durante los millones de años que Dios dejó al Árbol de la
Vida seguir su curso, extender sus ramas, dar origen a nuevas generaciones y proceder
estas a la adaptación final a esta Nueva Biosfera en la que el Oxígeno vino a
ser el elemento rey, y la nueva fibra del Árbol se internaba en su fase final
de transformación para ser su Fruto el Plato preferido de la Dieta de toda Vida,
una vez estos procesos se consumasen durante la Noche del Día Quinto.
Así fue: Y vio Dios ser bueno … Y hubo
tarde y mañana, día quinto.
II
Entendemos que al Hablar de tarde y
mañana se habla de Noche, es decir un Tiempo en el que las leyes naturales
toman el gobierno de todo el Cuerpo de la Tierra. El telón cae, Los hijos de
Dios se retiran. Baste a cada día su afán. La Creación de un Mundo es un
espectáculo inolvidable.
Desde el Origen Astrofísico del Nuevo
Universo a la Expectación de la Belleza de su Árbol Constelacional, desde el
Misterio de la Naturaleza de las Raíces del Árbol de la Vida en el Mundo donde
plantará Dios su Semilla hasta el descubrimiento de la línea filogenética que
recorrerá el tronco del árbol de las especies hasta dar a luz vida para ser
formada a la Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, el Misterio se perpetúa
de Noche en Noche, se revela de Día en Día.
Dios pone todas las leyes en marcha,
dirige durante el Día el Movimiento Universal y una vez todas las claves y
factores en sus sitios, deja que la Sabiduría trabaje a sus anchas y sorprenda
a todos los hijos de Dios para cuando al Alba regresen al Escenario.
Este es el Espectáculo de la Creación a
que el Género Humano ha sido invitados a asistir cuando, delante de todos, Dios
dijo: “Mi Padre hará mayores Obras que ésta, de suerte que quedéis
maravillados”. Esta fue la Revolución que tuvo su Comienzo con la Creación de
nuestro Universo. Y que fue amenazada de colapso a raíz de la Tragedia que
supuso convertir la Tierra en campo de batalla donde aquellos “hijos rebeldes”,
de los que habla Moisés en su Cántico, decidieron jugarse contra destierro
Eterno la Conversión del Reino de Dios en un Imperio de dioses más allá del
Bien y del Mal.
Semejante Acto de Locura dejó perplejo a
Dios Hijo y encendió en Cólera a Dios Padre. Porque habiendo Dios alzado una
Pena de Destierro Eterno contra quien volviera a poner sobre la mesa esa
Ambición, propia de quien quiere hacer del Paraíso un Infierno, y diciendo “El
que coma, morirá”, creyendo esos “hijos rebeldes” que tentando a Dios Hijo
podrían obligar a Dios Padre a ceder y bendecir la Tiranía de los dioses como
Forma de Gobierno, vinieron a encontrarse con la Unidad en el Espíritu Santo
del Padre y del Hijo, de aquí que el Apóstol y Evangelista escribiera “encarnado
por Obra y Gracia del Espíritu Santo”. Escribiendo esto dejó Dios claro que la
Tentación había fracasado. Y fracasó porque nunca tuvo Futuro, pues como
vuelve a decir el Apóstol y Evangelista: “Al principio era el Verbo … y el
Verbo es Dios”.
Victoria que el propio Dios Padre
declaró en Moisés, antes del Nacimiento al escribir en su Génesis: “Y creó
Dios, … Y dijo Dios … y Dios hizo … Y Dios vio ser bueno …”, de esta forma declarando el Dios del Infinito
y de la Eternidad, Padre de ese que dijo “Haya Luz”, que la Unidad entre Padre
e Hijo está sellada por el Espíritu de Dios, de aquí que su Sierva, la Iglesia
Católica, reunida en Concilio por el Espíritu Santo, confesara esta Unidad
diciendo: “Dos personas distintas y un solo Dios Verdadero”. Declaración
Universal Eterna expresada en el Texto del Génesis, en el que si el que habla
es el Hijo, y Él es el Brazo de la Acción, la Omnisciencia que mueve ese Brazo
es el Padre, de esta forma siendo dos Personas y un único Dios. A cuya Unidad
vino a sumarse el Espíritu Santo hecho Hombre, es decir, Cristo, Cabeza de una
Casa, formada por todos los hijos de Dios, de la Tierra y del Cielo, su Esposa,
y Madre de su Descendencia, Descendencia que recibe de su Padre de los Cielos la
Vida Eterna, cumpliéndose así el Fin de esta Creación, “hagamos al Hombre a
nuestra Imagen y nuestra Semejanza”.
Mas como: baste a cada día su afán, aquí
dejo este trabajo por hoy. En cuyo terreno entraremos el día que viene.
DIA SEXTO
EL ENIGMA DEL PRIMER
HOMBRE
I
El Día Sexto fue un gran día.
Un misterio envuelto en un enigma está a
punto de encontrar la clave que permitirá ver de qué rama, y qué línea
filogenética será la que llevaba en su seno la vida inteligente.
La expectación ante este acontecimiento fue
inmensa, maravillosa, sublime.
La Creación es un milagro en vivo, un
acontecimiento abierto a seres para quienes, por nuestro origen en la Materia,
es en realidad un vestido demasiado grande, pero que nos hace sentir de
maravilla en razón de quien habiéndonos creado a sus hijos a su Imagen y
Semejanza comprende que mantenernos lejos de este Escenario sería una
negación de nuestro propio Origen Divino.
¿Se puede ser hijo de Dios y tener
cerrada la Puerta a la Contemplación de la Creación de Universos? ¿Por muy
maravilloso que un Mundo sea de verdad no se convierte en una cárcel infernal
si sus fronteras cierran sus muros a la libertad de quienes han sido creados
para ser hijos de Dios?
Somos hijos del Dios Creador de todas
las cosas y en cuanto tales hemos nacido para disfrutar viendo a Nuestro Padre
levantando Universos con sus Mundos, ¿o no somos sino un animal más de un
Paraíso que en realidad no es sino una especie de Zoológico Cósmico creado por
ese mismo Dios que nos llama hijos para que nos quedemos tranquilos en nuestra
jaula de oro?
La respuesta a esta cuestión ha sido ya
respondida. La Presencia de los hijos de Dios durante los Días de la Semana de
nuestra Creación lo dice todo. Nunca estuvo en el Corazón de Dios crear un
Zoológico de proporciones cósmicas en el que sus hijos vivirían en jaulas,
maravillosas, anchas como Mundos, pero jaulas al fin y al cabo para quienes
teniendo sus Almas en el Espíritu Creador de Dios necesitan vivir la Libertad
en el marco de esa Razón.
Ninguna retórica, discurso, sabiduría,
dialéctica o ciencia puede dar mayor cuenta de la Veracidad y Pureza del
Corazón de Dios que el Argumento de la Presencia de sus hijos a su Alrededor
cuando abriendo su Hijo su Boca, dijo: “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a
nuestra Semejanza”.
¿Invitados a contemplar a Dios en su
salsa? ¿Únicamente eso, “invitados”?
¡Más! Mucho más. Invitados a contemplar
y a participar. Pero vayamos por partes.
Aquéllos que estuvieron presentes, y son
testigos de la Creación de nuestro Universo y de nuestro Mundo, después de
haber visto todo lo que vieron en los Días anteriores, y comprendiendo que lo
mejor estaba por venir, como quien no puede dormir porque se le hace imposible
la espera del día que ha de nacer, aguardaron el Alba de este Nuevo Acto con el
corazón en un puño.
Alegría al despertar; la Noche del Día
Quinto fue larga, y también sencillamente Divina. Las cuestiones volaron por
las arterias desde el corazón a la cabeza, se hicieron pensamientos: ¿Qué
grandioso despliegue de nuevas especies sin número activaría el Árbol de la
Vida en la faz de la Tierra?
La experiencia con sus Mundos propios,
cada uno una Rama del Árbol de la Vida de la Creación, les descubría a todos los
hijos de Dios que la Vida Inteligente es el Fruto final de la Creación de cada
Nuevo Universo, y que cada Rama, aunque saliendo del mismo Tronco Cósmico del
Árbol de la Vida y siendo todas regadas por la misma Savia Universal, cada Rama
despliega un Nuevo número infinito de nuevas especies. El Amor a la Creación es
Amor a la Vida. Y la Vida y Dios comparten la Eternidad desde la Increación. Si
pues las Ramas del Árbol de la Vida son infinitas ¡cómo entonces atreverse
a predecir el curso que seguirá en cada Universo la Línea Filogenética
portadora de la Inteligencia! Un misterio que descubrirían los hijos de Dios en
este Nuevo Día.
Y sin embargo la experiencia que Dios les
había invitado a vivir ¿a qué podría compararse?
¡Cuál de aquellos hijos de Dios que
siguieron a su Padre al otro lado de las Murallas del Cosmos no recuerda, aun
Hoy, a aquella Tierra abandonada en las Tinieblas, al otro lado de las Costas
del Océano de las Galaxias!
Señor, una imagen en la penumbra, un
recuerdo vagabundo recorriendo la oscuridad, hundiéndose en el pozo sin fondo
de la memoria donde acaban desapareciendo esas cosas que no queremos
recordar o no merecen la pena ser tenidas en cuenta.
Una Planeta sin apariencia, un pedrusco
más en el Abismo, el planeta Tierra, perdido en la inmensidad de una
escombrera, golpeado por inmensas moles a la deriva, resistiendo los golpes de
restos de estrellas muertas, ruinas de galaxias flotando en la niebla del Infinito,
una vez orgullo del Espacio ahora fantasmas rocosos sin hermosura, privados del
menor átomo de energía. ¿Cuánto tiempo tardarían los muros de aquel Planeta en
venirse abajo? ¿Qué futuro era el suyo?
A su lado un soldado grande como un
gigante mitológico levantaba su escudo protegiendo a su señora. Era la
Luna. Contra su escudo se estrellaban las grandes moles en su camino al
Océano de las Galaxias, a su paso cubriendo su piel de esas cicatrices heroicas
de miles de cráteres, como viruela en el rostro del coloso.
¿Cuál de los hijos de Dios se acordaba
ya, al alba de este Día Sexto, de aquella reina y de su escudero, abandonadas
por Dios en aquel cementerio, sobre el que los dioses les contaron su
existencia, pero que hasta entonces nunca conocieron? Sólo eso, la palabra de
los dioses.
En eso, al Alba del Día Cero de la
Semana de nuestra Creación, Dios conduce a sus hijos a aquel Cementerio “del
Abismo que estaba cubierto por las Tinieblas”, restos de un Cosmos contra el
que Dios desplegó su Infinita Fuerza hasta convertir la Materia a polvo y
piedra vagando por el Espacio Vacío, privado por la Eternidad de Energía.
La Obscuridad absoluta, el Silencio de
los muertos. El Pozo del Abismo, ¿quién quiere caer en su fondo, el fondo del
infinito?
Mal sitio para ser condenado a Destierro
Eterno, una Caída sin fin en el Abismo. La temperatura es el cero absoluto. No
hay luz. No hay Vida. Allí, flotando en aquel Abismo cubierto por las
Tinieblas, el terror en sus mentes ante la idea de ser desterrados de la
Creación y arrojados a este Abismo, estaban todos, antes del Principio de
nuestro Universo, arropados todos por el Calor del Corazón de Padre del Creador
de la Luz y de las Tinieblas, el Señor YAVÉ Dios, el Brazo cuya Fuerza
desplegara los rayos de energía antimateria que redujeron a polvo galaxias
sin número.
En la distancia un Océano luminoso, el
Nuevo Cosmos, rugiendo con la alegría de una tsunami creadora extendiendo las
aguas de la Creación hasta el horizonte que nunca acaba; una fuente de luz,
sólo eso, ¡pero qué luz!
La idea del Destierro perdiéndose en sus
venas, Dios hizo una Maravilla y desde la Nada, si visto con los ojos de la
cara, creó Dios un Sol y Nueve Planetas, con sus Lunas. En la medida que cada
inteligencia capta las leyes de la Ciencia de la Creación y las adapta a su
naturaleza, todos los hijos de Dios presentes en el Acto de la Creación del
Sistema Solar se maravillaron conforme en sus inteligencias iba Dios haciendo
vivibles a sus ojos los procesos del Salto de la Energía generada por el Cosmos
desde la Materia Microfísica a la Astrofísica.
La transformación de la energía dinámica
en materia dentro de un campo dividido en unidades de vuelo tal que la
multiplicación de la masa al fin de la unidad recorrida dobla su velocidad
original por sí misma, siendo el número de unidades de vuelo un infinito pone
en ejecución una producción hasta el infinito de masa tras un tiempo de viaje
controlado cuyo término es la implosión astrofísica en el origen de las
estrellas. Este proceso elevado al infinito es la raíz de las galaxias.
En bruto parece siempre más sencillo
esta creación general. Reducimos una galaxia a energía cósmica mediante la
aceleración hasta el infinito de su tiempo de existencia; rodeamos este cañón
de energía cósmica de un campo gravitatorio o de espacio-tiempo donde la
velocidad se multiplica y con ella la masa de los haces. En campo abierto
esto supondría una producción de materia hasta el infinito; pero este
proceso de crecimiento hasta el infinito de masa tiene por límite la Implosión
Astrofísica. De aquí la geometría original de las galaxias.
El Origen de las Galaxias es una
Explosión en cadena una vez alcanzado la masa micro astrofísica este Límite de
Crecimiento. Mas en el caso de la Creación del Sistema Solar, Dios ejecuta este
proceso general sobre un haz específico. A fin de que sus hijos entiendan el
Proceso General en el Origen de la Expansión del Nuevo Cosmos Dios reproduce el
proceso de Creación de las Galaxias a nivel Particular.
Sin Dios no existe Expansión. Dios es la
Fuente de Energía de la que se alimentan las Murallas de la Creación. A este
Nivel las galaxias son cañones disparando gigantescos rayos de haces
todopoderosamente cargados de energía potencial que al ser absorbidos por este
Campo Transformador de Materia Microfísica en Materia Astrofísica hace de
Ciclotrón con paredes que no se agrietan y en cuyo Anillo Espiral la materia es
conducida al Punto de Implosión Astrofísica. He ahí el Origen del Gran Big
Bang. Y he aquí el Sistema Solar.
Este Pequeño Big Bang genera el Sol y
Nueve Planetas, con sus Lunas. La Implosión Astrofísica expande el Campo de
energía creadora, lo hace suyo y la luz Solar viste de color el espacio que le
es propio.
La Física de este Proceso es tan
infinitamente compleja que únicamente reduciéndolo a la expresión más sencilla
puede dibujarse en la inteligencia. El origen de los Planetas y sus Lunas está
en este Campo Creador de Materia Astrofísica. La transformación de la energía
cósmica en materia astrofísica ejecuta una traducción de los distintos valores
naturales de los miembros componentes del rayo inducido al Salto de una
dimensión a la otra. Esto de un sitio.
Del otro lado, de la forma que es
absorbida el agua por un agujero abierto en el lecho que la sostiene, el Campo
Creador del Sistema Solar fue extendido en un espacio donde la materia flotante
a la deriva era atraída hacia su interior por la naturaleza Gravitatoria del Sol.
Esta materia flotante acompaña en el viaje a la energía cósmica derivada y se
hace un cuerpo con los distintos núcleos que se van produciendo en el Viaje de
una dimensión a la otra. Este Viaje acaba cuando el núcleo mayor alcanza su
Implosión Astrofísica, se libera de toda la materia, la expulsa de su cuerpo y
hace suyo el campo gravitatorio. Los demás núcleos se relacionarán en delante
con este Astro.
Durante el Viaje unos planetas han
adquirido un Núcleo más caliente, otros más fríos, unos más densos, otros menos
sólidos, dependiendo de la densidad natural de su Núcleo, densidad que define su
reacción al Nivel de la Densidad Gravitatoria del Campo creador, ley de
reacción que determina la potencia de Transformación de esa Energía en Materia
Astrofísica. Y por tanto determina el tamaño de todos los cuerpos resultantes.
Este Salto es Invisible y sólo
detectable a nuestros ojos por el remolino que forma en el campo el descenso en
espiral de la materia cósmica atraída hasta su Puerta Interdimensional.
Aquí en este Puerta se produce la Implosión Astrofísica. Un Pequeño Big Bang en
el caso de nuestro Sistema Solar, un Big Bang de dimensiones cósmicas cuando
son cientos de millones de estrellas las que cruzan esta Puerta de Implosión
Astrofísica.
¡Maravilla para los ojos! ¡Gozo para la
Inteligencia! Admiración. Este es el principio de la Vida de todos los hijos de
Dios: la Aplicación controlada desde su Principio hasta su Fin por Dios de las
Leyes del Universo.
Hasta aquí lo que nos concierne sobre el
Origen del Sistema Solar. Así fue creada la Tierra.
II
No hay palabras en el diccionario ni la
lengua puede articular frases que puedan definir la grandeza de este
Espectáculo, su belleza, su magnificencia. Es necesario vivirlo para
entenderlo. Invitación que el Hijo de Dios nos ha dado y mantiene abierta para
todo hombre de toda raza y condición.
Nosotros, volvamos al misterio envuelto
en un enigma cuya llave nos ha sido dada por su Creador.
¡Cosa curiosa, pues! Dios recoge en su
Mano su creación, el Sol y su Familia, y deja a la Tierra en las Tinieblas. ¿Es
el desecho que no cuadra en la ecuación? ¿Se ha equivocado Dios en sus números?
¿Le ha salido una hija nacida para ser abandonada a su suerte en las tinieblas
al otro lado de las Costas de la Creación? Dios es Dios, quién se atreverá a
preguntarle ¿no la quieres? Dios calla. Dios se va. La Tierra se queda atrás,
¿Dios no vuelve?
Pasa el tiempo. Un cuerpo astrofísico se
nutre de su propio campo gravitatorio. Es la fuente de energía que mantiene su
núcleo activo, la fuente de su calor, de su pulso. Como toda energía su
transformación constante reduce su nivel en el tiempo y debilita su escudo
en el espacio. Si Dios no vuelve este escudo se debilita y la Tierra arrastrada
a la deriva hasta finalmente ser reducida a escombros. No es por tanto un
término arbitrario ni metafórico el que Dios emplea cuando escribe, hablando de
ella:
Al Principio la Tierra estaba “confusa y
vacía”.
Respecto a esta VACUIDAD ya lo he dicho
todo en la Creación del Universo según el Génesis. En esta Sección toca hablar
de la CONFUSIÓN, que ya he hecho.
Las razones que Dios tuvo para dejar a
la Tierra en las Tinieblas se relacionan con la necesidad de multiplicar el
peso de su Corteza y de acelerar la Sublimación de su Atmósfera, al máximo
natural a la temperatura del Cero Absoluto a que estaba expuesta la Tierra.
La Omnipotencia de Dios es referida a su
Poder para producir un efecto en el mínimo tiempo natural admisible. Esto
implica, científicamente hablando, un conocimiento hasta el infinito de todas
las propiedades y parámetros tanto del cuerpo sobre el que se produce la acción
cuanto del medio en el que se realiza dicha acción. Y evidentemente esta acción
relacionada con el fin que se quiere crear. En este caso una Masa de Hielos
dispuesta para subsistir durante las eras geológicas que el Árbol de la Vida
en la Tierra pediría para dar su Fruto: Vida a Imagen y Semejanza del hijo de
Dios.
Los resultados están a la vista.
Dios se fue. Introdujo el Sistema
Solar en los Cielos, y Dios regresó al Abismo cubierto por las Tinieblas.
Aquí es el Hijo de Dios quien toma el
Testigo de la Acción, deviene la Estrella del Espectáculo y abriendo su Boca
dice: “Hágase la Luz”. Sobre lo cual ya he dicho todo lo que tenía que decir en
la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI.
III
Creada la Luz, el Hijo de Dios conduce
el Viaje a través del Campo de las Galaxias a sus hermanos e introduce Tierra en
el Sistema Solar. Ya conocemos lo que sucedió inmediatamente. Su Núcleo es
reactivado y es creado el Firmamento que separa la Biosfera del Espacio
Exterior. Son creados los mares y los océanos y el reino de las Plantas emerge
de las aguas para colonizar las tierras bajo el Sol.
El Árbol de la Vida pone sus pies sobre
los continentes, extiende sus raíces y pare el Árbol Prehistórico, ese
Transformador de la Atmósfera Primaria que hará posible el Salto de la Vida
Animal de las Aguas a la vida bajo el Sol.
Cuando ya parecía todo enfilado hacia la
secuencia de este Salto, el Hijo de Dios maravilla a todos sus hermanos y
mostrando su Brazo Todopoderoso, el Brazo de Dios, causa la Expansión de los
Cielos, configura su Estructura y crea el Árbol de las Constelaciones. Rodea
el Hijo de Dios a los Cielos de un ejército de Cúmulos Estelares Masivos, cuyos
campos gravitatorios se entrelazan formando una red de hornos Estelógicos en
los que la Materia Nebular Intergaláctica es atrapada y reducida a partículas.
La materia flotante que escapa a esta Barrera devendrá madre de Nebulosas.
Llega la Noche del Cuarto Día. Viene el
Día Quinto. Es el Día del Mundo de los Dinosaurios. Toda la acción se produce
en este Día entre los Trópicos, franja que será devorada y en la que en su
subsuelo descansa el Bosque Prehistórico y todos los organismos que
regresaron a la tierra de la que salieron. Al presente es la fuente del
combustible basado en sus restos.
El Fin del Mundo de los Dinosaurios es
el Principio del Mundo de los Mamíferos. El Oxígeno condujo al Mundo de los
Dinosaurios a las páginas de la Historia.
La Noche extiende sobre el Quinto Día su
manto de Tiempo. La Naturaleza gobierna los acontecimientos. Sus leyes son
perfectas. Mantienen todos los cambios que tienen lugar en la Biosfera sobre la
Autopista de la creación de Vida Inteligente, y Vida a Imagen y semejanza de la
vida del Hijo de Dios, vida creada para gozar de la Existencia eterna natural a
Dios.
El Alba del Día Sexto anuncia el
Traspaso del Gobierno de las Leyes de la Naturaleza a a las manos del Hijo de
Dios, quien abriendo su Boca dice:
Dijo luego Dios: “Brote la tierra seres
animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su
especie.” Y así fue. Hizo Dios todas las bestias de la tierra según su especie,
los ganados según su especie y todos los reptiles de la tierra según su
especie. Y vio Dios ser bueno.
IV
Un Nuevo Día ha comenzado. Y como cada
Día, este Día trae nuevas maravillas. El Espectáculo de la Creación pasó de lo
macrocósmico a lo microcósmico: De las estrellas a las células.
En este Día se va a pasar de la Razón
Animal a la Inteligencia Universal a la Imagen y Semejanza de la Divina.
El Mundo de los Dinosaurios pasó. Una
Nueva Atmósfera ha sucedido a la Protohistórica. El color del cielo es azul. La
Fibra Vegetal se ha adaptado a esta Nueva Atmósfera que ella misma
transformara. En el Firmamento lucen las estrellas.
Y la Luna, hasta entonces oculta por las
condiciones meteorológicas naturales al Mundo de los Dinosaurios, luce alegre
en la Noche. El Mundo de los Mamíferos ha nacido.
Los hijos de Dios se asoman a esta Nueva
Era el pensamiento puesto en sus propios orígenes. Seres con origen en otras
estrellas, en otros planetas, tal vez en otros universos vecinos, contemplan
admirados el despliegue de Vida que el Árbol de las Especies extiende
sobre la Tierra. Nuevas aves, animales y bestias son sin número. La Tierra
es un paraíso de Fauna y Flora, no inferior ni superior al que lo fueron sus
Mundos, pero sí distinto. La Rama de la que procederá la Vida Inteligente marca
la naturaleza de las especies que acompañará su Línea Filogenética durante el
Viaje de los millones de años que transcurren desde la Razón Animal a la
Inteligencia a imagen y semejanza de la del Creador.
Innecesario por su situación más allá de
mi imaginación, el despliegue de especies que llenaron la Mañana de este Sexto
Día, me centro exclusivamente en la Línea Filogenética de la que surgiría la
Inteligencia.
Durante todo el tiempo que los
Dinosaurios reinaron las líneas mamíferas existieron y compartieron un hábitat
común, el Bosque Prehistórico. El peligro para todas esas especies no se basaba
en la dieta carnívora de los gigantes leñadores, sino en su voracidad
vegetariana. Su incursión en el Bosque suponía, como no podía ser de otra
forma, una exposición constante a ser aplastados y devorados por mandíbulas
cuyo paladar no tenía ojos para aquellos habitantes. Todo lo que caía en sus
bocas o se encontraba bajo sus patas desaparecía. Era la ley del Bosque
Prehistórico. No había ni bien ni mal. Sólo había que salir corriendo. El
Dinosaurio no era un depredador, era un leñador.
Fue en aquel ambiente que la rama de los
Simios, adaptada a la vida arborícola por evolución de las alas en brazos y
piernas, comenzó su andadura entre los primeros mamíferos con origen en el
Salto del Agua al Aire. Y entre ellos surgió una familia que se alzó con un
lenguaje de comunicación universal anunciando el peligro. Era el Ántropos, el
más viejo de todos los Mamíferos, cuya línea filogenética se remontaba a la
primera ola que diera el Gran Salto. Los Simios fue la especie de
acompañamiento entre cuyas familias el Ántropos encontró su pueblo. Éste creó
un Lenguaje de Comunicación Racional anunciando el peligro que, reconocido por
todos, los alejaba de las lindes del Bosque.
Una vez pasados los Dinosaurios los
Mamíferos de todos los géneros salieron a campo abierto y llenaron los valles y
montes. También emergieron los reptiles. El tamaño físico de todas las
criaturas tenía ahora un nuevo patrón universal.
La Tierra seguía siendo un Paraíso. Los
hijos de Dios bajaban y se llevaban al Mundo del que venían ejemplares de todas
las familias, géneros y especies, pues la Puerta entre el Cielo y la Tierra
estaba abierta.
Desde el Bosque, en el que el hijo del
Ántropos, el Homo Sapiens, vivía aún como Jefe natural de la especie de
acompañamiento con la que vivía desde los orígenes, el Homo Sapiens contempló
estos seres que aparecían y desaparecían en los valles bajando y subiendo del Cielo.
Estos seres tenían una particularidad que los hacía únicos en la Tierra. Caminan
sobre dos piernas. La Imitación, principio de la Inteligencia, se hizo en el
Homo Sapiens. Y bajando el Homo Sapiens a tierra firme comenzó la adaptación de
su cuerpo a la vida sobre sus dos piernas. Terminado este proceso de
transformación de sus pies aerodinámicos antropoides en pies humanos, dijo el
Hijo de Dios:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo,
sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se
mueven sobre ella.”
V
Como en todas las cosas y vengo diciendo
desde el principio, todo proceso de transformación natural implica “tiempo”. De
vivir en el Bosque a ser el señor de las bestias había un camino muy largo por
delante, que escribió en la Historia el Periodo que llamamos el Paleolítico.
En cuanto a la confusión de familias
Sapiens tenemos que entender que las especies de acompañamiento antropoides
siguieron a su Jefe Natural en su odisea fuera del Bosque, y que en el camino
del Tiempo unas llegaron lejos y otras más aún, pero sólo la Línea del Homo
Sapiens, hija del Ántropos, siguió su curso hasta el Hombre.
La Aventura de este Homo Sapiens durante
la Edad que llamamos del Paleolítico fue un movimiento in crescendo que lo
condujo a la autoconsciencia de su propio Género, y cuya última etapa la vemos
en los Museos de Pintura que nos han dejado en la Europa del Sur, en cuyas
pinturas observamos ya cómo la Imitación de los hijos de Dios que una vez le
sacara del Bosque ahora vuelve a sacarle de las Cuevas y de sus Montes y
le conduce al Valle, a campo abierto, donde comienza a imponer su Maravillosa
Adaptación al Movimiento Bípedo natural a los dioses.
Este Homo Sapiens es consciente de ser
una Línea única en sí misma, separada ya de los Simios, e igual sólo a sí
misma.
Entre aquel Homo Sapiens que abandonó el
Bosque y este Nuevo Homo Sapiens que baja de los montes, abandona sus Cuevas y
se introduce en los valles y ríos a reclamar el mundo, existe un Mundo de
aventuras y gozo. Protegido por la Impresión en el Instinto Animal de las
Bestias que causa el Andar de aquel Homo Sapiens, propio de los dioses, el Homo
Sapiens reina. Es el Animal más evolucionado del Planeta. Tanto por su Cerebro
como por su Constitución Dinámica, el Homo Sapiens de esta época es el Animal
con el potencial más poderoso del planeta.
Cuando el Hijo de Dios, en Obediencia a
su Padre, les dice a sus hermanos, “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y
semejanza”, el contacto entre dioses y hombres comienza.
VI
Aquí tendríamos que llamar a estrado la
Historia de las religiones, poner sobre la mesa el testimonio de todas las
mitologías al respecto del origen del Neolítico como el efecto sobrenatural del
acercamiento de los dioses a los hombres.
El Neolítico es el Capítulo de la
Historia Universal que se escribe desde el Verbo del Hijo de Dios, el Verbo que
después vino a hacerse Hombre por las razones que la Santa Madre Iglesia
Católica nos ha revelado y todos, con independencia de que unos crean y otros
no, y otros duden. El Origen del Neolítico, punto de inflexión hacia la
Civilización, se genera en el acercamiento de los hijos de Dios a las distintas
familias humanas.
El Homo Sapiens era el Animal más
evolucionado del Planeta, pero seguía siendo un Animal. Su existencia en estado
salvaje entre las bestias y animales del Mundo de los Mamíferos de todas las
especies de la Era del Paleolítico, cual se deduce de las Pinturas en sus
Hogares de Piedra y se infiere de sus construcciones megalíticas, fue una
existencia maravillosa en un Planeta exultante de vida que había dejado atrás
edades de Hielo y se había encaminado a una Edad Templada, ya presente, como se
ve en el retrato que se hacen ellos mismos, siempre desnudos.
El Homo Sapiens lleva en sus genes la
fuerza de la Vida. Él es el fruto del Árbol de la Vida que echó sus raíces en
la Tierra, desplegó su tronco desde las Aguas y extendió sus ramas por todos
los Continentes. La Evolución Natural había llegado a su Fin.
Pero la Meta de la Creación, no. Es el
Creador quien recoge en sus manos el Movimiento, y desde este momento comienza
la Historia Sobrenatural del Hombre.
VII
Dios reparte las primeras familias
humanas entre sus hijos, los dioses de las primeras mitologías y religiones,
estableciendo en la Tierra zonas de influencia con el fin de proceder a
levantar en nosotros el concepto de Civilización, a la vez que proyectar las
civilizaciones de origen de cada uno de sus hijos en los Pueblos Originales del
Género Humano. Este fue el Proyecto que Dios puso en manos de sus hijos. Este
fue el Principio del Neolítico.
El término de aquel Proyecto era unir a
todos los pueblos de la Tierra en un Reino, cuya Corona se le daría Dios al
Primer hombre a quien Él llamaría “hijo”. De aquí que los pueblos de aquellos
tiempos dijeran que “la corona bajó del Cielo”, queriendo decir con esto que la
elección del primer rey que conoció el mundo recibió la corona por elección
Divina. Y el mismo Dios en el Cántico de Moisés dice “Distribuyó Dios las
familias de los hombres entre sus hijos, pero Jacob es la porción de YAVÉ”.
Siendo Jacob hijo de Adán se entiende que, por el que estaba, se refiriera Dios
al que no estaba, su Elegido para ser el rey de los hombres, el Primer Hombre:
hijo de Dios, nuestro Adán, padre de Jacob, padre de David, padre de Jesús, el hijo
de María, hijo de Sara, hijo de Eva.
Observamos también que la proyección de
las distintas Civilizaciones naturales a los hijos de Dios sobre nuestro Mundo
es la causa de las particularidades que, después de la Caída, marcaron
diferencias en las respuestas mentales y los comportamientos de los pueblos
nacidos de aquella fase civilizadora, hasta el punto de levantar barreras de
encuentro que conforme pasó el tiempo se hicieron verdaderos muros contra el
entendimiento entre Miembros de una Misma Familia Biológica, el Ser Humano.
Como siempre, los milenios que se
emplearon en la Edad del Neolítico se comprende desde la Naturaleza
Sobrenatural de quien abriera nuestra Historia a su Mundo.
El éxito del Proyecto de Formación del
Hombre a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios contó con la bendición del
Creador de la Tierra. De haber fracasado o de no haberle gustado el resultado
no hubiese bendecido la multiplicación de los seres humanos en ella. La Ley de
la reproducción es firme:
“creó Dios al hombre a imagen suya, a
imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo Dios,
diciéndoles: Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad
sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre
todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”.
De donde se ve y se entiende que el
ataque actual de los poderes contra el Macho de la especie Humano es un delito
contra Dios y el Género Humano. Esto de un sitio, del otro que la reproducción
procede de la unión del Macho y la Hembra y todo lo que traspase este límite y
anule la Necesidad del Macho y de la Hembra en el Acto de Reproducción del ser
humano es Delito contra el Hombre y contra su Creador.
E igualmente en el orden de la
Reproducción, y en este orden, Macho y Hembra devienen Padre y Madre. Mas en el
contexto de la Sobrenaturaleza Humana, es decir, en el orden de los hijos de
Dios, el Hombre y la Mujer son dos seres personalizados, individualizados, que
tienen su existencia consciente en cuanto Creación. De manera que tan delito es
negar la existencia del Macho y de la Hembra como Dos seres que devienen una
sola Realidad en el Acto de la Procreación, en el que se complementan y existen
como si fueran una sola Vida, cuanto es delito negarles a ambos esa
Personalidad Consciente, Autosuficiente e Individual a imagen de la Vida de
nuestro Creador.
Como ya he dicho y se entiende del
conocimiento de la vida en la Tierra, la llamada extinción de las especies
procede de diferentes focos naturales, y uno de ellos es la pérdida de fuerza
reproductora que todas las especies experimentan conforme el Tiempo pasa.
Ninguna célula tiene por sí capacidad para reproducirse hasta el infinito.
Independientemente de las medidas,
incluso los virus pierden fuerza de multiplicación hasta extinguirse por ellos
mismos una vez alcanzado el número de multiplicación que le es natural a su
cepa.
Este sentido de la extinción ha nublado
la razón animal del ateísmo científico por en cuanto al querer proyectar la
sobrenaturaleza reproductora de la especie humana a las demás especies sus
genios tenían que concluir que la extinción procede de mecanismos violentos
inscritos en la naturaleza. ¡Para nada! La extinción de las especies es un
mecanismo natural en el orden de la Vida. La fuerza reproductora de las cepas
de las especies no tiene el Infinito por fuerza. El Tiempo las consume y las
especies comienzan de forma natural su cuesta hacia la extinción.
En el caso humano la Bendición Divina
sobre la base de la Reproducción del Macho y de la Hembra elevó este número al
Infinito. Ciertamente observamos que la multiplicación de los seres humanos a
partir del Neolítico es exponencial. Las familias que viven aisladas y se
mueven aisladas, comienzan a crecer, se hacen tribus, sus desplazamientos se
amplían; su fuerza se hace mayor y su dominio de las tierras crece. Se atreve a
dejar las cuevas y los montes, se construye poblados y finalmente dan lugar a
la creación de las primeras ciudades.
El ritmo de crecimiento de las familias
humanas de las que descenderán Adán y Eva y su Pueblo es imparable. Y con este
crecimiento se hace mayor el poder en movimiento.
Este Movimiento se consuma en
Mesopotamia, la región en la que familias venidas de todas las regiones
conocidas, África, Europa y Asia, se unen en un solo pueblo, con sus
ciudades. Sus dioses les inspiraron este movimiento hacia el Paraíso. Dios les
da un rey. Las Civilizaciones en las que han sido formadas las mentes de
las distintas familias humanas empiezan a fundirse en una sola y única. El
Hombre alza su mirada a los siglos.
Hombres y mujeres de todas las familias
se unen en el acto de reproducción en plena libertad, siempre bajo la ley de la
Unión Sagrada del Macho y la Hembra en una sola realidad, la Familia, en cuyo
seno ambos devienen Padre y Madre.
Es una Sociedad creada desde la
bendición de Dios y alimentada por la Fuerza Divina. El Hombre, él y ella, es
Alma Viviente. Su ser se rige por la ley natural en tanto que Creación, y por
la ley divina en cuanto Persona a la Imagen y Semejanza de su Creador.
Elegido el Rey, el Primer Hombre, el
nuevo hijo de Dios, Dios comienza a cerrar este Día, diciendo: “Ahí os doy
cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra, y cuantos árboles
producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento”.
La revolución Agrícola del Neolítico se
cierra. La Dieta del Homo Sapiens, viviendo de las semillas y frutos del Bosque
desde el Principio de los tiempos, amplía su Dieta al Cultivo de la tierra. La
Agricultura deviene el pan de cada día.
El Rey cultiva la tierra, es un
labrador. No hay Ocupación Social más general y elevada que ésta. El
Cultivo de la tierra es la base de la existencia de la vida del Hombre, ¿qué
otra ciencia o arte puede ser más digna y trascendente para la vida de la
Humanidad que la del labrador, la del agricultor?
La tierra es bendecida con la Fuerza
creadora con la que Dios invistiera el acto reproductor del Hombre. La tierra
ve elevada su fuerza al infinito; le es dada fuerza para mantener seres vivos
en esa misma proporción. La lucha por el sustento queda resuelta.
El Árbol de la Vida ha llegado a su
Plenitud. La Revolución Agrícola del Neolítico no sólo le abre horizontes a la
civilización del Hombre, sino que la implica en las Alimentación de todas las
especies. Con ella comienza la Domesticación de los Mamíferos.
El Reino del Hombre ha sido formado. Su
reino extiende su cetro por las Primeras Ciudades de Mesopotamia y desde sus
puertas contemplan los Milenios.
El Ser humano es consciente del Tiempo,
de su Vida en el Tiempo, de su Acción en el Tiempo. El reino de los hombres,
con su rey, Adán, Formado a Imagen y Semejanza de los hijos de Dios, recibe la
Misión Sagrada de Extender el Reino de Dios, al que su Corona sirve, a los
confines de la Tierra.
Esto consumado, cae la Tarde, viene la
Noche del Día Sexto. Dios deja a las leyes de su Creación seguir su Curso.
El Día Séptimo es de Día de Descanso.
Dios cree consumada la Revolución que puso en movimiento al abrir su
Creación a todos sus hijos. Todos han visto lo que nunca vieron y creído lo que
algunos pusieron en Duda, la Naturaleza Divina de Jesús, Rey de reyes y Señor
de señores del Reino de Dios.
Todos han sido visto y todos han
participado en la Creación de este Nuevo Reino. Todos han obedecido y gozado
siendo parte del Acto Creador. Pero ahora viene, le toca a su Hijo Menor, Adán,
y a su Pueblo, coger el testigo de la Historia de su Mundo con la que se
escribirá la Historia del Género Humano.
Todo ha sido perfecto. El Corazón de
Dios descansa. Los ojos de Dios ven el Futuro del reino de Adán, su hijo Menor.
Las ciudades se multiplicarán, las familias humanas de todos los rincones de
las regiones se sumarán a la Civilización, vendrán a ser Ciudadanos del reino
de Dios, cuya Corona en el Mundo ha puesto el Dios de los dioses en la cabeza
de su hijo Adán. La Paz y el Amor que proceden de la Fraternidad Universal
serán regadas por la Sabiduría, que le abrirá la Omnisciencia Creadora a la
Inteligencia Humana, levantando su Mundo hasta alcanzar la gloria de la
libertad de los hijos de Dios.
Es la visión de un Padre cuyo Corazón
está exultante por el nacimiento de un hijo nuevo. No hay en su Pensamiento de
Padre ningún acontecimiento fuera de este cuadro histórico. Las leyes de la
sobrenaturaleza que Él le ha comunicado a su Creación harán su trabajo. Nada
que temer, ninguna nube en el horizonte.
El paisaje desde el Edén cubre los
Milenios de ciudades y la inteligencia de sus habitantes con ciencias hasta
entonces por descubrir y que Dios hará llover como lluvia de sabiduría regando
la esperanza de vida Inmortal de todos los hombres.
La Tarde se va. Dejemos que caiga la
Noche.
DIA SÉPTIMO
EL ABOGADO DEL DIABLO
La palabra emerge del alma con un
mensaje en su interior. Su naturaleza es crear una impresión en la
inteligencia, ésta la transforma en imagen y se produce la comunicación. Es
gracias a esta comunicación que existe la civilización. No la sociedad. La
sociedad, entendida como una distribución del trabajo por la existencia de una
comunidad de individuos de la misma especie existe, no es extraña a la
Naturaleza. En la Naturaleza el Instinto es la ley y todas las especies
obedecen a la ley natural sin que su obediencia cause un conflicto interno en
la comunidad ni en el individuo. El conflicto comienza cuando el instinto
natural es alienado de su función por la inteligencia. El hombre vive en este
conflicto por causa de un proceso patológico de su aparato intelectual, que
quiere anular la existencia natural del Instinto, cuya Fuerza es su fuerza y
sin cuya fuerza el edificio de su existencia se viene abajo. El Instinto y la
Inteligencia existen como parte de un todo. En el Animal la Inteligencia es
suplida por sus propiedades físicas: alas, aletas, garras, garras,
piernas, brazos, cornamentas …; el hecho de no entrar en conflicto el Instinto
Natural con la estructura específica hace del Animal una criatura perfecta
en el marco de su hábitat natural. ¿No estaría mejor el águila volando a su
aire que vigilando el nido donde su hembra cuida de sus aguiluchos? ¿O la
hembra cazando a su antojo que protegiendo a sus crías que por la
necesidad de ella la expone un ataque depredador? El Instinto es parte de la
existencia. Sin el Instinto la existencia no se concibe. El Instinto es la
Conexión Universal entre todas las criaturas. Es el link que nos comunica a un
mismo Origen. La Inteligencia, la propiedad humana, no puede romper este link
sin exponerse a su extinción. El Instinto es el que hace al hombre y a la
mujer, padre y madre. El instinto no destruye la inteligencia. La enriquece.
La Palabra, pues, surge de un Alma
movida por un sentido instintivo natural: La Vida. Es en la Palabra donde está
la Vida del Hombre. Sin la Palabra el hombre deja de ser hombre. Callar al
Hombre, cerrarle la boca, censurar su acto de expresión, es un delito
contra la Humanidad. Si al hombre se le quita la Palabra, la Civilización
comienza su decadencia, la Sociedad emprende la ruta a su ruina, el link social
se rompe. La Revolución contra este Delito contra la Humanidad deviene un Deber
del Hombre, es el Derecho a la Vida el que acoge su Movimiento contra el autor
de semejante Delito.
La Inteligencia, en definitiva, no es
más que la elevación del Instinto a su expresión más alta: la Palabra.
Pero observamos que los siglos, las
ideologías, las religiones, las ciencias, han levantado una serie de muros, un
verdadero laberinto que hace interminable el viaje de la Palabra desde su
origen a su destino: la Comunicación. La manipulación del edificio de la
Sociedad al servicio del Gobierno, cuando éste doblega al Estado y lo esclaviza
a su voluntad, se complementa con el delito contra la Humanidad que es Censurar
la Palabra, Prohibir la Libertad de Expresión, encadenar el Instinto del
Libertad, tanto de Movimiento como de Palabra, al Interés de
un Think Tank de Poder cuyo comportamiento patológico convierte
al Gobierno en un clan mafioso.
Esto forma parte de las leyes de la
Ciencia del Bien y del Mal. EL Libro de la Historia Universal nos abre sus
páginas a las múltiples formas que estos enfermos patológicos tienen de
usar sus Instintos de Clan instalado en el delito contra la Humanidad para
aplastar la Libertad del Instinto Natural a la Palabra, al Movimiento, al
Trabajo en Sociedad, a la Participación de todos en el Crecimiento de la
Civilización. Este clan, este Think Tank lo reduce todo a su
Interés Grupal.
Tenemos Inteligencia para analizar,
deducir y actuar. El Origen de esta Inteligencia es la Verdad.
Cerremos con esta última Parte este
Ensayo sobre el Árbol de la Vida y la Respuesta de Dios a la Ciencia del Bien y
del Mal, ensayo Complementario a la Introducción a la Cosmología del Siglo XXI,
o la Creación del Universo según el Génesis.
Partiré de unos
principios existenciales básicos:
I
La Verdad es Hija de Dios,
el Hombre es Hijo de Dios,
la Verdad es el Hijo de Dios
el Hombre y el Hijo de Dios son una sola
cosa en la Verdad
Y sin la Verdad el Hombre no existe
Expuesto este Principio de existencia
regresamos a la Historia del Género Humano que dejé en la Noche del Sexto Día.
A fin de levantarnos con este Nuevo Día
en el interior del Corazón y del Pensamiento de quien en su Espíritu engendró
al Hombre, recapitulemos.
La Cuestión de existencia de Vida fuera
de la Tierra ha quedado ya zanjada. En términos directos: Dios es Vida, y Dios
existe antes de que la Tierra fuera creada. Su Hijo vino a ser Testigo Vivo de
este Hecho. Se hizo hombre para que viésemos y tocásemos a Dios. La existencia
de Dios no es un espejismo. Requerido el Testimonio, los llamados a darlo
pusieron su sangre como Prueba Invencible de lo que vieron y tocaron. Por
supuesto, andando el tiempo el Ateísmo regresó de la tumba; sus causas se
entenderán siguiendo este relato.
Creados los Cielos y la Tierra y todo lo
que contienen, han contenido y contendrán, Dios pasó a la fase más esperada, el
Nacimiento de un hijo, el Primer Hombre.
Su Nacimiento fue rodeado de una Ley
protectora de su Vida cuyos términos abrían la Pena de Destierro Eterno contra
cualquiera de los “dioses” que se atreviera a importar a la Tierra la
Historia de sus Guerras. No que no fueran conocida sus Crónicas. Como ya he
expuesto en el Segundo Libro de la Historia Divina de Jesucristo, Dios tenía
Necesidad de abrirle a su Hijo los acontecimientos que vivió su Reino durante
las Semanas anteriores a la Semana de la Creación de nuestro Universo.
La Ley que Dios Padre le da al Hombre en
el Edén es Ley para todos los hijos de Dios. No hay excepción.
Al Hombre se le da a conocer la Ciencia
del Bien y del Mal en cuanto Memoria del Mundo de los hijos de Dios. Pero leer
un libro no es ser tentado por el contenido de ese libro. Ni mucho menos. Era
necesario que el Hijo de Dios leyese ese Libro en la Mente de su Padre, y para
esto Dios debía atraer la atención de su Hijo Jesús mediante la Declaración de
esta Ley que pena a Muerte su Transgresión.
Y así sucedió. La Ley atrajo la atención
de Jesús, y mirando a su Padre encontró en su Mente la causa de su Fuerza.
En cuanto al Hombre esa Memoria es
Historia, que no le tocaba en absoluto y no influía para nada en su Futuro.
Dios había formado a su Criatura Humana sin experiencia en la Ciencia del Bien
y del Mal. Se lee: DESNUDO.
Darle a conocer la Historia de las
Guerras de los hijos de Dios no era en absoluto una invitación a querer conocer
en carne propia qué es la Guerra. Al contrario, Dios formó al Hombre reflejando
en su Alma su Respuesta a la Ciencia del bien y del mal.
Dios no tenía nada que temer. El Hombre
era su hijo pequeño, el Nuevo Miembro de su Familia. No albergaba su Corazón de
Padre ninguna tiniebla sobre el Futuro de la Civilización Mundial que arrancaba
con Adán, su hijo.
Por el lado de los hijos de Dios, no de
esta Creación, no de nuestro mundo, Dios lo había dejado claro. Su Espíritu no
puede convivir ni tener parte con la Ciencia del Bien y del Mal. La Guerra es,
era y será siempre una Abominación a sus ojos.
La Palabra de Dios es Ley. Dice, y así
se hace. El Universo entero dobla sus rodillas ante su Verbo, ante el Sonido de
la Todopoderosa Voz de su Creador. Pues Dios no puede negar a Dios.
Su Palabra es Ley
y su Palabra es Dios,
la Ley es Dios.
La Obediencia de sus hijos a Su Voluntad
durante todo el Periodo de la formación de las familias humanas fue perfecta.
Todos habían participado del Proyecto de la Formación del Reino de Adán con
alegría y disposición feliz. Los tiempos de las guerras entre los hijos de
Dios, “no de esta creación” eran ya Historia. Todos los hijos de Dios comprendieran
que habían pisado una línea roja intraspasable, y no cabía otro movimiento que
tirar para atrás y avanzar hacia adelante por el Camino de la Verdad. Y esta
Verdad es que Dios no puede soportar la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal.
Su Palabra Final: “El que come, muere”, es su Última Palabra.
Al nacer el Alba del Séptimo Día, Dios
estaba exultante y feliz. Su Paraíso se había vestido con un nuevo árbol de
especies sin número, y su Casa tenía sus puertas abiertas a este Nuevo Hijo
nacido para ser rey de la plenitud de las naciones del Género Humano
y vivir en la Casa de Dios como Príncipe entre los Príncipes de su
Reino, sobre cuya Casa Jesús era Rey de reyes y Señor de señores. Alegría pues.
Aquí, en la Tierra, las primeras
ciudades del Reino del Primer Hombre comenzaron su historia. La política del
Reino de Dios en la Tierra tenía en la Paz su Corona. Fundada para extenderse
por las Cuatro Regiones y seguir creciendo durante los milenios hasta
comprender en su trono todas las naciones del mundo, la Justicia que procede
del Amor de Dios a su Creación fue la Columna Vital de su Gobierno.
No había ninguna prisa, ni ninguna
fuerza era necesario para atraer a las familias aún no participantes de este
Reino a formar parte de su Civilización. El uso de cualquier Fuerza había sido
prohibido por Dios. El Amor que impregna la Paz haría el trabajo. Pues Dios
seguiría moviendo toda su Creación hacia el Fin Histórico Mundial que
concibiera en su Espíritu antes de dar Principio a la Creación de Cielos y
Tierra.
Parece ser, y no sólo parece ser, sino
que pasó, que en algún punto del Tiempo todo aquel Edificio de un Reino
edificado sobre un número inmenso de naciones se vino abajo cuando apenas los
Edificadores metieron mano. Al despertar del Día Séptimo y nacer el Octavo, el
Sueño se transformó en Pesadilla. ¿Qué había pasado durante la Noche del Día
Séptimo?
Al regresar Dios de su Mundo se
encuentra el reino del Edén en pleno caos. El caos se ha hecho. Las Primeras
Ciudades han disuelto su unión monárquica, se han rebelado contra la Nueva
Política del rey “cuya corona bajó del Cielo”. El rey, Adán, quiere extender su
Corona a los pueblos no civilizados empleando la Fuerza. Adán se ha vuelto
loco, dice que el poder de Dios para emplear la Fuerza y conducir su reino
a la guerra de expansión hasta los confines del mundo. ¡Se ha proclamado dios
entre los hombres!
Las ciudades se levantan. Hay
Revolución. El Hombre no reconoce más Dios que el Dios de dioses.
Los pueblos habían conocido y amado la
Verdad: los dioses son criaturas como el propio ser humano. Los hijos de Dios
son tan de carne y hueso como el propio Adán. Proclamarse “dios entre los hombres”
es un Delito de rebelión contra la Verdad. Y no sólo esto, Adán vino de repente
con una Imagen de Dios que no era la Imagen que fue edificada y vivía en sus
almas. El Dios a cuya imagen quería levantarse Adán no era un Padre, era un
demonio. Aquellos hombres jamás doblarían sus rodillas delante de esa Imagen,
ni vivirían de rodillas ante semejante locura.
La Revolución Civil se hizo. Las
ciudades se proclamaron Estados Independientes. Cada una se dio un rey. La
Guerra había encontrado el camino de regreso a la Creación.
Estamos en el Quinto Milenio antes de
Cristo. El Sueño de un Reino Mundial edificado sobre la Paz y la Salud de todos
los pueblos ha sido reducido a polvo. Una lanza maligna ha atravesado el
costado del Futuro del Género Humano. La Guerra ha sido declarada. El rey que
Dios le diera a los pueblos ha comido del fruto del Árbol de la Ciencia del
Bien y del Mal. La Transgresión es un hecho. Dios dijo que la Muerte sería la
Sentencia sobre quien Transgrediera su Palabra. Y Dios no podía negarse a sí
mismo por amor a un hijo suyo.
La Trampa fue de manual. Caído en su
Abismo, atrapado en la ruptura de su reino, Adán tuvo tiempo de reflexionar qué
había pasado.
Pero yo, en lugar de abrir su mente voy
a abrir la de quien vistiéndose de ángel de luz y afirmando venir en nombre de
Dios, se atrevió a usar al Hombre como hacha de guerra contra la Ley y
conociendo la Sentencia, en pleno uso de sus facultades mentales, no se detuvo
ante el Destierro Eterno de la Creación por la Ley decretado contra todo el que
se alzase en Guerra contra la Paz de Dios, que era que los hijos de Dios dejasen
a Adán extender su reino hasta los confines del mundo durante los milenios por
venir. El trabajo de los hijos de Dios acabó en el momento en que Adán fue
consagrado Rey de los hombres.
Empecemos por el principio, es decir,
cómo fue concebida en la mente de Satán la Traición contra Dios.
Antes de la Revolución Fratricida las primeras
ciudades de Mesopotamia tuvieron en sus manos un futuro. En Unión con el Rey
que Dios les dio la Civilización del Hombre se extendería de manera visible a
los ojos de aquellos mismos que recibieron la Misión de Civilizar a los
primeros pueblos de nuestro mundo.
La Sabiduría Divina había obrado un
Prodigio Maravilloso. Las civilizaciones no de este Mundo, proyectadas al
Nuestro, una vez Unificadas darían nacimiento a una Nueva que manteniendo las
particularidades de sus orígenes traería a luz una Nueva Civilización con
Vocación Universal.
Las Civilizaciones de los Cinco Mundos
creados por Dios habían mantenido sus propiedades específicas sin
alcanzar una Unificación que las fundiesen y engendrasen una Sociedad
Universal cuya Consciencia las uniese al Árbol de la Vida, de cuya Tronco
emergemos todos y por cuya Savia somos todos alimentados por la Eternidad. Es
el Árbol de la Vida de la Creación, que Dios cultiva en su Paraíso. Es Su
Universo, su Realidad, su Mundo.
Esta realidad es la que vio Satán. Mas
en lugar de admirarse y alegrarse y adorar a Dios porque con el Hombre llevaba
a su Reino un Pueblo que sería como la argamasa que mantiene unido a todo el
Edificio, en lugar de maravillarse, Satán se ofendió.
En efecto, en adelante los Príncipes
gobernarían los cuerpos de sus reinos, pero el Hombre, con su Filosofía Divina
sobre la Unidad del Ser de todos los Pueblos de la Creación en un mismo Árbol
de Naciones, gobernaría el Alma de todos los Pueblos. La Consciencia del
Alma Humana extendería sus Principios por todos los reinos. Estos Principios
serían los que gobernarían el Comportamiento de todos los Ciudadanos de la
Creación de entonces en adelante.
La Ofensa dio paso a la Envidia. Una
Envidia que ya existía, y que Dios, como Padre, quiso curar mostrando con los
hechos que su Hijo Jesús no se sienta en Su Trono por elección y capricho, se sienta
en el trono de Dios porque su Hijo Jesús es Su Igual, Ese a quien Dios llama: “TÚ-Dios”.
Cerrada esta Envidia, Satán crió otra.
Ahora proyectó su Envidia contra una Criatura en su Infancia Ontogénica, un
Niño sin conocimiento de la Maldad, de la Mentira, de la Traición, de la
Envidia, de todas las pasiones malignas que forman el tejido del Árbol de la
Ciencia del bien y del mal. Según Satán, no sólo les quitaba Dios a todos sus
hijos el Gobierno de las almas de todos los pueblos sobre los que los coronara,
sino que además esta nueva estrella era la de un Mono, una
bestia cavernícola…. ¿Y este Mono cavernícola iba a recibir ese Poder
Universal?
La decisión de intervenir en el Futuro
del reino de Adán no era fácil de tomar. Era una locura. Dios ya había dado a
conocer su Ley. Cualquiera que interfiriese en el Futuro del Reino de Adán lo
pagaría con la Muerte. Satán sabía lo que esto significaba, Destierro por la
Eternidad en el Abismo al otro lado de las Costas del Cosmos, una Caída libre
en un pozo cuyo fondo es el Infinito. ¡El Infierno!
El pensamiento que condujo a Satán a
decidirse a jugársela de aquella forma se traduce en la demencia de creer que
exponiendo al Hijo Amado de Dios a la contemplación en vivo y en directo de la
Ciencia del bien y del mal podía atraerlo a su campo: ¡¡Tentarlo con la Guerra
como medio natural de entretenimiento de los dioses!!
Si conquistaba al Hijo de Dios, vencía a
su Padre. Movido por la bendición de su Hijo a la transformación del Reino en
un Olimpo de dioses, por amor a Jesús, su Hijo Amado, Dios procedería a dar su
bendición. Ergo, la Ley sería abolida y la Sentencia anulada.
Esta serie de razonamientos demenciales
condujo a Satán a acercarse a Adán y pretendiendo venir en nombre de Dios lo
engañó afirmándole que en cuanto hijo de Dios era dios y tenía en su mano el
Poder sobre la vida y la muerte de todos los hombres. Su trabajo era expandir
su Reino, no esperar que viniesen por sí mismos los pueblos aún no integrados
en su corona.
Satán sabía que Adán era un Filósofo, su
Alma estaba consagrada a la Sabiduría. En tanto que hijo de la Sabiduría la
mente de Adán contemplaba los Milenios desde el Pensamiento de Dios. De por sí
ese hombre nunca extendería la mano a la Guerra como Medio de Expansión de su
Reino. Su Alma había sido forjada por el propio Dios. Pero ese hombre tenía un
talón de Aquiles, su mujer, la reina del Edén. Si lograba tentar a
ésta, si Eva era ganada para la Nueva Política del Orden Mundial Satánico,
y usando el amor que le tenía su marido lograba mover su reino hacia esta
Política Global …
Eva cayó en la trampa. La visión de un
mundo gobernado por la mano de un nuevo dios, su marido, extendiendo sus
fronteras a caballo de la Fuerza que procede de la Guerra … Era la Voluntad de
Dios que ellos se proclamasen dioses en la Tierra. Ella sabría cómo ganarse a
su hombre.
La “serpiente” se mueven reptando
alrededor de su víctima; no tratan directamente con su presa, lo mueve todo hasta
llevarla a su terreno. La serpiente que Satán llevaba dentro contaba con que la
reina acabaría por llevar al rey al terreno de la Transgresión. El Amor del
hombre por su mujer, haría el resto.
Engañado, Adán, convencido por Eva,
cayó.
La Nueva Política de expansión de la
corona mediante la Fuerza causó la Revolución Civil y la ruptura de las
Ciudades con la Corona. Adán era la cabeza del reino, pero todos los hombres
que lo formaban habían sido formados a la Imagen y semejanza de Dios. Todos
conocían la Palabra de Dios sobre esa Política, y todos tenían la Palabra por
Ley.
Cuando Adán comprendió lo que había
pasado, ya era demasiado tarde. La Serpiente que incendiara el Mundo de los
dioses había abierta su boca de dragón e incendiado la Tierra la convirtió en
el campo de batalla de los dioses contra el Espíritu Santo de la Ley. Adán
había sido utilizado como hacha de guerra con la que se declaraba abierta la
Tercera Guerra Universal de los dioses, Señor, ¡¡contra Dios!!
II
Terrible demencia es alzarse contra
quien puede aplastarte moviendo una pestaña. ¿Se alza la hormiga contra el
león? ¿Confía el cervatillo en enfrentarse al león y vencerlo? ¿El cordero se
come al lobo?
La mentira tiene las patas cortas pero
las manos muy largas. Fastuosos teólogos adoradores de sí mismos cual bestias
que idolatran el sonido de sus propias voces, incapaces de comprender la
naturaleza del Acontecimiento de la Caída del Primer Hombre, incapacidad
visible en la imposibilidad de abrir la Puerta del Génesis, tentados por el
mismo Satán que arrastrara al mundo de Adán a la Guerra Civil creyeron que
comiendo ellos del árbol prohibido no serían ellos condenados por Dios, y en este
razonamiento Maligno condujeron a sus pueblos a la Guerra Mundial Europea
llamada de los Treinta Años.
Caídos los Reformadores Protestantes en
la Tentación de Satán vinieron a erigirse en su Abogado acusando a Dios de
haber sido el Autor Intelectual de la Trama conducente a la Caída del Género
Humano bajo las ruedas de la Guerras de los hijos de Dios contra la
Civilización del Reino de Dios. Al igual que en su Caída se proclamaron Adán y
Eva divinos, estos abogados del Diablo se proclamaron divinos y como divinos
exigieron ser tratados por sus adoradores.
El efecto final de la Reforma
Protestante, la Guerra de los Treinta Años, es el Discurso contra sus
divinidades que descubre a Satán como el Dios Oculto de Lutero, Calvino,
Enrique Octavo, Cromwell y todos sus discípulos a lo largo de estos siglos.
Vinieron a decir estos discípulos de
Satán, y mantienen aún hoy día sus discípulos divinos, pastores de las iglesias
reformadas presbiterianas, calvinistas, etcétera, que Dios planeó desde antes
del principio de la Creación de los Cielos y de la Tierra esta Tragedia
Infernal que lleva sufriendo el Género Humano desde aquel maldito día.
Niegan aquellos abogados del Diablo y
niegan sus discípulos vivos, que Dios sea Padre del Hombre.
Niegan que Dios sea Amor.
Niegan que Dios abomine de la Guerra.
Niegan que hubo Caída.
Afirman que todo fue un Teatro.
Afirman que la Tragedia del Género
Humano es una Comedia Divina.
Afirman que Dios no conoce más Ley que
la ley del Terror y que por ella gobierna todas las cosas.
Asesinos de hombres y criminales por
placer, justificaron sus crímenes en la elección diabólica de un dios satánico
que contrata desde antes de su nacimiento a Adolfo para ser Hitler y a Satán
para ser el Diablo.
No hay responsabilidad penal. Es todo
una Mentira. La Caída, la Redención, todo es una Comedia en la que Dios se lava
las manos en el río de sangre que ÉL mismo genera en el Universo. Es su forma
de entretenerse en la Eternidad, y a los que alaban su Show les da parte en sus
crímenes y bendice sus guerras, que lo entretienen con sus fuegos, sus
miserias, sus plagas, sus emperadores, sus genocidios …
Este es el Discurso en su Defensa que
poniéndolo Satán en la boca de Calvino fue defendida por la espada del Imperio
Británico.
Lejos de esta miserable conducta de
almas desgraciadas que en su orgullo prefirieron adorar a Satán antes que
seguir a Cristo en su sufrimiento de soportar las Negaciones de los sucesores
de San Pedro, yo os dejo con la respuesta a Dios a la Traición de sus hijos
rebeldes y la Caída de su hijo pequeño, narrada en el Libro Segundo de la
Historia Divina de Jesucristo.
TERCERA PARTE
INTRODUCCION AL ÉXODO
CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS
DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C. A FAVOR
DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.
1
La revolución en la ciencia histórica, a
través de la Arqueología, que tuvo lugar a finales del siglo XIX no pudo
ejercer influencia de ninguna clase en la estructura neopagana de la ciencia
del siglo XX por razones obvias. Si ya el Mal a escala individual es de por sí
suficiente para ejercer una presión sistemática sobre la mente de las naciones,
la caída de las naciones en las dos guerras mundiales del XX por lógica había
de anular cualquier efecto, en pro del acercamiento de la Criatura a su Creador
que la revolución arqueológica de la segunda parte del XIX puso sobre la mesa.
La devastación masiva de generaciones enteras, a nivel mundial, ejerció en la
mentalidad de la ciencia una presión tremenda, causando el empujón que se
echaba de menos para desterrar de su conciencia cualquier tipo de valor moral,
cruzando de esta manera, por inercia, la línea que separa el Bien del Mal, para
moverse, en todo punto, como lo demuestra la Edad Atómica, dentro de la esfera
del Delito contra la Humanidad, esfera legalizada por el poder simbiótico
Ciencia-Industria-Política.
En circunstancias normales la Revolución
Arqueológica del XIX hubiera debido conducir a la Búsqueda del ejército del
Faraón de Moisés bajo las aguas del Mar Rojo. El frenesí intelectual que
comenzó a vivirse a ambos lados del Atlántico a raíz de la resurrección de
Nínive, Acad, Ur, Larsa, Nippur…, sus leyendas, sus dioses y sus reyes,
dirigía el movimiento de los maestros del Oriente Próximo Antiguo,
los Maspero, Rawlingson y compañía, a la playa sobre cuyas rocas
Moisés mantuvo levantado su brazo... pero … entonces ... la Primera Guerra
Mundial se hizo.
El horror desplegado durante aquellos
años no consumió sin embargo la capacidad de las naciones para aterrorizarse
mutuamente y, apenas a las nuevas generaciones les salió la barba, el Infierno
de nuevo se hizo.
Si con la Primera Guerra Mundial la
conciencia científica, ya de por sí anticristiana en sus axiomas, sufrió un
varapalo fatal, el efecto de la Segunda Guerra Mundial sobre esa conciencia fue
definitivo a la hora de dar la comunidad científica el paso al otro lado de la
línea que separa el Bien y Mal. A partir de la Segunda Guerra Mundial al
Científico de la Edad Atómica se le impuso, como condición sine qua non para
ejercer su título, su conversión en Enemigo de la Creación de los Cielos y de
la Tierra por el Dios de Cristo; ergo, en enemigo del Género Humano.
Las grandes matanzas que a día de Hoy
está ejerciendo la Transgenia en las naciones paupérrimas y
desprotegidas, la India un ejemplo, son el efecto del trabajo dentro de la
Esfera Legal del Delito contra la Humanidad en el que se mueve el monstruo
simbiótico Ciencia-Industria-Política.
Los entre 600 y 700 megatones “666 el número
de la Bestia” lanzados contra la Biosfera, tal cual si un mundo alienígena se
hubiese propuesto destruir la vida humana sobre la Tierra, demuestran que la
Edad Atómica se levantó para cometer el Pecado del Primer Hombre: creerse más
allá de las leyes de la Creación, arrogarse, en nombre de la Ciencia, el Poder
de la destrucción del Hábitat del Hombre sobre la Tierra.
Visto, pues, que la Ciencia dejó de ser
un instrumento de Civilización y se puso de rodillas al servicio de sus socios
naturales, el Caso Patarroyo una excepción, y otras donde los hubiere, la
Guerra de los Drones el nuevo juguete, como lo fuera en su día la bomba
atómica, con el que el monstruo se entretiene a día de Hoy, y porque los
historiadores y los filósofos están muertos, y porque los teólogos no son, a
día de Hoy, otra cosa que instrumentos de capitalización de la Fe al servicio
de unos y otros, nos toca a nosotros, aquéllos que amamos la Inteligencia sobre
todas las cosas, resumir el trabajo de los maestros y cerrar de una vez y para
siempre el Problema del Origen de la Civilización, respecto a cuyo problema la
Historia de Moisés y el Éxodo de los Israelitas forman un episodio central, de
valor específico y maravilloso en el concierto del Renacimiento de la
Civilización en su Nueva Naturaleza Intelectual Jesucristiana.
Recuperando entonces el hilo que en la
Introducción al Génesis dejamos para ser recuperado en este momento, tenemos
que volver a reafirmar la Cronología desde el Quinto Milenio al presente.
Considerando que una discusión sobre lo
que es Historia Pura, a saber, los hechos de los reyes de Sumer, Acad, Ur,
Babilonia, Susa, etcétera, están ya recopilados en Manuales Académicos, nos
queda mantenernos en la posición ya expuesta por algunos maestros, si bien su
alejamiento de la posición oficial determinó que sus pensamientos no alcanzasen
el valor de Hechos y se quedasen sólo en el mundo de las opiniones, o lo que es
lo mismo, en palabras de necios.
Afortunadamente lo que le compete a la
Universidad Oficial es la Vulgaridad y la Mediocridad, de aquí que el genio sea
algo tan raro, no porque el genio sea extraño a la naturaleza humana, más bien
porque la comodidad del que no tiene que pensar y sólo debe limitarse a
aprenderse una lección y repetirla como un papagayo es siempre más sutil e
ingrávida que el trabajo de abstracción que la personalidad del genio requiere.
Para el movimiento de la Civilización
la compacticidad de este gremio de Mediocridad Universitaria es un
obstáculo tremendo a superar, porque a falta de la individualidad arrolladora e
innovadora del genio, el científico mediocre del Gremio sigue las pautas de
comportamiento del menor esfuerzo, y siendo la Ciencia de la Destrucción la que
menos esfuerzo requiere, es por ahí por donde, arrastrado por su Vulgaridad, se
dirige, de esta manera deviniendo la Mediocridad que la Academia exige para recibir
el título el peor enemigo de la Civilización. A día de hoy, aparte de los
Nuevos Modelos de Guerra que se han impuesto los Neo-Imperios del Siglo XXI, la
Mediocridad ha abierto un nuevo frente a su Ciencia: la Salvación de la
Humanidad mediante el desarrollo de una Tecnología Anti-Meteoritos.
La Vulgaridad de la Comunidad Científica
al servicio de los poderes financieros de las potencias militares de nuestro
siglo es patética. ¡Qué felices las décadas aquellas con las que se regalaban
años paradisiacos, utópicos, los unos a los otros los historiadores del final
del siglo XIX y principios del siglo XX! Grandes maestros de las más grandes
universidades del planeta se repartieron décadas de felicidad paradisiaca,
apenas nacido ese Siglo XX llamado a realizar sin Cristo lo que Dios con los cristianos
no había podido.
¡Qué sueño aquel el de los Historiadores
Británicos, Franceses, y Alemanes de finales del Siglo XIX, todos Testigos
vivos de la Gran Revolución Arqueológica que dejó en ridículo a aquella Ciencia
Moderna que en su anticristianismo visceral le negó a la Biblia incluso la
existencia de las ciudades de Nínive y Ur! ¿El
propio Tiglat Pileser III no fue objeto de escarnio por los
historiadores de la primera parte del siglo XIX? En la opinión de sus
majestades divinas científicas: Ur, Nínive, Acad..., ¡cuentos de viejas!
¡Y qué cuentos! Unos cuentos que hoy se
estudian en toda las Universidades del Mundo como si fuesen sus protagonistas
los mismos dioses que bajaron al principio del cielo y condujeron de la mano a
las primeras familias de las naciones a las puertas de la Civilización.
El ridículo hecho por sus progenitores
no le sirvió de ejemplo a sus hijos, quienes, en cuanto se recuperaron del
delito cometido, regresaron a la cruzada antibíblica tan patéticamente
defendida por los dueños de las espaldas sobre las que hicieron su camino,
según el dicho. Apenas recuperados del shock: “la Biblia tenía razón,
existieron Ur y Nínive”, los discípulos de tan avezados maestros,
pues que no podían volver a enterrar lo que sus maestros habían desenterrado,
sí podían pervertir la Cronología de manera que la Biblia volviese a ser un
cuento de viejas, algo más sabias, pero al fin y al cabo: viejas.
Increíble pero cierto,
James Breasted, gran historiador egiptólogo, abrió la batalla poniendo a
un pelele, Amenofis IV, Tutankamón para los turistas, de pie sobre la gloria de
un gigante, Moisés, trasponiendo así las fechas en dos siglos.
Según
el antibiblicismo natural a todo científico que se precie, y sin una
buena carga de antibiblicismo no se puede ser buen científico, y
menos aspirar a la gloria de los siglos, el Fundador del Monoteísmo Universal,
Moisés el Hebreo, se inspiró en un faraón pelele para construir el edificio del
Monoteísmo Universal que, recogido por Jesucristo, alcanzó la cota de Divinidad
que vemos viva en la Iglesia Católica Romana.
La lógica dice que lo inferior toma por
modelo lo superior a fin de levantarse de su postración. Pero, para
cuando Breastad el Historiador irrumpe en los trabajos de los grandes
Arqueólogos de la segunda mitad del Siglo XIX, las leyes de la Lógica hacía ya
tiempos que habían sido desechadas de los manuales científicos. Con la
bendición de las universidades de todo el mundo Breadsted, el Historiador
de Egipto, pudo permitirse levantar la locura de ser Tutankamón el modelo de
Moisés, y no viceversa. Esta demencia una vez impuesta le abrió la puerta a la
descolocación de toda la Cronología Bíblica, que en lugar de ser
inspiradora de acontecimientos, devino imitadora de hombres y pueblos en
decadencia.
2
Cronología Final del Éxodo
En la cuestión de la Cronología absoluta
siempre hay unos flecos, e incluso pasa con estos siglos lo que con las
estrellas, dependiendo del manual de Astronomía cada uno da una distancia
distinta a la Tierra. Los manuales de Historia Antigua padecen el mismo
defecto. De cualquier forma, obligarnos a tomar por un acontecimiento
absolutamente desligado del proceso causa-efecto Éxodo y Caída de los Hicsos,
aparte de ser un ejercicio apto sólo para inteligencias mediocres, es además un
signo de despotismo universitario que refleja en toda su potencia las pocas
luces de los Historiadores Modernos.
Con todo, el final de la discusión, en
la que entrar es signo de mediocridad y propio de esclavos científicos, el tema
no se cerrará sino cuando en este Siglo el mismo Dios que hundiera al Faraón de
Moisés bajo las aguas del Mar Rojo ponga sobre la mesa los restos del ejército
Hicso. ¡Una Revolución Mundial pide permiso!
Tenemos entonces que la legitimidad de
la Cronología del Éxodo en cuanto el Motor del Cambio de Dinastía que le
devolvió a los Egipcios su Independencia del reino de los Hicsos viene
atestiguada por la Arqueología, que le da a la última destrucción de Jericó,
tras la cual desaparece la ciudad de Josué, la fecha del 1550 a.C.
Josué y su Invasión de la Palestina
bíblica no pudo, en consecuencia, haberse realizado ni antes ni después de esta
fecha.
Sin ir más lejos esta fecha coincide con
la llegada al trono de Amosis I, quien, tras tomar la ciudad
de Avaris, consiguió expulsar definitivamente a los hicsos de Egipto,
aproximadamente hacia 1550 a. C.
Las fechas no son tontas. Son los
hombres los que en sus prejuicios se pierden y entre ser sabios delante de Dios
o ignorantes delante de los hombres prefieren lo segundo a lo primero. Tanto la
desaparición final de Jericó como la reconquista de Egipto son sucesos que
tienen lugar a ambos lados del Mar Rojo, y ambos están conectados por un mismo
Hecho Divino: la destrucción del ejército del ultimo faraón Hicso por Moisés,
Fundador del Monoteísmo Universal.
Sería aprovechando esta Caída Final, sin
por ello anular la Guerra de Reconquista que Amosis I estuvo
dirigiendo, que el ejército egipcio barrió de su tierra aquella dinastía
extranjera que se hizo dueña de la tierra del Nilo unas generaciones después de
la muerte de José el Hebreo.
Dos veces, pues, salvaron los hijos de
Israel a Egipto de su miseria y postración; la primera sería José, hijo de
Israel, la segunda Moisés, hijo de Leví, hijo de Israel.
La discusión sobre si Dios puede o no
puede abrir las aguas de un mar es carne para animales políticos, y siendo de
mi condición no emplear mi tiempo en conversaciones con quienes ofrecen la
ignorancia como el estado de felicidad que le conviene al hombre, considero
mejor conservar el oro de este tiempo y pasar a desenredar algunos de los
dogmas clásicos que, a tenor de la ignorancia, encontraron sus puertas hacia el
sancta sanctorum de la teología de todos los tiempos.
3
Sobre el ángel de Dios que
hablaba cara a cara con Moisés
Una vez descubierto cómo Dios creó los
Cielos y la Tierra, en su parte teológica siguiendo la Historia Divina de
Jesús, y en su parte científica siguiendo los derroteros de la Introducción a
la CSXXI, a nosotros nos toca desechar todas las opiniones, y especialmente con
más fuerza las teológicas que se atrevieron a poner en duda la Veracidad de la
Sagrada Escritura e inventándose disciplinas subteológicas quisieron
validar sus argumentos, apto sólo para fieles de ellos, más de ellos que de Dios,
sobre el valor metafórico de la Palabra Divina.
En Dios no hay metáfora, y no porque el
Padre de la Poesía no ame el verso; en Dios no hay Metáfora cuando se trata de
su Verbo. Dios dijo y Dios hizo, punto y final. Se puede saber o no se puede
saber cómo hizo Dios la Luz; si se sabe, se debe a la Inteligencia; si no se
sabe, a la Ignorancia; mas el Dogma no está en el Conocimiento sino en la
Fe: “Dios dice y así se hace”. Y cualquier argumento que quiera añadirle o
quitarle punto o coma a esta Fe es rebelión abierta contra la Naturaleza misma
de la Creación.
Por esto todos los Traductores de la
Biblia que para justificar su Ignorancia cambiaron el Texto sufrieron las
consecuencias de su Delito, Pena ya determinada cuando dijera Dios: “Al que
añada o le quite a las palabras de la profecía de este libro yo le añadiré las
plagas descritas en este libro”.
Que Alemania fuese la tierra sobre la
que cayeran esas plagas no debe maravillarnos a quienes conocemos la
manipulación tan monstruosa del Texto que los Traductores Alemanes, comenzando
por Lutero, consumaron.
Y aunque el título de este párrafo
sonare a discusión fecunda, cierro el tema con la Llave suya: “A Dios no le ha
visto nadie jamás, sino sólo el Hijo”.
Quien hablaba cara a cara con Moisés, en
consecuencia, no fue Dios en persona sino uno de aquellos hijos de Dios a los
que se dirigía su Hijo:“Hagamos al
hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza”; y de entre los cuales salieron
aquellos hijos de Dios sobre los que el mismo Moisés escribiera que “viendo
hermosas a las hijas de los hombres se unieron a ellas y les nacieron los
héroes de muy antiguo”.
Independientemente de la discusión de si
con quien hablaba con Moisés fue uno de ésos “padres de héroes”, sobre lo cual
la respuesta es firme: “No, un absoluto no”, se entiende que la Afirmación de
Jesús: “A Dios nadie le ha visto jamás”, tenía que concluirse con una sentencia
a muerte contra Cristo por echar abajo la teología que
los Luteros judíos habían creado contra el Texto, que, aunque claramente
dice que no Dios sino “un ángel que llevaba el nombre de Dios era quien hablaba
cara a cara con Moisés”, los teólogos judíos habían logrado darle al Texto el
nuevo sentido por el que, contra el que alzándose Cristo, tenía que morir
Jesús.
No olvidemos que la Caída del Reino del
Edén no significó que Dios abandonase a su hijo, el Hombre, a su suerte. Dios
condenó por un tiempo al Género Humano a vivir sin su Creador; hasta que el
hombre y la creación entera comprendiésemos que sin el Creador todo el Edificio
de la Creación se viene abajo.
Evidentemente el Hombre se sintió
Abandonado de su Creador. Un Abandono que recoge el mismo Hijo de Dios, y que
desde la Cruz Él lanza a los siglos venideros. No que el Hijo de Dios se
sintiese abandonado; pues su Resurrección era invencible. Pero sí que, a la par
que nos abría la puerta al fin de esta situación, de la que su Resurrección era
el Anuncio Vivo más poderoso, nos daba la clave del drama de nuestro mundo: El
Origen de toda la Tragedia del Género Humano se halla en el Alejamiento del
Creador de su Criatura, alejamiento provocado por el Pecado, es decir, querer
ser el Hombre la fuente de la ley.
De aquí el Decálogo. La Fuente de la Ley
Universal es Dios. Apartarse de la Ley sobre cuyas raíces ha fundado Dios su
Creación es negarse a vivir, y, en consecuencia, querer morir.
La Ley no es un Invento de Dios, la Ley
es la expresión final y visible del Espíritu de la Vida, que está en Dios y en
Dios se hace Dios, de manera que quien no vive a la luz de la Ley que rige el
Universo y promueve su Crecimiento por la Eternidad, siendo el Infinito su
Horizonte Legal, ese sujeto, desde el ciudadano más grande al más pequeño del
Reino de Dios, se condena a sí mismo a la muerte.
El Árbol de la Vida no puede subsistir
sin la Fuente Divina que le da la Existencia. Este Agua es la Ley: Ley que el
propio Dios tiene por Código Moral Personal de Conducta. Es en el seno de esta
Ley que el Creador se relaciona con su Creación. Es en el seno de esta Ley que
todas las criaturas encuentran el principio y Crecimiento de su Civilización. Y
esta Ley es el Puente que conduce a todos los Pueblos de la Creación al Paraíso
de Dios, en el que la Vida, una vez sujeta a la Muerte, por la Ley se viste de
Inmortalidad a la Imagen y Semejanza de la Indestructibilidad de Dios; y vida
eterna.
Hay otro tema que deberíamos tocar, a
saber, una vez abierto el Sello de acceso al Conocimiento Científico de la
Creación según el Génesis, y por Cristo Raúl expuesto a la Lectura de todos,
cabe la pregunta: ¿Acaso Moisés tenía conocimiento científico sobre lo que
estaba escribiendo cuando escribió “y Dijo Dios “Haya Luz”; y la Luz se hizo”?
La respuesta es obvia: Moisés fue un
Escriba a las órdenes de la Casa del Faraón. El Escriba copia al dictado de su
señor. La gloria de Moisés el Egipcio estuvo en pasar de ser un Siervo del
Faraón a ser un Siervo de Dios que con su Gloria salvó a Israel, su Pueblo, de
la Esclavitud, y le dio una patria entre las naciones para ser suya hasta el
Fin de los Siglos.
CONCORDANCIA ENTRE LOS ACONTECIMIENTOS
DEL PRÓXIMO ORIENTE DURANTE LA SEGUNDA PARTE DEL SEGUNDO MILENIO A.C., A FAVOR
DEL EXODO EN EL SIGLO XVI A.C.
1750. los hicsos conquistan Avaris
1595. fin de la primera dinastía de
babilonia. Murshilish I, nieto de Khattushilish I, destruye Aleppo y
Babilonia en este año
1573-1550 . los egipcios expulsan a
los hicsos, Éxodo y Caída de Jericó
La Cronología final de la época
Medio-Oriental en relación a la Historia de la Biblia nos permite dibujar los
Acontecimientos desde una nueva perspectiva. La desmembración de la Cronología
del cuerpo de la Arqueología en orden a apartar a la Historia Universal de la
Historia Divina causó a finales del XIX d.C. un desplazamiento de los Hechos
que condujo a situar el Éxodo en el siglo XIII a.C.
La imposibilidad de armonizar los
acontecimientos relatados en la Biblia y nuestro conocimiento de la
Civilización y Cultura Monárquica Egipcia nos aparta de darle viso de
trascendencia histórica a una cronología oficial cuyo origen es antibíblico por
el mero hecho de ser sus autores anti eclesiásticos.
El primer factor que anula semejante
desplazamiento del nacimiento de Moisés al siglo XIII a.C. tiene en la
Endogamia Monolítica de la Casa Faraónica su llave maestra. Creer que una
Dinastía Imperial fundada en la Endogamia ultracerrada de la Familia Faraónica
pudiese admitir en su seno al hijo de una esclava, caso Moisés, es proceder a
una lobotomización del intelecto, es negar todos los conocimientos almacenados
sobre la Mentalidad de la Dinastía Faraónica.
Los románticos, en desprecio a la verdad
histórica, pueden llamar a su favor las telenovelas de nuestro tiempo de la
misma manera que los románticos entre los arqueólogos invocaron los derechos
humanos para defender una barbaridad tan grande como es la adopción del
hijo de una esclava por una princesa de sangre faraónica.
En verdad que hay que tener los pies
bien hundidos en el anticristianismo más feroz para contra la propia
inteligencia cegarse los ojos y pasar por alto semejante barbarismo.
Inútil sería meterse en una
reconstrucción de la mentalidad endogámica faraónica que vimos en su aspecto
más brutal en la historia de Cleopatra VII.
El Racismo es cosa nueva. Los pueblos
antiguos no entendían de racismo tal cual nosotros lo entendemos. Se ve en las
Artes Escultóricas y Pictóricas de los Monumentos Egipcios que el fenotipo del
Egipto faraónico y el fenotipo del Israelita Hebreo eran realidades que puestas
delante de un espejo únicamente un ciego podía asimilar original y reflejo en
tanto que las dos caras del mismo sujeto.
Creer que un Israelita Hebreo, hijo de
esclavos, podía ser adoptado, en pleno siglo XIII a. C., por la Casa Faraónica
como príncipe es en verdad exigirnos que nos cortemos la cabeza o que nos
desprendamos del cerebro.
La diferencia en el fenotipo entre el
Egipcio Faraónico y el Israelita Hebreo, amén de que a la mentalidad imperial
dinástica dicha adopción le resultaba una abominación impensable de ser
acometida por príncipe o princesa de la época, hecho que jamás se registró en
los Anales, Crónicas o Historias Fabulosas del Imperio de los Faraones; dicho
fenotipo hubiese delatado al “niño salvado de las aguas” delante de la Corte
apenas la princesa hubiese intentado colarle al Faraón y a sus hijos tal
abominación.
Bajo la naturaleza endogámica faraónica
que permanecería vigente durante la era ptolemaica hasta dar su último coletazo
en Cleopatra VII, no cabe abrirle al Moisés del Éxodo las puertas de la Corte
del Faraón. Así que bajar del siglo XVI al siglo XIII de los Ramsésidas el Éxodo
es retornar a la petición de dejarnos arrancar el cerebro. O bien se le
niega Realidad alguna a la Historia de este Héroe Bíblico, o se niega esa
Cronología Oficial para el Éxodo que sitúa el Paso del Mar Rojo en algún punto
del Siglo XIII. Frente a la Mentalidad Endogámica Faraónica no cabe otra elección.
Un Hecho semejante, la adopción de un
esclavo por una princesa faraónica únicamente podía caber en la Corte de los
Faraones Hicsos. Procedentes ambos, el Israelita Hebreo y el Pueblo de los
Hicsos del mismo Tronco, dos ramas del mismo fenotipo, la adopción por una
princesa hicsa del hijo de una esclava israelita venía a quedar al nivel de una
española en plena adopción de un niño francés o italiano.
Del otro lado, la Endogamia de la
dinastía hicsa se reducía al carácter militar típico de todo acto de invasión y
conquista. Aquella reacción del poder hicso al crecimiento de la población
israelita no fue registrada jamás como propia, en ninguna época, de la corte
egipcia nativa; y no existen registros de semejante medida, en general, y en
especial contra los Israelitas, por la sencilla razón de que no le cabía al
Egipcio semejante barbarismo. Únicamente una corte no nativa, la Hicsa, que se
sentía invasora y siempre alerta de que el golpe de Estado que dieron contra
sus anfitriones, los Egipcios, se les volviera como boomerang de mano de los
Israelitas podía dar su bendición a semejante Medida genocida.
Esto de un sitio.
Del otro, regresemos al Golpe de Estado
que los Hicsos dieron contra sus anfitriones, los Egipcios, en el 1750 a. C.
Desde este año, 1750, hasta el año de su
Caída, allá por el 1550, década arriba o década abajo está en el aire, los
Hicsos tienen dos siglos de dominio absoluto durante los cuales los Egipcios se
retiraron al Sur y desde el Sur esperaron su momento. ¿Qué acontecimiento les
permitió de golpe y porrazo lanzarse contra un Invasor que durante dos siglos
habían impuesto su ley en el Nilo? Las fuerzas militares egipcias, durante el
periodo anterior a la Caída de los Hicsos, se nos descubre nula.
También está Jericó, la ciudad
amurallada que no pudo resistir el asedio de las trompetas de Josué. Los
Arqueólogos reconocen que en esa fecha esas murallas cayeron, pero que lo
hicieron por efecto de un terremoto.
No sabemos en qué data se basan para
decir que la región sufrió un terremoto. A menos que el terremoto se centrara
exclusivamente bajo los pies de Jericó es de creer que el prejuicio antibíblico
cegó el pensamiento de los Padres de la Arqueología del Próximo Oriente
Antiguo, y, aun teniendo la concordancia de las fechas, anclados en el
antibiblicismo se negaron a relacionar entre sí los acontecimientos.
Primero :
en el 1750, aproximadamente, entra en
Egipto el pueblo que no conoció a José, los Hicsos.
Durante otros dos siglos, hasta el 1550,
aproximadamente, con lo que van cuatro los siglos desde José a Moisés, los
Hicsos dominan todopoderosos el Imperio de los Faraones.
En este mismo siglo, el XVI a. C., los
Hititas se rearman y se lanzan a la conquista de Siria y Babilonia.
Políticamente hablando el Faraón Hicso
tenía que enfrentarse a este problema de expansión del imperio Hitita. De
hecho, una vez caído el Poder Hicso, el Faraón Egipcio entabla relaciones con
el Nuevo Poder del Norte.
Quiero decir, los Israelitas fueron una
población esclava que podía ser utilizada como caballo de Troya por los
Hititas. Una población de esclavos suspirando por la Libertad es siempre un
peligro interno predispuesto a la revolución si cuenta con apoyo externo. El
Faraón Hicso no podía lanzarse a la guerra con el Rey Hitita dejando a sus
espaldas este ejército de esclavos. El Decreto de Asesinato de todos los niños
hebreos venía a hundir el dedo en la llaga sangrante del peso de la esclavitud,
y a la vez marcaba cualquier insurrección con el hierro del exterminio. De hecho,
los Hititas no cruzaron la Línea Roja de Influencia Hicsa sobre las ciudades
estados de la Palestina Bíblica.
Los Egipcios estaban a la expectativa.
El ascenso del Poder Hitita podía ser usado por el Egipcio contra el Poder
Hicso. Atrapado entre el Norte y el Sur quedaba en medio un ejército de
esclavos a la espera de un Libertador por su Dios enviado para conducirlos a la
tierra de sus padres.
El Infanticidio en masa sería una buena
medida política en aras de mantener a raya a ese ejército de esclavos forjados
en el trabajo desde la cuna a la tumba.
Es de creer, tomando como
termómetro el parón de los Hititas y el silencio de los Egipcios, que el Hicso
supo frenar la amenaza y crear una nueva balanza de poder internacional.
Fue precisamente entonces, cuando el
Hicso se encontraba afianzado en su trono, que, sin venir a cuento, sale de la
nada aquel “niño salvado de las aguas”, en mala hora - se diría el Hicso-, para
pagarle al Hicso con la moneda que el Hicso le había pagado al Hebreo : la
muerte de todos los primogénitos hicsos.
Dios hizo lo que le es natural a Dios
cuando Dios quiere mostrarse como Dios, hundió hasta el abismo el trono Hicso y
regresó a la Corte al Egipcio.
Ahora empieza el problema. ¿Cayó Jericó
por un terremoto aislado en el espacio, que no dejó sentir sus ondas sino
exclusivamente sobre las murallas de Jericó?
La Concordancia Cronológica no puede ser
más firme.
En el Siglo XX a.C., aproximadamente,
José es Virrey del Faraón.
Dos siglos más tarde, XVIII, los Hicsos
conquistan el trono de los Faraones.
Dos siglos después, XVI, Moisés libera a
los Hebreos y le pasa el mando a Josué.
Mientras éste abre la Conquista de la
Palestina el Egipcio regresa a su Casa. Un regalo del Cielo, una Gracia del
Dios de Moisés.
Jericó se hunde en el 1550
aproximadamente. El Terror se apodera de todos los reinos de la Palestina.
Comienza una reestructuración del Mundo Antiguo en dirección a la Venida del
Redentor, cuyos principales actores serán David, Salomón, Nabucodonosor y Ciro
el Grande, Alejandro Magno y Octavio Ausgusto.
Regresaremos a esta Concordancia en otra
fecha
Pero en esto como en tantas otras cosas
se trata de ir contando gotas del océano. Sin ir más lejos vemos cómo las zonas
de influencia entre el Hicso y el Hitita, establecidas a raíz de la conquista
de Aleppo y Babilonia por el Hitita, es respetada por el Hebreo. Josué extiende
la expansión de las tribus dentro de ese marco geopolítico. Poniendo el Jordán
como frontera nacional Josué impide una confrontación directa con un reino
hitita en su momento imperial más dulce. No se puede olvidar que en la ciencia
de la guerra de campos de batalla el Hebreo, que acababa de salir de cuatro
siglos de aislamiento, era un guerrero bisoño. Un enfrentamiento directo con el
reino Hitita era lo último que podía regalarse Josué.
Quiero decir, la estructura geopolítica
de la región y la conquista de Palestina por los Hebreos concuerdan en el
Tiempo con una precisión que no deja lugar a dudas a la hora de enmarcar este
Acontecimiento, de carácter y valor universal, en el siglo XVI antes de Cristo.
Primero provocando la Caída de la Dinastía Hicsa en Egipto y la Restauración de
la Dinastía Faraónica Nativa; y después deviniendo el epicentro causante del
terremoto que hundió las Murallas de Jericó y expansión del terror entre las
ciudades estados a este lado del Jordán.
Observamos además que los Hititas
respetaron el marco geopolítico establecido tras su conquista de Aleppo y
Babilonia, una conquista que le preparó al Hebreo su entrada en la Tierra
Prometida, y nosotros vemos cómo la acción Divina preparatoria del Éxodo.
Absurdo es creer, conociendo el hambre de imperio de la Babilonia de aquellos
tiempos, que de no haberle dado fin el Hitita a su reino, Babilonia se hubiese
mantenido con los brazos cruzados ante las consecuencias del Éxodo.
Si al contrario se nos quiere hacer
creer en un asunto de coincidencias, nuestra respuesta no puede ser sino la que
le conviene a quien se ha arrancado los ojos de la inteligencia y sólo ve en
las tinieblas lo que imagina ver. El hecho es que entre la imaginación
subjetiva y la realidad objetiva existe una muralla a un lado de la cual está
la ignorancia y al otro lado la locura. En este siglo las ciencias históricas,
al igual que el conjunto de las ramas del Árbol de las ciencias tendrán que
elegir a qué lado se sitúan; dependiendo de esa decisión se tomarán las medidas
correspondientes y necesarias para situar ese Árbol en el Jardín que por
naturaleza le pertenece: el Jardín de la Verdad.
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CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESISUNA INTRODUCCIÓN A LA COSMOLOGÍA DEL SIGLO XXI
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