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El
ECLESIASTÉS
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PRÓLOGO |
Capítulo
1 |
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Vanidad
de las cosas humanas |
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1 |
Razonamientos
del Cohelet, hijo de David, rey de Jerusalén. |
2 |
Vanidad
de vanidades, dijo el Cohelet; vanidad de vanidades, todo es
vanidad. |
3 |
¿Qué
provecho obtiene el hombre de todo por cuanto se afana debajo
del sol? |
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Nada
hay bueno |
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4 |
Pasa
una generación y viene otra, pero la tierra es siempre la misma. |
5 |
Levántase
el sol, se pone y corre con el afán de llegar a su lugar, de
donde vuelve a levantarse. |
6 |
Tira
el viento al mediodía, gira al norte, va siempre dando vueltas
y retorna a sus giros. |
7 |
Los
ríos van todos al mar, y la mar no se llena; allá de donde vinieron
tornan de nuevo, para volver a correr. |
8 |
Todo
trabaja más de cuanto el hombre puede ponderar, y no se sacia
el ojo de ver ni el oído de oír. |
9 |
Lo
que fue, eso será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se hará;
no se hace nada nuevo bajo el sol. |
10 |
Una
cosa de la que dicen: “Mira esto, esto es nuevo,” aun ésa fue
ya en los siglos anteriores a nosotros; |
11 |
no
hay memoria de lo que precedió, ni de lo que sucederá habrá
memoria en lo que vendrá después. |
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CUERPO
DE LA OBRA |
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Vanidad
de la ciencia |
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12 |
Yo,
el Cohelet, he sido rey de Israel, en Jerusalén, |
13 |
y
me propuse en el corazón hacer sabiamente investigaciones y
pesquisas sobre todo cuanto hay bajo los cielos. Es una dura
labor dada por Dios a los hijos de los hombres, para que en
ella se ocupen. |
14 |
Miré
todo cuanto se hace bajo del sol, y vi que todo era vanidad
y apacentarse de viento. |
15 |
Lo
tuerto no puede enderezarse, y lo falto no puede completarse. |
16 |
Y
dije para mí: "Heme aquí engrandecido y crecido en sabiduría,
más que cuantos antes de mí fueron en Jerusalén, y hay en mi
mente mucha ciencia y sabiduría". |
17 |
Dí,
pues, mi mente a conocer la sabiduría y a entender la locura
y los desvaríos, y vi que también esto es apacentarse de viento, |
18 |
porque
donde hay mucha ciencia hay mucha molestia, y creciendo el saber,
crece el dolor.
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Capítulo
2 |
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Vanidad
de los placeres |
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1 |
Dije
en mi corazón: “Ea, probemos la alegría, a gozar los placeres.”
Pero también esto es vanidad. |
2 |
Dije
de la risa: “Es locura,” y de la alegría: “¿De qué sirve?” |
3 |
Me
propuse regalar mi carne con el vino, mientras daba mi mente
a la sabiduría, y me dí a la locura, hasta llegar a saber qué
fuese para el hombre lo mejor de cuanto acá abajo se hace durante
los contados días de su vida. |
4 |
Emprendí
grandes obras, me construí palacios, me planté viñas, |
5 |
me
hice huertos y jardines y planté en ellos toda suerte de árboles
frutales. |
6 |
Me
hice estanques para regar de ellos el bosque donde los árboles
crecían. |
7 |
Compré
siervos y siervas y tuve muchos nacidos en mi casa; tuve muchos
ganados, vacas y ovejas, más que cuantos antes de mí hubo en
Jerusalén. |
8 |
Amontoné
plata y oro, tesoros de reyes y provincias. Híceme con cantores
y cantoras, y cuanto es deleite del hombre, princesas sin número. |
9 |
Fui
grande, más que cuantos ates de mí fueron en Jerusalén, conservando
mi sabiduría. |
10 |
Y
de cuanto mis ojos me pedían, nada les negué. No privé a mi
corazón de gozo alguno, y mi corazón gozaba de toda mi labor,
siendo éste el premio de mis afanes. |
11 |
Entonces
miré cuanto habían hecho mis manos y todos los afanes que al
hacerlo tuve, y ví que todo era vanidad y apacentarse de viento
y que no hay provecho alguno debajo del sol. |
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|
Vanidad
de la sabiduría |
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12 |
Me
volví a mirar la sabiduría, a la estulticia, a la necedad, ¿porque
qué hara el hombre que viene en pos del rey? Lo que ya se ha
hecho. |
13 |
Y
ví que la sabiduría sobrepasa a la ignorancia cuanto la luz
a las tinieblas. |
14 |
El
sabio tiene los ojos en la frente y el necio anda en tinieblas.
Vi también que una misma es la suerte de ambos. |
15 |
Y
dije en mi corazón: “También yo tendré la misma suerte del necio;
¿por qué, pues, hacerme sabio; qué provecho sacaré de ello?”
Y dije para mí: "También esto es vaciedad", |
16 |
porque
del sabio, como del necio, no se hará eterna memoria, sino que
todo, pasado algún tiempo, pronto se olvida. Muere, pues, el
sabio igual que el necio. |
17 |
Por
eso aborrecí la vida, al ver que cuanto se hace debajo del sol
es malo para mí, pues todo es vanidad y apacentarse de viento, |
18 |
y
aborrecí todo el afán que me había tomado bajo el sol, porque
todo tendré que dejarlo a quien venga después de mí. |
19 |
¿Y
quién sabe si ése será sabio o necio? Y, con todo, será dueño
del fruto de mis afanes y de mi sabiduría bajo el sol. También
esto es vanidad. |
20 |
Y
desesperé en mi corazón de todo el trabajo que he hecho debajo
del sol, |
21 |
porque
quien trabajó con conocimiento, con pericia y buen suceso, tiene
después que dejárselo todo a quien nada hizo en ello; también
esto es vanidad y mal grande. |
22 |
Pues
¿qué le queda al hombre de todo su afanarse y fatigarse con
que debajo del sol se afanó? |
23 |
Todos
sus días son dolor, y todo su trabajar fatiga, y ni aun de noche
descansa su corazón. También esto es vanidad. |
24 |
No
hay para el hombre cosa mejor que comer y beber y gozar de su
trabajo, y vi que esto es don de Dios. |
25 |
Porque
¿quién puede comer y beber sino gracias a El? |
26 |
Porque al que le es grato le da sabiduría, ciencia y gozo; pero
al pecador le da el trabajo de allegar y amontonar para dejárselo
después a quien Dios quiera. También esto es vanidad y apacentarse
de viento. |
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Capítulo
3 |
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Todo
a su tiempo |
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1 |
Todo
tiene su momento y cuanto nace debajo del sol su tiempo. |
2 |
Hay
tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo
de arrancar lo plantado; |
3 |
tiempo
de herir y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; |
4 |
tiempo
de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo de
danzar; |
5 |
tiempo
de esparcir las piedras y tiempo de amontonarlas; tiempo de
abrazarse y tiempo de separarse; |
6 |
tiempo
de ganar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de tirar; |
7 |
tiempo
de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar; |
8 |
tiempo
de amar y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra y tiempo de
paz. |
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Incertidumbre
de lo por venir |
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9 |
¿Qué
provecho saca el que se afana de aquello que hace? |
10 |
Yo
he mirado el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres
para que en él se ocupen.
|
11 |
Todo
lo hace El apropiado a su tiempo, y ha puesto además en el alma
la idea de perduración, sin que pueda el hombre descubrir la
obra de Dios desde el principio hasta el fin. |
12 |
Conocí
que no hay para él otro bien que gozarse y procurarse el bienestar
en su vida, |
13 |
pues
el que uno coma, beba y se goce de su trabajo, don es de Dios. |
14 |
Conocí
que cuanto hace Dios es permanente, y nada se le puede añadir,
nada quitar, y hace así Dios que se le tema. |
15 |
Lo
que es, eso fue ya, y lo que fue, eso será, y Dios busca al
perseguido. |
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|
Desórdenes
sociales |
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16 |
Otra
cosa he visto debajo del sol: que en el puesto del derecho está
la injusticia, y en el lugar de la justicia la prevaricación. |
17 |
Por
eso me dije: Dios juzgará al justo y al injusto, porque hay
un tiempo destinado para todo y para toda obra. |
18 |
Díjeme
también acerca del hombre: Dios quiere hacerles ver y conocer
que de sí son como las bestias, |
19 |
porque
una misma es la suerte de los hijos de los hombres y la suerte
de las bestias, y la muerte del uno es la muerte de las otras,
y no hay más que un hálito para todos, y no tiene el hombre
ventaja sobre la bestia, pues todo es vanidad. |
20 |
Todos
van al mismo lugar; todos han salido del mismo polvo, y al polvo
vuelven todos. |
21 |
¿Quién
sabe si el hálito del nombre sube arriba, y el de la bestia
baja abajo, a la tierra? |
22 |
Y
vi que no hay para el hombre nada mejor que gozar de su trabajo,
pues ésa es su parte; ¿quién le dará a conocer lo que ha de
venir después? |
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Capítulo
4 |
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1 |
Tórneme,
y vi las violencias que se hacen debajo del sol, y las lágrimas
de los oprimidos, sin tener quien los consuele, y la fuerza
en mano de los opresores, tener sin aquéllos consolador. |
2 |
Y
proclamé dichosos a los muertos que se fueron más dichosos que
los vivos que viven todavía, |
3 |
y
más dichosos aún a los que nunca vivieron y no vieron lo malo
que debajo del sol se hace. |
4 |
Vi
también que todo trabajo y cuanto de bueno se hace mueve la
envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad
y apacentarse de viento. |
5 |
El
necio se cruza de manos y se come su carne. |
6 |
Más
vale una sola mano llena en reposo que las dos llenas en trabajo
y en vanos afanes. |
7 |
Volvíme
de nuevo y vi otra vanidad debajo del sol: |
8 |
un
hombre solo que no tiene sucesor, que no tiene hijo ni hermano
y no cesa nunca de trabajar ni se hartan sus ojos de riquezas.
¿Para quién trabajo yo y me someto a privaciones? También esto
es vanidad y duro trabajo. |
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|
Ventajas
de la compañía |
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9 |
Más
valen dos que uno solo, porque logran mejor fruto de su trabajo. |
10 |
Si
uno cae, el otro le levanta; pero ¡ay del solo, que si cae,
no tiene quien le levante! |
11 |
También,
si duermen dos juntos, uno a otro se calientan; pero el solo,
¿cómo podrá calentarse? |
12 |
Si
uno es agredido, serán dos a defenderse, y la cuerda de tres
hilos no es fácil de romper. |
13 |
Más
vale mozo pobre y sabio que rey viejo y necio, que no sabe escuchar
los consejos. |
14 |
Aquél,
aun de la cárcel podrá salir para subir al trono, aunque en
su reino haya nacido pobre. |
15 |
Vi
que todos los que andan y viven debajo del sol se iban con él,
con el mozo que le quitó su puesto. |
16 |
No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo,
los que vengan detrás tampoco estarán contentos de él. También
esto es vanidad y apacentarse de viento. |
|
|
|
Deberes
para con Dios |
|
|
17 |
Pon
atención a tus pasos al acercarte a la casa de Dios; llegarse
dócilmente vale más que el sacrificio de los insensatos que
no saben hacer más que el mal |
|
Capítulo
5 |
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|
1 |
No
seas precipitado en tus palabras y que tu corazón no se apresure
a proferir una palabra delante de Dios, que en los cielos está
Dios, y tú en la tierra; sean, pues, pocas tus palabras. |
2 |
Porque
de la muchedumbre de las ocupaciones nacen los sueños, y de
la muchedumbre de las palabras los despropósitos. |
3 |
Si
haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, que no hallan
favor los negligentes; lo que prometes, cúmplelo. |
4 |
Mejor
es no prometer que dejar de cumplir lo prometido. |
5 |
No
consientas que tu boca te haga culpable, y no digas luego ante
el sacerdote que fue inadvertencia, pues se irritaría Dios contra
tu palabra y destruiría las obras de tus manos; |
6 |
pues
de la muchedumbre de los cuidados nacen los sueños, y de la
muchedumbre de las palabras, los despropósitos. Teme, pues,
a Dios. |
|
|
|
Injusticias |
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|
7 |
Si
ves en la región la opresión del pobre y la violación de la
justicia y del derecho, no te sorprendas, porque por encima
del grande hay otro más grande que vela, y por encima de ambos,
otro mayor.
|
8 |
Una
ventaja total del país es un rey para un campo cultivado. |
9 |
El
que ama el dinero no se ve harto de él, y el que ama los tesoros
no saca de ellos provecho alguno; también esto es vanidad. |
10 |
Con
la mucha hacienda, muchos son los que la comen; y ¿qué saca
de ella el amo más que verla con sus ojos? |
11 |
Dulce
es el sueño del trabajador, coma poco, coma mucho; pero la hartura
no deja dormir al rico. |
|
|
|
Afanes
inútiles |
|
|
12 |
Hay
un trabajoso afán que he visto debajo del sol: riquezas guardadas
para el mal de su dueño.
|
13 |
Piérdense
esas riquezas en un mal negocio, y a los hijos que engendra
no les queda nada en la mano. |
14 |
Como
desnudo salió del seno de su madre, desnudo se tornará, yéndose
como vino, y nada podrá tomar de sus fatigas para llevárselo
consigo. |
15 |
También
esto es un triste mal, que como vino, así ha de volverse; y
¿qué aprovechó haberse afanado para el viento? |
16 |
Y
sobre esto, comer todos los días de su vida en tinieblas, en
afán, dolor y miseria. |
|
|
|
El
bien |
|
|
17 |
He
aquí lo que he hallado de bien: que es bueno comer, beber y
disfrutar en medio de tantos afanes con que se afana el hombre
debajo del sol los contados días que Dios le concede, pues ésa
es su parte; |
18 |
y
el haber recibido de Dios riquezas y hacienda y facultad de
gozar de ellas, alegrándose con su parte en medio de sus afanes,
es también don de Dios; |
19 |
no
tendrá mucho en qué pensar en los días de su vida, porque Dios
le llenó de alegría el corazón. |
|
Capítulo
6 |
|
Deseos
insaciados |
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1 |
Hay
un mal que yo vi debajo del sol y que pesa muy gravemente sobre
el hombre. |
2 |
Uno
a quien Dios dio riquezas, hacienda y honra, y a quien nada
le falta de cuanto su deseo puede desear, pero a quien Dios
no le deja gozar de todo eso, sino que lo gozan los extraños. |
3 |
Esto
es vanidad y mal trabajo. Aunque tenga cien hijos y viva muchos
años, si no se hartó su alma del bien y ni siquiera halla sepultura, |
4 |
digo
que mejor que él es el aborto, que si en vano vino y oscuramente
se va y cubren su nombre las tinieblas, |
5 |
y
ni vio el sol ni supo nada, todavía más quietud goza que aquél, |
6 |
y
aunque dos veces mil años viviese sin gustar el bien, ¿no irían
todos esos años por el mismo camino? |
7 |
Todo
el trabajo del hombre es para su boca, y nunca se harta su alma. |
8 |
¿Cuál
es la ventaja del sabio sobre el necio? ¿Cuál la del pobre que
sabe conducirse ante los vivientes? |
9 |
Mejor
es lo que ven los ojos que seguir los deseos; y también esto
es vanidad y apacentarse de viento. |
10 |
El
que es, ya tiene nombre, y ya se sabe que es un hombre y que
no podrá contender con quien es más fuerte que él. |
11 |
Cierto,
muchas palabras aumentan la vanidad; pero ¿qué provecho hay
en eso para el hombre |
12 |
y quién sabe lo que es mejor para el hombre en la vida, en los
días contados de su vano vivir, que pasa como una sombra? ¿Quién
dará a saber al hombre lo que después de él sucederá debajo
del sol? |
|
Capítulo
7 |
|
Lo
mejor |
|
|
1 |
Mejor
es el buen nombre que el oloroso ungüento, y mejor el día de
la muerte que el del nacimiento. |
2 |
Mejor
es ir a casa de luto que ir a casa de banquete, porque aquél
es el fin de todo hombre, y el que vive reflexiona. |
3 |
Mejor
es la tristeza que la risa, porque la tristeza del rostro es
buena para el corazón. |
4 |
El
corazón del sabio está en la casa en luto, mas el del necio
en la de la alegría. |
5 |
Mejor
es oír el reproche de un sabio que escuchar las cantilenas de
los necios, |
6 |
porque
cual el chisporrotear del fuego bajo la caldera, tal es el aplauso
del necio; y también esto es vanidad. |
7 |
Porque
la opresión puede hacer enloquecer al sabio, y las dádivas corrompen
el corazón. |
8 |
Mejor
es el fin de una cosa que su principio, y mejor es el paciente
que el orgulloso. |
9 |
No
te apresures a enojarte, porque la ira es propia de necios. |
10 |
Nunca
digas: "¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores?", porque
nunca preguntarás esto sabiamente.
|
11 |
Buena
es la ciencia con hacienda, y es una ventaja para los que ven
el sol. |
12 |
Porque
proteccion es la sabiduría, y protección es el dinero; pero
la ventaja del saber es que la sabiduría da vida al que la posee. |
13 |
Contempla
la obra de Dios, porque ¿quién podrá enderezar lo que El torció? |
14 |
En
el día del bien goza del bien, y en el día del mal reflexiona
que lo uno y lo otro lo ha dispuesto Dios, de modo que el hombre
nada sepa de lo por venir. |
15 |
De
todo he visto en mis fugaces días: justo que muere en toda su
justicia e impío que con todas sus iniquidades campa largo tiempo. |
16 |
No
quieras ser demasiado justo ni demasiado sabio, ¿para qué quieres
destruirte? |
17 |
No
hagas mucho mal ni seas insensato: ¿por qué has de querer morir
antes de tiempo? |
18 |
Bien
te estará esto sin dejar aquello, que el que teme a Dios saldrá
con todo. |
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|
|
Valor
de la sabiduría |
|
|
19 |
La
sabiduría da al sabio una fuerza superior a la de diez potentes
que gobiernan la ciudad. |
20 |
Cierto,
no hay justo en la tierra que haga sólo el bien y no peque. |
21 |
Tampoco
apliques tu corazón a todo lo que se dice, para que no tengas
que oír a tu siervo decir mal de tí. |
22 |
Sabe
muy bien tu conciencia que tú muchas veces hablaste mal de otros. |
23 |
Todo
esto he experimentado con la sabiduría, y dije: Quiero hacerme
sabio; pero la sabiduría está lejos de mí. |
24 |
Lejos
se queda lo que estaba lejos, y profundo lo profundo. ¿Quién
lo alcanzará? |
|
|
|
La
mujer |
25 |
He
aplicado con mi corazón por saber e inquirir la sabiduría y
la razón y por conocer la maldad de la insensatez los desvaríos
del error. |
26 |
Y
hallé que es la mujer más amarga que la muerte y lazo para el
corazón, y sus manos, atadura. El que agrada a Dios escapará
de ella, mas el pecador en ella quedará preso. |
27 |
Esto
hallé, dice el Cohelet, pesando las cosas una por una para hallar
la razón. |
28 |
Lo
que busca mi alma y no lo halla: entre mil hallé un hombre,
mas mujer entre todas, ni una hallé. |
29 |
Lo
que hallé fue sólo esto: que Dios hizo recto al hombre, mas
ellos se buscaron muchas maquinaciones. |
|
Capítulo
8 |
|
El hombre
de bien |
|
|
1 |
¿Quién
como el sabio? ¿Quién como el que sabe explicar
las cosas? La sabiduría del hombre ilumina el rostro
y cambia la dureza de su semblante |
2 |
Guarda el mandato del
rey a causa del juramento hecho a Dios. |
3 |
No te apresures a alejarte
de su presencia ni persistas en cosa |
4 |
pues la palabra del
rey es eficaz, y ¿quién podrá decirle : "¿Qué
es lo que haces?" |
5 |
El que guarda los mandamientos
no tendrá mal, y la mentesabia conocel el tiempo y el juicio; |
6 |
que para toda cosa
hay tiempo y juicio, y mucho es el mal que pesa sobre el hombre, |
7 |
porque no sabe lo que
vendrá después, ¿ y quién podrá
decirle lo que vendrá después? |
8 |
No tiene poder el hombre
sobre el espíritu para detenerle ni tiene poder sobre el
día de la muerte; no hay armas para tal guerra, ni podrá
la iniquidad salvar al reo de ella |
|
|
|
La
virtud, desconocida |
|
|
9 |
Esto
he visto poniendo atención a cuanto sucede bajo el sol,
en tiempos en que el hombre domina sobre el hombre para su mal. |
10 |
Ví
a impíos sepultados que se iban en paz del lugar santo,
y eran alabados en la ciudad por lo que hicieron; tambien esto
es vanidad. |
11 |
Que
la sentencia contra el mal no se ejecuta prontamente,y por esto
el corazón de los hijos de los hombres se llena de deseos
de hacer el mal; |
12 |
que
hace el pecador cien veces el mal y pervive; con todo yo sé
que los que temen a Dios tendrán el bien, los que temen
ante su presencia, |
13 |
mientras
que el impío no tendrá bien ni prolongará
sus días, que serán como sombras por no temer
a Dios |
14 |
Sin
embargo tal vanidad se da sobre la tierra: que son tratados
justos como conviene a los malvados, y malvados como conviene
a los justos. Y yo me digo tambièn que esto es vanidad. |
15 |
Por
eso alabo la alegría, que el hombre no tiene bien bajo
el sol sino comer, beber y alegrarse, y esto es lo que queda
de sus trabajos en los días de vida que le da Dios bajo
el sol |
|
|
|
Incertidumbre
del destino |
|
|
16 |
Di, pues, mi corazón
a conocer la sabiduría y a examinar el trabajo que se hace
sobre la tierra, porque hay quien ni de día ni de noche
ve cerrarse sus ojos por el sueño. |
17 |
Examiné
también la obra de Dios, que no puede el hombre conocer
cuanto se hace bajo el sol, y por mucho que en conocer se fatigue,
nada llega a descubrir, y aun cuando dijere el sabio que sabe,
nada llega a saber. |
|
Capítulo
9 |
|
|
1 |
Apliqué
mi corazón a inquirir todo esto, a saber: que los justos y los
sabios están en las manos de Dios, y ni siquiera sabe el hombre
si es objeto de amor o de odio; todo está ante ellos. |
2 |
Todo
a todos sucede de la misma manera; una misma es la suerte que
corren el justo y el impío, el bueno y el malo, el puro y el
impuro, el que sacrifica y el que no ofrece sacrificios; como
el hombre de bien, el malhechor; como el que jura, el que teme
el juramento. |
|
|
|
La
muerte |
|
|
3 |
Este
mal hay en todo cuanto existe bajo el sol: que sea una misma
la suerte de todos y que el corazón de los hijos de los hombres
esté lleno de mal y de enloquecimiento durante su vida y luego
con los muertos. |
4 |
Mientras
uno está ligado a todos los vivientes, hay esperanza, que mejor
es perro vivo que león muerto; |
5 |
pues
los vivos saben que han de morir, mas el muerto nada sabe, y
ya no espera recompensa, habiéndose perdido ya su memoria. |
6 |
Amor,
odio, envidia, para ellos ya todo se acabó; no tendrán jamás
parte alguna en lo que sucede bajo el sol. |
7 |
Ve,
come alegremente tu pan y bebe tu vino con corazón contento,
pues que se agrada Dios en tus obras. |
8 |
Vístete
en todo tiempo de blancas vestiduras y no falte el ungüento
sobre tu cabeza. |
9 |
Goza
de la vida con tu amada compañera todos los días de la fugaz
vida que Dios te da bajo el sol, porque ésa es tu parte en esta
vida entre los trabajos que padeces debajo del sol. |
10 |
Todo
lo que puedas hacer, hazlo en tu pleno vigor, porque no hay
en el sepulcro, adonde vas, ni obra, ni razón, ni ciencia, ni
sabiduría. |
|
|
|
Incertidumbre
del destino |
|
|
11 |
Volví
a ver debajo del sol que no es de los ágiles el correr, ni de
los valientes el combate, ni aun de los sabios el pan, ni de
los entendidos la riqueza, ni aun de los cuerdos el favor, sino
que el tiempo y el acaso salen al encuentro de todos, |
12 |
y
que ni aun su hora conoce el hombre. Como pez que es capturado
en una siniestra red y como pájaro que se enreda en el lazo,
así se enredan los hijos de los hombres en el tiempo aciago
cuando de improviso cae sobre ellos. |
13 |
Otra
cosa he visto debajo del sol, que fue para mí de gran sabiduría:
|
14 |
haber
una ciudad pequeña con poca gente dentro, contra la cual vino
un gran rey y la asedió, levantando contra ella grandes fortificaciones; |
15 |
y
haber un hombre pobre, pero sabio, que con su sabiduría salvó
la ciudad. Y, sin embargo, de aquel hombre pobre nadie se acuerda. |
16 |
Entonces
me dije: Más vale la sabiduría que la fuerza; pero la sabiduría
del pobre es despreciada y sus palabras no son escuchadas. |
|
|
|
El
sabio |
|
|
17 |
Las
calmas palabras del sabio se hacen oír mejor que los gritos
del que manda a necios. |
18 |
Más vale la sabiduría que las armas de guerra, y un yerro destruye
mucho bien. |
|
Capítulo
10 |
|
|
1 |
Una
mosca muerta corrompe el ungüento del perfumista, y un poco
de locura puede pesar más que la sabiduría y la honra. |
2 |
Dirige
el sabio su mente a la derecha, y a la izquierda el necio. |
3 |
Por
cualquier camino que el necio vaya, le falta cordura, y todos
dicen: “Es un loco.” |
4 |
Si
el humor del que manda se levanta contra tí, no dejes tu puesto,
porque la mansedumbre impide grandes pecados. |
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Un
mal gobierno |
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5 |
Un
mal que he visto debajo del sol es un desacierto que emana del
soberano. |
6 |
Es
puesto el inepto en muchos puestos elevados, y los aptos se
sientan abajo. |
7 |
He
visto al siervo a caballo, y a los príncipes andar a pie como
siervos. |
8 |
El
que cava una fosa, dentro de ella cae, y el que deshace una
pared es mordido de la sierpe. |
9 |
El
que rueda una piedra se hace mal con ella, y el que parte la
leña corre peligro de herirse con ella. |
10 |
Si
el filo se embota y no se aguza, hay que poner más esfuerzo;
pero la sabiduría da el remedio. |
11 |
Si
muerde una serpiente no encantada, de nada vale el encantador |
12 |
Las
palabras de la boca del sabio son graciosas; pero al necio sus
labios le causan la ruina. |
13 |
El
comienzo de su hablar es necedad, y su final es funesto desvarío. |
14 |
El
necio multiplica las palabras. No sabe el hombre lo que es,
y lo que sucederá después de él, ¿quién se lo comunicará?. |
15 |
El
trabajo al necio le fatiga, pues no sabe ni por dónde ir a la
ciudad. |
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Templanza
y prudencia |
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16 |
¡Ay
de ti, país que tienes por rey a un niño y cuyos gobernantes
banquetean de mañana! |
17 |
¡Dichoso
tú, país que tienes por rey a un hombre noble y cuyos gobernantes
comen a su tiempo para refección y no por francachelas! |
18 |
Por
la negligencia se cae la techumbre y por la pereza se dan goteras
en la casa. |
19 |
Para
exultar se hace el pan, y el vino alegra la vida, y el dinero
sirve para todo. |
20 |
No
digas mal del rey ni aun con el pensamiento, ni digas mal del
rico ni en tu alcoba; porque los pájaros llevan la noticia y
un alado hará saber tus palabras. |
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Capítulo
11 |
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1 |
Echa
tu pan en las aguas, que después de mucho tiempo lo hallarás. |
2 |
Da
de lo tuyo a siete y aun a ocho, que no sabes el mal que podrá
venir sobre la tierra. |
3 |
La
nube preñada de lluvia la derramará sobre la tierra, y si el
árbol cae al mediodía o al norte, allí quedará. |
4 |
El
que al viento mira no sembrará, y el que mira a las nubes no
segará. |
5 |
Como
no sabes por qué camino entra el espíritu en los huesos, dentro
del seno de la mujer encinta, así no conoces la obra de Dios,
que es quien todo lo hace. |
6 |
Siembra
bien de mañana tu simiente, y a la tarde no dejes reposar tu
mano; que no sabes qué es mejor, si esto o lo otro, o si ambas
cosas son igualmente buenas. |
7 |
Dulce
es la vida y agradable a los ojos ver el sol. |
8 |
Mas
si el hombre viviere muchos años y en todos ellos gozase de
alegría, piense en los días de tinieblas, que serán muchos,
y que cuanto sucede es vanidad. |
9 |
Alégrate,
mozo, en tu mocedad, y alégrese tu corazón en los días de tu
juventud; sigue los impulsos de tu corazón y los atractivos
de tus ojos, pero ten presente que de todo esto te pedirá cuenta
Dios. |
10 |
Echa
la tristeza fuera de tu corazón y tente lejos del dolor, porque
mocedad y juventud son vanidad. |
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Capítulo
12 |
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La
Vejez |
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1 |
En
los días de la juventud acuérdate de tu Hacedor, antes de que
vengan los días malos y lleguen los años en que dirás: "No tengo
ya contento"; |
2 |
antes
de que se oscurezcan el sol, la luna y las estrellas, y vuelvan
las nubes tras el aguacero; |
3 |
cuando
temblarán los guardianes de la casa, y se encorvarán los fuertes,
y cesarán de trabajar las muelas porque son pocas, y se oscurecerán
los que miran por las ventanas, |
4 |
y
se cerrarán las puertas de fuera, y se debilitará el ruido del
molino y el canto de los pájaros, y se atenuarán las canciones, |
5 |
y
habrá temores en lo alto y tropezones en el camino, y florecerá
el almendro, y se pondrá pesada la langosta, y dará su fruto
la alcaparra, porque se va el hombre a su eterna morada y andan
las plañideras en torno a la plaza; |
6 |
antes
que se rompa el cordón de plata y se quiebre la ampolla de oro,
y se haga pedazos el cántaro junto a la fuente, y se rompa la
polea en el pozo, |
7 |
y
se torne el polvo a la tierra que antes era, y retorne a Dios
el espíritu que El dio. |
8 |
Vanidad de vanidades, dijo el Cohelet, y todo vanidad.
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EPILOGO |
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9 |
El
Cohelet, además de ser sabio, enseñó al pueblo la ciencia. Estudió,
investigó y compuso muchos proverbios. |
10 |
Procuró
el Cohelet hallar dichos placenteros y escribir rectamente palabras
de verdad. |
11 |
Las
palabras del sabio son como aguijones y como clavos hincados
de que cuelgan provisiones, y todas son dadas por un solo pastor. |
12 |
No
busques, hijo mío, más de esto, que el componer libros es cosa
sin fin y el demasiado estudio fatiga al hombre. |
13 |
El
resumen del discurso, después de oírlo todo, es éste: Teme a
Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el hombre todo, |
14 |
Porque Dios ha de juzgarlo todo, aun lo oculto, y toda acción,
sea buena, sea mala. |
C.R.Y&S |
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