cristoraul.org // El Vencedor Ediciones |
Esta es la Voluntad Presente de Dios:"Unifiquense todas las iglesias en una sola y única" |
|
CRISTO RAÚL DE YAVÉ
Y SIÓN
ZWINGLIO, EL VENENO DE LA SERPIENTE
ANÁLISIS Y
REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO
TERCERA
PARTE
No
es un fenómeno de hoy el que la Fuerza de la Opinión Pública ejerza una
influencia decisiva en el comportamiento de los individuos, las naciones y el
mundo. A lo largo de los siglos propios de la Europa Moderna la Fuerza de la
Opinión Pública ha sido una realidad tan importante como para llegar a ser incluso determinante en
nuestros días.
Tiempo
atrás hubiera sido difícil descubrir la fuente dónde comenzó a surgir este
fenómeno, al día de hoy el mejor aliado de los Poderes Privados y Públicos. El
estudio de la psicología de los pueblos nos conduce a creer que la Opinión
Pública como Fuerza al servicio de los Individuos y Estados es un producto
peculiar inherente a la naturaleza de la génesis de la Sociedad. El sistema
social creado se ha basado de siempre en una expresión inmediata explicativa
de los movimientos internos y de las expectativas que nuestra inteligencia
levanta a raíz de nuestra comprensión de la naturaleza del Tiempo.
Podemos
creer, y no nos equivocaríamos, que la Opinión Pública brotó de fuentes
antisociales ligadas a los intereses ocultos de los Individuos y Grupos a cargo
de la Administración de los Poderes del Estado. Con el fin de identificar su
Gobierno con el Estado Creado por todos y ligar el Futuro de la Sociedad al
futuro de la relación con el Poder que se les ha confiado para su
Administración, los Partidos Políticos y Organizaciones Privadas sobre las que se sostienen esos
Partidos, en defensa de su status quo alimentan y siembran ideas que se
apoderan de los corazones, nublan el pensamiento, esclavizan a los espíritus y los transforman en medios
anónimos sobre cuyas cabezas alcanzar esos fines privados que los
Administradores escriben para ser su historia, su epopeya, su odisea, su
épica para la eternidad.
Creada
la semilla de la Opinión Pública sus propiedades y características tienen
relación exclusivamente con sus creadores, quienes sirviéndose de los Poderes
del Estado expanden su creación hasta alcanzar círculos cada vez mayores. La
magnificencia de su fuerza se medirá por su victoria sobre la oposición que
habrá de vencer la Opinión Pública hasta arrastrar a las masas al punto de
ponerse de rodilla ante la Imagen Artificial sobre la realidad creada en
beneficio de sus autores. La realidad de
la imagen que inyectan en los pueblos no necesita tener una concordancia con la
Realidad que esconden de nuestros ojos aquéllos que le dieron forma para de
conseguir por todos los medios el fin que buscan. Una vez la bomba desatada su
Fuerza se extiende sobre infinitos círculos hasta moldear el
comportamiento de un modo planificado y
exponencialmente teledirigido hasta alcanzar el fin deseado.
Aunque
el Poder se enriquece a medida que va creciendo y se alimenta constantemente de
la experiencia de mentes cada vez más libres y fuertes, que, si bien a su vez
son permeables al bombardeo de las transformaciones de los tiempos, la
existencia de espíritus independientes le permite a la Sociedad contar con
hombres que no sólo no se dejan influir por esas bombas sin núcleo natural, sino que además por la
propia fuerza de sus inteligencias reaccionan contra ellas con invencible
energía. Gracias a su batalla contra los intereses privados de esos grupos de
Poder que hacen de los Estados palancas a su servicio para alcanzar el olimpo
de sus utopías egocéntricas, la Civilización se mueve sobre un campo de acción
en metamorfosis incesante. Gracias a ellos lo que en un principio fue creado y
lanzado para moldear el comportamiento de pueblos y naciones aborta como
doctrina para convertirse en burbujas sin consistencia histórica.
Siendo
la Opinión la razón de los ignorantes el fenómeno de su manipulación, en lugar
de combatirla y elevar la razón al estadio de la Inteligencia, no puede suponer
ni deja de ser un delito de los Poderes Privados y Públicos contra el Futuro de
la Civilización y el Bienestar de la Sociedad.
Obviamente
la Fuerza de la Sociedad para enfrentarse a la deriva de la Civilización en
manos de Grupos de Poder estacionados en
egos ajenos al Tiempo Universal ha ido creciendo en la medida que lo ha ido
haciendo ese Poder. La Historia de la Civilización es un libro abierto del que
aprender cómo se ha ido formando este
Fenómeno que llamamos la Opinión Pública. Pero es en el Siglo XVI, con la ayuda
de la Imprenta, recién salida de la fragua de Prometeo, que con más potencia y claridad podemos detectar la influencia y el uso de
esta Fuerza.
Innecesario
es afirmar que la Imprenta fue el Motor sin el cual lo que hubiera podido
quedarse en la rabieta de un abogado frustrado metido a fraile se transformó en
una verdadera Rebelión de Masas. Y aunque personalmente yo dude mucho de la Opinión de las Universidades sobre haber
sido la rebelión Luterana el Principio de la Edad Moderna, que, pinchando esa
burbuja debe verse y veo en el Descubrimiento de América, no deja de ser cierto
que la Edad Moderna, centrada en el Nuevo Mundo, al enajenar de los
acontecimientos europeos la Plenitud de la Fuerza del Ejército y Estado más
Poderoso del momento, el Estado y Ejército Español, hizo posible lo imposible,
que una rebelión aislada se convirtiera en un maremoto de proporciones
fratricidas colosales.
El
Descubrimiento de la Imprenta al servicio de la Opinión Pública Europea, y el
Descubrimiento de las Américas al servicio de la Civilización, privando a
Europa de los mejores teólogos y capitanes del momento, fueron los brazos que
le abrieron las puertas de Europa a una Imagen sin Núcleo Divino del
Cristianismo y de la Fe de la Iglesia.
Ahora
bien, quien impone su idea, sea por las buenas o por las malas, es quien
escribe la Historia de los acontecimientos vividos. Y así fue que una Opinión Pública
basada en una reacción sangrienta contra la Curia Vaticana desencadenase un Mal
Mayor que el Mal que pretendió curar.
Pero independientemente de estas fuerzas naturales los historiadores de la Reforma cerraron los ojos a la Gran Verdad en juego. La Reforma Protestante se trataba de la Ruptura y Destrucción de una Civilización fundada sobre una Religión Universal que durante quince siglos moldeó el pensamiento de las naciones europeas. Éste y no otro fue el fin hacia el que fue puesto en movimiento la Rebelión Protestante del Siglo XVI. Y al cerrar los ojos a la
Gran Verdad, que el Movimiento teledirigido hacia la Guerra Fratricida de los 30 Años, tuvo al
Cristianismo por Castillo a derribar, los historiadores, tanto Católicos como
de las iglesias nacidas de aquella Rebelión contra la Civilización
Católico-Europea, se olvidan de un detalle fundamental, de primerísimo orden:
El Cristianismo fue fundado por Dios y su Hijo, así que la pregunta es de
Necesidad: ¿Cómo pudieron unos y otros alienar a Dios de la Contienda? ¿Cómo se
ha podido escribir una Historia del Siglo XVI sin comenzar su Viaje contando
con la Presencia del Dios Creador de la Civilización Cristiana, y tratar los
acontecimientos como si el Hijo de Dios estuviese muerto y su Resurrección
hubiese sido sólo eso, una leyenda?
Ergo, asumida como Realidad la Historia del Género Humano en cuanto que un Capítulo en la Historia de la Creación del Universo, y la Fundación del Cristianismo y de la Iglesia en tanto que un Capítulo en la Historia de la Vida del Hijo de Dios, ¿bajo qué presupuestos se puede penetrar en el misterio del Origen de la Reforma alienando de sus fuentes la existencia del Enemigo de Dios y de su Reino? ¿Después de la Resurrección dejó de existir el Enemigo contra quien se escribieron estas palabras? : “VADE RETRO SATANÁS”. Infiriendo: ¿Mintió el Hijo de Dios en su Revelación Final, ese librito apocalíptico con el que cerró Dios su Libro, profetizando la Liberación de ese Satanás en forma de Diablo Eterno? ¿Mintió antes de la Resurrección profetizando la Siembra Maligna?
Recuérdese
que “el espíritu de Jesús es el espíritu de la profecía? Y después de Él no ha conocido el mundo más profeta.
La Profecía es un Atributo del Ser de Dios. Ningún profeta habló jamás en nombre propio. Hablar en nombre propio hubiese sido una acción esquizofrénica egolatrizante maligna. El Profeta es Dios. Él es el Señor de los Profetas. Sea porque siendo Todopoderoso y Omnipotente puede anunciar lo futuro en presente, sea porque siendo Omnisciente e infinitamente Sabio conoce los efectos en el futuro de las causas presentes, no existe Profeta fuera de Dios. La profecía es un Atributo de su Espíritu. De aquí que cuando con toda Naturalidad el Siervo de Dios escriba: “El espíritu de Jesús es el espíritu de la profecía”, no esté hablando de un profeta por encargo, sino de un Profeta por Espíritu, es decir, de la misma Naturaleza de Dios, su Padre. Con “Jesús” los Profetas pasan a la Historia. No será la profecía lo que distinguirá a la Nueva Religión, sino el
espíritu de Inteligencia, que comienza inmediatamente a manifestarse y alcanza
su status natural cristiano con San Agustín. La propiedad, el atributo que le será la esencia y sustancia al Cristianismo
será el espíritu de inteligencia. No en vano todas las ciencias y las artes, el
derecho y la jurisprudencia encontraron en la Civilización cristiana campo
fertilísimo, hasta el punto que podemos decir, sin complejo de ningún tipo, que
sin el Cristianismo el mundo no hubiera superado la Caída y Destrucción de la
Civilización Romana. Sin la Iglesia el Viaje de la Civilización desde Egipto, Sumeria, Babilonia e Israel al Renacimiento Europeo nunca se
hubiese producido. Sin el Cristianismo aquella Carrera de Relevos en el que la República Romana recogiera de la Democracia Griega el Testigo de la Civilizacíon, sin la Intervención de la Iglesia Católica en la Historia del Mundo la Civilizacion nunca hubiese superado
la Caída del Imperio. El Género Humano hubiese sido enterrado definitivamente
bajo la piel de una bestia suicida que no dejaría de matar hasta devorarse a sí
misma.
Resulta
pues un fenómeno sorprendente que los actores de los acontecimientos religiosos
del Siglo XVI y sus historiadores, tanto de uno como de otro bando, dejasen de
lado, alienasen de la Contienda lo que hace del Cristianismo la Única Religión
Verdadera del Universo: La Presencia de Jesús a la Diestra de Dios, y el
Imperio de Dios sobre el desarrollo de los acontecimientos que el Diablo, el
Enemigo del Hombre y de Cristo, estaba dirigiendo hacia el fin en su cabeza
forjado : La destrucción de la Casa que el Hijo de Dios fundó en la Tierra y
sus Hermanos en el Espíritu edificaron, hablo de la Iglesia Católica.
Iglesia contra la que Ulrico Zwinglio se levantó, viniendo a sus paisanos con la misma astucia de aquella Serpiente que se acercó a Eva afirmando venir en nombre de Dios. Y que curiosamente venía para destruir lo que Dios creó. Porque en la cabeza de aquellos enviados del
Enemigo de Cristo estaba que Dios había decretado la destrucción de la Casa
Fundada por el Hijo de sus entrañas increadas, y elegía para que le edificaran
casa acorde a sus mentes y naciones a
estos nuevos apóstoles, quienes declaraban falso el Evangelio del Espíritu
Santo, según el cual la Iglesia Católica es la Esposa del Señor Jesús, ese
mismo Jesús del que se lee que su Espíritu es el de la Profecía, de manera que no hay Profeta después de Él, y
siendo el Hijo de Dios por su Palabra el Futuro deviene
Presente. De aquí que cuando se diga “Dijo Dios”, se escriba inmediatamente, “y
así se hizo”, sin importar el viaje de la Palabra a la Acción Consumada. Y aquí
es donde está la Fe: NO en el Conocimiento de cómo se hacen las cosas sino en
la Creencia todopoderosa de que la Palabra de Dios es Dios.
El
Conocimiento que conduce a la Vida Eterna es el Conocimiento perfecto del Hijo
de Dios. Que se hizo carne para que el Evangelio no fuese una doctrina religioso-filosófica y sí una
contemplación en vivo de sus fundamentos. Este es el Evangelio del Espíritu
Santo que el Testador legó a su Esposa y sin cuya firma no puede haber otro, ni
lo hubo ni lo habrá.
Saltándose
este Conocimiento tanto Lutero como Zwinglio y Calvino trajeron otros
evangelios en lo que ellos vinieron a ser la cabeza de sus iglesias, y quien
tuviese la propia, es decir, no pensase como ellos, eran ipso facto condenados a muerte.
La
inteligencia de las naciones europeas en aquel siglo no era precisamente muy
elevada. El Renacimiento fue un movimiento típico Latino que no llegó a
Alemania. De haber seguido la Historia su curso natural también hubiese
llegado. El Odio contra la Civilización Católica exorcizó esta influencia. La
Imprenta al servicio de la Reforma hizo de Fuerza creadora de una Opinión
Pública descarnadamente expuesta, en
razón del analfabetismo y la ignorancia de las masas, a los bulos contra el
Evangelio del Espíritu Santo que le sirvieron a Lutero y sus consiervos de
caballo de Troya.
Siguiendo con su ataque de separación de
Cristo con su Iglesia, habiendo visto en las tesis anteriores que el fin
buscado por los Reformadores no era otro que crearse una iglesia propia sobre
la que erigirse cabezas de ellas, sueño que Enrique VIII realizó, Zwinglio siguió
escribiendo:
12.
Por eso obran neciamente, aunque no por
causa de la cabeza (ya se realizan esfuerzos, mediante la gracia divina, para
restablecer el valor de la cabeza), sino que decimos del obrar necio porque ya
no estamos dispuestos a soportarlo, sino que deseamos escuchar solamente lo que
la cabeza dice.
La egolatría que
expone en esta tesis el Suizo no tiene desperdicio. La
intención subliminal oculta que descubre no lo tiene menos. Zwinglio sólo
quiere escuchar lo que la cabeza le dice, y todo el mundo debe escucharle a él, con quien Dios está en
comunicación directa. No sabemos por cuál línea, pero se entiende que Zwinglio
sólo quería escuchar lo que su cabeza
tenía que decirle.
El Suizo daba por
supuesto o bien que su cabeza era la de un dios, ergo: infalible y
omnisciente, o bien que alguien le hablaba a su cabeza y él escuchaba y seguía
la palabra de la Voz que le entraba por esa cabeza. Según su parecer el obrar neciamente de la Curia procedía de
no escuchar la voz de quien le hablaba a su cabeza y le decía lo que debía
hacer. Esa Voz era la única que él quería escuchar, y siendo él el mensajero de
esa Voz Oculta que a nadie más que a él le hablaba, todo el mundo debía
escucharle a él para obrar rectamente. Porque:
13.
Oyéndola, se aprende a conocer la
voluntad de Dios en forma clara y precisa, y gracias al Espíritu de Dios el hombre
es atraído hacia Dios y transformado en EL.
Observemos que no dice “leyéndola”. Zwinglio insiste: “oyéndola”.
Oyendo la Voz que le hablaba a su cabeza Zwinglio se sentía en comunicación directa y viva con Dios, quien le daba a conocer su voluntad, destruir la Fe Católica y el Evangelio de la Iglesia que durante 16 siglos, comenzando su Viaje desde y por el propio Jesucristo, se había extendido por todas las naciones del Viejo Mundo y en esos días ponía sus pies en el Nuevo. Señoras y señores, los pies de la Iglesia son los pies de Jesucristo, que en aquel Siglo por fin los ponía en el Nuevo Mundo, de cuyas plantas nacieron las iglesias de la América Latina. ¿Acaso estaban ciegos aquéllos Reformadores, o no querían ver el Milagro del Descubrimiento del Nuevo Mundo? ¿Pero de qué evangelio
estaban hablando aquéllos siervos del enemigo de Cristo? ¿De verdad creyeron
que mientras el Señor hacía suyo el Nuevo Mundo Dios entregaba a su destrucción el
Mundo que tanto trabajo le costara levantar de las ruinas del Imperio Romano?
La Voz que les hablaba directamente y los ponía en comunicación directa
con ese Dios Oculto del que recibían la Voluntad de Dios: destruir la Casa de
Cristo en la Tierra, era la Voz de aquella Serpiente que con su veneno
convenció a Eva a declararse por la Guerra una vez haber disfrutado del Amor.
14.
Por esta razón todos los cristianos deberían poner su
máxima atención en que en todo el mundo sea predicado únicamente el Evangelio.
En el Evangelio está
escrito que la Iglesia edificada por el Espíritu Santo de los Apóstoles es la
Esposa del Señor, Ese Jesús del que se dice que su Espíritu es el de la
Profecía y cerrando Dios su Libro una
vez revelado que el Hijo de Dios es Dios Verdadero de Dios Verdadero: se cerró la Edad de los Profetas. Ya nunca jamás
conocería el Mundo otro Profeta.
Este es el Evangelio
de los Apóstoles que la Iglesia heredó. Y vivió en el conocimiento de que los
Milagros y los Profetas pertenecían a la Biblia. En adelante era el espíritu de
inteligencia en el Hombre el que debía
luchar por la Civilización y la salvación del género humano. Lucha que no
estaría exenta de tensiones y revoluciones, que ya se manifestaron en la Edad
de los Apóstoles. San Pedro el primero en manifestarlo cuando dejó escrito “vuestra Fe probada, más preciosa que el oro,
que se corrompe aunque acrisolada por el fuego”. Corrupción de la que la
Historia de las Iglesias hace maravilla por su continuidad “para alabanza,
gloria y honor de Jesucristo” su Fundador, el mismo que abriendo su Fundación
profetizó que su Casa sería expuesta a la prueba de maremotos, terremotos,
tormentas, diluvios y toda suerte de tragedias, en cuya Victoria celebrarían en
alabanza su gloria y su honor.
¿Acaso no sabían
esto quienes tenían, como el Suizo, comunicación
directa con Dios?
15.
Porque nuestra salvación consiste en creer en el Evangelio y,
por el contrario, nuestra condenación consiste en la incredulidad. Y es que el
Evangelio contiene claramente toda la verdad.
Y Toda la Verdad es
ésta: Que el Señor es el Esposo de la Iglesia Católica. Y quien se alza contra
la Esposa se alza contra su Esposo. ¿Acaso no está esto escrito? ¿O será que el Suizo no sabía leer? Porque escrito está: “Donde hay
Testamento es necesario que suceda la muerte del Testador”. De donde la
pregunta siguiente: Quién no tiene Esposa ni Hijos ni familiares a los que
dejar Herencia ¿qué Testamento debiera firmar?
Luego si hay
Testamento y Muerte del Testador, hay Esposa y Descendencia. La segunda a la manera
que estaba Cristo en Eva, y la primera a la manera que lo estuvo Israel en
Abraham. Sobre la primera dice Dios ·”No prevalecerán contra Ella las puertas
del Infierno”, y sobre el segundo “Se adueñarán de las puertas de sus
enemigos”. Quien testa es Dios, y como desde el Principio existe el Fin, la
Esposa como la Descendencia estaba en Presente en su Ser aunque en el Tiempo
fuese Futuro.
Destruir a la Madre en la Esposa era destruir a su Descendencia. El fuego de la Voz que les hablaba en sus cabezas tenía ese destino. Matando a la Esposa mataría a esa Descendencia nacida para vencer a todos sus enemigos. Lejos estaban los Reformadores de este Evangelio del Espíritu Santo, “hablado
en privado entre los perfectos”.
16.
En el Evangelio y del Evangelio se aprende que las doctrinas
y los preceptos humanos no ayudan en absoluto para salvación.
Contra esta Voz del
Dios Oculto de los Reformadores basta traer al frente la Voz del Dios Visible, cuando dijo y dice: “Si no vierais las Obras que hago en
nombre de mi Padre no creeríais”.
¿Veis en
qué manera las obras son necesarias para la Salvación de las almas?
Cristo no vino a
salvarse a sí mismo, sino a salvar a los demás. Cristiano es aquel que sigue su
Ejemplo y acorde a su Evangelio realiza obras a Imagen y semejanza de las del hijo del Hombre en beneficio de la salvación de las almas de
quienes no lo han conocido o de quienes aún no creen. Quien niega el Valor de
las obras realizadas en Cristo para la Salvación del Género Humano niega a
Dios, rechaza a Cristo y se convierte en un Anticristo.
Cristo no necesitó
de obra alguna para ser salvado. El Cristiano no
necesita de las obras propias para ser salvado, ha sido salvado por las obras
de Cristo Jesús. Siendo Su proyección en la carne el Cristiano vive según el mismo Principio de la salvación por las obras realizadas por el Hijo de Dios en el Hombre. Este es el Evangelio del Espíritu Santo. Es el
Evangelio de la Iglesia desde su Nacimiento. Y será su Evangelio por la
eternidad.
Dicho esto: ¿Cómo
podía al anticristo sonarle a Palabra de Dios la Carta de Santiago Apóstol? “La
Fe sin las obras de Cristo es fe muerta”.
¿Qué obras son esas sino? : “Dad de comer al hambriento, vestid al desnudo, cuidad a los enfermos, socorred a los huérfanos y viudas, no matéis, no adulterareis, no envidiéis, no juzguéis a vuestro prójimo, perdonad, amad a vuestros enemigos, no robes, no testifiques en falso, ama la paz y la justicia, sed misericordiosos, amad a Dios sobre todas las cosas y a vuestro prójimo como a vosotros mismo, honra a tu padre y a tu madre, santifica el domingo, ama a tus hermanos, conduce a la Fe a tus hijos…” Este es el Evangelio de la Iglesia, heredado de su Esposo y defendido y expandido por las cuatro regiones de la Tierra. Cada cual responde de sus obras. Si por ellas se pierden las almas, por ese delito serán juzgados, sean papas, cardenales u obispos. Si por tus obras salvas el alma de tu prójimo, por su alma serás honrado y alabado delante de Dios. Y por la salvación de un alma son borrados los muchos pecados de un hombre. Así está escrito, y acorde a esta Palabra seremos juzgados todos los hombres. Siervos como pueblo de Dios. Y bienaventurado aquel
a quien el Señor no le imputa delito.
CONTINUARÁ
En el nombre de Jesucristo:
Con el fin de que todos los hombres conozcan a su Creador la inteligencia es el Poder con el que Dios ha vestido a su Creación, de manera que no pueda el Hombre volver a ser engañado ni la Tentación tenga Poder sobre la voluntad de sus hijos. Desgraciadamente este Poder Divino con el que el Creador ha vestido a su Creación es usado por muchos para hacer todo lo contrario; en lugar de rechazar la Mentira se sirven de este Poder para hacer de la Mentira el medio por excelencia para esclavizar la voluntad de sus congéneres. Siguen el camino de Satanás, quien conociendo las leyes de la Ciencia del Bien y el Mal usó su inteligencia para arrastrar al Género Humano lejos de su Creador; y lo que es más monstruoso, para hacer del Hombre un enemigo de Dios, y declararle la Guerra a su Reino. Arrastradas a este campo de
batalla las naciones de todas las épocas hemos estado luchando, desde la Caída
y Ruina del Primer Reino del Mundo, cuyo rey fue Adán, padre de Noé, padre de
Abraham, padre de David, padre de Jesús, hijo de María de Nazaret, hija de
Sara, hija de Eva, en el ejército equivocado.
El Poder Divino que nos fue dado para crear un Mundo
establecido sobre la Verdad, la Justicia y la Paz, por el Odio y la Envidia de
Satán hacia el Rey de los Cielos, cuyo Trono deseaba hacer suyo: ese Poder Divino
vino a transformarse en nuestros padres antiguos en lo que las garras y la fuerza bruta les son a las bestias. En nuestros padres la Inteligencia dejó de ser un Poder Creador para transformarse en un
Poder Destructor. El ser humano vino a emparentarse con las bestias, ente ellas
la más letal, la más peligrosa, para sí mismo, para todas ellas, y para la
propia Tierra.
A la altura del Segundo Milenio de nuestra Era, en
especial en el Siglo XVI, la Inteligencia buscó liberarse de la Ley por la que
ese Poder Creador había estado buscando su Camino hacia su verdadera Naturaleza. La Civilización
Cristiana, una vez descubierto el Nuevo Mundo, se halló al borde de dar un
gran salto cualitativo en la Historia. Así que no miento diciendo que a
principios del Siglo XVI el Mundo Cristiano Europeo se halló en la misma posición, aunque las circunstancias fuesen
distintas, en las que se halló el Reino Mesopotámico bajo Adán, su primer Rey,
el Alulim de la Lista Real Sumeria. Aquel Primer Rey de los hombres se halló al borde de dar un Salto Histórico Maravilloso: la Proyección
de las fronteras geográficas naturales de su Reino a las Cuatro Regiones de
la Tierra. Es decir, extender su Civilización a la plenitud de las familias del
mundo.
No pudo ser. Intervino en aquel Proyecto un factor antinatural, extraño, que se había mantenido en el alma de un Dios Oculto, quien manipulando las
circunstancias de la Adolescencia Ontogénica que vivía el Hombre se aprovechó de su Inocencia para conquistar su Pensamiento y emparentarlo con el del Príncipe de las Tinieblas, ese mismmo Dios Oculto que sobreviviendo a su propia decadencia hizo suya la Mente de otro hombre, Lutero por nombre.
Para conseguir ganarse la Voluntad de aquel Primer Rey, Satán se enfundó las vestiduras de un ángel Enviado por Dios para abrirle a al Reino de Adán la puerta de la Guerra Santa. No por el Amor sino por la Guerra el Primer Rey extendería las fronteras de su Reino a todas las familias de la Tierra. Acorde a aquel Dios Oculto que vive en Satanás tal era la Voluntad de Dios, y así debía cumplirse. Miles de años después, la Redención ya acometida, la Europa Cristiana ya afirmada,
aunque bajo ataque mortal, y habiendo puesto sus pies en la otra orilla del
Océano, cumplida la Profecía del Señor y Rey Jesucristo: sus piernas a
ambas orillas del Océano, Satanás volvió
a la carga, y vistiendo a su siervo de enviado de Dios sembró en el Reino
Cristiano Europeo la Semilla de la Guerra Civil Fratricida que, si todo le
saliera bien al Enemigo del Rey Divino y del Hombre, desde dentro le abriría al
enemigo la puerta a Roma. Una vez destruido el Reino de Jesucristo en Europa el
trabajo de miles de años sería reducido
a polvo y la Civilización, hundida para siempre
jamás en el bestialismo, ya nunca volvería a renacer. Dios, Creador del Género
Humano, habría perdido la Batalla por la Salvación del Hombre, y el Rey de los
Cielos, Jesucristo, tendría que arrodillarse delante de Satán, su Enemigo.
Sobra decir que un Plan de Destrucción de esa
magnitud no fue planeado de la noche a la mañana. Satanás llevaba siglos planeando
esa Batalla. El Sueño de los Obispos Católicos tras la Victoria sobre las
convulsiones medievales de los dos siglos precedentes relajó la Vigilancia de
los Cardenales y regalándose la confianza de la Invencibilidad se entregaron a
todos los vicios y perversiones contra los que Cristo entregó su Vida. La perversión del pensamiento en que se
establecieron, que mientras permaneciesen dentro de la sotana ni el mismo Juez
Todopoderoso podría pedirles cuentas de sus delitos, pensamiento que fue el
Origen de la Reforma cuando fue usado precisamente contra ellos, fue la
causa del grito de Guerra contra la
Iglesia que se oyó lo mismo en Alemania
que en Italia e Inglaterra.
Pero si los Siervos de la Iglesia fueron perversos y en el convencimiento de que ni aunque violaran a la Madre de Cristo podrían ser juzgados por Cristo mientras cometiesen sus crímenes ad maioren dei gloriam; la maldad en la que se establecieron los Rebeldes Protestantes fue confundir a los siervos con la Esposa del Señor. Los siervos del Señor son los siervos de
su Esposa. El Sacerdote es Siervo de la Iglesia; pero la Iglesia es la Esposa
del Señor. ¿Y desde cuándo el Señor y su Esposa pueden ser condenados por la
perversión de sus siervos?
Los siervos responderán ante su Señor de los delitos
por los que la Gloria de su Santa Esposa fue manchada. Los siervos, no la
Esposa, es la que se sentará ante el Tribunal del Señor para responder de sus
crímenes y delitos contra la Madre de su Descendencia.
Esta Realidad diferencial entre el sacerdote y la
Iglesia fue la que cegados por Satanás los Rebeldes Protestantes no supieron comprender.
Ya se lo dijo el Señor y Rey a su Pueblo: “Si tu brazo o tu ojo te escandaliza, sácatelo,
córtatelo, que mejor te será entrar en el Reino de Dios manco o tuerto que con el brazo y el ojo enfermo ser arrojado al
Infierno”.
Desde el Obispo de Roma al sacerdote más humilde todos son sacerdotes, y como tales sacerdotes todos son siervos de la Iglesia, y en cuanto tales forman parte de su Cuerpo, pero mientras que el Sacerdote está bajo la Ley del Señor, y si enfermo con malignidad debe ser amputado del Cuerpo, la Iglesia es la Esposa del Rey de los Cielos y como tal permanece por la Eternidad al lado de su Señor, de quien es su Cuerpo Visible delante de su Reino Universal Sempiterno. No decimos nada más. Ni digo nada menos. La Pornocracia maligna en la que los siervos de la Iglesia cayeron mientras el Rey de los Cielos le abría a su Reino en la Tierra las fronteras al Nuevo Mundo es conocida de todos. El historiador que pasa por alto la inmundicia que aquellos siervos arrojaron sobre la Gloria de la Esposa del Señor no es un historiador, es un miserable. Pretender anular la Ley del Señor sobre su Cuerpo en razón del servicio a siervos instalados en el delito, haciendo de la Sotana un Exorcismo contra el Propio Señor y Juez de toda su Casa, no es de historiadores, es de esclavos sin moral, sin ley, ni honor ni dignidad. El Dilema en que el Dios Oculto de la llamada Reforma Protestante encerró a unos y otros tiene su Reflejo Original en la Caída de Adán y Eva, y el consecuente Fratricidio entre sus hijos. Recuérdese la Guerra de los Treinta Años. Obviamente si los siervos fueron delincuentes y
sirvieron al Diablo en la creencia de servir a Cristo, los otros creyendo
servir a Cristo sirvieron al Diablo al ofrecerle la Cabeza de la Esposa de
Cristo en una bandeja a los príncipes de este mundo.
Ciertamente Dios Padre previno esta Contienda desde
antes de Liberar al Diablo de su Prisión a principios del Segundo Milenio de
nuestra Era. Su Hijo conoció esta Contienda interna y la profetizó en la
Parábola de la Siembra Maligna.
Dadas las circunstancias de la Liberación y estando
en el Horizonte la Bandera de la Salvación de la Plenitud de las naciones, era necesario recrear en el Siglo de Lutero
el acontecimiento que tuvo lugar en el Siglo de Adán, a fin de que el Futuro
pudiese liberarse y vestido del Poder de la Inteligencia Jesucristiana nuestro Siglo blindase la Voluntad del Género Humano con el Pensamiento de Dios.
Dios juzgará a todos. Nosotros no somos nadie para
juzgar a los hombres que protagonizaron los acontecimientos del Pasado. Pero la
Inteligencia nos ha sido dada para descubrir la Mentira y deshacer esas cadenas pintadas
de oro por el Diablo y la Muerte para atraer a todos los ignorantes a la misma prisión
en la que será encerrado por la
Eternidad el autor y Dios Oculto de la Reforma, Satanás por nombre.
Las 67 tesis de Zwinglio acompañaron a las de Lutero en el esquema general que el Diablo se hizo mirando
a la Destrucción de la Iglesia Católica y la Conquista de Roma por el Imperio
Otomano. Ya conocemos en qué quedó ese Plan Maligno. El Imperio Otomano ha
desaparecido de la Tierra. La Esposa del Señor y Madre de su Descendencia está
más viva que nunca, y, aunque en su Vejez, le ha engendrado Descendencia a su
Señor.
Lo que pasó, pasado está. No somos quienes para juzgar a nadie, pero sí que somos quienes para combatir las Mentiras que les han sido legadas a las naciones cristianas, a fin de que liberadas de ellas encuentren abierta la Puerta a la Fraternidad Universal perdida. Zwinglio, siervo del Diablo, aunque en su ignorancia,
pues tanto él como sus hermanos de armas contra la Iglesia creyeron estar
sirviendo a Dios; Zwinglio basó su Pensamiento
anticatólico (y por tanto anticristiano, como demostraré en el análisis de las
tesis que publicó y defendió pisando sobre el cadáver de todo el que se le
opuso) en las 67 frases lapidarias que siguen y que abriré en canal para que
arrancada la máscara se le vea el rostro al verdadero autor y productor de la
Rebelión Protestante contra la Esposa del Señor, su Esposo Jesucristo, y Dios,
Padre de ambos Esposos.
PRIMERA PARTE
1
Yerran y ofenden a Dios todos los que dicen que nada vale el Evangelio
si no es confirmado por la Iglesia.
Comenzamos. Y
preguntamos: ¿De qué evangelio está hablando el autor de esta tesis? ¿Ha
existido acaso algún otro evangelio fuera del que selló con su Sangre el
Espíritu Santo, y legado por Cristo a su
Esposa Católica en herencia sempiterna Ella defendió durante los XVI siglos que
transcurrieron desde el Nacimiento a la Reforma, y ha seguido defendiendo en su
Pureza Original desde el Siglo XVI a nuestros días?
¿Acaso no fue
confirmado el Evangelio que el Señor en su Testamento le legó a su Esposa, la
Iglesia Católica Romana, por el Espíritu
Santo en el Concilio de Nicea?
¿No quedó en ese
Concilio establecido por Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que el Evangelio
Verdadero y Único que descendió del Cielo y se hizo Carne: es el recibido
en Herencia por la Esposa de Cristo de
la mano de los Apóstoles?
¿Cómo entonces puede
existir otro evangelio que el confirmado por Dios en el Concilio de Nicea y en
propiedad exclusiva y sempiterna de la Santa Madre Iglesia Católica Romana y
Apostólica?
Pregunto: ¿Cuántos
evangelios conocieron su edad de oro desde que fue escrito el primero de todos
por el Espíritu Santo?
Los llamaron los
Apócrifos. Éstos fueron escritos por magos y judeocristianos que buscaron, unos
manipular a las masas, y los otros confundir a los verdaderos cristianos. La
lectura de tales panfletos
anticristianos no dio fruto más allá de permanecer en círculos gnósticos sin
futuro. En el Concilio de Nicea el
Espíritu Santo que vive en la Esposa del Señor echó al fuego esos evangelios de
la infancia y de los seudoapóstoles, confirmó como
Verdadero y Único Evangelio de Dios el Canon Bíblico Católico, Herencia de la
Iglesia, según el Testamento de su Esposo y Señor
Igualmente el
evangelio de Arrio fue echado al fuego por el Espíritu Santo. Y con
él lo fueron los distintos evangelios que envueltos en sotanas pretendieron
venir de Dios. De tal forma y manera que una vez entrada en su Herencia, “pues
donde hubo Testamento era necesaria la muerte del Testador”, la Iglesia recibió
de Dios la Confirmación del Evangelio que le fue legado por su Esposo, y nadie
puede venir con otro evangelio que el que posee en Herencia la Esposa del Señor
y Madre de su Descendencia: a no ser que venga del Diablo, el Enemigo de la Corona
de Jesucristo, Esposo de la Iglesia y su Cabeza Espiritual
sempiterna. De manera que cuando Ella
dice: “El Cuerpo de Cristo”, y el Pueblo responde “Amén,” el Pueblo cree y vive que Ella es ese Cuerpo,
del que el Sacerdote es parte viva.
ASÍ PUES: ¿Quién era
este ladrón que pretendió levantar a los hombres para desheredar a la Esposa de
quien al Señor Dios, nuestro Rey
Jesucristo, le debía Descendencia?
¿Acaso le dio Dios al
Hijo de su Corazón una Esposa con entrañas estériles como tierra seca que nunca
dará fruto? Entonces ¿por qué el Espíritu Santo dijo?: “La Creación entera
aguarda con el corazón en un puño el nacimiento de los hijos del Señor, la
Gloria de la Libertad de los hijos de Dios por Herencia”.
De nuevo: ¿De quiénes
fue la sangre que se vertió en Italia, España, Francia y Grecia durante los
tres siglos que fueron desde la Resurrección al Concilio de Nicea? ¿No fue ese
el precio que la Iglesia Católica y sus pueblos pagaron por el evangelio en
propiedad sempiterna? Pues aunque recibido en propiedad por el Testamento de su
Señor, el precio de conservarlo en sus manos y preservarlo hasta el fin de los
tiempos en su Poder fue pagado con la sangre italiana, española, francesa y
griega. Así que habiendo Confirmado el Evangelio al precio de la Sangre Católica
Romana, ¿quién era ese ladrón que vino a robarle a la Iglesia su Herencia?
No ofende quien dice
la verdad. La verdad ofende a quien ama la mentira. No yerra Dios, yerra quien
cree que puede enfrentarse a Dios y poner de rodillas al Creador del Universo.
En esta Primera
Tesis el ladrón de almas que la firmó descubrió sus cartas, sus intenciones, y
la magnitud de la hipocresía con la que firmó sus tesis se descubre en la que
sigue:
2
He aquí resumido el Evangelio: Nuestro Señor Cristo Jesús, el
verdadero Hijo de Dios, nos ha dado a conocer la voluntad de su Padre celestial
y con su muerte inocente nos ha redimido y reconciliado con Dios.
La hipocresía del lobo bajo la piel
del cordero no puede ser más transparente. La bestialidad de la inteligencia
del pueblo al que se dirige, no es menos cristalina.
El que escribe presenta la tesis como
si durante 16 siglos ninguna nación ni ningún hombre hubiesen escuchado
semejantes palabras, como si el Espíritu Santo en los Apóstoles no hubiese
regado las naciones de la Europa Romana con este evangelio.
El que escribe, Zwinglio,
tubo al que leía por un animal incapaz de comprender una sola letra, y que prefería
justificar su discapacidad intelectual sacándose voluntariamente los ojos. El
lector no quería ver que quien firmaba era un ladrón de almas que para bendecir
su robo se apropiaba del evangelio confirmado por la Iglesia Católica en el
Concilio de Nicea, recibido de las manos del Espíritu Santo, quien a su vez lo
recibió de las manos del Hijo de Dios, a quien le fue confiado por Dios, su
Padre, y por ambos, Hijo y Espíritu Santo sellado con Sangre y entregado en
heredad a la Esposa del Señor Jesús, de quien tendría su Descendencia, a la
espera de la cual la creación entera mantendría su corazón en un puño: el Puño
de Dios.
Así pues no sólo no hay evangelio otro
sino el Confirmado por Dios y por Él testado a la Esposa de su Hijo, nuestro
Rey Jesucristo, sino que quien predica otro evangelio viene del Diablo y su rey
y señor es Satanás, bajo cuya bandera, como se verá durante este análisis,
cabalgó el firmante de este evangelio anticatólico. Su anticristianismo es
flagrante cuando dice:
3
Por eso es Cristo el único camino de salvación para todos los
hombres que fueron, son y serán.
Y Cristo es la
Cabeza de la Iglesia, Su Cuerpo, según el Designio Omnisciente y Todopoderoso
de Dios Padre: “Serán los dos un solo Ser, una única Realidad: Cristo”.
¿Lo que Dios unió
con la Sangre del Espíritu Santo puede ser separado por el Diablo?
¿Una Criatura se
atreve a retar a su Creador a un duelo a muerte y cree en su demencia poder
vencer al Señor del Infinito y de la Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo?
La hipocresía del
firmante es la de aquella Serpiente Maligna que se acercó a Eva con palabras
envenenadas encerradas en una botella dorada. Zwinglio escribe : “Cristo es el único camino de
salvación”. ¡Aleluya! Palabras jamás oídas en las montañas de los cantones helvéticos, palabras que jamás
conocieron eco entre las grandes cimas de los Alpes suizos. “Señoras y señores:
El Camino es Cristo, ayer, hoy y siempre”, y el pueblo salvaje de las montañas
dobla sus rodillas y dice:
“Amén amén amén,
Cristo es Dios,
y Zwinglio su profeta”.
4
Cualquiera que busque o indique otra puerta yerra e incluso
es un asesino de las almas y un ladrón.
En efecto, el mismo Zwinglio al cerrar la Puerta de la Iglesia, que es Cristo, se denuncia a sí mismo como asesino de almas y un ladrón. Porque ¿de quién está hablando y a quién está denunciando al decir eso? ¿No está escrito en el Evangelio confirmado por la Iglesia que la Puerta es Jesús, y que Jesús es el Cristo de Dios? ¿Estaba acusando el ponente a la Iglesia por haberle mentido al mundo y decirle que la Puerta a Dios, y por consiguiente a la Vida eterna, era y es su Esposo, Jesucristo? ¿O lo que pretendía este Zwinglio era poner otra puerta a la vida eterna que no era ni podía ser otra que él mismo? Pues sabemos que la Puerta es la Doctrina, que bajó del Cielo y se hizo
Hombre, Obra Maravillosa de Dios, que en sus Profeta ya la anunciara diciendo
“Haré una Obra Maravillosa tal que si os la contara no os la creeríais”. En
efecto, la vieron y no la creyeron. En lugar de hablar Dios le dio a su
Doctrina un Cuerpo que se podía tocar, ver, hablar con Él. Cristo Jesús era esa Obra Maravillosa
anunciada en sus Profetas. La Doctrina era Él. Él era la Puerta. Una Puerta
Viva, Divina. Y quien trae otra doctrina y separa a la Esposa del Esposo, es un
asesino de almas, un ladrón al servicio del Infierno. Lógico por tanto que el
ladrón denuncie a su enemigo de lo que precisamente él es con el fin fin de confundir a quien lee y alejándole de la Puerta del Paraíso, que es Cristo Jesús, lo conduzca a la puerta del Infierno.
La fuente de la
astucia de aquel siervo del Sembrador Maligno se descubre en la siguiente tesis.
5
Por consiguiente, todos cuantos enseñan falsas doctrinas
diciendo que son iguales al Evangelio o que valen más que éste ignoran lo que es el Evangelio.
¿Y qué es lo que
estaba haciendo este siervo del Sembrador Maligno si no enseñar una falsa
doctrina según la cual Dios no le dio Esposa a su Hijo? ¿Acaso incluso en las
traducciones de estos siervos malignos no se lee que el Esposo estaba entre los
Invitados, sus Discípulos? ¿Quién era su Esposa? ¿No lo dijo el Espíritu Santo?
: “Cristo es la Cabeza de la Iglesia” Y si Cabeza, de la Iglesia, la Iglesia es
ese Cuerpo en el que se cumple la Palabra del Todopoderoso y Omnisciente Creador
del Cosmos: “Buscarás con ardor a tu Marido, que te dominará”, es decir, “será
tu Señor”. En cuya Unión se cumple cobra Vida la Palabra Todopoderosa Palabra
del Padre de la Eternidad, cuando dice: “Serán los dos, Esposa y Esposa, una
sola cosa: un Ser Único, una Realidad Indivisible Sempiterna”.
¿No fue ésta la
Doctrina del Espíritu Santo que haciéndose Apóstol a la Imagen y Semejanza del
Señor sembró la Semilla de la Vida eterna en las naciones romanas? ¿Qué
falsedad enseñó la Esposa de Cristo a las naciones europeas? ¿Qué Evangelio
distinto al que le fue Testado por su Esposo defendió Ella durante los 16
siglos transcurridos desde Su Resurrección? ¿De qué estaba acusando este siervo
del Sembrador Maligno a la Esposa del Señor? ¿Estaba manipulando la pornocracia de los
siervos para matar a la Esposa del Señor?
En verdad esos
siervos responderán de sus conductas, por cuyos actos fue blasfemado el Nombre
de la Esposa, y el Juicio del Señor será acorde a Justicia. Pero el Juicio
sobre quienes usaron esa perversión de los siervos para entrar en la Casa del
Señor buscando Matar a su Esposa, ¿cómo
será?
Que Dios los coja
confesados ese Día, porque es de justicia que el amo y sus siervos sean sujetos
de la misma condenación. ¿Quién es pues el que ignora lo que es el evangelio sino
quien no entiende que Cristo es la Doctrina de Dios Hecha Carne, cuya Carne es
la Iglesia Católica, su Santa Esposa y Madre de su Descendencia, según lo
dispuesto por Dios Padre desde antes de ser ambos concebidos, según lo escrito:
“Tu Descendencia se apoderará de las puertas de sus Enemigos”.
Evidentemente esa
Descendencia no se refería a la Casa de Abraham, pues su nación fue destruida
por sus enemigos. Pero Sí a la Casa de Cristo, a Cuya Descendencia Legó en su
Testamento la Victoria sobre los Enemigos de su Reino.
Este es el Evangelio
de Dios por el que su Hijo entregó su Vida. Y siendo Todopoderoso dobló sus
Rodillas ante la Sabiduría de su Padre y Dios, en cuyo Corazón la Esperanza de
Salvación de la plenitud del Género Humano le fue confiada en Testamento a su Esposa, la Iglesia, de quien le
vendría, como a Sara en su Vejez, esa Descendencia engendrada para Vencer.
Obra Maravillosa
desde el principio al Fin es la de Dios en su Hijo. Obra contra la que el
Sembrador Maligno se levantó y contratando a siervos, a los que escondió bajo
sotana, puso en sus bocas el veneno del Odio con el que conducirían a las
naciones cristianas a la Guerra Civil Fratricida en la que han vivido desde la
Rebelión Protestante hasta finales del
Siglo XX.
Si Zwinglio y sus hermanos en el Anticristo hubiesen conocido
la Sabiduría de Dios se hubiesen cortado la lengua antes de proferir un asola
palabra contra la Iglesia Católica, la Esposa del Señor, Cristo Jesús: el Verbo hecho carne, el Evangelio, la Doctrina
Viva de Dios en Cuerpo de Hombre.
6
Porque Cristo Jesús es el jefe y capitán por Dios prometido a
los hombres y por Dios enviado
Los siervos del
Sembrador Maligno hacían suya la Cristología de la Iglesia para lanzándola contra
la propia Iglesia levantarse como héroes delante de un pueblo de ignorante y
brutos, discapacitados intelectuales en las cosas del Cielo y de Dios.
La sotana fue la máscara que el Diablo les dio a sus siervos para Ocultar el origen de la luz que iluminaba sus rostros. Y aun así en sus palabras se descubre el desprecio al Hijo de Dios, cuya Gloria Divina reducen a ser un mero capitán y jefe de los ejércitos de Dios. La Gloria del Rey
Todopoderoso que Dios le ha dado a su Reino, a cuyos pies ha puesto Dios toda
su Creación y en cuyas Manos ha depositado su Padre la vida y la muerte de
todos los pueblos de la Creación, Jesucristo: Dios Hijo Unigénito, el Señor que
con su Omnipotente Palabra le ordenó a las infinita estrellas de los Cielos que ocupasen sus lugares en las
Constelaciones del Firmamento, la Gloria del Señor de todo lo que existe en la
Tierra reducida a la de un mero jefe y
capitán. La Gloria del Todopoderoso Hijo de Dios que con su Brazo le
aplastó la Cabeza al Príncipe de las Tinieblas y nos abrió el Camino al Árbol
de la Vida Eterna, cuyo Fruto es el AMOR, la Gloria del Hijo por el que el
Corazón de Dios Padre late, y su Espíritu vive en la Felicidad, reducida a la
mera gloria de un capitán y jefe.
He aquí el evangelio
del Zwinglio. A todo esto y a nada más que esto se
redujo el nuevo evangelio de este siervo del Sembrador Maligno. El orgullo de
los brutos y salvaje montañeses alpinos fue salvado, ensalzado, y glorificado
gracias a este apóstol de este nuevo evangelio que bajó de su Trono al Hijo de
Dios y lo rebajó a la altura de cualquier otro hombre, un mero capitán y jefe ... Eso sí, prometido
a los hombres y enviado por Dios …
7
… para que él fuese la salvación eterna y la cabeza de todos
los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él, sería un cuerpo muerto, incapaz
de emprender nada.
En verdad únicamente quien jamás leyó a los Padres de la Iglesia podía asumir una sola palabra de este mensajero de las tinieblas como si este apóstol maligno estuviese predicando una doctrina jamás oída. Visto esto no es de extrañar que estos mensajeros cegasen a todos los pueblos que les siguieron cerrando la Puerta de los Padres de la Iglesia mediante el subterfugio de la Sola Biblia. Evidentemente la prensa apenas si se había inventado, y apenas un 1% de la población europea del momento sabía leer y escribir. Este detalle es ocultado por todos los historiadores del Siglo XVI. El analfabetismo de la población europea del siglo XVI era cuasi absoluto. Y no solo en las clases sociales bajas, sino que muchas de las casas pertenecientes a las clases aristocráticas firmaban con una X. El Renacimiento, hoy tan célebre, fue un fenómeno de élites. Hoy nos maravillamos de los Miguel Ángel, Rafael, Galileo, y congéneres, pero en aquellos días, sobre el terreno, el Renacimiento, como el Humanismo, fueron movimientos muy elitistas. La inmensa mayoría de la población europea era analfabeta, ignorante y, en consecuencia, bruta. La Rebelión Anticatólica le cerró las puertas al Renacimiento en las naciones que aplastadas por el Puritanismo Protestante cegaron las vías a la Difusión del Conocimiento de los Padres de la Iglesia de un sitio y del otro a la Herencia Filosófica y Científica Clásica. Tenían la Biblia, ya no necesitaban leer ningún libro otro. El Delito contra la Civilización que, una
vez la Imprenta descubierta, cometió la Rebelión Protestante cegando esas vías
y reduciéndolo todo a la Biblia, como si
la Biblia hubiese sido descubierta y nunca antes conocida, es un delito contra Humanidad que dando
por fruto la Guerra de los Treinta Años pesa sobre la Conciencia de las
naciones que cultivando en el futuro aquella ceguera y el odio correspondiente
pusieron las bases de las Guerras Mundiales del Siglo XX.
El Cultivo de las Lenguas Clásicas que el Renacimiento con tanto esmero entregó al Humanismo, cultivo del que se esperaba producir una elevación de la Inteligencia Europea mediante el acceso de las naciones a la Herencia de los Padres y Clásica, fue traicionado por una Rebelión Anticristiana que se sirvió de la inmoralidad de unos siervos blasfemos para seguir encerrando a los pueblos cristianos en la brutalidad que procede de la ignorancia. La manipulación contra Humanidad por
quien tiene por Guerra Santa la destrucción del enemigo que se crea en su
cabeza, y hace depender la vida de todo el universo de la suya propia, sembró
en el Odio a las Naciones Católicas aquel Fanatismo que andando el tiempo las conduciría
a todas al campo de batalla de Gog y Magog, en el que el Amo de tales Rebeldes confió destruir
la Civilización Cristiana bajo las botas de Stalin e Hitler.
Parece natural que unos listos se aprovechen de la ignorancia de tanto analfabeto para montarse un sistema de vida en el que ellos serán los nuevos dioses, vivirán como tales y como tales matarán a todo el que se levante para arruinarles el negocio. Esto ha sido siempre así. Los Elegidos del Dios Oculto de la Reforma Proptestante mataron a muchos, p murieron descansando enobre las olas
del mar de sangre que derramaron a la salud de sus egos psicópatas.
Psicopatología que no admitía que nadie les dijera qué es la verdad y qué es la
mentira. Psicopatología por la que ellos estaban en comunicación directa con
Dios y de Dios recibían la orden de
matar a todo el que se opusiera a sus designios de destruir a la Iglesia
Católica.
Del Diablo no se
podía esperar otra cosa, pero de hombres criados por esa Iglesia… El que nace
de un Traidor se convierte en traidor. El Amo traicionó a Dios, sus siervos
traicionaron a la Esposa del Señor. Como dijo el sabio: “Nada nuevo bajo el
sol”. Porque decir que sin Jesucristo todo hombre está muerto y pretender hacer creer
que se dice algo nuevo suena a imbecilidad tan enorme que derivando de ella comprendemos la
enormidad de la ignorancia en la que vivieron los pueblos del Siglo XVI.
En verdad Jesucristo es la Cabeza de toda la Creación por Disposición de su Padre. Él es Rey Sempiterno Todopoderoso, Juez Universal Omnisciente, Señor Omnipotente y Sumo Sacerdote Universal, Cabeza de la Casa de los hijos de Dios, de manera que todo lo que existe tiene vida por Amor a Él. En fin, esta es la Doctrina del
Espíritu Santo en los Padres de la Iglesia. Antes de que la Siembra Maligna
comenzara en Alemania esta Doctrina ya estaba escrita; era el Legado de los Padres
de la Iglesia.
Sin embargo esta
Tesis no está refiriéndose a esta Doctrina. Para nada. El ponente está
desafiando al Espíritu Santo. Zwinglio no se refiere
a la Gloria del Hijo de Dios, sino a la de Cristo, Cabeza de la Iglesia, a la
que aparta, y negando a Dios afirma que todos los hombres, siguiendo la
demencia de Lutero y de sus discípulos, todos los hombres son sacerdotes.
¿Perdone?, ¿quiere
decir que todos los Israelitas eran sacerdotes?
El Antiguo Templo de
Jerusalén da lugar a uno Nuevo, que baja del Cielo. Cristo es este Templo. El
Nuevo sigue recibiendo el Nombre del Antiguo porque este Antiguo es el
Prototipo del Nuevo.
El Antiguo Templo de
Jerusalén fue el Corazón y el Alma de una Religión. Dios lo erige a fin de que
el Prototipo sea el Original a cuya Imagen se levantará el Nuevo.
Y así se hace. El Servicio Aaronita pasa y cede su Lugar al
Sacerdocio Cristiano. En el Antiguo el Sumo Pontificado pasaba de padres a
hijos. En el Nuevo Sacerdocio Dios instaura un Sumo Sacerdote Divino, que no
pasando deviene Sumo Sacerdote Universal, Cabeza de todos los Sacerdotes
Cristianos, todos siervos de Dios, un Cuerpo Santo al Servicio del Nuevo
Templo, Templo Vivo, Eterno, en el que se adora a Dios y ante el cual
únicamente el Sumo Sacerdote Divino puede mantenerse de pie en su Presencia.
Era este Nuevo Templo del que Jesucristo es la Cabeza de todos los sacerdotes cristianos que suceden al sacerdocio aaronita por Disposición Divina: este era el Templo que el Sembrador Maligno se dispuso a echar abajo. Y contrató “al hijo de la perdición” a fin de que atacando su Edificio desde distintos puntos echaran abajo sus muros, abriesen puertas por donde entrar y acabaran con la Esposa de Cristo. Muerto al Cuerpo, acabada la Cabeza.
Muerto el Cuerpo,
Cristo quedaría impotente para seguir obrando en el mundo. En palabras de este
discípulo del hijo de la perdición: Dios,
sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada.
La demencia consiste
en echarle un pulso a Dios. Retar a Dios fue la perdición de aquel quien un día
fue llamado hijo de Dios, por nombre Satán.
SEGUNDA PARTE
Es lo propio de las serpientes escupir su veneno. No en vano Dios llamó Serpiente a quien hasta entonces llamó hijo, y a quien vemos más tarde, aun habiendo soltado su veneno, presentándose ante Dios como si nada hubiese pasado. Los sabios de todos los tiempos en su infinita ignorancia tomaron la palabra al pie de la letra y donde Dios llamó “Serpiente” a Satán ellos vieron una serpiente. Y aun cuando está demostrado por los milenios vividos que las bestias no hablan, los sabios de todos los tiempos para salvar su infinita ignorancia afirmaron que todo fue una mentira, que jamás existió un sitio llamado el Edén, ni Dios existe. Es la condición natural de los elegidos según el mundo ponerse la máscara del Diablo para ocultando su verdadero rostro presentarse como ángeles que vienen en nombre de Dios. Incapaces para ver su verdadero rostro en el Espejo del Hijo de Dios, que el Diablo escondió tras la máscara de sabiduría bajo la que enterró sus infinitas ignorancias, los elegidos no reconocieron nunca más Verdad que la propia y por ella se juraron meterle fuego al mundo, siguiendo en todo el ejemplo de Satanás, su Maestro, Señor y Rey. Zwinglio fue otro de los muchos que por su conducta fueron la
antítesisde Cristo. Donde Cristo puso su vida antes que tomar la de sus enemigos, ellos
pisaron el cadáver de sus críticos; donde Cristo puso Misericordia con el
pecador, ellos pusieron la pena de muerte para todos los pecadores... Y basta: “Por
su obras los conoceréis”. Y por sus obras digo que fueron miembros del
Anticristo, su Señor y Amo. Y en obediencia a su Amo éste siervo del Diablo
escribió lo siguiente:
8.
De aquí se colige: Primero: Todos los que viven en Cristo
como cabeza son sus miembros e hijos de Dios, o sea, la Iglesia o comunión de
los santos, la esposa de Cristo, la «Ecclesia Catholica», es decir, universal.
La Doctrina del Dios
es esta: Su Hijo es la Cabeza de todos los Poderes de su Reino. Jesucristo es
la Cabeza de los ejércitos de YAVÉ Dios; Jesucristo es la Cabeza del Tribunal
de Justicia de Dios; Jesucristo es la Cabeza del Sacerdocio del Templo Universal
en el que se Adora a Dios. Jesucristo es
Rey, Juez y Señor. Unos son sacerdotes, otros son soldados, otros son
ministros, otros somos Ciudadanos de su Reino. Así que ¿de dónde procede este
veneno por el que cada hombre es un dios, a la vez soldado, ministro, sacerdote
y ciudadano del su Reino? ¿Cada hombre es rey, señor y sumo sacerdote de la
Casa de Dios? ¿Es esto lo que significa ser hijo de
Dios?
Necios, sabios de
infinita ignorancia a quienes vuestro Amo y Señor OS VISTIÓ DE ENVIADOS DE
DIOS, eso mismo que decís que sois es lo que pidió Satanás y le negó Dios, y en
rebelión, Satán, esa Serpiente Maligna,
le declaró la Guerra a su Reino. ¿En qué
cabeza cabe que Dios, el Creador del Universo, cuya Perfección supera la imaginación y la ciencia de todo
hombre, conciba un Edificio Social sobre las bases de un Individuo que al mismo
tiempo es rey, juez, sacerdote, ministro, pastor, y ciudadano? ¿Habéis perdido
el juicio? ¿Acaso merece la pena discutir semejante tesis?
Si estuviésemos
entre aquella masa de bestias brutas que llenaron los Alpes suizos en el siglo
XVI ciertamente la pena de muerte sería nuestra condena. Es el pago del Diablo
contra sus enemigos. Que pagaríamos con gusto, pues la gloria de los santos es
el Paraíso; pero el pago del Diablo a sus siervos es el Infierno. Así que si
aún hay algún demente que se crea rey, señor, juez, sacerdote, ministro y
ciudadano, es decir, un clon del Hijo de Dios en persona, que dé un paso
adelante.
Discutir esta tesis
es hablar con un loco. Sigamos leyendo su demencia:
9.
Segundo: Así como los miembros corporales nada pueden
si no son regidos por la cabeza, tampoco puede nadie nada si está en el cuerpo
de Cristo sin su cabeza, que es Cristo.
En efecto, por esto la Destrucción de
la Iglesia, del Sacerdocio Católico, del Cuerpo de Cristo: fue la prioridad del
Diablo, matando al Cuerpo hacía de su Cabeza, Dios Hijo Unigénito, un Poder sin
fuerza en la Tierra.
Y aquéllos enviados del Infierno cumplieron
a la perfección con su trabajo al servicio del Diablo, su Amo. Si no
consiguieran su objetivo no fue por las ganas que pusieron los esclavos de la
Serpiente, por cuyas bocas el Veneno se esparció en abundancia por toda Europa,
conducida como una bestia a la Guerra Fratricida de los Treinta Años.
¿Necios de infinita sabiduría, cuál
será sobre vosotros el Juicio del Todopoderoso y Omnisciente Jesucristo en el Día de vuestro
Juicio?
Necios enviados del Diablo que os
hicisteis pasar por Enviados del Señor Jesucristo, ese Enemigo al que
pretendisteis destruir destruyendo su Cuerpo en la Tierra. Queriendo salvar el
Honor de Cristo os comportasteis como el loco que para acabar con su dolor de
cabeza se corta el cuello.
Yo digo que temblareis de espanto cuando el Señor
cuya Esposa buscasteis destruir, y a cuyo pueblo condujisteis a la Guerra
Civil, os despierte de los muertos y os llame a responder de vuestro servicio
al Diablo.
Y ay de vosotros todos los que
acogisteis en vuestros pueblos el Veneno de la Serpiente como Miel bajada del
Cielo. Si a vuestros descendientes les queda aún un gramo de inteligencia os
arrancarán de la lista de sus ancestros.
Pero el delito de los siervos del
Sembrador Maligno, dando por muerto el Cuerpo y descolgada la cabeza, se
consumó cuando en su locura se
plantearon crear un nuevo cuerpo a la medida de cada uno, de los que ellos
serían sus cabezas... Y la cabeza de ellos sería Cristo, elevándose de esta
manera a la condición de los dioses a la manera que la Serpiente le dijo a
Adán: “Serás como los dioses”.
Adán lloró en gritos que subieron al
Cielo cuando comprendió el Engaño y la Traición de la que fue sujeto. Aquellos
siervos del Diablo no lloraron sino que bailaron el baile del Infierno sobre
los millones de cadáveres de Cristianos sobre los se edificaron cuerpos, y
sobre los que ellos serían sus cabezas ... y las cabezas de ellos serían Cristo, y
la Cabeza de Cristo es Dios... Ergo, ellos eran dioses y como tales tenían en
sus manos el Poder de la Vida y de la Muerte. Y en ejercicio de esta divinidad
alcanzada en vida este siervo de Satanás hablaba así:
10.
Si ya actúan los hombres neciamente cuando sus miembros obran
sin contar con la cabeza y en consecuencia se hieren entre sí y salen
perjudicados, igualmente obran neciamente los miembros de Cristo si intentan
emprender algo sin su cabeza: Cristo. Lo que hacen es herirse a sí mismos y
sobrecargarse con leyes imprudentes.
¿Quién es este que sujeta el
Comportamiento de quien es Dios Hijo Unigénito a la conducta de seres que no
somos más que un pedazo de barro cuya existencia depende de la Palabra de Dios?
¿Quién es este necio que habla de Dios como si fuese un simple mortal al que se
le puede encadenar y poner de rodilla? En lugar de seguir el ejemplo del Cristo
del que habla, en lugar de gritar VADE RETRO SATANÁS, este necio, como Lutero, como Enrique VIII, como
Calvino, se puso de rodillas al precio de ser dios por un día. En su vanidad
exenta del poder de la cabeza, escribió que:
11.
De aquí procede el que veamos cómo los preceptos promulgados
por gente que llamamos «clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su
rango, sus títulos y leyes son la causa de toda necedad; porque no concuerdan
con la cabeza.
De la serpiente el veneno en verdad.
CONTINUARÁ.
|