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CRISTO RAÚL DE YAVÉ
Y SIÓN
EL VENENO DE LA SERPIENTE ANÁLISIS Y
REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO
I.-“LA ESPADA Y LA PALABRA”II.- LA DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN JESUCRISTIANAIII.- LA SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIOIV.- EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL Y LA ECLESIÁSTICAV.- LA
INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR
VI.- LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE CRISTOVII.-LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO
PRÓLOGO
En el nombre de
Jesucristo:
Con el fin de que todos
los hombres conozcan a su Creador la inteligencia es el Poder con el que Dios
ha vestido a su Creación, de manera que no pueda el Hombre volver a ser
engañado ni la Tentación tenga Poder sobre la voluntad de sus hijos.
Desgraciadamente este
Poder Divino con el que el Creador ha vestido a su Creación es usado por muchos
para hacer todo lo contrario; en lugar de rechazar la Mentira se sirven de este
Poder para hacer de la Mentira el medio por excelencia para esclavizar la
voluntad de sus congéneres. Siguen el camino de Satanás, quien conociendo las
leyes de la Ciencia del Bien y el Mal usó su inteligencia para arrastrar al
Género Humano lejos de su Creador; y lo que es más monstruoso, para hacer del
Hombre un enemigo de Dios, y declararle la Guerra a su Reino.
Arrastradas a este
campo de batalla las naciones de todas las épocas hemos estado luchando, desde
la Caída y Ruina del Primer Reino del Mundo, cuyo rey fue Adán, padre de Noé,
padre de Abraham, padre de David, padre de Jesús, hijo de María de Nazaret,
hija de Sara, hija de Eva, en el ejército equivocado.
El Poder Divino que nos
fue dado para crear un Mundo establecido sobre la Verdad, la Justicia y la Paz,
por el Odio y la Envidia de Satán hacia el Rey de los Cielos, cuyo Trono
deseaba hacer suyo: ese Poder Divino vino a transformarse en nuestros padres
antiguos en lo que las garras y la fuerza bruta les son a las bestias. En
nuestros padres la Inteligencia dejó de ser un Poder Creador para transformarse
en un Poder Destructor. El ser humano vino a emparentarse con las bestias, ente
ellas la más letal, la más peligrosa, para sí mismo, para todas ellas, y para la
propia Tierra.
A la altura del Segundo
Milenio de nuestra Era, en especial en el Siglo XVI, la Inteligencia buscó
liberarse de la Ley por la que ese Poder Creador había estado buscando su
Camino hacia su verdadera Naturaleza. La Civilización Cristiana, una vez
descubierto el Nuevo Mundo, se halló al borde de dar un gran salto cualitativo
en la Historia. Así que no miento diciendo que a principios del Siglo XVI el
Mundo Cristiano Europeo se halló en la misma posición, aunque las
circunstancias fuesen distintas, en las que se halló el Reino Mesopotámico bajo
Adán, su primer Rey, el Alulim de la Lista Real
Sumeria. Aquel Primer Rey de los hombres se halló al borde de dar un Salto
Histórico Maravilloso: la Proyección de las fronteras geográficas naturales de
su Reino a las Cuatro Regiones de la Tierra. Es decir, extender su Civilización
a la plenitud de las familias del mundo.
No pudo ser. Intervino
en aquel Proyecto un factor antinatural, extraño, que se había mantenido en el
alma de un “Dios Oculto”, quien manipulando las circunstancias de la
Adolescencia Ontogénica que vivía el Hombre se aprovechó de su Inocencia para
conquistar su Pensamiento y emparentarlo con el del Príncipe de las Tinieblas,
ese mismo “Dios Oculto” que sobreviviendo a su propia decadencia hizo suya la
Mente de otro hombre, Lutero por nombre. Esclavizado por este “Dios Oculto”
se vino a imponer en el Siglo XVI no la Ley de la Fraternidad Universal en Dios
Creador, sino la Ley de la Dictadura de los príncipes elevada a condición
divina como camino a la Civilización de la Plenitud de las Naciones.
Para ganarse la
Voluntad de aquel Primer Rey, hijo de Dios, Adán, otro hijo de Dios, Satán, se
enfundó las vestiduras de un ángel Enviado por Dios para abrirle al Reino de
Adán la puerta de la Guerra Santa. No por el Amor sino por la Guerra el Primer
Rey extendería las fronteras de su Reino a todas las familias de la Tierra.
Acorde a aquel “Dios Oculto” que vive en Satanás tal era la Voluntad de Dios, y
así debía cumplirse.
Miles de años después,
la Redención ya acometida, la Europa Cristiana ya afirmada, aunque bajo ataque
mortal, y habiendo puesto sus pies en la otra orilla del Océano, cumplida la
Profecía del Señor y Rey Jesucristo: sus piernas a ambas orillas del Océano,
Satanás volvió a la carga, y vistiendo a su siervo de enviado de Dios sembró en
el Reino Cristiano Europeo la Semilla de la Guerra Civil Fratricida que, si
todo le saliera bien al Enemigo del Rey Divino y del Hombre, desde dentro le
abriría al enemigo la puerta a Roma. Una vez destruido el Reino de Jesucristo
en Europa el trabajo de miles de años sería reducido a polvo, y la
Civilización, hundida para siempre jamás en el bestialismo, ya nunca volvería a
renacer. Dios, Creador del Género Humano, habría perdido la Batalla por la
Salvación del Hombre, y el Rey de los Cielos, Jesucristo, tendría que
arrodillarse delante de Satán, su Enemigo.
Sobra decir que un Plan
de Destrucción de esa magnitud no fue planeado de la noche a la mañana. Satanás
llevaba siglos planeando esa Batalla. El Sueño de los Obispos Católicos tras la
Victoria sobre las convulsiones medievales de los dos siglos precedentes relajó
la Vigilancia de los Cardenales, y regalándose la confianza de la
Invencibilidad se entregaron a todos los vicios y perversiones contra los que
Cristo entregó su Vida. La perversión del pensamiento en que se establecieron,
que mientras permaneciesen dentro de la sotana ni el mismo Juez Todopoderoso
podría pedirles cuentas de sus delitos, pensamiento que fue el Origen de la
Reforma cuando fue usado precisamente contra ellos, fue la causa del grito de
Guerra contra la Iglesia que se oyó lo mismo en Alemania que en Italia e
Inglaterra.
Pero si los Siervos de
la Iglesia fueron perversos y en el convencimiento de que ni aunque violaran a
la Madre de Cristo podrían ser juzgados por Cristo mientras cometiesen sus
crímenes ad maioren dei gloriam; la maldad en la que se establecieron los Rebeldes Protestantes fue
confundir a los siervos con la Esposa del Señor.
Los siervos del Señor
son los siervos de su Esposa. El Sacerdote es Siervo de la Iglesia; pero la
Iglesia es la Esposa del Señor. ¿Y desde cuándo el Señor y su Esposa pueden ser
condenados por la perversión de sus siervos?
Los siervos responderán
ante su Señor de los delitos por los que la Gloria de su Santa Esposa fue
manchada. Los siervos, no la Esposa, es la que se sentará ante el Tribunal del
Señor para responder de sus crímenes y delitos.
Esta Realidad
diferencial entre el sacerdote y la Iglesia fue la que cegados por Satanás los
Rebeldes Protestantes no supieron comprender. Ya se lo dijo el Señor y Rey a su
Pueblo: “Si tu brazo o tu ojo te escandaliza, sácatelo, córtatelo, que mejor te
será entrar en el Reino de Dios manco o tuerto que con el brazo y el ojo
enfermo ser arrojado al Infierno”.
Desde el Obispo de Roma
al sacerdote más humilde todos son sacerdotes, y como tales sacerdotes todos
son siervos de la Iglesia, y en cuanto tales forman parte de su Cuerpo, pero mientras
que el Sacerdote está bajo la Ley del Señor, y si enfermo con malignidad debe
ser amputado del Cuerpo, la Iglesia es la Esposa del Rey de los Cielos y como
tal permanece por la Eternidad al lado de su Señor, de quien es su Cuerpo
Visible delante de su Reino Universal Sempiterno.
No decimos nada más. Ni
digo nada menos. La Pornocracia maligna en la que los
siervos de la Iglesia cayeron mientras el Rey de los Cielos le abría a su Reino
en la Tierra las fronteras al Nuevo Mundo, es conocida de todos.
El historiador que pasa
por alto la inmundicia que aquellos siervos arrojaron sobre la Gloria de la
Esposa del Señor no es un historiador, es un miserable. Pretender anular la Ley
del Señor sobre su Cuerpo en razón del servicio a siervos instalados en el delito,
haciendo de la Sotana un Exorcismo contra el Propio Señor y Juez de toda su
Casa, no es de historiadores, es de esclavos sin moral, sin ley, ni honor ni
dignidad.
El Dilema en que el
Dios Oculto de la llamada Reforma Protestante encerró a unos y otros tiene su
Reflejo Original en la Caída de Adán y Eva, y en el consecuente Fratricidio
entre sus hijos. ¡Recuérdese la Guerra de los Treinta Años!
Obviamente si los
siervos fueron delincuentes y sirvieron al Diablo en la creencia de servir a
Cristo, los otros creyendo servir a Cristo sirvieron al Diablo al ofrecerle la
Cabeza de la Esposa de Cristo en una bandeja a los príncipes de este mundo.
Ciertamente Dios Padre
previno esta Contienda desde antes de Liberar al Diablo de su Prisión a
principios del Segundo Milenio de nuestra Era. Su Hijo conoció esta Contienda
interna y la profetizó en la Parábola de la Siembra Maligna. Recordémosla:
“Les propuso el Hijo de Dios otra
parábola, diciendo: Es semejante el reino de los cielos a uno que sembró en su
campo semilla buena. Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo y sembró
cizaña entre el trigo y se fue. Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces
apareció la cizaña. Acercándose los criados al amo, le dijeron:
Señor, ¿no has sembrado semilla buena en
tu campo? ¿De dónde viene, pues, que haya cizaña?
Y el Hijo de Dios les contestó: Eso es
obra de un enemigo.
Dijéronle:
¿Quieres que vayamos y la arranquemos?
Y el Hijo de Dios les dijo: No, no sea
que, al querer arrancar la cizaña, arranquéis también el trigo. Dejad que ambos
crezcan hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: Tomad
primero la cizaña y atadla en haces para quemarla, y el trigo recogedlo para
encerrarlo en el granero”.
Complementando esta Doctrina el propio
Hijo de Dios envió a uno de sus ministros para anunciarle a su Iglesia el
Decreto de Liberación del Sembrador Maligno, el Diablo, pasado un Milenio, en
la Tierra. Pues se entiende que la parábola viene de Dios, y siendo el espíritu
de Jesús el espíritu de la Profecía, en la Parábola Dios anunciaba SU Sentencia ad eternum contra Satanás en el Juicio Final del Mundo Antiguo, que sería seguida por un
Decreto de Liberación temporal hasta su
Destierro de la Creación. Cuando es dada la Parábola el C ampo Cristiano aún no
existía, de manera que la Siembra del
Maligno no podría realizarse sino cuando ese Campo incluyese en sus límites al Cristianismo, y
de aquí que conociendo el Hijo por la Profecía en la Parábola el Decreto del
Padre continuamente le pidiese a sus siervos los Obispos de la cristiandad que
se mantuviesen vigilantes. Vigilancia
que a la vez no podría impedir su caída en ese Sueño que sería aprovechado por
el Sembrador Maligno para sembrar su Cizaña Fratricida.
Ahora bien, la Profecía siendo verdadera,
cual se ve en los acontecimientos de la División de las iglesias, nosotros
comprendemos que como Dios no hace nada en el mundo sin los hombres, y todo lo
hace en los hombres, el Diablo no podría hacer su Siembra Maligna sino en los hombres. Para lo cual, como ya lo
hiciera en el Edén, tendría que tentar y conquistar para su proyecto de destrucción de la Cristianismo,
destrucción necesaria para destruir al Género Humano, como se ve que estuvo a
punto en el Siglo XX durante la Segunda Guerra Mundial, donde de nuevo volvió
Alemania a prestarle su cuerpo para que obrase esa destrucción; en orden a
realizar su Siembra Maligna durante la Noche de los Obispos tendría Satán que
ganarse para su Siembra a un puñado de hombres.
La Cuestión es porqué Dios liberó al
Diablo, cuestión que ya he respondido en
La Historia Divina de Jesucristo. Regresando a la respuesta, digo que dadas las circunstancias de la Liberación y
estando en el Horizonte la Bandera de la Salvación de la Plenitud de las
naciones, Dios vio necesario, de un sitio, recrear en el Siglo de Lutero el
acontecimiento que tuvo lugar en el Siglo de Adán, a fin de que el Futuro
pudiese liberarse y vestido del Poder de la Inteligencia Jesucristiana nuestro
Siglo blindase la Voluntad del Género Humano con el Pensamiento de Dios; y del
otro sitio, mostrarle al Cielo y a la Tierra el porqué de la Sentencia ad eternum contra Satán y sus generación de rebeldes a la Ley de la del Creador, quienes
ni habiendo sido condenados y teniendo la Oportunidad de pedir Misericordia a
su Juez delante de la Creación entera prefirieron una vez más ser desterrado al
Infierno de las Tinieblas Exteriores a seguir viviendo en un Mundo donde la Luz
de la Verdad es el sol que le da Vida a todos los seres.
El juicio que a los hombres les merezca esta
Libertad de YAVÉ DIOS PADRE para hacer según su Sabiduría lo que le es mejor al
universo de los pueblos que, como hijos de su Brazo y Ciudadanos del reino de
su Hijo, vivimos de su Amor por la Vida
no tiene respaldo por la Inteligencia. Dios, en Jesucristo, juzgará a todos,
siervos de la Iglesia y siervos del Diablo. Nosotros no somos nadie para juzgar
a los hombres que protagonizaron los acontecimientos del Pasado. Pero la Inteligencia
nos ha sido dada para descubrir la Mentira y deshacer esas cadenas pintadas de
oro por el Diablo y la Muerte para atraer a todos los ignorantes a la misma
prisión en la que será encerrado por la Eternidad el autor y “Dios Oculto” de
la Reforma, Satanás por nombre.
Las 67 tesis de
Zwinglio acompañaron a las de Lutero en el esquema general que el Diablo se
hizo mirando a la Destrucción de la Iglesia Católica y la Conquista de Roma por
el Imperio Otomano. Ya conocemos en qué quedó ese Plan Maligno. El Imperio
Otomano ha desaparecido de la Tierra. La Esposa del Señor y Madre de su
Descendencia está más viva que nunca, y, aunque en su Vejez, le ha engendrado
Descendencia a su Señor.
Lo que pasó, pasado
está. No somos quienes para juzgar a nadie, pero sí que somos quienes para
combatir las Mentiras que les han sido legadas a las naciones cristianas, a fin
de que liberadas de ellas encuentren abierta la Puerta a la Fraternidad
Universal perdida. Y en la Unidad descubran las naciones la Imagen del
Hombre en Dios que de sus almas fue borrada por la Caída de Adán y la Traición
de Satán.
Zwinglio, siervo del Diablo, aunque en
su ignorancia, pues tanto él como sus hermanos de armas contra la Iglesia
creyeron estar sirviendo a Dios; Zwinglio basó su Pensamiento anticatólico (y
por tanto anticristiano como demostraré en el análisis de las tesis que publicó
y defendió pisando sobre el cadáver de todo el que se le opuso) en las 67
frases lapidarias que siguen y que abriré en canal para que arrancada la
máscara se le vea el rostro al verdadero autor y productor de la Rebelión
Protestante contra la Esposa del Señor, su Esposo Jesucristo y Dios, Padre de
ambos Esposos.
PRIMERA
PARTE
“LA ESPADA Y LA PALABRA”
CAPÍTULO UNO
1.-Yerran y ofenden a
Dios todos los que dicen que nada vale el Evangelio si no es confirmado por la
Iglesia.
Comenzamos.
Y pregunto: ¿De qué
evangelio está hablando el autor de esta tesis? ¿Ha existido acaso algún otro
evangelio fuera del que selló con su Sangre el Espíritu Santo, y que, legado
por Cristo a su Esposa Católica en herencia sempiterna, Ella defendió durante
los XVI siglos que transcurrieron desde el Nacimiento a la Reforma, ha seguido
defendiendo en su Pureza Original desde el Siglo XVI a nuestros días, y seguirá
defendiendo con su Existencia por la Eternidad?
Porque el Evangelio de
la Iglesia Católica tiene un único Espíritu: A saber: el Hijo Primogénito de
Dios es el Unigénito de YAVÉ DIOS PADRE, engendrado de su Naturaleza Increada,
Dios Verdadero de Dios Verdadero, es ese mismo Jesús que se encarnó en María,
esposa de José, y quien recibiendo de su Padre Divino un Nombre Nuevo,
Cristo, subió a los Cielos para sentarse
en el Trono del Rey Universal con el nombre Sagrado de JESUCRISTO.
Este es el Evangelio de
Dios, que habiendo sido negado desde el principio por muchos, fue atajado en el
Concilio de Nicea con el Santo Creado Católico. Victoria Eterna que más tarde
volverían a negar los hombres, incluso salidos de la Fe, no frontalmente para
no ser acusados de herejes, pero sí subliminalmente, hasta que con la Reforma Arrio volvió a salir de la Tumba para infectar la mente cristiana con su Negación de
ser Jesucristo Dios Hijo Unigénito.
La Historia y los hijos
de Dios sabemos que Evangelio que el Señor Jesús en su Testamento le legó a su
Esposa, la Iglesia Católica, fue confirmado por YAVÉ DIOS PADRE en
el Concilio de Nicea, reunido por el Espíritu Santo en el Nombre del Hijo de
Dios para ser proclamado el CREDO ROMANO el Signo de la Confesión Cristiana
Universal. Y quien no lo Confiesa niega a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Así pues, habiendo quedado
en ese Concilio establecido por YAVÉ DIOS PADRE: que el Evangelio Verdadero y
Único que descendió del Cielo y se hizo Carne: es el que recibió en Herencia
la Esposa de Cristo de la mano de los Apóstoles: ¿Cómo entonces puede existir
otro evangelio que el confirmado por Dios en el Concilio de Nicea en propiedad
exclusiva y sempiterna de la Santa Madre Iglesia Católica Romana y Apostólica?
Pregunto: ¿Cuántos evangelios
conocieron su edad de oro desde que fue escrito el primero de todos por el
Espíritu Santo?
Los llamaron los
Apócrifos. Éstos fueron escritos por magos y judeocristianos que buscaron, unos
manipular a las masas, y los otros confundir a los verdaderos cristianos. La
lectura de tales panfletos anticristianos no dio fruto más allá de
permanecer en círculos gnósticos sin futuro. En el Concilio de Nicea
el Espíritu Santo que vive en la Esposa del Señor echó al fuego esos evangelios
de la infancia y de los seudoapóstoles, confirmó
como Verdadero y Único Evangelio de Dios el Canon Bíblico Católico, Herencia de
la Iglesia, según el Testamento de su Esposo y Señor
Igualmente el evangelio
de Arrio fue echado al fuego por
Dios. Y con ese evangelio arriano lo fueron los distintos evangelios que
envueltos en sotanas pretendieron venir de Dios. De tal forma y manera que una
vez entrada en su Herencia, “pues donde hubo Testamento era necesaria la muerte
del Testador”, la Iglesia recibió de Dios la Confirmación del Evangelio que le
fue legado por su Esposo, y nadie puede venir con otro evangelio que el que
posee en Herencia la Esposa del Señor y Madre de su Descendencia: a no ser que
venga del Diablo, el Enemigo de la Corona de Jesucristo: Esposo de la Iglesia y
su Cabeza Espiritual sempiterna. De manera que cuando Ella dice: “El
Cuerpo de Cristo”, y el Pueblo responde “Amén,” el Pueblo cree y
vive que Ella es ese Cuerpo, del que el Sacerdote es parte viva.
Por consiguiente ¿Quién
y quiénes fueron esos ladrones que pretendieron levantar a los hombres para
desheredar a la Esposa de quien al Señor Dios, nuestro Rey
Jesucristo, le debía Descendencia?
¿Acaso le dio Dios al
Hijo de su Corazón una Esposa con entrañas estériles como tierra seca que nunca
dará fruto? Entonces ¿por qué el Espíritu Santo dijo?: “La Creación entera
aguarda con el corazón en un puño el nacimiento de los hijos del Señor, la
Gloria de la Libertad de los hijos de Dios por Herencia”.
De nuevo: ¿De quiénes
fue la sangre que se vertió en Italia, España, Francia y Grecia durante los
tres siglos que fueron desde la Resurrección al Concilio de Nicea? ¿No fue ese
el precio que la Iglesia Católica y sus pueblos pagaron por el evangelio en
propiedad sempiterna? Pues aunque recibido en propiedad por el Testamento de su
Señor, el precio de conservarlo en sus manos y preservarlo hasta el fin de los
tiempos en su Poder fue pagado con la sangre italiana, española, francesa y
griega. Así que habiendo Confirmado el Evangelio al precio de la Sangre
Católica Romana, ¿quién era ese ladrón que vino a robarle a la Iglesia su
Herencia?
No ofende quien dice la
verdad. La verdad ofende a quien ama la mentira. No yerra Dios, yerra quien
cree que puede enfrentarse a Dios y poner de rodillas al Creador del Universo.
En esta Primera Tesis
el ladrón de almas que la firmó descubrió sus cartas, sus intenciones. La
magnitud de la hipocresía con la que firmó sus tesis se descubre en la que
sigue:
2.-He aquí resumido el
Evangelio: Nuestro Señor Cristo Jesús, el verdadero Hijo de Dios, nos ha dado a
conocer la voluntad de su Padre celestial y con su muerte inocente nos ha
redimido y reconciliado con Dios.
La hipocresía del lobo bajo la piel del
cordero no puede ser más transparente. La bestialidad de la inteligencia del
pueblo al que se dirige, no es menos cristalina.
El que escribe presenta la tesis como si
durante 16 siglos ninguna nación ni ningún hombre hubiesen escuchado semejantes
palabras, como si el Espíritu Santo en los Apóstoles no hubiese regado las
naciones de la Europa Romana con este evangelio.
El que escribe, Zwinglio, tuvo al
que leía por un animal incapaz de comprender una sola letra, y que prefería
justificar su discapacidad intelectual sacándose voluntariamente los ojos. El
lector no quería ver que quien firmaba era un ladrón de almas que para bendecir
su robo se apropiaba del evangelio confirmado por la Iglesia Católica en el
Concilio de Nicea, recibido de las manos del Espíritu Santo, quien a su vez lo
recibió de las manos del Hijo de Dios, a quien le fue confiado por Dios, su
Padre, y por ambos, Hijo y Espíritu Santo sellado con Sangre y entregado en
heredad a la Esposa del Señor Jesús, de quien tendría su Descendencia, a la
espera de la cual la creación entera mantendría su corazón en un puño: el Puño
de Dios.
Hipocresía que el Suizo vestía de
sabiduría y contando con el analfabetismo y la ignorancia del lector al que
escribía, el Suizo, afirmando lo que sabía ocultaba lo que no decía. Porque si
de verdad Zwinglio hubiese creído en lo que afirmaba y hubiese conocido el origen de la Semilla
Fratricida que estaba sembrando, antes se hubiera cortado las manos que seguir
esparciendo la Semilla del Diablo en Suiza.
Cristo Jesús es el Modero de Sacerdocio
que bajó de Dios para abolir el sacerdocio aaronita y llevar a su Perfección
eterna la Adoración. De aquí que sea llamado o la Iglesia “El Señor”, pues en
Ella se cumplió la Escritura que desde la Caída fue anunciada con la Redención:
“Buscarás con ardor a tu Esposo, que te dominará”, Y encontrado, celebrada la Boda
Eterna, se consumó la Palabra del Creador en la Unidad de las dos personas en
el Matrimonio, deviniendo una sola cosa, en este caso, siendo un Matrimonio
Espiritual: Cabeza y Cuerpo. Y de aquí
que el Espíritu Santo no se cansara de repetir que “Cristo Jesús es la Cabeza
de la Iglesia”, y el Colegio de los Sacerdotes, la Iglesia, su Cuerpo.
Mas los hijos tenemos en el Hijo de Dios a nuestro Rey, de manera que
para su Esposa es Cristo Jesús: “el Señor”, y para sus hijos, nacidos de este
Matrimonio Espiritual Eterno, es
Jesucristo; “el Rey”.
Este es el Fruto del Evangelio del
Espíritu. Y no sólo no hay otro “evangelio” sino el Confirmado por Dios y por
Él testado a la Esposa de su Hijo, nuestro Rey Jesucristo, sino que quien
predica otro evangelio viene del Diablo, y su rey y señor es Satanás, bajo cuya
bandera, como se verá durante este análisis, cabalgó el firmante de este
evangelio anticatólico. Su anticristianismo es flagrante cuando dice:
3.-Por eso es Cristo el
único camino de salvación para todos los hombres que fueron, son y serán.
Declaración tras la que
ocultó el Suizo su verdadero rostro. Zwinglio no anunciaba al Cristo de Dios,
de quien el Espíritu Santo, firmando su Declaración con su Sangre, dijo una vez
y otra que Cristo Jesús es la Cabeza de la Iglesia, Su Cuerpo, según el Decreto
Omnisciente y Todopoderoso de YAVÉ DIOS PADRE: “Serán los dos un solo Ser, una
única Realidad: Cristo”.
De manera que siendo el
Esposo el Camino no puede haber Camino fuera de la Iglesia Católica, Su Esposa.
¿O se puede seguir a la Cabeza pero no al Cuerpo de Aquel a quien se
sigue? ¿Acaso los Apóstoles no sellaron la Unidad
sempiterna entre Cristo y su Esposa, a cuya Boda fueron invitados estando el
Señor entre Ellos? ¿No le dieron Ellos a la Esposa el Testamento de su Esposo,
cuyo Evangelio ha sido el de Ella desde ese Día hasta el Nuestro?
¿Lo que Dios unió con
la Sangre del Espíritu Santo puede ser separado por el Diablo?
¿Una Criatura se atreve
a retar a su Creador a un duelo a muerte y cree en su demencia poder vencer al
Señor del Infinito y de la Eternidad, YAVÉ DIOS, Padre de Jesucristo?
La hipocresía del
firmante es la de aquella Serpiente Maligna que se acercó a Eva con palabras
envenenadas encerradas en una botella dorada. Zwinglio escribe: “Cristo
es el único camino de salvación”. ¡Aleluya! Palabras jamás oídas en las
montañas de los cantones helvéticos, palabras que jamás conocieron
eco entre las grandes cimas de los Alpes suizos. “Señoras y señores: El Camino
es Cristo, ayer, hoy y siempre”, y el pueblo salvaje de las montañas dobla sus
rodillas y dice:
“Amén amén amén,
Lutero es Dios, y Zwinglio su
profeta”.
4.-Cualquiera que
busque o indique otra puerta yerra e incluso es un asesino de las almas y un
ladrón.
En efecto, el
mismo Zwinglio al cerrar la Puerta de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo
Jesús, se denuncia a sí mismo como asesino de almas y un ladrón. Porque
¿de quién está hablando y a quién está denunciando al decir eso?
¿No está escrito en el
Evangelio confirmado por la Iglesia que la Puerta es Jesús, y que Jesús es el
Cristo de Dios?
¿Estaba acusando el
ponente a la Iglesia por haberle mentido al mundo y decirle que la Puerta a
Dios, y por consiguiente a la Vida eterna, era y es su Esposo,
Jesucristo? ¿O lo que pretendía este Zwinglio era poner
otra puerta a la vida eterna que no era ni podía ser otra que él mismo?
Pues sabemos que la
Puerta es el Verbo, que bajó del Cielo y se hizo Hombre, Obra Maravillosa de
Dios, que en sus Profeta ya la anunciara diciendo: “Haré una Obra Maravillosa
tal que si os la contara no os la creeríais”. En efecto, la vieron y no la
creyeron.
En lugar de hablar,
Dios le dio a su Doctrina un Cuerpo que se podía tocar, ver, hablar con
Él. Cristo Jesús era esa Obra Maravillosa anunciada en sus Profetas.
La Doctrina era Él. Él era la Puerta. Una Puerta Viva, Divina. Y quien trae
otra doctrina y separa a la Esposa del Esposo, es un asesino de almas, un
ladrón al servicio del Infierno. Lógico por tanto que el ladrón denuncie a su
enemigo de lo que precisamente él es con el fin de confundir a quien lee
y alejándole de la Puerta del Paraíso, que es Cristo Jesús, lo conduzca a la
puerta del Infierno.
La fuente de la astucia
de aquel siervo del Sembrador Maligno se descubre en la siguiente
tesis.
5.-Por consiguiente,
todos cuantos enseñan falsas doctrinas diciendo que son iguales al Evangelio o
que valen más que éste ignoran lo que es el Evangelio.
¿Y qué es lo que estaba
haciendo este siervo del Sembrador Maligno si no enseñar una falsa doctrina
según la cual Dios no le dio Esposa a su Hijo?
¿Acaso incluso en las
traducciones de estos siervos malignos no se lee que el Esposo estaba entre los
Invitados, sus Discípulos? ¿Quién era su Esposa?
¿No lo dijo el Espíritu
Santo? : “Cristo es la Cabeza de la Iglesia”. Y si Cabeza de la Iglesia, la
Iglesia es ese Cuerpo en el que se cumple la Palabra del Todopoderoso y
Omnisciente Creador del Cosmos: “Buscarás con ardor a tu Esposo, que te
dominará”, es decir, “será tu Señor”. En cuya Unión cobra Vida la Todopoderosa
Palabra de YAVÉ DIOS PADRE cuando dice:
“Serán los dos, Esposa y Esposa, una sola cosa: un Ser Único, una
Realidad Indivisible Sempiterna”.
¿No fue ésta la
Doctrina del Espíritu Santo que haciéndose Apóstol a la Imagen y Semejanza del
Señor sembró la Semilla de la Vida eterna en las naciones romanas? ¿Qué
falsedad enseñó la Esposa de Cristo a las naciones europeas? ¿Qué Evangelio
distinto al que le fue Testado por su Esposo defendió Ella durante los 16
siglos transcurridos desde Su Resurrección? ¿De qué estaba acusando este siervo
del Sembrador Maligno a la Esposa del Señor? ¿Estaba manipulando
la pornocracia de los siervos para matar a
la Esposa del Señor?
En verdad esos siervos
responderán de sus conductas, por cuyos actos fue blasfemado el Nombre de la
Esposa, y el Juicio del Señor será acorde a Justicia. Pero el Juicio sobre
quienes usaron esa perversión de los siervos para entrar en la Casa del Señor
buscando Matar a su Esposa, ¿cómo será?
Que Dios los coja
confesados ese Día, porque es de justicia que el amo y sus siervos sean sujetos
de la misma condenación.
¿Quién es pues el que
ignora lo que es el evangelio sino quien no entiende que Cristo es la
Doctrina de Dios Hecha Carne, cuya Carne es la Iglesia Católica?, su Santa
Esposa y Madre de su Descendencia, según lo dispuesto por Dios Padre desde
antes de ser ambos concebidos, según lo escrito: “Tu Descendencia se apoderará
de las puertas de sus Enemigos”.
Evidentemente esa
Descendencia no se refería a la Casa de Abraham, pues su nación fue destruida
por sus enemigos. Pero Sí a la Casa de Cristo, a Cuya Descendencia Legó en su
Testamento la Victoria sobre los Enemigos de su Reino.
Este es el Evangelio de
Dios por el que su Hijo entregó su Vida. Y siendo Todopoderoso dobló sus
Rodillas ante la Sabiduría de su YAVÉ DIOS, su Padre, en cuyo Corazón la
Esperanza de Salvación de la plenitud del Género Humano le fue confiada en
Testamento a su Esposa, la Iglesia, de quien le vendría, como a Sara en su
Vejez, esa Descendencia engendrada para Vencer.
Obra Maravillosa desde
el principio al Fin es la de Dios en su Hijo. Obra contra la que el Sembrador
Maligno se levantó y contratando a siervos, a los que escondió bajo sotana,
puso en sus bocas el veneno del Odio con el que conducirían a las naciones
cristianas a la Guerra Civil Fratricida en la que han vivido desde la Rebelión
Protestante hasta finales del Siglo XX.
Si Zwinglio y
sus hermanos en el Anticristo hubiesen conocido la Sabiduría de Dios se
hubiesen cortado la lengua antes de proferir una sola palabra contra la Iglesia
Católica, la Esposa del Señor, Cristo Jesús: el Verbo hecho carne,
el Evangelio, la Doctrina Viva de Dios en Cuerpo de Hombre.
6.-Porque Cristo Jesús
es el jefe y capitán por Dios prometido a los hombres y por Dios enviado
Los siervos del
Sembrador Maligno hacían suya la Cristología de la Iglesia para lanzándola
contra la propia Iglesia levantarse como héroes delante de un pueblo de
ignorantes y brutos, discapacitados intelectuales en las cosas del Cielo y de
Dios.
La sotana fue la
máscara que el Diablo les dio a sus siervos para Ocultar el origen de la luz
que iluminaba sus rostros. Y aun así en sus palabras se descubre el desprecio
al Hijo de Dios, cuya Gloria Divina reducen a ser un mero capitán y
jefe de los ejércitos de Dios.
La Gloria del Rey
Todopoderoso que Dios le ha dado a su Reino, a cuyos pies ha puesto toda su
Creación y en cuyas Manos ha depositado YAVÉ DIOS PADRE la vida y la muerte de
todos los pueblos de Su Creación, Jesucristo: Dios Hijo Unigénito, el Señor que
con su Omnipotente Palabra le ordenó a las infinita estrellas de los
Cielos que ocupasen sus lugares en las Constelaciones del Firmamento… la Gloria
del Señor de todo lo que existe en la Tierra reducida a la de un mero jefe
y capitán. La Gloria del Todopoderoso Hijo de Dios que con su Brazo le
aplastó la Cabeza al Príncipe de las Tinieblas y nos abrió el Camino al Árbol
de la Vida Eterna, cuyo Fruto es el AMOR, la Gloria del Hijo por el que el
Corazón de Dios Padre late, y su Espíritu vive en la Felicidad… reducida a la
mera gloria de un capitán y jefe.
He aquí el evangelio
del Zwinglio. A todo esto y a nada más que esto se redujo el nuevo
evangelio de este siervo del Sembrador Maligno. El orgullo de los brutos y
salvaje montañeses alpinos fue salvado, ensalzado, y glorificado gracias a este
apóstol de este nuevo evangelio que bajó de su Trono al Hijo de Dios y lo
rebajó a la altura de cualquier otro hombre, un mero capitán y jefe ...
Eso sí, prometido a los hombres y enviado por Dios …
7.-… para que él fuese la
salvación eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su cuerpo que,
sin Él, sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada.
En verdad únicamente
quien jamás leyó a los Padres de la Iglesia podía asumir una sola palabra de
este mensajero de las tinieblas como si este apóstol maligno estuviese
predicando una doctrina jamás oída. Visto esto no es de extrañar que estos
mensajeros cegasen a todos los pueblos que les siguieron cerrando la Puerta a
los Padres de la Iglesia mediante el subterfugio de “la Sola Biblia”.
Evidentemente la Prensa
apenas si se había inventado, y apenas un 1% de la población europea del
momento sabía leer y escribir. Este detalle es ocultado por todos los
historiadores del Siglo XVI. El analfabetismo de la población europea del siglo
XVI era cuasi absoluto. Y no solo en las clases sociales bajas, sino que muchas
de las casas pertenecientes a las clases aristocráticas firmaban con una X.
El Renacimiento, hoy
tan célebre, fue un fenómeno de élites. Hoy nos maravillamos de los Miguel
Ángel, Rafael, Galileo, y congéneres, pero en aquellos días, sobre el
terreno, el Renacimiento como el Humanismo fueron movimientos
elitistas. La inmensa mayoría de la población europea era analfabeta, ignorante
y, en consecuencia, bruta.
La Rebelión
Anticatólica le cerró las puertas al Renacimiento en las naciones que
aplastadas por el Puritanismo Protestante cegaron las vías a la
Difusión del Conocimiento de los Padres de la Iglesia, de un sitio, y del otro
a la Herencia Filosófica y Científica Clásica. Tenían la Biblia, ya no
necesitaban leer ningún libro otro.
El Delito contra la
Civilización que, una vez la Imprenta descubierta, cometió la Rebelión
Protestante cegando esas vías y reduciéndolo todo a la Biblia, como
si la Biblia hubiese sido descubierta y nunca antes conocida, es un
delito contra Humanidad que dando por fruto la Guerra de los Treinta Años pesa
sobre la Conciencia de las naciones que cultivando en el futuro aquella ceguera
y el odio correspondiente pusieron las bases de las Guerras Mundiales del Siglo
XX.
El Cultivo de las
Lenguas Clásicas que el Renacimiento con tanto esmero entregó al Humanismo,
cultivo del que se esperaba producir una elevación de la Inteligencia Europea
mediante el acceso de las naciones a la Herencia de los Padres y Ciencias Clásicas,
fue traicionado por una Rebelión Anticristiana que se sirvió de la inmoralidad
de unos siervos blasfemos para seguir encerrando a los pueblos cristianos en la
brutalidad que procede de la ignorancia.
La manipulación contra
Humanidad de quien tiene por Guerra Santa la destrucción del enemigo que se
crea en su cabeza, y hace depender la vida de todo el universo de la suya
propia, sembró en el Odio a las Naciones Católicas aquel Fanatismo que andando
el tiempo las conduciría a todas al campo de batalla de Gog y Magog, en el que
el Amo de tales Rebeldes confió destruir la Civilización Cristiana bajo las
botas de Stalin e Hitler.
Parece natural que unos
listos se aprovechen de la ignorancia de tanto analfabeto para montarse un
sistema de vida en el que ellos serán los nuevos dioses, vivirán como tales y
como tales matarán a todo el que se levante para arruinarles el negocio. Esto
ha sido siempre así.
Los Elegidos del “Dios
Oculto” de la Reforma Protestante mataron a muchos, y murieron descansando sobre
las olas del mar de sangre que derramaron a la salud de sus egos psicópatas.
Psicopatología que no admitía que nadie les dijera qué es la verdad y qué es la
mentira. Psicopatología por la que ellos estaban en comunicación directa con
Dios y de Dios recibían la orden de matar a todo el que se opusiera
a sus designios de destruir a la Iglesia Católica.
Del Diablo no se podía
esperar otra cosa, pero de hombres criados por esa Iglesia…
El que nace de un
Traidor se convierte en traidor. El Amo traicionó a Dios, sus siervos
traicionaron a la Esposa del Señor. Como dijo el sabio: “Nada nuevo bajo el
sol”. Porque decir que sin Jesucristo todo hombre está muerto, y pretender
hacer creer que se dice algo nuevo diciendo “para que él fuese la salvación
eterna y la cabeza de todos los creyentes. Estos son su cuerpo que, sin Él,
sería un cuerpo muerto, incapaz de emprender nada”… suena a imbecilidad tan
enorme que derivando de ella comprendemos la enormidad de la ignorancia en la
que vivieron los pueblos del Siglo XVI.
En verdad Jesucristo es
la Cabeza de toda la Creación por Disposición de su Padre. Él es Rey Sempiterno
Todopoderoso, Juez Universal Omnisciente, Señor Omnipotente y Sumo Sacerdote Universal,
Cabeza de la Casa de los hijos de Dios, de manera que todo lo que existe tiene
vida por Amor a Él.
En fin, esta es la
Doctrina del Espíritu Santo de “los Padres de la Iglesia”. Antes de que la
Siembra Maligna comenzara en Alemania esta Doctrina ya estaba escrita; era el
Legado de los llamados “Padres de la Iglesia”.
Sin embargo esta Tesis
no está refiriéndose a esta Doctrina. Para nada. El ponente está desafiando al
Espíritu Santo. Zwinglio no se refiere a la Gloria del Hijo de Dios,
sino a la de Cristo, Cabeza de la Iglesia, Iglesia de la que adjura, y negando
a Dios afirma que todos los hombres, siguiendo la demencia de Lutero y de sus
discípulos, todos los hombres son sacerdotes.
¿Perdone?, ¿quiere
decir que todos los Israelitas eran sacerdotes?
El Antiguo Templo de
Jerusalén dio lugar a uno Nuevo, que bajó del Cielo. Cristo es este Templo. El
Nuevo sigue recibiendo el Nombre del Antiguo, “la Jerusalén que bajó del Cielo”
porque ese Antiguo fue el Prototipo del Nuevo.
El Antiguo Templo de
Jerusalén fue el Corazón y el Alma de una Religión. Dios le dio forma a fin de
que el Prototipo fuese el Original a cuya Imagen se levantaría el Nuevo.
Y así se hizo. El
Servicio Aaronita pasó y cedió su Lugar al Sacerdocio Católico, es decir
Universal Pues sabemos que el sacerdocio Aaronita se limitaba al pueblo de
Israel; pero el Cristiano se refiere al Universo de las naciones, tanto de este
mundo como del mundo del que bajó el Hijo de Dios, y de aquí que dado a conocer el Evangelio a los hijos de
Dios de la Tierra subiese a su Mundo a
predicarlo a los hijos de Dios del Cielo, en sus Palabras: “Tengo otros Rebaños
que es necesario que vengan a mí”.
Siguiendo con el hilo,
en el Antiguo Templo el Sumo Pontificado pasaba de padres a hijos. En el Nuevo
Sacerdocio Dios instaura un Sumo Sacerdote Eterno, que no pasando deviene Sumo
Sacerdote Universal, Cabeza de todos los Sacerdotes Cristianos, todos siervos
de Dios, un Cuerpo Santo al Servicio del Nuevo Templo, Templo Vivo, Eterno, en
el que se adora a Dios y ante el cual únicamente el Sumo Sacerdote Divino puede
mantenerse de pie ante Su Presencia.
Es este Nuevo Templo
del que Cristo Jesús es la Cabeza de todos los sacerdotes que suceden al
sacerdocio aaronita por Disposición Divina: y este Templo es el Templo que el
Sembrador Maligno se dispuso a echar abajo. Y contrató “al hijo de
la perdición” a fin de que atacando su Edificio desde distintos puntos echasen
abajo sus muros, abriesen puertas por donde entrar y acabaran con la Esposa de
Cristo.
Muerto al Cuerpo,
acabada la Cabeza.
Muerto el Cuerpo,
Cristo quedaría impotente para seguir obrando en el mundo. En palabras de este
discípulo del hijo de la perdición: Dios, sería un cuerpo muerto,
incapaz de emprender nada. Que es
lo que precisamente estaba buscando el “Dios Oculto” de la reforma, amo y señor de
este siervo, tanto del Suizo como del Alemán, del Inglés cuanto de sus otros
hermanos de armas en el Anticristo.
La demencia consiste en
echarle un pulso a Dios. Retar a Dios fue la perdición de aquel quien un día
fue llamado hijo de Dios, por nombre Satán.
CAPÍTULO DOS
Es lo propio de las
serpientes escupir su veneno. No en vano Dios llamó Serpiente a quien hasta
entonces llamó hijo, y a quien vemos más tarde, aun habiendo soltado su veneno,
presentándose ante Dios como si nada hubiese pasado.
Los sabios de todos los
tiempos en su ignorancia tomaron la palabra de la Escritura al pie
de la letra y donde Dios llamó “Serpiente” a Satán ellos vieron “una serpiente”.
Y aun cuando está demostrado por los milenios vividos que las bestias no
hablan, los sabios de todos los tiempos para salvar su
ignorancia afirmaron que todo fue una mentira, que jamás existió un
sitio llamado el Edén… ni Dios existe… ni existe el Diablo.
Mas los hijos de Dios
sabemos que la condición natural de los elegidos según el mundo es ponerse aquella
máscara del Diablo que ocultó su verdadero rostro para presentarse como ángel
que viene en nombre de Dios. Siguiendo esta política maligna, los apóstoles del
evangelio del Odio incapaces para ver su verdadero rostro en el Espejo del Hijo
de Dios, que el Diablo escondió tras la máscara de sabiduría bajo la que “ocultó”
sus ignorancias, estos elegidos del Sembrador Maligno para llevar a cabo su
Siembra de la División de las iglesias, medio para conducir a las naciones a
las Guerras Mundiales de Gog y Magog, no reconocieron nunca más Verdad que la
propia y por ella se juraron meterle fuego al mundo, siguiendo en todo el
ejemplo de Satanás, “su maestro, rey y señor”.
Zwinglio fue otro más
entre los muchos que por su conducta fueron la antítesis de Cristo. Donde
Cristo puso su vida antes que tomar la de sus enemigos, ellos pisaron el
cadáver de sus críticos; donde Cristo puso Misericordia con el pecador, ellos
pusieron la pena de muerte para todos los pecadores... Y basta: “Por su obras
los conoceréis”. Y por sus obras digo que fueron miembros del Anticristo, su
Señor y Amo. Y en obediencia a su Amo éste siervo del Sembrador Maligno escribió
lo que sigue:
8.-De aquí se colige:
Primero: Todos los que viven en Cristo como cabeza son sus miembros e hijos de
Dios, o sea, la Iglesia o comunión de los santos, la esposa de Cristo, la «Ecclesia Catholica», es
decir, universal.
La Doctrina del Dios es
esta: Su Hijo es la Cabeza de todos los Poderes de su Reino. Jesucristo es la
Cabeza de los ejércitos de YAVÉ DIOS PADRE; Jesucristo es la Cabeza del
Tribunal de Justicia de Dios; Jesucristo es la Cabeza del Sacerdocio del Templo
Universal en el que se Adora a Dios. Jesucristo es Rey, Juez y
Señor. Unos son sacerdotes, otros son soldados, otros son ministros, otros
somos Ciudadanos de su Reino. Así que ¿de dónde procede este veneno por el que
cada hombre es un dios, a la vez soldado, ministro, sacerdote y ciudadano del
su Reino? ¿Cada hombre es rey, señor y sumo sacerdote de la Casa de Dios? ¿Es
esto lo que significa ser hijo de Dios?
Necios, sabios de
infinita ignorancia a quienes vuestro Amo y Señor OS VISTIÓ DE ENVIADOS DE
DIOS, eso mismo que decís que sois es lo que pidió Satanás y le negó Dios, y en
rebelión, Satán, esa Serpiente Maligna, le declaró la Guerra a su
Reino. ¿En qué cabeza cabe que YAVÉ DIOS PADRE, Creador del COSMOS,
cuya Perfección supera la imaginación y la ciencia de todo hombre,
conciba un Edificio Social sobre las bases de un Individuo que al mismo tiempo
es rey, juez, sacerdote, ministro, pastor, y ciudadano? ¿Habéis perdido el
juicio? ¿Acaso merece la pena discutir semejante tesis?
Si estuviésemos entre
aquella masa de bestias brutas que llenaron los Alpes suizos en el siglo XVI
ciertamente la pena de muerte sería nuestra condena. Es el pago del Diablo
contra sus enemigos. Que pagaríamos con gusto, pues la gloria de los santos es
el Paraíso; pero el pago del Diablo a sus siervos es el Infierno. Así que si
aún hay algún demente que se crea rey, señor, juez, sacerdote, ministro y
ciudadano, es decir, un clon del Hijo de Dios en persona, que dé un paso
adelante.
Discutir esta tesis es
hablar con un demente. Sigamos analizando su demencia:
9.- Segundo: Así
como los miembros corporales nada pueden si no son regidos por la cabeza,
tampoco puede nadie nada si está en el cuerpo de Cristo sin su cabeza, que es
Cristo.
En efecto, por esto la Destrucción de la
Iglesia, del Sacerdocio Católico, del Cuerpo de Cristo: fue la prioridad del
Diablo, matando al Cuerpo hacía de su Cabeza, Dios Hijo Unigénito, un Poder sin
fuerza en la Tierra.
Y aquéllos enviados del Infierno
cumplieron a la perfección con su trabajo al servicio del Sembrador Maligno, su
Amo.
Si no consiguieron su objetivo no fue
por las ganas que pusieron los esclavos de la Serpiente, por cuyas bocas el
Veneno se esparció en abundancia por toda Europa, conducida como una bestia a
la Guerra Fratricida de los Treinta Años.
¿Necios de infinita sabiduría, cuál será
sobre vosotros el Juicio del Todopoderoso y Omnisciente Jesucristo en el Día de
vuestro Juicio?
Necios enviados del Diablo que os
hicisteis pasar por Enviados del Señor Jesucristo, ese Enemigo al que
pretendisteis destruir destruyendo su Cuerpo en la Tierra, queriendo salvar el
Honor de Cristo os comportasteis como el loco que para acabar con su dolor de
cabeza se decapita.
Yo digo que temblareis de espanto cuando
el Señor cuya Esposa buscasteis destruir, y a cuyo pueblo condujisteis a la
Guerra Civil, os despierte de los muertos y os llame a responder de vuestro
servicio al Diablo.
Y ay de vosotros todos los que
acogisteis en vuestros pueblos el Veneno de la Serpiente como Miel bajada del
Cielo. Si a vuestros descendientes les queda aún un gramo de inteligencia os
arrancarán de la lista de sus ancestros.
Pero el delito de los siervos del Sembrador
Maligno, dando por muerto el Cuerpo descolgada de la Cabeza, se
consumó cuando en su locura se plantearon crear un nuevo cuerpo a la
medida de cada uno, de los que ellos serían sus cabezas... Y la cabeza de ellos
sería Cristo, elevándose de esta manera a la condición de los dioses a la
manera que la Serpiente le dijo a Adán: “Serás como los dioses”.
Adán lloró en gritos que subieron al
Cielo cuando comprendió el Engaño y la Traición de la que fue sujeto. Aquellos
siervos del Diablo no lloraron sino que bailaron el baile del Infierno sobre
los millones de cadáveres de Cristianos sobre los se edificaron cuerpos, y
sobre los que ellos serían sus cabezas ... y las cabezas de ellos serían
Cristo, y la Cabeza de Cristo es Dios... Ergo, ellos eran dioses y como tales
tenían en sus manos el Poder de la Vida y de la Muerte. Y en ejercicio de esta
divinidad alcanzada en vida este siervo de Satanás hablaba así:
10.-Si ya actúan los
hombres neciamente cuando sus miembros obran sin contar con la cabeza y en consecuencia
se hieren entre sí y salen perjudicados, igualmente obran neciamente los
miembros de Cristo si intentan emprender algo sin su cabeza: Cristo. Lo que
hacen es herirse a sí mismos y sobrecargarse con leyes imprudentes.
¿Quién es este que sujeta el
Comportamiento de quien es Dios Hijo Unigénito a la conducta de seres que no
somos más que un pedazo de barro cuya existencia depende de la Palabra de Dios?
¿Quién es este necio que habla de Dios
como si fuese un simple mortal al que se le puede encadenar y poner de rodilla?
En lugar de seguir el ejemplo del Cristo
del que habla, en lugar de gritar VADE RETRO SATANÁS, este necio,
como Lutero, como Enrique VIII, como Calvino, se puso de rodillas al precio de
ser dios por un día. En su vanidad exenta del poder de la cabeza, escribió:
11.-De aquí procede el que veamos cómo
los preceptos promulgados por gente que llamamos «clérigos», referentes a su
boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes son la causa de toda
necedad; porque no concuerdan con la cabeza.
De la serpiente el
veneno en verdad.
CAPÍTULO TRES
No es un fenómeno de hoy el que la Fuerza de la
Opinión Pública ejerza una influencia decisiva en el comportamiento de los
individuos, las naciones y el mundo. A lo largo de los siglos de la Europa
Moderna la Fuerza de la Opinión Pública ha sido una realidad tan importante
como para llegar a ser incluso determinante en nuestros días.
Tiempo atrás hubiera sido difícil descubrir la fuente de
dónde comenzó a surgir este fenómeno, al día de hoy el mejor aliado de los
Poderes Privados y Públicos.
El estudio de la psicología de los pueblos nos conduce
a creer que la Opinión Pública como Fuerza al servicio de los Individuos y
Estados es un producto peculiar inherente a la naturaleza de la génesis de la
Sociedad. El sistema social creado se ha basado de siempre en una expresión
inmediata explicativa de los movimientos internos y de las expectativas que
nuestra inteligencia levanta a raíz de nuestra comprensión de la naturaleza del
Tiempo.
Podemos creer, y no nos equivocaríamos, que la Opinión
Pública brotó de fuentes antisociales ligadas a los intereses ocultos de los
Individuos y Grupos a cargo de la Administración de los Poderes del Estado. Con
el fin de identificar su Gobierno con el Estado Creado por todos y ligar el
Futuro de la Sociedad al futuro de la relación con el Poder que se les ha
confiado para su Administración, los Partidos Políticos y
Organizaciones Privadas sobre las que se sostienen esos Partidos, en
defensa de su status quo alimentan y siembran ideas que se apoderan de los
corazones, nublan el pensamiento, esclavizan a los espíritus y los
transforman en medios anónimos sobre cuyas cabezas alcanzar esos fines privados
que los Administradores escriben para ser su historia, su
epopeya, su odisea, su épica.
Creada la semilla de la Opinión Pública sus
propiedades y características tienen relación exclusivamente con sus creadores,
quienes sirviéndose de los Poderes del Estado expanden su creación hasta
alcanzar círculos cada vez mayores. La magnificencia de su fuerza se medirá por
su victoria sobre la oposición que habrá de vencer la Opinión Pública hasta
arrastrar a las masas al punto de ponerse de rodilla ante la Imagen Artificial
sobre la realidad creada en beneficio de sus autores. La realidad de la
imagen que inyectan en los pueblos no necesita tener una concordancia con la
Realidad que esconden de nuestros ojos aquéllos que le dieron forma para de
conseguir por todos los medios el fin que buscan. Una vez la bomba desatada su
Fuerza se extiende sobre infinitos círculos hasta moldear el
comportamiento de un modo planificado y exponencialmente
teledirigido hasta alcanzar el fin deseado.
Aunque el Poder se enriquece a medida que va creciendo
y se alimenta constantemente de la experiencia de mentes cada vez más libres y
fuertes, que, si bien a su vez son permeables al bombardeo de las
transformaciones de los tiempos, la existencia de espíritus independientes le
permite a la Sociedad contar con hombres que no sólo no se dejan influir por esas
bombas sin núcleo natural, sino que además por la propia fuerza de
sus inteligencias reaccionan contra ellas con invencible energía. Gracias a su
batalla contra los intereses privados de esos grupos de Poder que hacen de los
Estados palancas a su servicio para alcanzar el olimpo de sus utopías
egocéntricas, la Civilización se mueve sobre un campo de acción en metamorfosis
incesante. Gracias a ellos lo que en un principio fue creado y lanzado para
moldear el comportamiento de pueblos y naciones aborta como doctrina para
convertirse en burbujas sin consistencia histórica.
Siendo la Opinión la razón de los ignorantes el
fenómeno de su manipulación, en lugar de combatirla y elevar la razón al
estadio de la Inteligencia, no puede suponer ni deja de ser un delito de los
Poderes Privados y Públicos contra el Futuro de la Civilización y el Bienestar
de la Sociedad.
Obviamente la Fuerza de la Sociedad para enfrentarse a
la deriva de la Civilización en manos de Grupos de
Poder estacionados en egos ajenos al Tiempo Universal ha ido
creciendo en la medida que lo ha ido haciendo ese Poder. La Historia de la
Civilización es un libro abierto del que aprender cómo se ha ido
formando este Fenómeno que llamamos la Opinión Pública. Pero es en el Siglo
XVI, con la ayuda de la Imprenta, recién salida de la fragua de
Prometeo, que con más potencia y claridad podemos
detectar la influencia y el uso de esta Fuerza.
Innecesario es afirmar que la Imprenta fue el Motor
sin el cual lo que hubiera podido quedarse en la rabieta de un abogado
frustrado metido a fraile se transformó en una verdadera Rebelión de Masas. Y
aunque personalmente yo dude mucho de la Opinión de las
Universidades sobre haber sido la rebelión Luterana el Principio de la Edad
Moderna, que, pinchando esa burbuja debe verse y veo en el Descubrimiento de
América, no deja de ser cierto que la Edad Moderna, centrada en el Nuevo Mundo,
al enajenar de los acontecimientos europeos la Plenitud de la Fuerza del
Ejército y Estado más Poderoso del momento, el Estado y Ejército Español, hizo
posible lo imposible, que una rebelión aislada se convirtiera en un maremoto de
proporciones fratricidas colosales.
El Descubrimiento de la Imprenta al servicio de la
Opinión Pública Europea, y el Descubrimiento de las Américas al servicio de la
Civilización, privando a Europa de los mejores teólogos y capitanes del
momento, fueron los brazos que le abrieron las puertas a una Europa sin Núcleo
Divino.
Ahora bien, quien impone su idea, sea por las buenas o
por las malas, es quien escribe la Historia de los acontecimientos vividos. Y
así fue que una Opinión Pública basada en una reacción sangrienta contra la
Curia Vaticana desencadenase un Mal Mayor que el Mal que pretendió curar.
Pero independientemente de estas fuerzas naturales los
historiadores de la Reforma cerraron los ojos a la Gran Verdad en juego. La
Reforma Protestante se trataba de la Ruptura y Destrucción de una Civilización
fundada sobre una Religión Universal que durante quince siglos moldeó el
pensamiento de las naciones europeas. Éste y no otro fue el fin hacia el que
fue puesto en movimiento la Rebelión Protestante del Siglo XVI.
Y al cerrar los ojos a la Gran Verdad, que el
Movimiento teledirigido hacia la Guerra Fratricida de los 30 Años,
tuvo al Cristianismo por Castillo a derribar, los historiadores, tanto
Católicos como de las iglesias nacidas de aquella Rebelión contra la
Civilización Católico-Europea, se olvidan de un detalle fundamental, de
primerísimo orden: El Cristianismo fue fundado por Dios y su Hijo, así que la pregunta
es de Necesidad: ¿Cómo pudieron unos y otros alienar a Dios de la Contienda?
¿Cómo se ha podido escribir una Historia del Siglo XVI sin comenzar su Viaje
contando con la Presencia del Dios Creador de la Civilización Cristiana, y
tratar los acontecimientos como si el Hijo de Dios estuviese muerto y su
Resurrección hubiese sido sólo eso, una leyenda?
Ergo, asumida como Realidad la Historia del Género
Humano en cuanto que un Capítulo en la Historia de la Creación del Universo, y
la Fundación del Cristianismo y de la Iglesia en tanto que un Capítulo en la
Historia de la Vida del Hijo de Dios, ¿bajo qué presupuestos se puede penetrar
en el misterio del Origen de la Reforma alienando de sus fuentes la existencia
del Enemigo de Dios y de su Reino?
¿Después de la Resurrección dejó de existir el Enemigo
contra quien se escribieron estas palabras? : “VADE RETRO SATANÁS”.
Infiriendo: ¿Mintió el Hijo de Dios en su Revelación
Final, ese librito apocalíptico con el que cerró Dios su Libro, profetizando la
Liberación de ese Satanás en forma de Sembrador Maligno?
¿Mintió YAVÉ DIOS PADRE en su Hijo profetizando la
Siembra Maligna?
Recuérdese que “el espíritu de Jesús es el espíritu de
la profecía? Y después de Él no ha conocido el mundo más profeta.
La Profecía es un Atributo del Ser de Dios. Ningún
profeta habló jamás en nombre propio. Hablar en nombre propio hubiese sido una
acción esquizofrénica egolatrizante maligna. El
Profeta fue y es YAVÉ DIOS PADRE. ÉL fue el Señor de los Profetas. Sea porque
siendo Todopoderoso y Omnipotente puede anunciar lo futuro en presente, sea
porque siendo Omnisciente e infinitamente Sabio conoce los efectos en el futuro
de las causas presentes, no existe Profeta fuera de YAVÉ DIOS PADRE. La
profecía es un Atributo de su Espíritu. De aquí que cuando con toda Naturalidad
el Siervo de Dios escriba: “El espíritu de Jesús es el espíritu de la
profecía”, no esté hablando de un profeta por encargo, sino de un Profeta por
Espíritu, es decir, de la misma Naturaleza de YAVÉ DIOS, su Padre.
Con “Jesús” los Profetas pasan a la Historia.
No será la profecía lo que distinguirá a la Nueva
Religión; serás el espíritu de Inteligencia, que comienza inmediatamente a
manifestarse y alcanza su status natural cristiano en San Agustín. La
propiedad, el atributo que le será la esencia y sustancia al
Cristianismo será el espíritu de inteligencia. No en vano todas las ciencias y
las artes, el derecho y la jurisprudencia encontraron en la Civilización
cristiana campo fertilísimo, hasta el punto que podemos decir, sin complejo de
ningún tipo, que sin el Cristianismo el mundo no hubiera superado la Caída y
Destrucción de la Civilización Romana.
Sin la Iglesia el Viaje de la Civilización desde
Egipto, Sumeria, Babilonia e Israel al Renacimiento Europeo nunca se
hubiese producido.
Sin el Cristianismo aquella Carrera de Relevos en el
que la República Romana recogiera de la Democracia Griega el Testigo de la
Civilización, sin la Intervención de la Iglesia Católica en la Historia del
Mundo la Civilización nunca hubiese superado la Caída del Imperio. El Género
Humano hubiese sido enterrado definitivamente bajo la piel de una bestia
suicida que no dejaría de matar hasta devorarse a sí misma.
Resulta pues un fenómeno sorprendente que los actores
de los acontecimientos religiosos del Siglo XVI y sus historiadores, tanto de
uno como de otro bando, dejasen de lado, alienasen de la Contienda lo que hace
del Cristianismo la Única Religión Verdadera del Universo: La Presencia de Jesucristo
a la Diestra de YAVÉ DIOS PADRE, y de SU Imperio sobre el desarrollo de los
acontecimientos que el Diablo, el Enemigo del Hombre y de Cristo, estaba
dirigiendo hacia el fin en su cabeza forjado : La destrucción de la Casa que el
Hijo de Dios fundó en la Tierra y sus Hermanos en el Espíritu edificaron… hablo
de la Iglesia Católica.
Iglesia contra la que Ulrico Zwinglio se levantó, y
dirigiéndose a sus paisanos con la misma astucia de aquella Serpiente que se
acercó a Eva afirmando venir en nombre de Dios, curiosamente venía para
destruir lo que Dios creó.
Porque en la cabeza de aquellos enviados del Enemigo
de Cristo estaba que Dios había decretado la destrucción de la Casa Fundada por
el Hijo de sus entrañas increadas, y elegía para que le edificaran casa acorde
a sus mentes y naciones a estos nuevos apóstoles, quienes declaraban
falso el Evangelio del Espíritu Santo, según el cual la Iglesia Católica es la
Esposa del Señor Jesús, ese mismo Jesús del que se lee que su Espíritu es el de
la Profecía, de manera que no hay Profeta después de Él, y siendo el Hijo de
Dios por su Palabra el Futuro deviene Presente. De aquí que cuando se diga
“Dijo Dios”, se escriba inmediatamente, “y así se hizo”, sin importar el viaje
de la Palabra a la Acción Consumada. Y aquí es donde está la Fe: NO en el
Conocimiento de cómo se hacen las cosas sino en la Creencia todopoderosa de que
la Palabra de Dios es Dios.
El Conocimiento que conduce a la Vida Eterna es el
Conocimiento perfecto del Hijo de Dios. Que se hizo carne para que el Evangelio
no fuese una doctrina religioso-filosófica y sí una contemplación en
vivo de sus fundamentos. Este es el Evangelio del Espíritu Santo que el
Testador legó a su Esposa y sin cuya firma no puede haber otro, ni lo hubo ni
lo habrá.
Saltándose este Conocimiento tanto Lutero como Zwinglio
y Calvino trajeron otros evangelios en lo que ellos vinieron a ser la cabeza de
sus iglesias, y quien tuviese la propia, es decir, no pensase como ellos, eran ipso facto condenados a
muerte.
La inteligencia de las naciones europeas en aquel
siglo no era precisamente muy elevada. El Renacimiento fue un movimiento típico
Latino que no llegó a Alemania. De haber seguido la Historia su curso natural
también hubiese llegado. El Odio contra la Civilización Católica exorcizó esa
influencia.
La Imprenta al servicio de la Reforma, en razón del
analfabetismo y la ignorancia de las masas hizo del evangelio del Odio
Protestante la Fuerza creadora de una Opinión Pública descarnadamente
expuesta a los bulos contra el Evangelio del Espíritu Católico; fuerza y opinión
que le sirvieron a Lutero y sus
consiervos de caballo de Troya.
Siguiendo con su ataque de Separación de Cristo Jesús
de su Iglesia, habiendo visto en las tesis anteriores que el fin buscado por
los Reformadores no era otro que crearse una iglesia propia sobre la
que erigirse cabezas de ellas, sueño que Enrique VIII realizó,
Zwinglio siguió escribiendo:
12.-Por eso obran neciamente, aunque no por causa de la
cabeza (ya se realizan esfuerzos, mediante la gracia divina, para restablecer
el valor de la cabeza), sino que decimos del obrar necio porque ya no estamos
dispuestos a soportarlo, sino que deseamos escuchar solamente lo que la cabeza
dice. (Hablando de: los preceptos promulgados por gente que llamamos
«clérigos», referentes a su boato, sus riquezas, su rango, sus títulos y leyes,
causa de toda necedad)
La egolatría que expone en esta tesis
el Suizo no tiene desperdicio. La intención subliminal oculta que
descubre, no lo tiene menos.
Zwinglio sólo quiere escuchar lo
que la cabeza le dice, pero no esa Cabeza del sacerdote, que él lo era, sacerdote, y que es Cristo
Jesús; Zwinglio sólo escuchaba lo que su
propia cabeza le decía porque él daba por supuesto que su Cabeza era Cristo, y
en definitiva él era Cristo; y siendo su cabeza la del Cristo todo el mundo debía
escucharle a él, porque cual Cristo lo estuvo y él también estaba en
comunicación directa con Dios. No sabemos por cuál línea, pero se entiende que
Zwinglio sólo quería escuchar lo que su cabeza tenía que decirle porque su cabeza era Cristo, y Cristo le decía que tenía que destruir a la
Iglesia Católica y condenar a muerte a todos los católicos… si no se ponían de
rodillas ante él. Al final de sus tesis, ya lo veremos, el “divino Cristo
Suizo” rebaja la pena de muerte a la condena de ser reducidos los católicos a
la condición de perros abandonados en las calles… en ejercicio de caridad
cristiana hacia esos herejes irreciclables.
De donde se ve que el Sembrador
Maligno Suizo daba por supuesto o bien que su cabeza era la de un dios, ergo:
infalible y omnisciente, o bien que alguien le hablaba a su cabeza y él
escuchaba y seguía la palabra de la Voz que le entraba por esa cabeza. Según su
parecer el obrar neciamente de la Curia procedía de no
escuchar la voz de quien le hablaba a su cabeza y le decía lo que debía hacer.
Esa Voz era la única que él quería escuchar, y siendo él el mensajero de esa “Voz
Oculta” que a nadie más que a él le hablaba, todo el mundo debía escucharle a
él para obrar rectamente. Porque:
13.-Oyéndola, se aprende a conocer la voluntad de Dios en
forma clara y precisa, y gracias al Espíritu de Dios el hombre es atraído hacia
Dios y transformado en ÉL.
Observemos que no dice “leyéndola”.
Zwinglio insiste: “oyéndola”.
Oyendo la Voz que le hablaba a su cabeza
Zwinglio se sentía en comunicación directa y viva con Dios, quien le daba a
conocer su voluntad, que era destruir la Fe Católica y ese Evangelio de la
Iglesia Romana que durante 16 siglos, comenzando su Viaje desde y por el propio
Jesucristo, se había extendido por todas las naciones del Viejo Mundo y en esos
días ponía sus pies en el Nuevo.
Los pies de la Iglesia son los pies de
Jesucristo, y en aquel Siglo por fin los ponía en el Nuevo Mundo, de cuyas
plantas nacieron las iglesias de la América Latina.
¿Acaso estaban ciegos aquéllos
Reformadores, o no querían ver el Milagro del Descubrimiento del Nuevo Mundo?
¿Pero de qué evangelio estaban hablando
aquéllos siervos del Enemigo de Cristo? ¿De verdad creyeron que mientras el
Señor hacía suyo el Nuevo Mundo Dios entregaba a su destrucción el Mundo que
tanto trabajo le costara levantar de las ruinas del Imperio Romano?
La Voz que les hablaba directamente a
los Reformadores y Divinos y los ponía en comunicación directa con ese “Dios
Oculto” del que recibían la Voluntad de Dios: destruir la Casa de Cristo en la
Tierra, ¿no era la Voz de aquella Serpiente que con su veneno convenció a Eva a
declararse por la Guerra una vez disfrutado del Amor?
14.- Por esta razón todos los
cristianos deberían poner su máxima atención en que en todo el mundo sea
predicado únicamente el Evangelio.
En el Evangelio está
escrito que la Iglesia edificada por el Espíritu Santo de los Apóstoles es la
Esposa del Señor, Ese Jesús del que se dice que su Espíritu es el de la
Profecía y cerrando Dios su Libro una vez revelado que el Hijo de
Dios es Dios Verdadero de Dios Verdadero: se cerró la Edad de los
Profetas. Ya nunca jamás conocería el Mundo otro Profeta.
Este es el Evangelio de
los Apóstoles que la Iglesia heredó. Y vivió en el conocimiento de que los
Milagros y los Profetas pertenecían a la Biblia. En adelante era el espíritu de
inteligencia en el Hombre el que debía luchar por la Civilización y
la salvación del género humano. Lucha que no estaría exenta de tensiones y
revoluciones, que ya se manifestaron en la Edad de los Apóstoles. San Pedro el
primero en manifestarlo cuando dejó escrito “vuestra Fe probada, más
preciosa que el oro, que se corrompe aunque acrisolada por el fuego”.
Corrupción de la que la Historia de las Iglesias hace maravilla por su
continuidad “para alabanza, gloria y honor de Jesucristo” su Fundador, el mismo
que abriendo su Fundación profetizó que su Casa sería expuesta a la prueba de
maremotos, terremotos, tormentas, diluvios y toda suerte de tragedias, en cuya
Victoria celebrarían en alabanza su gloria y su honor.
¿Acaso no sabían esto
quienes tenían, como el Suizo, comunicación directa con Dios?
Declarándose Infalibles
y Omniscientes, pues si su Cabeza era Cristo y Cristo es Dios, siendo ellos su
cuerpo participaban de su Infalibilidad y Omnisciencia, según lo dice la
lógica, ¿no sabían Ellos leer con “la
razón clara” lo que le había sido dado a conocer Dios Padre a su Hijo, y para
los Oyentes devenía en Profecía, a saber, que su Iglesia, su Casa en la Tierra,
la que ÉL construiría, sería expuesta a toda clase de enemigos que se alzarían
a muerte para echar abajo sus muros, saquear sus tesoros y reducir a escombros
el Edificio del Nuevo Templo?
La Historia del
Cristianismo, de la Civilización Cristiana, de Europa y del Mundo estaba
escrita. La Memoria de los 16 siglos
pasados desde la Encarnación y la Resurrección hasta los días de la Siembra
Maligna estaban registradas y abiertas su lectura a todas las universidades
europeas. Bastaba abrir esos libros para ver en qué manera y de qué forma la
Casa fundada por Jesucristo había sido expuesta hasta entonces a ataques
mortales de necesidad. Todos los estudiantes de Teología del momento estaban al
corriente de la Historia de la Iglesia y de la Civilización Europea desde el
Siglo de Cristo al Siglo de los Reyes Católicos. Creer que lo que no
consiguiera el Imperio Romano ni el Imperio Musulmán durante siglos pudiera
conseguirlo la Liga de las Naciones Protestantes sólo le cabía en la cabeza al
Diablo. Obviamente por necesidad el Príncipe de la Muerte debía hacer lo que le
era natural, destruir la Casa de su Enemigo, Jesucristo. Su Demencia no tenía
cura. Creyó que podría poner de rodillas a Dios sobre el cadáver de su hijo
Adán, después creyó que podría poner de rodillas a su Hijo delante de los
reinos de este mundo, y seguía creyendo que podría destruir la Casa der Dios en
la Tierra mediante la División Fratricida de las naciones europeas gracias a la
Reforma. Todo natural en quien había elegido por voluntad propia ser príncipe
en el Infierno que Ciudadano en el Reino de dios, como todos los hijos de Dios
hicieron al poner sus coronas a los pies del trono de Dios, abdicando en Honor de la Gloria del Hijo Unigénito y
Primogénito de YAVÉ DIOS PADRE, Nuestro Rey Jesucristo; pero absolutamente
antinatural en quienes siendo hijos de hombres y mujeres se pusieron como
objetivo de sus existencias destruir lo indestructible: La Casa que el Hijo de
Dios le edificó a su Padre en la Tierra. Esta demencia, creer que podrían retar
a Dios y a su Hijo, fue la que el “Dios
Oculto” de Lutero le comunico a sus
apóstoles del Odio a Muerte. Demencia contagiosa que se expandió por todas las
naciones europeas. La Semilla dio su fruto, y produjo la Guerra de los 30 Años, herida incurable que siempre abierta
acabaría conduciendo al Mundo a la
Guerra Mundial Absoluta de la que esperaba obtener el Príncipe del Infierno la
destrucción del Género Humano.
El “Dios Oculto” necesitaba mantener escondida
su verdadera naturaleza a los ojos de sus siervos. Cegados éstos por la gloria
de quienes conseguirían vencer al Hijo
de Dios, destruyendo lo que Él creó, siguieron adelante sin pararse a comprender que Caín era el
Modelo de cristiano que estaban implementando a medida que desplazaban más y
más a Cristo de la conciencia de Europa.
Buscando la salvación
de unos pocos, la de los Elegidos por Dios para el Cielo, predestinados DESDE
ANTES DE LA ETERNIDAD PARA LA VIDA ETERNA en el Paraíso, trabajaron para la
destrucción de muchos.
15.- Porque nuestra salvación consiste en
creer en el Evangelio y, por el contrario, nuestra condenación consiste en la
incredulidad. Y es que el Evangelio contiene claramente toda la verdad.
Y la Verdad, toda la
Verdad y nada más que la Verdad es ésta: Que el Señor, Cristo Jesús, es el
Esposo de la Iglesia Católica. Y quien se alza contra la Esposa se alza contra
su Esposo.
¿Acaso no está esto
escrito? ¿O será que el Suizo no sabía leer? Porque escrito está:
“Donde hay Testamento es necesaria la muerte del Testador”. De donde la
pregunta siguiente: Quién no tiene Esposa ni Hijos ni familiares a los que
dejar Herencia ¿qué Testamento debiera firmar?
Luego si hay Testamento
y Muerte del Testador, hay Esposa y Descendencia. La primera a la manera que estuvo
Cristo en Eva, y la segunda a la manera que lo estuvo Isaac en Sara.
Sobre la primera dijo
Dios: “No prevalecerán contra Ella las puertas del Infierno”, y sobre el
segundo: “Se adueñarán de las puertas de sus enemigos”.
Quien testa es Dios, y
como desde el Principio existe el Fin, la Esposa como la Descendencia estaban
en Presente en el Ser del Esposo aunque en el Tiempo fuese Futuro.
Destruir a la Madre en
la Esposa era destruir a su Descendencia. El fuego de la Voz del
“Dios Oculto” que les hablaba a los Reformadores en sus cabezas tenía este
destino: Matando a la Esposa el Diablo mataría en las entrañas a esa
Descendencia nacida para vencer a todos sus enemigos, y cuyo Nacimiento “la
creación entera aguardaba expectante”
Lejos estaban los
Reformadores de este Evangelio del Espíritu Santo “hablado en privado entre los
perfectos”.
16.-En el Evangelio y del Evangelio se
aprende que las doctrinas y los preceptos humanos no ayudan en absoluto para
salvación.
Contra esta Voz del “Dios
Oculto” de los Reformadores basta traer al frente la Voz del Dios
Visible, cuando dijo y dice: “Si no vierais las Obras que hago en
nombre de mi Padre no creeríais”.
¿Veis en qué manera las
obras son necesarias para la Salvación de las almas?
Cristo no vino a salvarse
a sí mismo, sino a salvar a los demás. Cristiano es aquel que sigue su Ejemplo
y acorde a su Evangelio realiza obras a Imagen y semejanza de las del hijo del
Hombre en beneficio de la salvación de las almas de quienes no lo han conocido
o de quienes aún no creen. Quien niega el Valor de las obras realizadas en
Cristo para la Salvación del Género Humano niega a Dios, rechaza a Cristo y se
convierte en un Anticristo.
Cristo no necesitó de
obra alguna para ser salvado. El Cristiano no necesita de las obras
propias para ser salvado, ha sido salvado por las obras de Jesucristo. Siendo
Su proyección en la carne, el Cristiano vive según el mismo Principio
de la salvación por las obras realizadas por el Hijo de Dios en el Hombre. Este
es el Evangelio del Espíritu Santo. Es el Evangelio de la Iglesia desde su
Nacimiento. Y será su Evangelio por la eternidad.
Dicho esto: ¿Cómo podía
al anticristo sonarle a Palabra de Dios la Carta de Santiago Apóstol? : “La Fe
sin las obras de Cristo es fe muerta”.
¿Qué obras son esas
sino? : “Dad de comer al hambriento, vestid al desnudo, cuidad a los enfermos,
socorred a los huérfanos y viudas, no matéis, no adulterareis, no envidiéis, no
juzguéis a vuestro prójimo, perdonad, amad a vuestros enemigos, no robes, no
testifiques en falso, ama la paz y la justicia, sed misericordiosos, amad a
Dios sobre todas las cosas y a vuestro prójimo como a vosotros mismo, honra a
tu padre y a tu madre, santifica el domingo, ama a tus hermanos, conduce a la
Fe a tus hijos…”
Este es el Evangelio de
la Iglesia, heredado de su Esposo y defendido y expandido por las cuatro
regiones de la Tierra. Cada cual responde de sus obras.
Si por ellas se pierden
las almas, por ese delito serán juzgados, sean papas, cardenales u obispos.
Si por tus obras salvas
el alma de tu prójimo, por su alma serás honrado y alabado delante de Dios.
Y si por la salvación
de un alma son borrados los muchos pecados de un hombre, así está escrito, y
acorde a esta Palabra seremos juzgados todos los hombres, Siervos como pueblo de
Dios, la realidad es obvia: Por la condenación de tu prójimo a causa de tus
obras, pensamientos y palabras serás condenado tú. La sentencia contra ésos que
pierden a los demás y se creen blindados por la Fe está escrita: “Apartaos de
mí obradores de iniquidad”. Que cada cual pues se juzgue a sí mismo antes de
ser levantado de entre los muertos.
Y bienaventurado aquel
a quien el Señor no le imputa delito.
CAPÍTULO
CUATRO
Zwinglio dixit:
a) son las autoridades civiles y no el
obispo quienes deben detentar el poder aun en materias espirituales; y la Biblia, y sola ella, ha de trazar la pauta de
la reorganización de toda la vida ciudadana.
Tras leer esta programa lapidario
contra la Libertad Social, el Crecimiento de la Civilización y el derecho del
Creador a dirigir su Creación en el Tiempo acorde a su Sabiduría y
Amor por la Vida que Él mismo crea, todo lo que queda es quemar las 67 Tesis de
este autor demente que quiso encerrar al Género Humano entre las pastas de un
Libro cuyo Fin Sagrado es levantarle la cabeza al Hombre, dirigirlo
a su Creador, y ahí cumple y consuma la Biblia su función Divina.
Una vez el Creador y su
Creación unidos por el Amor a la Vida de ambos, la Biblia alcanza su Gloria, su
Maravilla, su Divinidad. Porque no es sólo Dios quien ama la Vida del Hombre,
sino el Hombre quien ama la Vida de Dios. El Amor del Creador a su Creación y
de la Creación a su Creador es una Fuerza Viva de Poder eterno e infinito.
Quien ama al Creador y odia su Creación es enemigo de ambos. Una persona que
pretende levantar un Muro intraspasable entre Creador y Creación, haciendo de
la Biblia ese Muro, ese hombre no viene de Dios, ni habla en nombre de nuestro
Creador, ese hombre es un pobre diablo que en alguna parte de su recorrido
existencial perdió los papeles y para compensarlo reclamó Poder Absoluto,
pidiendo para él ese Poder que le corresponde a la Iglesia en el terreno del
Espíritu.
“A
las autoridades civiles, dice, les corresponde la Autoridad sobre el Espíritu”.
Este pobre diablo, consciente de que nunca podría detentar ese Poder Espiritual
que le pertenece a Cristo y sólo a Cristo, siendo Jesús su Cabeza y la Iglesia
Católica su Cuerpo, quiere alzarse con ese Poder mediante un golpe
de estado religioso contra la Autoridad Civil. Y una vez encumbrado en ella
reclamar la Autoridad de Cristo para desde el Poder de la espada condenar a
muerte a todo el que se oponga a su Teocracia.
Esta es la Lectura del Programa del
Reformador Suizo. No hay otra. Lo dice letra por letra, su Intención era ser un
dios, y conocedor del bien y del mal, ser igual a los dioses de los que
hablándole a Eva quiso la Serpiente que Adán fuese.
El Suizo no se corta un pelo,
pero lo que más admira es ver la brutalidad de sus paisanos alpinos quienes
teniendo este programa anticristiano delante de sus ojos se pasaron a su bando
y se entregaron a la guerra civil, emulando a Caín.
Se entiende que para alcanzar este poder,
ser un dios, el Suizo debiera lanzar un ataque frontal contra quien
recibió de Dios la Autoridad en el terreno religioso en el seno del mundo
cristiano. Su siguiente tesis lo confirma:
17.- Cristo es el eterno y único Sumo
Sacerdote. De esto colegimos que quienes se han proclamado «Sumos Sacerdotes»
no solamente se oponen a la gloria y el poder de Cristo, sino que incluso le
desechan.
Volvemos a lo mismo. ¿Si el
Sumo Sacerdocio, su propiedad existencial, cual se ve en el Templo del Jerusalén Bíblico, se basa en ser el único
sacerdote que se acerca a Dios, a quién otro le podía corresponder este Sumo
Sacerdocio Eterno sino a quien está en Dios, su Hijo Amado?
Por Naturaleza Divina Jesucristo es, en
este orden, Sumo Pontífice Eterno. Pero los hombres, creemos, tal vez
los Protestantes no lo son, somos mortales. No que nuestro espíritu
pueda morir, pues habiendo sido Creados a la Imagen y Semejanza del Hijo de
Dios participamos en su Inmortalidad mediante la Vida Eterna. De
haber sido Aarón de la misma Naturaleza Divina que Jesucristo el sumo
sacerdocio hubiese sido suyo forever.
Pero, siendo la Religión una Adoración perpetua de Dios, a sumo sacerdote
muerto, sumo sacerdote puesto por el Templo. O en caso contrario la Adoración
Perpetua de la Creación a su Creador sería liquidada, y el pueblo se hundiría
en la condición de las bestias. Con el traspaso del Templo de Jerusalén a Roma
la Naturaleza Sagrada de la Religión permanece, y la Adoración Perpetua, por la
Naturaleza del Sumo Pontífice, Jesucristo, adquiere la propiedad de la Vida
eterna.
Este Sucesión de Jesús a San Pedro y de
San Pedro al Obispo de Roma no anula ni le roba al Hijo de Dios su Naturaleza
de Sumo Pontífice Eterno, porque esto sería afirmar que el Hijo de Dios ya no podría
presentarse ante su Padre, un argumento satánico en el que ni siquiera me
detendré. Siendo Cristo Jesús el Sumo Pontífice del Nuevo Templo, su
Naturaleza Divina se abre al Sacerdocio Universal Cristiano, de
manera que todos los Obispos, lo mismo el de Roma que sus hermanos en el
Templo, forman parte de su Cuerpo, y en razón de la Visibilidad de esta
Naturaleza Universal de su Sumo Pontificado Eterno el hijo de Dios levanta a
Pedro como Sucesor en el Cargo de “Sumo Sacerdote” que ostentó Aarón delante de
Israel a fin de que la Renovación del Género Humano sea Visible ante las
naciones de la Tierra y del Cielo por la Redención de Cristo.
Zwinglio habló mentira porque venía del
padre de todas las mentiras para hablar en su nombre y destruyendo la Sucesión
atacar el Templo de Dios al dejarlo sin Sumo Sacerdote de la Adoración Perpetua
del Hijo de Dios. Pues en efecto, Aarón se presentaba delante de Dios en
persona, pero San Pedro su Sucesor en la Adoración de Dios se presenta delante
del Hijo de Dios, de donde se ve que la Gloria de Jesucristo no sólo no es
disminuida sino ensalzada delante de toda la Creación. Por eso todos los
Poderes del Cielo, como vemos en el Epílogo del Libro de Dios, la
Biblia, proclaman la Gloria del Cordero de Dios, es decir de su
Hijo.
Cuando el Suizo dice que
desechan la gloria de Cristo quienes son llamados “sumos sacerdotes” por los
Poderes de la Iglesia, el Suizo habló mentira, estaba mintiendo, y habló
mentira porque su fuente fue el padre de toda mentira.
San Pedro y sus sucesores (Sumos
Sacerdotes) responden ante Jesucristo (Sumo Pontífice Universal Eterno), y
nadie sino Jesucristo permanece de pie delante de YAVÉ DIOS PADRE.
La Adoración del Hijo por el Padre
deviene en el Templo Católico: Adoración por el Hijo y el Padre.
Como Jesucristo ama a Dios con Amor de Hijo, la Iglesia ama a Jesucristo con
Amor de Esposa, de esta forma el Amor es el Vínculo Todopoderoso y Eterno que
engendra el Misterio de la Trinidad, donde el Padre es YAVÉ DIOS, Señor de los
Profetas de Israel, el Hijo es Jesús, Señor de la Iglesia, y el Espíritu Santo
es Cristo, cuyo Cuerpo es la Iglesia. Y siendo Jesús y Cristo la misma Persona,
que todos conocemos como Dios Hijo Unigénito, el Sacerdocio Católico se levanta
en la Eternidad para la Adoración Perpetua del Hijo de Dios, pues “quien no
adora al Hijo no adora al Padre que le envió”.
Una mentira no puede sostenerse en
pie sino es apoyándose en otras mentiras. La siguiente lo demuestra:
18.- Cristo
se sacrificó a sí mismo una vez y su sacrificio vale eternamente como actuante
y expiatorio y acontecido por los pecados de todos los creyentes. Esto permite
reconocer que la misma misa no es ningún sacrificio, sino un memorial del
sacrificio y, a la vez, la confirmación de la redención que Cristo ha realizado
en bien nuestro.
Cristo fue sacrificado
por Dios, su Cordero Expiatorio: y fue ofrecido por los pecados del
Mundo cometidos en la Ignorancia de la Naturaleza Íntima de los Acontecimientos
anteriores a la Creación de nuestro Universo que desencadenaron, la Traición de
Satán mediante, la Caída del Primer Hombre.
¿Acaso un Cordero puede
sacrificarse a sí mismo? ¿No le corresponde a su Señor y Dueño realizar ese
Sacrificio?
Evidentemente, siendo
un Cordero Espiritual, Jesús hubiese podido negarse a ser ese Cordero ofrecido
por Dios en expiación de los pecados del Mundo cometidos en la Ignorancia. Que
tuvo este Poder de Libre Albedrío lo vemos en el Huerto de Getsemaní, donde
Jesús abre su Corazón y le pide a su Padre que si podía pasar de aquella Copa,
que se lo permitiese. Mas en su Adoración Eterna de Dios se inclina
delante de su Padre y ofrece su Sangre para que por su Sangre sea consumada la
Redención de la Transgresión de Adán, acometida en su Ignorancia, pues de no
haber habido Ignorancia no hablara el Espíritu Santo de Transgresión sino de
Traición a la manera de la de Satán.
No ofreció Cristo su
Sangre por los creyentes y sólo y únicamente POR LOS CREYENTES. Esto
sí es “desechar la Gloria de Jesucristo”. Dios ofreció su Cordero por
los pecados de todo el mundo, pues todos los hombres fueron encerrados en el
Pecado por la Ignorancia, y en razón de esta Ignorancia todos son redimidos.
Así que miente el autor
suizo cuando afirma que Dios sacrificó Su Cordero en bien de los creyentes.
Esta mentira Desecha el Poder Universal de la Redención de Dios, quien
comprendió en su Gloria a todo el mundo. El Espíritu Santo lo afirma a pecho
descubierto: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Amado para que se
salve”. El Espíritu Santo no miente. El reformador sí miente cuando afirma que
la redención por la Sangre del Cordero de Dios se derramó exclusivamente a la
salud de los elegidos protestantes. Diciendo esto el Reformador desprecia a
Dios, desecha la Gloria de su Hijo y ataca frontalmente al Espíritu Santo.
Pero rápidamente la
serpiente oculta en el Reformador se pone la máscara, y dice:
19.Cristo es el único Mediador entre
Dios y nosotros.
¡Aleluya! Europa descubría las Américas,
el Cuarto de los Nuevos Apóstoles encargados de sembrar el nuevo evangelio
descubría la piedra filosofal que le permitiría a su “Dios Oculto” destruir la
Casa que Jesucristo y sus Hermanos Edificaron.
El Orgullo dice Dios es el principio del
pecado. Los reformadores eran dioses y se presentaban delante de Dios sin pedir
permiso ni llamar a la puerta. Según su doctrina Cristo es una Persona y Jesús
es otra. Cristo no es Jesús, afirman. Cristo no es Dios, dicen. Así que no
siendo Jesús el Cristo no necesitaban de Jesús para llegar a Dios. Así,
afirmando a Cristo negaban a Jesús, a quien apartan de en medio en su camino a
Dios.
Mas por el Espíritu Santo sabemos
esto:
El Hijo es Dios,
el Hijo es Jesús,
y Jesús es el Cristo.
Cristo es Dios.
¿En qué demencia argumentativa estaba
atrapando este siervo del Sembrador Maligno al pueblo suizo? ¿Acaso alguien
cree que la Semilla del Sembrador Maligno sería un grano se cizaña
diferente a la Mentira?
Dios estableció a su Sumo Sacerdote,
primero Aarón, hasta que llegase Cristo, y después a Jesús, para permanecer por
la Eternidad en su Presencia, y éstos apóstoles del evangelio de la Mentira
dicen que no necesitan a nadie para presentarse delante de Dios. ¡¡Qué orgullo infernal,
tener en la sangre de Satán el corazón!!
Pretenden presentarse delante de Dios de
igual a igual, usar a Cristo como portero encargado de anunciar su entrada en
el Santuario Santísimo, en el Tabernáculo del Todopoderoso Señor del Infinito y
de la Eternidad, Creador del Cosmos y de todos los Mundos que llenan su Reino
del Cielo. ¡Cómo se puede ser tan bruto!
En fin:
20.- Dios
quiere concedernos todas las cosas en el nombre de Cristo y de esto se deduce
que tampoco necesitamos de otro Mediador en el Más Allá.
Del bruto es la
brutalidad. El Reino de Dios, dice este bruto, no está basado en un Edificio
Social cuya Núcleo de Poder Universal es la Corona de su Hijo. Para nada, dice
este cuarto apóstol del evangelio de la Mentira. El Creyente Suizo y sus
colegas protestantes entrarán en el Templo del Altísimo delante de cuya
Presencia el mismo Cosmos dobla rodillas, y charla que te charla con el propio
Dios Hijo Unigénito chocarán la mano del Creador del Universo.
La demencia se seguía
poniendo nombres. En esta ocasión se dio el de Zwinglio. Y con este nombre
firma que “Cristo no vive en Nosotros”, Cristo es un Mediador en cuyo
Nombre nos es concedido absolutamente todo.
Y si todo, que Jesús se quite de en medio, todos a invadir Su Ciudad, y a
bajarlo de su Trono. No hay más autoridad que la del Pueblo.
Amén.
Con su aleluya:
21.Si aquí, en este mundo, oramos los
unos por los otros, lo hacemos confiando en que solamente por Cristo todo nos
será concedido.
No oréis por los
enemigos, (están todos predestinados a la hoguera del infierno), ni por los
pecadores (lo están porque son unos pecadores), ni por los que no creen para
que crean (no creen porque así lo ha establecido Dios desde la eternidad y no
vais a ir en contra del decreto del Todopoderoso); orad por los unos por los
otros, todos santos, todos maravillosos, todos dioses.
“Hipócritas, si no
superáis la justicia de los fariseos no entrareis en el reino de Dios”. La
Sangre de Cristo no fue derramada por todos los hombres, sólo por vosotros, los
Creyentes, pues antes de que existiera el Pecador de Adán ya estaba
predispuesta la Sangre del Cordero de Dios para que en ella cocinaseis la carne
de vuestros enemigos. ¡Esos papistas inmundos!
22.- Cristo
es nuestra justicia y de ello colegimos que nuestras obras, siempre que sean
buenas, es decir, realizadas en Cristo, son buenas obras; pero no lo son si las
realizamos por cuenta propia.
¿Cristo es vuestra justicia? ¿Vosotros
sacrificasteis al Cordero de Dios? ¿Vosotros lo enviasteis del Cielo para que
en su Sangre el amor de Dios por el Mundo entero se manifestase? ¿Y cómo es que
siendo vosotros ese Dios que es Amor en vosotros el Amor se convirtió en Odio?
La Historia de los crímenes de los
Reformadores está escrita. Que Dios creó al Hombre a la imagen y semejanza de
su Hijo, también. ¿Quién fue el Original a cuya imagen y semejanza los
Reformadores cometieron sus matanzas, sus genocidios contra los campesinos, sus
crímenes contra sus oponentes? ¿Fue Jesucristo ese Original? ¿O lo fue Satán,
padre de toda mentira y de los Homicidios cometidos en la Tierra desde la Caída
a nuestros días?
La hipocresía de los reformadores fue
absoluta. Afirmaron que sus crímenes y homicidios estaban hechos en Cristo.
Afirmaron que Cristo asesinó a sus enemigos, mató a sus oponentes, derramó
sangre a raudales y siguiendo Su Ejemplo ellos fielmente le dieron gloria sobre
los cadáveres de sus enemigos papistas.
Pero en la tesis siguiente la hipocresía
se hace divina:
23. Cristo dejó a un lado el
provecho y las glorias de este mundo y de ello deducimos que aquellos que en
nombre de Cristo atesoran riquezas, le perjudican sobremanera; porque le
invocan como pretexto de su avaricia y arbitrariedad.
¿Estaba hablando de
Suiza?
Y a la hipocresía se le
suma la imbecilidad más patológica cuando escribe:
24.- Como
ningún cristiano está obligado a hacer obras no ordenadas por Dios, puede tomar
en cualquier tiempo los alimentos que le plazcan. Y de esto deducimos que el
permiso del gustar del queso y la mantequilla son un engaño papista.
No sé por qué cuerno agarrar a este
toro. Si hubiese sido Minotauro, merecería la pena la aventura. Pero era cabra,
de las que dan queso y mantequilla. Hasta en la sopa veían al diablo, pero no
era el diablo, era el Papa.
¡Qué locura!
25.- El
cristiano no depende de fechas o lugares determinados, sino al contrario. Por
consiguiente, quienes señalan fechas y lugares privan al cristiano de su
libertad.
Tanta estupidez puede conmigo. Baste a
cada día su afán. La moraleja de esta tesis: Todos a trabajar los siete días de
la semana, los 354 días del año, y maldito el que se mueva de su lugar y se
regale una peregrinación a Santiago, a Jerusalén, a Roma, a la China. Y maldito
el que descanse en Navidad, Semana Santa, y fiestas religiosas de guardar.
Todos esclavos, hasta la muerte.
Aleluya.
CAPÍTULO CINCO
El Pensamiento es la
fuente de la que procede la energía que mueve los labios para producir eso que
llamamos “la Palabra”. Todos los mamíferos tienen boca y garganta, pero el único
mamífero en el que se manifiesta este Poder, “la Palabra”, es en el
ser humano. Quiero decir, la existencia de la Palabra no tiene que ver tanto
con el hecho de tener boca y garganta, y sí tiene que verlo todo
con el cerebro del Mamífero Sapiens, en el que las cuerdas vocales
se desarrollan con un solo fin, darle al Pensamiento “poder de manifestación”.
Este Poder es “la Palabra”.
Este “hecho”, la
Palabra como Poder Natural del Ser Humano es el Verdadero Descubrimiento del
Mundo Griego Clásico. Desde Solón a Aristóteles la Palabra experimenta una
evolución maravillosa, única en la Historia del Mundo Antiguo, en la que el
Poder del Pensamiento se hace Realidad y conforma la estructura de
la Sociedad y del Estado. La base de aquel Acto Histórico que le marcó a la
Civilización su rumbo en dirección al Nacimiento del Cristianismo basó su
Potencia en lo que hoy llamamos Real Politik.
O lo que es lo mismo, el Pensamiento Individual y del Cuerpo Social Clásico no
estaban encajonados entre las los Muros de una Ideología. Esa Libertad les
permitía a los pensadores abrirle horizonte a su Pensamiento y entre
todos determinar la dirección de los acontecimientos que a ellos les tocaba
vivir y poner en activo, fuese una invasión de sus fronteras o a una proyección
de su acción hacia el exterior de los límites del Estado.
El Mundo Griego fue una
Sociedad creada por y para Políticos Filósofos. Por el contrario el Mundo
Romano basó su Poder no tanto en el Pensamiento cuanto en la Fuerza de la
Espada. Donde el Mundo griego puso el Pensamiento el Mundo Romano puso la
Espada, la Palabra tenía que servir a la Espada.
Observando la evolución
desde la Roma Antigua a la República observamos que el Crecimiento del Estado
Romano se basó en la lucha por el Derecho. Todas las revoluciones de la Edad
Medieval Romana se basaron en la conquista de la Igualdad de Derechos entre las
clases sociales. A la altura de la Edad Moderna Romana la Palabra se limitó a
servir al Imperium de la Espada.
Con el Cristianismo
renace el Pensamiento como fuente de la Palabra. “La Palabra es
Dios”. Dios se hace la Fuente de la que procede el Pensamiento. Se
me dirá que este Renacimiento fue de necesidad. Contra la Espada
desenvainada en la mano del César, el Cristiano tuvo que hacer de la
Palabra su “espada”.
Esta Revolución fue la
que activó el Hijo de Dios. El Poder del Hombre no está en la espada, está en
su Palabra. La palabra es lo que define al Hombre. Y fue por esto que
los Padres de la Iglesia y los Historiadores del Cristianismo vieron
en la Victoria de la Civilización Clásica la Preparación del Advenimiento de
Cristo.
En adelante en la
Guerra entre el Paganismo y el Cristianismo éste le opondría a la Fuerza de
la Espada el Poder de la Palabra. Los Padres de la Iglesia Católica
no cejaron hasta que el Paganismo cayó a sus pies,
y Dios, como Fuente del Pensamiento Humano, fue
reconocido por la Civilización como la Fuente Única que le abre al Pensamiento
del Hombre un Horizonte sin límites.
Esta fue la Esperanza
que animó el espíritu Cristiano y en San Agustín encontró la
manifestación más visible del Pensamiento Cristiano para sin la espada vencer a
todos los sistemas ideológicos que bajo una máscara religiosa pretendieron
encadenar el pensamiento de los hombres a los muros de sus intereses privados.
En términos literarios se conoce más las Confesiones y la Ciudad de Dios que los escritos
de guerra contra el paganismo en los que basó su gloria esta Columna del Templo
Cristiano.
Vinieron las Invasiones
y la Caída de la Civilización a los pies del caballo de Atila. La Civilización
encontró su refugio en los brazos de la Iglesia. El Derecho, la Teología, el
Estado, encontraron en Ella su Cueva de Invierno donde pasar la Larga Noche que
se avecinaba hasta su Renacimiento. El advenimiento de Santo Tomás fue el canto
del Gallo de la Mañana que anuncia el nuevo Día. Desde las cumbres del Cielo,
Dios había abierto su Pensamiento con la Fuerza de un río que bajando de altas
cumbres al tocar el valle extiende majestuoso su caudal, vivificando campos
secos y baldíos. La Palabra y Dios se hicieron Hombre una vez y para siempre.
Había que seguir bebiendo de ese Río de la Vida de la Inteligencia Divina,
porque en sus aguas tiene el Pensamiento toda Ciencia y Sabiduría.
Ésta es la Doctrina
Cristiana por excelencia: “Dios es la Fuente, Principio y Origen del
Pensamiento Cristiano”. “La Palabra y sólo la Palabra es la esencia y la
sustancia del Ser Humano”. “El recurso a la espada es un acto de Negación de
Dios, por el que se niega que el Hombre haya sido creado a su Imagen y
Semejanza”.
La cuestión que aquí
nos llama a refutar las tesis de este apóstol del Evangelio de la Mentira, que
el Protestantismo hizo suyo, es la siguiente: ¿Qué “Dios” fue la Fuente del
Pensamiento Protestante?
Desde el primer momento
el primero de los Cuatro Apóstoles del Evangelio de la Reforma le reveló al
mundo que su Fuente era un “Dios Oculto”. Ahora bien, vemos que Dios
no se oculta jamás del Hombre sino que se descubre en la Plenitud de
su Amor y Poder a quien le busca.
¿Quién fue ese “Dios
Oculto” de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma? ¿En cuáles de los hijos
de Dios, tanto Apóstoles como Padres de la Iglesia, leemos que Dios Padre sea
un “Dios Oculto”? ¿En cuáles de los hijos de Dios en los que el Verdadero
Espíritu del Hijo de Dios vivió leemos que Ellos llamasen a la Espada para
vencer al anticristianismo en el que se encerró el Paganismo?
Si pues Dios engendra a
todos sus hijos acorde a la Imagen y Semejanza de su Unigénito ¿cómo es que los
Apóstoles del Evangelio de la Iglesia Católica prefirieron morir a matar, y en
cambio los Apóstoles del Evangelio de la Reforma eligieron matar a morir?
“Por sus Obras los
conoceréis”. Y éstas se refieren a la Palabra. Porque si la Palabra es la
Manifestación mediata del Pensamiento, las Obras son el resultado final de su
existencia. De manera que quien no vive como Cristo, no es de Cristo, y quien
mata, como el Diablo mató a Adán, es de Satán. En esto no hay términos medios.
Entre morir o matar la elección es la de Cristo.
Como dije antes, la
historia de los homicidios de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma están
escritos. Sabemos que sus discípulos usando las Universidades intentaron
borrarlos y justificarlos en la identificación de la Iglesia con el Anticristo,
la Babilonia del Apocalipsis, etcétera, palabras muy propias del Sembrador
Maligno, fuente de Odio sin límites de cuyas aguas bebieron sus siervos como si
leche fuese. Si había que prenderle fuego al mundo, adelante.
Entrando ya en materia,
observamos además que todos los Apóstoles del Evangelio de la Reforma fueron
hijos de la burguesía del momento. Sin ser la élite del Renacimiento, que
ninguno de ellos conoció, ni tampoco del Humanismo, aunque el Humanismo los
jaleara, los Cuatro Apóstoles de la Reforma Maligna se alimentaron de la
inteligencia más actual del momento, pan reservado para los poderosa naciente
clase burguesa. Engordados con ese pan manipularon a las masas
analfabetas del momento. La ignorancia, en este caso de los pueblos alpinos, se
nos descubre en su discapacidad intelectual para analizar unas tesis en las
que Zwinglio desplegó su Odio contra la Iglesia fundada por Cristo,
de cuyo análisis hubiesen podido descubrir la identidad del Dios Oculto al que
tanto el Suizo como el Alemán sirvieron.
Es de retórica acusar
al enemigo de los males en los que el acusador se gloría. La mejor defensa ha
sido de siempre el contraataque acusando al enemigo de padecer los males de los
se le acusan. Puesto que nadie mejor que el propio acusado conoce la intimidad
de los males de los que se le acusa nadie mejor que él para desplegar esos
males en toda su virulencia contra quien se siente escandalizado.
Zwinglio, lo mismo que
Lutero, hizo de esta regla su altar mayor. Leamos su Vigésimo Sexta Oración
Sagrada:
26.- Lo que más desagrada a Dios es la
hipocresía. Por lo tanto, todo cuanto el hombre haga para aparentar ser mejor
que los demás es pura hipocresía y merece ser puesto en entredicho. En esto van
incluidos los hábitos o ropajes, los signos (cruces, etcétera) cosidos a la
vestimenta, la tonsura, etc.
¿Ser mejor que los
demás es ser hipócrita? ¿El corredor que corre, en cualquier rama de las
ciencias, de las artes, del derecho, de la Religión, para ser el mejor delante
de los tribunales de los hombres y de Dios, es un hipócrita?
Ya con estas dos
cuestiones no merece la pena siquiera seguir comentando la hipocresía que
extiende Zwinglio. Pero concedamos. ¿Qué es la Creación y la
Civilización sino un movimiento de superación constante en el Tiempo y el
Espacio? Ser mejor cuando lo que se ve es malo o peor, es un Deber Sagrado.
Nadie puede ser mejor
que Dios pero todos tenemos el deber de ser mejor que quienes nos precedieron
porque todos estuvieron encadenados a la Mentira, a la Corrupción y a la
Ignorancia. “Ser mejor” en el campo del Bien es un Deber Cristiano. Hay que ser
mejor Papa, mejor Obispo, mejor Creyente, mejor Pensador, mejor Político, mejor
Científico, mejor Defensor de los derechos del Hombre, de la Vida. ¿Es esto ser
hipócrita?
El hipócrita de
Zwinglio blinda su hipocresía tras la máscara de las vestimentas. Bien sabemos
que a nadie le deseamos la suerte del Diablo, pero no podemos permitir que la
Semilla de los Apóstoles del Evangelio de la Reforma siga en activo. Este es el
Día en el que se hará Viva la Profecía: “El Señor le dirá a sus siervos:
Recoged la Cizaña y reunidlas en haces para quemarla”.
Ser mejor “en el campo
del Bien” es el Motor de la Civilización. Esta Tesis no sólo va
contra Cristo y la Iglesia sino que ataca a la propia Civilización. No menos
que la siguiente proclama anticristiana:
27.- Todos
los cristianos son hermanos de Cristo y hermanos entre sí y ninguno debe
considerarse superior a otros delante de Dios. Esto quiere decir que las
Órdenes Religiosas, las sectas y los movimientos revolucionarios cristianos no
tienen razón de ser.
Mentira. El Evangelio del Espíritu Santo
es que todos los Cristianos somos hijos de Dios, de donde la segunda parte de
la primera frase no tiene sentido, pues Dios ama a todos sus hijos
con amor de Padre. Pero Dios a unos los engendró para ser los Hermanos de
Cristo, (sus Apóstoles) y a Ellos los sentó a su lado como los Ministros
Todopoderosos de su Reino; a otros los hace sacerdotes y les da el espíritu de
Esposa para que vivan sempiternamente en la Adoración a Dios, a otros los hace
hijos del Rey para trabajar en su Casa en la Libertad que viene del Amor a su
Padre, y a todos nos hace Ciudadanos de su Reino para disfrutar y gozar de la
Libertad sin límites de quienes vivimos para disfrutar de la vida de los hijos
de Dios.
En cuanto a la segunda frase, vuelve a
repetir su ataque contra la Civilización. El Cristianismo es Revolución en
esencia y sustancia. En el seno de la Historia de la Civilización Jesucristo es
la Revolución. Condenados a vivir por la Espada el ser humano fue rescatado
para la Palabra que viene del Pensamiento de Dios. La Inteligencia Divina se
derrama en el Hombre y lo dirige hacia las Ciencias, las Artes, el Derecho,
siempre en avance, siempre en lucha, siempre victorioso. Es en la Era de Cristo
donde tienen lugar todas las revoluciones que han hecho del Mundo Contemporáneo
el que es y es en este Campo donde sigue viviendo el Espíritu de la Revolución
Cristiana que marcó un Antes y un Después. Todos, incluso los enemigos, han
sido vencidos por la Era de Cristo. ¿De qué estaba hablando entonces este
Apóstol de la Mentira?
¿Innecesarias, dice, que fueron las
Órdenes religiosas Medievales en las que el Tesoro de las Letras encontró
Refugio?
¿No fueron ellas las que recogieron el
testigo del Apostolado y llevaron el Evangelio a las regiones europeas
aún salvajes? Los Anskar, Bonifacio,
Francisco de Asís, etcétera, ¿fueron innecesarios? ¿Lo serían los que le
sucedieron y llevaron el Evangelio a las Américas y al Lejano Oriente?
¿Quién se creyó ser este Zwinglio para
decirle a Dios lo que era o no era necesario para el Bien de la Salvación del
Género Humano?
Y sin embargo, en su siguiente oración,
diciendo “justo es todo lo que Dios ha
permitido y no ha prohibido”,
el hipócrita se niega a sí mismo: niega enseguida lo que acaba de
negar.
28.-Justo
es todo lo que Dios ha permitido y no ha prohibido. Por consiguiente, el
matrimonio es cosa lícita para todos los hombres.
Pues si Dios permitió la creación y
existencia de las órdenes religiosas, de las que se sirvió para expandir su
Evangelio, hechos escritos en los libros de Historia, ¿quién es quién, llámese
como se llame, para abolir lo que Dios bendijo?
Y es que cuando la Hipocresía y el
Orgullo van juntos de la mano no se puede esperar nada bueno. A quien bendice
le toca dar por finalizada la ocasión, y quien quita a Dios
y maldice lo que Él bendijo, lo hace a nombre propio y deberá
responder delante de Dios de su maldición contra lo que Dios puso en
Movimiento. En la Civilización dos son las Fuerzas Motoras que actúan en su
seno, Dios y el Diablo.
Quien ama a Dios, ama su Creación; quien
odia su Creación, ama al Diablo. No hay otra regla, “con Dios o contra Dios”.
En cuanto al Matrimonio de los
Sacerdotes la controversia vino de un alma hipócrita: Dios bendijo la
Procreación y la Multiplicación de las familias humanas antes de llamar a Adán
y Eva. Primero Bendice y luego Produce. Adán fue el Primer Hombre que llamó
Padre a Dios, el Primer Hombre al que Dios llamó “hijo mío”. Su Nacimiento no
se produjo por Encarnación sino por la Bendición. El Sexo Reproductor fue
bendición para todas las familias humanas. Así que el Primer Hombre,
contrariamente al Evangelio de la Reforma, que recogió del Judaísmo contra el
que Jesucristo se levantó, no cayó por la Concupiscencia. Estando
bendito el Acto Sexual reproductor no podía ser la Carne bajo la Ley de la
bendición la causante de la Maldición. Hacer de la Concupiscencia, que surge
tras la Caída, la raíz del Pecado que se mereció la
Maldición, doctrina judía que la Reforma hizo suya, es Negar a
Cristo y rechazar a Jesús.
Observamos que siendo la Muerte de
Jesucristo Prototipo de la Muerte de Adán, por proyección divina vemos en la
Virginidad del Hijo de María el Discurso de Dios sobre la Causa de la Caída de
Adán, su hijo menor, que en nada y para nada tuvo que ver con esa
Concupiscencia que hallando campo en los Reformadores los arrastró en este
terreno a resucitar de su tumba la doctrina judía sobre el Origen del Pecado de
Adán. Si el Amor era y es el fruto del Árbol de la Vida, la Guerra es y era el fruto
del Árbol de la ciencia del bien y del mal, del que comiendo, siendo natural a
la Guerra la Muerte, moriría el que comiese; hecho que el Hijo de Dios dejó
claro cuando le dice a Pedro “El que a hierro mata, a hierro muere”.
El matrimonio le es cosa lícita a todos
los hombres y mujeres en razón de la Bendición de Dios: “Procread y
multiplicaos y henchid la Tierra”. Si alguno sabe cómo podía operarse esta
Multiplicación sin el concurso del Acto Sexual reproductor, que lo diga.
Nacidos Adán y Eva de sus padres
vivieron bajo la Ley de la Bendición, no de la Concupiscencia. Ésta entra en el
mundo como efecto de la Caída.
Ahora bien, ¿condenaban los Reformadores
a Jesucristo por su Virginidad Sagrada y lo despreciaban por no acogerse a la
Ley de la Bendición?
Parece más que evidente que en
Jesucristo tiene el Género Humano ese Modelo Original
Divino en el que se cumple “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y a nuestra
Semejanza”: Sin embargo en Jesucristo tenemos al Todopoderoso Dios Hijo Unigénito.
Y únicamente a un demente puede ocurrírsele ser quien ÉL es: Sacerdote, Rey,
Señor, y Juez Universal. Desde el principio el Espíritu Santo dijo que Dios a
unos los hace sacerdotes, a otros maestros, sabios, etcétera. Y en ser lo que
es cada cual encuentra su felicidad. El Sacerdote tiene en la Virginidad de
Cristo su Modelo. El Sacerdocio Católico es un Pueblo aparte, como lo fuera la
Casa de Aarón entre las Tribus de Israel; Dios aparta y reserva el Sacerdocio
Cristiano para la Adoración de su Hijo, y por este deviene Inmaculado a la
Imagen y Semejanza de su Señor.
No menos verdad es que el Espíritu Santo
dijo: “Quien se abrase, que se case”. Mas hacer de esta Ley de Misericordia una
Ley de Maldición contra el Sacerdocio Católico es Maldecir al Señor a cuya
Imagen y semejanza engendró Dios a la Iglesia Sacerdotal. Ergo, los Apóstoles
del evangelio de la reforma odiaron a Cristo y amaron al Diablo, su verdadero
señor, cuya única meta es la destrucción de la Casa de quien le aplastó la
cabeza, nuestro Rey y Padre Jesucristo.
29.-… y de
aquí colegimos que aquellos que se denominan «clérigos» pecan si habiendo
advertido que Dios no admite su continencia no la remedian casándose.
El hipócrita tiene en la hipocresía su
gloria, y habla del Dios al que no ama, y porque no LE ama descubre que no LE
conoce, pues quien conoce a Dios LE ama por razón natural de su alma. Y desde
su maldad, (pues nadie que se llame cristiano puede justificar sus
pecados en la ignorancia una vez producida la Redención), y
pretendiendo darse de sabio da por maligno a Dios al acusarle de llamar al
Sacerdocio para después despreciar a quien llama en razón de la Virginidad a
que fue llamado.
Incontinencia se refiere al estado civil
o casado del que teniendo libre acceso a la acción natural se mantiene por
voluntad -o por circunstancias- ajeno al contacto con el otro sexo. Llamar a la
Virginidad Consagrada de Cristo “incontinencia” es poner en boca propia
las palabras del Diablo y maldecir a Dios por haberle dado al Hombre
el Poder y la Fuerza de ser Semejante a Cristo en el Sacerdocio
Divino al que se consagró libremente y en el uso de la plenitud de
sus facultades físicas y mentales.
Mas quien no es nacido de este Espíritu
y se declara sacerdote opera como aquel maldito hijo de Dios que haciéndose
pasar por Enviado de Dios Padre arrastró al Primer Hombre a la
Muerte.
La Virginidad de Cristo es de sus
Sacerdotes, pues siendo ÉL su Cabeza y Ellos su Cuerpo, en todo son Una sola
cosa, la Esposa y el Esposa, unidos en Santo Matrimonio sempiterno por Dios.
Tal fue la Doctrina del Espíritu Santo. Así que ¿de qué estaba hablando este
necio? cuando escribía:
30.- Quienes hacen voto de castidad
realizan una promesa ingenua o neciamente. Y por eso los que tales votos hacen
obran alevosamente para con los hombres piadosos.
¿Quién se creía ser este necio para
entrar en el reino de Dios, callar al Rey y a Dios su Padre y decirles a la
cara lo que debe ser y lo que no debe ser, lo que es bueno o lo que es malo, lo
que es pecado o lo que es cristiano? ¿Cómo aquella nación de guerreros
admirados en toda Europa pudieron llegar a ser tan cobardes como para
ponerse de rodillas delante de un hipócrita de esta especie?
Todos los historiadores que merecieron
ser llamados maestros en esta Ciencia han observado la Incontinencia
Concupiscente de los Reformadores. Lutero, Enrique VIII, Calvino, Zwinglio,
fueron invenciblemente dominados por la fuerza sexual, que ellos levantaron hasta
el extremo de convertirla en la razón de sus vidas, la causa por la que
prenderle fuego al mundo entero.
El Voto de Castidad es un acto de
renuncia temporal que puede ser terminado a voluntad en bien de la salvación
del alma. Cualquiera puede hacer un Voto de Castidad en razón de una causa
humana o sagrada. Nada hay de malo en ello. Ni por contraerlo ni por
superarlo, cum laude o sin cum laude. “El
que se abrase, que se case”, que su miedo a reconocer su debilidad no se lleve
su alma por delante. Dios ama a todos sus criaturas, unas son más fuertes y
otras más débiles, lo que cuenta es su Amor de Padre.
El Voto de Castidad es un Acto que se
contrae voluntariamente y queda sujeto a la razón natural. La Virginidad del
Sacerdote es un Acto de Llamada de Dios por el que el Hombre nace del Espíritu
de Santidad de su Señor para vencer y ser invencible.
Desgraciadamente el Sacerdocio Medieval
arrastró a la Aristocracia a apoderarse de la Casa del Señor, encerrar a la
Esposa de Cristo en las mazmorras de sus maldades, y no pararon hasta
expulsarlas de su Casa y apropiarse de sus bienes. Los Apóstoles del Evangelio
de la Reforma se unieron a aquella Aristocracia Malvada y sirviendo al Enemigo
de Cristo les abrieron la puerta a aquella banda de ladrones que no dudaron en
levantar el hacha de Guerra y sacrificar en el campo de batalla los millones de
seres sepultados a sus Credos Malignos desde aquel 1517 al 1647.
La fama de violador que
persiguió a Zwinglio se merecía bien la muerte de todos los testigos que pudieran
levantar su voz contra su conducta perversa y malvada.
SEGUNDA PARTE
LA DOCTRINA DE LA EXCOMUNICACIÓN JESUCRISTIANA
Dice el Evangelio del Espíritu Santo que a la edad de
12 años Jesús se presentó en el Templo con la sana intención de descubrirse y
ser investido como rey acorde a su herencia Davídica. Sigue el Espíritu Santo
escribiendo posteriormente sobre la Necesidad de la Muerte de
Cristo, ya profetizada por Dios desde los días de ese mismo rey David cuya Corona
fue a reclamar el Niño Jesús al Templo. La conclusión de ambos Capítulos nos
conduce a la Palabra que Dios le dirige a su Hijo desde su Libro, cuando
escribe: “No seas como caballo sin brida”, de donde se ve que antes que su Hijo
viniese del Cielo ese Padre ya había visto esta irrupción en el Templo de su
Hijo Jesús. Hasta ese punto conocía Dios a su Hijo. Y porque le conocía ÉL
podía predecir que Su irrupción en la Historia de nuestro Mundo se realizaría
bajo el signo de la Cólera contra el enemigo del Hombre. Jesús entraría en
nuestro mundo, acorde a lo Escrito, como Rey de reyes y Señor de señores, sobre
su Caballo de Guerra y dispuesto a lanzarse contra los ejércitos del Enemigo de
su Padre. No era ése el Plan de Salvación Universal que Dios concibió tras la Caída.
Pero más allá de este detalle el punto en el que
debemos fijarnos tratando el Capítulo del Niño en el Templo se refiere a su
Edad. El Niño tenía 12 años. Ya de por sí un fenómeno extraño, que los niños
abriesen la boca delante de los Ancianos, y más extraño aún que se le
permitiese hablar entre los Ancianos del Templo, el punto sobre el que debemos
centrar nuestra inteligencia es en esa Edad. Ciertamente a partir de los 14
años los hijos de Israel eran considerados adultos. Y como adultos se les permitía
hablar delante de los Adultos. Estamos hablando en caso de que a los 14 años,
la edad legal en la que el Israelita adquiría su mayoría de edad delante de su
pueblo, tuviese algo que decir. No se registró jamás caso semejante y
precisamente esta excepcionalidad fue la que le permitió hacer uso de la
Palabra al hijo de José y María.
De esta Libertad que Jesús hizo uso entendemos dos
cosas:
La primera que por su físico todos los Ancianos y
presentes dieron por descontado que ese Niño había cumplido los 14 años.
La Segunda: que se le permitiese seguir hablando nos
descubre el Hecho que el hijo de María y José fue a revelarles, que Él era el
Mesías, EL venía de Dios, su Padre, y conocía todas las cosas. Y acorde a su
Inteligencia hablándoles de las cosas del Cielo y de la Tierra los dejó a todos
boquiabiertos hasta el punto de permitirle un Tercer Día, en el que habiéndoles
demostrado que Él era el hijo de David de las Escrituras, debían tomar la
Decisión Final de investirle como el Heredero Legítimo del Reino de Israel.
Ya conté en La
Historia Divina de Jesucristo en qué manera aquél Fenómeno llamó la
atención del mismo Simeón que le tuvo en sus brazos apenas recién nacido, y
lleno del Espíritu Santo vino al Templo a decirle al Hijo de Dios que tal,
proclamarse rey de Israel acorde a las leyes de los hombres, no era la Voluntad
de Dios, su Padre. Era El, el Hijo de Dios, quien debía retirarse hasta que la
Plenitud de los tiempos llegase, pues la Necesidad de la Muerte del Cordero de
Dios era de Ley.
Quiero decir, durante la Gran Batalla que la Esposa
del Señor, de ese mismo Niño que fue discurseado por el Espíritu Santo en el
Templo, y ante el que se inclinó Jesús en Obediencia a Dios Padre, de cuyas
cosas fuera a ocuparse; los teólogos de los primeros siglos cayeron en la
herejía porque quisieron poner a Jesús en un sitio y a Cristo en otro:
olvidando que no hay dos personas, un Cristo por aquí y un Jesús por allá, y
mientras afirmaban que las Escrituras son la Fuente única del Pensamiento
Cristiano, se sacaron los ojos y donde se está escrito y se lee que Cristo es
el Nuevo Nombre de Jesús, y de aquí que hablemos de Jesucristo, y el Espíritu
Santo para reafirmar este Nombre Nuevo dado por Dios a su Hijo le llama Cristo
Jesús; contra la Escritura que levantaban contra la Esposa del Señor, y contra
el Espíritu Santo seguían viendo en el Mesías y Redentor dos personas, Cristo
por un lado y Jesús por el otro. Esta Razón Herética es la
que rescató el Diablo de la tumba en la que la enterrara la Iglesia
por Designio del Espíritu Santo, y acorde a esta fuente anticristiana
observamos en todas las tesis de los Apóstoles del Evangelio Maligno de la
Reforma Protestante que todos ellos hablaban siempre de Cristo, pero que de
Jesús se servían sólo de referencia, olvidando que Cristo es el Nombre Nuevo
que le dio Dios a su Hijo Jesús, de manera que de no haber habido Jesús no
hubiera podido nacer el Cristo.
Sabemos por la Doctrina de nuestra Santa Madre
Iglesia Católica que el Hijo y el Espíritu Santo se hicieron un único Ser. Porque antes de su Encarnación se
puso en Duda que el Espíritu Santo del Padre viviera en el Hijo. Más aún, toda
la Tama de la Caída, la Traición de Satán y sus aliados en el Homicidio de
Adán, hijo de Dios, tuvo en esta Duda su fuente. ¿Cuál sería la respuesta del
Hijo Amado de su Padre a la Prohibición y Pena de Muerte correspondiente contra
todo el que hiciese de la Guerra, Fruto del Árbol Prohibido, su pan
de cada día?
La Creación entera mantuvo durante los próximos
milenios su corazón en un puño, el aliento contraído hasta ahogársele el pulso,
a la espera de la respuesta del Hijo Amado de su Padre. La RESPUESTA de Jesús
la conocemos, y fue decir delante de Cielo y Tierra: “YO SOY JESUCRISTO, quien
me ve a mí ve al Padre”. De aquí que la Iglesia escribiese: El Espíritu Santo
es Dios. Ergo: El Hijo es Dios, el Padre es Dios; dos Personas, un
Único Dios Verdadero.
Borrando esta Unidad Perfecta entre el Padre y el
Hijo en el Espíritu Santo, en razón de lo cual todo lo que viene de Dios viene
del Hijo, Unidad cuya Inteligencia no fue entendida por la Iglesia de Bizancio,
que quiso en su orgullo para llegar a Dios quitar de en medio a su Hijo,
siguiendo cuya regla herética, que le costara a la Iglesia ortodoxa Bizantina
su Destrucción, el nuevo evangelio protestante, más sutil en su potencia
retórica repitió el mismo argumento pero separando a Jesús de Cristo, de tal
forma que el hombre tiene por Modelo a Cristo, el hombre, pero no a Jesús, el
Hijo de Dios, olvidando de esa manera maligna que no hay división en
el Hijo, pues ÉL es Jesucristo.
Es por esto que en sus Tesis se habla siempre de
Cristo, pero nunca o lo menos posible de Jesucristo. Esta razón herética la
hemos visto en las Tesis precedentes del apóstol protestante suizo, y la
seguiremos encontrando en nuestro camino como piedra maligna cuya naturaleza es
hacernos caer a los pies del Sembrador Maligno.
Siguiendo con su evangelio herético el sembrador
suizo de la Cizaña del Odio en cuyas ramas permanecería Europa hasta la Segunda
Guerra Mundial, escribe en su 31 tesis:
31.-La excomunión no puede ser dictada por una sola
persona, sino por la Iglesia, es decir, por la comunión de aquellos con quienes
convive el posible excomulgado juntamente con el que vigila, o sea, el pastor.
El Origen
de la Excomunión reside en el Testamento del Señor a su Esposa, a quien le da
el Poder de “perdonar los Pecados”. Las palabras son: “Lo que ates en la Tierra
será atado en el Cielo, y lo que desates en la Tierra será desatado en el
Cielo”. De donde se ve la Unidad que Dios engendra entre Esposo y Esposa, que
los Apóstoles del Evangelio de los Santos traducirá en la
Unidad entre Cuerpo y Cabeza. Cual Cuerpo y Cabeza son una sola realidad, así
entre el Señor y su Casa.
Este Poder
Supremo le es dado al Jefe de los Pastores de sus Rebaños, San Pedro. No sin
antes Unir a todos sus Hermanos en el Sacerdocio a Él, Cabeza de todos. Y será
por esto que la Excomunión en la Historia es firmada y sellada por el Sucesor
de San Pedro pero en la Unidad con todos sus Hermanos en el
Sacerdocio Pastoral. Y solamente es firmada contra quien haciendo del Poder del
Perdón de los pecados su panacea cae en el delito del templo que Dios destruyó.
A saber, “pago el precio del delito antes de cometerlo y con
el precio compro el perdón”.
La
Hipocresía Maligna en la que se instaló el Templo Antiguo no podía ser más
escandalosa. No sólo delante de Dios, sino también delante de los hombres, como
se ve en el episodio de Antíoco IV Epífanes. Porque
independientemente de la malignidad en la reacción del Seleúcida, la repugnancia que a los pueblos
gentiles le provocó la existencia de un sacerdocio que se proclamaba santo y
único verdadero entre las naciones, y ver que entre esos santos se devoraban
vivos por ser el administrador del tesoro del Templo…
Luego el
Poder de Atar y Desatar, es decir, de la Excomunión, siendo Sentencia que liga
al Cielo con la Tierra, al Señor con el Jefe de sus Pastores, pues es a San
Pedro y a sus Hermanos en la Jefatura del Cuerpo Pastoral a quien se le Lega
este Poder Infinito, de ser puesto en las manos de cada pastor daría como
efecto la desintegración absoluta de ese Cuerpo, pues una vez que cada uno se
sirviera de un Poder que ata a la Eternidad cada cual lo usaría acorde a sus
intereses y nunca a los de Dios, que es la Salvación del Género Hmano.
De otro
lado observamos que al Legarle este Poder a Pedro lo hace el Señor en cuanto
Jefe de sus Pastores, es decir, este Poder de Atar y Desatar, la Excomunión, se
refiere exclusivamente a la Actividad Pastoral, es decir, a la Unidad de la
Doctrina del Evangelio que bajó del Cielo para la Salvación de la Tierra. De
donde se ve que la siguiente tesis no bajó de Jesucristo, quien en ningún caso
fue el “Dios Oculto” de la Reforma. Leamos
32.- Solamente puede ser castigado con la excomunión
quien cause escándalo pública y notoriamente.
El
Despotismo tiránico que reclama para sí el autor de estas tesis no
tiene límites. Pretende hacer del pecado de los hombres causa de Condenación
Eterna. Pide para sí este apóstol de la Cizaña maligna el Poder de condenar a
muerte aquí en la Tierra por pecados que el Sacerdote de Cristo tiene el Poder de absolver, y quiere condenar al
Infierno a quien por pecados de conducta, que no se refieren a la doctrina
pastoral, por la Absolución sacerdotal son perdonados.
Zwinglio
aleja al rebaño de Jesucristo de sus Pastores legítimos y le niega al Hijo de
Dios el Poder de Absolver o Condenar a los hombres en razón de sus pecados
cometidos no contra la Doctrina que vino del Cielo sino contra sus propias
almas.
La
Excomunión se refiere a la Sentencia de Dios contra Satán y sus hermanos en la
rebelión contra el Espíritu de la Doctrina Divina sobre la Igualdad en la
Fraternidad de todos sus hijos. El Perdón de los pecados se refiere a las
ofensas que por nuestra conducta nos causamos un mal contra nosotros mismos. Y
por esto vemos que la Excomunión en la Historia de la Iglesia se produce
siempre en respuesta a las doctrinas teológicas que pretendieron suplantar o
modificar la Doctrina del Cielo. Jamás se firmó contra los pecados a los que
todos estamos sometidos por las circunstancias del mundo. Estos pecados
dependen de la absolución del pastor de casa. La Excomunión sólo puede venir
del Pastor de los pastores en comunión con sus hermanos en la Preservación
Apostólica sempiterna de la Doctrina de Jesucristo. De manera que quien sea
levantado en el Día del Juicio bajo esa Sentencia será sentenciado por ella a
la sentencia contra Satanás.
Innecesario
decir que un Poder tan infinito que implica a la Eternidad no podía ser dejado
en las manos de un Individuo y de aquí que el Señor ligara a San Pedro como
Jefe de sus Hermanos en el Espíritu a la vez que a todos les daba por
Comunicación ese Poder que los une a Jesucristo y hacen de Ellos en ÉL un
Único Ser con Dios.
Para
desgracia de los suizos el Poder Absoluto de un Tirano le fue otorgado a
Zwinglio y Calvino, quienes no dudaron en condenar a muerte a todos los que se
opusieron a su Siembra Maligna, por cuya doctrina anticristiana se merecieron
la Excomunión que el Espíritu Santo lanzó contra los Enemigos de la Doctrina de
Jesucristo
TERCERA PARTE
LA SEGUNDA MUERTE: INFIERNO Y PURGATORIO
57. La verdadera Sagrada Escritura nada sabe de un Purgatorio después
de la muerte.
58. El
juzgar sobre los muertos le corresponde exclusivamente a Dios.59. Cuanto
menos Dios nos ha dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos
de intentar saber algo acerca de ellas”…
La Tragedia que la Caída del primero de los hijos de
Dios nacidos en la Tierra exportó a todos los hombres, con
su Transgresión abriéndole a la Muerte la puerta del Futuro de las
naciones, en las mitologías de nuestros antiguos recogido este acontecimiento
como Caja de Pandora, fue una tragedia de enormidad tan absoluta que el Cosmos
entero se vio arrastrado al filo del Abismo de su Destrucción. La
elevación del Homo Sapiens a la Filiación Divina se hizo desde un estado
natural de alta dimensión sobre cuyo terreno el Hombre plantó sus pies como
señor entre y sobre todas las bestias y todas las especies vivas. Su corazón y
su mente tocaban las estrellas cuando los hijos de Dios “no de esta
creación” (en términos modernos científicos: seres
inteligentes de otros mundo), bajaron del Cielo, se acercaron a los
Hombres y sembraron en sus alma la Semilla de la Inmortalidad. Nada había que
hacer para recibir la Inmortalidad de la que ellos mismos ya
disfrutaban, era un Regalo de Dios a sus hijos, del Creador de los Cielos a los
hijos de la Tierra. Estas palabras: Infierno, Purgatorio, no entraban en el
Vocabulario de aquellos hijos de Dios, ni en el Diccionario de los hijos de los
hombres.
Con la Coronación del Primer Hombre que llamó Padre a
Dios y quien de Dios recibió su Nombre Nuevo: Adán, la Muerte quedó atrás. La
Inmortalidad era un Hecho. No había marcha atrás. La pérdida de la Inmortalidad
sólo podía venir como efecto de una Rebelión contra la Ley del Reino de Dios.
Obviamente en el corazón y la mente de la Generación de Adán, hijo de Dios,
rey, semejante Transgresión no le entraba en la cabeza, su Mundo era una
Creación Maravillosa y el Futuro de su Reino era Divino.
Pero no sólo en el Vocabulario y el Diccionario de
los hijos de Dios, incluyendo a nuestro Adán, las palabras Purgatorio e
Infierno no cabían: en el Ser de uno de entre todos ellos, cuyo Nombre era
Jesús, y cuya Cabeza vestía la Corona del Rey de reyes y Señor de señores de
todos los hijos de Dios, cada uno rey de su Mundo, semejantes
Palabras no existían siquiera en gestación.
¿El Infierno, qué era eso? Y sin embargo en la
Sentencia que Su Padre Amado firmó contra Satán, la cabeza de la Serpiente, se
dicta el Destierro por la Eternidad de la Creación de Dios. ¿Adónde iría este
Condenado? ¿A qué lugar de las Tinieblas Exteriores que rodean al Cosmos sería
desterrada la Serpiente Satánica por siempre jamás? ¿Por qué esa Sentencia tan
dura? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Qué había sucedido? ¿Por qué no tenía Perdón
haber tentado a Adán? ¿Qué evento se había producido para ser comprendido en el
término de Imperdonable por la Eternidad ante los ojos de Dios, que
es Amor? ¿Qué había hecho Satán para merecer del Padre Amado
semejante Condena de Destierro por la Eternidad de los términos del Cosmos?
En La
Historia Divina de Jesucristo, Libro Segundo, narré la Historia de las Guerras de los hijos de Dios
durante los Días de la Creación y cómo queriendo Dios Padre darle un Fin a
aquella Situación revolucionó el Acto Creador mirando a la
Participación de todos sus hijos en el Espíritu del Creador. No fue en vano que
los condujo a todos al otro lado de las Fronteras del Campo de las Galaxias y
les descubrió el Abismo cubierto por las Tinieblas producto de su destrucción
del Cosmos Increado por ÉL mismo. Estas Tinieblas cubren el Infinito en las
tres dimensiones naturales. En su Centro el Cosmos Creado por Dios se expande
como un océano animado de existencia propia duplicando sus
dimensiones por la Eternidad. En el Exterior a estas Costas la
materia está muerta, un cosmos reducido a escombros extiende su cementerio hasta
el infinito. ¿Cómo sería ser arrojado a ese Abismo cubierto por las Tinieblas,
cayendo eternamente hasta poner los pies en el Infinito?
El Terror se apoderó de los hijos de Dios. La palabra
Infierno entró en el Diccionario de aquéllos por cuya causa se vio obligado
Dios Padre a enfrentarles a una Condena de Destierro de esa Naturaleza.
En la del Primogénito de todos el Hijo de su Padre, esta palabra no
halló casa; Su Corazón y su Mente estaba en la Creación de la Tierra, y
diciendo “HAYA LUZ”, la luz se hizo, acontecimiento que he narrado en el Libro Tercero de la Historia Divina de
Jesucristo.
Una vez separada la Tierra de las Tinieblas y creada
la Bóveda de las Constelaciones, Dios cerró la Historia de las Guerras de sus
hijos levantando la Ley de la Prohibición, bajo Pena de Muerte, es decir, de
Destierro Eterno de su Creación, contra quien se levantase contra su Imperio y
se atreviese a comer de la Fruta del Árbol de la Ciencia del bien y del mal,
esto es, hacer de la Guerra un modus
vivendi.
Pasó lo que pasó. Y todos sabemos lo que pasó.
Creyendo aquellos hijos rebeldes (sobre quienes
le dijo Dios a Moisés que se acostaron con las hijas de los hombres y de ellas
parieron a los héroes de muy antiguo, produciendo del cruce de razas de
distintas creaciones los consiguientes males correspondientes); en la creencia
de que el Amor de Padre en Dios sería más fuerte en el Creador que el Juez en
Dios, se alzaron contra la Ley del Imperio , y usaron al primer Hombre como
hacha declaratoria de guerra. Cuando el Hombre comprende esto, su manipulación,
en su desesperación implora Venganza a Dios, y Dios, como Padre y como Juez, no
sólo la concede sino que jura Sentencia de Destierro Eterno contra “aquella
generación de hijos rebeldes”.
El Antiguo Testamente registra los
Acontecimientos de la Guerra entre Dios y sus hijos rebeldes por evitar que
llegase a reunirse ese Tribunal en el que la Sentencia sería Firmada
Oficialmente. La salvación del Homicida y Fratricida Satanás estaba
en vencer al hijo de Eva por cuya mano Dios satisfacería la Venganza clamada por Adán.
Ya sabemos lo que pasó. La Venganza se consumó. El
Tribunal del Cielo, bajo la Presidencia del Juez, Dios Padre, se reunió, como
vemos en el Apocalipsis, y la Sentencia fue firmada. El Mundo Antiguo fue
juzgado. La Palabras que a través de sus profetas fue escribiendo
Dios se realizó. El Primer Juicio y la Primera Muerte alcanzaron a las naciones del mundo antiguo.
Pero la Sentencia Final de ese Mundo fue dejada en
las Manos del Hijo de Dios, Jesucristo.
Luego, cerrando la cuestión del Purgatorio, las
Naciones del Mundo Antiguo juzgadas por aquel Tribunal presidido por Dios
Padre, duermen en su temblor a la espera de la Celebración del
Juicio Final, en el que la Segunda Muerte les alcanzará o….
Tremenda Responsabilidad la que Dios depositó en su
Hijo Amado: Condenar a Destierro Eterno a un Mundo cuyo Pecado fue por Herencia
y arrojado a los pies de los caballos de la Muerte vio su alma transformada en
campo maldito en cuyo suelo la Cizaña Maligna del Odio encontró suelo
bendito y parió el árbol de la Guerra.
Sin embargo Su Padre no podía ni quería dejarle de
dar a conocer a su Hijo Amado la verdadera Dimensión Monstruosa de la Prisión
en la que serían encerrados en el Infinito por la Eternidad los hijos de la Tierra
que fuesen condenados a la Segunda Muerte. Este Juicio Final sería Suyo.
El Juicio celebrado contra los hijos “no de esta
creación” ya estaba sellado. Y aunque liberado el
Maligno durante un tiempo en la Tierra, la Sentencia de
Destierro Eterno era Irrevocable y se cumpliría a su tiempo.
Esto dicho, ¿puede un Juez ser Perfecto si no conoce
la naturaleza de la Condena que dicta?
He aquí por tanto que quiso Dios conducir de la Mano
a su Hijo Amado para que conociese la Naturaleza de ese Infierno, natural al
Destierro de la Creación por la Eternidad. Y he aquí por lo que el Espíritu
Santo que vino del Hijo, en Nombre de Dios, bajó como Lengua de Fuego y les comunicó a sus hermanos, nuestros
Apóstoles, el Conocimiento Vivo que vive en su Espíritu, y viviendo
desde entonces en Ellos los condujo a vivir y morir por la Salvación del Género
Humano.
Al irse Ellos su Sabiduría, hablada en
privado entre los perfectos, permaneció en sus últimos discípulos, y engendró
en la Iglesia el Concepto de Infierno y Purgatorio, sobre los cuales no
teniendo Imagen Perfecta, pero siendo su Raíz de naturaleza Divina, permanece a
través de las generaciones para que todos luchemos por conquistar el
Corazón de este Juez Universal, pues la Vida en la Inmortalidad está en las Manos
de nuestro Salvador, Señor, Rey y Padre, y las almas de nuestro prójimo en las
nuestras, con nuestras obras, de pensamiento, palabra y acción, buscando
conquistarlas para el Amor de Dios.
Cuando dice la Reforma y sus insensatos apóstoles que…
“La verdadera Sagrada
Escritura nada sabe de un Purgatorio después de la muerte. El juzgar
sobre los muertos le corresponde exclusivamente a Dios. Cuanto menos Dios nos ha
dado a conocer de estas cosas tanto más hemos de guardarnos de intentar saber
algo acerca de ellas”…
… no hablaba en ellos el Espíritu que descendió
de Dios, Padre e Hijo, y desde Pentecostés extendió su Mensaje de Salvación
Universal por toda la Tierra.
El Mundo Antiguo, en la dimensión de la Primera
Muerte aguarda el Juicio Final en el que se decidirá su Absolución o
su Segunda Muerte: reunirse con el Maligno en el Infierno. Hasta este Juicio ha
querido Dios que la Plenitud de las Naciones se levante e inclinando su Rodilla
ante el Juez Universal implore Misericordia para un Mundo arrojado al Imperio
de la Muerte por la Maldad de quienes habiendo alcanzado la Vida Eterna
prefirieron vivirla sin Dios a vivirla a la Luz de su Ley.
Que siervos corruptos y malvados usasen sus obispados
y papados para comprar esa salvación con metal, aprovechándose de la
ignorancia de los pueblos, no le quita ni le añade nada al Acontecimiento del
Sueño en que esperan la Segunda Muerte quienes vivieron el Primer
Juicio. No conocieron al Redentor y durmieron en sus faltas. Este
mismo Redentor será quien los levante para dar a conocer su
Sentencia Final.
Quiera Dios que hallemos Gracia a sus ojos y la
Plenitud de las Naciones vengamos a ser Un solo Pueblo, y Unidos en
un solo Reino Divino alcancemos la Victoria más Maravillosa a que podemos
aspirar: Conquistar el Corazón de nuestro Creador para que su Palabra, origen
de la Vida del Ser Humano, en su Misericordia le dé al Género Humano, su
Creación, la Vida Eterna en su Absolución.
CUARTA PARTE.
EL CONFLICTO DE LAS DOS AUTORIDADES : LA CIVIL Y LA
ECLESIÁSTICA
I
Delante de Dios no hay necesidad de abrir el libro de
la vida de quienes diciendo venir en Su Nombre con los frutos de sus obras
demuestran la falsedad de su pretendido origen. Desde que la Inteligencia en su
forma primaria de Filosofía se elevó el pensamiento analítico, los pensadores
fuimos potenciados por el espíritu cristiano para concentrar nuestra
fuerza en las palabras y sin necesidad de penetrar en la vida íntima de sus
autores, resolver la Verdad que proyectaron sobre la Historia.
Nadie debe olvidar que todo lo que se hace en el
Presente repercute en el Futuro. Caminamos y vivimos en la Dimensión de la
Historia Universal. Una obra escrita permanece dando su fruto en el Tiempo. A
la Inteligencia que mana de Dios le toca entrar en su núcleo y ver su
naturaleza. Si su fruto es el Odio y la Guerra, esa obra no viene de Dios; si
es de Paz y Fraternidad, su Origen está en el Creador de toda Vida.
Así pues, y aunque en la cuestión de la vida
íntima de Zwinglio, como en las vidas de los demás apóstoles de la
Rebelión Protestante, los intereses de sus herederos predominasen sobre la
Verdad, transmitiendo al mundo unas biografías en las que la paja
fue arrojada y se nos presentó a los sembradores de los
Odio y de las Guerras que sembraron Europa en los siglos XVI y XVII
como mensajeros del Amor Divino; esta manipulación perversa de la
verdad Histórica dejada por ahora de lado, el hecho fundamental
sobre el Origen de sus Declaraciones Históricas, si de Jesucristo o
del Maligno, sin necesidad de echar mano de esos cuentos para discapacitados
intelectuales que son las biografías oficiales de Martín Lutero, Enrique VIII,
Calvino y Zwinglio, por las palabras solas podemos abrirnos paso
hasta ese núcleo y determinar la verdadera fuente de la que manaron.
Los frutos están contenidos en las semillas. Las
semillas son el origen de dichos frutos. Independientemente de la mano que
firme sus declaraciones llevan en su seno una realidad histórica propia: abrir
la cáscara y ver el núcleo que hace de esa semilla un germen maligno
o divino es la función de todo espíritu de Inteligencia.
Fuese Zwinglio o cualquier otro sujeto quien firmase
las palabras que siguen, siendo la autoría un asunto intrascendente en la
relación a sus frutos, basta confrontarlas con la Sabiduría por Dios desplegada
en su Hijo para quitarle la máscara al cordero y ver en su monstruosa realidad
al lobo.
Leamos:
34. El boato que ostentan
las «autoridades eclesiásticas», como suele decirse, no tiene ningún fundamento
en la doctrina de Cristo; 35. pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen
poder y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo. 36. Ese poder autoritativo
que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le pertenece, en realidad, a las
autoridades seculares, siempre que éstas sean cristianas.
En la
primera frase, la 34, el autor se viste de beato invocando la sencillez de los
Apóstoles. Innecesario decir que la Rebelión Protestante se basó en una
Corrupción de los Siervos de la Esposa del Señor, corrupción visible a todos
los ojos y expuesta al escándalo en la contiende de Savonarola contra Alejandro VI. De tontos
es decir que de haberse el Colegio de los Pastores Romanos sometido
a la Reforma que el Espíritu Santo le pidió en los Concilios de Basilea y
Constanza dicha situación de corrupción perversa no hubiese degenerado en
la Pornocracia de
los Obispos de finales del XV y principios del XVI. Más de necios es todavía
creer que aquella Pornocracia fue
exclusiva de la Curia Italiana. La Pornocracia de
los Obispos Alemanes superó con creces a la de los Obispos Italianos. Lutero
hubiera debido quitarse la Viga del ojo antes de escandalizarse por
la paja en el ojo ajeno. Pero nadie es perfecto cuando el verdadero motor de su
vida es la ambición. Ambición de ir a más que en Lutero tocó techo con su
puesto de Profesor Universitario, y en el caso de Zwinglio con su puesto de
párroco alpino. ¡Demasiada estrecha la camisa para tanto músculo!
El boato de las «autoridades eclesiásticas», no fue en absoluto un invento del Obispado. Vino con la propia
Civilización Medieval. El Vestido y sus adornos descubría la posición de cada
cual en una Sociedad Medieval estructurada en tres clases perfectamente
delimitadas, a las que luego se uniría la Burguesía, viniendo con ella a luz la
Edad Moderna. Cada cual se metía en el corsé natural que le correspondía a la
posición social propia de la época. Un rey sin su corona no era un rey; un
obispo sin su mitra no era un obispo. Los gremios obreros tenían igualmente su
propia parafernalia. La única clase social exenta de todo boato externo era la
clase pobre; es decir, la inmensa mayoría.
Aun en nuestros días la vestimenta marca la posición social. Un militar
sin su gorro no se entiende. Un juez sin su toga no es de justicia. Un Papa sin
su anillo no es Obispo de Roma.
Sobra decirlo pero hay que decirlo: De aquella disposición contra natura
a hacer del oro y la plata el fundamento de la posición social vino la
corrupción en todas las clases sociales del Medioevo. Los hombres perdieron el
sentido divino de su existencia. Despreciaron la función providencial de su
Labor en la Sociedad, donde nadie es más que su prójimo porque cada cual tiene
su labor providencial gracias a la cual la Sociedad entera crece como árbol,
fuerte, sano y robusto.
El mal no nació en las autoridades eclesiásticas; se
impuso en la Civilización durante la última etapa del Imperio Romano, y fue
recogido por el Imperio Bizantino, que cultivó este boato en la Corte
Constantinopolitana hasta hacer de él una ciencia, la más sagrada de las artes.
No observamos en la época del Obispado Romano de Gregorio I el Grande
semejante boato a la Bizantina. El rastreo de la caída del Obispado Italiano en
esa curva de corrupción se detecta en el Siglo X cuando las Familias Aristocráticas
Italianas hicieron suyo el Obispado; acción que más tarde las grandes familias
alemanas imitarían y conducirían al grado de perversión que descubrimos en la
Alemania de Lutero.
Protesta, por consiguiente, muy loable contra el boato de las
autoridades eclesiásticas por Mandato Divino obligadas a la Sencillez
Apostólica, para la cual no existe el oro sino Jesucristo, su Señor, de quien
le viene la Grandeza y la Autoridad.
Pero si a esta protesta contra el boato de las autoridades
eclesiásticas se hubiese cernido esta tesis nada podría decirse contra
su autor. Desgraciadamente el autor suizo utilizó este defecto, natural a todas
las clases altas de su tiempo, para enseguida lanzar un ataque frontal contra
la Iglesia. Y decir contra la Esposa es decir contra Su Esposo, Cristo Jesús,
su Cabeza, ¿o es que se le puede romper a una persona una pierna y no ofender a
su cabeza?
Habló el cordero, enseguida habló el lobo, diciendo:
pero, por el contrario, las autoridades civiles y seculares tienen poder
y fundamento en la doctrina y los hechos de Cristo.
La astucia
de la Serpiente es venenosa. Quiere hacer creer que la autoridad
eclesiástica tiene su Poder y Fundamento en el boato de la
Vestimenta y no en Cristo, y que habiendo despreciado este Fundamento Divino
las autoridades eclesiásticas pasaron a basar su Poder y fundamento en
ese boato. Lo cual es una falsedad absoluta.
El fundamento
y poder de la Autoridad Eclesiástica es Cristo. Que el obispo lleve
oro o no lleve ni le añade ni le quita nada a la Autoridad que recibe de
Cristo, y solamente un bárbaro y un ignorante pueden creer que una mano con
Anillo es más preciosa que la Mano Desnuda de Cristo.
La causa
de la Rebelión legítima contra el boato de los Siervos de Cristo tuvo lugar
cuando ellos mismos dieron de lado la Mano Desnuda de Cristo y prefirieron la
mano con anillo. Aquí sí hubo legitimidad para una Protesta. Pero usar esta
legitimidad para cortarle la Mano a Cristo únicamente podía tener Fuente en el
Maligno.
La segunda
parte de la Sentencia, las autoridades
civiles y seculares tienen poder y fundamento en la doctrina y los hechos de
Cristo, es de niños de teta.
Basta recordar lo escrito: “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es
de Dios”
Mas lo que este
Rebelde pretendió fue quitarle a Dios lo suyo, y en consecuencia escribió
inmediatamente:
Ese poder autoritativo que pretende ejercer la autoridad eclesiástica le
pertenece, en realidad, a las autoridades seculares, siempre que éstas sean
cristianas.
Ignoro si
quien lee esta Tesis tiene inteligencia o es simplemente un repetidor de
doctrinas que le llegan y toda su existencia se reduce a servir de esclavo a un
poder cuyo fundamento es la destrucción de la Edificación por
Dios de un Templo para la Adoración de su Hijo.
La Negación
de la Doctrina de Cristo que Zwinglio hace es Absoluta. El Rechazo a la Palabra
Divina que ordena la existencia de ambos poderes, el Civil y el Eclesiástico,
en Coexistencia Cristiana Pacífica, es Total.
Zwinglio
estaba llamando a la Teocracia, y aunque se negó a que se refiriera su doctrina
a la de Lutero, en este Capítulo ambos fueron hermanos de armas al servicio del
Sembrador Maligno. Únicamente al Maligno podía ser el Origen de una
Doctrina por la que se Niega el Evangelio de Jesucristo, que ordena la
Coexistencia de ambos Poderes.
Observamos
que si bien al principio en Israel existieron ambos poderes, Rey y Sacerdote,
al final de su historia el pueblo Judío no reconoció más que una Autoridad : la
Teocracia del Templo, en cuya Autoridad se delegó el Poder Civil y el Poder
Religioso. Esa Teocracia fue la que causó el enfrentamiento a muerte con el
Poder Seleúcida, y
determinó la Independencia con los Macabeos, para regresar a la Teocracia en su
forma Monárquica con los Asmoneos.
Dios no
podía permitir semejante invasión de un Poder por el otro, y decretó la
destrucción del Templo de Jerusalén.
Con el
Advenimiento de Jesucristo se procede a la Separación de ambos
Poderes, que para siempre permanecerán en Coexistencia en el seno del Reino de
Dios, hablando para la Eternidad, y quedaría sujeto en la Tierra a los
conflictos naturales hasta que finalmente se llegase a esa
Coexistencia, enriquecedora para ambos Poderes, el Civil y el Eclesiástico.
Vemos cómo
la Historia de estos Dos Milenios pasados ha sido una Transcripción de estas
luchas anunciadas en la Doctrina de Jesucristo. El Capítulo de la Reforma
Protestante significó una Negación de la Doctrina Jesucristiana a
favor del Poder Civil, y queriendo hacer de la Esposa de Cristo una esclava al
servicio de los príncipes de este mundo, y porque lo hizo, la Reforma degeneró
inmediatamente en una Rebelión contra Dios: Padre e Hijo.
Los
genocidios contra los Católicos acometidos por las teocracias monárquicas
protestantes, una imitación de la Teocracia Asmonea elevada al modelo imperial, están
escritos; su delirium tremens final fue la Guerra de los
Treinta Años; sin embargo la Apoteosis Suprema Protestante no se realizaría
sino en el siglo XX, en el que los Odios sembrados en aquellos dos siglos protestantes
dieron por fin su fruto maligno infernal: las Guerras Mundiales.
A estas
alturas de la Historia cualquier lector ve que la Separación de los dos
Poderes, el Civil y el Eclesiástico, y su Coexistencia Pacífica al Servicio de
las Naciones son la Base y el Fundamento de nuestra Civilización
Cristiana. La Historia les ha demostrado a las naciones de Origen Teocrático
Protestante que aquella Aniquilación de los Dos Poderes Divinos, el
Civil y el Eclesiástico, ni tiene ni tuvo
ni tendrá más sentido que la Destrucción de la Civilización.
La ambición
de Zwinglio y sus hermanos de armas por ser algo más que un profesor de
teología y un sacerdote de parroquia los condujo a la perdición.
II
Hablar de
Poder Civil o Secular y del Poder Eclesiástico nos implica en el Conocimiento
Verdadero de la Estructura del Reino de Dios en la Eternidad, Modelo de toda
estructura social en el Universo. Pero registremos su
negación antes de proceder. Escribió Zwinglio:
37.- Todos los cristianos
sin excepción deben obediencia a la autoridad secular, 38.- mientras ella no ordene
cosas que vayan contra Dios. 39.- Por eso, las leyes de
la autoridad secular en su totalidad han de estar en conformidad con la
voluntad de Dios, de modo que protejan al oprimido, aunque éste no levante la
voz.
Resolviendo en positivo lo negativo podemos decir:
“Todo cristiano le debe obediencia a la autoridad eclesiástica… siempre
que no vaya contra la Autoridad Civil creada por Dios… de manera que
procediendo ambas de Dios y estando ordenadas para la coexistencia fraterna
para la Paz de las Naciones ambas están sujetas al mismo Espíritu Social
Creador de la Civilización… que delega en la Autoridad Civil la Administración
de la Justicia y en la Autoridad Eclesiástica la defensa de la Verdad Divina”.
Lo contrario, anular una de las dos Autoridades levantadas por Dios para
el Bien de Su Reino es un acto maligno cuyo fruto es la Guerra.
Evidentemente todo hombre es ciudadano del reino de Dios y como tal,
independientemente de su posición social, pertenezca a la autoridad civil o
eclesiástica, toda conducta está sujeta a la Justicia, y viceversa, el
pensamiento de todos está sujeto a la Verdad Divina, de manera que quien se
cree más allá de la Justicia por pertenecer al cuerpo eclesiástico como quien
se cree no sujeto a la Verdad Divina por pertenecer al cuerpo civil: ambos son reos de delito delante de
Dios. Pues la Justicia sin la Verdad es una quimera, la puerta a la corrupción,
a la dictadura y finalmente a la guerra civil. Y la Verdad sin la Justicia
conduce al despotismo teocrático de quien se sitúa más allá del bien y del mal
y creyéndose igual a Dios con su patología maligna pervierte la Imagen de Dios
en el Hombre.
Que a la autoridad civil o secular le corresponda ordenar las leyes
acorde a la Voluntad de Dios, como dice el Rebelde suizo, cuando ha sido
abolida la Autoridad eclesiástica en la que esa Verdad Divina vive y se
manifiesta, y esto independientemente de la conducta de sus representantes, en
esto siguiendo siempre la Sabiduría Jesucristiana:
“Haz lo que dicen, pero no imites lo que hagan”; seguir esta tesis de
concentración de las dos Autoridades Divinas por anulación de una es levantar
la Bandera de la Rebelión contra el Creador del Reino de su Hijo, quien ha
dispuesto una Autoridad Religiosa Universal o Católica y una Autoridad Secular
o Civil haciendo descansar en una la Verdad y en otra la Justicia. El fruto de
la Coexistencia de ambas es la Paz Jesucristiana,
es decir, sostenida por el Rey y Sumo Pontífice Universal:
Jesucristo, en quien ambas Autoridades se sustentan.
Por consiguiente, reducir ambas Autoridades a Una, es alzarse en
Rebelión Abierta contra la Corona del Hijo de Dios, el Único en quien ambas
Autoridades pueden existir y teniendo en EL su Tronco y su Fuente ambas
disfruten de la Vitalidad de su Naturaleza Divina.
La malignidad del Rebelde suizo se descubre en su siguiente e tesis,
cuando escribe:
40. Solamente la autoridad
civil tiene el derecho de condenar a muerte sin provocar la ira de Dios. Pero
puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y notoriamente
escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.
Tesis en la que se ve la Abolición de la Doctrina de Jesucristo,
quien abrogó la Pena de Muerte diciendo:
“Habéis oído
que se dijo a los antiguos: No matarás; el que matare será reo de juicio”. Pero
yo os digo que todo el que se irrita contra su hermano será reo de juicio, el
que le dijere “raca” será reo ante el sanedrín y el que le dijere “loco” será
reo de la gehenna de
fuego. Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas
que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve
primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda.
Muéstrate, conciliador con tu adversario mientras vas con él por el camino, no
sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas puesto en prisión.
Que en verdad te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último
centavo”.
Doctrina en
la que se ve cómo la Justicia es levantada entre hombre y hombre, y se deja la
Pena de Muerte al Tribunal de Dios, de manera que aquí en la Tierra el espíritu
de la Fraternidad sea el tribunal entre el ofendido y ofensor, y el tribunal de
justicia el que determine la causa dada la imposibilidad de
reconciliación. Tribunal Civil que es desposeído del Poder sobre la Vida, que
únicamente le corresponde a Dios, por cuya desposesión y reversión al Creador
de la Vida la Condena de Muerte queda abolida.
Restableciendo
la Pena de Muerte como Poder Divino en las manos de la Autoridad Secular los
rebeldes protestantes jurando venir de Dios se levantaron contra la Doctrina de
su Hijo, quedando así condenados ante Dios al seguir el ejemplo de Satanás,
cuya Rebelión tuvo por causa el rechazo de la Corona de Jesucristo.
No es en
vano observar que en las naciones europeas finalmente ganadas para la doctrina
católica la Pena de muerte viniese a ser abolida y permaneciese en las naciones
donde la Rebelión Protestante se erigió en Templo de la Autoridad Secular.
Mas lo que
realmente descubre el espíritu maligno que en Zwinglio fue su fuente es en la
segunda parte de su tesis, en la que dice que la Autoridad Secular debe alzarse
como brazo armado contra quienes se opongan a su doctrina rebelde. Recopiemos:
… Pero puede sentenciar a muerte únicamente a aquellos que pública y
notoriamente escandalicen contra lo que Dios ha ordenado.
Primero dice que únicamente la Autoridad Civil tiene el Poder Legítimo
paras condenar a muerte, con lo que rechaza cualquier juicio contra él
por hereje; e inmediatamente dice que ese Poder Civil debe ser
usado contra los herejes que rechacen su Reforma Protestante.
De donde se entiende que quien dictará qué sea o no sea escándalo contra lo que
Dios ha ordenado será él; él Zwinglio, será Dios en la Tierra por un día, y
será él, el Dios suizo, quien decretará quien debe morir y quien debe vivir
acorde a su doctrina de lo que sea o no escándalo para Dios, ergo, para él.
El techo que Zwinglio le puso el techo a su ambición fue el trono de
Dios. Él y sólo él decretaba la Abolición
de la Iglesia Milenaria Cristiana y se erigía como el Dios cuya Palabra sería
la Fuente sobre la que descansaría la Vida y la Muerte en los territorios
idólatras que le proclamarían su dios en la Tierra.
En este espíritu maligno seguía avanzando hacia la suplantación del Hijo
de Dios en el Trono de su reino, diciendo:
41.- Si en forma justa la
autoridad civil aconseja y ayuda, consejo y ayuda de que rendirá cuentas ante
Dios, está también obligada a proporcionar el sustento corporal de quienes
hayan sido por ella juzgados. 42.- Mas si,
por el contrario, las autoridades civiles actúan al margen de la regla de
Cristo es la voluntad de Dios que sean destituidas. 43.- Resumiendo: El mejor y
más firme gobierno legislativo es el que rige conforme a la voluntad de Dios,
mientras que el peor y más débil gobierno es el que actúa sólo conforme a su
propio arbitrio.
Siendo la pretensión de su ambición ser ese que dictaría qué es la
voluntad de Dios o qué no es la voluntad de Dios, tras echar mano de su veneno
amable y generoso que cuida de los condenados, inmediatamente levanta la
bandera de la rebelión a muerte contra quienes se opusiesen a su doctrina
divina; caso de dejarse destituir voluntariamente todos tan amigos,
caso contrario hierro y fuego, que si el Alemán estuvo dispuesto a prenderle
fuego al mundo entero en defensa de su verdad, el Suizo no lo iba a estar
menos.
La tercera proposición permanece en la misma onda maligna. El, Zwinglio,
es el intérprete de la voluntad de Dios, ergo, el mejor gobierno será el que se
administre de acuerdo a su criterio, y el que no, al infierno. ¡Un
santo el hombre! Y cual santo, siguió:
44.- Los verdaderos
adoradores invocan a Dios en espíritu y en verdad sin jactarse delante de los
hombres.45.- Los
hipócritas realizan sus obras para que los hombres las vean; pero ahora ya
reciben su recompensa. 46-. Así
pues, los cánticos en el templo y el predicar mucho, pero sin devoción y
solamente para ganar dinero, son cosas hechas buscando la alabanza de los
hombres o por mero afán de lucro.
Quien pretendía ser un dios, para hacerlo debería robarle al Hijo de
Dios sus palabras. Lo cual nos dice que habiendo sido esas palabras repetidas
durante 1.600 años hasta hacerse aburrido el oírlas, que sonasen
nuevas en las orejas suizas, no queriendo calificarlas de orejas de burro, sí
que nos descubre el nivel de analfabetismo en que los Alpes vivían
en aquellos días. Analfabetismo que de un lado nos explica la discapacidad
intelectual necesaria para que esta semilla maligna encontrase tierra fértil. Y
del otro lado nos afirma en la naturaleza de la cama de corrupción sobre cuyo
colchón se había echado a dormir el Colegio de los Pastores del Rebaño del
Señor. De no haber dejado de cumplir con sus obligaciones de Vigilancia estos
sembradores del evangelio del Odio no hubiesen encontrado terreno donde plantar
sus Guerras de Religión.
Pero ese Sueño de los Obispos fue ya anunciado por el Hijo de Dios
Jesucristo en la Parábola de la Cizaña Maligna y luego confirmado por ÉL mismo
como Profeta Divino en su Apocalipsis, avisándoles que el Diablo sería Liberado
en el Segundo Milenio.
Mas el Tiempo para los mortales tiene un valor distinto al valor que se
sostiene por la Eternidad. Si para Dios un siglo es un día, para nosotros un
siglo es una vida. Y si para aquel que es Indestructible los avatares de las
guerras de los siglos son episodios cortos, a quien le basta un virus para ser
destruido: una sola línea de ese episodio puede ser una eternidad sufrida. Fue
por esto que quiso Dios que su Hijo viese esta realidad humana sujeta a la Ley
de la Muerte. Pues ¿cómo poder depositar en las manos de quien no ha sufrido en
su propio Ser esta Realidad el Poder del Juicio Universal Final?
En esto sucede lo que con todas las cosas y todos sabemos por
experiencia. Ya lo decimos todos, no sabemos lo que es el dolor de la pérdida
de un ser queridísimo hasta que la padecemos nosotros mismos; hasta entonces
observamos a los que la sufren como si fuesen seres de otro mundo; de repente
la muerte pega en tu puerta y se te cae ese mundo tuyo tan perfectamente
blindado contra el dolor de los otros.
No quiso Dios que su Hijo se sentase en el Tribunal del Juicio Universal
sin conocer qué es la Vida del Hombre sujeto a la Ley de la Muerte. Y de aquí
que el Espíritu Santo dijese que “quiso Dios perfeccionar a su Hijo”, llevarlo
a la Perfección. Pues si antes dice Dios: “YO SOY DIOS y no será Formado otro
después de Mí”, revelando así como Padre que su Hijo no pasará por el Camino
que Él vivió hasta SER EL QUE ES, esta Determinación Eterna no implica que su
Formación como Rey, Señor y Juez fuese a quedar fuera del Amor del Padre que
educa a su Hijo para su propio Bien y el Bien de todo su Reino.
Y a la vez haciéndole Hombre nos encarnó en vivo al Hombre que El creó
al Principio y en orden a cuya Existencia creó los Cielos y la Tierra. De
manera que no puede haber Hombre si no es a la Imagen y Semejanza de su Hijo, y
en este orden la Educación de todos los pueblos debe dirigir su Edificio a la
Formación de este Hombre, Imagen y Semejanza del Hijo de Dios, en cada uno de
nosotros. Pues en quien Dios ve a su Hijo, Dios ve a un hijo, y por este Amor
disfruta de la Naturaleza de quien es hijo de Dios a la Imagen que lo es su
Hijo, por quien y en quien participa de la Vida según su Naturaleza
Indestructible.
Esta es la Doctrina con la que el Espíritu Santo revolucionó la
Historia, echó las bases de nuestra Civilización, la impregnó de su
Indestructibilidad y le comunicó su Invencibilidad. Si nosotros no podemos ver
la Imagen del Hijo de Dos en este Zwinglio, ¡cómo podrá ver Dios en él a su
Hijo Amado!
Basta leer la siguiente tesis para verlo así:
47. Todo hombre debe
preferir dejarse matar antes que escandalizar al cristiano o hacerle caer en
desgracia.
De donde uno se pregunta: Pues que él escandalizó a la cristiandad
entera, ¿por qué no se dejó matar y en vez de sacrificarse, siguiendo el
ejemplo de Jesucristo, prefirió matar a todo el que se le opusiese?
¿Eso es lo que hizo Jesucristo: matar a sus enemigos?
Los crímenes de los Suizos están escritos, y aunque justificados en que
ésa era la Voluntad de Dios, matar a todo el que se opusiese a sus ambiciones
de ser “como los dioses”, el Día en que sean llamados ante el
Tribunal de su Hijo responderán de sus delitos. Porque “Pedro, el
que a hierro mata, a hierro muere”.
QUINTA PARTE
LA
INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR
Pues si
tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo para que todo el que crea en El no
perezca, sino que tenga la vida eterna en el Amor a su Hijo; tanto amó el Hijo
a Dios y al mundo que no dudó en sacrificarse como Cordero para que en su
Sangre todos hallasen en Él la Puerta a la Vida Eterna abierta.
Y de no
haberse Sacrificado como Cordero nadie hubiese sido salvado. De no haber amado
ese Hijo a Dios con fuerza infinita su Juicio caería sobre todos los hombres
sin ofrecer misericordia ni tener piedad en razón de la ausencia total y
absoluta de Esperanza de hallar en Dios un Corazón Tierno y un
Espíritu lleno de Compasión por la Tragedia del Género Humano.
Este Corazón
y este Espíritu es el que el Hijo de Dios descubrió en su Padre y conquistado
por su Ternura y Compasión le glorificó delante del Cielo y de la Tierra
poniendo su Vida en sus Brazos.
Por esto dice el Salvador abriendo la Sagrada Cena:
Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo,
para que el Hijo te glorifique,
según el poder que le diste sobre toda carne,
para que a todos los que tú le diste les dé El la
vida eterna.
Esta es la vida eterna,
que te conozcan a ti, único Dios verdadero,
y a tu enviado Jesucristo.
Y en verdad la Imagen que se tenía de Dios en el
mundo de los Hebreos era la de un Legislador
Todopoderoso y Duro la Transgresión de cuya Palabra acarreaba la
correspondiente Pena. El Poder de Dios, no su Amor, era la pantalla que les
cegaba los ojos.
La experiencia milenaria les había endurecido a los
hijos de Abraham el corazón y la mente haciéndoles imposible a Judíos y Paganos
ver en Dios a ese Maravilloso Creador de Cielos y Tierra; Cielos y Tierra en
los que la Manifestación de su Amor por la Creación se hace visible y llama a
todas las Criaturas a su Paraíso.
Para esto, para descubrirnos ese Corazón Divino en
el Todopoderoso Creador del Cosmos, nos envió Dios a su Hijo, quien siendo el
Hijo de sus entrañas conocía esas entrañas como propias. Fue por ello que
Judíos y Paganos, ambos forjados en el fuego de los milenios de las Guerras de
los imperios, teniendo todos una piedra por corazón, el Amor de Dios no podía
penetrar en ese escudo sangriento detrás del que todos se protegían de la
Maldición, que sobre todas las naciones pesaba desde los días de la Caída del
primero de los reinos que conociera la Tierra.
Romper ese escudo, echar abajo ese Muro, hacer que
la Verdadera Luz del Conocimiento Verdadero del Creador Divino llenase el vacío
y exterminase las tinieblas de la ignorancia que la Muerte había sembrado en
todos los corazones del mundo, esta Victoria únicamente el Hijo de
Dios podía entregársela a ese Padre Amadísimo Suyo, por Amor al cual ponía en
sus Brazos su Gloria, la Gloria del Rey de reyes y Señor de señores de su
Imperio.
No es en vano pues que conociendo este Amor Todopoderoso,
de Hijo a Padre, Jesucristo dijera:
Ahora tú, Padre, glorifícame cerca de ti mismo
con la gloria que tuve cerca de ti antes
que el mundo existiese.
Gloria, en efecto, que vemos restituida y
multiplicada delante del Cielo cuando todos los Poderes de la Casa del Creador
del Universo y del Cosmos proclamaron con una sola Voz:
Al que está sentado en el Trono y al Cordero,
la bendición,
el honor, la gloria y el imperio
por los
siglos de los siglos
Así pues, El Padre sienta al Hijo en su trono como
Dios y Señor, de manera que la Adoración debida al Padre sea la debida al Hijo,
y quien no adora al Hijo no adora a ese Padre que le sentó a su Diestra para
recibir la Misma Adoración y Gloria que el Dios Creador de los Nuevos Cielos y
la Nueva Tierra, Señor del Infinito y de la Eternidad.
Es pues la Cena del Señor la Conmemoración de la
Victoria que revolucionó y reestructuró el Universo tal cual si a partir de Su
Victoria hubiese sido fundado de nuevo y desde ella reconfigurada en un
Espíritu Maravilloso la Creación: Hacer del Amor del Creador a su Hijo
Jesucristo el Fundamento de la existencia de todas las cosas.
Y quien no ama al Hijo de Dios no ama a su Padre, y
no entrará en su Paraíso, pues solamente los Ciudadanos de su Reino, cuyo Rey
Universal Sempiterno es ese Hijo, Jesucristo, entrarán en el Paraíso de Dios y
disfrutarán de la Vida eterna.
Aquellos pues que abominaron y abominan de la Cena
del Señor, la MISA CATÓLICA, y declararon y declaran la Misa ser una
Abominación se Rebelan contra esta Victoria, y porque condujeron a los
Creyentes a las puertas del Infierno por esta Rebelión responderán ante el Juez
Universal, ese Jesucristo en cuyo nombre, según ellos, abolieron la Misa
y la declararon un Invento de su Esposa, la Santa Iglesia Católica.
La MISA CATÓLICA fue inaugurada como Institución
Sagrada por el Hijo Todopoderoso de Dios, Jesucristo, cuya Voz Omnipotente fue
obedecida por los Cielos y la Tierra, y siendo reconocida por la Palabra del
Hijo del Señor: Espacio, Tiempo y Materia se ordenaron según su Palabra acorde
a la Sabiduría Omnisciente de su Padre.
La Cena Sagrada fue el Canto de una Victoria Eterna
que la Creación entera celebró con Alegría infinita y será Celebrada por la
Eternidad por todos los que le aman. Quien no celebra esta Victoria no entrará
en el Paraíso de Dios. Porque aunque la Esperanza de Salvación Universal es la
Gracia del Padre al Género Humano, el Espíritu Santo no dudó en decir:
“Esperanza que se ve no es Esperanza”. Palabra que los Enemigos de
la Esposa del Señor conjuraron y se rebelaron contra su Sabiduría sembrando en
los corazones y las mentes la Cizaña de la “Salvación por Predestinación” y por
la “Fe sola”, tal cual aunque siendo discípulos del Diablo por el conocimiento
racional de ser Cristo hijo de Dios, Jesús debe quitarse de en medio
y dejar pasar al Paraíso incluso a los “que violen a la Madre de la Iglesia,
Santísima Virgen María”.
Contra la Sabiduría de Dios que nos llama a
mantenernos en lucha constante por la salvación propia y de todos, creyéndose
vencedores del Diablo y la Muerte esos rebeldes que se levantan contra el Hijo
de Dios invocando a Cristo, conducen a los que le siguen a las puertas de su
Condenación eterna. Pero la Puerta a la Vida eterna del Paraíso es la Victoria
de Jesucristo, cuya Gloria se celebra en el Acto Sagrado de La Misa Católica, y
el que abomina de este Acto de Alegría abomina de Dios.
El Juicio del Rey sobre todos los que fuisteis y
permanecéis desligados de esta Victoria es de Condenación. Cada hijo conoce a
su padre, y como tal os digo que si no aborrecéis a quienes os condujeron a las
puertas del infierno, y permanecéis declarando ser la Misa una abominación, no
entraréis en el Reino de mi Padre. El Reino del Hijo de Dios es reino de
Alegría y Honor, Dignidad, Fuerza y Sabiduría, en palabras de Dios:
de poder,
riqueza, sabiduría, fortaleza, honor, gloria y bendición.
Teniendo pues en el Tesoro de la Palabra Escrita,
que nos ha legado por Revelación la Joya del Conocimiento Pleno de la
Naturaleza de Aquel que se sienta a la Diestra de Dios como Rey
Todopoderoso, ¿quiénes fueron ésos y
quiénes son éstos los que aún, sabiendo que Dios ha glorificado a su Hijo Amado
hasta sentarlo en su trono, se atrevieron a confesar y confiesan para su
Condenación Eterna y de los que les siguen a las Puertas del Infierno, las
siguientes palabras?:
50.- Sola y exclusivamente
Dios mismo perdona los pecados por Cristo Jesús, nuestro Señor. 51.- Quien permita a la
criatura humana perdonar pecados despoja a Dios de su gloria para dársela a lo
que no es Dios. Esto es en el fondo pura idolatría. 52.- De aquí que la
confesión de los pecados hecha ante un sacerdote o simplemente ante el prójimo
no deba considerarse como perdón de los pecados, sino como solicitar prudente y
buen consejo.
Necios, hijos de una piedra, de inteligencia
pervertida que sólo reconocéis ser verdad lo que brilla con el color de las piedras,
hijos de bárbaros sin amor a la Civilización ni a vuestro prójimo, menos que
vuestros padres de las cavernas y más animales que los salvajes contra los que
decretasteis exterminio en nombre de vuestras confesiones malignas, puesto que
como esos animales que repiten mecánicamente las palabras que se les enseñan
así vosotros los versículos de la Biblia, sin entendimiento para comprender lo
que con vuestros labrios pronunciáis, ¿no habéis leído nunca lo que
está escrito? :
Lo que atéis en la Tierra será atado en el Cielo.
¿Acaso por unos siervos indignos, que serán juzgados
por sus delitos, puede ser abolido el Poder del Hijo de Dios? ¿Queréis
destronar al Todopoderoso Hijo del Creador del Cosmos en base a vuestra
perversa adoración sin límites hacia las piedras?
¿No sabéis que el Perdón de los pecados le fue dado
por Dios a Aarón y sus hermanos y sólo ellos podían perdonar las ofensas contra
el Cielo y la Tierra mediante un sacrificio sangriento, y que ese Poder no
podía ser abolido por la indignidad de los siervos sino sólo por Dios?
¿En qué entonces revolucionó el Hijo de Dios la
Religión sino en que mediante el Sacrificio de un Cordero Divino:
permaneciendo el Poder se abolió la Necesidad de sangre animal?
¿Acaso sois bestias sin inteligencia? ¿No
leísteis nunca lo que está escrito? :
“A quien le falte sabiduría pídasela a Dios”.
Pero vosotros ya erais sabios, y para alcanzar la
suprema felicidad sólo os faltaba el Poder, ¿y de quién obtenerlo sino
quitándoselo al Todopoderoso Hijo de Dios?
Vuestra locura corría pareja con vuestra ambición,
así os lo hará saber mi Padre el día que os llame a juicio para escándalo de
esos apóstoles vuestros que pretendieron abolir la Gloria de Dios cruzándole la
cara a su Hijo con el guante de la Fe Predestinada desde la Eternidad para
vuestra salvación y condenación de los demás.
Como bestias sin inteligencia esta osadía maligna os
alucinó el cerebro sin sesos que heredasteis de vuestros padres, y
aplaudisteis el orgullo de aquellos santones siervos
del Diablo que osaron abolir todo lo que el Hijo de Dios y su Padre edificaron
para la Salvación de todos los hombres.
Pero he aquí que el que no quiera Salvación, así se
haga su voluntad y siga a Satanás al Destierro, elegido por voluntad propia en
nombre de su Orgullo.
Mirad su locura, ¡un puñado de barro aspirando a
sentarse en el Trono de su Creador! Responderos a vosotros mismos, ¿no es
locura envidiar a Dios? ¿Qué tipo de patología se le debe diagnosticar a
quien sueña con arrebatarle al Hijo de Dios su Gloria?
El Hijo de Dios da y vosotros le decís: ¿Vade Retro
Jesucristo?
¿Acaso sois más grandes y sabios que el Todopoderoso
Hijo Unigénito del Creador del Cosmos quien sabiéndose negado por Pedro no se
atrevió ni por asomo a poner en duda la Sabiduría de su Padre
Omnisciente?
Sin embargo vosotros no sólo pusisteis en duda esa
Sabiduría delante de la cual el Espacio, el Tiempo y la Materia se arrodillan,
sino que en desprecio a los Sucesores de aquel Pedro le negasteis y le negáis a
Dios el Poder de mantener su Elección. ¿Qué le responderéis al Hijo de Dios
cuando os llame a Juicio, que Él es el culpable de vuestro delito por no
haberle quitado a Pedro su Gloria el día que le negó?
Hijos de la Reforma, vuestra madre fue una perra
bárbara que se prostituyó en los montes y en los bosques con los que las
violaban ¿y vinisteis hablando de Santidad, vosotros bastardos habidos en la
cama de una zorra?
Desde el principio negasteis al Hijo de Dios y no
parasteis de alzaros contra su Corona hasta por fin declararos reyes sobre sus
pueblos y señores sobre sus rebaños. Celebrasteis vuestras orgias en guerras
malditas en cuyos ríos de sangre metisteis el cáliz que repartisteis hasta
emborrachar entre vuestros adoradores. El Juicio de mi Padre sobre vuestras
congregaciones será el del fuego sobre los valles secos.
Vuestros pecados son como una cordillera que baja
hasta los infiernos. Mientras subís buscando destronar al Rey de la Eternidad,
os hundís hasta los abismos donde tiene su trono Satanás. Así me ha dicho mi
Dios, el Rey: “Les he dado un tiempo, tú, hijo, levanta la Voz y que escuchen
el cuerno de la salvación hasta que se dé la orden de cerrar las puertas, las
vírgenes que no sean halladas dentro serán entregadas a las tinieblas”.
La Gloria del Hijo es la Gloria del Padre y como el
Padre le dio a Aarón y sus hermanos el Poder de perdonar los pecados,
sacrificio sangriento mediante, así el Hijo se la dio a Pedro y sus hermanos,
pues Nada hace el Hijo que no le sea mostrado por el Padre, y el Padre le
muestra al Hijo todo lo que hace, y según le ve hacer al Padre así hace el
Hijo.
Por esto hubo un Juicio del Mundo Antiguo, y acorde a
esa Ley habrá un Juicio Final. Y el que se crea limpio de todo pecado que se
presente delante de ese Hijo Todopoderoso a quien su Padre le muestra el Hecho
de ser Dios. El que no se crea un dios, y no padezca la locura
de Satán, creerse capaz de medirse a un duelo con el Rey del
Universo, que corra y se agarre a un hermano de Pedro y le pida la absolución.
La Santa Madre Iglesia tiene abierta las Puertas del
Cielo y el que no entre por ella no conocerá la Luz del Paraíso de Dios.
¿Qué deciros? ¿NO leísteis lo que está escrito?:
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció,
porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.
Hijos de bárbaros sin cerebro de hombres a la imagen
y semejanza de los hijos de Dios, el Mandamiento lo cumplisteis, y os será
reconocido delante del tribunal de Dios, “Honrad a vuestros padres”
y en honor a ellos, como ellos aborrecieron a los Apóstoles, así vosotros los
aborrecisteis en sus sucesores. Vuestros padres os arrancarán el corazón y os
maldecirán por haberos rebelado contra quien tiene el Poder de Salvarlos y por
vuestro Orgullo maldito los condenasteis sin remisión.
Este Apóstol suizo, como el Alemán y el Inglés y el otro Suizo serán llamados a
Juicio, acusados de venir de Satanás para conducir a las naciones a las puertas
del Infierno.
“El que esté limpio de pecado que tire la primera
piedra”. El que no, que corra, porque hay en la Tierra quien tiene las Llaves
del Cielo. Pues si grande es el delito por haber aborrecido a quien os dio a
conocer la Palabra de Dios, aún más grande se hace el delito por haber roto la
Unidad que en el Día de su Victoria el Creador de la luz que le da
vida a vuestros ojos le pidió a su Padre, diciendo:
Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su
palabra,
para que
todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti,
para que también ellos sean en
nosotros,
y el
mundo crea que tú me has enviado.
Vuestro pecado no es únicamente de ruptura de Unidad, vuestro delito es
sin límites, pues por vuestra División le habéis cerrado el Camino a la Puerta
de la Vida eterna a quienes por vuestra división despreciaron la Salvación en
el Nombre de ese Señor al que decís adorar. La Condena de esos desgraciados
pesa sobre vuestras cabezas, y el día que caiga y os aplaste no conoceréis otra
luz que la de la gloria de Satanás en los infiernos.
Yo, hijo de Dios, celebro la Gloria de mi Rey y al Cielo levanto mi
Canto. Qué bello fue tu Victoria, qué delicia de los sentidos tener tu Corona
delante. Como Oveja que corre tras su Pastor, como guerrero que
salta a la orden de su Rey, como pajarillo que hace su nido en las
ramas del Árbol de la vida, a nada le temo, nada me asusta, nada me inquieta.
Tu Nombre es la fuerza de todas las criaturas del Paraíso de tu Dios, en tu
Trono tienen todos los Ciudadanos de tu reino su Alegría y su
Libertad. Mi Felicidad es completa.
Tú, Rey, el Amor de Dios te rodea, sus Brazos son tu Gloria,
sus Ojos la fuente de tu Paz. ¿Qué queréis con nosotros, hijos del Odio,
adoradores de las piedras, señores de la guerra? No necesitamos nada, lo
tenemos todo. Vuestras pasiones y vuestras ambiciones son ríos que van a parar
al mar de los muertos. Sois fantasmas del Pasado, cadáveres escapados de las
fosas que se niegan a ser desterrados del valle de los vivos. No hay
lugar para vosotros en la casa de la Alegría. Odiáis la Paz y amáis las Riquezas.
La Igualdad que viene del Amor a Dios y al prójimo os detesta. Es para
vosotros como ramera con enfermedad mortal el gozo de la Fraternidad en Dios,
nuestro Creador. Sois dioses, queréis vivir como dioses, y como dioses estáis
dispuestos a matar a todo el que se levante contra vuestra gloria
mortal.
Pero yo he oído de Dios mi Rey una Voz llamando a la Celebración de una
Victoria que la Eternidad ha acogido entre sus brazos, y como madre que adora a
su pequeño lo arrulla con besos que no se agotan jamás, así el Hijo de Dios es
su Niño, su Gloria, y he aquí que todos los pueblos de la Creación corren a
unirse a la Conmemoración de la Fundación del Reino de Dios.
La Creación ha aguardado expectante esta Fiesta por siglos y siglos. Ya
nadie se acordará del Juicio. Las lágrimas serán de gozo. Las palabras de
dicha. De los Desterrados no se hará mención. No vivirán sino en la memoria de
los Santos.
Sólo somos pajarillos en las orillas del Río de la Vida. ¿Qué
tiene que ver con nosotros la ambición y la pasión de esos locos que sueñan con
sentarse en el Trono del Hijo de Dios? Abrid las alas, amigos, levantad el
vuelo, hermanos, el Paraíso no tiene fin y dondequiera
que vayamos seremos bienvenidos. Todos somos Uno. Una misma Creación. Ciudadanos
del Reino del Hijo de Dios.
Mis pecados ya los lavé. Eran rojos como la grana y ahora mi alma luce
blanca como la lana. Jesucristo es la Puerta del Paraíso y la Llave la tiene su
Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica. La llaman el Perdón de los Pecados. Lo
que Ella desata en la Tierra queda desatado en
el Cielo.
“Padre, he pecado de pensamiento palabra y omisión”…
“Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo”...
“Amén”.
Es el Poder que Dios les ha dado a sus siervos. Pero el que esté limpio
de pecado que tire la primera piedra. Aquella que ha sido acusada de Adulterio
es la Esposa del Señor. ¡Dios los coja confesados!
Y baste a cada día su afán.
SEXTA PARTE
LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE
CRISTO
33. Si alguien ha acumulado
bienes de fortuna por medios injustos, dichos bienes no deben servir para
beneficio de los templos, los conventos, los frailes o las monjas, sino que
deben ser destinados a personas indigentes, o sea, necesitadas.
Es por tanto evidente que la Justicia es cosa de
Dios, y creo que fue su Hij0, es decir, Padre e Hijo, quienes dijeron que
muchos se sentarán en el reino de Dios mientras otros que se creían tener
asegurado su sitio en la Mesa del Cielo serán expulsados. Pues los hijos del
mundo son más listos que los hijos de la Fe. Dicho esto, comencemos.
Lo primero es que toda riqueza que procede del crimen
es un delito delante del Tribunal de Dios. A Dios no se le soborna. Dios no se
deja comprar. Al contrario, quien lo intenta o cree que puede, profundiza en su
delito. Así que lo primero que se debe hacer es no buscar la riqueza por medio
ilícitos en los que la sangre y el delito sean sus raíces. Matar con
una mano y querer ser absuelto por la otra mientras la mano sangrienta
permanece en su curso es imperdonable delante de Dios.
No fue absuelto de sus crímenes San Pablo sino porque
la mano criminal dejó su tarea homicida y se puso al servicio de la
Vida. Creer que se puede seguir matando y al mismo tiempo sirviendo a Dios no
es propio de los Santos, es cosa de bestias. Y las bestias no tienen parte en
la Mesa de Dios, porque en ésta sólo se sienta la Creación a la Imagen y
Semejanza del Hijo de Dios, el Modelo Sempiterno desde el que toda
Imagen adquiere su existencia. Y no creemos que esa conducta, con una mano me
condeno y con la otra me salvo, fuese lo que vimos en ese Hijo.
Observamos que esta conducta fue la propia del Templo
Antiguo, en el que el homicidio premeditado se pagaba por adelantado y con el
sacrificio de un animal el verdugo se pagaba la absolución. La perfección
maligna de ese sistema causó que Dios abominase del Templo de Salomón y
ordenase la destrucción del Sacerdocio aaronita.
Luego venir diciendo que es absuelto de
sus delitos quienes con una mano se enriquecen mediante el crimen y el delito
en tanto que dejen a favor de los pobres el fruto de su conducta malvada es sin
duda alguna restaurar en sus funciones el Templo Antiguo. La Reforma niega a
Cristo y resucita a Aarón.
La Santidad basa su Principio en el Nacimiento del
Espíritu de Cristo en el hombre.
En verdad comete un crimen inmundo quien habiendo
sido engendrados para mantener en vida el Modelo a cuya Imagen y Semejanza
debemos todos ser edificados, haciendo lo contrario de lo que se debe se
convierte en escándalo de muchos. “Por vuestra culpa es blasfemada la Gloria de
Dios”, y no se entiende que quien así hace crea que podrá sentarse en la Mesa
del Paraíso, lo mismo sacerdote que hijo de Dios, pues toda la Creación entera,
sin excepción entre unos y otros, ni por origen ni por Oficio, estamos sujetos
a la Ley Universal del Espíritu Creador por el que todos, sin excepción, somos
Ciudadanos del Reino de su Hijo, y como tales Ciudadanos vivimos a la luz de la
misma Justicia y Ley.
Querer ser la excepción a esta Ley fue la Causa de la
rebelión de la casa de los hijos de Dios liderada por Satán, sobre los cuales
dijo Moisés: “Generación de hijos rebeldes…”
La Justicia de Dios no se compra ni se vende. Los
muchos crímenes no pueden ser absueltos por Cristo en base a treinta monedas de
plata. Y no porque Cristo no tenga el Poder, sino porque su Espíritu es el de
Dios y Dios ha hecho de su Verbo la Ley.
Únicamente abandonando el camino del delito y el
crimen como medio de conseguir riquezas puede el hombre presentarse delante de
su Juez confiando en alcanzar la Gracia del Perdón. Y mientras se
permanece en el delito, querer buscar la Gracia mediante el ofrecimiento del
fruto de la sangre, sea al templo o a los pobres, como sugiere el autor de esta
Tesis, no salva al delincuente de su condenación.
Esta salvación, que la Reforma levanta, niega el
Nuevo Templo y Restaura el Templo Antiguo.
Otra cosa será que en base a la maldad de unos
siervos que eligieron el camino de Judas al de los Discípulos en base a la
participación en esa conducta maligna se sirviere la Reforma una causa bellis para
levantarse en Rebelión contra quien conociendo las Negaciones de Pedro bendijo
la Elección de Dios. Bendición que ese Hijo ya anunció al decir que
su Padre era mayor que Él.
Contrariamente a esta Declaración, los Reformadores
se levantaron para declararse Superiores al Hijo de Dios. ¿A quién
le extraña, pues, que de esa semilla naciera el Nazismo?
La Doctrina Divina dice que únicamente abandonando el camino del delito
puede el hombre reconciliarse con su Creador y presentarse delante del Tribunal
de su Hijo con la esperanza de recibir la Gracia de la Absolución Final.
Lo que le conviene por tanto a ese hombre que ganó sus riquezas de forma
ilícita es ganarse el perdón haciendo de esa riqueza la llave a su silla en la
Mesa del Paraíso, o sea, haciéndola en vida llover sobre quienes tienen
necesidad de quien les proteja frente a quienes siendo lo que él fue no tienen
intención de acogerse a la Gracia de la Fe.
Ahora bien es evidente que quien premeditadamente se entrega a este
camino se condena a sí mismo, pues querer usar la Gracia de Dios para sembrar
el mundo de sangre y desolación en las almas no es propio de
Cristo. Y precisamente es esta puerta de hipocresía maligna la que abre la
Reforma, o como diría su primer apóstol: “!Peca,
mata, asesina, roba, viola, y viola incluso a la madre de Dios, porque la
Sangre de Cristo lava todos tus delitos y crímenes”. Si esto vine de Dios o del
Diablo que cada cual lo defina.
Yo sólo sé, porque en su espíritu de Inteligencia me ha
engendrado quien me ha concebido para Dios, que sobre los tales pesa
la Condenación escrita para Satán. Quien premeditadamente busca las riquezas
ilícitas la esperanza puesta en que comprará su Juicio haciendo
revertir parte en los pobres, o en el Templo, es objeto de Condenación delante
de Dios. Y como todos sabemos, el Hijo hace lo que el Padre le muestra, y lo
que el Padre le ha mostrado es lo que El hace. Como Dios es Incorruptible, así
su Hijo. ¿A quién le extraña pues que la nación de Suiza, fundada sobre este
evangelio maligno, se haya convertido en la tesorería de la riqueza establecida
sobre el Crimen y el Delito? Pues que vive de la Sangre Inocente, esa Sangre
Inocente se levantará en el Juicio para condenar a la nación establecida sobre
ese fundamento maligno.
55. Quien diga que al
hombre arrepentido no le es perdonado este o aquel pecado; quien tal cosa diga
no obra en lugar de Dios ni de Pedro, sino de Satanás.
El
arrepentimiento que no pide la Gracia de Cristo, es decir del Perdón
de Dios, que sólo Dios puede ofrecer, al no recibir la Gracia de la Absolución
Divina, la sola que libera al alma de los frutos del delito, no puede operar la
resurrección del hombre al que mató el delito. Por lo tanto, yo, hijo de Dios,
afirmo, contra este apóstol de Satanás, que el Arrepentimiento que no se
confirma en el Perdón de Cristo, que vive en el Templo de su
Esposa, queda expuesto a Juicio. Porque quien no acepta
ni quiere el Perdón de Cristo en la Tierra no puede esperar la
Gracia de la Absolución Eterna delante del Juez que como hombre rechazó.
El
Arrepentimiento es la Llamada de Dios al Templo, donde vive Cristo, para
recibir su Perdón, gratuitamente, en razón del Poder que le dio Dios a su
Siervo, el Nuevo Sacerdocio instaurado por el mismo Jesús, su Sumo Pontífice
Universal Sempiterno, quien siendo la Iglesia su Cuerpo, toda Ella participa de
su Poder, concedido por Dios a Él, su Esposo y Señor.
Sin el
Arrepentimiento la Gracia es semilla que cae en tierra estéril, ciertamente.
Pues quien busca el Perdón de Cristo sin arrepentirse de su delito descubre
ante Dios que permanecerá en su comportamiento, y por la constancia en su
delito se hace abominable a su Justicia, de manera que engañando al Siervo no
engaña a su Señor, que será quien le juzgará finalmente, y ante Su Presencia
deberá responder de la constancia en el delito.
Al Siervo de Cristo le corresponde administrar su Gracia. Es a su Señor
a quien Dios ha investido de su Gloria poniendo en sus Manos el Señorío sobre
toda su Creación. Sin embargo, Dios no ha creado al Diablo, ergo: los siervos
del Sembrador Maligno no son su Creación. De no caer de rodillas ante Cristo
todo hombre se expone a la Condenación de “esa generación de hijos
rebeldes” de la que habló Moisés, y nosotros sabemos que fueron hijos de Dios,
Satán su Jefe, quienes creyendo que podrían poner de rodillas a Dios en base a
su Amor de Padre, fueron imitados por sus discípulos de la Reforma, quienes,
ganados para el Infierno, creyeron que podrían poner de rodillas a Cristo en
base al Conocimiento de ser Jesús el Hijo de Dios.
La Lógica de la Reforma fue maligna porque tomándole al Hijo la Palabra,
cuando dice que “el que cree en Él no es juzgado sino que pasa a la
vida eterna”, ellos le cogieron la palabra y predicaron que independientemente
de los crímenes y genocidios y guerras fratricidas libre y voluntariamente
acometidas, mientras se confiese que Jesús es el Señor anulan el Poder de Dios
para juzgar al Mundo. Esta Lógica fue la que condujo a aquella generación de
hijos rebeldes, “no de esta creación” como dijo luego San Pablo, a declararle
la Guerra a Dios en la creencia que el Amor del Padre por sus hijos anularía en
Dios su Justicia.
De nada vale el arrepentimiento, entonces, si no es confirmado por el
Sacerdote de Cristo, que vive en el Templo de su Esposa. El Arrepentimiento sin
la Gracia del Perdón, que llueve sobre el alma la Reconciliación con Dios, su Creador,
no da el fruto del Amor por el que la Vida eterna entra en el ser y le levanta
la cabeza delante de su Rey Divino.
Esta Verdad Eterna la prueba la alta criminalidad que los
Reformadores pusieron en acto, el fruto de cuya doctrina fue el Diluvio de
Sangre que cayó sobre las naciones de Europa.
Concluyendo, el Arrepentimiento no conduce a la Vida eterna
si no recibe la Gracia del Perdón de Cristo. El hombre no puede
perdonarse a sí mismo ni perdonar a sus semejantes en lo que atañe a la vida
eterna. El hombre no es el Señor de la vida eterna, es Jesucristo, a quien Dios
ha sentado como Rey Todopoderoso en el Trono de su Reino
56. Quien solamente por
dinero perdone ciertos pecados hace causa común con Simón y Balaam y es un verdadero
apóstol del diablo.
La blasfemia en esta tesis es manifiesta. “Gratis lo recibís, dadlo
gratuitamente”. El Perdón de Cristo es ofrecido gratuitamente por
sus sacerdotes.
Al Primero de todos los Sacerdotes del Nuevo Templo, Jesús, lo vemos
perdonando los pecados sin pedir nada a cambio excepto aquel “Vete y No peques
más”. Ya vemos que acorde a la perversión de la Ley del Templo Antiguo, quien
acababa de pagar su absolución por un delito cometido con la sangre de un
cordero apenas el sacrificio consumado le pagaba al sacerdote la compra de otro
cordero a fin de absolverse del próximo delito. Esta abominación es la que Dios
anunció que echaría abajo y fue la abominación contra la que su Hijo se levantó
y le puso fin.
La Santidad no está en perdonar la multitud del pecado sino en que se
cumpla la Palabra: “Vete y no peques más”. De manera que quien
perdona la multitud del pecado al pecador labra su condenación tanto como el
mismo bruto que confía en salvarse haciendo del Perdón de Cristo una panacea
del crimen.
Acusar a Cristo de vender su Perdón es blasfemar contra Dios. Y
esto lo hace exclusivamente el Diablo y sus apóstoles.
Manipular la cuestión de las Indulgencias para Negar el Poder de Cristo
fue una Rebelión en toda regla contra el Señor del que decían que mientras
pronunciasen su Nombre podrían ser más malos que el mismo Satanás: porque
habiendo dado Dios su Palabra de que quien creyese en su Hijo Jesús pasa de la
Tierra al Cielo sin sufrir la criba del Juicio Final, manteniendo en los labios
Ese Nombre burlan a quien lleva ese Nombre y habiendo dicho su Padre eso : ¡su
Hijo no puede decir palabra contra ellos!
La Malignidad diabólica de la lógica de la Reforma se manifestó en su
clímax supremo en la Guerra de los Treinta años, pero no alcanzó su éxtasis
glorioso sino con la Segunda Guerra Mundial.
Las Indulgencias no miraron al Perdón de Cristo a los vivos. Y por tanto
que sus siervos perdonen los pecados, haciendo lo que es debido, es
independiente de que el pecador quiera satisfacer su delito haciendo del fruto
de su pecado una ofrenda a Cristo. Será Dios, en su Hijo, quien juzgue a todos,
siervos, hijos y pueblo. Ni el siervo puede dejar de administrar el Perdón, ni
el pueblo dejar de pedir esa Gracia. Quien quiera usarla para burlarse de Dios,
con Dios se enfrentará tras su Muerte. A ningún hombre le toca
juzgar a nuestros semejantes, cuanto menos juzgar a Cristo.
60. No considero sea malo
el que una persona atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios. Pero
determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano,
sino diabólico.
La primera pregunta que unos se hace leyendo esta tesis, como las otras,
es la siguiente: ¿Pero quienes se creyeron que fueron ellos, los malamente
llamados Reformadores, para juzgar 16 siglos de lucha cristiana por superar la
ignorancia, salir de la barbarie y seguir haciendo el camino a la perfección de
quienes son conscientes de que han nacido para ser el Reflejo Vivo de la Imagen
del Hijo de Dios delante de todos los hombres?
Leyendo las obras de aquellos reformadores uno se queda maravillado
porque siendo lo contrario a la Imagen Viva de ese Hijo, como se ve por sus
guerras, sus odios sangrientos y sus condenas criminales contra quienes no
tuvieron su Lógica, aun siendo ellos lo contrario a aquel Jesús en el que el
Amor en la Defensa a la Verdad y la Paz, haciendo de la Palabra su única
Fuerza; aun siendo su antítesis, predicando el Odio, el Crimen, el Pecado, y
las Guerra de exterminio de sus enemigos, aun así exigieron ser llamados
DIVINOS, y ser tenidos por SANTOS.
Dice este hipócrita: No considero sea malo el que una persona
atribulada ruegue por los muertos la gracia de Dios.
¿Y quién se creía que era él para determinar delante de Dios lo que es
bueno y lo que es malo? ¿Tiene el Creador que ponerse de rodillas delante de su
Creación? Precisamente esto es lo que quiso hacer Satán. Y creyendo que jugando
con el Amor de Dios en tanto que Padre podría conseguirlo se conjuró ad eternum a rebelión abierta
contra su Espíritu. Lo vemos en el encuentro de Jesús con ese Satán. “Adórame
de rodillas y te daré todos los reinos del mundo”.
Es lo que hizo Enrique VIII, ponerse de rodillas delante de Satán y
aceptar de su mano el Imperio que Jesús rechazó. Porque sabemos que Su Imperio
se lo otorgó Dios a los Reyes Católicos. Ni a Inglaterra, ni a Francia ni a
Alemania. Estas tres naciones se rebelaron contra el Imperio de Dios en lucha
contra el Imperio que el Infierno levantó para destruir a Cristo en la Tierra
mientras la Reforma lo mataba en el Hombre.
Así que ¿quiénes fueron estos hipócritas que abominaron de sus padres y
vinieron a prohibirnos a todos tener a los nuestros en nuestras oraciones y
pensando en que todos hemos sido expuestos a la Ley de la Muerte : rogarle a
Dios por sus almas?
¿Quién son estos hipócritas para imponer su ley de abominación hacia sus
padres y blasfemar contra la Iglesia por determinar actos que sólo les competen
a los hijos de quienes tenemos a nuestros progenitores durmiendo a la espera
del Juicio de la Eternidad? ¿Acaso queremos ver a nuestros padres condenados al
Destierro de la Creación? Parece ser que estos hipócritas con el alma dura como
una roca salida de las entrañas del fuego de la tierra no permanecen en el amor
a sus padres, y abominando de quienes les dieron el ser una vez que los
entierran borran de sus corazones su existencia.
Corazones perversos forjados en las fraguas del Odio de la Reforma contra
Cristo y su Esposa no dudaron en invocar sobre ellos la Maldición de Dios sobre
quienes arrancan de su Libro parte o capítulo:
“Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este
libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas
escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta
profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que
están escritos en este libro”.
Estos hipócritas, hijos de bárbaros en guerra con la Civilización
Cristiana desde su mismo origen católico romano, para justificar su maldad
arrancaron del Libro de Dios partes y capítulos enteros, entre ellos el de los
Macabeos, sin el cual es imposible comprender los Prolegómenos finales de la
Prehistoria del Cristianismo, de un sitio, y de la Oración por los padres que
duermen, del otro. ¿No está escrito acaso? :
“Honrarás a tu padre y a tu madre”.
Y también:
“NO he venido a abrogar la Ley”.
Pero estos hipócritas SÍ vinieron a abrogarla, y negando la Oración por
los padres que duermen negaron el Honor y la Honra debida a quienes nos
pusieron en el Camino de la vida eterna y por ellos pedimos a corazón abierto a
quien nos ama como Padre Nuestro que como Juez tenga Misericordia de los
pecados que expuestos todos a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal todos,
ellos y nosotros, cometemos.
Cada cual, por consiguiente, conoce a aquel que sirve, ¿y quién mejor
puede conocer a su padre que un hijo?
No fue siervo de Dios y menos un hijo quien escribió: Pero
determinar que se ruegue en determinada fecha y con afán de lucro no es humano,
sino diabólico.
El siervo conoce a su Señor, y el hijo a su Padre. Si al Señor y Padre
lo acusaron de tener demonio y servir al diablo, ¡qué se podía esperar de los
siervos de Satanás!
Justo lo siguiente:
61. La Sagrada Escritura
nada sabe de ese carácter especial que finalmente se han apropiado los
sacerdotes.
Niega que Cristo sea Jesús. Y aun siendo Jesús Dios Verdadero de Dios
Verdadero, niega que Cristo, el Sumo Pontífice del Nuevo
Sacerdocio, Cabeza de la Iglesia de los Sacerdotes, de quien recibe
el sacerdote su Realidad; niega que este Sacerdocio tenga carácter especial
alguno.
Niega que la Sagrada Escritura hable de este Nuevo Templo, de este Nuevo
Sacerdocio.
¿Quién sino Satanás puede negar lo que el Espíritu Santo escribe en su
Carta a los Hebreos? ¿Quiénes sino apóstoles de Satanás pueden negar que
Cristo es la Cabeza de la Iglesia y que
siendo ÉL el Sumo Pontífice del Nuevo Templo su Cuerpo es un cuerpo de
sacerdotes a Su Imagen y Semejanza?
En esta Tesis no sólo se niega que Cristo sea Jesús, se niega que Jesús
sea el Cristo, el Sumo Pontífice Divino que Dios le ha dado a su Nuevo Templo,
y de cuyo Carácter Especial, “dice el ignorante”, recibe su Ser todo su Cuerpo.
La Sagrada Escritura está impregnada de la Venida de este
Cristo, del que en el Cielo como en la Tierra nadie, excepto los confidentes de
Dios, sabían quién sería. Ni el mismo Satán, ese que se presentaba delante de
Dios como quien anda por casa, lo sabía, de aquí que cuando se
encuentra con el Hijo de Eva no tiene ni idea de que está delante de Jesús, el
Hijo Primogénito de Dios, a quien él, Satán, conocía como el Rey de reyes y
Señor de señores del Imperio del Cielo en cuanto él mismo, Satán, fue príncipe
de ese Reino y tuvo por Rey de reyes a ese mismo Jesús. El Maligno no tenía ni
idea de quién era en verdad ´rse que le dijo “VADE
RETRO SATANÁS”.
El Cristo, que por la carne debía nacer de una hija de Eva, fue
Encarnado por el Todopoderoso Hijo Unigénito del Señor y Creador del Cosmos.
Antes de empezar el Duelo de la Venganza el homicida de Adán ya estaba muerto.
No lo sabía y se creía que se estaba enfrentando a un hombre nacido como otro
cualquiera. Y sin embargo la Ley era clara:
“De la sangre de un hijo de Dios, Dios reclamará Venganza de la mano de
otro hijo de Dios”.
He ahí el Misterio de la Encarnación.
Así pues, de haber sido elevado al Sumo Pontificado Universal Cristiano
un hombre nacido de la carne de otro hombre, el cuerpo sacerdotal católico no
hubiese podido participar del Carácter Sagrado de quien por el Amor de Dios a
su Creación vino a recibir como Nombre Nuevo : “Cristo”.
Porque tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo para que por El
fuésemos salvados. Y tanto amó el Hijo a su Padre que tomó para sí ese Nuevo
Nombre, para que en su Sangre, la Sangre de Cristo, su Sangre, recibiese su
Cuerpo Sacerdotal el Carácter Sagrado del Poder de Perdonar los Pecados, el
Poder más grande que existe sobre la faz la Tierra, pues es el Poder de Dios de
atar en el Cielo lo que se ata en la Tierra, y desatar en el Cielo lo que se
desata en la Tierra.
Negando al Cuerpo de Cristo este Poder, la Reforma negó que Cristo fuese
Jesús, y que no siendo Jesús el Cristo: el poder de perdonar los pecados es
cosa de hombres, no de Dios. Por lo que la Confesión queda abolida como
Sacramento y la Gracia que viene del Perdón Divino es despreciada y blasfemada
como una Abominación.
Lo dicho, de tal señor tales siervos. Si el señor llamó al Esposo hijo
de Satanás, ¿qué no iban llamar a la Esposa los siervos de ese señor maligno?
Del Poder de Dios nadie se apropia. Dios los da a los que ama
para que manifestar su Amor a todas sus criaturas.
49. El mayor escándalo que
conozco es que se prohíba casarse a los clérigos y, en cambio, se les permita,
si abonan dinero, tener trato con rameras.
Condenar
por un hombre a toda su generación es creerse Dios Todopoderoso y Omnisciente. Querer
maldecir a toda una Civilización en crecimiento de despegue de la Barbarie más
profunda por una época de corrupción es
de Juez Inmisericorde, de Historiador sin humanidad.
Es por
tanto curioso que en la época del célebre Humanismo surgiesen la corriente más
deshumanizadora y deshumanizante conocida hasta entonces en la Civilización
Cristiana, que hizo del hombre la bestia más peligrosa, y en camino
de convertirse en la bestia más letal que conocerían los siglos por venir. No
menos curioso es que los líderes del Humanismo no se alzasen
para desenmascarar a tales maestros del Odio, del Crimen y de la
Guerra Santa.
En esta
Tesis este apóstol de la Reforma, siguiendo la doctrina de sus hermanos en
Satanás, niega una vez más a Cristo como Cabeza de la Iglesia,
niega que la Iglesia sea Creación de Dios.
Niega la
Doctrina del Espíritu Santo, desde San Pedro y San Pablo hasta San Agustín y
Santo Tomás.
Niega que
Cristo sea la Encarnación del Espíritu Santo, que vive en el Padre y en el
Hijo.
Y niega la
Creación a la Imagen y Semejanza de Dios. En este caso la Creación del
Sacerdocio Cristiano a la Imagen de Cristo Jesús, Sumo Pontífice, a cuya Imagen
y Semejanza es engendrado en el hombre el Sacerdocio Católico.
La Imagen
es el Modelo desde el que se engendra el Reflejo que le da vida al hombre.
Habiendo Dios dispuesto que el Modelo del Nuevo Sacerdocio fuese el Sacerdocio
de Cristo Jesús, la Virginidad de Cristo es parte del Carácter de su Cuerpo por
Dios engendrado para la Adoración de su Hijo delante de la Creación entera.
Pues la Adoración que el Hijo le entrega al Padre, en cuerpo y alma, es la
Adoración que su Esposa le ofrece a Dios en su Señor y Esposo.
El Rechazo
a la Virginidad del Sacerdote es el rechazo a la Omnisciencia, Todopoder y Sabiduría de
Dios Padre e Hijo que han dispuesto la
Creación Sobrenatural de este Cuerpo Santo en el que la Veracidad de
Dios en el Hijo y del Hijo en Dios queda establecida delante de toda la
Creación para que la Mentira no vuelva jamás a encontrar en su Reino tierra
fértil.
El
Sacerdocio Católico un Cuerpo Consagrado, Sobrenaturalmente engendrado en la
Concepción Virginal de Cristo, nacido para ser el Templo Vivo en el que la
Veracidad Divina del Hijo, cuya puesta en Duda niega la Veracidad del Padre,
esté presente por la Eternidad delante de todos los Pueblos de la
Creación.
La Iglesia
Sacerdotal Católica, a la Imagen y Semejanza de su Cabeza Sagrada, es el Templo
de la Veracidad Divina.
Negar
esta Sobrenaturaleza Sagrada
que hace del Sacerdote el Templo Vivo del Espíritu Santo, es negar el Poder de
Dios para engendrar este Cuerpo Sobrenatural que en alma y cuerpo le pertenece
a su Señor.
Lo demás,
que haya quienes se queman y es necesario dejarles que se casen, sin ser
excluidos del Pueblo de Dios pero sin participar de la Plenitud de Cristo, ya
fue dicho por el Espíritu Santo. Lo otro, que quienes se queman se declaren
Enemigos del Modelo Divino que le ha dado Dios al Cuerpo Sacerdotal de Cristo,
esto es una Abominación que no viene de Dios sino del Diablo.
Así que
quienes caen tentados por la Serpiente y quieren justificar su Debilidad
blasfemando del Nombre de la Esposa del Señor sepan que le declaran la Guerra a
la Creación de Dios, quien dispuso que el Sacerdote Cristiano tuviese en el
Sacerdocio de Cristo Jesús su Modelo Vivo.
Todo lo
que sea salirse de este Modelo no viene de Dios.
La
Ordenación Divina mira a la Eternidad, no queda disuelta una vez pasada la
Tierra. El Sacerdote en la Tierra permanece Sacerdote en el Cielo: Templo Vivo
del Espíritu Santo en el que se manifiesta la Veracidad de la Naturaleza Divina
de Jesucristo, Rey y Señor.
Efectivamente,
el que se abrase, que se case, pero no exija seguir participando de la Plenitud
de Cristo. Ahora bien, quien por Amor a Dios quiere seguir trabajando para la
Salvación de todos, tiene en el Señor un Rey que por siempre le amará como a
Ciudadano de su Reino.
Lo otro,
que unos siervos ofendan su Oficio, y sean escándalo para el pueblo, esto no le
quita nada a la Creación de Dios, y sólo a ellos se les debe imputar sus
delitos. Ningún cristiano puede ni debe sentir amenazada su Fe y la Fuerza de
su Esperanza en razón de una corrupción aislada, máxime cuando ya el Espíritu
Santo nos dijo que la Fe, aunque acrisolada, se corrompe. Esto hablando de
aquellos en quienes se corrompe, pues si fuera en todos no existiríamos ninguno
de nosotros.
Asistimos
en nuestro tiempo a la lucha entre esa corrupción y la santidad. Que la
Victoria sea del Señor, no lo debemos dudar. Quienes deben temblar son aquellos
que han usado el Oficio como Muralla tras las que esconder sus crímenes.
Así que si
malo es ofender a Cristo imitando a los peores hombres, peor es levantarse
contra Dios y rechazar a Cristo como Modelo del Sacerdocio Cristiano. Estos
tendrán y tendréis que responder delante Dios cuando seáis llamados a Juicio.
Quiera
Dios que os coja confesados, porque de la Unidad que rompisteis tendréis que
responder de las innumerables almas que escandalizadas por vuestras guerras y
crímenes fueron alejadas de la Puerta de la Vida Eterna.
SÉPTIMA PARTE
LA DOCTRINA DEL ANTICRISTO
¿Qué es
el Evangelio? ¿Es la palabra de un hombre que se decide a moralizar por propia
cuenta y riesgo y en su propio nombre sobre la conducta moral de los demás
hombres? ¿Fue Jesucristo una nueva especie de Sócrates?
Las
preguntas de esta especie podrían almacenarse en nuestra mente. De hecho todas
las respuestas que se buscaron y se hallaron fuera de la Doctrina de la
Iglesia Católica Apostólica Romana se dieron a título particular, porque
tomaron al Héroe del Evangelio por un santo más, un hijo de Dios como otro
cualquiera, o un sabio como tantos otros con un mensaje particular y una visión
muy concreta de lo que es el hombre.
En los
casos más psicodélicos lo vieron como un mago, una especie de curandero, un
brujo y hasta un siervo de Satanás. El Espíritu Santo cortó de raíz esas
visiones que convertían a Jesucristo a sus intereses y pensamientos, olvidando,
unos por necedad y otros por estupidez, que no es Dios quien debe servir al
Hombre sino el Hombre quien es llamado a servir a Dios.
Cuando
el autor de estas 67 Tesis escribe:
48. Si alguien por debilidad o
ignorancia se siente escandalizado, no se le debe dejar en su debilidad o
ignorancia, sino que es preciso fortalecerle, a fin de que no considere pecado
lo que no es pecado.
Escribiendo
esto el autor, el suizo Zwinglio, olvida que está hablando porque existe
Jesucristo y al hablar de esta forma se está refiriendo al Evangelio,
reduciendo a ambos a la categoría de simples productos de la realidad humana.
El
Evangelio no es un producto humano, ni Jesucristo fue, ni es ni será una
producción del hombre. Jesucristo no fue un santón, ni un mago, ni un sabio al
estilo de los hombres. El Evangelio de Jesucristo no es un Diálogo platónico,
ni un tratado filosófico. Y quien olvida esto cae en el abismo en el que
cayeron los Reformadores; abismo de necedad, ignorancia y estupidez en el que
estas tesis se hundieron y arrastraron con él a los analfabetos, brutos y en
potencia, fratricidas en los que esa potencia se hizo acto, como bien la
Historia de los siglos XVI y XVII demuestran y ponen en evidencia.
El
Evangelio tiene su Origen en la Boca de Dios Padre. Jesucristo, su Hijo, no
paraba de decirlo, su Padre lo había enviado para darnos a conocer la Doctrina
de su Padre, que Él había escuchado de su Boca y había guardado en su Ser
durante los años de su vida en la Tierra.
El
Evangelio no es invento del pensamiento del propio Jesucristo. EL Evangelio no
es un compendio mortal revolucionario que rompe con la moral veterotestamentaria. Dios le da un Cuerpo a su Doctrina, la
hace Hombre. Cristo Jesús es esa Doctrina hecha Hombre, que habla con palabras
de Hombre para que todos los hombres la escuchen.
“El
Verbo se ha hecho carne, y el Verbo es la Palabra de Dios”.
Jesucristo
es el Templo Vivo en el que la Palabra de Dios vivió desde que le enviara a
nuestro Mundo para darnos a conocer la Doctrina de la Vida Eterna. Y antes de
irse el Hijo le edificó a la Palabra de su Padre un Cuerpo Vivo en el que esa
Doctrina vivirá para siempre por la Eternidad: es la Iglesia Católica, su
Cuerpo, su Esposa, cuya Doctrina será el Evangelio de Dios aquí en la Tierra y
en la eternidad en el Cielo.
Diciendo
lo que el Suizo dijo arriba, el autor rompe con Dios y con su Hijo, reduce la
Doctrina Divina a mera doctrina de hombres y desde esa posición se alza como
superior al propio Jesucristo, a quien quita de en medio para ponerse él.
La
Doctrina de Dios Padre es la Doctrina de su Hijo: la Doctrina de Padre e Hijo
es la Doctrina que vive en la Iglesia, entre los hombres aquí en la Tierra, y
entre los hijos de Dios en el Mundo del que bajó Jesucristo, Rey y Señor sobre
todos los pueblos de la Creación de Dios.
Como
hombre, sin invocar al Espíritu de Dios, y hablando para hombres sobre la
conducta moral, las palabras del Suizo ni quitan ni añaden absolutamente nada
al Evangelio, es el sonido de un perro flauta que busca fama y a través de la
fama Poder para hacer lo que de siempre han hecho los poderosos, vivir a costa
del sudor de los demás. ¡Nada que objetar! Cada cual, dentro de la Ley Natural,
es libre para, sin salirse de la conducta cristiana entre cuyos principios se
dice vivir, aspirar a ser más perfecto. El Problema surge cuando se pretende
apartar la Doctrina de la Eternidad, dada por Dios para todos los pueblos de su
Reino y sus hijos, y sentar cátedra desde el Trono del Hijo de Dios, que es lo
que hace en Suizo en estas Tesis, para su Mal y el Mal de quienes le siguieron.
Lo que
es Pecado y lo que no es Pecado está Legislado en el Evangelio. Cualquiera que
pretende añadirle a sus Principios Divinos sus propios axiomas morales se
rebela contra el Supremo Legislador del Universo, cuya Ley tiene su Origen
en el Amor por su Creación.
Extraña
forma fue la de los Reformadores de ser la Manifestación Viva de ese Amor del
Creador …. llamando a la destrucción criminal de todos los Católicos. Por este
Delito tendrán que responder ante el Tribunal del Hijo de Dios.
De las
Guerras que proclamaron contra sus hermanos de Europa aquéllos Reformadores y
príncipes que se declararon cabezas de las iglesias nacionales, y desde ese
status de divinidades entre hombres se alzaron contra la Esposa de Cristo,
ellos y sus pueblos tendrán que rendir cuantas delante de un tribunal en cuya
Ley el “NO comas, que el día que comieres, morirás”, es Ley Sagrada. Porque aquéllos
orgullosos hijos de bárbaros aun conociendo que el Hijo de Dios prefirió morir
a matar, no siguieron Su ejemplo; prefirieron seguir el ejemplo de Caín, ser
discípulo de Satanás y matar a su propio hermano.
Nosotros
sabemos que Dios es Amor, y Dios vive en Jesucristo. Y no hay en este mundo ni
la habrá en el mundo eterno quien nos aparte de su Doctrina de Fraternidad sin
límites entre todos los pueblos de la Creación. Y cualquiera que siembre en el
Reino de Dios la Semilla del Odio a su prójimo es Enemigo de Dios y de su
Creación.
Somos
Creación de Dios, hijos del Barro, que por su Infinito Poder ha levantado ÉL
hasta hacernos partícipes de su Naturaleza Eterna, y por su Amor de Padre
Creador somos sostenidos en la Eternidad de su Paraíso. Y cualquiera que
levante el hacha de guerra contra su prójimo es reo de Juicio.
Así
pues, siguiendo con su Complejo patológico de Superioridad Moral, no sobre
los hombres, sino sobre el propio Dios Hijo Unigénito, Creador y Padre Muestro,
Jesucristo, el Suizo siguió escribiendo:
54. Cristo ha soportado todos nuestros
dolores y padecimientos. Quien atribuya a los actos de penitencia lo que sólo
es de Cristo yerra y ofende a Dios.
En
donde vemos que uno que no reconocía al Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador
del Cosmos y Señor de la Eternidad, YAVÉ DIOS, como Verbo de Dios, su DOCTRINA
HECHA CARNE, anula con su Demencia Maligna la Palabra de ese Hijo : “Vete y no
peques más”.
Al
contrario, siguiendo un Reformador a otro, queda abolida la Penitencia y en su
lugar se alza la Nueva Ley: “Peca, peca, peca, hasta que te salga por los ojos
el pecado, pues por la Fe todas tus inmundicias son absueltas por el Poder de
la Sangre de del Cordero de Dios”.
Y esta
inmunda doctrina satánica se levanta como Reforma contra la Sabiduría del
Espíritu Santo que llama a todos a Resurrección por la Gracia del Bautismo
operada en el Alma y Ser de todos los hombres.
La
Doctrina es firme. La Penitencia es el Acto de la Voluntad por el que la caída
en la Ofensa a Dios, a sus hijos y a los hombres queda desterrada del alma.
Nacida en esta Doctrina, la Iglesia Amada de su Señor absuelve del Pecado, y le
abre por la Penitencia la Puerta de quien gustando lo bueno que es su Salvador,
y el Amor que sobre su corazón en cuanto Dios Hijo reposa, se vuelve con
todas sus fuerzas para corregir sus pasos y seguir tras las huellas de quienes
desbrozaron el campo y abrieron el Camino al Paraíso.
Olvidando
esta Doctrina, pero conociendo a los brutos de los Alpes, el Suizo se atrevió a
hablar de Penitencia anulando la Doctrina del Espíritu Santo, y siguiendo el
ejemplo de sus hermanos de armas en la Siembra Maligna de la Guerra Fratricida
Internacional Europea, la de los 30 Años, quienes por “la Fe sola” se abrían a
todos los delitos, delitos a imputar a la Sangre de Cristo, este Zwinglio abolía
la Necesidad de la Penitencia como acto personal de superación de la debilidad
: en la Promesa de resistir la Tentación y no rendirse jamás ante el Pecado.
Dice el
siervo del Sembrador Maligno que la fuerza del Cristiano no vale para nada, que
seguir la Doctrina del “Vete y no peques más” no fue una institución Divina. Al
contrario, la Gloria de la Sangre de Cristo se manifiesta, según aquellos siervos
del Maligno, en volver a pecar, y pecar y pecar, sin Temor ninguno al Juicio de
Dios, porque la Sangre de Cristo le perdona al Bautizado todos los crímenes a
cometer después del Bautismo.
Jesucristo
dijo “Vete y no peques más”. Los Reformadores dijeron: NO seáis idiotas, ese
Judío fue un chalado, iros y volved a pecar, cuanto más, mejor. Porque
mientras más pequéis más se manifiesta la grandeza del Poder de la redención”.
Así
hasta Adolfo Hitler.
Quien
peca y no hace Penitencia, es decir, no pone delante de Dios firme propósito de
voluntad de no volver a caer en el abismo que lo condujo a la Confesión, se
expone al Juicio por Rebelión contra la Doctrina del Evangelio.
A
saber: el Bautismo es una Resurrección a una Vida Nueva que engendra en la Creación
un Hombre Nuevo en el que el Pecado, (la Ofensa a Dios, a los hijos de Dios y a
los hombres) queda desterrada por la eternidad. El que Resucita por la Fe muere
para el Pecado, hace de la palabra de su Dios, “Vete y no peques más” su Ley, y
tiene por Ley su Palabra: “NO comas, el día que comas, morirás”.
Así
pues, quienes habiendo sido Resucitados a la Vida Eterna creen que la Fe los
inmuniza contra el Fruto del Árbol Maldito, que es el Odio, puerta al
Fratricidio y la Guerra, se une a Satanás.
A quienes
os dejasteis seducir por la Doctrina del Anticristo, quiera Dios cogeros
confesados y superada la Penitencia con Victoria en el Día del Juicio, porque
de otro modo se os juzgará conforme al Tentador Maligno, a quien os
entregasteis en este mundo a cambio de fama y gloria.
Los que
tenéis inteligencia, juzgad si hay alguna en la siguiente tesis:
62. La Sagrada Escritura tampoco
reconoce otros sacerdotes fuera de aquellos que predican el Evangelio.
¿Qué
está diciendo? ¿Qué el sacerdocio no es una Obra de Dios Padre e Hijo? ¿Qué el
Sacerdocio de Jesucristo no fue Elección Santísima de Dios? ¿Que el Evangelio
no es otra cosa que una Moral Humana y en consecuencia puede cualquiera hacerla
suya y desarrollarla acorde a su entendimiento y tiempo?
¿Entonces
el más perverso y maligno puede predicar lo que lee y por esa predicación ser
llamado Sacerdote a la Imagen y Semejanza de Cristo?
¿Quiere
decir que no fue Instaurado un Nuevo Templo tras la Destrucción del Antiguo y
que cada cual puede erigir el suyo? Y que, ergo: ¿la Iglesia no fue Obra de
Dios Padre, y no habiéndolo sido cualquiera puede crear su propia iglesia una
vez que Jesucristo hizo lo propio?
¿Acaso
no anunció Dios antes de que sucediera la Obra Maravillosa que iba a realizar,
tal que si se la contase a quienes no la conocieron no podrían creerse la Obra
que iba a hacer?
¿Qué
parte de la Fundación del Cristianismo desde la Encarnación a la Resurrección
no entra dentro de aquella Obra Maravillosa de la que la Iglesia Católica ha
sido Testigo desde el Principio a nuestros días y seguirá siéndolo por la
Eternidad? ¿Rechaza el Reformador la Encarnación, la Necesidad de la Elección
del Hijo de sus Entrañas Increadas para realizar esa Obra Maravillosa que
siendo ese Hijo “Dios Verdadero de Dios Verdadero” le tocaba a Él en persona
realizarla en Unión con su Padre?
Levanta
Dios el Modelo del Nuevo Sacerdocio, a Cristo Jesús, ¿y el Reformador rechaza
este Modelo Divino?
¿No
fueron elegidos uno por uno todos los Predicadores del Evangelio por Dios en Persona?
¿Rechaza el Reformador la Necesidad de la Elección Divina para el Sacerdocio a
la Imagen y Semejanza de Cristo Jesús, el Sumo Pontífice del Nuevo Templo para
la Adoración de Dios Padre?
Luego
¿Dios fue un Idiota absoluto, porque habiendo podido dejar la predicación en
las manos de cualquiera, alienando de su Obra su Amor de Padre, entregó su
Hijo a los lobos?
Las
consecuencias de esta tesis eran inmundas, y su malignidad se desplegó sobre
los campos europeos haciendo diluviar sobre sus pueblos una guerra mundial
abominable, por la que tendrán que responder todos los príncipes y los
Reformadores delante del Tribunal Final del Todopoderoso Hijo de Dios.
Pero,
el Reformador no era un Idiota, aunque afirma serlo Dios cuando escribe:
63. Acerca de estos últimos ordena que
se les honre, o sea, que se les proporcione lo necesario para su sustento.
Como
predicador de la Reforma, no del Evangelio, el Suizo quería vivir del sudor
ajeno. Y vivir como se merecía un Divino Predicador de la Reforma
protestante. Y como se vio, y sabemos que cualquiera podía declararse “divino
predicador del nuevo evangelio del odio contra el hermano católico”, Caín vino
a ser el Maestro a seguir, el Modelo del Nuevo Sacerdocio Protestante.
En
fin, el Infierno acepta en su reino a todos los predicadores de las
maravillas de la Guerra; mientras más veneno en sus bocas, más grandes y
gloriosos.
Así que
desplegando el Infierno la bondad de su veneno, regresa el Reformador a tirar
en el barro la Doctrina de Dios, Padre e Hijo, reduciéndola a una
simple filosofía moral, diciendo:
64. A todos cuantos reconozcan sus
errores no hay que castigarles, sino dejarlos que vivan y mueran en paz, y por
lo que respecta a los ingresos que como sacerdotes venían disfrutando, mírese
esta cuestión con cristiana caridad.
Como
buen Suizo, para quien el Oro era la Madre del Cordero de la Reforma, al
sacerdote católico, si se reciclaba y dejaba de ser basura a la imagen y
semejanza de Cristo, no había necesidad de matarlo, bastaba con dejarle que se
muriera en paz, y una vez expulsado de su Oficio tampoco había que dejarle
morirse como a perro abandonado en la calle, como buenos cristianos
practicantes de la nueva caridad reformada, a ese hereje confeso bastaría con
echarle el pan duro que les sobraría a los “nuevos predicadores divinos”,
“cuestión de caridad cristiana”.
Al que
no se reciclase, como lo contrario del Anticristo es Cristo, y de la Vida es la
Muerte: la tumba es lo que le convenía.
No
debía olvidar el predicador del Evangelio del Odio que es Dios, según su
Doctrina Maligna, quien desde la Eternidad decreta la muerte y la vida de
todos, y siendo Él el único Culpable de la Muerte de todos, a ÉL y sólo a ÉL se
le debe imputar el Crimen contra los Católicos, de manera que el que muere lo
hace porque ésa es su parte en el Teatro de la Salvación, y quien mata no
comete crimen sino que se revela en él la mano de Dios para la gloria de sus
siervos cainitas.
Así
que:
65. Por lo que atañe a aquellos que no
reconozcan sus errores, ya Dios los juzgará conforme a su justicia divina. En
consecuencia, no deben aplicárseles castigos corporales, a no ser que se comporten
tan desconsideradamente que no haya modo de tratarlos de otra forma.
A
medida que el Lobo se va acercando al término de su “predicación” se va
quitando la pelliza de oveja y comienza a soltar por su Boca el Veneno de la
Serpiente que condujo al Género Humano a la Ruina con aquellas palabras
malditas: “NO, no, que seréis como los dioses, conocedores de la ciencia del
bien y del mal”. Traduciendo. El que no hace la Guerra no puede sentirse como
un dios. Es en la Guerra y por la Guerra donde el hombre es elevado a la
condición de los dioses.
Innecesario
decir que Jesucristo, rechazando ese Fruto Maldito, dejó de ser “un dios”,
estado eterno que los Reformadores alcanzaron gracias a su Guerra de Odio a
Muerte contra los Católicos.
Y
obviando esta Realidad dice el predicador del Infierno que Dios juzgará a
quienes se resistieron a comer de aquella fruta maldita y en lugar de
proclamarse Rey se dejó conducir al Matadero del Calvario y de los Circos
Romanos. El Reformador aplaude a Caín y escupe sobre el cadáver de Abel.
Satanás era su Maestro.
En fin,
no bastándole quitar sacerdocio y empujar a Cristo fuera de su camino, se
levanta como profeta también:
66.- Ahora ya han de humillarse todos
los jerarcas eclesiásticos y levantar la cruz de Cristo en lugar de alzar el
arca del dinero. Si así no lo hacen, se hundirán; porque el hacha ya está
puesta junto a las raíces del árbol.
En
efecto, la Declaración de Guerra contra el Sacerdocio a la Imagen y Semejanza
de Cristo Jesús ya había sido firmada por Alemania y los países de su
órbita. Ahora le tocaba ser firmada por Suiza y Francia. La Guerra era
inevitable. El hacha ya había sido alzada para destruir el Árbol de la Vida de
la Iglesia Católica. El Reino Unido, Alemania y los Países Bajos, los Países
Escandinavos y Centroeuropeos, todos unidos, con Suiza y Francia, contra el
Sacerdocio a la Imagen y Semejanza de Cristo; ni Dios podría impedir que la
Liga de las Naciones Protestantes en una Guerra de Treinta Años echase abajo lo
que a ÉL le costó dieciséis largos siglos levantar.
Tanto
trabajo para nada. Tantos mártires ¿para qué?
Ellos,
el Cuerpo del Anticristo, cuya Cabeza era Satanás, el Diablo, la serpiente
antigua, el Dragón que aterrorizó el Imperio del Paraíso de Dios en Dos Guerras
Universales antes de la Creación de nuestro Mundo, ellos, los Reformadores y
sus príncipes, iban a conseguir echar abajo el Templo Vivo del Espíritu Santo
de donde se expandió hacia todas las naciones de la Tierra el Nombre del Hijo
Unigénito y Primogénito de Dios: Jesucristo.
67. Si alguno desea discutir conmigo
acerca de los intereses sobre el préstamo, el diezmo, los niños sin bautizar o
la Confirmación, me ofrezco gustoso a dar respuesta. Pero que nadie intente
discutir conmigo esgrimiendo argumentos sofísticos o aduciendo charlatanerías
humanas, sino que de antemano reconozca la Sagrada Escritura por único juez, a
fin de que se encuentre la verdad o se mantenga en pie, si, como espero, ya ha
sido hallada. Amén. ¡Que Dios sea con nosotros! Amén.
Jesucristo
es el MAESTRO UNIVERSAL de todos los hijos de Dios. ¿Acaso discutió ÉL con
Satanás?
Sus
Discípulos en el Espíritu de inteligencia, formados a su Imagen y Semejanza, no
discutimos con los siervos de Satanás.
CONCLUSIÓN
El que
quiera salvarse, que se arrepienta y haga Confesión y Penitencia, pues para
esto ha dado Dios a conocer su Voluntad de unificación de todas las iglesias,
para que todas las iglesias hagan Confesión y Obedeciendo a Dios corran y
dejando atrás las doctrinas con las que fueron engañados por el Diablo, a quien
acogieron como Maestro y Señor, se hagan una sola cosa con la Iglesia Católica,
Tronco del Árbol de la Vida, cuyo fruto es la Fe de Jesucristo, cuya Doctrina
se reduce a un único Principio: “Ama a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo
como a ti mismo”. Porque el que Odia al prójimo no ama a Dios, y quien no ama a
Dios no entrará en el Paraíso.
El que
se quiera exponer al Juicio del Todopoderoso Hijo Unigénito de Dios, que se
exponga. Pero recuerde la Doctrina de Dios:
“Señor
hicimos en tu nombre muchos milagros”.
La
Respuesta fue:
“Apartaos
de mí, hacedores de maldad, iros al Infierno con el Diablo”
El que
ama a Dios, ama a su prójimo. Y el Odio es lo contrario al Amor.
Dios es
Amor, pero también es un Fuego que en su Celo por su Creación devora todo lo que se
acerca para destruirla.
NO hay
Salvación para las iglesias fuera de la Obediencia a la Voluntad Unificadora de
Dios. Las “vírgenes” que no sean halladas dentro de la Casa del Esposo,
sirviendo a la Esposa del Señor, no entrarán en el Paraíso de Dios.
CRY&S
10/11/2020
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