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Esta es la Voluntad Presente de Dios:"Unifiquense todas las iglesias en una sola y única" |
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CRISTO RAÚL DE YAVÉ & SIÓNLA CONFESIÓN DE FE DE LOS DIVINOS DE WESTMINSTER DE 1647Respuesta a la Declaración de Ruptura de la Unidad de la Iglesia Universal en nombre de Inglaterra
INTRODUCCIÓN Y PRÓLOGO
I.- EL ARGUMENTO DEL DIABLO
II.- LA CUESTIÓN DEL CANON DE
LAS ESCRITURA
III.- LA SALVACION POR LA
BIBLIA SOLA
IV.- LA NATURALEZA DE LA
SANTISIMA TRINIDAD
V.- EL ABOGADO DEL DIABLO
VI.- LA PROVIDENCIA DE DIOS EN
LA CAÍDA Y EN LA IGLESIA ACORDE A LA ASAMBLEA DE LOS DIVINOS DE WESTMINSTER
VII.-DIOS ES EL VENCEDOR
VIII.- EL DIOS OCULTO SE
DESCUBRE EL ROSTRO
IX.- EL DIABLO ESCONDE SU ROSTRO
X.- LA LIBERTAD DE LOS PREDESTINADOS
XI.- LA RAZA SUPERIOR DE LOS
ELEGIDOS
XII.- EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
XIII.- HIJO DE DIOS
XIV.- LA SANTIFICACIÓN
XV.- LA FE SALVADORA
XVI.- EL PECADO CONTRA DIOS
XVII.- JESUCRISTO
XVIII.- EL DERECHO DIVINO A LA
LIBERTAD
XIX.- EL DEBER DE LEVANTAMIENTO
CONTRA LA TIRANÍA
XX.- VADE RETRO SATANÁS
INTRODUCCIÓN
Desde
el primer capítulo de esta Confesión de los Divinos de Westminster la mano
sangrienta que la escribió se quita el guante y descubre la metodología que
empleó para confeccionar estos artículos de declaración de guerra a muerte
contra la Europa Católica. La mano del lobo se mostró sin complejos una vez
acabada la Guerra Civil de Cromwell.
Bajo el
reinado del “asesino en serie” Enrique VIII, la Iglesia Anglicana rechazó a
Cristo por Cabeza, elevó al rey de las Islas Británicas a la condición Divina
natural a Cristo, y cansado de su juguete quitó dios donde puso rey, y se alzó
como una Asamblea de Santos investida de Autoridad Divina.
Esto
teológicamente hablando. Acorde a la Teología de los Apóstoles, la Biblia es testigo,
Cristo es la Cabeza de la Iglesia, de quien siendo Cristo y Jesús la misma
Persona, la Iglesia recibe su Naturaleza Divina. Se lee también y la Iglesia
Católica Europea vino repitiéndolo durante 1600 años, que ese Jesús es Dios
Verdadero de Dios Verdadero. Partiendo de esta Revelación la deducción
filosófica de los Padres de la Iglesia, los Ambrosios, Agustines, etcétera, fue simple.
Resumiendo:
pues que Cristo es Jesús y Jesús es Dios Verdadero, desde el momento que la
Iglesia Católica fue engendrada para ser su Cuerpo, Ésta adquirió la
Indestructibilidad que le es Natural a su Cabeza.
Este
pensamiento filosófico de los Primeros Sabios Cristianos tenía que pasar por el
horno de las Pruebas o Demostraciones. En su Doctrina, hablando sobre la
Verdadera Sabiduría, el mismo Jesús dejó entender la Necesidad de esta
Superación muy en claro cuando dijo que: “Aquel, pues, que escucha mis palabras
y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la
casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca. Pero el que me escucha
estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su
casa sobre arena. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos
y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca”.
El
cuento debía aplicársele a su propia Casa. Sabiendo Jesús que la Muerte
lanzaría su infierno en la plenitud de su potencia contra sus Discípulos y no
pararía ni le daría descanso a Su Iglesia ¿la casa que el Hijo de Dios le
construiría en la Tierra a su Padre resistiría el paso de los siglos?
La Roca
sobre la que levantar ese Edificio la puso Dios. Los Albañiles serían los
Apóstoles. Terminado su Trabajo, construida la Casa, esta quedaría expuesta a
la Necesidad de la Demostración de la Divinidad de la Roca sobre la que fue
construida. Si ese Fundamento fue humano, el Edificio del Nuevo Templo se
vendría abajo. En caso contrario, si al final de los terremotos y diluvios que
caerían sobre sus Muros esa Casa seguía en pie la Divinidad de su Fundador
quedaría manifiesta delante de la Plenitud de las Naciones en la
Indestructibilidad de la Iglesia.
Sobra contar las Victorias de la Iglesia
Católica Europea contra el Imperio Romano, contra los brotes anticristianos
internos, contra las Invasiones de los Bárbaros, contra los imperios islámicos.
Desde Nerón a Constantino, desde Constantino a Atila, desde Atila a Mahoma,
desde Mahoma a Lutero, desde Lutero a Lenin, la Muerte no ha cesado de lanzar
sus hordas contra la Iglesia Católica: el Edificio fundado por el Hijo de Dios.
Su
Invencibilidad fue de todas formas sellada en el 1571 en la Batalla de Lepanto.
En esa Batalla la Indestructibilidad de aquella Iglesia Fundada por Jesucristo
y edificada por los Apóstoles, universalmente conocida como Iglesia Católica
Apostólica Romana para los de fuera, Esposa del Señor Jesús para los de dentro,
quedó plenamente demostrada a los ojos de la Historia. Obviamente la Muerte
hace lo que le es natural, y nadie podía esperar que el Apocalipsis no tuviese
lugar y dejase de celebrar su orgía de destrucción en el campo de las guerras
mundiales del Siglo XX.
Pero a
pesar de las grandes batallas ganadas por el imperio católico español contra el
ataque masivo desde dentro y desde fuera por el Príncipe del Infierno dirigido
contra la Creación de Dios y su Hijo en la Tierra, la ceguera intelectual de
los hombres permaneció. Atrapados en las tinieblas de la ignorancia que
arrastró a romanos y judíos a levantarse contra Cristo, las fuerzas ciegas de
los siglos siguieron soñando con destruir la Casa cuyos Muros ya habían
demostrado su Indestructibilidad durante diecisiete largos siglos.
Ateísmo
Científico, Materialismo Dialéctico, Comunismo, Socialismo del Siglo XXI,
también estas fuerzas brutas nacieron en la creencia de poder realizar lo que
fuerzas infinitamente superiores no pudieron.
Meas
culpas aceptadas. Aunque claro, al bruto lo que le es natural es la brutalidad.
En
descargo del Protestantismo, seamos misericordiosos con los ignorantes, se
puede decir que no habiendo podido ver con los ojos de su cara estas últimas
Victorias Modernas, pues nadie puede ver el Futuro, el hecho de venir los
Lutero, Calvino, Enrique VIII y aquella Asamblea de Divinos a sumarse a las
fuerzas de los elementos contra la Casa de Aquel Sabio que puso la Primera
Piedra, fue un acto instintivo propio de animales irracionales. Y quiera Dios
tener en cuenta esta defensa. Aquí, a mí personalmente, como hijo de Dios a
quien su Padre le ha dado hacer un trabajo, lo que me corresponde es reducir a
polvo el saco de mentiras que, bajo la apariencia de santidad, venía cargado de
la Cizaña Maligna de la División de las iglesias contra la que el Señor previno
a todos sus Siervos cuando les dijo:
“El
reino de los cielos es semejante a uno que sembró en su campo semilla buena.
Pero, mientras su gente dormía, vino el enemigo y sembró cizaña entre el trigo
y se fue. Cuando creció la hierba y dio fruto, entonces apareció la cizaña.
Acercándose los criados al amo, le dijeron: Señor, ¿no has sembrado semilla
buena en tu campo? ¿De dónde viene, pues, que haya cizaña? Y él les contestó:
Eso es obra de un enemigo. Dijéronle: ¿Quieres que
vayamos y la arranquemos? Y él les dijo: No, no sea que, al querer arrancar la
cizaña, arranquéis también el trigo. Dejad que ambos crezcan hasta la siega; y
al tiempo de la siega diré a los segadores: Tomad primero la cizaña y atadla en
haces para quemarla, y el trigo recogedlo para encerrarlo en el granero”.
Pues
bueno. El Señor se fue. Su Siembra dio fruto, mucho, y muy bueno. Y los Obispos
se echaron a dormir. El Diablo fue liberado, vino y sembró su Cizaña. Miguel
Celulario fue el peón que se hizo reina en la partida entre Bizancio y Roma.
Pero la Gran Partida, la batalla que partiría en dos la Europa Cristiana y le
abriría las puertas a las guerras mundiales, estaba por ser jugada.
En el
terreno de los siglos y volando hasta poner los pies en el terreno del siglo
XVII, a estas alturas de la Confesión de Westminster, año 1646, la
Invencibilidad de la Europa Católica ya manifiesta y asentada definitivamente y
para siempre en la Batalla de Lepanto, la Rebelión Protestante contra la Pornocracia del Vaticano del Siglo XVI hubiera debido
comenzar a plantearse seriamente su posición anticristiana. Pero no fue así. El
Hundimiento de la Armada Invencible en el 1588 en las aguas del Canal de la
Mancha cegó la Razón del Reino Unido, y confundiendo unos Barquitos de madera
con el Ejército de Dios en la Tierra creyó el Inglés que podría hacer lo que no
pudo ni el Romano, ni el Bárbaro ni el Musulmán, nada más ni nada menos que
echar abajo la Casa que los Apóstoles edificaron sobre la Piedra que Dios puso
como Fundamento, el propio Jesucristo. De esta forma la Reforma Anglicana se
convirtió en uno de esos elementos naturales ciegos sobre los que el Hijo de
Dios habló en su discurso sobre la Sabiduría Verdadera.
A esta
distancia del Tiempo, a cuatro siglos de distancia de la Gran rebelión de la
Europa Anglo-Sajona y Nórdica contra la Unidad Universal del Cristianismo en la
Corona del Rey, Dios Hijo Jesucristo, la Demostración de la Sabiduría del
Fundador de la Iglesia Católica Europea la vemos glorificada tanto más cuanto
que habiéndosele dado a aquel Reino Unido el Imperio Británico, Copia Moderna
del Antiguo Imperio Romano, para destruir de una vez por toda y para siempre lo
que su Original no pudo, misteriosamente aquella Iglesia Católica,
supuestamente hija del Infierno, la Ramera del Diablo acorde a la imaginación
de sus enemigos protestantes, sigue en pie, sus Muros están más fuertes que
nunca, y se preparan para hacerse aún más fuerte.
Como
dije antes, el Señor se fue. La Cosecha fue mucha, y muy abundante. El Diablo
sembró su Cizaña Fratricida. Y Hoy ha llegado el tiempo que había de llegar. El
Tiempo de recoger el Grano en los Graneros, reunir la Cizaña, y atarla en haces
para quemarla.
Esto es
Obra de Dios y los Segadores cumplen su trabajo.
PRÓLOGO
Cuando
esta Confesión Asamblearia de “Divinos” (la Tentación regresó de la tumba:
“Seréis dioses, conocedores del bien y del mal”) encontró su página en la
Historia, al abrir el libro y disponernos a leer su contenido lo primero que
observamos es que el historiador oficial no nos descubre las circunstancias
trágicas que el país del Confesor atravesaba. Silencio que pudiera dar lugar a
una interpretación errónea sobre la naturaleza del ataque frontal y directo que
emprendo desde esta primera línea de batalla.
En los
días durante los cuales se oyó esta trompeta de guerra total contra la Iglesia
Católica en las Islas Británicas, a este lado del Canal las Confesiones madres
de esta Confesión Inglesa Final arrastraron a la Milenaria Comunidad Cristiana
Europea a una Guerra Fratricida que duró Treinta Años, del 1618 al 1648, que devoró en nombre de sus reyes, cabezas de
las iglesias nacionales, es decir, en nombre de las Teocracias del Norte, la
apetitosa cifra de unos Cuatro Millones y medio de vidas humanas, según
cómputos oficiales.
Todos
sabemos, y lo sabemos porque la Historia Universal nos lo ha enseñado, y lo
hemos aprendido por el viejo método de “la letra con sangre entra”, en este
caso la de nuestros padres derramada por los campos de Europa, que cuando las
instituciones oficiales dicen 10 se le debe sumar 5.
La
Realidad es siempre enemiga del Poder. Ha sido así desde hace Milenios.
Evidentemente
aquellos que tienen por costumbre ducharse porque el sudor ajeno mancha la
delicada piel que cubre sus maldades, cuando el Estado los llaman no tienen
ningún reparo en alzarse para condenar a quienes defienden los Hechos y
denuncian la Buena Voluntad desde la que el Poder pretende, con su Mentira y su
Falsedad, mantener el río de sangre bajo control, de manera que no nazca esa
gota que derrama el vaso.
Cuando
los datos oficiales nos hablan de 4 millones y medio de caídos en combate
durante la Guerra de los 30 años, a la salud de la Reforma de los padres de
Hitler y de las Teocracias Europeas, nosotros debemos ser muy prudentes. Los
dioses coronados, del barro nacidos, son mentirosos por costumbre. Y sin
embargo a pesar de ser dioses sangran como cualquier mortal, como se vio en el
caso del rey Carlos I de Inglaterra, a quien Cromwell le ayudó a separar la
cabeza del cuello “por Decreto del Dios que desde la Eternidad había ya
preestablecido, como preestableció desde antes de la Eternidad que Adán cayese”
que la cabeza de Carlos I rodase por los suelos. Y así reestablecida mediante
la sangre la Gloria del Todopoderoso “Dios Oculto” de quien Lutero y Calvino
fueron su Moisés y Aarón, Cromwell deviniera una especie de Nuevo Josué.
Afirmando
los historiadores oficiales ser 4 millones y medio los caídos durante la Guerra
de los 30 años nosotros hemos de sumarle un plus.
Pues
que “por las obras nos conocemos” no es tertulia para matar el tiempo afirmar
que los millones de viudas, huérfanos y mutilados sacrificados por los Nuevos
Apóstoles en el altar de la Reforma Protestante a la Gloria del “Dios Oculto de
Lutero”, fueron a los ojos de aquellos Divinos Caínes incienso sagrado de grato olor a las fosas nasales de ese “Dios Oculto” cuyo
Dogma y Primer Artículo de Fe fue el Odio contra el Mundo Católico Europeo.
No
sabemos, o debemos interpretarlo juzgando de las consecuencias, qué efecto le
causó en las narices al Dios del quien Cristo dijera que es Amor, el tufo de
esos millones de muertos y sus correspondientes viudas, huérfanos, mutilados
... Deduciendo de la lectura sobre la Predestinación de esta Declaración de
Guerra contra el Dios Amor de Cristo, la nube de incienso puro que sudaron los
santos cuerpos de los soldados protestantes debió embriagar de Egolatría y
Orgullo la Omnipotencia Divina de ese “Dios Oculto Protestante”.
Según
sus Nuevos Elegidos, al término de la Guerra de los 30 Años bien podía ese
decir ese Dios Oculto de sí mismo: “En verdad en verdad mi Poder es Infinito”.
Curioso,
muy curioso que quien ha creado un Cosmos poblado por galaxias sin número deba
convencerse de su Poder Infinito gozándola viendo cómo bestias humanas se
devoran entre ellas.
Y a
pesar de ser el motor, acorde a la Confesión Protestante, de las epidemias y
hambrunas que masacraron la población de Europa en nombre de sus divinos reyes
declarados en guerra perpetua contra el fenómeno, al parecer nunca antes visto
antes, de la existencia de la Iglesia Católica en Alemania, Suiza, Austria,
Francia Suecia, Noruega, Dinamarca, Polonia, Rusia, España, Portugal, Hungría,
Checoslovaquia, etcétera, es aún más curioso ver el fracaso de ese mismo “Dios
Oculto” a la hora de la Destrucción Total y Absoluta de la Iglesia Católica
Romana y Apostólica de la faz del mundo. Fenómeno increíble tanto más extraño
cuanto que si se perdía un puñado de naciones fratricidas para el Viejo Mundo
se ganaba al otro lado del océano un Nuevo Mundo entero para su Reino.
¡Qué
locura, cuanta demencia! ¡Creer que Dios era glorificado ordenando y
alimentando aquellas epidemias y hambres que diezmaron la población europea a
la salud de la Gran Rebelión de la Reforma!
Pero de
acuerdo a la Asamblea de Divinos autora de esta Confesión: Dios había
predestinado que así fuese. Y ay de aquel que se atreviera a poner en duda la
Infalibilidad y Omnipotencia de la Omnisciente Sabiduría de los Divinos de
Westminster.
Independientemente
de la lectura de este Refutación de los principios de estos Artículos
Anticristianos, impuestos no por la Ley del Amor sino por la Ley del Terror,
intelectualmente analizados desde el “Espíritu del Dios Amor” que estableció la
Transfiguración de la bestia humana en un hijo de Dios a Imagen y Semejanza de
su Hijo, la declaración Presbiteriana de ser Dios, Padre de Jesucristo, el
Autor Intelectual de la Caída del Primer Hombre y sus Consecuencias
universales, fue, y sigue siendo, una Defensa Miserable del Diablo.
Dos fenómenos alucinan, entonces, al verdadero historiador.
El primero que hubiese y haya vida después del Siglo XVI para el Mundo Católico
Latino. El segundo que aquella Reforma Anticatólica y la Revolución de la
Burguesía Europea entrase en la Historia sin conexión de ninguna clase.
Es pues
natural que en cuanto hijo de Dios mi Respuesta a esta hija de las Confesiones
anteriores, tanto Isabelina como Luterana y Calvinista, venga envuelta en el
Celo por la Casa de mi Dios. Y aun he de decir que si las primeras confesiones
llevaron la esperanza de dar un buen fruto, fruto pacífico y vivificador, una
vez gustado su fruto de muerte y desolación, servido a todas las naciones
europeas a la salud de Lutero, Calvino y Enrique VIII, el Autor Asambleario de
esta nueva Confesión en lugar de dedicarse a cortar cabezas de obispos y de
todos quienes se opusieron a su política divina hubiera debido cortarse las
manos, conociendo ya por los frutos en vivo que Europa estaba gustando, los
frutos que daría su vid.
Sí,
claro que sí, estoy hablando de Oliver Cromwell.
Las
primeras confesiones anglicanas financiadas por la espada del terror de los
Tudores dieron su fruto sangriento apenas nacidas. Muerta aquella Reina Virgen
que llevó un nombre igual al de la Reina Católica, los tres reinos de la Isla
abrieron la veda de la caza del hombre. Aprovechando el momento, aquel dios al
que le sobraba Jesucristo hundió a los reinos de Escocia, Inglaterra e Irlanda
en una guerra fratricida que ganada por el nuevo profeta, estilo Mahoma que se
dio Inglaterra, descargó la peor parte, como no podía ser de otra forma, contra
la Irlanda Católica, cuyo Genocidio está recogido en los libros de la Historia
y no creo necesario mover estas líneas de esta zona a aquel océano de sangre
bajo cuyas aguas asesinas el Héroe Protector inundó Irlanda por aquellas
fechas.
Tenemos,
pues, que aunque esta Confesión no fue sellada por la corona británica, su
Texto no es otra cosa que una refundición de los 39 Artículos fundadores de la
Religión Anglicana. Parece ser que no era -decir no era es un mucho decir, pues
no lo fue - del Interés de las Islas que el Continente se entregase a la paz.
En
aquel año del 1647 se firmaba en Europa la Tregua de Ulm, preludio del fin de
la Guerra de los Treinta Años. Hubiera debido la inteligencia británica haber
sacado lección de los Acontecimientos y habiendo probado el Fruto del Árbol de
la ciencia del bien y del mal haber hecho algo más que echarle leña al fuego.
No entraba en la intención de la Revolución Puritana la esperanza de que se
acabase aquella maldita guerra. El Reino Unido no estaba dispuesto a firmar la
Paz con Europa. La Unidad Británica se construiría sobre el Odio a las Naciones
Continentales, las Teocracias Escandinavas exceptuando.
Inglaterra
había participado en la Primera Guerra Mundial Europea, verdadero Nombre de la
Guerra de los 30 Años, basando su política pro-imperial en mantener al
Continente abrasado en la guerra fratricida. En este Nuevo Orden Mundial
Europeo la Revolución Cromweliana no dudó en
reinstalarse en la Declaración de Guerra Anticatólica que Isabel I firmara.
Desgraciadamente
para Cromwell y su Religión de Elegidos, bendecidos por el” Dios Oculto” de
Lutero para exterminar de la faz de las Islas el recuerdo de la existencia del
Reino Unido Católico, los hijos de las Confesiones del Continente a la altura
de este año 1647 no tenían ya más fuerzas para mantener la orgía fratricida.
Unos y otros se habían saciados de carne humana, se habían emborrachado hasta
la locura bebiendo sangre hermana.
Aunque
apoyados por el Calvinismo Anglicano, maravillados ante el fenómeno de la
indestructibilidad del Catolicismo, en el interludio entre el 47 y el 48 los
ejércitos protestantes bajaron las armas y se firmó la Paz de Westfalia.
En conjunto,
la propaganda anticatólica protestante se fundó sobre la ignorancia brutal de
los pueblos y la maldad de sus aristócratas. Que la Iglesia Católica tuviese
1.600 años; que las persecuciones que la Iglesia Católica vivió durante el
Imperio Romano, bajo el Arrianismo de los Bárbaros, bajo el Imperio del Islam
Mahometano, tuviesen realidad histórica o no lo tuviesen no era un Hecho Final
que probase su Indestructibilidad. Ellos tenían que poner a Prueba la Sabiduría
del Hijo de Dios.
La
ignorancia de los pueblos anglosajones era tal que se tragaban un elefante con
corona y se ahogaban con un mosquito vestido de monje. Porque acorde a sus
gloriosas universidades y a sus sabios divinos la existencia de la Iglesia
Católica desde la Edad Apostólica era una gran mentira papista. Sí, todo fue
una mentira papista. No existieron persecuciones contra los Católicos Romanos
sino aisladamente. La Iglesia Católica Romana no luchó nunca contra y jamás
venció al Primer Anticristo, todo fue una invención del papismo. ¿La prueba?
¡El Anticristianismo seguía vivo!
Señoras
y señores, Cuatro Millones y Medio de muertos oficiales en combate a la salud
de Lutero, Calvino y su Majestad Anticristiana Británica ... plus los correspondientes millones de viudas,
unas alegres, otras lloronas ... plus
las legiones de huérfanos arrojados a las hogueras donde sus cuerpos serían
incinerados víctimas del hambre y las epidemias … plus los cientos y cientos de
miles de cojos, mancos, ciegos, etcétera que aquellos 30 Años de Guerra
fratricida dejaron sobre el terreno :
ladies
and gentlemen, aquellos millones de desgraciadas víctimas del
Anticristianismo durante la Gran Rebelión contra la Europa Católica no
sirvieron para nada sino para iluminar a los pueblos de aquella Reforma
gloriosa de la necesidad de aliarse con el Diablo y sumarse a las fuerzas del
Infierno para restaurar el Paraíso en la Tierra. Una vez destruida España e
Italia, Francia, Polonia y Portugal, todas las naciones hijas de la Reforma serían
felices y comerían perdices. Tal vez los Alemanes, Suizos, Franceses, y
Holandeses de a pie no se comieran las perdices. Es plato de reyes. Pero serían
felices. Así que el Odio no debía cesar. El Fuego del Odio a la Europa Católica
debería permanecer hasta que el incendio decidiese el futuro de todos en el
campo de Gog y Magog, el
Día de las Guerras Mundiales.
La
Guerra tiene esa virtud maligna de acabar quitándoles las cataratas de los ojos
a los necios que les entregan sus vidas a gente malvada y perversa cuya meta en
este mundo es realizar el sueño de Satanás, “ya que no puedes ser Dios al menos
vive por un día como un dios”. Trampa homicida en la que una Criatura en su
Infancia Ontológica se metió de cabeza.
¿Por
qué querer ser un dios por un día cuando se puede ser un hijo de Dios y participar
de su gloria por la Eternidad?
Respuesta
que hubiese salvado al Género Humano de vivir sobre el Cementerio de sus
padres. Pero que dada la Infancia del Ser Humano no tuvo parte en el
Acontecimiento de la Caída.
Volviendo
a la Refutación, esta Confesión de Westminster, contrariamente a su nombre, no
fue firmada por el entonces rey de Inglaterra Carlos I. El título recoge la
firma de su Hada Madrina, la Confesora de los 39 Artículos fundadores de la
Religión Anglicana. Perfeccionándolos, como no era menos de esperar de quienes
se creían “divinos”, y haber sido por Dios elegidos para masacrar a fuego y
espada el revival católico en la Isla que por la gracia de la reina Francesa
comenzó a campear alegre, atreviéndose incluso, ¡vade retro Satanás!, a discutir
la naturaleza divina del Calvinismo Puritano del Nuevo Orden Mundial Cromwelliano.
Este es
el Confesor que a punta de espada, bajo la ley del Terror, siguiendo el ejemplo
de su Hada Madrina Isabel I, firmó y selló estos puntos sobre los que pondré las
íes, y luego que cada cual haga con ellos lo que mejor entienda convenirle.
Que la
Iglesia es el Reino, la Casa y la Ciudad de Dios entre los hombres no es
necesario demostrarlo. Los San Agustín, San Isidoro, San Ambrosio, Santo Tomás
... ya dejaron esta Realidad edificada en sus Discursos.
Que la
Iglesia edificada sobre la Roca Divina es indestructible ya ha quedado
demostrado tras dos mil años de lucha por su destrucción. Ni Romanos ni Judíos,
ni Bárbaros ni Musulmanes, ni Ateos ni Comunistas. Nadie ha podido echar abajo
lo que el Hijo de Dios construyó.
Únicamente
Dios puede destruir lo que Dios creó. Como al principio usó el Diablo la Ley
para mediante su Transgresión causar la Caída del Hombre, así al Final buscó la
Destrucción de la Obra del Hijo de Dios arrastrando a las iglesias a la
Desobediencia al Mandato de Unidad sobre el que se edificó el Cristianismo. Es
evidente que Dios quiso mediante hechos actuales revivir acontecimientos
pasados, a fin de que la Verdad se estableciese entre los hombres no en el
discurso que procede de infinitas palabras sino del que tiene su raíz en la
sangre de la Historia.
Los
capítulos históricos en la base de la Rebelión Anglicana son conocidos de
todos, el acceso a su lectura está hoy abierto. Hasta hace poco la Reforma
Anglicana ha mantenido su yihad letal contra el Catolicismo, del todo copiando
las medidas del Islam radical contra el Cristianismo, si bien ceñidas al mundo
de los Católicos.
Nadie
ignora las causas en las que se justificaron los movimientos reformistas
protestantes. La corrupción del papado de los siglos XV y mitad del XVI no
fueron novedosas, pero sí espantosas. Y aun así, todas las iglesias hubieran
debido seguir el Ejemplo del Señor Jesucristo, quien teniendo en su Palabra
toda Omnipotencia, ante la Negación consumada de Pedro no se atrevió, ni quiso
ni se le ocurrió quitarle la Jefatura de los Apóstoles a quien Dios Padre se la
concedió.
Ciertamente
la Sabiduría de quien se hizo hombre para devenir el Campeón de Dios en el
Duelo entre el hijo de Eva y el hijo de la Muerte distaba tanto de los
Reformadores cuanto dista el Cielo de la Tierra. La ignorancia de los
Reformadores sobre las cosas de Dios fue absoluta, y de aquí que el Diablo
sembrase la Cizaña de la División entre las iglesias y sus naciones, sellando
con la sangre de la Guerra de los 30 Años el odio que las mantendría alejadas
las unas de las otras.
Si
Martín Lutero hubiese conocido a Dios Padre antes se hubiese cortado las manos
que escribir una sola línea de aquellas famosas 95 Tesis con las que el Diablo
comenzó a llevar a las naciones cristianas a aquella Guerra de 30 Años con cuya
sangre se sellaría el Pacto de Odio entre unas y otras; odio preservado por las
iglesias nacidas de la Rebelión Protestante con el mismo celo que los
sacerdotes guardan el cuerpo sagrado de Cristo en sus altares mayores; odio que
le sirvió al Diablo de argamasa para afirmar el Muro de la División entre Norte
y Sur, entre Protestantes y Católicos.
Elevando
este Viaje a las alturas del Trono de Dios, diré y digo que Dios le dio a
conocer a su Hijo Su Decisión de liberar al Diablo en el Año Mil con el objeto
de Revivir la Caída del Pasado, de un sitio; y acelerar los acontecimientos,
del otro, de manera que se acortasen los siglos de expectación que aún había de
vivir la Creación hasta el Nacimiento de la Generación de hijos de Dios que
habría de Heredar de su Padre el Espíritu de Inteligencia.
Esta
Decisión de Dios Padre de Liberación del Diablo tiene sus Raíces en la misma
tierra en que la Necesidad de la Muerte de Cristo, hijo de David, hijo de Eva,
levantó Cuerpo.
Pues
que Dios me ha dado el Poder de responder a las Tesis y declaraciones que unos
y otros se dieron, supuestamente, en su Nombre, desde su Espíritu, siendo la
estrella que me guía la Unificación de todas las iglesias, en Amor a la
Voluntad de mi Creador, a quien le debo la vida, y movido por su Amor a todos
los pastores y siervos de su Hijo, entraré en la cuestión intelectual
subyacente en tales líneas, trayendo a luz sus errores desde el espíritu de la
Verdad, no como quien busca condenar, sino desde el espíritu de quien sabiendo
que todos fueron objetos de engaño, como lo fuera Adán en su día, a fin de que
no habiendo sido condenados a priori en razón de la Necesidad de dicha Liberación,
todos los cristianos se levanten de las tinieblas en las que fueron encerrados
y en Obediencia a la Voluntad Divina derriben el Muro de las divisiones y
vuelvan a formar un Cuerpo Universal Unido en un mismo Espíritu, cuya Cabeza es
el Hijo de Dios, una sola Casa, cuyo Rey y Señor es Jesucristo, y de cuya
Ciudad todos somos Ciudadanos, con los mismos Derechos y Deberes.
Así
pues, comenzamos.
PRIMERA
PARTE
EL ARGUMENTO
DEL DIABLO
C.W.=
Confesión de Westminster
C.R.Y&S.=Cristo
Raúl de Yavé y Sión
I
C.W.- Aunque la luz de la naturaleza,
las obras de la creación y providencia manifiestan la bondad, la sabiduría y el
poder de Dios de tal manera que los seres humanos no tienen excusa delante de
Dios...
C.R.Y&S.- ¿No tienen? Sí tienen excusa los
seres humanos delante de Dios; pues si no la tuvieran no hubiese tenido sentido
la Justicia por la Fe ni la Justificación de los pecados por la Gracia. Fue
porque Dios excusó la ignorancia de nuestros padres en la Caída de Adán que
levantó Dios la Cruz de la Redención, en la que todos quedaron justificados de
su ignorancia y de su incredulidad en la existencia de un Dios Creador, Señor
del Infinito y de la Eternidad, Padre de un Hijo de su misma Naturaleza,
Increado, no creado, Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero.
Afirmar
que los hombres “no tienen excusa” es negarle a la Sangre del Cordero Divino
Virtud y Sabiduría, y reducir la Redención por la Sangre de Cristo Jesús a un
acto de aburrimiento innecesario acometido por Dios con el solo fin de
atormentar a sus hijos, echándoselos a los leones por comida, y a los Romanos
para diversión en sus macabros espectáculos sangrientos.
De no
haber tenido excusas los hombres para ser justificados por Dios ¿por qué iba a
justificar Dios a los hombres? ¿Para matar el tiempo?
En
absoluto, pues todo hombre fue condenado por el pecado de un solo hombre y de
aquí que un solo hombre cargase con la culpa de todos los hombres, a fin de que
en su Justicia todos los hombres fuesen excusados de sus crímenes y se
reconciliasen con Dios, su Creador, en la Gracia de quienes han sido liberados
del Poder de la Ignorancia y de la esclavitud a la Muerte, a la que todos los
hombres fueron entregados como esclavos por efecto de la Transgresión de un solo
hombre, aquel Adán, padre de Set, padre de Noé, padre de Abraham, padre de
Israel, padre de David, padre de Jesús, hijo de María, hija de Eva, mujer de
Adán, rey, cuya corona bajó del Cielo y por cuya Transgresión fue abandonado el
Género Humano a la Ignorancia y a la Muerte.
En fin,
esta es la Doctrina del Espíritu Santo Apostólico. Basta abrir el Libro de Dios
para ponerse al corriente. Y leer su Contenido con los propios ojos, no con los
de esos lobos que ocultos tras una piel de oveja anulan la inteligencia del
hombre para apoderarse de sus cerebros u convertirlos en un repetidos de sus
pensamientos maligno, pues todo lo que es manipulación de la Libertad del Ser,
no imp0rta si procede de una mente religiosa, científica o política, viene del
Mal. LA Historia Universal en su sabiduría demuestra y enseña que toda
Ideología es un Delito contra la Libertad de Pensamiento.
Esto de
un sitio. Y del otro, la Sabiduría nos enseña que el fenómeno ideológico no se
encierra en un gueto exclusivamente civil, sino que se extiende para abarcar en
su campo de concentración la cuestión religiosa.
Así
pues, regresando de la mano de la Sabiduría al objeto de esta respuesta: ¿Qué
Justicia sería la de Dios si condenando a todo un mundo por la Desobediencia de
un sólo hombre no justificase los delitos de todos los hombres cometidos por
efecto de la maldición que les tocó vivir por el Crimen de un único
Delincuente?
Pero si
hubo Redención hubo Justificación, y si hubo Justificación los hombres tenían
que ser excusados. Necesidad que el Hijo de Dios recogió en sus manos y
ofreciéndose como Cordero de Dios, según la Ley de Moisés sobre los pecados
cometidos en Ignorancia, derramando su Sangre excusó a todos los hombres,
limpiándolos de sus delitos y reconciliándolos con Dios.
Error
terrible de Principio por tanto el de esta afirmación westminsteriana.
Porque según sabemos Hoy después de la Manifestación del Hijo de Dios, ni la
Creación ni la Naturaleza fueron ni son suficientes para dar a conocer esta
Paternidad Divina sobre un Hijo de sus propias Entrañas Increadas. Es
únicamente mediante la Revelación Divina que el Hombre alcanza este
Conocimiento. Y pues que Dios quiso edificar este Conocimiento en Hechos, nos
dio la Visión de ese Hijo en Carne y Hueso a fin de que teniéndolo entre
nosotros mediante sus Obras, Obras de Dios, los hombres quedásemos establecidos
sobre esta Realidad Divina.
II
C.W.-
... sin embargo, éstas no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y
de su voluntad que es necesario para la salvación ...
C.R.Y&S.-
Negando lo anterior el Confesor afirma lo contrario. Herramienta retórica muy
práctica si se quiere lavar el cerebro de un ignorante. Si primero dice el
Confesor que “son suficientes las obras naturales divinas”, ahora dice que son
incompetentes para delinear el Camino de la Salvación. De donde se ve las
tinieblas de la que parte su Confesión, y las tinieblas que por la espada
extiende sobre todos los que estaban sometidos a su terror.
Nosotros,
curiosos por naturaleza, amadores de la Sabiduría por sobrenaturaleza,
por el espíritu de inteligencia conducidos de un campo al otro del
conocimiento, sabemos y porque sabemos podemos decirlo, que la existencia de un
Dios Todopoderoso ha sido sentida y vivida por todos los pueblos del Género Humano
desde el principio de los tiempos. A esto lo llamamos Historia de las
Religiones e Historia Comparada de las Mitologías. Desde este conocimiento
universal, sabemos que no hay pueblo, por muy atrasado que viva o haya vivido
en el terreno de la Civilización que no haya adorado a un dios todopoderoso, y
no haya vivido bajo una religión extraída de la experiencia de los sentidos
racionales humanos. Pues Dios articula su creación de manera que por los
sentidos se despierte la Inteligencia de su Creación a Su existencia.
Desde
que el ser humano tiene uso de razón, desde la Polinesia hasta las heladas
tierras del Norte del Canadá, desde las estepas del Asia Lejana hasta los
desiertos de África del Norte, todos los pueblos del género humano comenzaron
su andadura en la civilización de la mano de Dios. Negar este hecho es negar la
existencia de la civilización. Sin embargo, contrariamente a lo que
confesó la mano que sostuvo la espada
del terror en el Reino Unido, este sentido racional no es suficiente para
penetrar en la Vida Divina y conocer a Dios más allá de sus Atributos. No lo
fue, ni lo es. La Creación habla de su Creador, pero del Dios en ese Creador
sólo Dios puede hablar. Tanto es así que aun los Judíos conociendo a Dios
desconocieron la existencia de este Hijo Todopoderoso, “no creado, engendrado de
la misma Naturaleza Increada de Dios, de quien el propio YAVÉ DIOS dice: “TÚ,
DIOS, HIJO MÍO”.
Efectivamente,
si la Creación se bastase sola para descubrirle a la razón natural la
existencia de este Hijo Todopoderoso, quien con su Poderosa Palabra creó la Luz
y la separó de las Tinieblas, ningún hombre sería sujeto de justificación y
excusa, es decir, de Redención. Pero puesto que todos los hombres, incluyendo a
los hijos de Abraham, fueron apartados de esta Revelación por la Transgresión
de Adán, todos los hombres tuvieron Necesidad de ser excusados, justificados y
redimidos por los crímenes cometidos en su Ignorancia desde los días de su
nacimiento hasta el Bautismo. De donde se ve que el Confesor no sabía de lo que
estaba hablando, ni habló bajo Inspiración Divina, pues Dios no puede engañar a
nadie, ni promover error en nadie. Él es la Verdad, la Mentira no tiene en El
parte. Él es la Sabiduría, la Ignorancia no tiene parte en su Mente.
El arte
engañoso es el de este Confesor al hablar de Dios y hacer olvidar al lector que
hablar de Dios olvidando hablar de su Hijo es cometer delito contra Dios.
III
CW.-
... Por lo tanto, agradó al Señor, en diferentes épocas y de diversas maneras,
revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su iglesia...
C.R.Y&S.-
¿Qué iglesia? ¿Pero la Iglesia
existió antes de Jesucristo? ¿En qué libro se declaró YAVÉ DIOS Cabeza de la
Religión Judía a la manera que Jesús lo hizo respecto a la Religión de Cristo?
Repitamos
la Doctrina de la Sabiduría:
“La
Iglesia es el Cuerpo de Cristo;
Jesús
es la Cabeza de la Iglesia:
Jesús
es el Cristo de Dios.
Jesús
es Dios Hijo Unigénito,
desde
su Resurrección : JESUCRISTO”.
Así
está escrito. Y está escrito con la tinta de la sangre del Pueblo del Cordero
de Dios que le siguió al Martirio. Si la Religión Judía hubiese sido una
Iglesia entonces Dios en Persona hubiese sido su Cabeza y en consecuencia la
Destrucción del Templo de Jerusalén hubiese sido imposible de acometer, y el
acto de su destrucción hubiese sido una Rebelión Satánica de parte del Hijo de
Dios contra su Padre. Acusación, en definitiva que fue lanzada contra Jesús por
parte del Templo de Jerusalén.
Entrando
ahora en el terreno de la Sabiduría de la Salvación: La Religión Judía fue
fundada sobre un Pacto entre Dios y los hijos de Israel por el que mientras los
hijos de Abraham se mantuviesen en la Ley de Moisés, por esa vivirían; pero ese
Pacto quedaría roto en el momento en que la parte humana hiciese de la Ley un
escándalo para Dios. Escándalo que se consumó en los días de Herodes bajo el
Imperio de Roma.
La
Iglesia, por el contrario, fue fundada sobre una Alianza Eterna entre Jesús, el
hijo del Hombre, y Dios, Creador del Hombre, en razón de la cual Dios no
romperá jamás su Alianza con Cristo, Cabeza de la Iglesia, su Esposo y Padre de
su hijo.
En
nombre de Dios firmó esta Alianza su Hijo Jesús: Unigénito en razón de su
Naturaleza “no creada”, Primogénito en razón del Amor del Creador por su
Creación, sobre la que no sólo extiende Dios su Reino sino también su
Paternidad.
En
nombre del hombre firmó Cristo, el hijo de David, hijo de Adán.
La
Alianza se selló por la parte de Dios en la Sangre de su Hijo; por la parte
humana en la sangre de los hijos de Abraham quienes uniéndose a Cristo
derramaron la suya en Signo Sempiterno de Fidelidad.
¿De qué
Iglesia, pues, estaba hablando el Confesor? ¿Acaso los sacerdotes cristianos
son profetas? ¿Es que los pastores cristianos resucitan muertos, y separan
aguas de ríos y mares?
Llamar
a la religión fundada sobre la ley de Moisés “Iglesia” es acusar a Jesús,
Fundador de la Iglesia de Cristo, de Rebelión abierta contra la Iglesia de
Dios, y admitir por bueno el juicio contra Él por los Judíos cuando le acusaron
de ser “un hijo de Satanás”. Es decir, lo que Satanás buscó al engañar a Eva,
dividir a Dios y a su Hijo, es lo que hacía Jesús, desde esta óptica del
Confesor, al echar abajo el Templo de Jerusalén y levantar un Templo Nuevo
sobre Nuevos Fundamentos.
Eso
suponiendo que la religión judía hubiese sido fundada sobre los fundamentos de
la Iglesia Católica.
Pero no
lo fue. Y como no lo fue, se entiende que el Confesor desprecie a la Iglesia
fundada por Jesús y se dé a fundar una nueva acorde a sus propios pensamientos
de lo que debe ser una Iglesia, que según su visión no tiene en absoluto que
ver con Dios como Cabeza del Cuerpo de los Siervos y Pastores del Señor Jesús,
de cuya Divinidad se alimentan y en virtud de la cual el Templo de Cristo,
aunque se corrompe, como dijo San Pedro, es indestructible en virtud de quien
es su Cabeza y la Fuente de su Existencia. Tal cual se ha demostrado durante
los pasados Milenios.
En
definitiva el Templo de Cristo fue fundado sobre una Alianza sempiterna; el de
Jerusalén en cambio lo fue sobre un Pacto, condicionado a la obediencia de los
hijos de Israel, que le dejaba a Dios las manos libres para dar por liquidado
dicho Pacto en cuanto la Infidelidad derramase el vaso de Su paciencia. Como
así fue. Y fue así, porque Dios nunca se estableció como Cabeza de los
sacerdotes del Templo de Jerusalén: en cambio la Iglesia nació cuando Dios, en
la persona de su Hijo, se declaró la Cabeza de los Sacerdotes del Templo Católico.
Así pues, el Confesor firmante habló falazmente de Dios y de la Iglesia. Veamos
que tiene que decir aun sobre este particular.
IV
C.W.-
... Luego para la mejor preservación y propagación de la verdad, y para el
establecimiento y consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la
carne, la malicia de Satanás y del mundo, le agradó también poner por escrito
dicha revelación, en forma completa…
C.R.Y&S.-
Es evidente de la lectura de este párrafo que el Confesor no conocía a Dios
según Dios se conoce a Sí Mismo, pues si hubiera tenido el Conocimiento
Verdadero del Hijo de Dios no hubiese confundido nunca “el agrado” con ¡la
NECESIDAD!, que es el núcleo desde el que, consumada la Caída, Dios genera
todos los procesos históricos con miras a la Revolución Biohistórica que anunció al decir “He aquí que hago unos Nuevos Cielos y una Tierra Nueva”.
La
Caída del Hombre fue un Acontecimiento de alcance cósmico de tales dimensiones
que Dios se replanteó los fundamentos de su Creación y se dispuso a
Reconfigurar toda la estructura de Su relación con Sus Criaturas. La Caída fue
una Declaración de Guerra de una parte de la Creación contra su Creador.
Ergo: La
Cruz no fue un Teatro. Fue el resultado de un Duelo a muerte entre dos formas
de ver la Creación. Satanás defendió a Muerte la evolución del Reino de los
hijos de Dios hacia un Olimpo de dioses instalados más allá del bien y del mal.
Dios se negó a dar su bendición a semejante locura.
Dios se negó entonces,
se niega HOY y Niega por la Eternidad a bendecir semejante acto de destrucción de su Creación.
Pero, siempre siguiendo el hilo de
razonamiento del Maligno: ¿Qué tenía que decir su Hijo Amado? ¿En qué bando se
situaría el Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios, su Padre?
¿Sucumbiría el hijo de Dios a la tentación de la Guerra, “ésa Fruta Prohibida”?
Dios,
según ya sabemos, y lo sabemos porque la Iglesia Católica ha defendido la
Doctrina de la Sabiduría durante dos mil años; Dios no dudó nunca de la Respuesta del Hijo
nacido de sus entrañas increadas; y de aquí que anunciase en sus Profetas desde
el Principio el Final en lo que concierne a la Encarnación, Crucifixión y
Resurrección de aquel que había de ser el Héroe del Día de la Venganza de Yavé, el hijo de Eva que le aplastaría la cabeza al asesino
de Adán, su amado esposo.
El
Libro de Dios, en este Contexto, es un Libro de Guerra Total contra el Diablo,
el Infierno y la Muerte. Quienes lo leen con ojos de hombres en los que no vive
el espíritu de Inteligencia sucumben a la tentación de Satanás.
La
Guerra de los 30 Años fue la Caída de Adán recreada en vivo para nuestros
tiempos. Ya lo dijo el Espíritu Santo, “CRISTO, prototipo de ADÁN”, mas a quien no tiene inteligencia no le sirve de nada la
verdad.
V
C.W.-
... por todo lo cual las Santas Escrituras son muy necesarias...
C.R.Y&S.-
¿Para qué?, le preguntaremos al Confesor; ¿para conocer la Naturaleza de la
Guerra entre Dios y la Muerte que hizo de la Tierra su campo de batalla?, ¿o
para manipular a los ignorantes y edificar sobre su ignorancia una nueva
religión que usando el nombre de Dios en vano no tiene otra misión que sostener
una corona humana sobre un pueblo liberado de su libertad y hecho de nuevo
esclavo de una voluntad humana?
Pues
¿qué hizo la Reforma sino conducir a la esclavitud a las naciones que fueron
liberadas del yugo de los reyes divinos que desafiando a Dios despreciaron su
Ley contra la Muerte e hicieron de la Muerte su Aliado?
¿Acaso
no elevó Dios a su Hijo al Trono Universal a fin de que toda su Creación no
tuviese otro Rey que su Hijo Amado, a quien la Obediencia de Vida es a Él, sólo
a Él y a nadie más que a Él?
A Él,
Jesucristo, Rey y Señor, todos los Ciudadanos del Reino de Dios,
independientemente de nuestro Origen en el Universo: le debemos la Obediencia
Debida hasta la Muerte que se le exigió a los hombres por los reyes de la
Antigüedad.
Si pues
“las Escrituras son muy necesarias” lo son porque su Libro es el Discurso de
Dios para mantenernos a todos en la Libertad. ¿Cómo entonces, si tan Divinos
fueron los Rebeldes Protestantes, abolieron la Libertad del Ciudadano que vive
exclusivamente de la Obediencia Infinita y Sempiterna a este Príncipe Maravilloso
: Jesucristo, nuestro Rey y Señor, y despreciando Su Corona Todopoderosa de
Vida y Alegría establecieron el Regreso de Todos a la Esclavitud, contra la que
el Hijo de Dios se alzó, dándose por reyes a homicidas, genocidas y criminales
cuya demencia los condujo a creerse “dioses”, cabezas de las iglesias de sus
naciones, contra la Sabiduría Salvadora de Dios Padre y su Voluntad de
Abolición de toda Corona y Exaltación Gloriosa del Trono de su Hijo para la
felicidad y Libertad de su Creación entera?
Si en
verdad “las Sagradas Escrituras son necesarias” ¿por qué hicieron de esta
Necesidad un medio rompiendo la Alianza de Dios con Cristo, por la que su Hijo
devino la Cabeza de todas las Iglesias, se rebelaron contra su Gloria y se
dieron por cabezas reyes sin más futuro que ser pacto de gusanos, en vida como
en la muerte?
¿Es
necesario lo que no se quiere entender? ¿Qué Necesidad hubo de la Muerte de
Cristo? ¿Acaso no era Dios Omnisciente y Todopoderoso para engendrar en la
carne y desde la sangre un Hijo de Eva que enfrentándose al Diablo, al Mundo y
a la Muerte hubiese tomado en su persona la Misión Sagrada del Cordero
Expiatorio en cuya Sangre la redención del Género Humano se hubiese consumado?
¿Qué “Necesidad” tan imperante condujo a Dios a Elegir a su Hijo Unigénito para
tomar como propia la Venganza de Adán, ofreciendo en su Sangre la Sangre de
Cordero Expiatorio Universal?
Quiénes
no supieron responder esta Pregunta se declararon “divinos” para por el Terror
que procede del Hierro matar a Hierro a todo el que se mantuviese en la
Felicidad de la Fe Católica, que sin penetrar en los Misterios de la Sabiduría
fueron por Dios alimentados hasta que su Creación Humana fuese capacitada para
comprender todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra. “La Necesidad de las Escrituras” es por
tanto verdadera, pues sin Ellas no conoceríamos a Existencia de este Hijo de
Dios a quien le debemos la Vida y por quien nuestra Existencia levanta sus ojos
a la Eternidad.
VI
C.W.-
... y tanto más cuanto que han cesado ya los modos anteriores por los cuales
Dios reveló su voluntad a su Iglesia...
C.R.Y&S.-
De nuevo el Confesor miente. Pero seamos indulgentes. El ignorante no miente,
simplemente habla vistiendo su ignorancia de sabiduría a fin de operar en el
oyente el asentimiento a la esclavitud voluntaria a su sabiduría inexistente.
Espiritualmente
hablando, combatiendo el pecado sin condenar al pecador, que será juzgado por
quien tiene el Poder de Juicio, la respuesta del Confesor a la Cuestión del
Origen de la Iglesia es neta. Afirmándose en la naturaleza eclesiástica del
templo de Jerusalén anula la Alianza de Cristo y propone otra con Dios: ¡sin
Cristo!
Pues si
la Iglesia no es más que un pacto entre Dios y los hombres, ¿qué necesidad hay
de Cristo una vez que una nación se ofrece para pactar con Dios en nombre de sus
reyes? ¿Son acaso los reyes de Inglaterra inferiores al hijo de un Carpintero?,
hablando en lo general.
Habiendo
aceptado Dios de la mano de un Carpintero una Alianza por las Eternidad ¿por
qué iba Dios a rechazar un Pacto entre reyes, “sin Cristo”?
Tremenda
la “conclusión” de este capítulo: “No hay Necesidad de Cristo. Cristo está
muerto”.
Dios no se manifiesta. Dios no se revela.
End of the story.
Dios
nos ha dado a los hombres un Libro, y allá que hasta el Día del Juicio Final
cada cual se busque la vida.
La
declaración no puede ser más anticristiana. El Confesor declara rota toda
Comunicación con Dios a través de Cristo. Tiene las Sagradas Escrituras, Cristo
es un lastre, un muro, una puerta que prohíbe el paso a la Comunicación directa
con Dios. Donde estén las Sagradas Escrituras que se quiten Cristo y su
Iglesia, porque como Dios es Mayor que su Hijo, así “las Sagradas Escrituras”
es Mayor que Cristo y su Santa Esposa Católica.
En este
orden, la Reforma Anglicana fue una Rebelión contra este Rey Divino, Señor de
las iglesias de todas las naciones. Y sin embargo el Confesor de Westminster no
es un hipócrita. Es únicamente lógico que declarando no ser la Iglesia una
Unión Espiritual entre Dios y el Hombre por el que Dios deviene su Cabeza y el
Sacerdote su Cuerpo, ni siendo la Nueva Iglesia que el Confesor edifica de esta
naturaleza, clara y libremente manifiesta que en adelante la Comunicación con
el Señor Jesús quedaba rota y todos debían atenerse a las Escrituras.
Resumiendo,
la Letra no mata. Y en consecuencia Jesús mintió. La Casa que Él le construyó a
Dios en la Tierra era destructible, y destruyéndola la Rebelión Protestante -
Anglicano - Calvinista iba dejar al Hijo de Dios por Necio al creer que su Casa
podría resistir el ataque del Mundo Anglo Sajón Unido. Sí, señor, donde
fracasaron Judíos y Romanos, Bárbaros y Musulmanes, ellos iban a triunfar.
En el
calor del momento la furia en el Odio cegó los entendimientos, y cayendo en la
discapacidad intelectual para juzgar la naturaleza de los acontecimientos que
el sigo XVII estaba viviendo, el Confesor entendía que las Guerras de
religiones de Francia, y la Guerra de los Treinta Años fue una orgía de
fraternidad Protestante necesaria para echar abajo la Sabiduría de Jesucristo y
establecer la Gloria de Lutero, Calvino y Enrique VIII sobre la ruina de la
Iglesia Católica Europea fundada por el Espíritu Santo hecho Hombre en los
Apóstoles.
Desde
esta distancia de los Siglos la demencia del Fracaso de la Reforma la transforma
en una Rebelión abierta contra la Corona de Jesucristo. La creencia maligna de
que quien se rebela contra el Hijo de Dios no se alza contra su Padre fue el
Escudo tras el que se blindaron los Rebeldes. Las Sagradas Escrituras como
Armadura contra la Sabiduría es una falacia maligna. Creer que todo el que sabe
que “Jesús es el Señor” se salva y no es juzgado, sino que pasa por este
conocimiento racional de esta vida a la vida eterna, porque Dios no puede
condenar, so pena de declararse traidor a su Propia Palabra, a quienes, aunque
se rebelen contra su Sabiduría, permanezcan
en la “Fe Sola de la Razón Clara”; esta creencia una derivación de la inteligencia maligna que
condujo a la generación rebelde de aquellos hijos de Dios, causantes de la
Caída del Primer Hombre, a declararle la Guerra a Dios en base a que el Padre
se levantaría contra el Creador y por Amor a sus hijos crearía Jurisprudencia a
favor de ellos, haciendo de ellos la excepción a la Ley, de esta forma quedando
bendecida, mediante subterfugio, la transformación del Reino de Dios en un
Imperio de dioses establecidos más allá del bien y del mal.
La Respuesta de Dios ya ha sido escrita en
Sentencia Eterna contra esos “divinos”.
Si la
de aquellos “divinos” como la de estos otros “divinos” es Sabiduría y no demencia
que el lector juzgue por sí mismo.
SEGUNDA PARTE
LA CUESTIÓN DEL CANON DE LAS
ESCRITURAS
Escribiendo
su Confesión tras mojar la pluma en la sangre de miles de vidas humanas
sacrificadas en aras del reconocimiento de su “divinidad”, el Confesor
continúa:
C.W.-
Bajo el nombre de Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos
todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados
por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y vida. Estos libros son:
Antiguo Testamento Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces
Ruth I Samuel II Samuel I Reyes II Reyes I Crónicas II Crónicas Esdras Nehemías
TOBIAS
Y JUDIT. NO
Esther.
SÍ
I
MACABEOS y II MACABEOS. NO
Job.
Salmos. Proverbios. Eclesiastés. Cantar de los Cantares. SÍ.
SABIDURIA.
ECLESIASTICO. NO
Isaías.
Jeremías. Lamentaciones. SÍ.
BARUC.
NO
Ezequiel.
Daniel. Oseas. Joel. Amos. Abdías. Jonás Miqueas. Nahum.
Habacuc. Sofonías. Hageo. Zacarías. Malaquías. Nuevo
Testamento. Los Evangelios: Mateo. Marcos. Lucas. Juan. Los Hechos de los
Apóstoles. Epístolas de San Pablo: Romanos. Corintios. Gálatas. Efesios.
Filipenses. Colosenses. Tesalonicenses. Timoteo. Tito. Filemón. Hebreos. SÍ
SANTIAGO.
NO
Pedro. Juan. Judas. Apocalipsis. SÍ
C.R.Y&S.-
El Confesor, de una inteligencia muy fina, capaz de extraer de las Minas de la
Inteligencia Divina piedrecitas sueltas con las que construir su propia Sagrada
Escritura, pasó de largo por el EPÍLOGO del Libro de Dios, donde está escrito:
APOCALIPSIS:
“Y me dijo: Estas son las palabras fieles y verdaderas, y el Señor, Dios de los
espíritus de los profetas, envió su ángel para mostrar a sus siervos las cosas
que están para suceder pronto. He aquí que vengo presto. Bienaventurado el que
guarda las palabras de la profecía de este libro. Y yo, Juan, oí y vi estas
cosas. Cuando las oí y ví, caí de hinojos para
postrarme a los pies del ángel que me las mostraba. Pero me dijo: No hagas eso,
pues soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de los que guardan
las palabras de este libro; adora a Dios. Y me dijo: No selles los discursos de
la profecía de este libro, porque el tiempo está cercano. El que es injusto
continúe aún en sus injusticias, el torpe prosiga en sus torpezas, el justo
practique aún la justicia y el santo santifíquese más. He aquí que vengo
presto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras: Yo soy el
alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin. Bienaventurados
los que lavan sus túnicas para tener derecho al árbol de la vida y a entrar por
las puertas que dan acceso a la ciudad. Fuera perros, hechiceros, fornicarios,
homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira.
Yo,
Jesús, envié a un ángel para testificaros estas cosas sobre las iglesias. Yo
soy la raíz y el linaje de David, la estrella brillante de la mañana. Y el
Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que escucha diga: Ven. Y el que tenga
sed, venga, y el que quiera tome gratis el agua de la vida. Yo atestiguo a todo
el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a
estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si
alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte
del árbol de la vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro.
Dice el que testifica estas cosas: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús”
Ahora,
veamos, ¿de qué “libro” está hablando el Hijo de Dios?
El
Confesor y con él todos los Confesores dieron por sentado que ese “libro” al
que Dios Unigénito hace referencia es el Apocalipsis y nada más que el
Apocalipsis.
Error.
Grave Error. Error maligno. Error en la raíz de las guerras, epidemias y
hambres que asolaron Alemania y las tierras protestantes en cumplimiento de la
profecía dispuesta por el Señor en Revelación a su Siervo y hermano, San Juan.
A fin
de darle cuerpo a esta verdad me manifiesto.
El
Libro de Dios, universalmente conocido como “la Biblia”, es un grito de
Victoria que recoge el Espíritu Santo, se lo entrega Sellado a la Esposa del
Vencedor en la Promesa Todopoderosa del Nacimiento de un Heredero quien por la
Gracia de su Padre, el Señor Jesús, abriría ese Sello y en Obediencia a Dios
leería su Contenido al mundo para su Conversión al Rey, Jesucristo.
La
Guerra entre la Muerte y Dios se había consumado. La Guerra del Infierno contra
el Paraíso había sido ganada por el Hijo para Dios.
Fue de
la esperanza del Diablo, príncipe del Infierno, “la serpiente Antigua”,
Satanás, que el Hijo de Dios se sintiese “tentado”, y sumándose a su guerra de
conversión del Imperio de Dios en un Olimpo de dioses más allá del Bien y del
Mal, la Conversión del Hijo de Dios al Satanismo forzase a Dios Padre a
bendecir dicha revolución diabólica en virtud de la cual todos los Pueblos de
la Creación, presentes y futuros, quedarían a merced de las pasiones de los
hijos de Dios, desde entonces investidos con el poder de dioses, ergo para
disfrutar de Libertad Absoluta y jugar con los reinos como peones en el ajedrez
de sus enfrentamientos.
Esperanza
diabólica vana. Ni como hombre ni como hijo de Dios, Jesús, Rey de reyes y
Señor de señores del Imperio de Dios, su Padre, se sumaría al Eje del Dragón de
cuya boca maligna salió el fuego que encendió entre los hermanos la Guerra y
devoró el Paraíso hasta convertirlo en el Infierno que el Género humano ha
vivido desde aquel día terrible en que una criatura desnuda en las ciencias y
las artes de la guerra fue engañada y arrastrada en su ignorancia a declararle a
la Guerra Santa
La Respuesta del Hijo de Dios a la Tentación del Diablo fue
firme, contundente, final: Antes la muerte que asociar su Nombre a semejante
Crimen Inmundo. “VADE RETRO SATANÁS”
El
Hecho es que siendo Jesucristo “Dios verdadero de Dios Verdadero”, YAVÉ DIOS,
su Padre y Señor de Moisés, no albergó ni partícula de Duda sobre la Respuesta
de su Hijo Unigénito al Reto que le había puesto sobre la mesa a la Casa de
Dios aquel hijo Rebelde que se atrevió a declararle la Guerra a su Creador. Mas
era necesario que toda la Casa de Dios en su plenitud viese y oyese Su
Respuesta. Y no solo que la oyese, sino que el Hijo la llevase a hechos: sobre
los cuales, en los cuales y por los cuales su Palabra fuese Palabra de Dios.
Decir
“antes muerto” que subir a la Cruz, o “antes la Cruz que doblar mis rodillas
ante el Infierno”, quedaba en los labios del Hijo de Dios. Dios Padre lo dejó
todo en sus manos, lo puso todo a sus pies. El Futuro de la Eternidad
dependería de su Palabra. La Decisión que debía tomar Dios Hijo era clara:
Poner la Corona de su Imperio Universal a los pies de su Padre Eterno, o
declararse Emperador acorde a la idea de los hijos de Dios que se alzaron en
Rebelión. La Decisión era suya.
La
Caída de Adán tuvo por diana llevar al Rey de reyes y Señor de señores del
Imperio de Dios, Jesús, a esta Elección. Los hijos de Dios necesitaban conocer
su Decisión Final: “Rey Todopoderoso sobre una casa de dioses para quienes la
vida de los pueblos no sería sino ejércitos de soldaditos de plomo creados para
matar el tiempo; o Siervo de Dios, sirviéndole a Dios como Rey Universal para
la Felicidad de todos los Pueblos de la Creación”.
Los
hijos de Dios necesitaban conocer la Respuesta a la Muerte de quien era de Dios
su Vida. La Creación entera necesitaba oír Su Respuesta. La Casa de Dios
necesitaba ver la Respuesta del Hijo de Diosa a la Tentación de la Muerte.
¿Subiría
el Hijo de Dios a la Cruz? ¿O se uniría al Diablo?
¿Gritaría
el Hijo de Dios, quien jamás había conocido Sufrimiento ni Dolor, por su Padre
protegido de todo Mal desde su Nacimiento en la Eternidad, ese “NUNCA JAMÁS”
que con todas sus almas y sus corazones los hijos de Dios esperaban oír?
¿Se
oiría ese Grito de Victoria desde la Cruz?
El
Corazón de la Creación estuvo en Tu puño, el Tuyo, Jesús, el Día en que te
hiciste Hombre y recibiste un Nombre Nuevo, “Cristo”. Tú le abriste a la Vida
la Eternidad cuando te declaraste “la VIDA”. En tu Honor la Creación entera
elevó un Canto:
“Gloria
al Hijo de Dios por la Eternidad de las eternidades,
Gloria
al Padre de semejante Hijo, Digno Hijo de su Corazón y de su Espíritu.
¿Quién
sino TÚ, Rey Divino, será el destinatario de la adoración de la Creación
entera?
Así lo
ha querido tu Padre en su Exaltación de Amor Infinito por tu Corazón Sin
Mancha,
Roca
Indestructible más fuerte y bella que el Diamante.
Que te
adoren todos los pueblos con la Adoración debida al Hijo del Señor de la
Eternidad y del Infinito,
Creador
de las galaxias sin número que pueblan el Cosmos y las estrellas innumerables
que pueblan los Cielos.
Y sea
maldito, desterrado de Su Presencia por la Eternidad quien no doble sus
Rodillas ante TU TRONO, Rey y Señor, TÚ, Jesucristo”.
Necios
Confesores ¡cómo os atrevisteis a tocar el Libro de Dios con vuestras manos
llenas de sangre, la sangre de vuestros hermanos! Pecado terrible fue y sigue
siendo el vuestro, os atrevisteis a arrancarle capítulos enteros al Libro de
Dios, pues os dijisteis, “no están escritos por Dios, son únicamente de
Inspiración Divina, los hombres son su autor. Ea,
pues, arranquemos lo que queramos y creémonos una biblia a nuestra medida”.
Más os
hubiese valido arrancaros las manos, y hasta los ojos y las orejas que haber
puesto vuestros sentidos sobre el Libro que Dios escribió con la sangre de sus
profetas y selló con la de su propio Hijo. Durante quince siglos la Esposa de
Cristo guardó en su regazo, como se guarda el tesoro más valioso del mundo, el
Libro de Dios, Obra Divina. La defendió con su vida. Os la comunicó de palabra,
os la transmitió libremente. No quitó ni añadió tilde al Texto. Según el pueblo
cristiano fue creciendo en inteligencia, el Espíritu Santo en sus Siervos los
Obispos os transmitió las enseñanzas necesarias para seguir navegando por los
siglos. ¿Y decís que el Espíritu Santo dejó de hablar al reunirse en el Cielo
con su Señor, el último de su Siervos?
Negáis
a Dios. Vuestra Ignorancia no tiene cura. Os bañasteis en la sangre de vuestra
locura, creísteis que el Hijo de Dios bendecía vuestras guerras y vuestras
masacres, vuestros genocidios contra quienes os precedieron en la Fe.
Devorasteis la mano que os dio a comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ¿No oís
el Grito de Victoria desde la Cruz? ¿Oís la voz de la creación, y no oís la Voz
de su Creador?
Hipócritas,
adoradores de coronas a las que para justificar vuestra demencia investisteis
de la dignidad divina que le corresponde sólo a quien es la Cabeza de la
Iglesia Universal, Jesucristo, cuyo Nombre Sagrado pusisteis en vuestras bocas,
para escándalo del Cielo y de la Tierra, mientras con vuestras manos
apuñalabais por millones a los hijos de Europa. ¿Creéis que vais a escapar al
Juicio del Señor gloriándoos de haber matado en su Nombre a sus pueblos de la
Tierra?
¿Yo?
Confuso
estoy por la Bondad sin límites del Creador de todas las cosas, pues donde
hubiera debido pagar con extinción y regreso al polvo en precio a las obras,
después de haber dividido las iglesias y haberlas entregado a la Guerra, abre
Hoy su Boca y os llama a Obediencia.
En
lugar de abriros las puertas del Abismo y arrojaros a las Tinieblas del
Destierro eterno de su Creación, he aquí que os abre la Puerta de su Reino y os
llama a correr y entrar antes que sus siervos salgan a quemar los campos donde
la Cizaña será atada en haces.
Deponed
vuestro orgullo, arrodilláis ante el Rey y Señor Jesucristo. Esta es la
Confesión sempiterna de la Creación de Dios y pondréis en vuestras bocas: “No
tenemos más Rey y Señor que el Hijo de Dios, aquí en la Tierra y allí en el
Cielo, y la Iglesia Católica es su Esposa”.
Rico en
perdón es el Hijo de aquel Señor de Moisés quien en su Misericordia soportó los
delitos y transgresiones de su Pueblo Israel durante siglos y siglos. Pero no
juguéis a los dados. No sea que derramada su Paciencia se derrame sobre
vosotros la Destrucción que por hacer eso sufrió el Pueblo de Jacob.
El
Canon de las Sagradas Escrituras fue legado por el Espíritu Santo a la Iglesia
Católica. La BIBLIA no es un libro escrito por Hombres bajo inspiración Divina.
Dios en persona lo escribió, el hombre por pluma mediante.
Apartad
vuestras manos del Libro de Dios, vuestras manos están llenas de sangre. Desde
el Génesis, su Prólogo, hasta el Apocalipsis, su Epílogo, la Obra es Divina por
Naturaleza de su Autor. No reconoce Dios por Obra suya libro otro alguno, ni
escrito por cristianos ni fuera de la cristiandad. Libros inspirados por
Voluntad suya son los libros de los llamados “Padres de la Iglesia”, sus
santos. Todos ellos ordenados por su Espíritu en razón de la inteligencia de
los tiempos para guiar a los pueblos cristiano por la carretera de los siglos.
A nadie le dio Dios el Poder de abrir la Puerta tras la que encerró su Libro
sino al heredero de su Hijo, quien habría de heredar el Poder de abrir su
Contenido y darlo a conocer a las naciones en el tiempo señalado para la
Manifestación de la gloria de la libertad de los hijos de Dios, Descendencia de
Cristo. Nacido este Día, la Lectura del Testamento Sellado con la Sangre del
Testador Divino, ese Contenido ha sido abierta desplegado, el acceso tiene por
Puerta “LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO”.
Así,
pues, respondido el error, fuente de tinieblas, con la luz que viene de la
inteligencia según Dios, cierro aquí este Capítulo.
TERCERA PARTE
LA SALVACION POR LA BIBLIA SOLAI
C.W.-Los
Apócrifos no siendo de inspiración divina, no son parte del canon de la Biblia,
y por tanto no tienen autoridad en la Iglesia de Dios, ni deben ser aprobados o
usados de otra manera que como escritos humanos”.
C.R.Y&S.-
Y seguimos.
Si
hablando de las Sagradas Escrituras en el apartado anterior el Confesor se
atrevió a usar la espada para mutilar el Libro Divino en razón del terror que
su espada infundía, haciéndolo sin ninguna otra razón más que su deseo de
imponer su voluntad, en este apartado se atreve a alzar la espada del terror,
que con tanta generosidad el pueblo Irlandés probó hasta el genocidio, contra
la Iglesia Madre de todas las iglesias, esa misma que con tanta paciencia
sufrió a sus propios siervos durante siglos.
Si el
Confesor hubiese sido un Historiador de las escuelas británicas posteriores,
conquistadoras del respeto de todas las inteligencias libres, independientes y
sanas, abierta a la discusión académica sobre la naturaleza divina o no divina
de los dos Libros de los Macabeos, por ejemplo, desde esta óptica de quien
pretende glorificar al Autor Sagrado contra quienes abusando de su posición en
el clero hubiesen impuesto unos libros apócrifos, cosa que nunca tuvo lugar, si
este hubiese sido el caso la discusión hubiese quedado para ser tratada. ¿Pero
quiénes fueron ésos que se atrevieron a quitarle la Palabra al Espíritu Santo
que en el Concilio de Nicea, bajo el Poder de Constantino el Grande, siervo de
Dios en lo temporal, reuniendo en Dios a todos sus santos estableció el Canon
de su Libro para ser sellado por la Eternidad?
No
fueron Historiadores de las escuelas de Oxford y Cambridge quienes en nombre de
las ciencias históricas se atrevieron a discutirle al Espíritu Santo qué
sentido tiene incluir el Libro de Judit en las Sagradas Escrituras. No, para
nada, era una escuela de terroristas avezados en la guerra y el crimen, y he
aquí la abominación: “en nombre de Dios”.
Negando
la Sacralidad de Macabeos, Judit, Tobías, Sabiduría y Eclesiástico, y Santiago,
el Confesor y su banda de terroristas se atrevió a invadir las puertas del
Concilio de Nicea y bajo pena de muerte amenazar al mismo Dios. Horror de
horrores, se atrevió Satanás a declararle la guerra a Dios Padre y a Dios Hijo
porque no le gustaba la Ley de Paz universal y de Justicia Inmaculada e
Inmarcesible que el Espíritu Santo encarna, y estos bárbaros hijos de bárbaros,
sin cerebro excepto para matar, asesinar, devastar, aterrorizar, borrachos de
sangre, enloquecidos por la carne humana que habían devorado, se atrevían a
seguir la conducta del Diablo y querían poner a Dios de rodillas delante de sus
Confesión o no quedaría cabeza sobre hombro, escandalizando al Cielo en nombre
de Dios.
Entonces,
hijos de la Confesión del 1647, confesadlo delante de todo el Cielo y del Rey,
¿erró el Espíritu Santo en el Concilio de Nicea? ¿No estuvo presente el
Espíritu Santo en el Concilio de Nicea? ¿El Señor es entonces un mentiroso, un
impostor, y diciendo “Donde quiera que estéis vosotros estaré yo”, estando allí
sus Discípulos, sus Siervos, no estaba Él allí presente? ¿Negáis que el
Concilio de Nicea fuera reunido por Dios para sellar su Libro? Hablad, aun
estáis a tiempo. ¿No sabéis que quien niega al Espíritu Santo niega al Hijo y
al Padre? Y vosotros, pueblo necio sin cerebro para las cosas de la salvación
de vuestras almas, que las dejáis en las manos de ladrones de almas al servicio
del Diablo, ¿qué texto manipula el Confesor para apoyar su abominación? ¡A San
Pedro! Dice el Espíritu Santo: “porque la profecía no ha sido jamás proferida
por humana voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los
hombres de parte de Dios”. Y uno se pregunta ¿y qué tiene que ver esto con los
libros profanados? ¿Acaso Sansón fue profeta? ¿Lo fue Josué? ¿Lo fue Jefté? ¿Y por qué aparcáis de las obras de Salomón el Libro
de la Sabiduría mientras absolvéis la vida del Libro de los Proverbios? ¿No
habéis leído las profecías del Libro de la Sabiduría relatando la Venida del
Mesías y los Dolores de sus Discípulos, plus la Gloria de su recompensa en
Dios? ¿O es profecía lo que os interesa a vosotros y lo que no os interesa
simplemente lo borráis? ¿Ser profeta o no serlo era la puerta de la Biblia?
¿Entonces por qué le perdonáis la vida a la reina Ester?
Pero
vuestra ignorancia sobrepasa, oh divinos, a vuestra estupidez, pues una línea
antes el mismo Espíritu que escribiera la línea que le robasteis, escribió:
“Pues debéis ante todo saber que ninguna profecía de la Escritura es objeto de
interpretación propia personal”. El Confesor no solo interpretó las escrituras
proféticas sino que se levantó para exorcizar el espíritu de quien dijo de Sí
mismo “El espíritu del Señor es el espíritu de profecía”, y siendo Cristo y
Jesús la misma Persona, y Jesucristo es Dios Hijo, siendo el espíritu de Cristo
y el espíritu de Dios una sola realidad, ergo, el espíritu de YAVÉ, ¿no habéis
pecado al negar que el Espíritu Santo cerrara el Canon de su Libro, el Libro de
Dios, en el Concilio de Nicea?
¿Los
Capítulos del Libro de Dios unos deben ser usados como escritos humanos y los
otros como de Dios porque vosotros lo decís? ¿Juzgáis la Acción de Dios en su
Pueblo de Israel en razón de vuestra ignorancia y maldad? Pues si de ignorancia
fuimos todos liberados por la Fe ¿de dónde procede la vuestra?
¿Manipuláis
los textos Divinos a fin de proclamaros divinos vosotros? ¿No habéis oído que
el Juicio del Señor comenzará por sus siervos y pastores que dirigieron las
almas de su pueblo al abismo?
Negando
la Autoridad del Espíritu Santo que en el Concilio de Nicea selló el Canon de
las Sagradas Escrituras os condenáis a vosotros mismos. Y confesando que: La
autoridad de las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y
obedecidas, no depende del testimonio de ningún ser humano o iglesia, sino
enteramente de Dios (quien es la Verdad en sí mismo), el autor de ellas, y por
lo tanto deben ser recibidas porque son la Palabra de Dios. Afirmando esto
no únicamente negáis que el Espíritu Santo estuviese presente en el Concilio de
Nicea sino que ahora os proclamáis “dioses” y en nombre de la Autoridad que la
espada del terror os confiere negáis que las Sagradas Escrituras deban ser
recibidas de las manos de la Iglesia Milenaria que el Señor Jesús fundó y los
Apóstoles edificaron derramando su sangre y la del Pueblo Católico Romano de
Italia, Francia, España, Grecia, y las naciones entonces dependientes del
Imperio, que de aquí viene lo de “Iglesia Católica Romana”.
¿Negáis
contra las Escrituras Sagradas que el Señor fundara Iglesia alguna y que los Apóstoles
no edificaran iglesia? ¿Despreciáis el Testimonio de los cientos de miles de
corderos inmaculados sacrificados en los teatros romanos para que el Género
Humano resurgiera de sus cenizas cual ave fénix para no volver a morir ya
jamás?
Necios,
cuando decís que la autoridad de las Escrituras no depende de ningún testimonio
anuláis:
1°. el
valor sagrado del Testimonio de los Mártires que ofrecieron sus vidas en
Testimonio de la Resurrección de Jesucristo, sin cuya Resurrección no habría
Sagradas Escrituras.
2°.
Reducís a nada el Testimonio del Espíritu Santo en sus hijos y siervos.
3°.
Reducís a nada el Testimonio de los Apóstoles y de los Santos durante 1600
años.
Pues
que como los loros sin inteligencia repiten palabras que no entienden, así
vosotros. ¿Acaso no os enseñaron a repetir lo que Dios Padre dijo?: “Vosotros
sois mis Testigos”. ¿Y un Testigo qué es, cerebros borrachos de egolatrismo?
¿Un
Testigo no es alguien que da un Testimonio sobre un acontecimiento? ¿Y qué
Mayor Acontecimiento ha vivido la Humanidad que la Resurrección del Hijo de
Dios? ¿No la anunció YAVÉ Dios diciendo? : “He aquí que voy a hacer una Obra
que si os la contaran no os la creeríais”. Y conociendo la dureza del mundo
caído en las tinieblas dice “Vosotros sois mis Testigos”, porque si no los presentara
¡cómo creería el mundo ese Acontecimiento que la Eternidad ha recibido en sus
brazos y adorado como Hijo!
Y
vosotros, borrachos de ego, ¿abomináis de la Llamada Divina, anulando su Juicio
en la afirmación de un orgullo pervertido que le niega a Dios la Necesidad de
la Sangre de aquellos Testigos? Tan bárbaro aquel Franco que en su orgullo
dijo: “Si mis Francos hubiesen estado allí no te hubiesen crucificado, Señor”,
como este Britón que niega la necesidad del
Testimonio de los Santos; y sin embargo el Franco habló por amor; este
Anglicano, que devoraba a su propio pueblo, ¡cómo había de tenerlo! Y así
continua diciendo:
II
C.W.
- El testimonio de la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una
estimación alta y reverencial por las Santas Escrituras. Asimismo, constituyen
argumentos por los cuales ellas evidencian abundantemente, por sí mismas, ser
la Palabra de Dios: el carácter celestial de su contenido, la eficacia de su
doctrina, la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el
propósito de todo su conjunto (que es dar toda gloria a Dios), la plena
revelación que hacen del único camino de la salvación del ser humano, las
muchas otras incomparables excelencias y su total perfección. Sin embargo,
nuestra completa persuasión y seguridad de su infalible verdad y de su
autoridad divina, proviene del Espíritu Santo que obra en nuestro interior,
dando testimonio en nuestros corazones mediante la Palabra y con la Palabra.
C.R.Y&S.-
En efecto, primero niega la Existencia del Espíritu Santo en los Santos y anula
su Testimonio en los Santos Padres de las iglesias durante XVII siglos; de
repente el Espíritu Santo es patrimonio de la espada y el testimonio que ofrece
el Confesor es el terror de su espada contra quien se atreva a discutir su
irrefutable lógica. Veamos la nueva estructura:
El
Espíritu Santo es Dios,
ellos
tienen el Espíritu Santo,
ellos
tienen a Dios.
Ergo,
ellos son “Divinos”
Y
“Divinos” se llamaban entre ellos, y como “Divinos” exigían que se les tratara.
La pena
de muerte contra los disidentes Católicos Romanos, y la expropiación de todos
sus bienes, estaba servida. Y desde este carácter divino, una vez anulada la
Validez del Testimonio de los Santos de las iglesias durante los 1600 años
pasados, los “Divinos” se confirmaban de Necesidad para mantener los rebaños de
los fieles en la Comunión de la Fe. Es decir, quitaban rey Divino para darse un
rey humano. Y sin embargo de necios no tenían un pelo, no le daban la corona a
nadie, se la repartían entre ellos. Releamos el argumento para validar
semejante golpe de Estado contra el Reino de Dios:
III
C.W.- “El testimonio de la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una
estimación alta y reverencial por las Santas Escrituras”.
C.R.Y&S.-
Ataque maligno contra la Obra Divina que dice “Vosotros sois mis Testigos”;
Testigos que sin embargo pueden movernos a tener en alta estima el Libro de
Dios, pero para nada debe entenderse que exija Adoración de su AUTOR. El
Testimonio de la Iglesia Divina edificada por los Todopoderosos y Veraces
Testigos que Dios le suscitó a su Hijo una vez escrita la Biblia no es
vinculante. Se puede vivir sin la Iglesia; hay Salvación y Vida Eterna fuera de
la Iglesia.
Una vez
escrita la Biblia, siempre según este Confesor Westminsteriano,
la destrucción de la Iglesia de los Mártires, la Iglesia Esposa de Cristo, en
la que se cumplió lo escrito: “Buscarás con ardor a tu Marido, que te
dominará”, es decir, será tu Señor Sempiterno, y de la que siendo su Esposa en
su Juicio le dice Dios, “Darás a luz con dolor a tu Descendencia”, hablando de
los hijos de su Señor, esta Iglesia Viva, Cuerpo de Cristo, de la que se dice
“el Cuerpo de Cristo” y el pueblo confiesa “Amén”; una vez entregada su
Herencia, la Biblia, a los pueblos, estos quedan legitimados para matarla,
desprenderse de su Cuerpo, y crearse uno nuevo acorde a los instintos
nacionales. Y sin embargo ser el Testimonio de la Iglesia “la que engendra una
alta estimación de la Biblia”, una vez destruida “esta alta estima permanecerá
por obra y gracia de la espada del terror”.
El
discurso demencial no puede ser más evidente. La demencia en el discurso es
palpable. Tanto más manifiesto este cuadro patológico cuanto se opone a la Paz
de Westfalia y traicionando el espíritu de la Paz mantiene la espada en alto
contra la Europa Católica en su propia Imperio e Isla.
La
fuente maligna de la que procede este discurso se pone en evidencia en la alta
estima que le merece la Obra, y el rechazo a la Adoración por su Autor. Autoría
que le niega a Dios, la hace de los hombres, y en este orden rechaza el Canon
del Espíritu Santo, que niega ser Dios. Negación fenomenológica patética,
típica del cuadro patológico que “los divinos” presentan. Tienen el espíritu de
los santos pero niegan que el Espíritu Santo sea Dios. Así que ¿de dónde les
vino lo de ser “divinos”?
Continúan
“los divinos” diciendo:
IV
C.W.-
La totalidad del consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para
su propia gloria y para la fe, vida y salvación del ser humano, está
expresamente expuesto en las Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia
puede deducirse de ellas, a las cuales nada debe añadirse en ningún tiempo ya
sea por nuevas revelaciones del Espíritu o por tradiciones humanas. Sin
embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu es necesaria para
una comprensión salvífica de las cosas reveladas en ellas. Reconocemos también
que hay algunas circunstancias concernientes a la adoración de Dios y al
gobierno de la Iglesia, comunes a todas las acciones y sociedades humanas, que
deben ordenarse conforme a la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana,
según las reglas generales de la Palabra, las cuales siempre han de ser
obedecidas.
C.R.Y&S.-
Se ve de este capítulo que “los divinos” no pretendían echar abajo la Iglesia,
lo que pretendieron fue que el monopolio “de la obediencia debida” pasara de
los Obispos y de los santos a ellos. Ellos eran los nuevos Apóstoles, los
nuevos Discípulos, y ay de quien se atreviera a llevarles la contraria. Si la
Iglesia Católica Romana gobernó los Rebaños con puño de hierro, el Confesor
seguiría la política del hijo de Salomón: “el meñique de mi mano es más grande
que el puño de mi padre”.
¿Broma?
Ninguna.
Estamos hablando de Oliver Cromwell, un monstruo iluminado que se creyó
predestinado, elegido por Dios para exterminar a todos los católicos de las
Islas Británicas. Fuego y terror fueron su argumento divino. Con esta autoridad
el Confesor seguía celebrando su demencia.
Y
después de dejar claro que abominaban de la Iglesia fundada por Jesucristo, y a
la vez negando que cumplida la Misión de entregarles el Libro de Dios a las naciones
cristianas cada hombre se sintiese libre para desvincularse de “los divinos”, pues
no habían quitado Rey para formar República, y dejando bien claro que el Poder
de la Iglesia Desterrada pasaba a Ellos, y ellos tenían en sus manos la Espada
del terror para que la alta estima pasase de la Biblia a ellos, los confesores
se atrevían a decir:
V
C.W.-
Todas las cosas en las Escrituras no son igualmente evidentes en sí mismas, ni
igualmente claras para todos. Sin embargo, todas aquellas cosas que son
necesarias obedecer, creer y observar para la salvación están claramente
propuestas y expuestas en uno u otro lugar de las Escrituras, para que no sólo
los eruditos, sino también los que no son eruditos lleguen a una comprensión
suficiente de ella mediante el debido uso de los medios ordinarios.
C.R.Y&S.-
Y digo yo, cómprese cada uno una biblia y mande al infierno a todas las
iglesias, destruya todos los templos y cada cual se monte su altar en su casa,
y siga la fe de acuerdo a sus santas molleras. Es lo que se deriva de este
capítulo. Si de lo que se trata es de la salvación de cada cual y nadie puede
contribuir a esta salvación porque todo está escrito, ¿por qué la necesidad de
“los Divinos”, de sus iglesias, de sus crímenes contra quienes prefieren
salvarse en comunidad y tener pastores que en sus momentos de debilidad
sustenten la confianza en Dios?
Estamos
ante un hipócrita forjado en los campos de batalla para quien la vida humana
valía menos que una rata. Nadie tiene necesidad de iglesia porque la BIBLIA
SOLA se basta para operar la salvación del alma, pero ¡ay de quien se salga de
la confesión de los Divinos!
Para el
protestantismo Continental la “FE SOLA” se bastaba. Pero el hipócrita luterano
no echó abajo las iglesias, dejó que cada cual se las arreglase con su “fe
sola”, que la “Fe sola” le salvaría, pero sin abandonar el sistema eclesiástico
de obediencia a sus pastores iluminados. El hipócrita luterano echó a los
sacerdotes católicos del templo para tener él el monopolio de los sacramentos,
a los que para que la operación no se descubriese redujo en número, como el
buen abogado frustrado que Lutero fue.
El
hipócrita isleño, por el contrario, declara que “la Biblia sola” es necesaria
para la salvación, pero no desmonta todo el negocio ni echa abajo los templos,
¡para nada! Su hipocresía es malvada, pero el negocio de los sacramentos es opíparo.
El
hipócrita confesor no aspira a echar abajo los templos y fundar una nueva
religión ajena a todas las instituciones oficiales establecidas por el Espíritu
Santo a través y a lo largo de 17 siglos. Su intención era quedarse con el
negocio, y tenía para hacerlo suyo por la espada del Terror, que el Dios que es
Amor le puso en sus manos, según su psicopatología avanzada, para exterminar a
todos los Católicos.
Dicho
esto, el hipócrita, después de anular toda la Obra de Dios, Padre e Hijo,
fundadas en el Testimonio de la Iglesia Católica desde sus Orígenes hasta ese
año 1647, y para subsistir por la Eternidad, llama a la masa de ignorantes que
de rodillas se pusieron una vez ante su ídolo, Enrique VIII; otra vez ante su
diosa, Isabel I, y ahora se debía tirar al suelo ante el nuevo Dios de los Britones: Oliver Cromwell y su ejército para el Nuevo Orden
Mundial. Que se les manifiesta como Dios, diciendo:
VI
C.W.-
El Antiguo Testamento fue escrito en el idioma hebreo (que era la lengua del
pueblo de Dios desde tiempos muy antiguos) y el Nuevo Testamento fue escrito en
el idioma griego (que era un idioma muy conocido por todas las naciones de
aquel entonces). El Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en
griego, siendo directamente inspirados por Dios y conservados puros en todos
los tiempos por su singular cuidado y providencia, son por lo tanto auténticos. Por esta razón, en
toda controversia religiosa, la iglesia debe apelar a ellos. El pueblo de Dios
tiene derecho a las Escrituras y también tiene interés en ellas. Es más, se le
ha ordenado leerlas y escudriñarlas en el temor de Dios. Pero como los idiomas
originales de las Escrituras no son conocidos por todo el pueblo de Dios, éstas
deben traducirse al idioma vernáculo de toda nación a donde lleguen. Esto tiene
como finalidad que la Palabra de Dios more abundantemente en todos, para que
adoren a Dios de manera aceptable, y para que tengan esperanza mediante la
paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.
C.R.Y&S.-
En verdad Dios tiene toda la culpa de lo que pasa en el mundo, de la Caída del
Imperio Romano, del advenimiento de los bárbaros, de no haber sido inventada la
imprenta sino hasta el siglo XVI y ser tan costosos los libros que sólo los
reyes y los ricos pudieran permitirse tener una Biblia en casa. ¿O acaso no es
Dios Todopoderoso y Omnisciente?
¿Por
qué permitió tanto mal, tanta ignorancia?
¿Pero
cómo acusar a Dios sin invitar a ser despedazado? Para eso creó Dios a la
Iglesia, para llevar sobre sus hombros la Cruz de todos los males de este
mundo, y cuando hay que buscar un culpable dirigir la culpa contra Ella. ¡Qué
harían los malvados si la Iglesia Católica responsable de todos los males del
cosmos no existiera! El hipócrita es un monstruo, pero no es tonto.
¿Acaso
fue culpa de la Iglesia Católica que el Latín fuese el Idioma Universal de la
Edad Media?
¿Qué
beneficios no le produjo a la Europa de las naciones resurgente cristianas el
tener un Idioma Universal de comunicación que permitió la creación de una
Diplomacia internacional, y de una Fuente de Literatura y Pensamiento que
cruzando las fronteras hizo de todos las universidades una estructura de Unidad
de Magisterio entre las naciones?
Los
Idiomas Modernos no comienzan a cobrar cuerpo sino a finales de la Edad Media.
Las diferencias lingüísticas entre las Lenguas Nacionales, aun en desarrollo, y
despegando de sus orígenes bárbaros, de no haber contado con un Idioma
Transfronterizo Inter-Universitario hubiese retrasado en siglos el despegue de
la Civilización y su progreso. Para su bien y para su mal el Griego le sirvió
al Imperio Bizantino de Puente de Comunicación entre los pueblos que
compusieron su Imperio, y gracias a ese Vehículo de Transmisión de Pensamiento
la Civilización Bizantina durante los últimos siglos de la Edad Medieval pudo
transmitir la Cultura Clásica a la Europa Latina, en la que pronto dio fruto y
engendró el Renacimiento, la Puerta a la Edad Moderna.
Culpar
pues a la Iglesia de querer controlar las Traducciones de la Biblia a las
lenguas nacionales fue un acto malvado tras el que se ocultó el deseo de
manipular el Texto a fin de introducir en sus Comentarios un constante ataque
contra la Iglesia. La Oposición de la Iglesia vino precisamente de las
interpretaciones del texto Latino por los teólogos anglo-sajones, quienes no
pararon de ver en el Texto un ataque masivo contra la propia Iglesia que defendió
el Libro de Dios durante mil seiscientos años a costa de su Vida. La Necesidad
impone su Ley y de haber permanecido la Ley en vigor la propia Iglesia hubiese
traducido a las Lenguas Modernas las Sagradas Escrituras. Nadie puede oponerse
al ritmo de la Historia. Es Dios quien la dirige. Pero si el Diablo se mete por
medio y el Hombre sucumbe a la tentación en razón de su ambición personal, la
Ley se rompe y la catástrofe irrumpe. A no ser, claro está, que la Guerra de
los Treinta Años sea considerada, como lo fuera por sus productores, una
bendición del Cielo.
Según
esta regla no lo fueron menos las guerras mundiales del XX. Pero sigamos.
VII
C.W.-La
regla infalible de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por
tanto, cuando hay duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto (el
cual no es múltiple sino único), debe investigarse y entenderse mediante otras
partes que hablen más claramente.
C.R.Y&S.-
¡Dios no existe! Los Padres de la Iglesia nunca existieron. De hecho jamás
nunca nadie supo Interpretar la Biblia. Los “divinos” fueron los primeros en
tomar en sus manos esta misión de descubrir las leyes de la interpretación de
las Escrituras, esas leyes que ni los Santos Agustines y Tomases lograron hallar jamás. Ellos SÍ, “los divinos”, ellos eran Dioses.
¿Pues quién puede interpretar a Dios sino sólo Dios? Por eso ellos eran “los
divinos”, la Interpretación de la Biblia hecha carne. Y el compendio de esa
Interpretación se resumía en el ODIO A MUERTE contra la Iglesia Católica.
Ya
vemos. Entendemos. La metafísica de la Escritura no está en despertar la
inteligencia para pedirle a Dios más inteligencia. Para nada. Dios nos dio “los
Divinos” para que le dejasen a ÉL en paz. Y Amén. Así que:
VIII
C.W.-
El Espíritu Santo, que habla en la Escritura, y de cuya sentencia debemos
depender, es el único Juez Supremo por quien deben decidirse todas las
controversias religiosas, y por quien deben examinarse todos los decretos de
los concilios, las opiniones de los antiguos escritores, las doctrinas humanas
y las opiniones individuales.
C.R.Y&S.-
Y el Espíritu Santo estaba en ellos,
el
Espíritu Santo es Dios,
Dios
estaba en ellos.
Ellos...
ellos eran Dios.
Ellos
“eran LOS DIVINOS”.
Y aquí
cerramos esta Cuestión afirmando que el Canon de las Sagradas Escrituras fue
sellado en el Concilio de Nicea durante el reinado de Constantino el Grande,
siervo de Dios.
Que el
Testimonio de los Santos y de los Padres de la Iglesia es necesario para la
Salvación pues en ellos el Espíritu Santo ha estado con su Pueblo desde la
Resurrección hasta entonces; desde entonces hasta nuestros días, y desde
nuestros días estará con NOSOTROS hasta el fin de los tiempos, realidad divina
que el Confesor niega al decir que la BIBLIA SOLA SALVA.
Y
negando la Presencia sempiterna del Espíritu Santo en la Iglesia y sus Pueblos,
el Confesor niega al Hijo de Dios, niega su Divinidad, niega su Veracidad,
niega que su palabra sea Dios, niega que el Hijo de Dios haya estado con su
Iglesia a través de los Milenios. Y negando que haya estado con Ella niega al
Padre que nos dio a su Hijo para que estuviese con Nosotros como Dios Amado a
quien acudir como Padre Nuestro, Rey, Señor, Maestro, Salvador, Héroe y Creador
Nuestro, en una Palabra que Él sea DIOS CON NOSOTROS.
Terrible
será el Juicio de este Señor Jesús cuando llame a los siervos indignos que
mancharon con sus obras su Nombre entre los hombres, y aunque en su Defensa
invoquen su Fidelidad intachable a la Doctrina del Espíritu Santo, terrible ha
de ser el fuego por el que serán pasados. Pero vosotros ¿qué defensa abriréis
ante ese mismo Espíritu Santo que negasteis aquí en la Tierra al afirmar que la
BIBLIA SOLA basta para la salvación? ¿Subiréis al Cielo como Satanás para
destronar al Espíritu Santo porque tenéis la Biblia? ¿O no leísteis nunca que
Cristo es la Cabeza de la Iglesia? ¿Si despreciáis el Cuerpo no despreciáis la
Cabeza? ¿Si maldecís a la Esposa Amada no maldecís a su Esposo? ¿Y teniendo
hijo pretendéis que el hijo del Señor se calle ante vosotros? Mas la Voluntad de Dios es la que rige su Casa y es de esa
Voluntad que en la Obediencia sea vuestra Maldad olvidada.
CUARTA PARTE
LA NATURALEZA DE LA SANTISIMATRINIDAD
No hay
palabra en este mundo que pueda hacer comprender en un único sonido el infierno
que un frustrado abogado alemán desencadenó sobre las naciones de Europa. O tal
vez sí la hay. Decir “Hitler” es decir “Lutero”. Los frutos de la revolución
Hitleriana y los de la Reforma Luterana sólo se distancian en la medida de
tiempo durante la cual entregaron Europa al Infierno.
Los
divinos luteranos, calvinistas y sectas de fanáticos tan versadas en Sagradas
Escrituras, pero tan ocupadas en devorar las naciones europeas sembrando
guerras sangrientas como jamás se vieron entre cristianos, seguidas de
hambrunas que sólo en Francia masacraron dos millones de criaturas, tales
divinas eminencias y sacros intelectos no tuvieron nunca tiempo de leer lo que
Dios Padre habló en boca de Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo escribió para que
nadie se guiara por otra Filosofía que por la Salvación por las Obras de la Fe:
“Por
las Obras los conoceréis”.
Esta
fue la Palabra que Lutero abolió y la Reforma hizo suya levantando el hacha de
guerra contra la Filosofía de las Obras por Dios firmada.
Apenas
la Declaración de Guerra asumida como Santa, la Teología Protestante comenzó a
dar sus frutos: sus Obras fueron una cadena de guerras sin fin que desde la
Masacre de los Campesinos a la Guerra de los Ochenta Años sembró Europa de
Horror y Miseria, tales como la Guerra de los 30 Años, la Guerra Civil
Británica llamada de los Tres Reinos: Inglaterra, Escocia e Irlanda; la Guerra
Civil de Francia llamada de la Fronda; guerras en honor de los tres dioses de
la Reforma : Lutero, Calvino y Enrique VIII, de cuyos tronos la Gran Plaga del
1665 de Londres, la Gran Plaga de Sevilla del 1649, y la Gran Hambruna de
Francia del 1699, con la que se cerró el Siglo, fueron sus frutos más selectos,
sus Obras más sagradas.
En los
dos siglos de la Reforma fueron sacrificados al Moloc de la Teología de los
Ciegos, “La Fe sola y la Biblia sola!”, la terrorífica cifra de docenas de
millones de vidas. Sobre aquel cementerio de horror y terror la Revolución
Industrial que conduciría a la Burguesía al Poder hizo su andadura hacia las
Guerras Mundiales.
Los
padrinos de aquellos males, mientras nadaban en aquel océano de sangre, se
tomaron un respiro para escribir esta Confesión Maligna, que no buscaba ponerle
un fin a tanta miseria, sino todo lo contrario: bendecir sus obras infernales
antes de lanzarse de nuevo al mar de sangre en creciente que aún se avecinaba.
Sin alma ni corazón de ninguna clase aquella banda de criminales se atrevió a
decir:
I
C.W.- Hay un solo Dios,
vivo y verdadero, quien es infinito en su ser y perfección, un Espíritu
purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o pasiones. Es inmutable, inmenso,
eterno, incomprensible, todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre
y absolutísimo. Hace todas las cosas según el consejo
de su propia inmutable y justísima voluntad para su propia gloria. Es amorosísimo, benigno, misericordioso, paciente, abundante
en bondad y verdad. Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y es
galardonador de aquellos que le buscan diligentemente. Además, es justísimo y
terrible en sus juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera
declarará como inocente al culpable.
C.R.Y&S.-
Tal firma el Diablo.
Con el
primer párrafo: Hay un solo Dios, vivo y verdadero, quien es infinito en su
ser y perfección, un Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o
pasiones... El Confesor Niega que el Hijo sea Dios, niega que Dios
estuviese en la Tierra, niega que Jesús sea el Cristo de quien dice el Espíritu
Santo que es la Cabeza de la Iglesia, su Cuerpo. ¿Puede Dios negarse a sí
mismo?
Con el
segundo párrafo: Es inmutable, inmenso, eterno, incomprensible,
todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre y absolutísimo. Hace todas las cosas según el consejo de su propia inmutable y justísima
voluntad para su propia gloria… el Confesor niega al Dios que dijo “Hagamos
al Hombre a nuestra Imagen y Semejanza”. Y negándole al Hombre la posibilidad
de Comprensión de su Creador, niega a Dios y a la Biblia misma, niega a Cristo
y niega al cristiano toda posibilidad de ser hijo adoptivo verdadero de Dios.
Ergo:
Niega a
los Apóstoles Su Filiación Divina Adoptiva Verdadera;
Niega
la palabra de Cristo cuando los eleva a su propia Filiación.
Niega
que el Espíritu Santo prometido les enseñase todas las cosas, según la Palabra
del Señor: “Cuando El venga os lo dará a conocer todo”.
Con este
segundo Párrafo el Confesor se declara Anticristiano, enemigo declarado de
Jesucristo, cuyo Nombre usa exclusivamente para justificar su Confesión
monstruosa, cuyo Nombre no ha invocado ni aún ha puesto en su boca.
Con el
tercer párrafo: Es amorosísimo, benigno,
misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad... el Confesor se
lava las manos llenas de sangre y se limpia las quijadas llenas de carne
humana: habla de Amor quien fue Odio puro.
Hablando
de benignidad y misericordia quien tenía por norma la Crueldad y la Maldad más
absoluta contra el enemigo, con su conducta despreciando al Cristo y al Dios
que dijo y dice “Amad a vuestros enemigos” ¿cómo podía casarse la Iglesia
Puritana con ese Cristo?
Hablando
de paciencia y abundancia de bondad y verdad ¿se estaba aplicando el hipócrita
el cuento?
¡Qué
Paciencia tuvo Dios con la Isla de los santos!, ¡con cuánta bondad desplegaron
los divinos sobre Irlanda su verdad!
Pero el
Hipócrita no era tonto, por esto con el Cuarto Párrafo se perdona a sí mismo
sus crímenes, diciendo: Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y
es galardonador de aquellos que le buscan diligentemente... no duda en
calificarse de inicuo, transgresor y pecador, pues es discípulo de la doctrina
de aquel Lutero que confesaba a boca llena: “Peca, peca, peca; viola si quieres
a la misma Madre de Cristo, que la Fe sola en la sangre de Cristo absuelve
todos tus crímenes”. Dos siglos llevaban violando a todas las mujeres de
Europa, matando a tantos hombres como las fuerzas se lo permitieron en el
nombre del Dios “que perdona toda iniquidad, toda transgresión, todo pecado”.
Amén.
Con el
Quinto Párrafo el Confesor borda la locura genocida más absoluta sin complejos
ni prejuicios de ninguna clase: Además, es justísimo y terrible en sus
juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera declarará como
inocente al culpable. Ergo, era Dios quien movía su mano para devorar a
todos los pecadores Católicos y contra ellos hacer caer sobre sus cabezas su
terribilísimo juicio por la mano de Cromwell y su Nuevo Modelo de Ejército de
Divinos conjurados en Guerra Santa Mundial contra todo Viviente que se moviese
en las Islas y contra todo Católico allá donde se encontrase en el mundo.
En
efecto, únicamente desde el Terror a aquella banda de sangrientos Confesores,
reeditando los 39 Artículos de la Iglesia Anglicana Terrorista de Isabel I, en
suma a la ignorancia absoluta del pueblo británico, que la acogía o era
decapitado, puede explicarse que una Negación que el Diablo firmó fuese asumida
por Inspiración Divina, pues de esto es de lo que se trata.
Si en
el primer Capítulo el Autor de esta Confesión abole toda Autoridad Eclesiástica
Católica y proclama la Biblia como Inspirada, negando la Autoría Directa
Divina, en este Capítulo invoca esta Autoridad para poner a la altura el Libro
de Dios y su Confesión.
¡Horror,
el hombre se pone a la altura de Dios! Y amenaza: Dios es Invisible, pero yo
soy Visible y tengo la Espada del Terror en mi mano. ¿Quién quiere probar su
hoja?
Ignorante,
suicida, conduciendo su alma al abismo y forzando al pueblo británico a
seguirle o perder la vida, vuelve a abrir la boca para echar fuego por su
garganta, diciendo:
II
C.W.-
Dios tiene, en sí mismo y por sí mismo, toda vida, gloria, bondad y
bienaventuranza. Él es el único todo suficiente, en y por sí mismo, no teniendo
necesidad de ninguna de sus criaturas hechas por Él, ni derivando gloria alguna
de ellas, sino que manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas
y sobre ellas. Él es la única fuente de toda existencia, de quien, por quien y
para quien son todas las cosas; teniendo el más soberano dominio sobre ellas
para hacer por medio de ellas, para ellas o sobre ellas todo lo que a Él le
plazca. Todas las cosas están abiertas y manifiestas ante su vista; su
conocimiento es infinito, infalible, independiente de toda criatura de tal
manera que para Él nada es contingente o incierto. Él es santísimo en todos sus
consejos, en todas sus obras y en todos sus mandamientos. A Él son debidos toda adoración,
servicio y obediencia que a Él le place requerir de los ángeles, de los seres
humanos y de toda criatura.
C.R.Y&S.-
Aquí el Confesor bendice en su boca lo que Dios maldice por la boca de los
Santos desde Orígenes hasta Santo Tomás. Esgrimiendo la espada del Terror, en
pleno conocimiento de estar tratando con un pueblo aterrorizado al punto que ni
remotamente se le ocurriría levantarle la voz a quien se atrevía a cortarle la
cabeza al rey, el Confesor suelta su parrafada sin alma ni corazón ni espíritu como
lo haría cualquier pagano hablando de Zeus, de Odín, o de cualquiera de los
dioses de la Antigüedad. Y después de repetir la confesión pagana más universal
desde los tiempos antiguos sobre la imagen de la Divinidad, el Confesor no
tiene reparos en tratar de discapacitados intelectuales a todos los británicos
de su época, y de las postreras.
Y
quienes después de haberle negado cualquier Autoridad a aquel Concilio de Nicea
en el que el Espíritu Santo selló el Canon de las Sagradas Escrituras, ahora lo
hacen suyo en lo que atañe al Misterio de la Santísima Trinidad.
“El
ladrón no entra por la Puerta, sino por la Ventana, y viene a robar”. En este
caso, el alma.
Durante
17 siglos Europa repitió con boca unánime la Declaración de Fe de la Iglesia
Católica. En este año del 1647 el Confesor se santifica robándole a la Esposa
de Cristo su herencia: La Doctrina Divina sobre la Unidad de Dios Padre y de
Dios Hijo en el Espíritu Santo.
III
C.W.-
En la unidad de la Divinidad hay tres personas, de una misma sustancia, poder y
eternidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre no es
engendrado ni procede de nadie. El Hijo es eternamente engendrado del Padre, y
el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo.
C.R.Y&S.-
Pero a diferencia del sonido de la Declaración de la Unidad Divina en boca de
los Santos que la Revelaron, en la boca de este Confesor suena a herejía
pagana. Un discípulo de Satanás pone en su boca la palabra del Espíritu Santo,
se viste de Luz para santificar sus masacres, frutos infernales de la doctrina
de su Reforma. ¿A quién le extraña que el Diablo le sacara los ojos y sus
adoradores no viesen los frutos de su Rebelión?
QUINTA PARTE
EL ABOGADO DEL DIABLO
Entramos
en la cueva del Abogado del Diablo, del enemigo de Espíritu Santo, de Dios y
del Hombre, de Cristo y de la Iglesia, de la Justicia y de la Verdad. Entramos
en la mente maligna de un banda de terroristas, genocidas y asesinos que
buscaron justificar sus crímenes y su genocidio, su maldad y su perversa
conducta homicida en la Voluntad Inmutable, Irresistible y Todopoderosa de un “Dios
que es Terror”, quien por ese Poder Eterno decide establecer que el Terrorista
es un santo y su víctima leña para el fuego del infierno; un “Dios que es
Horror y Muerte” estableciendo que la Vida es un circo, un teatro de terrores,
una farsa archicriminal con un guión establecido desde su Irresistible Voluntad Terrorista, la participación en cuyo
Teatro de Horrores nadie puede dejar de actuar y vivir su parte; ni el elegido
para el Genocidio y esparcir el Terror, y reunir la leña para el fuego del infierno,
ni la víctima creada para sufrir el horror y vivir en el terror del que en esta
vida es torturado hasta la muerte y en la otra es torturado por la eternidad en
el infierno.
Aquí el
Maligno, según esta Confesión del Abogado de Satanás, queda exculpado de todo
delito y es Dios proclamado, solemnemente, entre los aullidos de un pueblo de
brutos ignorantes, y por universidades tan grandiosas como Cambridge y Oxford
jaleados, como el único Culpable y Autor Intelectual verdadero de todo el
Terror y el Horror que ha padecido el Género Humano desde la Traición del Judas
del Cielo al Judas de la Tierra.
Es
escandaloso hasta la incredulidad ver cómo grandes intelectuales criados en
universidades tan célebres, las estrellas de cuyos discípulos han llenado la
Ciencia de gloria universal, a la hora de tocar el Alma del Ser Humano se
convierten en los cobardes más abyectos, y eligieron ser brutos y bestias sin
cerebro, pero vivos, a sabios muertos. Tal es la estirpe de la raza de los Britones. Gente malvada y bruta que llevaron el Genocidio
contra el Irlandés a las Américas y allá donde plantaron sus tiendas no dejaron
ser humano vivo. El Robo fue su Bandera. El Delito constante contra la
Humanidad, su patria verdadera.
Loco es
aquel que ignora que el papado del Siglo XV y de principios del XVI se bañó en
el estiércol de la negación de la Doctrina de los Siervos de Cristo. Pero loco
hasta la absoluta demencia es quien condena a Cristo por perdonar el pecado de
Negación de San Pedro y se levanta contra el Hijo de Dios justificando su
Rebelión en la Voluntad Irresistible de su Padre Eterno. He ahí la Sentencia
contra el Dios que es Amor.
Donde
se escribió “Amor” el Britón escribió “Terror”. Y dice en su demencia:
I
C.W.-
Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su
propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de
tal manera que Él no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita
la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las
establece.
C.R.Y&S.-¿Dónde
están los filósofos, los lógicos, los dialécticos, los Retóricos, los Oradores,
los cultivadores del Pensamiento y sus leyes; de la Palabra y sus reglas? No
los busquéis en Inglaterra, ni en Escocia, allí solo hay ladrones, enemigos de
la Verdad y del Amor, planificadores de guerras mundiales en pro de la
hegemonía de sus Majestades Satánicas. Dice el confesor que Dios planea hasta
el detalle todo lo que va a acontecer, escribe el guión antes de que ni siquiera se levante el escenario; y afirma el Confesor que de
lo que sucederá en ese Escenario el Autor Intelectual y productor de todo el guión es inocente.
Ese
“Dios Oculto”, que es Terror, quien no sólo planea el Guión desde la Eternidad proclamándose su Autor Intelectual, sino que siendo el
Creador de todos los actores y del mismo escenario es Autor y Productor al
mismo tiempo, (Autor Intelectual y productor de la Tragedia del Género Humano),
señoras y señores, según este Confesor, es inocente de toda sangre.
¿Dónde
están los jueces, dónde los legisladores, dónde los defensores del Derecho
Universal Humano, y amadores de una Justicia Inmarcesible, Incorrupta? No los
busquéis en la Isla donde la Justicia bendice el Crimen y sirve a la Casa de
sus Majestades Satánicas justificando sus Genocidios y sus Crímenes en la
Voluntad Irresistible de un Dios cuyo Terror se extiende por el Infinito y toda
criatura tiene en su Eterno Decreto de Terror la plena justificación a todos
sus Delitos.
Una vez más: Hijos de gente malvada y perversa que se dio por
Oficio la defensa de Satanás, si con los siglos habéis aprendido Justicia y
entendéis qué es el Amor, leed la primera premisa en Defensa de Satanás:
II
C.W.-
Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su
propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de
tal manera que Él no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las
criaturas, ni quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino
que más bien las establece.
C.R.Y&S.-
Quien establece lo que acontece es el Autor Intelectual de lo acontecido, él es
la Cabeza del crimen cometido, ¿o la Justicia humana no distingue entre el
brazo ejecutor y la cabeza autora intelectual de la acción cometida?
Delante
de la Justicia: ¿Quién es más culpable de la acción: el brazo ejecutor que
movido por ignorancia o fuerza irresistible la lleva a cabo, o quien movió ese
brazo mediante la producción de todas las causas cuyo efecto irresistible fue
esa acción llevada a juicio?
Obviamente
el brazo ejecutor no puede ser redimido sin sufrir la pena debida al delito
consumado. ¿Pero qué justicia es esa que condena al ignorante y absuelve al
autor intelectual productor del delito? ¿Ese es el Dios de Jesucristo? ¿Ese es
el Dios que es Amor de los Apóstoles?
¿Fuimos
enseñados a amar a Dios por su Justicia o en razón del terror que produce su
Poder Infinito?
He aquí
pues que viene un Nuevo Evangelio:
“Dios
es Terror, el Terror a su Poder es la Fuente desde la que mana toda su
Justicia”.
Después
de declarar Autor a Dios de todo el infierno que vive el Género Humano desde
que Adán fue asesinado por Satanás, el Confesor llega en su ignorancia
sangrienta a justificar a Dios por su Impotencia para contravenir las cosas que
van a pasar, Él mismo una marioneta de su Poder Infinito.
Pero
silencio: Tiene la palabra el Abogado del Diablo:
III
C.W.-
Aunque Dios sabe todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las
condiciones posibles; sin embargo, no ha decretado nada porque lo previó como
futuro, o como aquello que acontecería bajo tales condiciones.
C.R.Y&S.-
En su Ignorancia Maligna el Confesor primero declara haber sido ordenado todo
desde la Eternidad, y ahora afirma que Dios no tiene necesidad de decretar nada
porque conociéndolo todo se limita a ser el espectador de lux a quien le resbala absolutamente todo. Guión,
Actores, Escenario, no le importa absolutamente nada ni nadie. Dios no siente
pasión, Dios no tiene pasiones. Tiene por Corazón una roca de hielo forjada a
temperatura cero absoluto. Por mente tiene una roca de basalto en la que no
penetra emoción de clase ninguna. Lo calcula todo sin inmutarse, lo produce
todo sin causarle ni alegría ni tristeza.
Dios no
siente pasión.
Dios No
es Padre.
Dios no
es Hijo.
Dios no
es Espíritu Santo.
“Dios
es Terror”.
Es la
razón por la que se le adora. Lo adoras o mueres. El Confesor tiene la espada
para ejecutar tu muerte.
¡De
rodillas ante el Dios que es Terror!
¡Muerte
al Dios que es Amor!
El Amor
es para los Débiles, para los Católicos. Todos deben morir. Todos han sido
creados para ser ejecutados.
Y el
Confesor es la espada ejecutora, porque:
IV
C.W.-
Aunque Dios sabe todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las
condiciones posibles; sin embargo, no ha decretado nada porque lo previo como
futuro, o como aquello que acontecería bajo tales condiciones.
C.R.Y&S.-
Ergo, sin disponer Dios ha dispuesto ser “el Impotente”. No puede hacer nada
por impedir que las cosas sucedan. No puede dejar que las cosas dejen de
suceder, ni tiene tampoco poder para determinar nada; es el propio escenario el
que a sí mismo se produce y escribe guión.
Dios no
es Creador de nada ni de nadie. Dios se limita a justificar el guión, a observar el escenario en el que los
acontecimientos sucederán sin necesidad de su beneplácito y complacencia. Sabe
de antemano que dos y dos son cuatro, ve al cazador y ve a la presa, es omnipotente
y es todopoderoso para decidir si hay guerra o hay paz, y todo lo que hace Dios
es quedarse de brazos cruzados y dejar que los acontecimientos sucedan porque
si entra en el escenario Él mismo entrará en el juego y será una pieza más, un
peón en el tablero sobre la mesa del Cosmos.
Él
mismo debería preguntarse ¿quién creó esta mesa, quién ha dispuesto este
tablero?
No es
su mesa, no es su tablero, como maestro del ajedrez sabe lo que va a pasar
dependiendo de los movimientos de su adversario, y se limita a dejar que la
partida se juegue sin importarle el final.
La
pregunta que viene es letal: ¿Qué hacía su Hijo entrando en el tablero? ¿Todo
una mentira? ¿Dios no interviene entre la presa y el cazador porque Dios es
Amor? ¿Esto es el Cristianismo?
No, no,
por supuesto que no, el Confesor tiene una Respuesta mejor:
V
C.W.-
Por el decreto de Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres
humanos y ángeles son predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros
pre-ordenados para muerte eterna.
C.R.Y&S.-
El Confesor afirma de nuevo lo que negara de la primera afirmación. Primero
afirma de Dios que Él es el Autor Intelectual y productor Material de todos los
Crímenes y Genocidios y Guerras y Enfermedades y Males que ha sufrido el Género
Humano desde su Creación. En seguida niega que haya necesidad de decreto eterno
alguno porque los acontecimientos que tienen lugar en el Cosmos suceden con Él
o sin Él; su Poder se limita a conocer lo que pasará si X vale 3, si Z vale 7,
si alfa es igual a pi menos beta.
Su
posición es la del observador de un acontecimiento cuántico, si interviene
provoca una distorsión de los parámetros naturales, de manera que todo lo que
puede hacer para ser infalible es dejar que las leyes naturales sigan su
camino. Puede predecir mientras se mantenga en el plano de la observación.
Al
final Dios no es Amor ni Terror, es un cero a la izquierda. Su oportunidad para
no ser ese cero le es otorgada por una Fuerza Cósmica Superior que le permite
-Dios coja confesados a estos Abogados del Diablo cuando sean llamados a
Juicio- eligiendo quién vive y quién muere.
VI
C.W.-
Por el decreto de Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres
humanos y ángeles son predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros
pre-ordenados para muerte eterna.
C.R.Y&S.-
Estáis leyendo el Evangelio del Diablo.
Dios no
ordena nada, su relación con el Cosmos es el de un sabio cuya larga experiencia
con las leyes de su materia le permite predecir qué pasará si este o el otro
movimiento tiene lugar. La Gloria de Dios se limita a usar su Poder para el
Terror. Esta es toda su parte en el Cosmos; elegir quien Mata y quién es
Asesinado, quién es la presa y quién es el cazador. El Diablo es inocente.
Satanás fue elegido para ser el cazador y Adán para ser la presa.
No hay
Justicia, la Redención fue una farsa, la Caída fue un teatro, el Cristianismo
es una Mentira. La única verdad es que Dios es Terror en razón de su
Omnipotencia al servicio de una Fuerza Cósmica que lo supera y cuenta con su Corazón
de Hielo Absoluto para producir sus Obras Universales. Pero no solo Satanás es
un peón en el juego de un Poder Infernal al que el mismo Dios se somete como
“el que Elige a los actores”:
VII
C.W.-
Estos ángeles y seres humanos así predestinados y preordenados,
están particular e inmutablemente designados, y su número es tan cierto y
definido, que no se puede aumentar ni disminuir.
C.R.Y&S.-
¿Dónde queda la persecución de los criminales de Guerra? ¿Qué sentido tiene la
justicia y la ley si todos los seres humanos y todas las criaturas del cosmos
somos peones en un juego maligno del que nadie puede escapar del rol que se le
asigna por nacimiento?
Esto,
ladies and gentleman, es el Anticristianismo más absoluto conocido: La Libertad
de Nacimiento en el Espíritu, que Cristo nos predicó y nos metió en el alma, es
todo una mentira. Según este evangelio maligno todos nacemos para ser
marionetas sin voluntad movidas por los hilos de fuerzas cósmicas que no
podemos comprender.
Todos,
ángeles rebeldes y hombres, Caín y Abel, todos tenemos en común ser esclavos. Y
no del Dios que es Amor, del Dios de Jesucristo: todos somos esclavos de la
Muerte, unos como cazadores y otros como presas. Y ahora, siguiendo su
propósito asesino, el Confesor anticristiano se absuelve de sus genocidios y
sus crímenes diciendo:
VIII
C.W.-
Dios, según su eterno e inmutable propósito, y el consejo secreto y beneplácito
de su voluntad, los ha escogido en Cristo para gloria eterna, antes que fueran
puestos los fundamentos del mundo, por su pura y libre gracia y amor, sin la
previsión de la fe o buenas obras, o la perseverancia en ninguna de ellas, o de
cualquier otra cosa que haya en las criaturas, como condiciones o causas que le
muevan a ello, y todo para la alabanza de la gloria de su gracia.
C.R.Y&S.-
¡Señor! ¡Qué punto de ignorancia puede alcanzar una mente con tal de justificar
sus crímenes!
¿Qué
nivel de cobardía puede admitir un pueblo para vivir de rodillas delante de
semejantes monstruos genocidas?
¿Qué
automutilación de la inteligencia pudieron las universidades británicas de
aquella época llegar a consumar con tal de conservar la cabeza sobre el cuello?
Respondan:
¿Qué diferencia hay entre aquel Dios Oculto de Lutero, Enrique VIII, Calvino y
Cromwell, fundando su religión sobre millones de seres humanos masacrados en
nombre de ese Dios de Terror y Muerte, y el Dios de Mahoma que ordenó el
exterminio de todos los no creyentes?
Y sin embargo menos culpable fueron éstos por en cuanto no
conocieron a Cristo ni fundaron sobre su nombre el Exterminio de los Católicos,
sus hermanos que vivían entre ellos.
IX
C.W.-
Puesto que Dios ha designado a los elegidos para gloria, así también, por el
eterno y más libre propósito de su voluntad, ha ordenado todos los medios para
ello. Por lo cual, los que son elegidos, estando caídos en Adán, son redimidos
por Cristo, son eficazmente llamados a la fe en Cristo por su Espíritu que obra
a su debido tiempo, son justificados, adoptados, santificados y por su poder
son guardados para salvación por medio de la fe. No hay otros que sean
redimidos por Cristo, eficazmente llamados, justificados, adoptados,
santificados, y salvos, sino solamente los elegidos.
C.R.Y&S.-
La Ignorancia del Confesor no tiene límites. Dios lo elige para acometer el
genocidio y la masacre de los hermanos católicos. Se atreve a compararse a los
Apóstoles. Tiene un Nuevo Evangelio. Niega la esencia y la sustancia de la
Redención. Condena a Cristo. Se rebela contra el Espíritu Santo, confiesa que
Dios es Terror. Niega que Dios sea Amor. La Redención es un Teatro llamando a
los cazadores para reunirse y lanzarse contra las presas.
Según
esta Confesión: Cristo fue un peón en el tablero de ese Poder Cósmico aliado
del propio Dios llamando a los suyos. Y ahora, el Dios de Cristo elegía a
Cromwell para ser su espada, su profeta, su mano ejecutora, su brazo asesino.
X
C.W.-
Al resto de la humanidad por su pecado, agradó a Dios pasarla por alto y
destinarla a deshonra e ira, según el inescrutable consejo de su propia
voluntad, por el cual extiende o retiene misericordia como a Él le place para
la gloria de su poder soberano sobre las criaturas, para la alabanza de su
gloriosa justicia.
C.R.Y&S.-
¿Habla de justicia un genocida, un criminal de sus propios hermanos que no tuvo
misericordia ni conoció la piedad ni amó la compasión? El Terror era su Dios.
Con
Lutero el “Dios Oculto” permaneció Oculto. A Cromwell, como antes a Moisés, ese
“Dios Oculto” se le mostraba cara a cara. Cromwell era el Nuevo Josué del Nuevo
Pueblo Elegido. Todo el que no aceptase su Nueva Doctrina quedaba sentenciado a
muerte. Su ejército no debía tener remordimiento de conciencia ni padecer dolor
moral. Era el brazo ejecutor del Dios de la Eternidad quien disponía la muerte
de todos los infieles católicos y de todos los salvajes allá donde existiesen.
En
efecto:
XI
C.W.-
La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con
especial prudencia y cuidado, para que los seres humanos al prestar atención a
la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y al rendir obediencia a ella, por
la certeza de su vocación eficaz, estén seguros de su elección eterna. Así que
esta doctrina debe ser motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios, y de
humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen
el Evangelio.
C.R.Y&S.-
Y contra quien no doblase sus rodillas, el profeta y su ejército de elegidos
para ser cazadores estaban ahí para, humildemente, cortarles las piernas.
Amen. Amén
SEXTA PARTE
LA PROVIDENCIA DE DIOS EN LA CAÍDA Y EN LA IGLESIA ACORDE A LA ASAMBLEA DE DIVINOS
El
Problema de las fuerzas que determinaron el Acontecimiento que llamamos la
Caída y en los libros de la Historia del Futuro figura como la Guerra de las
Primeras Ciudades de Mesopotamia que precedieron a las de los Sumerios, está
delante de nosotros. Estamos hablando del Quinto Milenio antes de nuestra Era.
Sabemos y tenemos por cierto que entre las primeras dinastías del Oriente
Próximo Antiguo del Cuarto Milenio y el Fin de la Civilización del Quinto
Milenio se produjo un hundimiento que hace imposible registrar los hechos
durante ese tiempo. Es un lapsus en la memoria que ha venido a llenar por ambos
lados, el profano y el Sagrado, el episodio del Diluvio. Los Sumerios
registraron ese Acontecimiento y dieron una línea de reyes desde Adán hasta el
Diluvio. Los Hebreos conservaron sucesos específicamente nacionales que
tuvieron lugar durante los siglos anteriores a esa Catástrofe. Sucesos que
conectan a Cristo con Adán y han venido a formar parte de nuestra Memoria
Histórica Universal.
Tenemos
que comprender que esta Conexión a doble banda no ha sido posible sino hasta
finales del Siglo XIX. Todas las generaciones anteriores a los Hechos
finalmente recreados a principios del Siglo XX vivieron bajo la ley de una
Amnesia Universal que, por simple ley patológica, las incapacitaron
intelectualmente para penetrar en la naturaleza de los actores de aquel
acontecimiento que llamamos la Caída y se ha conectado a nuestra Herencia
Histórica a través y en la Redención. De manera que sin ser por la carne
Hebreos al ser por el espíritu Familiares de Cristo la Historia de la Caída ha
venido a ser nuestra Pre-Historia.
Quiero
decir, desde el punto de vista de la Historia Escrita estamos infinitamente
mejor preparados para regresar al Edén y volver a reconstruir el Acontecimiento
que diera origen al Primer Reino que el Mundo ha conocido. Y sin embargo sin
contar con Dios es imposible, y de hecho lo ha sido hasta Hoy, entrar en las
causas psicohistóricas que determinaron la Caída de
aquel Reino. Estas causas no están escritas. Pero sí están en la memoria del
Dios que viera cómo su hijo Adán fue arrastrado a la Transgresión que devino el
Origen de la Tragedia del Género Humano, en lo universal, y del pueblo de
Israel, en lo particular.
Rechazar
a Dios como Fuente de la Historia y del Pensamiento Humano y abandonarse a las
solas fuerzas de la Razón Humana es escribir un Manifiesto de Rechazo a Dios.
Esta Confesión Presbiteriana, escrita bajo el Terror a la Asamblea de los
Divinos, es un Rechazo a Dios y su Providencia del Dios que Cristo nos reveló y
diciendo: “el que me ve a mí ve al Padre”, nos descubrió lo que sus Discípulos
dejaron por escrito que “DIOS ES AMOR”.
Es
desde esta Clave que debe interpretarse la Providencia, el Ser de Dios y la
propia Historia de la Iglesia.
LA ASAMBLEA
DE DIVINOS congregada en Westminster escribió esta Confesión bajo la Ley del
Terror, y desde esta Ley, reescribieron la Historia de la Fe asumiendo que DIOS
ES TERROR.
LA CAÍDALa
astucia del Diablo fue perversa en el caso de la Caída por en cuanto conociendo
la Inocencia del Hombre, que su propia Desnudez en las cosas de la Guerra ponía
de manifiesto, se atrevió a hincarle en pleno costado el puñal de su Mentira.
El Diablo, la Serpiente Antigua, Satán su cabeza, Mató a un Hombre “desnudo” en
las cosas de y para la guerra.
El Hombre era una Criatura que acababa de Nacer a la Vida
Eterna; Adán y su Generación vivían como hijo de Dios su Infancia, y como Niño
vivían en los brazos de la Protección Divina.
La
mente, el corazón y el alma del Primer Hombre, del que Adán fue su Cabeza a la
manera que Cristo lo es de su Cuerpo, fueron una sola cosa con el Corazón, la
Mente y el Alma de Dios. ¿Qué temor o miedo a la Vida podía concebir aquel Niño
que vivía en Dios como hijo y sentía a Dios como Padre?
Vestirse
de ángel de luz, anunciarse como Mensajero de Dios, venir en Su Nombre para
comunicarle su Voluntad a aquel Hombre Desnudo, sin defensa para con las cosas
de la Ciencia del bien y del mal, y decirle: “el Hombre debe elevarse a la
condición de los dioses”, qué miserable la astucia.
Adán había superado la Prueba. “No comer” era la Prueba.
Vencida por su Fidelidad, su premio era declararse “Divino”.
No sólo
la astucia era miserable, su autor era un miserable.
Y
comenzamos.
I
C.W.
-“Dios, el Gran Creador de todo, sostiene, dirige, dispone, y gobierna a todas
las criaturas, acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por
su sabia y santa providencia, conforme a su presciencia infalible y al libre e
inmutable consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su
sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia”.
C.R.Y&S
-El Dios Déspota de la Filosofía Inglesa de moda en el Siglo XIV regresaba de
la tumba, no como ente filosófico ahora, sino como un Ser de Hielo, un Monstruo
sin Corazón ni Alma cuya Mente lo hace todo para bañarse en las flores que
nacen en el Paraíso del Terror a su Poder Infinito. Y se pregunta uno: ¿Y cómo
podía ser descrito de otro modo el terror a Enrique VIII, a su hija Isabel y a
Cromwell? ¿No describe esta primera sentencia a su dios, el Tudor?
Veamos:
Desde
la Teología Patrística Milenaria, con origen en la Sabiduría Apostólica,
sabemos y creemos que la Iglesia es un Cuerpo Divin0 en razón de quien es su
Cabeza. De manera que si Cristo Jesús no fuese su Cabeza la Divinidad que
reclama la Iglesia sería una farsa absoluta.
Gracias
a esta Obra, en la que unió Dios la Vida de su Hijo a la del Hombre, y se
reservó para sí un Cuerpo de Sacerdotes y Pastores, por su Oficio este Cuerpo
es investido de la Naturaleza Divina Natural a su Cabeza. Siempre entendiendo
que la Divinidad le corresponde a esta Cabeza. Y que sin esta Cabeza ese Cuerpo
deja de ser Divino.
Cuando
pues los Tudores fueron elevados a la cabeza de la Iglesia Anglicana fue
rechazada la Divinidad de Jesucristo. Y el Cuerpo de la Iglesia de la Isla
Británica dejó de ser Divino. La Religión Cristiana en la Isla pasó a ser una
religión pagana con el nombre de Cristo por tapadera de su rebelión contra
Jesús y su Dios, y de aquí la Persecución Neo-Romana Imperial que Enrique VIII,
cual Nerón de su Tiempo, declaró contra los Católicos.
La
declaración de los Tudores como Cabeza de la Iglesia de Inglaterra fue una
Rebelión contra Dios en todo semejante a la que Satanás buscó al pretender
sentarse en el trono del Hijo de Dios. En términos coloquiales digamos que la
Rebelión Anglicana decapitó a la Iglesia, le cortó la Cabeza y se dio una
nueva, la de un Monstruo que solamente por el Terror podía mantener la Ficción
Satánica de ser la Iglesia Anglicana la Religión de Cristo.
Esto
desde la Patrística de los Santos. Desde el Espíritu Santo que sostuvo a la
Iglesia con su Pensamiento a través de Mil Seiscientos Años la relación entre
el Hombre y Dios se realiza en este Contexto Sagrado: Cristo es la Cabeza y la
Iglesia es su Cuerpo, y a la manera que un Árbol tiene muchas ramas, las
iglesias son las ramas del Árbol de la Vida, de cuyo fruto, la Fe, se alimentan
las Naciones, y por la Fe su Futuro se abre a la Eternidad.
Observamos
que todas las naciones cristianas siguen vivas, excepto aquella Bizancio que se
separó de la Iglesia Universal, decidió
seguir sola su camino, y conducida al abismo hoy por hoy su Orgullo es historia
en el Libro de nuestra Civilización.
Fuera
de esta Doctrina no hay Futuro. El camino al abismo es largo, pero de no haber
regreso conduce a un único precipicio. Esta ha sido la Doctrina Patrística de
los Santos desde los Apóstoles hasta nuestros días. Doctrina de la que se
apartó la iglesia de Inglaterra forzada por la Ignorancia de sus líderes eclesiásticos
y el terror a la doctrina del Rey que ellos mismos entronizaron y se dieron por
Dios en lugar de Jesucristo.
Tentado
por este Terror sus sucesores entre la disyuntiva de conservar la vida o perder
la cabeza eligieron lo mejor para ellos, y en recompensa por participar de la
Divinidad de su Nuevo Ídolo se les permitió declararse DIVINOS. Y como tales
firmaron la Confesión de Westminster, tal cual se ve en la portada de la misma.
Es por
tanto desde el Terror de una nación de ignorantes pastoreada por un grupo de
cobardes que sale a luz esta Defensa del Diablo. Para absolverse de su Crimen
de Cobardía los Divinos culpan a la Providencia de Dios, dado que si...
II
C.W.-“Dios,
el Gran Creador de todo, sostiene, dirige, dispone, y gobierna a todas las criaturas,
acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y
santa providencia, conforme a su presciencia infalible y al libre e inmutable
consejo de su propia voluntad, para la alabanza de la gloria de su sabiduría,
poder, justicia, bondad y misericordia”...
C.R.Y&S.-
En efecto, al decir de ellos, no fueron ellos quienes decapitaron a Cristo,
Cabeza de la Iglesia de Dios, y resucitaron el cuerpo decapitado poniéndole una
cabeza humana, la Corona de Inglaterra, infinitamente más sublime que la del
Hijo de Dios, sino que ese Delito de Rebelión contra la Corona del Hijo de Dios
fue un acto de la Providencia de Dios.
“The Assembly of
DIVINES” se limpiaba las manos. La sangre chorreante que manchaba sus
vestidos tras la Persecución Anticristiana del Primer Tudor, y volvió a llenar
la Segunda Persecución Isabelina, y por Tercera Vez chorreó por los vestidos de
la Persecución Anticristiana Cromwelliana, debía
adjudicársele a Dios Padre, que con su Providencia, su sabiduría, poder, justicia,
bondad y misericordia dispuso esas Persecuciones “para la alabanza de su
gloria”.
De nada
podían ser acusados quienes asesinaron en razón del Gran Creador que “dispone y gobierna a todas las criaturas,
acciones y cosas, desde la más grande hasta la más pequeña, por su sabia y
santa providencia, conforme a su presciencia infalible y al libre e inmutable
consejo de su propia voluntad”.
¡¡Dios
lo quiere!! “God willing”
El
espíritu de las Cruzadas regresaba de la tumba, en esta ocasión contra el
propio rey del Cielo, Jesucristo, Único Rey Universal Sempiterno de todas las
Naciones y Pueblos de la Creación de su Padre, y Cabeza de todas las iglesias,
que viven de su Espíritu a la manera que el Árbol vive de la savia que alimenta
todas sus ramas y unidas a su Tronco crecen como un solo Ser Vivo, cuyas Raíces
están en Dios.
Y si
Dios lo quiere, hay que matar, matar a destajo, sin misericordia, con el
corazón de hielo que el Tudor Omnipotente y su Asamblea de DIVINOS puso sobre
la mesa.
III
C.W.-
“Aunque con respecto a la presciencia y decreto de Dios, todas las cosas
sucederán inmutable e infaliblemente, sin embargo, la misma providencia las ha
ordenado de tal manera, que sucederán conforme a la naturaleza de las causas
secundarias, sea necesaria, libre o contingentemente”.
C.R.Y&S- Aquí tenemos el rechazo Absoluto de la
Inteligencia Británica Reformada al Pensamiento de la Naciente Edad Moderna.
Los Divinos Rechazaron la Teología Patrística como puerta de acceso al
pensamiento de Cristo y se abrazaron a la Filosofía Medieval más retrógrada y
absurda.
La
necesidad de justificar su Delito contra la Corona Divina los empujó a Acusar a
la Providencia Divina de ser la Fuerza Motora de todo lo que pasa en este
mundo, y en consecuencia nada se le puede atribuir a los DIVINOS en cuanto
siendo títeres sin voluntad propia hicieron lo que hicieron porque la Voluntad
de Dios es irresistible y si lo que dispone Dios no se hace por las buenas se
hace por las malas, es decir, por medios
contingentes. O sea, que si un hombre se resiste a la voluntad maligna de
Dios, Dios se encarga por medios ocultos
e invisibles de hacer que el Crimen tenga Historia y la sangre chorree por
ríos del cuerpo de su Pueblo. ¿O puede ser de otra forma?
¿No es
Dios Todopoderoso e Infalible?
La
resistencia a su Voluntad de Genocidio contra un pueblo es por consiguiente
irresistible. Porque, según los DIVINOS: “La Providencia es la autora de todos
los crímenes”.
Quitando
a Cristo Jesús como Cabeza de la iglesia de Inglaterra los DIVINOS se levantan
contra Jesucristo, Rey de todos los Cristianos de la Tierra, Único que recibe
ADORACIÓN DE DIOS Y POR CUYA DIVINIDAD siendo Cabeza del Árbol de las Iglesias
éstas reciben de su Espíritu la Vida. Y Vida Eterna, que les confiere
Indestructibilidad Invencible, según se ha visto en la Existencia de la Iglesia
Católica.
¿Dónde
está la iglesia Bizantina?
En
breve se dirá ¿dónde está aquella iglesia anglicana que se atrevió a rechazar
el Pensamiento de los Santos y se entregó en prostitución a la Filosofía de los
herejes ockhamitas?
Pues
buena es la Filosofía que se ocupa de las cosas de los Filósofos, como bueno es
que los científicos se ocupen de las cosas de la Ciencia y no metan a Dios en
sus investigaciones.
Cada
cosa tiene su espacio, y cada disciplina del pensamiento tiene su objeto.
Querer reducir a Dios a objeto del Pensamiento es un suicidio intelectual. La
creación que quiere radiografiar a su Creador acorde a la medida de su
naturaleza se hunde en su propia demencia.
Esta
caída de la Corona de Inglaterra reproduce en vivo el escenario de causas y
efectos que puso en Historia la Traición de Satán a su rey y Señor: Adán se
declaró “Dios” y su Corte se declaró una “Asamblea de Divinos”.
Desde
esta Demencia la Nueva Asamblea de Divinos congregada alrededor de su Nuevo
Dios, afirma que:
IV
C.W.
-“Dios en su providencia ordinaria hace uso de medios; a pesar de esto, Él es
libre para obrar sin ellos”
C.R.Y&S.-
De donde se ve la irracionalidad intelectual en la que sucumbiera aquella
Congregación y el bajo valor de la inteligencia que los DIVINOS le atribuían al
pueblo que por el Terror debía cerrar su boca y hacer lo que su Nuevo Dios
disponía en este Decreto de Rebelión Abierta contra la Corona de Jesucristo.
Porque ¿qué están diciendo?
¿Que
Dios debe hacer lo que ellos digan?
¿Que
ellos conocían y conocen a Dios mejor que Dios se conoce a sí mismo?
¿Y que
aun no siendo ellos partícipes en Dios de su Pensamiento ni de su Inteligencia,
cerrado a ellos el acceso a la Memoria Divina de su Creación y al Corazón Sagrado
en que se concibió la Redención del Género Humano, a pesar de este destierro
del Ser Divino : ellos podían y pueden decir qué puede o cómo puede Dios llevar
adelante sus crímenes y genocidios a la manera que dispuso desde la Eternidad
la Caída de Adán y el hundimiento del Género Humano en este infierno que
llevamos sufriendo durante más de seis mil años?
En
cuanto a la ignorancia del pueblo inglés, los DIVINOS sí podían burlarse. Pero
en cuanto a esconder la Valentía que no tuvieron para seguir el ejemplo de los
Mártires que prefirieron perder la cabeza a firmar esta Entronización de un
hombre en el trono que le corresponde sólo al Hijo de Dios, “Ser la Cabeza de
todas las iglesias”, esta Cobardía está delante de los ojos de la Historia.
Acusar
a Dios de ser el Autor Intelectual, con su providencia, de todos los males del
Mundo es prestarle la Boca a Satanás, que dice:
V
C.W.-
“El poder todopoderoso, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios
se manifiestan en su providencia de tal manera, que esta se extiende aún hasta
la primera caída y a todos los otros pecados de los ángeles y de los hombres, y
esto no solo por un mero permiso, sino que los ha unido a ella con la más sabia
y poderosa atadura, ordenándolos y gobernándolos en una administración múltiple
para sus propios fines santos; pero de tal modo, que lo pecaminoso procede solo
de la criatura, y no de Dios, quien siendo justísimo y santísimo, no es, ni
puede ser autor o aprobador del pecado”.
C.R.Y&S.-Primero
acusan a Dios de ser el Autor Intelectual de la Caída y luego lo absuelven de
todo Crimen porque siendo Todopoderoso ¡quién podrá sentarlo en el banquillo de
los acusados y someterlo a juicio!
La
Asamblea de Divinos firmantes de esta Confesión y defendida por las iglesias
presbiterianas declaran que “DIOS ES TERROR”.
No se
ama a DIOS por ser AMOR. Desde esta Confesión la relación con Dios es la del
que está aterrorizado por el Poder de un Señor, ajusta su mente para sobrevivir
bajo esa Ley y encuentra en su Impotencia para ponerse de pie y mantener una
Relación de “padre a hijo”, de “Ciudadano a Rey Amadísimo”, su único camino de
salvación.
Comprendemos:
Westminster
tiene el hacha chorreante de sangre. Pone esa sangre en el tintero y bajo la
ley del Terror ordena que los DIVINOS escriban esta Confesión mojando la pluma
en esa sangre.
Los
“Divinos” no tienen carne de héroes, ni de santos. No creían en Dios, porque si
hubiesen creído hubiesen seguido la senda al calvario de los obispos que
prefirieron morir bajo la Corona del Hijo de Dios que vivir bajo el Trono de un
Reino de Terror Anticristiano cuyo Modelo de Corona era la de Nerón.
Traicionando
a Inglaterra en lo espiritual como en lo temporal, los Confesores debían firmar
una Confesión por la que se declaraban enemigos del Reino de Dios y a la vez
justificar su Traición en la Impotencia de toda criatura, sean hombres o
ángeles, para resistirse a la Voluntad Maligna de un Dios todopoderoso que mata
el tiempo hundiendo a todos los seres en el infierno de la Guerra Fratricida.
¿Cómo
resistirse a ese Ser Todopoderoso que la Filosofía Inglesa Medieval separó de
Cristo y lo redujo a un objeto de estudio filosófico?
¿Cabía
otra cosa que la evolución del pensamiento desde el Dios que es Amor al Dios
que es Terror que la sumisión absoluta al Dios británico?
Releed
bien la ACUSACIÓN que la Asamblea Presbiteriana de DIVINOS declara:
El
poder todopoderoso, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios se
manifiestan en su providencia de tal manera, que esta se extiende aún hasta la
primera caída y a todos los otros pecados de los ángeles y de los hombres, y
esto no solo por un mero permiso, sino que los ha unido a ella con la más sabia
y poderosa atadura, ordenándolos y gobernándolos en una administración múltiple
para sus propios fines santos
En esta
primera parte de la sentencia contra Dios y en Defensa del Diablo, están
diciendo que Dios ordenó la Caída y que esta Caída tuvo por principio “un fin
santo”. Caída que Dios mismo ordenó desde la eternidad, y a la que le dio su
bendición. Por esta Bendición, “permiso” dice el Confesor, el Traidor y el
Transgresor son santificados en razón del “fin santo” que Dios vino buscando,
pero...
pero
de tal modo, que lo pecaminoso procede solo de la criatura, y no de Dios, quien
siendo justísimo y santísimo, no es, ni puede ser autor o aprobador del
pecado”.
Enseguida
niega lo que primero afirmó. Y lo que afirma con su negación es gravísimo.
Afirma
que el autor intelectual de un delito no puede ser juzgado por el delito
cometido por el brazo que ejecutó ese delito.
En
términos de Jurisprudencia y teoría de la Justicia, los DIVINOS vienen a decir
que Satán no debería ser juzgado por haber tentado a Adán, pues aun siendo el
autor intelectual de la Transgresión el que la ejecutó fue Adán, y era éste
quien debiera responder de su delito.
Es
decir, condenando a Satán por el delito que otro cometió, Dios se mostró
injusto. Pues la Transgresión era un acto que podía cometer o no podía cometer
Adán. Nadie - dice el Confesor - puede ser juzgado por convencer a otro a
tirarse por un puente.
Condenando
Dios a Satán por tentar a Adán, Dios se mostró injusto y no le aplicó a su
Creación la Justicia que se aplica a sí mismo, pues siendo ÉL el autor
intelectual de todos los acontecimientos que se producen en su creación, ÉL se
declara más allá de la Justicia en razón de la Imposibilidad que supone sentar
a un Ser Eterno en el banquillo de los Acusados.
Al
afirmar que hacer algo o no hacerlo es responsabilidad de cada criatura, el
Confesor miente y se niega a sí mismo cuando dice que, quiera o no lo quiera la
criatura, lo que está dispuesto por Dios sucederá a pesar de la oposición de la
propia creación a prestarle cuerpo a esa actuación.
Resumiendo,
de nuevo, según el Confesor: “DIOS ES TERROR”.
El Dios
del que dice el Hijo y el Espíritu Santo “DIOS ES AMOR” es desterrado de la
iglesia Anglicana; es desterrado y recibido con los brazos abiertos por la
iglesia Presbiteriana ese Dios Terror.
Ahora
bien, el Dios que Cristo nos trajo no puede concebir en su Ser semejante Imagen
de sí mismo, ésa de un Ser Todopoderoso, Abstracto, Filosófico, sin conexión
con el Hombre sino a través del Poder. Esta Imagen es una aberración Anglicana,
con origen Calvinista, fruto de la semilla luterana, plantada en Alemania por
el Diablo, el Dios Oculto de la Reforma Protestante.
Y
ahora, quien ve en Dios el Terror que viene de la Impotencia, quiere hablar de
Amor diciendo:
VI
C.W.-
El todo sabio, justo y benigno Dios, a menudo deja por algún tiempo a sus hijos
en las tentaciones multiformes y en la corrupción de sus propios corazones, a
fin de disciplinarlos por sus pecados anteriores o para descubrirlos la fuerza
oculta de la corrupción y el doblez de sus corazones, para que sean humildes; y
para infundir en ellos el sentimiento de una dependencia de apoyo más íntima y
constante en Él, y para hacerles más precavidos contra todas las ocasiones
futuras del pecado, y para otros muchos fines santos y justos.
C.R.Y&S.-
No sé quién dijo que Dios no puede tentar ni animar al pecado, ni consentir el
pecado, ni permitir el pecado como medio de alcanzar un fin. Creo que debo leer
más la Biblia, o dejarme disciplinar por los discípulos de la doctrina de
Satanás.
La
realidad es que la manipulación de lavado de cerebro que esta Confesión pone en
acto es absoluta. El Confesor se pone en lugar de Dios, acoge al pecador, le
ofrece en su iglesia misericordia, lo absuelve de sus pecados, y perdona sus
pecados futuros a la manera de la Reforma : “Peca, peca, peca, porque incluso
violando a la madre de Cristo la Fe sola te salva de todos tus crímenes y
delitos”.
Y aquí
el pueblo replica: Aleluya Aleluya, “matemos a todos
los Católicos, esos perros rabiosos”.
La
operación anglicana de lavado de cerebro y esclavización del pueblo británico
fue filosóficamente hablando una operación bastante sencilla.
Primero
se decapita a Cristo.
Luego
se entroniza al Tudor como Dios de la Iglesia Anglicana siguiendo la teología
Patrística de ser Dios la Cabeza de la Iglesia.
Enseguida
se rechaza la Teología Patrística y se eleva la Filosofía Inglesa a la
condición de Nueva Teología Oficial de la Nueva Religión Inglesa.
Finalmente
se eleva al PASTOR a la Divinidad y en cuanto los nuevos dioses los DIVINOS
ofrecen su infinita misericordia a quien se ponga de rodillas delante de su
magisterio, a la par que condena al infierno a quien se niegue a hacerlo. Y:
VII
C.W.-
“En cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios como juez justo
ha cegado y endurecido a causa de sus pecados anteriores, no solo les niega su
gracia por la cual podrían haber alumbrado sus entendimientos y obrado en sus
corazones, sino también algunas veces les retira los dones que ya tenían, y los
expone a cosas como su corrupción, que da ocasión al pecado, y a la vez les
entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder
de Satanás; por tanto sucede que se endurecen aún bajo los mismos medios que
Dios emplea para suavizar a los demás”.
C.R.Y&S.-
En efecto, la declaración de impiedad contra los Católicos era de necesidad a
fin de proceder con conciencia limpia a su exterminio. Entregados al Poder de
Satanás, es decir, a la decapitación, a la Persecución, a la Horca y al Fuego,
los fieles no debían permitirse remordimiento ni acto de conciencia de
debilidad a la hora de enviar al Infierno a quienes, por su pecado de
contumacia en su rechazo contra la Confesión Anglicana Presbiteriana de
Westminster, Dios entregaba a Satanás.
Hasta
entonces contenida por la Teología Oficial, el ataque de la Filosofía Medieval
Herética Inglesa contra el Dios que es Amor de los Padres de la Iglesia,
triunfó.
Y por su Maldad ellos mismos vinieron a representarnos en sus
carnes lo que sucediera en el Edén en los tiempos de la Caída.
El rey,
Adán, tentado por aquel ángel de luz que se vistió de monje en esta nueva
ocasión, se declaró Dios, su Corte se declaró una Asamblea de Divinos: la
Persecución contra el pueblo que no podía aceptar semejante Confesión estalló,
y la Guerra Fratricida se hizo.
De esta
manera castigó Dios a quien rechazando la Corona de su Hijo prefirió tener por
Cabeza de su Iglesia a un Dios que podía tocar y ver, incluso decapitar.
Y así:
VIII
C.W.-...como
la providencia de Dios alcanza, en general a todas las criaturas, así también
de un modo especial cuida a su Iglesia y dispone todas las cosas para el bien
de ella.
C.R.Y&S.-
En efecto, puesto que Inglaterra rechazó a Jesucristo Dios y Rey de todos los
pueblos cristianos, habiéndose entregado por propia voluntad la Corona de
Inglaterra a Satanás, quiso Dios recordarle al FUTURO qué sucedió en el PASADO
mediante el ACONTECIMIENTO del PRESENTE que esta Confesión vino a escribir en
la Historia de la Salvación del Género Humano.
Lección
provechosa que debe enseñarnos a todos a diferenciar entre el siervo y el
Señor, entre los siervos de la Esposa del Señor y la propia Esposa. Los siervos
están sujetos a contrato, pero la Esposa reside por siempre en la Casa de su
Esposo y Señor.
Ni se puede olvidar que el propio Pablo se levantó para corregir a Pedro, de esta manera dejándonos Dios en claro que ÉL vive en sus Siervos y corrige a los unos y los otros mediante la Voz de quienes Él levanta para impedir que la Infalibilidad que le corresponde exclusivamente a Dios, reclamada por un Siervo, dé lugar a una Teocracia cuyos efectos malignos, como se viera tras el Concilio de Constanza, causaron los males que después el Concilio de Trento vino a cerrar. Males que dieron lugar a la Rebelión Protestante, de la que tendrán que dar cuentas aquellos que despreciando la Sabiduría Divina Manifestada en el Concilio de Jerusalén, reclamaron la Infalibilidad de Dios para sus personas, de esa manera lo siervos encerrando en prisión a la Esposa del Señor.
SÉPTIMAPARTEDIOS ES EL VENCEDOR
Dios
Venció. Él fue el Vencedor del Dilema en el que por su Amor a la Vida la Muerte
puso contra la pared. El Deseo de ver a la Vida elevarse a la Inmortalidad, de
la que por Naturaleza no gozaba ninguna criatura en el Cosmos, marcó un Antes y
un Después en la Historia de la Eternidad.
El Reto
de ver a todos los seres Vivientes gozar de la Inmortalidad Natural de su Ser
fue asumido por Dios como Batalla propia.
¡Dios
venció!
La
elevación de la Vida en el Cosmos a la Inmortalidad, se hizo. Fue una Batalla
muy larga y muy dura en cuyo transcurso Dios fue siendo formado en la Ciencia
de la Creación -según Él mismo confiesa cuando dice: “YO soy Dios, YO solo he
sido formado y no habrá después de Mí otro” (Isaías). Confesión que lejos de
Negar la Divinidad Verdadera de su Hijo pone en claro y en alto que su Hijo no
vivirá ese Camino que Él vivió y sufrió hasta ser el que Hoy Él es : el Creador
del Campo donde el Nuevo Árbol de la Vida Inmortal echa sus Raíces. Su Hijo
tiene en Él lo que a su Padre le costó hacer suyo una eternidad. La Afirmación
sobre su Formación se refiere al Árbol de la Ciencia de la Creación, una
Ciencia que su Hijo no debe descubrir porque la tiene en su Padre. Y todo lo
del Padre es suyo.
Pero en
fin, esto es la Papilla de la Fe. El que nace de Dios es alimentado por esta
Doctrina. Y preparar papilla para alimentar a adultos es un insulto.
La
Cristiandad ha alcanzado su Madurez. Y es entre Hombres de verdad que hablamos
de lo que cuando siendo Niños sólo veíamos en Futuro, la confianza puesta en
que una vez hecho Hombres hablaríamos como hijos de Dios. Que es precisamente
lo que estamos haciendo.
Así
pues, desde aquel Día de Victoria en que Dios superó la Naturaleza del Cosmos
Increado trayendo a luz uno Nuevo en el que la Vida es creada a su Imagen y
Semejanza, se entiende por Lógica la aspiración del Ser a la Inmortalidad.
No hay
proceso esquizoide en el Ser de la Creación. Dios ha vencido a la Muerte. Victoria
que se nos da a conocer y se celebra en la Resurrección.
Sin
embargo, Dios no es hombre que guste de largos discursos. Su Palabra es la
Acción. “Dame hechos y déjate de palabras” es el Método del Discurso Divino. En
este contexto la Resurrección es el Libro más claro que se pueda escribir sobre
la Victoria de Dios en pro de la elevación de la Vida de la Mortalidad a la
Inmortalidad.
La
Inmortalidad no surge en la Creación como efecto de un deseo patológico, contra
natura, de querer seguir viviendo. Es una Aspiración que surge espontáneamente
en todas las culturas de todos los tiempos. La forma que se le dé a esta
Aspiración no le roba nada a su existencia. Su Negación no es un
contraargumento: en todo es caso la respuesta del hombre a una situación de
confusión derivada de la estructura racional al dilema de Ser y no ser, del
Querer y no poder.
La
Resurrección como Discurso Divino es el Acto al que le dio vida Jesucristo.
La
Inmortalidad del Alma como cuestión filosófica estuvo en el aire antes de su
Nacimiento. Desde el Egipto de los Faraones a la India de los Vedas, desde
Grecia a España, todos los pueblos aspiraron a una Vida eterna al otro lado de
la Muerte. La diversidad en los fundamentos teológicos y mitológicos de las
religiones no le sustrae nada al hecho de la existencia de esta Aspiración que
en forma de Instinto se transformó en Fuerza y evolucionó hasta hacerse
Inteligencia. La Fuente de esta Impronta es el Amor del Ser Divino por la Vida,
a la que le comunica su Fuerza Vital, que se manifiesta en el Deseo de vivir
eternamente a la Imagen y Semejanza del Creador.
En la
contienda contra la Imposible, Dios venció. El Reto que su Amor por la Vida
puso sobre la mesa implicó una revolución Cosmológica. Su Victoria implicó
levantar el Cosmos sobre un Fundamento Nuevo. Y aquí es donde comenzó la
Formación de la que Dios habló antes. Proceder a darle al Cosmos unos
Fundamentos Nuevos exigía algo más que Fuerza. Había que cruzar la Puerta de la
Ciencia de la Creación. El Tiempo no era importante. Lo importante era la
Inteligencia.
Dios
conquistó lo que de entrada parecía inconquistable. Su Amor por la Vida devino
Amor por la Ciencia. Más conocía, más poderoso su Brazo se hacía. La Fuerza sin
la Inteligencia no puede transformar la Realidad, pero la Fuerza crece al ritmo
de la Inteligencia y se transforma en Poder. Una Ciencia Infinita significa
Omnipotencia y Todopoder. El Tiempo que pasó desde
que el Brazo de Dios comenzó a ser Formado hasta que devino el Brazo del
Creador está más allá de nuestros cálculos. La Eternidad no entra en nuestro
campo de experiencia sino como ente abstracto.
Así
pues, dadas las circunstancias Dios tenía Necesidad de mostrarnos a nosotros,
los hombres, que la Inmortalidad a la que el Ser aspira no es una fantasía
religiosa. Nuestra Lógica es el fruto de Su Victoria. Él es el Vencedor. Él
venció a la Muerte. El Reedificó el Cosmos sobre Fundamentos Nuevos. La
Creación engendra Vida a Imagen y Semejanza de su Creador.
La
Inmortalidad a la que aspiraron las Familias del Primer Reino Mesopotámico del
Edén no estuvo basada en la Mentira de un Ser Psicópata que levantó en el
Animal humano una quimera para inmediatamente hundirlo en la Negación. Dios no
se sacó de la manga la Caída para disfrutar produciendo y dirigiendo la
Historia de la Vida y Muerte del Género Humano.
Había
que demostrarle al Hombre nacido en el Infierno que desató la Caída que Dios
venció a la Muerte y le conquistó a la Vida el Futuro a su Imagen y Semejanza :
Vida Eterna.
El Hijo
de Dios entiende a su Padre y se expone como Hombre a la Muerte para con su
Resurrección ser el Discurso Vivo sobre la Demostración que de Dios estaba
pidiendo la Inteligencia Humana. El Hijo de Dios asume como propia dicha
Necesidad y dándole vida al hijo del Hombre con su Resurrección afirma que el
Hombre en cuanto Ser ha sido creado para vivir eternamente.
La
Muerte entró en la Tierra accidentalmente, pero su imperio es una sombra que
oscurece la luz y crece con el tiempo. Aun estando sujeto nuestro cuerpo a su
ley, por el Espíritu debemos vivir y comportarnos como Ciudadanos de un Reino
Eterno. El viaje de la vida eterna no comienza después, empieza aquí. Caminamos
en la Eternidad desde que nacemos.
Tal es la lección filosófica que descarga el Hijo de Dios en
sus Discípulos a raíz de la Resurrección.
Pero
ahora había que llamar a los Testigos de Su Resurrección a dar Testimonio.
Después
de su Resurrección el hijo del Hombre no se paseó por Jerusalén ni se fue a
Roma a cantar la Victoria de Dios delante del César. El Acontecimiento del
Discurso Divino se produce a los ojos de unos pocos Testigos. Éstos no esconden
lo que vieron, y pusieron por escrito lo que vivieron.
Todo
muy bonito. Una Religión Nueva ha nacido. La Idea del Alma Inmortal se hace
Carne y demuestra su Indestructibilidad exponiéndose a la Cruz y venciendo a la
Muerte con la Resurrección. ¡Genial!
Jerusalén
se escandaliza. El Imperio se ríe. ¿Eso es todo? Los filósofos preguntan:
Pero... ¿seríais capaces de perder vuestras cabezas en Defensa de vuestro
Testimonio?
Filosóficamente
hablando la postura del Imperio era clara. Si los Edificadores de esta Nueva Religión
eran unos impostores que predicaban la Doctrina de la Resurrección de su Líder
por Obra y Gracia del Zeus Júpiter de los Judíos, expuestos ante la Muerte se
echarían para atrás. Nadie es tan perfectamente inteligente y al mismo tiempo
tan intelectualmente discapacitado como para defender lo que afirma y negar lo
que defiende delante del tribunal de la Muerte.
Dios
venció, y vuelve a vencer. Engendra a Doce Héroes nacidos para ser Testigos de
su Victoria delante del Mundo. Lo que Ellos vivieron ellos no podían negarlo.
“El hijo del Hombre resucitó”. Y ponen sus cabezas como testimonio.
El
Discurso de los Testigos de Dios es firme: Dios no es un Psicópata engañando a
su Creación con la Idea de tener Vida a su Imagen y Semejanza y una vez
convencida de esta Esperanza se revuelve contra ella, la hunde en el Abismo de
la Ciencia del Bien y del Mal para disfrutar como productor dirigiendo el
Espectáculo del Infierno de las Guerras del Fin del Mundo desde el Fratricidio
a la Guerra Apocalíptica que reduciría a Polvo todo lo que del polvo fue
creado.
¡Para
nada!
Filosóficamente
hablando, (y sentada esta base regreso a la Confesión de Westminster contra la
Unidad de las iglesias en Jesucristo), el Pensamiento Modernista de la escuela
de Oxford representada por Ockham, u Occam, al decir que la Libertad de Dios es contingente y lo
mismo pudo haber hecho esto como hacer lo contrario, sin por ello dejar de ser
Dios, vino a decir contra la Teología Patrística, que la Idea de la Libertad de
Dios para hacer o dejar de hacer es un acto en potencia que en cuanto filósofo
el ser humano no puede negar. Tanto puede decir hoy Dios que sí cuanto mañana
que no. Dios puede afirmar mañana lo que niega hoy. La fe obliga, pero la razón
manda. Y es de mandato que siendo indemostrable la existencia de Dios desde la
razón, todo lo que existe es contingente, nada existe por necesidad. Pues para
que existiera la necesidad en los acontecimientos divinos tendría que suponerse
que Dios tiene necesidades, algo imposible de creer desde el concepto de Dios
en cuando objeto de estudio de la Razón. Etcétera, etcétera.
Desde
el momento en que la Filosofía, hasta entonces en manos cristianas, separó la
Fe de la Razón, el filósofo comenzó a alejarse más y más del Método del
Discurso Divino y se fue acercando más al Argumento de la Defensa del Diablo, a
quien acaba defendiendo al decir:
I
C.W.-
Nuestros primeros padres, seducidos por la sutileza y tentación de Satanás,
pecaron al comer del fruto prohibido. Quiso Dios, conforme a su sabio y santo
propósito, permitir este pecado habiendo propuesto ordenarlo para su propia
gloria.
C.R.Y&S.-La
Filosofía Jesucristiana, es decir, el Pensamiento de Cristo, negó la existencia
de un “acto en Potencia” por el que Dios puede o no puede hacer lo que hace.
Contra este pensamiento irracional, la elevación Jesucristiana de la Santidad
Divina a la Naturaleza del Acto Creador, en el que la Mentira y el Engaño no
existen como Potencia, ni Filosófica, ni Metafísica, ni Teológica, ni Política,
ni de ninguna de las maneras que la psicopatología intelectual de los Filósofos
Ingleses y Franceses de los Siglos XIV y XV defendieron e imaginaron como Actos
de modernidad, la sola Idea de este Acto en Potencia en la Mente y el Ser del
Creador fue catalogada como Anticristiana.
La Confesión
Jesucristiana que el hijo del Hombre tradujo en Discurso con su Obediencia
hasta la Cruz levantó entre el Creador Divino y el Traidor Maligno un Muro
Indestructible contra el que lanzarse era y es, alzarse como Abogado del
Diablo, es decir, el Anticristo.
Este
espíritu anticristiano que el imperio británico impuso mediante la Ley del
Terror en su Isla es el que viajó en forma de Doctrina Presbiteriana al Nuevo
Mundo y sigue aún vivo, declarando contra Jesucristo que “Quiso Dios,
conforme a su sabio y santo propósito, permitir este pecado habiendo propuesto
ordenarlo para su propia gloria”.
De
donde se deduce que siendo Dios el Autor Intelectual y el Productor Material de
la Caída: el Diablo es Inocente de todo crimen, y Adán no cometió ninguna Transgresión
que no estuviese ya predestinada a ejecutar acorde al Guión del “Dios Oculto”. La Creación del Hombre a Imagen y Semejanza de Dios, dice el
Confesor, es una quimera.
La
conclusión de este artículo anticristiano es que el Hombre no existe, el Libre
Albedrío es una fantasía. El hombre no es más que una marioneta en las manos de
un gran titiritero ante el que hay que arrodillarse en razón del Terror a su Todopoder.
El Dios de esta Confesión Presbiteriana es un
Dios de Terror. El Confesor se declara anticristiano, defiende a Satanás y
proclama ser el Crimen un Bien, justo y necesario, que el “Dios Oculto” de la
Reforma Alemana, ahora visible, le ha concedido a una parte sobre la otra para
satisfacer su sed de Gloria.
Ahora
bien, todos sabemos que Dios es Amor, y que la Redención fue un Acto de Defensa
Jesucristiana de la Inocencia de Dios en el Acontecimiento de una Caída que
nunca planeó, ni pensó, ni artículo, ni vio venir Dios por en cuanto Creador
del Cosmos no podía concebir ni creer que una criatura que ÉL levantó del polvo
para gozar de vida eterna se atreviera a soñar con imponerle a su Creador, ante
cuya Voz el Cosmos se rinde seducido, su propia visión del Gobierno de su
Reino.
Porque
en efecto, ¿dónde está la locura, en el elefante que aplasta a la hormiga o en
la hormiga que se atreve a declararle la guerra al elefante?
El
Edificio Filosófico de la Redención Jesucristiana estuvo basado en la Inocencia
de Dios, por activa y por pasiva, en el Acto de la Adhesión del Hombre a la
Filosofía Satánica de la necesidad de dejarle el Gobierno de la Creación a “los
DIVINOS”.
Esta
Confesión de Westminster se adhiere a la Filosofía Satánica y rechaza los
Fundamentos Filosóficos y Teológicos de la Redención Jesucristiana. Sin
esconderse ni ocultarse Westminster se declara Anticristiana, y en su demencia
dice:
II
C.W.-Por
este pecado de la Caída cayeron de su rectitud original y perdieron la comunión
con Dios, y por tanto quedaron muertos en el pecado, y totalmente corrompidos
en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo.
C.R.Y&S.-La
astucia anticristiana de esta Confesor reproduce en todo la astucia de aquel
hijo de Dios que en su malignidad diabólica se vistió de Mensajero del Dios de
los dioses, y contando con la Desnudez Intelectual del que no está formado en
la Universidad de la Guerra, manipuló su Alma con la Mentira más grotesca. El
tentador sabía que tenía delante un hijo de Dios cuyo conocimiento de la Maldad
era nulo. Muy diferente el caso con el acontecimiento de su enfrentamiento con
Jesucristo, quien nada más verlo lo mira como a la Serpiente que llevaba dentro
y le escupe al rostro “Vade retro, Satanás”.
Adán,
padre de Cristo, el hijo del Hombre, no conocía la Maldad.
En esta
Confesión de Westminster, por los Presbiterianos Americanos recogida como
propia, vemos cómo al principio, en los primeros artículos, el Dios Oculto que
mueve los hilos de la Asamblea de los Divinos se declara más Cristiano que el
Papa de Roma. Se mete en el traje de un ángel de luz más devoto de la Confesión
de Nicea que el propio Osio de Córdoba, el hombre que
expuso la Igualdad en la Naturaleza entre el Padre y el Hijo.
el
lector, si bien al día de hoy quien lo lee no puede llamar en su beneficio el
terror que la espada de Cromwell contra su cuello obligaba a confesar lo
inconfesable para el Espíritu Apostólico: “¡que Dios dispuso la Caída”, y lo
más demencial y satánico de todo “para su Gloria”; la Mentira asumida,
enseguida el Confesor se quita la máscara y se declara el Abogado del Diablo,
enemigo de la Humanidad y de Dios, y sin complejos grita “Yo soy el
Anticristo”.
Pero el
Confesor aún quiere mantener la ficción de ser un ángel de luz repitiendo lo
que de todos era sabido, que la Caída levantó entre un muro entre Hombre y
Dios, entre el Creador y su Creación, efecto del cual fue la carretera cuesta
abajo y sin freno hacia el Diluvio que el Mundo de Adán emprendió.
III
C.W.-
Siendo ellos el tronco de la raza humana, la culpa de este pecado les fue
imputada, y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida se
transmitieron a la posteridad que desciende de ellos según la generación
ordinaria.
C.R.Y&S.-Corrupción
y pena de muerte de la que el Hombre fue Liberado por la Redención
Jesucristiana, de manera que donde hubo Maldición vino a establecerse la
Bendición.
Conclusión
que Dios en los Apóstoles dejó bien clara y está escrita para todo el que la
quiera leer la lea, y si no se tiene ganas de buscar el texto y quiere alguien
ahorrarse mover el dedo hasta dar con el texto, basta acudir a la iglesia y
pedirle a los Sacerdotes a la Imagen y Semejanza de Cristo hablar sobre esto,
que para eso están, para aclarar todas las dudas y ser la Voz Viva de la
Biblia. Y nadie se atribuye esta Voz si no es contra Jesucristo. Este
Jesucristo de cuya Boca jamás salió la sentencia que viene, y sí todo lo
contrario, como se verá de su lectura:
IV
C.W.-De
esta corrupción original, por la cual estamos completamente impedidos,
incapaces y opuestos a todo bien, y enteramente inclinados a todo mal, proceden
todas nuestras transgresiones actuales.
C.R.Y&S.-Falso
de la A a la Z.
LA
Redención trajo la Bendición en virtud de la cual la Desnudez del Hombre ante
la Muerte fue vestida de la Armadura de la Fe, como dice el espíritu de la
Biblia, de manera que muertos al Pecado el Nuevo Hombre se nace a la
Invencibilidad de quien se ha hecho heredero del Juramento que Dios hizo sobre
su Honor y Gloria, a saber: “Tu descendencia se apoderará de las puertas de sus
enemigos”. Invencibilidad que pasa de padres a hijos, y por el Espíritu: de la
Casa de Yavé a la Casa de Cristo, en razón de cuyo
Espíritu la respuesta a la tentación de quienes son engendrados para vivir la
gloria de la libertad de los hijos de Dios es la de su Padre que está en los
cielos : “Vade retro Satanás”.
El
Confesor de Westminster niega que la Redención haya tenido efecto alguno en el
Hombre, deja a Dios por impotente y lo declara patético por subir a la Cruz a
su Hijo para obtener la misma nada que existía ya antes de su Resurrección.
Si al
Principio la Imagen y Semejanza que Dios le dio al Hombre fue la de sus hijos,
al Final Dios nos dio a su propio Unigénito. Dios apartó a todos sus hijos como
Modelo de la Imagen Divina que llevamos dentro. Por decirlo así, hablando entre
hombres, Dios colocó el listín de la Gloria en el punto más alto, al que nos
llama a subir, y en este orden nos viste para alcanzar la cumbre, que no está
lejos de nosotros, porque está en nosotros. El Amor al Hijo de Dios hace el
Milagro.
De este
Espíritu el Confesor de estos artículos en pro de la defensa del Diablo no sabe
nada. Excepto insistir en la Ineficacia Absoluta de la Redención, afirmando:
V
C.W.-Esta
corrupción de naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son
regenerados; y, aun cuando sea perdonada y amortiguada por medio de la fe en
Cristo, sin embargo, ella, y todos los efectos de ella, son verdadera y
propiamente pecado.
C.R.Y&S.-El
Confesor demuestra una vez y otra que es un psicópata. Niega a Dios y sabe que
defiende al Diablo pero tiene en su mano la Espada del Terror. Está rodeado de la
Asamblea de Genocidas y Criminales que no dudaron en arrasar Irlanda y sembrar
de cadáveres la Isla que los vio nacer.
En el
calor de estas líneas nadie debe olvidar que la Guerra de los 30 Años aún
arrasaba en Europa y seguía sumando cientos de miles de muertos a los Millones
de vidas que segara la Reforma a la salud y gloria de los reyes protestantes.
En el seno de aquella Primera Guerra Mundial Europea surgió la Revolución
Inglesa de los Elegidos del Dios Oculto de la Reforma para acometer el
Genocidio contra Irlanda y la Gran persecución Final contra los Católicos de
Escocia e Inglaterra.
Los
Firmantes de Westminster tienen los vestidos cubiertos de sangre. Las manos las
tienen callosas de todos los crímenes que cometieron en defensa de la Doctrina
Anticristiana del Diablo, en virtud de la cual se le declaraba Inocente y se
proclamaba a Dios, en cuanto Autor de la Tragedia de la Caída, único y
verdadero Culpable. Tales fueron los hombres que se atrevieron a mantener a
viva voz lo que escribieron y seguían negando a Dios, diciendo:
VI
C.W.-Todo
pecado, ya sea original o actual, siendo una transgresión de la justa ley de
Dios y contrario a ella, por su propia naturaleza trae culpabilidad sobre el
pecador por lo que este queda bajo la ira de Dios, y de la maldición de la ley,
y por lo tanto sujeto a la muerte, con todas las miserias espirituales,
temporales y eternas.
C.R.Y&S.-La
Asamblea de Divinos se limpió las manos y declaró que el Genocidio Irlandés y
la Gran persecución Anticatólica fueron la respuesta de Dios a sus pecados;
ellos fueron los brazos de los que se servía Dios para proceder al asesinato en
masa de la población pecadora, predestinada desde la Eternidad al Infierno.
En el
capítulo anterior a este último los divinos abolen el Poder Maravilloso de la
Redención, por el que el alma “si roja como la grana queda blanca como la
lana”. Y en este niega que la fe traiga consigo el perdón de las consecuencias
del pecado original, por lo que abole el Poder del Perdón de los pecados que
Dios en su Hijo les comunica a sus Sacerdotes. De manera que habiéndonos
liberado del Poder de la Muerte los Divinos nos devuelven a la cárcel en la que
estuvieron encerrados los hombres antes de Cristo. De donde se ve cuál es la
verdadera fuente de la que procedió el espíritu de la Rebelión Protestante
Anglicana. ¿Y todo por qué?
Ladies and gentlemen, por una mujer.
OCTAVA PARTE
EL DIOS OCULTO SE DESCUBRE EL ROSTRO
Parece ser
más que evidente realmente cierto que Dios en Jesucristo no buscaba ni busca ni
buscará la condenación de quienes en su ignorancia y arrastrados por las
circunstancias se alejan de su Corazón y enganchados a las pasiones del mundo
se olvidan que la única relación posible entre el Creador y la Creación a la
Imagen y Semejanza de su Hijo se realiza en el Amor de Dios en cuanto Padre de
su Creación.
La
Victoria de Dios sobre la Muerte no se produce exclusivamente en el terreno de
la Inmortalidad para la Vida. Dios llevó su Victoria hasta la cima más alta que
se puede concebir, disfrutar de la Plenitud de su Naturaleza Eterna en el hecho
de su Paternidad verdadera.
Su
Victoria transformó tanto la realidad de la Creación cuanto la del propio
Creador. La Creación deja de ser una simple criatura disfrutando de la
Inmortalidad Indestructible Natural al ser Increado Divino, para vivir esta
Vida como hijo de Dios. Éste no sólo le da la Vida sino que le abre la Puerta
de su Corazón, y extiende sobre su Creación su Amor de Padre. En resumen esta
es la Doctrina que en Jesucristo vino a revelársenos.
Transformando
la Naturaleza de la Creación el mismo Creador se transfiguró. El Creador asume
su realidad de Padre sobre su Creación y hace partícipe de su Espíritu a todos
sus hijos, hijos por adopción pero hijos verdaderos en razón de ser Dios su
Origen. Y como tales son llamados Hermanos de Aquel Hijo de quien se dice
“engendrado de la misma Naturaleza Increada del Padre”. Veracidad Filial que
este Hijo Todopoderoso asume como propia y movido por el Fuego del Amor hacia
sus hermanos se levanta, se hace hombre y le aplasta la cabeza a la Serpiente,
cumpliendo así la venganza que Dios le jurara a Satán sobre el cadáver de su
hijo Adán.
En fin,
estas son cosas que la Esposa del Señor, la Santa Madre Iglesia Católica lleva
repitiendo dos mil años. Los Apóstoles se las comunicaron a Ella y Ella ha sido
Fiel a la Doctrina de su Esposo, transmitida por sus Hermanos y Apóstoles, que
los siglos han conservado, y aunque en el transcurso de ellos fueron muchos
quienes buscaron cambiarla y adaptarla a las necesidades de sus imperios, la
Verdad ha vencido.
Dios
siempre vence.
La
Doctrina que los Apóstoles no se cansaron de repetir, y la Iglesia que
Edificaron repite siglo tras siglo, es que Dios es Amor y es desde este Amor
que deben recrearse los Acontecimientos expuestos en la Biblia.
La
Historia nos dice que la Razón Humana de por sí sola era, es y será siempre
impotente a la hora de elevarse y entrar en la Mente de Dios con la naturalidad
que un hijo entra en la casa de su padre. Fracasó la Razón Hebrea, fracasó la
Razón Helena, fracasó la Razón Romana. Y donde fracasó la Razón, triunfó el
Amor. No es por la inteligencia que se gana a Dios, sino por el Corazón.
Y este Camino es el que su Hijo nos descubrió
a todos, en unos tiempos, cierto, en que los hombres, judíos y gentiles, tenían
por corazón una piedra.
Este es
el corazón que la Asamblea de los Divinos tenía. Expertos en asesinatos,
genocidios y guerras, eran incapaces de comprender este Camino que acomete el
Milagro de levantar un puente en el abismo entre las dos naturalezas, la del
Creador y la de la Creación, y uniéndolos a ambos en una Familia cierra la
Victoria de Dios contra la Muerte.
Ignorar
este Camino y cegar el acceso a esta Puerta no es propio de quien tiene el
espíritu de hijo. Quien la cierra, ¿de qué espíritu será hijo?
Habrá
que descubrirlo. Dicen los Divinos:
I
C.W.-“La
distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aun cuando las criaturas
racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo, ellas no podrán nunca
tener plenitud con Él como su bienaventuranza o galardón, si no es por alguna
condescendencia voluntaria por parte de Dios, habiéndole placido a Este
expresarla por medio de su pacto”.
C.R.Y&S.-
¿Y qué significa ser hijos de Dios sino tener la plenitud de dicha
bienaventuranza o galardón? No por alguna condescendencia voluntaria sobre un
individuo concreto, como si la Filiación fuera un artículo exclusivo de una
raza de elegidos. La Paternidad Divina se extiende a toda su Creación y todos
somos dados a vivir esta Plenitud de un hijo que es amado por su Padre y tiene
en su Padre absolutamente toda su alegría y gloria.
Independientemente
de que la revolución Jesucristiana abriera el Camino y dejase al Futuro lo que
le pertenecía al Futuro, nosotros, nuestro Día, que se abre a la Gloria de la
Libertad de los hijos de Dios, la Vida a Imagen y Semejanza del Creador implica
esa Alegría de quien teniendo su Origen en el Universo es amado como hijo.
¿Desde cuándo el amor de un padre por su hijo es condescendencia?
Evidentemente
cuando ese padre tiene por corazón una piedra.
Que las
piedras den agua, lo sabemos, pero que hablen, sólo un aterrorizado o un
discapacitado de espíritu puede creer que:
“El
primer pacto hecho con el hombre fue un pacto de obras, en el que se prometía
la vida a Adán, y en éste a su posteridad, bajo la condición de una obediencia
personal perfecta”.
¿Puede
hablar la piedra de Amor? ¿Esta Asamblea de Divinos conocía la Biblia, o estaba
creando una nueva?
Dios es
claro en su Libro: Adán, hijo de Dios, padre de Abraham, padre de David, padre
de Jesús, hijo de María.
¿Con
quién pactó Dios para tener a su hijo Adán, con el Diablo?
Eres mi
hijo si cumples esto, y si no lo cumples ¿no lo eres?
¿Puede
ser establecida la Paternidad sobre un pacto?
Una
adopción por vía testamentaria sí se puede ajustar a un pacto. Pero en el caso
de Adán esto implicaría que Dios puede morir.
Pero
Dios no puede morir. El Hombre no es adoptado por un Pacto. Primero es creado a
la Imagen y Semejanza de Dios. Adán es hijo de Dios. Y luego más tarde, a la
hora de elevarlo al Trono, le da una Ley por la que le prohíbe abandonar el
Amor como Camino de Crecimiento de su Reino.
La
Paternidad Divina no es un Pacto, es el Fruto que el Creador le ofrece a su
Creación. Sin buscarlo ni proponérselo, el Hombre es elevado a la condición de
los hijos de Dios. Ese abismo que separa a la Criatura de su Creador desaparece
por obra y gracia del Hijo de Dios. Lo que era Imposible de ser concebido por
el Diablo, la Encarnación del Hijo de Dios en la Naturaleza de la Creación, se
hace realidad. El Hijo de Dios deviene la Puerta, el Puente sobre el Abismo, el
Camino a la Restauración de todos los Derechos Divinos que el Hombre perdió al
ser arrojado de la Presencia de su Creador y abandonado a la Muerte como si
Dios no fuera el Vencedor, y su Victoria fuese una farsa.
No hay
Pacto entre el Hombre y Dios antes de la Vieja Alianza firmada por Moisés. La
Paternidad no es pactada. El Confesor está desheredando al Pueblo Británico de
su herencia Divina. Un pacto se puede romper, pero no la paternidad; de manera
que cuando Dios declara roto su Pacto con el pueblo de Moisés siguió vigente su
Paternidad sobre los hijos de Abraham, padre de Cristo Jesús.
Reescribir
el Evangelio desde esta base de la Paternidad por Pacto es Negar a Cristo y
preferir por padre el Diablo.
Consecuente
con esta elección, la Asamblea de los Divinos, escribe:
II
C.W.-
El hombre, por su caída, se hizo incapaz para la vida que tenía mediante aquel
pacto, por lo que agradó a Dios hacer un segundo pacto, llamado comúnmente el
Pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y
salvación por Cristo, exigiéndoles la fe en EL para que puedan ser salvos, y
prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que ha ordenado para vida,
dándoles así voluntad y capacidad para creer.
C.R.Y&S.-
¡Mentira! Este Confesor habla con la voz del Anticristo.
No hubo
Pacto con el Pueblo a nacer. Hubo una Nueva Alianza, que el Hijo de Dios nos
conquistó para todo el Género Humano, en razón de la cual el Pueblo Cristiano
no será destruido jamás. En la primera Alianza la existencia del Pueblo hebreo
quedaba condicionada a su Obediencia y Fidelidad a la Ley, efecto de la cual
quedaba Dios en libertad para darla por concluida.
En la Nueva Alianza, que nos conquistó Jesucristo, la Vida
del Cristiano no queda expuesta a ruina, sino que sin condiciones ni límites
Dios se hace el Aliado Natural del Pueblo de su Hijo.
Hay una
gran diferencia entre ambas Alianzas. La Primera fue firmada entre Moisés y un
hijo de Dios, que llevaba el Nombre de la Casa de Dios, con quien Moisés
hablaba cara a cara. La Segunda Alianza fue firmada entre el Padre y el Hijo,
Alianza que nos ganaba a todos Vida Eterna y Subsistencia sin límites.
El
Confesor, se ve, le tenía repugnancia a la Biblia, y la interpretaba sin
conocimiento del Espíritu de su Autor, con el que se relacionaba, como hemos
visto, en la esfera del Dios que es Terror, delante de quien no cabe otra
postura que la del esclavo predispuesto a vivir arrastrado de por vida.
Pero la
Redención nos levantó del suelo, nos elevó la cabeza, y nos abrió los ojos a
Dios “Nuestro Padre que está en los Cielos”
¿Dónde
está ese Padre en esta Confesión Anticristiana?
Busquemos:
III
C.W.-
Este pacto de gracia se propone con frecuencia en las Escrituras con el nombre
de un testamento, con referencia a la muerte de Jesucristo el testador, y a la
herencia eterna con todas las cosas que a ésta pertenecen y están legadas en
este pacto.
C.R.Y&S.-Muy
bruto de entendimiento tenía que creer el Confesor de Westminster y debe seguir
creyendo el Pastor Presbiteriano a sus lectores cuando dice que con frecuencia
se le conoce “AL NUEVO TESTAMENTO” ... “como testamento”.
Efectivamente,
el Confesor, siguiendo con su técnica de lavado de cerebro debía reducir este
Nuevo Testamento a un simple pacto, de manera que la Alianza firmada entre Dios
y su Hijo a la salud del Hombre cegase y ciegue al bruto presbiteriano, y
haciéndole incapaz de ver con los ojos de su cara al Beneficiario Real y
Directo de este Testamento, el Pueblo Cristiano, se instalase en su cerebro
animal la idea de que su Destructibilidad era posible.
La
sangre católica derramada, el genocidio contra el pueblo irlandés y las
persecuciones incluso contra la oposición a esta locura de Westminster hablan
por sí sola.
IV
C.W.-“Este
pacto era ministrado de un modo diferente en el tiempo de la ley y en el del Evangelio. Bajo la ley se ministraba por promesas,
profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascual y otros
tipos y ordenanzas entregados al pueblo judío; y todos señalaban al Cristo que
había de venir, y eran suficientes y eficaces en aquel tiempo por la operación
del Espíritu Santo, para instruir y edificar a los elegidos en fe en el Mesías
prometido, por quien tenían plena remisión de pecado y salvación eterna. A este
pacto se le llama el Antiguo Testamento”.
C.R.Y&S.-Vuelve
a mentir y demuestra la irracionalidad de su discurso cuando dice que en la
Antigua Alianza y por ella tenían la plena remisión de sus pecados y la
salvación eterna. El hecho es que el pacto del Sinaí entregaba al pueblo hebreo
al Juicio sobre su Nación, en el que deberían responder todos de sus obras
delante del tribunal de Dios. Nadie tenía garantía de salvación sino dentro de
la Ley, y esta salvación debería ser sometida al Juicio Final decretado por
Dios sobre todos los que vivieron bajo la Ley de Moisés. No hay en el texto de
la Alianza de Moisés con Dios una Declaración de Salvación plena que diga:
“Todo
el que cree en Mí pasa de la muerte a la vida eterna sin ser juzgado”.
Moisés
no conquista para su Pueblo esta Plenitud Salvadora. Y en realidad ningún
hombre podía hacerlo. ¿Quién podría conquistar el Corazón de Dios hasta ganarle
para un tercero semejante Gracia?
El sólo
hecho de comparar la naturaleza de una Alianza con la otra es vergonzosa, y
reducir el Testamento a un Pacto es indignante y demuestra que el conocimiento
de Dios estaba lejos del Confesor. Y si alguien no conoce a Dios, ¿cómo podrá
tener su Espíritu?
El
resto de este Artículo sigue la misma pauta de repugnancia contra la Biblia y
de ignorancia sobre Cristo:
V
C.W.-“Bajo
el Evangelio, cuando Cristo la sustancia fue manifestado, las ordenanzas por
las cuales se ministra este pacto son: la predicación de la Palabra, la administración
de los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor; y aún cuando son menos en número y ministradas con más sencillez y menos gloria
exterior, sin embargo, en ellas el pacto se muestra a todas las naciones, así a
los judíos como a los gentiles, con más plenitud, evidencia y eficacia
espiritual, y se le llama el Nuevo Testamento. Con todo, no hay dos pactos de
gracia diferentes en sustancia, sino uno y el mismo bajo diversas
dispensaciones”.
C.R.Y&S.-¿No
hay dos pactos de gracia diferentes en sustancia? ¿Es lo mismo cerrar los ojos
en este mundo y abrirlos en el Paraíso de Dios, disfrutando de la plenitud de
la Ciudadanía del Reino de Dios, que ser sometido a un juicio en el que hasta
tu última palabra, pensamiento y acción serán puestos sobre la mesa?
Muy
limpio de todo pecado debía sentirse esta Asamblea de Divinos que después de
haber regado de sangre las islas Británicas se sentada a hacer de dioses en la
Tierra.
La
primera frase de la sentencia, vista la repugnancia que exhala la última contra
Cristo, no merece ni la pena discutírsela al Diablo.
NOVENA PARTEEL DIABLO ESCONDE SU ROSTR
Independientemente
de nuestro conocimiento de las crónicas de la Revolución Inglesa hay un hecho
en su causa que no debemos pasar por alto y fue el germen en el que creció esta
Confesión de Westminster, es decir, esta evolución desde una postura meramente crítica
y contra la Pornocracia del Papado del Siglo XV y XVI
a una Rebelión Abierta contra la Iglesia fundada por Dios y Vencedora de todas
las fuerzas que hasta entonces la Muerte desató contra sus Murallas. Victoria
ya cantada desde antes de las guerras del mundo contra el cristianismo en la
Promesa de Dios de investir con su Invencibilidad a su Descendencia en la
Tierra. Hablando siempre del Espíritu.
Así
pues, desde una posición meramente humana contra la conducta de un Papado que
se había echado a dormir y abandonado la Vigilancia a la que se veía obligado
por su Señor, Inglaterra se pasó al Enemigo y acogió en su reino al Abogado del
Diablo parido en Suiza.
La
elevación de Enrique VIII a la Cabeza de la Iglesia elevó el trono del Tudor a
la condición que sólo el Hijo de Dios ostenta. Enrique VIII transfirió los
Poderes legados por el Pueblo de Inglaterra de la Monarquía Constitucional a la
Teocracia Absolutista que confería al rey dios inglés poderes absolutos sobre
la vida y la muerte de todos sus súbditos.
El
hecho de que las grandes escuelas británicas de intelectuales de la ciencia y
la filosofía se sacaran los ojos y mantuvieran la ficción de la Monarquía
Constitucional cuando el Reino Unido se erigió en Teocracia, y como Teocracia
escribió su Historia la Época de los Tudores, nos descubre la categoría moral e
intelectual de los Confesores que escribieron con la punta de sus espadas
ensangrentadas estos Artículos; que, para su desgracia, encontró en la América
Presbiteriana su continuación, y expandiera sobre la Población Nativa
Norteamericana el terror que extendiera en las Islas los reyes de los que
escaparon los fundadores de la Nación Americana.
La
Estructura Espiritual del Cristianismo se basó desde su origen en la Unidad de
Dios con el Hombre, en virtud de la cual Dios dio luz y vida a un Cuerpo de
Sacerdotes y Pastores unidos al Hijo de Dios como el Cuerpo lo está a la
Cabeza. La Obra de Dios era y es clara. Siendo la Cabeza del Cuerpo de Cristo
el propio Dios Hijo Unigénito, la Iglesia quedaba y queda investida de la
Invencibilidad de su Cabeza.
Lógicamente
siendo la Cabeza Divina y siendo el Cuerpo humano se entiende que la tensión
del crecimiento de este Organismo en el seno de un mundo sujeto a corrupción y
muerte quedase expuesto a las circunstancias de un arbolito plantado bajo un
cielo en constante estado de tormenta. El propio San Pedro expuso esta realidad
a la que quedó sujeta la Iglesia diciendo “La fe, preciosa como el oro, que se
corrompe”.
Pero
mejor que abrir la lectura a la Historia de esta Corrupción, ya descrita en las Negaciones de Pedro y la Noche de los
Obispos, es más conveniente recordar que la División de las iglesias fue
profetizada por el propio Jesucristo hablando de la Siembra que el Diablo se
encargaría de llevar a cabo una vez Liberado de su prisión.
Este es
un Acontecimiento que ÉL conocía antes de su revelación Apocalíptica. Su Padre
no le ocultaba nada y la doctrina del reino de los cielos le fue dada a Él para
darle a conocer mediante Parábolas los Acontecimientos por los que su Reino en
el Mundo habría de pasar hasta el fin de los tiempos de la Vida sobre la
Tierra.
Si en
una primera instancia se nos revela que el Diablo fue apresado inmediatamente
tras la Resurrección, a renglón seguido se nos dice que Dios ordena su
Liberación tras Mil años de encierro, para ser liberado por otros Mil años, en
los que, se comprende, tendría lugar esa Siembra del Maligno de la que se habla
en la Parábola.
División
de las iglesias formalizada a partir del 1054 cuando el Príncipe de las
Tinieblas es liberado y siembra su Cizaña Maligna en el Campo que su Madre, la
Muerte, había estado cultivando con tanta paciencia. La Revolución Gregoriana
despertó demasiado tarde a un Colegio de Obispos que hacía poco había
interpretado un episodio de corrupción tan bajo y miserable como para
justificar a los ojos de Bizancio el desprecio que los obispos ortodoxos
bendijeron, y los condujo a legitimar el darle la espalda a la Unidad Universal
de las iglesias que les pidió el Hijo de Dios.
Aun así
la Bizancio ortodoxa no cometió el terrible error de declarar al emperador
cabeza de la iglesia ortodoxa. La Autocracia Bizantina es hoy leyenda. La
teocracia Inglesa, hipócritamente oculta bajo una Monarquía Constitucional
Británica que jamás existió, fue el error que condujo a los Tudores a su
destrucción.
Desde
el momento en que el rey de Inglaterra fue proclamado Cabeza de la Iglesia
Británica el Tudor se alzó como Anticristo. El Horror que el reinado del primer
Tudor desató contra la población inglesa ha sido igualmente ocultado por los
grandes genios de las universidades británicas. Encerradas en el Terror a su
rey dios, tanto Oxford como Cambridge pusieron en activo el silencio hipócrita
que habría de conducir al último de los Tudores a poner su cuello a los pies
del hacha homicida.
La
evolución de la Teocracia Inglesa creció durante el reinado de la Diosa Reina
de Inglaterra, y no dejó de crecer durante el de sus sucesores; de manera que
cuando sube Carlos I éste se cree verdadero dios y gobierna como si fuera dios
verdadero. La demencia criminal de un asesino en serie de mujeres y santos; de
un genocida que condenó a la miseria a una nación ya empobrecida que sobrevivía
de la piedad de los monasterios; de una banda de ladrones que se repartieron
las propiedades legitimas de la Iglesia de Inglaterra; dio paso a la demencia
final de un idiota integral que cegado por los poderes teocráticos recibidos,
creyó poder gobernar como Dios y exigió ser respetado como el Único Dios de
Inglaterra.
La
revolución inglesa estaba legitimada. Pero su Delito contra el rey del Cielo no
fue corregido. Los vencedores de la Revolución Gloriosa la llevaron al extremo
final del que ya no hay regreso: Declararse el Abogado del Diablo.
Reunidos
en una Asamblea de Divinos, de manera que donde hubo un dios ahora hubo muchos,
escribieron la Confesión que llamaron de Westminster, en la que, como hemos
visto, absolvieron a Satanás de todos sus delitos en el Argumento de haber
tenido la Caída en Dios su Autor Intelectual y productor Material.
Pero
ser Malo no implica ser Tonto. De hecho es todo lo contrario, el Tonto es el
Bueno. Así que si primero el Confesor abrió su Argumento adhiriéndose al
Concilio de Nicea, y enseguida pasó a Acusar a Dios de ser el único y verdadero
autor de la Caída, “quien la ordenó desde la eternidad para su propia gloria”,
ahora la Asamblea de los Divinos vuelve a ponerse la Máscara y poniendo cara de
beato super-santísimo a cuyo lado los San Agustines y los Santo Tomases fueron unos cretinos, en su
hipocresía sin límites los padres del Presbiterianismo Americano se declaran
más papistas que el Papa, e imitando a su príncipe, el Diablo, engañan a todos
sus rebaños, diciendo:
I
C.W.-“Agradó
a Dios en su propósito eterno, escoger y ordenar al Señor Jesús, su unigénito
Hijo, para que fuera el Mediador entre Dios y el hombre; Profeta, Sacerdote y
Rey; el Salvador y Cabeza de su Iglesia; el Heredero de todas las cosas, y Juez
de todo el mundo; desde la eternidad le dio Dios un pueblo que fuera su
simiente y para que, a debido tiempo, lo redimiera, llamara, justificara,
santificara y glorificara”.
C.R.Y&S.-
¿Dónde está aquí la hipocresía y dónde el error? me diréis. ¿Acaso no es esta
la enseñanza y doctrina de los Padres de la Iglesia desde la Edad Apostólica a
nuestros tiempos?
Mi
palabra es firme, “NO”. Esta no fue nunca la Doctrina de Cristo. La Doctrina de
Dios es la opuesta. Y es tan contraria a este Artículo como lo son el Cielo y
el Infierno.
¿Desde
cuándo le agrada a un padre enviar a su hijo a que se lo maten? Entendemos que
en la Inglaterra de estos Confesores condenar a sus hijos a muerte era el pan
de cada día, y desde esta crueldad sin límites nada había de verse sospechoso
en declarar que le agradó a Dios enviar a su Hijo a la Cruz.
¿No
acabó en la Cruz entonces?, en vuestra ignorancia os preguntareis.
Sí, por
supuesto, para Resucitar hay que Morir.
Pero
esta Resurrección no fue por agrado de Dios, sino que le vino dictada por la
Necesidad que tuvo Dios de salvar a su Creación, y no sólo ya al Hombre, sino a
toda su Creación, la del Cielo como la de la Tierra, la del Pasado como la del
Presente y la del Futuro.
Es Dios
claro y firme en su Libro: La Muerte de Cristo no fue capricho. Por esto
escribe: LA NECESIDAD DE LA MUERTE DE CRISTO.
Fue por
esa Cruz que se operó la reconfiguración Final de la Creación.
La
Revolución que se operó al Principio abriendo Dios la Puerta de su Creación a
todos sus hijos había sufrido una Caída, el resultado de la cual puso a Dios
frente a su Verdadero Enemigo, la Muerte.
Dios
había conquistado la Inmortalidad para la Vida. Mas en cuanto Padre de todas
las Ciencias su Guerra Personal por la Inmortalidad de la Vida había tratado el
Tema de la Muerte desde la Razón Científica. Invistiendo a la Creación de
Inmortalidad se acababa el problema.
La
Alegría de la Victoria, la Concentración natural al proceso de conquista HABÍA
APARTADO DE SU PENSAMIENTO el Hecho de la existencia de estas dos Fuerzas
Cósmicas Increadas, la Vida y la Muerte, como entidades reales, tan reales en
su existencia como lo es su propia Existencia.
Aun
sufriendo su Creación las Guerras que arrastraron su Paraíso al Infierno, Dios
creyó ver en su origen la consecuencia directa de su propia Victoria. Creados a
su Imagen y Semejanza, los hijos de Dios necesitaban participar de la Vida de
su Padre en cuanto Creador.
Dios
responde a este Nuevo Reto con la Apertura de la Creación a sus hijos. Y
comienza la Creación de nuestros Cielos y de nuestra Tierra según he relatado
en la Creación del Universo según el
Génesis.
La
Creación del Hombre entra dentro de esta Revolución Universal con la que Dios
confió en ponerle fin a las guerras entre sus hijos. Pero no era la única
medida. Las dos medidas anteriores, apertura a la Participación en el Acto
Creador y Formación del Hombre, la cierra Dios con un decreto de Destierro
Eterno contra quien ose abrir ese Capítulo cerrado de la Historia de su
Creación.
Dios
sabía que “aquella bestia”, Satanás, “había acorneado antes”. Era su
responsabilidad evitar que se volviera a producir un ataque de esa Bestia.
Mediante el Decreto de Destierro Eterno de su Creación, que le da a conocer a
su hijo Adán, y que comprende a todos los hijos de Dios, sin excepción de
ninguna clase y justificación en ninguna circunstancia, Dios, en su Amor por la
Vida de sus hijos, creyó que aquel episodio de las Guerras entre sus hijos
quedó cerrado.
No fue
así. “La bestia que había acornado antes” volvió a acornear. Dios, el Amo de
esa bestia, se queda perplejo. No es un hijo al que tiene enfrente, es una
Bestia que Él no ha creado ni formado ni alentado ni alimentado. ¿De dónde le
viene a esta bestia su locura, su demencia, su creencia en creer poder poner de
rodillas al Dios de la Eternidad y del Infinito? Dios ve cara a cara al Enemigo
de su Creación, la Muerte. La Muerte es la Madre de esa Bestia : la Serpiente
Antigua, el Dragón, el Diablo, cuya Cabeza es Satanás.
La
Batalla Final entre el Dios que soñó un Cosmos en el que el Árbol de la Vida da
fruto Inmortal, y la Fuerza Increada que desde el principio de la Increación fue una sola cosa con la Vida, y ambas las dos
caras de la misma moneda; esta Batalla Final que, en el uso de la Razón
Científica que le condujo al Descubrimiento de las infinitas ciencias que
componen el Árbol de la Ciencia de la Creación de universos, Dios no vio:
acababa de empezar.
La
Muerte seguía activa. La Muerte seguía actuando en la Creación como antes lo
hiciera en la Increación. La Muerte es una Fuerza
Increada que actúa según su Naturaleza. Hizo su trabajo en el Cielo y ahora lo
hacía en la Tierra.
Dios
tenía una disyuntiva. Se encontró ante un dilema :
Inmunizar
a su Creación frente a esta Fuerza que busca ser parte del Nuevo Cosmos como lo
fuera del Antiguo, en su forma de Guerra aportando al Reino de Dios un sistema
de gobierno basado en la Divinización de todos los hijos de Dios, que pasarían
a disfrutar del status de Inmunidad Absoluta para sus actos, status natural que
vimos en el rey dios inglés.
Esto, o
proceder a aceptar la Declaración de Guerra de la Muerte, vencerla y liberar a
su Casa de su Presencia por la Eternidad.
Dios
aceptó la Declaración de Guerra, una Guerra que llevaba en vigor desde que ÉL
soñó este Nuevo Cosmos en el que la Muerte no tiene parte, y ahora entraba en
su Batalla Final.
Acorde
a esta Necesidad dicta Sentencia contra todas las partes envueltas en la Caída.
A la Bestia “que había acorneado antes” la sentencia a Destierro Eterno una vez
la sangre de su víctima sea vengada por un hijo de la mujer del muerto.
Nace en
ese Momento la Necesidad.
Toda la
existencia de la Creación está basada sobre un Pilar, el Amor de Dios por su
Hijo Unigénito, a quien Él ha hecho el Primogénito de sus hijos, de esta manera
extendiendo a sus criaturas la Paternidad Verdadera natural al Mayor de su
Casa.
Dios
debía abrirle los ojos a su Hijo para que viese al Enemigo Verdadero de su Reino.
No es el Diablo, ese Satanás, criatura sacada del polvo: Satanás es un simple
peón en el juego de una Fuerza, la Muerte, que viene desde la Increación y comparte con el propio Dios su Origen
Increado.
Es esta
Necesidad la que ordena todos los acontecimientos desde la Caída a la
Resurrección. El Hijo que baja del Cielo y encarna al Vengador de la sangre de
Adán es el mismo que regresa a su Mundo, pero en su Ser se ha operado una
Transfiguración Eterna.
Su
Padre ha vencido, su Victoria es Él, su Hijo.
El Reino
de Dios se inclina ante este Rey Universal, a los pies de cuyo trono todos los
Príncipes del Cielo depositan sus coronas. Queda abolido el Imperio, todas las
coronas quedan abrogadas. El Reino de Dios es puesto en las manos de su Hijo,
quien es Glorificado como Rey Universal Sempiterno, Juez Universal y Sumo
Pontífice Universal, Señor de toda la Casa de su Padre.
¿Agradó
a Dios enviar a su hijo a la Cruz?
¿Quién
es este necio que habla así?
II
C.W.-“El Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad,
siendo verdadero y eterno Dios, igual y de una sustancia con el Padre, habiendo
llegado la plenitud del tiempo, tomó sobre si la naturaleza humana con todas
sus propiedades esenciales y con sus debilidades comunes, pero sin pecado. Fue concebido por el
poder del Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, de la sustancia de
ella. Así que, dos naturalezas completas, perfectas y distintas, la divina y
humana, se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión
composición o confusión alguna. Esta persona es verdadero Dios y verdadero
hombre, un solo Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre”.
C.R.Y&S.-El
Abogado del Diablo oculta su verdadero rostro tras la máscara de las
declaraciones conciliares católicas. Pretende hacer suyo, como buen político que
fue el Confesor Divino, la victoria de la Iglesia Católica, contra la que sin
embargo lanza a sus hordas asesinas.
Y lo
entendemos. Nadie puede robarle a otro lo que le pertenece si antes no lo
asesina.
En su
demencia victoriosa, la sangre de cientos de miles de hombres en sus manos, la
Asamblea de los Divinos olvida que la Iglesia Católica había vencido siglo tras
siglo sobre enemigos infinitamente más poderosos que la corona anticristiana de
Inglaterra. La Guerra del Turco Otomano contra el Reino de Dios en la Tierra,
que ganan para el Rey del Cielo Carlos I de España y su hijo Felipe II, no le
dice nada a un ciego que reclama para sí la divinidad natural a los dioses.
Tiene que ocultarle al pueblo que ha sobrevivido a la masacre de la revolución
gloriosa su verdadero rostro, y se pone la máscara de los Padres de la iglesia.
Pero el
lobo es lobo aunque se ponga la pelliza del cordero.
Sin
cortarse las uñas de las patas viene y tira la Gloria de Jesucristo con estas
palabras:
III
C.W.-“El
Señor Jesús, en su naturaleza humana unida así a la divina, fue ungido y
santificado con el Espíritu Santo sobre toda medida, y posee todos los tesoros
de la sabiduría y del conocimiento, pues agradó al Padre que en él habitase
toda plenitud, a fin de que siendo santo, inocente, inmaculado, lleno de gracia
y de verdad, fuese del todo apto para desempeñar el oficio de un mediador y
fiador. Cristo no tomó por sí mismo este oficio, sino que fue llamado para ello
por su Padre, quien puso en sus manos todo juicio y poder, y le mandó que
desempeñara tal oficio”
C.R.Y&S.-Al
pan envenenado le echa la serpiente la miel de los príncipes de las tinieblas a
fin de que los ciegos que siguen al ciego caigan con agrado en la misma olla de
cuya carne se servirá el Diablo.
Incapaz,
quien venía de devorar la carne humana de miles de cuerpos, borracho de sangre
de las cubas del genocidio aun fresco, de entender el Amor de Dios a su Hijo,
el Confesor arroja la Gloria del Hijo de Dios al barro y convierte ese Amor “en
la obediencia debida del siervo a su señor, de la víctima a su depredador, del
súbdito aterrorizado a su rey y señor, a quien obedece bajo la ley del terror
que el monstruo de su rey le inspira”.
Entendemos que a este monstruo homicida, que
se viste de Divino en Asamblea, recién venido de las guerras de exterminio que
la Revolución Inglesa, esta Palabra: “Amor”, le sonara a herejía. Incapaz de
entender esta Verdad: “Dios es Amor”, el Confesor expulsa de su lado la Vida
Bíblica, se arranca los ojos y cierra los oídos a la Palabra de Dios, que
escrita, dice: “El Celo por tu Casa me consume” .
Y en
otra parte le dice Dios a su Hijo: “No seas como el caballo salvaje al que hay
que ponerle la brida”.
Y en
última instancia lo vemos entrando en la Tierra montado en su Caballo de
Guerra, con el Manto del Rey cubierto de la sangre que iba a derramar en su
Batalla de Venganza contra el Traidor que se atrevió a declararle la Guerra a
su Padre.
El Hijo
de Dios no entra en esta Batalla Final como quien es arrojado del Cielo, al
estilo que lo fuera el Traidor Maligno. Y una vez obligado a hacerse hombre
acaba aceptando la Voluntad de Dios por Terror a su Poder, que es lo que dice
el Confesor.
¡Para
nada!
Es su
Padre quien tiene que contener en su Celo “ese fuego que lo consume” contra “la
Bestia que había acorneado antes” y con su traición acusaba a Dios de ser el
responsable de su traición.
El Hijo
de Dios arde en Fuego. Su Padre tiene que contenerlo. Su Hijo no ha visto aún
al verdadero Enemigo de su Reino. Sus ojos están centrados en el peón de su
Verdadero Enemigo. La Necesidad de descubrirle a su Hijo el Verdadero rostro
tras la Caída y las Guerras del Cielo era trascendental.
Sin
esta Visión todo sería para nada.
Exponiéndole
a la Cruz le descubriría a su Hijo, en el shock que le produciría este Designio
de su Padre, el Verdadero Rostro de su Enemigo. No era ese pobre diablo,
Satanás, a quien con solo decirle “Vade Retro” le bastaba para enviarlo al
Infierno. El Verdadero Enemigo de Dios era la Muerte, esa Fuerza Increada que
seguía activa en la Creación y debía ser arrojada de sus términos para siempre.
Todo lo
demás, el Hombre, los hijos de Dios, el Universo, el Cosmos, eran nada. Esta
Batalla Final era entre Dios y la Muerte. Dios necesitaba a su Hijo. La
Victoria era cosa de los Dos. De nada le valdría a Dios vencer a la Muerte en
la Tierra, como ya antes la vencieran en el Cielo los hijos de Dios, si su Hijo
no veía la Causa que producía estos movimientos particulares de destrucción
encaminados a provocar en Dios la Necesidad de una Destrucción Universal a
imagen de la que realizara antes de esta Creación.
¿Destruirlo todo y volver a empezar? Bien
conocía Dios a su Hijo. Jesús nunca consentiría semejante Final. Sus Hermanos
eran su Casa. Los Dioses del Cielo eran su Familia. No cabía en ese Corazón ni
una partícula de Mal. A la luz del sol de ese Amor no podía vivir ni la más
infinitesimal pequeña nube.
Y nos
vienen los Divinos, con sus manos llenas de sangre inocente y sus almas
ahogadas en muerte y destrucción, a decirnos, bajo pena de muerte, que el Hijo
de Dios aceptó “ese Oficio”:
IV
C.W.-“El
Señor Jesús, con la mayor voluntad tomó para si este oficio, y para desempeñarlo,
fue puesto bajo la ley, la que cumplió perfectamente; padeció los más crueles
tormentos directamente en su alma y los más dolorosos sufrimientos en su
cuerpo; fue crucificado y murió, fue sepultado y permaneció bajo el poder de la
muerte, aun cuando no vio corrupción. Al tercer día se levantó de entre los
muertos con el mismo cuerpo que tenía cuando sufrió, con el cual también
ascendió al cielo y allí está sentado a la diestra del padre, intercediendo, y
cuando sea el fin del mundo volverá para juzgar a los hombres y a los ángeles”.
C.R.Y&S.-
¿Qué está diciendo este necio? ¿Esta Asamblea de ignorantes en las cosas del
Cielo nos está diciendo que el Hijo de Dios era un ignorante integral a imagen
y semejanza de ellos?
Quieren
los Divinos hacerse el beato ultrasantísimo repartiendo la papilla católica servida por la Santa Madre Iglesia desde los
tiempos apostólicos; pero como lo que se trataba era de levantar una iglesia
sobre fundamentos nuevos, aunque usando ladrillos viejos, reviste el edificio
con terminaciones propias. Ocultan en un parafernalia bastarda el robo que de
la propiedad doctrinal hace.
Pero lo
que es más grave de todo su error es su afirmación “y allí está sentado a la
diestra del Padre”.
“Y allí
se quede, que aquí reina nuestra espada” es la coletilla que se priva de
escribir el Confesor. Era mostrar la pata por debajo de la puerta.
La
Maldad y el tonto no van juntos, ya lo sabemos. Lo hemos aprendido a base de
palos, que el tonto y la Bondad van de la mano. La cuestión es, dejar de ser
bueno y no ser tontos, o seguir siendo buenos pero vestidos de guerra hasta los
dientes.
La
respuesta está escrita. Meterse en la armadura de la fe y que el diablo venga
cuando quiera. Y cuando vuelva a repetirnos...
V
C.W.-“El
Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de sí mismo
que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho
plenamente a la justicia de su Padre, y compró para aquellos que éste le había
dado, no solo la reconciliación, sino también una herencia eterna en el reino
de los cielos”
C.R.Y&S.-Le
responderemos: la papilla para los neonatos, que aquí hay hijos de Dios
curtidos en la ley de la ciencia del bien y del mal. Coge el biberón con el que
quieres reducirnos a la infancia que ya pasamos, y ofréceselo a tu señor, el
Diablo, al que tan bien serviste Abogando por su Absolución. Anda y vete con tu
palabra a predicar en el infierno; tal vez allí conviertas a algún demonio.
Conocemos tu Discurso contra Dios y su Cristo:
VI
C.W.- Aún cuando la obra de la redención no fue consumada
por Cristo sino hasta después de su encarnación, sin embargo, la virtud, la
eficacia y los beneficios de ella, fueron comunicados a los elegidos en todas
las épocas transcurridas desde el principio del mundo en y por medio de las
promesas, tipos y sacrificios, en los cuales Cristo fue revelado y señalado
como la simiente de la mujer que heriría a la serpiente en la cabeza, y como el
cordero inmolado desde el principio del mundo, siendo él, el mismo ayer, hoy y
siempre.
C.R.Y&S.-Doctrina
inmunda, propia de demonios la que este artículo manifiesta. Niega la Redención
en Cristo, por Cristo y sólo en Cristo, y la extrapola a todos los tiempos,
haciendo innecesario el Sacrificio que el Amo de la Bestia inmoló en
cumplimiento de la Ley, a la Salud de la Ignorancia del Hombre.
Es
cierto que siendo Dios el Amo de la Bestia le correspondía sacrificarla en
demostración visible de su Inocencia en su “acorneamiento”
tras haberla atado en corto.
El
enigma de cómo esa Bestia fue liberada sin Su consentimiento, por qué y por
quién fue liberada marcó a Dios, a su Hijo, y a toda su Casa. ¿Quién inmolaría
ese Sacrificio en el que Dios quedaría reivindicado en su Inocencia?
Y lo
más vital: ¿de la mano de quién ese Sacrificio sería aceptado firmemente
delante de la propia Creación?
Porque
si por la mano de una criatura, el Miedo y el Terror a quien es Todopoderoso
invalidaría ese Acto Expiatorio de toda Culpa de Dios en la Caída. Únicamente
de la mano de quien es Dios como el propio Dios, y por consiguiente no puede
ser destruido por el propio Dios, podía esa Inocencia ser asumida como Veraz y
Eterna.
Esto en
lo que toca a Dios.
En lo
que toca al Hombre. Si un hombre justifica a otro hombre ¿no habrá corrupción
en la justificación?
Únicamente
quien Inmoló a la Bestia en Declaración de la Inocencia de Dios, ofreciéndose
como Cordero de Dios en expiación del pecado de su hermano Adán, podía causar
la Redención Inmaculada del Hombre, es decir, libre de toda sospecha. Pues ¿de
qué hubiera valido una Redención realizada sobre un amor natural, creando pan
para hoy y hambre para mañana?
Poner
esta Realidad Sobrenatural en discusión es un ejercicio satánico que se
entiende desde la posición de quien está levantando una religión nueva, que
utiliza los principios teológicos católicos como fundamentos ideológicos y
desplazando la Teología Cristiana por la Filosofía Racional Política separa el
Reino del Cielo del de la Tierra. “Dios está allí” y nosotros aquí. ¿Qué tiene
que ver Dios con nosotros?
Leámoslo:
VII
C.W.-
Cristo en la obra de mediación, actúa conforme a ambas naturalezas, haciendo
por medio de cada naturaleza lo que es propio de ella; aunque por razón de la
unidad de la persona, lo que es propio de una naturaleza, algunas veces se
atribuye en la Escritura a la persona dominada por la otra naturaleza.
C.R.Y&S.-El
discurso de los herejes de los primeros siglos sobre las dos naturalezas
regresa de la tumba. Mas ahora lo hace con el nuevo ropaje de quien tiene la
espada en el cuello del lector y pregunta: ¿Qué, algo que objetar?
Nosotros
no vamos a entrar en discusión con el Diablo.
A
quienes no discuten su doctrina maligna sino que la aplauden, sobre ellos
dispensa la nueva religión sus gracias, diciendo:
VIII
C.W.-
A todos aquellos para quienes Cristo compro redención, les aplica y comunica
cierta y eficazmente la misma; intercediendo por ellos revelándolos en la
palabra y por medio de ella los misterios de la salvación; persuadiéndoles
eficazmente por su Espíritu a creer y a obedecer; y gobernando sus corazones
por su palabra y Espíritu, venciendo a todos sus enemigos por su gran poder y
sabiduría, de tal manera y forma que sea más de acuerdo con su maravillosa e
inescrutable dispensación.
C.R.Y&S.-En
el Día del Juicio que caerá sobre las cabezas de esta Asamblea de Divinos se
verá la verdad de lo que digo cuando tengan que responder por su Acusación
contra Dios como Autor Intelectual de la Caída del Hombre.
Entre
tanto, a todos los que caísteis en este error, huid, corred, venid, la Puerta
está abierta, el tiempo está de vuestro lado, la Voluntad de Perdón de Dios
está anunciada, entrad en la Iglesia Católica, bautizaos, Convertíos. Vuestro
Bautismo es falso, Vuestra religión es falsa, vuestra iglesia es la puerta de
la perdición. Sois malos, pero no seáis tontos.
La
espada del Terror no está ya sobre vuestros cuellos. Sois libres para pensar y
distinguir entre la Verdad y la Mentira. Mis palabras son verdad, las de esta
Asamblea de Divinos y sus discípulos presbiterianos, aunque se vistan de
santos, son Mentira.
Cada
cual es hijo de su padre. Quien es hijo de Dios habla la Verdad, quien es hijo
del Diablo habla la Mentira, y su fruto es la Guerra, el Genocidio y el Crimen.
Estos fueron los frutos de la Confesión madre de esta segunda Confesión de
Westminster. No os equivoquéis. Esta Confesión de la Asamblea de Divinos fue la
que se dieran los Tudores, reeditada con la tinta que viene de la Sangre
derramada durante esos reinados. El fruto de esta Nueva Confesión ¿no sería el
exterminio de todos los seres humanos allá donde esta nueva religión se estableciese?
La Historia está ahí para demostrarlo. Y yo aquí para desenmascarar al Dios
Oculto que puso en pie la Reforma.
DÉCIMAPARTE
LA LIBERTAD DE LOS PREDESTINADOS
Hemos
visto cómo y por qué el Proyecto del Reino de Dios en la Tierra no pudo
consumar su extensión a la plenitud de las naciones, éstas aun en las entrañas
de la generación de Adán. Se entiende que habiendo transgredido el transgresor
pagase las consecuencias de sus actos.
El
entendimiento se enreda en una dificultad compleja cuando Dios extiende la Pena
debita al Delito a generaciones no nacidas, cuando es el propio Dios quien en
su Justicia impide que los pecados de los padres pasen a los hijos. La
contradicción de negación de principio pone al entendimiento delante de un
dilema complejo.
El mismo
Juez que se niega a hacer responsable a los hijos de los delitos de sus padres
y salva la inocencia de los hijos frente a la culpable conducta de sus padres,
este mismo Juez Divino se salta el principio moral de jurisprudencia por el que
se guía su espíritu y extiende las consecuencias del delito cometido por sus
padres tanto a ellos, sus hijos, como a los hijos de sus hijos. No sólo esto.
Llamados todos los hombres a devenir Ciudadanos del Reino de Dios, vemos que
los pueblos aún no comprendidos en el Reino de la Mesopotamia del Edén fueron
privados de la Presencia Divina y entregados a la ley de la ciencia del bien y
del mal sin haber sido encontrados culpables de ningún delito.
Esta
aparente negación de principio nos pone delante de la gravedad del Acontecimiento
de la Caída del Reino de Adán.
Aunque
computada a la Tierra la declaración de Guerra a Muerte sobre la Sangre del
Género Humano, que una parte de la Casa de los hijos de Dios grita, alcanza a
toda la Creación. El Hombre no ha sido más que un instrumento, un hacha de
guerra.
Dios se
enciende. Aquellos que se atrevían a declararle la Guerra a su Creador eran sus
hijos. Dios entiende. Han amado el infierno. Comieron de la Fruta del Árbol de
la Guerra y libremente han elegido vivir en el Destierro, aun siendo eternos, a
vivir al sol de una Paz Universal sempiterna administrada por una Justicia
Incorruptible a cuya luz todos los Pueblos, independientemente de su origen,
son Iguales a los ojos de su Creador.
No hay
vuelta atrás. La revolución que Dios pone en marcha abriendo el Acto Creador,
no sólo a la Contemplación y disfrute de ver a Dios en Acción, sino tomando
parte activa en la Formación de los mundos, dejó atrás una puerta en la que
colgaba un cartel diciendo : “No la traspases, no regresarás”.
El
shock que nace de esta situación le abre a Dios los ojos sobre la identidad del
“Enemigo Oculto” de su Reino. Ahora es la Creación entera la que está en juego.
Dios
había vivido un número incontable de veces el nacimiento y destrucción de
mundos bajo la ley de la ciencia del bien y del mal. Por esto tiene a su fruto,
la Guerra, por una Abominación. Ahora la Guerra le explota en pleno rostro. Su
Enemigo es la Muerte. La visión del Reino de la Vida que la Muerte quiere
imponerle a Dios es a sus ojos un Infierno.
El
Género Humano pasa a un segundo plano. Todo pasa a un segundo plano. Ahora todo
pasa por el Hijo de Dios. ¿Será tentado Jesús, Rey de reyes y Señor de señores
del Reino de Dios, por el fruto Prohibido? ¿Aceptarás que tu Corona viva bajo
la Ley de la Muerte? ¿Te pondrás de rodillas delante del Enemigo de Dios, tu
Padre?
Ya
conocemos la Respuesta. Inútil seguir por este Camino. Lo que nos interesa no
es poner en juicio los Cimientos del Edificio ya levantado. Sino salir a campo
descubierto, mirar lo hecho, y lo que nos queda por hacer.
Dios
vuelve a revolucionar su Mundo. Abole toda Corona. Su propio Hijo debe poner la
suya a los pies de su Trono.
Dios toma el Gobierno de toda su Creación. Es su Creación la
que está en peligro de Total Destrucción.
El
conoce perfectamente a Jesús, es el Hijo de sus entrañas. Jesús es el primero
que sufre el shock bajo las ondas de la Caída. Las Guerras de los hijos de Dios
no le alcanzaron. Dios le ocultó las Dos Guerras de sus hijos la esperanza
puesta en que no habría una Tercera Guerra Universal.
Tampoco
podía mantener lejos de sus ojos el Libro de las Crónicas de su Reino. Lo que
nunca haría Dios sería leérselo utilizando la sangre del Hombre por tinta. La
Ley: “No comas, morirás”, escrita en la Portada del Libro de la Vida de la
Creación, lo dice todo.
A lo
hecho, pecho. Una Nueva Revolución estaba en progreso. Al principio Dios miraba
a sus hijos, ahora tenía a la Muerte en frente. La Abolición de todas las
coronas y la Fundación de un Reino Universal Único gobernado por el propio Dios
es la primera medida que Dios toma. Sobre quien se rebele a aceptar su status
de Ciudadano y se alce contra su Deposición Monárquica extiende Dios un Decreto
de Destierro.
Satanás,
cabeza del Dragón, junto a sus aliados, es expulsado del Cielo.
El hijo
de Eva, mujer de Adán, se levantará para reclamar la Corona de su padre.
Es la
expectación del Mesías. Los hijos de Abraham esperaban a un hijo de David que
se levantaría contra los poderes de este mundo y pondría a Jerusalén, a semejanza
de la Roma Imperial, en el centro del mundo.
El
Homicida que derramó la sangre de un Hombre formado por el propio Dios creía
que aplastar a su descendiente lejano sería pan comido. La Encarnación del Hijo
de las entrañas de Dios no figuraba en los planes de los hijos de Dios
liderados por Satán. Este, acostumbrado a comer polvo, se había trasformado
finalmente en una bestia. Se movía como una bestia, como un “dios oculto”
moviendo los hilos desde la oscuridad, y ahora pensaba como una bestia, como la
Bestia que era.
El Hijo
de Dios ni lo mira, ni se detiene a contemplarlo. “Vade retro”.
Jesús
pone su Corona a los pies de su Padre.
La Cruz
es el Acto de Amor Eterno e Infinito del Hijo de Dios a la Sabiduría de su
Padre. Las medidas que Dios ha tomado son la Llave que cerrará la Puerta de la
Creación al Infierno que la Muerte lleva en sus entrañas. La Reconfiguración
del reino de Dios comienza con la Elevación de este Hijo al trono de Dios.
Dios
sienta a su Hijo como Rey Universal Sempiterno y Único, Juez Universal con
Poder Divino sobre toda vida, Señor Todopoderoso sobre todas de Creación. Jesús
es Dios Verdadero de Dios Verdadero y como tal recibe la misma Adoración y
Gloria que su Padre. Toda la Casa de Dios dobla sus rodillas ante el Rey, Dios
Hijo Unigénito, y Este trae a Casa una Nueva Generación de Hijos de Dios,
engendrados a su Imagen y Semejanza, herederos de su Espíritu, un Cuerpo de
Sacerdotes cuya Cabeza es el propio Cristo, a cuyos ojos, siendo los de Dios,
no se oculta pensamiento alguno, y cuyo Poder, como el de su Señor, está en la
Palabra. Dios le ha dado un Cuerpo Visible a su Espíritu. El Espíritu Santo se
ha hecho Hombre y se le ha dado el Reino para mantenerlo por la Eternidad en la
Paz Universal que viene de la Verdad.
Pero
aquí abajo se queda el género humano. Dios ha consumado su Obra. La Redención
consumada, ¿ahora qué?
¿Qué
pasa con las naciones de la Tierra? ¿Acaso aquel “Hagamos al Hombre a nuestra
imagen y a nuestra semejanza” no comprendía a todas las familias de la Tierra?
Por
supuesto que sí. Dios reemprende su Trabajo. Mas en este Nuevo Día las
circunstancias de partida no son las mismas. Los hombres han devenido bestias
racionales luchando por su supervivencia. El hombre es una bestia más.
Entre
aquel Hombre apadrinado por los dioses, antes del Edén, y este Hombre del
tiempo de los Apóstoles existe una diferencia crucial. Aquél estaba desnudo;
éste está vestido con la armadura del Espíritu.
La obra
más grande que podía concebir el hombre, la cima de la razón humana después de
dos mil años pasándose el testigo del imperio de una nación a la otra, fue
aquella Roma Imperial en cuya estructura aquél hombre había desaparecido y su
lugar había sido ocupado por una bestia.
Restaurar
la Imagen de Dios en el Hombre implicaba la Caída de este Imperio bajo un
diluvio de sangre, espejo donde se reflejaría la gravedad de la Caída del reino
de Adán. Esa bestia Humana estaba discapacitada espiritualmente para entender
las cosas del Cielo. Su Mundo estaba presto a ser ahogado bajo el Nuevo
Diluvio.
Dios
engendra en su Sabiduría una Nueva Plenitud de Naciones. Y hacia esta Nueva
Plenitud de Naciones comienza a hacer su camino la Historia del Hombre, que
deviene Historia del Cristianismo.
El Hombre que al Principio concibió Dios no deja de vivir;
aquel hombre nacido para ser el Espejo Vivo del Amor de Dios a su Creación,
uniendo a todos los Pueblos al mismo Tronco del Árbol de la Vida, todos y cada
uno de los Pueblos de su Reino sus Ramas, ése Hombre vive. Pero, ahora este
Hombre trae en su seno no ya el conocimiento del Bien y del Mal, como quien lee
en un libro las crónicas del infierno, este Hombre Nuevo lleva en su sangre el
fuego de quien ha vivido en su carne ese Infierno. Ningún Pueblo de la Creación
fue forjado en este Fuego. Tampoco fue de la Voluntad del Creador que el Hombre
lo fuera. Las circunstancias decidieron que la cosa fuese así.
A lo
hecho, pecho.
El
Hombre Nuevo que Dios trae a la Vida nace marcado por este Fuego. La Plenitud
de las Naciones a ser creada trae al reino de Dios un Ejército Mundial de
Sabios al servicio de su Rey, cabeza Política de esta Plenitud de Naciones cuyo
Rey Universal Sempiterno es Jesucristo.
Un
largo trabajo a realizar tenía Dios por delante desde la Resurrección a la
Formación de este Cuerpo de la Plenitud de las Naciones cuya Cabeza Política es
su propio Hijo.
Así las
cosas, una vez que el Edificio Cristiano fue consolidado y superó las Pruebas
de Destrucción a las que estuvo sometido desde su Nacimiento por Romanos,
Bárbaros y Musulmanes, con el propósito de acelerar los tiempos Dios ordena la
Liberación del Diablo en el Año Mil.
La
Muerte le preparó el terreno a su Príncipe, y, como he dicho antes, mover el
peón Celulario para darle el jaque mate a la Contienda entre Bizancio y Roma
fue coser y cantar; un triunfo que le sabía a poco al Diablo dado el Decreto
que Constantinopla había firmado sobre su cabeza al no separarse del Imperio
Romano.
Creer
que “iba a comer y no iba a morir porque Cristo lo protegería contra Dios”, fue
el delito de la Ortodoxia Bizantina. Este mismo delito arrastró a la Alemania
de Lutero a creer que por la Fe los hombres pueden incluso violar a la madre de
Cristo, pues la Fe pone de rodillas a Dios. Este movimiento, la Reforma, sí le
supuso al Diablo, el “dios oculto” de Lutero, a mieles.
Desde
el comienzo de su Siembra Maligna el Diablo encontró en Alemania un campo bien
dispuesto para dar fruto maligno. La Cuestión de las Investiduras dejó esto en
claro. Dios respondió con Gregorio VII. El intento del Emperador Alemán de
hacer de la Esposa de Cristo su Concubina, no triunfó. Del fracaso se saca
lección. En este caso la Esposa del Nuevo Adán no fue engañada y permaneció
Fiel a su Esposo.
Pero se
comprende que si por la División de las iglesias se quería llegar a la
destrucción de ellas siguiendo la Sentencia del decreto Divino, “Todo reino en
sí dividido no subsistirá y toda Ciudad o Casa en sí dividida será destruida”,
había que corromper a los siervos de la Esposa para encadenando a Esta a sus
intereses la Siembra de Cizaña condujese a las naciones cristianas a una guerra
fratricida.
El
Cisma de Occidente abrió la puerta, y el Concilio de Constanza declarando
Infalible al Obispo de Roma, es decir, transformando el Papado en una
Teocracia, arrojó a la Esposa a las mazmorras del Vaticano, de la que el
Concilio de Trento la liberó. Pero en ese entreacto la Rebelión Protestante se
hizo. Y no precisamente para Liberar a la Esposa de la Mazmorra en la que el
Obispado Italiano la encerró, sino para abrirle el Camino al Abogado del Diablo,
quien bajando de las altas cumbres nevadas del Olimpo Suizo vino a tentar a la
Corona de Inglaterra, y cayendo ésta en su Discurso se proclamó Cabeza de la
Iglesia en la Tierra, es decir, la Teocracia Pontificia fue respondida con la
Teocracia Monárquica.
Creyéndose
este nuevo cristiano el elegido de Dios para matar a todo el que no quisiese
doblar sus rodillas ante su Majestad Satánica, quiso Dios descubrirnos a las
claras, mediante Hechos, cuál es el Modelo de Reino que Satán y sus hermanos
concibieron como Gobierno de su reino Divino, por el que le declararon la
Guerra al propio Dios, y por el que prefirieron ser desterrados por la
eternidad a vivir en un Reino en el que todos los Ciudadanos estamos sujetos a
un mismo status jurídico y político.
Tras la
Rebelión del Diablo no se ocultaba sino la ambición de sentarse en el Trono del
Hijo de Dios, desde el que gobernando como si fuera Dios extendería su ley de
terror sobre todos los pueblos de la Creación.
De esta
manera quienes se creían los Divinos, en su Asamblea representaron para
nosotros aquella Asamblea de Malignos que decidieron Traicionar a Dios y
sembrar el Infierno en el Paraíso antes que sujetarse a la ley de la
Fraternidad entre todos los Pueblos de la Creación.
Y ya
los tenemos a todos reunidos en palma de la gloriosa mano de su nuevo Salvador,
Oliver Cromwell.
Engañados
por el Discurso del Abogado del Diablo de ser ellos los elegidos para Destruir
la religión que Fundó Europa, y la salvó de los cascos del Caballo de Atila
hasta elevarla a la cabeza del Mundo, estos Divinos vienen y dicen:
I
C.W.-“Dios
ha dotado a la voluntad del hombre con aquella libertad natural, que no es
forzada ni determinada hacia el bien o hacia el mal, por ninguna necesidad
absoluta de la naturaleza”
C.R.Y&S.-Mayor
ignorancia, imposible. Únicamente el Terror a esta Asamblea de Divinos podía
ver en esta absoluta nulidad intelectual una inspiración espiritual divina.
Vuelve a negar, como ya lo hiciera en los anteriores capítulos, el Hecho de la
Formación el Hombre a la Imagen y Semejanza de Cristo. Nacidos a su Imagen y
Semejanza nuestra voluntad viene determinada por su Naturaleza, que nos arroja
como pan en las manos del Bien y nos convierte en fuego contra los brazos del
Mal. La libertad del Hombre es Libertad Divina.
La Vida
del Cristiano es la del Ciudadano del Reino de Dios que goza de la Libertad
Sobrenatural referida a las realidades eternas, en las que la libertad natural
de los animales no tiene arte ni parte. Negar esta Libertad Sobrenatural que
traspasa las fronteras de las necesidades carnales y nos levanta la cabeza al
Pensamiento de Jesucristo es negar a Dios como Padre del Hombre en razón de que
siendo criaturas de carne y hueso nuestra Filiación es una fantasía que Dios ha
implantado en la mente humana.
Se dice
Anticristo de quien habla contrario a Cristo. ¿Qué más contrario a Cristo que
decir que no estamos impulsados al Bien y arrojados contra el Mal por razón de
quien nos ha engendrado y cuyo Pensamiento vive en nosotros?
Decir
que nos estamos impulsados al Bien es una Negación del Cristianismo. Lo
fenomenológico del asunto es cómo siendo de ley diaria lo contrario en el seno
del pueblo llamado presbiteriano a la hora del comportamiento doctrinal se
rijan ellos por sentencias contrarias en lo absoluto a la conducta que hacia
los hombres ellos ponen en práctica. Mas esta es cuestión que no viene a cuento
en este capítulo. Que sigue maravillándonos diciendo cosas como la que sigue :
II
C.W.-“El
hombre en su estado de inocencia, tenía libertad y poder para querer y hacer lo
que es bueno y agradable a Dios, sin embargo era mutable y podía caer de dicho
estado”.
C.R.Y&S.-Volvemos a lo mismo. Dios es Padre y siente por
su Creación amor de Padre. El Confesor ciega al lector y le impide ver su
Relación con Dios en el seno de esta verdad Inmutable.
Por
regla general, si nadie objeta lo contrario, árbol bueno produce frutos buenos.
Pues teniendo a Dios por Padre la regla dice que sus hijos tendemos por
naturaleza al Bien, y por Naturaleza de la Creación somos Inmutables. Caemos,
pero nos levantamos. Seguimos siendo el que fuimos, pero con cicatrices
adornando la piel de nuestras almas. Dejados en las manos de la Sabiduría que
gobierna la Creación entera es la ley del Amor la que impera, y siendo
inmutables tanto Ella como Dios, Su Señor, su creación permanece en esta
condición natural estable.
¿Puede
el soldado en un campo de batalla al rojo vivo vivir bajo la ley de quien está
en su casa disfrutando de una cena con su mujer y sus hijos? Cada espacio tiene
su ley. Cada momento tiene sus circunstancias. Mutabilidad e inmutabilidad se
refieren a los cambios en esos órdenes. No puede mutarse la ley de la guerra
estando el soldado en el fragor de la batalla a menos que se busque su
destrucción. Prohibir defenderse es un homicidio. Decretar vivir bajo la ley de
la guerra en tiempos de paz es un suicidio. Creer que la Naturaleza Divina
puede engendrar lo contrario es una demencia, por no hablar de alta traición.
Negar esta simple Realidad es Anticristianismo.
Quien
niega a Cristo es el Anticristo. No se puede hablar con palabras anticristianas
y llamarse divinos a no ser que el Maligno se vista de luz y ocultándose tiente
con la divinidad a sus elegidos para sembrar terror en el mundo. La sentencia
es, pues, contraria a Cristo al negar que la Naturaleza Humana y la Divina
existan en términos de procedencia. Dios crea a su imagen y semejanza, ergo, lo
que niegue esto es contrario a Cristo. La máscara es buena, pero el rostro que
se oculta no engaña sino a quien se quiere dejar engañar cuando se le dice:
III
C.W.-“El
hombre, por su caída a un estado de pecado, ha perdido absolutamente toda
capacidad para querer algún bien espiritual que acompañe a la salvación; por
tanto como hombre
natural, que está enteramente opuesto a ese bien y muerto en el pecado, no
puede por su propia fuerza convertirse a sí mismo o prepararse para la
conversión”.
C.R.Y&S.-Muy
Católico, se diría, y sin embargo, altamente falso. No lo digo yo. Lo dice la
Historia de las Religiones. Aunque el fin alcanzado por las religiones fuera
falso, el principio fue naturalmente bueno. Todos los pueblos buscaron y
siguieron buscando a Dios, bien espiritual sumo al que puede aspirar el ser
humano.
El
Pecado no apartó al hombre de buscar a Dios; el pecado lo arrastró lejos de la
meta que iba buscando. Ya lo dijo Dios en Pablo: “Buscamos el bien pero es el
mal el que se nos apega”. El hombre natural Original no sólo buscó el bien
supremo, sino que lo alcanzó.
El
Pecado trajo la ruptura entre el Hombre y Dios, y su búsqueda fue dirigida al
encuentro de imágenes tan opuestas a Dios como es la Imagen del cristiano que
dibuja la Asamblea de los Divinos en esta Confesión. Y no sólo en el terreno
del espíritu religioso, también en el del pensamiento filosófico mostró el alma
humana su tendencia natural al Bien. Que no llegasen los pensadores Helenos a
alcanzar la Sabiduría, y lo hiciesen hombres sin cultura ni genio filosófico es
el Acontecimiento más sorprendente de la Historia del Mundo. Sin ningún
misterio para nosotros. Si a los primeros la Sabiduría les dio la espalda, esta
misma Sabiduría le abrió los brazos de Madre a los últimos. Y tuvo a los Padres
de la Iglesia para que con su Sabiduría guiase el pensamiento cristiano,
poniendo a la Civilización Cristiana en el Camino de la Ciencia.
¿Convertirse
a sí mismo? ¿Pero dónde está el discapacitado intelectual que cree que el
Hombre es el Creador de sí mismo? ¿Es esta la idea que tiene el
Presbiterianismo de sus fieles, la de ser unos discapacitados intelectuales a
los que se les echa de comer alfalfa para bestias? ¿Qué Necesidad hubiera
habido de la Encarnación si el hombre por sí mismo hubiese podido elevarse a la
naturaleza de Cristo?
La
negación que viene es aún más fuerte:
IV
C.W:-Cuando
Dios convierte a un pecador y le traslada al estado de gracia, le libra de su
estado de servidumbre natural bajo el pecado, y por su sola gracia lo capacita
para querer y obrar libremente lo que es espiritualmente bueno; a pesar de eso,
sin embargo, por razón de su corrupción que aún queda, el converso no sola ni
perfectamente quiere lo que es bueno, sino quiere también lo que es malo.
C.R.Y&S.-
Veamos: “Yo soy la Vid y mi padre es el Viñador, vosotros sois los racimos.
¿Puede dar árbol bueno, frutos malos? Si permanecéis en mí daréis fruto y fruto
abundante, para que el Hijo del Hombre sea glorificado en vuestras obras”.
¿Cómo,
pues, siendo la Vid de naturaleza Divina puede su fruto ser Uva Maligna?
Que yo
quiera lo bueno pero que el mal se me apegue y queriendo hace el bien haga lo
contrario, sin querer hacerlo, aunque no sea justificación de ninguna clase,
pues tengo el deber de pensar lo que hago antes de hacerlo; que resulte que
queriendo hacer el bien haga el daño que nunca quise hacer, este resultado no
significa que yo lo quisiese o lo buscase. El mundo está sujeto a la ley del
bien y del mal, y yo vivo en el mundo.
Yo
camino, como hijo de Dios, en el Camino de la vida eterna, pero el mundo que me
rodea camina sobre la senda de la Muerte. La luz brilla en las tinieblas, pero
a veces las tinieblas ahogan la luz. Esto no quiere decir que renuncie a la luz
o que ame las tinieblas. La Fuerza del Espíritu que nos ha engendrado es
invencible. Tropezar no quiere decir caer. Hundirse en un pozo, atrapado por tu
propia palabra, no quiere decir que te hayas sumado a la oscuridad. Para nada.
Vivimos en estado de guerra. Nos movemos en un campo de batalla. Aun así
nuestra ley surge del espíritu: no es la ley por la que se mueve nuestro
enemigo. Aprendemos siendo golpeados. Tocados pero nunca hundidos, tendemos al
Bien invenciblemente con la misma invencibilidad nuestra alma está alejada de
querer, desear o soñar el mal.
El
Confesor Presbiteriano niega la Creación del cristiano por Dios a la par que
niega la Acción de Cristo esté viva en nosotros. Invoca la Teología Católica
para echarla al fuego. ¿Quién es el demente que llama a Dios a testificar
contra Dios? Este:
V
C.W.-La voluntad del hombre es hecha perfecta e
inmutablemente libre para hacer tan solo lo que es bueno, únicamente en el
estado de la gloria.
C.R.Y&S.-
Es decir, mientras vivos, todos malos; una vez muertos todos santos. Así que a
seguir pecando.
Somos
pecadores irredimibles - dice. La Redención no operó este Milagro de vivir en
plena gloria aquí en vida, aquí abajito en la Tierra, a ras de este planeta
agobiado por tantos males. Cuando nos muramos seremos angelitos; mientras
estéis vivos, pecad, pero venid al Dios Terror a que os consuele de haber hecho
el mal y de los males que seguiréis haciendo. ¿Por qué luchar contra lo que
siempre te vence?
¿No fue astuto Lutero? Le dio a Alemania lo que quería,
absolución de todos sus pecados, delitos y crímenes “en el nombre de la Fe
sola”.
¿No fue
astuta la Asamblea de los Divinos? El pueblo anglosajón a lo largo de su
Historia había ya demostrado su apego al pecado. ¿Imposible curarlo?
Le
damos la absolución formal, el hombre es pecador por naturaleza y mientras viva
lo será, no preocuparse más de la cuenta, y ya está.
Cristo está muerto. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Venga, a matar católicos, anglicanos, irlandeses, indios, australianos, negros y todo lo que se oponga a vuestro imperio, sois los elegidos de Dios. Ciertamente.
La Teocracia Tudoriana nos representó en vivo el
Imperio que estuvo buscando Satanás y contra el que Dios se alzó. El rey tudoriano: Juez Todopoderoso, Señor Absoluto, Sacerdote
Supremo, Rey Universal. En una palabra: Dios. ¿Y se extraña la Inteligencia
Británica de que Carlos I reclamase ser obedecido como el tal dios que la
propia religión anglicana proclamó?
Y como
Satán, acabó perdiendo la cabeza.
UNDÉCIMA
PARTE
LA RAZA
SUPERIOR DE LOS ELEGIDOS
C.W.-“A
todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a ellos solamente,
le agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente por su palabra y
Espíritu, fuera del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza, a la
gracia y salvación por Jesucristo; iluminando espiritual y salvadoramente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios; quitándoles el
corazón de piedra y dándoles uno de carne; renovando sus voluntades y por su
potencia todopoderoso, induciéndoles hacia aquello que es bueno, y trayéndoles
eficazmente a Jesucristo; de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad,
habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo.”
C.R.Y&S.-
Tremenda la declaración de anulación de la Redención Universal realizada en el
Cordero de Dios. Increíble la Negación de la Creación Universal abierta a la
Ciudadanía de todos los seres humanos. ¿Contradicción? ¡No, en absoluto! El
Confesor ha expuesto ya con anterioridad que Dios crea para divertirse, el
juego de la Guerra es su deporte favorito, el terror es la luz que procede de
su Todopoder y Omnipotencia; a unos los crea para
matar y a los otros para morir.
Según
Calvino, sus Hugonotes Franceses y sus Puritanos Ingleses, Dios crea dos razas,
la del depredador, el fuerte, el rico, el libre: y la de débil, el pobre, el
esclavo.
Pero en
realidad las dos razas son esclavas de la voluntad de ese Dios Oculto que se
esconde tras una máscara de Amor, que no pudo engañar sin embargo a Calvino.
Las dos razas son esclavas de ese dios de los Hugonotes Franceses, Puritanos
Británicos y Presbiterianos Americanos. Pero hay que reconocer que es más feliz
el depredador que la presa. Aunque claro, siguiendo a Descartes, tomando a
Calvino por punto de arranque, nunca se puede decir cuándo aquel “Dios Oculto”
de Lutero se puede cansar de sus esclavos y haciendo girar la rueda del
destino, quien hoy come carne humana y se emborracha con la sangre de la raza
inferior mañana podría hacer las delicias del banquete de algún otro demonio.
Cierto,
a la manera que las religiones antiguas calmaban a sus dioses sacrificando
víctimas por miles, la nueva religión calvinista de los puritanos ingleses
siempre podrían conservar la gracia de su dios maligno sacrificando vida humana
por cientos de miles. Todo, con tal de mantener satisfecha la barriga de ese Dios
Oculto implantado en las cabezas de sus adoradores, los Nuevos Elegidos, la
Raza de los Divinos.
Nada
puede escribirse más contrario a Cristo que esta declaración de Exclusividad de
la Redención a unos “elegidos” y de la Limitación de la Ciudadanía del reino de
Dios a unos predestinados desde la eternidad para disfrutar de la vida de los
dioses. La Ignorancia sobre la Personalidad Íntima de quien dice “YO SOY EL QUE
SOY” es absoluta en el declarante y firmante de esta Confesión. No lo es por no
haber escuchado antes decir “DIOS ES AMOR”. Para nada. La ignora porque quien
tiene el corazón duro como una roca negra salida de los hornos del infierno de
la guerra no puede entender la Naturaleza de la Paternidad Divina. Con todo, y
siempre tomando a sus fieles como verdaderos discapacitados intelectuales, los
Divinos se declaran perfectos conocedores de Dios como quien habiendo sido
llamados a la vida han recibido la gracia de este Conocimiento.
Desmenucemos
ese corazón golpe a golpe.
Primero
dice: A todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a ellos
solamente, le agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente por
su palabra y Espíritu, fuera del estado de pecado y muerte en que están por
naturaleza, a la gracia y salvación por Jesucristo;
De aquí
mi afirmación de la negación de la Universalidad de la Redención, de un lado, y
de la Universalidad de la Ciudadanía del reino de Dios para todas las Naciones,
que esta sentencia encierra.
Acorde
a Jesucristo, nuestro Único Maestro Eterno, en quien tenemos la Puerta a la
Personalidad Íntima de Aquel Dios que se afirma en su Personalidad diciendo YO
SOY EL QUE SOY, Dios no fundamenta su Creación sobre la Predestinación para el Bien
y para el Mal. Dios mira a su Creación como un Todo. El Género Humano es el
Hombre. El Creador concibe al Hombre en cuanto Género y le da vida en el
Universo. El Creador concibe en su Espíritu un Ser Universal y a este Ser en su
Plenitud lo crea para la Vida Eterna. No hay Individualidad fuera de este
Hombre Universal en el Espíritu del Creador. Es únicamente cuando esta Creación
ha sido consumada que Dios se centra en el Individuo.
El
Universo ha sido levantado. El Hombre existe en cuanto Género. Y llega la Hora
de darle forma, de Intervenir Personalmente en su Creación. Esta Intervención
es para gloria y alegría de todos. Dios se reserva para sí el nacimiento del
Individuo que le servirá como rey de los hombres. Esta Intervención Personal
Directa en su Creación es Derecho Legítimo de Creador. No se produce una
Exclusión de la Llamada que todos hemos recibido; no nos es arrebatada la Vida
Eterna para la que hemos sido creados. Evidentemente una Obra implica una
personalización de aquellos quienes han de ser parte activa directa en su
realización. Dios llama a sus Apóstoles antes de nacer. Esta Llamada es una
Predestinación personal que en ningún momento excluye de la vida eterna a los
demás hombres. Ni es causa de Desprecio ni de Orgullo. Esa Vida es creación de
Dios.
En la
Redención de Cristo son llamados todos los hombres, sin distinción de raza a
recoger la Ciudadanía del Reino de Dios. Pero la Llamada que se extiende sobre
Pedro no es la misma que se extiende sobre el centurión Cornelio. Pedro es llamado
a dar con su Vida testimonio de la Resurrección. El Centurión Cornelio es
llamado a dar testimonio viviendo. En un Mundo que ya ha recibido el Testimonio
de Pedro, Dios extiende el Testimonio de Cornelio a todos nosotros. El Confesor
en su demencia calvinista ignora que este Mundo está ya en activo y que el
Testimonio de Pedro fue recibido.
Los
Divinos olvidan que aquella Llamada Personal sobre los Apóstoles y su
Generación no fue para Matar a quien no creyera en su Testimonio. La Llamada de
Dios es la Acción directa del Creador en su Creación para bien de todas sus
criaturas.
En
aquel momento se habló de Predestinación en la Consciencia Santa del
conocimiento que implicaba dicha Predestinación. El Testimonio sobre la
Resurrección sería con la sangre. Todos iban a ser objeto de persecución y
muerte. Esa era la verdad del Espíritu que habían recibido.
En
otros tiempos Dios predestinó a David para ser rey, a Moisés para ser
Legislador, a Abraham para ser causa de bendición. Pero Dios no predestinó
jamás al Género Humano a la Caída. Esto es Satanismo.
La
Predestinación es un Acto Personal de Dios dirigido a una acción individual
concreta. Predestina y da la Fuerza para superar todos los obstáculos y vencer.
Dio no predestina a nadie a matar. Ni crea para levantar víctimas.
Y de
nuevo, el Confesar condena al Creador y maldice su creación cuando dice “fuera
del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza”. Afirmando esto
se afirma que el ser humano es pecador por Naturaleza. Deduciendo de lo cual se
entiende que la Creación lleva en su seno el Pecado. Si así fuese, ¿qué
necesidad hubiera tendido Adán de ser engañado si el Pecado y la Muerte ya
estaban en su carne y su sangre antes de la Caída?
El
siguiente razonamiento no es menos falso:
I
C.W.-Este
llamamiento eficaz es solamente por la libre y especial gracia de Dios y de
ninguna por otra cosa prevista en el hombre; el cual es en esto enteramente
pasivo, hasta que siendo vivificado y renovado por el Espíritu Santo, es
capacitado por medio de esto para responder a este llamamiento y para recibir
la gracia ofrecida y trasmitida en él.
C.R.Y&S.-Que
sepamos, primero es la Fe. Lo contrario, primero Pentecostés y luego la Fe que
viene de la Resurrección, es una inversión que condena la Necesidad de la Muerte
de Cristo. Pues aunque Jesús desplegó su Todopoder en
el área de la Vida a pie de campo, nadie creyó en El. Y los que creyeron no
fueron afirmados sino por la Resurrección. Y sólo después de esta Confirmación
de la fe vino sobre ellos el Espíritu. Lo cual es lógico: antes de ser hombres
hay que ser niños. Si no hay niño, no hay hombre.
Puede
que en otro mundo el ser adulto salga del huevo ya criado y hecho. En este que
vivimos, el único que conocemos, primero es la fe que da a luz a un hijo de
Dios y entonces y únicamente entonces este hombre se dirige a Dios como Padre.
Lo que
dice el Confesor en esta sentencia es que “primero que me dé Dios y ya
responderé yo a su Llamada luego”. Ahora bien, quien llama es la Esposa y el
Espíritu, pues sin ambos Europa nunca hubiera conocido a Dios, y si no lo
hubiesen conocido ¿cómo hubiesen alcanzado los Divinos la fe si por Naturaleza
el hombre es pecador y está ordenado a la muerte?
Por
esto, Dios engendró primero a la Iglesia y les dio a los Padres de la Iglesia el
Espíritu de los Apóstoles para que llamasen a la fe a todos los hombres, y en
éstos Dios intervendría personalmente para llevar a todas las naciones a su
Conocimiento. Pero predestinar para destruir lo que su Hijo levantó, esto no lo
hizo jamás Dios. Así se verá el Día que Jesucristo juzgue el pensamiento de
todos los hombres.
En
cuanto a la siguiente sentencia, es para quedarse con la boca abierta ante
semejante tejido de palabras sin pies ni cabeza. Dice:
II
C.W.-
Los niños elegidos que mueren en la infancia, son regenerados y salvados por
Cristo por medio del Espíritu, quien obra cuando, donde y como quiere. En la
misma condición están todas las personas elegidas que sean incapaces de ser
llamadas externamente por el ministerio de la palabra.
C.R.Y&S.-
Veamos: ¿Dios elige a niños para morir? ¿Para que los maten los enemigos de sus
padres elegidos? ¿Esto quieren decir?
¿O
quiere decir que entre niños y niños Jesucristo dice “esos sí, dejadlos que se
acerquen a mí; esos otros, no?
La
sangre derramada desde Enrique VIII a la decapitación de Carlos I había
trastornado el juicio de los Ingleses. No sólo a los hombres eran la diana de
sus crímenes, ahora eran también los niños. Leed :
III
C.W.-Los
otros no elegidos, aunque sean llamados por el ministerio de la palabra y
tengan algunas de las operaciones comunes del Espíritu, sin embargo nunca
vienen verdaderamente a Cristo, y por lo tanto no pueden ser salvos; mucho
menos pueden los hombres que no profesan la religión cristiana ser salvos de
otra manera, aun cuando sean diligentes en ajustar sus vidas a la luz de la
naturaleza y a la ley de la religión que profesan; y el afirmar y sostener que
lo pueden lograr así, es muy pernicioso y detestable.
C.R.Y&S.-
En un psiquiátrico este Confesor Divino sería el elemento más peligroso.
En resumen, el Confesor declara herejes a
Católicos y a todas las demás confesiones internas de las iglesias. Se proclama
el único Divino, el único Salvado, el santo radiante, la iglesia de los
elegidos, el nuevo Israel que afirmará su tierra sobre el exterminio de todos
sus enemigos. Hombres y niños por igual. Todos son semillas del Pecado y de la
Muerte. Nadie debe respetar la vida por la edad. El niño se hace hombre. Mejor
matarlo cuando no es peligroso que esperar que se haga hombre y sea un peligro
para el Nuevo Israel Presbiteriano que cruzará el Mar Rojo del Atlántico y
extendiendo sus pies sobre América exterminará a los demonios salvajes del
Nuevo Mundo.
Terrible
será el Juicio de Jesucristo sobre toda iglesia y hombre que niega el Amor de
Dios por toda su Creación y reduce su Redención a un grupúsculo de malvados con
bendición para matar a todos, hombres y niños.
Exponeos
a su Juicio y refregadle por el rostro vuestra Confesión si queréis. Sois unos
valientes. Seguramente el Destierro al Infierno al que ha sido condenado el
Maligno y sus huestes será carga ligera para semejantes héroes auto-elevados a
la condición de los dioses por el Poder de la Espada del dios de Westminster.
Mas si en algo tenéis vuestras almas, salid corriendo en busca de un
sacerdote católico y de rodillas pedidle ser bautizados. Desde el momento que
rompisteis con la Esposa de Cristo rompisteis con su Esposo, vuestro bautismo
es sólo una parodia. No habéis recibido el bautismo que viene de la fe, sino el
de los demonios, quienes creyendo que Jesús es el Hijo de Dios siguen
cometiendo sus crímenes como si este conocimiento de la Razón Clara Luterana
anulase el Valor Sagrado de la Ignorancia de la fe que procede del Amor a Dios.
Conocer a Dios es amarlo. Si conocierais a Dios lo amarías. Si lo amarais,
amaríais a vuestros semejantes como a vosotros mismos.
Condenáis
a vuestros hermanos porque no conocéis a Dios. Si lo conocierais ante os
cortaríais las manos que alzar la espada para cortarle la oreja al siervo de
los asesinos de Cristo. En aquellos tiempos cuando decir “Jesús es el Señor”
equivalía a pena de muerte, esta declaración hacía al Santo. Querer edificar la
santidad retando al hermano a matarte para probar sobre su sangre que Jesús es
el Señor, que te ha predestinado para que mates a tu hermano, es negar a
Cristo. Vuestra Defensa del Diablo será vuestra condenación. Dios crea para
abrir su Reino a todos, sin distinción. Mas si alguno
quiere seguir el ejemplo de Satán, y prefiere vivir como raza superior a ser un
igual entre iguales, que no crea que el día del Juicio caerán de los ojos
lágrimas a su salud.
Y en
fin, baste a cada día su afán.
DUODÉCIMA PARTE
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD
La
verdad es independiente de las circunstancias que la rodean. Subiese o no
subiese a la Cruz, la Verdad no podía ser cambiada, ni tocada, ni alterada, ni
negada: El Hijo Primogénito y Unigénito de Dios se llama Jesucristo. Este
Jesucristo es quien con su Topoderosa Palabra hizo la
Luz, el Firmamento, las aguas, le dio forma a los Cielos, bendijo toda vida
sobre la faz de la Tierra, y finalmente invitó a todos sus hermanos, ninguno de
este mundo, a formar al Hombre a imagen y semejanza de los hijos de Dios. Que
este Jesús subiera o no subiera a la Cruz era intrascendente en el orden de su
verdadera Naturaleza Divina.
Esta
Verdad era antes de su Encarnación y lo es por la Eternidad. Que un hombre, una
nación, un mundo o incluso la creación entera volviéndose loca negase esta
Verdad, esta Verdad permanece como Hecho. Y los Hechos no se pueden alterar.
Que nosotros seamos hombres se debe al hecho de la Naturaleza Humana y esta
Verdad no depende de una convención asamblearia que a fuego y espada impone su
ley. El hecho lo determina la Verdad. Que Jesucristo sea el Hijo de Dios es un
Hecho que no depende de una asamblea de divinos conjurados para imponer su
visión del Héroe de los Evangelios. Este hecho se basa en la Verdad de ser Dios
su Padre, quien engendró a su Igual, este Hijo en y de su Naturaleza Increada.
Somos humanos porque nuestros padres fueron humanos. Teniendo a Dios por Padre
ese Hijo es Dios. Este hecho no lo cambia nadie porque la verdad es eterna y no
depende de acciones externas.
Es a
este Verdad que debemos remitirnos al poner las palabras de los hombres en la
balanza de nuestra inteligencia. Las circunstancias pueden justificar el crimen
de Caín por su ignorancia sobre la Naturaleza de la Promesa Divina de elegir a
uno de los hijos de Eva para Vengar la muerte de su padre Adán y recoger la
corona que le robó su asesino. Pero esta ignorancia no cambia el Hecho del
Crimen. El juez puede atenuar la Pena debida al Delito en razón de haber sido
el Fratricida víctima de una Fuerza Mayor, pero la Justicia no puede hacer de
esta Ignorancia tótem para anular la sentencia estipulada por la Ley. El Hecho
existe. La Verdad también. Le corresponde al Juez, en este caso al Juicio
Crítico, determinar la Verdad en el Origen del Hecho.
La
Verdad es anterior al hecho. El Héroe de los Evangelios no deviene Dios y Señor
Nuestro como beneficio de su Cruz. Era Dios y Señor Nuestro antes de su
Encarnación. Al recibir de su Padre un Nombre Nuevo, Cristo, el Hecho adquiere
una Nueva Gloria: Jesucristo es Dios, Señor y Padre Nuestro. A Él debemos por
consiguiente mirar y desde los ojos de su Inteligencia ver todo lo que existe y
las circunstancias que lo mueven. Si esta Unidad de Espíritu no existe el valor
de las palabras de los hombres se ajusta a las circunstancias y no a la Verdad.
Pero la Verdad es Todo. Que nosotros seamos hijos de Dios depende de la Verdad.
Si Nuestro Padre no es Dios entonces el Hecho de nuestra Filiación no existe.
Si por el contrario somos verdaderos hijos de Dios este Hecho viene determinado
por la Verdad del Hecho ser Jesucristo nuestro Padre, Señor y Dios. Y
siéndolos, hijos de Dios, es el Espíritu de la Verdad, es decir, su Espíritu el
que nos abstrae del Siglo a fin de que la Mirada de nuestro Pensamiento se
centre en la verdad origen de los actos del hombre.
Las
Palabras determinan las acciones cuya suma crean los acontecimientos. A su vez
la Historia es la suma de una multitud de acontecimientos en acción dentro de
un mismo espacio-tiempo. Dejarse arrastrar por este movimiento de aguas turbulentas
que anegan los siglos y dirigen la barca de las naciones a costas siempre
desconocidas, aunque siempre en el horizonte, es un ejercicio de voluntad al
alcance de nuestra mano. Las fuerzas que mueven estas aguas actúan desde las
profundidades de los siglos. Dominarlas es apartarse de ellas. Navegar hacia
aguas abiertas a la luz de un firmamento limpio significa abandonar esas
corrientes muertas que se mueven ciegas y golpean el casco de nuestra
civilización con la naturalidad con la que las tormentas traen y llevan lluvias
de los océanos a los continentes y los volcanes liberan un calor que de ser
almacenado reventarían la litosfera. Tenemos pues que dejar de ser animales y
comenzar a ser hijos de Dios. Creados a su Imagen y Semejanza nuestra inteligencia
tiende a mirar lo universal por razón de quien es nuestro origen: Dios.
Desde
este Hecho las palabras quedan desnudas y podemos ver lo que encierran.
Hasta
este capítulo se ha visto un Detalle. El Nombre de Jesucristo por la Asamblea
de los Divinos es pronunciado lo mínimo. Un Lapsus tonto. Lapsus que en el
Diablo lo entenderíamos sin más. No habría necesidad de decir nada. ¡Cómo
justificar que esta Asamblea de Divinos borre de su Mano, de su Alma, de su
Mente, de su Corazón, de su Boca el Nombre en quien toda la Creación tiene su
ser! Del Espíritu Santo tienen la boca llena. Y se entiende, afirman tenerlo en
el cuerpo. Son Divinos porque tienen el Espíritu Santo. Cristo, el Señor Jesús,
es la referencia. Pero Jesucristo, el Nombre en el que Dios Padre tiene toda su
Gloria y en el Amor a ese Hijo Suyo, Jesucristo, tiene Dios su Felicidad
Perfecta, este Nombre no lo pronuncian; siguen la regla del Diablo. Y uno se
pregunta ¿por qué sería? Jesucristo, Dios, Rey y Señor, y Padre Nuestro, ¿no se
merece una pulgada de espacio en esta Confesión de Sabios que alzándose a la
Divinidad quitan a Dios y por la Autoridad que viene del Terror destierran de
su Confesión el Nombre ante el que toda la Casa de Dios se abraza?
No
importa. ¿Qué es la Verdad?
Ahora
mismo nos la dicen:
I
C.W.-“A
quienes Dios llama eficazmente, también los justifica gratuitamente: no
mediante la infusión de justicia en ellos, sino que les perdona sus pecados, y
cuenta y acepta sus personas como justas, mas no por algo obrado en o hecho por
ellos, sino solamente por causa de Cristo; tampoco les imputa la fe misma, ni
el acto de creer o alguna otra obediencia evangélica como su justicia, sino que
les imputa la obediencia y satisfacción de Cristo, recibiendo ellos a Cristo y
descansando en Él y en su justicia mediante la fe, la cual no la tienen de
ellos mismos, pues es don de Dios”.
C.R.Y&S.-
¡Cómo no inclinarse ante esta omnisciente sabiduría infusa!
¿Qué
lenguaje es este? ¿El Fruto no lleva la naturaleza del árbol? ¿Puede hablar un
santo la lengua de los demonios? O viceversa, ¿puede un diablo expresarse como
un apóstol?
Dice: “A
quienes Dios llama eficazmente...”
O sea,
confiesa el firmante, que la Redención fue una farsa y los apóstoles unos
farsantes, de donde se infiere que Jesucristo fue Falso, porque muriendo por
todos los hombres, cargando con todos los pecados del Mundo hasta la Cruz,
donde los enterró con su Muerte, a fin de que por el Amor a su Nombre todos los
crímenes y pecados cometidos hasta entonces por cada hombre quedasen borrados y
todo hombre resucite a la vida de un hijo de Dios, esta Universalidad de la
Redención, según esta Asamblea de dioses, fue un engaño. ¡Mera política divina!
A la hora de los hechos es el propio Dios quien deshoja la margarita y se ríe
en las barbas de todos los tontos diciendo Tú, sí; tú, no; tú al Cielo, tú al
Infierno. Pero claro, como ese “Tú, al cielo” son ellos, a quien le toca “tú al
infierno” que se pudra. No, mejor aún, hay que ayudarle a irse. “Kill'em all”, que los cuelguen a
todos.
Aunque
claro, si Dios llama a unos pocos eficazmente será porque su eficacia no es tan
omnipotente después de todo.
El
lenguaje con el que se expresa en el resto de la sentencia queda tan lejos del
Espíritu Santo como lo está el Cielo del Infierno.
La
necesidad de escribir lo que los siglos venían repitiendo de manera tal que
pueblos altamente brutalizados creyesen escuchar campanas celestes y de la boca
de demonios coros de ángeles, puso en un lenguaje vil y bastardo lo que los
Apóstoles y los Padres de la Iglesia escribieron y predicaron con voces de
quien tienen en Dios su Maestro.
Que la
Redención es Obra y Gracia de Cristo únicamente un bruto puede traducir a
idioma de una bestia de manera que parezca que ni Santo Tomás ni San Agustín
oyeron jamás semejante Confesión apta sólo para idiotas. Y no la oyeron porque
desde antes de la creación del mismo Cosmos ya había predestinado Dios al
pueblo Británico a sentarse a su Diestra, apartando a Jesucristo del trono que
le correspondía a su Madrina, la Virgen Reina que en sus 39 Artículos ya sentó
estas bases impías. Cromwell quitó al rey y los Divinos cerraron filas para
ocupar el Trono de Jesucristo.
Las
máscaras fuera, insisten:
II
C.W.-
La fe, que de este modo recibe a Cristo y descansa en Él y en su justicia, es
el único instrumento de justificación. Sin embargo, la fe no está sola en la
persona justificada, sino que siempre está acompañada de todas las otras
gracias salvadoras, y no es una fe muerta, sino que obra por amor.
C.R.Y&S.-
Esta sabiduría infusa de los Divinos tampoco la conocieron los Padres de la
Teología, ni Católicos ni Ortodoxos. Al parecer de estos “seres divinos” cuando
los Apóstoles subieron a los Cielos, los Papas perversos y todos los obispos
malignos con sus Sabios y Santos demoníacos enterraron esta Doctrina en las
arenas de los siglos, de donde fue a rescatarla ese Glorioso Rey Inglés,
Enrique VIII, dios en la Tierra, cuya Divinidad fue traspasada a su Hija la
Virgen Reina Madre de los Divinos.
Nunca,
ni los Orígenes ni los Ambrosios, ni los Crisóstomos ni los Jerónimos, ni los Tomases oyeron jamás
esta Gracia que con su Sangre conquistó para todos los hombres Jesucristo. Que
unos rechazan, y otros abrazamos con toda nuestra alma. Y todos conservamos la
esperanza de que todos la abracen y vengan al reino de Dios. Pero allá cada uno
con su cabeza. La Sabiduría de nuestro Dios, Señor y Padre es Inmutable: “¿De
qué te vale ganar el mundo si pierdes tu alma?”
La
maravilla no es que los lobos aúllen, ni que las serpientes repten. La
maravilla que nos abre los ojos es cómo entender que inteligencias tan
desarrolladas como las que representan las grandes universidades Británicas y
Americanas lean esto y se pongan aún de rodillas delante de esta Manipulación
cuya Verdad tiene una sola Naturaleza : El terror.
Y es
desde este Terror a aquella Asamblea de Divinos que éstos siguieron
escribiendo:
III
C.W.-
“Por medio de su obediencia y muerte, Cristo canceló completamente toda la
deuda de todos aquellos que son justificados de este modo, e hizo una adecuada,
real y completa satisfacción a la justicia de su Padre, a favor de ellos. Sin
embargo, puesto que por ellos, Cristo fue entregado por el Padre y su
obediencia y satisfacción fueron aceptadas en lugar de las de ellos, y ambas
gratuitamente y no por cosa alguna que haya en ellos; entonces, su
justificación es solamente por pura gracia, para que tanto la estricta
justicia, como la rica gracia de Dios, sean glorificadas en la justificación de
los pecadores.
C.R.Y&S.-
La Manipulación no consiste en traducir a lenguaje de las bestias el lenguaje
de los hijos de Dios. La Maldad existe en la reducción de la Redención de
Jesucristo a una Raza de Elegidos nacidos para disfrutar del status de libertad
y de riqueza que los diferencia de quienes, además de nacer para ser esclavos y
vivir en pobreza, están predestinados desde antes que Dios creara los Cielos y
la Tierra a ser arrojados al Infierno.
¿Tiene
algo de extraño que el Diablo no pueda pronunciar el Nombre de nuestro
Jesucristo?
¿Miento?
Leed:
IV
C.W.-“Dios,
desde la eternidad, decretó justificar a todos los elegidos, y en la plenitud
del tiempo, Cristo murió por los pecados de ellos y resucitó para su
justificación. Sin embargo, no son justificados hasta que Cristo les es
realmente aplicado, por el Espíritu Santo, a su debido tiempo”.
C.R.Y&S.-
El Nazismo de esta Raza de Elegidos es exhalado por la piel de cada letra, de
cada palabra de esta frase lapidaria en la que elevándose ellos al Trono de
Dios arrojan a los demás a los pies del trono del Diablo. Pero hay aún más. Los
elegidos son los predestinados sólo y únicamente si se ponen de rodillas ante
los divinos. De aquí que diga: Sin embargo, no son justificados hasta que
Cristo les es realmente aplicado, por el Espíritu Santo, a su debido tiempo.
No sólo
le dicen a Dios que aparte a su Hijo Jesucristo de su Isla sino que además le
dicen cuándo debe aplicar los beneficios de la Fe a quienes desde la Eternidad
ha predestinado a ser siervos de esta Asamblea de dioses escribiendo sus
Artículos con la sangre que mana de las espadas de los ejércitos de Cromwell.
No
existe una Reforma en la Iglesia, no se computa como Reforma en el
Cristianismo. Se produce una Rebelión contra Jesucristo. Se le acusa de no
haberle quitado a Pedro su Jefatura tras sus Negaciones. La Rebelión de las
naciones contra Jesucristo se formaliza en la Guerra de los 30 Años. El
Edificio creado por Jesucristo es atacado desde dentro. La Iglesia que Él levantó
con su Palabra Todopoderosa fue expuesta a maremotos, diluvios, terremotos,
según ya su Padre se lo había mostrado en su Doctrina del reino de los cielos.
¡Cómo
puede ser derribado lo que el Hijo de la Sabiduría levanta!
La
cuestión quedaba en el aire: ¿Resistiría esta Obra un terremoto fratricida
interno con notas de genocidio sin misericordia?
Dios le
dio a sus hijos de los Cielos ver la Divinidad de su Unigénito haciéndole la
Estrella de la Creación. A sus hijos de la Tierra, vivirla en el despliegue de Todopoder que sin límites puso delante de sus ojos.
A todos
los hombres del Futuro nos ha dado a ver esa Divinidad en la Invencibilidad de
su Esposa, la Iglesia Católica. Atacada sin descanso externamente por la Muerte
superó los primeros Mil años. Romanos, bárbaros, musulmanes, un diluvio de
naciones conjuradas a muerte contra el Cristianismo se estrelló contra los
Muros de su Reino en la Tierra.
Con el
segundo milenio el ataque de destrucción comenzó desde dentro. La Reforma y el
Imperio Otomano ambos conjurados a una para destruir el Catolicismo.
Guerra
Mundial Europea, Revoluciones Ideológicas, Guerras Mundiales, Ateísmo
Científico. Mil años de terremotos internos han pasado y el Edificio levantado
por Jesucristo sigue de pie. Quien no quiere ver en Él a Dios es un ciego. Y
puede firmar esta nueva sentencia:
V
C.W.-“Dios
continúa perdonando los pecados de aquellos que son justificados; y aunque
nunca caigan del estado de justificación, sin embargo, por sus pecados, pueden
caer bajo el desagrado paternal de Dios, quien no les restaura la luz de su
rostro hasta que se humillen, confiesen sus pecados, imploren su perdón y
renueven su fe y arrepentimiento”.
C.R.Y&S.-
Una vez más la astucia de este lobo hambriento de poder quita de en medio a
Jesucristo y dirige Sus rebaños a su cueva. Si Jesucristo confirió al Nuevo
Sacerdocio el Poder de perdonar los pecados, ¿por qué no iban ellos a
conferirse entre ellos este Poder?
Conocedor
de que el rebaño al que se dirige esta Confesión es un rebaño de brutos, cierra
este artículo diciendo:
IV
C.W.-Bajo
el Antiguo Testamento, la justificación de los creyentes era, en todos sus
aspectos, una y la misma que la justificación de los creyentes bajo el Nuevo
Testamento.
C.R.Y&S.-
Sólo alguien inspirado por el Diablo e instalado en el Odio a Jesucristo podía
y puede repetir y hacer suya esta sentencia. Decir que la Justicia en la Ley
del Viejo Templo y la Ley de la Gracia en el Nuevo Templo actúan bajo la misma
operación de justicia es una rebelión abierta contra el Hijo de Dios, ergo:
contra Dios Padre. Creer que vive en el Espíritu Santo quienes se alzan contra
Dios y su Hijo, aun para un bruto es mucho creer.
DÉCIMA TERCERA PARTE
HIJO DE DIOS
La
Creación en cuanto Acto de Revolución, en razón del cual dice Dios de Sí Mismo,
“Yo fui formado y no habrá otro después de Mí”, determinó el Traspaso del
Origen del Movimiento en el Cosmos de las Manos de la Sabiduría Increadora a Sus Manos. Por su Victoria sobre la
Mortalidad, Dios devino una sola Realidad con el Infinito y la Eternidad.
Espacio,
Tiempo y Materia unieron su Entidad a Dios en cuanto la Fuente de la Energía
del Origen del Nuevo Cosmos, en el que la Mortalidad, vencida, no tiene cabida.
Este
Traspaso de Origen tuvo su Fuente en el Amor del Ser Divino Increado por la
Vida. En este Principio de Pasión y Amor del Creador por su Creación se basa la
Existencia de todos los seres.
Cuando
Calvino, padre del Presbiterianismo y de las iglesias puritanas, dicen de Dios
tener una Voluntad Bipolar, y a unos crea para ser destruidos y a otros para
destruir, sus discípulos acusan a este Dios Señor de la Sabiduría Increadora, cuya Mano guió la
Formación de Dios en la Ciencia de la Creación, de no tener nada que ver con
Jesucristo.
Pero
nosotros leemos todo lo contrario, y sólo quienes se sacan los ojos
voluntariamente y les sacan los ojos a sus hijos para que no vean lo que es
evidente, nosotros leemos con los ojos de nuestra Cara la Declaración de la
Unidad Eterna entre Jesucristo y Dios cuando Él dice: “El que me ve a mí, ve al
Padre”.
Viendo
al Creador en Jesucristo, y de lo que se ve se comprende, al menos quien tiene
inteligencia, no que los brutos puedan, la Acusación contra Dios es un
boomerang que se revuelve contra la cabeza de quienes para defender sus crímenes
y sus genocidios acusan al Creador de ser al mismo tiempo ángel y demonio.
Inútil
perderse en largas frases y dialécticas cuando tenemos al Padre en el rostro de
Jesucristo, y de lo que leemos podemos comprender lo que existe.
Las
preguntas son estrellas saliendo disparadas de una galaxia de inteligencia en
expansión. Las respuestas están en la Lectura. La conclusión es firme: ¿Quién
volverá a acusar a Jesucristo de ser mitad ángel mitad demonio?
Quien
acusa a Dios de Crear para destruir parte de su Creación acusa a Jesucristo de
ser ese Ser Maligno que desde Antes del Principio de la Creación conoce a quien
va a regalarle el Cielo y a quienes va darle por futuro el Infierno.
Nadie,
sino un verdadero bruto, puede sostener esta Acusación contra Dios teniendo
delante a Jesucristo si no es prestándole su Voz a su Enemigo.
Siempre
se puede rechazar la Palabra de Jesucristo y acusar a la Iglesia Católica de
haberse inventado esta Declaración de Unidad Eterna entre Jesucristo y Dios,
Señor de la Eternidad y del Infinito, Creador del Nuevo Cosmos, que nos
presenta su Verdadero y Único Rostro en el de su Hijo.
El
problema es que para defenderse de la Acusación contra Jesucristo y Dios
llamando a la Iglesia Católica una Farsante, manipuladora de la Biblia, en la
que incluye esta Declaración por las que Jesucristo se declara el Igual de
Dios; el problema es que el Texto Original escrito por los Evangelistas y
preservado para todas las iglesias y naciones por la Iglesia Católica, ese
Texto Original existe. Y en ese Texto Original se lee esta declaración de
Unidad entre Dios y Jesucristo.
Sin ir
más lejos los Judíos se escandalizaron al oír esta Declaración. El hecho de
declararse Jesucristo el Igual al Dios Creador fue la base de la Sentencia a
Muerte de Jerusalén.
“Quien
ve al Hijo ve al Padre”, revela que hay un solo Dios y Dos Personas de la Misma
Naturaleza.
Quien
ve a Jesucristo ve a Dios, Padre e Hijo. ¿Cómo entonces acusar a Dios de ser
mitad demonio mitad ángel teniéndole delante?
El Acto
de la Creación de la Vida es, como nos lo revelaron los Apóstoles y sus
Discípulos los Obispos, una Llamada de Dios al Universo para llenar el Nuevo
Cosmos, que Dios transforma en su Paraíso de toda suerte de seres. No existe en
su Corazón ni una partícula infinitesimal de Sentido de Destrucción. La
Creación es Universal y absolutamente todas las criaturas son dadas a luz para
vivir por la Eternidad en el Paraíso de su Creador. Esta es la Doctrina de
Jesucristo, que enciende el espíritu de los Apóstoles e incendia el Mundo
Romano hasta su Conquista por la Iglesia. Es esta Visión en Jesucristo de Dios
Padre, Señor de la Sabiduría Increadora que
revoluciona al Mundo Romano y al Bautizarse según el Sacramento Católico se
prepara para el Día Después de su Caída.
La
Acusación de Calvino contra Dios Padre justifica al Diablo y condena a
Jesucristo por Mentiroso al hacerse Igual a Dios, y decir que viéndole a Él
vemos a Dios.
“¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros,
Pedro, y aún no me habéis visto?”.
La Adopción
de esta Acusación Maligna, ser Jesucristo un Mentiroso, adoptada por Escocia e
Inglaterra las conduce a la Guerra Civil y a declararle la Guerra a la Europa
Católica de cuya tierra surgieran los Nuevos Apóstoles que de la Mano de
Gregorio Magno cruzaron el Canal para conquistarle a su Señor y Rey,
Jesucristo, un Nuevo Pueblo.
Pero
seguir escarbando en esta tumba es desenterrar huesos a la espera del Juicio de
este Jesucristo que los levantará para que le repitan a la cara que Él es un
Mentiroso, que quien le ve a Él no ve al Padre.
Si pues
en Jesucristo no existe aquél “dios oculto” de la rebelión Luterana y
Calvinista origen de la iglesia anglicana, madre de la Presbiteriana y de la
Puritana, la Acusación de esta Asamblea de los Divinos contra Dios, al que
acusan de Predestinar desde Antes de la Creación de los Cielos y de la Tierra a
unos para el Paraíso y a otros para el Infierno, es una Acusación que pesa
sobre sus cabezas y sobre la de todo el que la abraza. Quienes no adjuren de
esta Acusación y regresen a la Obediencia de la Unidad Católica, se abraza al
Diablo.
Que
Dios predestina a unos para hacer un trabajo, ¿quién lo duda?
Esta
Predestinación se entiende como el padre que tiene muchos hijos y llama a uno
para que vaya a hacer un trabajo, y a otro para hacer otro, y a otros los deja
en casa. Esta Predestinación actúa siempre en el espíritu jesucristiano.
Dios no
envía a sus hijos para su destrucción. Y a quienes Él envía Él mismo dota de
toda la fuerza necesaria para cumplir su trabajo. Más grande es ese trabajo más
poderosas son las herramientas que le otorga a sus hijos. Es lo que vimos en el
hijo del Hombre y después en sus Apóstoles. Según el trabajo así las
herramientas; según el fin, así los medios que Dios pone a disposición de sus
hijos. Pero en fin, esta es doctrina apostólica, según la cual Dios predestina
en esta razón. El trabajo a hacer, Dios lo anticipa y en esta razón engendra en
el hombre a quien ha de realizarlo.
Cualquier
pensamiento más allá de esta Doctrina que el Hijo de Dios encarna es un
pensamiento que va del error a la rebelión y de la rebelión a la locura del que
para justificar su ignorancia se atreve a defender al Diablo acusando a Dios de
ser el Autor Intelectual del Acontecimiento de la Caída.
Dios no
predestina al Homicidio. Lo vemos en Jesucristo. Prefiere morir a matar. Para
que esta elección no se debilite Dios engendra desde el seno para que las
fuerzas no flaqueen y el trabajo para el que se ha nacido, se realice.
La
Predestinación es un Acto Particular de Dios sujeto a un trabajo individual
específico. Dios no predestina para tocarse la barriga. Lo vemos en los
Profetas. Desde el punto de vista del placer la vida de ellos es la vida de un
miserable. Siempre expuestos a la ira del Poder.
Los Apóstoles viven esta misma Predestinación Exclusiva. Y
son dotados de la fuerza viva que los conducirá a la ira del Poder.
De
donde se ve que no existe una Predestinación al Homicidio. Ni existe una
Predestinación Masiva sino en el seno de la Creación Universal, y ésta Llamada
Universal en el seno de la Naturaleza Jesucristiana, que abre su Corazón a todo
el mundo.
La
Predestinación en el Sentido Apostólico es un Acto Individual de la naturaleza
del padre que manda a un hijo a hacer el trabajo para el que está capacitado
mejor que sus hermanos, sin que esta elección suponga en absoluto un desprecio
a sus hermanos.
En este
Espíritu Jesucristiano no cabe el sentido de la
predestinación acorde a estos “Divinos” discípulos de Calvino, que, siguiendo
en la demencia de quien se atreve a acusar a Dios de ser el Autor Intelectual
de la Caída, dicen:
I
C.W.-
A todos aquellos que son justificados, Dios se digna en hacer partícipes de la
gracia de la adopción en y por su Hijo Unigénito Jesucristo. Mediante esta
gracia, los justificados son recibidos en el número de los hijos de Dios y
gozan de sus libertades y privilegios, son marcados con el nombre de Cristo y
reciben el Espíritu de adopción, tienen libre acceso al trono de la gracia y
son capacitados para clamar, Abba, Padre. Son compadecidos, protegidos,
cuidados y castigados por Él, como por un Padre, pero nunca son desechados,
sino que son sellados para el día de la redención y heredan las promesas, como
herederos de la salvación eterna.
C.R.Y&S.- Nada nuevo bajo el sol. El Confesor repite lo
consabido, para enseguida aislarse en su Isla de Terror contra el resto del
mundo.
Tampoco
nada nuevo en el espíritu de las tinieblas. El Confesor se levanta hasta el
Trono de la Gloria de Jesucristo. El Confesor se sienta en el Trono del Hijo de
Dios, se cree Igual a Él.
En su
Orgullo Sangriento la Criatura se sienta en el trono de su Creador. No le basta
la Adopción que viene de la fe, sino que reclama la Igualdad con el Hijo
Unigénito de Dios.
Su
demencia es fatal. Declara que los hijos de Dios disfrutan de “libertades y
privilegios” sobre los demás Ciudadanos del Reino de Dios.
Es un
bruto, no tiene inteligencia, no entiende que la Negación de Dios al disfrute
de “libertades y privilegios” exclusivas de los dioses fue la Negación contra
la que se rebelaron Satanás y sus hermanos rebeldes. Esa Negación de Dios, en
cuanto Padre, a separar a sus hijos de los Ciudadanos de su Reino, elevándolos
a libertades y privilegios negados a toda su Creación, esta Negación fue la
Causa que determinó la Rebelión contra Dios, en los Cielos primero y en la
Tierra finalmente.
Hay que
repetirlo mil veces, si necesario. El Primer Hombre fue una marioneta en las
manos de seres de otros mundos, hijos de Dios, cierto, pero Ciudadanos de un
Reino Universal creado por el Dios de los Cielos cuya Ley comprende a todos,
sin excepción, en el Marco de un derecho Común y unos Deberes Generales.
Ser
hijo de Dios no eleva a una criatura sobre la otra. El propio Dios Hijo
Unigénito, en tanto que Rey, es decir, Ciudadano del Reino de su Padre, dobló
las rodillas ante esa ley por la que la Paz Universal, establecida sobre la
Justicia, hace crecer a todo Ser y lo sostiene para la vida eterna.
En el
Orgullo que nace del aplastamiento sangriento de todo el que se opone a su
pensamiento, el Confesor se une al Diablo en su “reclamación de disfrute de
unas libertades y privilegios que Dios le niega a todos los Ciudadanos de su
reino, incluso al Rey, su Siervo”.
El
Confesor engaña a todo el pueblo y reclama, como recompensa a la adhesión a este
Diabólico Manifiesto cuya naturaleza demencial se esconde tras la Celebración
de una “Asamblea de Santos”, unas libertades y privilegios que Dios negó, niega
y negará eternamente.
La
Ignorancia salvaje de esta Asamblea de brutos divinos toca su techo cuando
afirma que sus adoradores “son sellados para el día de la redención y
heredan las promesas, como herederos de la salvación eterna”.
Afirma
esta Asamblea que la Redención no se ha producido. En su animalidad bestial
declara la predestinación anterior a la Redención, de manera que haciendo
innecesario el Sacrificio del Cordero de Dios, ya operado, en lógica niega la
Misa y la declara un acto satánico.
Lógico.
Quien tiene en el Diablo la fuente de su pensamiento, lógico que declare la
Misa un acto diabólico, y niegue la Redención como Hecho Consumado, hecho que
se producirá en el futuro, y entonces en ese futuro esta Asamblea de Divinos
Predestinados al Homicidio en masa de todos los Cristianos de las Islas,
críticos con esta elevación de “los Divinos” al trono de su rey, serán
herederos de las promesas de la Salvación.
Lo cual
nos lleva a decir, ¿qué promesas son ésas? Pues de la Mano de su Iglesia la
Promesa de Jesucristo a la Fe es la vida eterna. ¿De qué promesas hablan estas
bestias?
¿De qué
libertades y privilegios quieren gozar “estos divinos” que pueda superar a una
vida eterna a la luz de la Ley de un reino cuya Justicia tiene en el Amor del
Creador por su Creación su Corazón, su Fuente, su Estrella?
¿Estaban
bien de la cabeza los firmantes?
¿Están bien
de la cabeza quienes se adhieren a esta Declaración de Rebelión contra la
Igualdad de todos los Ciudadanos, con independencia de su situación social en
el Reino de Jesucristo?
¿O no
escucharon lo que está escrito?: “Mi Reino no es de este Mundo”.
En Su
Reino no hay libertades exclusivas ni privilegios particulares. Todos, por
Derecho de Creación, somos hijos de Dios, y todos, sin excepción, disfrutamos
de las mismas libertades en el Marco del Derecho Universal, en el que
Privilegios de un Ciudadano sobre los demás no tiene cabida.
Quienes
se declaran Divinos debieran saber esto. Pero quienes viendo a Jesucristo no
ven a Dios, es natural que busquen en el Diablo la imagen de su padre. De donde
debiera cada cual buscar en este Jesucristo qué ven de Mal y en qué pueden
acusarle de ser un depravado demonio que eligió a sus Discípulos para
predestinarlos al Martirio.
Desde
la mentalidad del Diablo, abierta a Calvino y sus discípulos, la Predestinación
Jesucristiana Apostólica pudiera compararse a la Caída.
Confiaban
los Elegidos por Jesucristo en ser los ministros del rey hijo de David,
siguieron al Mesías como los Héroes que acompañan a David a su trono, y cuando
fueron a recoger las mieles de la gloria soñada se encontraron en las bocas de
los leones, a la vanguardia de un pueblo inocente entregado al matadero.
En
definitiva es lo que vino a suceder en el Acontecimiento de la Caída. El primer
reino que surge en la Historia avanza hacia una Civilización Mundial que
abrazará a todas las familias de la Tierra. No hay nubes en el horizonte. El
Futuro es brillante. El Paraíso extenderá a las Cuatro Regiones su Ley. Gloria
bendita es lo que le espera a la Casa del rey.
De
repente el firmamento se viste de negro. El rey es llevado al calvario como un
criminal más. El Elegido es sentenciado a muerte como un traidor más. Las
tinieblas cubren el mundo. El sueño se hace pesadilla.
Ya es
demasiado tarde para echarse atrás. ¿Qué pasará ahora? La cuestión ronda sus
mentes. Lo saben, Dios los ha predestinado para seguir a su Maestro a la Cruz.
¿Irán o no irán?
Aquí
nace el pensamiento sobre la Predestinación. ¿Quién quiere ser predestinado?
Los
Profetas mueren y llevan vidas miserables. Los Apóstoles viven con la Cruz. No
vemos que Dios predestine a nadie para matar a su hermano, ni para acometer el
genocidio de sus vecinos. Cuando Dios predestina lo hace al Calvario, a un
camino largo y estrecho que nadie excepto al que Él ha predestinado desde el
seno de sus padres puede soñar con sufrir.
Caer
para levantarse como Vencedor.
Dios no
predestina al Diablo a Traicionarle. Satán se predestina a sí mismo al
Homicidio desde el momento que se levanta contra la Ley del Creador: “No
declararás la guerra contra tu hermano. No le mentirás. No lo engañarás. No lo
envidiarás. No cometerás falso testimonio...”. No es la Ley de Moisés, es la
Ley del Creador para toda su Creación, que, articulada como Reino, hace de
todos los Pueblos sus Ciudadanos.
No hay
libertades y privilegios para nadie que no sean las libertades y los
privilegios que vienen del Derecho Universal.
El
Derecho de Creación es restaurado por la fe en Jesucristo y deviniendo
Ciudadanos de su reino disfrutamos de los Derechos Divinos a la Libertad, a la
Paz, a la Vida eterna. ¡Qué más puede pedir su Creación!
¿Sentarse
en el Trono de la Gloria del Rey?
Esta es
la Envidia que movió a Satán, querer sentarse en el trono de Jesús.
Que
cada cual se juzgue a sí mismo. El que se sujete a ser juzgado, que tiemble.
El
juicio de Dios sobre todos los que siguen a Calvino, sea desde el Presbiterianismo
o el del Anglicanismo o el del Puritanismo, que acusan de Predestinación
Bipolar Maligna a Dios es: “Destierro Eterno de su Reino y Creación”.
Reconocer
el error no es permanecer en la posición conquistada sobre la sangre de los
hermanos. Ha querido Dios que su Misericordia sea efectiva en la Unificación de
todas las iglesias en el Árbol de la Vida, cuyo Tronco es la Iglesia Católica.
La
Iglesia es la Viña, Dios es el Viñador. Este ya tiene en su mano el hacha con
el que cortar las ramas muertas.
Cada
cual elije su predestinación, quien para la Vida, quien para la Muerte.
Dios
llama, El no Predestina sino a quien le sirve de Voz.
DÉCIMO CUARTA PARTE
LA SANTIFICACION
Todos y
cada uno de los hombres y mujeres que participaron en la Reformas, sean Papas Pornócratas, por cuyas culpas fue deshonrado el Nombre de
Jesucristo; sean reyes perpetradores de homicidios en serie; sean teólogos
llamando a la guerra de exterminio de los cristianos de siempre; sean militares
genocidas, todos sin excepción habrán de responder delante del Juez al que
despreciaron y cuyo Nombre mancharon con sus guerras, sus prostituciones y sus
demenciales palabras, obras y pensamientos.
Pero si
hay algo que maravilla y es causa suficiente para levantar todo un monumento a
la ciencia del comportamiento psicopático del pensamiento religioso es este
artículo SOBRE LA SANTIDAD en el que hombres que llevaban medio siglo
devorándose entre ellos se atrevieron a llevar su desvergüenza, su hipocresía y
su desprecio contra el mismo Jesucristo, contra el que escribieron un artículo
pidiendo la Abolición de arrodillarse ante su Nombre.
Cosa
curiosa en verdad la Historia de la Revolución Religiosa Inglesa.
Igualmente
de curioso es el método de los Historiadores.
Aquellos
que vencen escriben la Historia acorde a sus intereses, ocultando sus crímenes
en el mérito que supone matar a quienes les pidieron a gritos ser asesinados.
Los Verdugos se erigen en la Vara del Poder Divino.
Pero la
Historia acaba liberándose de las mazmorras en las que los reyes y sus
adoradores la encierran y la Verdad sale a luz para la vergüenza y humillación
de quienes llevaron su demencia asesina al punto de santificar sus manos
metiéndolas en el plato de Pilatos.
La
Historia de los siglos Siglo XVI y XVII Inglés fue un Orgía fratricida que
quisieron ocultar las Escuelas de Historiadores Oficiales del Reino Unido en
categorías religiosas como si por ser Católico el Inglés perdiese ipso facto la
Sangre de sus antepasados. Matar a Católicos no era un acto fratricida. Cuando
luego los Católicos abrieron la veda de la venganza sí eran Ingleses los que
morían. Cuando los Anglicanos recogieron el hacha de la Sangre contra Católicos
y Anabaptistas, y los Presbiterianos contra los Anglicanos y los Católicos, y
más tarde Puritanos contra todos, parece que no fueron los Ingleses quienes
fueron masacrados una vez y otra por sus propios hermanos.
Debemos
reconocer en el Historiador inglés una virtud. Su escuela ha marcado época por
ser capaz de borrar de la Memoria del Reino Unido sus Crónicas Fratricidas y
saber presentar sus Genocidios como Odiseas Divinas. Pocas Escuelas de
Historiadores pueden jactarse de haber alcanzado tal técnica de lavado de
cerebro Nacional.
Pero
como digo la Historia está ahí para ser leída. Las Revolución de la
Comunicación a través de Internet ha desbloqueado el acceso a la Memoria de las
Naciones. La lectura de la Memoria de Inglaterra desde Enrique VIII hasta la
muerte de Carlos I es una maravilla de manipulación grotesca. La verdadera
naturaleza de aquellas hordas religiosas asesinas que Enrique VIII desató en
las Islas Británicas se ve en la elección que tantos hicieron de preferir el
destierro voluntario al otro lado del Océano a seguir sufriendo el infierno en
que la Inglaterra de la Reforma se había convertido.
La
maravilla reside en el fenómeno de transformación de un Siglo de Terror
Fratricida en Leyenda Épica.
Al
final uno se pregunta. ¿Y todo por qué?
La
respuesta es clásica: Todo por una mujer.
Aquel
asesino en serie que mataba reinas para culpar de su demencia sifilítica a sus
víctimas no fue lo bastante hombre para ser un feliz divorciado. Su demencia
asesina se corrió como la pólvora y el pueblo Británico hizo bueno el dicho:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”, de manera que quitando a
Jesucristo como Modelo y poniendo a un siervo del Diablo, las famosas crónicas
de la Revolución Religiosa Inglesa acabaron siendo las hazañas bélicas de
hordas de caínes hambrientos de carne y sangre, la
sus hermanos. La confesión no era importante, lo importante era la orgía
fratricida.
Un
siglo de persecuciones constante entre Ingleses de nacimiento y cuna, cuyos
padres remontaban sus orígenes cristianos a siglos, trajo a Westminster una
Asamblea de pseudoteólogos con los vestidos cubiertos
de sangre, para hablar de santidad. Alucinemos:
C.W.- “Los que son eficazmente llamados y
regenerados, al tener un nuevo corazón y un nuevo espíritu creado en ellos, son
además santificados real y personalmente, en virtud de la muerte y resurrección
de Cristo, por su Palabra y su Espíritu que mora en ellos: el dominio de todo
el cuerpo de pecado es destruido, y los diversos deseos de éste son debilitados
y mortificados más y más. Así, los santificados son vivificados y fortalecidos
más y más en todas las gracias salvíficas, para la práctica de la verdadera
santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Esta santificación abarca cada parte
de la persona total; pero es incompleta en esta vida, pues aún quedan algunos
remanentes de corrupción en cada una de sus partes; de donde surge una guerra
continua e irreconciliable: los deseos de la carne contra el Espíritu, y el
Espíritu contra la carne. En dicha guerra, aunque los restos de la corrupción
prevalezcan mucho por algún tiempo; sin embargo, la parte regenerada vence,
mediante el continuo suministro de la fuerza del Espíritu santificador de
Cristo; de manera que los santos crecen en gracia, perfeccionando la santidad
en el temor de Dios”.
C.R.Y&S.-¿No
es alucinante que la santificación se base en el número de crímenes que en
Nombre de la Iglesia Nacional se realice sobre la sangre de los hermanos?
Venían
de devorarse entre ellos. El más santo de entre ellos era el que más carne
humana había devorado y más sangre inglesa había bebido.
El Celo
por la Religión se manifestaba sobre el crimen fratricida. Expertos hipócritas
escudaban sus delitos en la santidad que procede de ese celo por la Religión de
la Isla que ordenaba la muerte de todos los enemigos de los que en ese momento
se subían al trono de la gloria. Y éstos asesinos de sus hermanos, con el traje
chorreando de sangre, la sangre de sus hermanos aun fresca, se atrevían a
hablar de Santidad en nombre de la religión nacional.
“Los
que son eficazmente llamados y regenerados...” dicen. Según esto la Llamada de Dios
a la Fe es todopoderosa a medias. No es plenamente eficaz. La eficacia de la
llamada Divina es relativa. Su eficacia depende del hombre. No es Gracia
Divina. No es el Todopoder de quien llama la que la
hace “Eficaz”, es la respuesta del hombre la que tiene misericordia de Dios y
la hace “eficaz” para que no resulte impotente su Verbo.
Eficacia
que, de todas formas, “es incompleta en esta vida”. De donde se ve que
sólo será completa, en opinión de estos Caínes consumados, cuando todos los Abeles sean extirpados.
En esta vida esto es imposible. Reconoce el Confesor. En la otra vida esta
santificación que procede de la eliminación universal absoluta de los herejes
católicos y demás especies cristianas será completa.
¿Pero
de verdad tan bruta es la inteligencia presbiteriana para permanecer impotente
y arrodillarse ante quien les prohibieron arrodillarse, delante de Jesucristo?
Ciertamente
maravillan esas congregaciones presbiterianas en las que todos permanecen
sentados y ninguno jamás se arrodilla ante el Rey de los Cielos y Señor del
Universo, Jesucristo.
La respuesta está aquí:
In the worship of the Church the
usual objections of the Puritan party were put forward. The sign of the Cross
was not to be made in the service for Holy Baptism. The reverence at the Name
of Jesus was not to be enjoined.
Estas dos medidas esencialísimas, sin las que no existe el
Cristiano, ni la Iglesia: Bautizar en el Nombre de la Cruz, y doblar las Rodillas
ante el Rey de los Cielos, (entre otras tan anticristianas como estas dos), les
fueron presentadas a Jacobo I.
Tras la Guerra Civil, la religión triunfante de Cromwell bautiza
no en el Nombre de Cristo, y abole la Adoración del Nombre de Jesús. Las iglesias
presbiterianas trasplantadas a las Américas continuaron aquella Actitud
Anticristiana en la que se descubre, según tales discípulos del Maligno, la
santidad de los santos.
Y estos hipócritas hablan de Santidad en el Artículo Trece de
esta Confesión.
Aborrecen la Cruz, Origen del Cristiano, y prohíben la
veneración del Nombre del Hijo de Dios, Jesucristo, en quien vive el Espíritu
Santo. Y maravilla de maravillas, se declaran más cristianos que Cristo.
La Santidad de la que hablaron estos “divinos” y la Santidad a
la que llama Dios cuando dice: “¡Sed santos porque yo soy santo”, son dos
mundos tan diferentes como el Cielo lo es del Infierno.
¿Necesario decir algo más sobre el origen de este Capítulo 13?
Veamos el siguiente:
DÉCIMO
QUINTA PARTE
LA FE SALVADORA
C.W.-
“La gracia de la fe, por medio de la cual los elegidos son capacitados para
creer para la salvación de sus almas, es la obra del Espíritu de Cristo en sus
corazones, y es ordinariamente efectuada por el ministerio de la Palabra. Por
la cual también y por la administración de los sacramentos y la oración, la
gracia de la fe es incrementada y fortalecida.
C.R.Y&S.-
Mediante esta fe el cristiano cree que es verdadero todo lo que está revelado
en la Palabra, por la autoridad de Dios mismo que habla en ella; y actúa en
forma diferente según lo que contiene cada pasaje en particular, produciendo
obediencia a sus mandamientos, temblor ante sus amenazas, aceptación de las
promesas de Dios para esta vida y para la venidera. Pero los principales actos
de la fe salvadora son: aceptar, recibir, y descansar solamente en Cristo para
la justificación, santificación y vida eterna, en virtud del pacto de gracia.
Esta fe
es diferente en grados, o débil o fuerte. Puede ser atacada y debilitada con
frecuencia y de muchas maneras, pero obtiene la victoria; y en muchos, crece
hasta la obtención de una completa seguridad a través de Cristo, quien es el
autor y consumador de la fe.
Y digo
yo: Pues si la Palabra de Dios es Verdadera, ¿cómo se niega la Voluntad del
Padre que es que el Hijo sea adorado como lo es Dios?: “El que no adora al Hijo
no adora al Padre”.
¿Y cómo lo adorará quien prohíbe inclinar las rodillas ante
la Majestad Divina de Jesucristo y venerar su Nombre?
El
hipócrita es aquel que manda hacer lo que dice pero él no hace lo que manda
hacer a los otros. Éste en concreto manda creer en la Palabra de Dios y sin
embargo se niega a doblar sus rodillas ante el Hijo de Dios, Nuestro Rey
Sempiterno, a quien su Padre le ha dado el Poder sobre la Vida de su Creación
entera.
El
Decreto del Señor del Cosmos está escrito: “Toda rodilla se doble ante el Rey,
mi Hijo Amado”. Decreto del que se entiende que quien no doble sus rodillas
delante de su Hijo no entrará en Su Reino.
Esta
Negación es la que ha provocado el Destierro de quien fuera creado y formado
para ser hijo de Dios, y en su Envidia del Primogénito se negó a someterse a su
Corona.
“Nada
salva ni nadie tiene salvación sino en el Nombre de Jesucristo, ante el que
toda la Creación dobla sus rodillas” dice Dios. Pero esta Asamblea de
Hipócritas niega la Adoración del Nombre en el que toda Criatura tiene la vida
eterna. De aquí que en el Presbiterianismo nadie doble sus rodillas ante el
Hijo de Dios. Y no haciéndolo ni uno solo, ni más santo ni menos santo, entrará
en el Reino de Dios.
Analizar
la palabra que sale de la boca de Satanás es un ejercicio de orgullo conducente
a la perdición, y por esto le dice el Hijo de Dios a Satanás: “Vade retro”.
Ejemplo
que seguiré al pie de la letra cada vez que el Diablo invite a analizar lo que
delante de Dios es inconfesable.
Maravilla
es que un bruto se crea un dios, pero más maravilla es que toda una nación que
se niega a doblar sus rodillas delante del Dios que con su Todopoderosa Palabra
creó la Luz, el Firmamento y todo lo que viste la Tierra, las doble ante ese
bruto.
En el
ejercicio de su brutalidad divina, sigue escribiendo “contra el poder de
perdonar los pecados por Jesucristo otorgado a sus Sacerdotes”
DÉCIMO SEXTA PARTE
EL PECADO CONTRA DIOS
C.W.-
“El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica, cuya doctrina, así como
aquella de la fe en Cristo, debe ser predicada por todo ministro del evangelio.
Mediante este arrepentimiento, un pecador, movido no sólo por la visión y
sentimiento del peligro, sino también por la inmundicia y odiosidad de sus
pecados — ya que son contrarios a la naturaleza santa y justa de la ley de Dios
— y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para con los arrepentidos,
se entristece a causa de sus pecados y los aborrece de tal modo que renuncia a
todos ellos y se vuelve hacia Dios, proponiéndose y procurando caminar con Él
en todos los caminos de sus mandamientos. Aunque no se debe confiar en el
arrepentimiento, como si fuese una satisfacción por el pecado, o una causa del
perdón de éste, pues el perdón es un acto de la libre gracia de Dios en Cristo;
sin embargo, el arrepentimiento es de tal necesidad para todos los pecadores,
que nadie puede esperar ser perdonado sin él. Así como no hay pecado tan
pequeño que no merezca la condenación, de la misma manera, no hay pecado tan
grande que pueda traer condenación sobre aquéllos que se arrepienten
verdaderamente. El ser humano no debe contentarse con un arrepentimiento
general, sino que es deber de cada persona procurar arrepentirse de cada de uno
de sus pecados en particular. Así como todo ser humano está obligado a confesar
sus pecados a Dios en privado, orando por el perdón de los mismos; pues, al
hacer esto y al apartarse de ellos hallará misericordia; del mismo modo, el que
escandaliza a su hermano o a la iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a
declarar su arrepentimiento a quienes ha ofendido, en público o en privado,
mediante confesión y muestra de dolor por su pecado, y acto seguido, los
ofendidos deben reconciliarse con él y recibirlo con amor”.
C.R.Y&S.
-¿De qué están hablando “los divinos”? ¿Estaban fuera de su juicio o lo está
quien le da oídos?
¿Para
arrepentirse de los errores que uno comete, no importa su naturaleza, hay que
tener gracia evangélica? ¿Tan brutos eran los Ingleses en aquellos tiempos?
¿Y cuál
es esa doctrina de la Fe en Cristo que no es la de Jesús según la cual le
otorgó el Poder de perdonar los pecados a sus Sacerdotes?
Escrito
está: “a quien les perdonéis los pecados les serán perdonados”
¿Y la
Iglesia del Nuevo Sacerdocio, engendrada por Dios, moría con los Discípulos, o
fue levantada para vivir hasta el final de los siglos?
¿Cómo
se atreve nadie a ponerle el dedo en la boca a Dios? ¿Dónde queda este Poder
Sagrado por Dios otorgado a sus Siervos los Sacerdotes del Templo de Cristo en
esta doctrina de los “divinos”?
¿Aborrecían
a Dios por haberle concedido a los Latinos este Poder Sagrado o por no haber
esperado a los Anglosajones al rescate de su Hijo?
Como
aquellos Doctores de la Ley que anulaban la Ley de Moisés mediante una centena
de rodeos malignos, estos nuevos doctores anulan el Poder de la Ley de
Jesucristo empleando un nuevo camino, el del terror a su compromiso santo con
el crimen y el exterminio de todo el que se atreva a doblar las rodillas ante
Rey de los Cielos y mantenerse de pie ante los reyes de los divinos.
Toda la
palabrería de este Artículo 14 de los confesores tiene un solo objetivo,
despreciar a Jesucristo, negar el Poder de Perdón de los Pecados concedido por
Dios al Nuevo Sacerdocio. Como hipócrita que es, el confesor se pierde en
palabras necias en el conocimiento de la alta brutalidad intelectual del pueblo
británico de la época. Los Valientes habían sido asesinados. Era la Hora del
reino de los cobardes.
Qué sea
pecado o qué no lo es, es cosa de la Doctrina de la Iglesia. Negar que la
Corrupción sacerdotal usase ese Poder Divino para fines perversos como las
Indulgencias por Dinero, poniendo precio a una Gracia concedida Gratuitamente,
es de cobardes sin cerebro. Pero negar este Poder como Gracia concedida por
Dios, Padre e Hijo en Unidad Perfecta, al Sacerdocio Apostólico Cristiano,
Herencia del Esposo a su Esposa, la Iglesia Católica, no es de cobardes, es de
suicidas altamente peligrosos, el suicida que quiere arrastrar a su horca a
todo el mundo.
La
doctrina de todos los hijos de Dios, de Ayer y de Hoy, sobre el Pecado es
firme. El Pecado, si no es confesado y absuelto por Dios en Cristo, arrastra a
la Muerte. Y cuando decimos a la Muerte no nos referimos a la Tumba, sino a la
pérdida del alma. Sobre lo cual hay mucho que decir y se dirá a su tiempo.
Ahora baste decir que expuestos todos a la ley de este mundo, perseguidos en
cuanto hijos de Dios por la Muerte, no quiso Dios abandonarnos a nuestra suerte
en el campo de batalla, sino que dispuso que nuestras heridas sanasen y
nuestras almas regresasen fuertes al campo de batalla del que fuimos retirados
por un tiempo, a fin de ahora con la experiencia del enemigo nuestro grito se
vea recompensado con las mieles de la victoria. Este es el Poder del Perdón de
los Pecados que Dios dispuso para quienes heridos por el Muerte en el campo de
batalla, retirados a recuperar fuerzas, una vez revivificados seamos su gloria
delante de todos los hombres. ¿Y en qué casa un hijo se recuperará de sus
heridas mejor que en la de su Padre, y quién consolará su sufrimiento mejor que
su propia Madre? Por esto Dios dispuso que la Iglesia sea Madre y sus hijos no
se sientan abandonados como efecto de las heridas sufridas en el campo de
batalla contra la Muerte.
¿Pero
que podían entender de este Amor de Padre quienes contra ese Padre se alzaron
para negarle su Divinidad y su Gloria, y contra su Esposa abrieron sus bocas
para que el Diablo se expresase su odio contra el Rey de los Cielos?
Grande
y terrible será el Juicio contra éstos de perseverar en su Confesión.
Contra
ellos y sus discípulos presbiterianos de todo el mundo la Doctrina de Dios y de
sus Siervos e hijos permanece invicta: Los pecados contra Dios sólo Dios puede
perdonarlos.
La mal llamada Reforma fue, en todos sus apartados, un Delito contra Dios: Delito que sólo la Confesión ante Cristo, es decir, ante el Sacerdote Católico, puede ser perdonado. Quien no doble las rodillas ante Cristo, perecerá. Como se verá el Día en el que mi Padre juzgue “a todos los Divinos”.
DÉCIMO SÉPTIMA PARTE
JESUCRISTO
La
Reforma trajo al Mundo un Desprecio Absoluto por el Modelo que Dios nos dio, al
que Seguir y Edificar en nuestra Vida, para el Bien de nuestra Alma Eterna y de
nuestro Ser como Personas.
Si al
Principio Dios nos dio por Imagen a sus hijos, una vez la Caída superada y la
Redención consumada, nos ha dado un Modelo de Eternidad al que se pliega toda
Criatura. Pudo habernos dado Dios a otro hijo para que nos sirviese de Modelo,
de Maestro, pero siendo su Hijo el Original al que toda su Casa se conforma y
tiene por Espejo en el que se contempla y ve a Dios en su Ser, nos lo dio en
Carne para que teniéndolo entre Nosotros como Hombre tendamos hacia Él, y en la
medida de nuestras fuerzas, que son todas en el Amor, reconociendo Dios en
Nosotros a su Hijo se alce como Padre, y la Adopción sea perfecta, Plena y
Eterna.
Nuestras
Obra son las Obras del Hijo de Dios, Nuestro Maestro, quien buscando la
Salvación de todos los hombres en la Verdad, nos ha hecho herederos de su
Doctrina, por la que su Espíritu es el nuestro y su Búsqueda es la nuestra.
Fuera de esta Doctrina no hay hijo ni siervo de Dios.
¿Qué
mayor Obra Buena hay que hacer la Voluntad de Dios? Y esa Voluntad es que todo
el mundo se salve. Y esta Salvación está en que todo el mundo crea en
Jesucristo.
Siendo
ordenada toda nuestra existencia a este propósito la Vida deviene Ley con la
naturalidad del árbol que da su fruto. ¿Quién es Lutero, o Calvino, o cualquier
otro hombre para levantar un Muro entre nosotros y la Imagen de la que vivimos,
y sujetarnos con argollas y cadenas a convenciones nacionales y confesiones
ideológicas aplicadas a cuestiones eclesiásticas? ¿No es todo Cristiano un
Ciudadano del Reino de Dios? ¿Obedeceremos a los reyes y poderes de la Tierra o
al Rey de los Cielos?
La
Única Obra en la que se gloría Dios en el Hombre es que el Mundo crea en su
Hijo. Árbol que da su fruto, el fruto de este Árbol lo tenemos en vivo en el
Evangelio del Espíritu Santo. Basta hacer lo que el Héroe de los Evangelios
hizo para que seamos de Dios su gloria delante de los hombres. “Dar de comer al
hambriento, vestir al desnudo, consolar al que llora, visitar a los
enfermos....” Estas son las Obras por las que el hombre es bueno o malo delante
de su Creador.
Todo lo
demás son doctrinas de hipócritas, como la del héroe aquel de la Reforma que
quiso acabar con los pobres encarcelando a todos los pobres.
Así
esta Confesión de Divinos se apartó de Jesucristo, al que ya desterraron de su
confesión, cuyo Nombre no declararon ni una sola vez, y vistiéndose de
espíritus angelicales todo bondadosos les dicen a los brutos lo que es una
buena obra y la que no lo es.
Al
final esa obra buena era darles el Poder y el Oro.
Pero
leamos:
C.W.-
“Buenas obras son sólo aquellas que el Señor ha mandado en su santa Palabra, y
no aquellas que sin la autoridad de la Palabra, son inventadas por los seres
humanos, debido a un ciego entusiasmo, o bajo cualquier pretexto de buena
intención. Aquellas buenas obras realizadas en obediencia a los mandamientos de
Dios son los frutos y evidencias de una fe viva y verdadera: mediante ellas los
creyentes manifiestan su gratitud, fortalecen su confianza, edifican a sus
hermanos, adornan la profesión del evangelio tapan la boca de sus adversarios y
glorifican a Dios; son hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,
para que llevando fruto para santidad, tengan como fin la vida eterna. La
capacidad de los creyentes para hacer buenas obras de ninguna manera proviene
de ellos mismos, sino totalmente del Espíritu de Cristo. Y para que sean
capacitados para buenas obras, además de las gracias que ya han recibido, se
requiere la influencia real del mismo Espíritu Santo, que obra en ellos el
querer y el hacer por su buena voluntad: sin embargo, no deben volverse
negligentes, como si no estuvieran obligados a cumplir con ningún deber, a
menos que haya un impulso especial del Espíritu; sino que deben ser diligentes
en avivar la gracia de Dios que está en ellos. Aquéllos que por su obediencia
alcanzan la altura más grande que sea posible en esta vida, están tan lejos de
ser capaces de hacer más de lo que Dios requiere, ya que fallan grandemente en
cumplir lo que por deber están obligados a hacer. Mediante nuestras mejores
obras, no podemos merecer el perdón del pecado o la vida eterna de parte de
Dios, debido a la gran desproporción que hay entre ellas y la gloria venidera;
y debido a la infinita distancia que existe entre nosotros y Dios, a quien no
podemos beneficiar, ni satisfacer por la deuda de nuestros pecados anteriores,
sino que cuando hayamos hecho todo lo que podemos, no habremos hecho sino
aquello que es nuestro deber, y seremos siervos inútiles; y porque en la medida
que son buenas proceden de su Espíritu, y puesto que son hechas por nosotros,
están manchadas y mezcladas con tanta debilidad e imperfección, que no pueden
soportar la severidad del juicio de Dios.
No
obstante, al ser aceptadas las personas de los creyentes por medio de Cristo,
sus buenas obras también son aceptadas en Él no como si sus buenas obras
fuesen, en esta vida, enteramente irreprochables e irreprensibles ante los ojos
de Dios; sino que Dios mirándolas en su Hijo, se place en aceptar y recompensar
aquello que es sincero, aunque esté acompañado de muchas debilidades e
imperfecciones. Las obras hechas por personas no regeneradas, aunque por su
esencia sean cosas que Dios manda, y sean de buen uso para ellos mismos y para
otros; sin embargo, puesto que no proceden de un corazón purificado por medio
de la fe, no son hechas de manera correcta de acuerdo con la Palabra ni para un
fin correcto, el cual es la gloria de Dios.
Por
lo tanto estas obras son pecaminosas y no pueden agradar a Dios, ni hacen que
una persona sea apta para recibir la gracia de Dios; y no obstante, su descuido
de las buenas obras es más pecaminoso y desagradable delante de Dios”.
C.R.Y&S.-
Palabras de las que se desprende que la Obra de Dios, creer en su Hijo, no
tiene ningún valor. La verdadera obra buena que se reclama en la Rebelión
Inglesa contra Jesucristo es creer en quien tiene la Espada del Terror. Y es a
punta de esa espada que dicta lo que son obras buenas, en absoluto las que se
hacen a Imagen de Jesucristo, sino las que se hacen a imagen de la Ley de los
Divinos. De donde se ve que al despreciar la Ley de Cristo y regresar a la Ley
de Moisés como Medida del Bien y del Mal la Reforma fue una Rebelión contra
Jesús.
La
Imagen y Semejanza de Dios a la que toda la Creación es llamada es Jesucristo.
Y es esta Imagen la que da su fruto en el Hombre. La naturaleza de la cual no
tiene en la Ley de Moisés su raíz.
Moisés
basó la relación del hebreo con Dios en el Terror. Jesucristo la basó en el
Amor. En el primero el Temor a Dios tiene su origen en el Terror a un Ser
Divino al que es imposible de engañar. En el segundo el Temor deviene ese miedo
del que ama a perder al ser que ama.
Dos
mundos, pues, muy diferentes. La Reforma prefirió el primero y aborreció el
segundo.
Desde
esta opción la espada del Terror dicta lo que es buena obra y lo que no lo es.
El
Pecado es grande. El Juicio sobre él será terrible. El que se atreva a confesar
esta opción delante del Juez Universal, que lo haga. El que se arrepienta que
siga el ejemplo de todos los corderos del Rebaño de Cristo y acuda al Sacerdote
a pedir Perdón por Crimen tan absurdo: despreciar a Jesús y aborrecer a Moisés.
Bueno
es amar al hermano, pero más grande es amar al enemigo.
DÉCIMO OCTAVA PARTE
EL DERECHO DIVINO A LA LIBERTAD
Del
conocimiento de la lectura de esta Confesión se infiere que la Rebelión
Presbiteriana impuso un nuevo modelo de Religión según la cual el
Judeocristianismo vencido por la Iglesia Católica fue rescatado bajo la
ideología de la superioridad de una Raza Anglosajona que convierte a Cristo en
la Fuerza que permite cumplir lo que a los Judíos les fue imposible: vivir bajo
la Ley de Moisés.
El
Regreso del Puritanismo al Sábado Judío, su rechazo a la Cruz en el Bautismo,
su Negación a Venerar el Nombre de Jesucristo, demuestran que la Rebelión
Anglicana fue degenerando con el paso de las décadas hasta transformarse en una
religión aislacionista de tipo pronazi, que se alzó
sobre la Letra de la Biblia como Fundadora de una Nueva Religión, en la que la
Ley del decálogo anula la Ley de Cristo, y éste pasa a ser un dios tótem en el
que justificar en el Nuevo Templo el Odio como Fundamento de su Existencia.
La Ley
del Amor, la Ley de Cristo, es rechazada y reemplazada por la Ley del Odio. El
Odio al Católico, el Odio a la Europa Católica, el Odio al Español, al Francés,
al Italiano, los tres Pilares de la Civilización Europea durante 1.500 años, es
elevado a Artículo de Fe que distingue a los Nuevos Santos y los separa de la
Vieja Escuela de los Santos Padres de la Iglesia, a los que condenan como a
herejes predestinados al infierno.
El
Descubrimiento es revolucionario. Calvino descubre que 1.500 años viviendo y
muriendo por Jesucristo han sido una burla majestuosa del Dios Oculto de la
Reforma. Este le quita la Biblia de las Manos a estas Tres Naciones y se la
entrega a sus nuevos adoradores, y condena al Infierno a sus antiguos
portadores.
Calvino
y sus adoradores se mueren de risa, y se burlan de los Predestinados al
Infierno.
Según
Calvino y sus Hugonotes británicos, Dios se burló de los Católicos. Durante
1.500 años les ocultó que el Destino de la Biblia era ser entregada a Lutero. A
su Nuevo Moisés le abre la puerta y lo predestina a sentarse en el trono de la
Gloria de su Hijo Unigénito.
Uno
siempre encuentra una maravilla en cada día que se levanta y enciende el
cerebro. Entender cómo el genio de un Isaac Newton pudo leer esta Confesión y
quedarse tan pancho como si fuese otro bruto privado de sesos demuestra que el
genio y la inteligencia divina son dos mundos que no se tocan. ¡Se entiende que
de ese genio naciera el Ateísmo Científico!
No que
debamos culpar a nadie de ser un animal por naturaleza. Pero es de Dios el
juicio sobre quien siendo creado para ser su hijo prefiere seguir siendo una
bestia.
Juzgar
1.500 años de sacrificios, sufrimientos, lucha contra la Muerte en defensa del
Cristianismo; 1.500 años toreando corrupciones papales, guerras de reyes,
pestes y epidemias; 1.500 años superando un camino largo y estrecho plagado de
obstáculos contra los que la Victoria vino siempre de quien Testó a favor de la
Iglesia y de su Pueblo la Invencibilidad natural a los hijos de Dios; juzgar
1.500 años de Historia condenando al Infierno lo que Dios levantó con tanto
esmero, trabajo y paciencia, no fue una Reforma, fue una Rebelión Abierta
contra Jesucristo.
“No
juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados”. Esta es la
Ley de Cristo.
Que el
Presbiterianismo y todos sus adoradores juzguen si esta fue la Ley que legitimó
el Odio contra el Pueblo Católico Británico y Europeo.
El
juicio sobre uno mismo no entra en esta Ley. Muy al contrario, quien se juzga a
sí mismo desde la Ley del Amor, porque cómo podrá amar a su prójimo quien no se
ama a sí mismo, aprende a usar esta misericordia consigo mismo hacia los demás,
hasta llegar a la perfección que la Ley pide.
Quien
no se juzga a sí mismo y se dedica a juzgar al prójimo desde el Odio puede
llegar a condenar al Infierno a quien juzga desde fuera de la Ley del Amor. Y
este Odio se descubrirá según vayamos llegando al final de estos artículos,
escritos por “Divinos” y para “Santos”.
Dice en
su próximo:
I
C.W.-“Los
que han sido aceptados por Dios en su Hijo Amado, eficazmente llamados y
santificados por su Espíritu, no pueden caer total ni finalmente del estado de
gracia, sino que ciertamente perseverarán en ella hasta el final y serán salvos
eternamente.
Esta
perseverancia de los santos no depende de su propio libre albedrío, sino de la
inmutabilidad del decreto de elección, que fluye del amor gratuito e inmutable
de Dios Padre; de la eficacia del mérito e intercesión de Cristo Jesús, de la
permanencia del Espíritu y de la simiente de Dios dentro de ellos; y de la
naturaleza del Pacto de Gracia. De todo esto, surge también la certeza e
infalibilidad de la perseverancia.
Sin
embargo, puede ser que los santos caigan en pecados graves, mediante las
tentaciones de Satanás y del mundo, el predominio de la corrupción que aún
queda en ellos, y el olvido de los medios de su preservación; y que por un
tiempo continúen en sus graves pecados: por lo cual incurren en el desagrado de
Dios y contristan su Santo Espíritu, llegan a ser, en alguna medida, privados
de sus gracias y privilegios, sus corazones pueden endurecerse y sus
conciencias pueden herirse, pueden herir y escandalizar a otros y traer juicios
temporales sobre ellos mismos”.
C.R.Y&S.-El
que juzga a los demás mandándolos al Infierno, porque así lo dispuso desde la
Eternidad el Dios Oculto que se burló de 1.500 años de Osios, Ambrosios, Agustines, Crisostomos, Tomases y demonios de la Cristiandad Latina
Invicta contra Romanos, Bárbaros y Musulmanes, este juez implacable no se priva
de sentarse en el Trono de la Gloria del Juez Universal, y antes incluso de que
se celebre el Juicio ya derrama este Nuevo Pueblo, desde la eternidad
predestinado a la Gloria del que se sienta en el Trono de Dios, de lanzar sus
rayos de condenación para unos, y de mieles para los otros.
Nada
extraño. El Lavado de cerebro tiene muchas técnicas, depende de la lavadora y
de los cerebros que necesiten la higiene. El fin es el mismo, el Poder, la
Gloria, el Imperio.
La
Doctrina de Jesucristo transmitida a sus Apóstoles recalca una vez y otra la
Necesidad de Vigilar, de Perseverar, de no dejarse llevar por las modas y
pasiones de los siglos, que todos estamos haciendo nuestro camino en la
Eternidad, que como nos portemos en la Tierra da la medida de nuestro
comportamiento en los Cielos. Todos venimos y estamos sujetos a un mundo cuya
ley es la de que alcancemos siquiera a brillar con un rayito de luz de la
Estrella Divina cuya Luz nos alumbra. Todos estamos expuestos a aprender
rompiéndonos la cabeza. Todos hemos nacido para ser eternos y hay que aprender
a convivir no ya con nuestros errores sino con los de nuestro prójimo. Ni Dios
quiere que aprendamos a base de palos, ni quiere impedir que con cada herida de
muerte el regreso al campo de batalla convierta al hombre en un guerrero cada
vez más poderoso.
Vivimos
en un mundo sujeto a la ley de la ciencia del bien y del mal. Hacerse el santo,
ir de santo por la vida, es de locos. Creerse divinos, exigir ser considerados
“Divinos”, es de psicópatas peligrosos. El mismo que nos ha creado lo dijo:
“Bueno sólo es Dios”.
Entre
ellos se superan en brutalidad. Unos reclaman ser llamados “su Santidad”, y
otros ser confesados “Divinos”. Y en el fuego cruzado entre quienes
aborrecieron la Ley del Amor se encontró Europa conducida a la Primera Guerra
Mundial Europea, la Guerra de los 30 Años. Luego vendría la Segunda: La Guerra
de los Derechos Humanos. Una vez la puerta abierta el Monstruo del Fratricidio
se invitaba sin pedir permiso a la Fiesta de la Orgías Apocalípticas, en las
que Alemanes y Británicos sirvieron las mesas. Pero, siempre porque así era de
la Voluntad de quien desde la Eternidad nos predestina al Fratricidio y las
Guerras Mundiales “Ad Maiorem Dei Gloriam”. ¿De qué se les podrá acusar a
quienes fueron los instrumentos del Dios Oculto de la Reforma?
¿Qué es
este Artículo sobre la santificación de los santos?
...Una
vuelta más de la Lavadora de Cerebros que la Reforma Luterana puso en
funcionamiento.
Su
continuación “De la seguridad de la gracia y de la salvación”, sigue la misma
marcha. Dice:
II
C.W.-“Aunque
los hipócritas y las personas no regeneradas vanamente se engañen con falsas
esperanzas, y presunciones carnales de estar en el favor de Dios, y en el
estado de salvación (cuya esperanza perecerá); sin embargo, quienes
verdaderamente creen en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, procurando
caminar en buena conciencia delante de Él, en esta vida pueden estar
ciertamente seguros que están en el estado de gracia, y pueden regocijarse en
la esperanza de la gloria de Dios, esperanza que nunca los avergonzará.
Esta
certeza no es una simple persuasión conjetural y probable, basada en una
esperanza falible. Es, más bien, una seguridad infalible de fe, fundada en la
verdad divina de las promesas de salvación, en la evidencia interna de aquellas
gracias a las cuales estas promesas se refieren, 3en el testimonio del Espíritu
de adopción que testifica a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios:
Espíritu que es las arras de nuestra herencia y con el cual somos sellados para
el día de la redención.
Esta
seguridad infalible no pertenece a la esencia de la fe. Así, pues, puede ser
que un verdadero creyente tenga que esperar por mucho tiempo y luchar con
muchas dificultades antes de ser partícipe de esta seguridad. Sin embargo,
estando capacitado por el Espíritu Santo para conocer las cosas que Dios le da
gratuitamente, el creyente puede obtenerlas por el uso correcto de los medios
ordinarios, sin una revelación extraordinaria. Por lo tanto es deber de cada
uno poner toda diligencia para asegurar su llamamiento y elección, para que así
su corazón se ensanche de gozo y paz en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a
Dios, y en fortaleza y alegría en los deberes de la obediencia, que son los
frutos propios de esta seguridad; pues está muy lejos de inducir a los seres
humanos a la negligencia.
La
seguridad de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser sacudida de
diferentes maneras, disminuida e interrumpida debido a la negligencia para
preservarla, por caer en algún pecado específico que hiere la conciencia y
contrista al Espíritu; o por una tentación repentina y vehemente, porque Dios
les retira la luz de su rostro, permitiendo, inclusive, que los que le temen
caminen en tinieblas y no tengan luz. Sin embargo, los verdaderos creyentes
nunca son totalmente destituidos de la simiente de Dios, y de la vida de la fe,
de aquel amor de Cristo y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia
del deber, de las cuales, esta seguridad puede ser revivida a su debido tiempo,
por medio de la operación del Espíritu que, mientras tanto, sostiene a los
verdaderos creyentes para no caer en total desesperación”.
C.R.Y&S.-La
Ley del Odio de la que nació la Reforma rompe su silencio, se quita la máscara
y no se corta ni un pelo de la lengua. Desde la primera palabra declara al
Mundo Europeo Cristiano con 1.500 años de Historia un mundo de hipócritas
condenados al Infierno por obra y burla del Dios Oculto de Lutero y Calvino.
¿La Ley
del Amor, “No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados”?
Según
estos Divinos, Jesucristo no estuvo bien de la cabeza. ¿Quién con su Poder se
hubiera dejado conducir al Calvario por una legión de bestias que se hubiese
quitado de encima simplemente con decirle a la tierra “Ábrete y trágatelos”?
Los
judíos creyeron que el Poder demenció al Mesías.
Cromwell y sus Divinos convinieron en Santa Asamblea que no fue el Poder el que
lo volvió loco, fue el Amor. El Amor lo volvió loco. Y ellos no iban a caer en
esa trampa.
El Odio
era la Respuesta. Odio al Católico. Odio a la Europa Católica Invicta durante
1500 años. No pudieron los Romanos, ni los Bárbaros, ni los Musulmanes. Ellos
sí lo iban a conseguir, mandar a ese mundo de Hipócritas del otro lado del
Canal al Infierno. Ellos sí amaban sinceramente a Dios.
Se
negaban a bautizar a sus hijos delante de la Cruz y doblar sus rodillas en Acto
de Adoración delante de su Hijo, pero la sinceridad con la que amaban a Dios,
su Padre, era indiscutible, y ese “Hijito Amado” tendría que comerse con
patatas inglesas y hamburguesas americanas esta Condenación contra su Esposa,
“Hipócrita” rechazada por su Suegro Eterno, quien le quitaba las Arras de su
Matrimonio con Cristo y se las daba a esta Nueva Iglesia fundada sobre la Roca
Indestructible del Odio “en el testimonio del Espíritu de adopción que
testifica a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios: Espíritu que es las
arras de nuestra herencia y con el cual somos sellados para el día de la
redención”.
Traduciendo,
que las arras no se da entre Esposos, sino que se les da a los hijos. La
pregunta es obvia: ¿para cometer incesto?
Afirma
el Confesor que Dios abole el Matrimonio de su Hijo con la Iglesia Católica Invicta,
la Celebración de cuya Boda para la Eternidad fue firmada con las Arras de la
Sangre Apostólica, sobre la cual todo está escrito, tanto en el Evangelio como
en la Historia de Europa. Y aboliendo Dios el Matrimonio de su Hijo con su
Esposa Legítima le entrega las Arras a una nueva Esposa, que a su vez se
declara hija de aquella Boda de Sangre. ¿Demencia? ¿Los hijos se levantan
contra su Madre y la condenan a muerte?
Llevan
su brutalidad esquizoide ¡a exigir acostarse con Dios en virtud de tener las Arras
de la Esposa de Cristo!
¿Qué
discurso es este? ¿De quienes tienen el espíritu: del hijo del Hombre o el del
espíritu del Abogado del Diablo?
Pero no
queda aquí la cosa. La lavadora sigue dando vueltas. Y grita: “Esta seguridad
infalible en la salvación no pertenece a la esencia de la fe”. Dice el Confesor
presbiteriano.
Jesucristo
dice: “Todo el que cree en el Hijo no es juzgado, sino que pasa de la Muerte a
la Vida eterna”.
¿Quién es el Cristo y quién el Anticristo? ¿Quién habla en
Nombre de Dios y quien no: Jesucristo o el Confesor?
La
Seguridad Infalible en la Salvación del que cree en el Hijo, y confiesa el
Credo de Nicea sin cambiar ni una tilde, ni quitando ni añadiendo, es Veraz,
Todopoderosa e Irreversible.
Tal vez
habrá que enseñarles a leer a los rebaños presbiterianos, y pasarles el Credo
en su Naturaleza íntegra. Es muy de creer que de la misma manera que los
Católicos hemos estado apartados durante siglos de los Textos Originales de las
Confesiones Protestantes, los pueblos protestantes hayan sido educados en un
Credo Niceano falso, censurado, recortado y
recompuesto para ser consumido por Cerebros discapacitados para entrar en posesión
de sus facultades de autocrítica pero todopoderosamente perfeccionados para
juzgar al resto del mundo.
Es de
imaginar que saben leer, pero la tara sufrida por sus cerebros durante el
lavado no parece dejarles ver la Veracidad del Hijo de Dios, cuya Palabra ponen
en Duda y niegan que su Poder sea la Fuente de la Seguridad en la Salvación que
reside en la Fe. “El que cree en Mí, no es juzgado, sino que pasará de esta
vida a la otra”.
Y
punto. Cualquier añadidura es un acto maligno, cualquier supresión es una
traición a la Fe. ¿Quién es el tonto que se traiciona a sí mismo?
Hay que
ser “Divino” para ser tan tonto. Cosa que se ve en el último párrafo de este
artículo, cuando confiesa: “La seguridad de la salvación de los verdaderos
creyentes puede ser sacudida de diferentes maneras”... Eureka. He aquí uno
que ha descubierto la piedra filosofal. Estamos en Guerra contra el Diablo, el
Infierno y la Muerte y este “divino”, ponedle vosotros el calificativo, viene
diciendo que en el campo de batalla de la Fe no todos son rosas y aleluyas.
1.500 años de lucha a brazo partido contra la Muerte, el Infierno y el Diablo y
viene este bruto a decirnos que ahí fuera lo que nos espera no es precisamente
miel, pan y mantequilla.
¿Y? Hay
que preguntarse.
Y responder:
“Al que viene a Mí yo no le echaré”.
La Fe lleva en su naturaleza la esencia misma de la Vida
eterna. Negar esto, es lo que el Confesor Presbiteriano afirma. Y se queda tan
tranquilo.
En el siguiente artículo de su Confesión, el Presbiteriano
sigue sin saltar de la Ley del Terror a la del Amor. Y dice “De la Ley de”
Dios:
III
C.W.-Dios
le dio a Adán una ley, como un pacto de obras, por la cual lo comprometió a él,
y a toda su posteridad, a una obediencia personal, completa, exacta y perpetua.
Le prometió la vida si es que la cumplía, y le amenazó con la muerte si es que
la quebrantaba, y lo dotó del poder y la capacidad para guardarla.
C.R.Y&S.-Primera
falsedad.
La
interpretación que hace del Paraíso Bíblico es una negación de la Verdad. Dios
no sujetó la Vida a no comer, sino la transgresión a la Muerte.
Ante el
Hombre estaba el árbol de la Vida y el Árbol de la Muerte. El Hombre Tenía
acceso libre al primero, y acceso negado al segundo. Comer del árbol de la Vida
no fue el fruto de ningún Pacto de Obra. El Hombre era hijo de Dios y como hijo
de Dios disfrutaba del Derecho Divino inherente a su condición. No sabemos si en
la Cultura Británica, se debe suponer que los padres aman a su hijo como fruto
de un Pacto de Obras: “Si eres bueno te querré, y si eres malo te odiaré”.
En el
Mundo Latino Católico el Amor no se firma ni procede de un Pacto de Obras. Los
hijos tienen el Amor de sus padres por el sencillo hecho natural de ser sus
hijos. Habiendo Dios formado al Hombre a su imagen y semejanza no se debe
entender que este Amor de los padres Católicos sea un acto revolucionario.
Para
nada.
El
Fruto tiene la Naturaleza del Árbol al que pertenece. Por consiguiente, Adán no
Vive en el Amor de Dios, su Padre, en recompensa a las obras derivadas de un
Pacto de Nacimiento.
Dios es
Padre y como todo padre el nacimiento es un acto de correspondencia natural que
va del padre al hijo y del hijo al padre. Dios le da a su hijo Adán la vida sin
éste tener que pedirle nada. ¿Tiene que pedirle un hijo a su padre que lo
abrace? Hombre, si es un padre que mira a su hijo recién nacido como a un
bicho, ser pudiera. Acusar a Dios de esto, no me atreveré.
No
sabemos, cómo se pudo atrever este Confesor a decir que, en efecto, Dios es un
mal padre y sujetó su amor a su hijo a ser buen chico. Y esto lo dice cuando se
lee con los ojos de la cara que Dios puso delante de Adán el Árbol de la vida,
de cuyo fruto se hartaba, y de no haber metido la pata los siglos que hubiera
vivido los contaríamos por milenios. No fue así.
Meas
culpas.
Aceptadas.
Y con la suya la nuestra y la de todo el mundo. Ahora el
Árbol de la Vida es la fe. Y el que come de su fruto no muere sino que vive
eternamente.
El
Perdón se consumó. La Redención tuvo lugar
Esto no
viene de un Pacto de Obras, sino del Amor de Dios por sus hijos.
Negar
esto es mantenerse en el territorio Judeocristiano invertido. Desde esta
posición ahora, dicen:
IV
C.W.-“Después
de la caída de Adán, esta ley continuó siendo la regla perfecta de justicia, y
como tal, fue dada por Dios en el Monte Sinaí en diez mandamientos y escrita en
dos tablas: los primeros cuatro mandamientos que contienen nuestros deberes
para con Dios, y los otros seis que contienen nuestros deberes para con el
hombre”.
C.R.Y&S.-Falso
el punto de partida, no puede ser verdadero el punto de llegada ni ningún punto
intermedio.
Después
de la Caída no hubo ninguna Ley, excepto la ley de las bestias. Abandonado el
género humano bajo las ruedas del Imperio de la Muerte, la única Ley que
conocieron todos los pueblos nacidos de la generación de Adán fue la de matar o
morir. Matas o te matan. Punto.
La
Imagen del Ser Divino, que vimos hecha carne en el hijo del Hombre, se
desintegró en la memoria. La Evolución Creadora de las bestias al Hombre se
hundió en su origen, pero ahora esta bestia humana tenía por enemigo a su
propia especie. La Involución comenzó y andando el tiempo condujo a todas las familias
de la Tierra al Abismo del Siglo XX.
Esa Bestia nacida de la Involución que abrió la Caída sigue
viva. Y es el enemigo de nuestro Siglo.
Así
pues, liderando el camino al Abismo, el Confesor sigue su hoja de ruta,
diciendo:
V
C.W.-“Además
de esta ley, comúnmente llamada ley moral, agradó a Dios dar al pueblo de
Israel, como a una iglesia de menor edad, leyes ceremoniales, que contenían
varias ordenanzas típicas, en parte de adoración, prefigurando a Cristo, sus
gracias, acciones, sufrimientos y beneficios; y en parte expresando ampliamente
diversas instrucciones sobre deberes morales. En la actualidad, bajo el Nuevo
Testamento, todas estas leyes ceremoniales están abrogadas”.
C.R.Y&S.-La
Reducción del Código Eterno de Conducta a simples leyes morales es patética. Si
no fuera porque conocemos los antecedentes criminales de los Confesores
levantaríamos el hacha de guerra. La Sabiduría nos libera de estos movimientos
de Odio en el conocimiento de haber sido toda la generación de aquel siglo
encerrada en la Trampa de la Siembra Maligna, hecha durante el Sueño de
aquellos Obispos de Roma entregados a la pesadilla de la Pornocracia de la que tendrán que responder delante del Señor en el Día del Juicio. Pues
nadie olvide que aunque la Fe es Vida Eterna quien desde la Fe expone a
blasfemia el Nombre de Dios se expone a Condenación. A no ser que alguien
niegue la Escritura que dice que Satán era hijo de Dios.
La Fe,
infaliblemente, ofrece la Vida eterna, pero una vez en esta Vida cada cual es
Libre para seguir a Jesucristo o a Satanás. “Perdonad y seréis perdonados,” no
es una entelequia. ¡Si no sabemos perdonar aquí en la Tierra cómo podremos
vivir sin perdón allí en los Cielos!
Mas si alguno piensa como estos Confesores que están limpios de todo pecado
y pueden tirar la primera piedra, no se prive. Los “santos” deben hacer su
oficio aun cuando sea el propio Jesucristo el que les reprenda.
Hablan
éstos, Palabra de Divinos:
VI
C.W.-A
los Israelitas, como una entidad política, Dios les dio también diferentes
leyes judiciales, las cuales expiraron junto con el Estado de aquel pueblo. Por
lo tanto, no obligan ahora a ningún otro pueblo, más de lo que la equidad
general de ellas lo requiera.
C.R.Y&S.-
¿Es por consiguiente Dios un juez inicuo?
Que
sepamos, y su Hijo lo dejó clarísimo, esas leyes judiciales permanecen
eternamente. Pero sus consecuencias penales, dadas para un pueblo que existía
en medio de pueblos brutalizados hasta lo increíble, fueron acompañadas de
medidas penales correspondientes a la mentalidad de los tiempos. La ley contra
el Adulterio no dejó de ser ley, fue sujetada a la Ley de la Libertad. “Vete y
no peques más” abolió la pena de lapidación contra el adulterio. Pero no el
carácter de delito del adulterio delante de Dios. Y así con las otras leyes dispuestas
en el código de Moisés; pasaron de ser penalizadas acorde a los tiempo, a ser
actualizadas acorde al espíritu del Hijo de Dios, quien sin abrogarlas las
elevó a la Ley de la Libertad por la que sabiendo nosotros lo que es bueno y lo
que es malo rechazamos el delito a la vez que su correspondencia penal acorde a
los tiempos antiguos.
La
Perfección No está en el Temor a la Ley, y Sí en el Amor a la Justicia.
“No
matarás” deviene Ley Penal en razón de quien hace de sus brazos un templo para
el crimen. Pero en quien el Espíritu de Dios ha hecho su Fortaleza la Tentación
no tiene fuerza y la Ley deviene Naturaleza. De esta forma la Ley de la
Libertad perfecciona a la Creación y es Gloria de su Creador.
Frente
a esta Creación no hay Ley ni Penal ni Moral que pueda Tentar a Dios, quien
como Creador viste de Invencibilidad a su Criatura.
Hablar
de ley moral es un sinsentido. La Moral no tiene fuerza penal. Y no obliga a
quienes no comparten su edificio:
VII
C.W.-La
ley moral obliga por siempre a todos, tanto a los justificados como a los que
no lo son, a que se le obedezca. Esto no sólo con respecto al contenido, sino
también con respecto a la autoridad de Dios el Creador quien la dio. En el
Evangelio, Cristo en ninguna manera disolvió esta ley, sino que más bien
reforzó la obligación de cumplirla.
C.R.Y&S.-Yerra
el Confesor haciendo de la ley moral un edificio universal que sujeta a todos
los que no viven en ella. La Moral extiende sus máximas sobre desconocedores de
la Ley de la Libertad Cristiana. El Ciudadano del Reino de Dios se rige por la
Ley Cristiana, tanto en la vida personal como en la familiar y en la social.
La
Ética y la Moral existen como rechazo a una Ley Divina que hace innecesario
sujetar nuestra Convivencia a un Marco Jurídico siempre tiranizado por el
Cambio.
Las
realidades morales son circunstanciales; la existencia cristiana es eterna.
Regular la Vida eterna mediante principios circunstanciales es otra entelequia.
Hacer
pasar por leyes morales lo que es Ley Eterna, con el propósito de la salvación
del prójimo, no es malo. Siempre que se traduzca este Código de leyes orales en
una puerta hacia la Verdadera Ley de la Libertad:
VIII
C.W.-.
Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley, como un pacto de obras,
para ser justificados o condenados por ella; sin embargo, es de gran utilidad
para ellos como también para otros; en cuanto a que la ley, como una regla de
vida que les informa acerca de la voluntad de Dios y de su deber, les dirige y
les obliga a caminar de acuerdo con ella, descubriéndoles también las
contaminaciones pecaminosas de su naturaleza, de sus corazones y de sus vidas.
De manera que, examinándose mediante la Ley, lleguen a una más completa
convicción de humillación y aborrecimiento debido a sus pecados, junto con una
visión más clara de la necesidad que tienen de Cristo y de la perfección de Su
obediencia”
C.R.Y&S.-Mantener
esto sobre el Genocidio Irlandés, el de la Población Nativa Norteamericana, las
guerras civiles isleñas y la Guerra Mundial Europea, es sencillamente ser “el
hipócrita” con el que se abre este Artículo. Analizarlo más allá de este hecho
es dejarse arrastrar por el Diablo a una discusión sin futuro. En el siguiente
párrafo se descubre este paso involutivo británico del cristianismo al
judaísmo, siguiendo el camino inverso del Judaísmo al Cristianismo que cerraron
los Apóstoles.
IX
C.W.-
Es igualmente de utilidad a los regenerados para restringir sus corrupciones,
ya que prohíbe el pecado; y sus amenazas sirven para mostrarles lo que aun
merecen sus pecados, y cuáles son las aflicciones que les esperan por causa de
ellos en esta vida, pese a que están libres de la maldición con que les amenaza
la Ley. De la misma manera, las promesas de la Ley les muestra la aprobación de
la obediencia y qué bendiciones pueden esperar cuando la cumplen; pero no como
debido a ellos por la Ley como pacto de obras. De manera que, si una persona
hace lo bueno y deja de hacer lo malo, porque la Ley lo alienta a lo uno y lo
desalienta de lo otro, ello no es evidencia de que está bajo la Ley y no bajo
la gracia.
C.R.Y&S.-Reducir,
una vez más, la Ley de la Libertad a un código Moral es rechazar el Espíritu de
Cristo.
Los
usos de la Ley, mencionados anteriormente, no son contrarios a la gracia del
evangelio, sino que concuerdan dulcemente con ella. Pues el Espíritu de Cristo
subyuga y capacita la voluntad del ser humano para hacer libre y alegremente lo
que la voluntad de Dios revelada en la Ley requiere que se haga.
DÉCIMO NOVENA PARTE
EL DEBER DE LEVANTAMIENTO CONTRA LA
TIRANÍA
La
Historia del Cristianismo en cuanto Reino de Dios en la Tierra no puede
entenderse sin Dios. Parece evidente. La reducción de los acontecimientos
revolucionarios vividos por la Europa Cristiana y Moderna a simpes factores
humanos desligados de la Acción Constante del Creador en su Creación supone una
auto-discapacitación intelectual a la hora de ver el Movimiento de esos
Acontecimientos en el Marco de la Historia Universal del Género Humano. Es
evidente.
Se
entiende que en tiempos antiguos durante los cuales las naciones vivieron en
condiciones de destierro las unas respecto a las otras y sus relaciones se
realizasen exclusivamente mediante las acciones de las Hazañas Bélicas de sus
reyes y emperadores, la visión del desarrollo de las Civilizaciones al
encuentro de una Civilización Universal integrante de la plenitud de las
naciones de nuestro Mundo, en razón de esa misma alienación fuese imposible
seguir la conexión en el Tiempo de la evolución de este Movimiento.
Es más
que evidente.
Mientras
sigamos adoptando este método de desconexión el camino hacia este horizonte
será penoso. Debemos despojarnos de nuestra herencia animal y comenzar a
contemplarnos, en cuanto Creación Universal desde los ojos de nuestro Creador.
La
Guerra entre Dios y la Muerte que descendió del Cielo a la Tierra no terminó
con la Resurrección. Basta mirar a nuestro alrededor para comprenderlo. Dios
refundó su Reino, los pilares de su Creación, el edificio entero de su
Universo. Pero su Palabra estaba en el aire. Dios creó el Género Humano para
formar parte de su Mundo. Y la Palabra de Dios es Dios. Ergo, la Caída no podía
bajo ningún concepto apartar eternamente al Género Humano de este Horizonte sin
causar la Abrogación de la Palabra de Dios en cuanto Ley, del Verbo en tanto
que Dios.
Pretender
redefinir la Palabra de Dios a una realidad mutable, de manera que nadie debe
tomarse en serio Su Palabra, hoy la da y mañana la caquita, objetivo buscado
por el Diablo, la Serpiente Antigua, es pura demencia.
Ciertamente, la Transgresión liberaba a Dios
de esta realidad; el Hombre ya había sido formado a la Imagen y semejanza de
sus hijos. Mas la Ignorancia que fue hallada en el
Transgresor y la Maldad que fue descubierta en el Traidor determinó que Dios
recogiese su Obra una vez la Libertad que vendría de la Redención.
Sobre
la Naturaleza de la Redención ya se ha dicho todo lo que es necesario decirse.
La Teología del Cordero de Dios como Sacrificio Expiatorio por el pecado del
Príncipe, Adán, y de su Pueblo, todo el Género Humano, ya tiene autor. Toca
hablar sobre Nosotros.
Impregnar
a sus hijos del Odio de Dios hacia la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal, es
decir, hacerles comprender por qué su Ser no puede soportar la Ley de la
Muerte, no es algo que pudiera hacerse sino dándonos a vivir ese fruto en toda
la extensión y profundidad de su Abominable Maldad. Dios, como Padre, nunca
quiso que esta Acción fuese necesaria. Sus hijos, de las Creaciones que
precedieron a la Nuestra, ya habían conocido la Guerra, y se habían levantado
contra su ley. Pero jamás habían vivido el efecto de esta Ley sobre un Mundo
absolutamente Desnudo contra sus efectos. La Caída ya consumada, dispuesto Dios
a que jamás en la Eternidad volviese a tener lugar un Acontecimiento de esta
Naturaleza, quiso que esta Lección fuese llevada al extremo a fin de que jamás
se borrase de la mente y del espíritu de su Casa esta visión del Infierno sobre
la Tierra.
En este
contexto sin arrancarle páginas al Libro de la Historia, con objeto de que el
sufrimiento del Género Humano no se extremase hasta hacer imposible su Regreso
a su Creador, quiso igualmente Dios acelerar los tiempos, acortar esta
Tragedia. La Liberación Apocalíptica del Diablo entra en esta Sabiduría
Paterna. No podemos olvidar que siendo nosotros hijos de dios, siendo en
nuestra carne y ser que esta Tragedia tiene lugar, tanto más profunda e
imborrable es grabada a fuego en nuestra Alma y Espíritu esta Lección.
Es
necesario despojarnos de nuestra cubierta carnal y abrir los ojos al Espíritu,
que siendo de Dios nos permite contemplar la Flecha de la Historia volando de
siglo en siglo.
Si al
principio el Traidor utilizó al Hombre como Hacha de Guerra el pensamiento
puesto en enfrentar al Padre con el Juez en Dios, al final la destrucción del
Género Humano devino su objetivo. Este movimiento preparatorio es el que
observamos a lo largo del Siglo XV, y en el siglo XVI entró en su fase activa.
Por la parte de la Muerte.
Por la
parte de Dios observamos cómo Él preparó la Batalla que habría de celebrarse en
Europa, y de la que dependería el Futuro del Género Humano, levantando sucesos
menores hasta dirigirlos al gran Acontecimiento del Descubrimiento de América.
De esta América vino el Oro necesario para financiar la Guerra de los Imperios.
Ahora
había que conducir este Oro a las fronteras con el Imperio del Turco. La Unión
de un Príncipe Elector Alemán a la Corona del Imperio Español unió a ambos
Imperios en Uno, haciendo así que el rio del Oro llegase a su destino.
Por la
parte de los Recursos Humanos, la elección del Pueblo Español para ser el
Puente de acceso de este Oro a las Fronteras con el Imperio Turco-Otomano, no
fue accidental. El Vencedor del Imperio del Islam, el primer pueblo en la
Historia del Mundo que vencía a los ejércitos de la Muerte, fue conducido por
Dios a esas fronteras. Una Nación Invicta puso el mejor ejército del mundo en
ese momento en primera línea de combate.
Por la
parte del Diablo, brazo de la Muerte en la Historia, la victoria que buscaba,
la Destrucción de la Europa Cristiana a manos del Turco Otomano, un Genocidio
Absoluto alimentado por el Odio hacia la Europa Cristiana de las masas
islámicas expulsadas de la España Católica; esta victoria en el horizonte debía
contar en el campo del Enemigo con un aliado interno que causando una guerra
civil fratricida le abriese las puertas a sus ejércitos, y llegando a Roma
ejecutase en vivo el sueño de Mahoma: sentarse en el Trono de San Pedro.
El
Resultado de la Gran Batalla entre Dios y la Muerte o Guerra de los Imperios,
está escrita. La interpretación sobre la naturaleza de estos Acontecimientos de
la parte que se puso al servicio de la Muerte no debe sorprendernos. Los Hechos
son los hechos y no debemos darles más vueltas.
La
llamada de Lutero y sus apóstoles a ponerse al servicio del Islam con tal de
ver destruida a la Iglesia Católica consta en los anales de la Historia de
Alemania y de la Reforma.
La
naturaleza del espíritu del que se alimentaba Lutero y su reforma están
registradas en su Sentencia a Muerte Total contra los Campesinos de la época.
La
conexión salvaje de Lutero como padre espiritual de Hitler está escrita en su
juicio contra los Judíos atrapados en aquella guerra fratricida.
El Odio
fue la fuente de la que bebía el alma de aquel necio que corrió a un convento
huyendo de un rayo en una tormenta que, según su mente retorcida, lo acusaba de
estar beneficiándose a la viudita alegre en cuya casa pasó el tunante sus años
de estudiante.
El
Lenguaje de Lutero y de sus Apóstoles distaron del de Jesucristo y los suyos
como distan el Cielo y el Infierno. No menos que el de los “divinos puritanos
de Cromwell”. Diciendo acogerse a la Ley de Moisés y tener en ella su
santificación, se burlaban de sus Mandatos a boca llena. Quienes decían venerar
esos Mandatos, “el “NO MATARÁS”, (ignoro si uno de ellos, por los hechos se
puede decir que no), su Obediencia causa de su Santificación, no dudaban en
bañarse en un mar de sangre. El Genocidio Irlandés, la Guerra Fratricida que
iba para un siglo ya, y las muertes con las que aun deberían llenar sus copas,
no entraban en ese “NO MATARÁS”; y lo que es más santificante, seguían el
ejemplo de Jesucristo.
Era
desde esta Imitación de Cristo que santificados por la sangre de todos quienes
no pensaron como ellos, siguieron escribiendo De la libertad cristiana y la
libertad de conciencia:
C.W.-“La
libertad que Cristo ha comprado para los creyentes que están bajo el evangelio
consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios,
de la maldición de la Ley moral; y en ser liberados de la maldad del presente
mundo, de la esclavitud a Satanás y del dominio del pecado; del mal de las
aflicciones, del aguijón de la muerte, de la victoria del sepulcro y de la
condenación eterna. Su libertad consiste también en su libre acceso a Dios y en
rendirle obediencia,
no por temor servil sino por amor filial y una mente voluntaria. Todas estas
libertades fueron también comunes a los creyentes que estaban bajo la Ley. Pero
bajo el Nuevo Testamento, la libertad de los cristianos se ha ampliado mucho
más, pues están libres del yugo de la Ley ceremonial, a la cual fue sujetada la
iglesia judaica; y en mayor confianza para acceder al trono de la gracia, y en
participaciones más plenas del libre Espíritu de Dios, que aquellas de las
cuales ordinariamente participaron los creyentes bajo la Ley.
Dios
es el único Señor de la conciencia, por tanto, en asuntos de fe y adoración, la
ha dejado libre de doctrinas y mandamientos humanos, que sean contrarios a su
Palabra o añadidos a ella. De manera que creer u obedecer de conciencia tales
doctrinas o mandamientos, es traicionar la verdadera libertad de conciencia; y
el requerimiento de una fe implícita y de una obediencia absoluta y ciega, es
destruir la libertad de conciencia y también la razón.
Aquellos
que bajo el pretexto de la libertad cristiana, cometen y practican algún
pecado, o abrigan algún deseo impuro, destruyen de este modo el propósito de la
libertad cristiana, el cual consiste en que, siendo librados de las manos de
nuestros enemigos, sirvamos al Señor sin miedo, en santidad y rectitud delante
de Él, todos los días de nuestra vida.
Aquellos
que bajo el pretexto de la libertad cristiana se opongan a cualquier poder
legítimo, o al legítimo ejercicio del mismo, ya sea civil o eclesiástico,
resisten a la ordenanza de Dios. Pues los poderes que Dios ha establecido, y la
libertad que Cristo ha comprado, no han sido destinados por Dios para
destruirse sino para sostenerse y preservarse mutuamente el uno al otro.
Además, los que publican tales opiniones, o mantienen tales prácticas, puesto
que son contrarias a la luz de la naturaleza, o a los principios conocidos del
cristianismo (ya sean tocantes a la fe, a la adoración o a la conducta), o al
poder de la piedad; o a tales prácticas u opiniones erróneas, ya sea según su
propia naturaleza, o en la manera de publicarlas o mantenerlas, son
destructores de la paz externa y del orden que Cristo ha establecido en la
iglesia, los tales pueden ser legítimamente llamados a dar cuentas, y procederse
contra ellos mediante la censura de la iglesia y mediante el poder del
magistrado civil.”
C.R.Y&S.-La
brutalidad intelectual que esta Asamblea agrupa se manifiesta en este artículo,
como en el de todos los demás que configuran esta Confesión, pero en este
artículo se superan a sí mismos y se descubren tan obcecadamente asnos que se
condenan a sí mismos, y lo hacen tan alegremente que no pueden sino inspirarnos
otros sentimientos que los de la piedad y la misericordia.
Los
mismos que se levantaron contra el Poder Establecido de la Corona de Inglaterra
y condenaron a muerte al rey, que supuestamente Dios les había dado, juran
sobre el Evangelio que quienes se rebelan contra los Poderes establecidos son
demonios y tienen la condenación eterna.
Difícil
conjugar esta Declaración Presbiteriana Inglesa con la Declaración de
independencia de los Estados Unidos de América, donde se bendice el
levantamiento contra quienes usando los Poderes por Dios establecidos los
convierten en instrumentos de tiranía, contra quienes el Pueblo tiene, no sólo
el Derecho sino también, el Deber Divino de Levantamiento.
Un
pueblo que ante el Tirano prefiere vivir de rodillas a morir de pie, es una
nación de cobardes sin futuro. La Historia Universal está aquí para
confirmarlo. Quien no se opone al Poder convertido al Diablo, es decir, al
Poder de un Tirano gobernando por Decreto como si fuese un dios, es una Nación
que se condena a su destrucción.
Esta es
la Gran Lección que la Historia Universal de la Creación de Dios nos pone delante
de los ojos. El Hombre, creado a su Imagen y Semejanza, no debe bajo ningún
concepto tenerle Miedo a la Muerte ni someterse a sus Tiranos. El derecho a ser
Gobernado en Justicia y Libertad viene con el Deber de Levantarse contra
quienes usan los Poderes Establecidos para edificarse una Tiranía.
La
Grandeza del Nacimiento de los Estados Unidos de América procede de este Deber
elevado a Declaración Constitucional a Revolución. Y en toda Revolución corre
la sangre. Pero esta Necesidad es superior a su efecto. Y Siendo Dios quien se
levanta contra quienes usan lo que El crea para crearle a su Pueblo un
infierno, el Hombre y la Nación que no se levantan contra su Enemigo se
condenan a vivir en ese infierno, del que sólo se verán libres por la
destrucción.
En el
caso de la Reforma la sucesión de Acontecimientos determinantes del efecto
Final, la Guerra Mundial Europea de los 30 Años, su preparación la vemos en los
siglos inmediatamente anteriores, especialmente desde el año 1000 de nuestra
Era. La victoria del Cisma de Oriente en el 1054 hubiera debido despertar a
todos los obispos y ponerlos al corriente de la Profecía de su Señor.
Era más
fácil echarse a dormir.
Alemania
se niega a sí misma. Se entiende. Quien sirvió con tanta fidelidad, y tantas
veces al Diablo, se entiende que quiera enterrar su nacimiento en el olvido.
Alemania
nació el día en que Carlo Magno dividió su Imperio en dos Naciones, Francia y
Alemania, que cuales Caín y Abel registrarían a lo largo de los próximos siglos
una guerra fratricida que duraría hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Quién fue Caín quién fue Abel se ve de los acontecimientos. No que Francia
fuera santa, a pesar de ser Cristianísimo su Reino. Ni que Alemania fuera Malignísima en sus comienzos.
El
final demuestra que sí, que la parte de Caín le tocó a Alemania.
Desde
su inicio como Nación, Alemania intentó hacer de la Iglesia Católica su
Concubina Imperial. La Guerra de las Investiduras la perdió Alemania. Dios
levantó a un Siervo suyo, Gregorio VII, para decirle al emperador alemán su “Vade Retro Satanás”.
Los
siglos pone a cada cual en su sitio. Lo que Enrique IV no pudo con todos sus
ejércitos lo pudo un Cobarde que metido a Fraile puso las iglesias de Alemania
a los pies de los poderes públicos.
El
ejemplo se corrió como la pólvora y el sueño de Satán, ser Anticristo coronado
sobre toda la Tierra, se hizo. Bueno, al menos sobre aquellas Islas, en otros
tiempos llamadas Felices. Para realizarlo en su plenitud tendría que derribar
los dos Pilares Fundamentales de la Iglesia Católica, España y Francia.
Ya
conocemos la Historia. No vamos a repetirnos. Los Estados Unidos de América se
levantaron contra el Sueño Británico y su Imperio tuvo que conformarse con ser
un Imperio de Ladrones expoliando de seres humanos y recursos metálicos todas
las tierras donde sus plantas pusieron sus zapatos imperiales.
Nadie
pues es predestinado al Mal sino el que ama el Mal y se entrega libremente al
Maligno a cambio de las 30 Monedas de plata del Poder. El Deber de todo hijo de
Dios es levantarse contra toda Tiranía y no permitir que el Monstruo crezca
hasta hacer necesaria la Guerra Civil.
VIGÉSIMA PARTE
VADE RETRO SATANÁS
Los
siguientes y últimos Artículos de esta Confesión Prehistórica presbiteriana se
limitan a ejercer, una vez sacada de la lavadora el cerebro de los brutos, a
asentar la tiranía de los lavanderos. Después de haber negado que la luz de la
naturaleza no es suficiente para conocer a Dios, dice ahora:
Primer
Amén
C.W.-“La
luz de la naturaleza demuestra que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía
sobre todo, que es bueno y que hace bien a todos, y por lo tanto, debe ser
temido, amado, alabado, invocado, creído, servido y en quien se debe confiar,
con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. Sin embargo, la
forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está instituida por Él mismo, y
está de tal manera limitada por su propia voluntad revelada, que no debe ser
adorado según las imaginaciones e invenciones de los hombres, o según las
sugerencias de Satanás; bajo ninguna representación visible, o en alguna otra
forma que no esté prescrita en la Biblia”.
C.R.Y&S.-Al
tirano le incumbe regular hasta la forma de acostarse y levantarse de sus
esclavos. No ha parado de confesar que Dios es un demonio repartiendo infiernos
a diestro y siniestro, excepto a la Nueva Raza Superior de los Elegidos del
Norte y Centro de Europa, a los que le regala el caramelo del Paraíso por sus
bellas caras, y ahora nos viene diciendo que Dios es bueno y que hace el bien a
todos.
¿Se ha
se suponer que crear para mandar al infierno es un bien?
De
camino niega que Jesucristo fuera la Imagen Visible de Dios, condena la Adoración
de su Imagen y la declara producto de Satanás. De lo cual se entiende que quien
tiene fotos de sus seres queridos es un discípulo del Diablo. Pero los hombres
no teniendo cámaras hasta hace muy poco suplieron esta carencia mediante la
representación Ideal que permite el Genio de la Pintura. ¿Justificación?
Ninguna.
Es obra del Diablo. Amén.
Segundo
Amén
C.W.-“La adoración religiosa debe ser dada a Dios, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, y solamente a Él; no a los ángeles, ni a los santos, ni
a ninguna otra criatura. Desde la caída, la adoración es a través de un Mediador, pero por la
mediación de ningún otro, sino solamente por la de Cristo”.
C.R.Y&S.-Parece
decir el Abogado del Diablo que antes de la Caída, y debe inferirse que el
Confesor estuvo allí en ese tiempo, que antes de la Caída los hombres adoraban
a otros seres. No es fácil saberlo. El Confesor padece de la locura de quienes
sin haber salido jamás de su planeta se atreven a hablar de mundos
desconocidos, y a hacerlo con el absolutismo de quien o escuchas y asientes o
te corta la cabeza.
De
camino el Confesor condena el Amor y la Adoración por la persona amada.
Natural.
De un soldado sangriento para el que el odio es la fuente de su fuerza no debe
esperarse que ensalce las virtudes del Amor. Todo debe hacerse según su el
Pensamiento de su Espada.
¿Hay
algo más natural que adorar a la persona que se ama? Esto hablando a lo humano.
Invocando a Dios la malignidad del artículo es procedente.
¿Ignora
acaso que el Espíritu Santo se hizo hombre? Y haciéndose hombre y teniendo un
nombre ¿hay algo más natural que adorar este Nombre?
Si la
Santidad es cosa de Dios y se llama “santos” a Pedro y a Pablo, ¿se quiere
decir que la Adoración debida al Amor debe negárseles a estos Hombres que son
al Espíritu Santo lo que los miembros a nuestro cuerpo? ¿Entonces adorar a
Cristo, la Cabeza del Espíritu Santo, no es un acto del Diablo, pero adorar a
su Cuerpo, sí lo es?
La
esquizofrenia homicida de este Confesor Prehistórico es un fenómeno
psicopatológico único en la Historia de Europa. Un Guerrero Sangriento con las
vestiduras llenas de sangre se sienta a hacer de Teólogo, y lo hace a sabiendas
que todo el mundo ve la sangre chorreándole por la espada, con la que escribe
esta Confesión en al que se afirma en la declaración de guerra contra el Mundo
Católico Latino a las vísperas del Tratado de Westfalia que cerraría la Guerra
de los Treinta Años. Europa daría por terminada esa Guerra, pero el Reino Unido
mantendría por la eternidad su Guerra contra Europa. La Historia de Europa
demuestra con Hechos lo que las Palabras pusieron en activo.
Amén
Tercero
C.W.-“Siendo
la oración, con acción de gracias, una parte especial de la adoración
religiosa, Dios la demanda de parte de todos los seres humanos. Pero para que
sea aceptada debe hacerse en el nombre del Hijo, con la ayuda de su Espíritu,
conforme a su voluntad, con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe,
amor y perseverancia; y cuando la oración se hace en forma oral, debe ser en un
idioma conocido”.
C.R.Y&S.-El
Puritano se declara ultra-beato. Y como buen hipócrita no tiene reparos en
acusar de beato a su enemigo católico. Pareciera que toda la contienda
anglicana se refiriera a ver quién era más beato. Lo más alucinante es la
referencia a la oración oral; ¿en qué parte del cuerpo estaría pensando?
Pudiera ser que los Britones hubiesen descubierto
como orar con la punta de los dedos de dos pies. Y claro, como a las pulgas,
había que amaestrarlos. Por otra parte el Confesor da por status quo de facto que los britones hablaban lenguas desconocidas, cuyo ejercicio bueno fuera que se privasen a fin
de que todos pudiesen decir el Padre Nuestro pero no el de Ellos, en la Lengua
Común de los Anglo Sajones.
¡Qué
más dulce que el Odio!
La
venganza.
Cuarto
Amén
C.W.-“La
oración debe hacerse por cosas lícitas, y por toda clase de personas que están
con vida y por quienes vivirán más adelante, pero no por los muertos, ni por
aquellos de quienes se sepa que han cometido el pecado de muerte”.
C.R.Y&S.-El
Odio a los Vivos debe ser acompañado del Olvido a los Muertos. Padres, madres,
abuelos, hijos, hermanos, todos deben ser enterrados en la tierra y una vez
enterrado deben ser enterrados en la memoria. Desterrados del mundo y de los
corazones.
Sea
maldito, dice el Confesor, quien ore por el alma de sus padres, de sus
hermanos, de sus hijos.
El
espíritu de la tiranía le sale por los poros a este Confesor sangriento. Si se
limitase a decir que no es conveniente que se ore por el alma de los padres, ni
se tenga viva su memoria en los corazones, pues venga, un pase. Pero el tirano
maldice el amor por los padres, por los hermanos, por los hijos. ¿Es demoníaco
orar por el alma de los padres?
Cuál
sea ése “pecado de muerte” se sobreentiende. Negarse a ponerse de rodillas ante
los divinos, por supuesto. Atentos pues a las normas de los nuevos dioses:
Amén
Quinto
C.W.-
“Son partes de la normal adoración religiosa a Dios: La lectura de la Biblia
con temor piadoso, la sana predicación, y el escuchar la Palabra
conscientemente, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y reverencia; el
canto de los salmos con gracia en el corazón; así como también la debida
administración y digna recepción de los sacramentos instituidos por Cristo.
Además, deben usarse, de una manera santa y religiosa, en sus diferentes
tiempos y oportunidades: los juramentos religiosos, los votos, los ayunos
solemnes y acciones de gracias en ocasiones especiales”.
C.R.Y&S.-Y
ay de aquellos que abran la boca para decir esta boca es mía:
Sexto
Amén
C.W.-“Actualmente,
bajo el Evangelio, ni la oración, ni ninguna otra parte de la adoración
religiosa están atadas a algún lugar, ni son más aceptables según el lugar
donde se realizan, o hacia el cual se dirigen. Pues, Dios debe ser adorado en
todo lugar, en espíritu y en verdad, diariamente; tanto privadamente en las
familias, y en lo secreto cada uno por sí mismo. Así, también, mucho más
solemnemente, en las reuniones públicas, las cuales no deben abandonarse u
olvidarse voluntariamente o por descuido, pues Dios por medio de su Palabra o
providencia nos llama a ellas”.
C.R.Y&S.-Hay que ser un burro para creer que Jesucristo
cambió el último día de la semana por el primero.
Amén Séptimo
C.W.-“Así
como es ley de la naturaleza que, en general, una debida proporción de tiempo
sea separada para la adoración a Dios; así también, en su Palabra, mediante un
mandamiento positivo, moral y perpetuo, que obliga a todo ser humano, en todos
los tiempos, Dios ha establecido específicamente un día de cada siete, como un
reposo, para ser guardado santo para Él. Desde el principio del mundo hasta la
resurrección de Cristo, este día era el último de la semana, pero desde la
resurrección de Cristo, fue cambiado al primer día de la semana, el mismo que
en la Biblia se llama Día del Señor, el cual debe continuar hasta el fin del
mundo como el Sábado cristiano”.
C.R.Y&S.-El
Judeo-Cristianismo a la inversa, el cristiano se hace judío. Todos beatos,
todos santísimos. La Hipocresía elevada al Trono de Dios. Quitan Papa para
ponerse ellos. Y seguir el ejemplo del hijo de Salomón, “Mi padre os gobernó
con puño de hierro, mi dedo gordo es más grueso que el puño de mi padre”.
Y Amén
Octavo
C.W.-“El
Sábado Cristiano es, pues, guardado santo para el Señor, cuando los seres
humanos, después de una debida preparación de sus corazones y arreglando con
anticipación sus asuntos comunes, no solamente observan todo el día un santo
reposo de sus propias labores, palabras y pensamientos acerca de sus empleos y
recreaciones seculares, sino que también se ocupan, todo el tiempo, en el ejercicio de la
adoración pública y privada, y en los deberes de necesidad y misericordia”.
C.R.Y&S.-Ahora
viene el Aleluya.
Jesucristo
dijo “Pero yo os digo que no juréis de ninguna manera: ni por el cielo, pues es
el trono de Dios; ni por la tierra, pues es el escabel de sus pies; ni por
Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey, Ni por tu cabeza jures tampoco,
porque no está en ti volver uno de tus cabellos blanco o negro. Sea vuestra
palabra: Sí, sí; no, no; todo lo que pasa de esto, de mal procede”. Estos
santísimos divinos abolen las Palabra de Dios y declaran la suya Divina.
Primer
Aleluya
C.W.-“Un
juramento lícito es parte de la adoración religiosa. Por medio del él, una
persona, en una ocasión justa, al jurar solemnemente, invoca a Dios como
testigo de lo que afirma o promete; y para que le juzgue según la verdad o
falsedad de lo que jura.
Las
personas deben jurar únicamente por el nombre de Dios, el cual debe ser usado
con toda reverencia y santo temor. Por lo tanto, jurar en vano o precipitadamente
por este nombre glorioso y terrible, o jurar en alguna manera por cualquier
otra cosa, es pecaminoso y debe ser detestado. Además, así como en asuntos de
peso y de importancia, un juramento está autorizado por la Palabra de Dios,
tanto bajo el Nuevo Testamento como bajo el Antiguo; de modo que, cuando una
autoridad legítima demanda un juramento lícito para tales asuntos, dicho
juramento deberá hacerse.
Cualquiera
que hace un juramento, debe considerar debidamente la importancia de tan
solemne acto, y por lo tanto, no deberá afirmar nada más que aquello de lo cual
está plenamente persuadido ser la verdad. Tampoco, debe persona alguna,
obligarse mediante juramento a cosa alguna, sino solamente a lo que es bueno y
justo, y a lo que cree que lo es, y a lo que es capaz y está decidido a
cumplir. Además, es pecado rehusar un juramento tocante a algo bueno y justo
cuando es requerido por una autoridad legítima.
Un
juramento debe hacerse en el sentido claro y común de las palabras, sin
ambigüedad o reservas mentales. Dicho juramento no puede obligar a pecar; pero
en todo lo que no sea pecaminoso, habiéndolo hecho, su cumplimiento es
obligatorio, aun cuando sea en perjuicio propio, tampoco debe violarse aunque
se haya hecho a herejes.
El
voto es de naturaleza semejante a la del juramento promisorio, y debe hacerse
con el mismo cuidado religioso y cumplirse con la misma fidelidad.
El
voto no debe hacerse a criatura alguna sino únicamente a Dios. Por lo tanto,
para que sea acepto, debe hacerse voluntariamente, con fe y conciencia del
deber, de manera grata por la misericordia recibida, o para la obtención de lo
que queremos. Por medio de aquel voto nos obligamos más estrictamente a cumplir los deberes
necesarios, u otras cosas en tanto y cuanto nos conduzcan al adecuado
cumplimiento de ellas.
Nadie
deberá jurar que realizará cosa alguna prohibida por la Palabra de Dios, o que
impida algún deber mandado en ella, o a lo que no está en su capacidad y para
cuyo cumplimiento no tenga promesa alguna o talento de parte de Dios. En este
sentido, los votos monásticos papistas referentes a la perpetua vida célibe, de
pobreza profesa y de obediencia regular, están tan lejos de ser grados de
perfección superior, y son más bien lazos supersticiosos y pecaminosos en los
cuales ningún cristiano debe enredarse”.
C.R.Y&S.-Palabra
de Dios: “También habéis oído que se dijo a los antiguos: No perjurarás, antes
cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo que no juréis de ninguna
manera: ni por el cielo, pues es el trono de Dios; ni por la tierra, pues es el
escabel de sus pies; ni por Jerusalén, pues es la ciudad del gran Rey. Ni por
tu cabeza jures tampoco, porque no está en ti volver uno de tus cabellos blanco
o negro. Sea vuestra palabra: Sí, sí; no, no; todo lo que pasa de esto, de mal
procede”
Entre
la Palabra de Dios o la de estos sangrientos confesores, cada cual elija su
posición. La mía, no discutir con el Abogado del Diablo. Sigo la Ley: “Vade
retro Satanás”
Segundo
Aleluya:
C.W.-“Dios,
el supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha instituido a los magistrados
civiles, para estar, bajo Él, sobre el pueblo, para su propia gloria y para el
bien público. Para dicho fin los ha armado con el poder de la espada, para la
defensa y estímulo de los que son buenos, y para castigo de los malhechores.
Es
lícito que los cristianos acepten y desempeñen el oficio de magistrado cuando
son llamados para ello. En la administración de este oficio, ellos deberán
mantener especialmente la piedad, la justicia y la paz, de acuerdo a las leyes
sanas de cada Estado; así que para tal fin, pueden legalmente ahora, bajo el
Nuevo Testamento, hacer guerra en ocasiones justas y necesarias.
El
magistrado civil no debe arrogarse la administración de la Palabra y de los
sacramentos, o el poder de las llaves del reino de los cielos. Sin embargo,
tiene la autoridad, y es su deber, velar para que la unidad y la paz sean
preservadas en la iglesia, para que la verdad de Dios se conserve pura y
completa, para suprimir todas las herejías y blasfemias, para impedir o para
reformar todas las corrupciones y abusos en la adoración y disciplina, y para
que todas las ordenanzas de Dios sean debidamente establecidas, administradas y
cumplidas. Para el mejor cumplimiento de todo lo anterior, el magistrado civil
tiene el poder de convocar Sínodos, y estar presente en ellos, y asegurar que
todo lo que en éstos se acuerde, esté conforme con la mente de Dios.
El
pueblo tiene el deber de orar por los magistrados, honrar sus personas,
pagarles tributos y otros derechos, obedecer sus mandatos legítimos y estar
sujetos a su autoridad por causa de la conciencia. La infidelidad o la
diferencia de religión no invalida la justa y legítima autoridad del
magistrado, ni exime al pueblo de debida obediencia a él; de la cual las
personas eclesiásticas no están exentos, y mucho menos tiene el Papa poder
alguno o jurisdicción sobre los magistrados, sobre sus dominios o sobre alguno
de los de su pueblo; y aún menos para privarlos de sus dominios, o sus vidas,
ya sea porque los juzgue que son herejes, o por cualquier otro pretexto”.
C.R.Y&S.-Todos
de rodillas. Al tirano le conviene la tiranía. Así que todos a callar.
Tercer
Aleluya
C.W.-“El
matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer. No le es lícito a ningún
hombre tener más de una esposa, ni a una mujer tener más de un esposo, al mismo
tiempo.. El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda entre el esposo y la
esposa, para la multiplicación de la humanidad por generación legítima, y de la
iglesia con una simiente santa; y para la prevención de la impureza. Es lícito
para toda clase de personas que poseen la capacidad de entendimiento dar su
consentimiento para casarse. Sin embargo, es deber de los cristianos casarse
solamente en el Señor; y por lo tanto, los que profesan la verdadera religión
reformada no deben casarse con infieles, ni con católicos romanos u otros
idólatras. Los que son piadosos, tampoco deben unirse en yugos desiguales
casándose con quienes sean notoriamente malvados en su vida, o sostengan
herejías detestables.
El
matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad
prohibidos en la Palabra de Dios. Ni pueden, tales matrimonios incestuosos,
legitimarse jamás por ninguna ley humana ni por el consentimiento de las
partes, para que tales personas vivan juntas como esposo y esposa. [El hombre
no debe casarse con ningún familiar de propia sangre, ni con un familiar de su
esposa que sea la más cercana en sangre. La mujer tampoco debe casarse con sus
familiares de su propia sangre, ni algún familiar de su esposo que sea el más
cercano en sangre.]
El
adulterio o la fornicación cometidos después del compromiso, si son
descubiertos antes del matrimonio, dan ocasión justa a la parte inocente para
disolver el compromiso. En el caso de adulterio después del matrimonio, es
lícito para la parte inocente presentar demanda de divorcio, y después del
divorcio casarse con otra persona como si la parte ofensora estuviese muerta.
Aunque
la corrupción del ser humano sea tal, que le dé aptitud para estudiar
argumentos para separar indebidamente a aquellos que Dios ha unido en
matrimonio; sin embargo, nada excepto el adulterio, o la deserción obstinada
que no pueda ser remediada por la iglesia o el magistrado civil, es causa
suficiente para la disolución del lazo matrimonial. Si este fuese el caso, debe
observarse un procedimiento público y ordenado, y las personas involucradas en
éste no deben ser dejadas a su propia voluntad y discreción en su propio”
C.R.Y&S.-Más
papistas que el Papa. Más racistas que Hitler. Natural que ordenasen la Muerte
de la Iglesia Católica. El Tirano no puede aceptar vivir a la sombra de nadie.
Aleluya
Cuarto:
C.W.-
“La iglesia católica o universal, la cual es invisible, consiste en el número
total de los elegidos que han sido, son, y serán reunidos en uno, bajo Cristo
su cabeza; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquél que lo llena todo en
todo. La iglesia visible, que bajo el evangelio también es católica o universal
(no está confinada a un país, como lo estaba bajo la ley), consiste de todos
aquellos, en todo el mundo, que profesan la verdadera religión, juntamente con
sus hijos; y es el reino del Señor Jesucristo, la casa y familia de Dios, fuera
de la cual no hay posibilidad ordinaria de salvación. A esta iglesia universal
visible, Cristo le ha dado el ministerio, los oráculos y las ordenanzas de
Dios, para la reunión y perfección de los santos en esta vida y hasta el fin
del mundo; y por su presencia y Espíritu, según su promesa, los hace eficaces
para ello.
La
iglesia universal ha sido algunas veces más y otras veces menos visible. Las
iglesias locales, las cuales son parte de la iglesia universal, son más puras o
menos puras, según como sea enseñada y abrazada la doctrina del Evangelio, se
administren los sacramentos, y se celebre en ellos con mayor o menor pureza la
adoración
Las
iglesias más puras bajo el cielo están sujetas tanto al error como a la
impureza, y algunas se han degenerado tanto que han llegado a ser, no iglesias
de Cristo, sino sinagogas de Satanás. Sin embargo, siempre habrá una iglesia en
la tierra, para adorar a Dios conforme a su voluntad.
No
hay otra cabeza de la iglesia excepto el Señor Jesucristo; ni puede el Papa de
Roma, en ningún sentido, ser cabeza de ella. [..., sino que es aquel
anticristo, aquel hombre de pecado, e hijo de perdición, que se exalta así
mismo en la iglesia contra Cristo, y contra todo lo que es]”
C.R.Y&S.-
“Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón
prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los
torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque
estaba fundada sobre roca. Pero el que me escucha estas palabras y no las pone
por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. Cayó la
lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa,
que se derrumbó estrepitosamente.”
1.500
años arrojados a la basura.
Nada pudo destruir la Obra del Sabio, la Iglesia Católica.
Pero nadie pido porque no habían nacido Lutero, Calvino y Cromwell.
Quinto
Aleluya:
C.W.-
“Todos los santos que están unidos a Jesucristo, su Cabeza, por medio del
Espíritu, y por medio de la fe, tienen comunión con Él en sus gracias,
sufrimientos, muerte, resurrección y gloria. Y estando unidos unos con otros en
amor, tienen comunión unos con otros, en los dones y gracias, y están obligados
al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen a su bien
mutuo, tanto en el hombre interior como en el exterior.
Los
santos, por su profesión, están obligados a sostener un compañerismo santo y
comunión en la adoración a Dios, y a cumplir los otros servicios espirituales
que sirvan a su edificación mutua; como también a socorrerse unos a otros en
las cosas externas, de acuerdo a sus diversas capacidades y necesidades. Esta
comunión debe extenderse, según se ofrezca la oportunidad, a todos aquellos
que, en todo lugar, invocan el nombre del Señor Jesús.
Esta
comunión que los santos tienen con Cristo, de ninguna manera los hace
partícipes de la sustancia de su divinidad, ni los hace iguales a Cristo en
modo alguno, y el afirmar cualquiera de estas dos cosas es impío y blasfemo.
Tampoco su comunión mutua, como santos, quita o infringe el título o propiedad
que cada uno tiene sobre sus bienes y posesiones”.
C.R.Y&S.-El
cuerpo no participa de la naturaleza de la cabeza. Tenemos la cabeza de un
hombre y el cuerpo de una bestia. Natural. En el caso de la Reforma, a la
inversa: cabeza de bruto y cuerpo de humano.
Sexto
Aleluya:
C.W.-“Los
sacramentos son signos y sellos santos del pacto de gracia, directamente
instituidos por Dios, con el propósito de representar a Cristo y sus
beneficios, y para confirmar nuestra participación en Él: y también para
establecer una diferencia visible entre los que pertenecen a la iglesia y el
resto del mundo; y para comprometerlos solemnemente en el servicio a Dios en
Cristo, en conformidad con su Palabra.
En
cada sacramento hay una relación espiritual, o unión sacramental, entre el
signo y la cosa significada, de manera que los nombres y los efectos del uno,
se le atribuyen también al otro.
La
gracia que se manifiesta en y por medio de los sacramentos, correctamente
usados, no se confiere por algún poder que haya en ellos; la eficacia del
sacramento tampoco depende de la piedad o la intención del que lo administra;
sino de la obra del Espíritu y de la palabra de la institución, la cual
contiene, junto con un precepto que autoriza su uso, una promesa de beneficio a
los que lo reciben dignamente.
En el evangelio hay sólo dos sacramentos instituidos por
Cristo nuestro Señor, que son el bautismo y la Santa Cena. Ninguno de ellos
debe ser administrado por alguien que no sea un ministro de la Palabra
legítimamente que se refiere a las cosas espirituales significadas y
manifestadas, eran, en esencia, los mismos que los del Nuevo Testamento”.
C.R.Y&S.-Heil, morituri te salutant.
Entre
cinco y seis millones los asesinados en la Guerra de los 30 años. Plus los
crímenes cometidos desde el 1517 al 1617. Y estos Divinos hablan de Oración,
Santidad, Sacramentos. Ahora viene la Gloria.
El
cáliz de la Misa Presbiteriana se llena con la Sangre de esos millones de
muertos. Salud y larga vida.
Primera
Gloria
C.W.-“El
bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento, instituido por Jesucristo, no
sólo para admitir solemnemente a la persona bautizada en la iglesia visible,
sino también para que sea para ella un signo y un sello del pacto de gracia, de
haber sido injertado en Cristo, de la regeneración, de la remisión de pecados y
de su entrega a Dios mediante Cristo Jesús, para andar en vida nueva. Este
sacramento, por institución del propio Jesucristo, debe continuar en su iglesia
hasta el fin del mundo.
El
elemento externo que debe usarse en este sacramento es el agua, con la cual la
persona debe ser bautizada, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu
Santo, por un ministro del Evangelio legítimamente llamado para ello. La
inmersión de la persona en el agua no es necesaria, pues, el bautismo es
correctamente administrado mediante la aspersión o efusión del agua sobre la
persona.
No
sólo deben ser bautizados los que realmente profesan fe en, y obediencia a
Cristo, sino también los infantes, hijos de uno, o de ambos padres creyentes.
Aunque
el menosprecio o descuido de este sacramento sea un gran pecado, sin embargo,
la gracia y la salvación no están tan inseparablemente unidas al bautismo, como
para que ninguna persona sea regenerada o salvada sin el bautismo, o como para
que todos los que son bautizados sean indudablemente regenerados.
La
eficacia del bautismo no está ligada al momento preciso en que se administra.
No obstante, mediante el uso correcto de esta ordenanza, la gracia prometida no
sólo es ofrecida, sino que realmente es manifestada y conferida por el Espíritu
Santo, a aquellos (ya sean adultos o infantes) a quienes pertenece aquella
gracia, según el consejo de la propia voluntad de Dios, en el tiempo
establecido por Él. El sacramento del bautismo se administra una sola vez a
cada persona”.
C.R.Y&S.-El
Bautismo es Innecesario para la Salvación. La Redención fue inútil.
Segunda
Gloria
C.W.-“Nuestro
Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, instituyó el sacramento de su
cuerpo y sangre, llamado la Santa Cena. Este sacramento debe ser observado en
su iglesia hasta el fin del mundo con el propósito de conmemorar perpetuamente
el sacrificio de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes
todos los beneficios de la misma, para su nutrición espiritual y crecimiento en
Él, para mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que a Él le deben,
y para ser un lazo y una garantía de su comunión con Él, y de los unos con los
otros, como miembros de su cuerpo místico.
En
este sacramento, Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace un sacrificio
real por la remisión de pecados de los vivos o de los muertos. Es solamente una
conmemoración de aquel único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la
cruz, una sola vez para siempre, y es una ofrenda espiritual a Dios de la mayor
alabanza posible por tal sacrificio. De manera que el sacrificio papal de la
misa (como ellos la llaman), es la injuria más abominable al único sacrificio
de Cristo, que es la única propiciación por todos los pecados de sus elegidos.
En
este sacramento, el Señor Jesucristo, ha ordenado a sus ministros que declaren
al pueblo su Palabra de institución, que oren, que bendigan los elementos del
pan y del vino, y que los aparten así del uso común para un uso santo; que
tomen y partan el pan, que tomen la copa y que (comulgando ellos mismos) ambos
sean dados a los comulgantes; pero a ninguno que no esté presente en ese
momento en la congregación.
Las
misas privadas, o el recibir a solas este sacramento, de un sacerdote o por
cualquier otro, así como la negación de la copa al pueblo, la adoración de los
elementos, el elevarlos, o el llevarlos de un lugar a otro para adoración, y el
reservarlos para cualquier pretendido uso religioso, es contrario a la
naturaleza de este sacramento y a la institución de Cristo.
En
este sacramento, los elementos externos, debidamente separados para los usos
instituidos por Cristo, tienen tal relación con Cristo crucificado, como si
verdaderamente fuesen el cuerpo y la sangre de Cristo, aunque lo son sólo
sacramentalmente y se les llaman, a veces, por el nombre de lo que representan.
No obstante, en sustancia y naturaleza, estos elementos siguen siendo,
verdadera y solamente, pan y vino, tal como eran antes.
La
doctrina llamada comúnmente transubstanciación, la cual sostiene que la
sustancia del pan y del vino se convierte en la sustancia del cuerpo y de la
sangre de Cristo, por la consagración del sacerdote, crucificado y de todos los
beneficios de su muerte. Por lo tanto, el cuerpo y la sangre de Cristo no están
carnal y corporalmente en, con, o bajo el pan y el vino; sino que están real
pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza para la fe de los
creyentes, tal como los elementos lo están para sus sentidos externos.
Aunque
los ignorantes y los malvados reciban los elementos externos de este
sacramento; sin embargo, no reciben la cosa significada por medio de éstos. Más
bien, al participar de ellos indignamente, son culpables del cuerpo y de la sangre del
Señor para su propia condenación. Por esta razón, todas las personas ignorantes
e impías, puesto que no son aptas para gozar de la comunión con Él, son también
indignas de la mesa del Señor, y mientras permanezcan en tal condición, no
deben, sin cometer un gran pecado contra Cristo, participar de estos santos
misterios, ni deben ser admitidos a ellos.
C.R.Y&S.-Todos los Católicos son hijos de Satanás. Es
deber asesinarlos para gloria del Señor de los Divinos.
Tercera Gloria:
C.W.-
“El Señor Jesús, como Rey y Cabeza de su iglesia, ha designado en ella, un
gobierno en mano de los oficiales eclesiásticos, distintos del magistrado
civil. A estos oficiales se les ha encargado las llaves del Reino de los
Cielos, en virtud de lo cual, tienen poder, respectivamente, para retener y
remitir los pecados, para cerrar aquel Reino a los que no se arrepienten, tanto
por la Palabra como por las censuras; y para abrirlo a los pecadores
arrepentidos, por medio del ministerio del Evangelio, y mediante la absolución
de las censuras, según lo requieran las circunstancias.
Las
censuras eclesiásticas son necesarias, para rescatar y ganar a los hermanos
ofensores, para disuadir a otros de ofensas similares, para purificar de
aquella levadura que puede infectar a toda la masa, para vindicar el honor de
Cristo y la santa profesión del Evangelio; y prevenir la ira de Dios, que con
justicia podría caer sobre la iglesia, si ésta consintiera que el Pacto del
Señor y sus sellos sean profanados por ofensores notorios.
Para
el mejor logro de estos fines, los oficiales de la iglesia deben proceder
mediante la amonestación, a la suspensión del sacramento de la Santa Cena por
un tiempo, y mediante la excomunión de la iglesia, según sea la naturaleza del
crimen y el desmerecimiento de la persona”
C.R.Y&S.-Hay
que matar a la Iglesia Católica para ocupar su lugar. ¿O alguien cree que se
puede ser reina mientras la reina legítima esté viva? El ejemplo del Asesino en
serie, Enrique VIII, aplicado a la Esposa de Cristo.
Cuarta
Gloria
C.W.-“Para
el mejor gobierno, y para la mayor edificación de la iglesia, deben haber
asambleas tales como las que son comúnmente llamadas Sínodos o concilios. Así
como los magistrados pueden legítimamente convocar a un Sínodo de ministros y
otras personas idóneas, para consultar y recibir consejo sobre asuntos
religiosos de la misma manera, cuando los magistrados son enemigos declarados
de la iglesia, los ministros de Cristo, por sí mismos, en virtud de su oficio, pueden
reunirse en asambleas con otras personas idóneas delegadas por sus iglesias.
Corresponde
a los sínodos y concilios, resolver ministerialmente las controversias sobre fe
y casos de conciencia; establecer reglas e instrucciones para el mejor orden de
la adoración pública y gobierno de su iglesia; recibir reclamos en casos de
mala administración y resolverlos autoritativamente. Estos decretos y
determinaciones, si están de acuerdo con la Palabra, deben ser recibidos con
reverencia y sumisión, no sólo por estar de acuerdo con la Palabra, sino
también por el poder con el cual son hechos, como ordenanza de Dios instituida
en su Palabra para este fin.
Todos
los sínodos y concilios, desde el tiempo de los apóstoles, ya sean generales o
particulares, pueden errar; y muchos han errado. Por lo tanto, no debe hacerse
de ellos la regla de fe, o de práctica, sino que deben usarse como una ayuda
para ambas.
Los
sínodos y concilios deben tratar y decidir solamente asuntos eclesiásticos; y
no deben entrometerse en asuntos civiles que conciernen al Estado, a no ser por
medio de humilde petición, en casos extraordinarios, o por medio de consejo
para la satisfacción de la conciencia, si les es solicitado por el magistrado
civil”.
C.R.Y&S.-Sin
comentarios. El lector presbiteriano es tan bruto que discutir con él sobre el
origen maligno de la semilla de la que nació la Reforma es hacer de Jesucristo
dialogando con el Diablo. “Vade retro Satanás”
Quinta
Gloria:
C.W.-“Después
de la muerte, los cuerpos de los seres humanos vuelven al polvo y experimentan
putrefacción; pero sus almas (que no mueren ni duermen), al tener una
subsistencia inmortal, inmediatamente vuelven a Dios quien las dio. Las almas
de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en
los más altos cielos, donde contemplan el rostro de Dios, en luz y gloria,
esperando la plena redención de sus cuerpos. Las almas de los malvados son
arrojadas al infierno, donde permanecen en tormentos y en tenebrosidad totales,
reservadas para el juicio del gran día. Aparte de estos dos lugares para las
almas separadas de sus cuerpos, la Biblia no reconoce ningún otro. Los que aún
vivan en el día final, no morirán, sino que serán transformados, y todos los
muertos resucitarán con sus mismos cuerpos, y no con otros, pero con diferentes
cualidades, y estos cuerpos serán unidos otra vez con sus almas para siempre.
Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, serán resucitados para
deshonra; los cuerpos de los justos, por el Espíritu de Cristo, serán
resucitados para honra; y serán hechos semejantes a Su propio cuerpo”.
C.R.Y&S.-Al
demente su locura. Del Diablo la negación de la doctrina de Dios.
Y
Gloria Sexta:
C.W.-“Dios
ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por medio de
Jesucristo, a quien todo poder y juicio es dado por el Padre. En aquel día no
solamente los ángeles apóstatas serán juzgados, sino que de igual manera todas
las personas que han vivido sobre la tierra se presentarán ante el tribunal de
Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y obras, y para recibir
conforme a lo que hayan hecho mientras estaban en el cuerpo, sea bueno o malo.
El
propósito por el cual Dios ha establecido este día es para la manifestación de
la gloria de su misericordia, en la eterna salvación de los elegidos; y la de
su justicia, en la condenación de los reprobados que son malvados y
desobedientes. En aquel entonces los justos entrarán en la vida eterna, y
recibirán aquella plenitud de gozo y reposo, que procede de la presencia del
Señor; pero los malvados que no conocen a Dios, ni obedecen el Evangelio de
Jesucristo, serán arrojados de la presencia de la gloria del Señor, y de la
gloria de su poder, al tormento eterno, y serán castigados con perdición
eterna.
Así
como Cristo quiso que estuviésemos ciertamente persuadidos de que habrá un día
de juicio, tanto para disuadir de pecar, a todo ser humano, como para el mayor
consuelo de los piadosos en tiempos de adversidad; del mismo modo ha querido
mantener ese día desconocido, para que los seres humanos dejen toda seguridad
carnal y estén siempre vigilantes, porque no saben a qué hora vendrá el Señor,
y para que estén siempre listos para decir: Ven, Señor Jesús, ven pronto.
Amén.”
C.R.Y&S.-Ese
Día, temblaréis de espanto.
CONCLUSIÓN
Aunque
repita: ¿Señor, no hicimos muchos milagros en tu Nombre?, el que no esté bautizado por la Iglesia Católica no es
Cristiano.
FIN
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