“DIVIDE ET IMPERA”
LA
CUESTIÓN DE LA MEMORIA
HISTÓRICA
“IN MEMORIAM DE FRANCISCO
FRANCO”
ESPAÑOLES ¡VIVA ESPAÑA!
Comenzaré diciendo que
toda Guerra, sea civil revolucionaria o de invasión, es una abominación a los ojos
de Dios y de sus hijos. La Guerra es un acto de Destrucción contrario al Acto
de las Creación; bajo ningún contexto puede el Creador de todas las cosas, tanto
las de los Cielos cuanto las de la Tierra, dar su bendición, ni tan sólo su
aprobación, a un acto contrario, en lo absoluto, a su Personalidad Creadora. Menos aún puede la Creación
bendecir o aprobar un acto que implica su propia destrucción. Aunque parezca un
argumento pasado de moda valga aquí importar el Consejo de ese Creador a su
Creación : “NO DESTRUYAS”, Consejo que se repite incesantemente en su Libro
Divino. Desde el punto de vista del espíritu filosófico este Consejo debe sonarnos
natural: ¿hay algo más natural que un Creador ame su Creación y aconseje a
todos quienes la contemplan y disfrutan de ella con no soñar con destruir su Obra?
Parece ser que cuando hablamos de Dios se olvidan, unos porque son teólogos,
otros porque son científicos, que Dios es Creador, que su espíritu es el de
Creador, a imagen y semejanza del cual surge en el hombre la actividad
creativa, natural a las artes, las ciencias y todas las actividades manuales
humanas, de construcción, en todas sus ramas, de agricultura, en todas sus áreas,
etcétera. Somos creadores no por naturaleza, sino por llevar en nosotros la
imagen y la semejanza de nuestro Creador. Ninguna vida sobre la Tierra lleva
esta imagen, de manera que si la creatividad humana fuese debida a la Naturaleza
sola todas las especies hubiesen ascendido a la Civilización. Lo ha hecho sólo
el Género Humano porque únicamente sobre el Hombre proyectó Dios su Espíritu,
elevando su instinto social natural, común
a todas los especies de su Rama biológica, a la Civilización, expresión social
Natural a Dios.
Debemos convenir con nosotros
mismos que la Civilización, siendo la Expresión Social Sobrenatural de la Vida
en la Tierra, y en el Universo en su conjunto, tiene en la Guerra a su enemigo,
un enemigo absoluto, con el que no cabe
amistad de ninguna clase, ni discurso de ninguna forma. La Guerra tiene un único fin : la Destrucción
de la Civilización, la reversión del ser humano a la condición del instinto
animal, incapaz de levantarse por sí solo a la Civilización.
Ya vemos que lo mismo que
las proclamas “la Razón sola” “ la Fe sola” condujeron a las naciones a la Guerra,
la proclama final “de las Ciencias, “la Naturaleza sola” no podía dejar de
conducir al mundo al campo de batalla de las guerras mundiales. Creer que el Hombre
y su Civilización es el producto de “la Naturaleza sola” fue y es una aberración
moral, a la que las ciencias se acogieron para ocultar su discapacidad
intelectual para ascender un estadio más en la Creación de esta Civilización, creada
por Dios en la Europa Cristiana, sin la cual, la Civilización Cristiana, el intento
del Mundo Clásico Antiguo de crear una Sociedad más elevada, en la que la
Justicia y la Paz engendrasen la Libertad hubiese quedado enterrada para
siempre bajo el diluvio de las tribus bárbaras que echaron abajo el Imperio Romano.
Fueron, aunque pocos y muy
concretos, varios los argumentos a los que la inteligencia científica de los
siglos anteriores a la Edad de las Revoluciones, o Siglo XIX, tuvo que enfrentarse.
Y se enfrentó. Y no pudiendo, sin la Fe Cristiana, entender la Relación del Origen Sobrenatural de la civilización
con la Historia Universal, la Razón científicas acabó por negarse a sí misma como
el Principio activo de la Inteligencia del Creador Divino en su creación
humana. Negado este principio la Razón científica abolió el estado de Guerra como una violación de
la Vida y la Libertad de las naciones y declaró su existencia ser Necesidad de civilización.
Como se comprenderá, aplicado este principio fratricida criminal científico a
la geopolítica de principios del siglo XX su fruto no podía ser otro que las
Guerras Mundiales.
Quiero decir con esto que
aún en la Edad de la Demencia Esquizoide Paranoide Genocida y Geocida, o siglo XX, el Pensamiento como actividad
sobrenatural siguió demostrando su Origen Divino, aunque, para desgracia, en su
potencia más virulenta. De manera que lo que el Mundo ganó en inteligencia,
durante los siglos de la civilización Cristiana, lo perdió en Razón al declararse
las Ciencias por la Guerra Fuerza
Natural Motora de la civilización. La Razón científica del Siglo XIX no sólo declaró,
en su demencia, la Muerte de la Fe, sino que además resucitó de su tumba la Ideología
Imperial Precristiana de la Necesidad de la Violencia como Instrumento de Estado
y Civilización: en su forma de Guerra contra el Débil, la otra Raza, la Nación
vecina… etcétera etcétera etcétera.
La Guerra, pues, es un acto de Demencia Totalitaria en el que
el Rechazo y la Negación del Hombre en el ser humano se consolida en lo
absoluto.
La Guerra es un acto de
Estado por el que una Nación rechaza y niega a su Estructura geopolítica Política
sentido de Humanidad Sobrenatural, y proclama la Ley del más fuerte, de la Bestia
más poderosa para la Destrucción, como
principio motor activo y práctico de su política: nacional e internacional.
En la Invasión de una nación
vecina, con la que se comparte Historia y Memoria Viva, por ese Estado, hasta
entonces hermano, descubre el Rechazo de ese Pueblo Invasor al Hombre creado
por Dios, y proclama ser su esencia y sustancia la naturaleza lógica que se deriva
de la existencia de una Bestia en el ser. EL Invasor rechaza, en lo absoluto,
al Hombre en su Ser. Quiere ser una Bestia, y sólo eso: una Bestia. De donde se
entiende que la Bestia, no habiendo sido creada por Fios se declara en Guerra
contra Dios.
Vemos, y nuestro padres vivieron,
el fruto de aquella Batalla entre las Bestias del Siglo XX, leyendo la Memoria Histórica
de la Humanidad. Una Memoria cuyas líneas sociológicas únicamente pueden ser
desarticuladas por una nueva bestia, y aceptadas como Nueva Memoria por un
animal social en el que el Hombre ha dejado de existir, y cuya existencia se mueve
exclusivamente por las leyes de las bestias en lucha por la supervivencia en un
hábitat sujeto a destrucción por las relaciones derivadas de las naciones entre
ellas, y entre ellas y la Tierra.
La Guerra como Medio para
alcanzar un fin político es una abominación, a los ojos de Dios y de sus hijos.
Y sin embargo, el Miedo a Negación a Defender
la Civilización, sin la cual no existe ni Libertad ni Paz ni Justicia, es
igualmente la negación de ese Hombre en el Origen de la Civilización. La civilización
no fue creada por un Cobarde, no ha sido edificada por cobardes, ni ha crecido de la mano de cobardes. La Defensa de la civilización es un Deber del
Hombre, y evidentemente es el Derecho Divino por excelencia de nuestro Creador.
Esto nos lleva a creer, con
la fuerza de la Vida, que sin Libertad no hay Hombre. Y que si no hay Libertad
no hay Paz. De donde se entiende que el Hombre y la Paz son uña y carne, alma y
espíritu, mente y corazón. De lo cual se deduce, comparando la Existencia del
Género Humano con el resto de los géneros biológicos que pueblan y poblaron la
Tierra, que esta Paz y su Libertad como expresión suprema de la Vida del Hombre
no proceden de “la Naturaleza sola” sino de la Actividad Creadora Divina en su Creación,
el Hombre.
Volvemos a lo mismo, si se
quiere, lo que sería un anacronismo una vez visto a qué campo la Razón sola
condujo a las naciones en el Siglo XX; es decir, ¿por qué siendo Su Derecho el
de intervenir en su Creación, nuestra civilización, contra la Guerra el enemigo
de su Creación, nuestra Civilización, Dios se ha mantenido al margen, entendiendo
por este margen su no Actuación en la Plenitud de la Libertad de su Gloria?
Este tipo de argumentación
lógica derivada de la experiencia histórica arrastró a la Razón científica de
la Edad de las Revoluciones al campo de batalla de la Edad de las Guerras
Mundiales. La no aceptación de la Respuesta del Dogma Creador de la Civilización
Cristiana como garante de entendimiento en el Futuro, determinó una respuesta existencial
negativa, que alimentada por su discapacidad intelectual verificada para
entender los principios de la Inteligencia Divina, expuso e impuso la Violencia
Genocida natral a la Guerra como medio de alcanzar el Fin de Estabilidad en la civilización.
La alienación de la Paz y su declaración como el estado natural de un cobarde provocó
la Neurosis Psicótica Fratricida típica del Siglo XX; Esquizofrenia científica
que no sólo se cebó en el Ser Humano sino que hizo de la Biosfera su enemigo.
Natural, por tanto, que quien se declarara en estado de Genocidio Mundial no se
detuviera en pararse en la demencia de
declararle la Guerra a la Tierra.
En fin, a este último
delito de la Razón científica lo han llamado Cambio Climático con la naturalidad
que un padre llama a su hijo Juan o Pepito.
Con todo, el principio
activo de la Creación es la Inteligencia, y su instrumento dinámico es la Ciencia.
Obviamente habiendo quedado nuestro Mundo sujeto a la Ley del Bien y del Mal cada
instrumento tiene su cara positiva y su cara negativa, su faceta creadora y su
faceta destructora. Pero mientras permanezca la Ideología maligna de ser la Guerra
un medio natural para alcanzar un fin, sea político o geopolítico, la ciencia al
servicio de esta ideología es de por si un caldo de cultivo de grandes bestias.
Sin ir más lejos este tipo
de puente hacia un futuro mejor es el que levantó sobre el mar de la crisis de la Edad delas Revoluciones el Socialismo del Siglo XX. La crisis del
Siglo XIX vino de las esperanzas machacadas, de las ilusiones quebradas, de los movimientos aplastados
por aquellos Estados que suponían haber sido levantados para defender la Libertad,
la Igualdad y la Fraternidad entre las naciones. El Absolutismo no tardó en
regresar del cementerio en el que la Revolución Francesa quiso crearle un
panteón de hierro y piedra a las monarquías e Imperios creados a costa del Descubrimiento
del Nuevo Mundo. Ciertamente la gran batalla entre el Islam y el Cristianismo
que en el Siglo XVI y XVII alcanzó su delirium tremens final obligaba a Dios a
defender nuestra Civilización en dos frentes. Por una parte estaba el enemigo externo,
el Islam de Solimán el Magnífico, y por el otro estaba el enemigo interno, el Protestantismo. Ambas
fuerzas tenían un único objetivo: La destrucción de la Civilización Católica
fundada sobre la Herencia del Derecho Romano Cristiano. Roma civilizó al mundo,
y la Iglesia Católica civilizó a Roma, de aquí que el derecho Europeo Medieval,
predecesor del Derecho Moderno, se llamase Derecho Romano Cristiano. Este
Derecho, base de las arquitecturas de los
Estados Europeos Modernos había tenido
en la Iglesia Católica Romana un Defensor incansable e invencible. Desde el
punto de vista del Enemigo de la Civilización como estado sobrenatural del Hombre,
la destrucción de esa Iglesia supondría echar abajo la columna maestra sobre la
que toda el Edificio descansa. Retomando la Fundación de la Civilización
Europea como el choque entre dos fuerzas no humanas, entre Jesús y Satán, dos
hijos de Dios, no de nuestro Mundo, el primero defendido por Dios, y el segundo por la Muerte, se entiende claramente
que la Necesidad de acabar con la Civilización en el Hombre y del Hombre en el
género humano, a fin de recudirlo a la condición de las bestias, solo y únicamente podía pasar por la destrucción y Caída
de esta Iglesia Madre. Provocar una guerra civil interna y sujetar a su Civilización a una guerra
externa, la posibilidad de echar abajo
ese Pilar Divino sobre el que el Edificio de la Civilización Europea se basó
durante quince siglos, dicho sea todo, merecía la pena el intento. Pensamiento de
Satán. Pero Dios ya se había adelantado a este choque final de ejército
poniendo al Servicio de su Hijo al ejército más poderoso del momento, equipado con todo el oro de un Mundo al otro lado
del Océano. La Unión de los ejércitos de España y Alemania, financiados por el
Oro del Nuevo Mundo, hizo imposible la victoria del Maligno.
En fin, estos son Acontecimientos que superan los dominios de las
ciencias históricas tradicionales y se elevan en el terreno de la Historia
Divina del Cristianismo. Sin la cual, se entiende, viajar por la Memoria del Europa no es ya un
anacronismo sino un Delito.
La Memoria Histórica de un
Pueblo, de una Nación, de una Civilización, de un Mundo, no se escribe desde el
Futuro. Y siendo verdad que los vencedores de un conflicto escriben la historia
a su gusto, cometiendo delito contra la verdad, y los historiadores profesionales
al servicio de las coronas y los Estados tienen por trabajo ocultar crímenes bajo el pomposo nombre de Razón
de Estado, cometiendo crimen contra la Libertad, no menos verdad es que
permitir que el Futuro reescriba el Pasado y acomode, en función de los intereses
partidistas circunstanciales, la visión de los Acontecimientos vividos y entregados
a las páginas de la Historia Universal como Herencia de la Humanidad a los siglos
venideros, es un delito contra la Paz.
La pérdida de la Memoria
en el ser del individuo, o su manipulación
por parte de una fuerza externa, conduce a un efecto patológico de alcance más o menos limitado en razón de la fuerza
destructora en movimiento. La Memoria
del Individuo pertenece al individuo y los traumas que puedan los accidentes
sociales crearle deben ser combatidos sin que su Memoria Personal se vea
afectada. Las decisiones creadas por circunstancias personales no deben afectar
a la verdad de la Memoria del Individuo. Y esta verdad es que las decisiones
que se adoptan y se ejecutan a veces no dan el resultado apetecido e incluso pueden
ponerlo a uno al borde de la autodestrucción.
Culpar de las consecuencias
delas decisiones propias a fuerzas externas no libera de las efectos provocados,
y menos aún pueden liberar de esos efectos a generaciones alejadas de esos
efectos por un abismo de décadas cuando no de siglos. Y sin embargo cuando una
Memoria Histórica, entregada ya a las páginas de la Historia Universal, es
expuesta a su Revisión en orden de razones políticas temporales y partidistas
el efecto que se obtiene es infinitamente más patológico por en cuanto se
quiere hacer vivencia de una generación viva los traumas de una generación muerta.
Se entenderá que únicamente a un psicópata caminando
hacia la tiranía, que quiere hacer del Partido una Iglesia, de su Política una Religión, de su Ideología
unas Teología Dogmática, es decir : EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI; y solamente a un tirano, establecido sobre una generación de
historiadores cobardes y esclavos del poder político; solamente a un político con votación hitleriano estalinista
se le puede ocurrir elevarse a la condición
de Dios y escribir la Historia del Pasado para asentar su Trono sobre
semejante lago de arenas movedizas.
El mundo no está para ya
brevas. El Hombre ya no está para doblar rodillas. La Edad Atómica camina hacia
el cementerio de la Historia al paso de un elefante caminando hacia territorio
sagrado de sus antepasados. Pero el Hombre creado por Dios ha entrado en una Nueva Edad, fundada en el del
espíritu de inteligencia de su Creador, y todo el polvo que se ha acumulado en
las pies del Género Humano durante los últimos siglos será sacudido por la Nueva
Generación de hijos de Dios sin siquiera preocuparnos de mirar hacia atrás.
Lo que hicieron los hombres
durante los siglos pasados no lo hicimos nosotros, lo que vivieron no lo
vivimos nosotros. Quienes quieren revisar la Memoria Universal de sus naciones quieren culpar a
los vivos de los crímenes y delitos de los muertos. Esa es una generación de políticos dementes
establecidos sobre una corte de historiadores cobardes y hombres de Estado cuyo único Estadio es su
propio ego, hombres sin inteligencia que quieren ignorar que la división conduje
al Odio y el Odio a la Guerra Civil.
Al borde de la Segunda
Guerra Civil Española es bueno sentarse a reconsiderar las razones que tienen algunos
para querer dirigir una nación al océano de sangre que es toda Guerra Civil;
valorar en qué causas ideológicas sus defensores basan esa necesidad de
arrastrar a la Historia a tales playas fratricidas defendiendo con el fuego del
Odio esa Necesidad.
Los movimientos de las
fuerzas gobernantes de la Sociedad viva española trazan sobre el papel del
pensamiento histórico las líneas maestras sobre las que se mueven sus intereses
secretos, cada vez más expuestos a la luz del día, como en el caso Catalán y en
el del caso del Socialismo del Siglo XXI Anti-Español.
Divide et impera es la Semilla del
Nacionalismo Anti-Español, de cuya cosecha esperan obtener, una vez el diluvio
del Odio haya hecho crecer en la Rosa del Socialismo las espinas venenosas del
Odio, la atmósfera de Guerra Civil que les permitirá romper la Unidad de esta
Nación Universal sin suya existencia sería imposible comprender el desarrollo
de la Edad Moderna, y menos aún de la Civilización Cristiana.
No hay otra Nación en la
Tierra que pueda ponerse a la altura de España delante de la Corona del Reino
de Dios. Con sus virtudes y sus defectos el Cristianismo existe aún, y se ha
extendido por las Cuatro Regiones de la Tierra gracias a la sangre vertida por
este Pueblo durante los siglos de su Edad de Oro, el XVI y el XVII.
Ni a Italia ni a Grecia,
ni a Francia ni a Inglaterra, le debe la Corona de Dios tanto como a España.
Sus hijos corrieron a la Vanguardia de los ejércitos del Rey Divino cuando el
Imperio Otomano de Solimán el Magnífico ya se disponía a echar abajo la Puerta
de Europa: Viena, e imitando a los Alaricos tirar al
suelo las murallas de Roma hasta hacer de la Catedral de San Pedro su nuevo
Mezquita.
Sus hijos llevaron la Fe a
todo un Continente devoto de ídolos demoníacos, pueblos aun sumergidos en la
idolatría de los Sacrificios humanos y el Canibalismo. Hasta las islas más
remotas, dejando en el campo su sangre como agua lustral, los hijos de España
conquistaron para Dios naciones y pueblos hasta entonces esclavizados a la ley
del Infierno.
Esa España fue la que
retrató Cervantes en su Quijote. Después de haber entregado sus fuerzas a la
Salvación de Europa y del Mundo, sus hermanas, viendo su debilidad, se lanzaron
sobre ella, burlándose de su locura : “haber puesto a los pies de la
Civilización Europea riquezas fabulosas que de haberse quedado en su territorio
la hubiesen convertido en la nación más feliz del planeta”. Era su Destino.
Darlo todo por una Causa Divina y ser correspondida con el Desprecio. El
Quijote era España. El Genio de Cervantes dibujó en la Historia de su Héroe la
Historia de su Nación.
Inútil decir que aquellos
Catalanes y Vascos que en los días de la Gloria Dorada del Imperio Español se
sintieron los primeros españoles, y sin complejo ni prejuicio se apuntaron a la
empresa de hacerse ricos y poderosos, en cuanto comenzó la Decadencia no
dudaron en levantarse contra aquélla que juraron ser su Madre, y la acusaron de
ser una Ramera indigna de tan gloriosos hijos criminales. GORA ETA, VISCA CATAULNYA.
España está de nuevo bajo
una Nueva Ola de Odio, liderada por Iluminados Nacionalistas e Ideólogos
Anti-Españoles para quienes la Necesidad de una Guerra Civil es condición sine
qua non para imponer en la Península el Socialismo del Siglo XXI. Ellos son
el Odio. Ellos son quienes dicen que todos los que les critican siembran el
Odio. ¿NO es la esencia de la Democracia la crítica hacia el Gobierno en
funciones?
Pero la Historia Universal
es una Ciencia. No es una Asignatura. El Hombre no es una bestia. Aunque haga
el bestia, el Hombre lleva en su ser la Fuerza Divina que le abre camino en las
tinieblas y lo levanta del suelo cada vez que las tormentas de la destrucción
llueven sobre su cabeza los rayos de la desolación absoluta.
De la misma manera que la
Vida del Género Humano está por encima de la vida del Individuo, la Historia
Universal supera toda Historia Nacional. Y esto es así porque de la misma
manera que un hombre no puede crecer en pensamiento e inteligencia si sujeto a
un aislamiento total, de esta misma manera ninguna nación puede elevarse sobre
su derrumbamiento si no se integra en la Dinámica de la Plenitud de las
Naciones que formamos el Género Humano. Aquéllos que siembran el Odio hacia sus
vecinos y llevan ese Odio hasta el Terror renuncian a ser humanos, se
transforman en demonio criminales cuya sed de sangre sólo puede alcanzar su
satisfacción maligna en los fuegos infernales de una Guerra Civil.
Creen los Nacionalistas
Catalanes y Vascos que la Siembra del Odio ya ha por fin comenzado a dar sus
frutos, que las espinas de la Rosa Socialista ya han comenzado a destilar el
Veneno por las bocas de su apéndice guerracivilista,
ese Socialismo del Siglo XXI en que para despistar la atención se ha diluido el
Antiguo PODEMOS.
Las fuerzas tenebrosas de
estos sembradores de Odio entre los pueblos hermanos españoles es fácil de
describir. Los Nacionalistas confían en que la división en dos grandes Bloques,
separados por el Odio a Muerte que el Apéndice Socialista cultiva a fuego,
debilitará a España hasta el punto de crear la Necesidad de su Disrupción como
única vía para evitar la Segunda Guerra Civil.
El Socialismo decimonónico
en el Poder cree poder dominar esas fuerzas disgregacionistas y confía en levantarle sobre ellas a su Líder el Trono de un Rey sin Corona.
La Corona Borbónica es una
abstracción sin Voz ni Voto relegada a un mero símbolo sin alma tras cuya
fantasmagórica realidad el Socialismo del Siglo XXI oculta su dirección real,
el paso de la Democracia a la Dictadura mediante la conversión de la Democracia
a la Necesidad de la Dictadura Socialista del Siglo XXI como única vía hacia la
Salvación de España. En definitiva, cualquier psiquiatra diría que España está
viviendo y sufriendo un episodio esquizofrénico altamente paranoide de carácter
autodestructivo.
La Democracia se ha
convertido en un campo de batalla abierto en el que el Congreso no es un Ágora
Representativa del Pueblo sino en un Circo de Payasos escondiendo tras máscaras
de hombres de Estado la personificación encarnada de hombres del Pasado que
buscan revivir la Guerra que perdieron en la confianza de ganarla si logran tener
y crear una Segunda Oportunidad.
Es pues necesario superar
esta circunstancia y elevarnos a la Historia Universal si queremos entender que
pasó en el Pasado y qué se pretende en el Presente. Los fantasmas del Pasado
deben descansar en sus tumbas.
Nadie está libre de
pecado. La Historia no puede reescribirse, excepto cuando se pretende asaltar
el Futuro y encadenarlo a los demonios del Pasado. Es lo que hace todo
Dictador. Eso es lo que hace todo Tirano, lo que hace todo Genocida, lo que
hace todo monstruo adorador de la Guerra Civil como puente hacia su mundo
perfecto e ideal. La construcción de un mundo ideal ajeno a la realidad es lo
que define la Locura del Ideólogo frustrado que sueña con haber vivido en aquéllos
tiempos y debe vivir en éstos.
Así pues, la Verdad y la
Inteligencia son las dos caras del ser humano. Sin Inteligencia toda Verdad es
una mentira que se le suministra al cerebro a fin de crearle la ilusión de
inteligencia. La patología de esta ilusión genera en el cerebro afectado la
fantasía de la omnisciencia, lo que se llama el “sabelotodo”, acorde a cuya
demencia la línea de pensamiento se reestructura para seguir unas pautas de
respuesta injertadas desde la ideología del Partido. El ser renuncia a su
Independencia Moral, ontológica, Metafísica, y se convierte en un borrego al
servicio de los lobos que hacen de pastores del rebaño ideológico, al servicio
de cuyas poderosas mandíbulas juran renacer incluso como Terroristas y estar
dispuestos a derramar la sangre necesaria, todo con tal de no ser ellos mismos
la carne que se sirva en las mesas de sus líderes.
Ahora bien, el Hombre no
reconoce ni tiene más líder que Dios. Todos somos un recurso humano para todos,
todos somos las células de un mismo organismo universal, el Hombre. Cada uno de
nosotros somos un grano de arena de una misma montaña, somos un Todo, nadie es
más que otro ni menos que nadie. Cada uno llevamos un naturaleza personal
activa en el seno de una Naturaleza Universal en la que formamos un Cuerpo y
actuamos con todos, entre todos, para que la Vida de Todos sea la del Hombre,
ese Género Humano desde hace Milenios dividido en proceso esquizoide maligno
contra cuyos efectos homicidas llevamos luchando siglos y a cuya Victoria no
renunciamos bajo ningún concepto, hasta que veamos a nuestros hijos libres de
esta patología Maligna que es la Guerra Civil Universal en la que nos hallamos
desde que un hombre soñó ser dios sobre todos los hombres.
Ese sueño maligno homicida
es el que se ha plantado en el Gobierno de España, ha invocado al Odio como
Aliado y ha despertado los Fantasmas del Pasado para erigir su Trono sobre la
Segunda Guerra Civil Española. Delante de esta realidad la Corona Borbónica
esta arrodillada.
Sánchez es dios y el
Borbón su rey. Esta y no otra es la verdad detrás de las máscaras.
PRIMERA
PARTE
MEMORIA
HISTORICA
Filosóficamente hablando
“la Memoria Histórica” le pertenece a los Libros de Historia. Por esto se llama
Memoria Histórica. Los Acontecimientos del Pasado se convierten en tema para
los Historiadores y por virtud de la Fuerza de la Vida dejan el terreno de los
vivos, se tumban a dormir la paz eterna en el de los muertos, y los vivos
quedamos libres para redirigir nuestra Futuro acorde a nuestro Desarrollo
Intelectual, comprendiendo en este Acto tanto el pensamiento científico como el
religioso.
No hay Historia del
Futuro. Sólo Dios tiene el Poder de dirigir la plenitud universal de los
acontecimientos hacia un horizonte concreto en el Tiempo. Los hombres nos
movemos a corto plazo. Los problemas a los que nos enfrentamos son actuales y
nos obligan a una lucha diaria y constante, que la Historia recogerá una vez
los problemas superados. Y será a partir de este momento, es desde este momento
superado que la Historia comienza a escribir sus nuevos capítulos.
Por tanto, condenar a los
vivos por los errores de sus padres muertos es un delito de alta traición
contra la Civilización. Según esta actitud de Juicio Final contra el Pasado,
todas las naciones deberíamos odiarnos a muerte a la salud de las guerras
históricas habidas entre Francia y España, entre Inglaterra y Francia, entre
Alemania y Rusia, entre Argentina y Chile, entre Japón y China, etcétera etcétera.
No hay que ser muy listo,
aunque sí tener una inteligencia libre y gozar de un pensamiento sano, para
comprender que siguiendo la Actitud de este tipo de Memoria Histórica,
desplegada Hoy como Nueva Bandera de la Nueva Internacional Socialista del
Neo-Progresismo Mundial, el Odio debería ser el pan nuestro de cada día.
Pan nuestro de cada día
que quieren servir a nuestros hijos y nietos desde las Guarderías.
No en vano una de las
leyes morales jurisprudentes más Divinas es aquellas de “no juzgarás a los
hijos por los pecados de sus padres”.
Parece natural que quien
desprecia la Moral Jurisprudencial Divina tienda a hacer y haga todo lo
contrario de lo que la Salud Intelectual más fuerte tiene por justo, recto y
conveniente.
Nadie olvidará la victoria
de nuestra civilización contra aquella actitud malsana de condenar a los hijos
inocentes por los padres delincuentes, negándoles así una vida propia y un
futuro mejor que el que sus padres tuvieron.
Insisto, condenar a una
criatura inocente por el hecho de la naturaleza de sus padres delincuentes es
un delito contra la Civilización. Así lo proclamó Dios y así fue recogido por
nuestra Código Moral Cristiano.
La Ley de la Memoria
Histórica que el Neo-Progresismo de la Nueva Internacional Socialista
Retrógrada quiere imponer con su Revisionismo al alza de los acontecimientos
del Pasado, revierte esta Ley Moral y quiere criminalizar a los hijos por los
hechos de sus padres.
No quieren que los muertos
descansen en paz.
En el caso de la Verdad
Histórica Española, la Verdad en la Raíz de los Hechos del Pasado de la Nación
Española ni le conviene ni le importa a esa Izquierda radical, ultracapitalista, decimonónica, retrógrada y obsoleta que
pretende levantarse como fénix de las cenizas comunistas genocidas del siglo XX.
Creen, quieren, lo que los Lenines y sus imitadores no pudieron, a saber : hacer
del Mundo una Gran Prisión Totalitaria en la que el Homo Sapiens reniega de su
Inteligencia a la Imagen Divina y se convierte en una nueva especie: “el Homo
Sapiens Canis, obediente a su Amo, fiel al Partido hasta la muerte de su
prójimo”, el sacrificio ritual de la Guerra Civil en el horizonte como Puerta
hacia la Dictadura del Nuevo Esclavo de Izquierdas.
¡Cómo ha podido la escuela
histórica española renunciar al ejercicio de su cátedra y abandonar su pluma en
las manos de una clase política revisionista sin conocimiento de las leyes de
las ciencias históricas!, este es un fenómeno a estudiar, y que será estudiado
por los historiadores que les seguirán.
A los ojos de todos
aquéllos que nos hemos forjado en la cultura del self-made-man y hemos gozado de la libertad invencible de quienes se mueven en las
Bibliotecas dotados de conocimiento de Lenguas para penetrar en los secretos de
las diferentes escuelas de los historiadores de nuestra Civilización, este
abandono de los historiadores españoles de su Ciencia en las manos del Poder
Político nos conduce al escándalo. Y sin embargo, se comprende.
Las ciencias históricas en
España, exceptuando casos aislados, estuvo a la altura de la escuela
anglo-franco-germana que liderara la vanguardia del progreso de las ciencias
históricas durante el siglo XVIII. Los historiadores españoles del siglo XIX,
por contra, se limitaron a servirles en bandeja a los Borbones una ideología
política de corte colonial, económicamente frustrante, sus fundamentos
democráticos estancados en el principio divino connatural a las monarquías
absolutistas de los siglos anteriores a la Revolución Francesa. Navegando
contra corriente los historiadores españoles del XIX se mostraron incapaces de
separar Política Nacional e Historia Universal. Estado e Iglesia siguieron
unidos al tronco borbónico para vergüenza y miseria de España.
En lo que tocó a la
evolución del desarrollo de la Historia como Ciencia la escuela española del
Siglo XIX no tuvo arte ni parte: ni en la Revolución Arqueológica, ni en la
Revolución Antropológica que conmovió los cimientos intelectuales del
Conocimiento sobre el Origen de la Civilización en la Tierra durante la segunda
parte del siglo XIX. Los Rawlinson, Sayce, King, Maspero, Layard y colegas, padres
de la Arqueología Del Próximo Oriente Antiguo, fueron unos perfectos
desconocidos a todos los niveles en los distintos estados de la Cultura
Científica Española.
El aislamiento de España
en lo que concernía a la evolución de la Inteligencia Histórica que se vivió a
finales del XIX se hizo total cuando el Siglo XX irrumpió en el horizonte del
Milenio.
Este aislamiento venía de
los días del Imperio. El aislamiento a que España fue sometida durante la
Decadencia de su Era Colonial por los Imperios vecinos, se extendió a la
mentalidad de sus historiadores. Así que a la altura del Siglo XX la escuela
española, exceptuando casos puntuales, permaneció sujeta exclusivamente a los intereses
de la Monarquía alienígena borbónica y a los de los partidos políticos
tradicionales anteriores y promotores de la Guerra Civil.
Durante el período de
aislamiento internacional vivido por el Gobierno de Francisco Franco las
ciencias históricas pasaron a servir, con más fuerza que nunca, al interés
estatal; un silencio discreto sobre las causas de la Guerra Civil, su
desarrollo ideológico anterior al Alzamiento, y la exaltación del General
Victorioso fueron las claves que marcaron el Estudio y Enseñanza de la Historia
de la Guerra Civil Española durante las 4 décadas del 40 al 80.
Tal fue el servilismo
académico español que, muerto el Generalísimo, para guiarnos fuera de las
puertas de aquel Trauma, con el fin de liberarnos del Miedo y mirar la Guerra
Civil como una Historia del Pasado que le pertenece exclusivamente a los libros
de Historia, tuvieron que venir historiadores extranjeros independientes,
libres de todo complejo y prejuicio, a ofrecernos una recreación, aunque no
completa, al menos sí auténtica de las causas y los efectos que acompañan a
cualquier Guerra Civil, de los que la Española no fue una excepción.
Desafortunadamente y
aunque la autenticidad fue honesta, los historiadores extranjeros que le
dedicaron una parte de su tiempo a la Guerra Civil Española vivieron anclados
en aquel prejuicio contra la Civilización Española que fue el denominador común
entre las escuelas europeas de los Siglos XIX y XX, para las cuales el Imperio
Español fue poco menos que un imperio satánico.
Cualquiera que estudie la
Historia del Imperio Español y su Decadencia desde la óptica de las escuelas
europeas se enfrenta a un desprecio por la Civilización Española de una
magnitud tan grande como perversa. Por ejemplo: En la opinión de tales
historiadores la Liberación del Mediterráneo de los piratas que lo infectaron
en los días del General Romano Pompeyo Magno fue un Acontecimiento Histórico
para la eternidad; la Liberación de ese mismo Mediterráneo de la esclavitud a
que lo tenía sometido el Imperio Islámico, su Liberación por Felipe II y la
Armada Invencible en la Batalla de Lepanto apenas si merece una línea de
exaltación y encanto; y esto no obstante haberle abierto a Europa, esa
Liberación del Mediterráneo del Imperio Turco, las líneas de aquel Comercio Internacional
con África y Asia que le permitió abandonar de una vez por todas y para siempre
la Edad Medieval.
¿Creéis que los
historiadores españoles levantaron sus plumas en señal de protesta en defensa
de la Civilización española?
Al contrario, en lugar de
sacar pecho y dejar la Liberación de Pompeyo frente a la de Felipe II en un
juego de niños, los historiadores españoles se unieron a las escuelas
extranjeras, como si Felipe II, por ser hijo de Carlos V, de la Casa de
Augsburgo, no hubiese sido Español y el Imperio que lideró no hubiese sido el
Español.
Al otro extremo, la
Derrota de la Armada Invencible en las costas británicas devino un
Acontecimiento de Magnitud Universal a computarle no a los elementos sino a la
Marina Británica.
En efecto, el aislamiento
histórico a que fue sometido España durante el Gobierno de Francisco Franco no
fue sino la punta de lanza que Europa le clavó al Imperio Español durante la
Guerra de Sucesión.
Con la Llegada de los
Borbones al Trono de los Reyes Católicos la Decadencia del Imperio Español se
hizo. La Civilización Española no podía sino resentirse y marchar de guerra
civil en guerra civil hasta la Expulsión de los Borbones, Guerra Civil del
36-39 mediante.
El gran dilema de
Francisco Franco, si error o no Dios lo juzgará, fue abrirle o no abrirle las
puertas de España a unos Borbones cuya entrada en la Historia de España hundió
a los Españoles en una guerra civil tras otra.
Creer que los Españoles no
estaban maduros, ni lo están, para gobernarse a sí mismos y construir su
Democracia a imagen y semejanza de las Europeas fue, y es, un error de espíritu
que desde la reinstauración de la Monarquía Borbónica todos estamos pagando.
Otra cosa será determinar hasta qué punto los Militares sucesores de Francisco
Franco estaban o no estaban dispuestos a aceptar esta Democracia a la europea
con todas las consecuencias.
Esto de un lado. Del otro,
Franco no podía ignorar la Historia Militar de España; desde que Francia asentó
su Familia en España la corrupción se hizo el pan de cada día en el reino; los
Borbones institucionalizaron desde el trono un sistema suicida de privilegios
que no podía sino dirigir el curso de la Historia a la puerta de la Guerra
Civil del 36.
Franco no podía traspasar
su Poder a un regreso del Borbón al Estado sin hacer un Testamento Privado por
el que rodeaba a la Corona de un Cuerpo Militar que en caso de detección del
regreso de aquel sistema derrocase a la Monarquía y proclamase la Democracia Constitucional
Verdadera de la que sería privada su Patria por el regreso de la dinastía
Borbónica.
La cabra tira siempre al
monte. Creer que el regreso de los Borbones no arrastraría a España a la ruina
que precede a toda guerra civil era, y es, un absurdo.
Pero… la presión de los
intereses internacionales pudo más que el sentido político.
Los hechos postreros
indican que Francisco Franco firmó un Testamento en Privado a favor de la
Disolución de la Monarquía llegado el caso del regreso del sistema de
privilegios y castas aristocráticas que determinaron la Caída de la
Civilización Española en la Crisis política y económica en el origen de la
Guerra Civil. El asesinato selectivo por ETA de Militares del Estado Mayor y
Jueces de la Era Franquista revelan la existencia de un traidor dentro del Estado
Mayor dirigiendo el punto de mira de la Banda Terrorista contra los Miembros
del Estado Mayor en cuyas manos Francisco Franco dejó el Futuro de la
Democracia Española. Si error o no el traspaso del Generalísimo de su Poder de
Jefe de Estado a Juan Carlos de Borbón es algo que la Historia dirá.
Pero en este breve ensayo
mi intención no es jugar con lo curioso del fenómeno de los asesinatos
selectivos de jefes militares y altos jueces de la era posfranquista, la
información de cuyas vidas diarias era secreto de Estado. Mi intención es más
práctica.
¿Nos hemos planteado
alguna vez qué hubiera sucedido de haber los Rojos ganado la Guerra Civil?
He aquí la Cuestión.
¿En dicho caso no habría
participado España en la Segunda Guerra Mundial al servicio de Stalin?
La pregunta del millón0.
¿Cuáles hubiesen sido las
consecuencias de dicha entrada de España en la Segunda Guerra Mundial al
servicio de los intereses de la Internacional Bolchevique Europea?
Durante la Guerra Civil
Española del 36-39, la Teoría Política Marxista-Leninista consistía en la
profundización de los males vivos en la Nación hasta conducirlos a la Guerra
Civil, Revolución que le daría al Proletariado el Poder Absoluto. Esto no es
una blasfemia. Cualquiera que sepa leer y quiera matar su tiempo leyendo las
obras completas de Lenin, darle un repaso a las obras de Engels y Marx, sabemos
que aquéllos santos e inocentes Socialistas y Comunistas de las Décadas de los
20s y los 30s del Siglo XX Español fueron fieles devotos de esta religión de la
Guerra Civil como puente a la Dictadura Democrática de la Clase Obrera
Socialista. Si ir más lejos nadie ignora que fueron el Socialismo y el
Comunismo las fuerzas que, siguiendo el Manual de Stalin, se sirvieron de la
Contienda para, creyendo en la Victoria Final, lanzarse a muerte contra las
fuerzas Anarquistas que entonces abogaban por la supresión del Estado. La
Izquierda nunca abogó por la Supresión del Estado, ni hoy ni ayer, su vocación
es ser el Estado.
Así pues, la creación del
Estado Republicano Español defendido por las Izquierdas revolucionarias
integradas en la Internacional Bolchevique estalinista tenía en el Estado Ruso
su modelo de Régimen Dictatorial. Siguiendo las órdenes de la IIIa Internacional Estalinista la destrucción de
los aliados anarquistas debía ejecutarse durante el proceso de la Conquista del
Estado Español. La Conquista no tuvo lugar. Pero la masacre de los Anarquistas
por los comunistas de Santiago Carrillo y los socialistas de Largo Caballero,
sí se llevó a cabo. Y esto no es un bulo histórico. Este hecho no es un fake news.
La siguiente cuestión del
millón:
¿De verdad, de verdad de
la buena socialistas y comunistas no se habrían tirado al cuello el uno del
otro el día después de su hipotética victoria sobre el Ejército de Francisco
Franco?
Estamos imaginando. Un
simple juego. ¿Qué hubiera pasado si Adán no hubiese comido aquella manzana
envenenada? ¿Qué hubiese pasado si en vez de comer churros me hubiese zampado
un jamón? La imaginación es libre. Más incluso que la libertad de pensamiento,
porque ésta implica una acción, mientras que aquélla es un pasatiempo.
Juguemos a reescribir
nuestra Historia. Le damos la Victoria a los hijos de Stalin en España.
Ya está.
Durruti y sus valientes
son historia. Se los han cargado Carrillo y Largo Caballero.
Estos dos se echan al
cuello el uno del otro. Es una guerra fría entre Mencheviques y Bolcheviques
españoles.
Time out.
La Reconstrucción Nacional
pide un tiempo muerto. Entonces sucede lo que nadie creyó jamás que volviese a suceder.
Una Guerra Mundial de proporciones apocalípticas es declarada.
Por un pelo Hitler no tuvo
a su disposición la Bomba Atómica.
Estudiando los Libros de
Historia de finales del XIX y principios del XX un fenómeno sobresale sobre
todos los demás. Nadie, ningún historiador, de ninguna de las escuelas
europeas, predijo, o siquiera soñó con la Caída del Siglo XX en el Infierno de
las Guerras Mundiales. Al contrario, a los ojos de los historiadores de finales
del XIX y principios del XX, el ser humano había aprendido todo lo que
necesitaba saber y se encontraba super preparado para una Nueva Era de Paz y
Felicidad.
“La inocencia es un
crimen”. No recuerdo quién firmó esta sentencia. Pero leyendo las obras magnas
de los historiadores de finales del XIX y principios del XX uno tiene que
quitarse el sombrero, bajar la guardia, quedarse desnudo como Adán en el Edén,
porque acaba uno de entrar en el Jardín de los Tontos.
Donde se esperaba cosechar
abundante fruto de vida, paz, justicia, libertad, salud, las naciones fueron a
cosechar destrucción, ruina, miseria, horror, y terror.
Una Primera Guerra
Mundial, una Guerra Civil Española tocando las trompetas de llamada a Guerra
del Comunismo Estalinista por el Nuevo Orden Mundial Bolchevique no sirvieron
sino para sacarle filo a las espadas.
España estaba lista para
servir a su Nuevo Dios Ruso. La doctrina religiosa del nuevo dios era
profundizar en las miserias nacidas de la Caída del Imperio Español a fin de
crear su Tenaza Revolucionaria contra Europa.
Supuesta ésa Victoria, los
Rojos ganan la Guerra Civil Española, las Fuerzas Nacionales son aplastadas, la
gran cuestión siguiente es: ¿Cómo hubiese podido el satélite bolchevique
español negarse a entrar en la Contienda Mundial?
¿Quién de los dos,
Santiago Carrillo o Largo Caballero, hubiese tenido lo que hacía falta tener
para hacer con Stalin lo que Franco hizo con Hitler?
Y lo que me parece vital:
en caso de la Victoria de los Rojos ¿en qué condiciones humanas y económicas,
una vez acabada, habría quedado España de haber participado en la Segunda
Guerra Mundial al servicio de Moscú?
Pero no vayamos tan lejos,
quedémonos en el día inmediato tras la Victoria de los Rojos.
Bolcheviques Españoles, o
Comunistas, y Mencheviques Españoles, o Socialistas, firman una Guerra fría en
pro de la Reconstrucción Nacional y preparación de la Guerra Mundial Comunista.
La Victoria de sus Aliados
Sureños le ofrece a Stalin la base desde la que atacar a la Alemania de Hitler
desde los dos frentes. Stalin está decidido a utilizar el cuello de Hitler como
puente hacia el Nuevo Orden Mundial Bolchevique. La Victoria de los Rojos
Españoles arrojaría a los Rojos Franceses en sus filas, creando un ejército del
Sur que, conquistada París para los Rojos, uniéndose al del Norte aplastaría a
Alemania en cuestión de equis meses.
Mas no es orégano todo el
bosque. La Victoria de los Rojos Españoles, caso de una Victoria de los
ejércitos bolcheviques españoles sobre los ejércitos de Franco, inmediatamente
hubiese sido seguida de una Purga Nacional Antifranquista a escala totalitaria
absoluta.
Hubiese sido de Necesidad.
La España Roja no hubiese
podido aliarse contra el Eje Hitleriano y reunirse a los Rojos Franceses contra
el Gobierno Republicano de París dejando a sus espaldas un poderoso ejército
nacional vencido, pero que, de darse las condiciones necesarias, estaba siempre
dispuesto a levantarse.
II
La Política genocida de
las Purgas Estalinistas anteriores a la Guerra Mundial, sobre cuyos muertos
Stalin se proclamó Dios en Rusia, estrella norte de los hipotéticos vencedores
Rojos Españoles, no hubiese podido ser aparcada para después de la Contienda
Mundial. Caso de la Victoria Roja en España, la Guerra Civil hubiera debido ser
seguida de un Genocidio Fratricida sin contemplaciones. Estando en juego el
Futuro de la Revolución Comunista Anticapitalista Mundial el sacrificio sería
poco.
A los muertos habidos
durante su Última Guerra Civil, España hubiera debido sumarles los incontables
muertos que la Política de la Purga Post-Civil hubiese impuesto. Irse a luchar
allende los Pirineos y dejar en casa un ejército nacional loco por la
venganza... el Diablo no hubiese sido tan tonto de hacerlo.
Supuesta esta Victoria de
los Rojos en los dos años que fueron del 39 al 41 la Masacre Genocida,
llamémosla Purga Anticapitalista Progresista Transversal, hubiese debido
cebarse en todos los efectivos del ejército vencido. Es de cajón. No te vas a
la guerra dejando a tu enemigo jurado a las puertas de tu casa. Tienes que
matarlo antes de irte.
La llamada de Stalin a la
Guerra contra Hitler y en pro de la Revolución del Nuevo Orden Mundial
Socialista tenía que , “debía de ser” respondida con el envío de los ejércitos
rojos victoriosos españoles allende los Pirineos.
En sus sueños Stalin veía
unirse los vencedores españoles a los rojos franceses, derribar juntos el
Gobierno Republicano de París y unidos cruzando la frontera del Rin para
lanzarse contra Berlín.
Viniendo desde el Norte
los ejércitos rusos cerrarían la tenaza.
Vencida Alemania, Europa
sería suya.
Y luego el Mundo.
Gog vencía a Magog y se
sentaba en el trono del mundo que Jesucristo le rechazó a Satanás. Gloria a la
Estrella Roja del Infierno.
¡El sueño de un loco! El
sueño de Hitler no fue el de ningún cuerdo. Ambos buscaron el mismo trono. Al
final entró Dios en la contienda llamando a sus ejércitos a la Batalla. Pero
esto no viene en este momento al caso.
III
Sí viene al caso
preguntarnos cómo le habría afectado a la estrategia aliada la entrada de
España en la Guerra Mundial.
Ya sabemos que,
despreciando la Teoría Política Revolucionaria Marxista-Leninista de echarle
leña al fuego hasta crear la Guerra Civil, muchos elementos extranjeros se
alinearon en las fuerzas perdedoras en la creencia de estar aupando una causa
justa al Poder. En el terreno de la Propaganda, la Maquinaria Comunista se
había adelantado en mucho a la tecnología de lavado de cerebro del propio
sistema nazi.
Moscú contó con un
laboratorio de tres décadas para perfeccionar su técnica de manipulación de la
realidad. España fue su laboratorio.
Tan exitosa fue la campaña
estalinista de perversión de los hechos que acabó dividiendo la opinión de las
naciones y atrayendo a la miel del infierno bélico a las moscas que se creían
abejas de la libertad.
Críticas aparte, el punto
a desarrollar en la imaginación es cómo la Victoria de los Rojos y su entrada
en la Contienda hubiese cambiado la geografía de la Guerra Mundial.
Que, en caso de Victoria,
la España Roja habría entrado en la Guerra Mundial, tras la Purga Genocida de
los supervivientes del ejército franquista, nos lo dice el descubrimiento de la
personalidad pro-terrorista endiablaba del Líder
Comunista Santiago Carrillo, totalmente al servicio de su Amo Moscovita.
En aquel Carrillo, enemigo
del Anarquismo hasta el punto de protagonizar su masacre durante la guerra
civil, el sueño del Nuevo Orden Mundial Comunista era más que un sueño, era una
realidad que sólo necesitaba adquirir cuerpo, e iba a hacerlo alimentándose de
la sangre y de la carne de los cientos de millones de enemigos capitalistas que
se le pusiesen en medio.
Por la parte del
Socialismo Revolucionario Largo-Caballerista la
entrada en la Guerra Mundial a las órdenes del Amo Moscovita hubiese sido
cuestión de Deber.
Cierto, un “hipotético”
Fracaso del Ejército Rojo Mundial frente al Capitalismo liberado por la
Alemania Nazi hubiese supuesto hacer de España, de haber participado España en
la Contienda al lado de Rusia, la diana de derribo contra el que lanzar su ira
los vencedores capitalistas. En este caso “hipotético” la Guerra Civil hubiese
servido para nada.
Imaginemos:
Masacrada la población por
la Contienda Fratricida, vuelta a masacrar por la Purga Comunista
Antifranquista, y revuelta a masacrar por la Guerra Mundial, la España Roja
Ganadora de la Contienda Civil y Vencida en la Contienda Mundial sería un
esqueleto miserable sobre el que las potencias capitalistas lanzarían sus
fuerzas victoriosas.
Cruzada la línea roja de
la Guerra Civil, en el caso “hipotético” de la Victoria Roja, la opción
Social-Comunista hubiese sido era cesariana : “Alea jacta est”:
España debía meterse en la
Guerra Mundial.
IV
La entrada de la España
Roja, “imaginando”, hubiese roto todos los esquemas de las naciones
contendientes.
La respuesta de los
Estados Unidos de América a una Europa bajo la Estrella Roja de Moscú la
dejaremos en las manos de los profesionales de la ciencia-ficción.
Pero parece evidente que
la Caída de Alemania, de haber prosperado la Tenaza Estalinista, se hubiese
acelerado. Contra cuyo efecto la respuesta de los USA se hubiese adelantado
igualmente. A partir de ese acontecimiento “hipotético” el enemigo no hubiese
sido entonces Berlín sino Moscú.
Ergo, España hubiese sido
enemigo de los USA. Y en consecuencia de nuevo el Gigante de la Guerra hubiese
entrado en la Península, cercenando las condiciones humanas y económicas de una
nación continuamente golpeada por la locura de su Izquierda, y para esa
supuesta fecha “hipotética” deambulando en huesos miserables por la geografía
de su tierra.
Del otro lado si Francisco
Franco le hubiese dicho que Sí a Hitler y hubiese entrado de lleno en la Guerra
Anticomunista entendemos que el Eje Aliado Madrid-Roma-Berlín hubiese reducido
la resistencia Francesa a nada. La liberación de los ejércitos Alemanes de este
frente sureño le hubiese permitido a su Alto Mando concentrarse en la Campaña
de Moscú, que definitivamente habrían alcanzado. Lo cual hubiese obligado a
España a convertirse en enemigo directo de los Aliados y devenir su territorio
en campo de batalla para Ingleses y Americanos.
El No de Franco a Hitler
salvó a España de seguir bajo las alas del Infierno Bélico. Este Valor en Largo
Caballero era nulo. De haber ganado la Guerra Fratricida Española el líder
Socialista no hubiese tenido lo que hacía falta tener para decirle a Stalin que
NO, de lo que estaba sobrado el Caudillo Español, y a la cara se lo dijo a
Hitler : “NO”.
V
La imaginación nos permite
jugar a reescribir la Historia. Pero la Historia es inalterable, sólo a un loco
y a un demente se les ocurre revisarlas y reescribirlas a su voluntad para que
sus capítulos respondan a sus intereses. Lo que los muertos hicieron o dejaron
de hacer son cosas que pertenece a las historias de los muertos.
Quienes hacen de un campo
santo la base de su edificio son tragados por los muertos a los que profanan. Y
esto también es ciencia.
Preguntas, más preguntas.
También nos podemos
preguntar si tras la Guerra Mundial de haber participado en ella al lado de
Rusia el aislamiento español hubiese sido del mismo tipo que sufrieron, tras la
Guerra, las naciones satélites del Imperialismo Comunista. ¿Los colmillos
sedientos de riquezas de Moscú hubiesen dejado el cuello de España lejos de su
garganta?
Bulgaria, Rumanía,
Hungría, Checoslovaquia, Polonia... alimentaron esa sed hasta quedar sus
cuerpos sin una gota. De ahí la ruina que aún acompaña a Bulgaria y Rumanía.
¿Hubiese alcanzado España
los años setenta del siglo XX en las condiciones económicas que lo hizo de
haber sido su Economía víctima del Gobierno de los Rojos al servicio de la Grandeza
del Nuevo Orden Mundial de Moscú?
La respuesta a una
cuestión basada en una hipótesis pertenece al terreno de la ciencia-ficción. La
realidad es que todas las naciones satélites de la URSS: Rumania, Albania,
Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia ... salieron en la ruina de su abrazo mortal.
A todo esto habría que
sumarle la más que posible Balcanización de la España Comunista por el
Capitalismo Occidental, que nunca hubiese permitido que España deviniese una
Base Soviética. Entre una España Franquista y una España satélite del
Imperialismo Ruso la opción hubiese sido lógica: Antes la Balcanización y
consiguiente destrucción de la España Histórica que entregarle a la URSS una
lanzadera hacia Hispano América que hubiese puesto en jaque la Nueva Balanza de
Poder creada entre las Dos Potencias Mundiales del Siglo XX.
La misma América que
rompió el Aislamiento para sostener el Gobierno de Franco no hubiese dudado,
como no lo hizo con Vietnam, en devolver la Civilización Española a una Guerra
Civil cuyo resultado hubiese sido su Desaparición del Mapa Político Mundial. En
consecuencia, la cuestión final es: ¿De todos los males posibles no fue el
Gobierno de Francisco Franco el mejor?
VI
Cada cual verá.
Si historiadores y
politólogos pudiesen hablar en libertad desde el espíritu de la Civilización
Española, creadora de un Nuevo Mundo y durante 2000 años parte activa y viva en
los procesos de la Construcción de la Europa actual, hablarían. Entretanto hay
algunos detalles que no deben olvidarse.
¿Qué tienen que ver Ideología
e Historia? Las Ideologías no tienen el Poder de reescribir la Historia, el
suyo es Hacer Política.
Quien no tiene este Poder
de Hacer Historia se levanta contra su estrella buscando la pluma con la que
reescribir la Historia. Esa Pluma es la Pala del desenterrador de Tumbas.
Monta tanto, tanto monta
Zapatero como Sánchez. El uno abrió la puerta del cementerio, el otro tiene la
pala para abrir la tumba.
Ya comienza el tufo a
muerto a envenenar el aire. Ya comienza una Nueva Guerra Civil a infectar el
ambiente político de una Civilización Española que quiere renacer, pero que la
quieren ahogar entre los odios que ya pasaron y nadie quiere volver a revivir.
¿Por qué será que los
Socialistas quieren hacerlos regresar?
LOS
ROJOS
No hay nada más patético,
desde el punto de vista de las ciencias históricas, que una historia escrita
por los perdedores de una contienda. Casi un siglo después, los Rojos aún
siguen llorando su fracaso por transformar España en una República Totalitaria,
tipo Socialismo Siglo XXI, que tanto bien le está haciendo a Venezuela.
Muchos creyeron, de
jóvenes, entre ellos yo mismo, que una vez se muriesen todos, Rojos y
Nacionales, la Guerra Fratricida Española, malamente llamada Guerra Civil, se
olvidaría, y su Memoria sería carne para los libros de la Historia.
Los muertos, de un bando y
del otro, se lo merecían.
Ambos lucharon con el
corazón, ambos lo hicieron en nombre del Futuro de una España que se merecía
algo más que la desolación a que había sido arrastrada España por la Dinastía
de los Borbones.
Ambos se equivocaron en el
método, ambos se perdieron en el camino hacia esa España libre de una Casa
Monárquica hundida en la Decadencia más absoluta, incapaz de evolucionar, de
gobernar la Unidad entre las regiones dentro de un Marco Constitucional
progresista, internacionalista, regenerador de la economía, y desbloqueador del aislamiento que tras la pérdida del
Imperio venía España sufriendo.
La llave para el
mantenimiento de una casa, degenerada moral y mentalmente, sobre una nación que
no encontraba su camino hacia la Comunidad Europea una vez despojada de su
imperio colonial, era, como bien todo el mundo sabe, mantener divididos a los
Españoles con el objeto de dominarlos a todos.
“Divide et Impera” ha sido
la Marca de los Borbones desde que ganaron el Trono de los Reyes Católicos a
costa de la Guerra Civil Europea conocida como la Guerra de Sucesión Española.
El caos y la anarquía que
sufrió España durante las tres primeras décadas del Siglo XX pedía a gritos una
respuesta de la República. La respuesta que le dio la República fue: “Dictadura
del Proletariado”.
Yo no había nacido cuando
la guerra fratricida española dio por finalizado su banquete, y borrachos de
sangre los unos y los otros se lanzaron a devorarse, sin piedad ni
misericordia, como si nunca se hubiesen conocido los unos y los otros a pesar
de ser vecinos de toda la vida. Pero he conocido a muchos campesinos, con los
que he trabajado en el campo, limpiando acequias, que sin participar en ella
por ser demasiado jóvenes sí vivieron desde la barrera aquella tragedia, y
recordaban aquellos años de juventud como si no hubiesen pasado sino hacía
cuatro días.
Eran andaluces,
malagueños, campesinos de toda la vida, sus padres fueron campesinos, sus
abuelos también, y ellos llevaban en la sangre el campo lo mismo que de abuelo
médico y padre médico el niño tiende a la medicina. Cuestión de genes. La
creación social se mueve sobre el caballo de los genes de una forma tan
prodigiosa que parece imposible que haya gente que no crea en esta Sabiduría de
la Naturaleza haciendo que un trabajo que a uno le parece una esclavitud, a
otro, a quien la Naturaleza le da ese don, ese mismo trabajo le sea tan natural
como respirar.
El problema comienza
cuando la arquitectura política eleva su pendón a las alturas del olimpo de los
dioses, y mira para abajo viendo a todo el mundo arrastrarse tras las migajas
que se les caen de la mesa a sus divinidades demócratas.
Los senadores quieren ser
reyes, sueñan con serlo, disfrutar de la inmunidad natural a los reyes. Y aquí
es donde la Democracia comienza su declive. En lugar de un rey la nación se
encuentra con doscientos.
Una República que se
precie, la primera ley que tiene que armar es la Abolición de todo tipo de
Inmunidades, ergo, la sujeción de todos los ciudadanos, desde el Presidente de
la Nación hasta el más humilde obrero, a la Ley.
El Problema está en que
algo tan natural implica la Separación de Justicia y Poder Político, una
Separación que el Político Socialista considera y cree que es un Populismo fascistoideo a combatir con fuego de decreto y espada de
adoctrinamiento.
Pero volviendo al tema; de
los campesinos andaluces aprendí la verdad histórica que la Memoria Histórica
de los Neo-Rojos quieren borrar de nuestra memoria nacional. Antes del
Alzamiento pasó lo siguiente:
Los Rojos de los años
Veintes del Siglo XX Español creyeron con todo su corazón, con todo su alma y
toda su mente, que la Revolución del Proletariado era Invencible. La Prueba
estaba en la Revolución Bolchevique. La Victoria de la Revolución del
Proletariado Español era, en sus cabezas, un hecho. En el cerebro no les cabía
a los Rojos, urbanitas o rulares, la Derrota. La Guerra Civil Revolucionaria
era el signo de los tiempos que les anunciaba la Caída del Capitalismo Español
y el consecuente ascenso del Proletariado a la Dictadura.
Esta fe era de manual. El
Manual Marxista-Leninista lo decía en alto y a la luz del día.
Los Rojos no eran unos
cobardes; únicamente se atenían a la Doctrina de su Dios.
Lenin dijo, (su palabra
fue “palabra de dios” para los Rojos), que la Revolución no debía frenar la
Caída del sistema capitalista, el Revolucionario tenía que acelerar esa
decadencia a fin de conducir la nación a la guerra civil, de la cual saldría
Vencedor el Proletariado, y con su Victoria el Pueblo Comunista conduciría a
todos los pueblos del mundo un paso más cerca de su Paraíso de Pan y Trabajo.
Un Mundo de Justicia y
Libertad aguardaba al otro lado de la Guerra Civil Española.
Los Rojos eran
invencibles, y como tal no sólo no tenían que asistir al Capitalismo en su
Caída, debían empujarlo al abismo. Mientras más caos, más garantía de victoria.
Los enemigos de la
Revolución eran enemigos de la Humanidad, y debían ser apartados del camino.
De las palabras a los
hechos hay un trecho en el corazón del hipócrita.
En el de un hombre
absolutamente convencido de estar en misión histórica, de las palabras al hecho
sólo hay una bala.
Creyentes a muerte de la
Invencibilidad de su Causa, los Rojos de los años Treinta, durante los años
anteriores al Alzamiento, buscaban a los Campesinos y Currantes no
simpatizantes con su Credo Marxista-Leninista, los subían a las camionetas, los
conducían al cementerio, los fusilaban a filo de fosa común, cavaban una fosa
en algún lugar de los alrededores, y apretaban el gatillo.
No eran alienígenas
perdidos en el espacio del sistema solar por equivocación atrapados en la
Tierra, no eran inmigrantes huyendo de algún genocidio africano o asiático
teniendo lugar a un paso al otro lado de las fronteras españolas. Para nada.
Los Rojos se llevaban a conocidos de toda la vida, al padre de fulanito, al
hermano de menganito, al uno por seguir trabajando para el señorito, al otro
porque era católico todavía, qué horrible, ser católico en el Siglo XX. Se
habían criado juntos, se la habían meneado juntos, se habían follado a la misma
cabra en un mano a mano. Pero ... la Nueva Fe los había convertido en enemigos,
y pues que el Reloj del Tiempo marcaba la Hora de la Revolución Comunista, el
que no era Rojo tenía que morir. Y si no se moría, los mataban.
Esta Historia que pasó en
un pueblo de Málaga, estuvo pasando en todos los de Málaga, en todos los de
Andalucía, en todos los de Extremadura y regiones vecinas durante toda la
Primera Parte de la Década de los 30.
Los Rojos se sentían
invencibles, estaban en misión histórica, habían nacidos para conducir el mundo
a una nueva Era de Pan y Justicia. La Muerte del Capitalismo que se anunciaba,
pues que no podían matar a sus señores ellos la celebraban matando a los
criados. No había que tener piedad con los enemigos de la Revolución.
Los mataron sin
misericordia. Los asesinaron impunemente con la bendición de la República. No
hubo represalias. La Victoria era inminente. No había necesidad de juicio, no
ser Rojo era el Crimen.
Esta Historia Criminal se
estuvo repitiendo en todos los pueblos del Sur durante los 6 años anteriores al
Alzamiento. La República protestaba, pero no hacía nada. Era su Política:
Echarle leña al fuego para que la Guerra Civil estallase, de la que saldría
Victoriosa la Dictadura del Proletariado.
Lenin era dios, le había
mostrado el camino al Proletariado; y Stalin, su profeta, vivía para abrirles
las aguas del Mar Rojo a las naciones Comunistas.
Los Campesinos y los
Currantes de las poblaciones rurales o eran Rojos o eran enemigos. No cabía la
paz ni para los amigos, ni para los cuñados, ni para los suegros. Todos al
cementerio, un tiro en la nuca, una patada, y a la fosa común. Un enemigo
menos, un paso más cerca del Paraíso Socialista.
El Odio fue todo lo que
les dejaron a los hermanos de los muertos, a los hijos de los fusilados, a los
yernos de los asesinados a sangre fría por sus compañeros de juego de toda la
vida. Un Odio tan grande que cuarenta años después todavía seguía vivo. Era el
Odio de la Impotencia, el Odio que nace de la Rabia, el Odio que nace de la
Frustración, el Odio que nace del Odio.
De todos estos Odios, este
último es el peor de los todos los Odios.
VI
Sucedió entonces un
Milagro. Vino a suceder lo que ni en sus sueños más alocados los Rojos creyeron
poder vivir. El Reloj del Tiempo marcó una Hora que no tenía que sonar. De la
noche a la mañana las Campanas repicaron a Venganza.
Fue una Hora de Venganza
sin misericordia arropada bajo el escudo de la Victoriosa Reconquista de España
por el ejército de Francisco Franco el Campeador.
No podía ser cierto. No
era posible. Lenin, su dios, los había conducido al infierno. Su profeta Stalin
había abierto las aguas del Mar para que se ahogasen en ellas los Capitalistas.
Los hijos de los fusilados
a quemarropa, los hermanos de los masacrados entre carcajadas, los cuñados de
los matados a bayonetazos a falta de balas, se pusieron las botas. No hubo
perdón. Víctimas y verdugos cayeron en las mismas fosas comunes.
Los Rojos que huyeron
salvaron sus vidas, para ir contando por ahí lo malos que fueron los
Franquistas con sus hermanos, con sus padres, con sus cuñados y con sus amigos
de carnicería.
Los Rojos se lavaron la
sangre que había regresado para pedir más sangre donde el sabor a carne aún
vivía; contando horrores, ocultando los suyos, se destiñeron las manos de la
sangre que aún los marcaba delante de Dios y de los hombres. Todos santitos,
todos unos buenazos.
SEGUNDA
PARTE
EL
HÉROE
La primera pregunta que
uno debe preguntarse, al menos todo el que tenga Memoria Histórica debe
hacerse, es la siguiente:
¿Cómo es posible que un
hermano asesine a otro hermano?
¿Bajo qué esquemas
mentales, intelectuales, existenciales, económicos, religiosos, un hombre se
otorga el Poder Divino de aplastar otra vida humana como si se tratase de una
rata, de una mosca, de un simple animálculo?
Los críticos, y si cabe
aún más los enemigos de la Biblia, cierran toda discusión pasando del gran tema
que Dios nos pone delante.
Independientemente de
quienes fuesen Caín y Abel, el Autor comienza poniéndonos sobre la mesa este
gran y terrible dilema:
¿Por qué? ¿Qué ideales
homicidas debe albergar un ser humano para levantarse contra su prójimo,
hermano de madre o no, y aplastar su existencia, así, sin más?
Los intelectuales de moda
y los científicos de turno obvian esta respuesta limitándose a decir que Caín y
Abel no existieron nunca. Es decir, que no se está cometiendo ningún delito en
Siria; que en Nicaragua el Carnicero de Managua no está asesinando al pueblo.
Todo es mentira. Todo es ficticio, todo es un invento; ayer, de la religión;
hoy, de los mass media.
Según el Ateísmo
Científico el Primer Fratricidio, la primera guerra civil fratricida, son tan
viejos como la vida en la Tierra. Ergo, no se puede computar un primer
fratricidio, una primera guerra civil. Los hombres han sido monstruos para sus
semejantes desde que el Homo Sapiens existe.
Aun así, la demencia del
ateísmo científico quedó al descubierto en su plenitud patológica en las
guerras mundiales del siglo XX. Si no hubo un Primer Hombre tampoco hubo un
Primer Sapiens, ni hubo un Primer Antropos. Ergo, el
Hombre no existe, ni ha existido nunca; si no hubo un Primer Hombre no puede
existir eso, el Hombre.
Desde el ateísmo
científico: El Hombre es el producto de un proceso esquizoide vivido por el
Homo Sapiens; a su vez, el Homo Sapiens fue el producto esquizoide del Antropos. No existe eso que llamamos Hombre. El mamífero
bípedo es simplemente un animal racional que ha elevado su pensamiento a la
potencia de abstracción intelectual inherente a un cerebro específico cuya
propiedad natural tiende a dominar toda vida sobre el planeta, y su enfermedad
lógica es creerse algo más que una bestia, patología básica que lo arrastra a
creerse no ya sólo algo más que un animal situado en un punto superior de la
cadena de la Evolución; la locura del animal Sapiens se descubre suprema en su
tendencia a creerse un dios, locura que lo lleva a comportarse como un dios,
contra cuya enfermedad, la cura a semejante patología, según la mentalidad
patológica del ateísmo científico, ha de hallarse en la extinción del fenómeno
religioso.
Este evangelio para locos,
elevado a dogma por las universidades del siglo XIX y principios del siglo XX,
fue la respuesta de la Ciencia al gran dilema del porqué un hermano, teniendo
todo lo que necesita para cubrir sus necesidades vitales, se alza contra su
hermano, que tiene a su vez cubiertas las suyas, y se apropia de lo que no le
pertenece quitando de en medio a su propio hermano.
En caso de rebelarse el
Débil contra la voluntad de quien biológicamente es superior y sobre cuyas
espaldas camina la Evolución de las especies: el más Fuerte tiene el Derecho de
aplastar al Débil.
No existe Delito, no
existe crimen, el Poder está para defenderse a sí mismo de los Débiles.
La Guerra es un medio
instrumental de la Evolución.
El Débil nace para servir
al Fuerte y en caso de negarse el Débil debe ser sacrificado.
Quienes se rebelan contra
el Poder deben asumir la consecuencia de su destrucción.
Este fue el ideario de las
Ciencias de Principios del Siglo XX.
Negada la Biblia, negada
la existencia de un Primer Fratricidio, de una Primera Guerra Civil, de un
Primer Hombre, de donde la definición del ser humano como animal racional
sujeto a Ley exclusivamente en base a la necesidad del animal racional más
fuerte de servirse de animales racionales más débiles para la ejecución de sus
planes de dominio universal sobre toda vida en la Tierra, era solo lógico que
el Ateísmo Científico del Siglo XIX le diera estructura a un Materialismo
legitimador del Genocidio como necesidad del Poder para la conservación de la
especie del Fuerte.
Legitimación que, como
vemos en Siria, en Venezuela, en Nicaragua, la ONU bendice, consagrando el
Genocidio como respuesta natural del Poder a un pueblo rebelde contra la
Autoridad Omnisciente y Omnipotente del Gobierno legítimo del Fuerte.
De aquí al Nazismo, un
paso.
De aquí al Genocidio de la
Cristiandad Africana de Sudán, una ulema.
De aquí al Genocidio
Fratricida Sirio, unos votos del Consejo de Seguridad de la ONU.
La cuestión, pues,
permanece:
¿Por qué? ¿Bajo qué
sistema de ideas y emociones España fue dividida en dos?
Y dividida a muerte.
La Historia lo cuenta
abiertamente, sin prejuicios. La escandalosa situación socioeconómica que
estaba atravesando el Pueblo Español desde el Principio del Siglo XX, sumada a
la Ignorancia de una población esclavizada a la tierra, analfabeta al ciento
por ciento, hicieron de bomba y de espoleta.
La inmensa mayoría de la
población rural española de las primeras décadas del XX escribía la O con un
canuto y firmaba con una X. Su conocimiento de la realidad histórica que estaba
viviendo el mundo de su época, era Nulo. Su entendimiento de la geopolítica en
vivo que se estaba desarrollando sobre el escenario europeo, era Cero. Su
Incapacidad para entender la naturaleza de los tiempos, absoluta. Su
permeabilidad a la Manipulación Política, total. Y sin embargo, el pueblo
español pedía una respuesta a la necesidades de reaggiornamento de su Nación.
Ni la Izquierda ni la
Derecha. Ni los unos ni los otros supieron dar con esa respuesta. La clase
política española no supo darle a la Crisis de los 30 la respuesta que el
pueblo pedía a gritos. La Bipolarización de la Política hacia posiciones cada
año más irreconciliables ponía al Gobierno delante de un lema sangriento
“dictadura... sí o sí”. En la naturaleza de esa dictadura estaba la cuestión.
El Gobierno de la
República tuvo el Poder de Decretar la Expropiación de las tierras en manos de
los restos de la Aristocracia Imperial, y de la Iglesia. Era la medida que
todos los campesinos de España le estaban pidiendo a gritos a la República.
¿Por qué la República no se puso al Servicio del Pueblo?
La República tuvo el Poder
de servir a España tomando medidas revolucionarias alejadas de aquella
Revolución Marxista-Leninista exigente de la Guerra Civil como ruta hacia un
Gobierno capacitado para tomar bajo Dictadura las medidas que en el marco de la
Constitución hubiesen sido actos legítimos de Gobierno. Ni la Derecha ni la
Izquierda tuvieron el valor y la hombría de sacrificar sus propios intereses a
la salud de la Paz de la Nación.
El miedo a la Guerra Civil
no fue el enemigo de la República.
Pero veamos la naturaleza
del escenario geopolítico mundial de cuya realidad el pueblo español de los 30
no tenía una visión clara. Todo eran tinieblas, las tinieblas de la
manipulación.
En el 1917 las Estructura
del Sistema de Equilibrio de Poder, o “Balance of Power”, impuesto por el Imperio Británico en Europa, se vino
abajo.
El nacimiento de la Unión
Soviética trajo bajo el brazo la necesidad de la Creación de una Alemania
Fuerte reedificada como Línea Roja entre Occidente y Oriente en Europa. Los
Estados Unidos y la Commonwealth Británica no podían permitir que la Expansión
del Comunismo cruzase esa Marca. A pesar de todo el estalinismo
marxista-leninista siguió avanzando, en el terreno ideológico, desde Moscú a
Madrid.
Francia se hallaba
atrapada entre República y Revolución. Si por un accidente de la Historia
España se uniese a la Revolución Marxista-Leninista la Unión Soviética tendría
ganada una posición final única para aplastar la resistencia Centroeuropea. El
Ajedrez Geopolítico estaba servido.
Por la otra parte, la
Alemania Nacional-Socialista no surgió de la Nada. La Financiación de su
Creación le correspondía al Capital Mundial. Nadie quería una Guerra abierta
entre Capitalismo y Comunismo; la estrategia consistía en levantar una Marca
entre Moscú y Berlín que restableciese un Nuevo Equilibrio de Poder en Europa.
Una vez creada esta Marca el Nuevo Equilibrio de Poder haría que el hecho de
traspasar esta Línea Roja, rodeando Polonia, fuese una Declaración de Guerra
del Mundo Capitalista contra la Unión Soviética en respuesta a la Agresión de
Moscú.
Pasó entonces lo que vino
a pasar después en el caso de la Revolución de Jomeini.
En el Capítulo de Irán, la
respuesta de Francia a la invasión de su zona de influencia por los Estados
Unidos fue financiar la aventura del ayatolá, en la fe Gala que una vez que
conquistase el Poder el ayatolá revertiría la situación y ligaría su balanza
comercial a los intereses Galos. Un movimiento de jaque mate en opinión de
Paris. Pero en esto pasa lo que ha pasado siempre, y la Historia Universal es
testigo fiel, a saber, quien juega a los dioses acaba siendo engullido por el
diablo.
En efecto, cuando Jomeini
se sentó en su trono, no sólo a París le abrió las puertas del infierno, se la
abrió al mundo entero. Tanto que los USA y la URSS tuvieron que aliarse para
ponerle diques a la expansión Yijadista Irania hasta
los confines del mundo islámico, Moscú cerrando por Afganistán y Washington por
Iraq.
Siguiendo esta ley, el
Peón Capitalista, Adolfo Hitler, una vez entronado, se independizó de sus
creadores. Creyó que si aprovechaba el impasse e invadía la URSSS, y se
apoderaba de su Industria, en una Guerra Relámpago haría de su Alemania un
Imperio que podría rivalizar, con la ley de su parte, con las fuerzas del Reino
Unido y de los Estados Unidos de América juntas.
¿Qué le importaría a
Londres una Polonia que una vez y otra fue dividida y vendidas sus partes al
mejor postor durante todo el siglo XIX?
Lo que Londres no podía
permitir era que Berlín se apoderase de la Minería Soviética.
Washington no veía el
problema. El regreso de Berlín al escenario de las primeras potencias
mundiales, si a costa de la destrucción del Comunismo en Europa, aleluya.
En cuanto a los
historiadores de las cosas del Pasado, los de fines del XIX y principios del XX
nos dejaron un legado de Memoria Histórica Universal tan gigantesco, inigualado
por ninguna Escuela de nuestros días, como poderoso.
Al término de la Primera
Década del XX, todos rebosaban optimismo. En ni una sola de sus Historias
Universales Enciclopédicas se detectó la inminente voladura del Sistema de
Equilibrio Europeo que dominó las relaciones políticas internacionales desde la
Caída de Napoleón hasta el Ascenso de Hitler.
Ningún mea culpa. Los
historiadores no son profetas. ¡Cómo predecir el Apocalipsis que no veían
delante de sus narices! El Nacimiento de Gog y Magog no dependía de ellos.
Y sin embargo la
Revolución Bolchevique no surgió de la Nada.
Tampoco la Revolución
Francesa. Ni la Revolución Inglesa. Ni la Revolución Helena.
Las Revoluciones son la
respuesta final a un problema que todos han querido ignorar o han atacado sin
encontrarle la respuesta real que las condiciones sociales del momento exigen.
Las aristocracias, los capitales, los intereses religiosos se unen para
cerrarle la vía a la respuesta. Y claro, la presión sobre el dique crece hasta
que un día la presa revienta.
Nosotros, lejos de
aquellos días, observamos cómo a pesar de los hombres la Sabiduría sigue
rigiendo el Destino del Género Humano. Al contemplarla vemos como cuando entre
Inteligencia y Sociedad Humana se produce la ruptura la Revolución encuentra su
Héroe.
La Revolución Inglesa tuvo
su Cromwell.
La Francesa, su Napoleón.
La Rusa, su Lenin.
La Española tuvo el suyo,
Francisco Franco.
Y si digo la Española lo
digo porque no fue un Alzamiento en Rebelión el de Francisco Franco, fue un
Alzamiento Revolucionario.
Si hemos dicho antes que
toda Revolución es el proceso sangrante que sucede al fracaso de la Política
para solucionar los problemas reales de la sociedad que los sufre, vista la
Incapacidad de la Derecha, de un sitio, para llevar adelante las medidas
sociales que necesitaba España para salir adelante; y del otro, entendida la
respuesta final de la Izquierda: Guerra Civil como puente hacia el Estado
Socialista, término ficticio que escondía el de “Dictadura del Proletariado”,
una vez creadas las condiciones de Guerra Civil, el Alzamiento de Francisco
Franco fue el encuentro de la Revolución Española con su Héroe.
Francia tuvo su Napoleón;
Inglaterra su Cromwell; España su Francisco Franco.
TERCERA
PARTE
POSVERDAD
Y ANTIFRANQUISMO
¿Se imaginan ustedes que
los musulmanes de adopción llegasen al Poder en España y nos quisiesen
convencer de que la Reconquista fue una Invasión de su país, nosotros los
agresores, ellos los verdaderos hispanos?
Este fenómeno es la
Posverdad.
La Posverdad es una
negación de la Historia por los Perdedores de una Contienda que tuvo lugar en
el Pasado, cuya Historia las generaciones del Futuro, con origen en la parte
Perdedora de esa Contienda, quieren reescribir demonizando a la Parte
Vencedora.
¿Se imaginan ustedes a los
Nazis reescribiendo la Segunda Guerra Mundial desde la demonización de los
Aliados?
La Historia es un Libro
cuya composición tiene por herramientas un conjunto de ciencias, llamadas
precisamente “históricas” porque su función es escribir ese Libro. Como todas
las demás ciencias las ciencias históricas son disciplinas que cuentan con sus
propias leyes y métodos. Escribir Historia no es lo mismo que hacer Historia.
Quienes la hacen no suelen escribirla. Hacer Historia, escribir la Historia y
leer Historia son tres procesos muy distintos.
Quien hace la Historia se
juzga a sí mismo desde unas causas, principios y leyes de curso y valor real,
práctico y definitivo en su tiempo. Los principios y leyes de curso real y
valor práctico en un momento dado de la línea del Tiempo no tienen por qué
seguir manteniendo ese status quo en otro segmento de esa línea; y
probablemente no tuvo ese espacio en otro momento anterior al segmento en el
que la historia se está viviendo.
El Tiempo en movimiento
repercute en todas las cosas, haciendo que todas experimenten cambios y
transformaciones, a veces de tal índole que es imposible reconocer el origen de
una entidad tomando como punto de referencia la transformación actual. Tomemos
el caso de las Cruzadas.
Para entender un
Movimiento semejante es de necesidad viajar en el Tiempo, despojarse de todas
las transformaciones que las leyes han experimentado desde entonces hasta
nuestros días, ver cómo nos han transformado, al hombre en tanto que individuo
y a la Sociedad en cuanto Civilización, y entonces, libres de prejuicios, abrir
la mente a un Movimiento que en su segmento de Tiempo fue perfectamente
legítimo, pero que a nuestra mentalidad actual le repugna en razón de las
transformaciones revolucionarias a que hemos sido sometidos Hombre y Sociedad.
Con el caso de la Yijad, o Cruzada Islámica, tenemos en vivo y en directo la
permanencia de aquellas leyes que pusieron en movimiento las Cruzadas. Nuestra
repugnancia hacia la Yijad Islámica nos sirve como
espejo para descubrir en nosotros el espacio de tiempo que hemos recorrido y
que, sin embargo, el Islam no lo ha hecho, sobreviviendo entre nosotros una
tipología de la Edad Medieval Profunda que, aunque vestida de modernidad, sigue
siendo un mundo que se niega a desaparecer pero que está llamado
inevitablemente a su desaparición.
Así pues, quien hace
Historia lo hace desde las leyes que rigen en su tiempo. Si la estrella de la
Historia debiera tener en cuenta las leyes que en el Futuro regirán la conducta
de los siglos venideros, Moisés, por ejemplo, no hubiese aceptado su papel de
Profeta Legislador, por ejemplo. Quien hace Historia cree que hace lo mejor
para su Pueblo, su Nación, y en último extremo en bien de toda la Humanidad.
El que escribe Historia
hace igualmente Historia en la medida que manipula los Hechos en razón de
intereses particulares, individuales o nacionales. Pero la Historia se vive, no
se escribe para ser revivida. La Historia se escribe para la Conservación de la
Memoria del Género Humano. Su Manipulación, su Falsificación, su Borrado son
delitos contra la Humanidad, y como tales provoca un efecto patológico en las
naciones semejante al que le ocasiona a un individuo la pérdida parcial o total
de su memoria.
Si en lo colectivo, ídem.
La Misión del Historiador
es, hasta se puede decir, “sagrada”. Su Deber es luchar contra la Pérdida, la
Manipulación y la Falsificación de la Verdadera Historia Vivida por las
Naciones durante un segmento específico de la Línea del Tiempo. Cuando, pues,
un grupo de individuos, sea desde la Política, sea desde la Religión, sea desde
la Ciencia, pretende no leer la Historia sino Reescribirla, obviando los
Hechos, la Naturaleza de los tiempos, las circunstancias de los elementos
encontrados, ese grupo se declara abiertamente en Delito de Rebelión contra la
Memoria de la Nación.
La Historia vivida no
puede ser revivida. El Pasado pertenece al Libro de la Historia. Está escrito.
No hay que volver a leer y releer para que la mente se fanatice hasta el
infinito y su adoctrinamiento se reduzca a la inteligencia de los asnos que se
mueven exclusivamente a golpe de palo.
Hacer Historia, escribir
la Historia, leer la Historia. Esta tercera parte es la que más nos interesa en
el Caso de la Cuestión de la Memoria Histórica de la Izquierda Nacionalista
Transversal Socialista Española.
En este Caso, como en
cualquier otro, la Independencia Intelectual debe basarse sobre una Libertad de
Pensamiento ajena a los prejuicios de los grupos de intereses, máxime y sobre
todo cuando se tiene en cuenta que el Capítulo de la Historia que estamos
leyendo, es este caso, de España, no lo vivimos, no pretendemos ni en nuestras
peores pesadillas revivirlo y sólo lo tenemos en mente porque una Izquierda
Esquizoide, patológicamente enferma se ha empeñado, cada vez que su dios sube a
la Moncloa, colgarnos el san Benito del regreso hipnótico a los días de la
Guerra Civil y del Franquismo.
Leemos Historia. Oír
Historia es de necios, de tontos, de asnos. El que oye Historia es el
analfabeto, el payés, el cateto, el paleto, el burro que sigue escribiendo la O
con un canuto, que ha aprendido a firmar por vergüenza, pero que no sabe lo que
firma, y lo que firma es su decadencia, su renuncia vergonzosa a su
Independencia Intelectual, a su Libertad de Pensamiento; firma la hoja de ruta
a la esclavitud mental, su adoración a ultranza de un Líder y un Partido cuyo
verdadero objetivo Político es el Poder como vía hacia la Riqueza de sus
Mandamases. Barones los llaman, como en la Edad Media.
La Historia no se oye. La
Historia se lee.
¿Qué hubiera pasado si en
el 39 los Rojos hubiesen ganado la Guerra Civil Española?
¿Se lo imaginan?
La Venganza que el pueblo
se cobró durante el avance del ejército del General Francisco Franco, por los
asesinados por los Rojos durante su tiempo de euforia revolucionaria invencible
anterior al Alzamiento, esa Venganza hubiera pasado factura, iniciándose una
Venganza aún más dura, que el Gobierno Rojo no hubiese tenido ningún interés en
detener, lo que sí hizo el Generalísimo Francisco Franco; venganza de venganza
que no hubiesen detenido los Rojos, caso de una Victoria, por la sencilla razón
política de que siendo el Pueblo el que se tomase la justicia por su mano la
Purga Hispano Estalinista no se le hubiese podido computar ni al PSOE ni al
Partido Comunista.
¿Cuántos murieron
asesinados por los Rojos durante el Pre-Alzamiento?
¿Cuántos murieron
asesinados bajo la ley de la Venganza durante el PostAlzamiento?
Todos duermen en las mismas fosas comunes. Los Políticos que no vivieron esa
Historia pero que no quieren dejarnos que la olvidemos los quieren desenterrar
para adjudicárselos todos al Vencedor. ¿Qué interés tienen los Vivos en invocar
una y otra vez a los Muertos?
La respuesta a este enigma
es para los que escriben Historia.
Mas es de temer que dada
la esclavitud mental de las ciencias a las ideologías del Poder tengamos que
esperar aún algunos decenios para que la Verdad sea escrita y el Futuro pueda
leer atravesando el Muro de la Posverdad detrás del cual esconde la Izquierda
española la verdadera causa por la que abandonando a los Vivos a la miseria se
preocupan de unos Muertos a los que las penalidades y fatigas de los Vivos les
dicen absolutamente nada.
¡Imagínense ustedes los
cientos de miles de muertos que los Rojos, de haber ganado la Contienda,
hubiesen tenido que computar a la Venganza de los hombres de a pie, en sus
pueblos, en sus villorrios, en las ciudades!
No es imaginar por
imaginar.
De haber ganado los Rojos
la Guerra Civil, la entrada en la Segunda Guerra Mundial hubiese sido un
imperativo revolucionario invencible. Stalin no se hubiese conformado con el No
de los Rojos. La Contribución de Moscú a la Causa de la Revolución Comunista
Española fue infinitamente mayor que la de Berlín y Roma a la Causa de la
Revolución Nacional Española. La diferencia la marcó Francisco Franco.
Las Guerras las hacen los
Políticos, pero las ganan los Militares. El Genio de Franco en las Ciencias de
la Guerra habían hecho del León Gallego una leyenda. ¿Qué tenía Moscú que
oponerle al General más joven y experimentado de su época? ¿Una banda de
campesinos armados liderados por apasionados revolucionarios sin más
conocimiento de la Geopolítica y las ciencias de la Guerra que la experiencia
vivida durante las ejecuciones festivas anteriores al Alzamiento?
Sí o sí, Madrid, si Roja,
hubiese debido entrar en la Guerra Mundial al servicio de Moscú. Hubiese tenido
que pagar la deuda contraída.
¿Bajó qué locura un
ejército recién salido de una Guerra Civil puede dejar a sus espaldas, mientras
avanza hacia un campo de guerra en el exterior, a los supervivientes del
ejército vencido?
La Lógica Militar responde
a las claras: La Aniquilación de todo ese ejército se hubiese impuesto.
La Masacre de Venganza,
natural tras la hipotética victoria de los Rojos, hubiese ido acompañada de una
Purga Masiva de toda la cúpula del ejército nacional superviviente. Mandos y
soldados, al pelotón de fusilamiento.
La Necesidad impone su
ley: Ayer, Hoy y Mañana. ¡En qué cabeza cabe que la unión de los Rojos
Españoles al Conflicto Mundial dejase a sus espaldas un ejército vencido, pero
no muerto!
Luego está el tema de la
destrucción final de los Anarquistas, que ya comenzó durante la Contienda y que
Stalin hubiese exigido a los Vencedores.
Igualmente, la Necesidad
del Partido Comunista, Bolchevique, de derrocar al PSOE, Menchevique.
De ser Padrino de la
Revolución Roja Española, Stalin hubiese pasado a ser el dios todopoderoso cuya
ley ordenaría la Política de España. ¿Cuántos cientos de miles de Rojos
hubiesen sido engullidos por la Contienda Mundial? Stalin no era un santo. Los
Rojos Españoles hubiesen sido enviados a ocupar la Primera Línea Anti-Alemana.
Otro factor más de
preocupación. Enviados todos los hombres vivos al Frente, enterrados todos los
muertos, ¿cuántos hombres hubiesen quedado en España para cultivar los campos,
mantener activas las fábricas?
Antes morir en el Frente
que morir de Hambre.
¿Este era el Futuro que
los Rojos tenían en mente?
Verdad es que los Rojos,
en su mayoría analfabetos como asnos, ¡qué entendían de Geopolítica! Hombres
que se pasaban la vida entre establos y cuadras ¿qué podían saber de los
intereses reales que se estaban moviendo en el Escenario de la Historia
Universal?
Cuando los Españoles despertaron
a la Realidad de una Guerra Mundial que se había estado cocinando entre las
Superpotencias desde antes de la Guerra Civil Española, comprendieron, unos y
otros, que, tras haber sobrevivido a los campos españoles gracias a Francisco
Franco, habían sido salvados de morir en los campos europeos a manos o bien de
Stalin o bien de Hitler.
Gracias a Francisco
Franco, Hitler se fue por donde vino. Y se fue porque el Vencedor estaba
perfectamente al corriente de la naturaleza de los elementos que se estaban
moviendo en la línea del Tiempo.
La ayuda Alemana fue
imprescindible para la Victoria Española; pero sin el genio militar del Hombre
que la hizo posible ningún avión alemán ni brigada italiana hubiese hecho por
España lo que contra España no pudieron ni las brigadas extranjeras ni el oro
de Moscú.
Franco tenía que ofrecerle
a España: La Libertad, la Vida.
Lo que los Rojos le
ofrecían a España era su reducción a la condición de un país satélite de la
Unión Soviética, cuya sangre, la que le quedase tras la Contienda Mundial,
Moscú se hubiese bebido sin descanso hasta dejar al país exhausto, sin fuerza,
como dejó a Rumanía, Bulgaria, Checoslovaquia y demás países en cuyo cuello
Moscú hincó sus dientes.
Francisco Franco no hizo
la Guerra. Las Guerras las hacen los Políticos. Francisco vivió la Guerra
Civil, como Napoleón vivió la Revolución, y Alejandro
Magno su Campaña. Las
comparaciones son irrelevantes. ¿Quién fue Napoleón mientras los Políticos
Franceses se hacían la Guerra? ¿Quién culpará a Napoleón de haber vivido una
Guerra que nunca fabricó?
Este error, querer culpar
a Francisco Franco de la Guerra que los Políticos Españoles se declararon,
exculparse a ellos mismos de su fabricación, es el argumento tras la Posverdad
de la Izquierda Española heredera de los Rojos. Y uno se pregunta:
¿Por qué? ¿Qué necesidad
tienen de exculparse si ninguno de ellos estuvo vivo durante ese segmento de
tiempo?
¿Están locos de atar?
¿Han perdido el juicio?
¿O quieren volver locos a
todos los Españoles para que se enzarcen en una Segunda Guerra Civil, de la
que, esta vez, la Izquierda sí saldrá vencedora?
Sea lo que sea, la
Verdadera Victoria de Francisco Franco fue su Capacidad Política para que la
Comunidad Internacional aceptase su Neutralidad y dejase a España, vista la
incapacidad de la diplomacia internacional para definir la verdadera naturaleza
del Conflicto Español, salir de su Guerra a solas, lo que España logró a costa
de mucho esfuerzo y sacrificio.
El éxito de la Victoria de
Francisco Franco a la hora de su muerte fue haber dejado su Patria entre las
potencias económicas del mundo. “El Milagro Español” fue llamado aquel fenómeno
de recuperación de una Nación de sus cenizas sin la ayuda de aquel Plan
Marshall, gracias al cual Francia, Alemania e Italia salieron de la ruina que
ellas labraron con sus propias manos. Curioso es, por tanto, que la Nación que
por dos veces liberó a Europa de su Destrucción, regó con la sangre de sus
jóvenes sus campos, y luego rescató a Europa de la miseria, por obra y gracia
de la Izquierda sea objeto de desprecio y odio por los mismos a los que rescató
de la ruina. Hablo de los Estados Unidos de América.
Pero esta es ya otra
Cuestión.
CONCLUSION
Dejad que los muertos
descansen en paz.
1/08/2018
Paz y Salud
Cristo Raúl de Yavé y Sión
Zaragoza