ENSAYO
JESUCRISTIANO
PRIMERO
LA
BATALLA POR EL SIGLO XXI
I
LA
PAZ DEL REY Y LEY DE DIOS CONTRA LA
GUERRA
La
repetición de la Verdad, cuando la Mentira se sirve del eco de la maldad para
hacerse valer e instalarse en el cerebro de la infancia y de la adolescencia;
repetir la Verdad, hasta que su palabra sea un hecho vivo en el ser y devenga
escudo todopoderoso contra la mentira, protector de su mente contra la maldad;
insistir en la Verdad, cuando la historia de las naciones exige que su Verdad sea la base de toda la
Sabiduría de los pueblos; levantar la verdad es un Deber. Y la Verdad, que baja
de Dios y sube de la Tierra es esta : LA GUERRA ES UNA ABOMINACIÓN: quien la
declara, quien la hace, quien se lucra, quien la pide, quien la exige, quien la bendice… ese
hombre se transforma, a los ojos de Dios y de sus hijos e hijas, en un
monstruo, demonio maldito que renuncia a la Humanidad, al Ser, a la
Civilización, y abraza la Muerte como a su verdadero dios y señor.
La Maldición
del Creador de la Tierra y de los Cielos sobre quien tiene en la Guerra un medio para alcanzar un
fin: sea político, religioso, ideológico, económico, cualquiera sea ese fin
abominable, la maldición de Dios es mi Maldición sobre ese ser. Hombre o de
cualquier parte de la Creación, ese ser que se declara por la Guerra, la
declara un instrumento de Civilización en el orden de la Evolución de las especies,
y de la Sociedad; ese hombre, esa comunidad que abraza esta Abominación: son a los ojos de Dios y de sus hijos monstruos
abominables cuya existencia es la de un demonio maligno que tiene en la
destrucción de la Vida y su Cuerpo:
Justicia, Paz, Libertad, Felicidad, Sabiduría, su alma, el sentido de su
existencia. La bendición de Dios es nuestra; la maldición de Dios contra la
Guerra, también.
Declarado
esto, tras haber sufrido miles de años bajo el terror de reyes, emperadores,
tiranos, dictadores, genocidas, teócratas, filo-terroristas, nacionalistas guerracivilistas; y haber vencido guerras anticristianas, haber
superado crisis de todas las clases, haber atravesado revoluciones sangrientas
en pro del Futuro, después de seis mil años de guerra civil mundial cualquier hombre que dude sobre la Necesidad
de acabar con la Guerra a nivel de la plenitud de las naciones, ese hombre se
declara un demonio, bestia maligna cuya vida no cabe en la Tierra.
La Necesidad
de darle Fin a esta Guerra Civil Mundial en la que llevamos instalados desde
que alguien creyó ser un dios, bendijo la Guerra como puente hacia su
glorificación, enfermedad del Alma que aún recorre las naciones y nos refriega la
cara con hombres que se creen dioses, se visten de santos, ignorantes de la
Vida sin conocimiento de la Verdad; la Necesidad de desterrar del Alma del
Hombre esta enfermedad es absoluta. Por supuesto el principio está en el Ser, en
el Alma, en la Respuesta Eterna de cada hombre a la Guerra, un NO Absoluto,
Incorruptible, y un SÍ Invencible en la Defensa de la Paz.
El Creador
del Universo no admite justificación de ninguna naturaleza a la Violencia
contra su Creación. Nuestra Respuesta sólo puede ser una sola y única, y es
Levantarle a la Paz en el Género Humano el Edificio que Dios le ha levantado en
su Reino. A saber:
“NO hay más
Rey que su Hijo y Señor JESUCRISTO. Todos los ejércitos de todos los Pueblos del
Reino de Dios forman un Único Organismo Militar Universal cuyo Estado Mayor
tiene en el Hijo de Dios su Cabeza, sin cuya Palabra no se mueve un solo
soldado, y el movimiento contra cuya Palabra es Delito de Rebelión contra Dios. Dios gobierno este Estado Mayor Universal
mediante la Vida de su Espíritu en sus hijos”.
El Origen de
las Guerra entre los hijos de Dios del Cielo, que trajeron a la Tierra, usando la Muerte del Primer Hombre como Declaración
de Guerra Final contra el Imperio de la Sabiduría Creadora, que vive en YAVÉ DIOS
: está en la negación de esta Verdad
Eterna: “Dios vive en el Rey, y Dios vive en el Padre y en el Hijo”. Por esto dijo
el Rey: “Quien me ve a mí ve al Padre y el al Hijo”.
Desde el principio
la Muerte puso en activo esta Negación, engendrando la guerra de Arrio, y
sembrando en la iglesia griega la semilla que en Bizancio produjo su destrucción.
Santo el Cuerpo de la Iglesia Católica Romana, de cuyo seno vendría al Mundo aquella
Generación de hijos de Dios nacidos para gozar de la gloria de la libertad de
su Padre, Cristo Jesús, la Semilla Maligna de Arrio no encontró tierra fértil.
Pero la
Muerte, apenas liberado su hijo, el Diablo, no tardó en alzarse contra la Esposa del Rey, y pariendo en
los hijos de la barbarie, del polvo salvados
por la Fe católica, sembró la Semilla Maligna del Diablo, la Guerra entre
hermanos, y pariéndole a su hijo infernal sembradores: “dispuestos a meterle
fuego al mundo entero antes que renunciar a su Infalibilidad Teológica”, produjeron
el fruto de la Guerra Civil Mundial Cristiana conocida como la Guerra de los 30
Años; orgia de sangre y fuego a la salud de los Apóstoles del Anticristo, Lutero,
Calvino y Zwinglio, sobre cuyas espaldas se sentó en
el Trono del Reino Unido aquel que doblo sus rodillas ante el Diablo a cambio
del imperio sobre todas las naciones y reinos del mundo, Enrique VIII de Inglaterra.
El triunfo
del Protestantismo la abrió las puertas a las guerras mundiales mediante el cultivo
del odio de las naciones surgidas de la Rebelión Alemana contra las Iglesia Católica
Europea. Regado ese campo por los reyes
nacidos de la Reforma, en defensa de la divinidad de sus coronas, el Odio vivió
a través de los siglos hasta hacer del Siglo XX su campo de guerra. El mismo Diablo que parió a Miguel
Celulario el Ortodoxo y a Lutero el Protestante parió a Hitler y a Stalin.
Mas ¡cómo hacer que el Verbo no se manifiesta! Dios
dice y así se hace. La sola idea de una Oposición a su Palabra es signo manifiesto
de locura. “TU descendencia se apoderara
de las puertas de sus enemigos”. Destruidos los hijos de Israel por sus
enemigos, el Verbo anunció el Nacimiento de los hijos de Dios, hijos de Cristo.
El Verbo
hecho hombre, la Sabiduría vive en nuestra boca, mueve nuestro pensamiento
acorde al Espíritu del Creador, por la cual sabemos que Dios ha dispuesto una Nueva Creación en el Hombre,
y haciendo Nacer al Rey en la Tierra, ha dispuesto que la Tierra ponga a su Servicio
el Ejército Universal que vivirá para su Corona y Trono en Obediencia Invencible,
aquí en la Tierra y por la Eternidad en el Cielo.
En consecuencia,
todos los ejércitos de la Plenitud de las Naciones Cristianas de las Tierra forman
un Único Cuerpo Universal, cuyo Estado Mayor Supremo tiene en el REY: JESUCRISTO,
su Cabeza Divina, y siendo su Cuerpo el Consejo Mundial de los hijos de Dios, la Obediencia Debida de todos los ejércitos es
a este Cuerpo en razón de la Verdad Eterna manifiesta, a saber;
Dios vive en
el Rey, y siendo el Rey la Cabeza del Cuerpo de los hijos de Dios, de la Casa
de Cristo, el Espíritu del Rey vive en este Cuerpo, cuya Palabra es la Palabra
de Rey, y sin cuya Palabra no se mueve parte alguna del Ejercito Universal que Dios
le ha creado a su Reino en el seno del Género Humano.
He aquí la
Ley de contra la Guerra:
La nación que
se levante en Guerra contra su hermana será desterrada de la Vida. La sangre del Pueblo, ajeno y hermano, casero
sobre ese Gobierno entero : la Sentencia es de Muerte.
LA Sentencia
contra los Generales que no se levanten contra ese Gobierno y se declaren en
Guerra contra la Paz del Rey: es de Muerte, serán desterrados de la Vida.
El Soldado Universal,
desde el más pequeño al más grande, tiene el Deber de alzarse contra un Gobierno
en Rebelión de Sangre contra la Paz del Rey. El Soldado de los ejércitos de Yavé
Dios, Padre del Rey, a cuyo Corona es la Obediencia Debida, sólo se mueve en Obediencia
a la Palabra del Rey y de su Casa.
Dios ha dispuesto la Creación de este Ejército
Universal en el Género Humano para servir
su Paz por la Eternidad. Y así se hará delante de todos los hombre y las
naciones para la Glorificación de la Corona de su Hijo y la salvación del Género
Humano.
En razón de
esta Creación las medidas consecuentes deben desplegarse:
1 :
Nacionalización de todas las Industrias de la Guerra.
2 :
Prohibición bajo pena de muerte del tráfico de armas y de la venta de armamento
fuera del Reino de Dios.
3 : Criminalización
de la posesión de armas de fuego, retirada inmediata y destrucción instantánea.
5 :
Separación del Estado Mayor de las Naciones de los Gobiernos Nacionales. Los
Ejércitos de la Plenitud de las Naciones tienen una única Cabeza Suprema
Eterna, el Rey , JESUCRISTO, cuyo Gobierno vive en el Espíritu de sus hijos : Miembros
del Consejo de la Plenitud de las Naciones, representante de la Alianza entre
Dios y el Hombre.
6 : El Ejército
que se levante contra su pueblo, injustificable su crimen por cuestiones religiosas
o políticas, será juzgado y la sangre derramada caerá sobre su cabeza, la sentencia
es Destierro de la Vida. Ninguna parte de los Ejércitos del Rey traspasará jamás
fronteras nacionales para levantar el infierno contra una Nación. En este caso,
los generales y toda la línea de mando estarán bajo pena de muerte. Si se
derramó sangre, serán desterrados de la Vida.
7 : En situación
de Rebelión contra la Ley de la Paz del Rey, los Soldados tienen el derecho supremo
de desobedecer a sus Mandos, desarmarlos y entregarlos para ser juzgados, de ser
contestados con amenaza a sus vidas el Derecho Divino a la Defensa de la Vida
Propia les asiste para derribar la Amenaza. El Terror contra el Pueblo será
sometido a la Ley contra la Guerra. El Estado en Rebelión será desmantelado y
la Nación desarmada para siempre.
Sabiendo que
el Día de los hijos de Dios, hijos de Cristo, tenía que llegar, el Diablo ha
estado difundiendo en los pueblos un discurso por el cual la Unidad de la
Humanidad en un Cuerpo Universal significa el Alzamiento del Anticristo. ¿Qué
otra cosa se puede esperar del Diablo? El objetivo del Diablo es llevar a la
Humanidad al Infierno; el objetivo de los hijos de Dios es liberar a la
Humanidad del Poder de la Muerte, hacer reinar la Justicia en la Plenitud de las
Naciones, y poner a los pies del Rey un Ejercito Universal que vivirá de su
Palabra de Paz por la Eternidad.
Finalizando:
El Poder y la Gloria de una Nación no se basan en la Fuerza Nuclear y las Armas
de Destrucción Masiva almacenadas, sino en la adhesión libre y efectiva de
todos los hombres y mujeres a los medios necesarios para realizarse en el seno
de la Civilización. Cada hombre y mujer nace con una disposición peculiar,
social, natural, y por ello no se puede alcanzar la felicidad personal e
individual sino disponiendo de todos aquellos medios naturales que requiere el
alma para operar su manifestación.
El sentido
de la Sociedad es hacer surgir esta accesibilidad, haciéndola universal y
libre. Basada en la manifestación de la
Naturaleza Divina en la Humanidad, la riqueza de la Civilización faculta su
Sociedad para mantener su crecimiento por siempre y para siempre.
La Paz es el
espacio natural desde el que la Sabiduría se traslada al corazón de la
Humanidad para regalar a los hombres y mujeres la gloria y el poder de la
Inteligencia Natural del Creador de la Humanidad. La imposibilidad de los
hombres y mujeres de acceder a las herramientas que necesitan para realizarse a
sí mismos es la fuente de la Locura de los individuos y de las Naciones. Dar
una oportunidad a la Paz no es un lema. La Oportunidad que ha tenido la Paz
durante las últimas décadas es el escenario en el que se ha llevado a cabo la
Revolución Tecnológica. Nuestro Deber es dar a la Paz un Cuerpo, un Cuerpo
Armado, un Cuerpo Armado Mundial, un Cuerpo Listo para combatir la Guerra, ya
sea Civil, Santa, Nacionalista o Ideológica, en cualquier momento, a la mayor
velocidad. Por el espacio de tiempo entre que Caín se agachó para coger el
hueso y dejó caer su puño armado en la cabeza de Abel, las Naciones tienen que
estar allí para detener el Crimen. Este es el Objetivo del Siglo XXI, y hasta que
no lo hagamos realidad, el reloj de la Autodestrucción del Mundo seguirá dando
patadas.
Usted puede
escuchar a un hijo de Dios, o puede escuchar al Diablo. Depende de usted.
Los Hijos de
Dios tenemos una sola Palabra: Como en el Cielo, así en la Tierra.
2
ORIGEN Y FIN DE LA DIVISIÓN DE LAS IGLESIAS
El destino
del mundo tal cual lo conocemos fue decidido mucho antes de que nosotros naciésemos.
Y sin embargo la clásica objeción, dedicada por todos sobre cualquier tipo de
responsabilidad contra los acontecimientos
que estamos viviendo, y se suele soltar, irresponsablemente y descaro, en
apariencia inocente, en realidad ignorantemente, sin importar el origen de la
boca y su lengua, a saber: “nosotros no creamos el mundo”, esta justificación,
en verdad, fuera de lugar. El futuro está aquí, vivo, latiendo en el ser de nuestros
hijos. En tanto en cuanto procreadores nuestro Deber hacia su Futuro está fuera
de toda discusión. Lo que hagamos hoy, lo que dejemos de hacer, diseñará la
naturaleza del mañana que les toque vivir. Por consiguiente, blindar nuestra responsabilidad sobre la
naturaleza de los acontecimientos que estamos viviendo, firmando una
declaración que, en apariencia, nos libera de responsabilidad y
descarga la responsabilidad del futuro en nuestros hijos es un delito contra la
Humanidad.
La fuerza de
los pueblos tiene un sentido, una dirección, un Deber. No todo son Derechos. Sin
el Deber el Derecho se transforma en humo entre nubes. Ni todo son Derechos ni
todo son Deberes. En el equilibrio está el Origen de la Civilización. El
Hombre, hijo de Dios, es engendrado en el Ser con la riqueza de los
Derechos naturales a su Concepción. Hijo
de Dios, el Hombre vive unos Deberes divinos que le son innatos en cuanto
Ciudadano del Reino de Dios.
Disfrutar de
los primeros, los derechos naturales de todos los hijos de Dios, para quienes
teniendo por Padre Universal al Creador de todas las cosas, todas las cosas les
pertenecen; y vivir el Deber de quienes
siendo Ciudadanos de su Reino están sujetos a la Ley de la Corona Sempiterna
Todopoderosa con la que Él ha investido a su Hijo Primogénito y Unigénito,
JESUCRISTO REY; estas dos Realidades del
Ser Creado: Hijo de Dios y Ciudadano del Reino de Su Hijo, son las dos columnas
vitales sobre las que se sustenta la Paz de la Creación entera. Y es en el seno de este Edificio, por estas
dos columnas sustentado, que el Futuro
de la Vida se mueve, en la Tierra como en el Cielo.
No hemos
sido creados para ser Carne de Deber a ser servida en mesa de dioses más allá de
la Ley, devorando nuestros Derechos a la
salud de sus visiones egocéntricas sobre lo que la creación debiera ser.
Dios maldijo
ese egocentrismo y lo ha desterrado de su Mundo firmando Sentencia de Vida
Eterna en la Muerte que este Destierro del Cosmos representa. Su Hijo, el Rey, selló SU
Sentencia contra esos dioses que quisieron arrastrar al Creador a ser la imagen que ellos se habían inventado en
sus cabezas de lo que “Dios debe ser”; imagen que recogió el Calvinismo,
exportó a la iglesia protestante francesa, y finalmente sentó al Anticristo en
el trono de Inglaterra. Dios monstruoso y diabólico creador de destinos
infernales quien en su maldad infernal crea a unos para la Vida en el
Paraíso y a otros para la Muerte en el Infierno. Imagen demoníaca del Creador que le repugna a Dios y
contra la que levantó Ley y Sentencia: “NO comas porque morirás”.
Cristianos, hijos de Dios por Derecho de
Nacimiento, nuestro Deber de Ciudadanos tiende al Rey, por quien nuestra
Adoración se sostiene en su Amor
Infinito por la Justicia Incorruptible de Dios, su Padre, quien sin absolver a sus hijos de Delito de Destrucción
contra su Creación no dudó, demostrada la Incorregibilidad de sus almas, en
aplicar la Ley acorde a la Gravedad del Crimen cometido. Crimen sellado con
Negación de Arrepentimiento hasta la Muerte.
Ante la
Elección de preferir vivir en el Infierno a doblar sus rodillas ante la Sabiduría
de Dios, compartiendo con la Creación entera el universo de Derechos y Deberes
Divinos naturales a todos los hijos de Dios y Ciudadanos del Reino de su hijo:
la Sentencia no debía adolecer de debilidad de especie alguna en razón del
efecto maligno que en el Futuro desataría la Corrupción que implica reducir a
la Nada la Ley en orden al parentesco del Delincuente con el Juez.
Ninguna Sociedad puede subsistir en el Tiempo cuando la Justicia está sujeta a
una doble Vara de medir un mismo Delito.
La Justicia
no puede hacer excepción ni admitir a trámite la desintegración de la Ley en
razón de los intereses del legislador y del administrador de la ley. Desde el
momento en que esa excepción inicia su camino el horizonte de esa Sociedad se
abre al suicidio de todo su cuerpo. Dios, quien conoce esta Realidad desde la
Eternidad, habiendo visto mundos sin números hundirse en ese Horizonte, no
podía ni puede admitir a trámite la Corrupción Maligna de los Poderes Públicos de su Reino.
Deviniendo
Dios mismo un Poder Público en la Persona del Rey, su Hijo, absolver al
Delincuente Maligno que quiso pervertir la Justicia en razón de su parentesco
con el Juez, hubiese sido dar luz verde no sólo a la destrucción de su Mundo
sino, además, bendecir la Transformación del Espíritu Santo del Creador en ese
Dios Satánico de Calvino y la Iglesia Anglicana que, de acuerdo con la Reforma
Protestante Anticristiana, abandona su Reino en las manos de dioses sin ley,
por toda ley ser hijos del Dios de dioses.
YAVÉ, el
Dios de los dioses de SIÓN, dictó Sentencia acorde a la Ley.
SU Hijo,
JESUCRISTO, el Rey y Señor del Universo, selló esta Sentencia doblando, como
hijo de Dios y Ciudadano: las rodillas
ante la Sabiduría de su YAVÉ DIOS, su Padre.
A dónde
queremos llevar nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos, es ahora la
cuestión. Tanto en lo tecnológico y en el mundo de la ciencia de la
creación cuanto en lo geopolítico y social cualquiera sea la dirección
este Futuro no puede dejarse en manos de gobiernos y organizaciones políticas,
regidas por intereses privados. Hay una Justicia Universal cuya Ley es el
Origen de todos los cuerpos legislativos, de la que apartarse significa empezar
a moverse hacia el abismo de la extinción absoluta de nuestro mundo. NO porque
esos intereses privados se conjuren para cegar a las generaciones en su
infancia, esta acción maligna va a apartar de su Futuro la Caída en el abismo
de la miseria, la ruina y la extinción. La Ley es Universal y Eterna; todo
Mundo que sucumbe a la creación de una sociedad establecida sobre castas y
élites actuando como dioses más allá del bien y del mal abre la caja de pandora
de su destrucción mundial.
Verdad es
que, instalados en esta ley de maldad absoluta, dichas castas y élites
políticas blindan su crimen contra la Humanidad aduciendo que mientras ese
apocalipsis no caiga sobre sus cabezas que revienten las de los hijos de sus
hijos.
Desmantelar toda la estructura milenaria
levantada sobre este Crimen contra la Humanidad, legalizado por el poder de las
armas y el Miedo a la Muerte, es nuestro Deber.
La Ley mira
al Futuro. Quienes van a estar en ese Futuro son nuestros hijos. Ser Hacedor de
ese Futuro es nuestro Deber.
Dado que el
camino que tenemos por delante es una incógnita, mirar hacia delante y caminar
sin demora implica tanto un conocimiento de los medios a nuestra disposición cuanto
un espíritu de aventura. El Futuro está siempre al otro lado de “ese Océano de
Tinieblas” donde termina la tierra. Queremos llegar allí, porque sabemos que
hay vida al otro lado, ergo: hay que emprender el viaje.
Empecemos a
navegar.
Insisto: El
destino de la humanidad fue decretado mucho antes de que naciese el Siglo XXI. El
horizonte profetizado por Dios, “Polvo eres, y al Polvo volverás”, es el
natural a todo mundo cuyos Motores de Civilización se basan en la Industria de
la Guerra, y tiene en las Fuerzas de Armas de Destrucción Masiva la fuente de la
Ley. La experiencia, madre de la Ciencia, dicta su sabiduría: ese tipo de Mundo
está destinado a su Autodestrucción Total.
Por
supuesto, nuestro Destino Mundial fue escrito cuando los hombres se mataban
entre sí con huesos y piedras, y espacio para esconderse unos de otros no
había. No había aviones ni coches ni trenes para montar, únicamente caballos y
mulas, Sin embargo, desde que los hombres concibieron la Guerra como el medio
para proyectar la Civilización sobre todas las familias del mundo, e hicieron
de la Naturaleza una fuente de Guerra en lugar de un camino hacia la Unión
Universal de las Naciones, desde que llegó ese momento las Estados iniciaron la
Búsqueda de esa Arma Definitiva, finalmente descubierta, la Bomba Atómica,
sobre la que basar el Poder Mundial Global de esa afortunada Nación nacida para
ser la Campeona del mundo. ¿Quién, en los días de la Edad de los Metales habría
imaginado que la Humanidad entraría en posesión del Poder de los dioses de la
guerra?
La Línea del
Tiempo no nos miente. La Historia de la Humanidad no es más que la Crónica de
una Autodestrucción ya contada desde el principio. Desde que los hombres
concibieron la Naturaleza como el camino hacia el Poder Mundial Global la
Historia de la Humanidad es la Historia de su propia destrucción. Desde los
huesos con los que Caín mató a su hermano hasta los bombarderos de acero con
los que el tirano sirio y su padrino ruso están cometiendo el genocidio en
curso, ¿cuál es la diferencia?
Todo y todo
es el progreso de la misma Línea Suicida Global. Y según esta Línea no hay nada
que hacer.
La presa se
está volviendo a romper, lo llaman Crisis Económica. Lo que sea, el hecho es el
hecho. El Sistema se está rompiendo. Las reformas del Sistema no sirven para nada
más que para acelerar el proceso que lleva a las Naciones al final de la línea.
Este fue el
Resultado de la Caída del Primer Rey del Mundo, el Alulim de las Antiguas Naciones, el Adán de los Hebreos. Seis mil años bajo Guerra
Civil Mundial es la Historia del Género Humano.
¿Y ahora
qué?
Entonces
llegó Cristo. Como al Principio “la corona bajó del Cielo” según lo confiesa el Testamento Sumerio, y con ese
Acontecimiento comenzó a ser escrita la Historia de la Civilización, de nuevo
Dos hizo bajar del Cielo el Principio de la Nueva Civilización que habría de
dejar detrás el mundo nacido de la Civilización fundada sobre aquella Corona
Caída.
Pero lo que
bajó no fue una corona sino el Rey en Persona.
Cierto, los
hijos de Israel esperaron la corona perdida bajase de nuevo del Cielo, para
posarse en la cabeza del hijo de David. Heredero de Adán, el Mesías seria coronado en Jerusalén, y por la divinidad de su corona Jerusalén pasaría a
convertirse en la Capital del Imperio Mundial del Hijo de David, el digno
sucesor del César Alejandro Magno.
¡Dios no es
hombre! Y aquí es donde caen todos los sabios en el pozo de la ignorancia.
Querer interpretar la Mente de Dios desde el pensamiento humano es pararse a
filosofar con un asno: si entre asnos ser burro es natural un humano
conversando con un asno es espectáculo de circo. En esas arenas nacieron las
religiones antiguas, y a ellas bajaron los sabios de la Antigüedad para, sin
por esto perder la sabiduría, hacer callar a todos los bárbaros, ignorantes.
Los doctores
de la Ley del Templo de Jerusalén no fueron menos sabios que los sabios de las
Antigüedad; fueron más, porque conociendo al Dios Verdadero por sus Obras
Bíblicas : se atrevieron a interpretar con la razón Clara de Martín Lutero el
Pensamiento del Creador del Cosmos, Señor de la Sabiduría, YAVÉ DIOS, olvidando
que si este Dios consideró Amigo a Abraham este lazo de Amistad los puso
delante de la Personalidad de este Ser Increado cuyo amor por su Creación es
tan infinito como su Poder, y en este Amor trata a su Criatura de Igual a
Igual, habla con ella, vive en ella, y se relaciona con ella como quien habla, y camina con un amigo del alma. Pero
de aquí a conocer su Mente como si Ese Amigo fuese un hombre dista lo que la
Tierra del Cielo.
Era Imposible
que instalado en el Orgullo de quien siendo Creación se cree apto para leerle
la Mente a su Creador, el Doctor de la Ley pudiese aceptar este Acontecimiento
para la Eternidad: NO la Corona, al Rey que en Persona bajó del Cielo.
La Obra de
Dios fue maravillosa. Porque si la Corona que al Principio bajó del Cielo,
aunque elevada a la Inmortalidad, se posó en una cabeza mortal, la Nueva Corona
la posó Dios sobre la Cabeza de este Rey, JESUCRISTO; quien, siendo el Hijo de
sus entrañas increadas: SU Corona no le sería arrebatada por la Eternidad.
Como con la
Primera Corona tuvo su comienzo una
Civilización, con la Nueva Corona comenzó su Camino una Civilización Nueva, la
nuestra, la Civilización Cristiana. Pero si la Antigua comenzó su historia
desde condiciones geopolíticas paradisiacas, la Nueva vino a abrir su Camino
desde las ruinas de aquella Civilización que habiéndose acogido a la Ley de la
Ciencia del Bien y del Mal llegó a su fin arrastrando en su Caída a todo el
mundo. Fundar su Reino en la Tierra desde aquellas condiciones y vencer todas
las guerras que la Muerte levantaría contra su Corona entre las naciones, era un Reto cuya Victoria sería una
Maravilla.
La Buena
Noticia era esta: Dios aceptó la Defensa de la Casa de los hijos de Dios sobre
la Inocencia del Hombre, tomó en Persona la Dirección del Futuro de la Plenitud
de las Naciones con vistas a redirigir la Historia Universal lejos de la
Ciencia del Bien y del Mal, y escribió un Nuevo Final para la Historia de la
Humanidad. En lugar del Infierno, al final de la línea del Tiempo por EL
predispuesto el Cristiano conocería la Gloria de la Libertad de los hijos de
Dios.
En efecto, por
el Sacrificio del Cordero de Dios el Decreto sobre la Autodestrucción de la
Humanidad se convierte en Sentencia de Cárcel. Llegaría el Día de la Liberación,
y la Guerra de Autodestrucción se convertiría en Guerra a la Muerte, el Último
Enemigo. En nombre de esta Esperanza el Hijo de Dios aceptó su Hora, la Cruz
del Hijo del Hombre.
Su
Resurrección fue la Resurrección de la Humanidad. El Hombre no morirá. El
hombre existirá para siempre. La Civilización Antigua tenía que morir, para
resucitar una vez más, y esta próxima vez, bajo el Signo del Dios Cristiano. La
Nueva Civilización, aunque sometida a la Ignorancia hasta el Día de la Plenitud
de las Naciones, la Civilización Cristiana ha sido creada para permanecer por
la Eternidad.
El siglo XX
fue el punto de inflexión. Los hombres encontraron el poder de la Destrucción Total.
Pero Dios se lo dio a muchos, estableciendo una etapa de Guerra Fría Mundial
como camino hacia la Liberación Final de los Fundamentos del Sistema por la
Caída del Primer Hombre activada.
Las Dos
Fuerzas que operaron en el Cosmos mucho antes de que Dios apareciera como
Creador del Universo, la Muerte y la Vida, la primera dirigida por el Diablo,
la segunda por el Hijo de Dios, luchan en Guerra por la Humanidad. En el Siglo
XX, la victoria de las Fuerzas de la Muerte, bajo el Eje del Diablo formado por
Alemania, Japón e Italia, sobre las Fuerzas de la Vida en las Naciones
Cristianas habría significado la Caída de la Civilización en la Tierra y la
rendición de la Humanidad, esta vez para siempre, al Rey del Infierno. Sin
embargo, como Dios dijo: “la Civilización Cristiana no caerá, conquistará las
puertas de sus enemigos”, así ha sido.
Sin embargo,
la Victoria de la Vida sobre la Muerte en el Siglo XX no significó que el
Proceso de Autodestrucción terminase. La batalla por el siglo XXI, “la última
batalla”, acaba de comenzar.
La guerra ha
comenzado. La diferencia, lo que marca la diferencia en este Siglo, es que en
este Día la Puerta de la Cárcel en la que había estado cerrado el Espíritu del
Hombre, esta Puerta está abierta. El hombre es libre. El Decreto por el cual el
Espíritu del Hombre fue apartado de la Inteligencia de su Hacedor, a cuya
Imagen y Semejanza fuimos creados, ese Decreto se ha consumado. La frustración
de la Humanidad, basada en la Capacidad del Hombre para saberlo todo, y su
realidad de no saber nada, esta Frustración ha desaparecido. El acceso a la
Inteligencia Infinita de Dios está abierto, somos libres.
Hasta ahora
las Fuerzas de la Vida han actuado en la Historia pasando por encima de la
Ignorancia de los hombres y sus naciones. Esta situación ha llegado a su fin.
Dios mismo ha debido actuar en la Tierra como quien está sentado y tiene que
esperar el momento de levantarse y entrar en la Batalla. Esta es la Última
Batalla “contra el último enemigo: La Muerte”, para la que Cristo Jesús, aún estando en su Seno, nos engendró, y es de nuestro
Nacimiento que el Espíritu Santo profetizó
escribiendo que” la creación entera aguarda con el corazón en el puño la venida
de la los hijos de Dios, a la imagen y semejanza de su Padre, Rey, Señor.
Ya no somos
esclavos del poder de la Muerte. Hoy podemos ver a nuestro Enemigo cara a cara.
Está en nuestras manos levantarle a nuestros Hijos una Sociedad basada en un
Cuerpo Universal cuya Cabeza es Dios mismo. Las Naciones somos un Árbol
alimentado por una misma Savia, en la que Dios vierte Su Propia Inmortalidad,
primer paso para vestir Su Creación con Su Propia Indestructibilidad.
Por supuesto, cada hombre es libre de ponerse
del lado de las fuerzas de la Muerte en pro del Ascenso de un Poder Global
fundado en la Fuerza del Armamento de Destrucción Masiva, y el Control de los
Recursos Humanos por la Naturaleza puestos a los pies de la Humanidad; o
ponerse del lado del Ascenso del Reino de Dios y Su Casa, listos para combatir
a la Muerte.
La elección
viene con la Libertad. Dios crea a Su Imagen y Semejanza, no máquinas carnosas
y sangrientas sometidas a la Ley por el terror a Su Brazo Todopoderoso. Dios
quiere Amor, no Terror.
La Sociedad
entre el Creador y su Criatura no puede establecerse sobre la Fuerza del Poder,
sino sobre el Amor a la Vida. Cuando la Sociedad basa la Ley en el Poder de las
Armas, la Sociedad se convierte en Sistema. Y el Sistema deviene tiranía por el
uso.
El Hijo de
Dios bajó a la Tierra, y se hizo uno de nosotros, para mostrarnos que ningún
Poder sino la Verdad es el Fundamento de la Creación. La Verdad lo es todo. El Amor
a la Verdad lo es todo. De esta Verdad surge la Justicia.
El Libre
Albedrío está aquí de nuevo, como al Principio, con la diferencia de que esta
vez lo sabemos todo. En aquel Día, el Primer Hombre no tenía experiencia alguna
sobre la Guerra, el Poder y la Corrupción. En este Día, estamos cargados de
sufrimientos.
La verdad no
anula nuestra libertad, sino que nos muestra las consecuencias de nuestras
decisiones. ¿Qué les diremos entonces a nuestros hijos? “Sabíamos cómo impedir
que esto llegara al final de la línea, pero fuimos cobardes, tuvimos miedo del
Poder de los tiranos, gente dispuesta a matar por cientos de miles en nombre de
la preservación de su statu quo : vivir como dioses. Dejamos que el levantamiento
de las naciones de los otros pueblos se extinguiera bajo el fuego y la sangre,
entonces el tirano vino y nos puso de rodillas, y así todos ustedes han nacido
en la esclavitud, en beneficio de un Sistema cuyo objetivo principal es la
supervivencia del Tirano”. Amén, ¡aleluya!
Ha llegado
el Día para que los reyes y reinas de este mundo pongan sus coronas a los pies
de la Corona del Rey Divino; y vivir la vida del Ciudadano del Reino del Hijo
de Dios. Ningún daño caerá sobre ellos. Pero la continuidad de sus coronas es
rebelión contra el Reino de Dios. El Rey del Universo se ha levantado para
hacer brillar la gloria de su Padre sobre la plenitud de las naciones.
Sólo hay un
Dios y un único Rey en el Cielo. Ellos, YAVÉ y JESUCRISTO son el Dios y el Rey
de los pueblos de la Creación.
La iglesia
que permanezca fuera del Cuerpo de Cristo, cuya Cabeza es el Rey y Señor
JESUCRISTO, y permanezca como cuerpo de una cabeza humana : será expulsada del
Reino de Dios.
El
Alzamiento del Rey Divino como Rey del Mundo significa la abolición de la
Corona Británica y de todas las coronas nacidas de la Reforma. Cada sacerdote
anglicano tiene que decidir a qué lado va. Para los que aman a Dios, sólo hay
un lado al que ir, la Unificación con la Iglesia Católica.
La Iglesia
de Dios no pertenece a ninguna Nación, sino al Señor; la Iglesia es el Cuerpo
de hombres que el Señor reunió para sí mismo para servir a la Corona de Dios
entre las Naciones del Mundo. La Iglesia no tiene más cabeza que Cristo Jesús,
el Señor y Rey del Reino de Dios.
Como en el
Cielo así en la Tierra.
II
SOBRE
LA CONTRADICCIÓN ENTRE LA LEY DE CRISTO -LEY CIVIL- Y LA LEY DE DIOS CONTRA LA GUERRA - LEY NATURAL
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uw sólo le pertenece a quien es CDis Verdadero- |