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ENSAYO JESUCRISTIANO

PRIMERO

LA BATALLA POR EL SIGLO XXI

I

LA PAZ DEL REY Y LEY DE DIOS CONTRA  LA GUERRA

  1

La repetición de la Verdad, cuando la Mentira se sirve del eco de la maldad para hacerse valer e instalarse en el cerebro de la infancia y de la adolescencia; repetir la Verdad, hasta que su palabra sea un hecho vivo en el ser y devenga escudo todopoderoso contra la mentira, protector de su mente contra la maldad; insistir en la Verdad, cuando la historia de las naciones  exige que su Verdad sea la base de toda la Sabiduría de los pueblos; levantar la verdad es un Deber. Y la Verdad, que baja de Dios y sube de la Tierra es esta : LA GUERRA ES UNA ABOMINACIÓN: quien la declara, quien la hace, quien se lucra, quien la  pide, quien la exige, quien la bendice… ese hombre se transforma, a los ojos de Dios y de sus hijos e hijas, en un monstruo, demonio maldito que renuncia a la Humanidad, al Ser, a la Civilización, y abraza la Muerte como a su verdadero dios y señor.

La Maldición del Creador de la Tierra y de los Cielos sobre quien  tiene en la Guerra un medio para alcanzar un fin: sea político, religioso, ideológico, económico, cualquiera sea ese fin abominable, la maldición de Dios es mi Maldición sobre ese ser. Hombre o de cualquier parte de la Creación, ese ser que se declara por la Guerra, la declara un instrumento de Civilización en el orden de la Evolución de las especies, y de la Sociedad; ese hombre, esa comunidad que  abraza esta Abominación: son a los ojos de Dios y de sus hijos monstruos abominables cuya existencia es la de un demonio maligno que tiene en la destrucción de la Vida y  su Cuerpo: Justicia, Paz, Libertad, Felicidad, Sabiduría, su alma, el sentido de su existencia. La bendición de Dios es nuestra; la maldición de Dios contra la Guerra, también.

Declarado esto, tras haber sufrido miles de años bajo el terror de reyes, emperadores, tiranos, dictadores, genocidas, teócratas, filo-terroristas, nacionalistas guerracivilistas; y haber vencido guerras anticristianas, haber superado crisis de todas las clases, haber  atravesado revoluciones  sangrientas en pro del Futuro, después de seis mil años de guerra civil mundial  cualquier hombre que dude sobre la Necesidad de acabar con la Guerra a nivel de la plenitud de las naciones, ese hombre se declara un demonio, bestia maligna cuya vida no cabe en la Tierra.

La Necesidad de darle Fin a esta Guerra Civil Mundial en la que llevamos instalados desde que alguien creyó ser un dios, bendijo la Guerra como puente hacia su glorificación, enfermedad del Alma que aún recorre las naciones y nos refriega la cara con hombres que se creen dioses, se visten de santos, ignorantes de la Vida sin conocimiento de la Verdad; la Necesidad de desterrar del Alma del Hombre esta enfermedad es absoluta. Por supuesto el principio está en el Ser, en el Alma, en la Respuesta Eterna de cada hombre a la Guerra, un NO Absoluto, Incorruptible, y un SÍ Invencible en la Defensa de la Paz.

El Creador del Universo no admite justificación de ninguna naturaleza a la Violencia contra su Creación. Nuestra Respuesta sólo puede ser una sola y única, y es Levantarle a la Paz en el Género Humano el Edificio que Dios le ha levantado en su Reino. A saber:

“NO hay más Rey que su Hijo y Señor JESUCRISTO. Todos los ejércitos de todos los Pueblos del Reino de Dios forman un Único Organismo Militar Universal cuyo Estado Mayor tiene en el Hijo de Dios su Cabeza, sin cuya Palabra no se mueve un solo soldado, y el movimiento contra cuya Palabra es Delito de Rebelión  contra Dios.  Dios gobierno este Estado Mayor Universal mediante la Vida de su Espíritu en sus hijos”.

El Origen de las Guerra entre los hijos de Dios del Cielo, que trajeron a la Tierra,  usando la Muerte del Primer Hombre como Declaración de Guerra Final contra el Imperio de la Sabiduría Creadora, que vive en YAVÉ DIOS :  está en la negación de esta Verdad Eterna: “Dios vive en el Rey, y Dios vive en el Padre y en el Hijo”. Por esto dijo el Rey: “Quien me ve a mí ve al Padre y el al Hijo”.

Desde el principio la Muerte puso en activo esta Negación, engendrando la guerra de Arrio, y sembrando en la iglesia griega la semilla que en Bizancio produjo su destrucción. Santo el Cuerpo de la Iglesia Católica Romana, de cuyo seno vendría al Mundo aquella Generación de hijos de Dios nacidos para gozar de la gloria de la libertad de su Padre, Cristo Jesús, la Semilla Maligna de Arrio no encontró  tierra fértil.

Pero la Muerte, apenas liberado su hijo, el Diablo, no tardó en  alzarse contra la Esposa del Rey, y pariendo en los  hijos de la barbarie, del polvo salvados por la Fe católica, sembró la Semilla Maligna del Diablo, la Guerra entre hermanos, y pariéndole a su hijo infernal sembradores: “dispuestos a meterle fuego al mundo entero antes que renunciar a su Infalibilidad Teológica”, produjeron el fruto de la Guerra Civil Mundial Cristiana conocida como la Guerra de los 30 Años; orgia de sangre y fuego a la salud de los Apóstoles del Anticristo, Lutero, Calvino y Zwinglio, sobre cuyas espaldas se sentó en el Trono del Reino Unido aquel que doblo sus rodillas ante el Diablo a cambio del imperio sobre todas las naciones y reinos del mundo, Enrique VIII de Inglaterra.

El triunfo del Protestantismo la abrió las puertas a las guerras mundiales mediante el cultivo del odio de las naciones surgidas de la Rebelión Alemana contra las Iglesia Católica Europea.  Regado ese campo por los reyes nacidos de la Reforma, en defensa de la divinidad de sus coronas, el Odio vivió a través de los siglos hasta hacer del Siglo XX su  campo de guerra. El mismo Diablo que parió a Miguel Celulario el Ortodoxo y a Lutero el Protestante parió a Hitler y a Stalin.

Mas ¡cómo  hacer que el Verbo no se manifiesta! Dios dice y así se hace. La sola idea de una Oposición a su Palabra es signo manifiesto de locura.  “TU descendencia se apoderara de las puertas de sus enemigos”. Destruidos los hijos de Israel por sus enemigos, el Verbo anunció el Nacimiento de los hijos de Dios, hijos de Cristo.

El Verbo hecho hombre, la Sabiduría vive en nuestra boca, mueve nuestro pensamiento acorde al Espíritu del Creador, por la cual sabemos que  Dios ha dispuesto una Nueva Creación en el Hombre, y haciendo Nacer al Rey en la Tierra, ha dispuesto que la Tierra ponga a su Servicio el Ejército Universal que vivirá para su Corona y Trono en Obediencia Invencible, aquí en la Tierra y por la Eternidad en el Cielo.

En consecuencia, todos los ejércitos de la Plenitud de las Naciones Cristianas de las Tierra forman un Único Cuerpo Universal, cuyo Estado Mayor Supremo tiene en el REY: JESUCRISTO, su Cabeza Divina, y siendo su Cuerpo el Consejo Mundial de los hijos de Dios,  la Obediencia Debida de todos los ejércitos es a este Cuerpo en razón de la Verdad Eterna manifiesta, a saber;

Dios vive en el Rey, y siendo el Rey la Cabeza del Cuerpo de los hijos de Dios, de la Casa de Cristo, el Espíritu del Rey vive en este Cuerpo, cuya Palabra es la Palabra de Rey, y sin cuya Palabra no se mueve parte alguna del Ejercito Universal que Dios le ha creado a su Reino en el seno del Género Humano.

He aquí la Ley de contra la Guerra:

La nación que se levante en Guerra contra su hermana será desterrada de la Vida.  La sangre del Pueblo, ajeno y hermano, casero sobre ese Gobierno entero : la Sentencia es de Muerte.

LA Sentencia contra los Generales que no se levanten contra ese Gobierno y se declaren en Guerra contra la Paz del Rey: es de Muerte, serán desterrados de la Vida.  

El Soldado Universal, desde el más pequeño al más grande, tiene el Deber de alzarse contra un Gobierno en Rebelión de Sangre contra la Paz del Rey. El Soldado de los ejércitos de Yavé Dios, Padre del Rey, a cuyo Corona es la Obediencia Debida, sólo se mueve en Obediencia a la Palabra del Rey y de su Casa.

 Dios ha dispuesto la Creación de este Ejército Universal en el Género Humano para  servir su Paz por la Eternidad. Y así se hará delante de todos los hombre y las naciones para la Glorificación de la Corona de su Hijo y la salvación del Género Humano.

En razón de esta Creación las medidas consecuentes deben desplegarse:

1 : Nacionalización de todas las Industrias de la Guerra.

2 : Prohibición bajo pena de muerte del tráfico de armas y de la venta de armamento fuera del Reino de Dios.

3 : Criminalización de la posesión de armas de fuego, retirada inmediata y destrucción instantánea.

5 : Separación del Estado Mayor de las Naciones de los Gobiernos Nacionales. Los Ejércitos de la Plenitud de las Naciones tienen una única Cabeza Suprema Eterna, el Rey , JESUCRISTO, cuyo Gobierno vive en el Espíritu de sus hijos : Miembros del Consejo de la Plenitud de las Naciones, representante de la Alianza entre Dios y el Hombre.

6 : El Ejército que se levante contra su pueblo, injustificable su crimen por cuestiones religiosas o políticas, será juzgado y la sangre derramada caerá sobre su cabeza, la sentencia es Destierro de la Vida. Ninguna parte de los Ejércitos del Rey traspasará jamás fronteras nacionales para levantar el infierno contra una Nación. En este caso, los generales y toda la línea de mando estarán bajo pena de muerte. Si se derramó sangre, serán desterrados de la Vida.

7 : En situación de Rebelión contra la Ley de la Paz del Rey, los Soldados tienen el derecho supremo de desobedecer a sus Mandos, desarmarlos y entregarlos para ser juzgados, de ser contestados con amenaza a sus vidas el Derecho Divino a la Defensa de la Vida Propia les asiste para derribar la Amenaza. El Terror contra el Pueblo será sometido a la Ley contra la Guerra. El Estado en Rebelión será desmantelado y la Nación desarmada para siempre.

Sabiendo que el Día de los hijos de Dios, hijos de Cristo, tenía que llegar, el Diablo ha estado difundiendo en los pueblos un discurso por el cual la Unidad de la Humanidad en un Cuerpo Universal significa el Alzamiento del Anticristo. ¿Qué otra cosa se puede esperar del Diablo? El objetivo del Diablo es llevar a la Humanidad al Infierno; el objetivo de los hijos de Dios es liberar a la Humanidad del Poder de la Muerte, hacer reinar la Justicia en la Plenitud de las Naciones, y poner a los pies del Rey un Ejercito Universal que vivirá de su Palabra de Paz  por la Eternidad.

Finalizando: El Poder y la Gloria de una Nación no se basan en la Fuerza Nuclear y las Armas de Destrucción Masiva almacenadas, sino en la adhesión libre y efectiva de todos los hombres y mujeres a los medios necesarios para realizarse en el seno de la Civilización. Cada hombre y mujer nace con una disposición peculiar, social, natural, y por ello no se puede alcanzar la felicidad personal e individual sino disponiendo de todos aquellos medios naturales que requiere el alma para operar su manifestación.

El sentido de la Sociedad es hacer surgir esta accesibilidad, haciéndola universal y libre.  Basada en la manifestación de la Naturaleza Divina en la Humanidad, la riqueza de la Civilización faculta su Sociedad para mantener su crecimiento por siempre y para siempre.

La Paz es el espacio natural desde el que la Sabiduría se traslada al corazón de la Humanidad para regalar a los hombres y mujeres la gloria y el poder de la Inteligencia Natural del Creador de la Humanidad. La imposibilidad de los hombres y mujeres de acceder a las herramientas que necesitan para realizarse a sí mismos es la fuente de la Locura de los individuos y de las Naciones. Dar una oportunidad a la Paz no es un lema. La Oportunidad que ha tenido la Paz durante las últimas décadas es el escenario en el que se ha llevado a cabo la Revolución Tecnológica. Nuestro Deber es dar a la Paz un Cuerpo, un Cuerpo Armado, un Cuerpo Armado Mundial, un Cuerpo Listo para combatir la Guerra, ya sea Civil, Santa, Nacionalista o Ideológica, en cualquier momento, a la mayor velocidad. Por el espacio de tiempo entre que Caín se agachó para coger el hueso y dejó caer su puño armado en la cabeza de Abel, las Naciones tienen que estar allí para detener el Crimen. Este es el Objetivo del Siglo XXI, y hasta que no lo hagamos realidad, el reloj de la Autodestrucción del Mundo seguirá dando patadas.

Usted puede escuchar a un hijo de Dios, o puede escuchar al Diablo. Depende de usted.

Los Hijos de Dios tenemos una sola Palabra: Como en el Cielo, así en la Tierra.

2

ORIGEN Y FIN DE LA DIVISIÓN DE LAS IGLESIAS

 

El destino del mundo tal cual lo conocemos fue decidido mucho antes de que nosotros naciésemos. Y sin embargo la clásica objeción, dedicada por todos sobre cualquier tipo de responsabilidad contra  los acontecimientos que estamos viviendo, y se suele soltar, irresponsablemente y descaro, en apariencia inocente, en realidad ignorantemente, sin importar el origen de la boca y su lengua, a saber: “nosotros no creamos el mundo”, esta justificación, en verdad, fuera de lugar. El futuro está aquí, vivo, latiendo en el ser de nuestros hijos. En tanto en cuanto procreadores nuestro Deber hacia su Futuro está fuera de toda discusión. Lo que hagamos hoy, lo que dejemos de hacer, diseñará la naturaleza del mañana que les toque vivir. Por consiguiente,  blindar nuestra responsabilidad sobre la naturaleza de los acontecimientos que estamos viviendo, firmando una declaración que, en apariencia, nos  libera de  responsabilidad y descarga la responsabilidad del futuro en nuestros hijos es un delito contra la Humanidad.

La fuerza de los pueblos tiene un sentido, una dirección, un Deber. No todo son Derechos. Sin el Deber el Derecho se transforma en humo entre nubes. Ni todo son Derechos ni todo son Deberes. En el equilibrio está el Origen de la Civilización. El Hombre, hijo de Dios, es engendrado en el Ser con la riqueza de los Derechos  naturales a su Concepción. Hijo de Dios, el Hombre vive unos Deberes divinos que le son innatos en cuanto Ciudadano del Reino de Dios.

Disfrutar de los primeros, los derechos naturales de todos los hijos de Dios, para quienes teniendo por Padre Universal al Creador de todas las cosas, todas las cosas les pertenecen;  y vivir el Deber de quienes siendo Ciudadanos de su Reino están sujetos a la Ley de la Corona Sempiterna Todopoderosa con la que Él ha investido a su Hijo Primogénito y Unigénito, JESUCRISTO REY;  estas dos Realidades del Ser Creado: Hijo de Dios y Ciudadano del Reino de Su Hijo, son las dos columnas vitales sobre las que se sustenta la Paz de la Creación entera.  Y es en el seno de este Edificio, por estas dos columnas sustentado, que  el Futuro de la Vida se mueve, en la Tierra como en el Cielo.

No hemos sido creados para ser Carne de Deber a ser servida en mesa de dioses más allá de la Ley, devorando nuestros Derechos  a la salud de sus visiones egocéntricas sobre lo que la creación debiera ser.

Dios maldijo ese egocentrismo y lo ha desterrado de su Mundo firmando Sentencia de Vida Eterna en la Muerte que este Destierro del Cosmos  representa. Su Hijo, el Rey, selló SU Sentencia contra esos dioses que quisieron  arrastrar al Creador a ser la imagen que ellos se habían inventado en sus cabezas de lo que “Dios debe ser”; imagen que recogió el Calvinismo, exportó a la iglesia protestante francesa, y finalmente sentó al Anticristo en el trono de Inglaterra. Dios monstruoso y diabólico creador de destinos infernales quien en su  maldad  infernal crea a unos para la Vida en el Paraíso y a otros para la Muerte en el Infierno.  Imagen  demoníaca del Creador que le repugna a Dios y contra la que levantó Ley y Sentencia: “NO comas porque morirás”.

 Cristianos, hijos de Dios por Derecho de Nacimiento, nuestro Deber de Ciudadanos tiende al Rey, por quien nuestra Adoración se sostiene en  su Amor Infinito por la Justicia Incorruptible de Dios, su Padre, quien sin  absolver a sus hijos de Delito de Destrucción contra su Creación no dudó, demostrada la Incorregibilidad de sus almas, en aplicar la Ley acorde a la Gravedad del Crimen cometido. Crimen sellado con Negación de Arrepentimiento hasta la Muerte.

Ante la Elección de preferir vivir en el Infierno a doblar sus rodillas ante la Sabiduría de Dios, compartiendo con la Creación entera el universo de Derechos y Deberes Divinos naturales a todos los hijos de Dios y Ciudadanos del Reino de su hijo: la Sentencia no debía adolecer de debilidad de especie alguna en razón del efecto maligno que en el Futuro desataría la Corrupción que implica reducir a la Nada la Ley en  orden  al parentesco del Delincuente con el Juez. Ninguna Sociedad puede subsistir en el Tiempo cuando la Justicia está sujeta a una doble Vara de medir un mismo Delito.

La Justicia no puede hacer excepción ni admitir a trámite la desintegración de la Ley en razón de los intereses del legislador y del administrador de la ley. Desde el momento en que esa excepción inicia su camino el horizonte de esa Sociedad se abre al suicidio de todo su cuerpo. Dios, quien conoce esta Realidad desde la Eternidad, habiendo visto mundos sin números hundirse en ese Horizonte, no podía ni puede admitir a trámite la  Corrupción Maligna de los Poderes Públicos de su Reino.

Deviniendo Dios mismo un Poder Público en la Persona del Rey, su Hijo, absolver al Delincuente Maligno que quiso pervertir la Justicia en razón de su parentesco con el Juez, hubiese sido dar luz verde no sólo a la destrucción de su Mundo sino, además, bendecir la Transformación del Espíritu Santo del Creador en ese Dios Satánico de Calvino y la Iglesia Anglicana que, de acuerdo con la Reforma Protestante Anticristiana, abandona su Reino en las manos de dioses sin ley, por toda ley ser hijos del Dios de dioses.

YAVÉ, el Dios de los dioses de SIÓN, dictó Sentencia acorde a la Ley.

SU Hijo, JESUCRISTO, el Rey y Señor del Universo, selló esta Sentencia doblando, como hijo de Dios y Ciudadano:  las rodillas ante la Sabiduría de su YAVÉ DIOS, su Padre.

A dónde queremos llevar nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos, es ahora la cuestión. Tanto en lo tecnológico y en el mundo de la ciencia de la creación  cuanto en  lo geopolítico y social cualquiera sea la dirección este Futuro no puede dejarse en manos de gobiernos y organizaciones políticas, regidas por intereses privados. Hay una Justicia Universal cuya Ley es el Origen de todos los cuerpos legislativos, de la que apartarse significa empezar a moverse hacia el abismo de la extinción absoluta de nuestro mundo. NO porque esos intereses privados se conjuren para cegar a las generaciones en su infancia, esta acción maligna va a apartar de su Futuro la Caída en el abismo de la miseria, la ruina y la extinción. La Ley es Universal y Eterna; todo Mundo que sucumbe a la creación de una sociedad establecida sobre castas y élites actuando como dioses más allá del bien y del mal abre la caja de pandora de su destrucción mundial.

Verdad es que, instalados en esta ley de maldad absoluta, dichas castas y élites políticas blindan su crimen contra la Humanidad aduciendo que mientras ese apocalipsis no caiga sobre sus cabezas que revienten las de los hijos de sus hijos.

 Desmantelar toda la estructura milenaria levantada sobre este Crimen contra la Humanidad, legalizado por el poder de las armas y el Miedo a la Muerte, es nuestro Deber.

La Ley mira al Futuro. Quienes van a estar en ese Futuro son nuestros hijos. Ser Hacedor de ese Futuro es nuestro Deber.

Dado que el camino que tenemos por delante es una incógnita, mirar hacia delante y caminar sin demora implica tanto un conocimiento de los medios a nuestra disposición cuanto un espíritu de aventura. El Futuro está siempre al otro lado de “ese Océano de Tinieblas” donde termina la tierra. Queremos llegar allí, porque sabemos que hay vida al otro lado, ergo: hay que emprender el viaje.

Empecemos a navegar.

Insisto: El destino de la humanidad fue decretado mucho antes de que naciese el Siglo XXI. El horizonte profetizado por Dios, “Polvo eres, y al Polvo volverás”, es el natural a todo mundo cuyos Motores de Civilización se basan en la Industria de la Guerra, y tiene en las Fuerzas de Armas de Destrucción Masiva la fuente de la Ley. La experiencia, madre de la Ciencia, dicta su sabiduría: ese tipo de Mundo está destinado a su Autodestrucción Total.

Por supuesto, nuestro Destino Mundial fue escrito cuando los hombres se mataban entre sí con huesos y piedras, y espacio para esconderse unos de otros no había. No había aviones ni coches ni trenes para montar, únicamente caballos y mulas, Sin embargo, desde que los hombres concibieron la Guerra como el medio para proyectar la Civilización sobre todas las familias del mundo, e hicieron de la Naturaleza una fuente de Guerra en lugar de un camino hacia la Unión Universal de las Naciones, desde que llegó ese momento las Estados iniciaron la Búsqueda de esa Arma Definitiva, finalmente descubierta, la Bomba Atómica, sobre la que basar el Poder Mundial Global de esa afortunada Nación nacida para ser la Campeona del mundo. ¿Quién, en los días de la Edad de los Metales habría imaginado que la Humanidad entraría en posesión del Poder de los dioses de la guerra?

La Línea del Tiempo no nos miente. La Historia de la Humanidad no es más que la Crónica de una Autodestrucción ya contada desde el principio. Desde que los hombres concibieron la Naturaleza como el camino hacia el Poder Mundial Global la Historia de la Humanidad es la Historia de su propia destrucción. Desde los huesos con los que Caín mató a su hermano hasta los bombarderos de acero con los que el tirano sirio y su padrino ruso están cometiendo el genocidio en curso, ¿cuál es la diferencia?

Todo y todo es el progreso de la misma Línea Suicida Global. Y según esta Línea no hay nada que hacer.

La presa se está volviendo a romper, lo llaman Crisis Económica. Lo que sea, el hecho es el hecho. El Sistema se está rompiendo. Las reformas del Sistema no sirven para nada más que para acelerar el proceso que lleva a las Naciones al final de la línea.

Este fue el Resultado de la Caída del Primer Rey del Mundo, el Alulim de las Antiguas Naciones, el Adán de los Hebreos. Seis mil años bajo Guerra Civil Mundial es la Historia del Género Humano.

¿Y ahora qué?

Entonces llegó Cristo. Como al Principio “la corona bajó del Cielo” según  lo confiesa el Testamento Sumerio, y con ese Acontecimiento comenzó a ser escrita la Historia de la Civilización, de nuevo Dos hizo bajar del Cielo el Principio de la Nueva Civilización que habría de dejar detrás el mundo nacido de la Civilización fundada sobre aquella Corona Caída.

Pero lo que bajó no fue una corona sino el Rey en Persona.

Cierto, los hijos de Israel esperaron la corona perdida bajase de nuevo del Cielo, para posarse en la cabeza del hijo de David. Heredero de Adán, el Mesías seria  coronado en Jerusalén, y por  la divinidad de su corona Jerusalén pasaría a convertirse en la Capital del Imperio Mundial del Hijo de David, el digno sucesor del César Alejandro Magno.

¡Dios no es hombre! Y aquí es donde caen todos los sabios en el pozo de la ignorancia. Querer interpretar la Mente de Dios desde el pensamiento humano es pararse a filosofar con un asno: si entre asnos ser burro es natural un humano conversando con un asno es espectáculo de circo. En esas arenas nacieron las religiones antiguas, y a ellas bajaron los sabios de la Antigüedad para, sin por esto perder la sabiduría, hacer callar a todos los bárbaros, ignorantes.

Los doctores de la Ley del Templo de Jerusalén no fueron menos sabios que los sabios de las Antigüedad; fueron más, porque conociendo al Dios Verdadero por sus Obras Bíblicas : se atrevieron a interpretar con la razón Clara de Martín Lutero el Pensamiento del Creador del Cosmos, Señor de la Sabiduría, YAVÉ DIOS, olvidando que si este Dios consideró Amigo a Abraham este lazo de Amistad los puso delante de la Personalidad de este Ser Increado cuyo amor por su Creación es tan infinito como su Poder, y en este Amor trata a su Criatura de Igual a Igual, habla con ella, vive en ella, y se relaciona con ella como quien  habla, y camina con un amigo del alma. Pero de aquí a conocer su Mente como si Ese Amigo fuese un hombre dista lo que la Tierra del Cielo.

Era Imposible que instalado en el Orgullo de quien siendo Creación se cree apto para leerle la Mente a su Creador, el Doctor de la Ley pudiese aceptar este Acontecimiento para la Eternidad: NO la Corona, al Rey que en Persona bajó del Cielo.

La Obra de Dios fue maravillosa. Porque si la Corona que al Principio bajó del Cielo, aunque elevada a la Inmortalidad, se posó en una cabeza mortal, la Nueva Corona la posó Dios sobre la Cabeza de este Rey, JESUCRISTO; quien, siendo el Hijo de sus entrañas increadas: SU Corona no le sería arrebatada por la Eternidad.

Como con la Primera Corona  tuvo su comienzo una Civilización, con la Nueva Corona comenzó su Camino una Civilización Nueva, la nuestra, la Civilización Cristiana. Pero si la Antigua comenzó su historia desde condiciones geopolíticas paradisiacas, la Nueva vino a abrir su Camino desde las ruinas de aquella Civilización que habiéndose acogido a la Ley de la Ciencia del Bien y del Mal llegó a su fin arrastrando en su Caída a todo el mundo. Fundar su Reino en la Tierra desde aquellas condiciones y vencer todas las guerras que la Muerte levantaría contra  su Corona entre las naciones, era un Reto cuya Victoria sería una Maravilla.

La Buena Noticia era esta: Dios aceptó la Defensa de la Casa de los hijos de Dios sobre la Inocencia del Hombre, tomó en Persona la Dirección del Futuro de la Plenitud de las Naciones con vistas a redirigir la Historia Universal lejos de la Ciencia del Bien y del Mal, y escribió un Nuevo Final para la Historia de la Humanidad. En lugar del Infierno, al final de la línea del Tiempo por EL predispuesto el Cristiano conocería la Gloria de la Libertad de los hijos de Dios.

En efecto, por el Sacrificio del Cordero de Dios el Decreto sobre la Autodestrucción de la Humanidad se convierte en Sentencia de Cárcel. Llegaría el Día de la Liberación, y la Guerra de Autodestrucción se convertiría en Guerra a la Muerte, el Último Enemigo. En nombre de esta Esperanza el Hijo de Dios aceptó su Hora, la Cruz del Hijo del Hombre.

Su Resurrección fue la Resurrección de la Humanidad. El Hombre no morirá. El hombre existirá para siempre. La Civilización Antigua tenía que morir, para resucitar una vez más, y esta próxima vez, bajo el Signo del Dios Cristiano. La Nueva Civilización, aunque sometida a la Ignorancia hasta el Día de la Plenitud de las Naciones, la Civilización Cristiana ha sido creada para permanecer por la Eternidad.

El siglo XX fue el punto de inflexión. Los hombres encontraron el poder de la Destrucción Total. Pero Dios se lo dio a muchos, estableciendo una etapa de Guerra Fría Mundial como camino hacia la Liberación Final de los Fundamentos del Sistema por la Caída del Primer Hombre activada.

Las Dos Fuerzas que operaron en el Cosmos mucho antes de que Dios apareciera como Creador del Universo, la Muerte y la Vida, la primera dirigida por el Diablo, la segunda por el Hijo de Dios, luchan en Guerra por la Humanidad. En el Siglo XX, la victoria de las Fuerzas de la Muerte, bajo el Eje del Diablo formado por Alemania, Japón e Italia, sobre las Fuerzas de la Vida en las Naciones Cristianas habría significado la Caída de la Civilización en la Tierra y la rendición de la Humanidad, esta vez para siempre, al Rey del Infierno. Sin embargo, como Dios dijo: “la Civilización Cristiana no caerá, conquistará las puertas de sus enemigos”, así ha sido.

Sin embargo, la Victoria de la Vida sobre la Muerte en el Siglo XX no significó que el Proceso de Autodestrucción terminase. La batalla por el siglo XXI, “la última batalla”, acaba de comenzar.

La guerra ha comenzado. La diferencia, lo que marca la diferencia en este Siglo, es que en este Día la Puerta de la Cárcel en la que había estado cerrado el Espíritu del Hombre, esta Puerta está abierta. El hombre es libre. El Decreto por el cual el Espíritu del Hombre fue apartado de la Inteligencia de su Hacedor, a cuya Imagen y Semejanza fuimos creados, ese Decreto se ha consumado. La frustración de la Humanidad, basada en la Capacidad del Hombre para saberlo todo, y su realidad de no saber nada, esta Frustración ha desaparecido. El acceso a la Inteligencia Infinita de Dios está abierto, somos libres.

Hasta ahora las Fuerzas de la Vida han actuado en la Historia pasando por encima de la Ignorancia de los hombres y sus naciones. Esta situación ha llegado a su fin. Dios mismo ha debido actuar en la Tierra como quien está sentado y tiene que esperar el momento de levantarse y entrar en la Batalla. Esta es la Última Batalla “contra el último enemigo: La Muerte”, para la que Cristo Jesús, aún estando en su Seno, nos engendró, y es de nuestro Nacimiento que el Espíritu Santo  profetizó escribiendo que” la creación entera aguarda con el corazón en el puño la venida de la los hijos de Dios, a la imagen y semejanza de su Padre, Rey, Señor.

Ya no somos esclavos del poder de la Muerte. Hoy podemos ver a nuestro Enemigo cara a cara. Está en nuestras manos levantarle a nuestros Hijos una Sociedad basada en un Cuerpo Universal cuya Cabeza es Dios mismo. Las Naciones somos un Árbol alimentado por una misma Savia, en la que Dios vierte Su Propia Inmortalidad, primer paso para vestir Su Creación con Su Propia Indestructibilidad.

 Por supuesto, cada hombre es libre de ponerse del lado de las fuerzas de la Muerte en pro del Ascenso de un Poder Global fundado en la Fuerza del Armamento de Destrucción Masiva, y el Control de los Recursos Humanos por la Naturaleza puestos a los pies de la Humanidad; o ponerse del lado del Ascenso del Reino de Dios y Su Casa, listos para combatir a la Muerte.

La elección viene con la Libertad. Dios crea a Su Imagen y Semejanza, no máquinas carnosas y sangrientas sometidas a la Ley por el terror a Su Brazo Todopoderoso. Dios quiere Amor, no Terror.

La Sociedad entre el Creador y su Criatura no puede establecerse sobre la Fuerza del Poder, sino sobre el Amor a la Vida. Cuando la Sociedad basa la Ley en el Poder de las Armas, la Sociedad se convierte en Sistema. Y el Sistema deviene tiranía por el uso.

El Hijo de Dios bajó a la Tierra, y se hizo uno de nosotros, para mostrarnos que ningún Poder sino la Verdad es el Fundamento de la Creación. La Verdad lo es todo. El Amor a la Verdad lo es todo. De esta Verdad surge la Justicia.

El Libre Albedrío está aquí de nuevo, como al Principio, con la diferencia de que esta vez lo sabemos todo. En aquel Día, el Primer Hombre no tenía experiencia alguna sobre la Guerra, el Poder y la Corrupción. En este Día, estamos cargados de sufrimientos.

La verdad no anula nuestra libertad, sino que nos muestra las consecuencias de nuestras decisiones. ¿Qué les diremos entonces a nuestros hijos? “Sabíamos cómo impedir que esto llegara al final de la línea, pero fuimos cobardes, tuvimos miedo del Poder de los tiranos, gente dispuesta a matar por cientos de miles en nombre de la preservación de su statu quo : vivir como dioses. Dejamos que el levantamiento de las naciones de los otros pueblos se extinguiera bajo el fuego y la sangre, entonces el tirano vino y nos puso de rodillas, y así todos ustedes han nacido en la esclavitud, en beneficio de un Sistema cuyo objetivo principal es la supervivencia del Tirano”. Amén, ¡aleluya!

Ha llegado el Día para que los reyes y reinas de este mundo pongan sus coronas a los pies de la Corona del Rey Divino; y vivir la vida del Ciudadano del Reino del Hijo de Dios. Ningún daño caerá sobre ellos. Pero la continuidad de sus coronas es rebelión contra el Reino de Dios. El Rey del Universo se ha levantado para hacer brillar la gloria de su Padre sobre la plenitud de las naciones.

Sólo hay un Dios y un único Rey en el Cielo. Ellos, YAVÉ y JESUCRISTO son el Dios y el Rey de los pueblos de la Creación.

La iglesia que permanezca fuera del Cuerpo de Cristo, cuya Cabeza es el Rey y Señor JESUCRISTO, y permanezca como cuerpo de una cabeza humana : será expulsada del Reino de Dios.

El Alzamiento del Rey Divino como Rey del Mundo significa la abolición de la Corona Británica y de todas las coronas nacidas de la Reforma. Cada sacerdote anglicano tiene que decidir a qué lado va. Para los que aman a Dios, sólo hay un lado al que ir, la Unificación con la Iglesia Católica.

La Iglesia de Dios no pertenece a ninguna Nación, sino al Señor; la Iglesia es el Cuerpo de hombres que el Señor reunió para sí mismo para servir a la Corona de Dios entre las Naciones del Mundo. La Iglesia no tiene más cabeza que Cristo Jesús, el Señor y Rey del Reino de Dios.

Como en el Cielo así en la Tierra.

 

II

SOBRE LA CONTRADICCIÓN ENTRE LA LEY DE CRISTO -LEY CIVIL- Y LA LEY DE DIOS CONTRA LA GUERRA - LEY NATURAL

 

uw sólo le pertenece a quien es CDis Verdadero-