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CANTO DE
DÍA, A LA LUZ DE LAS ESTRELLAS
Cuando un loco anda suelto, ¿a quién hay que
acudir? ¿Y quién será el que diga lo que es, o no es locura? ¿Será el que tiene
el brazo más rápido, la bomba más grande, el corazón más muerto, la sangre más fría?
Se escribe la historia de un crimen después de culpado un inocente, y entregado a los verdugos una vez masacrado se moja la pluma en su sangre para lavarse en libros las manos el verdadero asesino. ¿Morirán el perro y el amo juntos o
dejaremos que el can se busque un amo
nuevo? ¿De quién es el crimen, de quien lo alaba y bendice o de quien decreta
la muerte del inocente?
Malditos son todos los reyes desde
que uno se alzó contra la Ley de la Igualdad entre todos los seres de la
creación, e imponiendo su ley de guerra, odio y miseria condujo al infierno a
la creación entera.
Malditos todos los profetas que
bendicen a los discípulos del Satanás que en su locura creyó poder enfrentarse
a Dios de igual a igual.
Maldito todo el que levanta guerra contra
la Creación de Dios y mil veces maldito quien en nombre de Dios levanta Guerra
contra sus vecinos, hermanos y demás seres de la Creación.
El destino de todos ellos en el
Juicio de Dios será implacable. Profetas, reyes, emperadores, ricos y poderosos
en locura y maldad, el Infierno os aguarda, vuestra Madre os reclama, con
vosotros el rey de las Tinieblas espera crear un ejército invencible con el que
regresar del Abismo y hundir al Cosmos en su demencia.
¿Qué es el Poder?
El Poder es Locura. La Locura del
Poder es el virus letal que la Muerte desplegó entre los hijos del Creador.
El síntoma más supremo y contagioso es el creer que, fuera del Amor, la
Criatura puede tratar a su Creador de Igual a Igual.
Dementes sin sesos, embrutecidos por
su locura, olvidan que diciendo Dios “Dioses
sois”, inmediatamente dice: “Pero moriréis como cualquiera de los príncipes”.
En el Amor del Creador a Su Creación,
Dios se entrega como Padre, le abre la Puerta de su Casa a su Criatura, y en este Amor su Creación lo tiene absolutamente
todo en Dios, su Creador.
Dementes, necios de vocación, ¿no vio esto la Creación entera en Jesucristo? ¿Aún no ves Israel tu pecado, tu crimen?
No buscaste en Dios a un Padre, no luchaste por el Amor de Dios: el Poder fue
lo que le buscabas: Gloria a Jerusalén, la Nueva Babilonia del mundo, la madre de
todos los reyes de la Tierra. Tu locura
no tenía cura. Cuando Dios se abrió el pecho y te mostró su Corazón lo despreciaste
porque ¡Oh Señor, Dios es Amor! El Mesías no venía a conquistarte el Mundo,
venía, ¡ay Moisés, a conquistar nuestro corazón!
¿Quién puede tenerse de pie, fuera
del Amor, delante de quien con su Poderoso Brazo redujo a polvo un Cosmos?
¿No fue locura la de Satán? ¡Retar a
Dios a un Duelo a muerte como si lo creado del Polvo pudiese ser rival para el
Dios en el que Infinito y Eternidad le encontraron Palacio, Templo, y Hogar a la
Sabiduría, su Hija Increada, la madre de mundos sin número que amando a Aquel
Dios Único y Verdadero le entregó su Corazón!
¿Y queréis vosotros reyes, ricos y poderosos
de la Tierra seguir su camino, devenir discípulos de aquella Serpiente, del Dragón?
¿Qué sois todos? ¡Escombro,
basura! ¿Creéis que el Dios a quien las galaxias sirven y viéndole
venir despliegan alas para seguir a su Creador a los confines del cosmos le
podéis echar un pulso?
¿Creéis conocer sus planes, sus pensamientos,
sus sentimientos, ser capaces de interpretar los signos en el mapa de los
siglos que en su Mesa ha desplegado Dios, Padre de Jesucristo, para conducir a sus
hijos fuera de los lazos de la Muerte?
Habéis perdido de la Salud su norte. Arrastrados
por las corrientes navegáis directo
al ojo de la tormenta; la mar océano se abrirá
bajo vuestras naves de oro y grandeza; el Poder que en vuestra demencia habéis
alzado contra la Creación de Dios será como ancla de peso infinito arrastrándoos
al abismo. ¿Quién llorará vuestra desaparición en las profundidades abisales
del Cosmos infinito?
No sólo sabéis leer, sino que os preciáis de
ser más grandes que Dios, el Autor del Libro de los libros. Leed pues lo que está
escrito:
Maldito todo aquel cuyos ojos lluevan
una sola lágrima,
maldito todo el que vuelva la cabeza,
maldito todo el que mire al Eterno con
ojos de espaviento en el Día del Juicio.
Como pasa el viento sobre tierra
seca, yerma, estéril, incapaz de concebir la más pequeña de las hierbas, y a su
paso arrastra el polvo hasta depositarlo en las faldas de las aguas, polvo que
éstas arrastran a oscuras fosas de las que jamás volverá, así vosotros reyes, príncipes,
poderosos y ricos de la tierra, y con vosotros vuestros ejércitos de polvo,
seréis arrastrados al Abismo de los infiernos del que jamás regresaréis.
¿En qué ojos hallará manantial las lágrimas
por los dementes que siendo polvo se atrevieron a levantarle Guerra a Dios, Creador
de los Cielos y Padre de la Tierra?
Ciudadanos del Reino de Dios, el Espíritu
lo grita a voz abierta:
sacaros de los rostros los ojos
antes de ver llover sobre vuestras mejillas una lágrima;
cortaros los músculos antes de que el
cuello sienta una fibra de piedad por quienes
devoraron naciones por cientos y hombres por millones.
¡Ay de vosotros los que traficáis con
seres humanos, niño, y mujeres, y violáis la Creación de Dios siguiendo el
ejemplo de vuestro rey, el Diablo!
¡Maldito es cada paso, maldita cada respiración
vuestra, maldita cada palabra que sale de vuestros negros sueños!
Amáis el Poder, Dios os mostrará
Poder, tan grande, tan enorme, tan gigante, que desapareceréis para siempre jamás
de la faz del Universo.
Sabed que las estrellas afinan
cuerdas, de laúdes y violines, de guitarras y pianos; las aguas de las
constelaciones lejos de vuestras miradas se preparan para el día de la Gran Fiesta,
el Gran Día de la Libertad. Extasiadas las estrellas les susurrarán al oído a las lumbreras
del Firmamento de los Cielos:
“¿Dónde está, hermana Luna, el
opresor, el tirano, el asesino de gentes, el devorados de pueblos?
¿Dónde, hermano Sol, esos santos, esos
profetas que sacrificaban a sus reyes generaciones enteras?
¿Dónde el bravo guerrero que creyó ser
un dios y en su demencia creyó poder destronar al Padre del Cosmos?
Nuestro baile es por tí, Madre Tierra. No llores por los hijos que se te perdieron en el abismo de su demencia. Su Padre los llamó y no vinieron; los volvió a llamar y se negaron a venir; les mandó a su Hijo Amado y lo despreciaron por venir con el Manto del Amor, el Manto del Rey. Tuvieron Salvación, no quisieron cura. Alégrate,
Tierra, tus hijos han sido elevados a lo más alto de los Cielos, son del Rey su
Delicia, de Dios tienen su Corazón. Vivirás eternamente. Tu Creador te ama. No será
arrancado de tu cuerpo el Árbol de la Vida.
Dios ha hablado, y así será: el que
quiera morir que muera. El que quiera vivir, que venga, se convierta y viva. El
Poder es de Dios y la Vida eterna está en su Hijo. Gloria por la Eternidad a Nuestro
Señor Jesucristo”.
¡Dios! mi alma se derrama por los cuatro costados. Siento que no puedo contener mis fuerzas. La Muerte campea por las regiones como caballo que cree su jinete domado al servicio de sus ambiciones y deseos. Los tiempos se agolpan en el horizonte, son como nubes espesas cargando baterías para reventar sobre las naciones la cólera de Infierno. ¿Hasta cuándo esta desnudez? ¿Qué? maldecir al que tú has maldecido si la maldición no tiene vuelta. Las tumbas están abiertas, las profanaciones son sin fin, las almas se levantan en silencio la confianza puesta en tu justicia. Nadie se atreve a alzar su voz para pedir ni venganza ni clemencia. El Temor a tu Poder embarga a los muertos, es como una cadena alrededor de la garganta, quien mueve los labios a sí mismo se condena. ¿No
está ya tu Corazón abierto al oído de tu Creación? ¿Cuántas veces habremos de
decir, “Estamos hartos de desprecio, Señor, nuestra alma no puede soportar más tanta
humillación, tanta soledad y silencio”?
Álzate Rey y muestra al Mundo tu Gloria. La Muerte y sus ejércitos, tienen en el Oro su Fuerza y su Poder, te desprecian y se ríen de tu Fuerza. ¿Tendremos que igualarlos en demencia y vistiéndonos de guerra hasta los dientes devolverles ojo por ojo, diente por diente, piedra por piedra, sangre por sangre, ofensa por ofensa? No permitas, Dios, que tus hijos se tomen la justicia por sus manos y en su dolor alcen sus brazos contra tu Creación. ¿Buscamos acaso el Poder? ¿No es nuestra gloria tu Corazón? ¿Qué tiene que ver con nosotros ejércitos y montañas de oro? Ser tus hijos es nuestra Existencia. Fuera de tu Corazón ¿quién quiere vivir? Levántate,
Dios y Rey Nuestro, en tu Majestad cubre la Tierra con la gloria de tu corona.
Y con las estrellas de los Cielos nos uniremos a bailar la Fiesta del Gran Día de
la Libertad y cogidos de las manos con ellas cantaremos : ¿Dónde el profeta, dónde
el santo? ¿Dónde el genio y dónde el sabio? Tú lo eres Todo, nada somos
nosotros. El Rey es nuestro Dios. Y Dios es nuestro Padre.
Como pajarillo, me he hecho yo un nido en un árbol del paraíso. Desde mi rama contemplo el valle y los bosques de árboles sin fin, gigantes conversando con las nubes, y aves de todas las especies que descansan y corren y vuelan y ríen, no hay cazador que las asuste, no hay cazador que las busque, ¡no hay cazador! No hay trampas ni redes ni flechas ni lanzas, ni espadas ni balas. La Paz es Universal. La Paz es eterna.
La Paz es como un niño nacido para no perder jamás su inocencia. El cielo se
viste de puertas al Universo. La luz viene del Monte de Dios. Allí vive el Sol.
Dios es la Luz que alimenta toda vida en el Paraíso. Y Su Luz comunica a toda
su Creación Su vida eterna.
Hoy volaré hacia una cordillera en
las distancias que separan dos Mundos. Y Tres. Y Cuatro. Y Cinco. Y Diez. El
Reloj de la Eternidad y el de la Creación no se detienen nunca. El Paraíso de
Dios crece hasta cubrir el Infinito. Tiene tiempo. La Eternidad tiene espacio. Bienvenidos a La tierra de las
Maravillas. Sois Ciudadanos del Reino de Dios. Jamás un hermano alzará su brazo
contra su hermano. Dios ha retirado todo Poder y lo ha depositado en las Manos
de su Hijo. Ha declarado Dios a su Hijo Señor de toda la Creación, y quien no
lo adore como se adora a Dios no entrará
en su Paraíso.
Arrojad pues lejos vuestra locura por
el Poder. Levantad un fuego y arrojad a sus llamas vuestra plata y vuestro oro.
Ni vuestra demencia ni vuestros metales cruzarán la Puerta de la Vida.
Así está escrito, y así se cumplirá.
16-7-20
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