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CRISTO RAUL DE YAVÉ Y SIÓN

CONTRA EL ANTICRISTO

LA BIBLIA SOLA

Respuesta de un hijo de Dios a la Declaración de Guerra de Westminster contra la Unidad de la Plenitud de las Naciones Cristianas

 

PRIMERA PARTE

EL ARGUMENTO DEL DIABLO

 

CAPÍTULO PRIMERO

DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

 

 

C.W.- Aunque la luz de la naturaleza, las obras de la creación y providencia manifiestan la bondad, la sabiduría y el poder de Dios de tal manera que los seres humanos no tienen excusa delante de Dios…

 C.R.- Sí tienen excusa los seres humanos delante de Dios; pues si no la tuvieran no hubiese tenido sentido la Justicia por la Fe ni la Justificación de los pecados por la Gracia. Fue porque Dios excusó la ignorancia de nuestros padres en la Caída de Adán que levantó Dios la Cruz de la Redención, en la que todos quedaron justificados de su ignorancia y de su incredulidad en la existencia de un Dios Creador, Señor del Infinito y de la Eternidad, Padre de un Hijo de su misma Naturaleza, Increado, no creado, Luz de Luz, Dios de Dios, etcétera.

Afirmar que los hombres “no tienen excusa” es negarle a la Cruz Virtud y Sabiduría, y reducir la Redención por la Sangre del Cordero de Dios a un acto de aburrimiento innecesario acometido por Dios con el solo fin de atormentar a sus hijos, echándoselos a los leones por comida, y a los Romanos para diversión en sus macabros espectáculos cirquenses.

De no haber tenido excusas los hombres para ser justificados por Dios ¿por qué iba a justificar Dios a los hombres? ¿Para matar el tiempo? En absoluto, pues todo hombre fue condenado por el pecado de un solo hombre y de aquí que un solo hombre cargase con la culpa de todos los hombres, a fin de que en su Justicia todos los hombres fuesen excusados de sus crímenes y se reconciliasen con Dios, su Creador, en la Gracia de quienes han sido liberados del Poder de la Ignorancia y de la esclavitud a la Muerte, a la que fueron todos los hombres entregados como esclavos por efecto de la Transgresión de un solo hombre, aquel Adán, padre de Set, padre de Noé, padre de Abraham, padre de Israel, padre de David, padre de Jesús, hijo de María, hija de Eva, mujer de Adán, rey, cuya corona bajó del Cielo y por cuya Transgresión fue abandonado el Género Humano a la Ignorancia y a la Muerte.

¿Qué Justicia sería la de Dios si condenando a todo un mundo por la Desobediencia de un sólo hombre no justificase los delitos de todos los hombres cometidos a efectos de la maldición que les tocó vivir por el Crimen de un único hombre?

Pero si hubo Redención hubo Justificación, y si hubo Justificación los hombres tenían que ser excusados. Necesidad que el Hijo de Dios recogió en sus manos y ofreciéndose como Cordero de Dios, según la Ley de Moisés sobre los pecados cometidos en Ignorancia, derramando su Sangre excusó a todos los hombres, limpiándolos de sus delitos y reconciliándolos con Dios.

Error terrible de Principio por tanto el de esta afirmación. Porque, según sabemos Hoy, después de la Manifestación del Hijo de Dios, ni la Creación ni la Naturaleza fueron ni son suficientes para dar a conocer esta Paternidad Divina sobre un Hijo de sus propias Entrañas Increadas. Es únicamente mediante la Revelación Divina que el Hombre alcanza este Conocimiento. Y pues que Dios quiso edificar este Conocimiento en Hechos, nos dio la Visión de ese Hijo en Carne y Hueso a fin de que teniéndolo entre nosotros mediante sus Obras, Obras de Dios, los hombres quedásemos establecidos sobre esta Realidad Divina.

C.W.- … sin embargo, éstas no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación …

 C.R.-Negando lo anterior afirma lo contrario el Confesor. Si primero dice que son suficientes las obras naturales divinas, ahora dice que son incompetentes para delinear el camino de la salvación. De donde se ve las tinieblas de la que parte su confesión.

Es sabido que la existencia de un Dios Todopoderoso ha sido sentida y vivida por todos los pueblos del género humano desde el principio de los tiempos. No hay pueblo, por muy atrasado que viva o haya vivido en el terreno de la civilización, que no haya adorado a un dios todopoderoso, y no haya vivido bajo una religión extraída de la experiencia de los sentidos racionales humanos. Pues Dios articula su creación de manera que por los sentidos se despierte la inteligencia a Su existencia.

 Desde que el hombre tiene uso de razón, desde la Polinesia hasta las heladas tierras del Norte del Canadá, desde las estepas hasta los desiertos, todos los pueblos del género humano comenzaron su andadura en la civilización de la mano de un Dios. Negar este hecho es negar la existencia de la civilización. Sin embargo este sentido racional no es suficiente para penetrar en la Vida Divina y conocer a Dios más allá de sus Atributos. La Creación habla de su Creador, pero del Dios en ese Creador sólo Dios puede hablar. Tanto es así que aun los Judíos conociendo a Dios desconocieron la existencia de este Hijo Todopoderoso, Increado, no creado, de la misma Naturaleza que el Padre, de quien el propio YAVÉ DIOS dice “TÚ ERES DIOS”.

Efectivamente, si la Creación se bastase sola para descubrir a la razón natural la existencia de este Hijo Todopoderoso, quien con su Poderosa Palabra creó la Luz y la separó de las Tinieblas, ningún hombre sería sujeto de justificación y excusa. Pero puesto que todos los hombres, incluyendo a los hijos de Abraham, fueron apartados de esta revelación, todos los hombres tuvieron Necesidad de ser excusados, justificados y redimidos por los crímenes cometidos en su Ignorancia. De donde se ve que el confesor no sabía de lo que estaba hablando, ni habló bajo Inspiración Divina, pues Dios no puede engañar a nadie, ni promover error en nadie. Él es la Verdad, la Mentira no tiene en El parte. Él es Sabiduría, la Ignorancia no tiene en su Mente arte. El arte engañoso es el de este Confesor al hablar de Dios y hacer olvidar al lector que hablar de Dios olvidando hablar de su Hijo es cometer delito contra la Divinidad del Padre y del Hijo.

CW.- … Por lo tanto, agradó al Señor, en diferentes épocas y de diversas maneras, revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su iglesia…

C.R.- ¿Iglesia? ¿Pero la Iglesia existió antes de Jesucristo? ¿En qué libro se declaró YAVÉ DIOS Cabeza de la Religión Judía a la manera que Jesús lo hizo respecto a la Religión de Cristo?

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, quien es su Cabeza. Está escrito. Y está escrito con la tinta de la sangre del Pueblo del Cordero de Dios que le siguió al Martirio. Si la Religión Judía hubiese sido una Iglesia entonces Dios en Persona hubiese sido su Cabeza y en consecuencia la Destrucción del Templo de Jerusalén hubiese sido imposible de acometer, y el acto de su destrucción hubiese sido una Rebelión Satánica de parte del Hijo contra el Padre. Acusación que fuera, en definitiva, la que fue lanzada contra Jesús por parte del Templo de Jerusalén.

 Sin embargo la Religión Judía fue fundada sobre un Pacto entre Dios y los hijos de Israel por el que mientras los hijos de Abraham se mantuviesen en la Ley, vivirían por la Ley, pero ese Pacto quedaría roto en el momento en que la parte humana hiciese de la Ley un escándalo para Dios. Escándalo que se consumó en los días de Herodes bajo el Imperio de Roma.

La Iglesia fue fundada sobre una Alianza Eterna entre los hombres y Dios en razón de la cual Dios no romperá jamás su Alianza con Cristo. En nombre de Dios firmó su Hijo Jesús, Unigénito en razón de su Naturaleza Divina, Primogénito en razón del Amor del Creador por su Creación, sobre la que no solo extiende su Reino sino también su Paternidad.

En nombre del hombre firmó Cristo, el hijo de David, hijo de Adán.

La Alianza se selló por la parte de Dios con la Cruz de su Hijo; por la parte humana con la sangre de los hijos de Abraham quienes uniéndose a Cristo derramaron la suya en Signo Sempiterno de Fidelidad.

¿De qué Iglesia, pues, estaba hablando el Confesor? ¿Acaso los sacerdotes cristianos son profetas? ¿Es que los pastores cristianos resucitan muertos, y separan aguas de ríos y mares?

Llamar a la religión fundada sobre la ley de Moisés Iglesia es acusar a Jesús, Fundador de la Iglesia de Cristo, de Rebelión abierta contra la Iglesia de Dios, y admitir por bueno el juicio contra Él por los Judíos cuando le acusaron de ser un hijo de Satanás. Es decir, lo que Satanás buscó al engañar a Eva, dividir al Padre y al Hijo, es lo que hacía Jesús, desde esta óptica del Confesor, al echar abajo el Templo de Jerusalén y levantar un Nuevo Templo sobre Fundamentos Nuevos.

Suponiendo que la religión judía fue fundada sobre los fundamentos de la Iglesia Cristiana. Pero no lo fue. Y como no lo fue, se entiende que el Confesor desprecie a la Iglesia fundada por Jesús y se dé a fundar una nueva acorde a sus propios pensamientos de lo que debe ser una Iglesia, que según su visión no tiene en absoluto que ver con Dios como Cabeza del Cuerpo de los Siervos y Pastores del Señor, de cuya Divinidad se alimentan y en virtud de la cual el Templo de Cristo, aunque se corrompe, como dijo San Pedro, es indestructible en virtud de quien es su Cabeza y la Fuente de su Existencia. Tal cual se ha demostrado durante los pasados Milenios.

 En definitiva el Templo de Cristo fue fundado sobre una Alianza sempiterna; el de Jerusalén en cambio lo fue sobre un Pacto, condicionado a la obediencia de los hijos de Israel, que le dejaba a Dios las manos libres para dar por liquidado dicho Pacto en cuanto la Infidelidad derramase el vaso de Su paciencia. Como así fue. Y fue así, porque Dios nunca se estableció como Cabeza de los sacerdotes del Templo de Jerusalén: en cambio la Iglesia nació cuando Dios, en la persona de su Hijo, se declaró la Cabeza de los Sacerdotes del Templo Cristiano. Así pues, el Confesor firmante habló falazmente de Dios y de la Iglesia. Veamos que tiene que decir aun sobre este particular

C.W.- … Luego para la mejor preservación y propagación de la verdad, y para el establecimiento y consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la carne, la malicia de Satanás y del mundo, le agradó también poner por escrito dicha revelación, en forma completa....

C.R.- Es evidente de la lectura de este párrafo que el Confesor no conocía a Dios según Dios se conoce a Sí Mismo, pues si hubiera tenido el Conocimiento Verdadero del Hijo de Dios no hubiese confundido nunca “el agrado” con ¡la NECESIDAD!, que es el núcleo desde el que, consumada la Caída, Dios genera todos los procesos históricos con miras a la Revolución Biohistórica que anunció al decir “He aquí que hago unos Nuevos Cielos y una Nueva Tierra”.

La Caída del Hombre fue un Acontecimiento de alcance cósmico de tales dimensiones que Dios se replanteó los fundamentos de su Creación y se dispuso a Reconfigurar toda la estructura de Su relación con Sus Criaturas. La Caída fue una Declaración de Guerra. La Cruz no fue un Teatro. Fue el resultado de un Duelo a muerte entre dos formas de ver la Creación. Satanás defendía la evolución del Reino de los hijos de Dios hacia un Olimpo de dioses instalados más allá del bien y del mal. Dios se negaba a dar su bendición a semejante locura.

¿Qué tenía que decir su Hijo Amado? ¿En qué bando se situaría? ¿Sucumbiría el hijo de Adán, hijo de David, a la tentación de la Fruta Prohibida: la Guerra?

 Dios no dudó nunca de la Respuesta del Hijo nacido de sus entrañas increadas; y de aquí que anunciase desde el principio el final.

El Libro de Dios es un Libro de Guerra Total contra el Diablo, el Infierno y la Muerte. Quienes lo leen con ojos de hombres en los que no vive el espíritu del Hijo sucumben a la tentación de Satanás. La Guerra de los 30 Años fue la Caída de Adán recreada en vivo para nuestros tiempos. Ya lo dijo el Espíritu Santo, “CRISTO, prototipo de ADÁN”, mas al que no tiene inteligencia no le sirve de nada la verdad.

 C.W.- … por todo lo cual las Santas Escrituras son muy necesarias…

C.R.- ¿Para qué? le preguntaremos al Confesor, ¿para conocer la Naturaleza de la Guerra entre Dios y la Muerte que hizo de la Tierra su campo de batalla? ¿O para manipular a los ignorantes y edificar sobre su ignorancia una nueva religión que usando el nombre de Dios en vano no tiene otra naturaleza que sostener una corona humana sobre un pueblo liberado de su libertad y hecho de nuevo esclavo de una voluntad no humana?

C.W.- … y tanto más cuanto que han cesado ya los modos anteriores por los cuales Dios reveló su voluntad a su Iglesia…

C.R.- La respuesta final del Confesor es neta. Afirmándose en la naturaleza eclesiástica del templo de Jerusalén anula la Alianza de Cristo y propone otra con Dios, sin Cristo. Pues si la Iglesia no es más que un pacto entre Dios y los hombres, ¿qué necesidad hay de Cristo una vez que una nación se ofrece para pactar con Dios en nombre de su reina? ¿Es acaso el rey y la reina de Inglaterra inferior al hijo de un Carpintero?

Habiendo aceptado de la mano de un Carpintero un Nuevo Pacto ¿por qué iba a rechazar Dios un Pacto entre reyes, sin Cristo?

Tremenda la declaración final de este capítulo: “Dios ha muerto”. A título de comunicación, se le declara caput. Dios no se manifiesta. Dios no se revela. End of the story. Dios nos ha dado a los hombres un Libro y allá que hasta el Día del Juicio Final cada cual se busque la vida.

 La declaración no puede ser más anticristiana. El Confesor declara rota toda Comunicación con Cristo, la Cabeza de la Iglesia, Dios. Y sin embargo no es un hipócrita. Es únicamente lógico que declarando no ser la Iglesia una Unión Espiritual entre Dios y el Hombre por el que Dios deviene su Cabeza y el Sacerdote su Cuerpo, ni siendo la Nueva Iglesia que el Confesor edifica de esta naturaleza, clara y libremente manifiesta que en adelante la Comunicación con el Señor queda rota y todos deben atenerse a las Escrituras. Resumiendo que la letra no mata. Y que Jesús mintió.

 

 

 

CAPÍTULO SEGUNDO

LA CUESTIÓN DEL CANON DE LAS ESCRITURAS SAGRADAS

 

Escribiendo su Confesión tras mojar la pluma en la sangre de miles de vidas humanas sacrificadas en las Islas a su divinidad, el Confesor continúa:

C.W.- Bajo el nombre de Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y vida. Estos libros son: Antiguo Testamento Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Ruth I Samuel II Samuel I Reyes II Reyes I Crónicas II Crónicas Esdras Nehemías

TOBIAS Y JUDIT. NO

Esther

I MACABEOS y II MACABEOS. NO

Job Salmos Proverbios Eclesiastés Cantar de los Cantares

 SABIDURIA. ECLESIASTICO. NO

Isaías Jeremías Lamentaciones

BARUC. NO

Ezequiel Daniel Oseas Joel Amos Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías Nuevo Testamento Los Evangelios: Mateo Marcos Lucas Juan Los Hechos de los Apóstoles Epístolas de San Pablo: Romanos I Corintios II Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses I Tesalonicenses II Tesalonicenses I Timoteo II Timoteo Tito Filemón Hebreos Epístola de Santiago I y II de San Pedro I , II , y III de San Juan La Epístola de San Judas Apocalipsis

C.R.- El Confesor, de una inteligencia muy fina, capaz de extraer de las Minas de la Inteligencia Divina piedrecitas sueltas con las que construir su propia Sagrada Escritura, pasó de largo por el EPILOGO del Libro de Dios, donde está escrito:

APOCALIPSIS. Está escrito: “Y me dijo: Estas son las palabras fieles y verdaderas, y el Señor, Dios de los espíritus de los profetas, envió su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que están para suceder pronto. He aquí que vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Y yo, Juan, oí y vi estas cosas. Cuando las oí y , caí de hinojos para postrarme a los pies del ángel que me las mostraba. Pero me dijo: No hagas eso, pues soy consiervo tuyo, y de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro; adora a Dios. Y me dijo: No selles los discursos de la profecía de este libro, porque el tiempo está cercano. El que es injusto continúe aún en sus injusticias, el torpe prosiga en sus torpezas, el justo practique aún la justicia y el santo santifíquese más. He aquí que vengo presto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras: Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin. Bienaventurados los que lavan sus túnicas para tener derecho al árbol de la vida y a entrar por las puertas que dan acceso a la ciudad. Fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira.

 Yo, Jesús, envié a un ángel para testificaros estas cosas sobre las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella brillante de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que escucha diga: Ven. Y el que tenga sed, venga, y el que quiera tome gratis el agua de la vida.

Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que están escritos en este libro. Dice el que testifica estas cosas: Sí, vengo pronto. Amén. Ven, Señor Jesús”

Ahora veamos de qué “libro” está hablando el Hijo de Dios. El Confesor y con él todos los Confesores dieron por sentado que ese “libro” al que Dios Unigénito hace referencia es el Apocalipsis. Error. Grave Error. Error maligno, error en la raíz de las guerras, epidemias y hambres que asolaron Alemania y las tierras protestantes en cumplimiento de la profecía dispuesta por el Señor en Revelación a su Siervo y hermano, San Juan.

A fin de darle cuerpo a esta verdad me manifiesto. El Libro de Dios, universalmente conocido como “la Biblia”, es un grito de Victoria que recoge el Espíritu Santo, se lo entrega Sellado a la Esposa del Vencedor en la Promesa Todopoderosa del Nacimiento de un Heredero quien por la Gracia de su Padre, el Señor Jesús, abriría ese Sello y en Obediencia a Dios leería su Contenido al mundo para su Conversión al Rey, Jesucristo.

La Guerra entre la Muerte y Dios se había consumado. La Guerra del Infierno contra el Paraíso había sido ganada por el Hijo para Dios. Había sido la esperanza del Diablo, príncipe del Infierno, “la serpiente Antigua”, Satanás, que el Hijo de Dios se sintiese “tentado” y sumándose a su guerra de conversión del Imperio de Dios en un Olimpo de dioses más allá del Bien y del Mal, la Conversión del Hijo de Dios al Satanismo forzase a Dios Padre a bendecir dicha revolución diabólica en virtud de la cual todos los Pueblos de la Creación, presentes y futuros, quedarían a merced de las pasiones de los hijos de Dios, desde entonces investidos con el poder de dioses, ergo para disfrutar de Libertad Absoluta y jugar con los reinos como peones en el ajedrez de sus entretenimientos. Esperanza diabólica vana.

Ni como hombre ni como hijo de Dios, Jesús, Rey de reyes y Señor de señores del Imperio de Dios, se sumaría al Eje del Dragón de cuya boca maligna salió el fuego que encendió entre los hermanos la Guerra y devoró el Paraíso hasta convertirlo en el Infierno que el Género humano ha vivido desde aquel día terrible en que una criatura desnuda en las ciencias y las artes de la guerra fue engañada y arrastrada en su ignorancia a declararle la guerra al Espíritu Santo.

La Respuesta del Hijo de Dios fue firme, contundente, final: Antes la muerte que asociar su Nombre a semejante Crimen Inmundo.

El Hecho es que siendo Dios verdadero de Dios Verdadero, YAVÉ DIOS, su Padre, Señor de Moisés, no albergó ni partícula de Duda sobre la Respuesta de su Hijo Unigénito al Reto que le había puesto sobre la mesa a la Casa de Dios aquel hijo Rebelde que se atrevió a declararle la Guerra a su Creador. Mas era necesario que toda la Casa de Dios en su plenitud viese y oyese esa respuesta. Y no solo la oyese sino que el Hijo la llevase a hechos.

Es fácil decir “antes muerto” que subirse a la Cruz. Elegir dejar la Corona de su Imperio Universal en las manos de su Padre Eterno a ser Emperador Todopoderoso sobre una casa de dioses demoníacos para quienes la vida de los pueblos no sería sino ejércitos de soldaditos de plomo, esta Elección necesitaba verla la Casa de Dios. ¿Subiría el Hijo de Dios a la Cruz?

¿Gritaría el Hijo de Dios, quien jamás había conocido Sufrimiento ni Dolor, por su Padre protegido de todo Mal desde su Nacimiento en la Eternidad, ese “NUNCA JAMÁS” que con todas sus almas y sus corazones los hijos de Dios esperaban oír? ¿Se oiría ese Grito de Victoria desde la Cruz?

Sí, se oyó este Canto: Gloria al Hijo de Dios por la Eternidad de las eternidades, Gloria al Padre de semejante Hijo Digno Hijo de su Corazón y su Espíritu ¿Quién sino TÚ, Rey Divino, será el destinatario de la adoración de la Creación entera? Así lo ha querido tu Padre en su Exaltación de Amor Infinito por tu Corazón Sin Mancha, Roca Indestructible más fuerte y bella que el Diamante. Que te adoren todos los pueblos con la Adoración debida al Señor de la Eternidad y del Infinito, Creador de las galaxias sin número que pueblan el Cosmos y las estrellas innumerables que pueblan los Cielos. Y sea maldito, desterrado de Su Presencia por la Eternidad quien no doble sus Rodillas ante TU TRONO, Rey y Señor, TÚ, Jesucristo.

Necios Confesores ¡cómo os atrevisteis a tocar el Libro de Dios con vuestras manos llenas de sangre, la sangre de vuestros hermanos! Pecado terrible fue y sigue siendo el vuestro, os atrevisteis a arrancarle capítulos enteros al Libro de Dios, pues os dijisteis, “no están escritos por Dios, son únicamente de Inspiración Divina, los hombres son su autor. Ea, pues, arranquemos lo que queramos y creémonos una biblia a nuestra medida”.

Más os hubiese valido arrancaros las manos, y hasta los ojos y las orejas que haber puesto vuestros sentidos sobre el Libro que Dios escribió con la sangre de sus profetas y selló con la de su propio Hijo. Durante quince siglos la Esposa de Cristo guardó en su regazo, como se guarda el tesoro más valioso del mundo, el Libro de Dios, Obra Divina. La defendió con su vida. Os la comunicó de palabra, os la transmitió libremente. No quitó ni añadió tilde al Texto. Según el pueblo cristiano fue creciendo en inteligencia, el Espíritu Santo en sus Siervos los Obispos os transmitió las enseñanzas necesarias para seguir navegando por los siglos. ¿Y decís que el Espíritu Santo dejó de hablar al reunirse en el Cielo con su Señor el último de los Siervos?

Negáis a Dios. Vuestra Ignorancia no tiene cura. Os bañasteis en la sangre de vuestra locura, creísteis que el Hijo de Dios bendecía vuestras guerras y vuestras masacres, vuestros genocidios contra quienes os precedieron en la Fe. Devorasteis la mano que os dio a comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ¿No oís el Grito de Victoria desde la Cruz? ¿Oís la voz de la creación y no oís la Voz de su Creador?

Hipócritas, adoradores de coronas a las que para justificar vuestra demencia investís de la dignidad divina que le corresponde sólo a quien es la Cabeza de la Iglesia Universal, Jesucristo, cuyo Nombre Sagrado pusisteis en vuestras bocas, para escándalo del Cielo y de la Tierra, mientras con vuestras manos apuñalabais por millones a los hijos de Europa. ¿Creéis que vais a escapar al Juico del Señor gloriándoos de haber matado en su Nombre a sus pueblos de la Tierra?

Confuso estoy por la Bondad sin límites del Creador de todas las cosas, pues donde hubiera debido pagar con extinción y regreso al polvo en precio a las obras, después de haber dividido las iglesias y haberlas entregado a la Guerra, abre Hoy su Boca y os llama a Obediencia.

En lugar de abriros las puertas del Abismo y arrojaros a las Tinieblas del Destierro eterno de su Creación, he aquí que os abre la Puerta de su Reino y desde la Torre os llama a correr y entrar antes que sus siervos salgan a quemar los campos donde la Cizaña será atada en haces. Deponed vuestro orgullo, arrodilláis ante el Rey y Señor Jesucristo.

Esta es la Confesión sempiterna de la Creación de Dios: “No tenemos más Rey y Señor que el Hijo de Dios, aquí en la Tierra y allí en el Cielo”.

Rico en perdón es el Hijo de aquel Señor de Moisés quien en su Misericordia soportó los delitos y transgresiones de su Pueblo Israel durante siglos y siglos. Pero no juguéis a los dados. No sea que derramada su Paciencia se derrame sobre vosotros la Destrucción que por hacer eso sufrió el Pueblo de Jacob.

El Canon de las Sagradas Escrituras fue legado por el Espíritu Santo a la Iglesia Católica. La BIBLIA no es un libro escrito por Hombres bajo inspiración Divina. Dios en persona lo escribió, el hombre por pluma mediante. Apartad vuestras manos del Libro de Dios, vuestras manos están llenas de sangre. Desde el Génesis, su Prólogo, hasta el Apocalipsis, su Epílogo, la Obra es Divina por Naturaleza de su Autor. No reconoce Dios por Obra suya libro otro alguno, ni escrito por cristianos ni fuera de la cristiandad. Libros inspirados por Voluntad suya son los libros de los llamados “Padres de la Iglesia”, sus santos. Todos ellos ordenados por su Espíritu en razón de la inteligencia de los tiempos para guiar a los pueblos cristiano por la carretera de los siglos. A nadie le dio Dios el Poder de abrir la Puerta tras la que encerró su Libro sino al heredero de su Hijo, quien habría de heredar el Poder de abrir su Contenido y darlo a conocer a las naciones en el tiempo señalado para la Manifestación de la gloria de la libertad de los hijos de Dios, de la Descendencia de Cristo. Nacido este Día, la Lectura del Testamento Sellado con la Sangre del Testador Divino, ese Contenido ha sido abierta desplegado, el acceso tiene por Puerta “LA HISTORIA DIVINA DE JESUCRISTO”.

Así, pues, respondido el error, fuente de tinieblas, con la luz que viene de la inteligencia según Dios, cierro aquí este Capítulo.

 

 

 

CAPÍTULO TERCERO

LA SALVACION POR LA BIBLIA SOLA

 

CW.-Los Apócrifos no siendo de inspiración divina, no son parte del canon de la Biblia, y por tanto no tienen autoridad en la Iglesia de Dios, ni deben ser aprobados o usados de otra manera que como escritos humanos”.

C.R.-Y seguimos. Si hablando de las Sagradas Escrituras en el anterior apartado el Confesor se atrevió a usar la espada para mutilar el Libro Divino en razón del terror que su espada infundía a los hombres, haciéndolo sin ninguna otra razón más que su deseo de imponer su voluntad, en este apartado se atreve a alzar la espada del terror, que con tanta generosidad el pueblo Irlandés probó hasta el genocidio, contra la Iglesia Madre de todas las iglesias, esa misma que con tanta paciencia sufrió a sus propios siervos durante siglos.

Si el Confesor hubiese sido un Historiador de las escuelas británicas posteriores, conquistadoras del respeto de todas las inteligencias libres, independientes y sanas, abierta a la discusión académica sobre la naturaleza divina o no divina de los dos Libros de los Macabeos, por ejemplo, desde esta óptica de quien pretende glorificar al Autor Sagrado contra quienes abusando de su posición en el clero hubiesen impuesto unos libros apócrifos, cosa que nunca tuvo lugar, si este hubiese sido el caso la discusión hubiese quedado para ser tratada. ¿Pero quiénes fueron esos que se atrevieron a quitarle la Palabra al Espíritu Santo que en el Concilio de Nicea, bajo el Poder de Constantino el Grande, siervo de Dios en lo temporal, reuniendo Dios a todos sus santos estableció el Canon de su Libro para ser sellado por la Eternidad?

No fueron Historiadores de las escuelas de Oxford y Cambridge quienes en nombre de las ciencias históricas se atrevieron a discutirle al Espíritu Santo qué sentido tiene incluir el Libro de Judit en las Sagradas Escrituras. No, para nada, era una escuela de terroristas avezados en la guerra y el crimen, y he aquí la abominación: en nombre de Dios. Negando la Sacralidad de Macabeos, Judit, Tobías, Sabiduría y Eclesiástico, el Confesor y su banda de terroristas se atrevía a invadir las puertas del Concilio de Nicea y bajo pena de muerte amenazar al mismo Dios. Horror de horrores, se atrevió Satanás a declararle la guerra a Dios Padre y a Dios Hijo porque no le gustaba la Ley de Paz universal y de Justicia Inmaculada e Inmarcesible que el Espíritu Santo encarna, y estos bárbaros hijos de bárbaros, sin cerebro excepto para matar, asesinar, devastar, aterrorizar, borrachos de sangre, enloquecidos por la carne humana que habían devorado, se atrevían a seguir la conducta del Diablo y querían poner a Dios de rodillas delante de sus Confesión o no quedaría cabeza sobre hombro, escandalizando al Cielo en nombre de Dios.

Entonces, hijos de la Confesión del 1647, confesadlo delante de todo el Cielo y del Rey, ¿erró el Espíritu Santo en el Concilio de Nicea? ¿No estuvo presente el Espíritu Santo en el Concilio de Nicea? ¿El Señor es entonces un mentiroso, un impostor, y diciendo “Donde quiera que estéis vosotros estaré yo”, estando allí sus Discípulos, sus Siervos, no estaba Él allí presente? ¿Negáis que el Concilio de Nicea fuera reunido por Dios para sellar su Libro? Hablad, aun estáis a tiempo. ¿No sabéis que quien niega al Espíritu Santo niega al Hijo y al Padre? Y vosotros pueblo necio sin cerebro para las cosas de la salvación de vuestras almas, que las dejáis en las manos de ladrones de almas al servicio del Diablo, ¿qué texto manipula el Confesor para apoyar su abominación? ¡A San Pedro! Dice el Espíritu Santo: porque la profecía no ha sido jamás proferida por humana voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios. Y uno se pregunta ¿y qué tiene que ver esto con los libros profanados? ¿Acaso Sansón fue profeta? ¿Lo fue Josué? ¿Lo fue Jefté? ¿Y por qué aparcáis de las obras de Salomón el Libro de la Sabiduría mientras absolvéis la vida del Libro de los Proverbios? ¿No habéis leído las profecías del Libro de la Sabiduría relatando la Venida del Mesías y los Dolores de sus Discípulos, plus la Gloria de su recompensa en Dios? ¿O es profecía lo que os interesa a vosotros y lo que no os interesa simplemente lo borráis? ¿Ser profeta o no serlo era la puerta de la Biblia? ¿Entonces por qué le perdonáis la vida a la reina Ester?

Pero vuestra ignorancia sobrepasa, oh divinos, vuestra estupidez, pues una línea antes el mismo Espíritu que escribiera la línea que le robasteis, escribió: “Pues debéis ante todo saber que ninguna profecía de la Escritura es objeto de interpretación propia personal”. El Confesor no solo interpretó las escrituras proféticas sino que se levantó para exorcizar el espíritu de quien dijo de Sí mismo “El espíritu del Señor es el espíritu de profecía”, y siendo Cristo y Jesús la misma Persona, y Jesucristo es Dios Hijo, siendo el espíritu de Cristo y el espíritu de Dios una sola realidad, ergo, el espíritu de YAVÉ, ¿no habéis pecado al negar que el Espíritu Santo cerrara el Canon de su Libro, el Libro de Dios, en el Concilio de Nicea?

¿Los Capítulos del Libro de Dios unos deben ser usados como escritos humanos y los otros como de Dios porque vosotros lo decís? ¿Juzgáis la Acción de Dios en su Pueblo de Israel en razón de vuestra ignorancia y maldad? Pues si de ignorancia fuimos todos liberados por la Fe ¿de dónde procede la vuestra?

¿Manipuláis los textos Divinos a fin de proclamaros divinos vosotros? ¿No habéis oído que el Juicio del Señor comenzará por sus siervos y los pastores que dirigieron las almas de su pueblo al abismo? Negando la Autoridad del Espíritu Santo que en el Concilio de Nicea selló el Canon de las Sagradas Escrituras os condenáis a vosotros mismos. Y confesando que: La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún ser humano o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la Verdad en sí mismo), el autor de ellas, y por lo tanto deben ser recibidas porque son la Palabra de Dios. Afirmando esto no únicamente negáis que el Espíritu Santo estuviese presente en el Concilio de Nicea sino que ahora os proclamáis Dioses y en nombre de la Autoridad que la espada del terror os confiere negáis que las Sagradas Escrituras deban ser recibidas de las manos de la Iglesia Milenaria que el Señor Jesús fundó y los Apóstoles edificaron derramando su sangre y la del Pueblo Católico Romano de Italia, Francia, España, Grecia, y las naciones entonces dependientes del Imperio, que de aquí viene lo de “Iglesia Católica Romana”.

¿Negáis contra las Escrituras Sagradas que el Señor fundara Iglesia alguna y que los Apóstoles no edificaran iglesia? ¿Despreciáis el Testimonio de los cientos de miles de corderos inmaculados sacrificados en los teatros romanos para que el Género Humano resurgiera de sus cenizas cual ave fénix para no volver a morir ya jamás?

Necios, cuando decís que la autoridad de las Escrituras no depende de ningún testimonio anuláis:

1º. el valor sagrado del Testimonio de los Mártires que ofrecieron sus vidas en Testimonio de la Resurrección de Jesucristo, sin cuya Resurrección no habría Sagradas Escrituras.

2º. Reducís a nada el Testimonio del Espíritu Santo en sus hijos y siervos.

3º. Reducís a nada el Testimonio de los Apóstoles y de los Santos durante 1600 años.

 Pues que como los loros sin inteligencia repiten palabras que no entienden, así vosotros. ¿Acaso no os enseñaron a repetir lo que Dios Padre dijo?: “Vosotros sois mis Testigos”. ¿Y un Testigo qué es, cerebros borrachos de egolatrismo?

¿Un Testigo no es alguien que da un Testimonio sobre un acontecimiento? ¿Y qué Mayor Acontecimiento ha vivido la Humanidad que la Resurrección del Hijo de Dios? ¿No la anuncio Yavé Dios diciendo? : “He aquí que voy a hacer una Obra que si os la contaran no os la creeríais” .Y conociendo la dureza del mundo caído en las tinieblas dice “Vosotros sois mis Testigos”, porque si no los presentara ¡cómo creería el mundo el Acontecimiento!

Y vosotros, borrachos de ego, ¿abomináis de la Llamada Divina, así anulando su Juicio en la afirmación de un orgullo pervertido que le niega a Dios la Necesidad de la Sangre de aquellos Testigos? Tan bárbaro aquel Franco que en su orgullo dijo: “Si mis Francos hubiesen estado allí no te hubiesen crucificado”, Señor”, como este Britón que niega la necesidad del Testimonio de los Santos; y sin embargo el Franco habló por amor; este Anglicano, que devoraba a su propio pueblo, ¡cómo había de tenerlo! Y así continua diciendo:

C.W. - El testimonio de la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una estimación alta y reverencial por las Santas Escrituras. Asimismo, constituyen argumentos por los cuales ellas evidencian abundantemente, por sí mismas, ser la Palabra de Dios: el carácter celestial de su contenido, la eficacia de su doctrina, la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el propósito de todo su conjunto (que es dar toda gloria a Dios), la plena revelación que hacen del único camino de la salvación del ser humano, las muchas otras incomparables excelencias y su total perfección. Sin embargo, nuestra completa persuasión y seguridad de su infalible verdad y de su autoridad divina, proviene del Espíritu Santo que obra en nuestro interior, dando testimonio en nuestros corazones mediante la Palabra y con la Palabra.

C.R.- En efecto, primero niega la Existencia del Espíritu Santo en los Santos y anula su Testimonio en los Santos Padres de las iglesias durante XVII siglos; de repente el Espíritu Santo es patrimonio de la espada y el testimonio que ofrece el Confesor es el terror de su espada contra quien se atreva a discutir su irrefutable lógica. Veamos la nueva estructura de

El Espíritu Santo es Dios,

ellos tienen el Espíritu Santo, que obra en su Interior,

ellos tienen a Dios.

Ergo la conclusión: ellos son “Divinos”

Y “Divinos” se llamaban entre ellos, y como “Divinos” exigían que se les tratara. La pena de muerte contra los disidentes Católicos Romanos, y la expropiación de todos sus bienes, estaba servida. Y desde este carácter divino, una vez anulada la Validez del Testimonio de los Santos de las iglesias durante los 1600 años pasados, los “Divinos” se confirmaban de Necesidad para mantener los rebaños de los fieles en la Comunión de la Fe. Es decir, quitaban rey para poner rey. Pero de necios no tenían ni un pelo, no le daban la corona a nadie, se la repartían entre ellos. Leamos el argumento para validar semejante golpe de Estado contra el Reino de Dios.

C.W.- La totalidad del consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la fe, vida y salvación del ser humano, está expresamente expuesto en las Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia puede deducirse de ellas, a las cuales nada debe añadirse en ningún tiempo ya sea por nuevas revelaciones del Espíritu o por tradiciones humanas. Sin embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu es necesaria para una comprensión salvífica de las cosas reveladas en ellas. Reconocemos también que hay algunas circunstancias concernientes a la adoración de Dios y al gobierno de la Iglesia, comunes a todas las acciones y sociedades humanas, que deben ordenarse conforme a la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana, según las reglas generales de la Palabra, las cuales siempre han de ser obedecidas.

C.R.- No pretendían echar abajo la iglesia, pretendían que el monopolio de la obediencia pasara de los Obispos y de los santos a ellos personalmente. Ellos eran los nuevos apóstoles, los nuevos discípulos, y ay de quien se atreviera a llevarles la contraria. Si la Iglesia Católica Romana gobernó los Rebaños con puño de hierro, el Confesor seguiría la política del hijo de Salomón: “el meñique de mi mano es más grande que el puño de mi padre”.

¿Broma? Ninguna. Estamos hablando de Oliver Cromwell, un monstruo iluminado que se creía predestinado y elegido por Dios para exterminar a todos los católicos de las Islas Británicas. Fuego y terror fueron su argumento divino. Con esta autoridad el Confesor seguía celebrando su demencia, diciendo:

C.W.- Todas las cosas en las Escrituras no son igualmente evidentes en sí mismas, ni igualmente claras para todos. Sin embargo, todas aquellas cosas que son necesarias obedecer, creer y observar para la salvación están claramente propuestas y expuestas en uno u otro lugar de las Escrituras, para que no sólo los eruditos, sino también los que no son eruditos lleguen a una comprensión suficiente de ella mediante el debido uso de los medios ordinarios.

C.R.- Y digo yo, as, cómprese cada uno una biblia y mande al infierno todas las iglesias, destruya todos los templos y cada cual se monte su altar en su casa, y siga la fe de acuerdo a sus santas molleras. Es lo que se deriva de su declaración. Si de lo que se trata es de la salvación de cada cual y nadie puede contribuir a esta salvación porque todo está escrito, ¿por qué la necesidad de “los Divinos”, de sus iglesias, de sus crímenes contra quienes prefieren salvarse en comunidad y tener pastores que en sus momentos de debilidad sustenten la confianza en Dios?

Estamos ante un hipócrita forjado en los campos de batalla para quien la vida humana valía menos que una rata. Nadie tiene necesidad de iglesia porque la BIBLIA SOLA se basta para operar la salvación del alma, pero ay de quien se salga de la confesión de los Divinos.

Para el protestantismo Continental la “Fe sola” se basta. Pero el hipócrita luterano no echó abajo todas las iglesias, dejó que cada cual se las arreglase con su “fe sola”, que la “Fe sola” le salvaría; el hipócrita luterano echó a los sacerdotes católicos del templo para tener él el monopolio de los sacramentos, a los que redujo en número, como el buen abogado frustrado que fue Lutero, para que la operación no se descubriera.

El hipócrita isleño declara que “la Biblia sola” es necesaria para la salvación, pero no desmonta todo el negocio ni echa abajo los templos, para nada. Su hipocresía es malvada, pero el negocio de los sacramentos es opíparo; el hipócrita confesor no aspira a echar abajo los templos y fundar una nueva religión ajena a todas las instituciones oficiales establecidas por el Espíritu Santo a través y a lo largo de 17 siglos. Su intención era quedarse con el negocio, y tenía para hacerlo suyo por la espada del Terror, que el Dios que es Amor le puso en sus manos, según su psicopatología avanzada, para exterminar a todos los Católicos.

Dicho esto, el hipócrita, después de anular toda la Obra de Dios Padre e Hijo fundadas en el Testimonio de la Iglesia Católica desde sus Orígenes hasta ese año 1647, y para subsistir por la Eternidad, llama a la masa de ignorantes que de rodillas se pusieron una vez ante su ídolo, Enrique VIII; otra vez ante su diosa, Isabel I, y ahora se debía tirar al suelo ante el nuevo Dios de los Britones: Oliver Cromwell y su ejército para el Nuevo Orden Mundial. Que se les manifiesta como Dios, diciendo

C.W.- El Antiguo Testamento fue escrito en el idioma hebreo (que era la lengua del pueblo de Dios desde tiempos muy antiguos) y el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego (que era un idioma muy conocido por todas las naciones de aquel entonces). El Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en griego, siendo directamente inspirados por Dios y conservados puros en todos los tiempos por su singular cuidado y providencia, son por lo tanto auténticos. Por esta razón, en toda controversia religiosa, la iglesia debe apelar a ellos. El pueblo de Dios tiene derecho a las Escrituras y también tiene interés en ellas. Es más, se le ha ordenado leerlas y escudriñarlas en el temor de Dios. Pero como los idiomas originales de las Escrituras no son conocidos por todo el pueblo de Dios, éstas deben traducirse al idioma vernáculo de toda nación a donde lleguen. Esto tiene como finalidad que la Palabra de Dios more abundantemente en todos, para que adoren a Dios de manera aceptable, y para que tengan esperanza mediante la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.

C.R.- En verdad Dios tiene toda la culpa de lo que pasa en el mundo, de la Caída del Imperio Romano, del advenimiento de los bárbaros, de no haber sido inventada la imprenta sino hasta el siglo XVI y ser tan costosos los libros que sólo los reyes y los ricos podían permitirse tener una Biblia en casa. ¿O acaso no es Dios Todopoderoso y Omnisciente? ¿Por qué permitió tanto mal tanta ignorancia?

¿Pero cómo acusar a Dios sin invitar a ser despedazado? Para eso creó Dios la Iglesia, para llevar sobre sus hombros la Cruz de todos los males de este mundo, y cuando hay que buscar un culpable dirigir la culpa contra Ella. ¡Qué harían los malvados si la Iglesia Católica responsable de todos los males del cosmos no existiera! El hipócrita era un monstruo, pero no un tonto.

C.W.-La regla infalible de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por tanto, cuando hay duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto (el cual no es múltiple sino único), debe investigarse y entenderse mediante otras partes que hablen más claramente.

C.R.-Dios no existe. La metafísica de la Escritura no está en despertar la inteligencia para pedirle a Dios más inteligencia. Para nada. Dios nos dio los Divinos para que le dejasen en paz. Amén. Así que:

C.W.- El Espíritu Santo, que habla en la Escritura, y de cuya sentencia debemos depender, es el único Juez Supremo por quien deben decidirse todas las controversias religiosas, y por quien deben examinarse todos los decretos de los concilios, las opiniones de los antiguos escritores, las doctrinas humanas y las opiniones individuales.

C.R.- Y el Espíritu Santo que estaba en ellos, y el Espíritu Santo es Dios, y el Espíritu Santo eran ellos. Ellos… ellos eran Dios. Ellos “eran LOS DIVINOS”.

 Y aquí cerramos esta Cuestión afirmando que el Canon de las Sagradas Escrituras fue sellado en el Concilio de Nicea durante el reinado de Constantino el Grande, siervo de Dios. Que el Testimonio de los Santos y de los Padres de la Iglesia es necesario para la Salvación pues en ellos el Espíritu Santo ha estado con su Pueblo desde la Resurrección hasta entonces, desde entonces hasta nuestros días, y desde nuestros días estará con NOSOTROS hasta el fin de los tiempos, realidad divina que el Confesor niega al decir que la BIBLIA SOLA SALVA. Y negando la Presencia sempiterna del Espíritu Santo en la Iglesia y sus Pueblos, niega al Hijo de Dios, niega su Divinidad, niega su Veracidad, niega que su palabra sea Dios, niega que El haya estado con Nosotros. Y negando que haya estado con nosotros niega al Padre que nos dio a su Hijo para que estuviese con Nosotros como Dios Amado a quien acudir como Padre Nuestro, Rey, Señor, Maestro, Salvador, Héroe y Creador Nuestro, en una Palabra que Él sea DIOS CON NOSOTROS.

Terrible será el Juicio de este Señor Jesús cuando llame a los siervos indignos que mancharon con sus obras su Nombre entre los hombres, y aunque en su Defensa invoquen su Fidelidad intachable a la Doctrina del Espíritu Santo, terrible ha de ser el fuego por el que serán pasados. Pero vosotros ¿qué defensa abriréis ante ese mismo Espíritu Santo que negasteis aquí en la Tierra al afirmar que la BIBLIA SOLA basta para la salvación?

¿Subiréis al Cielo como Satanás para destronar al Espíritu Santo porque tenéis la Biblia? ¿O no leísteis nunca que Cristo es la Cabeza de la Iglesia? ¿Si despreciáis el Cuerpo no despreciáis la Cabeza? ¿Si maldecís a la Esposa Amada no maldecís a su Esposo? ¿Y teniendo hijo pretendéis que el hijo del Señor se calle ante vosotros? Mas la Voluntad de Dios es la que rige su Casa y es de esa Voluntad que en la Obediencia sea vuestra Maldad olvidada.

 

 

CAPÍTULO CUARTO

LA NATURALEZA DE LA SANTISIMA TRINIDAD

 

No hay palabra en este mundo que pueda hacer comprender en un solo sonido el infierno que un frustrado abogado alemán desencadenó sobre las naciones de Europa. O tal vez sí la hay. Decir “Hitler” es decir “Lutero”. Los frutos de la revolución Hitleriana y los de la Reforma Luterana sólo se distancian en la medida de tiempo durante las cuales entregaron Europa al Infierno. Los divinos luteranos, calvinistas y sectas de fanáticos tan versadas en Sagradas Escrituras, pero tan ocupadas en devorar las naciones europeas sembrando guerras sangrientas como jamás se vieron entre cristianos, seguidas de hambrunas que solo en Francia masacraron dos millones de criaturas, tales divinas eminencias y sacros intelectos no tuvieron nunca tiempo de leer lo que Dios Padre habló en boca de Dios Hijo y Dios Espíritu Santo escribió para que nadie se guiara por otra Filosofía que por la de las Obras: “Por las Obras los conoceréis”. Esta fue la Palabra que Lutero abolió y la Reforma hizo suya levantando el hacha de guerra contra la Filosofía de las Obras por Dios firmada.

Apenas la Declaración de Guerra asumida como Santa, la Teología Protestante comenzó a dar sus frutos: sus Obras fueron una cadena de guerras sin fin que desde la Masacre de los Campesinos a la Guerra de los Ochenta Años sembró Europa de Horror y Miseria, tales como la Guerra de los 30 Años, la Guerra Civil Británica llamada de los Tres Reinos: Inglaterra, Escocia e Irlanda; la Guerra Civil de Francia llamada de la Fronda; guerras en honor de los tres dioses de la Reforma : Lutero, Calvino y Enrique VIII, de cuyos tronos la Gran Plaga del 1665 de Londres, la Gran Plaga de Sevilla del 1649, y la Gran Hambruna de Francia del 1699, con la que se cerró el Siglo, fueron sus frutos más selectos, sus Obras más sagradas.

En los dos siglos de la Reforma fueron sacrificados al Moloc de la Teología de los Ciegos, “La Fe sola y la Biblia sola!”, la terrorífica cifra de docenas de millones de vidas. Sobre aquel cementerio de horror y terror la Revolución Industrial que conduciría a la Burguesía al Poder hizo su andadura hacia las Guerras Mundiales. Los padrinos de aquellos males, mientras nadaban en aquel océano de sangre, se tomaron un respiro para escribir esta Confesión Maligna, que no buscaba ponerle un fin a tanta miseria sino todo lo contrario, bendecir sus obras infernales antes de lanzarse de nuevo al mar de sangre en creciente que aún se avecinaba. Sin alma ni corazón de ninguna clase aquella banda de criminales se atrevió a decir:

C.W.- Hay un solo Dios, vivo y verdadero, quien es infinito en su ser y perfección, un Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o pasiones. Es inmutable, inmenso, eterno, incomprensible, todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre y absolutísimo. Hace todas las cosas según el consejo de su propia inmutable y justísima voluntad para su propia gloria. Es amorosísimo, benigno, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad. Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y es galardonador de aquellos que le buscan diligentemente. Además, es justísimo y terrible en sus juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera declarará como inocente al culpable.

C.R.- Tal firma el Diablo.

Con el primer párrafo: Hay un solo Dios, vivo y verdadero, quien es infinito en su ser y perfección, un Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, partes o pasiones… El Confesor Niega que el Hijo sea Dios, niega que Dios estuviese en la Tierra, niega que el Jesús sea Cristo de quien dice el Espíritu Santo que es la Cabeza de la Iglesia, su Cuerpo. ¿Puede Dios negarse a sí mismo?

Con el segundo párrafo: Es inmutable, inmenso, eterno, incomprensible, todopoderoso, sapientísimo, santísimo, totalmente libre y absolutísimo. Hace todas las cosas según el consejo de su propia inmutable y justísima voluntad para su propia gloria… el Confesor niega al Dios que dijo “Hagamos al Hombre a nuestra Imagen y Semejanza”. Y negándole al Hombre la posibilidad de Comprensión de su Creador, niega a Dios y a la Biblia misma, niega a Cristo y niega al cristiano toda posibilidad de ser hijo adoptivo verdadero de Dios. Ergo:

Niega a los Apóstoles Filiación Divina Adoptiva Verdadera;

niega la palabra de Cristo cuando los eleva a su propia Filiación.

Niega que el Espíritu Santo prometido les enseñase todas las cosas, según la Palabra del Señor: “Cuando El venga os lo dará a conocer todo”.

Con este segundo Párrafo el Confesor se declara Anticristiano, enemigo declarado de Jesucristo, cuyo Nombre usa exclusivamente para justificar su Confesión monstruosa, cuyo Nombre no ha invocado aún ni ha puesto en su boca.

Con el tercer párrafo: Es amorosísimo, benigno, misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad… el Confesor se lava las manos llenas de sangre y se limpia las quijadas llenas de carne humana hablando de Amor quien era Odio puro… …hablando de benignidad y misericordia quien tenía por norma la Crueldad y la Maldad más absoluta contra el enemigo, con su conducta despreciando al Cristo y al Dios que dijo y dice “Amad a vuestros enemigos” ¿cómo podía casarse la Iglesia Puritana con ese Cristo?.. …hablando de paciencia y abundancia de bondad y verdad ¿se estaba aplicando el hipócrita el cuento?

¡Qué Paciencia tuvo Dios con la Isla de los santos!, ¡con cuánta bondad desplegó sobre Irlanda su verdad…

Pero el Hipócrita no era tonto, por esto con el Cuarto Párrafo se perdona a sí mismo sus crímenes, diciendo: Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado y es galardonador de aquellos que le buscan diligentemente… no duda en calificarse de inicuo, transgresor y pecador, pues es discípulo de la doctrina de aquel Lutero que confesaba a boca llena: “Peca, peca, viola si quieres a la misma Madre de Cristo, que la Fe sola en la sangre de Cristo absuelve todos tus crímenes”. Dos siglos llevaban violando a todas las mujeres de Europa, matando a tantos hombres como las fuerzas se lo permitieron…. en el nombre del Dios que perdona toda iniquidad, toda transgresión, todo pecado. Amén.

Con el Quinto Párrafo borda la locura genocida más absoluta sin complejos ni prejuicios de ninguna clase: Además, es justísimo y terrible en sus juicios, que detesta todo pecado, y que de ninguna manera declarará como inocente al culpable… Ergo, era Dios quien movía su mano para devorar a todos los pecadores y sobre ellos hacer caer sobre sus cabezas su terribilísimo juicio por la mano de Cromwell y su Nuevo Modelo de Ejercito de Divinos conjurados en Guerra Santa Mundial contra todo Viviente que se moviese en las Islas y contra todo Católico allá donde se encontrasen por el mundo.

En efecto, únicamente desde el Terror a aquella banda de sangrientos Confesores, reeditando los 30 Artículos de la Iglesia Anglicana Terrorista de Isabel I, en suma a la ignorancia absoluta del pueblo británico, que la acogía o era decapitado, puede explicarse que una Negación que el Diablo firmó fuese asumida por Inspiración Divina, pues de esto es de lo que se trata.

Si en el primer Capítulo el Autor de esta Confesión abole toda Autoridad Eclesiástica Católica y proclama la Biblia como Inspirada, en este Capítulo invoca esta Autoridad para poner a la altura el Libro de Dios y su Confesión.

¡Horror, el hombre se pone a la altura de Dios! Y amenaza: Dios es Invisible, pero yo soy Visible y tengo la Espada del Terror en mi mano. ¿Quién quiere probar su hoja?

Ignorante, suicida conduciendo su alma al abismo y forzando al pueblo británico a seguirle o perder la vida, vuelve a abrir la boca para echar fuego por su garganta, diciendo:

C.W.- Dios tiene, en sí mismo y por sí mismo, toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza. Él es el único todosuficiente, en y por sí mismo, no teniendo necesidad de ninguna de sus criaturas hechas por Él, ni derivando gloria alguna de ellas, sino que manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. Él es la única fuente de toda existencia, de quien, por quien y para quien son todas las cosas; teniendo el más soberano dominio sobre ellas para hacer por medio de ellas, para ellas o sobre ellas todo lo que a Él le plazca. Todas las cosas están abiertas y manifiestas ante su vista; su conocimiento es infinito, infalible, independiente de toda criatura de tal manera que para Él nada es contingente o incierto. Él es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandamientos. A Él son debidos toda adoración, servicio y obediencia que a Él le place requerir de los ángeles, de los seres humanos y de toda criatura.

C.R.- Aquí el Confesor bendice en su boca lo que Dios maldice por la boca de los Santos desde Orígenes hasta Santo Tomás. Esgrimiendo la espada del Terror, en pleno conocimiento de estar tratando con un pueblo aterrorizado al punto que ni remotamente se le ocurriría levantarle la voz a quien se atrevía a cortarle la cabeza al rey, el Confesor suelta su parrafada sin alma ni corazón ni espíritu como lo haría cualquier pagano hablando de Zeus, de Odín, o de cualquiera de los dioses de la Antigüedad. Y después de repetir la confesión pagana más universal desde los tiempos antiguos sobre la imagen de la Divinidad, el Confesor no tiene reparos en tratar de discapacitados intelectuales a todos los británicos de su época, y de las postreras. Y quienes después de haberle negado cualquier Autoridad a aquel Concilio de Nicea en el que el Espíritu Santo selló el Canon de las Sagradas Escrituras, ahora lo hace suyo en lo que atañe al Misterio de la Santísima Trinidad.

“El ladrón no entra por la Puerta, sino por la Ventana, y viene a robar”. En este caso, el alma.

Durante 17 siglos Europa repitió con boca unánime la Declaración de Fe de la Iglesia Católica. En este año del 1647 el Confesor se santifica robándole a la Esposa de Cristo su herencia: La Doctrina Divina sobre la Unidad de Dios Padre y de Dios Hijo en el Espíritu Santo.

C.W.- En la unidad de la Divinidad hay tres personas, de una misma sustancia, poder y eternidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. El Padre no es engendrado ni procede de nadie. El Hijo es eternamente engendrado del Padre, y el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo.

C.R.- Pero a diferencia del sonido de la Declaración de la Unidad Divina en boca de los Santos que la Revelaron, en la boca de este Confesor suena a herejía pagana. Un discípulo de Satanás pone en su boca la palabra del Espíritu Santo, se viste de Luz para santificar sus masacres, frutos infernales de la doctrina de la Reforma. ¿A quién le extraña que el Diablo le sacara los ojos a sus adoradores no viesen los frutos de su Reforma?

 

 

CAPÍTULO QUINTO

EL ABOGADO DEL DIABLO

 

Entramos en la cueva del Abogado del Diablo, del enemigo de Espíritu Santo, de Dios y del Hombre, de Cristo y de la Iglesia, de la Justicia y de la Verdad. Entramos en la mente maligna de un banda de terroristas, genocidas y asesinos que buscaron justificar sus crímenes y su genocidio, su maldad y su perversa conducta homicida en la Voluntad Inmutable, Irresistible y Todopoderosa de un Dios de Terror quien por ese Poder Eterno decide establecer que el Terrorista es un santo y su víctima leña para el fuego del infierno; un Dios de Horror y Muerte que establece que la Vida es un circo, un teatro de terrores, una farsa archicriminal con un guión establecido desde su Irresistible Voluntad Terrorista, la participación en el cual nadie puede dejar de actuar y vivir su parte; ni el elegido para el Genocidio y esparcir el Terror, y reunir la leña para el fuego del inferno, ni la víctima creada para sufrir el horror y vivir en el terror del que en esta vida es torturado hasta la muerte y en la otra es torturado por la eternidad en el infierno.

Aquí el león, según esta Confesión del Abogado de Satanás queda exculpado de todo delito y es Dios proclamado solemnemente, entre los aullidos de un pueblo de brutos ignorantes, y por universidades tan grandiosas como Cambridge y Oxford jaleados, como el único Culpable y Autor Intelectual verdadero de todo el Terror y el Horror que ha padecido el Género Humano desde la Traición del Judas del Cielo.

Es escandaloso hasta la incredulidad ver cómo grandes intelectuales criados en universidades tan célebres, las estrellas de cuyos discípulos han llenado la Ciencia de gloria universal, a la hora de tocar el Alma del Ser Humano se convierten en los cobardes más abyectos, y eligieron ser brutos y bestias sin cerebro, pero vivos, a sabios muertos. Ta es la estirpe de la raza de los Britones. Gente malvada y bruta que llevaron el Genocidio contra el Irlandés a las Américas y allá donde plantaron sus tiendas no dejaron ser humano vivo. El Robo fue su Bandera. El Delito constante contra la Humanidad, su verdadera patria.

 Loco es aquel que ignora que el papado del Siglo XV y de principios del XVI se bañó en el estiércol de la negación de la Doctrina de los Siervos de Cristo. Pero loco hasta la absoluta demencia es quien condena a Cristo por perdonar el pecado de Negación de San Pedro y se levanta contra el Hijo de Dios justificando su Rebelión en la Voluntad Irresistible de su Padre Eterno.

He aquí la Sentencia contra el Dios que es Amor. Donde se escribió Amor el Britón escribió Terror. Dice en su demencia:

C.W.- Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de tal manera que Él no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las establece.

C.R.- ¿Dónde están los filósofos, los lógicos, los dialécticos, los Retóricos, los Oradores, los cultivadores del Pensamiento y sus leyes; de la Palabra y sus reglas? No los busquéis en Inglaterra, ni en Escocia, allí solo hay ladrones, enemigos de la Verdad y del Amor, planificadores de guerras mundiales en pro de la hegemonía de sus Majestades Satánicas. Dice el confesor que una persona planea hasta el detalle todo lo que va a acontecer, escribe el guión antes de que ni siquiera se levante el escenario; y afirma el Confesor que de lo que sucederá en ese Escenario el Autor Intelectual y productor de todo el guión es inocente.

Ese “Dios Oculto”, que es Terror, quien no sólo planea el Guión desde la Eternidad proclamándose su Autor Intelectual, sino que siendo el Creador de todos los actores y del mismo escenario es Autor y Productor al mismo tiempo, (Autor Intelectual y productor de la Tragedia del Género Humano), señoras y señores, según este Confesor, es inocente de toda sangre.

¿Dónde están los jueces, dónde los legisladores, dónde los defensores del Derecho Universal Humano, y amadores de una Justicia Inmarcesible, Incorrupta? No los busquéis en la Isla donde la Justicia bendice el Crimen y sirve a la Casa de sus Majestades Satánicas justificando sus Genocidios y sus Crímenes en la Voluntad Irresistible de un Dios cuyo Terror se extiende por el Infinito y toda criatura tiene en su Eterno Decreto de Terror la plena justificación a todos sus Delitos.

Una vez más: Hijos de gente malvada y perversa que se dio por Oficio la defensa de Satanás, si con los siglos habéis aprendido Justicia y entendéis qué es el Amor, leed la primera premisa en Defensa de Satanás

C.W.- Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece; pero de tal manera que Él no es el autor del pecado, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien las establece.

C.R.- Quien establece lo que acontece es el Autor Intelectual de lo acontecido, es la Cabeza del crimen acometido, ¿o la Justicia humana no distingue entre el brazo ejecutor y la cabeza autora intelectual de la acción cometida?

Ante la Justicia: ¿Quién es más culpable de la acción: el brazo ejecutor que movido por ignorancia o fuerza irresistible la lleva a cabo, o quien movió ese brazo mediante la producción de todas las causas cuyo efecto irresistible fue esa acción llevada a juicio?

Obviamente el brazo ejecutor no puede ser redimido sin sufrir la pena debida al delito consumado. ¿Pero qué justicia es esa que condena al ignorante y absuelve al autor intelectual productor del delito? ¿Ese es el Dios de Jesucristo? ¿Ese es el Dios que es Amor de los Apóstoles?

¿Fuimos enseñados a amar a Dios por su Justicia o en razón del terror que produce su Poder Infinito?

He aquí pues que viene un Nuevo Evangelio:

 “Dios es Terror, el Terror a su Poder es la Fuente desde la que mana toda su Justicia”. después de declarar Autor a Dios de todo el infierno que vive el Género Humano desde que Adán fue asesinado por Satanás, llega en su ignorancia sangrienta a justificar a Dios por su Impotencia para contravenir las cosas que van a pasar, Él mismo una marioneta de su Poder Infinito. Pero silencio: Tiene la palabra el Abogado del Diablo:

C.W.- Aunque Dios sabe todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las condiciones posibles; sin embargo, no ha decretado nada porque lo previó como futuro, o como aquello que acontecería bajo tales condiciones.

C.R.- En su Ignorancia Maligna el Confesor primero declara haber sido ordenado todo desde la Eternidad, y ahora afirma que Dios no tiene necesidad de decretar nada porque conociéndolo todo se limita a ser el espectador de lux a quien le resbala absolutamente todo. Guión, actores, Escenario, no le importa absolutamente nada ni nadie. Dios no siente pasión, Dios no tiene pasiones. Tiene por Corazón una roca de hielo forjada a temperatura cero absoluto. Por mente tiene una roca de basalto en la que no penetra emoción de clase ninguna. Lo calcula todo sin inmutarse, lo produce todo sin causarle ni alegría ni tristeza. Dios no siente pasión. Dios No es Padre. Dios no es Hijo. Dios no es Espíritu Santo. Dios es Terror. Es la razón por la que se le adora. Lo adoras o mueres. El Confesor tiene la espada para ejecutar tu muerte. ¡De rodillas ante el Dios que es Terror! ¡Muerte al Dios que es Amor! El Amor es para los Débiles, para los Católicos. Todos deben morir. Todos han sido creados para ser ejecutados. Y el Confesor es la espada ejecutora, porque:

C.W.- Aunque Dios sabe todo lo que podría o puede acontecer bajo todas las condiciones posibles; sin embargo, no ha decretado nada porque lo previo como futuro, o como aquello que acontecería bajo tales condiciones.

C.R.- Ergo, sin disponer Dios ha dispuesto ser el Impotente. No puede hacer nada por impedir que las cosas sucedan. Nno puede dejar que las cosas dejen de suceder, ni tiene tampoco poder para determinar nada; es el propio escenario el que a sí mismo se produce y escribe guión. Dios no es Creador de nada ni de nadie. Dios se limita a justificar el guión, a observar el escenario en el que los acontecimientos sucederán sin necesidad de su beneplácito y complacencia. Sabe de antemano que dos y dos son cuatro, ve al cazador y ve a la presa, es omnipotente y es todopoderoso para decidir si hay guerra o hay paz, y todo lo que hace Dios es quedarse de brazos cruzados y dejar que los acontecimientos sucedan porque si entra en el escenario Él mismo entrará en el juego y será una pieza más, un peón en el tablero sobre la mesa del Cosmos. Y Él mismo debería preguntarse ¿quién creó esta mesa, quién ha dispuesto este tablero? No es su mesa, no es su tablero, como cualquier maestro del ajedrez sabe lo que va a pasar dependiendo de los movimientos y se limita a dejar que la partida se juegue. La pregunta que viene es letal: ¿Qué hacía su Hijo entrando en el tablero? ¿Todo una mentira? ¿Dios no interviene entre la presa y el cazador porque Dios es Amor? ¿Esto es el Cristianismo?

No no, por supuesto que no, el Confesor tiene una Respuesta mejor:

C.W.- Por el decreto de Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres humanos y ángeles son predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros pre-ordenados para muerte eterna.

C.R.- El Confesor afirma de nuevo lo que negara de la primera afirmación. Primero afirma de Dios que Él es el Autor Intelectual y productor Material de todos los Crímenes y Genocidios y Guerras y Enfermedades y Males que ha sufrido el Género Humano desde su Creación. En seguida niega que haya necesidad de decreto eterno alguno porque los acontecimientos que tienen lugar en el Cosmos suceden con Él o sin Él; su Poder se limita a conocer lo que pasará si X vale 3, si Z vale 7 y alfa es igual a pi menos beta.

Su posición es la del observador de un acontecimiento cuántico, si interviene provoca una distorsión de los parámetros naturales, de manera que todo lo que puede hacer para ser infalible es dejar que las leyes naturales sigan su camino. Puede predecir mientras se mantenga en el plano de la observación.

Al final Dios no es Amor ni Terror, es un cero a la izquierda. Su oportunidad para no ser ese cero le es otorgada por una Fuerza Cósmica Superior que le permite -Dios coja confesados a estos Abogados del Diablo cuando sean llamados a Juicio- eligiendo quién vive y quién muere.

C.W.- Por el decreto de Dios, y para la manifestación de su gloria, algunos seres humanos y ángeles son predestinados y pre-ordenados para vida eterna, y otros pre-ordenados para muerte eterna.

C.R.- ¿Estáis leyendo el Evangelio del Diablo? Dios no ordena nada, su relación con el Cosmos es el de un sabio cuya larga experiencia con las leyes de su materia le permite predecir qué pasará si este o el otro movimiento tiene lugar. La Gloria de Dios se limita a usar su Poder para el Terror. Esta es toda su parte en el Cosmos; elegir quien Mata y quién es Asesinado, quién es la presa y quién es el cazador. El Diablo es inocente. Satanás fue elegido para ser el cazador y Cristo para ser la presa.

No hay Justicia, la Redención fue una farsa, la Caída fue un teatro, el Cristianismo es una Mentira. La única verdad es que Dios es Terror en razón de su Omnipotencia al servicio de una Fuerza Cósmica que lo supera y cuenta con su Corazón de Hielo Absoluto para producir sus Obras Universales. Pero no solo Satanás es un peón en el juego de un Poder Infernal al que el mismo Dios se somete como “el que Elige a los actores”:

C.W.- Estos ángeles y seres humanos así predestinados y preordenados, están particular e inmutablemente designados, y su número es tan cierto y definido, que no se puede aumentar ni disminuir.

C.R.- ¿Dónde queda la persecución de los criminales de Guerra? ¿Qué sentido tiene la justicia y la ley si todos los seres humanos y todas las criaturas del cosmos somos peones en un juego maligno del que nadie puede escapar del rol que se le asigna por nacimiento? Esto, ladies and gentleman, es el Anticristianismo más absoluto conocido: La Libertad de Nacimiento en el Espíritu que Cristo nos predicó y nos metió en el alma es todo una mentira. Según este evangelio maligno todos nacemos para ser marionetas sin voluntad movidas por los hilos de unas fuerzas cósmicas que no podemos comprender.

Todos, ángeles rebeldes y hombres, Caín y Abel, todos tenemos en común ser esclavos. Y no del Dios que es Amor, del Dios de Jesucristo: todos somos esclavos de la Muerte, unos como cazadores y otros como presas. Y ahora, siguiendo su propósito asesino, el Confesor anticristiano se absuelve de sus genocidios y sus crímenes diciendo:

C.W.- Dios, según su eterno e inmutable propósito, y el consejo secreto y beneplácito de su voluntad, los ha escogido en Cristo para gloria eterna, antes que fueran puestos los fundamentos del mundo, por su pura y libre gracia y amor, sin la previsión de la fe o buenas obras, o la perseverancia en ninguna de ellas, o de cualquier otra cosa que haya en las criaturas, como condiciones o causas que le muevan a ello, y todo para la alabanza de la gloria de su gracia.

 C.R.- ¡Señor! ¿Qué punto de ignorancia puede alcanzar una mente con tal de justificar sus crímenes? ¿Qué nivel de cobardía puede admitir un pueblo para vivir de rodillas delante de semejantes monstruos genocidas?

¿Qué automutilación de la inteligencia pudieron las universidades británicas de aquella época llegar a consumar con tal de conservar la cabeza sobre las espaldas? Respondan: ¿Qué diferencia hay entre aquel Dios Oculto de Lutero, Enrique VIII, Calvino y Cromwell, fundando su religión sobre millones de seres humanos masacrados en nombre de ese Dios de Terror y Muerte, y el Dios de Mahoma que ordenó el exterminio de todos los no creyentes?

Y sin embargo menos culpable fueron éstos por en cuanto no conocieron a Cristo ni fundaron sobre su nombre el Exterminio de los Católicos, sus hermanos que vivían entre ellos. Despreciaron el ejemplo de Abel y siguieron el ejemplo de Caín, pero.. ¡lo hicieron por decreto divino!

C.W.- Puesto que Dios ha designado a los elegidos para gloria, así también, por el eterno y más libre propósito de su voluntad, ha ordenado todos los medios para ello. Por lo cual, los que son elegidos, estando caídos en Adán, son redimidos por Cristo, son eficazmente llamados a la fe en Cristo por su Espíritu que obra a su debido tiempo, son justificados, adoptados, santificados y por su poder son guardados para salvación por medio de la fe. No hay otros que sean redimidos por Cristo, eficazmente llamados, justificados, adoptados, santificados, y salvos, sino solamente los elegidos.

C.R.- La Ignorancia del Confesor no tiene límites. Dios lo elige para acometer el genocidio y la masacre de los hermanos católicos. Se atreve a compararse a los Apóstoles. Tiene un Nuevo Evangelio. Niega la esencia y la sustancia de la Redención. Condena a Cristo. Se rebela contra el Espíritu Santo, confiesa que Dios es Terror. Niega que Dios sea Amor. La Redención es un Teatro llamando a los cazadores para reunirse y lanzarse contra las presas.

Según esta Confesión, Cristo fue un peón en el tablero de ese Poder Cósmico aliado del propio Dios llamando a los suyos. Y ahora, el Dios de Cristo elegía a Cromwell para ser su espada, su profeta, su mano ejecutora, su brazo asesino.

 C.W.- Al resto de la humanidad por su pecado, agradó a Dios pasarla por alto y destinarla a deshonra e ira, según el inescrutable consejo de su propia voluntad, por el cual extiende o retiene misericordia como a Él le place para la gloria de su poder soberano sobre las criaturas, para la alabanza de su gloriosa justicia.

C.R.- ¿Habla de justicia un genocida, criminal de sus propios hermanos que no tuvo misericordia ni conoció la piedad ni amó la compasión? El Terror era su Dios. Con Lutero el Dios Oculto permaneció Oculto, a Cromwell, como antes a Moisés, el Dios Oculto se le mostraba cara a cara. Cromwell era el Nuevo Josué del Nuevo Pueblo Elegido.

Todo el que no aceptase su Nueva Doctrina quedaba sentenciado a muerte. Su ejército no debía tener remordimiento de conciencia ni padecer dolor moral. Era el brazo ejecutor del Dios de la Eternidad quien disponía la muerte de todos los infieles católicos y de todos los salvajes allá donde existiesen.

En efecto:

C.W.- La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado, para que los seres humanos al prestar atención a la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y al rendir obediencia a ella, por la certeza de su vocación eficaz, estén seguros de su elección eterna. Así que esta doctrina debe ser motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios, y de humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen el Evangelio.

C.R.- Y a quien no doblase sus rodillas, el profeta y su ejército de elegidos para ser cazadores estaban ahí para, humildemente, cortarles las piernas. Amen. Amén

 

SEGUNDA PARTE

LA PROVIDENCIA DE DIOS EN LA CAÍDA Y EN LA IGLESIA ACORDE A LA ASAMBLEA DE DIVINOS

 

CRYS

5/6/20

 

CRISTO RAÚL CONTRA EL ANTICRISTO