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DECRETO DIVINO DE LIBERTAD UNIVERSAL
En el Nombre de Jesucristo:
Cristo
Raúl, hijo de Dios, a todos los Cristianos de todas las iglesias. He aquí lo
que dice quien tiene el Espíritu de Inteligencia:
Todos
los Ciudadanos del Reino de Dios, de todas las iglesias en la Tierra, somos Ciudadanos del Rey, Jesucristo; quien
vive bajo otra Corona se alza en rebelión contra Dios. Todo Ciudadano del Reino
de Dios que se sujeta a obediencia o vive bajo corona alguna distinta a la del
Hijo de Dios se alza en rebelión contra Dios, su Padre.
Quien
cree en Dios, cree en el Hijo; quien no cree en el Hijo, no cree en Dios.
Jesucristo
es la Cabeza de todo Poder en el Reino de Dios. Su Padre ha abolido toda Corona y sujetado todas las Naciones
y Pueblos de su Reino al trono de su Hijo; Ayer, en el Cielo, y Hoy en la Tierra,
todos los Ciudadanos del Reino de Dios: siervos, hijos y pueblos, quedamos
libres de todo juramento y obediencia a las coronas de los reyes de las
naciones.
Todos los
reyes pondrán a los pies del trono de Dios, que es la Iglesia, sus coronas. En
caso contrario los hijos de Dios, los siervos del rey y el pueblo cristiano de
todas las naciones nos levantaremos para arrojar de sus tronos a los reyes rebeldes
y proceder contra ellos acorde al delito de Rebelión contra Dios, Padre e Hijo.
El
Decreto de Abolición de todas las coronas del Universo fue dado por Dios para ser mantenido por la Eternidad. Las
rebeliones contra el Imperio de su Ley, en el que se funda la Creación del
Universo, no volverán a sucederse en el Tiempo. Habiendo tenido esas rebeliones
su origen en la ambición por el Poder y la demencia de querer abolir la ley de
la Naturaleza e instaurar la Justicia y la Libertad a la medida de cada cual,
Dios determinó abolir toda Corona, todo
Poder depositado en sus hijos, y poner toda la Gloria en las manos de su Hijo Unigénito,
Jesús.
En la
Cruz murió el Imperio de los hijos de Dios; en la Cruz el Rey de reyes y Señor
de señores, Jesús, puso su Corona a los pies de su Padre y Dios; en la Resurrección
nació el Reino Universal de Jesucristo, Dios Hijo Unigénito y Primogénito.
Todas
los Ciudadanos de la Creación, hijos, y siervos, pueblos y naciones, todos sin excepción
somos su Pueblo y vivimos a la Luz y para la Gloria de su Corona, cuyos pilares
son la Verdad, la Justicia y la Paz.
Esta fue
la Respuesta de Dios, Señor del Infinito y la Eternidad, a los problemas que
sus hijos le estaban causando a su Creación. Creyendo aquellos que podrían
enfrentar en Dios al Padre contra el Creador, en su Amor por sus hijos creyó
Dios que podría corregir aquella Duda sobre la Divinidad Verdadera de su Hijo Amado,
el Rey de reyes y Señor de señores de su Imperio, viendo con sus ojos esa
Verdad Eterna, cuya Duda negaba la Veracidad Divina del propio Creador.
Quiso
Dios cerrar aquellos capítulos de la Historia de su Imperio levantando una Ley
de Destierro Eterno de su Presencia contra todo el que se atreviese a levantar
el Hacha de Guerra contra sus hermanos. Diciendo “ El que coma, morirá”, pues
que no había podido ser amada, sería por el Temor a Dios la Ley obedecida.
Sin embargo
el Pecado le abrió la puerta a la Muerte y los hijos de Dios trajeron a la
Tierra sus Guerras. Dios no podía perdonar lo imperdonable. Ni podía condenar a
la víctima a la Condena merecida por el Homicida y anteriormente Rebelde a la Ley
de su Imperio.
Mas la
Necesidad de una Revolución para la Eternidad afectando a los Fundamentos de su
Reino no podía ser dejada de lado. A la Víctima, el Hombre, la condenó Dios acorde a la Ley de su Misericordia; y jurando por su
Nombre que sería Vengada nuestra Sangre, y nuestro Mundo conocería Redención y Salvación,
nos dio por Campeón de nuestra Causa a su Hijo Unigénito, pues en la Ley está
escrito : “De la sangre de un hombre otro hombre tomará venganza”.
Era
Necesario que el Hijo se hiciese Hombre.
Encarnación
en la que nunca creyeron aquellos hijos de Dios, aliados de Satanás, Cabeza de
la Serpiente, y aunque lo anunció Dios,
diciendo “Una Virgen dará a luz”, quienes se arrastraron por el polvo acabaron
siendo animales y demenciados en su razonamiento, creer
poder vencer a Dios, locura maligna, ¡Oh Dios, creer poder ponerte de rodillas,
la Criatura gobernar a su Creador!; aun estando escrito se rieron de tu Poder y
Gloria, lo que fue causa de digna ruina.
¡Gloria
a Dios en las alturas¡, se dijo.
¡Gloria
aquí en la Tierra!, decimos.
Lo que
fue anunciado, lo vimos con nuestros ojos. Quienes no creyeron en la Divinidad
del Hijo quedaron aterrados al verlo a “Dios con Nosotros”. Viéndole todos
supimos lo que Dios desde el Principio dijo: “El que ve al Hijo ve al Padre”.
Ni
muerte ni tortura, ni duda ni confusión, ni siglos ni milenios, la Verdad se
hizo Hombre, y su Espíritu se hizo fuego, y este fuego hizo del hombre una
zarza ardiendo que nunca se consume. Obra es de Dios, Padre e Hijo, y a la luz de su
Corona viviremos por la eternidad en la Confianza de la veracidad de la Divinidad
del Rey, por el cual somos todo hechos hijos de Dios y participamos del Amor sin
medida del Creador por su Creación.
El que
no cree que “el Hijo es Dios Verdadero de Dios Verdadero”, por quien nos viene
a todos el Espíritu, y en el Espíritu la Inteligencia, la Gracia, la Santidad,
y la vida eterna, no es de Dios.
Quien
no cree en la Obra de Dios : La Encarnación en Concepción Virginal, y niega que
Dios tenga el Poder de realizar semejante Obra Maravillosa, no es de Dios.
Quien
vive por propia voluntad bajo otra corona que no sea la del Hijo de Dios, Jesucristo,
no es de Dios.
Es
Deber de todos los Ciudadanos del Reino de Dios, Hoy aquí en la Tierra, y Mañana
por la Eternidad en el Mundo Eterno, Obedecer al Rey del Universo, Jesucristo,
y levantarse contra todo ser, sea quien sea y proceda de donde proceda, que
se proclame rey sobre los Pueblos y
naciones del Reino de Dios. Quien reconoce a otro rey que a Jesucristo, no es
de Dios ni conocerá la vida eterna.
Palabra
de hijo de Dios.
C.R.
Y&S
21/07/2020
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